El Heraldo de Cristo 1972, n. 745
Les agradecemos muy sinceramente que nos hayan hecho lle¬ gar los números septiembre, octubre 1960 y noviembre del mismo año. No nos ha llegado, empero, el número de AGOSTO 1960, por lo cual nos permitimos suplicar de nuevo a nuestros amables sus-
criptores que miren si nos pueden hacer este importante favor. Mil gracias por anticipado.

♦

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Un grupito de simpáticas colegialas de las RR. Franciscanas de
Caimari (Mallorca) han enviado a nuestro Procurador Provincial de Misiones la cantidad de 750 pesetas para nuestra misión del Perú.
¡Muy bien por esas buenas niñas de Caimari! Y muchas gracias
también a otros tres anónimos de 100 pesetas cada uno que desde la misma encantadora villa hemos recibido. Que el Señor se lo recom¬
pense.

- DBCORACIÓIW - T A P 1 C B R f A
HIJOS DE JOSE LLABRES
Sindicato. 26 al 32 - Tel. 221213 - PALMA DE MALLORCA
*

REVISTA MENSUAL DE LOS P P. FRANCISCANOS DE LA T. O. R.
•
ABRIL 1972

Año LXIIi - Núm. 745

•

REDACCIÓN Y ADMÓN:
CONVENTO DE SAN FRANCISCO
TELÉFONO 212695
PALMA DE MALLORCA

•
DIRECTOR: P. MIGUEL COLOM MATEU, T. O. R.

ADMINISTRADOR: Fr. JAUME TUGORES MESTRE, T. O. R.
•
CON LICENCIA ECLESIASTICA
•
IMPRESIÓN: ARTES GRÁFICAS GIMÉNEZ

•

i

PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN:

ORDINARIA. BIENHECHOR PROTECTOR

.

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.

...

...

75 PTAS. 100 « 500 .

•

DEPÓSITO LEGAL P. M. 340 -1958

NUESTRA PORTADA

(Imatge del Ilibre CIUTADELLA DE MENORCA)

ANTIGA CREU DE TERME (Camí de

Santandria, Ciutadella, Menorca) - Nuestros

padres adornaban los caminos con el testimonio de safe. Nosotros también, con el testimonio de

nuestra fe en el anuncio de un electrodoméstico, de un nuevo modelo de coche, de un coñac, de

un traje de baño, de una nuva película, etc.

V

y

lea eu efiite números

¿Ecumenismo exagerado? .... 3

Anales de la Provincia Española de la In¬

maculada Concepción de la Tercera Or¬

den Regular de San Francisco.

.

.

4

Nuevos cristianos

6

Habla Mons. Dadaglio, Nuncio Apostólico

en España

6

Pensamientos

9

Un poco más sobresermones complacientes 10

Fisonomía de San Francisco .

,

.

.12

Retorna, poesia!

13

Pàgina Literària

14

El davallament de la creu .

.

.

.16

Nuestras misiones

18

Celebración del día de la Venerable Sor

Francisca Ana Cirer

.

.

.

.20

Caminando lejos, sin piernas

.

.

.21

Nuestra pequeña historia .

.

. 22

Página del terciario

23

Arquitectura defensiva de Mallorca . . 24

Cánticos religiosos

26

Chistes

28

1

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CONSTRUCCIONES MUT, S. A.
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Santiago Rusiñol, 4

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JovelUnos, 2 y 4-Pelalres, 32

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PALMA DE MALLORCA

2

FOIOGRanA'
(FRENTE A U DIPUTACION)-PALIVIA

EDITORIAL
¿ECUMENISIIIIO EXAGERADO?
Porque, a pesar de los interrogantes, puede sonar mal la adje¬ tivación, expliquemos en seguida: el ecumenismo, en el sentido de todo esfuerzo que se realice para que se vean pronto debidamente suturados los viejos rasgones producidos por el cisma o la herejía en la túnica de la Iglesia de Cristo, no puede ser nunca exagerado. La obligación de dar cumplimiento a una de las cláusulas más in¬ sistidas en el testamento del Maestro divino, «que todos sean uno», debe siempre acuciar más y más a cuantos se sienten Iglesia.
No; la exageración viene por otros caminos. Por ejemplo, de par¬ te de aquellos que, por razones ecuménicas, opinan que cualquier for¬ ma de vida religiosa es buena («cualquier» es sinónimo de ninguna para gran número de llamados católicos); de parte de los que afir¬ man que la Iglesia católica o romana no tiene toda la verdad, sino que viene a estar en un plano parecido al de las demás iglesias cris¬ tianas (a lo mejor no distinguen muy bien entre «todo» y «parte» los que asi discurren); o del lado de aquellos que casi pretenden que los que se alejaron de la casa paterna de la Iglesia no fueron los otros, sino los mismos católicos y que, por consiguiente, son éstos los que deben humillarse, convertirse y pedir perdón por su desviación y so¬ berbia. Y de ahí los mimos y zalamerías casi sólo para los hermanos separados.
Pero la Iglesia, por voluntad de su divino Fundador, no es más que una, con una sola autoridad suprema, infalible, la del Vicario de Cristo. No muchas iglesias, no un pluralismo mal calibrado, no indeferentismo. «Por El mismo (Cristo) nos condujiste al conocimiento de su verdad, para que mediante el vínculo de una fe y un bautismo nos convirtiéramos en su Cuerpo», se lee en uno de los nuevos pre¬ facios de la Eucaristía. No, no es por el desleimiento de nuestra fe, de nuestra religión que se ha de conseguir la unión de las Iglesias. El mismo profesor luterano Cullman escribía no ha mucho: «La crisis actual de la fe amenaza con engendrar un ecumenismo fácil en el que los cristianos de las diferentes confesiones se encuentren con la base de una crítica puramente negativa de las iglesias y nada constructiva y, lo aue es más grave, capitulando ante el mundo».
Viven en la confusión los que piensan que las otras confesiones cristianas poseen verdad que la Iglesia católica no tiene. La Iglesia católica guarda celosamente el depósito total de la fe; las otras con¬ fesiones, por heréticas, niegan alguna de aquellas verdades, rete¬ niendo las otras. Perdónese la elementalidad de esas nociones, ne¬ cesarias para que quede claro nuestro razonamiento.
Cualquier manual ilustra suficientemente sobre la historia de las herejías y los cismas. Así que tampoco hace falta detenernos más en este punto. Solamente queremos salir al paso de los que inconside¬ radamente despotrican contra la Iglesia por el comportamiento te¬ nido con los herejes. Es verdad que, contemplados desde la altura de hoy, ciertos hechos serían apenas excusables. Pero tampoco sería
(Continúa en pág siguiente)
3

ANALES
DE LA
PROVINCIA ESPAÑOLA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
DE LA
TERCERA ORDEN REGULAR DE SAN FRANCISCO

I
(Continuación)
1850.—«A los quince Enero de mil cchocientos cincuenía el infrascrito bautizó un niño nacido a las diez de la noche de ayer, hijo legítimo de Miguel Ciar y de Angela Barceló, eonsortes. Abuelos paternos: Bartolomé y Francisca Ana Nadal, consortes; y los maternos: Ignaeio y Ana Fullana, consortes. Todos naturales y vecinos de esta parroquia. Se le puso por nombre BARTHOLOME. Fueron sus padrinos: Bartholomé Ciar y Ana Barceló, a quienes se notifieó el parenteseo espiritual y la obligación. En cuya fe lo firmo.—Lorenzo Monserrat, Vi¬ cario».—Rubricado. (Arch. Dioces. Libro bautismos Parroquia de Lluemayor, años 1849-51, pág. 28, n. 9).
Bartolomé Ciar y Bareeló será el primer hermano y com.pañcro que la Congregación de

(Viene de la pág. anterior)

¿ECUMENISMO EXAGERADO?

ésta una manera razonable de proceder: aquellos hechos no deben sa¬
narse del contexto social y cultural propio del tiempo en que se reali¬
zaron. No era aquello odio o rencor, sino celo, tal vez un poco des¬
caminado, por la pureza de la fe y la gloria de Dios. ¿No pedian San¬
tiago y Juan fuego contra la aldea samaritana que no quiso dar alo¬
jamiento a Jesús? Recuérdese, además, que los celadores más decidi¬
dos tanto de la fe católica como de la reforma eran los mismos re¬
yes. Por otra parte, es bien sabido que no eran menores, antes ma¬
yores, los desmanes y tropelías que cometían los herejes. Escribía Te¬ resa de Jesús: «En este tiempo vinieron a mi noticia los daños de
Francia y el estrago que habían hecho estos luteranos, y cuanto iba
en crecimiento esta desventurada secta». Y más adelante: «Viendo
tan grandes males, que fuerzas humanas no bastan a atajar este fuego de estos herejes...» y «¿cómo pueden sufrir unas entrañas tan amoro¬ sas como las vuestras... sea tenido en tan poco como hoy día tienen esos herejes el Santísimo Sacramento, que le quitan sus posadas des¬ haciendo las iglesias?». (Camino de perfección, I y III). No cabe duda que Teresa expresaba el sentir de la Iglesia de entonces.
Los tiempos han cambiado. Apenas suenan ahora los nombres de «hereje» y «cismático». Han sido substituidos por la expresión de «hermanos separados». Un feliz hallazgo, por cierto. Tratemos a los hermanos separados con amor. Y bien está que, sin que lo obstaculice ia muralla de la separación, nos pidamos perdón mutuamente. Pero que no se desorbiten las cosas, no las saquemos de su punto. Por eso, contra la opinión de muchos, nosotros no alabaríamos ciertas fun¬ ciones religiosas llamadas ecuménicas, tenidas en nuestras iglesias: porque suelen tener más de espectáculo que de otra cosa, y porque no dejan de producir cierta confusión en la fe del pueblo sencillo.

