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EL HERALDO DE CRISTO
REVISTA MENSUAL DE LOS P. P. FRANCISCANOS DE LA T. O. R.
FEBRERO 1966
Año LVII - Núm. 671
•
REDACCIÓN Y ADMÓN:
CONVENTO DE SAN FRANCISCO
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NUESTRA PORTADA
El mundo progresa; cambian las es¬
tructuras sociales... Está bien. Pero no seamos iconoclastas, ni materialmente
ni espiritualmente. Conservemos el pa¬ trimonio que nos han legado los siglos. (Torreón de la antigua muralla del Pa¬ lacio de la Almudaina Palma.)
(Foto JERONIMO JUAN) ^
/
numero:
Iglesia de puertas afuera ... 3
Al margen del centenario de Dante • 4
La misa, pascua cristiana. ... 9
Al habla con el P. J. Oliver, T. O. R. 11
Nuestras misiones
13
Del nostre clàssic
15
Conte Blanc (poesia)
Missa Nova
16 ....
17
Ecos del Sanatorio-Escuela «Mater Mi¬
sericordiae»
19
Nuestra pequeña historia .
Cuestiones Lulianas
. 21
23
Página de humor
27
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2
EDITORIAL
IGLESIA DE PUERTAS AFUERA
Durante estos años providenciales de Concilio la Iglesia ha te¬ nido tiempo de reflexionar sobre sí misma y de mirarse en el ros¬ tro de Cristo, su fundador. Se lo exigía el «aggiornamento» preco¬ nizado por el buen Papa Juan XXIII. Se lo urgía sobre todo la co¬ yuntura histórica que vivimos. Y el resultado ha sido una mejor comprensión de sí misma y de su misión en el mundo. Del Conci¬ lio nace una Iglesia distinta, de puertas afuera, con decidida volum tad de servir y salvar al nuevo mundo en construcción.
Para nosotros —observadores lejanos de la Iglesia reunida en el aula conciliar—, el acto más estremecedoramente significativo fue aquel humilde gesto de Pablo VI pidiendo perdón al mundo. La nobleza de este gesto se comenta por sí solo. El indicio, entre otras cosas, de que la Iglesia se ha encontrado a sí misma y de que in¬ tenta purificarse de todas aquellas extrañas adherencias que entor¬
pecen su misión entre los hombres. Este humilde gesto de perdón
la reconcilia con el mundo.
En uno de los últimos editoriales nos referíamos a la grave amenaza del ateísmo que pretende erigirse en civilización de nues¬ tros días. Precisamente, una de las más repetidas acusaciones del humanista ateo contra la Iglesia Católica es la de no asumir ésta con lealtad los problemas del mundo y del hombre de hoy, la de mantener a sus hijos en una especie de infantilismo, como seres
que descargan en Dios las responsabilidades de sus semejantes. No negamos la gran parte de verdad que hay en esta afirmación. Fue el mismo cardenal Koenig, nombrado presidente del secretariado pa¬ ra los no-creyentes, quien, en una de sus intervenciones conciliares, acusaba a los cristianos de haber contribuido, en gran parte, al na¬ cimiento y difusión del ateísmo, por no haber dado testimonio de una verdadera imagen de Dios.
Estamos seguros de que la Iglesia —esa Iglesia de puertas afuera, nacida del Concilio— hará llegar su mensaje de redención (y no sólo de palabra) a nuestro mundo trabajado por el ateísmo en sus dos terceras partes. No podría llamarse verdaderamente ca¬ tólica —universal—, si no tomara parte en la vida de la humanidad, en sus sufrimientos y angustias; si no se interesara por el hombre de hoy, ese hombre que busca su salvación incluso a través del ateísmo. Pero nos permitimos dudar si en esta urgente tarea la Iglesia se verá respaldada por los cristianos. A fines del siglo pasa¬ do, León XIII impuso a los cristianos como un deber el hacerse los dueños de la hora. Pero los cristianos no le comprendieron. Hoy, después de mil duras pero instructivas experiencias, otro Papa ur¬ ge a los cristianos el mismo deber. ¿Aprenderemos la lección del
ateísmo?
Al cristiano de hoy, tanto o más que «religioso» se le exige ser hombre. Para muchos la religión sigue siendo un refugio tan «con¬ solador» que les dispensa de la preocupación por el bien de los de¬ más. A esa clase de «religión» los ateos llaman «opio del pueblo». Y con razón. Una religión sin caridad condena a los que la practi¬ can. No se puede ser verdadero cristiano sin ser un apasionado por el hombre y el mundo en que vivimos, sin sentirse como el ateo solidarió> de los demás hombres en la lucha, por ejemplo, contra el hambre, la ignorancia, la enfermedad o la guerra.
3
AL MARGEN DEL CENTENARIO DE DANTE
Orden religiosa a la que perteneció el poeta
I—s cosa bien sabida que hasta once ^ciudades de Grecia se discuten el
honor de haber dado nacimiento a Home¬ ro. Algo semejante, en cuanto a algunos
hechos de su vicia, podemos decir que ha sucedido con Dante Alighieri, el poeta ta máximo de la cristiandad, el genio su¬ mo de la estirpe itálica: ¿cuál fue la es¬ cuela por él frecuentada?, ¿fue el güelfo o gibelino?, ¿residió, al menos de paso, en ésta o en aquella ciudad? Y así si¬ guiendo.
Entre las Ordenes religiosas es viva siempre, y vuelve a atizarse en cada cen¬ tenario, una apasionante cuestión: ¿fue
Dante novicio de los Frailes Menores en
Santa Croce?, ¿o fue más bien Dominico?,
¿o, aún mejor. Terciario Franciscano? Esta última hipótesis es la que ha tenido mayor aceptación entre los innumerables criticos y admiradores de Dante.
¿Oante terciario regular?
Pero en los últimos decenios una nue¬
va teoría se ha inserido en la opinión, que puede decirse certeza, de la perte¬
nencia de Dante a la tercera familia del
Pobrecito de Asís: ¿fue Dante simple terciario secular, como Giotto y tantos otros en aquellos tiempos, o más bien Fraile Regular de la Tercera Orden de
Penitencia?
El profesor Domingo Ronzoni, que tie¬
ne el mérito de haber dado vida 'a la ori¬
ginal teoría, recuerda que en los comíen-
4
zos del 1300 no pocos terciarios de San Francisco, «para practicar con mayor ri¬ gor la regla, se recogían y vivían en común, dice una Bula de Juan XXII, «in
romitoriis et in oratoriis».
«Su vida, continúa Ronzoni, se acerca¬ ba mucho a la de los eremitas, que eran numerosos en aquellos siglos, haciéndose como caballeros de la pobreza, de la jus¬ ticia y de la paz; pues mendigaban para sí y para los otros, protegían a los opri¬ midos y a los débiles, arreglaban las dis¬ cordias y ponían la paz. Pero en sus tu¬ gurios encontraban buen terreno las ideas gibelinas y, desde luego, les era familiar
la convicción de haber sido suscitados por Dios para la renovación de la socie¬
dad y de la Iglesia, descarriadas por la codicia de riquezas. Por eso, aunque fue¬
ron bien recibidos en Roma hasta los
tiempos de Celestino, bajo Bonifac’o VIII comenzó, decían ellos, «la gran tribula¬ ción». Y con tal frase devota y pía pre¬ tendían significar la vigilancia y los rigo¬ res de la inquisición a la cual fueron sometidos, y la humillación de verse igua¬
lados con los heréticos en la condenación del Concilio de Viena».
Y continúa; «Estudié lo mejor que supe aquel episodio de la historia de la Tercera Orden —^hermoso, franciscana¬ mente hermoso, hasta en sus borrascas— y en las obras del destierro de Dante vi destellos de pensamiento y ardor de celo de un Fraile «de Penitencia».
