r HERMANDAD PROVINCIAL DE DONANTES DE SANGRE La referida Hermandad de Donantes de Sangre, ha surgido al amparo de la Orden Ministerial de Trabajo de 20 de octubre de 1S71, orden que, unida a las demás disposiciones vigentes, da estado legal a su constitución y establece la vinculación formal de la misma al Instituto Nacional de Pre¬ visión y las Instituciones Sanitarias de la Seguridad Social de la Provincia. En Baleares, después de más de un año de tanteos e improbos esfuerzos por parte de una eficiente Junta Provisional, ha quedado constituida con carácter ya definido, la citada Hermandad Provincial, habiendo estableci¬ do sus oficinas y el Banco de Sangre en la Residencia Sanitaria de la So* guridad Social de Palma de Mallorca, calle Andrea Doria, s/n. (Son Dureta). El desarrollo de las técnicas de la Medicina y Cirugía actual exigen el tener que disponer de grandes cantidades de sangre para atender debida¬ mente la demanda que a diario precisa la asistencia vital de los enfermos y accidentados. Y como la sangre no es posible fabricarla, para poder con-i tar con la necesaria, es imprescindible la aportación por donantes sanos, en todos los aspectos. Estas líneas quieren ser una llamada a los lectores de nuestra revista, a todos aquellos que quieran y puedan demostrar su amor al prójimo dan¬ do algo tan necesario y vital como es la propia sangre. Para petenecer a la citada Hermandad, como donante, es necesario: Tener espíritu de ciudadanía y amor al prójimo; haber cumplido los 18 años y no los sesenta; estar sano: no haber padecido enfermedad transmi¬ sible y superar favorablemente el examen médico; adquirir del «compromi¬ so moral» de donar sangre al menos dos veces al año; presentar, o enviar por correo, una carta o boletín de suscripción (puede encontrarse dicho bo¬ letín en una hoja suelta dentro de esta misma revista) en la Secretaría de la Hermandad de Donantes de Sangre de la Residencia Sanitaria de la Se¬ guridad Social (Son Dureta), Palma de Mallorca, donde también le atende¬ rán a Vd. para cualquier consulta o más amplia información. Tels.: 230946 235140. «Quien da sangre es capaz de darlo todo». «Donar altruistamente la sangre es la mayor muestra de civilización». V J lea c en este nnmeros MARZO 1973 Año LXIV • Núm. 756 • REDACCIÓN Y ADMÓN: CONVENTO DE SAN FRANCISCO TELÉFONO 212695 PALMA DE MALLORCA • DIRECTOR: P. MIGUEL COLOM MATEU, T. O. R. ADMINISTRADOR: Fr. JAUME TUGORES MESTRE, T. O. R • CON LICENCIA ECLESIASTICA • IMPRESIÓN: ARTES GRÁFICAS GIMÉNE2 • Precios de suscripción PARA EL AÑO 1973: Ordinaria Bienhechor Protector .... 100 ptas. .... 300 » 1.000 » • DEPÓSITO LEGAL P. M. 340 -1958 Artificio frente a naturalidad . 3 Anales de la Provincia Española de la In¬ maculada Concepción de la Tercera Or¬ den Regular de San Francisco. 4 cOjo por ojo, diente por diente» . ó La voz del Papa 8 Tiempos de esperanza 9 Fisonomía de San Francisco . . . . 10 Ramon Llull 10 Las dos potestades. . . . . 11 . Cendra (poesio) 13 Página literària .... 14 El senyal de la fe en la poesia de Miquel Ferrà 16 Cuaresma y mortificación . 17 . . A la Virgen Doncella (poesía) 18 Nuestras misiones ...... 19 Bodas de plata de la Parroquia de Eliza¬ beth, N. J., U S. A. . 21 Nuestra pequeña historia 22 Nuestras Hermanas Franciscanas. 23 Nacimiento premiado con Medalla de Oro. 25 A la Anunciación de Nuestra Señora . 25 Arquitectura defensiva de Mallorca 26 Bibliografia 28 Humor 28 NUESTRA PORTADA.—Antiguo CARRER DE SES CARASSES (hoy San Felio), Palma. — A la gente, sabía y práctica en su sencillez, le dicen más las cosas que los nombres meramente oficiales. Ignoramos qué denominación tendría la calle de San Felio antes de construirse la suntuosa casa que tiene las carasses, pero éstas fueron las que cautivaron la atención del pueblo, y la calle quedó rebautizada. No le basta a la gente un «Juan Pérez» de la partida del bautismo. Necesita añadir «el Pinta», sí realmente el individuo lo es. Por lo demás, es innegable el fuerte poder evocador del antiguo dibujo. 1 MIJBBLHS - DBCORAClOlV - TAI·ICHRIA HIJOS DE JOSE LLABRES Sindicato, 26 al 32 - Tel. 221213 - PALMA DE MALLORCA TALLER DE TAPICERIA f/icante 4/a tnan da'^ Especialidad en cortinajes, sillones gran confort, solones y muebles de encargo Arquitecto Reynés, 3 Teléfono 211451 «- PALMA DE MALLORCA ¥ CDtscoieca Jovellanos, 2 y 4-PeUlret, 32 TelMona 223933 Secursal; Enrique Alzamora, 3 PALMA DE MALLORCA * » 2 (FRENTE A U DIPUTACION l-PALMA EDITORIAL ARTIFICIO FRENTE A NATURALIDAD Naturalidad, sinceridad, autenticidad: tres hermosas cualidades de las que hoy se habla muy a menudo y, con razón, elogiosamente. Son tres cualidades diferentes pero que, teniendo entre sí puntos de con¬ tacto. a veces son tratadas con alguna confusión. No hace falta más que abrir el diccionario para enterarse de la exacta significación de cada uno de los tres términos. Pero a nosotros aquí, en este breve comentario, tampoco nos in¬ teresa gran cosa el sentido preciso de las tres palabras. Las tomamos en su acepción normal y corriente. En lo que queremos nosotros principalmente insistir es en señalar la exageración —la exageración es un signo de nuestro tiempo— en que frecuentemente se incurre al ponderar o echarle arrobas, sin ton y sin son {«en ponderar no ve a cent lliures», se dice certeramente en ma¬ llorquín) al valor de aquellas tres cualidades, no en sí mismas, pues suelen ser buenas, sino con relación a los sujetos de quienes se predica que las poseen. Hoy no nos referimos más que a la primera de ellas. Y de entrada ya afirmamos que, frente a la naturalidad, no es tan malo el artificio. No es propósito nuestro internarnos en el dilatado señorío del arte, pa¬ labra de la cual, como claramente se ve, artificio es uno de los deriva¬ dos. Supondría ello enzarzarnos excesivamente. Baste retener que el concepto de arte se opone, más o menos, al de naturalidad. Y advir¬ tamos asimismo que algún miembro de la familia arte tiene significado peyorativo, como artilugio, o abiertamente malo, como artero, artería, artimaña. Es un hecho reconocido que vivimos, nos movemos y realizamos la mayoría de nuestras acciones dentro o rodeados del artificio. El arti¬ ficio impera en todas partes. Es tan antiguo como el hombre y es fruto de su inteligencia. Según el relato bíblico, nuestros primeros padres, al percatarse desnudos, naturalmente desnudos, usaron del artificio de juntar las hojas de la higuera, o del árbol que fuese, para habilitarse unos delantales con que cubrir las partes más vergonzosas de sus cuerpos. Todos los seres, aun los mismos irracionales, se sirven del artifi¬ cio. Parecería lo más natural que las aves pusieran sus huevos en el suelo; pero no, buen número de ellas construyen artificialmente su ni¬ do, a veces tan perfecto que, en vez de obra de artificio, podría mejor decirse obra de arte. Muchos nos hemos entretenido alguna vez con¬ templando cómo cierto arácnido (nuestro familiar tallanassos) no ata¬ ca naturalmente, de frente, a su víctima, la mosca, sino que le salta encima desde un lado, enmarañándola después, artificiosamente, con la fina hebrilla que va sacándose de la boca. Sobre los variadísimos artificios empleados por las diversas clases de animales con el fin de poder alimentarse y protegerse, viene desde hace tiempo ilustrándonos en su amenas charlas, el Dr. D. Félix Rodríguez de la Fuente. Por eso uno se queda no poco perplejo al escuchar cómo, insisten¬ temente y sin matizar, se alaba la naturalidad. Claro está que aquí alu- (Continúa en la pág. siguiente) 3 ANALES DE LA PROVINCIA ESPAÑOLA DE LA INMACULADA CONCEPCION DE LA TERCERA ORDEN REGULAR DE SAN FRANCISCO I (Continuación) 1874—«ES LLUÏSSONS».—Instalada la REUNIÓN en el «CELLER D’EN SARD», calle del Borne, actual de José Antonio, el tejedor Antonio Ripoll y sus ayudan¬ tes, con más voluntad que ciencia peda¬ gógica, pondrán mano en sembrar en el corazón y en la mente de los niños aban¬ donados, los rudimentos de la Doctrina Cristiana y de las letras humanas. La REUNIÓN ha abierto una Escuela. El rei¬ nante espíritu laicista, cuando no anti¬ clerical, no tardará en poner por mal nombre «ES LLUÏSSONS» a los escola¬ res de dicha Escuela, mote que, por me¬ tonimia o transnominación, pasará a sus «Maestros» y patrocinadores, y que per¬ durará hasta pasada la primera década de los novecientos, aun cuando la dicha Escuela haya camlDiado de sitio y local (CAP-PUIG, CONVENTO) y los Maestros vistan la sotana clerical primero y hábito franciscano después. Era entonces co¬ rriente la frase: «Anar a escola en es Lluissons». Venerables llucmayorenses, de cierta edad (1) —¡venerandos 80 y hasta 90 años!—, antiguos LLUÏSSONS, nos han contado con transparente alegría infantil, como contestaban a sus rivales escolares de la Escuela Pública (2) que les mote¬ jaban de LLUÏSSONS, con el apodo de «FORMIGUES MAGRES»,», alusión a la magrez y pocas carnes de su Profesor, a) «SA FORMIGA MAGRA». Aquí la meto- (1) Sebastián Mayol, a) Matarino, de 90 años de edad, y D. Damián Contestí, padre. Veterinario, de 78. 2) Se refiere a la 2.® Escuela Pública, instalada en lo que fue refectorio del an¬ tiguo Convento, hoy Estrados del Juzgado Municipal. (Viene de la póg. anterior) ARTIFICIO FRENTE A NATURALIDAD dimos a la naturalidad como comportamiento humano. Es sólo de ayer el fenómeno del hippismo (lo suponemos desaparecido o ya en franco declive, como tantos otros «fenómenos» de hoy). Bueno, pues; entre las cacareadas virtudes de los hippies figuraba la de la naturalidad, inclui¬ da la mugre y el desgreñe. Y necesariamente a las personas menos disouestas para la bobaliconería había de ocurrírseles preguntar por qué aquellos chicos y chicas no habrían de hacer uso del artificio del jabón y del peine para asearse y hasta para estar, naturalmente, más cómodos. Sin duda alguna, mejor que la naturalidad de la rustiquez y del ce¬ rrilismo, por perdonables que estos estados sean, es el artificio de la urbanidad, de la educación y de los buenos modales. De ciertas naturalidades, naturalismos y otras especias, indigno to¬ do ello de un ser dotado de razón, vienen hablando casi todos los días los periódicos. El arte y el artificio (etimológicamente «obra hecha con arte o por el arte») son producto de la inteligencia del hombre y del progreso hu¬ mano en todos los órdenes. La naturalidad es buena, sí; pero con muchas reservas y limita¬ ciones. 