MARZO 1970 r ¡ATENCIÓN, SUSCRIPTORES! Les suplicamos con todo interés tengan a bien tomar nota de las siguientes observaciones; 1—Los suscriptores de Palma de Mallorca y otros lugares de Baleares y la Península que en años anteriores han satisfecho el im¬ porte de la suscripción a nuestros corresponsales, NO vengan a pa¬ gar a la Administración ni envíen dicho importe, puesto que, como cada año, pasará nuestro corresponsal por el domicilio de nuestros suscriptores para cobrar. 2?—A los suscriptores que reciben nuestra revista en localida¬ des donde no tenemos corresponsal, les concedemos un nuevo mes de plazo para satisfacer el importe de la suscripción. Ya dijimos en el número pasado que hay suscriptores que todavía adeudan varios años anteriores al actual. Hoy volvemos a suplicarles que tengan a bien satisfacer el im¬ porte de la suscripción de este año y de los anteriores no pagados. 3.®—Repetimos que nos va bien recibir el importe de la suscrip¬ ción mediante un giro postal. J n' REVISTA MENSUAL DE LOS P P. FRANCISCANOS DE LA T. O R • MARZO 1970 Año LXI - Núm. 720 • REDACCIÓN Y ADMÓN: CONVENTO DE SAN FRANCISCO TELÉFONO 212695 PALMA DE MALLORCA • DIRECTOR: P. MIGUEL COLOM MATEU, T. O. R. ADMINISTRADOR: Fr. JAUME TUGORES MESTRE, T. O. R. • CON LICENCIA ECLESIASTICA • IMPRESIÓN: ARTES GRÁFICAS GIMÉNEZ • PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN: (A partir de enero 1969) ORDINARIA. . . . 65 PTAS. BIENHECHOR ... 100 . PROTECTOR 500 ... . • DEPÓSITO LEGAL P. M. 340 -1958 NUESTRA PORTADA INTERIOR, ENNOBLECIDO, DE CASA MALLORQUINA —‘Mt abuelito tenía un reloj de pared...• Sólo que aquí el abuelito es... una abuelita y aún de mentirijillas El disfraz de payesa rima con la ‘ caixa, la ‘llu¬ menera’ y.., con el reloj de pared o de ‘caixa’. V — ^ lea en eí^te nümero: El celibato sacerdotal .... 3 Galería de Terceros Ilustres (España). 4 íLos porqués del celibato' ... 5 ¿Sacerdotes casados? Cuestión palpi¬ tante 6 Mirando hacia Costitx .... 8 El eterno desafío entre dos socieda¬ des ... .... 9 Fisonomía de San Francisco . . 11 Los bueyes rojos .. (poesía) ... 11 Julio Iglesias, el triunfo de la volun¬ tad 12 Página literària 14 La llengua 16 Nuestras misiones ..... 17 Desde Bolívar 19 Nuestra pequeña historia ... 20 Rivera, Mary Cooper y Raymond editan un evangelio nuevo al es¬ tilo de Francisco de Asís . . 22 Página del terciario. .... 24 Itinerario evangélico ... 25 (FRENTE A LA (DIPUTACION)-PALMA CRECIMIENTOS ACELERADOS ÍNDICES DE CONSUMO ÍNFIMOS con Honderos, 95 Teléfono 222072 PALMA DE MALLORCA « « JovellMos, 2 Y 4-Pelaires, 32 Teléfono 223931 PALMA DE MALLORCA \_\_\_\_\_\_\_ 41 MIJfiBliBS - DBCOBACIÓM - TAPICBRÍA HIJOS DE JOSÉ LLABRÉS Sindicato, 26 al 32 - Tel. 221213 - PALMA' DE MALLORCA - ——— ——^^— “* TALLER DE TAPICERÍA l/icentQ i^Qtnán (Iqi^ Especialidad en cortinajes, sillones gran confort, salones y muebles de encargo Arquitecto Reynés, 3 Teléfono 211451 PALMA DE MALLORCA 2 EDITORIAL EL CELIBATO SACERDOTAL Se ha puesto candente la cuestión del celibato eclesiástico. Diría¬ mos que hasta se ha envenenado un poco. Periódicos y revistas, radio y televisión la han tomado por su cuenta. Y se ha encendido la pasión y se ha sembrado el confusionismo. Cada uno agranda o minimiza, alaba o censura según su propio punto de vista o de enfoque; más exacto aún, conforme a las tendencias de los que están detrás de cada uno de estos medios de difusión. La historia del asunto es conocida: por un lado, el Consejo Pas¬ toral de Holanda, formado por sacerdotes y laicos, que con escanda¬ losa osadía vota (los obispos se abstuvieron de votar) proposiciones contrarias al celibato sacerdotal; y por el otro, la actitud de Pablo VI que se reafirma en el mantenimiento de la doctrina tradicional de la Iglesia latina. Parece que para un buen católico (no nos referimos a los teólo¬ gos), después de la encíclica «Sacerdotalis coelibatus» (13 junio, 1967) y, últimamente, el discurso pronunciado por Pablo VI el 2 del pasado mes de febrero, ante muchos millares de fieles reunidos en la plaza de San Pedro de Roma, y, sobre todo, después de la carta dirigida al car¬ denal Villot, la cuestión del celibato sacerdotal debería quedar ya fue¬ ra de toda discusión. Pero, ¿será así? Estamos en tiempo de «contes¬ tación» y rebeldía, disimúlense como se quiera tales actitudes. Y pa¬ dece escándalo el Pueblo de Dios. Lo lamenta amargamente el Papa en la mencionada carta: «Las declaraciones hechas públicas en estos últimos días en Ho¬ landa sobre el celibato eclesiástico nos han afligido profundamente y han creado en nuestro espíritu numerosos problemas: por los motivos de una actitud tan grave, contraria a las sagradas leyes en vigor en nuestra Iglesia latina; por las repercusiones a que ella da lugar en el conjunto del Pueblo de Dios, especialmente en el clero y entre los jó¬ venes que se preparan al sacerdocio; por la turbación que suscita en la vida de toda la Iglesia; por las repercusiones que provoca entre to¬ dos los cristianos e incluso entre los restantes miembros de la familia humana». Es tanto el confusionismo reinante, que hasta se ha creído que Pablo VI había declarado que el celibato es esencial al sacerdocio de la Iglesia latina. Como es natural, no puede haber dicho tal cosa. Pero sí ha afirmado que !«es una ley capital», que «no se puede abando¬ nar o poner en discusión», que el «celibato eclesiástico es un supremo testimonio del reino de Dios», «una ascética continua de perfección cristiana...» Pero, éstas son palabras que suenan actualmente a vacío, que no figuran ya en el léxico que hoy se usa. 3 GALERÍA DE TERCEROS ILUSTRES (ESPAÑA) ILMO. Y ROMO. SR. D. FRAY ANDRÉS DE TORQUEMADA Religioso Tercero de la Provincia de Andalucía, en la que fue Profesor de Teología y Ministro del Convento de la Madre de Dios, de Córdoba. Incorporado a la Provincia de Portugal, fue nombrado Obispo de Dumnen (Duvno) en Herzegovina (1520) por León X, siendo más tarde Obispo Coadjutor del Arzobispado Primado de Braga (Portugal). Fundó y dotó el Monasterio de Nuestra Señora de los Remedios, para Reli¬ giosas Terceras Regulares, extramuros de Braga, donde fue sepultado el año de su muerte, acaecida en 1552. El presente retrato se conserva en la sacristía del antiguo Colegio de Santa María de Jesús, Terceros, Antequera. P. Francisco AMENGUAL, T. O. R. EXCURSIÓN A ANDORRA, LOURDES, PARÍS, GINEBRA (SUIZA) Organizada por los PP, Franciscanos T. O. R. FECHA —Segunda quincena de ¡unió 1970. DURACIÓN. —Once dios completos. TRANSPÓRTE. —Autocar pullman. HOTELES. -De 2.“ y 3 “ clase. ITINERARIO —Barcelona. Seo de Urgel, ANDORRA (tarde, noche y parte de la mañana^ Ax-Ies-Ther- mes, LOURDES !un día y dos noches), Cahors, Limoges, Orleans, Fontainebleau, PARÍS (dos días y tres noches), Di[on, GINEBRA (un día y dos noches). Valence, Montpellier, La Junquera, Barcelona PRECIO —Todo incluido: 8.565 pesetas. INSCRIPCIÓN. —En Palma,Aeromarítima ( Grmo. Franco, 39); Inca, PP. Franciscanos; Manacor, D. Ra¬ món Riera, Pbro. 4 "£.os porqués del celibato" ' or medio de una carta al secreta¬ rio de Estado, hecha pública pos¬ teriormente, Pablo VI acaba de reafir¬ mar la indisoluble relación existente en¬ tre sacerdocio y celibato en la hora ac¬ tual de la Iglesia. Las circunstancias que han motivado la aparición de dicho do¬ cumento, su propia formulación y el te¬ ma del mismo confieren a las palabras papales im claro matiz magistral con va¬ lor para la Iglesia imiversal. La prehisto¬ ria inmediata de este documento nos llevaría a las conclusiones votadas en la V Sesión del Concilio Pastoral Holandés, aprobadas después por el Episcopado holandés. Es nuestro propósito aportar algunas breves reflexiones al documento papal, de forma que quienes nos lean se sien¬ tan invitados a una aceptación respon¬ sable y madura del magisterio de Pablo VI. Quizá sea esta decisión, juntamente con su precedente de la «Humanae vi¬ tae», una de las más graves del presen¬ te Pontificado. La voz del Papa, su pen¬ samiento sobre el problema del celibato sacerdotal, ha sido inequívocamente ex¬ presado a través de los años en diversas ocasiones. Su encíclica «Sacerdotalis coe¬ libatus», sus discursos en la clausura del Sínodo y en la audiencia de fin de año concedida a los cardenales, esta carta, son diversas etapas de un magisterio al que no podrá acusarse de falta de «cla¬ ridad y firmeza». La palabra del Papa ha chocado, sobre todo, contra una men¬ talidad ambiente, morbosamente injerta¬ da en una auténtica euforia de sexo como valor humano; pero también ha encon¬ trado resistencias en ambientes que, con no clara intención, han querido unir «re¬ novación» con «anticelibatismo», y final¬ mente, no ocultaremos que existen en la Iglesia de Cristo sectores que viviendo en auténtica libertad de hijos de Dios habían creído llegado el tiempo de abrir el sacerdocio ministerial a un mayor nú¬ mero de candidatos. Consciente de todo ello, Pablo VI, «considerando todas es¬ tas cosas ante Dios, ante Cristo y la Iglesia y ante el mundo», ha sentido la necesidad de reafirmar, una vez más, que «la relación establecida desde siglos por la Iglesia latina entre sacerdocio y celibato constituye para ella un bien ex¬ tremadamente precioso e insustituible». En la mente del Papa son varias, na¬ turalmente, las razones que le mueven a renovar su apoyo a este modo de exis¬ tencia sacerdotal. Y antes