El Heraldo de Cristo 1968, n. 697
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EL
HERALDO DE CRISTO

EL HERALDO DE CRISTO

REVISTA MENSUAL DE LOS P P. FRANCISCANOS DE LA T. O. R.
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ABRIL 1968

Año LIX < Núm. 697
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REDACCIÓN Y ADMÓN:
CONVENTO DE SAN FRANCISCO
TELÉFONO 212695 PALMA DE MALLORCA
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DIRECTOR:
P. MIGUEL COLOM MATEy,/T, O. R.

ADMINISTRADOR:
Fr. JAUME TUGORES MESTRE, T. O. R.
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CON LICENCIA ECLESIASTICA
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IMPRESIÓN: ARTES GRÁFICAS GIMÉNEZ

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PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN:

No han sufrido variación alguna desde diciembre 1964.

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DEPÓSITO LEGAL P. M. 340-1958

NUESTRA PORTADA

RESURRECCION — Bordado mallorquín del s. XV. (De un temo procedente del Conven¬
to franciscano de S. Bernardino de Petra, hoy en la iglesia parroquial de aquella locaiidad). Una maravilla de la amorosa paciencia ¿de quién?, ¿de quiénes? ¡Cuánto bueno se halla aún
desperdigado en nusstras iglesias, en nuestros
conventos, en las casas particulares! ¡Y cuánto habrá desaparecido para siempre de nuestra Herraj Tendría que haber quedado definitiva¬ mente cerrado el largo y triste período de la
• trata» de nuestras obras de arte.

^

(Foto J. JUAN TOUS)^

lea en este número:

Un Cardenal entre leprosos ... 3 La angustia encerrada .... 4
Fisonomía de San Francisco ... 5

Del amor con que Cristo se ofreció pa¬

ra nuestra redención

...

6

El doloroso azote del hambre

.

.

7

Nuestras misiones

....

9

Nuestra pequeña historia 11 ...

Cançoner popular de Mallorca. El vo¬

lum segon

12

Pàgina Literària

. . . .14

El rellotge de sol de Cura (poesia) . 16

En el Santuari de Gràcia (poesia). . 17

Fray Rojo entrevista a... la esperanza. 19

Al compás de nuestro tiempo . . 20

Lo que no ha quitado el Concilio . 21

Aquí Madrid

22

CXIII aniversario de Sor Francinaina

Cirer la cVenerable» deSencelles. 24

Página del terciario

26

Bibliografía

27

Chistes

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EDITORIAL

UN CARDENAL ENTRE LEPROSOS

«No quiero hacer de héroe», ha manifestado el Cardenal Leger,
Arzobispo dimisionario de Montreal, que ha decidido consagrarse el resto de sus días al cuidado de los leprosos en un hospital del centro de Africa. Con un gesto lleno de humildad evangélica, el Prelado canadiense ha dicho: «Espero encontrar ahora una leprosería que
necesite un capellán».

El Cardenal Leger se ha convertido ya en un símbolo. Reciente¬ mente en una entrevista concedida a la revista italiana «Sette Giorni»,
el nuevo misionero ha explicado el por qué y el sentido de su deci¬ sión: «Lo que digo a mis fieles es que no serán juzgados por mí, sino por los doscientos millones de africanos, cuya renta anual es de cincuenta dólares sólo para divertirse los fines de semana. Esta es la injusticia. Son los hombres los que juzgan a los hombres. La Iglesia no acepta esta injusticia».

La acción del P. Leger —porque así se qidere llamar desde ahora— no se reduce a ser un mero gesto aislado. El nos ha preci¬ sado que no se trata de eso. Su alcance es mucho más trascendente; está enmarcado en la problemática más viva, más aguda, más actual
y más dramática que tiene planteado hoy nuestro planeta. Es la irritante, injusta desigualdad a escala mundial. El problema es que cuando el hombre es capaz, por el progreso de la técnica, de dominar la naturaleza, de aumentar la producción de bienes materiales, existen dos tercios de la humanidad que viven a niveles de hambre y de miseria. Las desigualdades son cada vez mayores. Mientras que en Norteamérica se ha alcanzado una renta «per cápita» de tres mil quinientos dólares anuales, en extensas partes del globo —Africa, Asia, América latina— la renta «per cápita» anual no alcanza la cifra de cien dólares «per cápita», traducido del esotérico lenguaje de los economistas, quiere decir, simplemente, miseria, hambre.

El Cardenal Leger se marcha a un anónimo hospital del corazón

de Africa —donde un niño de cada dos muere antes de los cinco

años— a sufrir en su carne la tragedia de estos dos tercios de la

humanidad. Su gesto es un ejemplo, una denuncia, un reto. Como él

nos ha recordado: «El cristiano no puede nunca sentirse tranquilo».

Y menos, hoy. No podemos pasar junto a este problema del hambre,

como el levita por el camino de Jericó, dejando abandonada a esta

humanidad herida. Es necesario que cada pueblo alcance el «nivel

de la esperanza» en un porvenir mejor» .

\\ ']

3

LA ANGUSTIA ENCERRADA

í / hora ya lo que María guardaba en
su corazón era plenamente la fe. La maternidad de la Iglesia y de la Hu¬ manidad toda de que había sido investi¬ da por Jesús en el Calvario, fue plena¬ mente entendida por ella: y su ejercicio no había de ser aplazado. Su espíritu había formado parte, en im orden mo¬ ral, del terremoto y conmoción física que había afectado a Jerusalén. Todavía se ve en el Calvario una gran raja o grieta de más de un metro de largo y irnos veinticinco centímetros de an¬
cho. También el terremoto interior de María le había abierto en el corazón
xma grieta. Por ella, sin solución de continuidad entre la muerte del Hijo y su maternidad universal, va a empezar
a salir hacia afuera todo lo que en su corazón guardaba hacia adentro.
El grupo que ya conocemos perma¬
necía al pie de la Cruz: las Marías, Sa¬ lomé, la mujer de Chusa, Juan, posible¬ mente Pedro. Sería acaso demasiado decir que era ya la primera Iglesia re¬ zando ante el primer Crucifijo. «Rezar»
tal vez es im verbo demasiado radical
para aplicarlo a aquellos seres pasma¬
dos e inmovilizados ante la Cruz por una atadura de fidelidad humana. Salvo
María. María había pasado a un esta¬ dio superior. Creía, esperaba la Resu¬ rrección: era Madre de la Iglesia. Había tomado parte en su nacimiento con do¬ lor. La Iglesia había nacido de la Cruz del Hijo y también de la raja abierta en la Madre por la espada de Simeón.
La perplejidad o desorientación del grupo iba a ser pronto sacudida por

una leve aportación confortante que les iba a proporcionar el único consuelo que cabe en estas situaciones.
Jurídicamente, el cuerpo de Jesús, por ser el de un ajusticiado, era propiedad del Estado. El pretor había de dispo¬ ner de él. Ya sabemos que el pretor. Pilatos, era im político de esos a los que se les define diciendo que son del último que llega. Ahora los últimos que llegaron fueron los admiradores cautos de Jesús: Nicodemo y José de Arimatea. Aparecieron en el Calvario, portadores de un permiso concedido por el pretor, para hacerse cargo del cuerpo de Jesús. La costumbre legal era la incineración del cadáver de los ajusticiados y el es¬ parcimiento de las cenizas por el cam¬ po y el viento, para que de aquel ser an¬ tisocial que es un delincuente, no que¬ dara nada. Pero Pilatos coadyuva, otra vez sin darse cuenta, al destino positivo de aquel ajusticiado del que iba a que¬ dar todo. Concede el permiso. Y, según frase del evangelista Marcos, generosa¬ mente y «sin pedir nada». Sin llegar si¬ quiera a la idea del cohecho, la licencia dada era un acto administrativo que normalmente hubiera implicado un pa¬ go, unos derechos. El no pedirlos era
una contradicción más del versátil go¬ bernador.
Los sanedritas llegados traían una sᬠbana recién comprada y cien libras —una cantidad principesca— de mirra y de áloe: dos espesas sustancias grasas y resinosas, tan fragantes que, aun al aire libre, se meterían por el olfato de todos. Seguramente se le quedarían a

4

María agarrados a esa especie de me¬ moria sensorial que relaciona los perfu¬ mes, los sabores o los sonidos con de¬
terminadas situaciones. Era ese olor que
muchas veces invade las capillas ardien¬ tes, que con ser buen olor, es al mismo tiempo olor de muerto; olor de un mal día, cuyo recuerdo produce náuseas.
Descendieron el cadáver, fajaron sus miembros y lo perfumaron. Pero antes María lo tendría algunos momentos en sus rodillas, cerrando el ciclo que se ha¬ bía abierto en Belén, cuando de niño lo tuvo en igual postura.
Pero aun en su nueva situación mís¬
tica, María seguía siendo mujer, y segu¬ ramente lloraría sobre su Hijo muerto. Quizá se ha abusado un poco, en reac¬ ción contra ciertos patetismos román¬ ticos, del estatuario «estar de pie» de María en el Calvario, como el de una

Antigona de bajorrelieve. No hay por qué ser tan clásicos. Jesús había digni¬ ficado ya el llanto ante la tumba de Lᬠzaro y ante los muros de Jerusalén. Además, la costumbre oriental era «pla¬ ñir», lamentarse ante los difimtos. Pa¬ recía un imperativo de educación. Sin recurrir al «planto» en estrofas simétri¬ cas que compuso siglos después San Efrén, el poeta sirio —«¿dónde está ahora tu hermosura?, ¿dónde tu gra¬ cia»—, María, que empezaba a saber ya del todo que aquella gracia y aque¬
lla hermosura no estaban sino aumen¬
tadas en el cuerpo que pronto iba a ser glorioso, lloraría simplemente. No hay por qué suponer que el escueto ver¬ bo «lloraba» no tenga tanta decencia y dignidad como el stabat, del que se ha hecho tan copioso consumo en su inter¬ pretación más quieta e impávida.
José María PEMAN

FISONOMIA DE SAN FRANCISCO

«LLORANDO LA PASION DE MI
DIOS Y SEÑOR»

Algún tiempo después de su conversión, iba Francisco solo por un camino, no muy distante de la iglesia de Santa María de la Porciúncula. Lloraba en alta voz. Se le acercó un hombre muy espiritual, y sospechando que le afligía algún do¬ lor ocasionado por sus enfermedades, le dijo: «¿Qué te pasa, hermano mío?». A esta pregunta contestó el Santo; Así debía ir, sin vergüenza alguna, por todo el mundo, llorando la pasión de mi Dios y Señor.
Al oír esto, comenzó aquél a llorar juntamente con el Santo y a derramar copiosas lágrimas.