4 nimia será en sentido inverso, según ve¬ remos. ¿De dónde procederá el apodo de «ES LLUÏSSONS»? Conforme explicación recogida directamentete de los antiguos y calificados Con¬ gregantes, Mestre Bernat Missèr y Mes¬ tre Benet Tamborer, por el P. Fornés, fue asi el caso: Los estudiantes de sacerdote (semina¬ ristas) de Llucmayor, algunos de los cua¬ les, durante las vacaciones escolares de verano, asistían a los actos de devoción de la Reunión y hasta daban una mano a la Escuela, celebraban en la Parroquia una simpática fiesta al Patrono celestial de la juventud, el candoroso San Luis Gonzaga. Parte notable de dicha fiesta la constituía una alborozada procesión, con la asistencia de los escolares de la REU¬ NIÓN. Autorizaba el alegre desfile o pro¬ cesión un vistoso pendón que les presta¬ ban las buenas monjas de San Vicente, en cuya asta campeaba una estatuilla de San Luis: un SANT LLUÏSSET. De ahí, rápido y certero, el mote de «ES LLUÏS¬ SONS». Si dijeres, lector, que es un comento, te contestaré con el poeta: «Como me lo contaron lo cuento». EJERCICIOS ESPIRITUALES.—Que és¬ tos hayan sido, y continúan siendo, un extraordinario y eficaz medio para en¬ derezar sendas torcidas, rellenar barran¬ cos y allanar collados y montes de or¬ gullosa soberbia, lo predican positiva¬ mente los Pontífices y grandes maestros de la vida espiritual; y negativamente, las mordaces invectivas de sus detractores, más o menos picados de la tarántula. Pe¬ ro también son aptos y convenientes pa¬ ra sostener los ánimos en el camino em¬ prendido del bien y de la virtud; de ahí su recomendación incluso para sacerdo¬ tes y religiosos. Por eso, para la más completa forma¬ ción religiosa y afianzamiento de los Con¬ gregantes en su apostolado laical, el ce¬ loso Ecónomo D. Tomás Mut estrenará con ellos una tanda de Ejercicios Espiri¬ tuales, según el plan de San Ignacio, sien¬ do increíble el fervor y alegría de los asistentes a la doble plática que mañana y tarde les dará. «No sabien lo que les passava quan sentien aquelles coses», confiesa ingenuamente uno de los asis¬ tentes. 1875.—26 de noviembre.—NUEVO CUS- TOS EN EL CONVENTO.—Fallece de he¬ patitis crónica, a la edad de 60 años, el Encargado de la Casa de Beneficencia de (3) Los «LLUÏSSONS» para entonces ya tenían su asiento en dependencias de la iglesia del Convento. Llucmayor, y CUSTOS del Convento, R. D. Juan Zanoguera, franciscano exclaus¬ trado. El día 28 el Ayuntamiento nombrará Encargado de la Casa de Beneficencia, en dependencias del antiguo Convento, al también franciscano exclaustrado R. D. Bartolomé Pons, Pbro.; y el día 9 de di¬ ciembre el Vicario Capitular, S. V., es¬ cribirá a D. Gabriel Mir, Pbro.: «Vacante por fallecimiento de D. Juan Zanoguera el cargo de CUSTOS de la iglesia del Con¬ vento de esa villa, vengo en nombrar a V. para asumirlo, sin perjuicio de que continúe sirviendo su plaza de Coadjutor de la parroquia: esperando del buen celo de V. que en la dependencia del R. Pᬠrroco, procurará V. la conservación y fo¬ mento de las acostumbradas funciones de culto de la indicada iglesia, llevando V. cuenta y razón exacta de las limosnas y demás ingresos con destino a las men¬ cionadas funciones sagradas. Cuidará V. de revisar el Inventario de objetos de la iglesia de que se trata, y reclamar en su caso de los herederos del difunto Custos, los que faltaren y los fondos y asientos correspondientes a la época de su administración. Dios», etc., etc. (Mi¬ nuta del nombramiento: Arch. Diocesa¬ no). Séanos permitido advertir al nuevo CUSTOS, que de los tres Santos Cristos de talla, grandes, que figuraban en el In¬ ventario de 1856, existentes todavía en septiembre de 1874, en la sacristía, halla¬ rá a faltar uno que el R. Sr. Zanoguera cedería a D. Gaspar Vidal, Encargado del Oratorio sito en la falda del Castillo de Bellver, en septiembre de 1874 (4). Este Cristo será el que se halla actualmente presidiendo en la sacristía de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Sa¬ lud (El Terreno, de Palma), ampliación del primitivo Oratorio. CONTINUARA. P. Francisco AMENGUAD, T. O. R. (4) Minuta del oficio al Sr. Custos, or¬ denando la entrega del Cristo (Arch. Dio¬ cesano). r ^ Haciendo para un amigo o familiar una suscripción a «HERALDO DE CRISTO» Hace un regalo de su onomástica que dura todo el año. V J 5 «OJO POR OJO, DIENTE POR DIENTE» ^Reflexiones sobre la pena de muerte El tema ha saltado a los periódicos. Dos hombres en Francia han sido eliminados por el antiguo procedimiento de la gui¬ llotina. Me maravillo de la resonancia que ha tenido el caso. Cuando tanta gen¬ te muere con las botas puestas en Viet¬ nam, en el Próximo Oriente, o simple¬ mente en cualquiera de nuestras carre¬ teras durante los fines de semana, ¿por qué dos franceses nada simpáticos por sus antecedentes, dan tanto tema para ha¬ blar y escribir? El hecho de que se es ¬ perase como tantas veces, el indulto del Elíseo, y esta vez no haya llegado no me parece motivo suficiente. Confieso que una condena a muerte en cualquier lugar del mundo me produce un escalofrío. Me impresiona más que un accidente mortal de circulación en esa pe¬ ligrosa carretera del Arenal, cerca de mi celda. Reconozco que temperamentalmen¬ te estoy en contra de la ejecución a san¬ gre fría de un hombre. Y pienso que otras sensibilidades deben sentirse igual¬ mente afectadas cuando el hecho no se toma como una frivolidad. Aunque desde el punto de vista estadís¬ tico no vale la pena molestarse en discu¬ tir la conveniencia de estos procedimien¬ tos, no obstante se plantean como un logro maduro de nuestra civil zación. Y ello me alegra. Me apena, al contrario, que se diga o que se piense que la vida de un quinqui presunto asesino condena¬ do, no vale una discusión sobre los de¬ rechos fundamentales del hombre. Esto no es serio. Si así se piensa, habrá que revalorizar la categoría de toda vida hu¬ mana. No se puede minimizar sobre esta cuestión. Voy a tratar de exponer unos argu¬ mentos a favor de la tesis abolicionista. Mi razón sentimental sería demasiado in¬ genua. Con ingenuidades no se va a nin¬ guna parte. La mayoría de países europeos de ins¬ piración democrática, ya la han suprimi¬ do. Podemos recordar: Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Bélgica, Holanda, Alemania Federal, Suiza, Austria, Italia e Inglaterra. Ello supone un logro positi¬ vo. Los que todavía la conservan dicen que raramente la emplean. ¿No es ello el reconocimiento de una vergüenza nacio¬ nal? Conste que me refiero a toda pena de muerte. No acepto que se elimine de los delitos comunes y se conserve para los de carácter político o militar. Esto sig¬ nifica que el sentido de justicia se qui¬ ta al pueblo para trasladarlo a una élite dirigente muy comprometida en pensar y actuar de determinada forma. Matar a alguien porque piensa de otra manera es¬ capa a toda valoración jurídica, pero no es algo insólito ni impensable. Estreme¬ ce pensar que si Alemania hubiese gana¬ do la Segunda Guerra Mundial habrían organizado su tribunal de Nüremberg, y los ejecutados habrían sido rusos y ame¬ ricanos que han regido el mundo. Lo mis¬ mo digo de las muertes «legales» que ocurren durante las guerras civiles o cuando terminan. Las venganzas persona¬ les, la eliminación del rival, la ejecución brutal y precivilizada es algo que no pue¬ de olvidarse en el problema de la lega¬ lidad. Se dice que el pueblo la acepta como algo natural. La masa es política o apo¬ lítica según la politicen o las despoliti¬ cen sus rectores. La masa ha aceptado como cosa natural durante muchos si¬ glos el hecho de la esclavitud, los casti¬ gos corporales, los trabajos forzados, las prisiones tenebrosas, la quema de brujas, los tormentos de la Inquisición, etc. To¬ do ello fue algo natural en su tiempo. Más de un teólogo y obispo dieron argu¬ mentos a favor de estas costumbres. Hoy son procedimientos inaceptables. Sin em- 6 bargo, me pregunto con asombro: ¿Por qué no se aceptan los tormentos, la am¬ putación de un brazo, la condena a la estirilización y sí la muerte? ¿Es que la muerte es un mal menor que estas mu¬ tilaciones? A mí me parecen injustas am¬ bas cosas, pero la mayor es la privación de la vida. No entiendo por qué el juez solamente puede efectuar la mayor de las privaciones, la vida. Por lo visto es injusto y cruel quitar un ojo a un delicuente. No lo es quitarle la vida. Para¬ dojas de nuestra civilización. La pena de muerte, se dice, es nece¬ saria para conservar el orden social. La íeoríai es una supervivencia de la ley del Talión: el que la hace la paga. Sin em¬ bargo, yo dudo de su eficacia como me¬ dida preventiva. Decía un juez inglés del siglo XVII: «Da igual que hayas robado el carnero o no: te matamos para que otros no roben carneros». Para que este argumento tenga valor hay que demos¬ trar estadísticamente que los crímenes han aumentado en los países que han su¬ primido la pena de muerte y, por el contrario, han disminuido en los que la conservan. Hasta el momento no se ha demostrado. No creo que en la ejecución de im crimen influya el miedo a la pena. Yo no soy un criminal y no es por mie¬ do a que me condenen. En los EE. UU. hay muchos crímenes a pesar de la possi¬ ble condena. Desde luego es la solución más cómoda y simplicista la eliminación del que estorba. Pero no la más justa. La sociedad tiene que defender un orden. ¿Pero no es la misma ejecución de un hombre una perturbación del orden so¬ cial? He pregimtado a veces a defensores de la pena de muerte si aceptarían el oficio de verdugo. Casi nadie da una res¬ puesta afirmativa. Es un oficio con mala prensa social. En cambio,, el juez que dic¬ ta sentencia es siempre una persona hon¬ rada, cuando en realidad actúa mucho más responsablemente sobre el caso. ¿No hay en esta concepción una hipócrita sen¬ sibilidad social? ¿Un signo de una socie¬ dad que tira la piedra y esconde la ma¬ no? La sangre deben derramarla otros para que no manche nuestro vestido de presentación que debe quedar siempre impoluto. Cabe la posibilidad también, de un error judicial. Error que puede darse en toda actividad humana. Aquí, por tras¬ cendente y definitivo, el riesgo que se corre es muy grande. Históricamente se han dado. Asusta pensar en la respon¬ sabilidad. El Estado es la sociedad organizada políticamente. Se organiza para promocionarse, defenderse y desarrollarse, pe¬ ro no para eliminarse. Tiene derecho a exigir de sus miembros un trabajo para el bien común. A todos debe proporcio¬ narles una posibilidad educativa o re¬ generadora, no destructora. Un ahorcado no es útil a nadie. La pena capital ha existido siempre. La ley de la venganza y salvaguarda del orden han optado por lo más fácil: ma¬ tar al perturbador. Hoy, al descubrir la dignidad de toda persona humana, queda como un residuo de otra cultura. Toca a la criminología descubrir otros procedi¬ mientos más civilizados de imponer pe¬ nas medicinales, sin poner en peligro la sociedad. Evidentemente no abogo por una blandenguería legal. Hay que defender la so¬ ciedad. Hay que educar y reintegrar los miembros defectuosos. El que se intente y se consiga será una prueba de adapta¬ ción a la sesibilidad del tiempo que nos ha tocado vivir. El criminal no debe vol¬ ver a las andadas. Pero esto debe conse¬ guirse sin necesidad de eliminarlo. El derecho a la paz, al orden, a la jus¬ ticia, a que los niños jueguen en los par¬ ques, a que se pueda tomar el sol en las playas, a que las señoras se paseen du¬ rante las noches, debe conseguirse por unos caminos de humanidad que merece la pena buscar. Con fe y optimismo. Sin demasiadas polémicas. J. TABERNER, T. O. R. Profesor de Teología Moral 7 HBa üQZ del Papa UTILIDAD SUPREMA DEL DOLOR EN LA ECONOMIA OE LA REDENCION LA PROVIDENCIA ...