El Heraldo de Cristo ENERO 1967 MANUFACTURAS a - TEL. 16« E INCA (MALLORCA) CANA CREMADILLO 2 Calidades insuperables Destilerías VALLS CREMADILLO CAÑA VALLS (Copa de fuego) Cceifa estas etos marcas, únicas en calidLad, <5^*4» A\\AJORICA World Reg Trade Mark Made in Spain Producidas por INDUSTRIA ESPAÑOLA DE PERLAS, S. A. MANACOR (Mallorca) Distribuidores mundiales industrias heusch reunidas, S. a. Humanóla, AS ae. BARCELONA (España) i a ms inim. s. i. \\ TÁbrica rte Pintaras, Esmaltes tf "Oarnicss i Delegado de venta en Mallocai GABRIEL VERGER ALCOBER PadrB Bartolomé Pou, 71 • pral.- 2. Taléfono 252401 PALMA DE MALLORCA f EL HERALDO D E CRISTO b. ^ REVISTA MENSUAL DE LOS P P. FRANCISCANOS DE LA T. O. R. ENERO 1967 Año LVIII - Núm. 682 REDACCIÓN Y ADMÓN: CONVENTO DE SAN FRANCISCO TELÉFONO 212695 PALMA DE MALLORCA IMPRESIÓN: ARTES GRÁFICAS GIMÉNEZ PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN: ORDINARIA. . . . 50 PTAS. NUEVA 60 « BIENHECHOR ... 100 c PROTECTOR 200 ... € DEPÓSITO LEGAL P. M. 340-1958 NUESTRA PORTADA Ante la incógnita del nuevo año, no queremos hacer augurios. Sólo un deseo nos mueve: Paz sólida para la vieja humanidad, como nos la sugiere la blanca paloma desde un viejo capitel de nuestro centenario claustro. (Foto CABOT) ) lea en este números Oración en familia 3 Llamada de los laicos a la Santidad . 4 Nuestras misiones 6 Los cristianos y la política ... 9 Any nou (poesia) 11 El asno terco (cuento) 12 .... Página Literària 14 Ramón Llull, misionero seglar, precur¬ sor del diálogo con las religiones no cristianas . . . 16 Nuestra pequeña historia . . 19 Página del Terciario 20 El juramento del Obispo. 21 ... La más torpe envidia 23 .... Dos de nuestras parroquias de Madrid celebraron sus Bodas de Plata . 25 Bibliografía 27 Chistes 27 1 RIEGO POR ASPERSION proyeclos y presupuestos GRATIS PALMA - MANACOR - LA PUEBLA FOTOGRAFIA FDTOiaWAC- (FRENTE A LA DIPUTACION)*PALMA djiscoieca JiTtlluos, 2 y 4-FelBÍrei, 32 Teláfino 22S933 PALMA DE MALLORCA TALLER DE TAPICERÍA l^icente FlatnancÍQ^ Especialidad en cortinajes, sillones gran confort, salones y muebles de encorgo Arquitecto Reynés, 3 2 Teléfono 211451 PALMA DE MALLORCA EDITORIAL ORACION EN FAMILIA Después de intensa campaña en toda la. diócesis de Mallorca, la Cruzada del Rosario en Familia, organizada y dirigida por el P. Peyton, culminó en una gran concentración que reunió en Palma, la tarde del pasado día 8 de diciembre, a más de cincuenta mil mallor¬ quines. Fue sencillamente impresionante ver cómo aquella muche¬ dumbre enfervorizada se fundía en una sola voz y corazón para rezar el santo rosario de la Virgen. A nuestro modo de ver, es en este es¬ fuerzo de comunidad, en el que uno acepta renunciar a si mismo para perderse en una masa orante, donde radica toda la fuerza y sentido de la Cruzada a la que el P. Peyton ha consagrado su vida. Se podrá discutir si el Rosario sigue siendo la oración más apro¬ piada para lograr los objetivos de unión y paz en las familias, que se propone la Cruzada; lo que está fuera de duda es que la oración en común, cualquiera sea, tiene la promesa y virtud de hacer pre¬ sente a Dios entre nosotros. «Dondequiera que se junten dos de voso¬ tros en mi nombre —dijo Jesús—, yo estaré entre vosotros.» La ora¬ ción en común es el gran sacramento de la presencia divina. La consabida objección al Rosario, además de lo que se dice hay de monótono y mecánico en él, participa en el fondo de los temores de quienes piensan que una mayor insistencia y atención a la Virgen podría desviarnos de Cristo. ¡Cómo si la Madre pudiera apartar del Hijo! El fervor de las procesiones eucarísticas de Lourdes, ciudad nacida de la oración en común, está demostrando justamente lo con¬ trario. ¿No cabría más bien justificar este «silencio» de Dios, que gravita sobre nuestra época, por una mayor intervención de la Vir¬ gen en la historia de nuestros días? En nuestra anterior editorial hablamos —en tono demasiado ra¬ dical y profético, según algunos— del «ateísmo» de los cristianos. Hoy añadimos, si bien en tono más evangélico, que en la raíz más profunda de todo ello está la falta de oración. Y a la verdad, los cris¬ tianos de hoy rezan poco. La obsesión de la eficacia inmediata, la prisa y la agitación de nuestra hora, están desterrando la oración del hori¬ zonte cristiano. No nos referimos a «técnicas» de oración, sino a la oración entendida como actitud fundamental del hombre frente a Dios. Orar es abrirse a Dios, permitir que El anime nuestra vida. El primer pecado, el pecado esencial, será siempre no orar. Toda bús¬ queda de Dios fuera de la oración es atea en principio. Desde el dinero y el lujo hasta el fariseísmo, ¡cuántos fetiches adora el hom¬ bre de hoy en un universo tridimensional, con olvido de una cuarta dimensión, la de la oración, en la que bulle el Dios vivo! Pero, lo que nos interesa resaltar en estas líneas, a propósito de la Cruzada, es la necesidad de la oración en común. Todo queda di¬ cho en la frase que le sirve de slogan: «La familia que reza unida, permanece unida.» Allí donde no hay sitio para Dios, es decir, en la familia cristiana que se sustrae a la animación de Cristo, se podrá dar todo lo que se quiera menos verdadero amor, unión y paz entre sus miembros. 3 éílamamienio de los Laicos a la Santidad I Todos hemos de contribuir en lo talla del cuerpo místico de Cristo. 4 Una de la características de nuestra época, de la civilización actual, es la del ateísmo. Y una de las grandes diferencias que nos distinguen de épocas precedentes de la historia es el hecho pavoroso de que /el ateísmo, repulsa radical de Dios, haya adquirido una vigencia universal. La historia del ateísmo es muy larga, no es algo que haya aparecido reciente¬ mente; pero lo peculiar de nuestro tiem¬ po es, como afirma R. Guardini, que “hoy el ateísmo se ha vuelto, por decirlo así, capaz de vivir en sociedad”. Además se ha transformado en el comunismo, poten¬ cia mundial dotada de una agresividad nunca jamás vista. Se va formando la opinión de que las cosas marchan sin Dios, de que el único verdardero hombre es aquel que se hace a sí mismo su propia ley, que la religión es un estorbo para el auténtico desarro¬ llo de la personalidad, que la liberación absoluta del hombre coincide con la “muerte” de Dios, que la libertad del hombre es creadora del mismo valor mo¬ ral, que el hombre es un ser para la na¬ da, una pasión inútil, un absurdo... Muchos han perdido el sentido del pe¬ cado, de la conciencia moral. En cierta forma se han hecho incapaces de Dios. No tiene nada de extraño, por lo tanto, que la Iglesia, atenta siempre a los sig¬ nos de los tiempos y que tiene como suyas las angustias del hombre de nuestros días, haya dedicado un espacio bastante extenso al fenómeno del ateísmo, “una de las más grandes realidades de nuestro tiem- po”, como dice la Constitución Pastoral sobre la Iglesia y el mundo de hoy. Ahora bien, este fenómeno del ateísmo no puede dejarnos indiferentes. Tanto más cuanto que todos nosotros estamos meti¬ dos en él. De hecho, el Concilio, en la Constitución antes citada, acusa a los mismos creyentes “que con frecuencia arrastran su parte de reponsabilidad en este fenómeno...; por esto en esta pro¬ liferación del, ateísmo puede muy bien suceder que una parte no pequeña de la responsabilidad cargue sobre los creyen¬ tes, en cuanto que, por el descuido de educar su fe o por una exposición falaz de la doctrina, o también por los defec¬ tos de su vida religiosa, moral o social, en vez de revelar el rostro auténtico de Dios y de la religión, se ha de decir que más bien lo velan”. Se trata, por lo tanto, de luchar contra este clima de materialismo, de indiferen¬ tismo, de repulsa de Dios. Es necesario reconstruir todo un mundo desjie sus ci¬ mientos, convertirlo de salvaje en huma¬ no, de humano en cristiano, que equivale a decir divino, como nos dijo Pío XII.. Se trata de tomar en serio el Bautismo, de tomar conciencia de que hoy más que nunca, la Iglesia tiene verdadera necesi¬ dad de apóstoles seglares. El Concilio llega a decir, en su Decreto sobre el Apotolado de los seglares, que “las cir¬ cunstancias actuales piden a los seglares un apostolado mucho más intenso y más amplio que en los mimos orígenes de la Iglesia”. Es preciso vivir la grande reali¬ dad de que todos somos y formamos Iglesia, que ésta no es solamente el Papa, los obispos y los curas, sino que es todo el Pueblo de Dios, todo el Cuerpo místico de Cristo. De ahí que “la vocación