de todo qui¬ siéramos deshacer la falsa impresión de que sea ésta una actitud personal del Papa no compartida solidariamente por el Episcopado. Nos atreveríamos a decir que una inmensa mayoría del Episcopa¬ do y aun del pueblo cristiano, comparte plenamente la posición de Pablo VI. Y el argumento supremo que en esta oca¬ sión esgrime es la calidad del celibato como «signo incomparable de una unión total al amor de Cristo, que manifiesta tan claramente la exigencia misionera, esencial a toda vida sacerdotal, al servi¬ cio de Cristo resucitado, siempre vivo, al que el sacerdote está consagrado en una disponibilidad total para el reino de Dios». Es éste im motivo tan clásico —diríamos— que ya San Pablo lo utiliza¬ ba, como oímos en la epístola del pasa¬ do domingo. (I Cor. 7,32-35). En esta línea que interpreta ante todo el celibato como signo, símbolo del amor que está más allá del matrimonio, se mueven hoy los pensadores cristianos. Y así resumiríamos en tres puntos el valor intrínseco del celibato sacerdotal: como anticipación de ese reino «donde ya no habrá matrimonio», como mejor y total servicio al reino de Dios y como signo visible ante el mundo de ese reino que ya ha comenzado y está en medio de los hombres. La verdadera razón, pues, del celibato sacerdotal no es que venga exi¬ gido, por la propia naturaleza del sacer¬ docio —de hecho hay sacerdotes casados en la Iglesia católica de rito oriental—, sino su bivalencia como signo y realidad de una unión más íntima con Cristo y la Iglesia, al servicio de todos los hombres. Pablo VI, sin embargo, en un gesto de supremo respeto y caridad a determina¬ das necesidades de algunas comunidades cristianas, no ha querido cerrar tajante y definitivamente el tema, y en su carta deja abierta la puerta a una posible y futura ordenación de hombres casados en algimas especiales condiciones. Al pa¬ recer será éste un punto de discusión en ese futuro Sínodo de los obispos, para el que algimas de las personalidades más representativas de la iglesia han pe¬ dido que estudie, en toda su complejidad —que va más allá de la cuestión celibataria—, el problema del sacerdocio. «Ya» (6-II-70) 5 ¿SACERDOTES CASADOS? Cuestión palpitante por Gregorio Mateu, T. O. R. Concilio pastoral holandés. r"l impacto producido en la opinión ^pública por la celebración de la V Asamblea del Concilio Pastoral Holan¬ dés ha sido realmente extraordinario. Los temas que se han debatido han sido la vida religiosa y la vida y ministerio de los sacerdotes. El primer tema no ha sido usado ex¬ cesivamente por la prensa sensacionalis¬ ta. Y sin embargo, es rm tema esencial ya que Holanda cuenta actualmente con 29.000 religiosas y 20.000 religiosos. Un sesenta por ciento sobre un total de 12.000 sacerdotes pertenecen al clero re¬ gular. Se afirmó que la vida religiosa es tma notable expresión de la vida de fe y que sigue siendo una ayuda y un estí¬ mulo para los fieles en su vida espiri¬ tual. El religioso ha de encarnar una li¬ beración que permita ima especie de «contestación» permanente de la socie¬ dad y de la iglesia en vistas a una con¬ tinua renovación. Con respecto a las cuestiones sobre los sacerdotes se ha hablado excesiva¬ mente y no siempre con la debida pro¬ fundidad, respeto y acierto. Se votó por la mayoría —los obispos se abstuvie¬ ron— el deseo de que los nuevos candi¬ datos al sacerdocio no sean obligados al celibato. Se pidió, también, que a los sa¬ cerdotes que piden ser dispensados del celibato se les permita seguir en sus ta¬ reas pastorales. Es cierto que en esta ocasión no ha participado el pro-nuncio, Mon. Felice. Pero igualmente es cierto —y se ha si¬ lenciado— que el Cardenal Alfrink dijo: «Con una gran satisfacción puedo deci¬ ros que el Santo Padre me ha hecho sa¬ ber ayer personalmente que sigue nues¬ tro Congreso con la plegaria y con vivo interés». En dicha sesión habló un mon¬ je de la comunidad protestante de Taizé. Leyó im mensaje del prior, Fr. Ro¬ ger Schütz. «Una vida contemplativa — dijo— que no asuma la realidad hu¬ mana es mal acogida por el hombre con¬ temporáneo. Algunos no entienden la lla¬ mada evangélica del celibato. Lo ponen en cuestión en nombre del humanismo integral como si no fuera posible ima plena humanidad en la llamada evangé¬ lica del celibato vivido a causa de Cristo y del Evangelio, para ser hermano de todos». Peligrosa franqueza Este Concilio ha sido una prueba más de la franqueza con que los holandeses afrontan sus problemas y exponen sus opiniones. Los obispos holandeses han precisado que el Concilio no está legi¬ timado para decidir. Es sencillamente un organismo de consulta, de reflexión en común, en el que cada uno puede ex¬ poner con sinceridad y sin miedo a las represalias su opinión en una atmósfera de libertad y comprensión. Ha sido el cardenal Suenens quien ha criticado duramente a la Curia Romana, con una reacción violenta por parte de muchos. Más recientemente, im periódi¬ co sensacionalista italiano ha difundido la. al parecer, falsa noticia de la dimi¬ sión del Cardenal Secretario de Estado, ó Mons. Villot, por desavenencias con el Santo Padre. Todo ello provoca un es¬ tado de sensacionalisme no muy ajusta¬ do a la gran verdad evangélica del amor, de la comprensión y del diálogo. La Conferencia Episcopal Española se ha apresurado a comunicar al Santo Pa¬ dre su adhesión a la doctrina del celi¬ bato. Resultaría sumamente interesante saber qué piensan los sacerdotes espa¬ ñoles a este respecto. Ya en septiembre tuvo lugar en Valencia una asamblea de sacerdotes —unos 150—, procedentes de veinticuatro diócesis españolas y de di¬ versos países europeos. En una carta al Arzobispo le agradecieron su actitud de respeto. «Esperamos que esta acti¬ tud de respeto y confianza, tanto a los sacerdotes como a los laicos en su de¬ recho de reunión y de libre reflexión so¬ bre los problemas de nuestra Iglesia se extienda y se constituya a nivel jerár¬ quico en toda la península, como corres¬ ponde al espíritu de todos los documen¬ tos conciliares» . La actitud del Santo Padre —suma¬ mente difícil— tiene que balancearse en¬ tre las opiniones de los adelantados y los conservadores, haciéndose más difí¬ cil cada día el conveniente equilibrio. «Sufre la Iglesia —dice el Padre Santo— por el abandono, por parte de tantos ca¬ tólicos, de la fidelidad que la tradición secular le merecería, que el esfuerzo pastoral, lleno de comprensión y de amor, le debería obtener. Sufre sobre todo por el levantamiento inquieto, crí¬ tico, indócil y demoledor de tantos hijos suyos, los predilectos —sacerdotes, maes¬ tros, laicos dedicados al servicio y al tes¬ timonio de Cristo vivo en la Iglesia vi¬ va—, contra su íntima e indispensable comunión, contra su existencia constitu¬ cional, contra su norma canónica, su tra¬ dición, su cohesión interior, contra su autoridad, insustituible principio de ver¬ dad, de unidad, de caridad, contra sus exigencias mismas de santidad y de sacri¬ ficio; sufre por la defección y el escán¬ dalo de ciertos eclesiásticos y religiosos, que crucifican hoy a la Iglesia». Deben ser éstas, quizá, las palabras más duras del pontificado de Pablo VI. Auténtica libertad Demasiadas veces somos injustos al pregonar los fallos de la Iglesia. Los ha tenido y los tiene, sin duda alguna. Pero han sido muchísimos menos aquellos en que ha caído, a través de la historia, cualquier institución humana. Debería¬ mos comprender que no se trata ya de ver en la manifestación de una opinión la sombra de un cisma o algo parecido. Las aguas volverán a su cauce y todos estos problemas que se barajan a nivel sensacionalista pasarán a las mesas de estudio de los teólogos, canonistas y auto¬ ridades competentes en busca de la me¬ jor solución. Hoy se puede dialogar con ateos, con hombres religiosos que no sean cristianos, con otros cristianos separados de nosotros, y entre católicos. En todos debe ejercerse una libre expresión, mati¬ zada por el bonito concepto de la caridad. Podemos recordar cómo Tomás Moro, el canciller del rey Enrique VIII de Ingla¬ terra, prefirió tranquilamente perder su vida en una plaza pública antes que ir contra su conciencia. A pesar de que con ello se enfrentaba contra la opinión ge¬ neral de la Jerarquía eclesiástica de su país. Lo que se debe evitar es defender ideas para justificar personales posturas. Cuando uno sella con su vida o con su sangre una opinión hay que comenzar a tenerla muy en cuenta. Los sensacionalismos seguirán a diario en nuestra prensa. Nosotros queremos seguir fieles a esa inquebrantable fideli¬ dad al Evangelio de Cristo y a nuestra conciencia. El celibato es, al fin y al cabo, una cuestión accidental en la Iglesia. De¬ pende únicamente de la volutad de la Jerarquía, la que puede dictaminar recta¬ mente y con seguridad. Mientras tanto sigamos el proceso con tm respeto impo¬ nente a todas las opiniones, sabiendo que el hombre cristiano es aquel para quien Cristo y su Iglesia son los fundamentos de sus creencias. 7 30 enero, 1970 MIRANDO HACIA COSTITX Por GARCÍAS PALOU' Pfaro.’ 9 de febrero de 1969.