Conocimos a este hombre, y de su propia boca oímos lo que hemos dicho, el cual, además, pro¬ porcionó gran consuelo y no poco alivio, tanto a Francisco como a nosotros, sus compañeros.
ESPEJO DE PERFECCiON (a. 1227), cap. XCIl

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DEL AMOR CON QUE CRISTO SE OFRECIO PARA NUESTRA REDENCION

(Fragmento)

|

Tú, Señor, diste vida con los bramidos de tus dolores, como leona, jj
a los hijos que el primer padre mató. Aquél, bebiendo la ponzoña que le ofreció la serpiente, engendró hijos emponzoñados, y tú te deshaces jj y pierdes tu frescura, por albergar y regalar a tus hijos, como hace la t gallina, a quien tú te comparaste. ¿Y qué diré del hirviente amor con ; que morías? Como tu cruz y muerte eran donde más habías de i
| mostrar el gran amor que nos tenías, viendo que se dilataba tu muerte,
angustiábase el deseo y acongojábase por ver lejos la pasión, porque \\
no podías morir un día antes, según el mandamiento y ordenación del |
Padre, y así en la última Cena, sabiendo con divina sabiduría la deter¬ minada voluntad y obra de Judas el traidor, le dijiste que se diese | prisa y despachase, porque con tanto fervor nos amabas y tan grande | era el deseo que tenías de verte en la cruz por salvar nuestras almas, *
que la diligencia de Judas te pareció harto perezosa. ¡Oh buen redentor \\
y dulce amor nuestro! No querías el pecado del traidor, ni se lo man¬ daste, pero deseabas morir por nosotros, y al que andaba muy solícito, i le decías que hiciese presto lo que hacía. Con tal ardentísima caridad
nos amabas, que deseabas que el tiempo corriese más aprisa y que los pies de Judas caminasen con más presteza a traer los que te habían de prender, y con deseo admirable te fuiste tantas horas antes a espe¬ rarlos al huerto; y porque se tardaban, en tanto que venían, gastaste aquel tiempo en oración y faltando quien con heridas derramase tu benditísima sangre, tú la ofreciste en abundancia luchando con la
muerte.
Fray Diego DE ESTELLA

$
FRAY DIEGO DE ESTELLA, escritor ascético y religioso franciscano, nació en 152í, en Estella (Navarra), y murió en Salamanca, en 1578. Algunas de sus obras se han traducido a casi todas las lenguas cultas. La mejor son las Meditaciones devotisimas del amor de Dios (el fragmento que publicamos es el final de la XXIX). De ella Menéndez y Pelayo y Ricardo León han escrito frases de tanto encomio como éstas: «Obra maestra de nuestra noble y rica literatura del siglo de oro»; uno «de los libros más hondos, más regalados y elocuentes que se han escrito en castellano»; «braserillo de encendidos afectos»; «florilegio teológico, filosofía del amor, henchido de emoción, lleno de imágenes sensibles, con que gustan expresar sus amartelados pensamientos los discípulos del santo de Asís»: «obra científica y dechado espiritual, que mereció la predilección fervorosa de Pascal
y de San Francisco de Sales»

EL KWASIORKOR, CARENCIA DE PROTEINAS.
¿Cuántos millones de niños mueren de esta
enfermedad?

EL
DOLOROSO AZOTE
DEL HAMBRE
por Gregorio Mateu, T. O. R.

I ^ice Daniel Rops: «Abrir los ojos ante el
espectáculo de la miseria no es cosa fácil. Hace falta mucho amor». Tal vez no resulte muy alentador recoger aquí ciertos datos de la reali¬ dad mundial de la pobreza. Pero no hay duda que es preferible coger la verdad por sus cuer¬ nos y abrir los ojos de los cristianos al terrible problema de la inagotable multitud de cristos que agonizan a lo ancho del planeta. Al ser pregun¬
tado Monseñor Fulton Sheen sobre si el mayor
problema del mundo es el comunismo, respondió: «No, el mayor problema y el mayor escándalo del mundo es que cada noche se acuestan con hambre dos terceras partes de la humanidad».
¿Una voz en el desierto?
Uno duda si la voz del Papa está clamando inútilmente en un mundo atosigado por los mil ruidos del egoísmo. En 1963 lanza Juan XXIll el maravilloso mensaje de la fraternidad universal: la encíclica «Pacem in Terris». Pablo VI, en su "viaje a la India, propone angustiosamente la ne¬ cesidad de crear un fondo de desarrollo para la ayuda a los países pobres. El año pasado nos llegó el grito transido de dolor del Sumo Pontí¬

fice en la «Populorum Progressio». Los resultados de estas repetidas llamadas son francamente desalentadoras, ya que las ayudas de los grandes países han sufrido un evidente descenso.
Y cuando tenemos que referirnos a la ayuda que presta España, no podemos menos que sentir verdadera vergüenza. Francia aporta 600 pesetas de ayuda por habitante; Estados Unidos, 420; In¬ glaterra, 180; Rusia, 30; España, 0,69. Menos de una peseta por español.
Cada día va aumentando la necesidad de ayu¬
dar a los países pobres. Los niños nacidos en Calcuta tienen una probabilidad sobre cuatro de llegar a los veinte años. Una vez llegado a esta edad, el sujeto en cuestión podrá darse cuenta de que ha escapado al hambre, ante la cual han sucumbido el resto de sus hermanos y amigos. Si se ha forjado esperanzas para el futuro, ten¬ drá que saber que sólo le quedan diez años de vida, porque la longevidad media de los países que padecen hambre y miseria no pasa de los treinta años. Durante estos treinta años, si el individuo tiene suerte, puede comer una vez ca¬ da dos días, renunciando a toda pretensión de

7

vestir. Habrá atrapado alguna enfermedad, irá
perdiendo sus fuerzas hasta que un día —bueno para él, después de tanto sufrir— muere por no haber tenido un puñado de arroz que llevarse a la boca. El sesenta por ciento de la humanidad no come; porque no come, no trabaja ni se ca¬ pacita: porque no se capacita, carece de medios para producir y procurarse lo necesario para

ción estratégica para acabar con el hambre en una zona de la India. Sólo una zona: la región de Manmat-Nasik. Un lugar donde la tierra es buena y el clima es bueno: únicamente falta agua para que el suelo dé su generosa cosecha. Y el agua está ahí, a cinco, seis, diez metros de profundidad. Sólo hace falta cavar para conse¬ guirla, abundante, inagotable, salvadora.

vivir.

Donde antes se recogía una cosecha de diez

La humanidad en peligro

sacos por hectárea, y eso cuando las lluvias lle¬ gaban a tiempo, ahora se recogen tres cosechas

Todo esto se vive en un mundo agobiado por unas diferencias sociales totalmente abusivas.

de cien sacos cada una, es decir, trescientos
sacos.

Mientras el azote del hambre sacude tantas vi¬
das, resulta triste observar el despilfarro de los ricos. Regalos exorbitantes en joyas, carnavala¬ das, veraneos en el extranjero, fichajes fabulosos de jugadores, etc. Este choque entre estas for¬ mas diametralmente opuestas de vivir, puede pro¬ vocar el temido incendio del odio. Hablando del peligro atómico el Abbé Pierre con Albert Eins¬ tein, este último comentó; «Actualmente hay muchas personas inquietadas por el peligro ató¬ mico, pero hay otros dos peligros más grandes. Uno es el aplastamiento de las personalidades en la multitud y, como consecuencia, la supre¬ sión de las libertades. El otro peligro es el del

El milagro lo ha producido un pozo, un simple pozo excavado en la tierra. Los campesinos cavan sus propios pozos. Trabaja toda la familia: los hombres, cavando y rompiendo la roca: las mu¬ jeres, cargando la tierra y la piedra hasta la su¬ perficie: los niños, arrastrando este material alre¬
dedor del pozo.
Los campesinos desean trabajar. Sólo hace falta dinero para empezar el trabajo. Doscientos pozos están marcados en espera de ayuda eco¬ nómica. Cavar un pozo cuesta 25.000 pesetas. La bomba extractara, 3.000. Las semillas y los abo¬ nos para la primera cosecha, 10.000. En total, la

hambre. Antes de una generación, la humanidad, operación completa sale por 70.000 pesetas. El

en su conjunto, se va a ver frente a hambres cuya amplitud superará a todas las de la anti¬ güedad, con todos sus contragolpes inevitables; saqueos, desórdenes, revoluciones... Revolucio¬ nes no creadoras, sino devastadoras, nacidas de

campesino que se beneficia del pozo entrega a cambio la mitad de su primera cosecha. Con lo cual se hace un nuevo pozo y así en cadena. Con este sistema puede lograrse acabar con el
hambre en esta zona».

la cólera del hombre ante la ignominia de su
destino».