cristiana por su misma naturaleza es también vocación ál apostolado” (Decreto sobre Apostolado de los Seglares). “Hoy más que nunca es la hora de los laicos”, ha dicho el Papa actual. Y el Con¬ cilio, en su Constitución Dogmática sobre la Iglesia, dedica a la santidad de los laicos un capítulo entero o mejor dos, los cps. 4 y 5. El título del capítulo 5 es ya muy significativo: “Universal vocación a la santidad en la Iglesia”. El P. Y. Congar, en su libro “Jalones para una teología del laicado”, nos dice que se notan en la Iglesia tentativas de búsqueda de nuevas realizaciones de la santidad cristiana. Los signos de este he¬ cho pueden agruparse en tres grandes puntos: El primero se caracteriza por una reacción de los laicos ante la práctica de una dualidad entre vida religiosa, con¬ sistente principalmente en las prácticas de culto obligatorias, y vida de hombre comprometido en el mundo, implicando todo lo cotidiano, lo profesional, lo con¬ yugal, la familia, etc. La acción católica de los años 25-35 acabó por dar el golpe de muerte a esa actitud ruinosa de separación. En estos diez años el tema de los Congresos, de los artículos de las revistas, de las reu¬ niones, etc. era éste: poner a Cristo en toda la vida; no contentarse con ser cris¬ tiano solamente los domingos. La fe no es un abrigo que puede colgarse cuando se entra en la oficina, en el taller, etc., sino que compromete a la persona entera, to¬ da la personalidad interna y toda la vida integral de cada uno. El Concilio nos dirá en frase tajante: “Los seglares no separen la unión con Cristo de las actividades de su vida” (Decr. Apost. Seglares). “Nada en su vida de¬ be ser ajeno a la orientación espiritual, ni las preocupaciones familiares, ni otros negocios temporales, según las palabras del Apóstol: Todo cuando hacéis, de pala¬ bra o de obra, hacedlo .todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por El (Col, 3, 17). (Decreto Apos¬ tolado de los Seglares). Los laicos tienen que santificarse y rendir gloria a Dios en su vida de cada día, profesional, cívica o familiar. Continuará P. Bernardo NEBOT, T. O. R. 5 NUEsTR^S MISIONES Caminos duros Los deL misionero {Extractado de una carta de Mons. Nicolau) Pero... ¿y a su edad? «Voy a contar mi última salida. He he¬ cho muchas durante estos meses. Alguien me dice: Pero... ¿y a su edad? Yo les con¬ testo que nunca seré tan joven como ahora; ¿no tengo razón? Fui a Bolivar (viaje muy largo y duro); después regre¬ sé a Huamachuco y desde aquí, un día después, partí a Tayabamba ""para ir a Huancaspata (380 kms.); después he ido a Aricapampa, a Aragostay, a Sayapampa, a Yamán y a Sancobamba. Ya veis, de fiesta en fiesta. La última salida ha sido a dos pueblos de una vez: Yamán y Sancobamba». «Para ir a Yamán vamos en camione¬ ta una hora y media, bajando siempre hasta el río Chusgón, pasando sobre montones de piedras y tierra que se des¬ prenden de la montaña cuando llueve. Llegamos a Río Seco. Aquí me despedí de Fr. Paco que volvió atrás con la ca¬ mioneta, desapareciendo entre los gigan¬ tescos cactus que llenan el valle. Puse mi poncho de goma sobre el mulo, la al¬ forja bien llena de cuanto se necesita para celebrar la misa, ya que en las capillitas de los pueblos no hay nada, y otras cosas que traía para las carreras de los niños; caramelos, juguetes, estam¬ pas, escapularios, etc., etc. Pedí al cholito aue me acompañaba cuánto tiempo tardaríamos en llegar, y me contesta: Dos horitas. No penséis que yo lo creyera, pues esa gentecita no tiene idea de lo que es una hora. Parti¬ mos, yo sobre el mulo y el cholito a pie, como siempre. Ellos prefieren ir a pie, se cansan menos. Caminando, caminan¬ do, siempre cuesta arriba por unos sen¬ deros estrechísimos que se asoman de vez en cuando sobre peligrosos abismos que antes nos daban miedo, pero ahora ya estamos vacunados. Yo esmeraba que a las cinco habríamos llegado. ¿A las cinco? Estábamos muy lejos todavía. Mi reloj señaló las cinco, las seis, v no lle¬ gábamos. —¿Llegamos ya al «filito», pre¬ gunté. —Sí, Padresito, ya llegamos. El «filito» es la cima más alta del monte. Y el «filito» no llegaba nunca. Cuando pa¬ recía estábamos ya en la cumbre, veía¬ mos otra montaña más alta, ¡y adelan¬ te! Eran las siete y el mulo no podía más. Se me estropeó el estribo, la bestia se paraba a cada momento a respirar, y yo ¿qué hago? Me bajo del mulo, y con¬ tinué a pie. Y durante una hora a oscu¬ ras, pues el sol se había puesto hacía ya tiempo, iba caminando, caminando, adi¬ vinando el sendero que apenas se veía, hasta que nos llegaron lejanas voces de niños...». Bellas almas de niños... «Más tarde el estampido tremendo de un cohete. Ya no estábamos lejos. Pron¬ to me encontré con un grupito de niños de unos doce a trece años. Eran niños de la escuela. Nos conocimos hace cuatro años y nos hicimos buenos amigos, así que fue un «encuentro amistoso». —Pa¬ dresito, me dijo uno de ellos, nosotros nos hemos de confesar porque queremos estar en gracia de Dios. Me alegré y me emocioné. Les dije que así tenían que hacerlo cada año. Caminando con ellos a oscuras —no, uno de ellos llevaba una candela— continuamos, e íbamos encon¬ trando grupitos de gente que me espera¬ ban y se unían a la comitiva, y todos juntos íbamos hacia el pueblo; llegamos a ser un grupo numeroso. Por fin encon¬ tramos la Maestra, buena persona y muy animada, que con todos los restantes ni¬ ños y niñas de la escuela, empezaron a gritar: ¡Palmas, niños, palmas! (aplau¬ sos) y ¡Viva Monseñor! La gente mayor, que nunca ha ido a la escuela, dice: ¡Vi¬ va el Buen Señor! ¡Lástima que no sea yo tan bueno como dicen ellos! Pronto hallamos el grupo de los hom¬ bres con las autoridades, alcalde, tenien¬ te alcalde, agente municipal, etc., que, llenos de alegría, decían: Ahora sí ten- 6 El «hotel» donde se hospedó Mons. Nicolau durante su visita a Sancobamba. dremos fiesta, ¡Viva, viva! Y asi, entre gritos de borrachos (no lo he dicho, el alcalde y compañía ya estaban borra¬ chos) llegamos a la capilla. Alli les sol¬ té un sermón enérgico, diciéndoles que tenían que celebrar la fiesta santamen¬ te, sin emborracharse (delante de mi te¬ nía una buena colección que ya no sa¬ bían de qué mundo eran), confesándose y comulgando». La capillitay tan pobre... «Hacía cuatro años que yo mismo la había bendecido. La habían acabado de construir aquel mismo día. El altar era de arcilla, blanda aún. Los escalones del altar, también de arcilla, se hundían al poner yo el pie sobre ellos. Tuvimos que poner unas tablas. No había ni candela¬ bros ni manteles. En cuanto a los cande¬ labros fue fácil solucionar el problema. Como el altar no estaba seco, hundí las candelas en la arcilla blanda, y arregla¬ do ¿Y los manteles? Dije que me tra¬ jeran una sábana; la buscaron por todas partes, pero resultó que en todo el pue¬ blo no había ninguna. Buscad pues una tela limpia, les dije. Y por fin se presen¬ taron con una tela roja que un mujer había tejido para hacerse unas faldas, y sobre ella celebré la misa. Por todo re¬ tablo, una estampa vieja y rota pegada a la pared. Para sostener el techo habían colocado un tronco detrás del sitio que ocupa el sacerdote, de modo que cada vez aue hace la genuflexión da infalible¬ mente al tronco con el pie; y cuando pre¬ dica ha de mirar un poco a una parte y un poco a la otra». Los niños, esperanza del futuro «Los niños y niñas con la Maestra se portaron muy bien. Vinieron a todas las misas; cantaron, se confesaron y comul¬ garon todos; eran unos ochenta. Disfru¬ té. Merecían un premio. Hicimos cuca¬ ñas y carreras para ellos, con premios de caramelos a granel, estampas, posta¬ les, medallas, etc.; carreras a pie, a pa¬ ta coja, de dos en dos con una pierna atada, con una piedrecita sobre la cabe¬ za, con un cirio encendido, a gatas, y otros modos... Luego suspendimos un buen paquete de caramelos y el que con los ojos vendados lo derribaba se lo lle¬ vaba. Yo ya había traído un pañuelo por si acaso no había ningimo en el pueblo, como las sábanas... Y ¡cuántos golpes en el vacío!, pero también sobre la cabeza de alguno que quería ver la cosa de demasiado cerca, y elso sí que les divertía mucho a todos. A los borra¬ chos les dolía mucho no poder partici- 7 Los niños, esperanza del futuro... par en el juego... Uno estaba contem¬ plando el paquete de caramelos, y yo dije a la gente: Este está borrachito y le sabe mal; quisiera pegar a los cara¬ melos, pero resulta que ve dos paquetes y solamente hay uno, y no sabe cual es el