EL HERALDO DE CRISTO JX7N’IO 1967 2 CANA « CREMADILLO Calidades insuperables Destilepías VALLS CREMADILLO CAÑA VALLS (Copa de fuego) Vasija estas dos marcas, únicas en calidad MOTOCICLETA M. V. CAMPEONA DEL MUNDO ij ahora EL NUEVO MODELO 235 cc. 4 TIEMPOS Distribuidor exclusivo en Baleares; Honderos, 45 • Tel. provisional 215466 | PALMA DE MALLORCA [ I^ Contratista do Obras Santiago RuMiñol, 4 Tel. 211342 PALMA DE MALLORCA EL HERALDO DE CRISTO REVISTA MENSUAL DE LOS P P. FRANCISCANOS DE LA T. O. R. • JUNIO 1967 Año LVIII - Núm. 687 • REDACCIÓN Y ADMÓN: CONVENTO DE SAN FRANCISCO TELÉFONO 212695 PALMA DE MALLORCA • IMPRESIÓN; ARTES GRÁFICAS GIMÉNEZ • PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN: ORDINARIA. . . . 50 PTAS. NUEVA 60 € BIENHECHOR ... 100 t PROTECTOR 200 ... c • DEPÓSITO LEGAL P. M. 340-1958 NUESTRA PORTADA .LES CASES SENYORIALS; Entrades, famoses entrades gegants, totes harmonioses, totes ressonants, totes habitades d'ecos vigilants.* (Foto CASA PLANAS) < J lea en este número: La difícil pobreza 3 Monseñor Damián Nicolau Roig, T. O. R-, nombrado Obispo de Hua- machuco (Perú) 4 Mons. Damián Nicolau, Obispo ma- riano 5 Ideas sencillas 7 Miserere (poesia) 9 Nuestras misiones . . ... 10 ¿Relajación en la Iglesia?. , . 12 Al compás de nuestro tiempo . . 13 Página Literària 14 El sacerdote obrero de la paz. . . 16 Nuestra pequeña historia . . 18 Un año de actividad del M.® P. A. Martorell, T. O. R 19 Página del terciario 22 Al habla con el Rvdo. P. Juan Valles¬ pir, T. O R 24 Chistes 27 RIEGO POR ASPERSION proyectos y presupuestos GRATIS a LOMPART IPEEBQ PALMA - MANACOR - LA PUEBLA • — CDtscoieca — (FRENTE A LA DIPUTACION ('PALMA iOTillMOS, 2 Y 4-Pelairei, 32 Telilano 223933 PALMA DE MALLORCA - • TALLER DE TAPICERÍA l/icente •í^QtnándQ'^ Especialidad en cortinajes, sillones gran confort, salones y muebles de encorgo Arquitecto Reynés, 3 Teléfono 211451 PALMA DE MALLORCA 2 EDITORIAL LA DIFICIL POBREZA En esta hora de renovación cristiana se está prestando una creciente atención a las exigencias de la pobreza evangélica, como no se había experimentado desde los tiempos de San Francisco de Asís. Y esto es buen síntoma. Siempre que han surgido ansias de verdadera reforma en las filas cristianas, se ha producido este mo¬ vimiento espiritual hacia la pobreza, no ya sólo como una exigencia individual, sino también colectiva. La Iglesia conciliar no pudo me¬ nos de orientar su meditación hacia esta necesidad evangélica, que condiciona la validez de su mensaje en un mundo en el que dos de cada tres hombres no pueden satisfacer su hambre. La señal que diera Jesús al Bautista sobre la llegada del Reino —«los pobres son evangelizados»—, es también la señal inequívoca del buen estado de salud de una Iglesia en despertar. El peor mal que pudiera ocurrimos a los cristianos de la hora presente sería el no querer escuchar la voz de ese «tercer» mundo, que nos inter¬ pela con el Evangelio en la mano. «Siempre tendréis pobres entre vosotros», decía Jesús. Lo sabe¬ mos de sobra; y ello no puede eximirnos de luchar sin tregua para remediar la pobreza, mejor, la miseria de esos millones de pobres que el mundo deja vegetar en la actualidad. Pero en esta lucha con¬ tra el hambre que tiene empeñado al mundo civilizado, no debiéra¬ mos olvidar que ese «tercer» mundo es, entre nosotros, la presencia de Jesucristo. Ese mundo de la pobreza es uno de estos lugares misteriosos en que se consuma, aquí abajo, el misterio de la iniqui¬ dad, pero donde se cumple también el misterio de la gracia. Los pobres son, después de todo, los que salvarán al mundo; ellos son los que pertenecen a la estirpe real de Jesús y de Francisco de Asís. Hacia ellos tendrá que ir la Iglesia, si quiere encontrarse a sí misma, encontrando a Jesucristo. Difícil tema el de la pobreza, que no puede expresarse más que en términos de paradoja. Se podrá interpretar a Lucas —«bienaven¬ turados los pobres»— con la atenuación añadida por Mateo: «Biena¬ venturados los que tienen alma de pobre». Y hasta se podrá inter¬ pretar benignamente la dura frase de Jesús: «Más fácil es que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico en el reino de los cielos». Lo que está fuera de duda es que la pobreza real será siem¬ pre el terreno privilegiado de la gracia. Y creemos que a nada con¬ duce, como otra atenuación de la pobreza, la distinción entre precep¬ tos, impuestos a todos, y consejos, propuestos tan sólo a algunos en plan de heroísmo, si no es a un cristianismo de mera conducta práctica, demasiado vigente en nuestros días. La pobreza evangélica es más que una exhortación al desasimiento; es la actitud de las almas que lo dejan todo y lo esperan todo de manos de Dios. Se trata de una actitud fundamental del ser cristiano, sin perjuicio para la admirable diversidad de vocaciones y de situaciones cristianas. 3 Monseñor DAMIAN NICOLAU ROIG, T. O. R., nombrado Obispo de Huamachuco (Perú) 4 El 13 del pasado mes de abril la Radio Vaticana lo anunció y el «Osservatore Romano» del día siguiente divulgó la notica: Monseñor Damián Nicolau Roig, T. O. R., ha sido nombrado, por S. S. Pablo VI, Obispo Titular de Bararo, residencial de Huamachuco (Perú). Monseñor Damián Nicolau nació en Vilafranca de Bonany (Mallorca), el 29 de octubre de 1907. Emitió la primera profesión en la Ter¬ cera Orden Regular, día 3 de noviembre de 1923. La ordenación sacerdotal le fue confe¬ rida en Roma, el 19 de abril de 1930. Es Doctor en Sagrada Teología, Licen¬ ciado en Derecho Canónico distinguido con la medalla de Plata y Diplomado en Latín Clásico, por la Universidad Gregoriana. En nuestra Provincia Franciscana ha ejercido los cargos de Superior, Maestro de Novicios, Director Espiritual del Co¬ legio de La Porciúncula y Secretario Provincial. Asignado, por la Santa Sede, a nues¬ tra provincia Franciscana Española de la T. O. R., un territorio de misión en el Perú (América), el P. Damián Nicolau, con otros compañeros, salió para Hua¬ machuco ,en noviembre de 1961. El 7 de diciembre del mismo año fue erigida aquella misión en Prelatura y ei P. Damián fue elegido su Administrador Apostólico el 15 del mismo mes. Y día 23 de octubre de 1963 fue nom¬ brado Prelado Nullius de aquella Prela¬ tura. Sabemos que la consagración episco¬ pal se efectuará en Palma. Es deseo de Mons. Nicolau que actúen de Obispos consagrantes el de Mallorca, Dr. Alvarez Lara, y el de Ibiza, Dr. Planas, con otro aún no designado. «EL HERALDO DE CRISTO», hacién¬ dose eco de la general alegría de la Provincia Franciscana Española de la T. O. R., al ver a uno de sus hijos eleva¬ do a la dignidad episcopal, trasmite al nuevo Obispo su más sincera felicitación y afectuosos respetos, augurando que, con el pontifical carisma, será aún más fecundo su apostolado entre la grey confiada a sus desvelos. MONS. DAMIAN NICOLAU, OBISPO MARIANO No nos ha sorprendido ver en el boceto del escudo del nuevo Obispo que María, simbolizada por la estre¬ lla, ocupa el centro del mismo. Por¬ que sabemos que ocupa el centro del corazón de este Prelado. En sus años de Director Espiritual de nuestro Se¬ minario Seráfico, María era el tema preferido de sus pláticas, y la devo¬ ción mariana el camino azul por don¬ de guiaba hacia el ideal del sacerdo¬ cio a los pequeños seminaristas. Ahora que se ve elevado a la digni¬ dad episcopal, vuelve sus ojos supli¬ cantes —de niño, diríamos— hacia la Madre para que sea más que nun¬ ca su guía y su sostén. El lema que ha escogido y ha querido campease en el escudo es «Sub tuum praesi¬ dium, Maria», bajo tu protección, María. A confirmación de cuanto vamos escribiendo, séanos permitido copiar ¿Quién dice que la vida misional es triste? La sonrisa nunca se apaga en los labios de Mons, Nicolau. 