El Heraldo de Cristo 1969, n. 716
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DE CRISTO
NOVIEMBRE 1969

c. CRUZ, ia - TEU iea

INCA (MALLORCA)

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PARA EL AÑO 1970

ARTÍSTICO CALENDARIO «HERALDO DE CRISTO»
Ya están a la venta los preciosos calendarios de nuestra
revista.
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Precio: 12 Pesetas.

Suplicamos a los terciarios franciscanos y a los suscriptores de esta revista, adquieran el bonito almanaque al que nos refe¬ rimos. Harán una buena obra de apostolado,
Pueden ser adquiridos en los Conventos de las Religiosas Franciscanas o de los Religiosos de la T.O.R. y en las Herman¬
dades de la T.O.F,

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...

REVISTA MENSUAL DE LOS P P. FRANCISCANOS DE LA T. O R
•
NOVIEMBRE 1969

Año LX - Núm. 716

•
REDACCIÓN Y ADMÓN:
CONVENTO DE SAN FRANCISCO
TELÉFONO 212695
PALMA DE MALLORCA
•
DIRECTOR: P. MIGUEL COLOM MATEU, T. O. R.
ADMINISTRADOR: Fr. JAUME TUGORES MESTRE, T. O. R.

•
CON LICENCIA ECLESIASTICA

•
IMPRESIÓN: ARTES GRÁFICAS GIMÉNE2

•
PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN:

(A partir de enero 1969)

ORDINARIA. . . . 65 PTAS

BIENHECHOR ... 100 .

PROTECTOR

500 ...

.

•

DEPÓSITO LEGAL P. M. 340 -1958

NUESTRA PORTADA
. SRTA. MARIA ANTONIA SALVÀ DE S'ALLAPASSA. No pudiendo presentar, en el primer centenario de su nacimiento (4 de no¬ viembre de 1869), una foto de cuando •Era en¬ cara ais anys de nina ■ quan la cançó m'encisà*, ofrecemos la del óleo que hizo a nuestra eximia poetisa, en el frescor de sus veintiún años, el pincel de su hermano Francisco, acabado de sa¬
lir de la Escuela de Pintura de Madrid, en 1890.
/

lea eu este número:

Inmoralidad creciente ....

3

Umbrales de nriestra historia .

.

5

La nueva pornografía ....

6

Fisonomía de San Francisco

.

.

8

Droga y pornografía .... 9

La hermana Muerte

10

La libertad en la Iglesia. ... 11

Habla Pablo VI

13

Página literària.

...

14

Absència de la mort, com a tema, en

la poesia de María Antonia Salvà 16

En Quadrado

17

Primer centenari del naixement de

María Antonia Salvà ... 18

Nuestras misiones .....

19

Nuestra pequeña historia ... 21

Página del terciario

22

Juventud actual y,

24

Bodas de Oro matrimoniales .

26

Chistes

....

.

.

27

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EDITORIAL
INMOB A.I.ID A.I> CRECIENTE
Dia tras día, especialmente en el período estival, puede com¬ probarse el incremento que van adquiriendo en nuestro país modos y modas que representan una alarmante ola de inmoralidad, cuando no de abierta pornografía, en no pocas manifestaciones de la vida nacional: en playas, paseos públicos, espectáculos, cine, teatro, lite¬ ratura, revistas gráficas y hasta en publicaciones diarias que cada día vienen haciendo mayores concesiones a la imagen atrevida, al reportaje gráfico, al anuncio provocativo. Ultimamente hasta en los discos, de los que alguno ha tenido que ser prohibido por nuestras autoridades. El «snobismo» sexual va ganando puntos y ambientes, y se trata de justificar en ocasiones con la apelación a lo que sucede en otras latitudes en cuyo parangón —se dice— estamos todavía muy sanos y comedidos. Otras veces se achaca al turismo y a los visitantes extranjeros.
La verdad es que todo un ambiente de desbocada sexualidad se está apoderando de nuestras costumbres e imponiendo en los más diversos aspectos de la vida social. Se confunde la libertad con la pornografía y se hace gala de ésta precisamente para pretender pro¬ bar que contamós con aquélla. Craso error. Es ciertamente el am¬ biente general en la mayoría de los países de más alto nivel econó¬ mico, pero por ello mismo habría que pensar si no se está dando la sensación de un subdesarrollo sexual que, tarde o temprano, va a procurar a los llamados países occidentales tremendas tragedias y desarreglos sociales. Porque la concesión al instinto y al simple sen¬ timiento libidinoso jamás podrá deparar resultados beneficiosos pa¬ ra la sociedad, sino más bien someter a ésta a un trauma delicues¬ cente que irá de la desenfrenada sexualidad a las drogas, la violen¬ cia, la subversión, la desgana para el trabajo, pasando por la des¬ trucción de la vida conyugal y familiar.
Una juventud que se alimente de los ingredientes que la molicie y la pornografía le depara, cada vez on mayor escala, difícilmente aprenderá a esforzarse por superarse a sí misma, a trabajar con
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gusto y ahínco por un porvenir mejor. Ya se sabe lo que da de sí la concepción de una vida muelle, hecha de sensualidad y de comodonería, de afán de pasarlo lo mejor posible y de anteponer el sexo a todo lo demás. Y quizá estemos entrando en el camino que con¬ duce a esa concepción de la vida o pagando el tributo de nuestro, a veces mal entendido, «europeísmo».
El Papa, refiriéndose el pasado día 14 a la inmodestia en el ves-^ tir, a la procacidad y hasta pornografía de los grabados de cierta prensa, a la publicación y a la exhibición de muchos espectáculos que tienden intencionadamente a excitar bajas pasiones, concluía: «Es doloroso observar esta autodegradación del hombre y ver cómo por la salud física y por la higiene pública se dan tan estupendas y severas intervenciones de la sociedad, mientras que sobre la salud moral, en cambio, existe una tolerancia tan excesiva como si la salud moral no fuese un bien necesario para la misma sociedad y un coe¬ ficiente indispensable para una educación fuerte, libre y responsable de las jóvenes generaciones».
(De Ecclesia)

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UMBRALES DE NUESTRA HISTORIA
1369 - 1969
—Je cumplen este año los 600 desde que la Tercera Orden Regular ganaba aprobación y mercedes reales en 1 os Reinos de España.
En efecto, era el año 1369 que «Enrique II, por la gracia de Dios Rey de Castilla, de León, de Toledo, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, etc.», en Carta escrita en pergamino de cuero y sellada con su sello de plomo colgado, hacía saber: «A todos los Concejos, Alcaldes, Jurados, Jueces, Justicias... de todas las ciudades, villas y lugares de nuestros reinos... como los FRAILES DE LA TER¬ CERA ORDEN DE S. FRANCISCO parecieron ante los nuestros Oidores de la nuestra Audiencia y presentaron ante ellos cartas y privilegios de los Padres Santos Apostólicos de Roma, en que se contiene que los Frailes de dicha TER¬ CERA ORDEN de S. Francisco, son hombres de Orden de Religión auténtica y aprobada que son quitos, exentos de todo pecho y de todo pedido y de todo tributo y de toda carga...»
En vista de ello, sigue la Carta Real, «Nos, p-or haoer bien y merced y limos¬ na a los dichos FRAILES de la dicha TERCERA ORDEN de S. Francisco, los recibimos en nuestra guarda, en nuestra encomienda, en nuestro defendimiento, ...y les quitamos y franqueamos de todos pechos, de todo pedido y de todo tri¬ buto... usados o por usar... que ahora son y serán de aquí en adelante...»
Estas mercedes y privilegios, que luego confirmaría en las Cortes de Toro (1371) y de Madrid (1375), fueron siempre tenidos por firmes por sus sucesores en la Corona de Castilla y de España, Juan I y II; Enrique III, Reyes Católicos, Carlos I y Felipes II, III y IV, después de cuyo reinado se nos cortó el hilo de nuestra investigación.
La primera aprobación, 1369, y subsiguientes confirmaciones de los dichos privilegios, presuponen y arguyen una ya perfecta organización de la vida reli¬ giosa de la Tercera Orden, con un cierto número de casas (eremitorios, hospi¬ tales o conventos), sus prelados, frailes, etc., etc. Y también el aprecio y esti¬ mación que los Reyes de España tuvieron a la Tercera Orden, con cuyo hábito
se honraron muchos de ellos.
¿Será aventurado afirmar que, cuando Juan XXII APROBO, en 1325, la for¬ ma de vida de los TERCEROS, en OBEDIENCIA, POBREZA y CASTIDAD, exis¬ tían ya en España TERCIARIOS REGULARES? (*)
¿Las cartas y privilegios presentados a los Oidores de la Audiencia de Enri¬ que II, serían la Bula del mismo Juan XII, «Altíssimo in divinis», en la que dice el Padre Santo de Roma (aunque entonces residiese en Aviñón): «...Y con nues¬ tra autoridad apostólica os concedemos a vosotros y a vuestros frailes (los TERCEROS) presentes y futuros... que no estéis sujetos a pechos, cargas... ni os puedan obligar a sufrirlos...»?
Dejándonos de conjeturas, nos tenemos por contentos con los 600 años de existencia, del 1369 al actual de 1969, pues creemos serán pocas las asociacio¬ nes o entidades del orden que fueren, que puedan presentar una tan larga y dila¬ tada ascendencia como nuestra Orden; para cuya Historia estamos acarreando materiales, con la esperanza de que mejores manos los aprovecharán para le¬ vantar el monumento que ella se merece y ardientemente deseamos. Y si vivi¬ mos... llegaremos, que dijo el otro.
P. Francisco AMENGUAL, T. O. R.
(*) En Mellid (Coruña) los había ya en 1325 (Vid. «Heraldo», mayo, 1967, pág. 17).
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LA NUEVA PORNOGRAFIA

