HERALDO DE CRISTO SEPTIEMBRE 1969 INCA (MALLORCA) ^ PARA EL AÑO 1970 ARTÍSTICO CALENDARIO «HERALDO DE CRISTO» Ya están a la venta los preciosos calendarios de nuestra revista. No tan sólo indican el santoral de todo el año 1970, sino que también ofrecen abundante y magníñco material de amena lec¬ tura. Por otra parte, cada calendario brinda la oportunidad de conseguir uno de los CINCUENTA estupendos regalos que se sortean entre los poseedores del citado calendario. Precio: 12 Pesetas. « « « Suplicamos a los terciarios franciscanos y a los suscriptores de esta revista, adquieran el bonito almanaque al que nos refe¬ rimos. Harán una buena obra de apostolado. Pueden ser adquiridos en los Conventos de las Religiosas Franciscanas o de los Religiosos de la T.O.R, y en las Herman¬ dades de la T,0,F. J revista mensual üt LOS P P. FRANCISCANOS DE LA T. O. R • SEPTIEMBRE 1969 Año LX - Núm. 714 • REDACCIÓN Y ADMÓN: CONVENTO DE SAN FRANCISCO TELÉFONO 212695 PALMA DE MALLORCA 0 DIRECTOR: P. MIGUEL COLOM MATEU, T. O. R. ADMINISTRADOR: Fr. JAUME TUGORES MESTSE, T. O. R • CON LICENCIA ECLESIASTICA • IMPRESIÓN: ARTES GRÁFICAS GIMÉNEZ 0 PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN: (A partir de enero 1969) ORDINARIA. BIENHECHOR PROTECTOR . . . ... . . 65 PTAS 100 . 500 . • DEPÓSITO LEGAL P. M. 340 -1958 NUESTRA PORTADA EN LA LUNA. Sí, esta vez el hom bre, dos hombres han estado materialmente en la Luna. Ahí, en ese paisaje lunar, está la bandera de su patria que plantaron con sus propias manos el 21 de julio de 1969, fecha que habrá de sonar mucho en la historia V y lea en este número: ¿Alunizaje o alucinación? . 3 El «Objetivo Luna» ha obsesionado siempre al hombre .... 4 Odisea siglo XX ... ,7 Optimismo del Papa ante la aventura espacial 8 La Iglesia en estado de Reflexión y Diálogo .... • 11 Nuestra pequeña historia 13 Página Literària . 14 El espíritu evangélico y su caricatura. 17 Frases para la historia 18 Juventud actual y 19 Los tres padres del «milagro de la Luna» * , 21 D. Pedro J. Barceló y Rdo. Sr D. Jo- sé Bauzá, Pbro. 23 Página del terciario . 24 De Dulcinea a Aldonza . 25 Bibliografía 26 Chistes 27 (FRENTE A W DIPUTACION )-PALMA CRECIMIENTOS ACELERADOS ÍNDICES DE CONSUMO ÍNFIMOS con Honderos, 95 Teléfono 222072 PALMA DE MALLORCA * ♦ CDtscoieca JeTillUK, 2 Y 4-Pelaires, 32 Ttltfono 223933 PALMA DE MALLORCA RIEGO POR ASPERSION proyectos y presupuestos GRATIS PALMA - MANACOR LA PUEBLA TALLER DE TAPICERÍA l^icenie 4^Qtnánd^'^ Especiolidod en cortinajes, sillones gran confort, salones y muebles de encardo Arquitecto Reynés, 3 Teléfono 211451 PALMA DE MALLORCA 2 EDITORIAL ¿ALUNIZAJE O ALUCINACION? yx/o una alucinación; una logradísima realidad. Lo que en nues¬ tro anterior editorial ya dábamos como un casi seguro futuro inmediato, se convirtió, el 21 del pasado mes de julio, en el admi¬ rabilísimo esplendor de un hecho. Lo contemplamos todos ¡por el prodigio de la televisión vimos, mucho más difícil aún, cómo, gra¬ cias al tesón del cerebro humano empeñado en una noble aventura, el hombre, dos hombres podían poner sus pies tanteantes en la su¬ perficie de nuestro natural satélite, correteaban tímidamente, plan¬ taban sus aparatos y la bandera de su patria y, por fin, recogían su pequeño botín de materiales lunares para ser examinados luego en los laboratorios de la tierra. Ahora sí ha comenzado verdaderamente la era espacial, con ili¬ mitadas aperturas hacia lo que hasta hoy ha sido desconocido y misterioso. «Quizá —leíamos en otro editorial— la primera conse¬ cuencia importante de este viaje espacial (el de la Luna) sea un contagioso optimismo en el hombre, en su ingenio, en su valentía, en su insaciable curiosidad, en sus insospechadas posibilidades de acción. El hombre, ser diminuto, de escasas posibilidades físicas, frágil y vulnerable, adquiere una talla gigantesca cuando desarrolla su incalculable potencialidad intelectual». Como no podía dejar de suceder, no han faltado los que sincera o farisaicamente han retornado a lo del despilfarro de un dinero que preferentemente debiera destinarse al remedio de las necesida¬ des de la tierra. Respondía a éstos otro editorialista con los siguien¬ tes términos: «Sería insincero por nuestra parte ignorar que tam¬ bién este logro humano ha tenido sus «contestadores» a cuenta de los enormes gastos que ha supuesto. Pero es bien sabido que el pro¬ greso técnico-científico lleva siempre aparejados ineludibles esfuer¬ zos que antes o después se ven compensados por descubrimientos y aplicaciones prácticas que contribuyen al bienestar del hombre». Sensatamente discurría, dando algo de razón a los jóvenes que chillan contra lo del despilfarro de la aventura de la Luna, un ar¬ ticulista de un periódico local: «En el mundo hay miseria, hambre, dificultades... Si la técnica y la ciencia son capaces de lograr algo tan enorme como lo que acabamos de presenciar..., también podría acabar con la miseria, el hambre, la guerra y otros azotes. Este ra¬ zonamiento (de los jóvenes) es justo». Si y nosotros lo aceptamos plenamente. Perc a menudo es el mismo hontbre quien se opone al remedio de aquellos males, como en el caso de las guerras. 3 EL «OBJETIVO LLTN'i^.» ha obsesionado siempre al hombre Conscientes de la extraordinaria importancia que para la historia del pro¬ greso humano ha de tener el primer viaje a la Luna realizado el 21 de julio de 1969, hemos seleccionado, para nuestros lectores, algunos de los trabajos aparecidos en el prestigioso diario madrileño «Y/l», con motive del acontecimiento que ha conmovido al mundo y que parece que ha de abrir una nueva era, la era espa¬ cial o lunar. Desde la antigüedad el hombre se ha interesado por los misterios y maravi¬ llas de la bóveda celeste. El universo, para los pueblos antiguos, estaba cons¬ truido bajo una idea mitológica. Los babilon os creían que los astros y, por tanto, la Luna, eran las mansiones de los dioses; los egipcios, que una vaca sa¬ grada o ima diosa sostenía la cúpula ce¬ leste. En cualquier caso, siempre la Tierra era plana e independiente del sistema solar. Algunos pueblos de Oriente pen¬ saban que las fases de la Luna eran de¬ bidas a la gula de un feroz jabali, que la roía diaria y eternamente, y a veces, como ocurre durante los eclipses, la de¬ voraba, engulléndola por completo. Un clima tan fantástico y sagrado era contrario —al menos, poco favorable— a la necesidad de especular con la cor¬ tesía de una visita limar. Sin embargo, los sumerios y caldeos pensaron que puesto que los planetas albergaban las divinidades, era «necesario saber cómo pensaban los dioses y qué habían deci¬ dido acerca de los humanos.» Nació así la astronomía con ellos, y los primeros mapas del universo fueron dibujados por los noveles astrónomos babilónicos. También los chinos hicie¬ ron lo mismo, pero ningún país del or¬ be antiguo imaginó que hubiera mun¬ dos distintos a los nuestros. COMIENZA EL OBJETIVO LUNA Los griegos tuvieron una idea más completa del universo. Tales de Mileto (siglo VI a. J.) «sabía» que la Tierra era plana, pero los astros eran sólidos y se movían obedeciendo a leyes inmu¬ tables. En el año 280 a. J. vivió Aristarque de Samos, quien «colocó» al Sol en el epicentro de nuestro sistema e hizo gravitar a todos los planetas a su alrededor, anticipándose en dieciocho siglos a Copérnico. Poco tiempo duró su acertada teoría, porque Hiparque y Ptolomeo refutaron su tesis, volviendo al sistema geocéntrico avalado, esta vez con el peso y autoridad de Aristóteles. Ideas que prevalecieron inmutables has¬ ta el final de la Edad Media; el cosmos estaba formado por una serie de esferas de cristal, concéntricas y movidas por un delicado mecanismo de relojería, pre¬ ciso y exacto. El hombre y la Tierra, hinchados de vanidad, estaban colocados en el centro del sistema. El mérito de la astronomía griega es que reconoció la presencia de otros mundos y «descubrió» la Luna; Plutar¬ co, el famoso autor de las «Vidas», en su obra «De facie in orbe Lunae», co¬ mienza a hablar de ella diciendo que constituía un mundo igual al terrestre, pero más pequeño; su superficie esta¬ ba hueca, perforada por grandes caver¬ nas y fisuras sin fin. Estaba habitada por demonios. En el año 120 a J. tratan los griegos de visitarla. Luciano, un satírico, escri¬ bió sobre las primeras excursiones lu¬ nares. En una de sus aventuras, el hé¬ roe es llevado a la pálida Selene envuel¬ to en un remolino atmosférico que al¬ canzó a su barco en las columnas de Hércules; en otra ocasión, el protago¬ nista se equipa deliberadamente para emprender el arriesgado salto desde el monte Olimpo a la Luna. En uno de los hombros se adosa un ala de buitre V en el otro una de águila. Las explora¬ ciones espaciales de Luciano no se limi¬ taron a la Luna, sino que visitó la «es¬ trella de la mañana», el zodíaco, etc. La «historia verídica» o «vera histo¬ ria» del autor griego fue editada en la¬ tín y en «lengua vulgar», revelando con ello el interés despertado en el mundo de entonces. Quince siglos tardaría en ver la luz otro libro sobre el mismo te¬ ma. 4 LA LUNA EN LA EDAD MEDIA EL SIGLO XVII Durante la Edad Media toda la cien¬ cia continúa apoyada en los conceptos aristotélicos, limitando la expectación respecto a la pluralidad de los mun¬ dos; el siglo XVII, con la ruina de las antiguas filosofías y la aparición de nue¬ vas ciencias, suscitó nuevamente la curiosidad por el cosmos. La literatura de la época permite, al revisarlas, tomar el pulso y la temperatura de las te.adencias científicas del siglo. La historia de nuestro satélite se encuentra ligada al progreso científico. En 1507 un hombre, huraño y tímido, redescubría el sistemaheliocéntrico del griego Aristaríjue, pe¬ ro no publicaba sus experiencias sino algunos días antes de su muerte, en 1543; después, Kepler describía la exac¬ titud de las órbitas celestes al tiempo que Galileo, descubriendo secretois ocul¬ tos a todos los hombres, «veía» las mon¬ tañas y los cráteres de la Luna. Siguen toda una serie de sabios, destacando como más significativo sir Isaac New¬ ton, quien en 1687 edificó una síntesis noderosa y armónica que incluía la to¬ talidad del universo en un solo y único sistema; toda la fuerza irrefutable del universo: los planetas, la Luna, las ma¬ reas, los océanos, etcétera todo salió del simple hecho de ver caer una man¬ zana en un huerto. TRIUNFO DE LA CIENCIA-FICCION El interés del público aumentó hacia la existencia de mundos habitados y en especial por la Lima. En primer luear, en 1634, aparece rma traducción inglesa relatando las peripecias de nuestro co¬ nocido griego Luciano. El mismo ?ño, Kepler escribe su libro «Somnium». Ke¬ pler es un autor estrictamente científico al describir el viaje lunar; sabe que el viajero se encuentra fuera de la grave¬ dad terrestre (y eso antes que Newton) y prevé la existencia de una atmósfera enrarecida. El mundo lunar se presen¬ ta a los ojos de Kepler muerto e inhós¬ pito, tal como lo había descrito Galileo, observándolo a través de su reciéiA in¬ ventado telescopio. Terrible contraste con la promesa planteada de una Luna en un cielo límpido con que la poesía había hechizado desde largo tiempo a los hombres. Topográficamente no era más que un desierto con espantosos acantilados e insondables cimas. Su cli¬ ma, áspero, iba de un extremo a otro, y las tinieblas lunares solamente se in¬ terrumpían cada quince a dieciséis días. En cuanto a los selenitas al igual que su flora, eran de «naturaleza serpenti¬ na»; alcanzaban una talla gigantesca en tanto duraba la acc.