EL HERALDO DE CRISTO NOVIEMBRE 1962 FABRICACléir PROPIA ■ RUBRIíES • TAPICBRÍA - DBCORACIÓW Plaza San Antonio, 25-27 PALMA DE MALLORCA t — , I MOTOCICLETA M. V. tj ahora•99 I EL NUEVO MODELO 235 cc. 4 TIEMPOS Distribuidor exclusivo en Boleares: (ISI lERHiDO (PO Honderos, 45 Tel. provisional 15466 PALMA DE MALLORCA Suminisíros para la construcción ^ntonh ALMACÉN: Gilabert de Centellas, 26 OFICINAS: Gilabert de Centellas, 19 y 21 Teléfonos: 11920 y 12218 PALMA DE MALLORCA VENTAS MAYOR Y DETALL SERVICIO A DOMICILIO ON PARLE FRANÇA1S ENGLISH SPOKEN COLMADO COLOM Sto. Domingo, 15 ULTRAMARINOS FINOS Teléfonos 11159-25631 Palma de Mallorca r EL HERALDO D E CRISTO k ^ REVISTA MENSUAL DE LOS P. P. FRANCISCANOS DE LA T. O. R. NOVIEMBRE 1962 Año Lili - Núm. 632 • REDACCIÓN Y ADMÓN: CONVENTO DE SAN FRANCISCO TELÉFONO 12695 PALMA DE MALLORCA • DIRECTOR: P. L. GARf-JAUME, T. O. R. VICE-DIRECTOR: P. JAIME TUGORES, T. O. R. ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA: P. F. BATLE, T. O. R. Y GORO IMPRESIÓN: ARTES GRÁFICAS GIMÉNEZ PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN: ORDINARIA. ... 40 PTAS. BIENHECHOR ... 75 PTAS. PROTECTOR ... 100 PTAS. • DEPÓSITO LEGAL P. M. 340-1958 NUESTRA PORTADA Vista de la fachada y de la cúpula de la Basílica Vaticana, a través de la triple columnata de Bernini, en cuyo interior se celebra el Concilio Vati¬ cano II. V J La conciencia de Iglesia se despierta en las almas 3 Lo que no se vio en la Apertura del Concilio . . . . . . 4 El Concilio y el telón de acero , . 6 Pregón del IV Centenario de la Refor¬ ma Teresiana 7 I'Cristianismo alerta! 11 Estampas sangrientas de Mato-Gros- so (Brasil) 12 jEl Concilio ha comenzado! ... 14 Rims intranscendents sobre el temps autumnal (posia) 16 .... Luz roja. La hora de la familia . . 17 En el trespás de Josep Ramon Alcina Rosselló (poesia) 19 .... Nosotras 21 Preguntas y respuestas Página del Terciario Página de humor . 22 .... 23 . . . .25 tlRECTOR-PKOPIETAKIO: NELSON B. CRAMER f amnaaet rm merimna LAVADO éN SECO Y HUMEDO NUESTROS TELÉFONOS: í Oficinas: Pasaje Ca'n Foixina, 68-70 y 72 -15012 y 22273 TALLERES: | Secciones de limpiezo y teñidos 22272 y 22274 TIENDA: Plaza Olivar» 22 -11104 SUCURSAL DEL TERRENO: Calvo Sotelo» 198 • 11129 SERVICIO DE 8 HORAS 1 (FRENTE A LA DIPUTACION)-PALM A CRISTALERIA BALEAR ESPEJOS -CRISTALES-VIDRIOS INSTALACIONES EN GENERAL PAVÉS Y BALDOSAS LUNAS «SECURIT» Avda. Gral. Primo de Rivera, 51 PALMA DE MALLORCA INDUSTRIAS TITAN, S. fábHca dé Pinturas, Esmaltes q 'barnices A. Delegado de ventas en Mallorca e Ibiza: GABRIEL VERGER ALCOBER Padre Bartolomé Pou, 71-4.°-2.® PALMA DE MALLORCA Teléfono 13262 2 vivir el concilie La conciencia de Iglesia se despierta en las almas 'on una perspectiva de 40 años hoy comprobamos con gozo la visión profètica de Romano Guardini, que el año 1922 escribía estas palabras: eHa comen¬ zado a producirse un acontecimiento religioso de imprevisible alcance: La Iglesia se despierta en las almas. Esta prodigiosa realidad que es la Iglesia revive y nosotros comprobamos que verdaderamente es la única cosa que importa. Experimentamos algo de aquel ardor con que los grandes santos la rodearon y con el que lucharon por ella. Sus palabras nos habían parecido anteriormente eso: puras palabras; ahora, algo comienza a brillar». Treinta años después el P. De Lubac en su magnífica obra * Medi¬ tation sur L'Eglise* podia resumir el signo específico de nuestro tiempo cris¬ tiano con estas palabras: ^En resumen, puede afirmarse que el siglo XX está destinado a convertirse, en la historia del desarrollo doctrinal, en «’e/ siglo de la Iglesia», como anunciaba un teólogo». En efecto, todos los grandes mo¬ vimientos de esta centuria están marcados y aguijoneados por esta coinciden¬ te inquietud y por esta ardorosa pasión. Entre otros mil síntomas que pudieran aducirse, bastaría considerar la pobre eclesiología del Concilio Vaticano 1 frente a la explosión eclesiológica, que se advierte en los temas, en el Magisterio, en la preparación y consi¬ guientemente en la celebración del Vaticano II. Con razón el P. Congar ha podido escribir recientemente estas pala¬ bras: €Es normal que al celebrar un Concilio la Iglesia se concentre sobre sí misma. Los Concilios intervienen precisamente cuando la Iglesia se considera discutida por una situación turbada desde el interior o desde el exterior. En¬ tonces la Iglesia se reúne y se recoge; interroga su herencia y su conciencia, su tradición y sus archivos. La Iglesia se define a sí misma en el plano de la disciplina, como en el de la doctrina, en relación con los problemas que el tiempo le va planteando. Tenemos la impresión de que hoy los problemas que esencialmente se plantean a la Iglesia son los que proceden del Mundo* y délos * Otros». Estos son los problemas misioneros, ecuménicos, pastorales...