—Traslado de los restos mortales de «Na Margalida de Costitx» desde el cementerio a la iglesia parroquial de su aldea. rH ** oy —en este quincuagésimo aniversario de la muerte de primer la sier- va de Dios «Na Margalida de Costitx»— su nombre ya no suena a algo extraño dentro de los ámbitos de nuestras jóve¬ nes generaciones. La conmemoración ju¬ bilar de antaño lo repitió con frecuencia y dibujó a los ojos de niños, mozos y hombres maduros la fisonomía de su personalidad espiritual. Además, el co¬ mienzo del proceso diocesano de su Cau¬ sa de Beatificación fijó el rótulo de di¬ cho nombre en las puertas de todas las iglesias de Mallorca, después de que Cos¬ titx —la grácil villa donde vivió y mu¬ rió— albergara millares de peregrinos, que allá acudieron para rodear sus hue¬ sos y cenizas y presenciar su traslado desde el cementerio a la iglesia parro¬ quial. Muchos de aquellos miles de itineran¬ tes, procedentes de los más distintos pueblos y ciudades de la Isla, acudieron a Costitx movidos del recuerdo del olor de santidad que perfumó los días de ima mujer trabajadora de nuestra rura¬ lia. Se evocaban unos sucesos extraordi¬ narios de su vida, cuyo dictamen médico y teológico —pero no el definitivo de la Iglesia— fue debidamente formulado; y ello también contribuyó a que el día 9 de febrero del pasado año las vías y ca¬ minos que cruzan Mallorca guiaran ha¬ cia la pequeña villa de «Na Margalida de Costitx» la devoción que el pueblo senci¬ llo profesa a sus virtudes cristianas. Hace algo más de medio siglo que la nueva de unos estigmas, de los sufri¬ mientos de la tarde de cada viernes, de sudores de sangre, de horas de tristeza mortal y de agonía, de apariciones so¬ brenaturales... corrió de boca en boca; llegó a los más distantes y opuestos rin¬ cones de nuestras latitudes, y atrajo a Costitx más de setenta y cinco mil per¬ sonas. El pueblo sencillo, en efecto, ha visto y ve en los prodigios extraordina¬ rios un signo de la santidad de la vida; y es ésta, en último término, lo que le atrae, edifica y conmueve. La Iglesia, en efecto, no canoniza mi¬ lagros, ni fenómenos extraordinarios, si¬ no la práctica de las virtudes evangéli¬ cas en grado heroico. Por lo cual, al mimdo católico le interesa un santo, co¬ mo ejemplar de ima vida auténtica y plenamente cristiana. El inicio del Proceso Diocesano de la Causa de Beatificación de la sierva de Dios, «Na Margalida de Costitx» —una mujer del hogar y del trabajo— respon¬ de, de manera cabal, al espíritu postcon¬ ciliar de la teología relativa al testimo¬ nio del laicado. Una vida tan sencilla como la de «Na Margalida de Costitx», cuya labor domés¬ tica consistió en urdir, de manera fina¬ mente artesana, malla de plata, explica¬ ría —sí es éste el plan del Cielo— desde la altura de su Beatificación y Canoni¬ zación, una lección luminosa y densa so¬ bre el arte y los secretos de la santidad, y persuadiría al pueblo creyente de que ésta no es don exclusivo de cenobios, ni de conventos, ni de ordenaciones sacra¬ mentales. Tampoco de una tiara o de una mitra episcopal. Se afirma que los santos se hallan en crisis. Se quiere expresar, con esta fra¬ se, que ha disminuido la devoción a los santos y que las canonizaciones han de¬ jado de interesar a la Iglesia. Mas no es éste el pensamiento del Con¬ cilio. Por lo cual, el pasado domingo, pu¬ do ser canonizada ima fundadora de una congregación religiosa, a pesar de con¬ tarse otras muchas en los altares. Con mayor razón, ha de poder ser ca¬ nonizada —con criterio ajustado al pen¬ samiento conciliar— una mujer sencilla y trabajadora de un pueblecito rural. 8 EL ETERNO DESAFIO ENTRE DOS SOCIEDADES J^\\rEeCceOnJO algunos datos que me pa- esenciales para compren¬ der lo que hoy sucede en el mundo y que ponen de relieve los males que co¬ rroen a los dos adversarios en pugna: Occidente y la U.R.S.S., o, mejor dicho, el mundo occidental, concentrado desde hace siglos alrededor de la idea de la libertad, y el mundo otro, indiferente ante el concepto y la práctica de la li¬ bertad. Una revista francesa hace ver a sus lectores la triste manera en que los fa¬ bulosos sueños de Kruchev (los rusos han sido siempre unos grandes malaba¬ ristas) no han logrado cumplirse. El antiguo secretario del partido afirmaba en 1957 que los ciudadanos soviéticos po¬ dían estar seguros de poder consumir un año más tarde tanta leche y tanta mantequilla como los de U. S. A. Sin embargo, en 1967 un ruso tenía que tra¬ bajar cinco veces más que un nortea¬ mericano para conseguir un vaso de le¬ che, ocho veces más para una libra de mantequlla, nueve veces más para una docena de huevos. «En lo que a la car¬ ne se refiere, seguía profetizando Kru¬ chev desde la altura de su inconsciente optimismo, pensamos alcanzar a los Es¬ tados Unidos entre 1960 y 1961.» Pero en 1969, el ruso se veía obligado a traba¬ jar seis veces más que un norteameri¬ cano para conseguir una chuleta y once veces más para poderse comprar un par de zapatos. cualquier economía antigua o moderna, es la víctima mayor de estos regímenes. Hay, además, el problema de la pro¬ ductividad. No se trata ya de producir más y más con el fin de excitar y hacer llegar a las estrellas las curvas y los grᬠficos, sino de saber hacer algo con la producción. Es posible que la U.R.S.S. produzca más tractores en 1970 que diez años antes, pero ¿qué es lo que sucede con estos tractores? Mercado internacio¬ nal no hay para ellos, porque son infe¬ riores a los italianos, alemanes o ameri¬ canos. Y al consumo nacional no llegan siempre porque hay fallos en otras ra¬ mas de la economía, como el transporte, de manera que el turista extranjero pue¬ de, hoy todavía, ofrecerse el curioso es¬ pectáculo de diez docenas de tractores pudriéndose al lado de una estación de ferrocarril en Siberia, cerca o lejos del sitio donde han sido fabricados. Y así seguido. Se trata allí de im fracaso en marcha, de tipo material, económico, al que na¬ die nunca logrará detener; un fracaso directamente relacionado con la idea de Estado, de economía, de filosofía, cerra¬ dos, dogmáticos, en desacuerdo con lo que la humanidad ha realizado, progre¬ sando sin cesar, en las últimas décadas. Lo que podía ser dogma valedero en 1917 puede ser peligro mortal para el mismo pueblo en 1970. Se trata aquí, como es fácil deducirlo, de un problema de rendimiento, proble¬ ma valedero para Rusia, como para todo país sometido a im sistema económico que ha suprimido la propiedad indivi¬ dual, la competencia y el mercado libre. La gente —desde el campesino hasta el más alto empleado o técnico— trabaja menos porque no tiene ningún aliciente a la vista. La permanente escasez de ar¬ tículos de cualquie tipo y clase en cual¬ quier país comunista es el reflejo inva¬ riable del mismo tema. Los sueldos ba¬ jos son otra clave. Hay campesinos obligados a trabajar en el «koljoz» de su aldea sin ganar más de tres mil pesetas al año, y sobreviven sólo porque tienen una cabra y una huertecita de cien me¬ tros cuadrados al lado de la casa en Ru¬ sia, como en Polonia o en Rumania. El campesino, o sea, el productor básico de En el mundo llamado libre, el drama es de tipo espiritual. El gran escritor Giuseppe Prezzolini, amigo de Papini, au¬ tor de un inigualado «Maquiavelo» y, el año pasado, de un «best-seller» sobre el problema de la fe y de Dios, afirma en una revista italiana que los puestos de mando estarán ocupados dentro de diez años en toda la extensión de Occidente por aquellos jóvenes que habrán logra- ^ ^ Difundir la lectura y suscripciones de «HERALDO DE CRISTO» Es un medio fácil de llenar de MENSAJE FRANCISCANO el mundo de hoy. ^ 9 Signo Ue Calidad EKO La moderna bebida que da a la leche el más delicioso sabor con. leche es único! 10 do sobrevivir al L. S. D., al «cannabis» y a otras drogas. Igual que la píldora anticoncepcional, invento típico de una sociedad que vive sólo para el placer y ha dejado de pensar en el deber y la tensión que la condición humana supo¬ nen, la droga es un lento factor destruc¬ tivo, cuyos efectos a la larga desconoce¬ mos todavía. Y el mal se ha extendido desde las clases intelectuales a la juven¬ tud, a la pequeña burguesía, y está inva¬ diendo el mundo del proletariado en Norteamérica, como en Italia, ya que re¬ sulta cada vez más fácil procurarse dro¬ gas a precios cada vez más bajos. Dentro de diez años, en el momento precisamente en que nuestra sociedad occidental empezará a ser regida por lo que ha quedado en pie después de la fu¬ ria psicodélica, nos encontraremos en una posición de inferioridad física ante nuestros eternos adversarios. Menos mantequilla y menos zapatos en los paí¬ ses comunistas, pero más energía física, más ejércitos, más cañones, más avio¬ nes y más gente capaz de manejarlos. Hay, por un lado, escribe Prezzolini, una sociedad de blancos «desprovistos del sentido de la patria, sin amor hacia su propia sociedad, embrutecidos por la evasión hacia los paraísos artificiales, con los ojos estupefactos, la mente vaci¬ lante, los músculos flacos, la voluntad débil y los instintos primordiales del hombre por la defensa de sí mismo y de su propio grupo reducidos a cero». Y, del otro lado, una sociedad fuerte, racis¬ ta, nacionalista, gimnástica, preparada para dar a los débiles el último golpe. Esta es la situación, empujada hacia sus últimos extremos por todos los fac¬ tores que actúan entre nosotros, con el fin de que esta separación sea cada vez más honda. La droga no es sólo una mercancía como las demás. Es un factor político, un arma. Igual que la rebeldía que están fomentando en nuestras uni¬ versidades y en nuestro mundo laboral. Dos males gigantescos están carco¬ miendo el mundo, iguales y subversivos los