íón del Sol, para mo¬ rir o refugiarse en las cavernas cuando la noche limar se echaba encima. El «somnium» de Kepler fue la obra de un sabio. Kepler no publicó su libro por¬ que vivió en una época que todavía creía en la magia y en la brujería. A continuación, en 1638, aparece «L’homme dans la Lune», obra más po¬ pular y menos científica que la anterior, debida al genio del obisno inglés Fran¬ cis Godwin; el buen obispo consagra to¬ das sus fuerzas «a domesticar» unos gansos que transportarán a su héroe (Domingo Gonsales) a la Luna durante el curso de su «emigración anual». Tam¬ bién hay selemtas, concebidos a la ma¬ nera de las fabulosas criaturas de Gu¬ lliver. Esta falta de originalidad en la descripción de «los lunáticos» se nerpe- tuará invariablemente en todos los es¬ critores que hablen del tema; su error consistirá en mostrárnoslos como una réplica caricaturizada de los seres hu¬ manos. Este mismo año de gracia de 1638 apa¬ rece la obra de John Wilkins, «La de- couverte d’un monde dans la Lune». El autor trata de responder a preguntas que podían haber sido formuladas en nuestro tiempo. ¿Puede el hombre al¬ canzar la Luna? Para Wilkins el ser hu¬ mano en estado de falta de gravedad no necesita comer ni dormir. Su conclu¬ sión es que la ciencia encontrará antes o después el camino lunar; una especie de «carro volante» que pudiera llegar hasta allí. El ambiente era de optimismo; nada es imposible para la ciencia. Los cientí¬ ficos escudriñan el cielo y los escritores buscan motivos que espoleen su fanta¬ sía. En 1649 y 1652 aparecen en el firma¬ mento de los viajes lunares dos novelas que llevan la impronta de Cyrano ae 5 Bergerac, cuya imaginación es fantásti¬ ca a la hora de buscar medios para pro¬ pulsar su vehículo lunar; utiliza redo¬ mas llenas de rocío que el Sol evapora¬ rá, o bien usa imanes que arroja conti¬ nuamente al aire para atraer la barqui¬ lla de acero de su ingenio espacial, o enciende gavillas de cohetes (la buena solución de la que Cyrano no se dio cuenta) para elevar su vehículo en el firmamento. La ciencia-ficción va llegando a su cul¬ minación; en 1835 ocurrió el famoso «bluff de la Luna», de Richard Locke, quien publicó en el «Ne'w York Sun» una serie de artículos que excitaron de so¬ bremanera la imaginación de sus lecto¬ res al asegurar este periodista qie el astrónomo sir J. Herschel (descubridor del planeta Urano, en 1781) se había trasladado al Africa del Sur y estaba en contacto con la Luna; con las descrip¬ ciones de «los bosques», de extrañas criaturas parecidas a bisontes y de otras con alas de murciélago, consiguió au¬ mentar la tirada del «New York Sun» hasta 19.300 ejemplares, cifra insólita para aquella época. El «bluff» se cono¬ ció y las aguas volvieron a su cauce. El progreso de la astronomía sigue sosteniendo el interés de los hombres de ciencia y letras; en 1865 aparece la obra maestra de ficción científica, basa¬ da en principios inobjetables: la novela de Julio Verne «De la Tierra a la Luna». El autor había elegido la artillería por¬ que la bala de cañón era el proyectil más rápido en la era del segundo im¬ perio; por primera vez el héroe fue un sabio. Como todos sus contemporáneos, Julio Verne tenía una fe absoluta en la ciencia. H. G. Wells (1901) fue menos científico que Veme. «Sus primeros hombres en la Luna» es una fantasía de gran valor literario. Wells utilizó una sustancia opaca a la gravitación, la «cavorita»; sus ^astronautas no tenían más que meterse, en una esfera cubierta de ese material para viajar por el espacio hacia la Luna. La «cavorita» había sido inventada por J. Atterley, cuyo «Viaje a la Luna» apareció en 1827. Todo lo que sigue es de nuestra actual época: «Moon base», del Helvey (1960), y «First men to the moon», de Von Braun (1963), son el sueño de un hom¬ bre de ciencia. De siempre, la ficción científica ha estimulado el impulso del hombre de laboratorio. La intuición, el progreso y la evolución de los cohetes, que es otra maravillosa historia, han he¬ cho realidad la asp'ración de la humani¬ dad, que comenzó con Plutarco y Lucia¬ no de Samosata. Dr. MERAYO MAGDALENA M V K K L. KS »«€4» R AG I Ó 1% TAPICERIA ifiijos de ^osé AtaOrés CONSTRUCCIONES MUT, S. A. Contratistas de obras Santiago Rusiñol, 4 Tol. 211342 PALMA DE MALLORCA ♦ 6 Sindicato, 26 al 32 - Tel. 221213 PALMA DE MALLORCA ♦ ODISEA SIGLO XX «El hombre puede lograr todo aquello que es capaz de imagi¬ nar.» (Julio Verne) /\\ntes del principio era la nada. Pe- ^ro se hizo el espacio y el tiempo. Y en el espacio y el tiempo se formó un átomo. Los electrones giraban vertigino¬ samente alrededor del núcleo. En él, los protones y neutrones eran como los pri¬ meros seres de un mundo que, en los límites de lo infinito, acababa de nacer. El principio del cosmos, que estaba des¬ nudo y vacío. Las tinieblas lo abrazaban. El gran silencio del universo. Pero los fotones rasgaron el espacio y el tiempo. Ondas hertzianas, rayos infrarrojos... Materia. Materia que se crea y que se une en infinidad de formas distintas. Materia que es el polvo del cosmos. Si¬ glos, millones de siglos transcurren has¬ ta que aparecen las galaxias. Energía. Frío y calor. Explota la masa, se desga¬ ja; todo se convierte en un algo y se itransofrma. Estrellas, cometas, planetas, satélites. Y en una galaxia con un diᬠmetro de cien mú años de luz y un gro¬ sor de quince mil años de luz aproxima¬ damente a los dos tercios del centro, se forma una estrella: el Sol. Alrededor de ella, unos planetas se van solidificando. El tercero de ellos, la Tierra. Y sobre una suoerficie endurecida so¬ pló el viento, se derramó la lluvia cayó a plomo el calor del Sol, se hizo el día y la noche, cruzaron su cielo los rayos, y los truenos resonaron sin que nadie los escuchara. Y bajo la superficie, las fuerzas de la naturaleza, rebeldes, pug¬ naban por salir al exterior. Un mar fu¬ rioso cubriría gran parte del nlaneta. En ese mar comenzaría la vida. Los con¬ glomerados de prótidos. las moléculas gigantes y las bacterias darían naso a las amebas, a los radioiarios. a ’os es¬ pongiarios. a los corales. Y la vida em¬ pezó también a recorrer la tierra. Vege¬ tales, animales... El proceso evolutivo se desarrolla durante miles de millones de años. La tierra se puebla de árboles con escama y de gigantescos rentiles, mientras al aire se alzan las libélulas. Así, concluido el ciclo primario, apare¬ ció un ser que se maravilló de cuanto le rodeaba: el Hombre. Siempre el hombre. Con sus llantos y con sus risas, con sus paces y con sus guerras, con sus grandezas y con sus miserias. Siempre el hombre buscándo¬ se a sí mismo, intentando saber quién es, dónde está, cuál es su destino. Mi¬ rando a su alrededor, aprendió. Miran¬ do hacia su interior, pensó. Uniendo sus facultades, creó. Y soñando e imaginan¬ do, decidió emprender grandes emnresas. Los historiadores, desde el hombre de las cavernas hasta el hombre de nuestro siglo, han llenado páginas y pᬠginas relatando la gigantesca odisea hu¬ mana. Esa odisea que ayer —en el siglo XX, que tanto dará que hablar en un futuro—;, desde el momento en que Armstrong puso su pie izquierdo en la Luna, inicia un nuevo derrotero más allá de las fronteras terrestres. «Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad», ha di¬ cho el astronauta. Una nueva era ha da¬ do comienzo. Una era en la que el hom¬ bre intenta comprender ya no sólo cuanto tiene a su alrededor en el plane¬ ta en que le ha tocado vivir, sino que también intenta descifrar el enigma de ese universo que un día únicamente era partícula atómica. Ese cosmos espera al hombre. Y el hombre sabe ahora que nuede llegar a él. Aunque tan sólo fuera por esto ya todo lo que sea adentrarse en el esnacio y el tiempo merece la pena. Estamos capacitados. Cuenta atrás. «¡Cero»!. Par¬ timos hacia el universo. Buscamos res- üuestas. Porque, como dijo Rilke: «Ni los senderos, ni las praderas en la tar¬ de, —' ni sólo la claridad anhelante des¬ pués de la tormenta. — Ni el sueño nue se acerca, ni el presentimiento en me¬ dio de la noche, — ¡sino las noches! Si¬ no las altas noches de verano, — las al¬ tas noches y las estrellas, las estrellas de la Tierra. — ¡Oh! Tener que morir un día y saber las estrellas tan lejanas, — todas las estrellas... ¿Cómo entonces uoderlas olivdar?». Juan José PLANS 7 ROBO EN LA LUNA 1° ejecutor, NEIL A. ARMSTRONG El cómplice, MICHAEL COLLINS 2.“ ejecutor, EDWIN E. ALDRIN OPTIMISMO DEL PAPA ANTE LA AVENTURA ESPACIAL «La fe católica no sólo no teme la com frontación de su doctrina con las ma¬ ravillosas riquezas del pensamiento cien¬ tífico moderno, sino que la desea, por¬ que la verdad, aunque se diversifique en órdenes diferentes o aunque se apoye en motivos distintos, es siempre concor¬ de consigo misma, es única, además de que resulta recíproca la ventaja que esa comparación puede traer tanto para la fe como para la investigación y studio de cualquier campo que sea objeto de conocimiento.» ALOCUCION PONTIFICIA Así lo ha recordado, en el discurso proniinciado durante la audiencia gene¬ ral concedida a millares de fieles en su residencia de Castelgandolfo, el Papa Pa¬ blo VI, que continuó haciendo notar que «tal afirmación ha sido una de las más características y más documenta¬ das del pensamiento católico - apologéti¬ co del siglo pasado y de la primera mi¬ tad del presente, con resultados magní¬ ficos de los cuales nuestras universida¬ des son docTimentos gloriosos». El Pontífice había comenzado su dis¬ curso insistiendo en la conveniencia de seguir reflexionando en las enseñanzas de la «empresa lunar», que es realmente ima «fuente—dijo— de pensamientos, de preguntas, de espiritualidad». «La importancia de los estudios cien¬ tíficos —siguió diciendo el Papa— puede ser objeto de interminables considera¬ ciones; por ejemplo, la que se refiere al desarrollo y al progreso que esos estu- 8 dios han tenido en nuestro tiempo has¬ ta el punto de modificar la mentalidad humanística tradicional de nuestra cul¬ tura y nuestra enseñanza... El balance de esos estudios positivos y científicos es tan activo que en ellos se polariza la atención de las nuevas generaciones y un soñador optimismo sobre sus fu¬ turas conquistas hace de ellos una es¬ pecie de iniciación profètica. Y está bien Que así sea: el campo científico mere¬ ce todo interés. NO AL DERROTISMO Pero entre tanto —siguió diciendo el Papa— podemos observar de paso cuán fuera de lugar está a tal respecto el de¬ rrotismo hoy tan de moda contra la so¬ ciedad como, en general, contra la vida moderna. Este derrotismo arrastra in¬ cluso a cierta parte de la juventud. A otros hombres de pensamiento les da patente