* Hace cien años la Iglesia se nos presenta como levantando sus trin¬ cheras, fortaleciendo su unidad interior, formando el cuadro contra los vio¬ lentos ataques de sus enemigos. Cuando uno lee el esquema cDe Ecclesia* del Concilio Vaticano I, tiene la impresión de que se está preparando una Iglesia amurallada. En cambio ahora, uno advierte en seguida que el Espí¬ ritu de Dios ha revelado a los miembros del Cuerpo Místico la única fórmu¬ la auténtica y conservadora, que no es cerrar las puertas, sino abrirse a las exigencias ilimitadas de la universalidad. Pero ha sido el ejercicio y la viven¬ cia de la misma catolicidad en mil formas diferentes (movimiento misional, litúrgico, bíblico, social, de apostolado seglar, de caridad, etc., etc.) lo que ha provocado este giro venturoso, esta esplendente catolicidad del Concilio Vaticano II. 3 1 Carta de R R i L·o que no se tío en la Apertura del Concillo Al Rdo. P. Lorenzo Garí-Jaume, T. 0. R., Director de EL HERALDO DE CRISTO. Muy querido Padre: Antes de que se debilite la luz de este día que llevo en mis ojos y en mi cora¬ zón, le escribo estas líneas para contarle —se extrañará— algo que no se vio en el Concilio, y que era sublime. Yo le contaría con gusto el «milagro» de un sol esplendoroso, aparecido contra toda previsión una hora antes de empe¬ zar la incomparable ceremonia, después de una noche y mañana lluviosas. Yo le describiría la severa magniñcencia de la nave central de San Pedro, convertida en aula del Concilio; la catarata de luz que volcaban sobre la grandiosa nave nume¬ rosos y potentes reflectores, el imponen¬ te cortejo del mayor número de Obispos que jamás se haya visto en la historia, entre los cuales muchos de color y muchos que han sabido de grandes sufrimientos y de persecuciones. Yo le diría algo de las numerosas representaciones diplomᬠticas, y sobre todo de las representacio¬ nes de confesiones no católicas (los tres obispos anglicanos se sentarían muy cer¬ ca del trono del Papa, donde estuvieron durante toda la función). Yo le diría al¬ go de las maravillosas armonías que bro¬ taban del moderno órgano nuevo, inau¬ gurado hace poco tiempo, y del coro de la Capilla Sixtina que durante el cortejo en¬ tonaba repetidamente himnos marianos: Magniflcat, Salve Regina, Ave Maris Stella... -La presencia de María en el Concilio, en esta nueva Pentecostés! Y después le contaría el desarrollo de la solemnísima función, que duró unas cin¬ co horas, coronada por el magistral dis¬ curso, lleno de optimismo, del Papa. Pe¬ ro le he dicho que vengo a hablarle de algo que no se vio. Tuve billete para entrar en la Basílica Vaticana y asistir a la función. Y quiso la Providencia que junto a mí hubiera un sacerdote con un transistor, que no sólo nos ponía al corriente de lo que pasaba en la Plaza de San Pedro y nos permitía seguir paso a paso el magnífico cortejo de los Padres del Concilio, que duraría hora y media, sino que además nos tras¬ ladaba a lejanísimas tierras, para hacer¬ nos constatar cómo en todo el mundo se vivía la emoción del momento histórico, que tenía por centro Roma, aquella ma¬ ñana del día 11 de octubre. Soy sincero, lo que oíamos mediante el pequeño apa¬ rato de radio fue lo que más me impre¬ sionó. «¡Atención! Conectamos con Jerusalén, donde tuvo lugar hace 20 siglos el primer Concilio...» Y escuchamos llenos de emoción una voz de aquella santa ciu¬ dad, donde se reunieron un día los Após¬ toles para dictar leyes a la naciente Igle¬ sia. Y aquella voz nos aseguraba que aquella antigua comunidad cristiana ro¬ gaba por el Concilio, y estaba espiritual¬ mente presente en Roma. Cerré los ojos, y en la Basílica Vaticana veía a Pedro, reunido con los Apóstoles, para dictar leyes a la Iglesia del siglo veinte... «¡Atención! Conectamos con Lourdes, donde están rogando por el Concilio los católicos franceses en la Basílica del se¬ gundo piso». Y oímos cantar la conocida melodía del «Ave, Ave María», cantada por una multitud que con el cuerpo es¬ taba en Lourdes, y con el corazón se ha- 4 Vista del solemne cortejo formado por Abades, Obispos, Arzobispos y Cardenales, en¬ trando en la Basílica de San Pedro para inaugurar, en la mañana del día 11 de octubre, el Concilio Vaticano II, el más imponente y más <^ecuménico* de la historia. De los 2.500 Padres Conciliares reunidos en Roma, 87 son Cardenales y Patriarcas, 1.619 Arzobispos y Obispos residenciales, 975 Obispos titulares y 75 son Su¬ periores Generales de Ordenes religiosas. Además de las 85 Delegaciones oficiales de sus respectivos Gobiernos, estaban presentes en la solemne Aper¬ tura 28 representantes de otras Confesiones cristianas, a los que hay que añadir dos < ob¬ servadores* de la Iglesia Or¬ todoxa Rusa. liaba en medio de nosotros. Y más tar¬ de: «¡Atención! Conectamos con París». Y un famoso periodista francés nos ase¬ guraba la presencia espiritual y las ora¬ ciones de toda Francia por el Concilio. Pero cuando sentimos un escalofrío en el corazón, fue cuando el diminuto aparato dejó oir estas palabras: «¡Atención! jAtención! Conectamos con Moscú...» Y un sacerdote polaco de una iglesia de su¬ burbio de la Capital roja, de cabellos blancos, como dijo la radio, dejó oir su voz, comunicándonos su emoción y sus es¬ peranzas ante el Concilio, y nos asegura¬ ba las misas y oraciones de sus feligreses. Le aseguro. Padre, que con los ojos ce¬ rrados veía mucho mejor la grandiosidad del momento. Y más tarde: «¡Atención! Conectamos con New York». Eran allí las tres y media de la noche, y pudimos oir la voz de una mujer católica y piadosa, que al ser preguntada por qué rezaba, contestó: «Nunca había tenido tan vivos deseos de rezar como ahora, pues sé que he de rogar por el Concilio». Otra llama¬ da de atención: «Conectamos con Boloña, donde unas monjas Clarisas de Clausura van a dirigirnos la palabra». Y la voz humilde y santa de la Abadesa nos dice que la clausura no cierra las puertas a los grandes y pequeños problemas de la