5 Por lo menos esto noche se dormirá en uno como debajo del porche. una página de la revista MISIONES T.O.R., aparecida en su número de mayo del pasado año, al que desea¬ mos añadir sólo una línea al final Dice así: «UN PADRE CONCILIAR Y MARIA» Sé que voy a descubrir un secreto, pero sólo a medias. Cuando durante el Concilio Vaticano II se repartió a los Padres el esquema de Misiones, uno de nuestros Prelados misioneros notó con gran sorpresa que ni ima sola vez se nombraba a María. ¿Qué hacer? Se había cerrado ya la discu¬ sión del esquema; no obstante, era aún posible enviar por escrito los «modos» (modiñcaciones o sugeren¬ cias) que se creyeran oportunas. Ni corto ni perezoso nuestro Prelado hizo llegar a la Secretaría del Concilio mi «modo» en que deploraba que Ma¬ ría no fuese nombrada en el esque¬ ma, siendo como era la Reina de las Misiones, y pidiendo además que donde se trata de las cualidades y de la formación de los futuros mi¬ sioneros se incluyera ima sólida de¬ voción mariana. Como la norma del Concilio era admitir a discusión imo 6 por uno todos los «modos» y decir en pleno Concilio si eran o no admi¬ tidos dando las razones de la admi¬ sión, el Secretario dio cuenta del ci¬ tado «modo», advirtiendo que María sería incluida al principio y al final del esquema, donde se hace notar que de María se esperan las gracias de conversión de los infieles y la pros peridad de las Misiones. No quedó aún contento del todo nuestro Padre Con¬ ciliar, e insistió en otro «modo» so¬ bre la necesidad de la devoción ma¬ riana en la formación de los futuros misioneros. Y el Secretario volvió a dar razón del nuevo «modo», diciendo que lo había propuesto «UN Padre Conciliar», y que en virtud de lo que pedía se añadía una nota al esquema donde se habla de la forma¬ ción de los futuros misioneros. Nó¬ tese que se hizo constar que había propuesto el nuevo «modo» UN Pa¬ dre conciliar. Este Padre del Conci¬ lio era tmo de nuestros Prelados mi¬ sioneros. ¿Quién era? No importa el nombre. Los estudiosos lo hallarán en los grandes volúmenes de las actas del Concilio, donde todos los «modos» con el nombre de sus autores queda¬ ron archivados. Nosotros no preten¬ demos sino depositar esta revelación a los pies de María, como mía per¬ fumada rosa del mes de Mayo». Hasta aquí el artículo. Y ahora la línea que queremos añadir nosotros. El Padre Conciliar que tanto insistió en incluir a María en el esquema de Misiones, era Mons. Damián Nicolau. Mons. Nicolau se prepara para un largo viaje. IDEAS SENCILLAS Por Jaime Salvà y Riera Una amable invitación hecha pública¬ mente desde las páginas de esta revista por quien tiene autoridad para hacerla, me obliga, sin posible excusa, a recoger el guante y salir a la palestra para rea¬ nudar ima añeja comunicación con los lectores (*). Entre las Empresas de Saavedra Fa¬ jardo hay una que podría servir de epí¬ grafe o encabezamiento a estas líneas. Bajo el lema Vicissim traditur representa una mano sosteniendo una antorcha que entrega a otra que la recibe, queriendo signiñcar que, a ejemplo de lo que suce¬ día en los juegos olímpicos, en que pues¬ tos a trechos diversos corredores, partía el primero con una antorcha encendida y la daba al segundo, quien a su vez la entregaba al tercero, y así sucesivamen¬ te; así nosotros, haciendo aplicación a la herencia espiritual recibida de los ma¬ yores, vemos como se propaga de imas a otras generaciones como tea ardiente e inextinguible. La atenta solicitud como forma de ser¬ vicio prestado al prójimo nos permite pensar con fundamento, siempre que in¬ tentemos transmitir un legado ideológico de imas generaciones a otras, en la nece¬ sidad de establecer un enlace sin solu¬ ción de continuidad entre el depósito de verdades adquiridas y los nuevos plan¬ teamientos que suscitan las circunstan¬ cias de los tiempos. Uno de los problemas que se presen¬ tan a la conciencia de la juventud actual es el de formarse ideas claras entre el hecho de la disidencia religiosa, latente antes y hoy manifiesto en la superficie de la vida social moderna. Al comparar las directrices del Concilio Vaticano II con el pensamiento tradicional, algunos creerán advertir un matiz de diferenciar ción de principios o de táctica, sin darse cuenta de que esa supuesta discrepancia es más aparente que real y no altera la esencia de la doctrina. El sagrado Concilio, en la declaración Dignitatis humanae, se propuso desarro¬ llar el pensamiento de los últimos Pon¬ tífices sobre los derechos inviolables de la persona y sobre el ordenamiento jurí¬ dico de la sociedad, dejando íntegra la (*) Véase EL HERALDO DE CRISTO de abril de 1967, págs. 22 y 23. 7 doctrina tradicional católica acerca del deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera reli¬ gión. Para el Concilio la libertad religio¬ sa consiste «en que todos los hombres han de estar inmrmes de coacción, tanto por parte de personas particulares como de grupos sociales y de cualquier potes¬ tad humana», señalando como origen y causa de esta libertad «la dignidad mis¬ ma de la persona humana». Es principio fundamental de la Teolo¬ gía católica que todos los hombres pue¬ den salvarse por aplicación de los méri¬ tos de Jesucristo, pero nadie se salvará sino por su libre voluntad. La fe no se impone por la fuerza, sino que se acepta por encima de toda coacción. Por tanto, todo ser humano debe quedar inmune a cualquier acción coactiva, sin que esto signiñque la indiferencia religiosa ni la proclamación del derecho a rechazar la verdad y abrazar el error. Signiñca sola^ mente el respeto a la dignidad humana que excluye toda intimidación para la aceptación de la verdad religiosa. Este respeto a la libertad ha de ser ampara¬ do por una fórmula jurídica positiva que garantice la autonomía individual y tute¬ le la libertad moral contra cualquier imposición coactiva. Estos principios son los que siempre ha sostenido la Iglesia y al proclamarlos el Concilio Vaticano II no ha introducido una novedad doc¬ trinal, sino que se ha limitado a darles forma nueva, adaptándolos a la realidad social de nuestro tiempo. Nuestros mayores exaltaron la unidad católica como supremo ideal nacional, convencidos de que con la unidad católi¬ ca defendían, no sólo la verdadera reli¬ gión, sino también el carácter y el ser mismo de la civilización española. El golpe más fuerte que recibió la unidad religiosa de la nación española, de la agi¬ tada política del pasado siglo vino con la revolución de 1868. En las Cortes Constituyentes de 1869 resonaron las voces elocuentes del Cardenal Cuesta, el Obispo Monescillo y el canónigo Manterola; la Asociación de Católicos logró entonces reunir, entre violencias y persecuciones, cerca de cuatro mi¬ llones de firmas para elevar a las Cortes una moción en que pedían se decretase «que la Religión católica apos¬ tólica romana, única verdadera, continúa siendo y será perpetuamente la religión de la nación española, con exclusión de todo otro culto, y gozando de todos los derechos y prerrogativas de que debe gozar según la ley de Dios y lo dispuesto en los sagrados cánones». Pero los es¬ fuerzos de los adalides de esta noble causa no pudieron impedir que prevale¬ ciese el espíritu revolucionario en la efí¬ mera Constitución de 1869. En la de 1876 sólo quedó limitada la unidad católica por la tolerancia de cultos disidentes, prohibiendo, sin embargo, sus manifesta¬ ciones externas. ¿Erraron nuestros padres al defender la unidad religiosa? De ningún modo. La contestación más terminante y cate¬ górica a esta pregunta la tenemos en estas palabras de S. S. Paulo VI: «La unidad católica será siempre un don de orden y calidad superior para la pro¬ moción social, civil y espiritual de un país». Más concretamente, la declara¬ ción colectiva del Episcopado español de 8 de diciembre de 1965 advertía que «la libertad no se opone ni a la confesionalidad religiosa de una nación». La declaración conciliar no contradice sino que complementa las ideas general¬ mente profesadas en los ambientes cató¬ licos. El hombre debe acatamiento a Dios no sólo como persona individual sino como miembro de la sociedad. No sería admisible erigir en principio doc¬ trinal el agnosticismo práctico de algu¬ nos países, ancanzado en ellos como resultado histórico de cruentas luchas internas, de las que nosotros estuvimos inmunes. La libertad religiosa, en los términos precisos que hemos expuesto, no puede servir de pretexto para intro¬ ducir el laicismo en la vida pública. El Estado no puede ignorar la reali¬ dad religiosa como uno de los más im- [Sigue en pág 26) 8 Jo sent la forta inquietud del que camina a les palpentes. Ai!, que és de poca ma virtut i moltes mes coses dolentes! Vai^ fent la via d’aquest món, via molt llarga i perillosa. M’engolirà l’avene pregon? Em perdré dins la selva ombrosa? De bell minyó vaig albirar, dins Vimprecisa llunyania, el parpelleig feble del far que mostra el terme de la via. Amb el bastó de pelegrí vaig començar la caminada; tenint els ulls fits al destí no em feien por, fred ni colrada. Quin temps aquell! Mes, oh dissort! Minvant l’anhel de la partida, prest va encisar-me el camí tort i el gust de fruita prohibida. El camí tort em va encisar i, abandonant la via dreta, per dins la vinya i el pomerar s’ensutzeí ma ànima neta. Esclatà el foc intenor amb uns calius de tanta