4

Jesús, María y José (1), establecida en las dependencias de, la Sacristía del antiguo convento de Observantes de Llucmayor, recibirá como novicio, en 20 de abril de 1880; y será también
11885523..——VEalcntequien abrirá el Necrologio de la Tercera Orden Regular de nuestra Provincia, por su muerte
acaecida el 14 de septiembre de 1901, a los 50 años de edad, a consecuencia de una menin¬ gitis infecciosa.
En enero de 1850 residían todavía en Llucmayor, adscritos a la iglesia del convento, los si¬ guientes Observantes exclaustrados: D. Lorenzo Roig, del convento de dicha villa; D. Miguel Tomás, id.; D. Francisco Mir, id.; D. Antonio Llambías, id.; D. Juan Pastor, natural de Lluc¬ mayor. pero del convento de Sóller; D. Bartolmé Pons, id. id.; y D. Domingo Garcías, pro¬
cedente de Artá.
Había, también, D. Antonio Contestí, capuchino; D. Lorenzo Garau, mercedario; D. Anto¬ nio Coll, carmelita; D. Magín Tomás, dominico; y D. Juan Frigola, agustino secularizado. Unos y otros con opción a la pensión del Gobierno, por no disfrutar de renta eclesiástica ni estar adscritos a parroquia alguna, a título de Ecónomo, Vicario, etc,
la Sede mallorquina por traslado del limo, y Rdmo. Sr. D. Rafael Manso a la de Zamora, es nombrado Obispo de Mallorca y es consagrado en Madrid, el l.“ de febrero, el limo, y Rdmo. Sr. D. Miguel Salvá y Munar, Caballero de la Real Orden de Carlos III, Bi¬ bliotecario del Palacio Real, Censor y Tesorero de la Real Academia de la Historia, etc., etc. A todos estos títulos los diocesanos mallorquines antepusieron el de su naturaleza: nacido en la payesa villa de Algaida. Por eso saldrá de madre el río de su entusiasmo al vitorear en su pro¬ pia lengua al Obispo y Pastor, que viene a confirmarles en la fe de sus mayores, el día de su entrada, 12 de abril.
día 28 de enero, en virtud de Real Cédula, se da colación y canónica institu¬ ción de Párroco de Llucmayor, al actual Ecónomo, Dr. D. Honorato Salvá, el cual, el 3 de fe¬ brero, toma verdadera posesión, practicándose los actos de estilo en las puertas de la iglesia, altar mayor, sagrario, coro, sacristía, confesionario, casa rectoral v oratorios públicos del distrito.
En su primera Visita Pastoral a la parroquia de Llucmayor, el 5 de mayo, el limo, y Rdmo. Sr. D. Miguel Salvá y Munar administra el sacramento de la Confirmación a un crecido núme¬ ro de niños y, entre ellos a BARTOLOME CLAR y BARCELO, actuando de padrino D. Antonio Catany, Pbro. y beneficiado de dicha parroquia.
1855.—NACIMIENTO DE JUAN GARAU Y PUIG. ccA primero de Agosto de mil ocho¬ cientos y cincuenta y cinco, el infrascrito bautizó un niño nacido a las once de la noche de ayer, hijo legítimo de Juan Garau y de Margarita Puig, consortes., Abuelos paternos, Juan y Juana Ana, consortes; y los maternos, Juan y Angelina Puig, consortes todos naturales y veci¬ nos de esta Parroquia; se le puso por nombre JUAN; fueron sus padrinos Juan Puig y Palou, y Gerónima Tomás Company, a quienes se notificó el parentesco espiritual y la obligación. En cuya fe lo firmo.—Nicolás Garau. Vicario». Rubricado (Arch. Diocesano, Libros de bautismos, parroquia de Lluchmayor, años 1851-56, pág. 182, n. 151).
Es el segundo de los cinco hijos del matrimonio de Juan Garau Trobat y Margarita Puig y Puig, celebrado el 5 de noviembre de 1851, con domicilio en calle del Rey Jaime I, n.“ 33.
Fueron los otros hermanos de JUAN: Juana Ana (bautizada el 10 de enero 1853); Ber¬ nardo (10 abril, 1858, que falleció luego, el 22 abril, 1860); Juliana (13 abril, 1860) y Ber¬ nardo (23 diciembre, 1862).
Juan Garau y Trobat, (a) Mestre Juan Contestí, jornalero y trajinante, fue uno de los cua¬ tro o cinco últimos patriarcas llucmayorenses que nunca abandonó el vistoso y elegante —hoy ya folklórico— traje de payés «a Pample», «a la grossa» o «amb bufes», qixe de estas tres ma¬ neras lo hemos oído nombrar: con él llevó a su mujer al altar y con él lo llevaron al sepulcro el 8 de octubre de 1916, a sus largos 95 años de edad.
Día 19 de diciembre rindió su alma a Dios, a los 82 años de edad, el que era Vicario Pro¬ vincial de los Observantes, cuando la forzosa exclaustración del 1835, M. R. P. Fr. Rafael Con¬ testí, natural de Llucmayor. Hallándose pobre y con necesidad, tuvo que acogerse a la Real
Casa de Venerables, una manera de asilo para exclaustrados, establecida en la Casa de la Mi¬ sión, de Palma. Lector de Filosofía y Teología en la Orden, siguió enseñando, particularmente, estas disciplinas. Entre sus alumnos privados hemos visto, en 1846, a Juan Calafat y Morlá (vide HERALDO, marzo 1972). (Continuará).
P. Francisco AMENGUAL, T. O. R.
(1) Estaba formada solamente por tres miembros: Antonio Ripoll, Matías Cardeli y Juan
Garau.
5

NUEVOS
CRISTIANOS
por GREGOR/O MATEU, T. O. R.

Puntualizando
Vivimos unos tiempos en los que mu¬ chos conceptos que parecían pacíficos e inamovibles, van siendo sometidos a re¬ visión. Se van abriendo nuevas galerías
a mayor profundidad en la mina de Dios, para extraer escondidas y valiosas ri¬
quezas.
Hemos recibido numerosas comunica¬ ciones en las que se nos piden aclara¬ ciones al artículo del pasado mes sobre la vocación sacerdotal. Ya quisiéramos nosotros conocer la mágica panacea que solucionara todos los problemas plantea¬ dos a los sacerdotes. Mientras no la co¬
nozcamos, tenemos que andar buscando, aunque sea a tientas, parciales soluciones a tantos interrogantes. No está delimita¬ da la figura del sacerdote; no santifi¬ camos la imagen del sacerdote guerri¬ llero, a lo Camilo Torres, que lucha enér¬ gicamente para implantar la justicia so¬ cial, ni mucho menos la del sacerdote funcionario que se limita a rellenar unos papeles o a cobrar unos honorarios... Creemos que quien busca la verdad, po¬ niendo en el juego de la vida una enorme carga de generosidad y de entrega, es siempre digno de respeto. Nuestros ar¬ tículos apuntan siempre hacia la búsque¬ da sincera y apasionada de nuevos cau¬ ces que nos conduzcan a la verdad.
Solamente quienes trabajamos en el di¬ fícil campo de la juventud, podemos co¬ nocer la tragedia existencial que supone comunicar una verdad heredada, pero cu¬ yos términos resultan ininteligibles y casi siempre son rechazados. Sería más có¬ modo y, desde luego, menos cristiano aceptar una situación establecida, sin ries¬

gos existenciales. Pero, para nosotros la búsqueda apasionada y sincera de la ver¬
dad es una vocación a la que no pode¬
mos traicionar.
Dios no muere
El mundo de hoy lanza gritos de pa¬ tética angustia ante los problemas exis¬ tenciales que le deprimen. Para muchos.
Dios es un ser abstracto inventado por la fantasía humana. Al menos, así lo afir¬ man. El hombre se ha acostumbrado a vivir como si Dios no existiera. El ateís¬ mo práctico es una realidad incuestiona¬
ble.
Dios no puede morir. Quienes mori¬ remos somo los hombres, a pesar de
nuestras bravatas incoherentes y super¬
ficiales. Es cierto que no podemos llegar
fácilmente a Dios a través de nuestra li¬
mitada razón, pero El se ha dignado co¬ municarnos muchas verdades. Y, ventu¬ rosamente, quedan millones de almas que, con su conducta, con su fe de since¬ ros creyentes siguen dando constante tes¬ timonio de que Dios no muere.
Numerosas veces hemos escuchado los
débiles argumentos de muchos jóvenes que, en un afán de snobismo trasnocha¬ do, intentan sacudir la idea de la existen¬
cia de Dios en su contorno vital. Casi
siempre son argumentos sociológicos, estadísticos de un valor probativo insig¬ nificante. Si bien, presentados con pala¬ bras ambiguas y tonos solemnes adquie¬ ren una cierta forma de apariencia cientí¬ fica. Pero, cuando uno profundiza, se da perfecta cuenta de que se trata de recha¬ zar falsas imágenes que los hombres he-

6

mos «creado» y en las que todos estamos en desacuerdo. Otros marginan o niegan a Dios no por convencimiento, sino por¬ que su existencia es un continuo repro¬
che a su vida.
Es necesario jugar limpio. No pode¬
mos hacernos un Dios a nuestra medida.
Si Dios fuera comprensible ya no seria Dios. Dios, por definición, es esa verdad siempre más grande que nosotros y si no fuera así ya no sería Dios.
Cristianos, hoy
La gracia no actúa en los cristianos de forma anónima. Es bien personalista. Los sacramentos son de signo personal, aunque con un entronque comunitario.
El cristiano es el verdadero «actor» de
la Iglesia. El sacerdote no es más que el
«servidor» de tal acción cristiana. El ser
cristiano en la actualidad supone vivir encuadrado entre tensiones aparentemen¬ te irreconciliables: lo humano y lo divi¬ no, lo visible y lo invisible, lo temporal y lo intemporal, la santidad y el peca¬ do... ¿Cómo aunar todas estas fuerzas? No se pueden eliminar los datos de esta tensión, mas bien hay que vivenciarlos en un clima de fe, de autenticidad.
Se critica a la Iglesia con una fuerza enorme. Y se debe distinguir con toda claridad la Iglesia-institución y la Iglesia-
acontecimiento. Los cristianos se encuen¬
tran divididos por la acentuación de uno u otro extremo. En este problema la ins¬
tancia absoluta no se encuentra en el Pa¬
pa, sino en Cristo. Es el punto de equi¬ librio, de síntesis. Se debe dar una ma¬ yor responsabilidad a los nuevos cristia¬
nos. Es necesario escuchar la voz de la comunidad, teniendo a Cristo como eje de la tensión existente.
A los hombres y mujeres de la genera¬
ción adulta se les enseñó a no pensar
por su cuenta aceptando ciegamente aquello de que «doctores tiene la Igle¬ sia». Y hoy se está esfumando la imagen de la Iglesia, sin que sea posible aún de¬ finir los rasgos de la otra imagen. Por ello el joven se enfrenta a una situación muy compleja a la que debe hacer frente

no sin dolorosas crisis. Existe una con¬
testación religiosa juvenil a partir de un agudo sentimiento de la justicia social frente a la opresión, al hambre, a la do¬ minación. No puede aceptar unas cadu¬ cas estructuras triunfalistas apoyadas en la riqueza, el poder, el dominio religioso y moral sobre la conciencia del hombre. Por todo ello, el joven entra dentro del conflicto religioso con marcadas formas de agresividad. No viene a la Iglesia pa¬ ra encontrar la fe, sino que a través de
la fe se encuentra con una colectividad
en movimiento que es la Iglesia. El jo¬ ven quiere un clima dialogal y amistoso, de comunicación sincera, de información objetiva y oportuna, respetando y refor¬
zando la libertad.
¿Es posible el apostolado?
La contestación ha provocado una gran hemorragia numérica en nuestras
filas católicas. La resistencia a muchas estructuras oficiales suscita un éxodo no
despreciable de fuerzas jóvenes que se marchan dando un violento portazo. El apostolado para estos jóvenes no puede ser o consistir en una mera, fría y apáti¬ ca exposición de unas verdades teóricas sin un contenido vivencial muy concreto y dinámico. Dios desaparece como punto
de referencia vital de una vida que se
consume en la tierra y para la tierra. No podemos seguir siendo tristes portado¬ res de una moral represiva, de un conti¬ nuo desprecio del mundo.
Los jóvenes quieren nuevas formas de comunión, manifiestan una notable aper¬ tura y disponibilidad para con Cristo, a quien consideran un Hermano y el me¬ jor Amigo. Cristo verdaderamente era un hombre excepcional. Un hombre que amaba a los pobres, que desafiaba el po¬ der, un hombre libre y liberador. Cree¬ mos que nuestra gran esperanza radica
en encontrar un lazo de unión entre las
exigencias de los jóvenes y Cristo.
Es un trabajo inmenso que supone su¬ perar un cristianismo inauténtico, insípi¬ do, incapaz de mover estas fuerzas que laten a un ritmo desacompasado y lleno de angustia.