Iglesia, y que viven con toda atención el grandioso suceso del Concilio Ecuméni¬ co Vaticano II. Calla, y oímos la salmo¬ dia de la Comunidad, alada y suave como una nube de incienso... Esto es. Padre Cari, lo que he visto en San Pedro esta mañana, y lo que más profundamente me ha conmovido, por¬ que me ha hecho sentir que el Concilio no es sólo de los Padres conciliares reu¬ nidos en Roma, sino algo universal, vivi¬ do por todos los católicos, que son la Iglesia de Cristo. El Concilio está en marcha. Roma vi¬ bra de emoción. Es ya de noche, la pri¬ mera noche del Concilio. Los ediñcios pú¬ blicos lucen magníficas iluminaciones. El Campidoglio y el Castel Sant’ Angelo es¬ tán convertidos en ascuas de fuego; mi¬ llares de obreros van avanzando desde el Tiber, por la Vía de la Concialiación, ha¬ cia el Vaticano, con teas encendidas, re¬ cordando el Concilio de Efeso... ¡El dedo de Dios está aquí! Hasta otra. Su afmo. hermano en San Francisco P. Bartolomé Nicolau, T. O. R. 6 El Concilio y el telón de acero s curioso observar qué sicosis del Concilio ha transpuesto todas las fronteras sociales, políiicas e ideológicas del mundo. Un acontecimiento esencialmente exclusivo de la familia católica, cuando más de la población cristiana, alcanza de pronto una dimensión planetaria. La onda conciliar no solamente ha llegado, como es sabido, a los amplios sectores de nuestros hermanos separados, los protestantes y los ortodo¬ xos orientales, sino que ha extendido su radio de acción hasta los no creyentes El Concilio ha traspasado también el telón de acero. En la revista soviética, * Ciencia y Reli¬ gión *, el escritor Scheinman, especialista marxista sobre temas religiosos, ha escrito un artículo, del que extraemos el siguiente párrafo: ^El II Concilio Vaticano se va a reunir en una era de inmensas transformaciones en el mundo. Quieran o no quie¬ ran los jerarcas del Vaticano, el sistema socialista existe y se desarrolla con éxito. El objetivo de los países socialistas es la construcción del comunismo. En esta construcción participan comunistas y gen¬ tes sin partido, ateos y creyentes, y entre éstos, mi¬ llares de católicos. El comunismo ha obtenido éxi¬ tos grandiosos; millones de personas lo apoyan. Los anatemas y amenazas que se lanzan contra el co¬ munismo solamente podrán desacreditar a la Igle¬ sia y ahondar su crisis interna. En la excitación al anticomunismo y a la guerra fría solamente es¬ tán interesados los que ganan millones con la san¬ gre y los sufrimientos de los pueblos. Para las in¬ mensas masas de trabajadores, creyentes o ateos, es indiferente que el Concilio sea utilizado para la propaganda de una cruzada por los defensores de las aventuras políticas*. Este desafío, no exento de una ingenua in¬ solencia, agita una vez más las banderas descolo¬ ridas de los viejos tópicos anticlericales contra la Iglesia tamiga de los ricos y del capitalismo*. Pe¬ ro en la diatriba marxista hay algo de positivo va¬ lor para el creyente católico. El Concilio suena también allí. Bajo los pies mismos de Scheinman, nosotros sabemos —y Scheinman también sabe — que gime, ora y espera por el Concilio una Iglesia del Silencio. Lo que no sabíamos era que también encima de las catacumbas soviéticas el Concilio re¬ suena con una voz quizá muy débil, pero que nada ni nadie podrá apagar. IV Centenario de la Reforma Teresíana PREOOM ele lase fíeselas^ eoninemo- rativas en Palma Ofrecemos a nuestros lectores un tanto extractado el PREGON dicho en Sala Astoria, la noche del 16 de octubre, por el ilustre abogado y periodista D. Jorge ANDREU ALCOVER, estimado co¬ laborador de nuestra revista, antes del estreno de la película •^Teresa de Jesús’ ^ .1 a magnitud de la Reforma Teresia- na, su vigor, a pesar de los malos tiempos que ha conocido, casi desde su fundación misma, se conserva y aumen¬ ta. Es la única de las reformaciones de la venerable Religión del Carmen que subsistió, llena de brío y pujanza, sobre todo en la segunda Orden, y que alcanza hoy una perfección y esplendor de vida reformada como no se podía sospechar siquiera en época como la nuestra, tan esclava de la materia. Alma e iniciativa de toda esta asom¬ brosa riqueza espiritual, fue, ha sido y sigue siendo, Teresa de Avila. Pregonero, por generosidad extraña, de las ñestas del Cuarto Centenario de la Reforma, mi pregón va a ser algo así como un reportaje referido al tiempo, geografía, historia, cualidades humanas, influencias y mística, al entorno y diana de la santa reformadora. Como si a prin¬ cipios del siglo XVI fuese un enviado es¬ pecial de un rotativo del siglo XX. Lo primero que me cumplía era cono¬ cer y dar a conocer Avila, cuna de Santa Teresa y lugar principal de sus prodi¬ gios. Avila de los Caballeros está asentada, como quien dice, en el riñón de Castilla. Edificada sobre una altiplanicie seca, ás¬ pera y pedregosa, a mil ciento treinta y dos metros sobre el nivel del mar, sin montañas que la resguarden del viento Norte, es de clima sano, frío en invierno y templado y muy agradable en los me¬ ses de verano. Tiene, por lo regular, cie¬ lo despejado, de luz radiante e intensa, y disfruta de buenas y delgadas aguas. Los dos monumentos más importantes que había en la época eran las murallas y la catedral. «No hay población en Europa, ha di¬ cho Richard Ford, que nos dé visión tan espléndida de una ciudad de la Edad Me¬ dia como Avila. Sus murallas no tienen