dos, directamente relacionados con los sistemas y las sociedades en que se han producido. El equilibrio entre los dos permite lo que se llama la coexisten¬ cia. Dicen los filósofos de la historia que estamos viviendo en un mundo sin maes¬ tros. Yo diría que vivimos en un mundo sin médicos. Vintila HORIA Santamente embriagado con el compasivo amor de Cristo, hacía algunas veces cosas, al parecer extrañas, por no decir ridiculas, pues arrebatado interiormente su espíritu, y con una melodía celestial, prorrumpía frecuentemente en cánticos, dichos en francés (1), y con el aura de la divina inspiración, que suavemente percibían sus oídos, experimentaba tal júbilo, que se veía precisado a manifestarlo con ex¬ trañas aclamaciones, dichas también en la citada lengua. Otras veces tomaba del suelo alguna pequeña vara de madera y, colocándola en el brazo izquierdo, pasaba y repasaba sobre ella otra que tenía en la mano derecha, a guisa de arco de violín, o como sí es¬ tuviese tocando otro instrumento músico. Acompañando esta acción con ciertos significativos ademanes, cantaba en francés las alabanzas del Señor. Por último, toda esta diversión y fiesta solía terminar con lágrimas copiosas, y la memoria de la pasión de Cristo ponía fin a tan extrañas demostraciones de alegría. Acompañaba a todo esto con grandes y profundos suspiros; y, olvidado con frecuencia de lo que hacía con las manos, quedaba arrobado en éxtasis celestiales. ESPEJO DE PERFECCION (a. 1227), c. VII, n. XCIII. (1) Conocería San Francisco la lengua francesa, haciendo honor al origen de su nombre Francesco (su nombre de pila era Juan) y al abolengo francés de su madre. Pica de Bourlemont. LOS BUEYES ROJOS... (Balada amarilla) Los bueyes rojos en el campo de oro. Los bueyes tienen ritmo de campanas antiguas. Y ojos de pájaro. Son para las mañanas de niebla, y, sin embargo, horadan la naranja del aire en el verano. Viejos desde que nacen, no tienen amos, y recuerdan las alas de sus costados. Los bueyes siempre van suspirando por los campos de Ruth en busca del vado, y, densos, religiosos, se tienden en el prado, borrachos de luceros a rumiar sus llantos. Los bueyes rojos en el campo de oro. Federico GARCIA LORCA 11 JULIO IGLESIAS el triunfo ále la ooluntadL veces la vida tiene la dimensión de una novela; quizá porque la no¬ vela tiene sus más hondas raíces en la vida misma. espíritu—, acaba imponiéndose a la jau¬ ría que lo acosa, atizada por la envidia o el cerco de su miedo y desesperanza pare vencer lo que parece imposible. Como no soy un «hincha» de nada, ni siquiera de lo que más me apasiona —he llegado ya a ese difícil autodominio de las zonas templadas—, ignoraba por com¬ pleto la emocionante historia de Julio Iglesias. A cualquiera que se la contara, le parecería inventada por la imaginación de un novelista amable, propenso a los finales felices; porque lo que las personas ven siempre es el final victorioso, el triun¬ fo espectacular, y pocas veces, o casi nun¬ ca, la lucha oscura, penosa, de ese peligro solitario del que hablaba Stendhal, que enfrenta al hombre consigo mismo, con su verdad desnuda, valerosa y heroica imas veces, desolada y demoralizadora las más. Ese es el caso de hombres de la talla de Severo Ochoa, Vicente Silió, Américo Castro, Rafael Leoz, y el de algunos de los pocos españoles imiversales que co¬ nozco. Lucharon contra una montaña ca¬ si inaccesible y la coronaron con su es¬ fuerzo sin que nadie pudiera detener su voluntariosa ascensión. Ese es el caso también de otros hom¬ bres que, viéndose irremisiblemente per¬ didos, anclados en un sillón de ruedas, inutilizada parcialmente su vida, margi¬ nados de toda actividad y esperanza, se han rehecho física y moralmente, ven¬ ciendo el trauma espiritual que les ator¬ mentaba. Esa victoria del hombre sobre sí y so¬ bre los demás, en un mimdo donde el hombre es el más temible enemigo del hombre, representa nada menos que el triunfo de una voluntad poderosa. En ocasiones, a ese tesón lo alienta apenas el leve soplo de una esperanza más hipo¬ tética que real. Pero casi siempre es así; casi siempre el milagro humano surge en¬ tre las propias ruinas y la sorpresa ajena, y el que lleva algo dentro —luz, talento. Yo sabía que Julio Iglesias era un can¬ tante famoso. No lo conozco siquiera; pe¬ ro ignoraba su colosal esfuerzo hasta re¬ incorporarse de nuevo a la vida. Acabo de ver una película en la que protagoniza su propia historia. Me pare¬ ció un hermoso cuento de hadas. Luego supe que esa biografía, de la que sólo se ha escogido la parte más risueña, había sido en la vida real de im hombre una verdad dramática: la de un muchacho de diecinueve años que en su mejor momen¬ to se le derrumba todo a los pies. Bri¬ llante jugador de fútbol del Real Madrid, realizada su carrera de abogado, preparan¬ do su doctorado en la Universidad de Cambridge, un accidente de automóvil lo convierte de repente en paralítico. Una compresión medular, consecuencia del golpe, le afecta la columna vertebral, in¬ validándolo. Insensibilizadas las piernas. 12 derrotado moralmente, convencido de que ya nunca volverá a andar, con sus diecinueve años llenos de vigor y de fuer¬ za, Julio Iglesias permanece en el lecho casi un año. Es preciso moverlo cada me¬ dia hora para que no se llague, hay que transportarlo de un lado a otro como a un inválido y todo parece no tener so¬ lución. de los más famosos cantantes de moda, y el éxito lo convierte en ídolo popular. Hace pocos días —^vive muy cerca de mi casa— estuvimos a punto de que cho¬ caran nuestros coches. Frenamos a tiem¬ po y alguien que iba conmigo me dijo: —^Mira, ese es Julio Iglesias. El muchacho ve transcurrir el tiempo indefinidamente. Un día el practicante le lleva una guitarra. Quizá sea un medio de paliar su desesperación. Y Julio, que en el fondo es intrépido y no se arredra, empieza a componer sus primeras Can¬ ciones. Antes tocaba el piano, le gustaba la música. Ahora se refugia en ella; pero no pasa por su imaginación siquiera que años después pueda convertirse en can¬ tante de fama. Y me refirió su aleccionadora historia. Una historia que merece la pena contar¬ se por lo que tiene de lección ejemplar, de tenacidad y esperanza, de humana y valerosa. Una vida que simboliza el triunfo de la voluntad. Rafael NARBONA La madre, animosa, fuerte, le infunde la esperanza de una recuperación en la que no creen ni los médicos. El mucha¬ cho, sin embargo, es voluntarioso, tenaz y alegre incluso en su desgracia. El está empeñado en rehacerse como sea. Al prin¬ cipio camina a gatas por la habitación. Es algo tremendo, doloroso y trágico. So¬ bre todo para su madre. Luego ésta lo lleva de un lado para otro en su sillón de ruedas. Pasa el tiempo y Julio intenta dar los primeros pasos ayudado de bas¬ tones. Por fin logra andar con ellos y sale a la calle. Esta es para él la prueba más dura: no puede vencer el complejo que le acomete al enfrentarse con la gente. Cree traslucir en sus miradas ima com¬ pasión contenida y regresa a su casa des¬ moralizado. Piensa que nunca volverá a ser im hombre normal, como los demás. Sin embargo, no ceja. Surgen entonces sus primeras cancio¬ nes. Un dia se produce el milagro hu¬ mano. Deja los bastones y echa a andar solo. Poco después de esta especie de cuento de hadas —escrito con lágrimas, heroísmo solitario, tesón increíble y sa¬ crificios que no trascenderán nunca a na¬ die— Julio Iglesias se transforma en uno CONSTRUCCIONES MUT, S. A. Contratistas de obras Santiago Rusiñol, 4 Tel. 211342 PALMA DE MALLORCA * ★ 13 P A GINA I T E R A RIA PODER DE L’ARPA Durà el so d’aquella arpa recobrada dins les ruines del castell pairal; ( i tocant-la per graus més inspirada, fou la humil ventafocts transfigurada I en princesa ideal. * Durà el so d'aquella arpa; i les figures deis héroes oblidats de Vavior movien allà endins les armadures, i pujava d’antigues sepultures profètica remor. La Reina mare, consirosa i trista, ciue seia a soji vell trono ja perdut, com si a tropes de morts passàs revista, alçà d’en terra l'esglaiada vista, alçà el front abatut. Pel so de l’arpa màgica mogudes, les pedres, que eren claus del monument i en terra estaven a bocins rompudes, al punt de on abans eren caigudes tornaven novament. Si com un jorn la primitiva albada escampà vols d’aucells aletejant difonia ses notes la inspirada, també aquells sons prenien la volada de vida palpitant. NA TONINA 1 escampant-se a lo lluny per plans i serra des de la fosca del castell aspriu, duien batecs a la dormida terra, i, nuncis, de l’abril qui neus desterra, deien als camps: Floriu! Valgam Déu, I\\a Tonina, i que és de lletja! I a fe que amh ella hi ha Tonina i mitja, amb una pell més aspra que una aritja i una boca més ampia que una enquetja. Per aquell tirany et de mala petja I esclataren arreu en flors boscanes les venes totes de l’incult terrer, brotaren pels jardins flors més ufanes; i a l’hora en que es desperten les campanes, la terra era un verger. se n puja peu descalç cap a sn sitja, sa carbonissa aplega, es saquet pitja, té forces i salut i es riu d’es metge. ¡So es pica si li deis que és una fotja. o que té pels fadrins mal arrambatge, Sentint la Reina que avançava l’hora, guaità des de l’altíssim mirador, i amb sos ulls de vella àguila que explora va veure pobles despertar enfora de l’alba a la claror. o que sa cara li han pintat de sutja. Himnes sentia, veia