ardència, que es tornà cendra o cremalló tot el cabal de la innocència. Des de llavors el meu esforç per retrobar la dreta via és quasi va; des de llavors em corca el pit la melangia. I vaig rodant d’ací i d’allà, una caiguda i altra caiguda; i els garfis de l’esbarzerar ratllen ma carn amb punta aguda. Qui em darà pa de fortitud a dins ma extrema defallença, i l’oli i el llum de la virtut per aclarir la fosca densa? Qui guarirà amb un bàlsam rar mes lletges plagues que sanguegen Qui de col·liri voldrà untar mos ulls que ploren i fosquegen? Qui em rentarà la pols i el fang que de mon cos han feta presa? Qui abillarà amb un vestit blanc d’aquesta nou pròdig la nuesa? Per dins les ombres de la mort fa temps que faig el meu viatge. Com puc. Déu meu, atènyer el port si vos no sou el meu guiatge? Déu meu. Déu meu, il.luminau de mes pupil·les la foscura; mostrau la via de la pau a qui en té tanta de fretura. Pos au-me pa dins el sarró perquè de tot no defallesca; i també ompliu-me un gerricó de la vostra aigua sempre fresca. Vestiu ma fosca nuetat amb una estola de blancura; cobriu mon pit acongoixat amb una fèrria armadura; per tal que els dards de l’inimic, esbocinats, caiguin en terra si s’esdevé que qualque pic, mentre camín, em faci guerra. Lliurau mon peu de caure en llaç, i guardau-me en les hores males; el temps que estigui dins l’ermàs que em facin ombra vostres ales. Déu meu, Déu meu, vullau oir de vostre serf l’humil requesta; i per quan muirá, guardau-lí un petit lloc a vostra festa. Inca, any 1934. P. Miquel Colom, T. O. R, 9 NUE^rAs MISIONES Siguiendo tas huellas del misionero *|\\/|* AS de una vez hemos dicho que los caminos del misionero son duros, y en nuestra revista han podido los lec¬ tores constatar muchas veces la verdad de nuestra afirmación. A continuación van dos casos que hemos sacado del dis¬ curso que Mons. Gomes de Arruda, T. O. R., hizo en la ceremonia de su con¬ sagración episcopal. El habla de «un misionero»... y de «otro misionero». He pensado si callaba el nombre de estos misioneros para no nombrarse a sí mis¬ mo. «Sucttdió una vez... que uno de nosotros, misionero, fue lla¬ mado para socorrer a un grupo de Indios enfermos, casi todos moribundos; es un caso a manera de ejemplo. Para ir al campo de estos Indios, la primera parte del viaje era fácil, ya que se podía hacer en tren. Un día entero para recorrer 100 kilómetros, hasta llegar al sitio donde empieza el camino que conduce a aque¬ llos Indios. Digo camino, y no era cami¬ no, sino un sendero trazado en la selva. Toda esta segunda parte del viaje tenía que hacerse a pie, en la espesura que el misionero tenía que abrir a machetazos para poder pasar. Llegó por fin, y se de¬ tuvo muchas semanas, estando durante el día y la noche al lado de aquellos po¬ bres indígenas para salvarles de la muerte, pues toda la tribu estaba enfer¬ ma de gripe, que para los Indios es ima enfermedad mortal. Con grande sacrifi¬ cio y medicinas que había traído el mi¬ sionero salvó a los Indios; pero al fin el Padre cayó enfermo, y tan gravemente enfermo que no pudo levantarse. Los Indios comprendieron que si ellos no acompañaban a su bienhechor hasta donde pasaba el tren, estaba perdido. Y Misteriosa belleza del río Guaporé. ¿Qué le espera al mi¬ sionero detrás de esa muralla verde? 10 así lo hicieron, llevándoselo sobre sus hombros. Tres meses de tratamiento serio fueron necesarios para que se restableciera la salud del Padre y pudiera de nuevo em¬ pezar su duro trabajo». Una gallina compasiva «Otro día, no digo el nombre para no disgustar a nadie, otro misionero que consagra sus actividades a una zona to¬ davía más distante, en el río Guaporé, donde generalmente los transportes son difíciles y raros, se encontró en im pe¬ queño poblado donde él esperó que pa^ sara alguna barca par continuar el viaje. Allí alguna vez es posible tomar algún avión hasta cierta distancia (Forte), pe¬ ro luego es necesario continuar a remo. A veces se consigue una barca a motor, pero... cuando se para, se debe continuar a remo; es lo más corriente. Así, y como se puede, al cabo de bastantes días se llega al sitio donde se quería llegar. Este misionero, pues, estaba esperando un medio de transporte junto al río para poder continuar el viaje. Este centro es muy reducido y la población tan pobre, que no tenía ni un puñado de arroz para ofrecerlo al Padre para que pudiese cal¬ mar el hambre, pues estaba en ayimas desde hacía dos días. Pero hizo amistad con una gallina que pasaba diariamente cacareando, e iba a poner su huevo en un sitio que el misionero descubrió. Allí quedaba cada día, calentito y reciente, el precioso huevo. El misionero al oir la gallina, estaba ya preparado para reco¬ ger el huevo, que constituía su única comida en todo el día. Y este régimen duró quince días, al cabo de los cuales pasó una barca en que pudo el misione¬ ro continuar su viaje. Y puedo decir algo más: este misionero quiso fijar su sede principal precisamen¬ te en este sitio, esforzándose en elevar el nivel de vida de aquella pobre gente que no tuvo nada que ofrecerle para calmar el hambre». La moderna bebida que da a la leche el más delicioso sabor con leche es lúinico! n ¿RELAJACION EN LA IGLESIA? por Sebastián Taberner, T. O, R. La situación es paradójica. Por una parte se escribe más que antes sobre la vocación universal a la santidad. Se esbozan teologias del laica^ do. Se habla de la castidad matrimonial, que no quiere, ni debe, en modo alguno, llamarse castidad imperfecta. El pueblo ha descubierto la Liturgia. La tesis del sacerdocio de los fieles ha revalorizado el papel de los laicos, expresándose en nuevas formas de apostolado, de forma que, exageradamente, se dice, que el Concilio Vaticano II ha sido el Concilio de los laicos. La frase de que la autori¬ dad es un servicio gana adeptos y, como consecuencia, obispos renuncian a sus sedes porque no están en condiciones de servir a sus diócesis. En otras palabras: la Iglesia ha hecho en el Concilio, y deberá traducirse en el post-Concilio, xm gigantesco examen de conciencia para ver si responde, en to¬ das sus lineas, al plan de Dios. Muchos de nuestros católicos reciben alborozados estos 'movimientos. Por otra parte, un cierto temor fiota en el ambiente. Con tantos cambios en materia litúrgica, ¿dónde vamos a pa¬ rar? La lectura de los libros sagrados y ciertos comentarios, ¿no provocarán una crisis en la concepción tradicional de la fe de nuestros fieles? Las críticas con¬ tra el juridismo y la burocracia ecle¬ siástica, ¿no están inspiradas por nues¬ tros deseos de hacer lo que nos dé la gana? La sustitución de rígidas formas de penitencia por otras más libres, ¿no son una concesión a la civilización del confort? Ese clima de libertad creado por el Concilio ha llevado a discutir abiertamente temas delicados, como el celibato sacerdotal o el control de nata¬ lidad. ¿Será posible ponerse al día en estas cuestiones siendo fieles a la tradi¬ ción? ¿No existe en el fondo un deseo de llegar a un acuerdo con el mundo? Expresiones hace pocos años escandalo¬ sas son hoy doctrina oficial: paternidad responsable, libertad religiosa. Sin em¬ bargo, ¿quién puede prever las conse¬ cuencias de todo ello? Y... ¿para qué seguir? Parte de nuestros fieles vive angustia¬ da porque se tiene la impresión de que todo ese «aggiornamento» trata de hacer más fácil la vida cristiana, de encontrar una fórmula de compromiso, de servir¬ nos im evangelio a nuestra medida, ya que de otra forma no iba a seguirlo na¬ die. Creen los portavoces de esta tenden¬ cia que la generación actual no toma tan en serio su religión como en épocas anteriores y entonces surge la necesidad de un arreglo. Sin embargo, estos recelos no están de ningún modo fundamentados. La Iglesia se ha sometido a una valiente autocríti¬ ca para ver si responde a la prístina idea de su Fundador. Todos los movimientos de renovación están impregnados de es¬ ta corriente. Esto resulta más evidente en los movimientos bíblico y litúrgico, pero vale también para la renovación de la vida moral cristiana. Ya van desapa¬ reciendo los «casuistas» que saben en¬ contrar escapatorias por vía legal para hacer lo que uno quiere, aunque no de¬ biera hacerlo. Hoy, por el contrario, el esfuerzo se centra en expresar el impe¬ rativo moral del evangelio para confor¬ marnos a la imagen de Cristo, según la voluntad del Padre. Creer hoy que los movimientos reno¬ vadores van a crear un cristianismo la¬ xo, es ima traición al afán renovador que siempre ha animado a la Iglesia y al momento histórico