«¿Qué es la Providencia? Es la razón del orden. Es el reflejo del pensamiento de Dios en las cosas y en la historia; es la racionalidad, sabia y buena, manifies¬ ta o escondida, de la que todo está im¬ pregnado. Todo depende de un Verbo creador; depende ontológicamente, es de¬ cir, en su entidad, en su razón de ser; y depende en su cognoscibilidad y en su finalidad, en las leyes que la informan, y dirigen su dinamismo y su devenir; de¬ pende no solamente de un Pensamiento, sino también de una Voluntad trascenden¬ te, de Uno, que prevé y provee. EL PROBLEMA DEL MAL Este aspecto de la realidad intrínseca y misteriosa de las cosas exigiría un anᬠlisis largo y minucioso. Pero a nosotros ahora nos basta retener que existe un go¬ bierno en el mundo, una mente que man¬ da en el mundo, y que domina igualmente nuestros particulares destinos. El ser de las cosas no explica a sí mismo; el mo¬ vimiento de las cosas no nace de sí. Y aquí, cuando nuestra humilde inteligen¬ cia, tensa en su extremo esfuerzo cog¬ noscitivo, piensa que ha alcanzado su me¬ ta final, surge una dificultad que parece anular el mejor resultado de su estudio, cuando observa que el orden, al que pre¬ tendía haber llegado, es un estado nece¬ sario e inexorable del movimiento natu¬ ral de las cosas; es un hecho, un determinismo, al que parece faltar, al menos en lo que concierne a nosotros, seres r terrenos, pero capaces de conocer, de amar, de sufrir, parece faltar, decimos, vista y corazón, y que nos acomete y atro¬ pella sin piedad... ¿Dónde está la Pro¬ videncia? ¿Dónde está el Dios bueno y sabio, que creíamos haber encontrado? ¿Cómo explicar el color, la muerte y el mal? SENTIDO DEL DOLOR ¡Qué, qué problemas! ¡Y qué esfuerzo incesante para dar alguna respuesta! De¬ masiado difícil formularla en este lugar; pero existe una respuesta, la cual, si no cambia la realidad de tales obstáculos, nos puede decir cómo pueden entrar en una perspectiva de orden superior, si se considera que la finalidad última de la Providencia es Dios mismo; que Dios ha querido dar existencia y comunicar una participación de su casualidad, de forma ejecutiva, a otros seres, y entre éstos a algunos débiles y efímeros; más aún, a algunos seres libres, es decir, bajo cier¬ tos aspectos, autónomos y capaces de elegir entre bien y mal; y luego que Dios, en un prodigio de su Providencia, ha con¬ ferido al dolor mismo una utilidad pro¬ pia, suprema en la economía de la cruz y de la Redención, y ha permitido al hom¬ bre recuperar el bien, y frecuentemente un bien de naturaleza superior, en cual¬ quier condición nuestra, por mísera y ad¬ versa que sea: «Para quien ama a Dios, todo coopera al bien», dice San Pablo; y finalmente que, en Cristo, Dios-Providen¬ te, Dios-Amor ha vencido a la muerte...». (Audiencia general del 7, febrero, 1973). ^ ScccursiÓH a PARIS, BRUSELAS, AMSTERDAM y LUXEMBURGO en la primera quincena del mes de julio próximo ITINERARIO: BARCELONA, Perpiñán, Toulouse Brive, Limoges, Choteouroux, Orleans, Fontaine¬ bleau, PARIS (estancia de dos días completos), Peronne, BRUSELAS (estancia de dos días completos), Amberes, Rotterdam, AMSTERDAM (estacia de dos días completos), Maastricht, LUXEMBURGO, Nancy, Dijon, Lyon, Avignon, Narbonne, BARCELONA. DURACION DEL VIAJE: 15 días completos (del 2 al 16 de julio próximo). PRECIO POR persona: (todo incluido): 17.950 ptas. INSCRIPCIONES: AEROMARITIMA (Generalísimo Franco, 39) o Conventos de PP. FRANCISCANOS. Pueden pedirse folletos detallados. V j 8 TIEMPOS DE ESPERANZA por Gregorio Mateu, T. O. R. Vivimos unos tiempos llenos de para¬ dojas y contrasentidos. La lucha feroz y enconada que se entabló después de un Concilio que sacudió violentamente tan¬ tas conciencias adormecidas, ha ido ce¬ diendo paulatinamente dando paso a una situación que no acabamos de entender. Las posturas encontradas, las opiniones dispares siguen vigentes, si bien en un estado latente, prontas a estallar al me¬ nor movimiento. ¿Hemos aprendido, realmente, a dialo¬ gar? En apariencia han desaparecido las discusiones agresivas y existe un mayor entendimiento entre las personas. En la realidad, el panorama es mucho más sombrío y oscuro. Por una parte, adivi¬ namos un cierto cansancio, al haberse producido un diálogo entre sordos, que no nos ha llevado a ninguna parte. Ello ha acentuado las posturas intransigentes, atrincherándose las personas en su rin¬ cón, renunciando a un diálogo que creen plenamente inútil. Se han creado sus propios medios de expresión, desde don¬ de lanzan sus opiniones casi dogmáticas, renunciando, casi siempre, a la posibili¬ dad de equivocación. Observar las revis¬ tas que descansan sobre el despacho de nuestro interlocutor, nos bastará para adivinar la ideología que sustenta. Por otra parte, parece que todos hemos firmado un pacto jurídico de «no violen¬ cia», sin que el corazón y la conciencia hayan puesto su rúbrica. Se trata de con¬ vivir, de evitarnos problemas, convenci¬ dos de que el adversario se hundirá con su idea u opinión. Y, mientras tanto, si¬ gue latente el problema amargo de la in¬ comprensión, de la falta tremenda de comunión entre aquellos que siguen una misma confesión religiosa, entre los que han profesado una misma forma de vida. Sabemos perfectamente que lo que es actualmente nuevo, pasará, se hará his¬ toria, se convertirá en viejo, teniendo que ceder el paso a otras cosas nuevas que pugnarán para entrar a formar par¬ te en el divertido juego de la vida. Es ley de vida a la que no podemos renun¬ ciar, si no es que queremos perder el tren de la historia que nos ha tocado protagonizar. Vemos, por otra parte, que lo viejo puede rejuvenecer y volver a ha¬ cer su aparición en el campo de la mo¬ da. Actualmente, por no sé qué compli¬ cados mecanismos del gusto humano, ha cobrado actualidad lo que hemos dado en llamar «camp», haciéndose presente en las manifestaciones culturales, artís¬ ticas y humanas de cada día. Discos que yacían en el desván de los trastos viejos, han vuelto a sentir sobre sus lomos el leve cosquilleo de las agujas de los mo¬ dernos tocadiscos. Uno que cabalga entre las edades ex¬ tremas y que, recién apeado de sus mo¬ cedades se dispone a subir al tren de la madurez, contempla y mira los casos y cosas de la vida con filosófica actitud, sintiendo el placer de agarrarse a lo vie¬ jo, a lo seguro, a lo que carece de riesgo, mientras la conciencia responsable im¬ pulsa a seguir luchando para abrir cami¬ nos, para seguir corriendo por el mundo con un hatillo de ilusiones bajo el brazo sembrando la paz y el bien. Vivimos un tiempo de esperanzas y de decepciones. Ha aparecido la Iglesia sub¬ terránea que parece haber perdido la confianza en la mutabilidad de las es¬ tructuras eclesiásticas. Ha disminuido el número de jóvenes en los seminarios. Pe¬ ro, lo que para algunos puede parecer un desmoronamiento de la Iglesia, es para nosotros un signo esperanzador. Revela que se buscan nuevos caminos y arries¬ gadas singladuras. Creemos maravilloso que se asimilen valores tan maravillosos como la colegialidad, la libertad, la res¬ ponsabilidad personal sobre una institu¬ ción tan vieja, tan inmensa y tan carga¬ da de tradiciones como la Iglesia Católi¬ ca. La tensión en una organización no es una desgracia que hay que impedir, sino un signo de vitalidad. Una institución en la que no hay tensión alguna está muer¬ ta o moribunda. Queremos hoy lanzar un grito de espe¬ ranza, confiando plenamente en la buena voluntad de los hombres que sabrán apearse de sus posturas intransigentes para dar el abrazo a aquellos cuyas opi¬ niones no coinciden con las suyas. Cree¬ mos en la gran vocación humana que nos debe impulsar a vivir unidos, por enci¬ ma de las diferencias ideológicas o es¬ tructurales, en una amistad sin resenti¬ mientos, sin desconfianzas, sin posturas agresivas. Esa será la única forma de li¬ mar asperezas, de lograr que luchemos en un mismo frente en defensa de la ver¬ dad, de la justicia y de la paz, valores supremos de la vida. 9 TisoHomia de San Trancisco EN UN CIRCULO OE CENIZA «Como se hallase el santo Padre en San Damián, obligado por las continuas instancias de su Vicario a que predicase la palabra de Dios a las monjas, avinose por fin a ello. Reunidas las religiosas en el lugar de costumbre para escuchar la predicación del Santo, pero mejor para verle, éste, levantados los ojos al cielo, donde siempre tenía su corazón, comenzó a orar a Cristo. Hi¬ zo traer ceniza, con la cual formó en el suelo un círculo alrededor de sí e impuso la restante sobre la cabeza. Viendo ellas al bienaventurado Padre, sin moverse ni hablar en el círculo de ceniza, experimentaron en su corazón no pequeño estupor. Levantóse súbitamente el Santo y, más maravilladas ellas todavía, re¬ citó por todo sermón el salmo Miserere. Terminado, marchó de prisa. Coh esta escena sintiéronse las siervas de Cristo tan penetradas de contrición que, derramando lágrimas a torrentes, apenas podían dejar de castigarse. Les enseñó prácticamente que se reputaba ceniza, y que de ellas nada llegaba a su corazón sino cuanto podía juzgarse bajo este aspecto. Tal era su conversación con las mujeres santas. Sus visitas, útilí¬ simas a las mismas, eran cortas y raras. Su voluntad era que todos sus hermanos sirviesen a las religiosas por amor de Cristo, y a quien ellos sirven, y como pájaros con alas, huyeran de los lazos de per¬ dición». CELANO, Vida segunda de San Francisco, P. II, c. XXIV. "Ramón ÁLuU DE LA MIORT «Mort corporal és departiment de eos i d’ànima, i mort espiritual és en I’anima qui es llunya de Déu; i per açò, fill, són dues morts la mort corporal, qui acosta l’ánima vertuosa a Déu, la qual va en paradís com lo cos mor, i la mort espiri¬ tual, qui és en Tánima pecadora i estoja lo eos a sostenir eternalment foc infer¬ nal, i fa esser sotsmesa a infinits tre¬ balls. Cogita, fill, en la mort, per ço que no sies ergullós; car la mort enclina lo eos en gran viltat, en quant lo fa despoderar i metre dejús la terra, i fa’l menjar de vérmens, i fa’l horrible a veure i a tocar i odorar, i toma’l en pols i en cendra». DOCTRINA PUERIL, cap. 88. 