rival en el mundo». Salvo en algunos parajes, se presentan hoy al viajero, después de ocho siglos de edificadas, con sus cortinas y torreones, con suSi cubos y almenas, con sus adazues y saeteras intactos. El soplo de la eter¬ nidad parece haber pasado por ellas, co¬ municándoles juventud perenne. Al Oriente, formando parte del recin¬ to amurallado, se levanta la Catedral, im¬ ponente, serena, verdadera fortaleza, a la vez retadora y pacífica, que con una mano brinda la paz y la clemencia a los hijos de Dios y con la otra embraza la adarga para combatir con tesón de héroe por la cruz que ostenta en lo más alto de su cimborrio. A la sombra de las célebres murallas y del santuario catedralicio se crió y edu¬ có aquella población de seis mil habitan¬ tes de Avila, a principios del siglo XVI, con su generación guerrera, dura, noble y leal, que tantos días de gloría dio a sus reyes, a la nación y a la Cristiandad, y que mereció a su ciudad los honrosos dictados de Avila de los Leales, Avila del Rey, Avila de los Caballeros. La pe¬ ligrosa profesión de las armas llegó a 7 ser el más alto timbre que las familias aviiesas podian ostentar. De aquí el cé¬ lebre adagio, antiquísimo en sus gentes: «Se llamará avilés en estia tierra el que más hábil es para la guerra». La vida religiosa que se hacía en Avi¬ la era muy intensa y recogida. No en va¬ no habían derramado su sangre por ella, durante muchos siglos, sus hijos más ilustres. La sociedad y trato entre seglares, sa¬ cerdotes y religiosos, era muy cordial y continuado. Las familias aristocráticas consideraban como beneficio particular de Dios tener hijos exclusivamente dedi¬ cados a su servicio. Así, en el convento de la Encarnación se contaron hasta cien¬ to treinta cuando Santa Teresa goberna¬ ba aquella casa. * * ♦ Lo primero que para mi reportaje in¬ dagué en Avila fue el lugar y fecha del nacimiento de la hidalga Teresa. Nació en las casas que por haber esta¬ do en ellas la Ceca de Avila se llamaron de la Moneda. Pertenecían a su señor pa¬ dre y eran fronteras de la parroquia de Santo Domingo de Silos y junto al Hos¬ pital de Santa Escolástica, hoy desapare¬ cido. Ocurrió el nacimiento en miércoles, veintiocho días del mes de marzo de mil quinientos y quince años, a las cinco ho¬ ras de la mañana, media hora más o me¬ nos, que fue de dicho miércoles, casi amanecido. Cuando intenté indagar sobre el lina¬ je de la Santa se me dijo que otro tanto había intentado hacer el Provincial de los Carmelitas Descalzos, Fray Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, pero no con tanto secreto que no llegase a oídos de Teresa y que ésta, con su habitual apa¬ cible dulzura, le dijo: «Padre, a mí me basta ser hija de la Iglesia Católica; y más me pesaría haber hecho un pecado venial, que ser descendiente de los más viles y bajos hombres del mundo». Me contenté pues con anotar que San¬ ta Teresa descendía de limpia sangre, o lo que es lo mismo, que en sus ascendien¬ tes no había moros ni judíos. Que su señor padre, llamado don Alon¬ so Sánchez de Cepeda, que había casado en primeras nupcias con doña Catalina del Peso, de la que hubo dos hijos, Ma¬ ría y Juan, enviudando a los treinta y dos meses de casado, contrajo segundas nupcias con una joven de catorce años, de noble condición y hermosa de cuerpo, pero mucho más hermosa de alma, por nombre Beatriz de Ahumada. De este matrimonio nacieron nueve hi¬ jos. El tercer fruto de esta unión fue Teresa. Pensé que es bueno que todo reporta¬ je lleve su parte gráfica y anduve por Avila en busca de un retrato de la San¬ ta. Me dijeron que solo había uno, de gran autenticidad, debido al pincel de un tal Fray Juan de la Miseria; pero al mismo tiempo me advirtieron del juicio que le había merecido a la Madre Teresa. Ha¬ bía dicho, al verlo: «Dios te lo perdone, Fray Juan, que ya que me pintaste, me has pintado fea y legañosa.» En vista de ello intenté obtener su re¬ trato literario y lo conseguí de la Madre Priora de San José, de las Descalzas de Sevilla. Helo aquí: «Era de mediana estatura, antes gran¬ de que pequeña. Su rostro no nada co¬ rn,ún, sino extraordinario, y de suerte que no se puede decir redondo ni aguileño. Los tercios de él, iguales. La fren¬ te ancha y muy hermosa. Las cejas de color rubio oscuro, con poca semejanza de negro, anchas y algo arqueadas; los ojos negros, vivos y redondos, no muy grandes, mas muy bien puestos. Nariz bien perfilada. Era gruesa más que ña¬ ca y en todo bien proporcionada. Tenía muy lindas manos, aunque pequeñas. En el rostro, al lado izquierdo, tres luna¬ res, en derecho unos de otros, comenzan¬ do desde abajo de la boca el que mayor era, y el otro entre la boca y la nariz, y el último en la nariz, más cerca de abajo que de arriba. Era en todo perfecta.» Indagué —en Avila mayormente— so¬ bre los gustos y costumbres de la joven hidalga Teresa. 