que vivimos. Los autores actuales se preocupan por la obediencia al evangelio, reflexionan sobre la vida moral del hombre, que emana de la revelación. Por consiguiente, si tienen que refutarse sus argumentos tiene que ser con otras pruebas, ya de la Sagrada Escritura, ya del orden obje¬ tivo, pero no por acusaciones apriorísticas de que se está minando la vida reli¬ giosa porque se está discutiendo ora una ley humana, ora una posición tradicio¬ nal ora una determinada manera de prac¬ ticar la religión. La obligación fundamental de tender a la perfección no se fimda en ningún precepto legal. ¡Ay de nosotros si fuese solamente un precepto externo! La mo¬ ralidad no consiste en que Dios nos da una serie de preceptos, luego espera a ver si los cumplimos y finalmente nos 12 premia o castiga según nuestra conduc¬ ta. Toda la esencia del evangelio estriba en que Dios, con un único gesto reden¬ tor ,nos brinda el conocimiento de nues¬ tra condición pecadora y la gracia del perdón y vida nueva. En ésta nos pide nuestra obediencia a su voluntad reden¬ tora, pero no lo hace imponiéndonos un sistema de leyes, sino encontrándonos en Cristo camino, verdad y vida hacia El. En otras palabras: Cristo es nues¬ tra Ley. Si la liberación del legalismo constitu¬ ye laxismo, hay que lamentar que el primer laxista fuese san Pablo. En su carta a los Calatas ha formulado una declaración de guerra a toda tentativa de aprisionar el cristianismo en una su¬ jeción a la Ley, por muy bien formula¬ da que esté. No es que se puedan saltar a la tore¬ ra las leyes y los preceptos de la vida cristiana. Las leyes son el pedagogo que nos conduce al Maestro, dice san Pablo, pero no deben hacernos olvidar que nuestra vocación es el seguimiento de Cristo, cuyo imperativo moral es el amor que no conoce límites; que no vi¬ vimos bajo la ley, sino bajo la gracia; que la moralidad consiste en la confor¬ midad con la nueva vida que hemos re¬ cibido. A la luz de estos principios, esbozados en forma sintética, no creo que nadie pueda acusar de laxismo a ningún mo¬ vimiento moral renovador. Vayan uste¬ des mismo sacando consecuencias, sin casuística de ninguna clase sobre el lí¬ mite de la obligación, sino dejándose conducir por la caridad de Dios que se ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu que se nos ha dado, y ya me dirán si su vida se va o no relajando. AL COMPAS DE NUESTRO TIEMPO LEGITIMAS ASPIRACIONES DE LOS HOMBRES Verse libres de la miseria, hallar con más seguridad la propia subsistencia, la salud, una ocupación estable; participar todavía más en las responsabilidades, fuera de toda opre¬ sión y ai abrigo de situaciones que ofenden su dignidad de hombres; ser más instruidos; en una palabra, hacer, conocer y tener más para ser más; tal eé la aspiración de los hombres de hoy, mientras que un gran núme¬ ro de ellos se ven cóndénados a vivir en condiciones que hacen ilusorio este legítimo deseo. Por otra parte, los pueblos llegados recientemente a la independencia nacional sienten la necesidad de añadir a esta liber¬ tad política un crecimiento autónomo y digno, social no menos que económico, a fin de asegurar a sus ciudadanos su pleno desarro¬ llo humano y ocupar el puesto que les co¬ rresponde en el concierto de las naciones. De la encíclica de Pablo VI, «POPULORUM PROGRESSIO». 13. PÀGINA L·ITERÀRIA. Entrades, famoses entrades gegants, totes harmonioses, totes ressonants, totes habitades d’ecos vigilants; arcades i voltes de l’antiga casa plenes de foscor, plenes d’emoció, posades en guisa de decoració per una comedia de capa i espasa; vistosa cisterna de ferre florit; polsosa llanterna, pinya multifolia de ferre bogit, com una lluerna dins una magnòlia brillant en la nit, que d’unes virreines i unes mariscales vegeres les gales dos segles abans, venint a la festa, tornant de la rua, saltant de l’esvelta cadira de mans; llarga columnata bella escalinata, gentils galeries del Renaixement; gràcils teories d’amors i poncelles; passamaneries, calat transparent de branques i fulles i flors i rodelles; patis de misteri plens d’amagatalls, ombres que recorden vespres de difunts, argolles dispostes per fermar cavalls i reixes que parlen d’unes fellonies i unes banderies, i de Canamunts i de Canavalls; porta esculturada, porta blasonada de l’estudi antic que ara et veig tancada per fat enemic; que fores refugi d’uns vells humanistes, i d’uns vells juristes, i d’uns vells teòlegs i enciclopedistes; palaus mallorquins, imponents i grans, quasi venecians, quasi florentins, i entre llevantins i ealderonians.,. S CA.SES SENVOXtXAX.S Ja us veia, fervent, en la minyonia, sentint vagament la vostra elegia! Ara us cantaria una lletania d’enamorament: per vostres passades Beatrius i Onisses; per les ignorades flors esfulladisses dels vostres jardins, mortes de fa estona; per les balconades totes perfumades jo no sé de quins torbadors i tràgics perfums de Verona; per les balustrades totes ennoblides, totes amarades de rous i serena, d’aures exquisides, de veus aflautades i de lluna plena; per l’hora radiant de Julieta pura; pel cor bategant i el cel que fulgura; per les grans parpelles de passió mig closes; pel cantar d’aloses i les albes clares i les nits d’estrelles i el florir de rosesl Miquel dels Sants OLIVER (1864-1920) LES CASES SENYORIALS, de la Ciutat de Mallorques, cantades se¬ nyorívolament, intel·ligentment, eruditament pel gran senyor de la ploma, l’intel·ligent i erudit fill il·lustre de Campanet· Es aquest un dels mallor¬ quins que fan més nom dins les nos¬ tres lleters· I podem rentmciar a fer altres elogis d’«un escriptor que, a través d’una intensa i infatigable tas¬ ca intel·lectual, va abordar diversos gèneres —poesia, assaig, narració, història, periodisme—, aconseguint en tots ells, com va apimtar el mateix Joan .Alcover, «la monotonia de l'ex¬ cel·lència» (Llompart, La literatura moderna a les Balears). Diu l’autor que acabam de citar, que en el poema Les cases senyorials s’hi pot ja descobrir aualque toc modernista· Hi estam d’acord, i és per a nosaltres un detall revelador el fet d’aprofitar com a rima el mot secun¬ dari quins («dels vostres jardins/ ...jo no sé de quins / torbadors i tràgics perfums...»), cosa tan fre¬ qüent a partir de Ruben Dario. S’hi veu emprat, en dit poema, el mateix ritme o metre, àgil i musical, que usa Joan Alcover en les famoses Can¬ çons de la Serra. Observin els menys iniciats que, malgrat el seu moder¬ nisme incipient, l’autor encara mesu¬ ra a la castellana, diftongant en mots com harmoniosos, emoció ,decoració, etc. Un cert nombre de les antigues ca- senyorials de Palma han desaparegut definitivament; altres han estat trans¬ formades en hotels o en «boutiques». Però, sortosament, se’n conserva la majoria, com a testimoni d’art i d’a. quells segles de bella història, a què al·ludeix Miquel dels Sants Oliver, i també per a l’actual badoqueig turís¬ tic, el fenòmen tan discutit i ensems tan desitjat. Fra M. a, T. O. R. Ic5i EL SACERDOTE, OBRERO DE LA PAZ p6r Gregorio Mofeu, T. O. R. Si la Iglesia tiene una misión terrena en el mimdo es la que le confió Cristo de ser portadora ^ de la paz. Quién áli- mente su corazón y su cabeza con las aéuas limpias dél Evangelio, tiene que luchar denodadamente para que la paz ho sea solamente rm mito irrealizable. Si esto es Verdad para tódo cristiano, se vuelve más urgente para el sacerdote, debido a su particular consagración. La consagración de este mundo en óHsto debe ir matizada por un amor a toda prueba a los hermanos, viviendo plenamente conscientes de que nuestra patria es el mundo. Mi artículo del pa¬ sado mes sobre la conveniencia o no de los sacerdotes obreros en las circunstan¬ cias actuales, ha despertado reacciones contradictorias. Mientras irnos me escri¬ ben afirmando que el cura debe perma¬ necer en la Iglesia y en la sacristía, otros nle critican el qüe ho afirmase rotunda¬ mente que «todos» los sacerdotes deben trabajar manualmente en alguna fábrica u otro sitio parecido. Las dos posturas filé parecen exageradas. Ño düdo que quizás algunos —sólo «algunos»— sacer¬ dotes se han extralimitado en sus opcionós laborales, sindicales o políticas en los últimos tiempos. Pero, por otra par¬ te, no podemos olvidar que el sacerdote, por el mero heóho de ser sacerdote, no deja de ser un ciudadano, a quien preo¬ cupa la marcha de la cosa públicai En esa doble vertiente de ciudadano-sacerdo¬ te puede preocuparse y dar la versión moral a los hechos sociales que se desa¬ rrollan a su derredor . La confusión de funciones ha