10 LAS DOS POTESTADES Hasta mediados del siglo actual la doc¬ trina de las relaciones entre la Iglesia y el Estado generalmente admitida en los ambientes católicos se apoyaba funda¬ mentalmente en la encíclica Inmortale Dei de León XIII, publicada en 1885. Existen dos sociedades perfectas y supremas: la civil, que debe su ori¬ gen a la naturaleza social del hombre y halla su expresión histórica en el Es¬ tado, y la religiosa representada por la Iglesia fundada por Jesucristo. Ambas se distinguen por su origen, fines y carácter, orientada la primera a conseguir el bien común de los que la componen y limi¬ tada a las fronteras de una nación, y universal la segunda y encaminada a lo¬ grar la salvación eterna de los hombres. Las atribuciones respectivas que co¬ rresponden a esta doble esfera de ac¬ ción están sintetizadas por León XIII en estos términos: «Todo cuanto en las co¬ sas y en las personas, de cualquier modo que sea, tenga razón de sagrado, todo lo que pertenece a salvación de las almas y al culto de Dios, bien sea tal por su pro¬ pia naturaleza, o bien se entienda ser así en virtud de la causa a que se refiera, todo ello cae bajo el dominio y el arbi¬ trio de la Iglesia; pero las demás cosas que el régimen civil y político como tal abraza y comprende, justo es que le esten sujetas, puesto que Jesucristo man¬ dó expresamente que sea del César lo que es del César y de Dios lo que es de Dios». Lo que mayores dificultades puede ofrecer son las materias de carácter mixto. Estos asuntos afectan a la potes¬ tad civil en cuanto tienen de temporal y terreno, y a la eclesiástica en cuanto se refieren a la religión y a la moral. La Iglesia no puede abdicar de sus faculta¬ des en estos asuntos, pues si prevalecie¬ ra la autonomía estatal correría riesgo de desaparecer la unidad de doctrina que es indispensable mantener por encima de las diferencias nacionales, y sobre ellos versan principalmente los concordatos. El concilio Vaticano II no modifica es¬ ta doctrina sino que la completa con nue¬ vos aspectos inspirados en las caracte¬ rísticas de los tiempos presentes. Así la libertad religiosa que proclama deriva de la dignidad de la persona humana y la refiere a la inmunidad de coacción en la sociedad civil, porque la verdad no se im¬ pone de otra manera sino por la fuerza de la misma verdad. Por eso, después de declarar que deja íntegra la doctrina tra¬ dicional católica acerca del deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera religión y la única Igle¬ sia de Cristo, afirma que al tratar de es¬ ta libertad religiosa pretende desarrollar la doctrina de los últimos Pontífices so¬ bre los derechos inviolables de la perso¬ na humana y sobre el ordenamiento ju¬ rídico de la sociedad. (Dignitatis huma¬ nae, 1). La Iglesia y el Estado están al servicio de la vocación personal y social del hom¬ bre, y es preciso que exista entre ambas potestades una estrecha y leal colabora¬ ción en función del individuo como su¬ jeto primario de la sociedad. La Iglesia, que no puede confundirse en modo al¬ guno con la sociedad política, al procla¬ mar respecto de ella su independencia, no rehuye esa colaboración, habida cuen¬ ta de las circunstancias de lugar y tiem¬ po (Gaudium et spes, 76). Admite, por tanto, según las diversas coyunturas, los sistemas conocidos de relacionarse con la sociedad política, en atención a las rea¬ lidades sociológicas de cada país. Lo in¬ dudable es que las relaciones entre los poderes espiritual y temporal son nece¬ sarias, y como no pueden quedar abando¬ nadas al azar o al capricho, es indispen¬ sable un instrumento jurídico que las re¬ gule. Ante un Estado pagano, sectario o in¬ diferente, que no reconociese la autono- 11 mía de la Iglesia, esta quedaría someti¬ da, como las demás asociaciones que só¬ lo persiguen fines temporales, al derecho común, es decir a las normas legislativas dictadas por el mismo Estado de modo unilateral. Podría darse el caso de llegar a establecerse un régimen de concondato, pero con frecuencia en estas situaciones invoca el Estado la supremacía del po¬ der civil y, desconociendo la naturaleza de la Iglesia como sociedad perfecta, pre¬ tende que le esté sometida y que reciba de él su personalidad jurídica. La exaltación absolutista del Estado, característica de ciertas doctrinas que se han propagado en estos tiempos, lleva a la absorción de funciones propias de la sociedad y con frecuencia resulta en de¬ trimento de la persona humana. La ex¬ periencia enseña que en esos países son frecuentes los atentados contra la inde¬ pendencia y la libertad de la Iglesia. La declaración Dignitatis humanae pro¬ pugna por que el derecho de la perso¬ na humana a la libertad religiosa sea re¬ conocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad. Con ello no pretende procla¬ mar el derecho al error, sino que, al con¬ trario, considera que la norma suprema de la vida humana es la misma ley di¬ vina, de la que Dios hace partícipe al hombre para que éste pueda conocer la verdad inmutable. Todos los hombres, por tanto, como seres dotados de razón y de voluntad libre, tienen la obligación y el correlativo derecho de buscar la ver¬ dad objetiva en materia religiosa. Nada de esto se opone a la personali¬ dad religiosa del Estado, equiparado a los individuos en sus obligaciones morales respecto a la religión verdadera, ni a la unidad religiosa de ima nación. La mis¬ ma declaración reconoce que la libertad religiosa está sometida a ciertos límites y aun contempla el caso de que, en aten¬ ción a las peculiares circunstancias de los pueblos, ima comunidad religiosa sea es¬ pecialmente reconocida en la ordenación jurídica de la sociedad (D. H., 6). La confesionalidad de un Estado obli¬ ga a este a reconocer la autoridad de la Iglesia en las cosas espirituales y a po¬ nerse de acuerdo con ella en las mixtas. En lo puramente temporal, tanto la so¬ ciedad política como los súbditos indivi¬ dualmente considerados,) tienen opción entre diversas posibilidades en virtud de la justa autonomía de la comunidad po¬ lítica. La proposición que insinúa como cosa sujeta al arbitrio de los legisladores y del conjunto de los ciudadanos el man¬ tenimiento o modificación de la declara¬ ción confesional del Estado, desconoce el fundamento filosófico de la subjetividad religiosa de la sociedad política y plan¬ tea la cuestión en un sentido puramente positivo. Como resumen de lo expuesto podemos concluir que las potestades espiritual y temporal gozan de completa autonomía en sus respectivas competencias y que en los asuntos de carácter mixto debe existir acuerdo y colaboración. La dis¬ tinción, sin embargo, entre ambas potes¬ tades no significa separación, porque una y otra proceden de Dios, autor de la na¬ turaleza, y recaen sobre las mismas per¬ sonas, que no pueden desdoblarse en dos personalidades distintas. Este sería el re¬ sultado práctico de una separación ab¬ soluta que obligase a los ciudadanos a ser religiosos sólo en la vida privada y a aparecer en la vida pública como indi¬ ferentes o agnósticos. Jaime Salvá ^ ^ NOTA DE LA REDACCION Una vez más hacemos constar que las opiniones vertidas en los trabajos que se publican en esta revista, representan sólo las de sus res¬ pectivos autores. > 12 C e: N* D R A. Avui, lirisme i tota cosa inane, no al·lucineu aquesta carn humana! No us vegi avui, aucell, flor, brulla tendra: cediu el lloc al Dimecres de Cendra; al formidable inici quaresma! que de la mort duu el cineri senyal! Mes si la cendra, que mort significa i ens humilia, també ens purifica, doncs, cendra, cendra, cendra damunt mi, damunt aquest ninivita mesquí! Per al meu front la cendra penitent, ja que ha mancat sovint el pensament. La cendra de la mort damunt els ulls que han estat clucs davant els mals esculls. La cendra detergent per a Vóida, Horda de vanitats i de mentida. Una embosta de cendra al meu olfacte que amb la maldat també ha entrat en contacte. La cendra fada damunt els meus llavis que no han parlat amb el bon seny dels savis. La cendra per al gust mal captengut, enemic del dejuni i del pa eixut. Cendra des de la testa fins als peus, car tot el cos mereix els vils menyspreus. Cendra, Senyor, dins el meu cor posau, perquè en el cor hi té tot mal son cau. Vostre servent abundantment cobriu de cendra d’on, com d’un actiu lleixiu, en surti plenament desengrutat el que està ensutzéit de mant pecat. Febrer de 1973. Fra M. C., T. O. R. 13 CAMPS DE MARÇ Tarda dolça, ennuvolada de blancures nupcials. Una flaire delicada posa el lliri qui se bada en els aires hivernals. Hora blanca, pensativa. En l’alè del Març que arriba hi ha un recòndit frisament. La rosada lluu més viva de la prada en el pendent. En el rec que l’herba mulla joguinegen les clarors. L’ametler desclou la fulla; l’aucell passa tremolós. Mes tot calla i tot reposa dins el pler de paradís. Hi ha un misteri en tota cosa: l’oratjol mateix no gosa despertar-les de l’encís. Entre núvols d’una albura candorosa, en la gran pau, guaita el cel allà en l’altura, com un ull de verge blau. Combreganta o desposada, dins un éxtasi infinit, la natura dorm callada amb les mans damunt el pit. Confidències exquisides del silenci, d’una olor... Caminois d’obres florides, vorejats de margarides, qui se’n van a l’horitzó... ¿Per quin d’ells, fresca i baixarà la Primavera duita en ales del bon vent? Aquest somni és una espera del prodigi resplendent. lleugera, Flota en l’aire sa imminència dins un núvol de claror, revelada en la presència d’una blanca visió. 