Algún argumento
El ingreso de Dante en uno de los ere¬
mitorios del Casentino habría tenido lu¬
gar en los primeros meses de 1307. En aquel año Dante escribió una carta a Moroello Malaspina, diciéndole que ahora tiene una cadena que le impide hacer guerras y volver a Florencia (según Ron¬ zoni, esta cadena consistiría en los votos religiosos de los Frailes de Penitencia, pregoneros de amor y de paz).
En una canción del destierro se hace
el elogio de una cuadrilla de mendicantes «ante los cuales el vicio ha huido». Son éstos «los pobres justos para con los cuales la Iglesia de Roma ya no era be¬ nigna por culpa de aquel que la rige y la bastardea».
En el Convite se alaba a los seguidores y domésticos de la Filosofía, cuya misión es socorrer a la fe: esos muy bien pueden identificarse con los pobres justos, los frailes de la penitencia.
En la carta al Emperador Arrigo (1311), Dante lamenta que él y otros ha¬ yan sido «implicados en la condenación lanzada contra algunos que quisieron ser desheredados —:y son los fraticelos—, pero ellos no lo querían de ningún modo y llo¬ raban en los ríos de la confusión». Estos son los toseanos amigos de la paz univer¬ sal —qui pacem terrae desiderant—, nom¬ bre que les sienta muy bien a los Frailes de la Penitencia, paladines de la paz, de la pobreza y de la rectitud. Esta carta y la enviada a los «fiorentinis intrinsecis» (1310) fueron escritas «cerca de las fuen¬ tes del Arno, en los confines de Toscana». Aquí, efectivamente, había un antiguo eremiterio de los Frailes de la Penitencia,
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En 1312 el Concilio de Viena condenó de nuevo a los Frailes de la Penitencia y el mismo año tuvo inicio la composi¬ ción de la Divina Comedia, que sería por tanto, según Ronzoni, «la solemne y terrible apología de Dante por sus frai¬
les», contra el abandono de Roma, el mal ejemplo que venía de arriba, la simonía, el báculo unido a la espada. «Y anuncia, en el Veltro, la misión que la Provi¬
dencia había conñado a los Frailes de la Penitencia».
En el ínterin Dante escribió su «De Monarchia». Las ideas allí conteni¬ das fueron causa de la nueva condena de los Frailes de la Penitencia, que ten¬
drá lugar en 1323, por parte de Juan XXII. «Estamos, por tanto, ante este he¬
cho curioso: sólo los Frailes de la Peni¬
tencia bebieron en las aguas no puras del pequeño tratado de Dante; o, para ser más exactos, solamente a éstos se les hicieron cargos. ¿Y cómo se explican es¬
tas íntimas relaciones entre los Frailes de Penitencia y la obra de Dante?
Contemporáneas de la Comedia son dos cartas de Dante, una enviada a los Car¬ denales, otra al amigo florentino. En la primera Dante escribe de sí mismo: «Yo soy la última ovejita de la grey de Cris¬ to, que por este motivo no abusa de los puestos honorables, porque no tengo ri¬ quezas. No por riquezas, sino por gracia de Dios soy lo que soy; y el celo de la
casa de Dios me devora».
En la segunda responde al amigo flo¬ rentino: «Esté alejada de’ un doméstico de la Filosofía una vida digna de cora¬
zones mundanos».
Dante no es, pues, un cortesano, un co¬ razón mundano; le devora el celo de la casa de Dios. Los dos períodos se aclaran y completan mutuamente: la gracia de
Dios le ha hecho doméstico de la Filo¬
sofía, esto es, pobre justo, o sea. Fraile
de la Penitencia.
En la Comedia y en una carta a Can Grande della Scala, Dante alaba las magniflcencias y los beneflcios de éste. Cons¬ ta de hecho que en 1319 -Juan XXII ab-
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solvió a los Frailes de la Penitencia de las condenas del Concilio de Viena, cosa
que puede haber ocurrido por la media¬ ción de Can Grande, que de los Frailes de la Penitencia «era indudablemente gran protector».
Dante vivió en Rávena «ba.io un techo que apenas le defendía de la intemperie y de las incomodidades» y amaestraba a los jóvenes —las cabritas y los corderos— «a comer las cortezas del pan». No una
corte, por lo tanto, sino un humilde ere¬
mitorio de Frailes de la Penitencia pudo ser el último domicilio de Dante en Rá¬
vena.
Expone luego Ronzoni, una dificultad: ¿cómo es que Dante calla siempre y es¬ crupulosamente el nombre de sus Frai¬ les? Y contesta que para eludir la vigi¬ lancia de la Inquisición, fue necesario usar ijñ lenguaje velado y hermético: los pobres justos, los secuaces, los pregone¬ ros de la Filosofía, de la rectitud, la parvulita, la piedra, nombres" convencio¬ nales que sólo los iniciados podían y de¬ bían comprender. A este mismo hecho hay que atribuir la escasez de noticias sobre el destierro y la pérdida de todo manuscrito, debida muy probablemente a la vida de persecuciones que debían llevar los Frailes de la Penitencia, como sospechosos de herejía e incluidos en la
condenación del Concilio de Viena.
¿Otra luz?
La pertenencia de Dante a la Orden Regular de la^ Penitència proporciona
además nueva luz para la inteligencia de las obras del Poeta y para la inter¬ pretación de pasos obscuros. Entre otras
cosas cita Ronzoni un terceto del XII Canto del Paraíso:
La sua famiglia che si mosse dritta smH’orme dei suoi piedi è tanto volta che quel d’innainzi a quel di dietro gitta.
Y explica así el enigma: «los Francis¬ canos están tan alejados del espíritu de San Francisco, que quel d’innanzi gitta: los Franciscanos de la primera Orden lanzan improperios, acusaciones, condenas a quel di dietro, a los Frailes de la Pe¬ nitencia, que han venido posteriormente y son como los últimos hijos del único
Padre».
La religiosidad y la pobreza de Dante son otros dos hechos que favorecen la hipótesis de la pertenencia a la Orden de los Frailes de la Penitencia. En la Coiujedia y en las otras obras del destie¬ rro Dante trata asuntos teológicos más profundos y difíciles que nunca, como la predestinación; deplora, con austeridad de sentimiento religioso, la perversión de la sociedad, la decadencia de las Or¬ denes religiosas, cosas estas que sólo pueden pensarse en un austero eremitorio, no ciertamente «entre los negocios y las
fiestas de una corte italiana del trecien¬ tos».
Es además un hecho que en veinte años de destierro, Dante vivió bastante pobre, exalta la pobreza de Cristo y de San Francisco, condena la simonía y la usura, se ensaña contra «las malditas ri-
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quezas». Más que en pobreza de desterra¬ do, se ha de pensar en una pobreza vo¬ luntaria, ya que no podría comprenderse
cómo un hombre de la talla de Dante no
haya sabido, después de la confiscación y el destierro, rehacer una decente posi¬
ción.
Añádanse a esto los testimonios, las tradiciones. Giotto, contemporáneo y ami¬ go de Dante y Terciario como él, coloca la figura de Dante al lado del Ministro General de los Frailes Menores, como re¬ presentante de la Orden de Penitencia, no domo un Terciario Francisoano cual¬ quiera.
Tampoco debe olvidarse que «surgen, continúa Ronzoni, a lo largo del trecien¬ tos, leyendas sobre Dante fraile y hués¬ ped de frailes; ¿y no son esto fragmentos
o indicios de la verdad?
Modesto parecer
Estos son, en síntesis, algunos de los argumentos aducido por Ronzoni en apo¬ yo de su tesis.