Es conveniente que se mediten estos hechos. Y que todos arrimemos el hombro y colaboremos

¿Existe alguna solución?

desde nuestra situación para que estos pueblos hambrientos puedan salir de su triste y delicada

Algunos se preguntan si estos países pobres sabrán aprovechar la ayuda que se les presta. Se multiplica paulatinamente el escándalo de

situación. No es con palabras como puede sal¬ varse el mundo, sino comprometiendo sincera¬ mente nuestras propias vidas.

aquellos que sólo alcanzan a ver los parciales

errores de los países subdesarrollados. Reciente¬

mente, un conocido escritor se preguntaba si con

la campaña de ayuda a los países subdesarro¬

llados, no fomentaríamos la vagancia. Ante esta

opinión, transcribimos la oferta concreta que la

campaña contra el hambre hace a los católicos españoles;

CALMA Y ANIMA

«Nosotros le proponemos a usted una opera¬

la tableta que da bienestar <

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MISIONES

Osos tf Pumas en átuamackuco
Con motivo de la venida a España del P. Miguel Ramón T. 0 R., misionero en Perú, ofrecemos a nuestros lectores unos interesantes rela¬ tos de dicho Padre; los recogió en una cinta magnetofónica Mons. Nicolau, mientras iba contándolos el mismo P. Ramón.

^ achacrahuay es un pueblecito muy bonito y simpático. Pero como no
está muy lejos de la selva y hay mucho ganado y animales domésticos, fácil¬
mente reciben la visita de osos y pu¬
mas, los leones de la selva andina. Pero el pueblo sabe defenderse.
¡A caza de la fiera!
No pueden sufrir aquellos buenos cholitos que las fieras de la selva les roben sus burritos, sus chanchos (cer¬ dos), sus terneras, que con tanto traba¬ jo y sacrificio han criado. Cuando algu¬ no de los habitantes de Pachacrahuay se da cuenta de la presencia de algún puma o de algún oso, porque ve que ha desaparecido algún animal o encuentra las huellas de la fiera, se va derechito al campanario y empieza a repicar las campanas. Todo el mundo conoce en el pueblo la señal de alarma y todos com¬ parecen en la plazuela de delante de la iglesia. Allí se planea la caza del inva¬
sor.
Escopetasp latas y bombos
Todos los hombres armados con una
escopeta casera, fabricada con tubos de agua en el cercano pueblo de Buldibuyo por un ingenioso herrero, y los que no tienen escopeta, provistos de latas, tam¬ bores o cajas o bombos etc., salen hacia el lugar, donde sospechan debe rondar el enemigo. Se alinean formando una enorme V a fin de atrapar entre sus
brazos a la atrevida bestia. Van hacien¬ do un ruido ensordecedor, apedreando todos los matorrales hasta que salta el
puma o el oso, que después de correr de un lado a otro acaba por caer acri¬
billado.

No falta después en el pueblo abun¬ dante chicha para celebrar la victoria.
Historia de una piel de oso Precisamente me llevo a España xma piel de oso que conseguí en Pachacra¬ huay. El mismo cazador me contó la
historia. Un día había invadido aquella zona
huellas que debaja no daban lugar a duun oso. Los anímales que faltaban y las da. Dos hombres, armados esta vez con buenas escopetas y dos cartuchos, ras¬ treando las huellas del oso, subieron al cerro, bajaron hacia la selva, y pronto divisaron un enorme oso que estaba sa¬ boreando una vaquilla, que había roba¬
do a uno de los dos hombres. No es fá¬
cil la caza del oso; es corto de vista, es verdad, pero en cambio tiene un ol-
Una monjita franciscana despide al P. Ramón que parte para uno de sus viajes
en la selva.

9

El P. Ramón en medio de un grupo fol-
klorístico peruano.
fato finísimo que le permite olfatear de lejos a los cazadores. Por eso hay que hacerles la «entrada» contra viento, como dicen los cazadores, es decir, hay que impedir que el aire le lleve el olor del cazador. Le hicieron, pues, una buena entrada, y uno de ellos disparó. Le hirió, pero no le mató. Gran peligro; un oso herido es tremendo y ferocísimo. Con im puñado de hierba el oso se tapó la herida, y rugiendo furiosamente se lanzó a la persecución del cazador que le había disparado. Este no tenía más cartuchos y buscó la salvación trepan¬ do por un peñasco, pero en su fuga le alcanzó el oso y de un zarpaso le quitó toda la carne del calcañar. Iba a darle
otro zarpazo para derribarlo, cuando el otro cazador que había corrido hacia el lugar, con un certero tiro logró matar a la fiera. Su piel es la que me llevo a España.
Estrategia del oso
Los OSOS en la selva comen, cuando no han tenido suerte en la caza, la «chu¬
palla», que es el tallo tierno de una planta muy parecida a la pita o penca («atzavara», en mallorquín); se llevan
a sus cuevas manojos de esos tallos
para entretener el hambre. Donde hay ganado prefieren siempre la carne.
Son muy diestros en la caza. Al divi¬ sar alguna ternera o potrillo, se le acer¬ can y van arreándole poco a poco, an¬ dando sobre dos patas como si fuesen hombres, y conducen a la víctima hacia algún peñasco o precipicio. Allí le dan un empujón y la echan abajo. Si el te¬ rreno lo permite, el oso cubriéndose la cabeza con las patas, forma con todo su cuerpo una bola y se echa a rodar hacia el lugar donde está su presa. Una señora contó que una vez vio hasta cin¬ co grandes bolas rodando; no sabía qué cosa eran, hasta que se dio cuenta de que se trataba nada menos que de cin¬

co osos que se precipitaban hacia su
víctima.
Entonces el oso «pista» la vaquilla o el potrillo; le quita cuidadosamente el
cuero con sus uñas abriéndole xm agu¬
jero en el vientre, y trabaja como un
auténtico carnicero. Divide la presa en
partes y la esconde en alguna cueva u otro lugar. Cuando tiene así llena su despensa, es una verdadera fiera que embiste a cualquiera se le acerque.
Ya que estoy hablando de osos, re¬ cuerdo lo que me contó un hombre de
la selva. Un día había matado un oso
con su escopeta. Al día siguiente se en¬ cuentra con la osa, y no llevando esco¬ peta le embistió con un machete logran¬ do cazarla. Como recuerdo de la lucha, me enseñó una mano mutilada; la osa de im zarpazo le había quitado dos de-
dos.
Otra terrible fierecilla, la piraña
Al pasar una vez por Buldibuyo, ca¬ mino de Huamachuco, mientras estába¬ mos arreglando el jeep que se nos ha¬ bía estropeado, se acercó una mujer y me dijo: ¿Se va. Padre? Yo creía que celebraría una misa por mi hijito; usted lo conocía, es el que le acompañó a la selva; fue él otra vez, y al atravesar el
río, la corriente se lo ílevó. Al cabo de
cinco días encontraron sus huesos jun¬ tamente con su «trusa» (calzoncillos). Las temibles pirañas (pez pequeño pero voracísimo) se habían comido toda su carne. Yo no sabía que hubiese pirañas en este río. Y lo he atravesado varias veces tan tranquillo... (1).
P. MIGUEL RAMON T. O. R. Misionero en Perú
(1) Estos días televisión italiana da¬ ba cuenta de un accidente de aviación en Brasil. El aparato cayó en im río. Cuatro pasajeros en pocos minutos que¬ daron convertidos en puros esqueletos por obra de las pirañas. N. de la R.
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NUESTRA PEQUEÑA HIsfÒRlA

Tftedio siglo atrás,.,

Abril de 1918. Mes de Pascua florida. Por lo tanto, de introito en aquel número de «El He¬
raldo», «¡Alleluia, alleluia!». Fr. Juan de Alvernia refocilaba los espíritus con reflexiones sobre el gozo de la resurrección del Señor.
«¡Amor y paz!» era el segundo epígrafe. Fr. Luquesio glosaba el saludo de Cristo resucitado: ¡La paz sea con vosotros! Y, como no podía ser de otra manera, no faltaba la alusión a la con¬ tienda europea, oponiendo al grito de ¡guerra, guerra! de los beligerantes, el de ¡amor y paz!
La mínima «Pont d’En Patró» inspiraba un sonetillo (un minisoneto diríase ahora) a Fra J. R.,
T. O. R. «De dins batzerar / la font brolla cla¬ ra / i un bell fruiterar / de l’aigua s'amara...».
Lleó d’Iran, siempre excesivamente preocupa¬ do por el término literario, en un «Col.loqui» (más bien un soliloquio), expansionaba lírica¬ mente su alma ante el hecho del renuevo pri¬ maveral de la naturaleza, con ascensiones hasta el trono de Dios.
iba a continuación el anuncio de la Peregri¬ nación franciscana que, en un riguroso orden al¬ ternante entre las dos obediencias, organizaban aquel año los Padres Capuchinos. El lugar ele¬ gido era la Hermita (sic) de Ntra. Señora del Rosario, de Manacor. La fecha, el domingo, 12 de mayo. Coincidía con el primer centenario de la invención del cuerpo de N. P. S. Francisco. Tendría también el carácter de acción de gra¬ cias por haber aparecido ya los fulgores de una aurora de paz, después de cuatro fatalísimos
años de guerra.
Santiago Vilella iniciaba un animado relato so¬ bre fiestas y otras cosas de la podrida alta so¬ ciedad de principios de siglo. Lo titulaba «La espiritual Adela». Cómo era Adela: «Adela; vein¬ te años; cutis pálido, cual mimada planta de in¬ vernadero; ojos negros, pequeños, atrevidos y... al carbón; mejillas químicas, ligeramente rosa¬ das; labios entreabiertos, en una perenne son¬ risa irónica y... al carmín; peinado a lo turco; irreprochable Imperio parisino, capaz de rubori¬ zar a un húsar...». ¡Nihil sub sole novum!
En «Sección doctrinal» la virtud recomendada
por Fr. Simón era la devoción a la «¡¡¡Eucaris¬
tía!!».
Entre las ironías políticas o sociales de «Pᬠgina amena» se leía ésta: «Y está visto que el pueblo no necesita pan, ni aceite, ni carbón, ni habitaciones baratas..., el pueblo necesita... ¡LI¬ BERTAD!». Otra vez: ¡Nada hay nuevo bajo el
sol!
Pocas cosas en la «Crónica franciscana». Lo
más interesante: en la fiesta del Santuario de
Cura, el tercer domingo después de Pascua, 21 de abril, había de oficiar el M. 1. Sr. D. Gabriel