verdadero! La gente se rió mucho». Tres noches divertidas... «Yo había llegado con fiebre y dolor de cabeza. Necesitaba dormir. Y aque¬ lla gentecita tocaba el bombo justamen¬ te delante de la puerta del cuarto don¬ de estaba yo, que era de palos, como las de nuestras pocilgas (lo digo porque así el ruido podía pasar bien). Llegó la media noche, y me levanté para decir al alcalde que por favor hiciera acabar aquel tremendo ruido. Menos mal que lo tomó en serio, y el bombo se calló. ¿Creéis que dormí entonces? ¡Qué va! Empezaron las carreras y los chillidos de los ratones sobre el techo de cañas de mi cuarto, tan bajo que podía to¬ carlo con la mano. Al fin encendí una candela, y se callaron. Y llegó la hora de las pulgas, que supongo serían una le¬ gión. Total, no pude dormir nada, nada. La mañana tuve que tomar pastillas de dos en dos, si no, me hubiera sido impo¬ sible decir misa y trabajar». «Terminada la fiesta en Yamán, partí al otro pueblo, ya de noche, a oscuras. Ya era tarde cuando llegamos. Me acom¬ pañaban a dormir. Entramos en un cuartito como una pequeña pocilga tam¬ bién. Casi llegaba al techo de cañizo con la cabeza; la puerta de palos, sepa¬ rados uno de otro. En un rincón, iin po¬ bre catre sin sábanas, con dos mantitas. Ya querían despedirse, y yo les dije si en aquel pueblo había la costumbre de comer algo antes de ir a dormir. —¡Có¬ mo no, Padresito!— Y al cabo de media hora se presenta el señor alcalde con una gran taza, una olla bien negra lle¬ na de agua caliente y un trozo de perió¬ dico —cosa rara aquí— con azúcar den¬ tro. Me llenaron la taza hasta el borde de agua caliente; yo eché la mitad, y lle¬ né la taza con café que habían traído. Así toman el café los peruanos. Me tra¬ jeron también irnos panecillos como la palma de la mano, bien rancios. En estos pueblos sólo hacen pan por las fiestas. Comen trigo hervido, maíz tostado, fri¬ to, hervido, pero pan no suelen comer. Y con esta cena regia, me fui a la ca¬ ma. Tenía dolor de cabeza a causa del sueño y cansancio. Pero no pude dor¬ mir ni un minuto. No era que hicieran ruido, eran pulgas y más pulgas que me comían. Me levantaba, sacudía fuerte¬ mente las manitas, pero de nada servía. Probé de dormir sin mantas, ¡todo inú¬ til! Entre picaduras de pulga y rasca¬ duras me quedé hecho «un Llatze». Y a la mañana, venga otra vez pastillas. Hi¬ cimos la fiesta, misas, bautismos, matri¬ monio, sermones, y no fue mal. Estuve muy bien». «Por la noche, después de la «revetla» con cohetes, etc., me fui a la cama. Con el sueño que llevaba encima y el cansancio, esperaba dormir profunda¬ mente. Pero las pulgas habían quedado engolosinadas con la sangre de Monse¬ ñor y volvieron al ataque. Nada, otra no¬ che en blanco. Pero esta vez estuvo ame¬ nizada por un borracho que se había caído detrás de la casa en que me halla¬ ba yo solo. Toda la noche estuvo hablan¬ do \_en voz alta. A la primera luz de la mañana, estaba llamando a sus amigos. Parecía que no podía moverse. Al fin, cerca de las cinco, cuando ya podía ver algo, se le acercó un hombre y oí que le decía: ¡Que te lleve el diablo! Buenas completas, ¿verdad? O maitines... Otra porción de pastillas por la mañana, y a la capilla a bautizar, confesar, casar, ce¬ lebrar misas, predicar...». Mons. DAMIAN NICOLAN T. O. R. Prelado N. de Huamachuco 8 LOS CRISTIANOS Y LA POLITICA C^ran parte de nuestro pueblo se ha y formado una falsa idea, pensando que eso de “hacer política” era algo poco aconsejable para personas honradas. In¬ cluso ha llegado a afirmarse que la per¬ sona que se interesaba por la política era poco apta para la convivencia pública. Y, curiosamente, se ha pensado erróneamen¬ te — en muchas naciones— que hacían política de «esa» mala aquellos que sola¬ mente han juzgado alguna actuación públi¬ ca, aquellos que pregonan la doctrina del “agiornamiento”, aquellos que hablan de democracia. En cambio, todos cuantos han tenido siempre a punto el botafumeiro de la más descarada adulación, ésos han re¬ cibido los plácemes más sonoro y han si¬ do declarados poco menos que benefacto¬ res nacionales. Se ha hecho del ser apolítico una vir¬ tud. Y con ello se ha conseguido desga¬ jar al cristiano de las necesidades terre¬ nas, como si no tuviera que ser el edifi¬ cador de las estructuras que condicionan al hombre. La acción política es un ac¬ to de caridad a escala nacional. Natural¬ mente, nadie debe oponerse a ese autén¬ tico acto de amor al prójimo. Juan XXIII afirmaba en la encíclica “Pacem in Te¬ rris”: Es una exigencia de la dignidad personal, el que los seres humanos tomen parte activa en la vida pública”. Todo hombre que se sienta inteligente, libre, responsable, capaz de elegir por sí mis¬ mo, tiene el ineludible deber de intere¬ sarse por la cuestión pública y examinar si la labor pública está o no de acuerdo con la ley moral. Toda esa doctrina cobra actualidad aho¬ ra, precisamente, que los cauces de la opinión pública han tomado nuevos de¬ rroteros de una más auténtica libertad. Con la celebración del referendum na¬ cional y la promulgación de la Ley Or¬ gánica, todos nos hemos sentido más cer¬ ca de los que dirigen la cosa pública. Es por ello que, hoy más que nunca, debido al momento crucial que nos ha tocado vi¬ vir, los cristianos debemos tomar plena conciencia del ineludible deber de hacer un mundo más justo, más solidario. Educación política Ya P'ío XI decía a un grupo de jóvenes católicos, que la acción política es “el campo de la más amplia y la más vasta caridad”. El cristiano debe actuar libre y responsablemente, estudiando los lími¬ tes morales en los que debe desarrollarse su actividad pública. Debe fomentar una educación cívica y política a nivel nacio¬ nal. Si bien la educación política es una de las tareas más difíciles de realizar. Es curiosa la entrevista que tuvo el Car¬ denal Suhard, arzobispo de París, con Pío XII. Este insistió sobre la importancia que los católicos deberían dar a las rea¬ lidades políticas dentro de una perspec¬ tiva de educación moral y testimonio apostólico. El cardenal objetó el descré¬ dito de la palabra “política”. El proponía hablar con preferencia de educación cívi¬ ca. Pío XII contestó: “Si Vd. quiere, pa¬ ra evitar equívocos, diga cívica, pero el término verdadero es “política”. El Concilio tiene términos claros y pre¬ cisos que nos inculcan el ineludible de¬ ber de laborar insistentemente en esa educación: “Es menester procurar la edu¬ cación cívica y política que, en nuestros días, es particularmente necesaria, ya pa¬ ra el conjunto del pueblo, ya, ante todo, para la juventud, a fin de que todos los ciudadanos puedan desempeñar su papel en la vida de la comunidad política. Los que son, o pueden llegar a ser, capaces de ejercer un arte tan difícil, pero a la vez tan noble, cual es la política, prepárense para ella y no rehúsen dedicarse a la misma sin buscar el propio interés ni ven¬ tajas materiales. La lucha contra la in- 9 justicia, la opresión, contra la intoleran¬ cia y el absolutismo, sea de un hombre o de un partido, obren con integridad y prudencia, y que se consagren al servicioi de todos con sinceridad y rectitud”, (G. et S.) (1) Campos de actuación Son todavia muy pocos los cristianos que hacen política. Es por ello que la Iglesia hace continuos llamamientos para que los cristianos tomen una valiente ac¬ titud ante las necesidades de sus herma¬ nos. No basta mantenerse en el terreno de las bellas teorías, sino adentrarse en el difícil camino de la actuación práctica. En ese camino habrá muchas opiniones que deben respetarse honradamente y sin agresivas exigencias. “El cristiano debe reconocer la legítima pluralidad de op¬ ciones temporales discrepantes y debe respetar a los ciudadanos que, aun agru¬ pados, defienden lealmente su manera de ver”. (G. et S.) La Iglesia ha precisado, con meridiana claridad, la distinción entre la actuación pública del cristiano y la actuación de los movimientos apostólicos cristianos. La Acción Católica, como institución, no de- (l) Documentos Conciliares. - B. A. G. «Gaudium et Spes>. be inmiscuirse de cualquier manera que sea en el terreno político. “La Acción Ca¬ tólica —ordenaba Pío XI— debe estar por encima de todo partido político”. Las cau¬ sas de estas prohibiciones son evidentes. La Iglesia quiere ser neutral en este te¬ rreno, que suscita tanto apasionamiento, y deja libertad de opinión política a los católicos, siempre que respeten las exi¬ gencias del derecho natural, y del mensaje cristiano. Los católicos deben