14 Cerclen d’or sa dolça cara sos cabells que aroma el nard, i la llum d’una alba clara reflecteix en son esguard. Es esvelta coin els lliris, té la gràcia dels matins. Papallons li fan un iris d’ametistes i robins. Es un vol callat de fada el seu pas gentil i franc. El perleig de la rosada damunt l’herba regalada enjoiella son peu blanc. I dins l’alba vestidura, que les boires han teixit, transparenta l’ona pura i les roses de son pit. DESIG Mor el jorn. Quina essència d’abrilenca frescor! Tot el camp és verdor, tot el cel transparència. El crepuscle diví ha nimbat la muntanya. Del primer sereni l’herba fina ja es banya. Pel camí, sota un lent desvetllar-se d’estrelles, fressejant i rient han passat cinc donzelles. Entonaven cançons de gentil primavera. Són de plata els aubons, pal.lideix l’olivera. S’allunyava l’estol —clar abril, jovenesa— Jo venia tot sol amb la meva tristesa. Las de tant de sofrir, el meu cor defallia. O Déu meu, jo voldria estimar i morir! ANCILLA DOMINI I Maria, estrella blanca de m.os camins obscurs! Quan beneeix la branca els aires blaus i purs, i a son amor primera somriu la terra en flor, de nou la primavera tornau dins el meu cor, Vós qui el neguit calmàveu del cor i dels sentits, i amb dolça mà allunyàveu l’angoixa de mes nits. II Jo us consider, Maria, en Nit de resplendors, postrada a l’establia entre àngels i pastors. I de la turba hebrea lluny del tropell confús, seguint per Galilea les passes de Jesús. I amb vesta dolorosa, damunt el cel morat, girant els ulls plorosa al Fill crucificat... III Mes ara, que al nou dia florí el lliri gentil de l’Angel qui anuncia la joia de l’abril, i humida de rosada i d’hivernal frescor, la violeta es bada al sol de Passió, a dins un nimbre cèlic jo us veia amb nou encís, com us veié Fra Angèlic, pintor del Paradís: IV Ulls baixos, inclinada, flor mística del cel, atenta a l’ambaixada de l’àngel Gabriel. Banyada d’humilesa i amb vesta de candor, en l’actitud sotmesa d’esclava del Senyor. L’albor de la coloma posada en vostra faç, i el nord vessant aroma immòbil dins el vas. V Humil Verge Maria, estel de mon camí, mon cor dins ell voldria guardar-vos sempre així. Si al punt que el goig ens mena l’Anunci venturós, i tot el món omplena la gràcia que és en Vós, de tèrboles malures guaríeu l’esperit, amb vostres mans tan pures plegades sobre el pit! Miquel FERRA (1885-1947) 15 EL SENYAL DE LA FE EN LA POESIA DE MIQUEL FERRÀ En una altra ocasió fèiem ja remarcar que la religiositat és un tret comú —amb algima rarissima excepció— als nostres literats de la Renaixença i de la suJjsegiient «Escola mallorqui¬ na». Precisant més encara, afegíem a això que quasi tots ells eren no sols declaradament cris¬ tians, sinó feels piadosos i devots, i un cert nombre, literàriament no dels menys rellevants, preveres que eonjuminaren feliçment les tasques sacerdotals amb la de les lletres. Miquel Ferrà, claríssim exponent de l’aEscola», no fou certament aquella escadussera ex¬ cepció a la qual abans hem al.ludit. La seva poesia es revela gairebé pertot arreu eminent¬ ment cristiana. En el nostre comentari anterior ja retreguérem el fet d’esser considerat En Ferrà com el poeta del nostre Nadal. Fins) excloent tot allò que hi pogués haver de «pose» li¬ terària —Miquel Ferrà era quasi exageradament regionalista, zelador acèrrim de Ics coses nos¬ tres; i en poesia, melancòlic o nostàlgic, amb un cert regust tardà de romanticisme—, són així i tot massa freqüents les manifestacions de sentiment i fervor cristians per atrevir-nos a dubtar que fossin autèntics. De les POESIES COMPLETES de Ferrà se’n podria extreure tot un volum d’aquelles que, sigui per la temàtica, sigui només per la ideologia, són evidentment religioses i cristianes. Ja en són una ben palesa indicació títols com Nadal, Els Reis, La Candelera plora, Mes de Maria, Els àngels. Oració del treball, etc. Però mereix la pena de llegir-les totes per cerciorar-se’n millor i per encontrar-se amb expressions que exterioritzen la delicadesa pregonament cristiana de l’ànima del poeta. Vejau-ne ims espècimens: «Aprèn de mirar, esperit; / beu-ne la humil poesia. / Oh goig de fer-se petit, / com el Bon Jesús volia!» {Nadal)', «Déu meu. Pare dels pobres, beneïu / el dur esforç i les sofrides penes!» (Oració del treball); «I ara que... hem dit a vora teu el sant Rosari / tal com amb tu el resàvem, cada nit, / caldrà partir. «.{Mater amabilis), etc. Si no la feia habitualment, Miquel Ferrà coneixia almenys la pregària litúrgica. La recorden els següents mots: «... veniu en mon socors, oh Déu de fortalesa, / i del temor noc¬ turn vullau-me defensar»; «... i enyor la vostra pau, que el món no pot donar». (Pregària). Un dels seus poemes duu com epígraf Jesu, Redemptor omnium, que és el primer vers d’un himne de l’Ofici diví de Nadal. En la «Pàgina literària» hi reproduïm una de les poesies religioses més reeixides, segons nosaltres, de Miquel Ferrà. Ens referim a la titulada Ancilla Domini. Si qualque vegada hem afirmat, i ho hem repetit, que el nostre poeta defuig, en els seus versos, dels colors forts o massa cruus, és que només teníem present la materialitat dels mots. Tot l’aparat d’idees de Ferrà és extraordinàriament clar i llampant com un finestral on hi hat el sol. Mes en el petit poema Ancilla Domini la llum hi és tractada amb una especial circumspecció per tal de comu¬ nicar a cada un dels cinc quadrets la pastositat convenient. I hi obté així una perfecta graduació de policromia. Miquel Ferrà es recorda, en el seu poemel, de «Fra Angèlic, pintor del Paradís». Com un retaule de Giovanni da Fiesole (Fra Angelico) és el petit poema del nostre autor, on també l’encantadora escena de l’Anunciació hi ocupa dues de les taules centrals. Per si encara es volguessin més proves sobre la religiositat de Miquel Ferrà, és definitiva la que se’ns en dóna en una de les seves darreres cartes, escrita des del llit de malalt, quan tota «pose» ja no té sentit: «He tengut una visió tan clara de totes les belleses d’aquesta vida en comimió amb l’altra, centrades en el calendari litúrgic! M’ha semhlat com si entre aquest i l’altre món quasi no hi hagués harreres, i he sentit damunt mi la bondat de Déu». (Citada per J. Pons i Marquès en Introducció a POESIES COMPLETES). Fra M. C., T. O. R. 16 CUARESMA Y MORTIFICACION Empieza la Cuaresma, una nueva Cua¬ resma. Una vez más las palabras «Re¬ cuerda que eres polvo y que al polvo has de volver» nos traerán a la memoria nuestra condición de criaturas, nuestra procedencia del barro de la tierra, y que sólo gracias a la inmensa bondad del Creador estamos por encima del resto de los seres que existen en el mundo. Pero no es la Cuaresma únicamente tiempo de reflexión y de reconversión; es también tiempo de mortificación. Sí, de mortificación y sacrificio, por más que estas palabras, en nuestro siglo XX que ha deificado la comodidad y la molicie, suenen ya algo extrañas y hasta absur¬ das. No, ni yo tampoco creo en la oportu¬ nidad actual de las mortificaciones, más dignas de admiración, por lo que tienen de heroicas, que de imitación, y que tra¬ diciones más o menos verídicas atribu¬ yen a los santos de la Edad Media. Sin embargo, existe un hecho: Cristo, que po¬ día habernos redimido de infinitas ma¬ neras, eligió la del sufrimiento. Y por algo sería. Evidentemente, para la mayoría de no¬ sotros carecen de sentido, insisto, las torturas inhumanas que, según se cuen¬ ta, se administraban los frailes aquellos de túnica raída, de cara escuálida y de la calavera puesta sobre los cuatro ma¬ deros que constituían su mesa de tra¬ bajo; mortificaciones que, analizadas con la frialdad de hoy, más parecen fruto del masoquismo insano que de auténtico es¬ píritu cristiano de sacrificio. El cuerpo es don de Dios, como el alma. Admitien¬ do esta dualidad, no hay razón que jus¬ tifique su destrucción inútil. Aceptaremos el dolor y hasta el supremo sacrificio si la caridad nos lo exige. Pero de ahí a mortificamos sin sentido, va un abismo. Tampoco me parece lógico hacer de la penitencia un formulismo. Un ritual que hay que cumplir y sanseacabó. Hoy es viernes; luego no se puede comer carne. Pero no hay nada escrito acerca de en¬ gullir un mero al horno o una langosta; y para cerrar el menú, una macedònia de frutas al Chantilly, todo ello bien regado de vinillo añejo. Claro que hemos cum¬ plido, NO HEMOS COMIDO CARNE, ¡qué gran sacrificio! Ahora bien; al hablar de sufrimiento no pretendo en modo alguno referirme a tristeza (ni mucho menos a la hipocresía y ganas de pasar por santo; esto ya se da por descartado). «Cuando ayunéis no aparezcáis tristes...; cuando ayunes, ún¬ gete la cabeza y lava tu cara, para que no vean los hombres que ayunas...». Si entendemos el sacrificio físico como una asociación al del Redentor, ¿cómo vamos a estar tristes? Nos xmimos a Jesús, es¬ tamos cooperando con El de acuerdo con nuestras limitaciones; y esto ha de ser motivo de orgullo y de satisfacción, nun¬ ca de dolor y tristeza. La pregunta que surge es obvia: ¿Có¬ mo mortificarnos? Si nos limitamos a los ayunos y absti¬ nencias que manda la Iglesia y los obser¬ vamos porque sí, porque está mandado, muy poquito estamos haciendo. La letra mata, ¡qué gran verdad! Para mí la mortificación auténtica es, en primer lugar -voy a caer en el tópi¬ co—, el deber de cada día cumplido con alegría, viendo a Cristo en cada persona que pasa por nuestro lado. Aceptar, co¬ mo las habría aceptado Cristo, todas las pequeñas contrariedades que la vida de cada día nos depara, teniendo siempre la sonrisa en los labios y el ánimo dispues¬ to a que nadie de cuantos nos rodean se sienta herido, despreciado o dejado a un lado. Es un tópico, lo sé; pero todo esto 17 es más difícil que colgarse una cadenita con pinchitos —no demasiado apretada, no vaya a hacer herida, o bien estrecha porque uno es más santo que nadie—; y si alguien lo duda, que lo intente en se¬ rio y ya me contará. ¿Más aún? Pues sí, hay más, pero siempre en un ámbito de autenticidad y de solidaridad cristiana. No resulta me¬ nos provechoso, pongo como ejemplo, tomarse, en día de ayuno, una auténti¬ ca comida frugal, que de entrada ya be¬ neficia al organismo porque así, al menos unos días al año, descansa de los tutes a que la vida actual le somete en materia digestiva, y dar el ahorro obtenido al primer pobre que lo necesite; con lo cual tendremos a un beneficiario directo de nuestro ayuno. ¿Por qué no aprovechar la Cuaresma también para visitar a tanto solitario co¬ mo hay en asilos, cárceles y hospitales, y que nos agradecerá nuestra visita, la cual tendrá más mérito que el simple «no ir al cine»? ¿O por qué no reservar los cigarrillos de que nos privemos, para el podre viejo de la esquina o para el albañil del tercero? De este modo nues¬ tra Cuaresma será no sólo tiempo de pe¬ nitencia, sino que nos acercará a los de¬ más, a nuestros hermanos. Y al hacerlo nos hará de vez en vez más cristianos; y, lo que es lo mismo, con tal que revista¬ mos nuestros actos de simplicidad y afecto, más franciscanos, que a la postre es lo que constituye nuestro ideal. Fr. Peret A LA VllieeA DONCELLA Doncella ceñida con besos de Dios. Y tiene por espejo el mismo cielo. Porque siembras en tu cuerpo las praderas, y eres cima de los montes, que los hombres hambrientos de nieve, sólo alcanzan... Yo te entrego los amores en carroza que pasaron saludándome, sin pararse. Los molinos de júbilo girando. Toda el agua temblorosa, alimentando la arboleda de renuncias, aún joven. Los días y las noches de este tiempo, sin muerte, sin mancha, ni pecado... 