de audaz progresismo y parece conferirles una mentalidad superior, siendo así que en realidad les llFna de instintos rebeldes y de injustificado des¬ precio hac'a nuestro tiempo y hacia su esfuerzo creador. En cambio la v’da es mucho más seria, y nos lo enseña la su¬ ma inmensa de estudios, gastos, fatigas, proyectos, riesgos y sacrificios que lleva consigo una empresa colosal como la es¬ pacial que comentamos. Criticar y «con¬ testar» es fácil, pero no es tan fácil cons¬ truir. Tanto en esta empresa como en otras muchas que acomete la civilización presente. — Difundir la lectura y suscripciones da «HERALDO DE CRISTOi Es un medio fácil de llenar de MENSA¬ JE FRANCISCANO el mundo de boy. ^^ CIENCIA Y FE Y aquí se presenta —siguió diciendo el Papa— otra consideración: este abier¬ to voto en favor de la progresiva con¬ quista del mundo natural a través den los estudios científicos, de los desarrollos técnicos e industriales no está en con¬ traste con nuestra fe y con la concep¬ ción de la vida y del universo que trae consigo. Baste recordar cuanto a este respecto enseña el Concilio.» A continuación el Papa aludió a la do¬ ble dificultad, una de orden esencial y otra de orden histórico, que la mentali¬ dad del hombre moderno parece encon- Por eso nos parece que el aconteci¬ miento que estamos celebrando nos in¬ vita a considerar como un deber el apre¬ ciar mejor los valores de la vida moder¬ na. No negamos a la crítica sus derechos ni aprobamos el instinto de emancipa¬ ción y de novedad de los jóvenes. Pero creemos que no es digno de los jóvenes el decadentismo iconoclasta y falto de amor de los «protestatarios» de oficio. Los jóvenes deben sentir el impulso ideal y positivo que les ofrece esa magnífica aventura espacial. Pablo VI en el ojo del telescopio trotando de descubrir lo que poso en lo Luna. 9 La moderna bebida que da a la leche el más delicioso sabor trar respecto a la religión católica, «una religión positiva con doctrinas bien de¬ terminadas y ordenadas en sistema uni¬ tario, centrado en Cristo, en su Evange¬ lio, en su Iglesia». A tal respecto, Pablo VI, ante la imposibilidad de desarrollar tales dificultades y responder a ellas, reafirmó que la fe «no teme la compa¬ ración de su doctrina con las maravillo¬ sas riquezas del pensamiento moderno». Por último, recordando la famosa fra¬ se de San Agustín: «Nos has hecho. Se¬ ñor, para ti, y nuestro corazón está in¬ quieto hasta que descanse en ti». El Su¬ mo Pontífice siguió diciendo: «La nece¬ sidad de Dios está unida a la naturaleza humana y cuanto más ésta progresa, tanto más advierte, hasta el tormento, hasta cierta dramáfca experiencia, esa necesidad de Dios. Es lo que pudiéramos llamar para entendernos, tendencia cós¬ mica: quien estudia, quien investiga, quien piensa no puede sustraerse a una objetiva omnipresència de Dios, antigua verdad que los libros sagrados nos re¬ piten siempre. «No temamosi, por tanto —concluyó Pablo VI—, que nuestra fe no sepa com¬ prender las exploraciones y las conquis¬ tas que el hombre está haciendo de lo creado, ni pensemos que nosotros, se¬ guidores de Cristo, estamos excluidos de la contemplación de la tierra y del cie¬ lo, o del gozo de su progresivo y mara¬ villoso descubrimiento; si estamos con Cristo estaremos en el verdadero cami¬ no, en la verdad, en la vida». r ^ Artes Gráficas o I M É V EZ con leche es único! V Lulio, 12 - Tel. 211708 PALMA DE MALLORCA 10 LA IGLESIA EN ESTADO DE REFLEXION Y DIALOGO por Gregorio Moteu, T. O. urante unos cuatro dias ha tenido lugar en Coire (Suiza) el anuncia¬ do symposium de obispos europeos en el que se ha tratado el tema «el sacerdo¬ te en el mundo y en la Iglesia de hoy». Prueba evidente y manifiesta de cuanto preocupa situar en su punto la función de ese ser, cuya vocación, en muchos ca¬ sos sufre una profunda crisis. La visión excesivamente simplista de situar la crisis a un mero nivel sexual es algo realmente ridículo. El Cardenal Enrique y Tarancón tuvo a su cargo una ponencia en la que analizó la crisis. Hi¬ zo una llamada a evitar fáciles simplifi¬ caciones de los problemas para no re¬ ducirlos a una cuestión de espíritu sa¬ cerdotal, de falta de disciplina o de in¬ fluencia de movimientos no cristianos. En algunos casos, la protesta contra si¬ tuaciones injustas o desfasadas puede ser perfectamente válida, mal que les pese a muchos. El mismo Cardenal de¬ nunció el peligro de excesivas generali¬ zaciones, a partir del examen de las ac¬ titudes de grupos que radicalizan los planteamientos de los problemas o su lenguaje. «Generalizar estos casos, no tan numerosos como algunos pretenden —dijo— conduciría a difamar injusta¬ mente a aquellos que luchan en el ca¬ mino de una protesta motivada y razo¬ nable». El symposium terminó con una alocu¬ ción del Cardenal Suenens, en la que se mostró partidario de que la comisión de teólogos, recientemente creada por Pa¬ blo VI, estudie estos problemas a escala internacional, y de que se afronte «con calma y realismo» el estudio de estas cuestiones, que suscita esta imagen cam¬ biante que se tiene de la figura del sacedote, ante las amplias diferencias que existen entre los sacerdotes de genera¬ ciones distintas, y la necesidad que al¬ gunos sienten de tener un mayor con¬ CAROENAL SUENENS La verdad a cíelo aoierto tacto con el pueblo, no limitándose a ser unos meros ministros dvïl culto. Más allá de la crisisi.j La Iglesia española tiene en estos mo¬ mentos imas quincv^ sedes vacantes. To¬ das estas sedes están sin cubrir por cau¬ sas difusas que están en el espíritu de la \_crisis que atraviesa la Iglesia en Es¬ paña, hoy. El período que media en un país —valga el caso de Francia— entre la muerte o dimisión de xm obispo es breve, uno, dos, tres meses, a lo sumo cuatro. En España ha habido casos ex¬ traordinarios: las diócesis de Lérida que estuvo veintiocho meses vacante; la de Avila, veintiséis; Menorca, veinte; Astor¬ ga, quince; Santander, catorce y me¬ dio... Pero la situación continúa hoy. Re¬ cordemos Málaga, Bilbao, Mondeñedo, etc. No se puede buscar la cla\\e de estas irregularidades en el Vaticano, puesto que en otros países no está ocurriendo e=to. Está en el ambiente que una cierta línea de prelados jóvenes, de ideas más renovadas y en el espíritu de apertura postconciliar, está viendo su acceso a las sedes si no bloqueado, ciertamente fre¬ nado por la administración. Esto acarrea nerviosismo e inquietud en la Iglesia esnañola cuyo clero se ha manifestado úl¬ timamente de modo intemperante contra ciertos abusos. Por ello ha señalado acertadamente la revista «VIDA NUE¬ VA»; «Oponerse a una renovación epis- 11 copal jerárquica es el mejor modo de promover los estallidos de una renova¬ ción clerical fuera de cauce...». Ha lle¬ gado la hora de examinar concienzuda¬ mente los problemas que afectan a nues¬ tras instituciones tradicionalmente efec¬ tivas y válidas y tratar de mirar si hoy tienen una labor a realizar. Hoy no se puede apelar de ninguna manera a la falsa situación de santificar las institu¬ ciones poniéndolas el adjetivo de católi¬ cas. Los que realmente son o no son ca¬ tólicos son los individuos que componen dichas instituciones. Y ellos son quienes con su conducta santifican las institu¬ ciones de las que forman parte. Declaraciones discutidas Uno que ha tenido que sufrir frecuen¬ temente las tarascadas de aquellos que no están de acuerdo con la foima de ex¬ expresarse del articulista, comprende muy bien lo que habrá tenido que sufrir el valiente Cardenal Suenens con las sin¬ ceras manifestaciones hechas a la revis¬ ta «Informations Catholiques Internatio¬ nales». Dejando a salvo la suprema po¬ testad de jurisdicción del Romano Pon¬ tífice, abogaba por reformas en la orga¬ nización eclesiástica y hacía críticas a algunas de sus instituciones. En el semanario «Paris-Match» le han preguntado recientemente cuál ha sido la profunda razón del tremendo revuelo que se ha armado en la vía jerárquica y el cardenal ha respondido con un re¬ cuerdo: «Siendo joven seminarista y en¬ contrándome en el exnreso Bruselas-Ro¬ ma, una humareda asfixiante llenó el va¬ gón. Tiré entonces del timbre de alarma y abrí la ventana para evitar la asfixia general». «Hoy día, —añade—' millares de cristianos tienen la impresión de que ciertas estructuras les ahogan: y es pa¬ ra liberarles que yo he hablado. Y tam¬ bién por un amor profundo de la Igle¬ sia y del panado. Si se deplora el es¬ tilo de mi intervención, diré que el tim¬ bre de alarma es siempre estridente, porque de otro modo sería inútil. Es su función...». Hov existe un gran conflicto no ya de personas, sino de instituciones. Y resulta plenamente vital para la Iglesia aue ad¬ mita el diálogo a pleno aire. Se ha abu¬ sado excesivamente del secreto el cual, menos cuando se trata de personas, es perjudicial al desarrollo normal de la Iglesia. La verdad tiene un carácter sa¬ ludable y tónico. Uno ve estas declara¬ ciones como un gesto valiente que tien¬ de a situar en su justo valor lo esencial, lo permanente en contraposición a aque¬ llo que es totalmente accidental y por tanto sujeto al cambio. Tres serias crisis Distingue el cardenal Suenens tres cri¬ sis superpuestas: «Hay una crisis que yo llamaría de la fe en Dios; una crisis de la fe en Cristo y en su divinidad; y una cirisis de la fe en la Iglesia». La primera, «la crisis de la fe en Dios evo¬ luciona más bien favorablemente. Dios está más vivo que nunca. Y si he de creer en los editores, la literatura so¬ bre la muerte de Dios está en sensible baja.» La segunda, «la crisis de la fe en Cristo —dice— me inquieta más. Es muy importante ser claros en este pun¬ to. Para ser cristiano es necesario creer sin equívocos en Cristo, hijo único de Dios vivo, resucitado». Ha sido profun¬ damente triste la influencia de Bult- mann, este teólogo protestante que in¬ tenta reducir la historia de Jesús a una mitología. Venturosamente esta doctri¬ na está en manifiesta baja incluso en¬ tre sus propios discípulos. Por otra par¬ te, hoy incluso los protestantes están redescubriendo el valor de la materni¬ dad espiritual de María. En cuanto al tercer punto, la preocu¬ pación es ya mucho más grave. El pro¬ blema es hoy el de ver a Cristo a tra¬ vés de la Iglesia. Todo lo que constitu¬ ye un obstáculo a ello en la hora actnial, es sentido de una manera muy vi¬ va. Es obstáculo todo lo que en las es¬ tructuras de la Iglesia no es siuficiente mente evangélico y no lo bastante abier¬ to a los valores de hoy: valor humano del diálogo, de intercambio, de autenti¬ cidad, de simplicidad. Uno ve cada día con mayor urgencia, la necesidad de abrir puertas y venta¬ nas para que el aire renovador purifi¬ que muchas cosas. Las declaraciones más arriba comentadas si^n como una especie de respiro para todos aquellos que sueñan con ima Iglesia más abierta al diálogo, a la par que mas fiel que nunca, a los valores permanentes que tienen su fuente en el evangelio. MUEBLES ROMAR EXPOSICIÓN: TALLER Y ALMACÉN CON EXPOSICIÓN: Conquistodcr, 24 -Tel 503 Paz, 97,101 y 103 - Tel 468 MANACOR (Mallorca) 12 NUESTEA pequeña HISTORIA Vtedio