poner vivo interés en que no se confunda la religión con una forma o régimen político. Pablo VI considera que la participación de los seglares en el Sacerdocio de Cristo se ha de mostrar principalmente en la «consecratio mundi”. Tienen que servir de puente entre la comunidad eclesial y la comunidad temporal. Debe llenar al mun¬ do en que vive de auténticas energías mo¬ rales. En cambio, la Iglesia infuye “pre¬ dicando la verdad evangélica e iluminan¬ do todos los sectores de la acción humana con su doctrina y con el testimonio de los cristianos, respeta y promueve también la libertad y la responsabilidad del político ciudadano”. (G. et S.). Sea, por todo ello, bien venida la hora en que todos los ciudadanos comenzamos a preocupar¬ nos del campo político que, hasta ahora, nos parecía vedado. Mientras, naturalmen¬ te, contribuyamos a que el mundo se vuelva más humano, más solidario, más justo. P. GREGORIO MATEU, T. O. R. Distribuidop excJusívoi FRIGORIFICOS LAVADO RAS COCINAS IGNIS MOTOCICLETAS « — Gral. Ricardo Ortega, 3 al 11 - Tel. 221742 (3 líneas) - PALMA DE MALLORCA 10 ikNir NOtJ Any nou! o una nova rosa que té dins ella estret el seu arcà! Ara com ara Vinvolucre verd solament insinua la plenitud auguradora... Mes, ¿auguri de que? ¿De pau, de guerra? ¿Serán tots blancs els pètals? ¿O hi haurà d’haver-n’hi tacats de sang? ¿De sang d’ací o d’allà, del llunyà Vietnam, de prop nostre? De sang germana, a fi de comptes, ¿Expandirà la rosa olor suau o farà l’aire irrespirable? L’aire que és l’heretat de tot vivent, de l’home i de l’aucell, de la bèstia i dels arbres i fins i tot del peix imniers dins l’aigua. Ignoram, ignoram! Ignoram si la neu, càndidament, s’ajeurà encara al cim de les muntanyes; i si podran pujar-hi els ametlers, de nit, a furtar bosses de confetti pel born carnavalesc, quan arribi el febrer. Ignoram si pel març hi haurà en el cel les grans tendes dels núvols ambulants que exposen i no venen més que el vent; si abril i maig voldran instal·lar encara llurs tapissos de tan bells colorins, pels jocs florals, en ser la primavera; si els cinc mesos borsístics, crematístics, juny, juliol, agost, setembre, octubre, donaran, a baix preu, sol natural i una mar fàcil, com escreix, per fer goig als turistes centroeuropeus, o nòrdics, o hiperboris, i als hotelers que s’umplen la cartera... No en sabem res d’això. Solament quan la rosa o l’almanac vagin obrint les fulles, el misteri no serà més misteri. I veurem cada cosa!! P. Miquel Colom, T. O. R. thomy'^ MAYONESA / Tan buena conáo ia mejor hecha epi casa THOMY'g / ahora en dos sabores! / AL NATURAL etiqueta verde CONDIMENTADA etiqueta amarilla es UN PRODUCTO i MOLINS DE REY - BARCELONA 11 m Cuento por Carlos Cnrique Waççerl EL ASNO TERCO Y EL CARDO DULCE Cuando San José averiguó, en sue¬ ños, que él y su familia.tenían que huir de la maldad de Herodes, en esta mala hora el ángel despertó también al asno en el establo. «¡Levántate!», le dijo desde lo alto, «has de llevar a la Virgen María con el Señor a Egipto». Esto no le gustó en modo alguno al asno. No era un burro muy piadoso, sino de temperamento un poco terco. «¿No puedes encargarte tú mismo de ello?», preguntó mohino. « ¡Tú tienes alas y yo tengo que cargarlo todo so¬ bre el lomo! Además, ¿por qué preci¬ samente a Egipto, tan remotísimo?». «Así es más seguro», dijo el ángel, y es¬ to fue un convincente argumento has¬ ta para un borrico. Cuando salió trotando del establo y tuvo ante su vista la carga que San José había juntado para él —ropa de cama para la parida, un paquete de pañales para el Niño, la arquita con el oro de los Reyes y dos sacos con incienso y mirra, una hogaza de queso y un buen tasajo de carne ahumada de los pastores, un odrecito de agua y fi¬ nalmente la misma María con el Niño, ambos bien alimentados—, empezó de nuevo a hacer mohines. Nadie le enten¬ día, a no ser el Niño Jesús. «¡Siempre lo mismo con estos men¬ digos!», dijo él. «Se han venido sin na¬ da y ya han juntado una carretada pa¬ ra dos pares de bueyes. Yo no soy nin¬ gún carromato», decía el asno. Y pre¬ cisamente esto parecía, cuando San Jo¬ sé le tomó del cabestro; casi no se le veían los cascos. El borrico abombó la espalda para colocarse el peso y luego, con precau¬ ciones, se aventuró a dar un paso por¬ que, pensaba él, aquella torre sobre sus lomos se derrumbaría tan pronto como adelantara una de las patas. Pero, cosa extraña, de pronto se sintió maravillo¬ samente ligero sobre sus piernas como si él mismo fuese llevado; piafaba en la oscuridad sobre troncos y piedras. 12 No pasó mucho tiempo y tuvo que amoscarse de nuevo. «¿Es que quieren burlarse de mí?», refunfuñó. «¿No soy acaso el único burro en Belén que pue¬ de llevar de una vez cuatro sacos de ce¬ bada?». En su ira añanzó de pronto las pier¬ nas en la arena y se negó a dar un paso más. «Si encima me pega él», pensó amar¬ gado el asno, «entonces tendrá todos sus cachivaches en la cuneta». Pero José no le pegó. Metió la mano bajo los bártulos, buscó las orejas del asno para acariciarle entremedias. «Ca¬ mina un poco más», le dijo manso San José, «descansaremos pronto». pues creía que había un león en el ma¬ torral. Mientras tanto la sopa había co¬ cido y todos comían. María comió y José tomó después los residuos. El Niño bebía en el pecho de su madre. Sólo el asno estaba allí de pie sin una brizna que mascar. Nada de bueno cre¬ cía por allí; sólo había cardos y guija¬ rros. «¡Señor!», dijo el borrico enfadado, y dirigió un largo discurso al Niño Je¬ sús, un discurso de asno desde luego, pero bien acabado, agudo y extrema¬ mente claro sobre todo aquello de que la sufrida criatura tenía que quejarse ante Dios. «I-Aaa», gritó al final, esto es: «¡Así es eso, como yo soy un asno!». Después de esto, el asno suspiró y reemprendió el trote. «Este tiene que ser un gran santo», pensaba, «no sabe siquiera cómo se arrea un asno!». El Niño lo escuchaba todo muy aten¬ to. Cuando el asno hubo acabado, se in¬ clinó Jesús, cortó un tallo de cardo y se lo ofreció. Entre tanto se hizo de día y el sol quemaba. José encontró unos arbustos secos y espinosos en medio del desier¬ to. Quería hacer descansar a María en su mezquina sombra. Descargó y en¬ cendió fuego para cocer una sopa. El burro lo miraba lleno de desconfianza. Esperaba su propio pienso, pero sólo para despreciarlo. «¡Antes me como el rabo que vuestro polvoriento heno!», murmuró. Pero no hubo heno de ninguna clase, ni siquiera un bocado de paja. San Jo¬ sé en sus preocupaciones por la Mujer y el Niño lo había olvidado. De pronto le dio al asno un hambre inaguantable. Hizo runrunear sus visceras tan fuerte, que José miró despavorido en derredor. «¡Bien!», dijo, ofendido en lo más ín¬ timo. «¡Así comeré, pues, un cardo! ¡Pero, en tu sabiduría puedes prever lo que luego pasa. Las espinas me picarán el vientre, de manera que moriré, y lue¬ go ya veréis cómo llegáis a Egipto!». Rabiando mordió en la dura planta y a la par se quedó boquiabierto, pues el cardo no sabía como había esperado, sino a dulcísima mielga, a hortaliza aromática. Nadie podría imaginarse al¬ go tan exquisito, si no fuese un burro. Por esta vez olvidó el jumento todo su rencor y juntó piadosamente sus dos orejas largas, lo cual significa en un asno lo mismo que si uno de noso¬ tros juntase las manos. 13 P À G I N* JOCS DE NXNS* El temps és d’hivern cruel; les boires corren pel cel a la part de tramuntana... Se sent un fred que trepana, senyal de neus i de gel. Arran del foc ningú manca; tothom en conversa franca s’explica així com pertany, parlant del blat de la tanca, de les collites d’antany. I ve la fosca glaçada. 1 al voltant de la flamada, que ja crema dins la llar, la gent arremolinada s’ha passat el tremolar. Cada cosa en el seu lloc, tot brilla a la llum del foc: l’aram i les gerres plenes, i fins la sang, que en les venes se transparenta a poc-poc. Les galtes com la roella, els ulls vius com la centella, els nins al joc són tornats. Benhaja la gent novella que sempre té jocs armats! —«Volen, volen els aucells, i nosaltres darrere ells...» exclamen veus argentines. —«Volen, volen les tilines... Volen, volen els fuells...» 1 entre rialles i crits, entre espires i esclafits de la llenya ben encesa, s’aixequen amunt els dits o s’acalen amb prestesa. El padrí, amb un cop d’ullada sol apagar la remor, com el bruit de l’aucellada s’apaga amb l’escopetada que despara el caçador. 