7

MBLt MOIIS. DADABIIO, BOBCIO APBSTBLICII EB ESFABA

NECESIDAD DE CULTIVAR LA VIDA DEL ESPIRITU

Primordial misión de
la Iglesia de Cristo
A mi parecer, en nuestros días se in¬
siste tal vez demasiado exclusivamente
en la misión y compromiso temporal de la Iglesia y de todos sus miembros. Y ai hablar así, con esa insistente demasía, se puede engendrar una impresión ine¬
xacta de la auténtica vocación del cris¬
tiano y de la primordial misión de la Iglesia de Cristo. El prestar esa insisten¬ te atención a los problemas del orden temporal —problemas de estructuras so¬ ciales, económicas o políticas—, fácil¬ mente nos puede llevar a la falsa idea de que la religión se reduce a un puro humanismo, centrado en la promoción natural de los valores y de los derechos de la persona humana. Esa misma par¬ cial y excesiva atención podría llevar
también a muchos a la idea de que la misión de la Iglesia tiene que ser, ante todo, la renovación social en un orden puramente humano.
Para la Iglesia no es ese el orden que se debe seguir en la ejecución del plan de la salvación que su Divino Fundador le ha confiado. La Iglesia tiene, como propia y primordial, una misión de or¬ den sobrenatural; dirigida inmediatamen¬ te a la santificación y salvación de los hombres por la gracia redentora de Cristo. Toda la actividad de la Iglesia tiene que estar impulsada por esa in¬ tención sobrenatural salvifica y santifi¬ cante de incorporación al reino de Cris¬ to, que no es de este mundo.
Mensaje exclusivo de la Iglesia
La Iglesia puede y debe hacer cuanto esté de su mano para que las estructu¬ ras temporales sean conformes al orden

de justicia y amor que Dios ha estable¬ cido. Pero, en toda esa legítima y ne¬ cesaria actividad y magisterio, referidos al orden temporal de la vida de los hombres y de los pueblos, la Iglesia tiene presente, como intención primera, aquel destino sobrenatural a la salva¬ ción y a la gloria, que es el único mensaje que a la Iglesia, de modo ex¬ clusivo, le compete proclamar ante el
mundo.
Para la Iglesia y para el cristiano que quiere ser fiel a ella lo primero es el reino de Dios, que es reino de santidad y de gracia. Todo lo demás, aun la jus¬ ticia social, las rectas estructuras tem¬ porales y humanas, deben ser fruto bien logrado de una vida auténticamente cristiana y conforme a los principios de justicia y amor proclamados por el Evangelio. No se puede invertir el orden de las cosas. Aquí también podemos ate¬ nernos a las palabras del Maestro: «Bus¬ cad primero el reino de Dios; todo lo demás se os dará por añadidura».
Prioridad de lo sobrenatural
Si esto es así, ¿por qué no se habla
con más insistencia de lo que es urgen¬
te e importante para el verdadero após¬ tol de Jesucristo, esto es, de la conver¬ sión del espíritu, de la santidad de la vida? ¿Por qué no se habla de los pe¬ ligros que amenazan la vida cristiana, cuales son el materialismo y el egoísmo, que invaden hoy la sociedad cristiana? ¿Por qué no se denuncia —siempre con amor, pero con energía —la frivolidad, la corrupción, la desenfrenada libertad que destruye los hogares, las drogas alu¬ cinantes que detrozan las vidas? ¿Por qué, frente a la triste y dolorosa reali-

8

dad de nuestro mundo no se habla más de la virtud, de la austeridad y mortifi¬
cación que frenan las pasiones, purifi¬ can la vida, ennoblecen el amor y for¬ man los caracteres nobles y valientes? Tanto como se tiene en cuenta hoy la
contaminación del medio ambiente na¬
tural, ¿por qué no se hace lo mismo con la mucho más peligrosa y letal contami¬ nación de las costumbres, del medio am¬ biente moral? Y frente a ella, ¿por qué
no invitamos a los hombres al sentido
del deber, al sentido de la responsabili¬ dad, a la búsqueda de los caminos de Dios, al respiro de la oración, a la imi¬
tación de Cristo? Todo ello sin desen¬
carnarlo, es verdad, de la vida humana y de las exigencias de la convivencia fra¬ terna entre los hombres, pero con toda claridad y empeño, «oportuna e impor¬
tunamente».
Sólo así, respetando fielmente esta prioridad de lo sobrenatural, la Iglesia dirige su solicitud hacia las realidades temporales, las ilumina con su doctrina fundada directamente en los principios de justicia y amor del mensaje evangé¬ lico. Y en esta acción de su magisterio, la Iglesia reconoce y respeta (y nos exhorta a todos a obrar así) la legíti¬

ma autonomía de que gozan, dentro del plan divino, esas mismas realidades tem¬ porales.
No es lícito instrumentalizar
a la Iglesia
Esto es importante, porque también de ello se deriva que a nadie es lícito instrumentalizar a la Iglesia o a su doc¬ trina, para servirse de ellas en favor ex¬ clusivo de una determinada opción tem¬ poral, cuando estas opciones pueden ser múltiples y todas legítimas dentro de los principios rectores del magisterio de la Iglesia. Interesa tener esto en cuenta para evitar las enconadas discordias que se producen, cuando, en nombre de la Iglesia y escuchándose en su doctrina, se pretende monopolizar, ya de un lado, ya del otro, la buena fe y la lealtad a la misma Iglesia, en defensa de posiciones o intereses temporales, a los cuales la Iglesia, por sí misma, es ajena y, res¬ pecto de los cuales, sólo puede exigirnos
a todos una única fidelidad: la del Evan¬ gelio.
(De la homilía en la consagración del nuevo obispo de Segorbe, Castellón, el 6 del pasado mes de febrero).

PENSillMEIENTOS
¡Ama la estrella, hierba del camino, y tus sueños se abrirán en flores! Arbol: tus hojas temblorosas me acarician el corazón como los dedos de un
niño chico.
¡Mírala en el polvo, la pobre flor que quiso ser mariposa! La mañana besó a la flor de la noche, que acababa, tardía, de abrir. Y se es¬ tremeció la flor, y suspiró, y se deshojó en la hierba. Madre eterna, ¡cómo tu canción de cuna me llega a través de la tristeza de
todas las cosas.
Cuando llega la verdad, parece última su palabra; pero su palabra última da siempre a luz otra palabra.
La noche callada es hermosa como una madre; el día alborotador, bello como un niño,
¡Eterno Caminante, busca por mis canciones y encontrarás la huella de tus pasos!
9

UN POCO MAS SOBRE SERMONES COMPLACIENTES
por JOSE JIMENEZ LOZANO .

Todavía unas líneas más sobre sermo¬
nes. ¿Cómo se predica ahora? Creo que, poco más o menos, como se escribe de temas religiosos: sin duda, predomina el gusto por los problemas sociales o sociopolíticos y han pasado a segundo plano Sos temas de espiritualidad y los especí¬ ficamente teológicos o religiosos. Parece absurdo, pero es así. Es más, una cierta
dictadura o terrorismo intelectual de re¬
verencia a la moda o a los gustos del mo¬ mento hace que temas como la muerte, el cielo, la obediencia, el sentido de peca¬ do o de autoridad eclesial resulten ver¬
daderamente tabúes.
Creo haber dicho ya, desde estas pági¬ nas, que el gran drama de la Iglesia pos¬ conciliar es, para mí, su excesiva preocu¬ pación por hacerse atractiva, por ganar parroquia y clientela, por no espantar. Y, a la vez, su unidimensional obsesión: la ¡sociológica, un excesivo mundanismo. Es úna Iglesia con miedo, en gran parte.
Desde un puro punto de vista cultu¬ ral, nuestro mundo, a través de los mil
medios técnicos de comunicación de ma¬
sas y de propaganda deja un escaso margen de libertad de juicio y de liber¬ tad de expresión individual, y, por ejem¬ plo, nadie se atreve a decir que Picasso no le gusta, como hace unos años nadie se atrevía a decir que la «Divina Come¬ dia», pese a sus momentos geniales, en general, le resultaba una lata bastante inaguantable. Hasta el buen burgués tie¬ ne, en su casa, alguna obrita marxista, siquiera para que sus amistades no le consideren un oscurantista, y conozco quien, a costa de sudores, algún día aca¬ bará de leer una novela hispano-ameri-
cana de mucha fama con la esperanza
de que, al final, le guste, o, por lo me¬ nos, pueda hablar de ella con algún fun¬ damento y no pasar por demasiado tra¬ dicional en literatura. Y ya es triste una cultura así. Tan triste, que yo creo que,
por esto mismo, ya no es una cultura, pero mucho más triste es un cristiano o una Iglesia aterrorizados por esos
miedos.
Miedos absurdos, por lo demás, por¬ que de los cristianos y de la Iglesia to¬ dos los que vuelvan a ellos los ojos con limpieza no esperan otra cosa que pala¬

bras religiosas, por desusadas que estén en nuestro mundo. Ni siquiera en el pla¬
no cultural, y mucho menos en pianos como el científico o el político, nadie debe pedir ni esperar nada de la Igle¬ sia. Esta no tiene por qué ser madre, ni madrina de nuevas culturas, ni por qué
apadrinar este o el otro logro humano, ni por qué preocuparse de estar a la
moda o de resultar demasiado anacró¬
nica.
Ciertamente tiene que responder a las
preguntas de cada época y, por supuesto, a las demandas que el pensamiento o la ciencia hacen a la fe, a la vez que servir a los hombres para su propio de¬ sarrollo, pero no podrá olvidar nunca
que al Cristo crucificado que tiene que predicar no se le van a arrebatar de las
manos como un «best-seller» o como un
electrodoméstico de gran publicidad. Y debe rechazar enérgicamente la tenta¬ ción de que esto ocurra.
Además de aquel tono aburrido y triun¬ falista o desafiante, a que me refería en mi anterior artículo, ¿forma también par¬ te de nuestra antipatía a los sermones lo que, en realidad, tenían de cristia¬ nos? Ya he contado que los predicado¬ res medievales despertaban a su audito¬ rio o aliviaban su cansancio, durante aquellos sermones que duraban horas y horas, lanzando pullas contra el alto cle¬ ro o los poderosos de la época, y, des¬ de luego, aquel pueblo cristiano prefe¬ ría, seguramente, el sermón al espectᬠculo de los saltimbanquistas, porque el sermón acababa, frecuentemente, en una especie de «happening» demagógico: los predicadores, populares en efecto, ponían el énfasis en el lujo de esas clases altas e invitaban a su auditorio a arrojar a la hoguera que allí se encendía los obje¬ tos de adorno, o azuzaban a los mozal¬
betes para que arrancasen, con sus pro¬
pias manos, de la cabeza de las altas damas los coquetos gorritos parecidos a una mitra de obispo y acabados en dos picos. Y quizás ese mismo pueblo llora¬ ba ante los sufrimientos del Salvador en
su 'Pasión o temblaba ante las llamas in¬
fernales que veía pintadas en las paredes del templo o sentía morbosos estreme¬
cimientos ante los sermones sobre la