siglo atrás.,. j^Juestra revista juntaba en un solo nú¬ mero de treinta y dos páginas los meses de septiembre y octubre. El moiivo venía explicado en la última página: el ser¬ vicio anormal del flúido eléctrico. La se¬ gunda quincena de septiembre los paros ha¬ bían sido casi continuos. Aquel primer año de postguerra fue fatal en muchos aspectos. Las cuatro primeras páginas de aquel nú¬ mero doble estaban ocupadas por la prime¬ ra parte de un ensayo sobre «Sociología Franciscana». Lo firmaba Fr. Ramón de Cura, seudónimo que correspondía a un corista de filosofía, que después estudió en Roma, licenciándose en Teología con brillantes no¬ tas. Ya de Padre se salió de la Orden. Sa¬ bemos que hace unos dos meses falleció en Estados Unidos donde gozaba de algún pres¬ tigio en los medios intelectuales. Probable¬ mente el trabajo que escribía el entonces corista estaba más o menos inspirado por su profesor, P. Pedro Juan Cerdá, que, co¬ mo se sabe, era en aquel tiempo una ver¬ dadera autoridad en cuestiones sociales. Era el mes de septiembre, el mes de las Llagas de nuestro Padre San Francisco. F. S., iniciales que no sabemos a qué nombre co¬ rresponderían, parangonaba a Cristo, con el Llagado de Asís, en «El Calvario y Alvernia», víctima del amor y de los desalmados sayones el primero, sólo del amor el se¬ gundo. Las «Josefines» era una sociedad benéfica que dirigían nuestros religiosos de Artá y que hace cincuenta años «pitaba» de lo me¬ jor. Un elemento muy valioso y activo era Margalida Estelrich que, además, tenía afi¬ ciones literarias. De ella era un diálogo en mallorquín popular, bastante castizo, titula¬ do «Per amor de Déu sia». El diálogo, entre «josefinas», tiene por asunto la conquista de una chica que se gastaba un dineral con una perrita, para las filas de la sociedad. ahora nófilo una carta de aquel y se complacía en renombrado hispa¬ reproducir algunos párrafos de la misma en nuestra revista. Un nuevo colaborador fno recordamos ha¬ ber visto su nombre anteriormente) aporta¬ ba su primer trabajo a nuestra publicación: C. Bauzá Adrover, Pbro., T. Su «hobby» era la historia de su ciudad: Felanitx. Como se sabe, dejó escrita una grande historia de dicha ciudad. El título de su trabajo era: «Páginas de historia franciscano-felanigen- se». Estudiaba documentadamente la devo¬ ción, el culto y la iconografía de N P. S. Francisco en aquella población, así como la vida de la Hermandad de Terciarios desde sus comienzos hasta 1907. Un «Nocturn», de A. García Rover, bonito a pesar de sus pequeños defectos, cerraba la página 13 de aquel número. En «Nuevos prodigios de Jesús» Fr. Gil del R. comentaba los hechos que entonces se creían extraordinarios, referentes a la sagra¬ da imagen del Santo Cristo de Limpias. Real¬ mente aquello que parecían hechos milagro¬ sos produjo un gran movimiento de fervor y piedad. «Se asegura —escribe el autor del artículo— que en sólo cuatro meses han desfilado ante la prodigiosa imagen de Cris¬ to Crucificado 75.000 personas». Una hija de José M.“ Tous y Maroto había entrado como religiosa en el instituto de la Caridad. Con tal motivo le dedicó el poeta unas sentidas estrofas. Las recogía nuestra revista: «Cuando, ceñida tu tranquila fren¬ te, / del bendito hospital cruces las salas, / tu blanca toca formará unas alas / que arru¬ llarán al infeliz doliente». (Acabará) El Doctor Carlos E. Chapman, catedrático de la Universidad de Berkeley, California, ha¬ bía representado a aquel Estado en ¡as fies¬ tas centenarias del V. Junípero Serra, en sep¬ tiembre de 1913. Francisco Torrens, Pbro., T., alma de aquellas fiestas, había recibido 13 PÀGINA. AQUELLES TEMPESTATS L’aire pesant a poc a poc s’embruña, s’apaguen a l’entorn els gais ressons, el pronòstic dóna aigua aquesta lluna i cel endins es sent rodar de trons. com fulla de tardor m’arraulia damunt el precipici de la fi; només quan la tempesta s’esvdia lentament, allà lluny... tornava en mi. Un home que ha pujat a la miranda a les primeres ratxes de xaloc, diu que el mal temps s’acosta cap a Randa i que ve de la banda del Marroc. I era plaent, llavors, deixar la cambra on restí encofurnada; pel carrer la posta ja escampava claror d’ambre i era tot renovat i falaguer. S’espesseeix la fosca, ve prenyada de calabruix d’esglaiadors renous, puja un baf de la terra assedegada i cauen gotes grosses com a sous. Es sentien els riures i les xerres de les bones mestresses pels portals; una deia que omplí totes les gerres de Taigua que abocaven les canals. Tothom a corre-cuita entra les figues que sequen en canyissos al terrat; tremolen les parets fins a les bigues a l’estabó d’un tro més esquerdat. «Sant Déu, Sant Fort, Sant Immortal!»... ( s’enlaira mon prec esbocinat per la paor). «Dau-nos, si us plau, la claredat de l'aire; si ens cal morir, que sia en pau. Senyor! L’altra, que no sabé de quin món era amb els trons i la pedra i la foscor; que fins a la quissona joganera la por la capdellava al seu racó; que al veí poca-solta, que s’esbrava de renegar, més blanc que la paret, ella el va veure prou que se senyava en fer el llamp, com un escolanet. Ai del pagès, del mariner que rema, del vianant pel temporal sobtat!... A mig omplir, un carro de verema passa corrents, fugint, sota l’aiguat. Degoten els llenyers de la ploguda, el parral és malmès del calabruix, han pesat una pedra cantelluda trobada dins un test de moraduix. El que era aiguat es torna pedregada, viu fogalleig de llamps, un tro seguit, inacabable, sobre la teulada... Esmaperduda, balba d’esperit. Taulons encara hi ha a la cantonada que foren passarel.la, i els al.lots frueixen l’alegria esvalotada d'anar a peu descalç pels bassiots. Passa un home amb el càvec a l’esquena que ve d’aplegar grava pel camí, i diu que encara es veu fumar l’antena a on va caure el llamp, del vell molí. Maria Antònia SALVA 14 TER À R I A LA BONA CATALINA Amb gros rebosillo d’alba mussolina i cànyom de llista ben net i planxat, sols de recordar-te, ton nom, Catalina, m’envolta d’humil claredat. Per fer-me gustosa la vetllada bruna sabies rondalles i velles cançons, i com va romandre penjat a la lluna el jai que robava garbons. Temps inoblidable de la minyonia quan jo dins ta falda cercava recés, i sense adonar-me’n, en tu ja fruia l’amor que no sap d’interés. Braser que agombola pels llits transportaves per fer a la mainada un jaç ben calent, i amb tes cantarelles l’endemà hi tornaves que fan despertar alegrament. No fores curosa de piers ni de lucre i a Déu feies gràcies de ta pobretat; —Oh aquelles coquetes que em feies, amb sucre, en dia que havies pastat! Les nits estiuenques, mirant l’estelada que amunt estenia son ample tendal, de tu vaig aprendre a veure-hi filtrada la llum de la glòria eternal. Mai no et feia nosa; quan tota feinera rentaves bugada, sense reny ni crits jugar me deixaves amb la sabonera que queia, com neu, dels teus dits. Ara, en contemplar-te per les llunyanies de ma edat primera, em plau esgranar —diamants i perles, flor d’avemaries— tos records més dolços que les Ilepolies de ca l’escolà de Banyalbufar. Maria Antònia SALVA LA LLUNA, UN ALTRE ELEMENT POÈTIC DECADENT El món, des de la creació, no ha fet més que evolucionar. Ja sabem que, dient això, no descobrim la mediterrània. Ni tampoc afirmant que el món, en el segle que correm, no ha evo¬ lucionat d’una manera normal, sinó desbocadament, a galop i fent grans salts. I les coses, amb menys de setanta anys, se són envellides més que abans amb vàries centúries. Ha quedat curtíssim allò de Maria Antònia: Cremen sota la caldera / aspi vell, telers corcats. Quantes coses les va consumint, de nou en nou, el rodament velocíssim i incoercible dels nostres dies! Si encara són els mateixos els nostres camps i les nostres garrigues, amb els seus arbres i arbusts i amb les seves herbes, amb els seus aucells i amb la seva salvatgina, no lio són els sistemes de cul¬ tiu i de criar el bestiar, no són els mateixos els ormejos i les eines, substituïdes per maquinଠria, servit tot, massa sovint, per missatges forasters, amb la pèrdua quasi total de la nomen¬ clatura tradicional, tan nostra. I en la ciutat, una cosa semblant: noves indumentàries, nou aixovar dins les cases, nous utensilis culinaris, els electrodomèstics, nous menjars, nous deports, nous espectacles i diversions, amb noves denominacions que també han canviat enormement la fesomia de nostra llengua. Ja es sap que la llengua és un cos viu, que va creant o adoptant els orgues segons les seves necessitats. Diguem, emperò, que no sempre les necessitats són satisfetes de la manera més convenient per a la salut de dit cos. Volem dir amb tot això que la poesia que, fins quasi als nostres dies podia acudir lliurament a tots aquests, diguem-ne, tòpics de la llengua (l’expessió literària està sempre bastida damunt un ordit de tòpics, per original que vulgui esser el seu autor), ara, davant la nova realitat, es veu obligada a procurar-se nous elements. Ja sabem també que la poesia, la poesia autèntica, de dins el mateix caos es farà orde i llum i es crearà el seu propi món, bell i novell. Però el fet hi és: la crisi d’un estat de coses que restava gairebé immutable almenys des de l’edat mitjana. ¿Qui, per exemple, parlarà actualment del cor amb la mateixa emoció, amb el mateix to trist 15 o alegre d’abaiis, sabenl que és una viscera tan poc personalitzadora, que fins i lot é.'. transplan¬ table? I se n’han escrit de pàgines, se n’han fet de cancors i de lais sobie aquest òrgaii que ara no és mes que això, i és molt, el motoj de nostra sang! Darrerament, aquest estiu mateix, li ha tocat el torn a la Lluna, una altra veciada de la literatura. Però, després del famós viatge, quan Fhome l’ha tocada amb els peus i amb les mans i ha contemplat les seves vertaderes faisons, arenoses i pètries, ¿gosarà el poeta esplaí.