8 Dijéronme que gustaba de vestir bien, de acicalarse con primor, de cuidar de su manos con excesivo anhelo de pulcri¬ tud; de salir a la calle gentil y elegante como la que más de su posición y rango. Mostraba una inveterada inclinación a agradar y ser querida de las personas que trataba. Era ingeniosa y discreta en el hablar, apacible de carácter, agradeci¬ da por naturaleza a cualquier obsequio recibido. De esta última cualidad había dé decir la joven hidalga, andando el tiempo: «Bien veo que no es perfección en mí es¬ to que tengo de ser agradecida; debe ser natural, que con una sardina que me den me sobornarán.» Compasiva con los pobres y ejerciendo ya aquel suave apostolado del bien en su hermano Rodrigo, su cómplice, en la aventura truncada de marchar al mar¬ tirio en tierra de Moreria, y en su her¬ mano Antonio, a quien instigó a ingre¬ sar en el Convento de PP. Dominicos al tiempo que ella lo hacía en el convento de la Encarnación. Queda todavía en Avila el eco parlero de su irresistible simpatía, de su pruden¬ cia, donaire y gracejo en la conversa¬ ción. Todo Avila pasó por la red o locu¬ torio de la Encarnación para hablar con ella y recibir su consejo. Decía el P. Pe¬ dro de la Purificación «que tenía tan suave conversación, tan altas palabras y la boca llena de alegría, que nunca can¬ saba y no había quien se pudiese despe¬ dir de ella.» Donaires de la Santa hay todo un ver¬ gel en Avila y en todos los palomares blancos que ella fundara. Recogí la mu¬ cha gracia de sus motes: Al P. Pablo Hernández lo llama «Padre Eterno», pa¬ rece que por la gravedad y apostura y mucho respeto y veneración que le te¬ nía la Santa. Al P. Gracián le dice «Eli- sea», porque era de «gran cabeza y cal¬ vo»; «Séneca» y «mi Senequita» a San Juan de la Cruz, este último por lo bajo de su estatura. Llama «Matusalén» al nuncio Nicolás Ormaneto; «los del Pa¬ ño» y «Gatos» a los Carmelitas Calzados; «águilas», a los Descalzos; «Angeles», a los inquisidores; «Patillas», al diablo... Y en'fin, me contaron también que, de muy joven, anduvo la hidalga Teresa ena¬ moriscada de un primo suyo. Lo cuenta ella misma cuando escribe: «era el trato con quien, por vía de casamiento, me parecía podía acabar en bien.» No pensarían igual su señor padre, don Alonso, ni su hermana doña María, que ocupaba el lugar de su madre Doña Bea¬ triz, ya fallecida, y decidieron que ingre¬ «Todo Avilo acudía al locutorio de la Encarnación paro hablar con Santa Teresa...» sara de colegiada en las Agustinas de Santa María de Gracia. A partir de entonces parece que se abre en rosa de santidad el capullo vir¬ ginal de Teresa de Ahumada. Mas pecaría de irrespetuoso si de las sucesivas etapas de Santidad hiciese yo reportaje. De nuestras investigaciones nos atre¬ vemos únicamente a sacar por cuenta propia estas conclusiones: Que los hitos de su conversión pare¬ cen estar en estos acaeceres de su exis¬ tencia: Muerte de su madre doña Beatriz. Te¬ resa, en su orfandad, le pide a la Virgen María consienta en ser su madre. Grave enfermedad de Teresa, a poco de profesar. Cae en paroxismo que le dura cerca de cuatro días y la dan por muerta. Ni el espejo, en los labios, de¬ nuncia vida alguna. Ni la cera funeral en los ojos. Día y medio permanece abier¬ ta su sepultura. La fe maciza de su pa¬ dre don Alonso, que no cesa de decir con esperanza: «mi hija no es para ente¬ rrar». Muerte de su señor padre don Alon¬ so Sánchez de Cepeda. Expira en sus bra¬ zos, al tiempo de repetir y de mediar con ella la oración del Credo. Lecturas que influyeron en su santifi¬ cación: Entre muchas de ellas, todas es¬ cogidas, el Tercer Abecedario, las Confe¬ siones de San Agustín y los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Tremenda sacudida mística ante la vi¬ sión de un Cristo Llagado. La oración mental. Los cuatro modos de regar el huerto y cuatro grados de oración con que la gracia divina regó el vergel de su alma. 9 Recela la santa de su espíritu y de los favores que recibe. Se le llega a aconsejar que se santigüe y les dé higas a las visiones para ahu¬ yentarlas. Cristo le pide a Teresa que ponga en sus manos la cruz de madera de su ro¬ sario y se la cuaja de preciosos diaman¬ tes, claros como el agua. Ni el P. Francisco de Salcedo ni el maestro Gaspar Daza, ven claro en el espíritu de la Santa. Con la dirección espiritual del jesuíta P. Diego de Cetina, gana mucho el áni¬ mo de Teresa. San Francisco de Borja visita a la Santa y la tranquiliza completamente. Santa Teresa sostiene correspondencia epistolar con San Francisco hasta la muerte del santo, acaecida en 1572. Conoce la santa al P. Baltasar Alvarez, cuyo consejo sigue de por vida. Amista con teólogos dominicos: con Fray Pedro Ibáñez, hombre de piedad y «grandísimo letrado»; con Fray García de Toledo... Se le representa la Humanidad de Je¬ sucristo Señor Nuestro. «Es de suerte —nos dice— que por gran entendimien¬ to que una persona tuviese, en todos los días de su vida podría imaginar cómo es». Al hablarnos de la transverberación, explica: «No es dolor corporal, sino es¬ piritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aún harto. Es un requie¬ bro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico ya a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento». ♦ ♦ ♦ A nuestro reportaje le faltaría la par¬ te más esencial, si al llegar a este pun¬ to y siendo su protagonista la máxima representante de la Mística, no tratáse¬ mos de encuadrar dentro de ésta las acu¬ sadas características de la mística car¬ melitana. Místico, al decir de Leibniz, es aquel que, en el más puro y asboluto de los egoísmos, aspira a la soledad con Dios. Y el raciocinio del místico es éste: «si Dios está aún más cerca a mí que mi mismo cuerpo, el mundo me aparece co¬ mo algo que no cuenta. Esencialmente: yo soy. Dios es». Por esto Leibniz encuentra en Santa Teresa la confirmación de su sistema y destaca, admirado, de la obra de la car¬ melita, aquella