1 el cariño de padre, ya imposible. Todo aquello de belleza que la vida fue poniendo a mi vera, cada dia. Y el silencio dormido en mis ojos, guardado como el vino en viejas hidrias. Doncella, que eres nata de pureza: ¡las caricias que he dejado sepultadas en la tierra de mi joven corazón...! Yo quisiera sembrarlas, ahora mismo, en tus trenzas pequeñitas de espiga. Fí-. Francisco Escandías Tugores, T.O.R. (t jul. 1970) 18 NUE^rAs MISIONES EL CABALLERO ANDANTE DE BOLIVAR Soy sincero, amados lectores. Después de leer páginas y páginas de los inter¬ minables viajes del P. Sebastián Ramis, me duele la cabeza y... casi las piernas. Continuamos el relato que empezamos en el número anterior. MAS ALLA DEL MARAÑON «Una vez atravesado el Marañón, em¬ prendimos de nuevo el viaje. A las cinco y media de la tarde nos paramos en una choza, hecha de palitos y cañas; el cli¬ ma era agradable. En esta choza habita¬ ban tres personas, y al enterarse de que yo era Padresito, mataron un cabrito, y nos prepararon un buen «caldito»; co- El P. Ramis predicando a los feligreses de un pueblecito ante la puerta de la iglesia. El P. Ramis (a la izquierdaj con la familia que le hospedó en Alizor. mimos hasta tres platos cada uno, tal era el hambre que llevábamos, ya que en nuestras alforjas no había más que ro¬ pa y utensilios para las funciones sagra¬ das. Me prepararon bien la camita: en la acera me tendieron una manta al suelo y me dejaron otra para cubrirme; como estaba muy cansado la noche pasó muy rápida.» Y ADELANTE SIEMPRE... MUSICA Y FLORES «Al día siguiente tomamos otro caldi¬ to preparado con las tripas del cabrito (aquí el caldito es siempre bien acogido entre los indios, así que no pude despre¬ ciarlo), y aunque no fuera muy bueno, tuve que decir que estaba rico. Empren¬ dimos otra vez el camino de subida; a las dos de la tarde una mujer de la ha¬ cienda de «Chuquique», tuvo la bondad de invitarnos a un buen plato de arroz blanco con un huevo frito. Con mucho gusto hicimos un alto, ya que el caldo parecía haberse esfumado del todo. Pa¬ sado el almuerzo seguimos camino de Condormarca; a las cuatro de la tarde divisamos el pueblo y pudimos contem¬ plar como una procesión de gente venía a salimos al encuentro. Poco antes de la entrada en la población, las autoridades, con la banda de música, vinieron a abra¬ zarme, y unas diez niñas, con un cesto de pétalos de rosas cada una, empezaron a echármelas con todas sus fuerzas. INTENSO TRABAJO «En Condormarca estuve seis días. El trabajo fue intenso. Empecé unas char¬ las sobre el amor de Dios, la caridad y los sacramentos. Señalé la fecha para la Primera Comunión, dejando catecismos a los maestros para que prepararan a los niños. La labor fue mucha: asistí a cuarenta y tres matrimonios y adminis¬ tré noventa y cinco bautismos. 19 UN SEGLAR, EXCELENTE APOSTOL DE NUEVO, ADELANTE «De Condormarca pasé al anexo de Culpuy; visité las escuelas. En este pue¬ blo encontré un maestro muy activo; ca¬ da domingo reimia a las personas y du¬ rante dos horas estaban en la iglesia, leyendo y comentando la Biblia. Le ani¬ mé a que continuara con el mismo inte¬ rés. Le di una Biblia, dos volúmenes del Nuevo Testamento y cuatro catecismos, para que también otros pudieran parti¬ cipar de modo activo en estas reuniones. De Calpuy a Chuquique, que es un case¬ río de sólo unos cuarenta habitantes; los reuní; y en mi permanencia en¬ tre ellos celebré tres misas con largas ho¬ milías para que, a pesar de encontrarse tan solitos y retirados, no se desalenta¬ ran sino que vivieran una fe viva y ope¬ rante». ENORME ALEGRIA EN CALEMAR «De Chuquique a Calemar, adonde lle¬ gué después de seis horas de camino. Na¬ die sabía que yo llegara. Mi arriera dio la noticia, y un niño sube al campanario y empieza a repicar las campanas. Todos los feligreses se reunieron y no se pue¬ de describir la alegría que manifestaron; juntaban las manos y, elevando al cielo los ojos, decían: ¡Gracias a Dios que el «taitito» nos ha visitado! Permanecí quin¬ ce días desempeñando gran actividad en¬ tre ellos. Les prometí volver pronto.» BAMBABARCA, ¡GENTE BRAVA! «De Calemar viajé a Bambabarca; la distancia sólo de seis horas. Es una de las poblaciones más antiguas de Bolívar, la gente es toda indígena y se dedica a la agricultura y al pastoreo. Es muy difícil hacerles entender las cosas. Muy pocos saben leer y escribir. Procuré tratarles con mucha amabilidad y sencillez, y ellos empezaron a contarme sus costumbres. Me contaron que hacía cincuenta años mataron y quemaron públicamente en la plaza a ima hechicera. Hoy prácticamen¬ te viven una vida de tribu y atacan a mano armada a los señores que tienen terreno y no dudan en darle muerte en caso de no quererles ceder la parte de tierra que dicen que necesitan.» NOCHE EN ALIZAR, CON CINCO «OUS DE SOMERA»... «En Alizar nunca habían hospedado a un «Padresito». Pue ima gran satisfacción para ellos. En una choza me prepararon un buen guiso de patatas con hojas de laurel y otras buenas ramitas, y como no tenían pan, tostaron dos kilos de maíz, y así pude saciar más o menos el hambre. Aquí uní en matrimonio a una pareja que convivían juntos desde hacía dos años, y ya bauticé un hijito suyo. Al decirles que la ceremonia no les costaba nada, quisieron agradecérmelo, y prepararon para mí la única cama buena que tenían; la arreglaron, y no podéis imaginar có¬ mo dormí. Tuve que tener los pies enco¬ gidos, pues en la misma cama había cin¬ co calabazas y, más o menos, unas dos arrobas de patatas, dentro de dos sacos. Alizar está a una altura de 3.900 metros; soplaba un viento frío, que me hacía temblar; la choza era muy húmeda y fría, con aberturas o grietas por todas partes; ¡bendita noche! No creo que la cueva de Belén fuera peor.» ¡AL FIN, BOLIVAR! PERO CON LOS DESTROZOS PRODUCIDOS POR UN HURACAN «A las siete de la mañana salí de Alizar y a las cinco de la tarde, después de 10 horas de cabalgar, llegué a Bolívar. —¿Qué tal Bolívar?, pregunté al llegar. —Mal, Padresito. Un huracán ha voltea¬ do la torre del campanario, y se ha lle¬ vado la mitad del techo del edificio del Centro Parroquial.» UNA SUPLICA Ante tanto desastre, no me queda sino elevar una plegaria a la Virgen Santísi¬ ma, para que nos abra algún camino pa¬ ra poder reparar estas obras, ya que la economía de la Parroquia no da para hacerlo. Hay más. Hay empezado un edi¬ ficio destinado a salón parroquial, a be¬ neficio del pueblo, pero tampoco para esto hay posibilidades económicas. ¡Bendito sea Dios! P. SEBASTIAN RAMIS T. O. R. (Perú) r ^ Difundir la lectura y suscripciones de «HERALDO DE CRISTO» Es un medio fácil de llenar de MENSAJE FRANCISCANO el mundo de hoy. V J 20 BODAS DB PL·ATA DE LA PARROQUIA DE ELIZABETH, N. J., U. S. A. 10 DE DICIEMBRE de 1972. La comu¬ nidad hispana de Elizabeth se vistió de fiesta. Eran 25 años de vida parroquial. La iglesia del Inmaculado Corazón de Ma¬ ría recibió una respuesta afirmativa en su cumpleaños. BASTARIA PARA SIGNIFICAR esta crónica el dato de una iglesia, llena hasta los pasillos, mucho antes ya de empezar la función litúrgica. también el donativo al Arzobispo que ce¬ lebra este año sus bodas de oro en el sacerdocio. Con él estaban el Vicario Ge¬ neral, el Coordinador del Apostolado His¬ pano y otros dignatarios. Sin caer en folklores litúrgicos, dieron una nota de brillantez con sus polícro¬ mos uniformes, la escolta de los Caballe¬ ros de Colón, Institución Pontificia de gran tradición e historia en su ayuda a la Iglesia americana. CONCELEBRARON la misa los tres párrocos que han regido esta Parroquia: P. Sebastián Lliteras, fundador; P. Anto¬ nio Llabrés, actual párroco, y P. Jorge Coll. Todos ellos religiosos de la T. O. R. y mallorquines. CUANDO SE preparaban los actos con¬ memorativos, una interrogante jugaba en el ambiente: ¿qué idioma emplear en la misa? Había que valorar y contentar a los tres grupos base de nuestra gente: hispanos, portugueses, americanos. ENTONCES, en una iniciativa de equi¬ librio y acierto, aunque al principio cho¬ có un poco, el P. Llabrés dio con la so¬ lución. La misa, cortando daltonismos partidistas, fue en latín. Se cantó la «Te Deum Laudamus» de Perosi por la Schola Cantorum del Comisariado (así rezaba el programa), integrada por miembros de Newark, Elizabeth, New York y Texas; y bajo la dirección del P. Miguel Lliteras, T. O. R. PRESIDIO en el presbiterio el Exce¬ lentísimo Sr. Arzobispo Dr. Tomas Bo¬ land. Cuando en el ofertorio los niños, ganadores del reinado del «kindergarden», presentaron las ofrendas, llevaron EVALUO con su palabra exacta, la his¬ toria de estos años, en leves apuntes en inglés, portugués y español, el P. Sebas¬ tián Lliteras. Fue especialmente impor¬ tante su homilía, pues él era el hombre más representativo para tal momento. Hace 25 años, un subterráneo cobijaba los primeros esfuerzos del padre Sebas¬ tián; hoy una asamblea agradecida, aplau¬ día en silencio, en