-xr-se tris¬ tament amb ella, enamorar-se bojament d’ella per molt romàntic que encara sigui Maria Antònia Salvà no fou especialment cantora de la Lluna. La seva poesia no és gairebé mai nocturna o crepuscular. Al contrari, quasi sempre està banyada de sol mallorquí, dolç i benigne a l’hivern, implacable a l’estiu. No obstant, no hi mancarà el tòpic tradicional. Per de prompte un dels seus llihres té per títol «Lluneta del pagès», la primera cançó del qual glossa allò tan mallorquí del joc d'infants: Lluneta del pages, / jo estic dins ca-teva f i tu no ein dius res. En el mateix llíhre ens dirà, aquesta vegada una mica romànticament: Quan Vaucell, finit el dia, / calla, condormit, / i la lluna s’extasia / pel cel de la nit. En «Averanys de I0 lluna» ens descriurà bellament els diferents significats del nostre satèl.lit segons les seves diferents posicions o representacions en el cel. Als mateixos averanys de la Lluna es referix quan escriu:... o les nits de lluna / quan el girant eas duu temença al cor (EL RETORN). Un to més festiu té això altre: Les tonades de la ten a / Déu les vulgui conservar, / i les danses a la lluna / que la son fan allunyar (IB.). I un to popular en Cançons de «Sor Tomaseta»: Per meravella, de¬ juna / abans de saber parlar; / si va a la font, a la lluna, / un sant li dóna la mà (IB.). Dins una de les belles poesies DEL PLA hi encastarà la deliciosa corranda mallorquina: O el sol arrera és tornat, j o és la lluna que és sortida, / o sou vós, perla garrida, / qui llençau la claredat. Contant fil per randa la seva primera pujada a Lluc i referint-se a l’ineomparable es¬ pectable de la muntanya,, afegeix: I tot això embolcallat de llum per la lluna plena d’una nit d’estiu. I, per final, ens dirà inefablement que la lluna fou el model i)er a confeccionar l’ensaimada, la Ilepolia regina de les nostres Ilepolies: Un mallorquí del pla, veient la lluna / —es¬ blanqueïda de mirar les tofes / dels ametlers florits—■, se n’ullprenia, j i en veure-la tan blanca i tan rodona, / volgué provar de teure’n una imatge... Fra M. C., T.O.R. Se nos suplica la publicación de la siguiente carta Meredo, 27-VI-1969. Sr. Director de «HERALDO DE CRISTO». Muy estimado en el Señor: Mucho le agradeceré la publicación de esta car¬ ta en la revista que Vd. dirige, por si el tre¬ mendo problema que le expongo puede tener al¬ gún alivio por parte de algún benévolo lector que tenga medios y buena voluntad de cooperar en la ayuda a los necesitados, movido por un no¬ ble sentimiento de solidaridad humana. Soy un joven de 22 años; en el verano de 1967 he sufrido una grave meningitis y desde enton¬ ces no he vuelto a tener otra hora de salud. Soy hijo de unos humildes trabajadores del campo y mi profesión, antes de enfermar, era la misma, pero ahora ya no puedo trabajar. Desde el mo¬ mento que enfermé me encuentro sometido a tratamiento médico, gastando lo poco que mis pa¬ dres tienen y haciéndoles vivir privados de lo indispensable, tanto a ellos, como a tres herma¬ nas menores que tengo. Mi deseo era internarme en un centro psiquiᬠtrico, por ver si hay un tratamiento indicado a mi enfermedad, que controle de una vez mi tras¬ torno psíquico, pero no toigo una peseta con que pagar viajes, ni medicinas, ni nada. Si nadie me ayuda, tendré que dejar el tratamiento que ahora llevo, pues yo no lo puedo pagar por más tiempo y mi padre —que es inútil para el trabajo— só¬ lo tiene deudas a causa de mi enfermedad. Como no sé qué hacer, ni a quien pedir ayuda, me decido a escribir esta carta, abrigando la con¬ fianza de que habrá algún lector que comprenda mi situación y me ayuude algo en la recupera¬ ción del más caro y preciado de los tesoros: la salud. Si alguna persona tiene la bondai de ayudarme algo, puede dirigirse a Senén Alvarez. MEREDO. VEGADES (ASTURIAS). Esperando la publicación de mi carta y dán¬ dole las gracias por anticipado y confiando que mi angustiosa llamada tenga acogida en los co¬ razones buenos de los lectores, le saluda con mu¬ cho afecto su hermano en Cristo Senén 16 tí eijjíátu dàti^dico u iu cáñcatuf^á por Jean DANIELOU ^xiste entre los cristianos de hoy —es una de las gracias de nues¬ tro tiempo— una gran apertura al es¬ píritu evangélico. Los cristianos advier¬ ten el escándalo que se produce cuando uno se llama discípulo de Cristo y des¬ conoce su doctrina y sus ejemplos. Las acusaciones dirigidas a la Iglesia y a sus representantes de que les falta espíritu de pobreza les hieren en una época en la que tantos hombres sufren miseria y hambre. Toda apariencia de triunfalismo les ofende en el justo sentimiento de no ser en este caso los discípulos de Aquel que quiso compartir la condición de los humildes. Y, sobre todo, las fal¬ tas de caridad se presentan como el gran escándalo, ya que Cristo ha dicho; «En esto os reconocerán como discípu¬ los míos, si os amáis los unos a los otros». Pero esta misma sensibilidad hacia los valores evangélicos la explotan en oca¬ siones falsos profetas que ostentan las apariencias del Evangelio sin vivir su realidad y que, llevando pieles de oveja, son en realidad lobos rapaces. Se acu¬ sará a la Iglesia de estar de acuerdo con la sociedad capitalista. Semejante acusación supone que se comienza por identificar el Evangelio con el colecti¬ vismo. Ahora bien, aquí existe un frau¬ de. Ningim régimen de apropiación de los bienes es en sí un ideal, mientras que en todo régimen pueden subsistir abusos. Los cristianos son infieles, cuan¬ do no luchan contra tales abusos, no cuando se oponen a que cualquier siste¬ ma económico se apropie el Evangelio. Otras veces se presenta la pobreza como la privación pura y simple de al¬ gunos bienes materiales, como si tal pri¬ vación tuviera un valor en sí misma. Esto significa que se olvida que el es¬ cándalo no está en la elevación del ni¬ vel de vida, sino en la desigualdad que hace que algunas naciones obtengan be¬ neficios de tal elevación, mientras que otras se ven privadas de todo beneficio. El espíritu de pobreza auténtica implica el deber de hacer que puedan tembién aprovecharse aquellos que no gozan de la elevación del nivel de vida, no en pri¬ var a aquellos que ya lo poseen. Se tra¬ ta de una nivelación hacia arriba y no al contrario. El espíritu de pobreza no consiste en no usar de los bienes de la naturaleza y de la cultura, sino en no apropiárselos, es decir, en el aceptar el compartirlos con los otros y el verse despojados de ellos si es la voluntad de Dios. Es la palabra de San Pablo: «Soy capaz de estar en la pobreza y soy ca¬ paz de estar en la riqueza». Así, tam¬ bién las pobrezas más difíciles de acep¬ tar son tal vez menos las del dinero que las de la salud, las de la soledad de los afectos, las del fracaso profesional. Verdadero y falso triunfalismo También se acusa a la Iglesia del triunfalismo, porque ella declara que es¬ tá en poder de la verdad. Esto significa olvidar que la Iglesia nada tiene de si misma. Todo lo que ella tiene es un don de Cristo. Pero es justo que ella dé gra¬ cias a Cristo por haberla colmado con tales dones, a El en el que se hallan «to¬ dos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia». Ella no posee tales dones si no es para comunicarlos al mundo. La humildad y la pobreza de Cristo no han consistido en renegar de su condición divina, como algunos pseudo-teólogos de la «muerte de Dios» quisieran hacemos creer, sino en que, permaneciendo en su condición divina, no quiso imponerse a los espíritus con medios de prestigio, sino más bien ganando sus corazones, haciéndose servidor de todos. Así la Iglesia lo imita, no renegando de lo que ella es, sino poniéndose al servicio de todos para ganarlos a todos. Otras veces se exalta legítimamente el espíritu evangélico de amor al prójimo. Pero despreciando al mismo tiempo e ilegítimamente el otro aspecto del es¬ píritu evangélico que es el amor de t)ios. Conocemos bien semejantes 17 consejos: «En vez de ir a misa, haríais mejor en ocuparos de los po¬ bres». Dar culto a Dios ante todo, hacer a Dios presente en un mundo que se seculariza, es también una manera de servir a los pobres. Lo es porque la humanidad tiene necesidad de ayuda espiritual, y no sólo de ayuda material. Luchar con el secularismo es tma de las maneras más eficaces de servirla. Ade¬ más, ¿qué cosa sería un amor al pró¬ jimo que no os empujara a ayudarlo también en su elevación espiritual? No tendría nada que ver con la auténtica caridad evangélica. Los cristianos de hoy saben que las circimstancias del mundo, la expectación de los hombres y el llamamiento de Cristo les empuja a ima conversión al espíritu evangélico de pobreza, de hu¬ mildad y de caridad. Pero se resisten a que se confunda semejante conversión al Evangelio con la caricatura que algu¬ nos proponen. Nietzsche acusó una vez al cristianismo de ser la expresión de un resentimiento contra los valores. Esto es absolutamente falso por lo que se re¬ fiere al Evangelio auténtico. Es verdad si se aplica a las falsificaciones, del Evangelio que aquí denunciamos. (De «Ecclesia», 2-84969) FRASES PARA LA HISTORIA «Esto es un pequeño paso para el hombre, pero un salto gigantesco para la humanidad». (Armstrong al pisar la Luna). «Quienquiera que seáis y donde quiera que estéis, meditad sobre los acontecimientos de las últimas ho¬ ras y dad gracias cada uno a vues¬ tra manera». (Armstrong y Aldrin en el mensaje dirigido a todos los hombres desde la «base de la Tran¬ quilidad», en la Luna). «Esto se asemeja a los desiertos de Estados Unidos, pero tiene su propia belleza. Esto es muy hermo¬ so». (Armstrong al contemplar el paisaje lunar). «Gloria a Dios en las alturas del cie¬ lo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad», fueron las primeras palabras de Pablo VI al presenciat en el televisor, desde el obseivatorio as¬ tronómico vaticano de Castelgandolfo, la llegada del «Aguila» a la superficie de la Luna. «Honor, saludo y bendición a vos¬ otros, conquistadores de la Luna, pálida luz de nuestras noches y de nuestros sueños. Llevad a ella con vuestra viva preseivcia la voz del es¬ píritu, el himno de Dios, nuestro Creador y nuestro Padre. Nos esta¬ mos cerca de vosotros con nuestros deseos y con nuestras oraciones. Os saluda con toda la Iglesia católica el Papa Pablo VI». (Mensaje de Su Santidad a los astronautas). «Al hablarnos desde el mar de la Tranquilidad nos inspiráis a redo¬ blar nuestros esfuerzos para traer la paz y la tranquilidad a la Tierra. Por un momento de incalculable va¬ lor en toda la historia de la huma¬ nidad, todos los habitantes de la Tierra son realmente un todo». (Pa¬ labras del Presidente Nixon en la conversación mantenida con Arms¬ trong y Aldrin). el hombre pudiese avanzar en el interior de sí mismo como en el exte¬ rior y lograra abolir las barreras inte¬ riores que separan y dividen los indi¬ viduos y los pueblos y que tienden en gran parte a una organización irracio¬ nal de la comunidad humana, la po¬ tencia de su genio limitaría las distan¬ cias entre ellos como hoy limita las distancias en el universo». (René Maheu, director general de la Unesco). 