14 Parlen de guerres llunyanes, de l’eixut o la saó... «Volen, volen les milanès... Volen, volen les campanes...» se sent, baixet, al racó. Qui jugar també solia ja no juga avui en dia’, el seu bon temps és passat; dels aucells en companyia sos anys més bells han volat. Ja no escolta les raons de si volen els fiblons o el fum de les xemenees... Sap que volen les idees, sap que volen les cançons. 1 sap que els cors tenen ales que poden volar ben lluny... amb més irisades gales que els papallons i cigales que esmalta el bon sol de juny. Però encara escolta i sent: sent vibrar intensament la melodia enyorada dels jocs d’una edat passada, plens d’alegria innocent. Maria Antònia SALVA (1869-1958) iterXiiia. Q uan nostra —nostra tan entranya¬ blement— Maria Antònia Salvà, la bona poetessa llucmajorera, ens treia tan al viu els quadres literaris del pla de Mallorca, no sospitava, és cosa segu¬ ra, el capgirament que sofririen ben prest les costums mallorquines, capgira¬ ment que ella ja va veure iniciat, al da¬ rrer temps de la seva vida, i que, d’en¬ çà de la seva mort, ara fa nou anys, ha anat sempre augmentant i afectant-ho tot més i més. Es per això que ara ja resulta quasi anacrònica la motivació dels seus versos JOCS DE NINS, i de tants d’altres. Ara ja la gent no s’asseu als escons de la cuina ni s’arremolina «al voltant de la flamada». El gas «butano» ha inva¬ dit fins i tot les cases del camp i ja no hi ha «espires i esclafits de la llenya ben encesa», sinò im foquet ciutadà, total¬ ment urbanitzat, que obeeix a la mitja rodada d’una petita clau. Les xemenees de damunt les taulades, sense els carac¬ terístics plomalls de fum, són ara una decoració venguda a menys. Les olles d’aram, suplantades darrerament per les marmites «exprés» i per altres novíssims atuells, ja no serveixen més que d’adorn dins qualque casa antiga o dins les mo¬ dernes dels nous rics. Joves i vells gairebé no es reuneixen mai i en tot cas, si és temps d’hivem, serà devora l’estufa graduada, de metall brunyit o esmaltat. No parlaran «del blat de la tanca» ni «de les collites d’an¬ tany», sinó que miraran embadalits la televisió o enraonaran sobre el darrer film vist a la sala d’espectacles. Semblant¬ ment els infants, equipats d’un arma¬ ment més o menys inofensiu, els veurem que tracten de reproduir, a la seva ma¬ nera, les escenes de qualque pel.lícula de l’oest americà. No sabran si volen o no volen les titines, nom d’aucell que ja no coneixen, però potser podran explicar qualque cosa sobre els coets que peguen bots a la lluna o sobre els satèl·lits artifi¬ cials que ambicionen abraçar-la i fer-se- la seva. «La melodia enyorada dels jocs d’una edat passada, plens d’alegria innocent» que Maria Antònia Salvà, sortida ja de la minyonia, encara escoltava amb adelitament, s’és esvanida per a tothom, pels nins i per les persones grans. ¿Era més bell aquell temps passat? ¿Es més bell el temps present? No qualificarem, no dilucidarem la qüestió. Però els quadres de Maria Antònia Sal¬ và sí que ho seran sempre bells. Perque ella va saber trempar uns colors que no perden mai. Els quadres poètics de Ma¬ ria Antònia Salvà seran sempre un ric tresor dins el museu de nostra literatura i de nostra llengua. Fra M. C. 15 RAMON [LULL, MISIONERO SEGLAR, PRECURSOR DEL DIALOGO CON LAS RELIGIONES NO CRISTIANAS Por Fr. Ignacio OMAECHEVARRIA, O. F. M. r beato Ramón Llull dio su vida por la fe hace seiscientos cincuentas años, en 1315 *. Es una fecha jubilar (jue no debe pa¬ sar inadvertida. Ramón Llull es una de las figuras más apa¬ sionantes de la Edad Media. Aunque de ordi¬ nario no se pone suficientemente de relieve, Ra¬ món Llull es, ante todo, im gran misionero y misionólogo eminente. La razón de ser de su vida, después de su conversión, no es sino el apostolado misionero. La conversión significa, para él, transformarse en heraldo del Evange¬ lio. Sólo desde este punto de vista adquieren unidad vital las polifacéticas virtudes de este genio. No es ni literato, ni filósofo, ni teólogo, ni arabista, sino que en él la literatura y las ciencias no son sino instrumentos puestos al servicio de su ideal misionero. Precursor del diálogo Se comprende que se le haya considerado pre¬ cursor de Propaganda Fide, etc. Nosotros qui¬ siéramos considerarlo, además, como precursor del diálogo moderno con las religiones no cris¬ tianas. Estaba predestinado para tal misión por el ambiente en que le tocó vivir, aunque pa¬ rezca extraño. En efecto, en cuanto uno se asoma un poco a las páginas de la historia, de ima historia im¬ parcial, llama la atención el contraste entre la tolerancia española y el fanatismo de los auxi¬ liares extranjeros en batallas como la de Barbastro o la de las Navas de Tolosa. Hace tiem¬ po me ocurrió a mí esto. Posteriormente he po¬ dido darme cuenta de que C. Sánchez de Al¬ bornoz, por ejemplo, aduce no pocos casos ejem¬ plares de la Edad Media en el mismo sentido. No cause extrañeza lo de las fechas, pues el artículo apareció en «CATOLICISMO» (de don¬ de lo copiamos) en enero de 1966 y hubo de ser escrito antes. Ultimamente se puede citar un interesante es¬ tudio del padre Eusebio Colomer, S. J. en Uni¬ tas. Desde luego, en los primeros tiempos de la invasión musulmana, los hispanolatinos y vas¬ cos, enfrentados aún con los visigodos, que no eran sino una reducida aristocracia militar con¬ quistadora, recién convertida al arrianismo, no opusieron apenas resistencia a los nuevos inva¬ sores. Luego, en los primeros años de la Recon¬ quista, pueden citarse los matrimonios entre la casa real navarra y el linaje de los Beni Casi, y la subsistencia legalizada del culto islámico en Toledo después de su incorporación a Cas¬ tilla por las armas de Alfonso VI, y la negati¬ va de los reyes de Aragón y Castilla, Pedro II y Alfonso VIII, a complacer a los 60.000 cru¬ zados extranjeros que exigían la matanza de los moros de Calatrava, etc. Ya se sabe con qué re¬ celo y suspicacia miraban los cruzados de fue¬ ra la actitud comprensiva y tolerante de los je¬ fes peninsulares. Respeto a los moros Y el mismo espíritu se refleja en la legisla¬ ción relativa a judíos y moros, que viven pro¬ tegidos por la ley en sus aljamas y morerías. El Fuero de Nájera de 1070 equipara en el plano jurídico a los judíos con los infanzones castellanos; los caballeros toledanos defienden, espada en mano, en 1212, a sus conciudadanos judíos contra la furia de los cruzados ultrapire¬ naicos, que quieren pasarlos a cuchillo; las Siete Partidas, de Alfonso X, establecen que los moros vivan «entre los cristianos guardando su ley y no denostando la nuestra», y que se res¬ peten el sábado y demás festividades judías, por¬ que «la sinagoga es la casa donde se loa el no¬ me de Dios»; y el infante don Juan Manuel observa que la guerra entre cristianos y moros no es por motivos religiosos, sino para recobrar el territorio perdido, «ca Jesucristo nunca man¬ dó que matasen ni apremiasen a ninguno por 16 que tomase la su Ley, ca él non quiere servicio forzado, sinon el que se fase de buen talante el de grado». Y cuando los infantes don Juan y don Pedro, en tiempos de Alfonso XI, rompen, por orden del Papa, las treguas pactadas con los moros y sufren derrota, el autor de la Crónica la considera como justo castigo por no guardar cela fidelidad que Dios estableció entre los hom¬ bres». Comienza la intransigencia Sólo en un estadio más avanzado de la Edad Media llega también a la Península el contagio europeo de la intransigencia, y toma auge la presión popular contra moros y judíos, y se imponen con más rigor las medidas restricti¬ vas decretadas por los Concilios III y IV de Letrán, de 1180 y 1215, y se comprueba la irreductibilidad de las diferentes comunidades religiosas, reforzadas, por^ una parte, a causa del fanatismo de los almohades y almorávides, y por otra, como consecuencia del celo incom¬ prensivo de los monjes de Cluny y del Cister. Y así es como se llegó, por causas complejas, a la expulsión de judíos y moriscos y a la ac¬ titud clásica de la Contrarreforma. Pero aún en el siglo XVII se pueden hallar eonsideracio- 17 nes como las que Angel Ruiz Ayúcar subraya en la Historia gótica, de Saavedra Fajardo, el cual, después de referir los sacrificios ofrecidas por los godos a sus dioses antes de atacar el Imperio Romano, atribuye su victoria a la asis¬ tencia divina, «porque si bien en aquellos prin¬ cipios (los godos) erraron en el culto, recono¬ cieron (al menos) una deidad suprema a quien debían adoración y obediencia, y esta luz natu¬ ral y religiosa premió Dios con bienes y gran¬ dezas temporales». España dialoga Tenemos, pues, en España, en la Edad Me¬ dia, un caso interesante de fecundo diálogo cul¬ tural con las religiones no cristianas, poco más o menos tal como se quiere estructurar ahora en el correspondiente Secretariado de las Reli¬ giones no Cristianas. Las «escuelas de traductores» de Córdoba, Ripoll, Tarazona y Toledo, y sobre todo la últi¬ ma, representan el ejemplo más destacado de colaboración de judíos y musiilmanes en las empresas culturales de la España cristiana. Y el beato Ramón Llull es la floración más es¬ pléndida de este ambiente y el modelo más ideal de un diálogo cortés entre los seguidores de diversas religiones que discuten acerca de sus respectivas creencias. «Los contrincantes —observa B. Altaner, en .