Resumamos en dos palabras nuestro
parecer: en 1200 y en 1300 no existía aún
«de iure» una clara separación entre Terciarios Seculares y Regulares. Unos y otros eran considerados, en sentido más o menos estricto, personas religiosas (eran llamados continentes, no podían usar armas, estaban exentos de los en¬ tredichos generales, los municipios no podían imponerles las cargas de las per¬ sonas seglares).
Pero existía una separación de hecho: muchos terciarios, ansiosos de mayor per¬
fección, «aemulantes charismata melio¬ ra», al menos ya desde 1221, «ad agendam poenitentiam secretos petiere recessus»,
se retiraban a eremitorios para llevar una vida de perfección evangélica. Y esto con la aprobación y la bendición del mismo Seráfico Padre San Francisco.
En los mismos eremitorios había quie¬ nes emitían los votos religiosos y quienes, en cambio, hacían la misma vida, pero sin ligarse con los votos. Si es verdad, como se admite umversalmente, que Dante fue Terciario Franciscano, debe¬ mos ciertamente imaginarlo vestido con el sayal religioso, continente, inerme, personalmente exento de entredichos y de cargas municipales. Desterrado y sin techo propio, pudo ser no sólo huésped,
sino miembro efectivo de fraternidad de
eremitas, lo cual aseguraba al Poeta cor¬ tezas de pan adquiridas de limosna, un pobre techo y, lo que más vale, la liber¬ tad" y la independencia de todo y de to¬ dos, .la paz, la tranquilidad y la posibili¬
dad de concentrarse en los sublimes éx¬
tasis que dieron al mundo la Comedia, que después se dijo Divina.
Las tribulaciones que en aquellos tiempos afligieron a los Terciarios que vivían en común, injustamente igualados con los heréticos fraticelos, no pudieron dejar de impresionar el ánimo sensible de Dante y pudieron muy bien inducirle a tomar la defensa, no ya de sus huéspe¬ des, sino de sus hermanos en la Regla.
Una cosa, por consiguiente, podemos retener como muy probable: que Dante, en los últimos catorce años de su vida, no fue sólo un terciario cualquiera, sino uno de los pioneros de la vida regular en la Tercera Orden, esto es, uno de aquellos que, abandonada la propia casa, «ad agendam poenitentiam, secretos pe¬
tiere recessus».
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ntes de seguir adelante, leamos el
^Directorio: «En la Cena, Jesucristo
celebró la Pascua judía dándole una significación nueva e instituyendo así la
Pascua cristiana. Por eso en la santa Misa se renueva incesantemente —«has¬
ta que El venga»— la Pascua del Señor.
Si los judíos al celebrar su Pascua, conmemoraban todos los años la libera¬ ción de Egipto y cada judío «se conside¬ raba él mismo salido de Egipto y pasado de la esclavitud a la libertad, de la tris teza a la alegría, del duelo a la fieétajt de las tinieblas a la luz y del cautiverio a la libertad» (Ritual judío de la Pascua), con mayor razón los cristianos, al cele¬ brar la Eucaristía —memorial del «paso» de Cristo de este mundo al Padre—, de¬
ben tener conciencia de conmemorar su
propia liberación del poder de las tinie¬ blas y su paso al reino de la luz (cfr. Col. I, 13; 1 Pt. II, 9).
Por lo tanto interesa grandemente que los fieles perciban la relación de la Misa con el Misterio Pascual, esto es, con la Muerte y Resurrección del Señor. Al ofrecer la Eucaristía, la Iglesia ha cele¬ brado siempre, junto a la «Pasión bienavenüirada del Señor», «su Resurrección de entre los muertos y su gloriosa As¬ censión a los cielos» (Canon romano). La Misa contiene, por consiguiente, todo el dinamismo del Misterio Pascual, reme¬ mora el tránsito de Cristo y realiza sa¬ cramentalmente nuestro paso de este mundo al Padre».
9
El Jueves Santo, Jessús celebró la Ce¬ na según la usanza judía. Veamos cómo se celebraba la Pascua judía y nos dare¬ mos cuenta de cómo nuestro Señor al ins¬
tituir la Eucaristía tenía la idea de fun¬
dar una nueva Pascua que comunicara a la Iglesia, en un plan sobrenatural y más abundante, los efectos que el pueblo de Israel obtuvo al celebrar la primera Pascua, la de Egipto.
Las palabras que Jesús dijo en el ser¬ món de la Montaña: «No penséis que he venido a abrogar la ley o los profetas; no he venido a abrogarla sino a consumar¬ la», tienen una especial aplicación al rito de la Pascua. El paso de la Pascua judía a la Pascua cristiana, lo realiza el Señor sin violencias, sino con toda suavidad, sin oponer una Pascua a la otra, sino perfec¬ cionando y dignificando más, en lo po¬ sible, la Pascua judía. Muchas de las ideas de la antigua Pascua han pasado a la nueva: los judíos agradecían en aque¬ lla cena los grandes beneficios que sus padres habían recibido de Dios; la Misa
es toda ella un himno de acción de gra¬
cias al Padre porque en los nuevos tiem¬ pos ha manifestado al mundo el Misterio de su Hijo, antes escondido. En la cena judía, los hijos de Jacob evocaban el paso del ángel exterminador, cuando ma¬ tó a los primogénitos de los egipcios, pa¬ ra librarles a ellos de la esclavitud; la Misa es precisamente el memorial del paso del Señor, de la muerte a la vida, de nuestro paso, de nuestra Pascua con El, que nos libró del poder de las tinie¬ blas y nos hizo pasar a la luz. El mundo de la luz (el de la gracia) está siempre en oposición al poder de las tinieblas, bajo el cual yacía la humanidad pagana
antes de la venida de Cristo. De este po¬ der tenebroso nos libró Dios y nos trajo al reino de su muy amado Hijo, para so¬
meternos al suave yugo de su ley. En Cristo y por Cristo poseemos el reino de
la luz con todo el cúmulo de beneficios y
gracias sobrenaturales inherentes a la po¬ sesión de Cristo. Es la redención una
verdad escatològica, que ya se vive aquí por la fe en Cristo. Otra analogía existe
entre la Pascua judía y la Pascua cris¬ tiana. En ambas tiene lugar la inmola¬ ción de un cordero, irracional en la pri¬ mera, de Cristo en la segunda. El cordero' de la Pascua judía es figura del Cordero
inmolado en nuestra Pascua. Bien lo pro¬
clama el Apóstol San Pablo: «Ha sido inmolado Cristo, nuestro Cordero pas¬ cual» (1 Cor. V, 7).
Todo este gran Misterio que tenemos en Cristo quiere Este que lo recibamos en la Misa, porque fue en la Cena y en el Calvario en donde consumó su obra. Si
cristo nos redimió por su Pascua, será la Eucaristía, Pascua cristiana, que nos co¬
municará los frutos de la redención. Ca¬
da vez que celebramos el memorial del Señor en la santa Misa, entramos de lleno en el Misterio de Cristo. La Misa es la
Pascua, para celebrar la Pascua de Cristo vamos a ella; para unirnos a esa alianza de Dios con los hombres que fue reali¬ zada principalmente en la Pascua de Je¬
sucristo. Toda la historia de la salvación de la humanidad está condensada en la Pasión y Resurección del Señor. Porque Jesucristo es el Cordero cuya sangre nos
salva, nos trae la libertad y hace de noso¬ tros el pueblo de Dios. Por eso, invoca¬ mos al Señor, a punto de ser comido,
con el dulce nombre de «Cordero de Dios». Jesucristo nos conduce, como un
nuevo Moisés, hacia el cielo. Allí cele¬ braremos la Pascua eterna, agradeciendo
los beneficios de la Pascua de este mun¬
do.