18 JUVENTUD ACTUAL Y IV LA JUVENTUD COMO INSTRUMENTO DEL CAPITALISMO Y DEL COMUNISMO Escribe: fray rojo Comencemos hoy con unas afirmacio¬ nes aceptadas por casi todos los espe¬ cialistas en problemas juveniles, que nos servirán como resumen de lo que has¬ ta ahora llevamos publicado sobre este tema: a) Nuestra juventud está desquicia¬ da. b) Los mayores —^padres o educado¬ res—no saben orientarla. c) Nuestra juventud, en gran parte, ha perdido la capacidad para discernir entre el bien y el mal y, por lo tanto, no sabe diferenciar «lo que le apetece» de «lo que le conviene». d) Esto la está llevando a un calle¬ jón sin salida que todos vemos; pero de donde no sabemos sacarla. Ahora vamos a ver qué demonios es eso del capitalismo y del comunismo, de que tanto se habla y tan poco se sa¬ be. El CAPITALISMO es el régimen so¬ cial fundado en la propiedad privada de los capitales y en la libertad de oferta y demanda, tanto para trabajar como pa¬ ra comprar y vender; con la consiguien¬ te secuela de la competencia, que va ha¬ ciendo engordar al más fuerte o al me¬ jor y debilitando al más débil o al peor. De ahí las clases sociales que en este sistema se crean. EL COMUNISMO, por su parte, es el sistema social contrario, ya que tiende a establecer la comimidad de bienes, con abolición del derecho de propiedad privada y, por consiguiente, de la liber¬ tad de oferta y demanda y de la com¬ petencia. A diferencia del socialismo —ique pretende esto mismo a través de medios democráticos—, imo de los pos¬ tulados fundamentales del comunismo es la implantación de su doctrina a tra¬ vés de la revolución si es preciso. Los dos sistemas predican cosas muy bonitas. El capitalismo, la libertad. El comunismo, la igualdad. Lo malo es que, en los países capitalistas, los úni¬ cos verdaderamente libres son los que detentan el poder económico; mientras que, entre los comunistas, sólo conocen la igualdad los que detentan el poder político. Y recuerden ustedes los fabulo¬ sos medios con que cuenta hoy en día el poder. Medios bélicos, propagandís¬ ticos, sicológicos, técnicos... Estos dos mundos, tan opuestos ideo¬ lógicamente y tan iguales en cuanto a la opresión del débil por el fuerte, bus¬ can la misma finalidad: el dominio uni¬ versal. Así, pues, junto al enfrentamien¬ to ideológico tenemos también el enfren¬ tamiento militar. La diferencia que a nosotros nos inte¬ resa viene ahora, al estudiar los medios que emplean para captar y atraer a la iuventud. Porque no olvidemos que ésta es su arma fundamental para combatir¬ se y, al mismo tiempo, la reserva huma¬ na de ambos sistemas. Como hemos podido ver, el CAPITA¬ LISMO necesita vender mucho y produ¬ cir a bajo precio para ganar mucho. Y, para vender mucho, hay que gastar in¬ gentes cantidades en propaganda. Y pa¬ ra que la propaganda sea rentable —^piensen que en España, país subdesa¬ rrollado aún, hay unos CIEN grandes firmas comerciales que gastan más de 250 MILLONES DE PESETAS ANUALES en propaganda cada una— ha de ani¬ quilar la voluntad de los compradores en potencia. Y ese aniquilamiento se realiza en dos frentes: insistiendo y erotizando. Conforme la juventud se va sexualizando más y más, su voluntad va per¬ diendo capacidad de reacción ante los estímulos exteriores e interiores, CON LO QUE LA PROPAGANDA —realizada con la adecuada carga sexual como pa¬ ra interesar a esa juventud erotizada—s SERA PERO QUE MUY RENTABLE. 19 Los sicólogos actuales saben mucho so¬ bre todo este tejemaneje... Para confirmación de esta breve ex¬ posición, pueden leer a Salvador Saga- seta en «Características esenciales del fenómeno de la propaganda», CUADER¬ NOS PARA EL DIALOGO, XV extraordi¬ nario, julio, 1969. Una juventud sexualmente aborrega¬ da comprará el último disco, la última moda, la última bebida la última fotonovela, verá la última película —con más escenas de alcoba que la penúlti¬ ma—, etCv, etc., etc. Al COMUNISMO no le interesa este sistema. Una juventud destrozada y ani¬ malizada por la sexualidad es una mer¬ cancía sin apenas valor para los marxistas-leninistas, ya que a una juventud en esas condiciones le importa im pimien¬ to la lucha de clases y la revolución uni¬ versal, puesto que con saciar sus ins¬ tintos más primitivos tiene bastante. Ellos —^LOS COMUNISTAS—, ataca¬ rán por otro lado: alimentando y robus¬ teciendo los instintos de odio. Merced a otra propaganda alienante, sagazmente promovida desde Moscú, harán creer a la iuventud que el mundo occidental —TODO EL MUNDO OCCIDENTAI^, es militarista, fascista, imperialista, reaccionario, clasista, esclavizante y monstruoso, por lo que habrá que des¬ truirlo antes de que los inocentes biznie¬ tos de don Carlos MarK, sean aniquila¬ dos por sus inmundas garras. Por eso los norteamericanos están desesperados en Vietnam, comprobando cada día có¬ mo tienen que enfrentarse, en la mayo¬ ría de sus operaciones bélicas a desgra¬ ciados muchachos de 15 a 18 años. Y ahí tenemos a la mayor pa^-te de nuestra juventud actual, revolcándose en el desenfreno o luchando hasta la deses¬ peración; convertida en carne de cañón por los bastardos intereses de unos di¬ minutos grupos de presión que viven acá o allá del telón de acero. Un día —una hora—. esa juventud ve la luz. Querría quitarse las cadenas. Se revuelve. Grita. Pero está desarmada ante im poder con armas hasta los fren¬ tes. De todas clases ya lo hemos dicho. Además, está corrompida, sin fuerza, sin fe, sin ilusión. El desfile de unos cuan¬ tos tanques y otra buena dosis de pro¬ paganda bien administrada hará lo de¬ más. Lo importante es que se habrá des¬ fogado durante una temporada, y a la mañana siguiente volverá al borreguismo cotidiano hasta que sus amos les PERMITAN una nueva «expansión aní¬ mica». Mientras tanto, los viejos y los tontos —que nada comprenden—, y los cobar¬ des y fariseos —que nada quieren com¬ prender—,, seguirán rasgándose las ves¬ tiduras «porque nuestra juventud está perdida...». Por eso determinadas personalidades cristianas están intentando el único re¬ medio posible: luchar en la sombra por formarse y formar a cuantos tengan junto a sí con el fin de escalar puestos en la sociedad y conseguir ir llegando a los lugares de mando. Por eso dichas personalidades y movimientos —que ca¬ da cual piense en los que conozca—. son tan atacados por unos y otros. Se les llamará «masonería blanca», «nueva In¬ quisición» «contrarrevolucionarios» y muchas cosas más; se les cerrará el pa¬ so a cal y canto, se les perseguirá, se les intentará aniquilar física y moralmen¬ te..., pero terminarán tritmfando si su fe no les falla. Porque esas oligarquías —CAPITALISTAS o COMUNISTAS—, tan fuertes, tan poderosas, tan omnipo¬ tentes, que han conseguido que la «Po¬ pulorum Progressió» —la Encíclica de Paulo VI donde a ambas se las pone en solfa mucho más fuerte y profimdamen- te que en este pobre artículo—, caiga en el más espantoso de los vacíos..., tienen un resquicio, un fallo. Sólo uno..., pero fundamental: desconocen la gracia de Dios sobre la voluntad de sus hijos cuando éstos se deciden a actuar con¬ fiando en El. Pero esto es ya harina de otro costal y pertenece a un próximo artículo. Próximo trabajo: Los asombrosos efectos de los estí¬ mulos sexuales y revolucionarios sobre nuestra juventud. La prensa católica — escribió Juan XXIII — «es uno de los medios más poderosos de que se puede servir la palabra de Dios para llegar a los hoga¬ res y hacerse comprender y amar » EL HERALDO DE CRISTO es prensa católica. ^; 20 ESTOS SON LOS TRES PADRES DEL «MILAGRO DE LA LUNA» • Von Braun, creador de la cohetería espacial. • Houbolt, o el planificador. • Draper, un genio de la navegación espacial. on Braun, Houbolt, Draper: tres nom¬ bres únicos, tres cerebros de super- dotados, tres genios cuya fama atravesará los siglos y las fronteras de los planetas de nuestro sistema solar. No olvide estos nom¬ bres, lector. Ya verá cómo en estos años de por delante nos hablarán de ellos hasta en la sopa. Se trata de los verdaderos genios que han hecho posible la gigantesca empresa de po¬ ner al hombre en otro mundo, en la Luna. Han sido los causantes de la más grande aventura de la humanidad. Han logrado que la raza humana haya alcanzado uno de los puntos culminantes, el momento más por¬ tentoso quizá, en la evolución de la vida sobre nuestro planeta. A partir de ellos se puede hablar ya de que los habitantes de la Tierra han dado el primer paso para su dispersión por el sistema solar. Estamos hablando de los tres «padres» del increíble milagro. Von Braun es el genio por excelencia de quien se viene hablando desde hace casi treinta años. Houbolt y Draper son otras dos figuraos, otros dos monolitos de la inteligencia humana, que sobresalen cons¬ picuamente entre el centenar de nombres que más o menos directamente han contri¬ buido en los esfuerzos de llegar hasta el único satélite natural de la Tierra. Hay que descubrirse ante ellos. Hay que ponerse serio y tocar con riguroso respeto el tema de estos tres grandes cerebros aca¬ démicos que han hecho cierto lo que hasta hace pocos meses era simplemente un sue¬ ño de poetas lunáticos. Este trío, en pocas palabras, ha dado res¬ puesta a las tres incógnitas que durante si¬ glos hicieron imposible la llegada a la Luna: 1) La construcción de un cohete impulsor. 2) El plan a seguir en el vuelo; y 3) La for¬ ma de guiar la nave espacial hasta la Luna. UN ALEMAN ACAPARADO POR LOS NORTEAMERICANOS Wernher Von Braun, el científico alemán que fue «acaparado» por los americanos al final de la segunda guerra mundial, tenía solamente ocho años cuando pensó por vez primera en la posibilidad de llegar a la Luna. Estaba estudiando un ejercicio rutinario de violín en el castillo de su madre, la baro¬ nesa Von Quistorp de Prusia, cuando esta mujer, aficionada a la astronomía, le trajo como regalo un pequeño telescopio. Por la noche, el pequeño Von Braum salió a su bal¬ cón privado y enfiló el instrumento hacia la Luna. «Qué cercana está. Es increíble. Al¬ gún día iré hasta allí». Esta exclamación del científico alemán es rigurosamente histórica y quizá profètica. Von Braun, a sus cincuen¬ ta y seis años, todavía insiste en que algún día pondrá también él sus pies en la Luna. Dos décadas y una guerra mundial más tarde, Von Braun llegaba a los Estados Uni¬ dos con la etiqueta de ser el mejor y casi el único experto mundial en cohetería. Du¬ rante ese período, increíblemente interesan¬ te de la historia europea, el conocido crea¬ dor de los V-2, en la segunda guerra mundial, estuvo a punto de cambiar por vez primera la historia de la humanidad. Von Braun todavía iba a la escuela en Prusia. Su padre era ministro de Agricultura de la República del Weimar. En el colegio se hizo amigo de varios muchachos aventu¬ reros con preocupaciones científicas. Uno de ellos se llamaba Hermann Oberth, que in¬ ventó la teoría del motor-cohete. En un lago, a las afueras de Berlín, empezaron juntos a hacer experimentos. Corría el año 1932, uno antes de la llegada de Hitler. Von Braun en¬ tró en el Ejército y con varios oficiales ale¬ manes siguió haciendo experimentos y ha¬ ciendo campaña en favor de sus teorías. En el Ejército se rieron de él. Sus planes y pro¬ yectos, minuciosos y avanzadísimos desde el punto de vista técnico y logístico-militar, fueron rechazados. Afortunadamente, sólo fue cuando ya Hit¬ ler estaba con la espalda en la pared durante la famosa batalla de Inglaterra, que el dicta¬ dor nazi acudió a Von Braun para que empe¬ zara a construir los temidos V-2, que tan im¬ portante papel jugaron en el último año del conflicto. Un año antes... y Hitler hubiera ganado la guerra. Los historiadores americanos dicen que cuando el primer V-2 estalló sobre Londres, el 16 de junio de 1944, Von Braun hizo este comentario: «Es un gran éxito, pero ha caí¬ do sobre un lugar equivocado». Von Braun —un detalle que no se menciona muy fre¬ cuentemente— era por entonces miembro de las S. S. alemanas. Pero, por lo visto, no co¬ mulgaba demasiado con las ideas hitlerianas. En febrero de 1944 la Gestapo le echó el guante encima y lo metió en prisión por ha¬ ber criticado el uso de su cohetes, que, se¬ gún el propio científico, no habían sido idea¬ dos como arma, sino como vehículo espacial. Este corresponsal, ciertamente ha escu¬ chado en persona, de labios del propio Von Braun, lo siguiente: «¡Qué triste que el pro- 21 