¿Bajo qué nuevas formas actúa la pornografía en la época actual? Porque la pornografía continúa siendo un mal
de difícil erradicación. La lucha contra
la pornografía es una lucha oscura, un tanto anárquica y de pobres resultados. Es un mal alimentado por el sexo, y el
sexo no es un mal: es la fuente de la
que mana el río de las nuevas genera¬ ciones, es sinónimo de vida humana. Pe¬ ro, ¿dónde termina el sexo propiamen¬ te dicho y comienza la pornografía? Re¬ sulta muy difícil determinar qué es se¬ xo, es decir, la honesta manifestación del instinto sexual, y qué es pornogra¬
fía.
Existe, eso sí, una pornografía desca¬ rada y descarnada, de esa que a princi¬ pios de siglo escandalizaba y origi¬ naba la creación de más de una LigaAntipornográfica, y otra más moderna y sutil, de la que se deriva el actual vocablo de «sexy», término vago que agrupa todo minifaldismo vanguardista junto con la pornografía más absoluta.
Pero actualmente no se pueden crear Ligas Antipornográficas, por la misma razón que a nadie se le ocurre que sea buena la idea de crear una Liga Antiminifalda, ya que nadie piensa que la
minifalda sea elemento francotirador de
la Pornografía...
Lo cierto es que vivimos en una épo¬ ca audaz donde el demonio y la carne, jimto con la mecanización, ocupan po¬
siciones. Detrás del cerebro electrónico asoma la ávida mano de Satanás. La mecanización deshumaniza al hombre,
pero no amortigua sus pasiones. El mundo actual (consumismo, capacidad adquisitiva, dinero), excita los sentidos, poniendo sordina a los sentimientos. El ojo capta y asimila todas las incitacio¬ nes. Frente al hombre ya no hay pers¬ pectivas sentimentales, ya no hay un

horizonte espiritual, sino una barrera conformada por el consumismo y la mecanización: compre usted esta neve¬ ra, este auto, este bikini, esta crema bronceadora, este coñac, este suéter, es¬
ta minifalda... Cada anuncio es una lla¬
mada al bolsillo y a la sangre. A los instintos. Una llamada al placer, vía confort. Como la primavera, (necesa¬ ria ella), toma en bloque sangre, co¬ razón y cerebro y hace del individuo un ente vitalista y entusiasta. Mientras que los ammcios y todo el programa consumista aíslan los instintos y jue¬ gan con ellos. Juegan con el mono inte¬ rior del hombre. Cierto que en la abun¬ dancia está la asepsia o inmunidad; pe¬ ro la pornografía nunca se da por satis¬ fecha. La pornografía asoma su rosada oreja por todas las esquinas. Puede que un anuncio, un cartel, una revista o una película no sean pornográficos. Pe¬ ro lo es el hombre que busca pornogra¬ fía y estímulos sexuales. El hombre es sexual por naturaleza y sensual por ig¬ norancia. Y así, la vertiente sensual con¬ tinuamente alimentada por el consumis¬ mo, engrosa la capacidad erótica del
hombre moderno. Incluso el menos
imaginativo se siente zarandeado por el
turbión consumista.
Existen demasiadas campañas publi¬ citarias donde lo «sexy» es extraordina¬ riamente... «sexy». Cada muro, cada es¬ quina, cada ammcio en la revista o en la pantalla, pertenecen a «la chica de los anuncios». La chica-sexy está en to¬ das partes. Precede a la sopa y endulza el postre. El paisaje ciudadano le perte¬ nece. Realmente, no se puede decir que su belleza alimente bajas pasiones. Su estilo no resulta pornográfico, sino mo¬ derno. Pero ahí está, con su belleza, con su «sexy», haciendo «primaveras mo¬ mentáneas» en las sangres fácilmente
alterables...

ó

Claro que el antídoto está en la mis¬ ma superabundancia. El desfile «sexy» llega a hacerse monótono. Al standardi¬ zarse, se anula un poco a sí mismo.
Mas otra vez es necesario preguntar¬ se: ¿Qué es pornografía y qué es «se¬ xy»? Aquí comienzan las dudas. Porque la Maja de Goya no es pornografía. Las «Tres Gracias» no es pornografía. «El Rapto de las Sabinas» no es pornogra¬ fía. Por tanto, síguese que la pornogra¬
fía no es un hecho fácilmente detecta¬
ble, sino un sentimiento, una interpre¬ tación subjetiva. La Maja goyesca es ar¬ te. Rubens es arte. El espectador se acerca al cuadro con la sangre y los ins¬ tintos recogidos, subyugados por la mú¬ sica del arte, domeñados por el fenóme¬ no pictórico.
En cambio, una minifalda nada más que discreta puede ser pornográfica, porque el individuo, el espectador, el cu¬ rioso, ya no contempla como un devoto del fenómeno artístico. El pasquín que nos presenta a la modelo minifaldera no merece una contemplación intelec¬ tual. Es puro «sexy», más o menos acen¬
tuado. Es un mundo frustrado. Es una
Maja de barra de cabaret, sin Goya al
fondo. Una Sabina de bolsillo...
Por tanto, cabe decir: estamos ante una nueva pornografía. Una pornografía «vestida», púdica, aleatoria. Pero de efectos similares a la pornografía ab¬ soluta. Porque es una llamada al ojo, a la carne, al ensueño voluptuoso, propio de la capacidad erótica de los pueblos
latinos.
Se nos dirá: todo es según el color del cristal con que se mira. Cierto. Qui¬ zá no sea procedente buscarle cinco pies al gato de la voluptuosidad latina. Porque, en principio, la «Nueva Porno¬ grafía» no parece nociva, puesto que no
escandaliza.
Pero quizá ahí resida el peligro: que
no escandaliza...
JOSE LUIS BRAGULAT (De «Reinado Social del
Sagrado Corazón»).

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Tisonomia de San francisco
LA HERMANA MUERTE
J)espués de esto un fraile le dijo: «Padre mío, tu vida y tu mañera de proceder fueron, y aún son, no sólo para tus frailes, sino también para toda la Iglesia, luz y espejo, y esto mismo será tu muerte. Y aun cuando tu muerte será para tus frailes y otras muchas personas motivo de tristeza y dolor, sin embargo, para ti se convertirá en consuelo y en gozo extraordinario, pues por ella pasarás de gran¬ des trabajos al descanso eterno; de molestos dolores y tentaciones, al goce de una paz envidiable; de la pobreza temporal, que tanto amas¬ te y practicaste perfectamente con gran celo, a las verdaderas rique¬ zas que no tendrán fin, y de la muerte temporal, a la vida para siem¬ pre duradera, donde podrás contemplar cara a cara a tu Dios y Señor, a quien en este mundo amaste con todo corazón».
Dicho esto, añadió: «Padre mío, sabe de cierto que, a no ser que el Señor te enviase del cielo una medicina, tu enfermedad es absoluta¬ mente incurable y poco te resta que vivir, según te lo ha indicado el
médico. Al decirte esto no he intentado otra cosa sino fortalecer tu
espíritu, y para que, tanto interior como exteriormente, te alegres en el Señor, de suerte que los frailes y las demás personas que te visitan te encuentren siempre gozoso en el Señor, y para que los mismos que esto ven y cuantos después de tu muerte lo oyeren, tengan con ello im ejemplo edificante, como lo tuvieron en tu vida y en tu conducta».
Entonces el bienaventurado Francisco, aunque molestado por las enfermedades mucho más de lo ordinario, con este razonamiento co¬ bró nueva y más grande alegría de espíritu, conociendo que se le acer¬ caba la hermana muerte, y con gran fervor comenzó a alabar al Señor, diciéndole: Luego, si le place a mi Señor que yo muera pronto, llᬠmame a fray Angel y a fray León, para que me canten el himno de
la hermana muerte.
Llegaron estos dos frailes a presencia de Francisco, llenos de do¬ lor y de tristeza e inundados en lágrimas los ojos, y comenzaron a cantarle el Cántico del hermano Sol y de las demás criaturas del Señor, que el mismo Santo había compuesto. Cuando llegaron al penúltimo verso del Cántico, compuso algunas otras estrofas en loor de la hermana muerte, diciendo: Sea alabado el Señor — por nuestra hermana la muerte, — de la cual nadie se escapa — ni menos logra librarse, — y ¡ay de aquellos que mueren — manchados con culpa grave! — Dichosos, en cambio, aquellos — que acertarán a cumplir — hasta llegar a su fin — tu divina volimtad, — pues no tendrán que temer — en el pecado morir.
Fray León, ESPEJO DE PERFECCION (1227), cap. CXXIII.