«u comentario a algunas obras de Ramón Llull— se saludan el uno al otro, de acuerdo con las reglas de cortesía de la sociedad culta. Sus exposiciones son serenas, y sus disputas, objetivas. Se evitan con todo cuidado las ex¬ presiones que podrían herir al hando contrario. Y a veces domina la escena una maravillosa serenidad, como muestra de la alta estima en que mutuamente se tienen los controversistas». En el Libro del gentil y de los tres sabios, es¬ crito en Mallorca entre 1270 y 1275, los que discuten ante el gentil acerca de sus respecti¬ vas creencias son un judío, un musulmán y un cristiano, y lo hacen en un ambiente de exqui¬ sita cortesía y mutuo respeto, pidiéndose per¬ dón por si ha salido de sus labios algima posi¬ ble «palabra villana». «Me parece. Señor —exclama Ramón LluU en otro libro suyo— que la conquista de la Tie¬ rra Santa no puede llevarse a cabo sino como lo haríais Vos y vuestros apóstoles; con amor y con oraciones y derramamiento de lágrimas y sangre». No quiere decirse que, según los ca¬ sos, no se mostrara también Lull partidario de las armas, al ver fracasar la cruzada pacífica; pero ahí queda delineado con rasgos inconfimdibles su ideal de diálogo y comprensión mutua. En su novela Blanquerna, el mensajero del sul¬ tán manifiesta un poco irónicamente al Papa y cardenales su extrañeza porque los reyes y prín¬ cipes cristianos siguen el procedimiento de Mahoma, que conquistó tierras por fuerza de ar¬ mas, y no quieren imitar a Cristo y a los após¬ toles, que convirtieron al mundo por la predi¬ cación y el martirio». Todo esto se escribe y se realiza en aquella Edad Media calificada de bárbara, inquisitorial, fanática y oscurantista. Ramón Llull| apóstol moderno El beato Ramón Llull tiene todavía mucho que decir a las generaciones modernas. Nos ayu¬ da a armonizar el más ardiente celo misionero con la más sincera voluntad de comprensión y diálogo; la auténtica libertad religiosa, tan de nuestro tiempo, con la más viva inquietud por la plena unidad de creencias en el mundo en¬ tero. «¡ Qué dicha sería. Señor, que todos los hombres fuésemos de una misma fe, y que no hubiese entre los seres humanos el odio que los enfrenta por la diferencia y cotrariedad de sec¬ tas y creencias! ¡ Qué hermoso sería que, así como no hay sino un solo Dios, Padre y Creador de cuanto existe, se juntasen en uno todos los pueblos y todos estuviesen en camino de salva¬ ción, y tuviesen la misma ley y la misma fe y diesen a Dios igual tributo de adoración y alabanza!». ¿No habrá flotado sobre el Concilio este es¬ píritu del precursor del diálogo, que con tanta ilusión acudió en su tiempo a una asamblea ecuménica de este género, para despertar la conciencia misionera de los padres conciliares? De ^Catolicismo» CALMA Y ANIMA la tableta que da bienestar < 18 NTJBSTBA pequeña HISTOKIA Nuestra revista, desde su aparición en marzo de 1909, contaba ya con su peejueño «staff» de redactores propios. Recordémoslos: P. B. Salvá, P. A. Rigo, P. P. .J. Cerdá y P. F. Fornés (éste, poco asiduo en el menester). Ade¬ más, no faltaban colaboraciones, desde luego muy desiguales tanto en la frecuencia como en su valor literario. Aquellos primeros números constaban de sólo ocho páginas, de texto más bien apretadito y sin grabados (los dos núme¬ ros primeros). Ya antes de llegar nuestra modesta publica¬ ción a los ocho años de edad, a aquel redu¬ cido equipo fundador y redactor se le habían ido agregando algunos nuevos elementos, tam¬ bién de la cantera propia: P. M. Vidal, Fr. G. Tous y J. Rosselló (éstos dos últimos, estudian¬ tes aún y J. Rosselló ya antes de vestir el hᬠbito. Noveles colaboradores ayudaban a llenar las veinte páginas que formaban «El Heraldo» al finalizar la época a que nos referimos. En cambio, era ya entonces prácticamente nula la aportación de tres de los primeros redactores: P. Salvá, P. Rigo y P. Fornés. Sólo el P. Cerdá, con la capacidad de trabajo que hemos puesto de relieve en otras ocasiones, seguía en la bre¬ cha, firmando artículos, sobre muy diversas ma¬ terias, en castellano o en mallorquín popular, arriscándose alguna vez hasta al verso, y po¬ pularizando su nombre y apellido, plenos o ini¬ ciados, y sus diversos seudónimos, como Fr. Junípero, Daniel, etc. Pero ahora, al dar una ojeada general a los números del año 1917, nos topamos con nuevas firmas o seudónimos, correspondientes a jóve¬ nes religiosos, estudiantes, de nuestra Provin¬ cia franciscana. Y asimismo alguno que otro colaborador inédito acude a hacer armas en nuestra palestra. Yendo ya al número de enero de 1917, lo primero que resalta, contra lo que acabamos de decir, es la casi total carencia de firmas de los nuestros. Tal vez sería ello debido a una pasajera crisis de director, en aquellos prime¬ ros meses, o no sabemos a qué. Iba en primer lugar una alocución pastoral del Primado de España, que entonces era el cardenal Guisasola Menéndez. Lamentaba, el Arzobispo de Toledo, la «intolerable situación actual de la Santa Sede», pues un ministro del gobierno italiano se permitía injuriar y calum¬ niar al Papa Benedicto XV, que no hacía más que esfuerzos para que los beligerantes suaviza¬ sen los rigores de la guerra, que asolaba Europa hacía ya tres años. El Cardenal terminaba pi¬ diendo oraciones por el Papa. Firmado por J. A. R., Terciario, seguía lue¬ go un muy bien documentado estudio históri- fKedio siglo atrás co, litúrgico y con alguna referencia al arte, sobre la «Circuncisión del Señor», título del trabajo. Ignoramos a qué nombre responden las iniciales. Desde luego a un buen erudito en la materia. Unos versos de Fra J. R., T. O. R., sobre «El Misteri de Betlem», no estaban aún, en aquel mes de enero, desplazados de la tempora¬ da navideña. Bartolomé Miralles escribía acerca de «El Niño de Belén y los Terciarios», donde se alu¬ día, de pasada, al nacimiento que desde hacía dos años venían construyendo los Jóvenes Se¬ ráficos. Nuestra entonces muy joven aún «La Porciúncula» inspiraba ya a Ram. unas octavillas flúidas y bastante bien logradas. F. Torrens, Pbro., T., el asiduo colaborador, insertaba un pequeño cuento moral sin compli¬ caciones. Seguía una extensa nota necrológica, con fo¬ tografía, sobre doña María Mulet Carrió, fa¬ llecida a la edad de 42, el 4 de diciembre de 1916. Se hacía un cálido y merecido elogio de la Secretaria de la Hermandad inquense de Ter¬ ciarios, la cual, desde la instalación de nues¬ tros Padres en Inca, había trabajado con mu¬ chísimo ahinco en la reorganización de aquella antigua Hermandad. Se reseñaba una peregrinación de las Ter¬ ciarias e Hijas de María, de Lluchmayor, al Santuario de Cura. En Artá, al finalizar unos Ejercicios espiritua¬ les (del 19 al 26 del noviembre anterior), di¬ rigidos por don Melchor Massot, Pbro., los Ter¬ ciarios hicieron voto de confesar siempre el misterio de la Asunción de la Virgen al cielo en cuerpo y alma. Se extendió el correspondien¬ te documento, redactado en hermoso mallor¬ quín, sobre pergamino, y creemos que éste se conserva aún, con un artístico marco, en la iglesia de aquel Convento. Recuérdese que la creencia fue declarada dogma de fe por Pío Xll, el primero de noviembre de 1950. Es éste el item más importante de la «Crónica Francis¬ cana» de aquel mes. En la sección «Juventud Seráfica» Francisco Pons hacía atinadas consideraciones sobre «Na¬ vidad y año nuevo». Buenaventura Miralles, bajo «Hazaña», narraba el episodio de Tarfe, Garcilaso de la Vega y el tablero de «Ave-María». B. Riera, antes aspirante en nuestra Pro¬ vincia, escribía desde New York, proponiendo como «Un ejemplo que imitar» el de los cató¬ licos de aquella gran urbe que no se avergüen¬ zan de mostrarse como tales. Un breve comen¬ tario sobre el belén de la «Juventud» cerraba la sección y el número. 