Celebremos con fervor la Pascua para
que podamos cantar en la solemnidad de la Pascua eterna, el himno que ya, ensa¬ yando, cantamos en la tierra: «Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de re¬ cibir el poder y la divinidad, y la sabidu¬ ría, y la fortaleza, y el honor, y la gloria, y la bendición» (Apoc. V, 12); «Tú has sido entregado a la muerte, y con tu sangre nos has rescatado para Dios, de todas las tribus, y lenguas, y pueblos, y naciones, y nos has hecho para nuestro Dios, reyes y sacerdotes» (Apoc. V, 9-10).
P. Jaime FE CORRO, T.O.R,
10
c^l habla con
EL RDO. PADRE JUAN OLIVER T.O. R. SUPERIOR DE LA MISION DE
TAYABAMBA
^jV^juJeusatnrosOllievcetro,rems isyiaonsearboenenquetieerlraPs.
del Perú, se halla entre nosotros. Ha venido para unirse al gozo de sus padres que este mes celebran las Bodas de Oro matrimoniales. En esta fecha tan ín¬ tima, tan señalada, no podía faltar junto a ellos el hijo que ofrendaron a Dios en las avanzadillas de la acción evangelizadora de la Iglesia.
El P. Oliver es joven, tiene apenas 34 años, y su persona respira un dinamismo que contagia. Activo por temperamento, no sabe resignarse a un descanso mere¬ cido después de cinco años del trabajo duro, agotador, que supone el organizar
una misión desde sus cimientos allá en los Andes peruanos. Aprovecha su es¬
tancia en Mallorca para despertar la atención y la conciencia de los católicos mallorquines a los problemas que tiene planteados su extensa misión de Tayabamba, especialmente la urgente nece¬ sidad de erigir una Escuela-Hogar para niñas y jovencitas a causa de los graves peligros morales que corren. El pasado domingo, día 16, organizó una velada teatral en el salón de actos del Colegio de San Francisco a beneficio de su mi¬
sión; tuvo un éxito sonado y mucha gente tuvo que volverse sin poder entrar en el salón por estar completamente aba¬ rrotado de público. Se dedica a correr por los pueblos dando conferencias ilus¬ tradas con filminas, proyecta pequeñas películas realizadas por nuestros misio¬ neros en aquellas tierras para mostrar a
11
todos la realidad hiriente de su misión.
Hemos hablado largamente con el P. Oliver de su misión. Ahí van algunas de sus respuestas, las que hemos creído más interesantes para nuestros lectores.
—Hace cinco años fundamos la Prela¬
tura de Huamachuco, allí partimos seis religiosos con Mons. Nicolau al frente para empezar a trabajar en ella. Al cabo de un año desglosamos la comunidad de Huamachuco en dos y fundamos la de Tayabamba. Actualmente en ella traba¬ jamos tres padres: el P. Juan Bustos, de Quintanar de la Orden, el P. Miguel Ra¬ món, de Lloseta, y yo. Realmente muy pocos para el trabajo agotador que su¬ pone el tener a nuestro cuidado unos ciento treinta pueblos diseminados por las
montañas. Son unos trece mil kilómetros
cuadrados que comprenden toda la pro¬
vincia de Pataz. En este territorio viven treinta y cinco mil almas.
—Al llegar allá nosotros, solamente había un veinte por ciento de católi¬ cos practicantes ahora son más del cincuenta por ciento. Nuestra iglesia data del siglo XVII. Su pisoi era de fango, al cabo de tres meses de llegar nosotros conseguimos embaldosar sus 450 metros cuadrados de piso. En el campanario he¬ mos instalado un equipo de altavoces. Así podemos hacer llegar la voz de Dios a todo el pueblo, a todos aquellos que aún no se acercan a la iglesia. Tenemos un dispensario parroquial y gracias a un grupo de médicos de Mallorca, Francia y EE. UU. que nos mandan lotes de medi¬ cinas, muestras gratuitas, podemos aten¬ der a aquellas pobres gentes.
—El nivel cultural es muy bajo. Su¬ persticiosos cien por cien, pero tienen muy buen corazón. Cuando llegamos allá existía el instituto mixto; esto acarreaba
una serie de inconvenientes de orden moral bastante serio. Nuestras gestiones
lograron que el Presidente de la Repú¬
blica ordenara su desdoblamiento. Al frente del Instituto Femenino se han
puesto cuatro religiosas franciscanas de
Mallorca que están haciendo una labor extraordinaria, pues además del Institu¬ to, se cuidan de la Catequesis, del dis¬ pensario, de unas clases de labores...
—Nuestra mirada y nuestras ilusiones están puestas en la juventud de Tayabamba y provincia, ella será la que en un futuro próximo habrá de cambiar el triste panorama de aquellas gentes. Nuestros planes son ambiciosos, pero es¬ peramos verlos realizados.
—Las muchachas están en peligro de perder su integridad moral; queremos por ello levantar, para su protección, una Casa-Hogar con escuela, talleres, bi¬ blioteca, salas de recreo... Esta es la pri¬ mera medida de nuestro vasto plan.
—De momento no contamos con ningún dinero. Solamente con nuestro tesón y dinamismo. Tenemos solicitada una ayu¬ da a un organismo internacional. Quere¬ mos acudir a los «Formidables» de la S.E.R., a la T.V.E... A todos los que sientan en su alma los graves problemas del catolicismo de vanguardia, a los cató¬ licos de Mallorca y de toda España para que nos ayuden a afianzar el catolicismo en aquellas tierras evangelizadas ya en el siglo XVI por los franciscanos españoles, ahora tan mal paradas y minadas por los comunistas que trabajan incansablemente por captarse a aquellas pobres gentes ig¬
norantes.
Ahí quedan las palabras del P. Oliver, comedidas y apremiantes a la vez. Los comentarios sobran. La juventud de Tayabam^ba peligra y necesita ayuda. Lector: Si te decides, el P. Oliver y Dios por boca del P. Oliver te lo agradacerán vi¬
vamente.
12
nuestras
misiones
íioUoar eñ sorprencLenie marcha
áJ
/1/0 se enfi^ el P. Maijfò (el incan¬
sable misi^ero de la^^rovincia de
Bolívar, de la g^es únic^acerdote) si
abusando de la empanza fraterna con mi
hermano, el Prelad¿ ^de J^^machuco, me
aprovecho carta que
de le
haalguennfvejia“fc]f^omdeenstdoes
de una
Bolívar.
Las Misiones son de to^os e interesan a
todos.
El P. Maimó está ultimando ya la cons¬ trucción de una grande iglesia de tres
naves. La pequeña iglesia anterior, casi sin servicios religiosos desde hacía mu¬
cho tiempo, se había derrumbado. Ahora
el P. Maimó no se cansa de medir con sus ojos radiantes las altas naves ya cu¬ biertas. Dejémosle hablar:
Duelo de generosidad entre los buenos bolivarianos
«A mi llegada encontré las paredes a medio construir, pero la presencia del Padresito atrajo de veinte a treinta tra¬ bajadores diarios por 15 soles de jornal, trago y cigarrillo. Día a día la obra avan-
El P. Maimó con dos
amigos en una Ha¬
cienda de Bolívar. La niña, en cuyo rostro se
refleja la tristeza de dejar por primera vez
la casa paterna, parte
para estudiar y poder
así ser un día maestra en la hacienda.
13
tar a mi gente: una copa de «gro» (conor posición de alcohol, jugo de limón, azú¬ car y agua) y un cigarrillo nacional en cada armada (toma de coca); últimamen¬
te he optado por darles almuerzo' para lo que ya he conseguido varios huachos».