DROGA Y PORNOGRAFIA

Desde Estados Unidos hasta Estocol-
mo y desde Inglaterra hasta Munich,
todo el norte de la civilización occiden¬
tal está en este momento bajo los efec¬ tos devastadores de la droga y de su hermana la pornografía. Italia y París podrían ser incluidos también en esta zona mortífera, donde fuerzas que des¬ conocemos, pero que adivinamos, se es¬ tán apoderando de la razón humana, con el fin de hundirla en los pantanos más bajos del inconsciente. Estos inmensos bajofondes descubiertos por Freud, lue¬ go descritos por varios escritores, el mundo cavernícola del insconsciente,
parte esencial de nuestra personalidad, se está apoderando de nosotros. La sombra, como en la fase decreciente de la Luna, está comiendo la parte lu¬ minosa de nuestro ser. La droga y la pornografía constitiuyen hoy las armas más eficaces de esta lucha desigual, en la que la luz está destinada a perder la partida.
No quiero ser pesimista ni pecar por excesos proféticos de sombríos mati¬ ces, pero después de los viajes que hice por toda Europa durante estos últimos meses puedo decir que el mundo en que vivimos, al que seguimos llamando «mundo libre», se está desmoronando
rápidamente bajo los golpes seguros que alguien le propina desde los basti¬ dores de la droga y de la pornografía.
Es fácil ver cómo la oleada que poco a
poco ha conquistado países enteros for¬ ma parte de un plan bien determinado y cómo la gente —los jóvenes sobre todo, la parte menos preparada, pero, al mismo tiempo, la que constituye nuestro porvenir— está cayendo por to¬ dos lados, desapareciendo en un panta¬ no que puede ser llamado del vicio, del sexo, de los paraísos artificiales, pero que es en el fondo el de la muerte. Al¬ go muy grave nos empuja hacia esta muerte inesperada, más eficaz que la bomba atómica y más cruel que el cán¬
cer.
La pornografía constituye la destruc¬ ción del hombre por la inmoralidad. La parte de culpa que tienen Freud, Marcu¬ se y otros, caballeros de la liberación por el sexo, es evidente; pero lo que hoy sucede en nuestro mundo ha sobre^ pasado los niveles de la cultura o de la psicología para superdesarrollados. Se trata de separarnos de lo moral. El gran filósofo de las ciencias, una de las men¬ tes más profundas de este siglo, el sui¬ zo Ferdinand Gonseth, me decía en una

entrevista que acaba de otorgarme en Lucerna, que el hombre es un ser para la moralidad. Es lo moral lo que cons¬ tituye la diferenciación más aguda entre el hombre y el animal. Ni el len¬ guaje ni el filosofar sobre su propio des¬ tino. Ya que los animales poseen su lenguaje, y en cuanto a su filosofar ín¬ timo y autobiográfico, todavía no sabe¬
mos nada sobre ello. Pero el ser huma¬
no, por encima de la poesía y de la fi¬ losofía, posee el sentido moral, lo que justifica a todas las civilizaciones, lo que ha hecho del hombre el conquista¬ dor de la Luna y de los abismos más
hondos del alma. Platón o Santa Tere¬
sa, Dante o Heisenberg, lo mejor que se ha hecho en esta tierra, es impensa¬ ble fuera de la dimensión moral. Quitár¬ nosla, alejarnos de ella, obligamos a
embarcarnos en las camas con ruedas
de la pornografía, es destruirnos como seres libres y como entidades naciona¬
les o continentales. Es transformamos
en cerdos. El señor Pasolini está ahí co¬
mo testigo y agente de esta destrucción. Como embajador de los que quieren acabar con nosotros. Y como él, mu¬
chísimos.
La droga es también aniquiladora. So¬ ñar en lugar de pensar es cómodo y agradable. Dicen incluso que la LSD aproxima a Dios. Que hay quien se en¬ cuentra cerca de Dios después de de¬ jarse disolver en la boca el terrón de azúcar fatal. Dicen que los colores can¬ tan y que la música tiene colores. Es el paraíso. Todo esto yo lo consigo me¬ ditando, leyendo, escribiendo, mirando el paisaje de Polop de la Marina o el de
la sierra de Gredos. Pero mi técnica de
soñar implica un esfuerzo y a veces una
soledad. La LSD es el vehículo que
transporta al paraíso sin ningún esfuer¬ zo, con el solo dinero de papá. Y esto tomarlo en compañía constituye otro aliciente, ya que la gente hoy rehuye de
la soledad. Todo ha de hacerse en co¬
mún, a la vista de todos, como en la pocilga. Dicen que en Italia, los jóvenes que no tienen dinero para comorarse el terrón con LSD se inyectan en las venas miel, alcohol o cualquier otra cosa con el solo fin de conseguir a cualquier pre¬
cio un minuto de evasión. Evasión que
lleva a todos al hospital y a la destruc¬
ción.
Esto es ya una moda, o sea, algo arro¬ llador. Puesto que los «Rolling Stones» se drogan, nos vamos a drogar todos. Puesto que Marcuse pide la liberación

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por el sexo, nos vamos a dedicar todos al culto de la pornografía. Llevadas a la masa, o sea, al cretinismo público, las ideas toman siempre esta forma y
nos encontramos, sin quererlo, metamorfoseados en cerdos, como en los mi¬ tos antiguos. Y resulta evidente que es mucho más fácil dominar, destruir, con¬ quistar una sociedad de cerdos que una
de seres humanos conscientes de su hu¬
manidad.
Y d’go que soy pesimista porque al hablar hace poco en Oxford con un es¬ pecialista. en drogas, éste me dijo que no hay ya manera de controlar esta epi¬ demia. Lo que quiere decir que dentro de poco viviremos en unos países so¬ metidos a la ley de la droga y de la pornografía; unos países donde no se podrá vivir y que no lograrán sobrevi¬ vir. Algo así como im terrible terremo¬

to se está preparando en el fondo más lejano de la psique, un terremoto devas¬ tador que deja ya oír sus lejanos true¬
nos.
En otros tiempos, los vicios eran el consuelo de los viejos sutiles y desen¬ fadados. La corrupción llegaba con los viejos. Hoy son los jóvenes los que han aceptado servir como instrumentos del vicio, o sea, de la corrupción de nues¬ tra sociedad occidental. Los que los han elegido, han sabido lo que hacían. Y si
dentro de un año o dos no vemos al¬
zarse entre nosotros una nueva genera¬
ción, pura y sólida, decidida a frenar esta caída, ya no habrá solución posi¬ ble, y el mimdo libre, vuelto libertino, se habrá consumido sobre sí mismo, co¬
mo un meteorito de basura.
Vintila HORIA (De «Ya»)

I.A HERMANA MUERTE
Dejaste la guadaña por una rama verde. Arrojaste la sábana y vestiste tus huesos con la carne rosada. ¡Cómo perdía el miedo tu hermanito asustado!
Vendaste de sonrisas tu hueca calavera.
Y tus ojos vacíos eran dos perlas negras, con múltiples destellos. La cabellera helénica, con la trenza anudada, y holgados los vestidos como para una danza.
(¿Y era ésta la Muerte? ¡Qué brazos los de ella, combados, tentadores a un abrazo de cuna!)
Hermanita, en tus brazos de dulce hada madrina, llévame a pasear por los prados celestes. Cuando llegue la tarde. Como una madre nueva.
¡Qué dulcemente todo nos irá sonriendo al vernos tan felices pasear por el camino!
Tú cantarás piano una nana de ensueño, y el niño, paso a paso, se quedará dormido. Y el niño no sabrá ni siquiera que duerme.
Los hombres en la tierra irán lanzando culpas: el médico, la fiebre, el sol, las aojadoras...
Y habrá un hombre sensato que nombrará a la Muerte. Todos quedarán serios y misteriosos. Miedo.
La Muerte lo ha llevado...!
Y no saben, no saben..., ni que tú eres mi hermana...
...y que yo sonreía recostado en tu pecho, y que tú me cantabas..., y que yo me dormía...
NATALIO GEMA
(De «El Mensajero Seráfico»)

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LA LIBERTAD EN LA IGLESIA

por Gregorio Mofea, T. O. R.

Pablo VI. Oenuncia de la desconfianza.

a Inquisición representó, en otros tiempos, un control intelectual
que, ejercido con más o menos violencia, fue una camisa de fuerza para la inteli¬ gencia de los católicos. Venturosamente, las hogueras y los procesos contra los he¬ rejes han sido plenamente superados. El espíritu de auténtica libertad ha adqui¬ rido carta de ciudadanía con el Concilio.
La Iglesia no puede ser un mero meca¬ nismo jurídico que aplaste a los indivi¬ duos con múltiples exigencias. Hoy se pueden oír las voces más autorizadas, opinando libremente sobre los más va¬ riados temas. Evidentemente, nuestro
«aggiornamento» debe ir más allá que
rezar la misa en castellano o cantar al¬
gún ritmo movidito en la iglesia. Un diᬠfano espíritu de libertad purificará mu¬
chas conciencias atormentadas.
Ya Menéndez y Pelayo afirmó que él se
hubiera definido racionalista a sí mismo, si no fuera porque, en su época, este epí¬ teto sonaba a antirreligioso. Pese a quien
pese, la doctrina tradicional de la Iglesia es que «si la conciencia prohibe una de¬
terminada acción, hay que seguir la con¬ ciencia incluso contra el deseo de la Igle¬ sia, incluso si llevase aparejada la ex¬
pulsión misma de la Iglesia» (Sto. Tomás, q. 17 «DE VERITATE»).
Cambios profundos
Hoy podemos constatar como Freud tiene profimdos y excelentes discípulos

entre los católicos. Todos conocemos ac¬
tualmente la limpia y penetrante mirada intelectual de ese hombre religioso lla¬ mado Tailhard de Chardin. Su concepto de la religión era profundamente «encar¬ nado» para nuestro tiempo. Las incom¬ prensiones y las malas interpretaciones le aprisionaren constantemente. No pudo, en vida, publicar ninguno de sus libros. El Santo Oficio, el día 30 de junio de 1962, publicó un «Monitum», en el que se ponía en guardia a los católicos contra la obra de Teilhard. Actualmente, encon¬
tramos entre sus defensores al raciona¬
lista E. Kahane, al filósofo marxista Ro¬ ger Garaudy y a muchos católicos, entre los que destaca el célebre jesuíta Padre De Lubac. En el campo religioso y filosó¬ fico fue notable su aportación, sin apenas
proponérselo. Y, en el plano científico, Teilhard es una gran autoridad. Fue él quien descubrió el «sinántropo» cerca de Pekín, el eslabón entre el hombre actual y el mono, en el proceso evolutivo del cuerpo humano.
Aparece, actualmente, la reacción de lo.s
llamados «sacerdotes contestatarios» que
irrumpen con nueva fuerza en la marcha de la Iglesia. Y siguen las polémicas so¬ bre tantas cosas que preocupan al hom¬ bre religioso de hoy. Ha dicho, hace po¬ co, el gran teólogo Hans Küng: «El pe¬ queño número de presidentes progresis¬ tas de las conferencias episcopales de Europa Central están a merced de una mayoría de presidentes episcopales de los