estols de festa Trompada la veureu com un rellotge cpian se basquetja es pa i es companatge venir de lluny a son antic casal, i entre núvols oberts com en tempesta, allà al fons de llevant lluir xalesta i ) i ims quants tronxos de col per una trutja. Vestrella matinal. I Tomas AGUILO (1812-1884) M. COSTA i LLOBERA (1854-1922) 14 PEL CENTENARI D’EN MARIAN AGUILÓ Una vida, dues vides, ¿quantes vides teniu vós?... Terra enllà, camp i bastides resseguies freturós. Per un mot de ta Princesa, per trobar-la confident, pelegrí de sa bellesa, no t’espanta sol ni vent. Nostra llengua menyspreada ha arborat ton cor ardit, i una amor tan acorada bé compensa tot oblit. Ses paraules una a una tu reculls, d’afany gelós, ses cançons que en nit de lluna escoltares tremolós. Tot referma l’homenatge que li rets de cor endins, explorant en son estatge l’antigor dels pergamins. I la bella que has servida pujà al soli gloriós: —tú viuràs la .seva vida, que és la vida de tots dos—. Com reviu la primavera, esclatanta de verdor! Dels llorers dins Vesponera .s’alça en flor l’arbre d’amor. Ta estimada el front allisa i asserena sos ulls blaus; sembla prendre ta divisa: «Guarda a quals i no a quants plaus». Res hi ha que el dol reclami, tot somriu d’un viure nou; i és un dolç epitalami el que fou vou-veri-vou. Per tot branques atapides. aleteig i cant festós... Una vida, dues vides, ¿quantes vides teniu vós? Maria Antònia SALVA (1869- ) LLENGUA NOSTRA BENVOLGUDA... Llengua nostra benvolguda, estimada més que mai, que hem alçat davant els pobles com senyera d’ideal, que ja al front banyat de glòria duus corona radiant. Llengua nostra .sobirana, assentada en trono d’or, a despit dels qui t’odien venerada en nostres cors, et recordes, oh Princesa, de quan eres Ventafocs? De quan pobre i desvalguda, malvestida de parracs, dels germans desposseïda, mesquineta, errant pel camp, t’acollia la cabana del Gaiter del Llobregat? Oh miralls de l’ona clara, prat florit i delitós, salzeredes i pollancres barrejant fresques remors, Llobregat allí a la vora, Monserrat a Thdritzó, Dematins molls de rosada, melangia dels ponents, jocs i danses a la lluna, i, les nits de pluja i vent, cançonetes i balades de joglars i cavallers. La cabana era pobreta, més tingué escalfor de llar. L’alegraven les sonades de la gaita pastoral. Bon Gaiter que t’acollia, qui més que ell t’haurà estimat? Ell de tu s’enamorava i es mirava dins tos ulls. Proclamà ta reialesa quan de tots eres rebuig. Ell veié la diadema en ton front tan desvalgut. Miquel FERRA (1885-1947) 15 MN. COSTA I LLOBERA, que en el PrimerCongrés Internacional de la Llengua Catalana (1906) defensà certs trets que donen «personalitat» a la sintaxi del nostre llenguatge. III «Nostra desvalguda llengua, injustament menyspreada fou una amiga amb qui vaig anar congeniant fins a sentir per ella una vertadera passió, que s’arrelà espontània i poderosament dins la meva ànima a l’escalf de l’amor primera i a la qual, sempre feel, jamai gosi deturar ni contradir, per més que l’acompanyassen ja de son principi, no sols les amargors i desenganys que en tota passió són de témer, sinó molts d’altrtes des- plers incalificables, de part precisament dels qui eren manco d’esperar ni de creure» (RECORDS DE JOVENESA, Pròleg). Si nc n’hi hagués prou amb tot allò que ja hem adduït, aqueix altre text, una mica llarg, confirmaria encara més la gran amor i, fideli¬ tat de Marian Aguiló a la que prengué per dama del seu esposori literari, la nostra llen¬ gua. I és trist haver de constatar que aqueixa llengua i els seus addictes, no s’han vist mai completament lliures de la incomprensió, oposició i menyspreu dels que ja se’n queixava el nostre autor quan la Renaixença no feia encara més que els primers vagits. Mes no anàssiu a pensar que Marian Aguiló fou l’únic cavaller que amh la doble arma de la paraula i de la ploma sortí a defensar la nostra gentil princesa quan aquesta es trobava desposseïda de totes les belles insígnies del seu rang. Sense eixir de Mallorca, quin nombrós estol hi veim d’agosarats paladins que lluitaren coratjosament per a recon¬ querir-li l’antic palau, esdevenint els seus cortesans i quedant per sempre al seu servei! Sense gens d’erforç ens vénen a la memòria els noms de Tomàs Aguiló, Pére d’Alcàntara Penya, Jeroni Rosselló, Tomàs Forteza, Costa i Llobera, Joan Alcover, Mateu Obrador, Antoni M.“ Alcover, Maria Antònia Salvà. Salvador Galmés, etc., per a no enumerar-ne més que alguns dels principals entre els ja traspassats. Si ens hem detengut especialment en Marian Aguiló i no en els altres és perquè ell explicità en múltiples ocasions aquella entranyable amor i perquè ell és realment l’iniciador —^ens referim sempre concretament a Mallorca— del moviment lingüístic ca¬ talà. intuint clarament, senyalant-ho i duent-ho a la pràctica, que pel redreçament de la llengua era necessari aprofitar els dos grans recursos: els llibres vells, els llibres de l’edat d'or de nostra literatura, on la llengua hi havia quedat com estancada, i el parlar viu del poble, amb preferència del més allunyat de les grans ciutats, perquè allà la llengua no hi havia deixat mai de córrer-hi pura i fresca, variant i evolucionant solament una mica, d’acord amb les exigències o els petits capricis del temps i del lloc. «Sentint els nostres pagesos i llegint els nostres clàssics creguí que lo primer que devia fer era empendre la feina de porgador, cercant de gra en gra el ver forment catalanese... Sien com sien estes poesies, van vestides amb roba de la terra, que al teixir-les vaig triar de bri en bri per¬ què fos tota nostra...» (lloc ja citat). Es això que miraren de fer els nostres literats, pro¬ sistes i poetes, de la Renaixença i post-Renaixença, amb més o menys encert i equilibri, donant-se de vegades petites i inevitables desviacions vers una o altra de les dues vessants. Al mateix Marian Aguiló l’en reptava amablement en certa ocasió. Costa i Llobera, d’un excés de predilecció pels arcaismes. Fra M. C. T.O.R. 16 MISIONES iBas «Vastares» de las misiones Rsbaño y pastor f^ajo ■^^su el símbolo de un pastor supremo, el rebaño Papa, y con sus pastores particulares, los Obispos, quiso Jesús presentar a su Iglesia. Y habló de la señal o distintivo especial que indica¬ ría a los verdaderos pastores: el sacrifi¬ cio por las ovejas a ellos confiadas. Donde tal vez brilla con más autenti¬ cidad el carácter de pastor, sacrificado por sus ovejas, es en los terrenos misio¬ nales, donde no se concibe la vida del obispo sino mezclada con continuos sa¬ crificios y privaciones. Dar la vida por sus ovejas no significa necesariamente morir de muerte violenta, sino consu¬ mirla poco a poco en aras de un sufrir lento, continuo. Son realmente edificantes las cartas que vamos recibiendo de los Obispos de nuestras misiones. Nuestros lectores ya conocen un poco el ambiente en que de¬ sarrollan sus actividades, nuestros Obis¬ pos. Claro que el sacrificio no disminuye nunca su buen humor y su alegría. Por algo Jesús unió el sufrimiento a la feli¬ cidad en una de las bienaventuranzas. Algunos ejemplos. suelo, hace que la gente llegue más pron¬ to a la puerta al salir. Mis muebles son cuatro. Y siguen to¬ dos la misma inclinación del piso, como diciendo: «No me toques, que parto...». Y si la gente insiste, parten de verdad. Hay una mesa escrilDanía, que tiene el «barniz» algo negro... Le faltan varios pedazos; unos agujeros de fuego demues¬ tran que en otro tiempo debió prestar sus servicios en la cocina. Al lado de ella, un cajón, que es al mismo tiempo mi linda biblioteca y mi papelera. Por su aspecto general se ve que fue fiel compañero de la mesa en la cocina, y que recogió largo tiempo los desechos culinarios. Junto a la mesa hay un tabu¬ rete, llegado de Guajará-Miyirn, aún con las indelebles letras D.A. Por fin, en un rincón, mi caja de he¬ rramientas de carpintería y mecánica. El dormitorio Al lado del escritorio está mi dormito¬ rio. Muebles: una cama de cuero de buey, sin colchón, dos cajas de madera $ EL PALACIO DEL OBISPO DE GUAJARA-MIRIM Escritorio y muebles «Estoy ahora instalado en una lujosa sala-escritorio, hecha de madera sin ce¬ pillar. Los agujeros de las tablas permi¬ ten ima ventilación fácil y agradable. La inclinación de diez grados que lleva el Mons Roberto, gran amigo de los indios brasileños. 