10

muerte; pero la apelación a la obedien¬ cia, a la castidad, a la conciencia de pe¬ cado o al respeto de la autoridad eclesial por sí misma o incluso las apela¬ ciones a la auténtica libertad, siempre tan difícil y costosa, es indudable que invitaban al sueño y hacer oídos sordos. Y es lógico: la Cruz, la predicación so¬ bre la Cruz siempre será absurda, difícil de soportar, y puede decirse, con Kier¬ kegaard y Pascal, que, en el último tér¬ mino, la existencia de una cristiandad
o el éxito de la misma está en un siste¬
ma de contrapesos y ocultamientos de las demandas radicales de la fe cristiana,
y cada época dispone u ofrece un siste¬ ma distinto de estos contrapesos y téc¬
nicas de ocultación.
El riesgo de inserción de la Iglesia en el mundo es, por otra parte, inevitable
y lo único que cabe hacer, en todo caso, es ser lúcidos respecto a ese riesgo, por¬ que la primera tentación es acomodarse demasiado al mundo nuevo, a la nueva
época a la que hay que predicar la Pa¬ labra de Dios; y si este riesgo es, ya de por sí, muy serio en la tranquilidad de los laboratorios teológicos —en el su¬ puesto de que la teología auténtica pue¬ da hacerse en laboratorio con la puerta cerrada y a espaldas de la realidad—, se duplica, como es natural, en las mani¬ festaciones de la cotidianeidad religiosa, como lo es la predicación. Los ejemplos llegan a ser hirientes y pintorescos; en el período barroco, se llegó a los mayo¬ res excesos de magnificación de la muer¬ te hasta hacer de ella un absoluto y dar origen, en la sensibilidad popular, a un verdadero inmanentismo, materialismo y ateísmo populares o hasta equiparar la
majestad de los reyes con la de Dios; en la época contrarrevolucionaria y antide¬ mocrática del XIX, todo un obispo de París trataba algo así corneo de lavar la vida de pobreza y humildad de Cristo, arguyendo que, a pesar de todo, «tam¬ bién El era de buena familia». ¿Y
ahora?
Ahora, los riesgos de encarnación de la Iglesia en nuestro momento histórico
son, como siempre también, las más fuertes tentaciones para el cristiano y,
por supuesto, para el predicador que se enfrenta a un mundo que le es hostil o está tentado de conquistar, como sea. La amenaza más fuerte que pesa, entonces, sobre la Iglesia es, como escribe René Latoureile, pero es obvio para cualquiera que quiera ver las cosas con simplicidad,
la de reducir el cristianismo a un huma¬
nismo y, más concretamente, a sociolo¬ gía. La Iglesia sería exclusivamente pa¬ ra el mundo y acabaría disolviéndose en él. El hombre sería, también en el pla¬ no de la fe, la medida de todas las co¬

sas y Dios se alejaría tanto en el hori¬ zonte que resultaría el «Deus otiosus» de la Ilustración, no solamente innecesario para echar a andar el mundo, como de¬ cía Laplace, sino innecesario también pa¬ ra la propia fe. Cristo mismo sería poco más que el símbolo o el tipo del «otro», el amor cristiano pura solidaridad hu¬
mana y la fe quedaría reducida a pura ética, a poético sentimentalismo, a cli¬ ma liberal y filantrópico. El Cristo Po¬
bre se convertiría en un Cristo Proleta¬
rio o hasta en un puro hombre perse¬ guido por las autoridades constituidas, y la Iglesia pasaría, de ser una monar¬ quía excesivamente absoluta, a convertir¬ se en un gobierno «de la base o en al¬ guna comunidad fourierista. El viejo «ne¬ gocio de la salvación», como se decía an¬ tes, con un evidente mimetismo capita¬ lista, pasaría a ser ahora el «negocio de
la revolución» o del «reinado social» y no
es preciso señalar de qué clase es es¬ te otro mimetismo. ¿Y qué duda cabe de que el hombre de hoy se siente fas¬
cinado ante este «nuevo cristianismo» co¬
mo el «honnéte homme» del XVII se
quedaba con la boca abierta ante los casuistas, que le ofrecían una religión tan emocionante y fácil de conciliar con el mundo? ¿Qué duda cabe de que este nuevo mundanismo católico nos despere¬ za a todos en los bancos de la Iglesia y que suena mejor a nuestros oídos que la machaconería sobre la fidelidad, la obe¬ diencia, la pobreza, la castidad, el atroz sentido del pecado o la muerte terrible del Redentor para librarnos de la perdi¬ ción? Se comprende muy bien que los que predican utilicen, entonces, estas ideas hasta como pura cortesía con el mundo moderno al que tienen que diri¬ girse, pero quizás, o seguramente, no po¬ demos ya engañarnos hoy como ayer. Sa¬ bemos demasiado bien lo que es cris¬ tianismo y lo saben perfectamente bien incluso los que están totalmente aleja¬ dos de él y esperan de la Iglesia y del predicador, o incluso del simple cristia¬ no, no descubrimientos, ni recetas cultulales, científicos o sociopolíticos, sino la Palabra sobre el sentido de la vida, el
rostro auténtico de Jesús. Noticias so¬
bre ese inquietante Reino de Dios y el misterio de la iniquidad y del mal en
el mundo. Y les suena a intolerable cle¬
ricalismo que la Iglesia pretenda ense¬ ñarles otra cosa o caucionar siquiera los logros de la historia. Es una increíble paradoja que sean precisamente estos hombres, muy alejados o extraños a la Iglesia, los que, ahora, devoran sermones religiosos, los únicos que no se duermen. Pero hay pruebas de ello.
(De «Destino»)

n

Tisanomía de San Trancisco
su SINGULAR AMOR AL AGUA, A LAS
PIEURAS, A LOS ARBOLES Y A LAS
FLORES
Después del fuego amaba Francisco singularmente el agua, como figura de la santa penitencia y tribulación, con las que se limpian las manchas del alma, y porque esta limpieza se hace, primero, con las aguas del santo bautismo. De aqui que, cuando se lavaba las ma¬ nos buscaba un lugar donde al caer el agua no pudiese ser hollada por los pies. Además, cuando caminaba sobre las piedras, lo hacia con gran temor y reverencia, por amor de Aquel a quien se da el nombre de piedra; por lo cual, siempre que repetia aquellas palabras de David: En la piedra me ensalzaste, decía con reverencia y devoción: Me ensalzaste sobre la piedra debajo de mis pies.
Decía también al religioso encargado de preparar la leña para el fuego que nunca cortase del todo un árbol, sino que dejase siempre alguna parte para su reproducción, en prueba de amor hacia Aquel que quiso obrar nuestra salud en el árbol santo de la cruz.
De igual modo hablaba con el religioso encargado de cultivar la huerta. Le decía que no la emplease toda en legumbres y otras hier¬ bas propias para comer, sino que destinase alguna parte de la misma, a fin de que produjese, a su debido tiempo, flores para los frailes, por amor de Aquel que se llama a sí mismo flor del campo y lirio de
los valles.
Más aún: aseguraba que el hermano hortelano debía cultivar un pequeño jardín en cualquier sitio de la huerta, plantando en él hier¬ bas olorosas y arbustos de los que producen hermosas flores, para que, en su tiempo y con su belleza y aroma, invitasen a cantar las divinas alabanzas a cuantos hombres las viesen o contemplasen. Pues, en verdad, toda criatura nos habla, diciendo: «Dios me crió por amor tuyo, ¡oh, hombre!».
Nosotros, que vivimos con el Santo, podemos asegurar que le vi¬ mos muchas veces gozarse en todas las criaturas de tal modo, que, al mirarlas o tocarlas, parecía que su espíritu no vivía en la tierra, sino en el cielo. Y por los muchos consuelos que experimentaba en las criaturas, poco antes de su muerte compuso un himno de alaban¬ za al Señor, admirable en todas sus criaturas, con el fin de excitar los corazones de cuantos oyesen aquel himno a glorificar y bendecir
a Dios.
ESPEJO DE PERFECCION, cap. 12, cxviii.
12

RETORNA, POESIA!

Bella poesia, Vantíga, la pairal, de quan el poeta encara somniava dins el petit món fingit, irreal, d’un cel sempre blau i una mar sempre blava;
poesia de quan per l’abril i pel maig el lliri i la rosella florien aquí i allà, en un temps tan gentil i una primavera tan bella!

de quan refilava el dolç rossinyol de nit o a l’alba fresca; de quan en les eres, al bat del sol, voltava la llarga tonada moresca;

poesia que duies la pau al cor i el guaries sense ajuda de metge; poesia que tot ho dauraves, sense or! i que embellies tota cosa lletja:

jo t’enyor, poesia d’ahir, perquè eres xalesta i galana com una volada d’aucell, com un dematí de clar estiu, com una nit de lluna.

Jo t’enyor, poesia! ¿I no tornaràs a omplir el meu buit, a dar-me això que em manca. a posar un poquet d’alegria en ma faç, a treure aquest mal que dins mi se tanca?
Bella poesia del bell temps passat; retorna i escampa una nova florida damunt això tan trist, tan complicat com és el meu cor, com és la meva vida!

Març de 1972.

Fra M. C., T 0. R.

13

Valent fui, si m’hagués durat, quan l’hagueren pres i lligat: ai rancant aquesta coltell meu, lleví l’orella a un jueu. Monsenyor dix: —Pere, ¿què fas? Car si fas mal, també n’hauràs—.
/ com a Déu, tot sobirà,
a Maleus l’orella tornà—,

Aprés, al peu de la creu agenollat, diu:

«COBIES DEL DAVALIAMENT DE EA CREU,
que es fa cada any en la Seu
de Mallorca»*
(1)SemblaComençaST.PERE,idiuato
de plant:
ST. PERE
—O dolarás!, ¿i que faré? Tota ma vida ploraré! O desolat i més que trist! Així he negat a Jesucrist!
O variable i traidor, dti.xar així a mon Senyor!
¿Com haguera altri servit que d'ell qui és Déu me só partit? Bé poria jo bravetjar que ab ell volia mort passar: confús ne rest eternalment d'haver comès tal falliment.
Bon deixeble li só estat
en temps de prosperitat! Però al revés: mudant-se el temps (1) i deixar-lo, tot fonc cnsemps. /Vo el deixí que res non tengués ni que maltractat m’hagués; que lo poder m’ha volgut dar
d’obrir los cels i tancar.
I mostra les claus.
D’aquells filats vells i dolents vivia jo ab prou turments,
I mostra los filats,
y ell ha’m fet dispensador dels cófrens d’infinit tresor.
No em resta més sinó morir,
com pens que ja m'ho dix ahir, dient: —.4ns que el gall sentiràs tres vegades me negaràs—. Bé fonc profeta vertader, i jo deixeble mentider: per un poc de por que tenguí tant he perdut, mesquí de mi!
* Per a facilitar-ne la lectura, el text va
transcrit, en general, en ortografia d’ara. I per aclarir el sentit, hem modificat també qualque vegada la puntuació.
que el text hauria de dir «mu¬
dar-se» i no «mudant-se».

-—Perdó, perdó. Déu, vos deman, si bé lo meu pecat és gran, car pels peccadors sou vingut, i per dar-nos vera salut—.
Alça’s ST. JOAN i volta la creu i diu en son plant:

—O trist, perdut i sens conhort! 0 perseguit de mala sort!
Dolor me lleva el sentiment,
tal Senyor e Mestre perdent! O Mestre dolç, ¿i que és estat aquest cas de tal novitat? ¿Així ens haveu deiccat. Senyor, com a ovelles sens pastor? E si no que ens heu volgut dar
la vosta Mare per repar,
no crec que més duràs lo món ni quantes creatures són. Mare de Déu, Verge, esforçau
e vostres dolors mesuran;
si bé és mort lo que heu parit vós, mort és per rembre els peccadors—.
Diu la MARIA en son plant:

—O atribulada Mare,

nada sols per a treball!