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países afroasiáticos sobre todo, que ve¬ risímilmente son muy conservadores». No se ha hecho esperar la respuesta de al¬ gunos obispos africanos justificando sus posturas y sus ideologías, totalmente li¬ bres y marginadas de toda presión ajena.
Sínodoy actualidad
Al comienzo del sínodo, el Cardenal Danielou—hombre de palabra fácil y convin¬ cente— ha hecho una expresiva descrip¬
ción del mundo actual: «La situación de
la Iglesia —ha afirmado— no es la exis¬ tente durante el Vaticano II; el Concilio, ciertamente, ha producido frutos abun¬ dantes de renovación. Pero, asistimos a ima crisis muy grave, sobre todo en el
mundo occidental: enrarecimiento de las
vocaciones; debilitación de la fe, espe¬ cialmente entre los jóvenes; disminución de la vida espiritual». Sigue defendiendo la firmeza en la autoridad, lamentando que se siga una falsa aplicación de algu¬ nos principios exegéticos y una abusiva asimilación de la Iglesia a los regímenes políticos.
Por su parte. Monseñor Philips ha lan¬ zado un angustiado llamamiento a los sacerdotes y a los seglares para que pe¬ netren la verdad evangélica y ajusten a ella su conducta. Es significativo el he¬ cho, ocurrido en Roma los pasados días. Un joven subió hasta el altar y entregó
discretamente al oficiante «reformista»
un papel. Había escrito en él: «Por fa¬ vor, explíquenos el Evangelio».

beración. «Existe desconfianza en los ac¬
tos mismos de renovación de la Iglesia; y se convierte en resistencia en algunos,
indiferencia en otros. Desconfianza en la
Iglesia como es; y se convierte en crisis de caridad y recurso a menudo ingenuo y servil a los elementos de las ideologías adversas y de las costumbres profanas. Se difunde acá y allá la sospecha de la ineptitud de la Iglesia para sostenerse y para renovarse; se renuncia a la espe¬ ranza de una nueva primavera cristiana; se recurre a ideologías arbitrarias, o a gratuitas suposiciones carismáticas para
llenar el vacío interior de la confianza
perdida: en Dios, en la guía de la Iglesia, en la bondad de los hombres y también
en sí mismos».
Sería una lástima que las extravagan¬ cias de algunos y la incomprensión de los otros, cerrara el camino de la más pura libertad, nacida de un diálogo cari¬ tativo y sincero, que no esté al servicio del más vulgar egoísmo, sino de la cari¬ dad cristiana. No se tiene que repetir la triste historia de’ Galileo, pero tampoco podemos caer en un total libertinaje de ideas. Quizás podríamos todos volver sin¬ ceramente al Evangelio y ajustar nuestra vida a sus enseñanzas. Entonces habría¬
mos encontrado el verdadero y auténtico
camino.

Algunos, como Monseñor Brandao, Obispo de Brasil, denimcian el pluralis¬ mo que ha conducido a la aparición de divisiones en la Iglesia, creando la im¬ presión de que existen derechas e iz¬ quierdas.

Pablo VI, aludiendo a ciertas «pertur¬

baciones» que estallan en el interior de

la vida de la Iglesia, «que devalúan su

autoridad», subraya que «en seguida se

aplican a este estado de cosas los térmi¬

nos ya convencionales en el lenguaje de

la opinión pública, pero nada exactos pa¬
ra definir bien los acontecimientos ecle¬

siásticos: progresismo, contestación, re¬

volución, o bien reacción, restauración, inmovilismo, etc.». Y añade: «Habituados

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a referir toda cosa nuestra, al metro es¬ piritual más bien que al profano. Nos preferimos la terminología espiritual».

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Ante la tremenda crisis de desconfian¬

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za que recorre los ambientes eclesiásti¬ cos, el Papa insiste en que se evite la crí¬

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tica corrosiva y la manía de la pseudo-li- 4c

4c

12

Gal·la Vabto VI

NO LLAMEIS IGNORANCIA Y DEBILIDAD A LA PUREZA Y AL DOMINIO DE SI MISMO

¿Qué necesita hoy la Iglesia? Es la pre¬ gunta que no cesamos de hacernos a nos¬ otros mismos, y de presentar, como aho¬ ra lo hacemos a vosotros, a los buenos fieles, que están dispuestos a compartir nuestra amorosa solicitud por la suerte del Pueblo de Dios, por las condiciones de la Iglesia después del Concilio, la cual se encuentra viviendo en una sociedad, a la cual ella, la Iglesia, quiere llevar su mensaje de salvación y de la que padece, acaso como nunca, una presión de profa¬ nidad, de secularización, de inmoralidad. Por una parte, la Iglesia proclama su vocación a la santidad, renueva su pro¬ mesa misionera, se declara pobre y pere¬ grina en su camino hacia las metas su¬ periores y escatológicas del reino de Dios; pero por otra, en muchos ambientes, in¬ tenta asemejarse a las formas y a las costumbres del mundo laico, se despoia de su vestidura distinta y sagrada, quie¬ re sentirse humana y terrena y tiende a dejarse absorber por la mentalidad del ambiente social y temporal, es presa casi del respeto humano de ser, en cierto mo¬ do, distinta y obligada a un estilo de pen¬ samiento y de vida diverso del que es propio del mundo, y padece los cambios y las degradaciones con un celo confor¬ mista y casi vanguardista, que no se sa¬ be justamente cómo llamar cristiano y mucho menos apostólico; todos los ven en materia de demagogia y violencia re¬ volucionaria, de desmitización religiosa, y especialmente de condescendencia a la licencia de la moda desvergonzada, de sensualidad pasional y de difusión porno¬ gráfica...
El humanismo no nos basta, porque no reconoce la elevación del hombre, revela¬ da a nosotros y comunicada por designio divino; y porque al fin se demuestra incanaz de realizarse a sí mismo; en su esfuerzo de alcanzar la estatura a la cual
se siente llamado, falla; le falta aquel su¬ plemento de fuerza y de sabiduría que solamente podemos encontrar en el or¬ den de la Redención.
Tendríamos muchas cosas que decir a este respecto. Contentémonos con una

sola, que nos parece ahora la más grave y la más engañosa para aquella dignidad humana, a la que debemos defensa y afecto como a un valor supremo; y es la amenaza, que se ha hecho epidémica y agresiva, del erotismo que ha llegado a
manifestaciones desenfrenadas y repug¬
nantes, públicas y publicitarias. También
en este triste fenómeno encontramos la
teoría que abre el camino al libertinaje, disfrazado de libertad, y a la aberración del instinto, llamada liberación de los es¬ crúpulos convencionales (cfr. Freud, Marcuse, etc.). El erotismo, mediante la
promiscuidad, la imagen pornográfica, y después la droga, la exaltación y el em¬ brutecimiento de los sentidos, hasta lle¬ gar a expresiones abyectas y malditas de la palabra de Dios invade incluso los am¬ bientes más sanos y más reservados, co¬ mo la familia, la escuela, la diversión. To¬ da defensa parece debilitarse y caer; la legalidad (como al parecer ocurre ahora en ciertos países) viene a cohonestar to¬ da ofensa al pudor público y al sacro¬ santo derecho de la inocencia a la pro¬
pia incolumidad, y de la honestidad al público respeto; y como un sentido de fatalidad inhibe a los responsables y a los buenos de cualquier reacción legítima y eficaz.
¡Hijos queridísimos! No permitáis que se ofusque en vosotros la conciencia de los valores morales. No perdáis la con¬ ciencia del pecado, es decir, el juicio del bien y del mal; no permitáis que se ador¬ mezca el doble sentido de libertad y de
responsabilidad propio del cristiano, así como igualmente, del hombre civil; no creáis que se esconde un pretendido com¬ plejo de inferioridad en la noble y franca
defensa de la honestidad de la prensa,
de los espectáculos, de las costumbres; no penséis que el conocimiento del mal se debe adquirir por el camino de la ex¬ periencia personal; no llaméis ignorancia y debilidad a la pureza y al dominio de sí mismo; no sospechéis que os faltarán el amor y la felicidad si los buscáis por los caminos amplios y serenos de la au¬
téntica vida cristiana».
(Audiencia general de l.° de octubre
de 1969).