17 Mons. Damián Nicolau, en Marcabalito. que contienen mi ropa y pequeños ob¬ jetos. Por encima de la cama, una red envuelta al mosquitero, esperando la no¬ che para desplegarse. No tengo murciélagos, porque cierro siempre puertas y ventanas antes de que llegue la noche. De vez en cuando echo un poco de insecticida para librarme de los intrusos que pasan por las rendijas de las tablas que dividen los cuartos, y también de los mosquitos que vienen a montar guardia... Peroi.r magnífico paisaje Todo esto en un cuadro poético que vosotros no conseguiríais imaginar. Des¬ de mi mesa de trabajo, mirando hacia la izquierda, por la ventana del sur, pue¬ do ver lo que pasa en los ríos Mamoré y Guaporé, hasta la entrada en la Bahía de Cosa, en una extensión de cuatro ki¬ lómetros. Este sitio es predestinado. Es un pe¬ dazo de paraíso. Los tres ríos son una prueba de ello. Mons. Roberto Gomes de Arroda, T.O.R. Obispo otras tienen un Padre encargado. Esta, desde que se marchó el párroco, don Tarsicio, está vacante y yo me cuido de ella, en la medida de lo posible». Visita de «Doña Gripe» En Marcabalito he tenido la gripe, y ya puedes imaginarte como lo he pasado. Solo. Por la mañana tenía que levantar¬ me para la misa cantada con sermón... Con mi voz apagada tenía que cantar so¬ lo y predicar... Y por la noche, rosario explicado con cantos después de cada misterio. Cuando me dejó la fiebre me quedé sin nada de apetito; todo me da¬ ba asco. Y yo mismo tenía que prepa¬ rarme la comida. No me atrevía ni a en¬ trar en la cocina. A lo más calentaba im poco de leche y me la bebía de prisa... Al fin llegaron el P. Maimó y el P. Riutord, y decidimos dejar Marcabalito por algunos días. Sea todo por Dios y para bien de las almas... Mons. Damián Nicolau, T.O.R. Obispo ^ MI PARROQUIA Nos escribe Mons. Damián Nicolau, Obispo de Huamachuco: Desde Marcabalito Te escribo desde Marcabalito, mi pa¬ rroquia. Digo mi parroquia porque las Amigos de nuestras Misiones, misione¬ ros de retaguardia, añadamos nuestras oraciones, y especialmente nuestros sa¬ crificios, a los de nuestros misioneros de vanguardia. Formemos con ellos el gran ejército pacífico que el Concilio pide para hacer realidad el ardiente deseo de Cristo: «Que haya un solo rebaño bajo un solo Pastor.» 18 DESDE BDLIVAR Querido lector: Quizá no conozcas a quien te dirige estos renglones. Pe¬ ro, no importa. Desde Bolívar este Pa¬ dre, perdido en medio de los escabrosos Andes peruanos, quiere darte a conocer su impresión sobre la alejada y abando¬ nada provincia del Departamento Liber- teño. Bolívar recibió la fe de Cristo. Nos lo demuestra el dato histórico de que la primera Partida de Bautismo asentada en el Archivo Parroquial data del mes de septiembre de 1592 (Libro l.°, folio 1.°, número de partida 1). Sin embargo, se puede decir que hasta la llegada de los Padres Franciscanos de la T. O. R., no se hallan muestras de una labor eficiente para el Reino de Cristo. Sí, hay vestigios de giras misionales por estos parajes. Pero son bastante es¬ porádicos y quizá, al poco tiempo, estas tribus de la Cordillera Central Peruana volvían a sus acostumbrados ritos in¬ caicos. ya una hermosa línea trazada por mi an¬ tecesor, P. Sebastián, hombre que ha sa¬ bido dar en Bolívar un tono verdadera¬ mente sacerdotal al apostolado. Bolívar no ve en el sacerdocio a un Monseñor, a un P. Sebastián, a un P. Jaime, a un P. Bartolomé o a un P. Pa¬ co. Bolívar ve en el sacerdote a un hom¬ bre enviado por Dios, para implantar la vida de Cristo a través de su presencia, su predicación, su vida litúrgica y, por qué no, su vida sacramentaria. Solamente el trabajo en equipo y la ausencia de individualismos pueden acu¬ mular este inmenso tesoro de labor re¬ cristianizado ra en medio del mundo. Solamente unos hombres unidos po¬ drán ser eficaces en medio de este mun¬ do falto de fe, apartado de la oración, materializado. Y que habla mucho, pero a la hora de la verdad se encuentra va¬ cío de Dios, oliendo por dentro a podre¬ dumbre y a ponzoña diabólica. Por ejemplo, parece que en 1786 pasa¬ ron por aquí unos misioneros francisca¬ nos, dejando asentadas actas de la Co¬ fradía de la Inmaculada: «Mía Madre y Señora de la Pura y Limpia Concepción, Patrona de este Pueblo de San Sarvador de Caxamarquilla». En Bolívar, a 6 de enero de 1970. P. José Gelabert Ferrer, T. O. R. Se sabe que Bolívar hasta 1916 se lla¬ mó Caj amar quilla. Todos estos datos, y otros, dan testi¬ monio de la fe inmensa que nuestros co¬ lonizadores pusieron en los incas perua¬ nos. Por esto florecieron grandes santos, como San Francisco Solano, Santa Rosa de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo, San Martín de Porres, etc. Ahora me pregunto: Y actualmente, ¿qué hay de todo esto?, ¿qué es lo que queda? A mi pobre parecer, queda en el cholito bolivariano una disponibilidad extra¬ ordinaria para la vida de Cristo. Sola¬ mente falta despertarlo y encaminarlo hacia el verdadero sentido eclesial de los tiempos postconciliares. Yo, por mi parte, puedo confesaros que en este mi nuevo trabajo he hallado 19 NUESTEA pequeña HISTORIA Tftedio sigla atrás,.. Ei marzo de 1920, mes en que se iniciaba en realidad el año duodécimo de la publica¬ ción de esta revista (su primer número sa¬ lió en marzo de 1909), reaparecía, después de meses de ausencia, Fr. Junípero (P. Pe¬ dro J. Cerdá). Titulaba su artículo «¡Horro¬ res del hombre!», título que casi se presta¬ ba al equívoco y por eso su autor empeza¬ ba así; «Si alguno se figura que al escribir este título hemos querido decir horrores del hambre, razón le sobra para creerlo, cuando llega hasta nosotros el grito de tan¬ tas regiones hambrientas, y cuando se le¬ vanta sobre todos la voz del Papa para pe¬ dir socorro por los niños que sucumben a la miseria y a la falta absoluta de nutrición». Son palabras que parecen escritas de hoy mismo. En estos últimos cincuenta años he¬ mos progresado muy poco en el cumplimien¬ to de la obligación de... dar de comer al hambriento. Recordaba nuestra revista el hecho de haberse cumplido el primer aniversario de la muerte de Na Margalida de Costitx (el 30 de enero, de 1919). Duraba aún la con¬ moción que habían producido en la isla los extraordinarios fenómenos que precedieron a la muerte de nuestra Terciaria. La nota concluía así: «Dios ensalza a los humildes: por eso confiamos que algún día manifesta¬ rá la gloria de la humilde Terciaria de Cos¬ titx». Recuérdese que el año pasado, con ocasión del quincuagésimo aniversario del óbito de Na Margalida Cativa, su pueblo y representaciones de toda Mallorca la glori¬ ficaron con el solemne traslado de sus res¬ tos mortales a la iglesia parroquial, inicián¬ dose el proceso de su beatificación. También Lleó d’lran, en unos sentidos ver¬ sos, conmemoraba el primer año del falle¬ cimiento de su querida madre. Un entrefilete, éste del Obispo de Pam¬ plona, empezaba así: «La Regla de la Or¬ den Tercera es un admirable compendio de la vida cristiana, es el Evangelio mismo adaptado admirablemente a la vida seglar. ¡Cuán provechoso sería para todos los que en medio del mundo viven, abrazarla como norma invariable de conducta!» Iba luego, a toda plana, un clisé de An¬ drés Espinosa, Terciario, fallecido en nues¬ tro Convento de Artà el 5 de diciembre de 1919, según ya dijimos. Y a continuación empezaba una breve bio¬ grafía del mismo Mestre Andreu, en la que se ponían de relieve sus acrisoladas virtu¬ des cristianas. Firmaba F. Esteve, Pbro., pai¬ sano del biografiado, el conocido M. i. Sr. D. Francisco Esteve, Canónigo, fallecido no hace muchos años aún. La iglesia de nuestro Convento de Inca estrenaba piso. El que ahora presenta estas notas, junto con sus condiscípulos coristas de aquel tiempo, puso una buena parte de su fuerza y de su esfuerzo, como peón, trasla¬ dando pesados materiales, en la preparación y confección de aquel piso. Si las baldosas pudiesen hablar... Se celebró la inaugura¬ ción con una fiesta religiosa y nuestra re¬ vista insertaba la reseña. El Cristo de Limpias conmovía en aquella sazón a la gente piadosa. Se atribuyó a un hecho milagroso que un tiro de revólver no matara a una persona al topar la bala con una estampa de aquel Cristo que llevaba en la cartera el agredido. Leíase esto en aquel número de la revista. El P. Cerdá, que servía lo mismo para un fregado que para un barrido, había com- 20 puesto unos incisivos versos humorísticos que titulaba «Ja hi tornaràs...!». Iban contra «Mestre Espenya», un zapatero de tercera a quien estorbaban el «tirapeu, i cutxilla», el «bitzego, l’alena, forma i cabás» y a quien «el devantal solament li servia per a mo¬ car». El remendón, que prefería «fer set dies de festa que un de jornal», se permi¬ tía motejar de holgazán al frailecito que pa¬ saba de prisa yendo a sus quehaceres. El anticlericalismo tenía entonces tales... ino¬ centes manifestaciones. Entonces ser anti¬ clerical no «vestía» como ahora, cuando casi ya no falta más que se nos diga que el mismo Papa es anticlerical. Los versos iban firmados con el seudónimo Lepe. Recorda¬ mos la historia de ese seudónimo. El P. Cerdá, que ostentaba el título de Lector de Teología en la Orden, había firmado así: Lector Pere. Y el corista teólogo, Fr. Miguel Quetglas, que actuaba, más o menos, de director de la revista, siempre ocurrente y algo socarrón, cogió la primera sílaba de las dos palabras y resultó el gracioso seu¬ dónimo que llevan los versos. Después de esto ya venían las secciones habituales: «Noticias y variedades», todo noticias de carácter social; «Crónica francis¬ cana», Ejercicios espirituales en nuestra iglesia de San Francisco de Palma; movi¬ miento de la T. O. F. en nuestros Conventos de Inca y de Artà, etc.; «Necrología», fa¬ llecimiento en Llubí de la madre de Fr. Mi¬ guel Llompart, entonces aún corista, muer¬ to también, muy joven, siendo Superior de nuestro Convento de Artà, etc. PARTIERON HACIA LA CASA DEL PADRE Ses Salines,—^Día 25 de noviembre, doña Juana A, Bonet García, Terciaria francis¬ cana y suscriptora de esta revista. Artá.—Día 2 de enero 1970 y a los 83 años de edad, doña María Morey Moyá, durante muchos años celosa Ministra de la T. O, P. Llubí.—Día 8 noviembre del pasado año, don Miguel Perelló Gelabert, suscriptor de nuestra revista y miembro de la T. O. F. Día 31 de enero del año en curso, a los 52 años de edad, don Rafael Perelló Pe¬ relló, también franciscano seglar y sus¬ criptor de esta publicación. Inca.