19 1.*MOVIMIENTO DE LA TERCERA ORDEN FRANCISCANA De carácter nacional a) Cursillo para sacerdotes^ diocesanos y religiosos. En el contexto del Concilio Vaticano II, el cursillo trata de ofrecer a los sacerdotes diocesanos y religiosos una visión teológica de la T. O. F., encuadrán¬ dola en el Pueblo de Dios para promover, sobre todo, la vocación de los laicos a la santidad en la fidelidad al Evangelio. Además, el cursillo pretende ofrecer a los sacerdotes directores (actuales o 2.*^futuros) im servicio y ima ayuda fraternal para el mejor cumplimiento de esta importante misión pastoral. El cursillo abarcará varias formas de estudio: lecciones teóricas y prácticas; diálogo, encuestas de revisión, etc. Las fechas escogidas son: 12-17 diciembre 1966. Se celebrará en Madrid, en la Casa de Ejercicios «Villa San Pablo», de Cara¬ banchel Alto. Las inscripciones pueden hacerse a través del Comisario Provincial de la T. O. F., o directamente a la Jimta Nacional, calle San Bernabé, 13. Madrid -5-. b) Cursillo para dirigentes seglares. Lugar: Madrid. Casa de Ejercicios «El Pinar» (PP. Jesuítas). Fechas: Desde el mediodía del 6 de enero de 1967 hasta las 12 h. del día 9. También ese cursillo se servirá del contexto del Concilio último para pre¬ sentar a los dirigentes seglares (hombres o mujeres, actuales o futuros dirigen¬ tes de la T. O. F.) una visión clara de la T. O. F. Las inscripciones pueden hacerse de la misma forma que se ha indicado para los Rdos. sacerdotes. Nadie, empero, podrá inscribirse después del 25 de diciembre. c) Importantes reuniones en Madrid. Tendrán lugar, D. m., los días 12, 13 y 14 de enero. Los Muy Rdos. PP. Ministros Provinciales de las 4 Familias Franciscanas se reimirán con los PP. Comisarios Nacionales y Provinciales de la T. O. F., así como también se tiene proyectada una reunión de los citados Superiores Mayo¬ res y PP. Comisarios con los Ministros (o representantes) de los Discretorios Provinciales de nuestra Orden Tercera. d) Nuevos PP. Comisarios Nacionales. Por el Rdmo. P. General de los Franciscanos ha sido nombrado Comisario Nacional el Rdo. P. José Agustín Elustondo, O. F. M., que tan brillante actuación ha tenido como Comisario Provincial de la T. O. F. de Cantabria. El Rdmo. P. Ministro General de los Capuchinos ha firmado, también re¬ cientemente, el nombramiento de Comisario Nacional a favor del Rdo. P. Samuel de Yudego, O. F. M. Cíap., Comisario Provincial de Castilla, ya conocido también por muchísimos terciarios por el intenso trabajo al frente de la Comisaría Pro¬ vincial, por las brillantes intervenciones en los últimos Congresos de la T. O. F., y por la traducción del libro «En la escuela de San Francisco». El Comisariado de Baleares saluda respetuosamente a los muy queridos PP. Elustondo y Samuel, se pone incondicionalmente a su disposición y, de buen grado, deja constancia de profunda gratitud hacia la ímproba labor que desarro¬ llaron a favor de la T. O. F. los Rdos. PP. Casiano Sáez, O. F. M., y Gabriel de Lezáun, O. F. M. Cap., que han cesado en su elevado cargo de Comisario Nacional. De carácter provincial a) Retiro espiritual en «La Consolado». Tal como se había ammciado, se celebró el 13 de noviembre. Presidió en nombre del P. Comisario Provincial el Rdo. P. Ferrer, T. O. R. Pedro Llabrés Hubo una asistencia de medio millar de peregrinos, los cuales fueron recibi¬ dos muy amablemente por el Rdo. Cura Ecónomo de la villa de San Juan, Mn. Bartolomé Bauçà Oliver, Pbro. y gran concurrencia de la misma parroquia. Dirigió el retiro el Rdo. P. Jaime Fe Corró, T. O. R., Licenciado en Filosofía y Letras y Director de la T. O. F. de Lloseta. Huelga el decir que su palabra caló otra vez en el ánimo de nuestros terciarios. La predicación del P. Fe y la emotiva homilía del Rdo. Sr. Bauçà sirvieron para que los asistentes elevasen sus oraciones en favor de la paz mundial y para que quedasen más prendados de las excelencias y ventajas espirituales del Ro¬ sario en familia. EL JURAMENTO DEL OBISPO El año pasado, el Obispo católico de rito oriental Monseñor Medawa, Conseje¬ ro del Patriarca Máximos IV, acudió a Belén y visitó el terreno que el alcalde de la localidad le había ofrecido para construir una modesta “ciudad de los po¬ bres”. El Obispo se encontraba solo en medio del terreno concedido por la municipa¬ lidad, cuando una pobre niña musulma¬ na, de unos diez años, se le acercó y abrió este conmovedor diálogo: —¿Qué quieres hacer aquí? —Vamos a construir casas para los po¬ bres. —¿Para los pobres? —replica la niña con cierta insolencia—:■ Jura por Dios que serán para los pobres. —Sí, lo juro por Digs que serán para los pobres. —Pero, ¿sólo para los cristianos? —No. Para todos los pobres. —¿Para todos los pobres? Júralo por Jesús, el Mesías. —Por Jesús, el Mesías; será para todos los pobres. —¿Hasta para nosotros,, los musulma¬ nes? —Sí; para los musulmanes, como para todos los demás. Vete a Bet-Sahur, y ve¬ rás que allí, de cada doce familias, cua¬ tro están alojadas en nuestras casas, y ésta es una proporción mayor que la de los musulmanes que hay en el poblado. Pues aquí haremos lo mismo. Al llegar aquí, la niña exige al Obispo la suprema garantía. —Júralo por la Virgen María; que también para nosotros, los musulmanes, es la Virgen María. Y el Obispo juró por la Virgen María. La niña salió corriendo para anunciar al miserable poblado vecino, como una pe¬ queña samaritana, que dos mil años des¬ pués de la escena del pozo, mientras sal¬ taba de alegría, se interrogaba en el fon¬ do de su limpio corazón: ¿No será éste el Mesías? De “Reinado Social del Sagrado Corazón” \\S 0 R D 0 Sí Presento el sensocionol y revo¬ lucionario audífono microtímpano ’’0RAV0X18” , Todo dentro del oído El aparato más pequeño del mundo Potente, seguro, liviano, invisible y sin averías Admírelo y compruébelo sin compromiso en: Pje. Maneu, 38 {Jjinfo Pza. 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Al fin de cuentas, lógicamente pare¬ ce no ser un delito el que se deseen las buenas cualidades de los demás, ni el hecho de que sientan pena de que uno mismo no haya sido tan afortunado co¬ mo otros en la gratuita distribución de los bienes divinos. Claro que existe otro género de envi¬ dia, un tanto más amarga y egoísta: es el sentir tristeza de los éxitos ajenos, tristeza de grado más lamentable cuan¬ do está causada por los triunfos que otros conquistan para Dios. Una faceta negativa de la tristeza espi¬ ritual producida por la envidia es la sa¬ tisfacción por los fracasos ajenos en el campo del apostolado, y hasta el deseo mezquino de que caigan de su pedestal los triunfadores, a fin de que no se ele¬ ven sobre nosotros en la estimación de la sociedad. Descrita así la envidia, descarnadamen¬ te, se percibe su perfidia. Lo que sucede de ordinario es que los actos de envidia se justifican a nuestros ojos con un con¬ glomerado de causas humanas y de sen¬ timientos que nos ciegan y nos impiden una clara visión del problema. El sutil psicólogo que fue Francisco de Asís condena aceradamente la envidia espiritual, y no simplemente porque en¬ gendra el bajo sentimiento de pesadum¬ bre, sino porque realmente es nada me¬ nos que una rebelión contra Dios, una protesta contra sus sesudos planes, un estorbo a su amorosa providencia. A la envidia la califica con el temible epíteto de «blasfemia», ya que el envidioso es¬ piritual se entristece del triunfo divino o se alegra del fracaso divino en las almas. Sus palabras de oro son dignas de una antología de finura espiritual: «Cualquie¬ ra que envidie a su hermano del bien que Dios dice y obra por él, comete un pecado de blasfemia, porque envidia al muy alto, que dice y obra todo bien» (Avisos espirituales, VIII). La implacable lógica sobrenatural de Francisco de Asís se funda en dos textos, para emitir tamaña afirmación: uno, de San Pablo: «Nadie puede decir Señor Jesús sino movido por el Espíritu San¬ to»; y un fragmento de los Salmos: «Y no hay quien haga bien, ni siquiera uno». Ambos textos se completan, patentizan¬ do la eficacia de la acción divina en el hombre, y la nulidad de sus mejores es¬ fuerzos en el terreno sobrenatural cuan¬ do no son abonados por la gracia divina. En consecuencia, la persona que consi¬ gue triunfos espirituales en otras almas no es sino un mero instrumento de Dios, Quien es realmente el autor primario de toda buena obra. La envidia de los triunfos espirituales es protesta sorda contra el triunfo divi¬ no. Lo que ante todo importa a todo seguidor de Cristo —máxime a todo apóstol— es que Dios sea cada vez más conocido, más estimado, más adorado, mejor servido; y debe considerar como triunfo suyo, personal, de toda la Iglesia un avance cualquiera en las almas, sea quien fuere el autor de la conquista. No es difícil que esta larvada y mez¬ quina envidia se deje insinuar y hasta medrar en apóstoles fogosos, en familias religiosas y en asociaciones piadosas, cuando son otros los elevados a los pe¬ destales de la fama o de la moda, y per¬ manecen ellos anclados a la sombra, sin que sus esfuerzos sean conocidos ni aplaudidos. Al fin de cuentas, lo único que nos debe importar es que «el Amor sea ama¬ do», aun cuando nosotros o nuestras familias religiosas quedemos ignorados. 