Llompart, de Inca, Obispo electo de Tenerife y
Te;'c¡ario franciscano.
Bastantes títulos en «Noticias y variedades». Esos: «Un gran invento» (la vacuna Contra el tifus, recién descubierta por el Dr. Vincent, mé¬ dico francés); «Los daños del cine» (caso con¬ creto de una cuadrilla de muchachos de buenas
familias, autores de diversos robos); «Acto gran¬ dioso» (peregrinación de Bilbao al Santuario de Begoña); «Contra la blasfemia» (ejemplar bando de un alcalde de la provincia de Santander con¬ tra el estúpido vicio); «Testamento de un borra¬ cho» (donde se leen cláusulas como ésta: «Dejo a cada uno de mis hijos pobreza, ignorancia, em¬ brutecimiento y el recuerdo de que su padre mu¬ rió víctima de la embriaguez»); «El anticlerica¬ lismo en Francia» (datos que ofrecía La Croix) «El Gobierno inglés recurre a un Jesuíta» (al P. Vaughan para que predicase sobre la templanza cristiana en Trafalgar Square).
En «Juventud Seráfica», A, Jiménez da su «Im¬ pressió quaresmal», el encanto de la Catedral al vaciarse de la gente que ha acudido al ves¬ pertino sermón de Cuaresma —cuando los ser¬ mones cuaresmales catedralicios revestían aún
todo su empaque solemne y religioso—. Comien¬ za así Jiménez: «Es de nit. La lluna clara, en
quart creixent, sura dins l’espai i fer l'oculus major de tot el món...». Nos intrigó algo, hace cincuenta años, eso del oculus y que fuese el mayor del mundo. Jaime Saivá, de quien evoca¬ mos (en enero) que había ingresado en el Cuer¬ po Administrativo de la Armada, se detenía re¬ cordando las vicisitudes del pueblo de San Car¬ los (Cádiz), donde está enclavada la Escuela Naval Militar de la Armada, para decirnos des¬ pués que en el templo de aquel lugar, aún sin terminar, se conserva «La Virgen de Lepanto», imagen de Ntra. Señora del Rosario que, según la tradición, llevaba D. Juan de Austria en su nave capitana, en la batalla de aquel nombre. Conti¬ nuaba el trabajo o pequeño ensayo, sobre «San José y la Orden Franciscana».

11

P. RAFEL GINARD BADÇA, T. 0. R

CANCONER POPULAR DE MALLORCA
EL VOLUM SEGON
I

j ortosament Tobra monumental del
folklore mallorquí, Cançoner po¬ pular de Mallorca, segueix el seu curs normal de publicació i ja està a mitjan camí. Acaba de veure la llum pública el volum segon dels quatre de què ha de constar l’obra completa. El nou volum és totalmente semblant al primer en quant a gruixa i a format (XXIV-424 pàgs., en 4art), però amb el dibuix de la portada distint. Mallorquí i artístic aquest, como el primer. Felicitem nova¬ ment el P. Ginard Bauçà amb efusió d’admiració i agraïment; felicitem-nos a
nosaltres mateixos.
Els crítics més entesos i responsables de la nostra terra saludaren amb alegre repicament l’aparició del primer volum de l’obra del P. Ginard. Ja era d’espe¬ rar. Degut al gran retardament amb què solen sortir els periòdics i revistes universitàries i seminarístiques, no ens
ha arribat molt encara l’eco de l’interés
que per força ha d’haver suscitat el Cançoner dins els centres culturals. Són una demostració de dit interés els parଠgrafs, reproduïts en la solapa del nou volum, de la recensió feta del primer pel professor Felix Karlinger, il.lustre espe¬

cialista en Folklore comparat de la Uni¬ versitat de Salzburg (Austria). Vegin-se una part de dits paràgrafs, traduïts de l’alemany, d’on en brolla la lloança:
«Al costat d’un bon nombre de reculls
menors de cançons, apareix ara el pri¬ mer volum del Cançoner popular de Ma¬ llorca, al qual en seguiran tres més. Un home mira amb ima certa enveja aques¬ ta illa tan rica en cançonística popular, que amb el seu Cançoner està en dispo¬ sició de presentar unes 20.000 cançons i un gran nombre de variants». Segueix després una referència, molt elogiosa, a la introducció de F. de B. Moll, es fa re¬ ssaltar la gran importància de les va¬ riants de les cançons i el professor de Salzburg acaba, dient: «El primer volum del Cançoner és una edició crítica, que respon a les exigències científiques. Es de desitjar que puguin sortir prest els
altres volums».
Com abans ja ho hem dit, els desigs
del crític austríac i de tots els que estimam les coses nostres es van realit¬
zant; naturalment, amb el temps que es necessita per a posar a punt d’editarse una obra de tan gran empenta.

12

Igual que el primer, aqueix segon vo¬ lum va precedit d’una informació ben documentada i documentadora, de Fran¬ cesc de B. Moll. En primer lloc ens assabenta, l’eminent filòleg, del contengut material del volum, prop de cinc mil cançons, distribuïdes en vuit capí¬ tols, uns de més extensió que els al¬ tres. Heus aquí els epígrafs: Animals, Arts i oficis, Astres i temps. Camperoles Casa i vestit. Danses, Endevinalles, Hu¬ morístiques i satíriques. Quasi tots aquests capítols van dividits i subdivi¬
dits en altres seccions més concretes
dins cada assumpte general. Es fan acla¬ riments sobre repeticions i sobre va¬ riants, explicant com s’ha d’usar l’aparat d’aquestes darreres.
Retorna després En Moll a cada capí¬ tol en particular. En el d’«Animals»
crida l’atenció sobre els dos mots de
significat obscur, «pel de calonya» i bijoDuera, aquest darrer, nom d’im aucell desconegut. En el d’«Arts i oficis», sec¬ ció «Glosadors», identifica alguns noms històrics d’aquests rústics literats que apareixen dins qualque cançó, mallor¬ quins i un menorquí. Declara la sino¬ nímia dels noms populars de certes constel·lacions amb els corresponents científics, en el d’«Astres i temps». I aquí una altra referència al mot calon¬ ya que es presenta també amb les va¬ riants anyeloga i anyelonya, i En Moll opina que han d’esser deformacions de

anyellina o anyelina, malgrat la dificul¬ tat dels sufixes. En «Camperoles» fa notar el gran interés lingüístic i etnogrଠfic que tenen moltes de les cançons, principalment de la secció «Feines». De les «Danses» ens diu que moltes, igual que el noms, són d’importació. Tracta eruditament el capítol de les «Endevina¬ lles», «una de les branques de la cultu¬ ra popular que ofereixen més possibili¬ tats de comparació entre els diversos països». I, finalment, en el capítol d’«Humorístiques i satíriques», entre al¬ tres coses, emet l’opinió de que algunes de les cançons de quatre versos poden esser fragments de «dècimes desbara¬ tades», gènere literari que ha gaudit de molt de favor entre el poble de Mallor¬
ca.
P. Miquel Colom, T. O. R.

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Violetes de Dijous Sunt

Oh violetes daurades, florides pel Dijous Sant; violetes contristades, ¿com és que perfumau tant?

l'n perfum de Magdalena totes escampall anit: tota l’església n’és plena, tot el poble n’és ungit.

El cant d’un gall abans d’ara
ha vibrat com un clari:
no sé que té sa veu clara de profètic i diví.

oh violetes daurades, patint olorosament, contristades, congregades
a davant el Monument!

L’estalada macilenta tremola dins un cel blanc, com una suor calenta
de gotes d’aigua i de sang,

Una pietat immensa tomba del cel crestallí, sobre l’agonia intensa que rega Getsemaní.

i alià dalt, la lluna plena, entre els estels palpitants, sembla una altra Magdalena
amb l’alabastre en les mans.

La compassió visita l’íntima rel de mon cor:
suavitat infinita que a mos ulls hi puja plor.

Desbordant de l’alta tanca,
¿què és allò de bona olor?
Allò és la mortalla blanca d’un cirerer de pastor

Oh! Tota cosa a través
d’aquest vel, se veu més pura; l’ànima es reculleix més, i la nit se transfigura.

que ha fet florir sa corona d’espines, càndidament... Jo sent el cor qui em brotona! Venguen flors de patiment!

Cunçó de Pusc^ua.
Els sembrats treuen espiga, la figuera va esclatant: per això sortim cantant a seguir la- usança antiga. S’esvaeix tota fatiga dins la pau del dia sant.
Amb la llum de tais diades el cor salta de content: alegries de jovent
amb l’esplai de les cantades. Visca el goig i les tonades!
Visca el bon devertiment!
Fadrineta etxerevida, més garrida de cada any, que tornem res té d’estrany quan tot riu amb nova vida. Festes de Pasqua florida són les més belles de l’any!
El dol que la Verge duia en blau mantell s’és mudat; les campanes han tocat, els arbres han treta fuia... Companys, cantem Al.leuia! Jesús ha ressuscitat!
Maria Antònia Salvà (1869-1958)

Primers dL’aibril
L’abril floreix; dubtoses
clarícies d’una albada
de despertar incert; llur calze, tremoloses,
al bes de la rosada
les flors han mig obert.
Ve el jorn; el temps fa via En vaga eflorescència esclaten els fruiters. Oh eterna poesia del rou, de la innocència i dels encants primers!
Abril, suau frescura d’olors; hort que brotona; flors d’infantil candor; jardins on la natura
teixia la corona
primera de l’amor.
Oh dolça mare, fe-la de vincladisses branques que als oratjols subtils despleguen en ombrel.la llurs floretines blanques, menudes i gentils.
Miquel Ferrà (1885-1947)

L’olivar antic de dies
medita els dies antics; en el cel, les Tres Maries* fan col·loquis entristits.
* Nom popular de la Cintura d’Orió.