magna idea de que el al¬ ma debe concebir las cosas como si en el universo sólo existiesen ella y Dios. Pero lo que especifica el misticismo de Santa Teresa es su exaltación de la Hu¬ manidad de Cristo. Asombra su mística 10 intimidad. Lejos de buscar a Dios en el cielo, prefiere descubrir lo divino en la realidad de cada día. Así, nada iguala la tierna familiaridad de Teresa con Jesús como la de Jesús con Teresa. Por eso la Carmelita ha comprendido y estimado mejor que otros santos la ingenua devo¬ ción de Marta para Jesús: «Santa era Santa Marta —escribe en Camino de Perfección— aunque no dicen era con¬ templativa: pues, ¿qué más queréis que poder llegar a ser como esta bienaventu¬ rada que mereció tener a Cristo Nues¬ tro Jesús tantas veces en su casa y dar¬ le de comer y servirle y comer a su me¬ sa? Si se estuviera como la Magdalena, embebida, no hubiera quien diera de co¬ mer a este divino huésped». La mística Carmelita representa una actitud media entre los franciscanos, pa¬ ra quien el misticismo es cuestión de amor, y los dominicos, que lo consideran don de la inteligencia. Aún dentro de este eclecticismo, San¬ ta Teresa, como mujer, representa una honda devoción, tierna y popular, mien¬ tras que San Juan de la Cruz represen¬ ta lo etéreo, sublime e intelectual. ♦ ♦ ♦ Espigamos, en fin, en nuestro reporta¬ je, los siguientes testimonios de sus va¬ lores humanos: Creía en la eficacia del consejo inteli¬ gente: «informaos de que vuestros confe¬ sores tengan letras»; «tenga cuenta la priora de que haya buenos libros»; «de devociones a bobas nos libre Dios». Como muestras de comprensión y feminidad son valederos estos testimonios: «El ser muchas en la comunidad siempre me desconcertó; porque tengo experiencia de lo que son muchas mujeres juntas: ¡Dios nos libre!» Amaba la naturaleza: «Procure vuestra señoría —en carta á don Teutonio de Braganza cuando se vea apretado, irse a donde vea el cielo y an¬ darse paseando, que no se quitará la ora¬ ción por eso». En otros escritos dice: «Y tengo una ermita desde la que se ve el río, y también adonde duermo, que estan¬ do en la cama puedo gozar de él». «Y una celda muy linda, con una ventana sobre el huerto». Hasta concedía alguna importan¬ cia al agrado físico de sus monjas: «De la hija de Roque Huerta me huelga que sea bonita». La Hermana Isabel de Jesús no tiene un reir gracioso, y la Santa lu¬ cha por arreglarle el mohín: «Sólo ten¬ go un trabajo, que no sé cómo le poner la boca, porque la tiene frigidísima y se ríe muy fríamente, y siempre se anda riendo. Una vez la hago que la abra, otra que la cierre, otra que no se ría. Ella di- (Sigue en pág. 20) LOS TESTIGOS DE JEHOVA EXPLOTADORES DE LA IGNORANCIA Y CREDULIDAD RELIGIOSAS C— n mi escrito del último número de la revista me comprometí a se¬ guir hablando de los Testigos de Jehová. ¿Se me creerá que esta vez la pluma se resiste a ello? En ese gran momento histórico que vivimos, cuando el Concilio abre a los hombres, no tan sólo» a los cre¬ yentes en Dios, sino a todos los que creen todavía en el hombre, la mejor de las es¬ peranzas, ¿habrá que atender a estos im¬ provisados y tremendistas profetas de úl¬ tima hora, urgiendo enseñanzas que se condenan a sí mismas? De no haber in¬ tercedido unas cartas amigas en plan de consulta, probablemente, hubiera renun¬ ciado a mi anterior propósito. Misericordia más que severidad Al caso vienen unas palabras de Juan XXIII, pronunciadas en la primera e inaugural reunión del Concilio, que pare¬ cen reprobar a «los profetas de calami¬ dades, que siempre están anunciando in¬ faustos sucesos... Almas que, aunque con celo ardiente —aclara—, carecen del sen¬ tido de la discreción y de la medida». ¿No valen estas palabras para los Testi¬ gos de Jehová? Sin embargo, en orden a promover la unidad de la familia cris¬ tiana, hoy tan dividida y asediada de errores, el Papa juzga más eficaz la medi¬ cina de la misericordia que la severidad. Es la norma que pretendo seguir. La mi¬ sericordia es propicia a la comprensión hacia el equivocado, sin excusar el error de que es víctima. ¿Falsa alarma? Al «tranquilo» consultante que encuen¬ tra un poco exagerada mi postura, como si en cargar las tintas me entretuviera, solamente le diré que los Testigos están plenamente organizados en Mallorca con un radio de acción cada vez mayor. ¿Se¬ rán tres, cinco, diez mil los hogares «vi¬ sitados» de puerta en puerta? Poco im¬ porta la exactitud del número, cuando hay barrios enteros de nuestra ciudad inundados de su propaganda. Y no crea que se trate tan sólo de gente advenedi¬ za: los Testigos de Jehová hablan el ma¬ llorquín en toda su variedad de matices, pues los hay de todos los puntos de la isla. Yo cuento a más de uno entre mis amigos de infancia y también, con gran sorpresa mía, a una chica que hace tiem¬ po siguió mis clases de Religión. Fantástica doctrina Aquel rollo de «miedo», precedido de la «extraña» sonrisa con que los Testi¬ gos se presentaron a la puerta misma de casa, obedece a una táctica: preparar el terreno a una no menos «extraña» doc¬ trina. Ahí va algún espécimen: El hombre es un simple animal, pues no tiene alma, o si la tiene, muere con el cuerpo. Nada, pues, de culto de muertos o de plegarias por los difuntos, y una madre no tiene derecho a llorar la pér¬ dida de sus hijos. La creencia en la in¬ mortalidad nace del lisonjero engaño de la Serpiente, que