greso científico sea más rápido cuando las naciones se enzarzan en luchas y guerras! Por vez primera en la historia, un programa no militar está logrando una demanda sufi¬ ciente de inteligencia y de ingeniosidad hu¬ manas.» TAMBIEN LOS RUSOS QUERIAN LLEVARSELO Cuando Von Braun, el científico que parti¬ cipó en proyectos clave de la Alemania nazi, llegó a los Estados Unidos, aquí se produje¬ ron alaridos de protesta. Pero la verdad es que también los rusos se lo quisieron llevar, y no precisamente con cartas finas de invi¬ tación. Von Braun, sin embargo, prefirió a los aliados y facturó todo el equipo de cohe¬ tes, colaboradores y científicos —hasta 63— en el pueblecito donde trabajaban, cerca del Báltico: Peenemunde. Cuando los rusos lle¬ garon al pequeño y escondido villorrio no encontraron a nadie. Cruzaban ya el Atlán¬ tico. Los americanos enviaron a Von Braun a su centro secreto de experimentos del Ejército en White Sands (Arenas Blancas), Nuevo Méjico. Sus 63 compañeros llegaron des¬ pués. Y también los 300 camiones de equipo y secretos que lograron sacar de Alemania. Hasta la guerra de Corea, los americanos prácticamente no les dejaron ni abrir la bo¬ ca. Después, repentinamente, la idea de los cohetes de largo alcance, de los misiles y de las armas intercontinentales entraron en escena. En este momento, el Ejército «trans¬ portó a Von Braun y a su equipo hasta Hunts¬ ville (Alabama), en donde se construyó una base de misiles y se iniciaron los trabajos del espacio. Aquí nacieron después el «Sa¬ turno V», los centros de Houston, cabo Ken¬ nedy y el disparo hasta la Luna. A los cincuenta y seis años Von Braun im¬ presiona por su contextura atlética. Se ha di¬ cho que cuando pega un resoplido para res¬ pirar se produce un vacío a su alrededor. Esta es una de tantas leyendas sobre un hombre excepcional que es, a la vez, además de lo que hemos dicho, piloto, esquiador, submarinista, montañero, pianista, violinista, filósofo, escritor y hasta teólogo. ¿El tema decisivo de nuestro tiempo?, le preguntamos hace dos años en nuestro pri¬ mer viaje a Cabo Kennedy, cuando el pro¬ grama de los «Gemini». «Yo diría —nos respondió— que es la te¬ rrible cuestión de cómo la raza humana va a emplear sus conocimientos. La ciencia, en sí, no tiene reglas ni medidas éticas. Es co¬ mo las drogas. No son ni buenas ni malas. Lo mismo pasa con el poderío nuclear: pue¬ de arrasar las ciudades de todo el mundo o puede crear un «nuevo renacimiento». Y la tecnología espacial puede, de idéntica for¬ ma, lograr lo mejor de nuestra raza humana o imponer el terror sobre nuestras casas y nuestras vidas». TRAZO EL PLAN PARA DAR EL SALTO Construido el cohete impulsor, faltaba un plan concreto para dar el salto. ¿Cómo va¬ mos hasta la Luna? ¿Directamente? ¿En eta¬ pas, con escalas? ¿Con una nave y un cohe¬ te lo suficientemente resistentes como para llegar directamente desde la Tierra a la Lu¬ na sin necesidad de atraques en el espacio o apoyo de otros vehículos durante el viaje? La N.A.S.A. discutió durante meses la for¬ ma concreta de hacer el histórico viaje. De un plan o de la aceptación del opuesto de¬ pendía el éxito de la misión y, sobre todo, la importante cuestión de batir a los rusos y llegar antes de 1970 a aquel satélite, como Kennedy había augurado. Houbolt fue esta vez el genio insustituible. En la N.A.S.A. insistían machaconamente en lo de construir un gran cohete y hacer el viaje directo con una gran nave que fuera capaz de despegar por su cuenta desde la Luna para regresar a la Tierra. Otro plan proponía ensamblar en una órbita terrestre una nave lo suficientemente potente para lo¬ grar también, luego, el decisivo despegue desde la superficie lunar. El doctor John C. Houbolt, jefe de mecᬠnica teórica de la N.A.S.A. e ingeniero por educación, introdujo el revolucionario plan de la cita de dos naves en una órbita lunar. Tenía más elementos de riesgos, pero ade¬ lantó la faena y los esfuerzos en quizá cinco años. Este proyecto recibió el nombre cifra¬ do de «Lor», cuyo significado quiere decir simplemente que se quería alcanzar la Luna por medio de una cita en aquella atmósfera sin casi aire. Se rieron muchos colegas del doctor Houbolt, pues su plan era totalmente imprevisto. Dos años le costó la batalla de convenecr a la N.A.S.A. y hasta tuvo que amenazar con dejar su puesto. En 1962 las jerarquías más altas de la agencia espacial inclinaron la cabeza y... acertaron. A Hou¬ bolt concretamente se le debe la primacía lunar de los Estados Unidos —en el tiem¬ po— sobre la Unión Soviética. EL TERCER PADRE La forma de navegar por el espacio se ha convertido en un arte de computadores. Y el diseñador o creador de esta nueva ciencia ha sido un viejo de sesenta y siete años que dirige el laboratorio de instrumentación del Instituto Tecnológico de Masachusetts. Se trata del doctor Charles Stark Draper, la autoridad mundial en los sistemas de guía o navegación por inercia. Este campo, lector, es posible que usted no lo entienda. No se desanime: yo tampoco lo entiendo. Pero no obstante, le puedo adelantar algo intere¬ sante. El doctor Draper, tercer «padre» indiscuti- 22 D. PEDRO J. BARCELÓ A la edad de 84 años, día 30 del pasado mes de julio expiró plácida¬ mente en Palma, D. Pedro J. Barceló Oliver. Alma buena y dotada de exce¬ lentes cualidades, el extinto brilló como catedrático de la Escuela de Artes y Oficios y de la Normal, como periodista y crítico musical y de arte y, sobre todo, como notabilísimo pintor. En este último aspecto le unían es¬ peciales relaciones con nuestra Provincia Franciscana. Queriendo ésta ob¬ sequiar con una pintura del Bto. Ramón Llull al Papa Pío XI, con motivo de la exposición misional celebrada en Roma en el año jubilar de 1925, se abrió un concurso entre pintores y fue elegido el proyecto del Sr. Barceló para la ejecución del mencionado cuadro de nuestro famoso misionero ma¬ llorquín. La obra del Sr. Barceló causó gran admiración a Pío XI y a cuan¬ tos pudieron contemplarla. La figura central y los cuadros laterales han sido reproducidos innumeraoles veces en libros, periódicos y revistas. Obra asimismo de D. Pedro Barceló son los cuadros murales de tema franciscano-misionero que adornan el ábside de nuestra iglesia de San Francisco de Waco (Texas, EE. UU.), igual que el monumental Viacrucis colocado en las paredes laterales de la misma iglesia. También dichas pinturas son vivamente admiradas por todos los que visitan aquel templo. Conceda el Señor el descanso eterno al que fue nuestro buen amigo. RDO. SR. D. JOSE BAUZA, PBRO. Colmado de méritos, a pesar de no ser aún de edad avanzada, día 20 del pasado mes de agosto abandonó este valle de lágrimas el virtuoso sacerdote, terciaario de San Francisco, Rdo. Sr. D. José Bauzá Gayá, Pbro. La enfermedad que le llevó a la tumba fue la última purificación que exigió el Señor a su siervo bueno y fiel, antes de admitirle al gozo eterno. D. José Bauzá nació en Villafranca de Bonany en 1907. Fue ordenado sacerdote en 1930. En todas partes donde ejerció el sagrado ministerio dejó una muy marcada estela de bondad y de toda clase de virtudes hu¬ manas y sacerdotales. Su generosidad era notabilísima. Como terciario res¬ pondió siempre a toda demanda de ayuda para cualquier obra de carácter franciscano o apostólico. Fundó una beca para el Seminario Diocesano y otra para nuestro Seminario Seráfico. Ultimamente había invertido todos sus bienes en la construcción de la iglesia de Cala Moreya (STIIot, Ma¬ nacor). En la Residencia Sanitaria de Son Dureta, donde como capellán pasó la postrera etapa de su vida y de ministerio era conocidísima su caridad para con los enfermos, visitándolos, asistiéndoles y consolándolos. Lo hemos dicho al principio: una vida llena de bondad y de merecimientos, coronada por los adquiridos en su última enfermedad sufrida de modo ejemplarísimo. A su hermano M. R. P. Antonio Bauzá. T. O. R., y a toda su familia, nuestra sentida condolencia. ble del viaje del hombre hasta la Luna, es quien dirige, ha diseñado y concebido todo el sistema de telescopios, sextantes, plata¬ formas y equipos de computadores que dan las referencias de la inercia y de la situa¬ ción exacta donde se encuentran a cada mi¬ nuto los tres astronautas, hacia donde se dirigen y a qué velocidad van. Sin este genio, el disparo de un cohete o de una nave espacial se traduciría exclusi¬ vamente a eso: a un disparo. El cuerpo lan¬ zado hacia arriba se perdería en el infinito. Con él, todo el capazo de sistemas, equipos. máquinas, instrumentos, controles y demás parafernalia espacial han llegado a un punto, tan increíble de precisión que los astronau¬ tas pueden —si es que quieren— volar a la Luna y regresar sin la ayuda de todos los técnicos y controladores humanos que les siguen desde aquí abajo, en la Tierra. Den¬ tro de sus cápsulas espaciales —el «Colúm¬ bia» y el «Aguila»— llevan todo lo necesario para realizar uno de los sueños más viejos de la humanidad: el salto a un mundo dife¬ rente. 23 Vagina del terciario LA TERCERA ORO EN FRANCISOANA NO ES: • Un seguro de vida espiritual. ® Un contrato para amontonar indulgen¬ cias, por mucho bien espiritual que reporten éstas. • El Francisco del parque de Jos pája¬ ros. • La jocosa imagen del fraile de histo¬ rietas cómicas. • Una sociedad de damas o caballeros para la beneficencia. • Un ambiente para hablar de acción. • Un refugio para protegerse del cam¬ bio de corrientes. • Una asociación para sentirse santo y salvado una vez al mes. • Una imitación externa de Cristo. • Un grupo de recaudadores de fondos para los proyectos de la Orden Prime¬ ra o Tercera Regular. ES: O Una Comimidad fraterna, • viviendo en espíritu de penitencia; • sirviendo a la Iglesia y a la sociedad; • abierta siempre a Dios y a los hom¬ bres; • identificada con el «anavdm», el pe¬ queño y el pobre; • dirigida siempre a su Pastor para de¬ cirle humilde y sinceramente; «¿En qué puedo ayudar?»; • llevando paz y bien a la Iglesia en la confusión; • dando un testimonio claro de audaz vivencia del Evangelio al estilo de Francisco de Asís. EXCURSIO N A ROMA Siguiendo exactamente ei itinerario anun¬ ciado previamente por «HERALDO DE CRIS¬ TO», las Fraternidades Seglares Francisca¬ nas de Inca y Manacor viajaron a Roma y otros lugares de Italia, Francia y España. Se salió de Palma de Mallorca la noche del 23 de Junio. La mañana del 6 de julio, los 70 miembros de la expedición pisaban nueva¬ mente tierra mallorquina. Los Rdos. P. Miguel Colom, T.O.R., y D. Ramón Riera, Pbro., Directores de la T.O.F. de Inca y Manacor, respectivamente, estu¬ vieron al frente del sin par viaje. Sin par, es¬ cribimos, porque estamos seguros de inter¬ pretar el sentir de cuantos tomaron parte en él, y porque no podemos dudar en aplicaKe el merecido calificativo de éxito. Y en todos los aspectos. Entre los diferentes lugares y ciudades vi¬ sitados, Barcelona, Gerona, Montpellier, Mar¬ sella —con subida a su bellísimo Santuario de Notre-Dame de la Garde—, Costa Azul, Mónaco, Riviera Italiana y Génova, Pisa y Florencia, Asís y La Porciúncula, Rímini, Pa¬ dua y Venecia, Milán y Turin, etc., destaca sobremanera ROMA, la Ciudad Eterna que conservará siempre su señorío tanto en lo espiritual y católico, como en lo histórico y artístico. Creemos sinceramente que también en es¬ to están de acuerdo los excursionistas. Uná- nimamente nos lo dijeron una y otra vez: «Nunca se nos borrará la impresión de dos actos: la misa de comunión en la pobreza y estrechez de las Catacumbas de San Calix¬ to, en la capilla del Papa San Melquíades: y la otra misa, la del Papa Pablo VI», seguida y oída muy de cerca, en inniejorables con¬ diciones de comodidad, dentro del marco grandioso y majestuosísimo de la Basílica de San Pedro del Vaticano, precisamente en la fiesta del Apóstol y en el 6.