sido siempre perniciosa y de ella tenemos recientes ejemplos: laicos demasiado mezclados en misiones clericales y sa¬ cerdotes metidos én cuestiones ajenas a su función sacerdotal. PREOCUPACIÓN POR LO RELIGIOSO De todas formas permanece el proble¬ ma de la actuación del sacerdote en el murido de nuestros días... Después del Concilio, la opinión pública de nuestró catolicismo se ha sentido sacudida enér¬ gicamente. Apenas si, en años anteriores, había salido a las primeras páginas dé los periódicos inás que en forma de grandes discursos, presencia de prelados en inauguraciones, algunas que otraé procesiones y poco más. Pero, apenas concluida la asamblea conciliar, el cató-> licismo español se toma polémico y se hace oír. La Acóión Católica se conmud» ve, hay seminarios que se cierran, reu¬ niones clausuradas por la policía, apare¬ cen escritos de protesta y exigencia. Ca¬ be citar como más destacados algunos' hechos que sacudieron ía no sienipré bieii informada conciencia nacional: la reu^ nión «clandestina» en un convento de Barcelona, los sacerdotes en las calles de Barcelona y de Bilbao, la desapari¬ ción de la sotana y la operación Moisés. de las librerías. Porque en ocasiones llega a aparecer cierta la frase del pro¬ fesor Ruíz Giménez: «Entre nosotros el Concilio no ha hecho más que aumentar la bibliografía». REVISION DE POSTURAS Por lo general, del Seminario sólo ha¬ blamos oido hablar en el mes de marzo, para pedimos imas limosnas. Ultima¬ mente ha llamado la atención que el Seminario de San Sebastián tuviera que ser clausurado a medio curso; que en la Universidad de Salamanca hubieran apa^ recido tensiones entre alumnos y profe¬ sores; el nuevo cambio de equipo de su¬ periores en el Seminario de Barcelona. Los Seminarios, por el motivo que sea, se encuentran en un momento crucial después del Concilio. Los motivos de esa inadaptación son complejos y variados: inadecuación entre la doctrina tradicio¬ nal que se da y la doctrina conciliar; un cuadro de vida quizás conveniente en otros tiempos, pero desadaptado en la actualidad; baja en la valoración del celibato por grupos de seminaristas teó¬ logos; falta de contacto con la vida real para los que se preparan. Creo, francamente, que ha llegado la hora de una revisión a fondo de nues¬ tras estructuras. Es demasiado fácil acu¬ sar, sobre todo cuando estamos faltos de una debida información. Quien haya leí¬ do, por ejemplo, el tan traído y llevado documento de la no menos célebre y cri¬ ticada «Operación Moisés», habrá podi¬ do observar que, salvo algrmas formas de expresión y su estilo duro, los temas que trata fueron discutidos en el Conci¬ lio y admitidos en su mayoría como normativos para todas las colectividades eclesiásticas. Que un Obispo como el de Segorbe haya hecho enviar copias a sus sacerdotes para que lo estudien y co¬ menten conjuntamente, es un indicio de que no es tan malo como se ha intenta¬ do hacerlo ver. Tenemos el tremendo peligro de con¬ cebir el dinamismo conciliar como un bonito trofeo para lucir en las vitrinas No hay motivo para que la Iglesia que¬ de aislada. Ella debe hablar el mismo lenguaje que los hombres de hoy. Pero para ello debe tratarlos, convivir con ellos, pulsar sus problemas al vivo y en primera línea. El sacerdote, como obre¬ ro de la paz, debe trabajar enérgicamen¬ te al servicio de los demás. Y no se diga que a él le competen funciones mera¬ mente espirituales. Si no queda claro, ahí van imas palabras del Cardenal Ar¬ zobispo de Lyon y sus Coadjutores a 150.000 hogares cristianos: «Algunos se extrañan de que los sacerdotes interven¬ gan para recordar las exigencias del Evangelio, en las soluciones que hay que aportar a los problemas políticos, econó¬ micos o sociales. ¿Tienen éstos suficien¬ te conciencia de que el reino de Dios debe crecer bajo la acción del Espíritu Santo, en pleno corazón de las realidades terrenas?» De hecho, el sacerdote Sr. Bo¬ rei quiere presentarse a las elecciones de Albertville para defender a los expropia^ dos. Según él, las tierras son pagadas a 0,5 Fr. el m.^ y revendidas hasta a 250 Fr. Todos los cambios que afectan a la cultura, a la sociedad, al hombre de hoy son para los sacerdotes, testigos de Cris¬ to y predicadores del Evangelio, desafíos nuevos para los cuales por fuerza no pueden estar preparados. No hay que olvidar la ayuda que pueden aportar las ciencias nuevas, como son la sociología y la psicología religiosa. En esa compro¬ metida labor, el sacerdote será un testi¬ go más fiel del Evangelio de Cristo en un mundo ansioso de verdad, de justicia y de paz. Es bonita la frase del manifies¬ to de la Juventud Obrera Católica fran¬ cesa: «Mientras haya trozos de guerra y odio en el mundo no podemos ser hom¬ bres libres y responsables. La guerra y el odio nos mutilan. Pero nuestra alegría es total cuando edificamos la paz con nuestra acción cotidiana: felices los arte¬ sanos de la paz». 17 NUESTEA pequeña HISTORIA fftedio siglo atrás,,, Í^ONTRARIAMENTE a lo que hubimos de afir¬ mar en el resumen del mes pasado, los grabados que insertaba el «HERALDO» del mes de junio de 1917 estaban todos relacionados con las circunstancias de aquel número. Eran una quincena de grabados que formaban lo que ahora diríamos un reportaje gráfico. Efectivamente, se había efectuado, durante el mes de mayo, la Peregrinación Franciscana anual al Santuario de nuestra Señora de Consolació (San Juan), pere¬ grinación muy brillante y concurrida, y todas las ilustraciones convergían en lo mismo: destacar aquella memorable jornada. Por eso en la primera página de aquel número campeaba la imagen de la Mare de Déu de Consolació. Seguía luego un trabajo histórico de F. To¬ rrens. Pbro. T, que añadía nuevos datos a la biografía de Fr. Luis Jaume, publicada el mes anterior. Se citan los nombres de los nueve Franciscanos que formaron la expedición con la cual marchó a América el hijo de San Juan, entre ellos otros dos mallorquines: P. Miguel Fieras y P. Buenaventura Sitjar. Nos dice tam¬ bién que el Guardián de Méjico era entonces Fr. Rafael Verger, de Santanyí, después Obispo de Nueva León. etc. Inserido en el texto hay un grabado representando el martirio del Venera¬ ble Fr. Luis Jaume. C. Gayá, Terciario, ponderaba los «Dos éxitos» logrados con ocasión de la Peregrinación: el mᬠximo esplendor de la misma, merced al entu¬ siasmo puesto por el pueblo de San Juan, y el excelente resultado de la colecta para la restau¬ ración del camarín de la Virgen de Consolació. Un soneto «A Fra Lluis Jaume», de Fra J. R., T. O. R., que siempre escribía con responsabi¬ lidad poética, adornaba la cuarta página de aquel número. En la quinta se veía un gran grabado de D. Mi¬ guel Costa y Llobera, Terciario, Canónigo dele¬ gado por el Sr. Obispo para presidir la Peregri¬ nación. Poniendo por lema el conocido dicho «Qui per fra qui per germà, tot el món és francisca» y bajo el título de «Mallorca franciscana», el buen Miguel Durán, Terciario, publicaba une axtensa poesía que respondía muy bien al epígrafe, alu¬ diendo a la restauración del franciscanismo en Mallorca, mediante los Padres de la Tercera Or¬ den Regular y de los Capuchinos, y a nuestras obras, como esta misma revista, las peregrina¬ ciones, las juventudes seráficas, acción social, etc. Claro que aquellos versos tienen más de testimonio histórico que de poesía. Las restantes páginas están casi todas ocupa- das por la reseña de la Peregrinación, interca¬ lándose grabados que muestran diferentes mo¬ mentos de aquel numerosísimo «aplec» francis¬ cano. La foto de D. Juan Gayá, Terciario, Alcal¬ de entonces de San Juan, está entre aquellos grabados. Algunas curiosidades: Se había inicia¬ do aquel tiempo en Mallorca un sano regiona¬ lismo. En el adorno de la máquina que llevó el tren de los peregrinos de Palma figuraban en el lugar más destacado la cruz y el escudo de Mallorca. De las leyendas de los tres arcos en el pueblo de San Juan, dos estaban en mallor¬ quín. Y como es natural, la lápida colocada en la casa paterna de Fr. Luis Jaume está también redactada en digno mallorquín. De Porreras acu¬ dieron a la Peregrinación, 400 Terciarios; de Palma y de Inca, 350; de Llucmayor, de María y de Sineu, 300; de Petra y de Montuiri, 250; de Vilafranca y de Ariany, 200, etc. No había otra crónica más que la de la fiesta de Ntra. Señora de Cura, que tuvo lugar aquel año el 29 del mes de abril. Ofició el M. I. señor D. Buenaventura Barceló, Canónigo Arcipreste. Fue el predicador el Rdo. Sr. D. Antonio Arti¬ gues. Asistieron unas cuatrocientas personas. En