hizo creer a Eva que no moriría jamás. Cristo no es Dios: es una «criatura es¬ piritual principal» de Jehová, en todo ca¬ so, una criatura. ¿Cómo puede ser El —^dicen ellos— autor de la Creación? El Espíritu Santo no es más que una «fuer¬ za» de Jehová (de la que ellos se hallan poseídos). No hay, pues, Trinidad de Personas en Dios. (Estos errores fueron condenados ya en los primeros siglos de la Iglesia). No hay Iglesia, ni sacramentos, ni in¬ fierno, ni purgatorio. Todo esto es obra de la Religión y de los religionistas (del clero, en particular). La Religión misma es obra de Satán (el Hijo rebelde de Dios), o más exactamente, invención de Nemrod (descendiente de Noé, «robusto cazador ante Yavé», Gén. 10,9). «An¬ te» —explican ellos— quiere decir «con¬ tra» Yavé. Nemrod pretendió suplantar a Dios y como tal ser venerado. Así, todo culto es satánico y toda religión es de¬ moníaca. La sola obligación del creyente (creyente, ¿en qué?) es la de anunciar el Reino de Dios. Nada de dogmas, ritos y sacramentos... (Sigue en pág. 18) 11 Estampas sangrientas de Mato-Grosso Las noticias nos llegaron de Roma a través de una carta del Muy Rdo. P. Bar¬ tolomé Nicolau, Comisario General de las Misiones franciscanas de la Tercera Or- del Regular. Nos llegaron pocos días an¬ tes de la celebración del Domund, junto con esas dos horribles fotos que publi¬ camos, sacadas al vivo de ese pavoroso «infierno verde» que es Mato-Grosso, don¬ de están enclavadas nuestras misiones de Guaporé y Guajará Mirim. Dos fotos que rehuyen el sereno comentario, porque hablan solas en su crudeza de sangre. Ya habrá pasado el Domund, cuando llegue nuestra revista a vuestros hoga¬ res. Pero, como la obra de las Misiones es tarea y esfuerzo de todos los días, de todas las horas, de todos los minutos de nuestra vida, reducirlas al estrecho mar¬ co de un día o una semana misional, se¬ ría un error imperdonable. Por eso he¬ mos querido que la lúgubre elocuencia de unas fotografías nos hagan a todos re- fiexionar unos instantes. El que un misionero del- Brasil encuen¬ tre a un jovencito muerto y sin piernas, por habérselas comido unos caníbales, o a un pobre hombre a quien los antropófa¬ gos le sorbieron el cerebro, o que él mis¬ mo corra tan triste suerte, (como, se cree, sucedió al P. Mauro, padre benedictino que trabajaba en nuestra misión de Guaj,ará Mi/ri(m), puede ser un sugestivo tema para un repórter de sucesos crimi¬ nales. Pero para todo católico conscien¬ te de su deber es más que una escalo¬ friante escena. Es un denso punto de me¬ ditación. No podemos quedarnos en la superficie del acontecimiento. Sería una postura de¬ masiado fácil. Tenemos que ahondar en el porqué del hecho. ¿Cuál es la causa de que hoy día exis¬ tan aún esos salvajes, en medio de nues¬ tro siglo eufórico por sus adelantos ma¬ teriales? ¿Te has hecho alguna vez esta pregun¬ ta? No cabe la menor duda que a nuestro desinterés, a nuestra desidia, se deben estas tristes anécdotas misioneras. La suerte, el estado de las Misiones tiene que ser para todo católico como un punzón que aguijonee nuestra concien¬ cia y la despierte del cómodo sueño de la «tranquila» vida. No se puede ser católico, sin tener es¬ píritu misionero. Es frase casi gastada de tanto repetirla los Sumos Pontífices. Católico misionero es el nombre com¬ pleto del verdadero hijo de la Iglesia de Cristo. ¿Es que, acaso, no creemos en el Cuer¬ po Místico? Demasiado nos lo han predi¬ cado, para que no lo entendamos o crea¬ mos en él; pero, a veces, la cruda reali¬ dad nos da qué pensar. ¿Por qué somos tan remisos en prestar nuestra ayuda a los vanguardistas de la fe, como si se Dos fotos que no necesitan comen¬ tario: hablan solas con voz de sangre En la de esta página, un hombre muerto, a flechazos, por los salvajes Pacas Novas, quienes le abrieron el cráneo, se comieron el cerebro y lo dejaron así... En la foto de la siguiente página (arriba), un joven atrozmente asesina¬ do por unos caníbales, quienes le cor¬ taron las piernas para luego comérse¬ las.. Aunque tiene los ojos abiertos, está muerto. Así lo encontraron 12 DOS antojaran caprichos las necesidades que nos presentan? Todo esto, así, «a vuela pluma», antes que se cierre este número, ha sido lo que se nos ha ocurrido meditar, en voz alta, al contemplar al joven sin piernas y al hombre sin cerebro. No sé si a ti, querido lector, se te en¬ cogerá el corazón cuando veas estas fo¬ tografías; lo que sí deseo ardientemente es que sirvan para ensanchar nuestra fe, nuestro espíritu de sacrificio y nuestras ansias de darnos a nuestra Madre, la Igle¬ sia de Dios. GRATA NOTICIA Con sumo placer anunciamos a nues¬ tros lectores que, para bien de ellos y prestigio de nuestra revista, contamos con un corresponsal especial en el Con¬ cilio Vaticano II: el M. Rdo. P. Bartolo¬ mé Nicolau, T. O. R. Esta grata noticia nos venía confirma¬ da al final de la carta que ha motivado estas líneas, en respuesta a un expreso requerimiento de sus servicios formulado por la Dirección. Los que hemos vivido junto a él conservaremos siempre un agradecido recuerdo de su docta y per¬ suasiva palabra. Ahora nos cabe el honor de poder escucharle otra vez, transmi¬ tiéndonos sus impresiones sobre el pre¬ sente Concilio. En las- primeras páginas de este número nos da una emotiva y per¬ sonal visión de la solemne apertura de esta magna asamblea de la Iglesia. Por ello y por todo lo que nos mandará, gracias, P. Bartolomé, en nombre de los numerosos lectores de «EL HERALDO DE CRISTO». En este mes de noviembre se cumple el año de la partida de nuestros prime¬ ros misioneros hacia la nueva Prela tU' ra de Huamachuco, en plenos Andes peruanos. La adjunta foto quisiera re¬ cordarnos el heroísmo de sus vidas con unas palabras que Juan XXIII, viva¬ mente impresionado y cogiéndole de la mano, dijo al Muy Rdo. P Bartolomé Nicolau, Comisario General de las Mi¬ siones de la T. O. R.: *Así, así se res¬ ponde, con entusiasmo, frente al pesi¬ mismo, por desgracia, reinante en muchas partes*. (Acompañaba al P. Bartolomé en esta histórica audien¬ cia papal, el Rdo. P. Francisco Com¬ pany, T. O. R., Prior del Santuario de Ntra. Sra. de Cura). 