—^Doña Francisca Borrás Comas (3 diciembre 1969); doña Bárbara Fullana Sansó (13 enero 1970), franciscanas se¬ glares. Palma.—Día 20 de enero, a los 70 años, don Eduardo Sánchez Rubio. Gastrillo de Bezana (Burgos).—Día 5 de febrero, doña Mraía Cruz Fernández, ma¬ dre del Rvdo. P. Florentino Sáinz, T. O, R., Vice-Director de nuestro Colegio «Bto. Ramón Llull» de Inca. Testimoniamos nuestra condolencia a sus familiares, mientras pedimos a nues¬ tros lectores una oración por el eterno descanso del alma de los difuntos arriba reseñados. D. E, P. A. 21 RIVERA, MARY COOPER Y RAYMOND editan un ev^an^eLio nueifo al eóiilo de 7tancíáco de -^áií P ^ ns caminos de que se sirve el Se¬ ñor para atraer hacia Sí son infi¬ nitos, como infinitas son las arenas o los polvos del camino. Infinitos y para nosotros totalmente insospechados. Re¬ cuerdo siempre con emoción, con im temblor casi extraño, el trayecto costo¬ so, intrincado, que llevó a un sencillo hombre de la calle a la «conversión». Cuantos le acompañan a la oficina o le cruzan por la calle podrían decir de él: «Empleado de telégrafos. Casado. Con hijos. Amigo de la soledad. Vistiendo tra¬ je gris»... Pero quienes le han conocido a fondo o leído con simplicidad, pensa¬ rán de Jesús Rivera que es un hombre de la calle, sí, pero lleno de una santa inquietud, de una inquietud a toda prue¬ ba, de un anhelo, incontrolado casi, de perfección. Por el mundo de Rivera pasan escue¬ las filosóficas, teorías científicas, movi¬ mientos políticos, sistemas artísticos, y una inconmensurable gama de nombres: Ortega, Nietzsche, Hegel, Unamimo, Kant, Tagore... Ninguno de ellos, en de¬ finitiva, sació su sed de algo íntimo, hon¬ do, firme a todo vendaval. Fue en un contacto imprevisto, gratui¬ to, con el Evangelio, cuando sintió que en su intimidad había entrado a saco al¬ guien o algo. Al principio fue una inquie¬ tud; mas, pronto se transformó en oleaje fiero. ♦♦♦ el interior del artista... Lo hubo, cierta¬ mente. Y la lectura del encantador y poético libro fue el inicio de su conver¬ sión al catolicismo. « 4c » Hace poco más de un año fue ordena¬ do de sacerdote Raymond Dinjaert. Ray¬ mond había ingresado en la Primera Or¬ den Franciscana el 15 de agosto de 1965. En la Tercera, en cambio, hacía muchísi¬ mos años. Raymond Dinjaert era General Jefe de la Casa Militar del Rey Balduino de Bél¬ gica. Al morir su esposa, el 19 de julio de 1965, dijo: «Un monumento de amor humano construido en treinta años se derrumba en treinta segundos». Dios le hizo comprender entonces que era mu¬ cho más rentable edificar un monumen¬ to de amor que durase toda la eternidad. Al ingresar en el convento franciscano , de Chant d’Oiseau, en Bruselas, afirmó: «Siempre he sido un gran admirador de San Francisco. Durante más de treinta años he pertenecido a su Orden Tercera. Pero nunca había pensado que, tan de pronto, me llamase a ser fraile de la Pri¬ mera Orden y sacerdote de Cristo». Cuarenta días más tarde el Rey Bal¬ duino, que le estimaba profundamente, le relevaba de sus altos cargos no sin solicitar de él un favor. Le pidió que an- r Cuando Mary, la hija del fallecido Ga¬ ry Cooper, que llegó a tomar el hábito en un monasterio de Clarisas, le presen¬ tó a su padre «Las Florecillas» de San Francisco de Asís, pensaba, sin duda, en el revuelo espiritual que se armaría en ^ Obsequie a sus familiares y amigos con uno suscripción anual a HERALDO DE CRISTO Es una manera cordial de repetir 12 veces «ME ACUERDO DE TI» J 22 f ^ Haciendo paro un amigo o familiar una suscripción a «HERALDO DE CRISTO» HACE UN REGALO DE PASCUA QUE DURA TODO EL AÑO. ) tes de entrar definitivamente en el con¬ vento franciscano le acompañase en el viaje oficial que tenía proyectado hacer por América Latina. El General accedió y durante todo el viaje demostró ser un hombre perito en los negocios políticos, pero aspirante a ser soldado de otro rei¬ no... Raymond estudió el bachiller en la pri¬ mera década del presente siglo, y a los dieciocho años inicia una brillante ca¬ rrera política y militar, distinguiéndose siempre por la rectitud y honradez en su comportamiento. En 1922 se puso a las órdenes directas del Duque de Bravant que llegaria a ser más tarde Leopoldo III, padre de Balduino. Entre el joven militar y el futuro rey se establece una amistad que no ce¬ saría nunca. Durante cuarenta años estu¬ vo Dínjaert presente en todos los nego¬ cios políticos y acontecimientos más so¬ bresalientes de su país. Acompañó al rey en todos sus desplazamientos, pudiendo decirse que era la «mano derecha» del monarca belga. Su táctica militar y polí¬ tica fueron objeto de admiración en cuantos le conocieron. Su honradez hu¬ mana y su sentido cristiano y francisca¬ no de la vida escribieron lecciones de ejemplaridad religiosa por doquier. Al ser proclamado rey Balduino, Dinjaert quiere retirarse de la política, pero el joven monarca le ruega encarecida¬ mente que siga a su lado. Dinjaert acep¬ ta lo que siempre llamó «pesada cruz de la política», y continúa al lado del rey. Con la ordenación sacerdotal y por su ingreso en la Primera Orden Francisca¬ na, el General Dinjaert, Jefe de la Casa Militar del Rey Balduino, ha levantado el monumento que tanto anhelaba y que durará una eternidad. ♦♦ * Todavía en el siglo XX, y quizás más que en ninguna otra época de la histo¬ ria, los hombres que se encuentran en su camino con el Poverello quedan pren¬ dados de su ingenuidad y sabiduría de pobre. Con su vida y su obra abre las puertas de la vida sobrenatural a infini¬ dad de hombres, a quienes ni la técnica ni el halago complacen enteramente. Cuántas veces nosotros, los francisca¬ nos, deberíamos meditar aquellas pala¬ bras de San Pablo: «Pues ya que el mun¬ do por la propia sabiduría no reconoció a Dios en la sabiduría divina, quiso Dios salvar a los hombres por la locura de la predicación». Pienso sinceramente en las palabras de Bemanos: «Una cristiandad no se ali¬ menta de confituras. Dios no dijo fuéra¬ mos la miel de la tierra, sino la sal». Pachinetti afirma de los primeros dis¬ cípulos de San Francisco: «Hombres que han pacificado las ciudades, desper¬ tado las conciencias. Domesticaban a las aves, comían con los leprosos. Y pode¬ mos repetir con justicia que nada tenían y lo tenían todo. Como los primeros cris¬ tianos, cuyo magnífico espectáculo han reproducido, tenían en Francisco y con Francisco un solo corazón. El hombre de hoy que trata de imitar a San Francisco en lo que tenía de ge¬ nuino y evangélico, ofrece a sus seme¬ jantes una sabia lección, y posiblemente le acerque de una manera insospechada a Dios. Manuel DIAZ ALVAREZ 23 piigiiEa> del teroia>rio OTRA BRILLANTE JORNADA DE FRATERNIDAD ^ Los actos religiosos tuvieron lugar en el Santuario de Ntra. Señora de San Salvador (Felanitx). $ Inca, como siempre, la Hermandad con mayor número de terciarios. ^ Nota destacada: la juventud incorporándose a las actividades de la T. O. F. Hl domingo, día 8 de febrero, tuvo ■"^lugar en el Santuario de Nuestra Señora de San Salvador de Felanitx, la Jomada Trimestral de Fraternidad Fran¬ ciscana. Parece que el Señor quiso dar su aprobación a este acto de amor y con¬ vivencia que los hijos seglares de San Francisco celebramos trimestralmente; el día no pudo ser más espléndido; lucía el sol y se llenaba la isla de luz y colo¬ res. Desde la cumbre del Santuario se podía disfrutar plenamente de la herma¬ na Naturaleza; nuestra Mallorca, con sus almendros en flor y el verdor varia¬ dísimo de sus campos, se divisaba casi por completo, tal era la nitidez de la at¬ mósfera; hasta en la lejanía se veía la difusa silueta de Menorca, y junto a nosotros, casi. Cabrera, rodeada de is¬ lotes que parecían pasarelas que la que¬ rían unir a su hermana mayor. Este ambiente, como a buenos hijos de San Francisco, nos acercaba forzosa¬ mente a nuestro Padre Dios, y un «¡Loa¬ do seas. Señor!», brotaba de todos los corazones y llenaba de paz y de amor nuestras almas. A eso de las 11 de la mañana comen¬ zaron a llegar al Santuario, en coches particulares y autobuses, más de 200 hermanos terciarios, de las Hermanda¬ des de Campos, Inca, Manacor, Muro, Llucmajor y Palma; aparcaban los vehículos en la explanada del monumen¬ to a Cristo Rey, y a medida que iban llegando, entre cantos y alegría, se veían rostros conocidos, amigos antiguos y hermanos de la Isla, que se abrazaban y saludaban, como miembros que somos en verdad de una misma familia. ¡Cuánta paz y cuánto amor habría en el mundo, si todos nos sintiéramos así. Pueblo de Dios! Poco más de las 11 y media serían cuando, reunidos todos en el oratorio del Santuario, comenzó la Celebración Eucarística, concelebrada por los PP. Co¬ misario Provincial y Puigserver; Misa participada, con las lecturas a cargo de terciarios seglares y cantos y plegarias de todos los hermanos. La Santísima Virgen, desde su trono, presidía el acto, y con toda seguridad atendía y presentaba a su Hijo los rue¬ gos de todos los que, a sus plantas, y apartados por unas horas del ruido y ajetreo del mundo, estaban más unidos El Padre Comisario, Fr. Jaume Tugores, pronunció imas palabras de salu¬ do y bienvenida, con la sencillez francis¬ cana y el amor a todos que le caracte¬ riza. De la homilía se encargó el P. Jaime Puigserver, glosando las palabras de la epístola de S. Pablo, que se hacía i^al a todos, para ganarlos a todos, no