Fuis he perdut fill e pare,

trista, lo cor mi defall.

.

ST. JOAN:

—Llevan, Mare, anem-lo mirar

ans que el porten a soterrar,

i mesuran lo dol que feu;

■

Tiiostrau que sou Mare de Déu—.

■

La MARIA:

I

— 0 plena d’amargura:

■

¿lo meu conhort, qui en serà? (2)

M

que’l se, o Déu tor de natura (3),

H

mon Fill en creu mort està—.

H

La MARIA anant devés el cadafall

—Perdut he fill, sense pare concebut, per l’Esperit

(2) No estam segurs d’haver interpretat correctament els mots «qui n serà» del text edi¬ tat, on podria pensar-se també en «qui em serà» o «quin serà».
(3) Vers evidentment corromput o mal im¬ près. Abans d’intentar una reconstrucció caldria
veure el manuscrit.

14

engendrat al cel sens mare, eternal Déu infinit. 0 Fill, bondat sobirana, quanta caritat mostrau!
Per salvar natura humana
en la creu vós mort penjau . O Fill meu. Senyor i Pare! ¿Què és estat açò de vós? ¿Com deixau a vostra mare trista, ab tan grans dolós?
Aprés seuen prop la creu la MARIA i JOAN.
Parteixen-se ONICODEMUS (sic) i JOSEPH, i trobant-se en lo creuer dels bancs, anant devés PILAT, diuen a quatre veus:
Puis Jesús perdut havem, condemnat a mort tan dura,
a Pilat lo demanem
que li’n donen sepultura.
Diuen a PILAT a quatre veus:
Senyor, vós no ignorau com demà és festa d’honrar; doncs Jesús vós nos doneu (sic) perquè el pugam soterrar.
PILAT a to d’ALME LAUDES (sic):
Molt só content d’etorgar, nobles barons, lo que voleu. Doncs, anau-lo a davallar
vosaltres mateixs de la creu.
E donau-li loe condecent, que, sens dubte, hom era honrat; mes, per satisfer a ma gent, en dar-li mort só estat forçat.
Responen fent-li gràeies:
Del gran do que ens haveu dat, vos fem, senyor;
nostra potestat,
serà feta honor.
Muden-se:
li’n darem sepultura,
al com a ell pertany; la mort ab tanta cura
per nos ha, ab tant afany.
Tornada:
is de tots és Redemptor
'T nós tant bé ens precura, ■ú ab sa pensa pura arà a ell llaor.
arteixen-se i van a la creu
i fan una contemplació, dient:
O Jesús i Redemptor nostre,
sentenciat a gran tort,
per la culpa que no és vostra en la creu vós penjau mort!
Diu NICODEMUS a JOSEPH a to de: «0 Susana, cara muller»:
—Senyor Joseph, pujau primer.

que vós tal honor mereixeu, i a Jesús, Déu vertader, lo braç dret li desclavaren.
JOSEPH:
—Nicodemus, vós no m’honreu mentre Jesús tingam davant, que ell sol és qui honrar se deu, que davant ell no meresc tant. Absent (sic) los dos pujarem (4), tant quant porem devotament, i a Jesús omnipotent lo braç dret li desclavarem.
Pugen los dos per les escales i contemplant los peus, diuen un duo (sic):
Claus divináis qui heu tingut aquell que el món no pot tenir: el tresor de nostra salut, les claus són que ens poden obrir!
Quan són al costat, diuen:
Costat ubert de colp cruel, que fins al cor travessat ha, la porta és xiberta del cel la qual lo vell Adam tancà.
Quan són al cap:
Cap divinal, i com estau, tot travessat fins al cervell! Los peccats d’altri vós portau
ab turment de modo novell.
Dit açò, abaixen lo crucifici i tots lo tenen. Diu ST. JOAN:
Joseph, prec-vos que aliveu (5)
i a la Mare el Fill mostreu,
que un poc lo puga almenys tenir puis en la creu l’han fet morir.
Posen lo Jesús a la falda de la MARIA i diu NICODEMUS a to d’ETERNA RERUM:
Vullau-vos, Mare, aconhortar, .si bé tal fill haveu perdut, que ell és mort per a donar
a tot lo món vera salut.
Tenint la MARIA lo Jesús a la falda, diu a son plant:
Les mans teniu foradades, el costat de sang vermell, tantes nafres vos han dades, que no pareu gens Aquell! (6).
(4) Creim que «absent», mot sense sentit,
està per «ensems».
(5) Probablement «aliveu» s’ha de llegir «alliveu» = alleveu, Hat. allevare = alçar o ajudar.
(6) «pareu» = pareixeu, del verb «parer».

15

EL DàVàLLAMENT de LA CREU
Sobre l’existència del drama religiós a Catalunya i a Mallorca se’n tenen ja notícies del se¬ gle XIV. I en quant al drama litúrgic llatí, de molt més enrere. Dins aquest teatre religiós me¬ dieval fou d’una extraordinària importància el cicle de la Passió.
Per un document inserit per Mn. Mateu Rotger en la seva Historia de Follensa sabem que pel maig de 1355 ja es feia en el mercadal de dita vila, la representapió de la Passió de Jesucrist: ... cum fere tota plebs et gens Pollentie esset in mercatali dicti loci, ubi fiebat representatio passionis Domini nostri Jesuchristi... I l’investigador J. Massot i Muntaner qui, en «Supervi¬ vencia del teatre català antic» (ESTUDIS ROMANICS, Vol. XI, Barcelona, 1962, pàgs. 49-101), ens proporciona l’anterior informació, en el mateix documentadíssim treball assabenta també que en el segle XV, segons dades que es posseeixen, es feien a Sóller uns «entremesos del dijous sant».
D’aquests drames sobre la Passió se’n desglossava, o es creava ja com unitat autònoma, l’epi¬ sodi del Davallament de la Creu, atenent que podia esser dramatitzat i representat independent¬ ment dels altres de la Passió. Qui ens il.lustra ara sobre això és J. Romeu i Figueras en «Els textos dramàtics sobre el Davallament de la Creu a Catalunya...» (mateix Vol. XI d’ESTUDIS ROMANICS, pàgs. 103-132).
En BSAL (BOLETIN DE LA SOCIEDAD ARQUEOLOGICA LULIANA) del mes d’abril de 1887 G. Llabrés, en «Un hallazgo literario interesante», donava compte d’haver-li caigut dins les mans un preciós llibre manuscrit (actualment en la Biblioteca de Catalunya, sembla), llibre que no tardaria a veure la llum pública (ignoram, si el projecte es portà o no a terme). Doncs en aquest llibre (de lletra dels últims del segle XVI, escrit possiblement per un tal Miquel Pas¬ cual, ja que al final d’una de les composicions es llegeix aquest nom, seguit de les paraules; villa Búger 1599, precisa l’historiador Llabrés), entre moltes d’altres composicions religioses de caràcter dramàtic (designades quasi totes elles per l’autor o copista com a consuetos), s’hi tro¬ ben dos texts en vers mallorquí o català sobre el Davallament de la Creu, el primer dels quals fou publicat per Llabrés a continuació dels mots amb què donava notícia de la trobada. Es el que nosaltres oferim en la «Pàgina literària».
Romeu i Figueres que, en el treball ja citat, estudia les dues composicions dramàtiques ma¬ llorquines sobre el Davallament, ens notifica que la primera d’elles és igual que la segona (no¬ saltres no hem pogut veure més que la que inserim en la «Pàgina»), mancant, emperò, en la primera, la publicada per Llabrés, un pròleg de quaranta-dos versos, més altres quaranta-quatre versos que degué ometre el copista per distracció. Aquests quaranta-quatre versos saltats anirien segurament després del vers «perquè el pugam soterrar» i es referirien a unes escenes del patge de Pilat i del Centurió. Tant el pròleg com dits quaranta-quatre versos figuren en la versió se¬ gona, ens diu Romeu i Figueras.
Aquest darrer autor esmentat suposa que el Davallament mallorquí és una obra formada de diversos fragments, nous alguns d’ells i els altres manllevats d’alguna altra Passió dramàtica i d’algun Davallament més antics. I amb judici que a nosaltres ens sembla un poc miassa sever, afirma: «Aquesta forma compositiva, així com la brevetat, l’extrema conciósi, la descurança, la confusió i la pobresa general que presenta la peça, són característiques comunes a la gran ma¬ joria de les consuetos del manuscrit mallorquí».
Les poques notes que per nostre compte hem posat a les «Cobles» en la nostra «Pàgina» són ja indicadores de la descurança i confusió del manuscrit. Creim. no obstant, que alguna de dites notes, juntament amb la puntuació que hem establert, ajuden a fer més intel.ligible qualque passatge del text. Diguem, a més, que en la peça no hi abunden els castellanismes. Senyalem com els més notables: entre els sintàctics, uns quans casos de preposició a davant el complemente di-
16

recte, i entre els lexicals, l’ús del mot modo. Mètricament la composició està formada d’octosíl.labs i heptasíl.labs (escansió francesa). Versos que semblen curts poden fàcilment regularitzar-se des¬ fent la sinalefa. I si, per exemple, el vers «O Jesús i redemptor nostre» resulta hipermètric, és perquè en l’original allà on bi ha «i» hi devia haver simplement una coma.
Però fins i tot admetent que la peça en l’aspecte estrictament literari no valgui gaire, amb tot i això no deixa de presentar altres valors: manifestació (una mica confusa per estar Pobreta muntada d’escapolons més vells i més nous i amb qualque tret que tal vegada acusi importació del català continental) de l’estat de la llengua a Mallorca, a les darreries del segle XVI; \\ma dada més per a la història literària mallorquina; i un testimoni sobre litúrgia i costums religio¬ ses d’aquell temps. Tot això justifica que G. Llabrés qualificàs d’interessant la trobada de l’es¬ mentat manuscrit i que nosaltres hàgim duit a la «Pàgina literària» una de les composicions.
Les representacions teatrals religioses dins les esglésies no hi anaven bé. Eren motiu de greus i freqüents abusos: Com per causa (regularitzam l’ortografia) de les representacions les quals algunes voltes se són fetes per les esglésies, monestirs e capelles de la present Ciutat de Mallorques se són seguides e contínuament se segueixen, instigant lo enemic de humana natura, moltes ofenses a nostre Senyor Déu, inhonestat a la església, encara moltes inimicícies, scàndols e dissensions (el text diu «distencions») entre el poble cristià... (document de l’any 1470).
Per això les autoritats eclesiàstiques, a Mallorca igual que a Catalunya, hagueren de prohibir-les repetides vegades, sota penes d’excomunió i pecuniàries. Es veu, emperò, que es tractava d’un costum mal de desarrelar i que es reincidia en l’abús i que s’havia de reiterar la prohibi¬ ció. El document que hem citat més amunt continuava així: ... per tant lo molt honorable Mos¬ sèn Joan Martínez... (vicari general del hishe de Mallorca, Francesc Ferrer, absent) amonesta generalment per la primera, segona, tercia canònigues monicions e terme peremptori qualsevulla secular persona, de qualsevulla condició o stament sia, no gos ne presumesca, directament o in¬ directa, així dijous com en lo divenres Sant, de nit ni de dia, fer fer en les dites esglésies, ca¬ pelles ne monestirs ningunes representacions, ni en aquelles sien ni entrevinguen, exceptades les representacions les quals se acostumen fer en la Seu lo divenres Sant, de dia, segons en la con¬ sueta de la dita Seu és ordinat... ¿Seria aquesta consueta permesa en la Seu ja la mateixa re¬ produïda en la «Pàgina literària»?
Per un decret sinodal de 1692 ens enteram que les representacions, amb els seus correspo¬ nents desordes, tornaven estar introduïdes dins les esglésies. I és ara el bisbe Pere de Alagon qui prohibeix severament (traduïm literalment del llatí): En la casa de Déu, anomenada també casa d^oració, hi estan de sempre prohibides les representacions profanes. Més encara: com sigui que fins i tot les representacions de coses sagrades repugnin qualque vegada al culte diví i a la reli¬ gió cristiana, amb aquesta constitució nostra prohibim dites representacions de coses sagrades, incluint-hi el Descendiment de la Creu, dit vulgarment Devallament, puix en el dia de la Paras¬ ceve s’ha de contemplar la Passió del Redemptor amb el dolor intern del cor més bé que repre¬
sentar-la amb gests externs, [i les prohibim^ no solament dins les esglésies sinó també defora d’elles, i els que cometin tal excés dins les esglésies seran traspassats- amb el dard- de l’excomunió major. I els rectors i els superiors de Regulars que permetin aixó quedaran lligats amb igual censura. Però els qui representin fora de les esglésies seran obligats a pagar tres lliures (Hem extret els documents de l’esmentat treball de J. Massot).
El poble i la mateixa clerecia inferior, com ja hem dit abans, estaven molt aferrats al cos¬ tum de les representacions dramàtiques religioses dins les esglésies. En són encara restes que han arribat fins als nostres dies, el viacrucis del diumenge del Ram i PEndavallament del diven¬
dres sant.
Fra M. C., T. 0. R.
17