su iglesia propia, la realidad crecida de aquella primera fe. TAMBIEN el Sr. Arzobispo subrayó la verdad de aquella fecha con su mensaje de reconocimiento y ánimo al trabajo de los franciscanos de la T. O. R. NO PUEDO CONCLUIR la síntesis de esta referencia sin recordar, hacia el 1943, al P. Antonio Frontera, predecesor de los párrocos posteriores. Ellos empezaron una línea; hoy la línea ya es camino. Ayer nos prestaban un sótano; hoy te¬ nemos templo, rectoría, guardería infan¬ til y convento de monjas, propios. AHORA, nos toca seguir madurando para ir construyendo, en la tierra para el Cielo, el Pueblo Santo de Dios. P. José Luis López González, T. O. R. 21 NUESTEA pequeña HISTORIA fHedio siglo atrás,,. Lo clásico sienta bien en todas partes; siempre pega. Hasta en nuestra revista. Con una clásica perla literaria, el conocido sone¬ to de Lope de Vega, Pastor, que con tus silbos amorosos... (¿cuántas veces habrán sido reproducidos en periódicos y revistas nacionales esos famosos catorce versos?), se abría el número de marzo de 1923. Sin ser propiamente un número monográfico de temporada. Cuaresma y Semana Santa, aquel número tocaba o manoseaba dichos dos temas. I'irant lo Blanch, dispuesto a todo, hacía una nueva tienta, ahora con la prosa mallor¬ quina. Y en «Coremal» trataba la materia correspondiente al título, en un lenguaje en¬ tre popular y arcaico, de acuerdo con las preocupaciones literarias que el autor enton¬ ces tenía. Un grabado ocupaba toda la tercera pági¬ na de aquel número. Era su pie: «Jesús predicando a las turbas que le seguían». En Chile unos fuertes movimientos sísmi¬ cos habían ocasionado gran número de víc¬ timas. Se interpretó aquello como castigo de Dios, anunciado por un Padre Francisca¬ no, debido a las blasfemias y otros actos sacrilegos que se habían cometido. Todo eso se relataba en «Los terremotos de Chile.—Sacrilegios castigados», carta envia¬ da al «Correo de Mallorca» y que reprodu¬ cía nuestra revista. «A Jesús crucificat» es una breve y her¬ mosa prosa, casi en forma de salmo, en cuyo pie se encuentra como firma la letra C. Nos parece recordar que el verdadero autor del escrito fue Fr. R. Ginard Bauçà, aunque la C corresponda al apellido Cladera, Fr. Cladera, compañero nuestro que se pirraba por ver su nombre entre los colaboradores de la revista. Este cronista, atrevido como era después de su destete de los palotes literarios, para probarlo todo, hasta se permitía escribir versos en castellano. Y ahí queda el soneto (con una importante errata de imprenta) «Al Crucificado», buena muestra de lo que uno es capaz cuando la pluma se le des¬ boca. Otro grabado de circunstancias: «Proce¬ sión de las palmas». Bianquerna ofrecía una de sus hermosas e interesantes prosas de primera época: un poco recargadas, un poco barrocas, pero hechas con un material muy nuestro y auténtico, como uno de aquellos antiguos bordados a mano, de mucho realce, con mu¬ cho derroche de oro y de seda. El trabajo se titulaba «Ametlers florits». Y el autor hacía gran honor a este pobre cronista al citarle los dos últimos versos de un soneto publicado en el mes de febrero anterior. Concluía la narración de carácter social, «Toñón Trápala», cuya primera parte había aparecido en el anterior mes de enero. Otros versos clásicos. Estos de El Maes¬ tro José de VALDIVIELSO. Su título: «A las llagas de Cristo». Son una verdadera delicia tanto en su aspecto religioso como literario. El cuento de Es Vey de Son Alegre, «Una lliçó que val per tot un sermó», es una ex¬ plicación y defensa de nuestra famosa Bula. No hace falta decir que Mestre Galindo que¬ da plenamente convencido. Reconozcamos de nuevo que la descripción que hace el P. Pons del personaje central de su cuento es acertada, sin que falten algunos toques graciosos, aunque sea ya muy manido el del castellano pronunciado defectuosamente. «Comedia que acaba en tragedia» era el relato de un sucedido en Madrid, durante el último carnaval, cuando para hacer burla de un sacerdote se le llamó a un local, donde unos juerguistas se daban a sus or¬ gías, para que asistiese a un fingido mori¬ bundo. El Padre se encontró con que el «gracioso» había realmente dejado de existir. En «Crónica Franciscana» se reseñaba la inauguración y bendición de la nueva resi¬ dencia de RR. Franciscanas en Mazagán, 11 (Son Espanyolet). Y en «Necrología» se destacaba de ma¬ nera especial el fallecimiento del Excmo. Sr. D. Fernando Truyols Despuig, Marqués de la Torre, acaecido el 14 del pasado mes de febrero. 22 NUESTRAS HERMANAS FRANCISCANAS TRABAJO APOSTÓLICO EN BOLIVIA QÁna Sleítglosa "ïlíllstonera nos afjoria daios Je mucho inierés Seguimos con mucho gusto el trabajo iniciado el mes de enero a través de es¬ ta nueva sección. Hoy, empero, prescin¬ diendo de órdenes cronológicos en la his¬ toria de la Congregación, nos ocupare¬ mos de im campo apostólico relativa¬ mente nuevo en los anales de las Fran¬ ciscanas Hijas de la Misericordia. La oca¬ sión nos la ha brindado magníficamente la Providencia al facilitarnos un encuen¬ tro con una misionera franciscana: Sor Manuela Villaverde, natural de Almagro (Ciudad Real) y, recientemente, de vaca¬ ciones en su tierra natal y en Mallorca. Conseguimos vencer la tremenda resisten¬ cia que presentaba a la hora de inquirir datos y detalles, para nuestros lectores, sobre la labor apostólica que llevan a cabo en Bolivia las citadas Franciscanas. Accedió en aras de una caridad —cree¬ mos— bien entendida. Ahora bien; antes de dejar constancia del diálogo mantenido con la amable Sor Manuela, permítaseme que me sirva de la bien cortada pluma de artanense P. Nico¬ lás Pons, S. J., para, de entrada, perfilar sucintamente algunas de las característi¬ cas de Bolivia en sí. «En el corazón de Sudamérica, existe una nación en parte desconocida, remota, de grandes riquezas naturales, de valles encantadores y de selva virgen. Por desgracia, esta nación está encerra¬ da. Brasil, Perú, Paraguay, Argentina y Chile, mantienen en injusta encerrona a ese país, ayer abierto a todas las tierras y a los hombres todos. Esta nación es Bolivia. La Bolivia del oro y de la plata de Potosí. La Bolivia cuyas calles llevan el nombre de Carlos En plena calle de Padilla, grupo de niñas al salir del Catecismo, con Sor Margarita Amengual. V, el gran terrateniente del orbe. La Bo¬ livia adonde quería llegar como Corregi¬ dor el inmortal Cervantes. La Bolivia de las espadañas coloniales, y de los patios cordobeses. La Bolivia que fue un día el imperio del sol, y Cuartel General de los Incas. Pero, para Bolivia, la vida de clausura no es ahogo ni llanto. Bolivia continúa siendo fabulosa, monumental, patria de titanes, y de héroes, y de cristianos. Pese a sus conmociones políticas de su vida republicana, Bolivia guarda to¬ davía su verdor, su montaña, su clima, su mina, su cóndor, su llama, su café, su coca, su inquietud y su Dios... En Bolivia —^pura altura, cielo puro— no puede faltar Dios. Brilla la gloria de Dios en las alturas de Bolivia...». (Del nuevo libro «Francisco Miguel Cabot, O. F. M., un apóstol mallorquín en Sudamé¬ rica»). Precisamente para ayudar a que brille más y más la gloria de Dios en dichas 23 alturas, llegaron a Bolivia nuestras Her¬ manas Franciscanas el año 1961. —¿Desde cuándo vive en Bolivia, Sor Manuela? —Desde el año 1965. —¿Es la primera vez que vuelve a Es¬ paña? —Sí. —¿Contenta de regresar al lugar de su misión? —Contentísima. —¿Cuántas casas tiene su Congregación en tierras bolivianas? —Tres. —¿Dónde? —En Sucre, en Padilla y en Serrano. —¿Sabe las fechas de fundación? —En Sucre y Padilla estamos desde el año 1961. En Serrano, desde 1968. —¿Pertenecen a la misma diócesis las citadas poblaciones? —Sí, todas quedan ubicadas en la dió¬ cesis de Sucre. —¿Con cuántas compañeras lleva Vd. a cabo su labor misionera? —Somos once religiosas de nuestro Ins¬ tituto. —Ya sabemos que en la cuestión de sa¬ crificios y gustos personales es difícil ge¬ neralizar. No obstante, ¿qué es lo que a criterio de Vd. más les cuesta a nuestras religiosas cuando llegan y trabajan allá? —Efectivamente, cada una de ellas sa¬ be en verdad lo que más le ha costado o lo que más sigue costándole; pero, para no dejar de responder a su pregunta, creo que se puede asegurar que, aparte los sentimientos personales, lo que más nos suele costar es vivir la diferencia sicoló¬ gica entre la gente de Bolivia y noso¬ tras, es decir, el esfuerzo que hemos de hacer —aunque muy gustosamente— por adaptarnos a dicha sicología, esfuerzo muy elemental si queremos el éxito es¬ piritual en nuestra empresa apostólica. —¿Virtudes de los bolivianos? —Agradezco esta pregunta. A, ella sí que puedo contestar sin las dificultades de la respuesta anterior. Los hijos de Bolivia se distinguen por su hospitalidad gene¬ rosa y desinteresada. Dan cuanto tienen y, casi diría, más de lo que tienen. Son muy cariñosos en el trato. Poseen una gran fe en Dios y no menos amor a la «Virgencita», como la llaman unánime¬ mente. Incluso los campesinos la llaman con el gracioso diminutivo de «la Mamitay». Llevando el mensaje Navideño por las distintas comu¬ nidades campesinas anexas a Padilla, concretamente San Julián. A la izquierda: Sor Bárbara Genovard Mestre, conduc¬ tora. A la derecha: Sor Manuela Villaverde Sánchez,tocan¬ do el acordeón entre los campesinos. Al fondo: Escuela Rural donde se celebró la Misa. (Del trabajo apostólico de cada religio¬ sa, de sus nombres y lugar de residen¬ cia y de muchos otros interesantes as¬ pectos, hablaremos en el próximo número, donde aparecerá. D. m., la continuación de esta entrevista). 24 NACIMIENTO PREMIADO CON MEDALLA DE ORO Aunque recibida con mucho retraso, no queremos dejar de dar a conocer la siguiente interesante noticia: En el último Concurso de Helenistas Nacionales, celebrado en Madrid, fue ga¬ lardonado con la MEDALLA DE ORO el nacimiento montado en el ábside de nuestra iglesia parroquial de San Fran¬ cisco (Pl. Carlos Ruíz, 4) de la capital de España. Cuantas personas tuvieron la oportunidad de poderlo contemplar nos aseguran que era realmente una maravi¬ lla de buen gusto y perfección. No hay para quí decir que la feligresía de aque¬ lla Parroquia, que ya había gozado con la contemplación de SU belén, vio doblado su gozo al enterarse de que había mere¬ cido una tan alta distinción. Felicitamos efusivamente a Fr. Damián Coll, T. O. R., único y verdadero artífice del precioso nacimiento premiado. Posteriormente hemos sabido que el acto de Reparto de Premios tuvo lugar el 3 del pasado mes de febrero. PARTIERON HACIA LA CASA DEL PADRE Palma de Mallorca.