para sí, sino para Cristo; y sacando del pa- En la Jomado destacó muy claramente la presencia de la ¡uventud. saje evangélico de la curación de la sue¬ gra de Pedro y de la oración de Jesús, que, a imitación de Cristo «que se re¬ tiraría a orar», hemos de fundamentar en la oración todas nuestras empresas. Terminada la Misa y después de una Comunión numerosísima, la hermana de la Fraternidad de Palma, doña Francisca Riutort de Sánchez, dirigió la media ho¬ ra de meditación, que fue profunda, enjundiosa, actual y llena de espíritu apos¬ tólico. Versó sobre la FE, este don gratuito de Dios, que heredamos de nuestros mayores y que no puede per¬ manecer estático, sino en crecimiento constante; nuestra FE ha de ser vivifi¬ cada y fortalecida por la recepción de Sacramentos y por el testimonio de ver¬ daderos cristianos. Glosó al final la oración de San Fran¬ cisco (SEÑOR: haced de mí un instru¬ mento de paz...), sabida por todos, pero que desmenuzó de tal manera, y sacó de ella tantas consecuencias y compro¬ misos, que nos hizo ver el camino a se¬ guir, y la actitud que todo hijo de San Francisco debe adoptar en cada circuns¬ tancia de la vida, difundiendo a nuestro paso la PAZ y el BIEN. Después de llenar nuestras almas con el manjar espiritual, empezó el esparci¬ miento y la convivencia entre todos. Al finalizar la comida, reunidos en una sala del Santuario, y presididos por el Padre Comisario, empezó la «bulla de germanor», en la que cada cual lució sus habilidades en el canto, recitación, chis¬ tes, etc., y además, en ella, se acordó por unanimidad, que la próxima reunión sería, D. m., el segundo domingo de ma¬ yo, en la isla de Cabrera, saliendo del puerto de Palma. Pasamos unos horas de alegría familiar, que dejó en nuestras almas la paz y el deseo de volvemos a reunir. Tuvimos también la satisfacción de conocer en esta reunión al Rvdo. P. Sa- lustiano Vicedo, Superior de los Frailes Menores en Petra, que han regresado de nuevo a su antiguo convento de San Bernardino; nos dirigió un breve saludo, ofrciéndose como hermano en San Fran¬ cisco y alegrándose de haber pasado el día junto con los terciarios mallor¬ quines, en los que había visto la verda¬ dera alegría y confraternidad del Santo de Asís. A las tres y media emprendimos el descenso hacia Cala Murada, Puerto de Manacor y Manacor, desde donde regre¬ saron los terciarios de cada Hermandad a sus pueblos y ciudades respectivas, con la alegría de un día feliz y el deseo de reunirnos pronto. Fue jornada deliciosa, cristiana y fran¬ ciscana, llena de sana alegría, reunidos jóvenes y mayores con nuestros Padres Directores. Dejó en nuestras almas la paz que produce siempre el actuar y el vivir en cristiano. Concepción Nicolau y de Montaner Vice-Secretaria Provincial T. O. F. ITINERARIO EVANGELICO (Conclusión) 3. ID POR EL MUNDO ENTERO Con Cristo, los hermarros toman el camino de ia salvación de los hombres. Comparten el amor del Buen Pastor por el testimonio de la vida y de la Palabra. Siendo yo siervo de todos, estoy obligado a servir a todos, y a enseñar¬ les las odoríferas palabras de mi Señor. (Carta a los fieles, 2) El Señor dice: He aquí que yo os envío como ovejas entre lobos; sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas (Mt., 10, 16). Y los hermanos que van (entre sarracenos y otros inñeles) pueden tra¬ tar con ellos espiritualmente de dos maneras. La primera, que no muevan pleitos ni contiendas, mas sean sujetos a toda humana criatura por Dios (I Petr., 2, 13), y confiesen siempre que son cristianos. La segunda, que cuando vieren ser voluntad de Dios, anuncien su palabra, para que crean 25 en Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Creador de todas las cosas, y en el Redentor y Salvador del mundo. Hijo del Padre eterno, y para que se bauticen y hagan cristianos porque el que no renaciere por el agua y el Espíritu Santo no puede entrar en el reino de Dios (Jo., 3, 5). (I Regla, 16, 1-10) Con ardor y humildad, quieren reunir a todos los hombres en la marcha del Pueblo de Dios. A todos los que deseen servir al Señor Dios dentro de la Santa Iglesia Católica y Apostólica, y a todos los órdenes eclesiásticos, sacerdotes, diáco¬ nos, subdiáconos, acólitos y exorcistas, lectores y ostiarios; a todos los clérigos, a todos los religiosos y religiosas, a todos los niños y pequeñuelos, pobres y necesitados; a los reyes y príncipes, menestrales y labradores, siervos y señores; a todas las doncellas, continentes y casadas; a los laicos, hombres y mujeres; a todos los infantes, adolescentes, jóvenes y viejos, sanos y enfermos; a todos los pequeños y grandes; a todos los pueblos, razas, tribus, lenguas y naciones, y a todos los hombres de cualquier lugar que viven y vivirán en la tierra, pedimos con humildad y suplicamos todos nosotros, hermanos menores, siervos inútiles, que perseveremos todos en la verdarera fe y penitencia, porque de otro modo nadie podrá salvarse. (I Regla, 23, 16-22) EL ESPÍRITU DEL SEÑOR El que comienza a andar la ruta evangélica, a seguir las pisadas de Cristo, pasa de una mentalidad terrestre Sobre todas las cosas deben desear tener el espíritu del Señor y su santa operación. (II Regla, 10, 9) Todos los hermanos guardémonos de toda soberbia y vanagloria. Guardémonos también del saber de este mundo y de la prudencia de la carne, ya que el espíritu de la carne quiere y se preocupa mucho de hablar y poco de obrar, y busca no religión y santidad interior del espíritu, mas quiere y desea religión y santidad externa y apariencia a los hombres. Estos son de los que dice el Señor: En verdad os digo que ya han reci¬ bido su premio (Mt., 6, 2). al espíritu de Dios. El espíritu del Señor, en cambio, quiere que la carne sea muy mortiñcada, despreciada, vil y desechada y llena de afrentas, y se esfuerza en tener humildad, paciencia, pura simplicidad y verdadera paz de espíritu, y siem¬ pre y sobre todas las cosas desea el temor divino y la divina sabiduría y el divino amor del Padre, Hijo y Espíritu Santo. (I Regla, 17, 10-16) Y el Espíritu le hace entrar en la plenitud de amor y de alegría de Dios-Trinidad. El Espíritu del Señor descansará sobre todos aquellos que hicieren esto y perseveraren hasta el ñn, y hará en ellos su habitación y morada, y serán hijos del Padre celestial, cuyos mandatos cumplen, y son esposos, hermanos y madres de Nuestro Señor Jesucristo. Somos esposos, porque el alma ñel se une a Jesucristo por el Espíritu Santo. Somos sus hermanos, cuando hacemos la voluntad del Padre que está en el cielo. Madre de El somos, cuando le llevamos en nuestro corazón y en nues¬ tro cuerpo con amor, y conciencia pura y sincera, y le damos a luz median¬ te buenas obras que deben resplandecer como ejemplares para los demás. ¡Oh, cuán glorioso, santo y grande es tener un Padre en el cielo! ¡Oh, cuán santo, hermoso y amable tener un esposo en el cielo! ¡Oh, cuán santo, querido, complaciente y humilde, pacífico y dulce y amable y apetecible sobre todas las cosas tener un tal hermano que dio su vida por sus ovejas y oró al Padre por nosotros diciendo; Padre, ¡guarda en tu nombre a aquellos que me has entregado! Padre, todos los que me entregaste en el mundo tuyos eran y tú me los entregaste, y las palabras que me diste yo se las anuncié, y ellos las recibieron y cono¬ cieron verdaderamente que yo procedo de ti y creyeron que tú me enviaste. Ruego por ellos, no por el mundo; bendícelos y santifícalos. Y por ellos me santifico a mí mismo para que sean santificados en uno como nosotros. Y quiero. Padre, que en donde yo estoy estén ellos conmigo, para que vean mi claridad en tu reino (Jo., 17, 6-24). Y porque El tanto sufrió por nosotros y nos granjeó tantos bienes y nos dará en lo venidero, toda criatura que hay en el cielo y en la tierra, en el mar y en los abismos, rinda a Dios alabanzas, gloria, honra y bendición, pues El es nuestra virtud y fortaleza. El solo es bueno. El solo Altísimo, omnipotente, admirable, glorioso, sólo El santo, digno de ser alabado y bendecido por los siglos de los siglos. Amén. (Carta a los fieles, 48-62) MAQUINARIA INDUSTRIAL Y AGRICOLA RIEGO POR ASPERSION PALMA - MANACOR LA PUEBLA - CIUDADELA 27 « Oistriburdor: D. JAIME ESTAFE MARQUES Mistral, 30-36 PALMA DE MALLORCA MUEBLES R O M A R EXPOSICIÓN; TALLER Y ALMACÉN CON EXPOSICIÓN Conquistador, 24 -Tel. 503 Pqz, 97,101 y 103-Tel. 468 MANACOR (Mallorca) ♦♦•# PAPELES PINTADOS Y PINTURAS ÓLEOS Y ACUARELAS PARA ARTISTAS MARCOS Y MOLDURAS Casa Pomar Flores S. 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Organizada como acuerdo unánime de los asistentes a la Jor¬ nada trimestral de Fraternidad celebrada en San Salvador (Fela¬ nitx), tendrá lugar, D.m., él segundo domingo de mayo próximo, Todavía no podemos dar detalles ni de precio ni del horario> puesto que a la hora de redactar estas líneas todavía nos faltan ah gunas respuestas de Organismos oficiales. No obstanté, sepan nues^ tros terciarios y arnigos que, por el momento, todo nos obliga a pen^ sar en un número muy limitado de plazas. Parece que de ningún modo podremos pasar de las 150. Procuraremos tener informados a los Directores de la T,0,F. r ^ RADIO - PHILIPS - TELEVISION distribuidor Molusioo desda fb2S íleeirodomésticss en general FACILIDADES DE PAGO V ^ RECUPERE SU EQUILIBRIO Eliminará sus dolores o molestias proporcionándole bienestar y optimismo A. t. eiMÍNtl-LULlÚ, li-rALUA