Oh bosch desert, oh natura

compassiva, tu amb tes mans
talla’m una creu molt dura

del més dur de tos llenyams!

V

/1
Llorenç Riber (1882-1958)

t

La temàtica, no res més que la temàtica —abril, Dijous Sant, Pas¬ qua—. ha ajuntats en aqueixa «Pàgina» tres noms prestigiosos, tres cap¬ davanters de «l’Escola mallorquina». Ja de tot d’una facem, doncs, cons¬ tar que els tres poemets aquí reproduïts no són els més demostradors de la vàlua literària dels seus autors respectius. Como tampoc no ho

14

són de la reconeguda interdependència, o millor dit, cotangència (per¬ doni’s el neologisme) que existeix entre ells. S’ha parlat d’un triangle equilàter on cada un des poetes avui reunits ocupàs un dels angles (J. M.“ Llompart, La literatura moderna a les Balears). La comparació és ben acceptable ja que les coincidències entre els tres poetes són del tot evidents: el temps i l’espai, els mateixos; la mateixa puritat cristal, lina del llenguatge, la mateixa perfecció de la forma, la mateixa vincu¬ lació al nostre paisatge i a tota mallorquinitat, etc. No obstant, tenen els tres autors, fisonomia pròpia que els fa inconfusibles entre un i altre. Maria Antònia Salvà, amb vista excel.lent, sap trobar els trets
més fins de nostra pagesia; Llorenç Riber diposita dins els seus versos el seu bagatge clàssic i bíblic, recollit a través de la carrera eclesiàstica;
15

í Miquel Ferrà es delata com el poeta ciutadà, culte, europeïtzant, amb expressió i imatges més destil·lades, més subtils, una mica més cere¬
brals.
Les composicions que oferim als lectors, ja ho hem dit, no són les més representatives de la personalitat literària dels tres grans poetes de r«Escola mallorquina». Nogensmenys, hi compareixen clarissimament les característiques que acabam de senyalar. .Aixi la de LL. Riber està tota puntejada d’evocacions evangèliques: l’alabastre d’ungüent de la Magda¬ lena (dues vegades), la tristesa i agonia de Getsemaní, l’olivar, la suor d’aigua i sang, el cant del gall, la corona d’espines, la mortalla, etc. Ma¬ ria Antònia Salvà s’esplaia dins el lluminós ambient pagesivol: una cos turn popular antiga de Pasqua florida (cantar les panades), el paisatge de Llucmajor, els blats que espiguen, la figuera que ja esclata, pau i alegria. Miquel Ferrà: també el paisatge mallorqui, però ja amb dub¬ toses clarícies d’ima albada de despertar incert, vaga eflorescència, eterna poesia del rou, suau frescura d’olors i una ombrel·la que pot esser ciu¬ tadana... o parisina.
Fra M. C., T.O.R.

EL RELLOTGE DE SOL DE CURA

A Fra Joan Estela i a Fra Llorenç Servera, afectuosament.

De l’església de Cura a una paret del costat fa tres-cents anys que hi perdura un vell rellotge plantat.
Sense corda hé camina, sense péndid, sense res; i amb una busca endevina exactament Vhora que ès.
Si li passau per devora,
el tic-tac no sentireu.
Ell fa silenci a tota hora; mai per mai alça la veu.
Mes com que el sol li fa d’eina,
de nit ha d’estar parat;
i així només ha fet feina dels tres-cents anys, la mitat.
Tayaljamba (Perú), gener de 1968.
16

Ell de V«Escola de Randa» tot el govern va tenir, marcant una i altra tanda
de les lliçons de llatí.
Cavant, Vermità el mirava
des de l’hortet del seu clos i amb ell sa vida ordenava:
salmejar, feina i repòs.
Enc que faci un fred que pela 0 un vent que vincla el xiprer,
hi va Fra Joan Estela que el contempla i diu: Va bé!
I a mi que et restaur la cara, vell rellotge, ¿què em diràs? —Et dic l’hora que vius ara, però no el temps que viuràs!
P. Sebastià Rosselló, T.O.R.

&n el Santuari de Çràcia

Al peu de Vample muradal de roca, soherg, soberg, que quasi els núvols toca, punxagudes abunden les donardes,
novelles i vellardes, i sota penjarells de taparera
(que ara la pluja espera) la mata llentrisquera. Dintre del marc, d’una eixutor salvatge, ses portes obri i ofereix estatge —plan la façana d’una intensa albura del vell casal— la Verge tota Pura. Dels bons «Donats'» tindrem la companyia, i grata cambra dalt la galeria.
Des d’aquí estant —¿qui no aprofita el lleure?—
el camp és bell de veure. Pinairs, turons, sementers i masies cfue alegren saluets i cantories; tonalitats de verd mig esblaimades
al dar-li el sol les últimes ullades.
Arraulint-se la tarda torna muda; la torba un avió, de correguda. Som ja al balcó de Valta galeria assaciant mos ulls de llunyania. De Vhoritzó —bes de mar i planura—
la retxa es fa insegura. Com em plauria oir de les campanes el so que alhora, en vibracions llunyanes, deu commoure el respir de tants vilatges l'amplària clapejants fins a les platges!

Guaita la nit, que serà sossegada; s’ou el primer mussol de la vesprada. A la faç de la lluna seriosa devendrá, la muntanya, paorosa. Un núvol forma tavellat aeri com un sarzit mal fet a l’hemisferi, l'hemisferi que par de grisa lona; mon embabaiament, per una estona,
del tot no hi desentona.
Ai, aficant-se al cor, m’assalta un pessic de tristor per ma malalUi. Pobre cor meu que també malalteja feixuc d’incertituds: plora i sangueja!
Abocat al balcó m,e sent teòleg i ençat aquest monòleg:
De tot ésser el pes sap, i la mida. Déu, i és Senyor de la mort i la vida; Senyor de la salut invaluable i de la malaltia conturbable;
l’essència Intima de cada cosa
escudrinya i son moviment disposa.
Causa de tota causa,
labora en l’univers, i sense pausa, sempre amb suavitat i fortalesa a la vegada romanent palesa
sa sabia Providència
armada de rigor i de clemència. Dels arbres mai no es mou la feble fulla sens que el Pare, qui és al cel, ho vulla;

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17

no té en oblit cap aucellic piulaire que, duit al mercat, no valdria gaire. Dels nostres cabells té comptat el nombre amb una tal exactitud que aombra.
«El meu Pare vos ama
—la veu del Crist proclama— i abans que alceu vers Ells vostra pregària ja sap qual cosa vos és necessària». Oh poder gran de nostra fe! Abrupte és son cami; mes horripila el dubte. Benhaja Vevangèlica sentència que exalça Vamorosa Providència!
Al punt un raig de pau al cor s’endinsa i per encant el meu neguit esquinça; sent el pler de la vera descurança que va engendrant en l’esperit bonança. El Pare nos estima, nos estima! En Ramón Llull, d’aquest Puig en la cima, recés august, sens cap altra quimera

que el ver dolor en penitència austera,
de l’Amat meditava
les divináis virtuts i s’esplaiava dins un ensénsament inigualable:
«Oh Bondat inefable»! Jo el vull aquest esplai di?is la duresa del sofriment que en mi el Pare ha permesa; vull que per mi ne resti beneida la Mà que mou tots els fils de la vida. Gir mon esguard a la rossa estelada d'on sol venir la millor embaixada, i em diu una estrelleta falaguera:
¡Creu, aguanta i espera! Norma sublim, tres voltes admirable, rara si voleu, mai impracticable, L accept Vadverament amb reverència, mes, per capir tota sa trascendencia, dau-me, si us plau, la santa perspicàcia.
Mare de Déu de Gràcia!
B. Guasp, Pr.

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Lik ESPERikZ^Zi^

l^omo ustedes recordarán —si es que hay alguien capaz de digerir estos plúmbeos reportajes—, el mes pasado no me fue muy bien que digamos con la Fe. A vuelta de correo, recibí una tarjetita de nuestro amable director diciéndome que, o me tomaba más interés en la búsque¬ da de mis personajes, o tendría la alegría de contar con un motivo válido par% suspenderme de empleo y sueldo durante una buena tempora¬ da. Cosa, por otra parte, bastante necesaria para el buen caminar de esta revista; lo reconozco.
Bien; pues con tan optimistas y halagadores consejos me lancé a la calle. En busca... ¿de quién? Doña Gripe estaba muy atrasada, lo mis¬ mo que la señorita Devaluación y don Desempleo. Doña Cuestión de Gibraltar vino hacia mí con los brazos abiertos, pero siempre dice lo mismo, como el Presidente Johnson...
Nada, que seguí con las Virtudes Teologales. Después de la Fe, la Esperanza. Monilia ella; vestidita de verde, claro es; recién salida de la peluquería con un rubio deslumbrador, zapatos italianos, medias de malla, cinturón metálico... Se nota que estamos en Primavera. Hasta las Virtudes Teologales parecen más atractivas...
—¿No traes fotógrafo?
—El presupuesto no da para tanto, Esperanza.
—Pues es una pena, porque estoy monísima. Hasta me he cambiado el color del pelo. ¡A ver si de una vez pesco a alguien!
—Es que estamos pasando una época...
—¡Ay, chico, ni que lo digas! Estoy viendo que me quedo para vestir santos.
—Pero, con lo alegre que tú eres...
—La gente busca hoy otras cosas. La alegría no interesa. Está pasada de moda. Aunque orga¬ nice tómbolas, o haga de secretaria, o dé clases, o despache en la tienda. La gente hoy no quiere soñar. Prefiere emborracharse de angustia vital y
cosas así.
—Pues menudo panorama...
—¡Que me lo digan a mí! El mundo se ha vuel¬