El P. Maimó con Mons. Nicolau en un viaje
a Bolívar.
zaba y el 4 de octubre terminamos total¬ mente las paredes; inmediatamente pro¬ seguimos a techar el crucero de la nave central cuya labor se terminó el 6 de noviembre, pues introdujimos un sistema desconocido en Bolívar, pero que unáni¬ memente los feligreses han ..aprobado para sus construcciones futuras. Para ello ya hemos labrado y rayado unos treinta eucaliptus, más de una docena de andaimarcas y centenares de lilpos de alisos (TODO ELLO TRANSPORTADO, DESDE VARIOS KILOMETROS Y ¡POR ESTOS CAMINITOS!, A HOMBROS DE GRUPOS DE CINCUENTA HOMBRES)».
Más generosidad
«Vengo de almorzar. (¡Ah!, en los casi tres meses de estancia en Bolívar todavía no he gastado un centavo en comidas, pues diariamente estoy invitado en distin¬ tas casas. En cambio sí he gastado casi todos los ahorros de servicios religiosos en tragos y cigarrillos: además de invi¬
Quien no crea en la divina
Providencia^ vaya a Bolívar
«¿De dónde ha salido el dinero para la iglesia? No sé, pero lo cierto es que ya hemos invertido unos 60.000' soles (120.000 Ptas.) sin resentir a nadie. Des¬ de luego, todos los domingos he tenido un promedio de 50 y a veces de 80 hom¬ bres trabajando gratuitamente, asumien¬ do el peligro de una «socorrada de Pur¬ gatori».
Nos cabe el orgullo de saber que la iglesia es, según dicen, la primera obra pública de envergadura que se lleva a cabo en tan poco tiempo. El Ingeniero, que ha estado varios meses en Bolívar, asegura que nuestra iglesia es de unos trazos técnicos perfectos y que reunirá todas las condiciones de funcionalidad; por otra parte, dice, que él no aceptaría el compromiso de construirla con un mi¬ llón de soles, pues ni con dinero se con¬ siguen trabajadores en Bolívar; y en cambio nosotros hemos conseguido más de 20.0'0'0 jornales gratuitos, como para expresar el cariño que tienen a su Padresito; valga como punto de referencia el hecho de que jamás se ha construido una casa particular en un sólo año, cosa que nosotros casi hemos conseguido.
Además casi toda la madera ha sido
donada y calculamos que ha entrado ma¬ dera por valor de 30.000 soles, cuyo transporte también ha sido totalmente gratuito. El otro día me regalaron un to¬ rito que rifamos y nos dio mil soles; el agraciado lo regaló nuevamente y hace dos días que lo vendí en 700 soles».
«Con todo...» (Lean detenidamente
los amigos de nuestras misiones)
«Con todo, sólo habremos levantado las 'paredes y techado. Luego hay que hacer el piso, abrir ventanales y arque¬ rías, encargar bancos, reconstruir el re¬ tablo, hacer puertas, ornamentos, etc. ¡Total: otro tanto de gastos!»
Los que quieran un autógrafo del P. Maimó tienen una ocasión magníñea...
P. Bartolomé Nicolau, T. O. R.
Roma, enero de 1966.
14
Del nostre clàissic
Pàgina, escollida
7, Serenetat e altea e paternitat e senyoria sia coneguda a vós, Sènyer Deus, qui'ns donats exempli en les obres que'ls llaura¬
dors fan: car en així com los llauradors eixercolen los blats e'is
denegen, per tal que les males herbes no ofeguen ni destruen los blats; en així nosaltres, Sènyer, si érem hòmens savis, deu¬ ríem denejar nostre cors de tots vicis e de tots pecats, per tal que la ànima no murís en pecats e que pogués créixer e mul¬ tiplicar en obres de vertuts. — 8, Senyor dreturer! Los llaura¬ dors veem que com han segat lo blat, que'l baten, e com l'han batut, venten-lo, per tal que'l vent triu la palla del gra; veem que estogen lo blat en llurs graners e en llurs sijes, e Ileixen la palla defora. On, tot açò és semblança e demostració a nosal¬ tres, que al dia de la mort, com aquest segle, qui és vent, ha departida la ànima del cors, adones vós, Sènyer, prenets les ànimes dels hòmens justs e metets-les en la vostra glòria; e les ànimes dels hòmens pecadors, qui no són dignes de ésser en glòria, aquelles Ileixats turmentar en foc perdurable. — 9. Libe¬ ral Senyor! Nos veem que los llauradors savis, com han cullit llur blat, que n'estogen en llurs graners segons que n'han mester tot l'any en menjar e en sembrar. Mas d'açò fa, Sènyer, molt hom tot lo contrari, en ço que sempre que han cullits los fruits e'is esplets que vós li havets dats, sempre los mal¬ meten e'is degasten; e com ve en lo cor a l'hivern, com los
fruits són encarits, ells los han a percaçar e a ajustar
R. Llull, Contemplació, cap. 121
15
Anacrònicament
vénen encara les fades aquí, anualment. Serà, tal volta, per una especial concessió a nostra terra, perquè és la terra millor. Enguany n’és arribat tot un magnífic estol. ¿En veus allà les tendes, dreçades al sol? Són allò que en diuen, vulgarment, ametlers els que tenen el cor maganyat i els ulls molt grollers. Enlluernen les tendes, és tan gran la blancor. '¡Semblen serres de neu, grossos munts de cotó set vegades rentat amb sabó perfumat —perqué les nostres fades són d’allò que s’en diu presumides i tenen al lligador olors molt exquisides. Dormen de dia, les fades, tranquil·lament, i, com llur carnadura és tota transparent, no podràs descobrir-les en cap lloc ni tu ni jo ni un altre tampoc. Però espera que, llest de feines, el sol sia partit allà d’allà les blaves muntanyes, i arribi la nit portant son gran pool de fosca per a escampar-ne per tot. Es llavors que les fades baixen totes, d’un bot, de llur llit invisible, dins les tendes amagat, i comencen a córrer i a ballar dins el camp llaurat i sembrat. ¿No ho creus? Aixeca’t després de fer el primer so, quan la lluna és sencera. No tenguis por si l’òliba t’increpa amb son monòton xiií que fa el silenci encara més rodó i cristallí. I treu defora el cap pel finestró, perquè sia més plena i total la visió: envairà ton olfacte una dolça bavarada de perfum i el teu ull s’esbaldirà dins una orgia de llum. La meravella et colpirà fortament, fins a semblar-te que estàs dins un lloc d’encantament. Hi estaràs, en efecte, i per entre els fúlgids tendáis, hi podràs esguardar, a ton pler, les ballades i els salts i les corregudes d’unes ombres mudes, tot enjogassades. Doncs allò, ho pots ben creure, allò mateix són les fades.
P. Miquel Colom, T. O. R.
16
isrovi^.
A Dona Margalida Blanes Aymar i al seu fill Rafel, novell prevere
que, dia 27 de juny de 1965, a Son Servera, digué missa nova. Un poc — i un molt— tardana, aquesta crònica. Ho reconec. Valgui'm, però, d'excusa allò de: ^No tarda quien llega, aunque llegue tarde*.
T ^aroma litúrgica i de l’agre de la te¬
rra d’aquella inoblidable missa persisteix encara, sense esbravar-se, en la intimitat del meu esperit.
Mirau! Hi ha penjarelles o flocadures de papers de color formant sobre els ca¬
rrers una movible i vistosa sotilada. Són
les romanalles de la finida festa popular que, rebregades i tot, serveixen per re¬ muntar l’esplendor de la missa nova. Des de ca el novell sacerdot, fins a la parrò¬ quia, murtra a balquena i profusió de cossiols. Per més gala, els carrers agranats i ben regats. Frescor d’aigua i sanitosa olor de murtra. Cares lluents d’ale¬ gria, gent endiumenjada. Ja s’ent'n: els serverins no hi han plant res. I a ca el novell capellà i a l’església tiren la casa per la finestra, posen la barcella dins Talmud i l’olla gran dins la petita, per dir-ho amb aquelles violents i enèrgiques imatges amb què s’expressen els nostres camperols.