la «Necrología» se daba cuenta del falleci¬ miento de D. Lorenzo Joy y Colom, Viceministro de la Hermandad de Artá, persona muy relacio¬ nada con nuestros religiosos de aquel tiempo. La sección «Juventud Seráfica» la llenaban sólo dos firmas: J. T. (Jaime Tortell) y Francis¬ co Pons. El primero escribe, en mallorquín (con¬ firmando lo que hemos dicho anteriormente), su «Impressió» personal de la gran Peregrinación realizada el 13 del pasado mes de mayo. Aun¬ que con fallos ortográficos (la ortografía cata¬ lana aún fluctuaba un poco en aquellos días), el estilo es ágil y poético: «Hornos d'edat i jovencells, velles i joves, frares i sacerdots, amics i coneguts, tots canten a una l'himne compost expresament. L’entrada resulta triunfal. Tot va de festa. No hi ha cap casa sensa verdor, sensa banderes, sensa goig i santa pau. Els pins i mates qui adornen els carrers, són l’encenser de tot un poble entusiasmat per l’ideal de Sant Francesch». Era el mes de junio. Por eso Pons titulaba su trabajo «Amor al Sagrado Corazón de Jesús». Y respondían al tema las ideas que vertía. Seña¬ laba el alto ejemplo de la Diputación de Nava¬ rra que había consagrado aquel antiguo reino al Sagrado Corazón. Copiaba el acto de consa¬ gración que leyó el Presidente en la ceremonia de la entronización de la imagen sagrada en la capilla provincial. 18 fftúsica de hotf UN aHo de actividad DEL Nl.o P. A. MARTORELL, T. O. R. La actividad musical del Maestro P. A. Marto¬ rell se extiende desde la Composición y Direc¬ ción coral a la labor didáctico-musical en desta¬ cados centros romanos y asesoramiento técnico de Casas musicales, pasando por las múltiples prestaciones en el seno de la Comisión pontifi¬ cia de Música de Roma y de la Asociación Ita¬ liana S. Cecilia, amén de variadas y frecuentes colaboraciones en distintas publicaciones perió¬ dicas, nacionales y del extranjero. Hoy tenemos el gusto de informar a nuestros lectores sobre un aspecto de su polifacética ac¬ tividad: su obra de compositor en el espacio del año 1966-1967. La renombrada Casa Editora Carrara, de Ber¬ gamo, ha publicado una Misa sobre texto italia¬ no a 3 voces mixtas y órgano titulada «PACE IN TERRA», de la cual se está preparando una edición discogràfica. Dicha obra está construida sobre una trabazón de temas originales de acen¬ tuado matiz diatónico. En sus partes invocativas (KYRIE, AGNELLO DI DIO) conserva un parale¬ lismo temático de intensa expresión. En la parte instrumental del GLORIA triunfa un aire de eclecticismo tonal, incisivo y jubiloso. La pro¬ fesión de fe del CREDO se entona bien con su arquitectura homofónica, con asomos contrapuntísticos de las voces en concertado diálogo en¬ tre schola y asamblea. Un sentido de majestad y grandeza envuelve el SANCTUS. —La Revista «Caecilia», en su reseña bibliográfica, establece dicha obra en la categoría de las «creazioni d'oggi», con un propio mensaje de arte y expre¬ sión, en el marco de una controlada modernidad. «SUITE DAVIDICA» para órgano, constituye una serie de cuadros que reflejan un especial estado de ánimo del autor. Lenguaje moderno pero «ortodoxo», a cuyo trasluz se intuye una postura muy personal frente a la liturgia. Trans¬ cribimos unas frases del crítico musical M.° Barrón. Director de la Capilla musical de la Cate¬ dral de Madrid: «Ese atonalismo aparente, ese dodecafonismo velado (pero real) sin que se corte el hilo sutil de la tonalidad, que mantiene el equilibrio y sirve de punto de referencia para apreciar la riqueza y variedad de cromatismo constante, esa tensión de disonancias bien dosi- 19 ficadas de acordes cuatríadas y quintíadas enri¬ quecidos con apoyaturas, velando los contronos y el carácter tonal de las sucesiones... todo esto me parece el tipo de música eclesiástica moderna ideal, original y adornado de esa faci¬ lidad tan difícil de lograr». (14, V, 66) «PENSIERI MUSICALI» es el título de una pe¬ queña antología de pensamientos originales, breves, incisivos, luminosos, que han sido es¬ critos para obviar las necesidades de muchos organistas en la actual forma de celebración de la Misa, «pues teniendo en cuenta la brevedad del tiempo que queda a veces a disposición del organista, después que se han cantado las partes propias, constituye no pocas veces un apuro para los organistas formular un pensamiento mu¬ sical entonado al momento, conciso y adecuado. Pensamientos (en forma de versos) clasificados en cuatro grupos: 1) preludios de entrada; 2) interludios para el ofertorio; 3) elevaciones; 4) postludios para la despedida; todos ellos tan perfectamente tallados que, en expresión de un artista de la Comisión de Música de Roma, "cada pensamiento es una joya”». (Vinculum, n.° 78, abril 1967.) «CANTI DEL PROPRIO, Ouaresima, Passione, Pasqua», contiene varios grupos de antífonas o ritornelos para el uso litúrgico durante los tiem¬ pos indicados, que respiran sobriedad y unción, con un fondo armónico-contrapuntístico de des¬ tacado interés sonoro en perfecta adherencia de texto con melodía. Editorial ELEDlCi de Turin. «MESSA DEGLl SPOSl». Esta «Misa» consiste en un conjunto de composiciones para la misa «pro sponsis», a saber: marcha para la entrada, canto interleccional, canto ofertorial con estri¬ billo popular, ofertorio ad libitum para solo de tenor o soprano y órgano, canto de comunión, marcha-cortejo para final. Las dos marchas, lle¬ nas de pompa y solemnidad, vienen a enriquecer el repertorio del organista, ofreciéndole la opor¬ tunidad de desasirse en buen hora de las tan manoseadas marchas de Mendhelson y Wagner. El Ofertorio para solo de tenor es una pieza rica de hallazgos armónicos con un enfoque del todo original. Una prestigiosa firma comercial —Edizioni Paoline— acaba de presentar al público un Disco 45 g. género beat con dos canciones cuyo título es «Chi sei tu»? y «La pecora ñera» con texto didáctíco-evangélico. El objetivo del disco, como el de la Empresa, es «llegar al mundo de hoy con medios de hoy». También el M.° Martorell ha querido aportar su cooperación a la difusión del mensaje evangélico entre la joven genera¬ ción por medios que tanto privan entre la juven¬ tud de hoy, dando muestras de su singular ca¬ pacidad de captación y adaptación, en el campo de la música ligera, siempre con el solo fin de inocular alguna semilla de verdad en la mente versátil de las generaciones jóvenes, a) Chi sei tu? presenta una orquestación rica de ritmos, emotiva, fascinante. El esmalte luminoso y dulce de las voces adquiere tonalidades místicas en la frase: Dio ti fai uomo. Un final lleno de sono¬ ridades destaca la frase esencia del texto, b) La pecora ñera (2.’' cara) es una melodía con aire de slow algo más ágil en la que flota una línea sonora acariciante, sostenida por un con¬ junto bien cuadrado y característico. La orques¬ tación, llena de colorido, apoya la voz que se desgrana flúida entre centelleos de ritmos su¬ gestivos. En ambas canciones los coros de eco trabajan en acertados planos de reverbero. En fin, un disco joven para una generación joven. Puede sin duda ser uno de los caminos por los que, el joven de hoy, se encuentre a «sí mismo». Televisión española, ha programado en sus esptcios musicales dicho disco en fecha 26 de abril de 1967. La Presidencia del Congreso internacional de Música Sacra, que va a celebrarse en Pamplona el próximo agosto, ha invitado al M.° P. Marto¬ rell para intervenir con una composición original que deberá ejecutarse el 28 de dicho mes en un 20 LEA Y PROPAGÜE EL HERALDO DE CRISTO acto congresual. Ha compuesto para esta ocación una Plegaria a coro mixto de 5 y 6 voces, con coro popular, órgano y orquesta. A este Congreso acudirán los • más relevados exponentes de la música sacra del mundo. La dirección del congreso está bajo los nombres de Kaelin, Gelineau, Alonso, Haifter, Quack. Participarán las más famosas agrupaciones corales de España y numerosos Coros del extranjero. El M.° P. Martorell ha publicado recientemente otras composiciones, como. Partita para órgano; Gloria neir alto para voces mixtas; Giaccona pa¬ ra órgano; Ritornelli salmodici para coro popular; etc., que no reseñamos en gracias a la brevedad y que merecen detenido comentario. Por esta relación sumaria de la obra de com¬ positor del M.