MISIONES

"Prelatura ¿Le Quajará’fttirim

GRANDES FIESTAS RELIGIOSAS Día 8 del pasado diciembre la ciudad de Guajará-Mirim vivió una de las jorna¬
das más emotivas y solemnes de su his¬ toria religiosa. Dos grandes acontecimien¬
tos llenaron de fiesta todo el ambiente: la
inauguración de la Catedral bajo el título
Mons. FRANCISCO REY, T. O. R , Primer Obispo de Guajará-Mirim. — Esta fotografía tiene veinticinco años. El joven Obispo llegó a la nueva Prelatura con sólo un saco de ropa sucia, después de un largo y pe¬ noso viaje, y con un corazón lleno de fe, de entusias¬ mo y de optimismo. Sus obras en la Prelatura habla¬
rán mucho tiempo de él.

de Nuestra Señora del Seringheiro (re¬ cogedor de cauchó), y un doble jubileo, las Bodas de Plata episcopales de Mons. Francisco Javier Rey, fundador de la Pre¬ latura, y las Bodas de Plata sacerdotales del actual Obispo de la Prelatura, Mons. Roberto Gomes de Arruda, T.O.R.
A través de estas páginas nuestros lec¬ tores conocen ya la enorme personalidad de estos dos grandes apóstoles, cuya la¬ bor no se ha limitado al campo religioso, sino que ha tenido grandes repercusiones en el campo social y material del territo¬ rio, que ha cambiado rostro completa¬
mente con sus atrevidas iniciativas.
MONSEÑOR REY
En otras ocasiones hemos hablado de
la enérgica personalidad de este gran Pre¬ lado y no vamos a repetir nada. Los he¬ chos y la historia de la Prelatura ha¬ blan y hablarán de él.
Queremos copiar sólo unas líneas es¬ critas por uno de sus misioneros, y que son la mejor radiografía del alma de este Pastor. Las copiamos, con el mismo tí¬ tulo, de una revista francesa.
ELLA ENTRO CON ENGAÑO...
Mons. Rey fue hospitalizado en abril de 1971. Sus amigos querían hacerle in¬ gresar en una clínica privada: «No, dijo él al saberlo, mi puesto es entre los po¬ bres del pueblo. Yo quiero ser admitido en una sala común de indigentes». No habiendo indicado él que fuera eclesiás¬ tico, pasaron dos días antes de ser admi¬
tido.
—¿Es verdad que es Vd. un Obispo de )a Iglesia Católica?, le preguntó una se¬
ñorita.
—Sí, ¿por qué? —Me siento orgullosa de ser católica al ver que un Obispo se hace operar y curar así. entre los pobres, entre los indi¬ gentes. Numerosos amigos querían visitarle.

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Mons. ROBERTO GO¬
MES DE ARRUOA, T. O. R., actual Obispo de Guajaró-Mirim.— Lo fo¬ tografia es de la Con¬ sagración episeopal del sucesor de Mons. Rey. Entre los asistentes, véanse sentados a la de¬
recha dos Indios, Pacas Novas, pacificados aho¬
ra muy especialmente por obra de Mons. Go¬
mes de Arruda.

No fue posible más que en las horas pre¬ vistas para todos. El tenía dificultad para recobrar el apetito. Una enfermera sugi¬ rió: los amigos podrían ayudarle a ali¬ mentarse mejor. Una directora de escue¬ la oyó la sugerencia. Pero las visitas no eran permitidas en las horas de comer. Entonces, al día siguiente, entre los cente¬ nares de enfermeras que entraban en el hospital, había una que era nueva, vestida
de blanco como las demás: era la direc¬
tora de escuela; ella había entrado con engaño, para hallarse junto a Mons. Rey
en la hora de comer. Gesto de amistad y
de devoción escogido entre otros tantos.
P. ROGER SUDRE
MONS. ROBERTO GOMES
Este dinámico Obispo, principal paci¬ ficador y actualmente «padre» de los In¬ dios Pacas Novas, no podrá jamás ser olvidado en la Prelatura. ¡Cuánto ha he¬ cho, hace y... hará por sus connacionales brasileños! Ha «gastado» dos avionetas, propiedad de la Prelatura, y tal vez para no «ser gastado» él mismo, prefiere aho¬ ra una lancha rápida... Nos cuenta breve¬ mente la gran fiesta en una reciente car¬ ta, que va a continuación.
LAS FIESTAS JUBILARES
Fueron muy hermosas y significativas.
Los sermones de la Novena de prepara¬
ción corrieron a cargo del P. José Alfon¬ so, T.O.R. Las oraciones se hicieron en forma dialogada con el pueblo. La Cate¬ dral se llenaba cada día hasta los topes.

La participación de los fieles, muy buena. Así que tuvimos al mismo tiempo: inau¬
guración de la Catedral, dedicada a Nues¬ tra Señora del Seringueiro (1), proclama¬ ción del nuevo título de Nuestra Seño¬ ra del Seringueiro, consagración de la ciudad y del municipio a Nuestra Seño¬ ra del Seringueiro, y jubileo de los dos Obispos.
Parece que el pueblo quedó satisfecho y muy bien impresionado. Hubo una ma¬ ravillosa participación de toda la ciudad, autoridades y pueblo en general.
Mons. GOMES DE ARRUDA T. O. R.
Obispo de Guajará-Mirim
(1) Seringueiro = recogedor de cauchó, con muchos peligros de leopardos y ser¬ pientes, ya que los árboles de que se ex¬ trae esta materia se hallan muy adentro de la selva virgen. Los episodios de la
continua lucha con el ambiente que ro¬
dea a estos trabajadores son numerosos. Oportuna pues la designación de María como su protectora especial.

19

SENCELLES:
CELEBRACION DEL DIA DE LA VENERABLE SDR FRANCISCA ANA CIRER
(27 de febrero de 1972)

El día de la Venerable Sor Francisca
Ana de los Dolores de María, cuya devo¬ ción, confianza y amor van aumentando cada vez más entre el pueblo de Dios, tu¬ vo el presente año un signo especial: el del primer centenario de la santa muerte
del Rector Molinas.

fundación de la Casa de la Caridad de
Sencelles. Pero cedamos el espacio a la pluma de una de las mismas Hermanas (I. A.) para que sea ella quien nos di¬ ga autorizadamente lo que significó pa¬
ra la Venerable el virtuoso Rector Mo¬ linas.

Los actos conmemorativos de la jorna¬ da, celebrados con el mayor esplendor en Sencelles, el domingo día 27 del pa¬ sado mes de febrero, estuvieron dedi¬ cados: los de la mañana (pasacalles, dis¬ curso, ofrenda de flores. Misa mayor, bailes típicos, etc.), especialmente a los niños y niñas del pueblo; y los de la tarde (conferencia sobre el Rector Moli¬
nas y su obra, tan unida a la de Sor Francisca Ana, por el último biógrafo de la Venerable, P. Colombás, O. S. B.; y magna concelebración de la Eucaristía), más particularmente a las personas ma¬ yores. La concurrencia a unos y otros
actos fue realmente extraordinaria.
Don Juan Molinas Amengual, de cuya muerte, ocurrida el 21 de febrero de 1872, se conmemora el primer centenario, co¬ mo hemos dicho anteriormente, nació en 1811. Abrazado el estado sacerdotal
fue, sucesivamente. Vicario (1843), Ecó¬ nomo y Rector (1853) de la parroquia de
Sencelles. El Rector Molinas vino a ser
el instrumento elegido por la Providen¬ cia para que la Sierva de Dios, Sor Francina-Aina Cirer, pudiese llevar a cabo la

«A D. Juan Molinas corresponde el al¬ to honor de haber sido depositario de
los íntimos secretos del alma de Sor
Francisca Ana en la época de su madurez espiritual, la más avanzada de su pre¬ ciosa vida; el gran colaborador en sus obras, y también, sin pretenderlo, su pri¬ mer biógrafo, mediante sus sustanciosos escritos que, en su brevedad y precisión, rezuman discreción, exactitud y venera¬ ción por la que, a vista de todos, murió
en olor de santidad.
Sus testimonios son valiosísimos para la Causa no sólo por su contenido sino
también por la calidad del testigo: di¬ recto o presencial, preciso, prudente y veraz, culto y joven. A la muerte de la M. Superiora, de setenta y cuatro años,
el Rector contaba solamente cuarenta y tres.
Importante resulta por su significación y contenido el condensado resumen bio¬ gráfico de Sor Francisca Ana, al que han venido en llamarle curriculum vitae que, escrito en latín y metido en una botella, colocó D. Juan Molinas en el ataúd de

20

la insigne mujer fallecida, tal vez con triple objeto: salvaguardar los valores espirituales de la finada, legándolos a la posteridad; como señal que sirviese para
identificar sus restos mortales entre los
de las demás religiosas y finalmente, de¬ jar consignado por escrito el propio tes¬ timonio acerca de lo que sabía, enten¬ día y tenía por cierto sobre la vida, vir¬ tudes y carismas de la verdadera funda¬ dora, y todo, probablemente, en vistas a una posible futura instrucción del pro¬
ceso de beatificación. Tan elocuente es
este acto de por sí que huelgan comenta¬ rios sobre el concepto que el Rector tenía de la extraordinaria vida y virtu¬ des de la venerada Superiora.
La gratitud reclama hagamos de este buen Párroco honrosa memoria, princi¬ palmente los devotos de la Sierva de Dios, tanto por la colaboración que le prestó como por la gran valía de sus tes¬ timonios, incomparablemente los mejo¬ res, en favor de la Causa de Beatificación cuyo término todos tan vivamente anhe¬
lamos.