13

PÀ GIN

DE CA'RA A

VENIR

¿Per què el plany a tothora? ¿Qui diria les boneses que guarda l’avenir? Al sementer de Déu, ¿no hi granaria
tanta bona llavor sembrada ahir?
Asserenem la ullada que s’entrista explorant vanament dins l’horitzó:
el núvol a la vista
pot aportar benèfica saó. I si creix la foscor de mica en mica
i es veu fiblar el llamp, una tempesta l’aire purifica
i ve llavors la treva;
tota semença, lleva; tomba la pluja i reverdeix el camp.
Saludem l’avenir
Com al passat jo el sent amorosir. Em plau fer escomesa
als anys viscuts: Oh poesia apresa dins l’ampla solitud que amares ma vellesa
de goig i de serena fortitud.
Providència del món mai desmentida, l’alta Amor que ens regeix és sempre igual; eixampla’t, cor, d’un esperar lleial. Que la salut et vingui, precedida de llum o de tenebra, tant se val!

LA VELLESA ÉS AMIGA DEL SOL
La vellesa és amiga del sol: —Sol i foc que escalfau la peresa, ¿sereu nuncis, per mi, de vellesa, que us voldria tothora al redol?
La vellesa és amiga del plany per l’enyor de mil coses perdudes,
i —veieu— de mes hores viscudes
no en sé treure cap mal averany.
La vellesa pertot veu l’oblit el jovent se li fa insuportable, i, per mi, mai no em fou tan amable ni el jovent, ni l’infant, ni el delit.
La vellesa és vingula, a la fi, i amb l’escorça endurida i cruiada, per trobar-te, gerdor esvolvada, cal que et cerqui, encara, dins mi.
14

I. I T E R A Tí Z A

DESIG DE DIALOGAS

Teñe fam de dialogar,

i cero, en fortuna adversa,

temes de plaent conversa

que ningú sembla escoltar.

Els sospirs que he d’ofegar

així damnada al mutisme!

Si això no fos heroisme,

quelcom

deu acostar.

CATTANT
No em planyeu una escomesa que a tot hora fa alegrar. ¿Serà ver que la vellesa fa girar la cara enllà?
Tenc pels mots l’orella closa, de cap mot puc fer barat; sols que em dàssiu una rosa,
el meu cor seria grat.
L'ENTERRAMENT FAMILIAR
A la destra de Crist arredossada
està ma fossa —la de l’avior—; hi vaig tot passejant qualque vegada a recitar ma breu oració;
i bes la pedra —que ha lleument rosada la pàtina del temps—, amb quina amor! Per la mà de mon pare fou gravada la quasi secular inscripció.
Endinsen les arrels pel terreny flonjo dos bells xiprers que semblen saludar el no gaire llunyà pi de Son Monjo que un jorn també la seva mà plantà
Jo pel triple brancam mon cor esponjo com un petit aucell que hi va a cantar.
DESOLACIÓ
Volguts xiprers que em féreu companyia
vora la tomba dels avant passats
quan anava a pregar-hi qualque dia
aconhortant així mes soledats:
¿Quina destral cruel vos ha aterrats que us he trobat estesos en la via i vos esguard com presa de follia amb els ulls de terror espantolats?
No us puc dar l’arreveure; —el cor se’m nua,
no xis he de veure més!— La pena crua,
germans xiprers, m’ofega dins el plor. Vostra flaire suau que s’axhalava
dels troncs ferits, i tota m’impregnava, la sent incorruptible dins mon cor.
Maria Antònia SALVA
15

Absència de la mort| com a temai en la poesia
de Maria Antònia Salvà
JjH mort, sola o amb la seva amiga la malaltia, és una mala veinada inseparable de la velle¬ sa. Però Maria Antònia no tengué mai gaire tractes amb ella. Ni fins i tot quan se’ns mostra més conscient de que, empesa ja d’anys, estava posada en el pendent relliscós. La seva reacció constant, o quasi constant, és la de l’esperança i de l’optimisme franciscà (No recordam, emperò, que usi mai l’expressió «germana Mort»). Es un .sentiment que sovinteja dins els seus
versos. Vejau-ho: Amb plaenta reinembrança / he tornat als primers fulls / de ma vida que s’avança: / per trobar-te, o benhaurança! / en tenc prou de cloure els ulls. / En virtut d’un salt enrere / tot s’alegra davant mi... (ESPIGUES EN FLOR, Remembrança). I avui que ja mon viure s’enriola / d’emprendre el cap-avall llenegadis, j la vostra humilitat per ella sola (es refereix als seus records d’infantesa) / és a mos ulls vostre millor encís (EL RETORN, Esbart dispers). El mateix sentiment es fa més explícit en «L’etern encís»: Quelcom diu: «S’es¬ colà l’any seixanta / del teu viure, i fas via al d’allà... / ¿No la dius tu també la complanta / d’aquell temps que per sempre passà?... Fins quan diu: «Som aquí!», la vellesa, / mon cor resta abellit: és que sent / tantes veus ofegant sa escomesa! / tants d’encisos que roben l’esment! (EL RETORN). Una actitud espiritual consemblant es troba, ultra en dos dels poemes inserits en nostra «Pàgina literària», en «La rosa dins la neu», «Fretura», «Recobrament» (EL RE¬ TORN), «No tot fa mudança», «La poesia», «Despertant», «Ben amada poesia», «El meu cap d’any« (LLUNETA DEL P4GED), etc.
El seu elevat optimisme habitual sofreix solament una petita alteració, un lleu descens «al curs d’una malaltia». Ho testimoniegen els dos breus esplais, «Desig de dialogar» i «Captant»,
reproduïts. I encara això altre: Ni carn ni vins ni aigua, / ni jovenesa ja, ni feneria... / Ni dol ni enyorament a dins ma via, / i cor xalest, vessant de plenitud (LLUNETA DEL PAGES, Règim). Dins l’orella canaris amb sordina; / ànneres escanyades dins ma veu; j ritmes, en tot el cos, de dansarina, / que em fan dansar quan lleu i quan no lleu (IB., El meu estat d’ara).
Recobrada la salut, el termòmetre torna a pujar a la temperatura de sempre, de bona humor i
alegria: Així jo, que en la vellura / —temps d’eixut i de llangor,— / em sent franca de ma¬ lura / i m’abeura una aigua pura / que em torna vida i gerdor (IB., Guariment).
En un dels nostres petits coments anterior escrivírem, ja sia que en :rn sentit diferent del d’ara, que la poesia de Maria Antònia no tengué res mai de nocturna o crepuscular. Podem afegir també que no va anar mai —deixem-ho més exactament en «quasi mai»— a aheurar-se en la història o en la llegenda, ni freqüentà els passejos tenebrosos jjels cementiris (les dues composicions reproduïdes en la «Pàgina literària» que toquen aquest assumpte, són plenament lluminoses). Volem dir que els temes romàntics no interessen a nostra poetessa. La seva lira està muntada amb cordes que fan un so de tot distint del de la dels seus predecessors de la primera meitat del segle en què ella va néixer. Però això no vol dir que, quan hi importava, no sapigués modular la queixa o el gemec planyívol. Fins i tot té una petita secció que porta
per epígraf «Complantes» (ESPIGUES EN FLOR). El plany hi és extraordinàriament viu en «Desolació» on, desoladament i desconsoladament, plora la mort del seu pare. Hi ha qualque estrofa tan punyent i esgarrifosa com aquesta: Ara fredes trobaria / fins les llàgrimes del plor, / freda fins la poesia, / que era vida de mon cor. De vegades el plor esdevé pregona compassió, com en «Orfanes¿i»: D’aquell niuet l’escena desolada / amb sa tristesa penetrà el meu cor. / —No moriran! —vaig dir, i la niuada / vaig emportar-me'n, com cullida flor. / Ai! qui al perdre una mare en la infantesa, / va trobar tant d’esment, tanta bondat, / deixaria morir en l’ofanesa / els aucellets del niu desventurat? (ESPIGUES EN FLOR).
En aquest mes de novembre, mes de la commemoració dels difunts i dels pàl.lids crisan¬ tems, hem intentat exposar, a través de la vellesa i de la malaltia, l’actitud e.spiritual de Maria Antònia davant la mort. Tenim en compte que el mes de novembre fou el de la venguda al món de nostra poetessa i que aquests comentaris obeeixen precisament a la celebració del pri¬ mer centenari de dita venguda. Però recordam igualment que el de la mort és el jorn natalici per a les ànimes justes i que també en el món és una senyalada fita per a la immortalitat de les persones afavorides amb aquesta adquisició pòstuma. Creim que ambdues immortalitats són heretatge de Maria Antònia Salvà.
Fra M. C., T. O. R.
16

EN <^UAJ3RATyO
Complint-se enguany el segle i mig del naixement de Josep M.“ Quadrado (nat a Ciutadella, Menorca, dia 14 de juny de 1S19), aquell home-cim —així Vadjectiva Maria Antonia Salvà—, famosíssim arqueòleg, historiador i, fins i tot, poeta, que treballà tant per la nostra illa, enaltint-ne el nom, feim una petita recordança d’aquell fet inserint un escrit on nostra poetessa (de la naixença de la qual en celebram també el primer centenari, corn és cosa sabuda), ens informa sobre alguns aspectes humans del gran polígraf.