° Martorell podrán nuestros lecto¬ res apreciar su dinamismo artístico y técnica madurez que, aun en medio de múltiples ocupa¬ ciones, le capacitan para producir sazonados frutos de arte al servicio de Dios y de la hu¬ manidad. Nosotros, por nuestra parte, no hacemos más que sumar nuestra voz a la de los más autoriza¬ dos críticos, nacionales y extranjeros, que tie¬ nen sus mejores elogios para la producción mu¬ sical de nuestro P. A. Martorell. \\S 0 R D 0 S/ Presenta el sensacionol y revo- lucionorio audífono microtímpano ’’0RAV0X18” Todo dentro del oído El aparato más pequeño del mundo Potente, seguro, liviano, invisible y sin averías k ; / Admírelo y 1 compruébelo sin > compromiso en: J Pje. Maneu, 38 (J)into Pza. Son Antonio) Eol. 222951 PALMA 21 Las sesiones de estudio tuvieron lugar en la Salo-Biblioteca del Convento de Son Francisco. La feto de Torrelló nos deja ver un grupo de asistentes en plena tarea. CURSILLO PROVINCIAL DE LA T. 0. F. Con inusitado fervor y en un ambien¬ te de insospechada fraternidad se cele¬ bró en los días 13, 14 y 15 de mayo Ningún acontecimiento de tanta am¬ plitud y hondura se había realizado en Mallorca en lo que va de siglo. Fue un encuentro maravilloso para revisar a fondo las viejas estructuras e incorpo¬ rar la T. O. F. en la línea postconciliar que le corresponde. En el marco incomparable de la Ba¬ sílica de San Francisco, el día 13, a las 9 de la mañana, dio principio el Cursillo con la Misa del Espíritu Santo conce¬ lebrada por el M, Rvdo. P. Provincial de la T. O. R., y por los Comisarios Nacionales M. Rvdos. P. José Agustín Elustondo, O. F. M., el P. Samuel de Yudego,0. F. M. Cap y el Rvdo. P. Jaime Tugores, Comisario Provincial de la T. O. F. en Baleares. Mientras su Santidad Pablo VI sobre¬ volaba el solar hispano en su peregri¬ naje a Fátima, la T. O. F. de Mallorca invocaba con fervorosa plegaria la luz del Espíritu Santo sobre la asamblea de la gran familia franciscana. La concurrencia fue numerosa: 92 terciarios de ambos sexos se completa¬ ron con un grupo de estudiantes teólo¬ gos de la Porciúncula y otro de religio¬ sas Hijas de la Misericordia, para re¬ basar el centenar de asistentes. Estuvieron representadas las Herman¬ dades de Palma, Artá, Campos del Puerto, Inca, Manacor, Muro, La Puebla, Lloseta, Lluchmayor y Valldemosa. Terminada la Misa, de paso por el Claustro de San Francisco hubo un ru¬ moroso saludo y cambio de impresiones entre los cursillistas, mientras iban al salón de la biblioteca exquisitamente preparado al efecto. Empieza el acto el M. Rvdo P. Eluston¬ do con el rezo del Padrenuestro y la oración de Francisco «Señor, haced de mí un instrumento de paz». El P. Tugores, en sentidas y emocio¬ nadas palabras, da la bienvenida a los terciarios y las gracias al M. Rvdo. P. Provincial, que tanto se ha desvelado pa¬ ra hacer realidad este Cursillo. Mi fer¬ viente gratitud —nos decía— a los que habéis venido de los pueblos, a mis her¬ manos en religión, a los estudiantes de Teología, a las RR. Franciscanas y a to¬ dos los que habéis venido a conocer el carisma y la doctrina de Ntro. P. San Francisco. Es tarea difícil, en tan poco espacio. 22 En un clima de gran fraternidad, 92 laicos francisconot, ¡unto con religiosos y religiosas de lo T. O. R., recordaron las particulares exigencias evangélicas heredados del Seráfico Patriarca de Asís. (Foto TORRELLO) dar una síntesis de lo que ha sido el Cursillo. Las lecciones, profundas en su contenido, fueron magníficamente des¬ arrolladas por los M. Rvdos. PP. Comi¬ sarios Nacionales, expertos maestros de espiritualidad franciscana. En todo mo¬ mento mantenían vivo el interés del nu¬ meroso auditorio. El P. Elustondo, en su primera lección, señala la fimción que tienen los segla¬ res en el mundo a la luz del Vatica¬ no II. Analiza las orientaciones que da el Concilio sobre la palabra de Dios, la orientación litúrgica, pastoral y misione¬ ra de la Iglesia. Los temas fueron todos interesantes, tales como: ¿Quiénes son los seglares? —Llamamiento a la santidad y al apos¬ tolado—. El Apostolado de los laicos y el de los sacerdotes. —¿Qué son carisnaas? —San Francisco, hombre carismático. ¿Qué es la T. O. F.? Gobierno in¬ terno y externo de la T. O. F. —Los Discretorios: Razón de este nombre. Cualidades del Ministro. —La Regla y las Constituciones.— La T. O. F. es una Orden seglar y no una cofradía. La T. O. F. es obra de la Iglesia. La pro¬ fesión del terciario. Vocación. Cultivo de minorías selectas. La espiritualidad fran¬ ciscana. La fraternidad es vida y amor, etc. Cada ima de las lecciones terminaba con un diálogo durante el cual se hi¬ cieron atinadas objeciones. El último día tuvo lugar la Misa con¬ celebrada por los M. Rvdos. PP. Co¬ misarios Nacionales, Rvdos. P. Tugores y otros sacerdotes en número de siete. La clausura, en la tarde del día 15, fue también cálida de emoción. Se nos dieron las últimas consignas y se nos recordó el deber de transmitir el fuego franciscano que habíamos recibido. Presente en la despedida estuvo el M. Rvdo. P. Provincial, quién agradeció a los PP. Comisarios su exquisito trabajo y nos animó al apostolado, teniendo presente el amor de Dios sobre todas las cosas, al estilo de S. Francisco. El Cursillo fue un resquicio de Cielo. Cuando el Comisario Provincial, Rvdo. P. Tugores, preguntó públicamente a una terciaria qué le había parecido el Cur¬ sillo, contestó: —Diría que se hagan aquí tres tien¬ das (grandes aplausos). Y al pedir a un joven de diez y sie¬ te años: ¿Qué le dirás, al llegar al pue¬ blo, a tu amigo? —Le diré: ha sido im cursillo al que debías haber asistido y no lo hiciste. Has perdido la mejor ocasión para re¬ novarte. Encuadrado en las fechas antes cita¬ das fue el Pentecostés de la T. O. F. Había un hálito sobrenatural. Era el cumplimiento de la profecía de Joel«Derramaré mi Espíritu sobre toda car¬ ne». Isabel Ferretjans Sastre, Secretaria Provincial de la T. O. F. 23 c^l habla con et RVDO. P. JUAN VALLESPIR, T. O. R. Pocas familias mallorquinas pueden gloriarse de contar con tantos hijos con¬ sagrados al apostolado como la familia Vallespir-Ballester (Gamimdí - Torres). Son tres hermanos y una sobrina. Los cuatro son religiosos: un Franciscano y dos Franciscanas, y un Teatino. Los dos Padres prestan sus servicios en América, el Franciscano en México y el Teatino en la Argentina. Las Reli¬ giosas, una en Mallorca y la otra en Texas (Estados Unidos.) Hallándose los dos Padres con tres meses de descanso en nuestro pueblo, hemos aprovechado su visita para es¬ tampar en nuestro periódico la breve charla sostenida con ellos, dado su inte¬ rés y como constancia de su permanen¬ cia entre nosotros. Abordamos al mayor. El P. Juan. —Háganos, P. Juan, un breve currí¬ culum de su vida, en sus principios. —Después de mis estudios en el Co¬ legio de la Porciúncula, canté mi prime¬ ra Misa en Muro, el 15 de septiembre de 1940, con gozo grande de mis padres, que santa gloria hayan. Después de dos años más en La Por¬ ciúncula, pasé tres años dando clase en nuestro Colegio de Inca, y después otros tres en Artá. le tiene destinado a ser im trotamundos por la causa de Cristo! —Casi, casi tiene usted razón. En efec¬ to, el año 1948 partí destinado a Amé¬ rica, digo a Estados Unidos, a la ciudad de Waco (Texas), en donde se halla aho¬ ra mi sobrina, y allí ejercí mi apostola¬ do entre los de habla castellana, más de cien mil mejicanos. Estuve seis años, hasta que vine de visita a mi familia y a mi pueblo. —¿Qué pasó después? ¿Cómo fue el cambio? —Mire usted. Pasé los tres meses de vacaciones y, alegre y confiado, partí para mi puesto de trabajo apostólico, al que ya profesaba no poco cariño. Pero la Providencia me reservaba otra sor- pesa, pues, llegar y coger la maleta pa¬ ra la capital de México, fue todo uno. —Descríbanos un poco su nuevo pues¬ to de trabajo. —Resido en la capital del Distrito Fe¬ deral, que cuenta con seis millones de habitantes. Nuestro barrio se llama Moc¬ tezuma, con ima parroquia de 60.000 al¬ mas y una iglesia filial servida por tres Padres Franciscanos de Mallorca. Hay otras tres parroquias más, al cuidado de otros Padres mallorquines. Nos toca, a 20.000 feligreses por Padre. —Mas, según parece, ¡la Providencia —Espanta pensar sólo en el trabajo de sacramentos, si sus feligreses son to¬ dos católicos practicantes. —Los domingos trinamos o cuatrina- mos, si es preciso. Celebramos ocho mi¬ sas en la parroquia y seis en la filial. En todas ellas el templo está repleto, con gente de pie en los pasillos y capillas. Los mejicanos son sencillos y bondado¬ sos. Repartimos los domingos, entre las dos iglesias, de ocho a nueve mil comu- 24 niones por mes, y oímos las confesiones los sábados y demás días feriados. Los primeros Viernes de Mes son muy con¬ curridos. —¿Cómo van los demás sacramentos? —Todos los niños reciben el