° aniversario de la Coronación del actual Vicario de Cris¬ to. Desde el punto de vista franciscano, el viaje alcanzó un peculiar encanto al hacer la visita a Asís. Hubo misa concelebrada en la Basílica de Santa Clara, y cantamos comu¬ nitariamente junto al sepulcro de nuestro Padre San Francisco, en la cripta de la tri¬ ple Basílica Patriarcal, incomparable museo de arte. Y no menos emotivo fue ir a La Porciúncu¬ la, la Basílica de nuestra Señora de los An¬ geles, dentro de la cual está, como precio¬ sísima alhaja en un grandioso joyero, la vie¬ jísima capillita restaurada por Francisco, considerada como madre de la Orden Fran¬ ciscana y tan conocida asimismo como lu¬ gar del llamado «Perdón de Asís» o del «Ju¬ bileo de La Porciúncula». En definitiva, un viaje espléndido con hon¬ das vivencias católico-franciscanas. 24 DE DULCINEA A ALDONZA f~^s lo que le ha pasado a la Luna. Y ^con ello no queremos echar una ducha de agua fría sobre los tres astro¬ nautas, o lunautas, que acaban de reali¬ zar la maravillosa proeza que ha asom¬ brado al mundo. Ellos no tienen la culpa. Pero es el caso que a nosotros los poe¬ tas la famosa aventura nos ha hecho la pascua. No es que ya no nos lo temiése¬ mos. Tantos requiebros, tanto hacerle el amor, tanto soneto, tanto lloro, y Selene sin decir nunca esta boquita es mía. Allá en el cielo, siempre con su marmó¬ rea frialdad, siempre con su pal dez marfileña, recorriendo imperturbable¬ mente su camino, sin pararse ni un momentito para cambiar una sonrisa con sus eternos enamorados, una lágrima de simpatía con los que tan cordialmente la endechábamos. Nada nada de todo eso. Lo temíamos, pero no queríamos creer¬ lo. Pero ahora, con lo del viaje, en tan mala hora para nosotros emprendido, nos hemos topado con la realísima rea¬ lidad, con el hecho incontrovertible. ;.Y aué ha sucedido? Que no hay nada en absoluto de todo aquello de luna lunera ni de polisón de nardos u otros quimé¬ ricos atuendos. La sin par Dulcinea, la hasta ahora hermosa dama de nuestros nensamientos, en una malhadada noche de julio, se ha desencantado y se ha tor¬ nado la aldeana Aldonza. Mucho menos aún. Al fin y al cabo Adonza Lorenzo era una labradora de muy buen parecer. Pe¬ ro la Luna... Un rostro cubierto de un vulgar polvillo oue oculta una niel du¬ rísima, no se sabe muy bien aún si de basalto o de piedra berroqueña. De to¬ dos modos, un asco de cara. Y ahora ¿a quién vamos a cantar? Pues no todos nos sentimos inclinados a endilgarle versos ilíricos (perdónese el retruécano) a la mugre o cochambre so¬ cial, por muy de moda que ello esté. Por otra parte la Luna era un precioso re¬ curso para aquellos a quienes im com¬ promiso de mayor monta veda amoro¬ sas efusiones literarias con seres más cercanos que nuestro satélite. Pues a los poetas les pasa lo que a los caballeros andantes, que han de buscarse una da¬ ma de quien enamorarse; «porque el ca¬ ballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto, cuerpo sin alma». Pe¬ ro ahora, después de todo lo que ha pa¬ sado, cuando no sólo se ha descubierto que es fea, sino que se le ha pisado ale¬ vosamente la cara y hasta —^lo leimos en un periódico, nosotros no lo vimos— uno de los lunautas osó salpicarla no precisamente con agua de rosas, ¡cual¬ quiera se enamora de la Luna! Y la Luna no tiene sustituto o sustitu- ta. Pues, ¿qué? ¿Le vamos a cantar a Marte? ¡Cal Si casi nadie ya le quiere. Sólo le hacen un poco de caso en tres puntos muy aislados de nuestro mísero globo: en Vietnam, en Nigeria-Biafra y en el Oriente Medio. Por otra parte. Ve¬ nus está, ya desde antiguo, moralmente muy desacreditada. Por de pronto tuvo siempre fama de muy tacaña, no dando nunca un cuarto a ganar ni a modistos ni a modista®. En cuanto a la Venus de hoy, si bien de momento no tan exnedi- tiva en lo referente a vestido, es. dicen, mucho más desvergonzada, provocativa y venal que la antigua. En fin, que los poetas nos encontra¬ mos en un gran apuro al no poder can¬ tar a la que era la dama de nuestros sueños y desvelos, la Dulcinea de nues¬ tro amorosos pensamientos. Sólo los nerros, que viven en un envidiable re¬ traso respecto del hombre, podrán con¬ tinuar ladrando a la Luna. Pero nos¬ otros... ni a la Luna ni al lucero del alba. PARTIERON HACIA LA CASA DEL PADRE CORRAL DE ALMAGUER.-18 junio D. Eusebio Real Capitán, padre de Sor Portaceli de la Anunciación y Sor Eusebia del Espíritu Santo, Religiosos Franciscanas. INCA.-D. Juan Dumpert Srütting (octubre 1968); D. Juan Capó Prats (14 mayo); D.° María Vidal Socías (28 junio); D.° Ana Vallorí Vallorí (5 julio); D.° Antonia Rayó Reinés (19 julio); D.“ Catalina Se¬ guí Fiol (24 julio) y D.° Catalina Pujadas Truyols (31 julio). Todos fue¬ ron miembros de la T. O F. Piadosísimo Jesús, concédeles el descanso eterno. 25 bibliografía Domingo Mateu Conti Bernat Vidal i Tomàs PREGO DE SETMANA SANTA. Parròquia de Sant Mateu Bunyola 1968 i 1969, respectiva¬ ment. Bunyola és un poble culturalment i artísticament progressiu. Podríem citar molts de fets que en són una prova; les agrupacions folklòriques, musicals i tea¬ trals, les freqüents exposicions de flors, pintura, escultura, fotografia, els cursets de conferències, Texcursionisme, etc. Una altra demostració és el costum, fa dos anys introduït, del Pregó de Set¬ mana Santa. Qualcú retreurà, tal vega¬ da, l’exotisme de dit costum (diguem que no totes les coses exòtiques són re¬ probables); però el fet és que dit Pregó ha donat lloc a l’elaboració de dues pe¬ tites peces literàries de molta vàlua, que ha editat la prestigiosa imprenta Mar¬ quès, de Sóller. El Pregó de Domingo Mateu, prevere bunyolí, ve a esser una evocació bíblica, evangèlica i històrica del Misteri Pas¬ qual, amb cert caràcter social, que dela¬ ta im esperit jove, modern, i que insinua la protesta, evitant, emperò, la demagò¬ gia. El Pregó acaba amb uns bells crits d’esperança. El de Bernat Vidal, el conegut literat santanyiner, partint de la festa del Ram, se fixa en el caràcter litúrgic de l’olive¬ ra i de l’oli, arbre i producte típics del terme de Bimyola. Entre moltes altres evocacions històriques i literàries, al co¬ mençament ens recorda la famosa poe¬ sia de Pons i Gallarza, «1/olivera mallor¬ quina». Inclou també el seu treball una merescuda lloança a les actuacions de la «Coral de Bunyola». Stanislas Breton LA MISTICA DE L.\\ PASION La doctrina espiritual de San Pablo de la Cruz. Versión castellana de Herminio Gil, C. P. - 12,2 X 19,8 cm. Rústi¬ ca, 150 ptas. U.S. $ 2,14. Edito¬ rial Herder, Barcelona 1969. Una obra de esta índole no podía en¬ contrar un escritor mejor preparado que el padre Breton, doctor en filosofía to¬ mista, con un brillante historial docen¬ te, tanto en Francia como en Roma. Es¬ ta actividad pedagógica ha cosechado también excelentes frutos en numerosos artículos de investigación filosófica, es¬ pecialmente en sus interesantes estudios referentes al existencialisme, de validez internacional, que han sido impresos en diversas revistas europeas y americanas. H. C. Vi? Matthias J. Scheeben NATURALEZA Y GRACIA Biblioteca Herder, volumen 106. Sección de Teología y Filosofía. 14,4 X 22,2 cm. - 364 páginas. Rústica, 250 ptas. U.S. $ 3,57 Tela, 300 ptas. U.S. $ 4,28. Editorial Herder. Barcelona, 1969. La Editorial Herder, que hace años editó en castellano «LOS MISTERIOS DEL CRISTIANISMO», presenta ahora un nuevo título de este autor: «NATU¬ RALEZA Y GRACIA». En él Scheeben ofrece un sistema racionalmente cohe¬ rente y teológicamente bier tratado del ser sobrenatural. Se trata, por tanto, co¬ mo dice el mismo Scheeben, de «desarro- 26 llar conceptualmente la doctrina de la gracia» como realidad primera de todo el orden sobrenatural y de la sobrenatu¬ raleza. Como el resto de sus obras, también ésta se caracteriza por su solidez con¬ ceptual y su coherencia, en una palabra, por la potencia especulativa de Scheeben, lo que no impide que veamos en ellas los vuelos místicos de su pensa¬ miento. Son éstas precisamente dos cua¬ lidades que quiso oponer a las tenden¬ cias entonces en auge: el ansia de razón, sistema y «ciencia», y el naturalismo ciego para lo sobrenatural. — H. C. Natural —He oído hablar de un recién nacido alimentado con leche de elefante que, al año, pesa dos quintales. — ¡Pero será un monstruo! -No;es un elefante. Hans Moritz LA FAMILIA Y SUS VALORES FORMATIVOS. 12,2 X 19,8 cm. - 208 páginas. Rústica, 150 ptas. U.S. $ 2,14. Editorial Herder. Barcelona, 1969. En el transcurso de los últimos 150 años se ha visto privada la familia —co¬ mo consecuencia de la industrialización— primeramente del padre, y luego —ya en lo que va de siglo— de la madre, de¬ bido también al trabajo de la mujer y a su creciente participación en las tareas sociales. Este proceso de descomposi¬ ción de la familia ha alcanzado carta de ciudadanía y legitimación teórica, mer¬ ced a la concepción naturalista del hom¬ bre, del matrimonio y de la herencia, di¬ fundida desconsideradamente por los que se creen legítimos intérpretes de la ciencia o abogados de la emancipación. Hans Moritz, conocido especialmente en el terreno de la pedagogía familiar y de la pedagogía social, analiza detenida¬ mente la situación de la familia en nues¬ tra época, su virtualidad educativa, sus limites y las dificultades con que tropie¬ za actualmente. Nuestra revista recomienda las obras anteriores. — H. C. tres Conciencia A un maldiciente le preguntan: -¿Por qué habla usted tan mal de sus amigos? —Porque no me gusta hablar sino de (o que conozco bien Uno ourrealista Un amigo va a visitar a otro que vera¬ nea en un pueblecito. Están conversando, cuando pasa un pe¬ rro en bicicleta, que levanta una de las pa¬ tas que lleva sobre el manillar y saluda con alborozo. El visitante lo contempla asombrado. — No te extrañes — le dice su amigo—; en un pueblo tan pequeño nos conocemos todos. Abordaje cumplido Dos amigos, desde la mesa del café, ven el paso de la gente por la calle y hacen comentarios. -Mira aquella mujer que viene allí. —Sí. Ya la veo. — Pues... sí. — Entonces, abórdala. —Ya lo hice hace diez años; es mi mu¬ jer. 27 E CASA FRAU MUEBLES CARPINTERÍA I>£RS1AJ»AS KA^R01.LABL<K¡!Í K. E6claramunda,9 al 17 Tels. 217129 y 217619 PALMA DE MALLORCA PAPELES PINTADOS Y PINTURAS ÓLEOS Y ACUARELAS PARA ARTISTAS MARCOS Y MOLDURAS Casa Pomar Flores S. 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