Al peu de l’altar major, sis ben frega¬ des olles d’aram amb clavells i espigues. Deixada la cuina i lluny dels fogons, ara
s’estufen i refulgeixen com a glorificados.
Encesos els Salomons i el llantoner. Una
lluminària pedestre. L’església, arquitectònicament malforjada, és, per ventura, la més lletja de Mallorca. L’orgue gruny i sona a tirades com si no pogués tren¬
car alè.
¿I què? Si Torgue està escanyat i treu sons ordinaris, les veus dels cantadors són limpides i sense gens d’aresta. Si la lluminària resulta plebea, hi ha, en can¬ vi, al temple, cors i pensaments que fiamegen. ¿Que l’edifici és pobre? Millor! Així s’assembla més a la Cova de Betlem. Una missa novella celebrada a una esglé¬ sia germana de la Cova de Betlem ¿no és un retornar a les fonts més pures de l’Evangeli? I d’altra banda, parets i vol¬ tes, riques de pietat i de litúrgia, se són transformades i els àngels, aquí, hi vo¬ len, avui, quasi visiblement. Als retaules, els sants xerrotegen, i ningú se n’admi¬ raria de que baixassin del nínxol i s’asse¬ guessin entre els convidats. Si és ver
que, amb amor, no hi ha cap dona lletja, també ho és que, amb una funció així i uns assistents tan enfervoritzats, no hi ha
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17
cap temple que no torni meravellós i no sigui un lloc aptíssim on el Mestre hi repetís el sermó de les benaventurances.
Endemés, la funció religiosa ha pres un amable tirat casolà. El sermó, en la nostra llengua. I també la missa i els càntics, ñns allà on ho permeten les fla¬ mants disposicions litúrgiques. I vaja si hi escau alabar Déu, a cor obert, en la llengua de Ramón Llull i del Rei En Jau¬ me! Cap sorpresa. ¿Quina sorpresa pot ha¬ ver-hi si ens servim del llenguatge propi en la pregària? Predica el mateix celebrant.
En Rafel Servera Blanes s’estrena com a
predicador i com a sacerdot. Parla amb
una encisadora sobrietat i naturalissima elegància. Sap dpminar-se i la veu no se li trenca en una atmósfera tan carregada d’emoció. La majoria dels oients, mocador
en mà, s’eixuguen les llàgrimes.
Quina bellesa, el conjunt d’aquesta missa nova! El sermó, la missa i els càn¬ tics, en el llenguatge de cada dia; l’amistat, la litúrgia, l’encens, la cera, la mur¬ tra aromosa, la solidaritat del poble amb la família del nou capellà... tots aquests elements se pasten, se fusionen amb les rònegues parets de la pobra església. I la ronyosa església se converteix en un organisme palpitant o, si voleu, en un departament del paradís.
bat fins al viu de l’ànima. I, en casos així, sols les llàgrimes i els sanglots manifes¬ ten allò que les paraules no sabrien ex¬ plicar. Ja és curiós que la suprema mani¬ festació del goig siguin els sanglots i les llàgrimes!
«Al.leluia! Alabau el Senyor!» repetei¬
xen els cantors.
Finida la missa, aplegamans al novell sacerdot. No hi ha cap ponderació si dic que desfila el poble sencer. Tan numero¬ sa és la concurrència que, en el chor, esgoten, cantant i salmejant, les provi¬ sions de música sagrada que seminaristes i capellans duien en cartera.
¿Com ha pogut aguantar-se Dona Mar¬ galida Blanes Aymar, la mare del novell sacerdot’ No ho sé. Tants de maldecaps, naturalment amb els nervis de punta, triturada de besades i aferrades pel coll
i amb tantes ressonàncies dins el seu cor
de mare! Doncs, és estada una valenta
dona.
No vull exagerar. És cert, peró, que mai de la vida he presenciada una funció religiosa com la missa nova d’En Rafel
Servera Blanes.
P. Rafel Ginard Bauiçà, T. O. R-
Ja sé que he fracassat en mon intent de cronista. Aquesta missa nova m’ha arri¬
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EGOS DEL SANATORIO ESCUELA MATER MISERICORDIAE
V—ras el breve descanso navideño, las
actividades del Sanatorio-Escuela
se han reanudado con renovado vigor. Todos cuantos se sienten responsables de la buena marcha del Centro siguen pro¬ digando sus desvelos en bien de una obra social digna del mayor aplauso po¬ pular y, sobre todo, muy agradable a los ojos de Dios. En esta crónica queremos reseñar algunos hechos que demuestran palpablemente como realmente se ha sa¬ bido captar la transcendencia maravillosa de esa estupenda labor a favor de tantas niñas necesitadas.
Un Copón para ia nueva Capilla
Con particular alegría ponderaría las
cualidades del maravilloso cuadro médico del Centro. Podría enumerar las estu¬
pendas dotes técnicas y humanas de todos esos doctores que sacrifican horas y más horas para cuidar a todas las niñas del Sanatorio. Soy testigo mudo de esa dedi¬ cación y entrega desinteresada. Pero sé muy bien que si .eso hiciera, recibiría un enérgico reproche de su parte ya que ellos no dan importancia —a pesar de que la tiene— a esa labor callada, pero sumamente eficaz, en favor de unos seres minusvalentes y necesitados.
No obstante, no me resisto a callar un significativo detalle que dice mucho a favor de esos doctores.' En la última reu¬
nión conjunta, ofrecieron al Centro un precioso y artístico Copón que sirva de perenne recuerdo de su paso por este
Centro. No contentos con cuidar a los
Cristos enfermos del Sanatorio, han que¬ rido preocuparse del Cristo siempre pre¬ sente en el Sagrario.
Milagros de la Caridad
Hace aproximiadamente un año organi¬ zaron los terciarios de Baleares una cam¬
paña para costear un aparato quirúrgico' de urgencia —un Instaens B-2—, cuyo precio sobrepasaba las 125.000 pts. Era del todo necesario para lograr la definitiva recuperación de tantas niñas enfermas. Con la generosa aportación de todos los terciarios de Baleares ha sido posible al¬ canzar esta subida cifra que parecía in¬
salvable. De todo corazón damos las más
expresivas gracias a todos cuantos han contribuido a que, lo que parecía un sueño, se convirtiera en hermosa reali¬ dad. Con ello los terciarios han demos¬
trado estar en línea con el más puro
evangelio, cuyo centro y eje se cifra en
la caridad.
Cabe destacar en forma justa, la no menos extraordinaria campaña realizada por la Juventud Seráfica de Palma. Con el ímpetu juvenil que caracteriza sus actos, organizaron colectas en las princi¬ pales iglesias de Palma, realizaron visi¬ tas a las más destacadas personalidades de nuestra ciudad, amigos y bienhecho¬ res y, finalmente, con su valiosa aporta¬ ción personal lograron el milagro de cos¬ tear un aparato ‘"Striker” para estiramien¬ to y sierra de huesos, valorado en 98.000 ptas., además de contribuir a la campaña de los Terciarios con 50.000 pts. El día de la festividad de los Reyes Magos montaron una festiva cabalgata que hizo las delicias de todas las pequeñas enfermas. La fun¬ ción recreativa estuvo matizada del más
bonito ambiente que puede imaginarse: repartieron muñecas y caramelos a las pequeñas, que con alegres sonrisas su-
19
—APETITOSA
S/ÜB ROSA
DELICIOSA
íSH innauonesa I
20
pieron agradecer todo cuanto por ellas se hacía. El regalo sorpresa —además de
todo cuanto hemos mencionado— fue un
sobre cerrado que contenía 18.000 ptas. que servirán para costear una máquina de pelar patatas, ayudando con ello a la dura labor de las estupendas Hermanas Franciscanas. Nuestras palabras son ne¬ cesariamente pobres para ponderar de¬ bidamente la singular cooperación de esa Juventud que ha comprendido que todos —enfermos, pobres, necesitados—
somos hermanos. Y un hermano merece
todos nuestros desvelos.