to morboso. Nada de montañas, aire libre o sol. Garitos, oscuridades, medias luces, obsesiones... ¡Ya no aguanto más! Me subo en el primer cohete que vaya a la Luna y me quedo allí para siempre.
—¡No nos fastidies, Esperanza!
—¡Qué fastidiar ni qué ocho cuartos! A ver, dime: ¿qué pinto yo aquí? Me voy con U Thant para solucionar la crisis de Vietnam y nos dan a los dos con la puerta en las narices. Me voy a un pobre, y prefiere lucha de clases, odio y ar¬ mas. Visito a un rico y me dice que él sólo quiere más de todo. Busco a un poeta y me contesta que él sólo escribe a base de pasión, de locura, de insomnio...
—Pero la mayoría de nosotros te necesita¬
mos...
—¡Qué va! Ante el menor problema surgen los gritos, las blasfemias, las posturas extremistas y, sobre todo, mi enemiga número uno: la deses¬ peración. Mírala, por ahí va. No es por presu¬ mir, pero ya ves que la doy cien vueltas en todo. Sí, sí; no seas hipócrita y guárdate ese gesto de hacer como que no entiendes de estas cosas. ¡Pues ya lo ves! Mira la corte que lleva. Jovencitos, maduritos, viejos calaveras. ¡Hala, todos detrás de ella! Pues ni que fuese la Pompadour...
—Estás algo celosilla, ¿eh?
—¿Celosa yo? Amos anda, rico. Lo que pasa es que una sabe lo que vale y se le quema la sangre. En serio, fray Rojo. Es deprimente ver cómo nuestro mundo no sabe reaccionar ante los momentos difíciles. Siempre los ha habido y siempre los habrá. Para eso estáis en un tiempo de prueba. Pero no se puede descorazonar uno a las primeras de cambio.
—Yo creo, Esperanza, que todo esto pasa por¬ que el 95 % de nosotros estamos locos de re¬
mate, y...
—y el 5 % restante está en el manicomio. Sigue.
—...y por eso estamos olvidando lo más esen¬
cial de la vida.
—¿Y qué es para ti ¡o más esencial de la
vida?

19

—La ilusión por vivirla. Hoy nos morimos con una despreocupación imponente. Nos vamos de este mundo como si nos hubiesen librado de los acreedores, vamos.
—Eso podría ser bueno si os fuerais pensando
en el otro. Pero no. Se sueña únicamente con la
aniquilación, con la nada.
—¿Y qué es lo que hay que hacer para evitar
esto?
—¡No está mal, pocholo! Y me lo dices tú... ¡Pues vivir con la conciencia limpia, canastos, que no cuesta nada! Tanto anuncio detergente por televisión, y a nadie se le ha ocurrido aún decir: «Señora, caballero: para mantener limpia su alma, use humildad. Con dolor de corazón y clorex. Reconozca que es usted un mentecato de capirote y póngase en las manos de Dios Padre, que ya se encargará El de todo lo demás. Fabu¬ losos premios: felicidad, paz de espíritu y la vida eterna». Total: quince segundos, como un anun¬ cio cualquiera. Y no tengáis miedo, que no os quemarán por eso. En todo caso, os harán pagar 40.000 pesetas, como a todo el mundo. Pero co¬ mo los curas tenéis enchufe por todas partes, a lo mejor os lo rebajan de precio.

—O nos lo hacen gratis...
—¡Venga, hombre, moveos un poco! Dejaos de sutilezas sobre si la «pastilla» sí o la «pastilla» no y dedicaos a levantar el ánimo a la gente. Y, ahora, lo siento. Como siga aquí, en medio de la calle, se me va a caer la laca del pelo y voy a estar hecha un adefesio. ¡Y necesito seguir luchando por conquistar almas para la alegría!
—¿Aunque no consigas nada?
—Aunque no consiga nada. Lo de marcharme a la Luna no era más que una broma. Soy la Esperanza, amigo. Y la Esperanza no se desmo¬ raliza nunca. ¡Adelante! ¡Hasta el fin! Hasta que el mundo se canse de angustia, y de odios, y de sangre, y de robos. Búscame siempre que me necesites. Alíá donde estés, siempre me podrás encontrar. Basta con que me abras tu corazón.
—Hasta la vista, pues...
—Hasta la vista no, que ves muy poco. Hasta el corazón...
—Hasta el corazón. Pero abierto, ¿no? Abierto a ti, Esperanza...

AL COMPAS DE NUESTRO TIEMPO
SINCERIDAD, JUSTICIA Y AMDR; FUNDAMENTOS DE LA PAZ
«Queremos pensar que os adheriréis plenamente a lo que tuvimos ocasión de decir en nuestro mensaje del 8 de diciembre último para la institución de una jornada mundial de la paz. Permitidnos recordar un pasaje en el que decíamos que la paz descansa en algunos funda¬ mentos, como la sinceridad, la justicia y el amor en las relaciones con los Estados, y en el seno de cada nación, entre los ciudadanos y sus gobernantes. Sin esta necesaria e indispensable volimtad de los indi¬ viduos y de los pueblos, añadíamos, en todas sus expresiones cívicas, morales y religiosas, no se podría tener verdadera paz.
Es preciso, desgraciadamente, reconocer que todavía estamos lejos de esa paz de la que nuestro inolvidable predecesor Juan XXIII, en su encíclica memorable «Pacem in terris», decía que tiene por fundamen¬ to la justicia; por motor, el amor; por clima, la libertad, y por objeto, la verdad. Estamos todavía lejos de ese espíritu nuevo, de esa mentali¬ dad nueva referente al hombre, a sus deberes y sus destinos que debe animar la vida en común de las personas y de los pueblos. Pero que¬ remos pensar que, en lo que a vosotros concierne, os situaréis en el número de los animosos partisanos de esa nueva pedagogía que trata de inculcar a las jóvenes generaciones el respeto de las naciones, la fra¬ ternidad de los pueblos, la colaboración de les Estados en una escala cada vez más extensa, al servicio y en provecho de ese desarrollo integral del hombre y de la humanidad».
PABLO VI (De una alocución a unos representantes de la N.A.T.O., en 27 enero 1968).
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uSo que no ha quitado et Concilio

'L· A

OBEDXENTCZi^

De los presbíteros a los obispos
«Los presbíteros, por su parte, con¬ siderando la plenitud del sacramento del orden, de que están investidos los obispos, acaten en ellos la autoridad de Cristo, supremo Pastor. Estén, pues, unidos a su obispo con sincera caridad y obediencia. Esta obediencia sacerdo¬ tal, ungida de espíritu de cooperación, se funda especialmente en la participa¬ ción misma del ministerio episcopal, que se confiere a los presbíteros por el sacramento del orden y por la misión
canónica.
La unión de los presbíteros con los obispos es mucho más necesaria en es¬ tos tiempos, porque en ellos, por diver¬ sas causas, las empresas apostólicas no solamente revisten variedad de formas, sino que además es necesario que exce¬ dan los límites de una parroouia o de una diócesis. Ningún presbítero, por ende, puede cumplir cabalmente su mi¬ sión aislada o individualmente, sino tan
sólo uniendo sus fuerzas con otros pres¬
bíteros, bajo la dirección de quienes es¬ tán al frente de la Iglesia» (Concilio Vaticano II, Decreto sobre el ministerio y vida de los presbíteros, 7).

no II, Decreto sobre la renovación de la vida religiosa, 14).
De los seglares a los sagrados
pastores
«Procuren los seglares, como los de¬ más fieles, siguiendo el ejemplo de Cris¬ to, que con su obediencia hasta la muer¬
te abrió a todos los hombres el gozoso
camino de la libertad de los hijos de Dios, aceptar con prontitud y cristiana obediencia todo lo que los sagrados pastores, como representantes de Cristo, establecen en la Iglesia actuando de maestros y de gobernantes. Y no dejen
de encomendar en sus oraciones a sus
prelados, para que ya que viven en con¬ tinua vigilancia, obligados a dar cuenta de nuestras almas, cumplan esto con gozo y no con angustia» (Concilio Vati¬ cano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia, 37).