DON JUAN MOLINAS (1811 -1872)

CAMINANDO LEJOS, SIN PIERNAS

SEÑOR:

Por Gabela Tabeada

Yo no tengo piernas, pero no importa; yo sigo andando lejos, muy lejos, cada vez más le jos... Así, sin piernas...
Encuentro bosques poblados, zarzas que me estorban el paso, caminos abruptos, llenos de abrojos... y mis pies encallecen, y me sangran las piernas, pero yo sigo andando, lejos, muy lejos; sin piernas...
La noche es oscura —yo tengo miedo— y me tumba el vendaval, y me salen fieras... Aun así, yo sigo andando, lejos, muy lejos, sin piernas.
i Qué empinadas y duras las cuestas! Mis pies son blandos, me flaquean las piernas... —que yo no tengo—, pero sigo adelante, lejos, muy lejos...
Encuentro precipicios que me hacen temblar y me causan mareos... Yo sigo caminando sin mirar a ellos, lejos, muy lejos; cada vez más lejos...
Riachuelos fangosos que tengo que saltar, y los salto, así, sin piernas...
Y subo montañas llenas de picachos, resbaladizas de húmedo musgo; me azota la ventisca..., pero sigo subiendo, alto, muy alto, sin piernas...
Solloza el viento; estalla la tormenta y las hojas de los árboles me dan en rostro... Yo sigo lejos, muy lejos..., sin piernas, destrozadas mis ropas polvorientas...
También yo me canso, como todos los humanos que tienen piernas y ealzan sus pies... Pero yo sigo adelante, andando lejos, muy lejos...
Empújame con otro nuevo dolor. Señor, cuando me veas rendida, y que siga caminando
lejos, muy lejos, sin piernas...
AMEN.

21

NUESTBA pequeña HISTORIA

fHedio siglo atrás,..

No; el que ahora revuelve esas noticias no actuaba, hace cincuenta años, de direc¬ tor de esta revista; ni de apoderado. A lo más, de intermediario en Inca, donde enton¬ ces residía y a donde, después de una pri¬ mera experiencia en enero de aquel año 1922, retornaba EL HERALDO DE CRISTO
para la confección del número de abril y sucesivos, durante una temporada. Fue ya entonces cuando este mal aprendiz de todo, que ahora pasa ante tus ojos el amarillento celuloide de hace media centuria (mucho más allá de lo «camp»), empezó a familia¬ rizarse un poco con el argot o tecnicismos del arte tipográfico. Y supo, más o menos, qué era un «cuerpo», un «cicero», un «es¬ pacio», un «cuadrado», una «interlínea», etc.
Ya dijimos algo de cómo era la imprenta
Fieras de Inca. Un modestísimo estableci¬
miento para pequeños impresos comercia¬ les, sin casi material tipográfico, con una antiquísima y diminuta «minerva» y una desvencijada máquina plana, gastada por los años y el forzoso desempleo.
Así que, a pesar del interés, y calma, que ponía don Antonio, ayudado por su joven y avispado cajista, Tomasín, la impresión de EL HERALDO no les iba. Y, sobre todo, los grabados salían poco menos que una pura mancha. Menos mal que un antiguo empleado, que había abandonado la impren¬ ta por las armas y entonces tenía el des¬ tino en Inca, echaba una mano y éste sí lograba sacar un poco más de partido de aquellos primitivos cacharros. Pero dejemos ya la imprenta y vayamos a lo impreso.
Era el mes de abril. La Pascua vendría
aquel año retrasada. El número quiso res¬ ponder a la coyuntura, ser de Semana Santa. Así el texto, así los grabados. Estos, con la torpeza y suciedad indicadas, eran abundan¬ tes: «Jesús con la cruz a cuestas» (toda la
primera página), un Eccehomo (también de página), «La oración en el huerto» (un pa¬ so), una «Mater dolorosa», dos «Vexillas»
y un «Penitente» de la procesión de Palma y, ya de la Resurrección, Jesús partiendo el pan a los dos discípulos de Emaús.
El contenido literario iba por este tenor:
«Una mirada al Crucificado», trabajo fir¬ mado por B. Hernández (personaje desco¬ nocido para nosotros). El autor muestra lo

que ha sido la Cruz de Cristo para la so¬
ciedad.
Lleó d’Iran, con su peculiar estilo entre sentimental y sensiblero, hace pasar ante los ojos y la mente del lector los tormen¬ tos de la flagelación del Redentor. El título mismo, «¿Fins quan. Senyor?», era muy propio de aquellas temporalidades.
Con la relación de las Superioras habidas
en el convento de Franciscanas de Mana-
cor, hasta la que gobernaba en 1922, con¬ cluía el trabajo de Antonio Truyols, Pbro.,
sobre «Sor Rosa Parera».
Con su estilo siempre ampuloso y roza¬ gante, Fr. Luis, en «Ardiendo en el fuego del divino amor», escribía sobre nuestro Padre San Francisco, cosas así: «Porque, en realidad de verdad, era cosa de ver el mo¬ do admirable y nunca visto cómo reinaba el suave y dulce amor en su abrasado co¬ razón, volcán y hoguera inmensa de encen¬
dida caridad...»
Sin miedo entonces a recriminación de
triunfalismo, se informaba en un suelto que el nuevo Papa, S. S. Pío XI, era terciario desde los diecisiete años.
Bartolomé Miralles, Terciario, trataba, en
«Al.leluya», el tema de la Resurrección. Ex¬ presaba los acostumbrados sentimientos que en aquel tiempo despertaba en el corazón
del buen cristiano el recuerdo de la aca¬
bada redención del Señor.
La Cuaresma tocaba ya a su fin. Y el «cuento» de Es Vey de Son Alegre, como no podía ser de otra manera, «tocaba» la confesión. El protagonista es en esta oca¬ sión «es sabater vey, aquell malfanerando que va venir s’altre dia deFilispinis», «em¬ peltat d’impio». Casi no hace falta decir que «es sabater vey» antes de Pascua «fé una bona i santa confessió». El trabajo lle¬ vaba por título: «Quin empelt! i quina liengota!»
En la «Crónica franciscana» se notificaba
haber salido cadete de las academias de
Infantería y Artillería, a los 15 años de edad, don Jorge Marimón TaltavulI, tercia¬ rio, hijo de D. Gabriel, Capitán de Infante¬ ría, Secretario de la Hermandad de Tercia¬ rios de Inca y asiduo e incondicional ayuda para el canto en aquella iglesia de San
Francisco.

?2

dlel tercia,gio
^ JORNADA TRIMESTRAL DE FRATERNIDAD.
Nota destacada y alegre: la participación de la Juventud
Seráfica de Palma.
^ Llamada de atención para la JORNADA ANUAL (junio).
Más alegría, más vitalidad, más compenetración entre las distintas edades de los jornadistas, más hermandad, más hondura espiritual. Así, con el valioso aumento de tan importantes notas, enjuicié —y creo que objetivamente— la última JORNADA TRIMESTRAL DE ERATERNIDAD, organizada, como siempre, por la Junta Provincial de la T.O.F.
Lo noto cada día más: la presencia de la juventud en todos los actos que organiza la T.O.F. alegra en grado sumo a los terciarios mayores. Y en la última jornada vivida juntos, palpé de forma más clara que nunca el alegrón extraordinario manifestado unánimemente cuando cons¬ tatamos la presencia numerosa de jóvenes de Inca, Manacor y Palma. Especialmente cabe desta¬ car el grupo de la Juventud Seráfica de esta última ciudad. ] Bravo, muchachas y muchachos de la floreciente Juventud Seráfica! ¡Lo mucho que significó vuestra presencia y vuestra colabo¬
ración!
El día escogido para la jornada que comentamos fue el 5 de marzo. A las 9,45, se hizo una visita a los hornos y exposición del vidrio artístico Gordiola (carre¬ tera de Manacor). A las 11, ya en la iglesia parroquial de Santa Eugenia, repleto el templo, empezamos la Misa concelebrada por el Rdo. D. Ramón Riera, Director de la T.O.F. de Manacor y los sacerdotes de la T.O.R., Fr. Francisco Batle, Vice-Asistente Provincial de la T.O.F. Fr. Gregorio Mateu, Director de la Juventud Seráfica de Palma, Fr. Sebastián Barceló, ViceDirector, y el que suscribe. Cuidó de la dirección del canto y predicó enjundiosa homilía el ci¬
tado P. Batle.
Acabado el Santo Sacrificio, empezó la meditación platicada. Corrió a cargo de la terciaria franciscana doña Fanny Riutord de Sánchez, la cual, explanando una serie de ideas muy evan¬ gélicas y franciscanas, estimuló a una ejemplar vivencia del carisma recibido para ser francis¬ canos seglares al servicio auténtico de la Iglesia. Doña Fanny fue clara, precisa y amena. Su
intervención satisfizo a todos.
Finalizados los dos actos precedentes, para los que ricibimos toda clase de atenciones y fa¬ cilidades por parte del Rdo. D. Pedro Cirer. Cura Párroco, los asistentes visitaron el riente pue¬ blo de Santa Eugenia, desde donde, a las 12,30,i se partió hacia el encantador lugar de Orient.
A las 15,30, nos congregamos en su pequeña y bella iglesia, de la cual nos dio interesantes detalles históricos y artísticos su Vicario «in capite», el Rdo. D. Jaime Capó Villalonga, T.F. Seguidamente, cantamos una «Salve» a la Virgen.
A continuación, en la plazoleta existente delante de la misma iglesia, empezó la acostum¬ brada «Bulla de germanor», en la que tomó parte especialmente —y con notable gracejo— la juventud.
Alrededor de las 16,30, iniciamos el viaje de regreso, haciendo, empero, una importante parada en la masía de Son Bernadás, donde visitamos la Capilla Ecuménica. Fuimos amable¬ mente atendidos por el P. Alejandro, rumano.
Y, hecha a vuela pluma la breve crónica de esta nueva jornada trimestral de fraternidad, debo advertiros, mis queridos terciarios, que es posible que motivos niuy razonables nos obliguen a cambiar el lugar de la JORNADA ANUAL DE FRATERNIDAD. Dios mediante, lo sabréis con certeza el próximo mes al leer en esta misma página el programa que pensamos publicar.
Fr. Jaume Tugares Mestre, T.O.R.,
Asistente Provincial de la T.O.F.
23

ARQUITECTURA
DEFENSIVA DE MALLDRGA

Detall del plànol d'Antoni Garau

Es comprensible que el molí de Ciutat, a mes d’estar protegit per les murades, tengués les seves pròpies defenses, que
eren les que ara veurem.
LA TORRE DEL MOLL.—Era la prime¬ ra fortificació de costa que, sortint de Ciutat, es trobava. No sabem la data de construcció, mes en el Retaule de Sant Jordi d’En Pere Nisart, pintat entre els anys 1468-1470, ja es veu, i per això es pot dir que és anterior a dit Retaule.
L’any 1481, a conseqüència d’un gran¬ diós temporal que durà més d’un mes, va quedar el molí destrossat i en perill de caure «la torre del cap de dit molí».
En 1486 estava la torre guarnida d'una gerra i un xic mes de pólvora i d’un pa¬ rell de pedres de bombarda, fent això su¬ posar que devia estar artillada.
Durant els tres primers quarts del se¬ gle XVI va servir de polvorí, juntament amb l’edifici de la «Cabella vella de la
sal» (carrer de la Mar).
L’any 1527 tenia un passavolant i un canó anomenat «Miquelet».
En 1550 disposava de dos artillers fi¬ xos, els quals l’any 1596 varen rebre 5 lliures, moneda de Mallorca, perquè te¬ nien obligació de conservar llum tota la nit, o sigui que, a més de complir amb la funció de defensa, també feia de fa¬
rola.
Durant el segle XVII, els dies de festa i d’arribada de vaixells de guerra, hi era
hissada una bandera de la «Universitat
de Mallorca», d’això que ara en deim «Diputació».
Dia 9 d’abril de 1621 varen arribar 22
galions anglesos, essent saludats per l’ar¬ tilleria dels fortins de la costa, baluards de la murada i torre del moll, però no per la del Castell de Bellver.
Dia 30 de maig de 1633 va desembarcar al seu costat, el nou Virrei, D. Anfós de Cardona, i va esser saludat pels baluards.