yl/oés pel caire de literat que voldria
dir quelcom de l’inoblidable don Josep Maria; reconec la meva incompe¬ tència per a parlar dignament d’un es¬ criptor i d’im savi que des de la faixa, com aquell que diu, vaig aprendre de ve¬ nerar i d’estimar. No és de l’escriptor, sinó de Thome, casibé diria de Tamic, que m’és vengut en cor de dir-ne un mot. Per¬ què si el nom de Quadrado, i la seva efi¬ gie marmòria, i fins la seva prosa una mica esquerpa han pogut esser preses
com a símbol de serietat i d’estirament
als qui no el conegueren viu, serà, si es vol, tot natural; però això mateix ens dóna dret als qui per haver viscut als seus dies tenguérem la sort de veure’l i tractar-lo tal com era, de reivindicar sota aquell aspecte la seva memòria.
Res d’estirament repulsiu. Una certa ironia típica, concentrada en una rialleta plena d’amabilitat que gairebé mai no el deixava, era un dels trets principals del seu caràcter, acollidor per excel·lència, especialment dels humils. I no parlam ja del gran amic que ell fou dels necessitats, i en el seu doble aspecte, material i mo¬ ral, vera providència del seu temps; par¬ lam d’aquella bonhomia innata i perso¬ nalissima que emanava de tot ell, i que tantes vegades pogué comprovar qui aquestes ratlles escriu, fins al punt de sentir-ne veritable confusió; que aquell home, que de tots era tingut per un ho¬ me-cim, fos tan simplement planer i cor¬ dial en el tracte de gents. Parlar a cada u el seu propi llenguatge, d’una manera

tan plena d’encís com dejuna d’artifici, una palesa inclinació a scherzare innocentment amb les pròpies ocurrències, era cosa corrent en ell. Per lloar el pai¬ satge muntanyenc de Mallorca, per exem¬ ple, deia un dia que les alzines, els penyals i els pins eren com la llet, els ous 1 el sucre, que sempre fan bona mescla. De
les alzines n’era un enamorat. Deia que
abans les sentia al cor que no a la vista.
Aquí no em sé estar de retreure un re¬ cord de la meva primera joventut: una pujada a Randa que vaig fer amb ell i el meu pare, que li era molt adiete. Ens trobàvem a darreries de juny —en temps de messes de segar—, quan En Quadrado, en vistes a completar la història de Ma¬ llorca que deixà inacabada En Piferrer, vengué a Llucmajor i s’hostatjà a canostra. Pujàrem, doncs, a Randa, i, deixat el vehicle al llogaret, caminàvem entre les dues muntanyes, quam, tombant el giravolt del camí que condueix directa¬ ment al Santuari de Gràcia, aparegué als nostres ulls la vasta planura de Llucma¬ jor amb els seus pinars, vinyets i camps de sembradiu, que li arrencà una excla¬ mació admirativa, i adreçant-se llavors a mi em deia: —«Mira, mira quin bell mostruari! Hi ha velluts, hi ha robes llista¬ des... Aquelles sedes de piquets (els camps de garbes), ara estan de moda».
I així...
Si una volta, en plena joventut i tornant pel bon nom de Mallorca, s’arborà jus¬ tament contra els extrems d’una escrip¬ tora estrangera que no cal anomenar,

17

s’excusarà més tard d’haver imitat en
cruesa dc: tinites aquella autora.
Consi lerat amb tothom, amic dels seus amics com no se’n veuen gaire, sabia, tan¬ mateix, fer valer la seva superioritat per combatre —i no sols amb la ploma— allò que li semblas injustícia o desorde, amb la qual cosa ja es pot veure que d’ene¬ mics no n’hi mancaren, ni personatges de prou nivell intel·lectual que el temien; però la seva tònica habitual era l’altra: una amable simplicitat amb tothom.
Poeta, quant a la forma, és ben cert que no ho era, i bona prova en són els pocs versos que ens deixà; però que contribuí poderosament a desvetlar el sentit poètic dels mallorquins i que amb la publicació de La Palma vingué a fonamentar la nos¬ tra futura escola literària, ho tenc per in¬ negable. En els seus romanços històrics, d’estructura defectuosa, de vegades pueril, hi batega tan viu el fons de tradició lo¬ cal, que, unit a la flama romàntica que els anima i que imperava aleshores per tots indrets, forçosament havien d’escal¬ far el lector en l’amor patri, i iniciar-lo,

de passada, en el tast de la forma poètica que el gradual coneixement i depuració de la llengua nostrada havien de refinar després.
Record encara la delícia amb què jo, a la meva adolescència, paladejava uns ver¬ sos de l’elegia Ruinas (em sembla que era aquest el títol d’unes estrofes manzonianes escrites per En Quadrado quan la revolució del segle passat destruí la
fàbrica encara nova i solidissima de l’es¬
glésia i convent dels dominicans de Ciu¬
tat).
I deia el poeta:
¿Para tan oorta vida
debió nacer tan bella?
Desde su cumbre erguida la vista del artífice más siglos abarcó...
(Acabará)
Maria Antonia SALVA
(Entre el record i l’enyorança)

Primer centenari del naixement de Maria Antonia Salvà
Jocs Florals i Certamen Musical Dos Franciscans premiats
Un dels actes més brillants amb què s’ha commemorat el primer
centenari del naixament de nostra excelsa poetessa Maria Antònia Sal¬ và (1869-1969) són estats uns loes Florals i un Certamen Musical. L’acte tengué lloc a Llucmajor, la nit del 29 del passat mes de setembre, festa de Sant Miquel. En dits Jocs Florals obtengueren premi dos Francis¬ cans: el P. Rafel Ginard Bauçà, per una poesia sobre el tema «El mar», i l’estudiant corista, Fra Josep A. Martínez Pons, per un escrit de «Pro¬
sa narrativa». La nostra cordial i sincera enhorabona als dos literats
premiats. Tenim en projecte publicar ambdós treballs en aquesta re¬ vista totd’una que poguem recollir-los.
18

IMUE^TrAs MISIONES

HetaQuardia misionera

/t/o hay duda de que el Concilio ha
despertado la conciencia misione¬ ra de los fieles. El decreto «Ad gentes» es un formidable toque de clarín para
enrolar a todos los cristianos en el gran
ejército misionero.
Y veo con gozo que entre mi corres¬ pondencia se mezclan cartas de misio¬ neros que nos relatan sus dificultades y sus éxitos, con otras de esta generosa retaguardia, que con oraciones, sacrifi¬ cio y limosnas forma una auténtica in¬
tendencia de nuestras Misiones.
Oraciones de niños, dolores de enfer¬ mos, inmovilidad de paralíticos, noche sin aurora de ojos ciegos... todo un te¬ soro de plegaria y de cruz, se refleja en estas cartas que me van llegando.
Vean algunos ejemplos. Una chica es¬ pañola, que vive en el extranjero, y a cuyas manos no llegará la revista, es¬
cribe:
Incurable pero alegre
«Sí, Padre, soy incurable de esta en¬ fermedad ósea que se llevó ya mis pier¬ nas y anda el virus por los huesos res¬ tantes, No tiene gran importancia, créa¬ me... La cuestión es cumplir el deber que a cada uno nos ha tocado en la mi¬ sión de esta vida y cumplirlo con ale¬ gría, mejor que con resignación y, aun¬ que yo dejo mucho que desear, hago lo mejor que puedo, contenta porque

sí y encantada de la vida, por la senda que Cristo me trazó con sus divinas huellas y eso, como ya está trazada, es cosa fácil; cargar con la cruz y seguir adelante... seguir, seguir y sin pararnos
ni a mirar a los lados ni a descubrir el
camino recorrido. Lo que falta para lle¬ gar al Calvario se ha hecho asequible, ablandado con la sangre, sudor y do¬ lor de EL y, aunque a veces uno flaquea, ¿quién se atreve a quejarse si ello es ya subir y cantar?...»
Con guitarra y armónica
«Es verdad que la Voluntad divina pu¬ so en mis manos una cruz que la for¬ man muy bien un par de muletas o una silla de ruedas, pero también es verdad que EL puso una guitarra es¬ pañola y una armónica de boca para ex¬ presar la alegría de ser cristiano, la ale¬ gría del amor. Y ni David ni Santa Ce¬
cilia ni el bueno de Sebastián Bach
pueden ya en el cielo expresar la alegría de esta novata tan ingenua con los con¬
ciertos suaves de silencio o alborotado¬ res como unas ferias sevillanas...
«No te preocupes..»»
«El Amor no es amado», gritaba el dulce seráfico Francisco de Asís, y yo le digo a Cristo: —«No te preocupes. Hijo; eres bien amado por los que te aman, y unos misionando, otros rezan¬ do, otros con dolor... y hay quien te

19

ama despeinando una pequeña guita¬ rra»... Y empiezo a cantar, a sonar la armónica y tal, y me parece que estoy haciendo algo, y que tal vez sea amor...»