De los religiosos o sus superiores
«Por consiguiente, los religiosos, con espíritu de fe y de amor para con la voluntad de Dios, obedezcan humilde¬ mente a sus superiores según las reglas y las constituciones, sirviéndose de las fuerzas de la inteligencia y de la volun¬ tad y de los dones de la naturaleza y de la gracia en el cumplimiento de los man¬ datos y en la ejecución de los oficios que se les han encomendado, sabiendo que prestan su colaboración a la edifi¬ cación del Cuerpo de Cristo según el designio de Dios. Así, la obediencia re¬ ligiosa, lejos de aminorar la dignidad de la persona humana, la lleva a una ple¬ na madurez, con la ampliada libertad de los hijos de Dios» (Concilio Vatica¬

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LA TERCERA ORDEN REGULAR EN VALLECAS

n
1 71 sureste del plano de Madrid, en
la zona de Vallecas, alineadas a varios minutos de distancia, San Bue¬ naventura, San Francisco, Ntra. Sra. de la Piedad y San Diego, las cuatro parro¬ quias de los Padres Franciscanos de la
TOR. Otra última —^¿la quinta parro¬
quia?—, capilla provisional en pleno chabolismo madrileño, la ha levantado el P. Jaime Garí, quien la atiende y regen¬ ta, pero sin carácter definitivo. Cinco iglesias total, que imidas a la capilla de la Residencia Raimimdo Lulio, abierta también a los fieles los domingos y festivos, suman seis para el culto y la¬ bor pastoral en favor del gran público de la capital.
Las atienden un total de catorce Pa¬
dres, a base de multiplicarse, está claro. Los domingos «trinar» es lo ordinario. Y «trinar» quiere significar tres misas, con sus respectivos sermones u homi¬ lías, más el consiguiente trabajo de con¬ fesonario y despacho. Por las tardes, bodas, bautizos —¿no fueron dieciocho el último domingo en San Diego?— y algún responso al último idifunto de la serie, muy acentuada por cierto en Ma¬ drid la actual temporada. Decían si al¬ gún día habían subido en un 40 % las defunciones sobre lo normal previsto.
CONVIVENCIAS SACERDOTALES
La Parroquia de San Diego, por lo bien situad" —en plena avenida de su mismo nombre y céntrica en el sector vallecano— y lo moderno y espacioso de sus locales, está bien destinada por el nso como centro de reunión, conviven¬ cias y retiros de los sacerdotes del Arciprestazgo de Vallecas.
Un tctal de cincuenta y cuatro sacer¬ dotes, presididos por Monseñor Morta, obisDO auxiliar de Madrid, trataron el
nroblema obrero de Vallecas con sus
implicaciones pastorales, en jornadas de trabajo del 13 al 17 de febrero. Partici¬ paba también un grupo de obreros se¬ glares. Las conclusiones, interesantes y
avanzadas, se han elevado a la conside¬
ración del Sr. Arzobispo.
CATECUMENADO
Los temas fundamentales de nuestra
fe adquieren especial importancia en
cuaresm.a. Cuarenta días en el desierto
interior de cada cual, nos llevarán de seguro a una profundización de los va¬

lores religiosos y a una aplicación vital
de las verdades sobrenaturales.
En la Parroquia de Ntra. Sra, de la Piedad, veinte adultos, distribuidos en dos grupos de a diez y bajo la dirección del P. Angulo, TOR, párroco, y del P. Asensio, OEM, han empezado su Catecumenado, consistente en dos ciclos de estudios y preparación —hasta Pascua de Resurrección el primero, y hasta Pen¬ tecostés el segundo—, con reuniones se¬
manales de una hora. Se proponen una revisión a fondo de la vivencia de su
fe, profundizando en los temas funda¬
mentales de la Historia de la Salvación:
la figura de Abrahán, padre de los cre¬ yentes; la misión del pueblo de Dios, empezada en Israel y continuada por el pueblo cristiano; la Antigua y Nueva Alianza, la Pascua, etc.
Del 10 al 17 de marzo, también en la misma Parroquia, siguiendo la línea litúrgica nueva de revalorización del sa¬ cramento de la Palabra, conferencias en dos turnos —a las 6 y 8 de la tarde—,
sobre temas bíblicos.
EL P. RODRIGUEZ,
EN SAN FRANCISCO
El P. Miguel Tous, nuevo superior y párroco de San Francisco, ha caído bien en la feligresía. Dicen de él que es sim¬ pático y que predica muy bien. Una muestra de su preocupación pastoral la da la confección del programa de Cua¬ resma. La primera semana ha sido des¬ tinada a conferencias para Terciarios, dirigidas por los PP. Bernabeu y Elustondo, OFM. y habidas éstas en los sa¬ lones de la Hermandad. La segunda, es¬ tá destinada a la juventud, con el P.
Emilio Morales como realizador. Una
tercera semana se dirige a los matrimo¬ nios cristianos, con el sacerdote dioce¬ sano, Rdo. D. Justo Bermejo, especialis¬ ta en la materia, como realizador. Y la cuarta corre a cargo del célebre P. Ro¬ dríguez, SJ., predicador de misiones po¬ pulares y que dirigirá su palabra al gran público en general.
DONACION DE TERRENO
Copio literalmente de la revista CON¬ FER, en su pág. 602: «Cerca de 42.000
metros cuadrados de terreno en el
Puente de Vallecas han sido ofrecidos, a título gratuito, por la entidad propie-

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taria al Padiv Rizo Pastor, franciscano, párroco de San Buenaventura, para eri¬ gir en dicho polígono el nuevo templo parroquial, actualmente instalado en precarias condiciones.
El resto de la extensa parcela se desti¬ nará a la instalación de una guardería infantil, residencia y club de ancianos, campo de deportes y otros centros e instituciones de carácter social que el citado religioso, a través de la asocia¬ ción de Propietarios y Vecinos, se pro¬ pone llevar a cabo.
Esta entidad tiene por fin promover ei espíritu de solidaridad en los diver¬ sos aspectos de la vida. Cuenta con sec¬ ciones de cultura, música, deportes, ase¬ soría jurídica general y otros servicios
similares».
Sólo me queda garantizar en su exac¬ titud la ficha recogida y asegurarle al público que el movimiento de la ase¬ soría jurídica, en especial, es cuantioso, a la vez que darles el nombre del cere¬ bro rector, ideador —junto con el Pa¬ dre citado— y actual Presidente de la Asociación, D. Alfredo Calatrava, un an¬ daluz de la mejor calidad e íntimo ami¬ mo personal. ¡Así hay que ser, sí señor!
CLUB DE JOVENES SAN DIEGO
Lo que no he dicho antes, al referir¬ me a nuestra Parroquia Centro, ha sido el programa cuaresmal desplegado en aquella casa. Aquí lo traigo: charlas cua¬ resmales para matrimonios, la primera semana, y para jóvenes, la segunda. Con una novedad interesante y original: la participación de matrimonios prepararados y de juventud en las ponencias, aunque dirigidas por sacerdotes. Han tenido lugar en el salón parroquial.
También en la misma Comunidad, el P. Rubén Arévalo, al frente del Club de Jóvenes —uno—■ y del Club Juvenil —otro— encauza su actividald. El 19 de
marzo, fiesta de San José, como home¬ naje a los padres, se organizó una inte¬ resante velada, con distintas representa¬ ciones y números artísticos, y en la que participaron otros siete Clubs de jóve¬ nes de Vallecas. ¡Un nuevo tanto para el Club San Diego, que lanzó la ideal
Quedan otras informaciones que dar, de la feligresía del P. Jaime Garí, de la Parroquia de San Buenaventura, que de¬ jamos para otro número. Las noticias referidas siempre serán una muestra de la actividad desarrollada en la labor
pastoral que es mucho más amplia y profunda. Que valgan, pues, como dato, pero nunca exhaustivo.
Desde Madrid, un saludo, P. Adolfo Pérez-Jiménez, T. O. R.

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GXIII ANIVERSARIO DE SOR FRANGINAINA
GIRER, LA «VENERABLE» DE SENGELLES

De un trabajo aparecido en * Diario de MaHorca* (25-II'68), dos días antes del 113° ani¬
versario de la muerte de Sor Francinaina Ci-
rer, la * Venerable* de Sencelles, extractamos los siguientes párrafos.

El proceso de beatificacíén
sigue su curso
l-ontestando a las frecuentes pre^^giintas que se formulan sobre la
marcha de ese proceso, puede asegurar¬ se que no está detenido. La lentitud acusada desde la Congregación Antepre¬ paratoria de octubre de 1965 es debida

al fallecimiento del Postulador, Padre Adrover, y al cese de Monseñor Roca, creado Obispo. Con el nombramiento del nuevo Postulador, Monseñor Bonet, el proceso va a entrar en su fase defi¬ nitiva. Pero antes se ha de responder a un extenso Cuestionario remitido por el Relator General de la Sección Histórica
de la Sagrada Congregación de Ritos, cosa que llevará no poco trabajo y tiem¬
po.

Mallorca sigue queriendo a
Sor Francinaina
Segtm datos facilitados en el Conven¬ to de HH. de la Caridad de Sencelles, durante el pasado año visitaron dicho Convento y el sepulcro de la «Venera¬ ble, para agradecer favores de toda cla¬ se, un número comprobado de 609 per¬ sonas. Las limosnas recogidas en el mis¬ mo período ascendieron a la cantidad de 152.902 pesetas y las misas celebra das, a 214.

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Curiosidades del año 1967
Comprobando la fama de santidad de la «Fimdadora» y el amor que le tiene el pueblo, nos hacemos eco de algunas notas curiosas registradas durante el pasado año. En un manuscrito original de Antonio Oliver Juan, «Aleix», hallado
en^ el archivo de D. Antonio Obrador,
médico de Felanitx, se lee lo siguiente: «Día 23 de Abril de 1864, a las seis de la mañana, he emprendido el camino con mi hijo Pedro Juan para el pueblo de Sancelles para hir (sic) a ver a Sor Francisca María de los Dolores Superio-

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ra de la Congregación de Hijas de la Caridad de dicho pueblo para poner en sus manos el sentido que le falta de
la vista la cual demanda la ha oído y
admitido ponerlo en manos de Dios con sus oraciones tres vezes (sic) al día».
El padre contaba cincuenta y cuatro años y el hijo veinticuatro. Este docu-
cento manifiesta claramente la fama de
santidad de que gozaba ya en vida Sor
Prancinaina.

«Santita, haz desaparecer de nuestra pa¬ tria el comunismo»; peregrinaciones de Banyalbufar y del Colegio de la Pureza de Inca; ninnerosas visitas de Inca, Bi-
nisalem, Bimyola, Llucmajor, Vilafran¬ ca, Santa María, Selva, etc.; despedida de Misioneros que marchan al Perú y a Burundi; ofrenda de ramos de novia; limosnas por éxito de exámenes, por alumbramiento de aguas, por aprobar exámenes de conducir coche, etc.