—^Día 20 de enero y en el Convento de la Pl. Virgen de la Cabeza, 9, Sor Catalina Martorell Crespí, anciana Religiosa Franciscana Hija de la Misericordia. Artá.—Día 4 de febrero y a los 84 años de edad, la terciaria franciscana D.? Jo¬ sefa Sulla Ramonich, Vda. de Esteva, in¬ signe bienhechora de nuestra misión de Huamachuco. De la salutación que el ángel santo os hizo, tan suave y amorosa, procedió la salud. Virgen hermosa, que nuestra enfermedad remedió tanto. Para hacer un compuesto sacrosanto púsose el Ave en la virgínea Rosa, hipostática unión maravillosa, del hombre gloria y del infierno espanto. Bálsamo de la rosa y azucena, agua pura de zarza sin espina, nuestro veneno original deshace. Sois de salud, como de gracia, llena; débese a Vos la humana y la divina, pues Dios es la salud, y de Vos nace. LOPE DE VEGA 25 ARQUITECTURA DEFENSIVA DE MALLORCA El nucli mostrant dos baluards CASTELL DE SANT CARLES, II.— Amb tota seguretat se començaren les obres del petit nucli a finals de 1610 o a principis de 1611, ja que, si bé no va esser acabat fins a 1612, dia 12 de desem¬ bre de 1910 els jurats anomenen alcaid a Joan Axartell. De totes formes és es¬ trany lo que diu l’acta de la sessió del Gran i General Consell, de 13 de juliol de 1611: «ques fassen quatre torres, vna al fumat de Formentera (?), altre al Codolar de Lluch y altre al cap de Bequex y a la punta de Portopí»... Es incert lo que diu D. Lloatxim M.= Bover, que se començàs en 1621 (1), per orde del Rei D. Felip IV i a instàncies del Virrei don Carles Colona, ja que, si bé és ver que dit any regnava En Felip IV, en aquell temps era Virrei D. Francesc Juan de Torres, que havia arribat a Ciu¬ tat dia 3 de juliol de 1618, essent suc¬ cessor de D. Carles Colona. A més, ja hem dit que la construcció se va acabar en 1612 i, més concretament, a principis de juny, ja que en l’acta del G. i G. Con¬ sell, de dia 16 del dit mes i any, se llig: «Pochs dies ha que ses acabada la forta¬ leza de Portupí». A major abundament, el mateix Sr. Bover ens diu (2): «Quedó concluido a principios de junio 1912 y el 16 de junio se dio cuenta al G. y G. Con¬ sejo expresándose haber gastado 12.000 (1) «Noticias histórico - topográficas», primera edició, pàg. 55; o «Castillos y Pa¬ lacios», PANORAMA BALEAR, n.° 52. (2) «Miscelánea histórica», MS. Biblio¬ teca March, tom VIII, fol. 189. libras; o sea 5.000 libras por Su Magos¬ tad, 5.000 el Reino (Mallorca) y 2.000 el Colegio de Mercaderes». Endemés ja sa¬ bem que en 1613 se va haver de traslla¬ dar l’aparell de l’antiga farola —que es¬ tava allà on ara hi ha el Castell— a la Torre del Senyal, i això per no poder estar tan propers la Farola i el nou Cas¬ tell. Per si fossin poques les notes ante¬ riors sobre la data de conclusió del nucli del Castell, direm que se va donar la ca¬ sualitat que, quan va arribar a Portopí el Virrei D. Francesc Juan Torres, el di¬ marts dia 3 de juliol de 1618, la fortale¬ sa que primer el va saludar va esser aquesta, responent la Capitana de l’esquadra amb dues canonades. Després va¬ ren anar al Moll i foren saludats per al¬ tres fortaleses. Dia 9 de maig de 1621 varen arribar 22 galions d’Anglaterra, saludaren amb dos tirs i els respongué Sant Carles i les al¬ tres fortificacions, exceptuat Bellver. No obstant, aquesta fortalesa se va considerar insuficient i per això varen tenir que ampliar-la cinquanta anys més tard d’haver-la donada per acabada. Així va esser ordenat amb una Reial Lletra d’En Felip IV de Castella i III d’Aragó, el 26 de juny de 1662. Per ampliar-la se li va fer una mura¬ da exterior, amb quatre baluards iguals, dos a dos. Dita murada tenia un vall que era salvat per un pont, a l’extrem del qual hi ha un portal redó que va esser convertit en adintellat, i damunt ell s’hi veuen una inscripció i tres escuts, dos de la Ciutat i l’altre d’Aragó-Catalunya. Un 26 dels quatre baluards del nucli, igual que dues de les seves cortines, quedaren a la part de defora de la nova fortificació. Precisament en una d’aquestes dues cor¬ tines s’obri el primitiu portal, també re¬ dó i més tard convertit en adintellat. Té a damunt un matacà del qual només en queden les mènsules, bastant estranyes, per cert. Aquest portal, degut a la cons¬ trucció del vall i a la destrucció de l’es¬ cala de marès, de la qual parlàvem en el capítol anterior, va quedar completa¬ ment inservible, semblant ara una grossa finestra o balcó. L’ampliació va esser projectada en 1662 per D. Vicenç Mut, sergent major del Regne i Mestre de Fortificacions, si bé, tal volta per afany de superació, ell ma¬ teix deia que era una «obra defectuosa» per no tenir una figura regular degut a que quan la feren, s’hagué d’aprofitar lo que ja estava fet de l’antiga. Amb aquesta fortalesa i les bateries fe¬ tes al peu de la torre de Paraires i a Tespadat que mira cap a Ses Illetes, va que¬ dar convertida la petita península en un lloc fort i completada una bona defensa del Port. La làpida que hi ha dalt el portal de l’ampliació diu: «Reynando Phelipe IV / Siendo Virrey D. Josef de Lanusa / Con¬ de de Plasència / y jurados / Francisco Brondo / Thomas Garriga Trobat / Jay- me Morell (de Pastoritx) / Gabriel Ar¬ mengol / Francisco Serra / Jayme Llinàs (forner) / 1663. Referent al nom de la fortificació sols sabem que al principi i durant alguns anys, se va dir «Castell de Pto. Pi» o «Fortalesa de Porto Pi», passant després a anomenar-se «de Sant Carlos». En quant a això llegim en Tarrassa (3) que va esser així anomenada perquè «el pri¬ mer castellano de ella se llamó Carlos (según se cree) y no por haberla edifica¬ do a sus expensas el Virrey D. Carlos Co¬ lona». Realment D. Carles no la va fer «a sus expensas»; però lo més probable és que el nom el prengués d’ell, ja que hem vist que el seu primer alcaid va esser Joan Antoni Axartell. De més a més en els «Anales» se diu, per negar que prengués el nom del Virrei, que el Cas¬ tell va esser bastit en 1662-63 i que el Vi¬ rrei ho era en 1612. Però ja sabem que el castell primitiu va esser fet entre 1610 i 1612. En 1674 l’alcaid demanava que, en lloc deis dotze homos que tenia fixos, n’hi enviassin cinquanta, i en 1679 tornava in¬ sistir demanant trenta homos de dotació. En el segle XVII les salves d’artilleria se feien a Bellver, i ocasionalment a Sant Caries. En aquesta época hi havia unes 1,000 bales de cañó al Castell. A més de tenir les dotacions fixes, els castells eren reforçats, de nit, per les companyies dels voltants, sobretot Bellver i Sant Carles. Hi havia avençades permanents en Es Coll dels Grells (prop de Bellver) i en la punta del Romaní (prop del Coll d’En Rabassa). Aquesta làpida ens indica que l’obra de¬ gué acabar-se en aquell any. Realment se donaren molta pressa, veient-la acabada els mateixos jurats que l’havien comen¬ çada. En els finals del segle XVII en el Cas¬ tell, que tenia alcaid i artillers des que va esser bastit, hi havia dos artillers de dotació. Un tenia el títol de Condestable i un salari anual de 100 lliures; Taltre era artiller ajudant i cobrava 84 lliures. L’alcaid cobrava de sou 508 lliures anuals, ja que el Castell estava situat a un lloc molt perillós i, per tant, la paga havia d’esser elevada. Al començament del segle XVIII, per no haver-hi quarters, els soldats que es¬ taven de pas per Mallorca residien a Bellver i a Sant Carles; la cavalleria «fo¬ rastera» solia anar a un poble que tengués port de mar. CONTINUARÀ. Josep S. i SALADO Portal primitiu del nucli. (3) «Anales de Mallorca», MS. Biblio¬ teca March, tom V, fol 76 v. 27 BIBLIOGRAFIA Bartomeu Guasp Gelabert, Prev—POE¬ SIES.—Ciutat de Mallorca, 1972. Mn. B. Guasp, en bella edició de Gràfi¬ ques MIRAMAR, acaba de publicar en un volum de més de quatre-centes pàgines (21,50 X 14,50 cms.) la seva obra poètica, ja apareguda quasi tota ella en llibres anteriors i sota diferents epígrafs. El judici crític sobre la poesia del nos¬ tre fecund literat ja ha estat emès di¬ verses vegades. Nosaltres no hi sabríem afegir cap novetat. Invertint els termes d’una dita freqüent, observem només que en l’obra poètica de Mn. Guasp, com en la de tants altres autors, possiblement el bosc no deixi veure bé l’arbre. Volem dir que un bon nombre dels poemes real¬ ment notables van mesclats, com a per¬ duts, dins una selva d’altres menys im¬ portants, poemes d’ocasió o escrits per compromís, gènere aquest que Mn. Guasp ha cultivat profusament. Per tant, des del punt de vista exclusi¬ vament literari, sembla que una selecció o antologia, que podria esser ben no¬ drida, hauria fet ressaltar millor el nom del poeta. Mes, així com una mare esti¬ ma tots els seus fills encara que no si¬ guin tots veritables models de bellesa i intelligència —i ara ens pareix reiterar una idea nostra—, també Mn. Guasp encobeeix un per un tots els seus poemes. Ben categòricament ho declara ell en l’úl¬ tim vers del que clou el voluminós aplec: Tanmateix us estim, meves cançons! Res¬ pectem aquest maternal amor. En altres aspectes no merament litera¬ ris —^històric, geogràfic, religiós, etc.— són sempre interessants els reculls de va¬ riada poesia com el de Mn. Guasp. Sembla que aquesta edició de la com¬ pleta obra poètica vol esser el seu «finis coronat opus», segons ens comunica par¬ ticularment l’estimat autor. Ho sentim, perquè de cada vegada escassegen més les plomes que poetitzen els petits es¬ deveniments de la història local que es va realitzant. I aquests amables esplais poètics eren un saludable remei contra la forta intoxicació de poesia eròtica i so¬ cial (?), amb espícies coentes de política, que estam sofrint avui. La medida del tiempo La señora le dice al marido; — Voy un minuto a casa de la vecina. No te olvides de retirar el puchero de la lumbre dentro de media hora. Ellos y ellas Marylin Monroe ha dicho a un filóso¬ fo norteamericano que le explicaba que el mundo de hoy es un «mundo de hom¬ bres». — Eso me es igual, mientros yo pueda seguir siendo mujer. A\\AJORICA World Reg Trade Mark Made in Spain Producidas por INDUSTRIA española DE PERLAS, S. A. MANACOR (Mallorca) Distribuidores mundiales INDUSTRIAS HEUSCH REUNIDAS, S. A. 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