«Quintana» de San Francisco

«San Francisco de Asís es, créame, mi santo predilecto, pese a que no soy ter¬
ciaria. Pero mamé esta devoción desde la cuna porque mis abuelos y mi ma¬ dre sí lo eran; puede decirse que yo aprendí a leer en el precioso y sencillo libro de la «Florccillas de San Francis¬
co y sus Frailes»... Así pues, conociendo la vida de este gran santo y dándote luces el Señor, ¿cómo no vas a tener de¬ voción y simpatía a alma tan grande? Así que por lo menos considéreme V. «quintana» del dulce San Francisco, ya que no soy «terciaria».
Nunca más volverá a España
«Claro que no tengo más remedio que vivir aquí (Inglaterra) porque los derechos sociales de pensión de enfer¬ medad, hospitales y operaciones, con otros beneficios, los perdería si llegase a moverme de England, y aunque muy sola y muy mutilada, no pienso ya re¬ tornar a mi dulce patria que de veras añoro, pero las cosas han llegado así, y no debo exponerme a otras complica¬ ciones. Tal vez aquí, donde se quedaron mis piernas, se tendrá que quedar el resto de mi cuerpo... No importa, bue¬ no es ello, y así los ángeles no tendrán tanto jaleo para el fin del mundo de buscar aquí mis piernas y allí el resto del cuerpo. ¿No le parece?...

que es lo mejor, y dices: «Pues sí, está muy requetebién y tal como yo lo pen¬ saba o quizá mejor»... O sea, que yo
encuentro demasiado cómoda la Volun¬
tad divina. ¡Es tan fácil dejarse lle¬ var!... Bueno, ya le iré contando en
otras».
Oraciones y dolor «Sí, sí, ya veo lo «cucos cue son los frailes» y que no se cansan de pedir, y lo «comido por lo servido» que se dice por Andalucía. Acepto sin embargo la proposición: yo enviaré oraciones y do¬ lor; o tal vez será mejor que Vd. coja de mí lo que quiera y sin necesidad de pedirme permiso, mientras se entien¬
da con Dios...»
Y yo, feliz de poder disponer de tan¬ to tesoro, no tengo reparos en pedir al Señor que bendiga copiosamente a
nuestros misioneros.
Y la lista queda abierta: ¿Quién quie¬
re dar dolor en favor de las Misiones?

¡Demasiedo cómoda!
«Y esta es mi vida: sujeta a una silla de ruedas, a los transportes de la am¬ bulancia que me acarrea todos los días al tratamiento de lámparas y rayos a mis huesos sarcomosos, a medicinas... Pero es estar sujeta a la Voluntad divi¬ na, y esto es un encanto, porque tú no tienes que preocuparte de nada, sino que EL lo arregla todo, y, aunque no te consulta ni te pide parecer, resulta

P. Bartolomé Nicolau, T.O.R.
Secretario General de Misiones

r

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HERALDO DE CRISTO

Es una manera cordial de repetir 12 veces «ME ACUERDO DE TI»
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20

NUESTEA pequeña
HCSTOKIA

fHsUio siglo atrás,,.

Fr. Ramón de Cura daba fin a su pequeño ensayo sobre «Sociología franciscana», mostrando con datos históricos «su vitalidad e importancia en el siglo XI i i». El autor recordaba las correrías apostólicas de Francisco por toda la geografía de Europa, hasta España, y la fundación de la segun¬ da Orden, por medio de Clara de Asís, lo mismo que de la tercera para los seglares.
El otro asiduo colaborador de la revista, Fr. Juan de Alvernía, haciéndose eco de un de¬
seo del Obispo de entonces, propugnaba la prác¬ tica de los «Ejercicios espirituales para seglares» con objeto de formar cristianos aguerridos para luchar contra los males espirituales que en aquel tiempo de postguerra azotaban a la humanidad. Empezaban entonces a funcionar diversos cen¬ tros, establecidos en Palma y en varios santua¬
rios de los pueblos, para Ejercicios en completo
retiro.
La poetisa María Josepha Amer y Peña dedi¬ caba unas estrofas a la muerte de Maria del
Carmen Teixidor y Vila. Aquellos versos mallor¬ quines, aunque en cuanto al metro fuesen de mucho aliento, tenían importantes defectos de lenguaje y las mismas ideas no alcanzaban tam¬ poco gran altura.
Una nueva firma, mejor dicho, un nuevo seu¬ dónimo, Fr. Antonio de Padua. «Orad por los di¬ funtos» es el título del trabajo. En aquel tiempo,
la Conmemoración de los Difuntos era motivo de
inspiración para noveles, muy imbuidos aún de ideas románticas. Declaremos que el novel autor no se dejaba llevar mucho de romanticismos.
Otra poesía. Esta de un excelente autor, Joan Ramis d’Ayreflor. Es nuestro Millet para la pin¬ tura de las escenas del campo. Sus estrofas
4i

tienen siempre un no sé qué de modesta conten¬ ción que les infunde una especial simpatía. El título de la poesía, premiada con la «Viola» en los Juegos Florales de Sant Feliu de Llobregat, es «El combregar de l’avi». Mirau: ja grana la
blatera, / i el veil la veu pel finestró. / No la batrà, l’esstiu, a l’era, / ell que ha sembrada la
llavor!
D. Cosme Bauzá, Pbro., un persistente colabo¬ rador presentado en el número anterior, publica¬ ba otro trabajo histórico, «El oratorio del Calvario de Felanitx», obra de un Terciario. Dedicaba el
trabajo al P. Bartolomé Salvà, su condiscípulo en
el Seminario Diocesano los años 1885-1890.
«Instantánea» era un corto trabajo en mallor¬
quín, de En Gostinet, que quería retratar la si¬
tuación obrera y patronal, calamitosa en aquel entonces, con motivo del «lock-out» de Barcelona.
Y ya las «Noticias y variedades». Tenían casi todas marcado carácter social. Los tiempos esta¬ ban difíciles. Muy envenenadas las relaciones en¬ tre patronos y obreros.
La «Crónica franciscana», en su sección Exte¬ rior, se hacía eco de un homenaje al Cardenal Fray Francisco Giménez de Cisneros, tributado el 12 de octubre anterior en Alcalá de Henares,
con motivo de su cuarto centenario. Hubo muchos
discursos, afirmando el Rector de la Universidad Central que «la fiesta de la raza es la fiesta de Cisneros, pues a él debe España cuanto es». La sección Interior se refería toda a noticias de las
Franciscanas mallorquinas: profesiones y vesticiones en Pina, celebraciones de la fiesta de
nuestro Padre San Francisco en Manacor y en Campos.

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CURSILLOS DE FRATERNIDAD
«Son el medio providencial para aduar en las Fraternidades la re¬
novación conciliar.
Tomamos como meta celebrar un Cursillo en cada Zona Pastoral.
Esto exige que todos los discretorios hagan un nuevo esfuerzo orientado
al Cursillo:
a) a los terciarios que no lo hayan practicado; b) a las nuevas vocaciones (postulantes y novicios); c) a las personas no terciarias en cquienes se puede esperar que
el Cursillo suscite la vocación franciscana». (De las actas del Consejo Nacional TOF. setiembre 69).
Los cursillos de Fraternidad son el fundamento para la formación de los diri¬
gentes de la T. O. P. y la base, por tanto, del buen funcionamiento de las Frater¬
nidades.
Ya vienen celebrándose desde el año 1966. Sólo uno ha tenido lugar en Palma de Mallorca. Va a celebrarse otro, D. m., en los días 6, 7 y 8 del próximo diciem¬ bre, en el Seminario Seráñco de La Porciúncula.
En 1966, se celebraron 3 Cursillos en España; en el año 67, 12; en el 68, 14 y, hasta el mes de julio del 69, 11.
El número de cursillistas ha sido de 1.768. Hubo estas características: 316 re¬
ligiosos (sacerdotes o no) franciscanos en 10 cursillos; 70 religiosas de la Tercera Orden en 2; 409 jóvenes (los y las) de las «JUFRA» en 7; 973 terciarios en 21. Es prueba palpable del resurgimiento de la vida franciscana en nuestra Patria.
Estos Cursillos se celebran en régimen de internado, y han sido organizados con estas tres modalidades: nacional, regional, local.
El objetivo de ellos es hacer vivir al cursillista seglar los ideales evangélicos, bajo el magisterio de Francisco de Asís; a los religiosos, hacerles conocer cuál es la vida franciscana que los seglares pueden y deben vivir.
En el Cursillo se trata, mediante lecciones, actos litúrgicos y una vida de fraternidad, de clarificar la fe en el Evangelio, al estilo de Francisco de Asís, y alimentar la caridad sobrenatural, así como la voluntad decidida de seguir a Xto., viviendo su Evangelio como nuestro P. Fundador.
Las experiencias tenidas hasta la fecha prueban el éxito de los Cursillos. En¬ tre las religiosas y los religiosos, y no menos entre los seglares mayores y los
miembros de las Juventudes Franciscanas («JUFRA»).
Es lógico que durante los tres años que han ido funcionando los citados Cur¬ sillos hayan ido surgiendo problemas.
Los principales son: 1.—La elaboración de los temas a tratar en el Cursillo, para cuya solución se han planeado im Congreso de estudios franciscanos y unos equipos de estudio.
22

2.—La expresión seglar de las lecciones, que tienen todavía tinte religioso y
que deberán ser elaboradas por seglares para que se adapten mejor a su men¬
talidad.
3.—Criterios de selección de Cursillistas. Hasta ahora habían asistido a ellos
todos los que buenamente querían, de suerte que resultaba una masa heterogé¬ nea, que dificulta los trabajos, ya que tienen que adaptarse a distintas mentalida¬ des. Es por ello que se tiende a seleccionar a los que puedan dar mayor rendi¬
miento.
4.—^E1 pre-cursillo. No debe irse a un Cursillo sin previa preparación, si quiere
sacarse el mayor fruto posible de él. A este fin, dénse antes conferencias, contac¬ tos personales, estudio y adaptación al ambiente, etc... es decir, hágase cuanto se crea conveniente para que el cursillista quede beneficiado hasta el máximo.
5.—^Post-cursilo.Paraunamayorperseverancia opara que se pierdanlome¬
nos posible los frutos del Cursillo, se ha resuelto que haya reuniones semanales de equipo; reuniones de cursillistas por zonas; comunicaciones escritas, etc. Por otra parte, sabemos que irán surgiendo otros medios en las distintas Fraterni¬
dades.
76..——PCruorfseislo complementarios.Faltan.Porellohansidoorganizadoscursillos adopara Maestros de formación y para ahondar en la espiritualidad franciscana, en
los temas bíblicos y en los sociales, así como también en la debida preparación de los dirigentes.
del Cursillo. Es el último de los diversos problemas —que sur¬ gen siempre en toda obra humana— con los que ha tenido que enfrentarse la obra de los Cursillos de Fraternidad. Urge que se formen equipos de profesores de Cursillos. Profesores seglares y profesores religiosos. Cada día aumenta la so¬ licitud de nuevos Cursillos en los distintos puntos de la geografía española (y fue¬ ra de nuestra Patria) y es preciso que el trabajo del profesorado no recaiga siem¬ pre sobre unos pocos.
He aquí im resumen del interesantísimo artículo publicado en «FRATERNI¬ DAD» (julio-agosto 1969, pág. 107-121) acerca de los Cursillos de Fraternidad. Im¬ porta que nuestros terciarios conozcan su existencia y el gran bien espiritual que pueden sacar de ellos. Procuren por todos los medios vivir un Cursillo. Harán un gran bien a nuestra Madre la Iglesia. Ayudarán a difundir nuestro lema de
PAZ Y BIEN.
Extractó: C. Nicolau y de Montaner, T. F.