Aparte del hallazgo de este documen¬ to, se pueden citar como más notables los hechos siguientes: una viejecita que regala la primera mensualidad del sub¬ sidio de la vejez; el fallecimiento del albañil que, restaurando la cocina y el refectorio del Convento, halló la antigua chimenea, parte del horno derruido y el cuenco empotrado; la jaculatoria típica de ese albañil era: «Mare Superiora,
ajudau-me»; la visita de un matrimonio de la Alemania Oriental, que exclama:

Punto final
Desde el año 1903, en que se lleva tan fervorosa contabilidad, veintisiete libros atestiguan 12.014 gracias y favores otor¬ gados por la «Venerable». Todo lo cual demuestra la devoción que siente Ma¬ llorca a Sor Prancinaina y la confianza en su intercesión, ansiando el día en que culmine la glorificación, presentida y merecida, de su preclara y humilde paisana.

NUESTROS DIFUNTOS

ARTA
Día 18 de enero, el Rvdo. D. José San¬ cho de la Jordana y Sureda, a los 82 años de edad. Todos las publicaciones periódicas de Mallorca se hicieron eco de la muerte de ese ejemplar sacerdote, «amado de Dios y de los hombres». Es¬ pecialmente en la villa de Artá, donde había nacido, en el seno de ima de las familias más distinguidas, volcó a ma¬
nos llenas los tesoros de su buen cora¬
zón y de su celo sacerdotal. Lo saben de forma singular los pobres.
La Comunidad de nuestra Orden
en aquella localidad, tuvo a Don José
como confesor durante muchos años, como también fue el confesor de nues¬
tros novicios durante varios lustros.
Todos los que nos beneficiamos de la paciencia, caridad y madurez espiritual del muy estimado «Don Pep de la Jor¬ dana» recordamos y agradecemos con profunda emoción el interés extraordi¬ nario que demostró siempre para que
ádelantáramos en la virtud. Somos tes¬
tigos de ello todos los religiosos que
hemos vivido en el Convento de Artá.
Quien esto escribe, sabe con certeza que se hace intérprete del sentir de cuantos fuimos ayudados en el camino de la

perfección por el bueno de «Don Pep», y cree innecesario suplicar a esos mis¬
mos hermanos de hábito el recuerdo
de nuestras mejores oraciones por el eterno descanso del alma de tan insigne
bienhechor.
En el mismo pueblo, día 30 del cita¬ do mes de enero, y a los 76 años, D. Pe¬ dro Moragues y de Arcos, suscriptor de nuestra revista y padre político de D. Juan Sard Pujades, Vocal Provincial de
la T. O. F.

INCA
D.® Anita Barber Mus (16 terciaria franciscana.

febrero),

BUNYOLA
D.“ Ana Bosch Cabot, a los 68 años. Era suscriptora de «EL HERALDO DE
CRISTO».

ALAYOR (Menorca)
Día 11 de marzo, D. José Buils Moll, pa¬ dre de la Ministra de la T. O. F., Srla. Ro¬
sario.
Piadosísimo Jesús, concédeles el des¬
canso eterno.

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pagina dlel teroia,rio

CONCENTRACION ANUAL DE NUESTRAS HERMANDADES

DE LA T. 0. F. DE
BALEARES
Lugar: Llucmajor.
Fecha: Primer domingo de junio.
Motivos: Entre otros, pro¬ seguir la vivencia de esa ya tradicional jornada de fra¬ ternidad entre los seglares franciscanos de Baleares, es¬
cuchar nuevas consigas de
la Jerarquía y adherirnos al gozo de la Provincia españo¬
la de la T. O. R. nacida hace
75 años (11 junio 1893) en la ciudad de Llucmajor.
Programa: Se enviará opor-
timamente a todas las Her¬ mandades.

r
«FRATERNIDAD»
la revista oficial queedita para los seglares francis¬ canos de España la Junta
Nacional.-Es bimensual.

V

>

DELEGADAS DE
«GERMANOR», BOLETIN DE
LA T. 0. F. DE BALEARES
Se suplica otra vez a las Hilas. Ministras que, de acuerdo con el Director, en¬ víen a la Delegada Provincial (Doña Margarita Barceló, Pl, San Francisco, 1-his, Palma de Mallorca) el nom¬ bre de la terciaria que resul¬ te designada como delegada
local de «GERMANOR».

Artà.—Del número de diciembre 1967 de «BELLPUIG», órgano de la parroquia de Artà, copiamos textualmente:
«En los últimos días del mes de octubre y primeros de noviembre de este año, tuvo lugar con mucha solemnidad, en el Convento de PP. Franciscanos, la visita canónica a las Her¬ mandades de Terciarios y Terciarias de esta villa, llevada a cabo, con extraordinario celo e interés, por el Rdo. P. Jaime Tugores, T.O.R., Comisario Provincial de la T.O.F.
El P. Tugores, durante varios días y en ima serie de plᬠticas y coloquios, dio a conocer a los miembros de las dos Hermandades las nuevas directrices posconciliares de la T.O.F.
La numerosa concurrencia de terciarios y terciarias a tales actos, salió sumamente satisfecha y reconfortada al tener noti¬ cia de la vida pujante de la Tercera Orden secular de la que
ellos forman parte».
Después de la mencionada visita, ha continuado el diálogo mtre los frasciscanos seglares de Artà y su P. Comisario, de tal manera que se ha experimentado un cambio notable bajo la di¬ rección de los PP. Antonio Mójer y Bernardo Mut, los cuales cuidan de las mujeres y de los hombres, respectivamente.
La Junta Directiva de las terciarias ha quedado consti¬
tuida así:
Ministra: Hermana María Genovard de Mestre.
Vice-Ministra y Delegada de «GERMANOR»: Hermana Juana Esteva Lliteras.
Secretaria: Hermana Francisca Gili Morey.
Vice-Secretaria: Hermana Francisca Genovard Fontanet.
Maestra de novicias: Hermana Isabel Lliteres Sureda.
Vice-Maestra: Hermana María Ferrer Lliteres.
Tesorera: Hermana Catalina Esteva Cursach.
Enfermeras: Hermanas Bárbara Servera Sureda, Francisca Esteva Lliteres, Margarita Ferrer Piris e Isabel María Lliteres Vaquer.
Vocal de caridad: Hermana María Morey Moyá.
Vocal de la Juventud Franciscana: Hermana Francisca Negre.
Lloseta.—Las seglares franciscanas de esa industriosa villa
han demostrado vivas ansias de conocer bien el carisma fran¬
ciscano y están realizando ímprobos esfuerzos por vivir a la altura que les pertenece. Desde el pasado octubre han recibido mensualmente la visita del P. Comisario y han ampliado el Discretorio, que ha quedado formado así:
Ministra: Hermana Juana Ana Coll de Coll.
Vice-Ministra: Hermana María Pons Ferragut. Maestra de novicias: Hermana Beatriz Villalonga Canye¬
lles.
Secretaria: Hermana María Bestard Comas.
Vice-Secretaria: Hermana Coloma Capó Mateu. Tesorera: Hermana Bárbara Campins Pons. Vocal enfermera: Hermana Magdalena Villalonga Capó. Vocal Delegada de «GERMANOR»: Hermana Bárbara Vi¬ llalonga Ripoll.
¡A todas, nuestra enhorabuena!

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bibliografía

R. C. Zaehner. EL CRISTIANISMO Y LAS GRANDES RELIGIONES DE ASIA». Versión castellana de E. Martí Lloret. 12,2 x 19,8 cm. 232 págs. Rtca.: 140 ptas. Sobrecubier¬ ta de A. Tierz. Editorial Herder, Barcelona, 1967.
El tema indicado en el título del libro que comentamos está tratado tal como puede hacerlo el conocido orientalista Zaehner, dedicado al estudio de las reli¬
giones de Asia cuya enseñanza profesa
en la Universidad de Oxford.
He aquí el enunciado de algunos de los capítulos: Los Upanishadas. La apa¬
rición del budismo. El encuentro con
el occidente. China y Japón. El Islam:
Jesucristo en el Corán. La Santísima
Trinidad y el Corán. La pasión de AlAllaj.-J. T.
Th. Filthaut. EL REINO DE DIOS EN LA ENSEÑANZA RELIGIOSA. Versión castellana de Juan Godo
Costa. 12,2 X 19,8 cm. 192 págs. Rtca.: lio ptas. sobrecubierta de A. Tierz. Editorial Herder, Barce¬ lona, 1967.
La primera afirmación que se nos es¬ capa, leído este libro, es que no persigue una finalidad teórica, sino práctica.
El capítulo introductorio fundamenta bíblicamente el tema propuesto y señala lá importancia de este tema en la pe¬ dagogía religiosa. En la parte principal de la obra hay sugerencias prácticas y ejemplos tiltiles para la enseñanza del catecismo y de la Biblia.
En definitiva, EL REINO DE DIOS
EN LA ENSEÑANZA RELIGIOSA es
una buena contribución a la pedagogía religiosa; particularmente útil en la práctica catequética. En sentido más amplio, eficaz auxiliar para todos los que se dedican a predicar o exponer la palabra de Dios. - J. T.

MUY AMABLE Durante una conferencia que du¬
raba ya hora y cuarto se estropeó
el micrófono.
El orador, probó a esforzarse y preguntó a los de las últimas filas:
—¿Me oyen ustedes? —Yo no oigo nada —dijo uno. —^Y un señor correctísimo, senta¬ do en la fila primera, se levantó y dijo: —Por favor; venga usted aquí. Le cedo mi asiento. Desde aquí se oye perfectamente.
Niños de hoy La abuelita le regala al nieto un pe¬ queño automóvil de juguete. -Tomarico; la abuelita te ha oom> prado este «pabú». — Esto no es un «pabú». Es un 1-800, modelo del año pasado.
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