Otros valiosos obsequios
Agradecemos igualmente; el caritativo gesto de la prestigiosa firma «Henry Co¬ lomer, Lida», quien, además de un creci¬ do lote de revistas, ofreció una gran can¬ tidad de productos de su fabricación.
El conocido deportista Juan Albons Bennasar, haciendo gala de su reconoci¬ da generosidad, mandó a nuestro Sana¬ torio una modernísima estufa a gas bu¬
tano «SIGNAL», que servirá para hacer más llevadera la vida de las niñas en¬
fermas.
Hemos recihido; también un bonito transistor «IBERIA» de don Francisco
Escandías Sabater, propietario de la casa comercial «Escandías Radio-Televi¬ sión», quien está siempre a la disposi¬
ción del Centro.
Atendiendo a una urgente necesidad, dOín Andrés Buades, de la casa comer¬ cial «Andrés Buades Ferrer», nos ha en¬ viado una moderna cocina a gas butano a
tres fuegos. Todos ellos y cuantos de una u otra
forma nos han ayudado, recibirán un premio imperecedero en el cielo. A noso¬ tros, ante tanta generosidad, sólo se nos ocurre una palabra: GRACIAS...
♦
+
♦
Los rostros sonrientes y agradecidos de las niñas de la foto que encabeza nuestra crónica nos están manifestando a voz en
grito un agradecimiento sincero y afec¬ tuoso que desborda las fronteras de todos los egoísmos humanos. Gracias a Dios, Mallorca entera ha comprendido maravi¬ llosamente que la obra del SanatorioEscuela tiene un alcance realmente for¬ midable. Todos debemos luchar, en la medida de nuestras posibilidades, a que no falte en forma alguna esa sonrisa en el rostro de ninguna pequeña. Esa será la mejor forma de demostrar que todos nos sentimos y somos verdaderos herma¬
nos.
P GREGORIO
N UESTRA PEQUEÑA HISTORIA
étace cincuenta años,,.
Tercera Orden de San Francisco había tenido una magna asamblea
en San Fermín de los Navarros (Madrid), en la cual Mons. Ragonesi, Nuncio de Su Santidad por aquel entonces, pronunció el discurso de clausura. Lo copiaba nues¬ tra revista bajo el título de «El Catoli¬ cismo, religión de armonía». Entresaca¬
mos unas líneas:
«Nadie acaso sintió esta armonía del Catolicismo de manera tan honda como el seráfico San Francisco: aquella alma divinamente poética que, penetrando las
íntimas correspondencias del espíritu
humano con los tres reinos de la Natura¬
leza, dialogaba con el «hermanO' sol», con las fiores y las aves; aquel serafín de amor que en todas las criaturas descifra¬
ba las estrofas del misterioso poema que el universo canta a la gloria del Creador».
«Cierto es que él imprimió la armonía en todas sus obras y en sumo grado a la Orden Tercera».
«En esta admirable Corporación caben personas de variadísimas índoles y con¬ diciones: desde los genios más ublimes, como el Dante (el lector habrá visto en este número un trabajo tendente a
a demotrar el tercerismo del autor de
la Divina Comedia) y Colón, hasta las más sencillas inteligencias: desde los po¬ deres más encumbrados, como los Papas y los reyes (las monarquías eran enton¬ ces más numerosas que ahora), hasta los más hurhíldes ciudadanos; hidalgos y plebeyos, ricos y pobres, patrones y obreros: todos, sin distinción de estado, clase y partido, encuentran en esta obra maestra de armonía, medios fáciles y suaves de practicar las virtudes evangé¬ licas».
Fr. Silvestre tocaba un tema de hagio¬ grafía franciscana, San Conrado de Placencia; otro de espiritualidad, el minorila mallorquní Fr. Francisco Lliteras, y F. Torrens. Pbro. iniciaba un piadoso relato bajo el epígrafe de «El ermitaño Pacomio». Completaba el fondo de la re¬ vista la sección «Catecismo Franciscano».
A pesar de la guerra, por 500 kilos de
pan se pagaban sólo 148,35 ptas. A menos
de 0,40 el kilogramo.
Seguramente como fruto del Centena¬
rio luliano, comenzó a celebrarse por el Seminario Diocesano, en la iglesia de
San Francisco, la fiesta de la Conversión del B. Ramón Llull, el 25 de enero. En la extensa crónica figuran, como actuan¬ tes en dicha fiesta, eclesiásticos muy co^ nocidos: los Canónigos Quetglas, N. Garau, Sancho; y los Catedráticos del Se¬ minario, Truyols, Frau, Rotger, Sagristà. Predicó D. José Espases.
Otros hechos que se mencionan en la sección de crónica son: la instalación de las RR. Franciscanas en Carritxó y de la reserva del Santísimo en la capilla del nuevo Convento (2 de enero); igualmen¬ te la instalación de la reserva en la ca¬
pilla de las Franciscanas de Petra (30 de
enero); y la elección de nuevos Discretoríos en la Hermandad de Artá (6 de ene¬ ro).
Recogemos también otro dato que se da sobre la Tercera Orden en España, según una estadístisca de aquel tiempo: existían un total de 838 Hermandades, integradas por un conjunto de 289.506 terciarios.
La añorada sección de «Noticias y va¬ riedades» estaba montada a base de suel¬
tos de carácter religioso y edificante.
La sección de la Juventud Seráfica la
llenaban J. (Jiménez), que arremetía contra la frivolidad de los jóvenes que perdían el tiempo en murmuraciones, faltos de todo ideal noble; B. Miralles, que ya entonces, y no había llegado el turismo, clamaba contra la inmoralidad
que iba invadiendo la isla, y F., que ar¬ güía sobre el castigo de la guerra cuyas consecuencias pagaban principalmente los jóvenes soldados.
Cerraba la sección un curioso trabajo
de Antonio Morágues Morell, titulado «Apellidografía Seráfica», trabajo en que,
sobre el cañamazo de una narración más
o menos coherente, aparecían los apelli¬ dos, a veces un poco violentados, de los cincuenta y pico Jóvenes Seráficos de aquellos ya lejanos días. No hace falta decir que a nosotros, imberbes y de men¬ talidad aún en agraz, aquello nos pareció mucho más ingenioso y meritorio que el mejor de los capítulos del Quijote. Di¬ gamos, no obstante, que aun hoy, al cabo de los cinco decenios, todavía descubri¬
mos alguna gracia e interés en aquel tra¬ bajo.
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«FORCA D'AMOR NO SEGUEIX MANERA» # II
<i Força d’amor no segueix manera». Quedamos en que la frase es linda y enjundiosa, de formu¬ lación eminentemente luliana y que, además, ha merecido el favor de algún buen literato. Pero, ¿es del todo original la famosa frase?
Por casualidad di con un soneto de Lope, cu¬ yo último terceto es así:
«Amaros quiero ya, no preguntaros, porque el modo de amaros, Jesús mío, Bernardo dice que es sin modo amaros.»