PARTIERON HACIA LA CASA DEL PADRE

Muro.—Desde noviembre 1968 hasta oc¬
tubre 1969, las terciarias franciscanas si¬ guientes: Juana Ana Payeras Fomés; Francisca Noceras Amengual; Catalina Serra Malondra; María Noceras Alomar; María Martorell Mateu; Margarita Tortell Busquets; María Bassa Ramis; Antonia Barceló Portells; Antonia Serra Moranta; Margarita Caimari Perelló; Antonia Pas¬

cual Ramis; Agueda Marimón Payeras; Juana Moragues Vanrell; Francisca Verd Frau; Francisca Tortell Ferrer; Margari¬ ta Ballester Perelló; María Moragues Antich; María Gregorio Ballester; Margari¬ ta Torelló Perelló y Margarita Font Sas¬
tre.
Piadosísimo Jesús, concédeles el des¬
canso eterno.

23

JUVENTUD ACTUAL Y

VI

231.°—L'LNoausestrLOS ASOMBROSOS EFECTOS DE LOS ESTÍMULOS ERÓTICOS Y REVOLUCIONARIOS SOBRE NUESTRA JUVENTUD (Continuación) Escribe: fray rojo

uiera Dios concederme mucha pru¬
dencia, pero también la audacia necesaria para tratar claramente el tema de la sexualidad en la juventud actual. Porque el problema es muy espinoso. Por
varios motivos:
a) Hay personas que no quieren ni oír
hablar de este tema.
b) Otras que se escandalizan a la me¬
nor insinuación en contra de lo que
han escuchado siempre.

yar las dificultades puede ser a veces tan
inmoral como robar.
Sinteticemos primero y aclaremos des¬ pués. A lo mejor no terminamos el tema en este número. Les ruego paciencia... y comprensión.
estímulos sexuales comienzan actualmente a una edad en la cual los
jóvenes no están preparados para enten¬ der dónde está el bien y el mal.
juventud sigue adoleciendo

c) Las de más acá afirmando que, en de una ignorancia supina en cuanto a es¬

esto, la juventud actual es una por¬ te aspecto se refiere.

quería. Así, sin matizar lo más mí¬

nimo.

mayoría de padres y educado¬

res no tienen ideas claras sobre el asunto.

d) Las de más allá defendiendo las posiciones de nuestra época y lla¬

4.0—La juventud, tampoco.

mando «beato» o «fariseo» al que

intenta estudiar los pros y los con¬

Las facultades de la persona, según los

tras.

psicólogos, se desarrollan por el siguiente

orden: memoria, sentimientos, inteligen¬

Por lo tanto, decidirse a tratar este cia y voluntad. Lo lógico sería que el

tema significa abrirse de brazos ante el adolescente, al ir descubriendo sus senti¬

paredón y esperar cuatro descargas des¬ mientos, fuese ayudado a analizarlos,

de diferentes lugares. Y, sobre todo, no comprenderlos y tomar una postura ante

dejar satisfecho a nadie.

ellos. De este modo, conforme esos sen¬

¡Bonito panorama!

timientos se fueran haciendo más fuer¬
tes, sabría dominarlos, cogiendo lo bueno

¿Y por qué se mete usted en esto?, dirá que cada uno de, ellos trae consigo. Pero

algún lector. Pues, muy sencillo: porque no ocurre así, sobre todo porque el mu¬

un escritor un poco honesto ha de estar chacho o la muchacha se hallan comple¬

a las duras y a las maduras. El escribir tamente abandonados a su propia suerte.

sobre temas que gusten a todos y sosla¬ Para colmo, el adolescente es terriblemen-

24

te mimético —imitador—, e intenta expe¬ rimentar en sí mismo aquello que ve ha¬
cer a los demás. Y si a todo esto añadi¬
mos el erotismo que reina por doquier, el desbarajuste que se arman nuestros jó¬ venes es impresionante.

Claro que existe una solución: encerra¬ mos a nuestros hijos en un armario has¬ ta que tengan veinte años, entramos en él todos los días para que nos cuenten cómo van las cosas, se las explicamos, volvemos a salir, cerramos con llave... y hasta el día siguiente.
Si no siguen nuestro maravilloso in¬ vento, entonces sus hijos irán al cine, al campo, a la playa, al colegio, a la tele¬
visión del vecino...
En este otro caso, sólo hay un remedio: el diálogo. Pero no partiendo de las pre¬ guntas del niño —lo más seguro es que no lleguen por miedo, recato o temor de hacer el ridículo—, sino de la enseñanza de los padres. NO ES EL NIÑO QUIEN DEBE ABRIRSE A LOS PADRES, SON LOS PADRES QUE DEBEN ABRIRSE AL
NIÑO.
Toca a los padres —y sólo a los pa¬ dres— explicar al niño el origen de 1§>. vida, el sentido del amor, el signiñcado del beso que ven, el por qué un chico y
una chica se enamoran a determinada edad, el amor del hombre y la mujer co¬
mo participación del amor de Dios, etc.
Los educadores sólo podemos suplir las deñciencias de ustedes, pero siempre con un aspecto negativo. Por muy bien que lo hagamos, el niño siempre se pregimta: ¿Por qué no me lo habrán explicado mis padres...?
¡Y no hablemos ya si éstos le siguen contando de la cigüeña, París o demás
mentiras!
Que yo recuerde, hasta el momento he pasado por cinco colegios. ¡Y en todos
el mismo error! Y la curiosidad del niño o de la niña, saciándose con lo que le di¬
cen los compañeros de clase, los amigos.

un libro que han encontrado vayan uste¬
des a saber dónde...
Bueno; pues aún quedan padres tan cerriles que no solamente no dicen abso¬ lutamente nada a su hijo, sino que in¬ cluso vieren escandalizados al colegio porque —¡a los once años!— el director espiritual o el profesor de ciencias ha explicado estas cosas a los alumnos...
Lo fantástico del caso es que son pre¬
cisamente esta clase de padres los que despotrican después contra la inmorali¬ dad reinante y los excesos de sus propios hijos..., sin admitir en ningún momento que han sido ellos los culpables de tales
aberraciones.
Convénzanse: sin una educación básica
y adecuada en este aspecto, jamás conse¬ guiremos combatir —ya no hablo de ven¬ cer— el erotismo que hoy está dominando a nuestra juventud.

N
La prensa católica - escribió
Juan XXIII - «es uno de los
medios mas poderosos de que se puede servir la palabra de Dios para llegar a los hoga¬ res y hacerse comprender y
amar »

EL HERALDO DE CRISTO

es prensa católica.

s

J

25

BODAS DE ORO MATRIMONIALES

INCA.—Rodeados de su numerosa des¬ cendencia —cuatro hijos y una hija, con
sus respectivos consortes, y diecisiete nie¬ tos— y amistades, los esposos D. Guiller¬ mo Rayó Ferragut y D.» Jerónima Alzina Reynés, el 27 del pasado mes de septiem¬ bre conmemoraron, en una emotiva fies¬ ta religiosa y familiar, el hermoso acon¬
tecimiento de sus Bodas de Oro matri¬ moniales. Al final de la comida el cabeza
de familia, D. Guillermo, pronunció un breve discurso, en mallorquin, dando gra¬ cias a Dios por haber tenido la dicha de poder llegar con salud al cincuentenario de su matrimonio y por haberles conce¬
dido abundante prole: cinco angelitos que volaron al cielo de pequeñines y otros cinco vivos, todos casados, de los cuales

tiene ya diecisiete nietos. Dio también las gracias a sus hijos por haber organizado aquella fiesta, honrándola con su presen¬ cia, deseándoles que ellos puedan también
un dia celebrar sus Bodas de Oro. Citan¬
do al apóstol San Juan les exhortó al amor fraterno y terminó pidiendo a to¬ dos un fuerte aplauso para su queridísi¬ ma esposa que «ha estat timó i vela d’aquesta familia».
El matrimonio Rayó recibió muchísi¬ mos obsequios y felicitaciones, entre ellas un expresivo telegrama del P. Jaime Tugores. Comisario Provincial de la T.O.F. y la visita personal del P. Superior de nues¬ tro Convento de Inca y del P. Director de aquella Hermandad de Terciarios, de la cual el Sr. Rayó es Ministro.

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