bautismo, que se administra los domingos por la tarde, en número de diez a veinticinco, y si es preciso, en cualquier día. Los ma¬ trimonios, también en domingo, hasta llegar a veces a cinco, en las mismas misas de turno. Por cierto, con mucho adorno de flores, sobre todo gladiolas, que se compran por gruesas (doce do¬ cenas), a 30, 40 y hasta a 100 duros la gruesa. Los viáticos, como en todas las capitales, se llevan en privado y pocos se quedan sin él. Mas no se celebra fu¬ neral, sino un novenario de rosarios en casa del difunto y el día nono, la fami lia asiste a una Misa de Requiem, canta¬ da en la parroquia. —¿Cuántas y cuáles fiestas religiosas se acostumbran? —La fiesta por antonomasia, en toda la República de México, es la del 12 de diciembre, nuestra Señora de Guadalu¬ pe, que la Iglesia celebra con esplendor y la gente siente vivamente en su alma mejicana; pero el Gobierno, oficialmen¬ te laico, no la reconoce y, por tanto, se trabaja. Mas los curas somos invitados a ir a las fábricas para impartir la ben¬ dición, cuando menos. Cada familia ce¬ lebra la fiesta a su modo; abundan las borracheras de cerveza entre la gente adinerada, y la borrachera con «pul¬ que» (extracto de donarda) en el popu¬ lacho. Además, como típicas de allá, tene¬ mos las fiestas de las Posadas y de la Purificación. torno a la iglesia. Al volver, el coro de cantores pide posada con sus cánticos y otro coro, dentro de la iglesia, le res¬ ponde. Concluido el ejercicio religioso, fuera de la iglesia se tiene la piñata, que consiste en romper una olla llena de caramelos, con los ojos cerrados. Esta juerga se repite por calles y por casas, y se anuncia: «Posada» en tal calle o casa, día tantos. La otra fiesta de tipismo es el día 2 de febrero, en que grandes y pequeños llevan a la iglesia algo que bendecir, co¬ mo imágenes, cuadros, estampas, etc. Un Padre está todo el día pendiente con el hisopo en la mano y debe ben¬ decir los objetos de uno en uno porque quieren que a todos les llegue el agua bendita. El Miércoles de Ceniza es también al¬ go de espanto. Todos los Padres, cuatro o cinco, pasan el día, hasta las diez de la noche, imponiendo ceniza. A veces la cola en las calles alcanza los tres kiló¬ metros. —¿En cuanto a fiestas profanas, ¿tie¬ nen algo? —La ciudad tiene lo suyo, pero rela¬ cionado con la Iglesia, como fiesta re¬ ligioso- profana, sólo recuerdo la que llaman Presentación. Las familias bien, cuando una de sus hijas cumple los quince años, hacen la presentación. La chica, acompañada de padres, padrinos y parejas amigas (chicos y chicas en número de diez o doce), va a misa, es OBSEQUIE A SUS FAMILIARES Y AMIGOS CON UNA SUSCRIPCION ANUAL A —Díganos algo de ellas. —Las Posadas se celebran los nueve días antes de Navidad, como novenario, y figuran que la Sagrada Familia pide posada para el Niño. Después del rosa¬ rio vespertino se hace una procesión en «EL HERALDO DE CRISTO» Es una manera cordial de repetir por 12 meses: .ME ACUERDO DE TI» 25 recibida con órgano, a veces con músi¬ ca de otros instrumentos, y durante la misa el celebrante hace un sermoncito. Si no se puede tener misa, se contentan con la Bendición con el Santísimo, ser¬ món y Tedeum. Después, en casa, fies¬ ta por todo lo alto, con refrescos y bai¬ le. —Bueno, Padre. Sabemos que el Es¬ tado español no mantiene relaciones di¬ plomáticas con México, ¿sabría decir¬ nos algo sobre esto? que allá fue mandado por los rojos el barco «El Vita», cargado de oro y pla¬ ta, pero nada más. El pueblo aprecia a la madre Patria y nosotros somos muy respetados. Sin embargo, el Esta¬ do, por medio de las escuelas, ha pre¬ tendido imbuir enseñanzas contrarias a España; pero esto no pasa de la esfera oficial y el pueblo reacciona siempre fa¬ vorablemente. —Gracias, Padre, y que su estancia en¬ tre nosotros le sea agradable. —Con toda franqueza le diré que nun¬ ca he indagado sobre este asunto. Sé FRAMUPA De «ALGEBELI» (Muro) (Viene de la pág. 8) IDEAS SENCILLAS portantes aspectos de la vida social. De ahí que pueda adoptar diferentes actitu¬ des en sus relaciones con la Iglesia. El llamado Código Social de Malinas, redac¬ tado por una seleción de pensadores ca¬ tólicos presididos por el insigne carde¬ nal Mercier, configura las relaciones entre la Iglesia y el Estado en cuatro regímenes: A) El poder civil, sin perjui¬ cio de ejercer su autoridad soberana en las cosas puramente temporales, recono¬ ce plenamente la soberanía de la Iglesia en las cosas puramente espirituales y se pone de acuerdo con ella en las mix¬ tas. B) El soberano temporal, invocando una pretendida supremacía del poder civil, invade abusivamente la jurisdicción de la Iglesia. C) Las relaciones entre ambas potestades se regulan por conve¬ nios llamados concordatos; y D) El Es¬ tado trata a la Iglesia en régimen de Derecho común, sin restricción y sin privilegios. De estos cuatro sistemas, ad¬ vierte este Documento que el primero es superior a los demás, y podemos añadir nosotros que en muchos casos se conju¬ ga con el régimen de concordato para concertar las materias mixtas. La armonía entre los poderes civil y religioso es altamente beneficioso para la religión y para la patria. El Edicto de Milán de Constantino permitió a la Iglesia salir de su reclusión en las cata¬ cumbas y celebrar el culto cristiano sin clandestinidad en todo el Imperio, pre¬ parando la futura conversión de los puebles bárbaros y el advenimiento de una nueva Edad histórica. La abjuración del arrianismo hecha por Recaredo en el Concilio III de Toledo dio a España su unidad religiosa sin la cual hubiera care¬ cido del espíritu impulsor de la obra secular de la Reconquista. He aquí dos hechos históricos cuya ejemplaridad pue¬ de suplir largos razonamientos. La declaración Dignitatis humanae afir¬ ma una autonomía religiosa de personas y comunidades, sin más límite que la norma moral objetiva y las justas exi¬ gencias del orden público. Diríase que la venerable asamblea tuvo presente al re¬ dactarla, la imagen del monstruo totali¬ tario ahogando la libertad religiosa de los pueblos caídos bajo su yugo. El no¬ table documento no trata directamente del Estado confesional ni tampoco del Estado agnóstico, ni alude a los pactos bilaterales que la Iglesia concierta con las potestades seculares, porque induda¬ blemente no existió el propósito de aña¬ dir retoques ni mucho menos de dar nueva versión a estos otros aspectos fecundísimos y perfectamente elabora¬ dos del Derecho público eclesiástico. Jaime SALVA Y RIERA 26 de un tractor. Fines matrimoniales. Para fo .(§rs’lE?··contestación se ruega envíen fotografías del tractor*. Mala suerte ¡Hasta los actoresi Se cuenta que la conocida artista Tina Morelli recibía en una ocasión las confiden¬ cias de una amiga actriz ¡oven, que se que¬ jaba de la falsía de los hombres. — Sí, querida le dijo la Morelli a su con¬ fidente—, lo comprendo; pero no olvides que todos los hombres son unos comediantes, in¬ cluso algunos actores. Explicación gráfica El hijo de un comerciante le preguntó un buen día a su papó: - Papó... ¿puedes explicarme lo que quie¬ re decir declararse en quiebra? — ¡Cómotelo diría yo en dos palabras para que lo entiendas!.. Mira, es como me¬ terse el dinero en el bolsillo del pantalón y dejar que los acreedores se lleven la ameri¬ cana. Un individuo se detiene ante una taberna, guiando un carro, del que tira un caballo es quelético. Pide un vaso, y, al servírselo, el taberne¬ ro le dice: — ¡Qué mal aspecto tiene tu caballo! -El pobre no tiene suerte. Todas la ma¬ ñanas echo una moneda al aire para ver si debo comprar heno al caballo o vino para mi. Y hace diez días que pierde. No hay cuidado En un lugar de la costa americana un ex¬ cursionista pregunta; -¿Hay cocodrilos por aquí? -Ni uno. -Muy seguro está usted. — Es que no se acercan siquiera. Tiene miedo de los tiburones. Mal de muchos Dos viajantes están discutiendo sobre el apasionante tema de si la televisión es o no es buena. -¡Aparte de que sólo está en período experimental —dice uno de ellos en tono fir¬ me y decisivo — , sólo sirve en realidad para perder el tiempo! — ¡Bueno, mira, no discutamos más —dice el otro con tono conciliador-. Yo tampoco tengo televisor!... Anuncio por palabras «Joven campesino, de veinte y nueve años, pequeño propietario, desearía conocer a una joven de la misma edad, propietaria 27 Distribuidor: D. JAIME ESTAFÉ MARQUÉS Mistral, 30-36 PALMA DE MALLORCA CASA FRAU MUEBLES CARPINTERIA PJGRSIAWAÜ C¡ M R O L L· A B li K S R. 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