23 MOTOCICLETA M. V. CAMPEONA DEL MUNDO tj ahora••• EL NUEVO MODELO 235 cc. 4 TIEMPOS Distribuidor exclusivo en Baleares: C V AI^TD<eU)IL©3 IPAIRA V D A «D OS CSMM- Honderos^ 45 • Tei. provisional 215466 PALMA DE MALLORCA Gran Vía José Antonio, sjn. PALMA DE MALLORCA MUEBLES ROMAR EXPOSICIÓN: Conquistodor, 24-Tel 503 TALLER Y ALMACÉN CON EXPOSICIÓN: Paz, 97,101 y 103-Tel. 468 MANACOR (Mallorca) Contratista de Obras Santiago Rusiñol, 4 Tel. 211342 PALMA DE MALLORCA , ^ 24 La prensa católica - escribió Juan XXIII — «es uno de los medios mas poderosos de que se puede servir la palabra de Dios para llegar a los hoga¬ res y hacerse comprender y amar » EL HERALDO DE CRISTO es prensa católica. ! > DOS DE NUESTRAS PARROQUIAS DE MADRID CELEBRARON SUS BODAS DE PLATA Dos de nuestras Parroquias de Puente de Vallecas (Madrid), la de San Fran¬ cisco y la de San Diego, conmemoraron el XXV aniversario de su fundación con actos de gran solemnidad y esplendor. Previas unas vibrantes proclamas e invitaciones de sus respectivos Párrocos, P. José Roig y P. Antonio Pericas, y la edición de artísticos programas anuncia¬ dores, en la Parroquia de San Francisco tuvo lugar un muy concurrido novenario, del 26 de septiembre al 4 de octubre pa¬ sados, con Misa vespertina comunitaria y homilía, todos los días a cargo de uno de los distintos Párrocos, Coadjutores y Rectores de iglesias y centros de ense¬ ñanza que la T. O. R. tiene en la capital de España. El novenario culminó con la festividad del titular de la iglesia, nuestro P. San Francisco, el 4 de octubre. El acto más importante fue la concelebración vesper¬ tina por el Excmo. y Rdmo. Sr. Arzobis¬ po de Madrid, Dr. Morcillo, y antiguos Párrocos y colaboradores de la Parro¬ quia. El mismo Sr. Arzobispo predicó la homilía. Parecidamente la Parroquia de San Diego festejó el acontecimiento de sus Bodas de Plata con una Semana de Re¬ novación Cristiana para instruir a los feligreses sobre las directrices espiritua¬ les que dio el Vaticano II. La Semana se desarrolló en las fechas 7-13 de noviem¬ bre. Todas las tardes, después de la Mi¬ sa comunitaria, hubo conferencias sobre temas parroquiales, pronunciadas por di¬ versos Párrocos de la barriada y por dis¬ tinguidas personalidades del laicado. El día 13, festividad de San Diego, ti¬ tular de la Parroquia, hubo por la tarde Misa concelebrada, siendo el celebrante principal también el Arzobispo Dr. Mor¬ cillo, quien pronunció la homilía de cir¬ cunstancias. Transmitimos nuestra más cordial fe¬ licitación a los respectivos Párrocos ac¬ tuales e igualmente a los pasados, pues unos y otros pusieron todo su afán y entusiasmo en la construcción, amplia¬ ción y embellecimiento de los ediñcios de ambos templos parroquiales, y, lo que es más importante, desplegaron todo su celo, durante esos veinticinco años, para acercar a Dios a los habitantes de aque¬ lla barriada, antes tan abandonada. Y nuestros plácemes también a las feligre¬ sías que han correspondido siempre a los desvelos de dichos Párrocos y cola¬ boradores. NUESTROS DIFUNTOS PALMA DE MALLORCA.—-Día 30 de octubre, D. Gabriel Català Escanellas, a los 72 años de edad. Era terciario franciscano desde los 14. Día 23 de noviembre. Sor María del Olvido, en el siglo Margarito Sureda. Contaba 81 años de edad y 54de vida religiosa Durante 18 años fue Secretaria General de las RR. Francis¬ canas Hijas de la Misericordia. Escribió una interesante Historia de la misma Congregoción. Día 9 de diciembre, la fervorosa terciaria froncíscana Srta. Juana Garau Soberats, de 84 años de edad. Perteneció durante muchos años al Discretorio déla Hermandad déla Bosilica de S. Francisco y fue asidua asistente a las funciones de la misma. Dia 13 del mismo mes, la Srta. Coloma Blanes Sureda, suscriptora de esta revista y ter¬ ciaria franciscana. INCA.—Dña. María Alomar Ramis (15 noviembre) y D. Jaime Coll Vidal (25 del mismo mes), terciarios franciscanos BUNYOLA.—Dio 19 de noviembre falleció D Antonio Jaume, terciario. LLUCHMAYOR.-Dla 20 de noviembre falleció D.° Margarita Sastre Catany y el 27 D.” Coloma Ballester Vidal ambas terciarias. ARIANY.—Recientemente, a los 81 años de edad, D. Gabriel Mestre Ribot, padre de Sor Catalina del Rosario, Religiosa Franciscano, y del Rdo. P. Juan Mestre, T. O. R.. Profesor de Filosofía en nuestro Seminario. CAMPOS DEL PUERTO.—Día 20 de noviembre, el terciario franciscano D. Antonio Vi* dal Mas. Pedimos a nuestros lectores les encomienden a Dios. 25 MUEBLES - DECORACIÓN - TAPICERÍA HIJOS DE JOSE LLABRES Sindicato, 26 al 32 Tel. 221213 •— > CASA CABOT Electricidad • Saneamiento • Calefacción RADIO • DISCOS - AMPLIFICACIÓN Plaza Reina, 9 - Tels. 221418-213483 PALMA DE MALLORCA • • PALMA DE MALLORCA CRECIMIENTOS ACELERADOS [ ÍNDICES DE CONSUMO ÍNFIMOS | con Honderos, 95 Teléfono 222072 I PALMA DE MALLORCA 26 bibliografía W. STRAUB. «Catequesis en Dibu¬ jos para la enseñanza del Catecis¬ mo Católico». Versión castellana de José L, Albizu, OFM. 14,1 x 21,6 cms. 148 págs. Rústica 95 ptas. So¬ brecubierta de A. Tierz. Editorial Herder, Barcelona, 1966. Revoluciones en cadena Una buena prueba de la constante aten¬ ción que dedica Editorial Herder a su elenco catequético es la frecuente apor¬ tación al mismo de títulos bien repre¬ sentativos dentro de su propósito. El que hoy comentamos tiene un objetivo muy definido: «En la enseñanza religiosa, ha tomado hoy el dibujo una nueva orientación», dice Bruno Dreher. Los diseños del libro de Straub, pre¬ tenden, como todos los dibujos catequístiquos, ser una ayuda para el esclareci¬ miento de la instrucción religiosa. Pero quedan otras muchas posibilidades to¬ davía. Sería equivocado restringir la fuerza imaginativa del niño a estos sím¬ bolos y dibujos. En la práctica hay que introducir también otras imágenes que hablen al mimdo de la imaginación in¬ fantil. Pueden brotar de la fantasía crea¬ dora personal o pueden emplearse obras, imágenes. Sin embargo, los dibujos de Straub serán ima valiosa ayuda para el catequista y darán una nueva riqueza, un nuevo impulso a la enseñanza intuitiva de la religión. En una pequeña y agitada república, un ciudadano al que le falta una pierna se pre¬ senta en la Presidencia, — Soy mutilado de la revolución y quiero hacer lo necesario para figurar en Ja lista de pensiones. -¿De qué revolución? —De la 25 de marzo. —¿La de la mañana o la de la tarde? Sí; pero en pequeñas dosis Un matrimonio ¡oven, recién casado está sentado a la mesa y empieza a gustar la sopa —He leído —dice la esposa que el honfY- bre debe tomar tres kilos de sal al año. —Sí - responde el marido después de la primera cucharada de sopa — , pero no de una sola vez. Prescripción cumplida En el médico. El doctor: LEA Y PROPAGUE EL HERALDO DE CRISTO — Evidentemente, las digestiones de us¬ ted, a juzgar por los síntomas, son bastante difíciles. Debería usted tomar por las maña¬ nas, apenas se despierte, una taza de agua templado. —Es lo que vengo haciendo hace años, doctor, —¡Ah! Pues su mujer, a quien he pregun¬ tado por su régimen de comidas, no me ha dicho nada de la taza de agua. -Es que ella la llama café 27 1 D i s t r i buidor: D. JAIME ESTAFE MARQUES Mistral, 30-36 PALMA DE MALLORCA i CASA FRAU MUEBLES CARPINTERIA PKRSIAWAS fi A R O Ii A A B li C¡ !S R. Esclaramunda, 9 all? Tels. 217129 y 217619 PALMA DE MALLORCA PAPELES PINTADOS Y PINTURAS ÓLEOS Y ACUARELAS PARA ARTISTAS MARCOS Y MOLDURAS Casa Pomar Flores S. Miguel^ 187 Teléfono 221483 PALMA DE MALLORCA GRANDES ALMACENES l A. Pañería - Lencería-Tapicería- Modistería - Sas¬ trería - Pañería - Camisería - Géneros de punto Novedades -Bordados - Perfumería Artículos de Viaje P. Cirt, 5 al 12 y General Godad, i y 8. 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