Y por el hilo saqué el ovillo. Busqué a San Bernardo. Y con no mucho trabajo (no hube de leer las obras completas) encontré el texto que, seguramente, fue el que dio a Lope de Vega la idea para dar remate a su hermoso so¬ neto. Escribe San Bernardo: «¿Vultis, ergo, a me audire, quare, et quomodo diligendus sit Deus? Et ego: Causa diligendi Deum, Deus est: modus, sine modo diligere». Y más adelante in¬ siste en lo mismo: «Hic primum vide, quo mo¬ do. immo quam sine modo a nobis Deus ama¬ ri meruerit... En quod in principio dixisse me¬ mini, modum esse diligendi Deum, sine modo diligere» (1). Las cuales palabras, vertidas al castellano, dicen: «¿Queréis, pues, oir de mí por qué y de qué modo ha de ser amado Dios? Respondo: La causa para amar a Dios es Dios; el modo, amarle sin modo». «Ve aquí, prime¬ ro. de qué modo, o mejor, cuán sin modo ha merecido Dios ser amado... He aquí lo que re¬ cuerdo haber dicho al principio, que el modo
de amar a Dios es amarle sin modo.»
¿No parece la frase de Llull como una reso¬
nancia, como el resto de la onda circular qué se formó en la mente del místico mallorquín al caer en ella las palabras del Abad de Claraval?
No hay nadie que no sepa que Llull alimen¬ tó su espíritu con el sabroso manjar que ofre¬
cen los escritos de San Bernardo. «El marc de
la seva educació «clerical» no pogué ésser al-
tre que 1’escola monacal dels cistercencs de San¬ ta Maria la Real, ais afores de Palma, els mestres de la qual ajustaven els ensenyaments a les directrius traçades per sant Bernat un se¬ gle abans. Això explica la vinculació de Ramon
Llull a la mística monàstica i als corrents fi¬
losófico-teològics del segle XI1. La biblioteca del monestir oferí a Llull la possibilitat de lle¬ gir la Bíblia i le sobres de sant Agustí, sant Anselm, sant Bernat i els Victorins...» (J. Ca¬ rreras i Artau, Introducció biogràfica, en Obres essencials I, pàg. 21. Véase también, en la mis¬ ma pág., la nota 9). «Les fonts de la mística lul.liana deriven de sant Bernat» (J. Carreras i Artau, El Lul.lisme, Ib. pág. 72, nota 8). Las
relaciones de Llull con el monasterio de La Real
se ponen particularmente de relieve en la nota 26 (de Joan Pons i Marqués) al Libre d’Evast e d*Aloma e de Blanquerna (Obres essencials I, pág. 304). Hasta tiene nuestro místico algu¬ na obra, el Libre de Sancta María, que según apreciación del P. Longpré (Galmés, Dinamis¬ me, pág. 30), no desdiría del melifluo San Ber¬
nardo.
Digamos que el proverbio luliano, «Força d’amor no segueix manera», aunque no formu¬ lado con las mismas palabras, podrá hallarse en
la obra de muchos otros escritores místicos o
ascéticos. «Mensuram caritas non habet», escri¬ be S. Jerónimo (Epistola Paulae et Eustochii). Seguramente en San Agustín habrá también conceptos más o menos afines, ya que, en de¬ finitiva, no se trata más que de la sublimación del «amarás al Señor, tu Dios, con todo tu co-
(1) Mabillon, Sancti Bernardi Opera omnia.
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razón, con toda tu alma con toda tu mente y con todas tus fuerzas» (Marc., 12, 30).
Tomás de Kempis, nacido en 1380, unos ciento cincuenta años después de Llull, tiene un versículo, en su célebre De. imitatione Chris¬ ti, que es una réplica casi exacta de la expre¬ sión de Llull: «Amor modum saepe nescit, sed super omnem modum, fervescit» (L. III, c. V), versiculo que el P. Nieremberg traduce así: «EI amor muchas veces no guarda modo; más se enardece sobre todo modo» (2).
Un antiguo refrán catalán, del s. XIV, reza: «Amor, quan desmesura, semblant és d’oradura». Riber, conocedor del mismo, lo junta, (por¬ que también tiene casi el mismo valor) con la frase que estudiamos, en el siguiente pasaje: «L’amà amb una amor exclusiva i abassegado¬ ra, amb aquesta amor que no coneix manera, amb aquesta amor que quan desmesura — sem¬ blant és d’aradura» (Pròlegs i parlaments, en Obres completes II, pág. 1456). Traspasaría¬ mos los límites que nos hemos señalado si adu¬ jésemos aún más textos donde se contiene subs¬ tancialmente la idea de que el amor, el amor fuerte, rompe todos los diqxies.
NUESTROS DIFUNTOS
INCA. —D.° Isabel Palou Mateu (14 di¬ ciembre), Coro n.° /.
D.° Antonia Sastre Servera (24 diciembre),
Coro n ' 16.
D ° Francisca M.° Batle Oliver (26 diciembrej, Coro n.° ^3.
D. Lorenzo Rayeras Tortellà (9 enero
1966) Coro p.° 15
Suplicamos una oración por el eterno descanso de todos ellos, y hacemos llegar
nuestra condolencia a sus familiares
P. Miguel Colom, T. O. R.
(2) Aunque estemos plenamente convenci¬ dos de que Riber tomó de Llull, de quien es¬ cribió hasta cuatro biografías, la socorrida fra¬ se, absolutamente hablando podría haberla sa¬ cado del citado versículo de La Imitación, ver¬ sículo que en la traducción francesa (Lamennais) se traslada por «L’amour souvent ne connaít point de mesure» y en la inglesa (Challoner) por «Love often knoweth no measure», expresiones tan próximas a las de Riber, «amor
que no coneix manera».
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OLVIDO IMPERDONABLE
En la oficina, dos empleados discuten de fútbol y la discusión se va agriando
en términos violentos.
— ¡Es usted el mayor imbécil que he
visto en mi vida!
— ¡Mírese al espejo, porque el mayor
imbécil del mundo es usted!
En esto se oye la voz del jefe: — ¡Moderación, señores! Se han olvida¬ do ustedes de que estoy aquí yo.
BUEN NEGOCIO
El fino humorista francés del pasado siglo Aureliano Scholl solía decir:
—¿Quiere usted realizar un espléndido negocio? Compre individuos por lo que valen y luego véndalos por lo que creen
valer.
LO QUE PROPONIA
Un matrimonio presencia en el circo el trabajo de la domadora de fieras. La se¬
ñora dice al marido:
—A ver si puedes hablar con esa mu¬ jer después de la función. Es precisamen¬ te la institutriz que necesitamos para nuestros hijos.
GRAMATICA Y REALIDAD
Durante la clase de Gramática, la maestra le pregunta al alumno:
—Si por ejemplo digo “soy bonita”, ¿en qué tiempo estoy hablando?
— ¡Ah! ¡Eso es en pasado, señorita!
FINGIMIENTO
— ¡Hermosa señora! una limosnita por
amor de Dios!
—¿En qué conoce usted que soy una
señora? — En su paso ligero.
—¿Y cómo sabe que soy hermosa? — ¡Si supiera usted el hambre que ten¬ go me perdonaría la mentira!
EL PORQUE DEL ASUNTO
Un aragonés va de caza con su escope¬ ta y un perro de aguas.
—No te cogerá muchos conejos ese pe¬ rro— le dice un amigo.
—Ni falta que hace. —Pues ¿para qué te sirve?
—Para avisarme cuando vienen los ci¬
viles. En cuanto los huele, ladra, y yo
me escondo.
¡QUE CASUALIDAD!
Un joven abogado le dice al delicuente que va a defender:
—Tomaré con calor su defensa, porque usted es mi primer cliente.
—Pero, ¡qué casualidad! También usted ha sido mi primer cliente.
—¿Yo?
—Sí, fue a usted a quien le saqué la
primera cartera que robé en mi vida...
COARTADA
En una pequeña ciudad de América
del Sur se está llevando a cabo el proce¬
so por el robo de algunas ovejas. El juez pregunta a un sospechoso: —¿Dónde se encontraba usled el domin¬
go de tres a cinco de la tarde? —En el fútbol. —¿Hay testigos? — ¡Anda! ¡Fui yo el que le disparó
cinco tiros al árbitro!...
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