D. Antoni Garau, l’any 1644, va traçar un plànol de Ciutat, on es veu el moll i, damunt ell, dues torres: la més propera a la població, i més reduïda, és la que
ara ens ocupa.
Va esser situada en el Mapa de Mut,
l’any 1683; mes el Cardenal Despuig, en el seu tan famós de 1784, no la hi posa. Però això no vol dir que realment l’any 1784 ja no hi fos, com sigui que el Carde¬ nal tampoc no assenyala el baluard o fortificació de l’extrem del moll, que
consta va esser destruït l’any 1813.
EL BALUARD I ALTRES DEFENSES
DEL MOLL.—Posteriorment a l’edificació
de la torre de la qual hem parlat, va es¬ ser allargat el moll, quedant dita torre a
la meitat de la seva distància i fent-se
necessari bastir una altra fortalesa.
Es va fer, doncs, l’any 1535, una torre al cap del moll prolongat, la qual, durant el regnat d’En Felip IV, va esser refor¬ mada, convertint-se en un petit bastió capaç de suportar el pes de l’artillerie.
En el segle XVII eís set baluards de
les murades que miraven a la mar i aquest bastió estaven comandats pel Ca¬ pità de la Universitat.
Tal vegada, després d’edificada la se¬ gona, es pensàs en unir aquestes dues to¬
rres o fortaleses amb una murada que
fes més factible poder defensar-se mú¬ tuament, rebre ajuda de la Ciutat i im¬ pedir la punteria als vaixells que, situats fora del moll, volguessin bombardejar els que es trobassin ancorats.
En el ja anomenat plànol d’En Garau es veu aquesta gran torre, baluard, bas¬ tió o revellí, suportant el pes de dues pe¬ ces artilleres que apunten cap a la boca del Port, i també la referida murada que, segons sembla pel Retaule, és prolonga¬ ció d’una altra més antiga i curta que
anava des de la murada de la Ciutat a la
Torre del Moll.

24

Es possible que la fortificació que as¬ senyala Mut en el seu Mapa, sigui aques¬ ta; el Cardenal no la situa, mes sí ho fa D. Josep de Càceres en un plànol de ICIO.
A la darreria de 1813, prolongat altra vegada el molí, es va començar a des¬ muntar aquest baluard, essent substituït per una bateria provisional.
A les acaballes de 1830 es va desfer la
bateria, essent utilitzats els seus mate¬ rials per a una explanada feta a la part de defora de la murada del moll, comen¬
çant així la «Riba», destruïda en el mes d'octubre de 1969; el seu interior era la part que quedava de dita murada del
moll.
LA GUARDA DE L’ALFÒNDEC DE LA
DRASSANA.—Segurament que la Drass"^-
na de Ciutat tenia un alfòndec o tenda
destinada a la venda d’aparells mariners i de pesca. Estaria format per una tenda-magatzem i una casa o habitacle pel guarda. Aquest guarda devia tenir la missió d’impedir que els esclaus moros robassin barques o ormeigs mariners amb els quals poguessin fugir de lüiia i tornar després convertits en guies dels pirates.
Ara per ara, la nota més antiga que ,io he trobat sobre dit guarda data del 22 de desembre de 1372, en el Llibre Se¬ gon del Sindicat de Fora; hi ha les Reals
Crdinacions donades a Barcelona ner
En Berenguer d’Abella. Diu un capítol: «XIV ítem ordona e proveex lo senyor Rey quel guarda del alfòndech qui solia

haver per son salari cascun any L liures, d’aquí envant no haja per la dita raó si¬ nó XXV liures». En resum, que el guar¬ da encara és anterior a aquella data.
En el Llibre de Corts Generals hi ha la
Pragmàtica d’En Hug d’Anglesola, dona¬ da a Ciutat el 22 de juny de 1398, i, en el capítol 71, diu: «ítem com lo guardià del alfòndech al qual antigament eren dades XXXV liures cascun any per son sala¬ ri no age gran treball en son offici que merescha lo> dit salari e per so sia lo dit
salari reduït e tornat a XX liures...». Es
noti que en 1372 de 50 lliures va passar, el salari, a 25 i que en l’any 1398, essent de 35 lliures, fou reduït a 20.
En el mateix Llibre es veu la pragmଠtica «Novell Regiment desort i desach», i en el cap. 79 llegim: «ítem statuïm he ordenam que per los Jurats del dit Regne de Mallorques sien elets e messos los officis següents e sien a beniplàcit he a conexença dels dits jurats, ço és la guar¬ da del Alfòndech de la derassana, los quatre...». Es troba també aquesta prag¬
màtica recollida en el Còdex XII de l’A.
H. M.; però l’original està transcrit en el Còdex X, i va esser atorgada, dita pragmàtica, pel Rei Anfós V, a Tivoli, el 14 d’agost de 1447. Fins avui, és la més moderna data que he trobat referent a l’Alfòndec i a la seva guarda.
Josep SEGURA i S.
(Continuarà)

PARTIERON HACIA LA CASA DEL PADRE

Llucmajor.—^Día 30 de diciembre 1971, el matrimonio D. Sebastián Puig Mas y D.‘‘ Coloma Ros Cañellas, ambos de la
T.O.F. Fallecieron el mismo día.
Caimari.—Día 7 de enero y a los 75 años de edad, D. Serafín Valero Carrasco, suscriptor de esta revista.
Día 15 de febrero, D. Miguel Martorell Seguí, a los 81 años de edad. También era suscriptor del «HERALDO».
Campos del Puerto.—Día 14 de febrero, el más antiguo terciario franciscano de la villa, D. Antonio Picornell Vidal. Con¬
taba 84 años de edad.
Bunyola.—Día 17 de febrero y cuando contaba 92 años de edad, doña Francisca Mateu Estarellas, suscriptora nuestra.

Muro.—Día 25 de febrero, nuestro esti¬ mado amigo D. Miguel Fornés, padre de nuestr'i buen P. Miguel Fornés, misione¬ ro en Huamachuco (Perú).
Ariany.—Día 2 de marzo, doña Jaimeta Riera, madre de Sor Jaimeta Bauzá. Religiosa Franciscana Hija de la Mi¬ sericordia, residente en Biniali.
Inca.—Día 10 de junio de 1971, D.* An¬ tonia Torrens Crespí; día 4 de marzo de 1972, D.^ Catalina Fornés Ferrer; día 9 de marzo de 1972, D.^ Coloma Llompart Salas; y el mismo día, D.^* Magdalena Bibiloni Figuerola (a los cien años de
edad), todas de la Hermandad de Tercia¬ rios de aquella ciudad.
Concédeles. Señor, el descanso eterno y que brille para ellos la Luz Eterna.

25

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A ver si nos ponemos de acuerdo. A
ver si acaban de asentarse los nuevos
cánticos religiosos. He aquí algo que a mí me parece muy importante para la comunidad de fieles cristianos. Porque llega un momento en las celebraciones litúrgicas en que hay que cantar: cantar todos y a una, cogidos del brazo del co¬ razón, que en este caso es el cauce de la fe. Los nuevos cánticos religiosos nos lle¬ gan tarde a los que fuimos niños hace muchos años. Las novedades sólo llegan a tiempo para los que nacen y florecen con ellas. Pero, en fin, poco a poco nos vamos haciendo a estos cánticos, más fielmente litúrgicos que los de antaño, aunque éstos, cuando se exhuman, a nos¬ otros, sentimentalmente, nos hieran más. Un señor con el pelo blanco me decía la otra mañana: «No me gustan estos cán¬
ticos. Prefiero los motetes de nuestra in¬
fancia». Yo le contesté que no teníamos más remedio que irnos acostumbrando y que algunos son muy bonitos. No pode¬ mos discutir la belleza de la letra, toma¬ da de la Biblia, especialmente de los sal¬ mos. ¿Y la música? Hay músicas hermo¬ sas. Que al envolver versículos hermosos nos dan la medida de lo que puede ser el canto comunitario. «¡Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la Casa del Señor!» «No podemos caminar con hambre bajo el sol...» (Pongan ustedes la música que yo no puedo poner aquí). Lo que suce¬ de, lo que viene sucediendo, es que codo
esto se canta unas veces en ritmo «pop»,
que a mí me produce una cierta inquie¬ tud y otras, en «lento maestoso», que me parece más adecuado a las circunstancias
de serenidad. Y la serenidad es incom¬
patible con el trepidante apresuramiento.

26

RELIGIOSOS

Comprendo que era necesario renovar los cánticos religiosos, para ponernos a ni¬ vel de Concilio. Sin embargo, creo que esto de la música religiosa no acaba de acomodarse. No encaja a veces. No se ajusta bien. No nos llena. En cuanto nos aprendemos un cántico, al domingo si¬ guiente nos encontramos con la sorpre¬ sa de otra música. ¿Qué hacer? Callar¬ nos hasta que la aprendamos. La apren¬ demos a medias. Pues al otro domingo, ¡otra música! ¿No les parece a ustedes que son demasiadas variaciones o exce¬ sivos tanteos? ¿Y por qué no se ha de tocar el órgano? ¿Por qué no hemos de cantar al aire del órgano o del armo¬
nio?

Lo que no me place nada es que se cante el padrenuestro, la oración por an¬ tonomasia, que pierde mucho con esa mú¬ sica que yo estimo muy pobre. He ob¬ servado que muchos fieles se callan y lo recitan en voz baja. Que es lo que hago yo. El padrenuestro debe ser recitado, sin música, bien rezado, a coro de una plural y ferviente monotonía. Recojo, en este sentido, la opinión de no pocas personas. Si estoy equivocado, perdón. Los seglares también tenemos derecho a opinar. Con muchísimo respeto.

F. Javier MARTIN ABRIL

r

^

**
Delicadeza
Una ilustre actriz va a hacerse unas fotografías al estudio de un afamado fotógrafo.
Cuando a los pocos días le muestra el artista las pruebas de su labor la actriz tuerce el gesto.
—No lo comprendo—dice—; la última vez que posé para usted me hizo unas fotografías estu¬ pendas. Y sin embargo, ahora dejan bastante que
desear.
—Tal vez—dice delicadamente el fotógrafo— se trate de que yo tengo diez años más que en¬
tonces.
Pregunta inocente
La joven señora ha ido por primera vez a un partido de fútbol en compañía de su joven esposo que es un entusiasta del espectáculo.
Durante el partido empieza a llover a más y mejor; pero naturalmente, el juego continúa.
—Si hay algo que no entiendes—dice gentil¬ mente el esposo—, pregúntamelo.
—Entonces... —dice ella vacilante.
—Dime, dime. ¿Por qué no nos vamos a casa?

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mes que viene, mire la rela¬ ción completa de los 50 pre¬
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do res del almanaque «Heral- I
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