13 Arriba: Ei Santo Pa¬ dre Juan XXIJI en el momento de pronunciar el discurso inaugural del Concilio Ecuménico Vaticano 11. Abajo: El Papa ora por el Concilio ante el sepulcro de San Eran- cisco de Asís. El 4 de octubre Juan XXlll pe¬ regrinó piadosamente a Ijtreto y Asís. Desde los tiempos de Pío IX, que lo hizo en 1857, ningún Papa había vuelto a visitar las tie¬ rras de Umbría. Página siguiente: La más bella panorᬠmica de la Apertura del Concilio ¡EL CONCILIO HA COMENZADO! HA COMENZADO EL CONCILIO ECUMɬ NICO XXI, EL MÁS GRANDE DE LA IGLESIA. TODA LA CRISTIANDAD MIRA A LA CÚSPIDE DEL VATICANO, DONDE CRISTO, VIVIENTE EN SU VICARIO Y EN LOS 2.500 CONCILIARES SUCESORES DE LOS APÓSTOLES, VA A HABLAR A LOS HOMBRES DEL SIGLO XX. ESTE CONCILIO PASARÁ A LA HISTORIA CO¬ MO EL CONCILIO DE ESE AUGUSTO ANCIANO. SÍMBOLO DE LA JUVENTUD PERENNE DE LA ICLESIA, LLAMADO JUAN XXIII. ¡HA COMENZADO LA GRAN CONVOCA¬ TORIA DE LA ESPERANZA! Rims intranscendents sobre el temps autumnal P. Miquel Colom, T. O. R. El temps autumnal per mi és el que més val. Mon esperit, que ja trabuca, s'adiu molt bé amb tota cosa caduca; amb Taire fred de Tots Sants i els Morts — campanes desxondint els trists records; amb Tesplendor inodor dels crisantems, avui encara bells i demà, als fems. El temps autumnal no ofén els ulls ni el cor; té un to prudencial. El sol esquerp, amorosit una mica, ja no mossega ni pica. Els núvols blancs, com ovelles antigues, sense bel, pasturen amplament el blau del cel. I ia terra reposa, finalment, exhaurida amb tant d'infantament. Mes ja hi ha qualque arada que, altre cop agressiva, morosament li esquinça la carn viva. Arbres i canyes, despullats de fulla, salmegen com vells monjos sens cogulla. També les vinyes, lasses de sol, de vent i ploure, tiren els pàmpols sonors, com petits escuts de coure. Nesples i serves, gínjols i lledons, amb el codony groguejant i els humils aranyons del camí, ara són com sis temptacions on hi cauran les santes mans i les boques agrestes dels infants. Dins el seu tros, prèviament acotat, canta el rupit, orgullós de sa museta roja al pit. I també fibla el capvespre, una miqueta sord, el pic del crit llunyà de qualque tord. Ara fa una retxa de sol d'esclatasangs — en porta mig paner un vell de cabells blancs i el paner s'orna amb un brancó vermell d'arboces. A la solana Tolivera té ja olives rosses; són madurs els safrans; he vistes ja, tirades per la vora dels camins, les floretes morades — cruel violament—, sense el filet preciós que daura el bell menjar i el fa més saborós. Mes ara el sol ja té fred í el veig que ja s'enrama, abrigat amb un núvol pompós, tot d'or i flama. Del campanar, feudal senyor de les nits i dels dies, en fuig encara el petit vol de les tres avemaries. I el serení nocturn ja em cau damunt el cor, acopat d'enyorances, com el calze d'una flor. SORDOS!! OIR BIEN ES FELICIDAD DISPONEMOS DE 35 MODELOS EN APARATOS AUDITIVOS. CONFIE SU OIDO A UNA CASA ESPECIALIZADA. Pje. Maneu, 38 • Tel. 15034 - Pelma 16 luz roja «Modelos» pasados de moda En mi anterior artículo —número de julio-agosto— traje a colación el proble¬ ma de la delincuencia juvenil. Pasaron por esta página los «teddy-boys», los «halbstarken», los «toyozoku», los «blausons-noirs», etc... Eran las fatales des¬ viaciones de una falsa educación de la li¬ bertad. Hoy les presentaré el reverso de la medalla. Lo que podemos llamar el mal empleo de la uténtica libertad. Desfilarán ante ustedes los diversos «modelos» que hemos captado por esos mundos de Dios. Padres que fracasaron por no saber armonizar la autoridad y la libertad. Padres cariñosos, ignorando el verdadero cariño. Padres exigentes, sin saber exigir. Padres «importantes», sin saber dónde está la verdadera importan¬ cia. Ustedes serán los jueces de estas tras¬ nochadas posturas educacionales. Obser¬ ven... Mediten... Saquen consecuencias. Doña Rosa. Las mamas En apariencia parece buena educadora. Respeta la libertad de sus hijos. Pero, aun cuando éstos están fuera de casa, parece un agente del F. B. I. Cuenta hasta los pasos que dan, las palabras que dicen, los gestos que hacen... En una pa¬ labra, quiere adivinar todos los pensa¬ mientos de sus hijos. No pasa fallo de Pepito o de Mary Rosi, que mamá no afir¬ me: «¿Lo veis? ¿Qué os decía yo? No se puede fiar una de vosotros». ¿Resultado? Los amadísimos pupilos de doña Rosa se crean un enorme complejo de inferio¬ ridad. Desconfían de sí mismos. Y si por desgracia caen... ¿Quién les ayudará?... A su madre la temen. Doña Gertrudis. Es el prototipo de la madre «perfecta». Se enorgullece de leer libros de peda¬ gogía infantil. Quiere educar técnicamente a sus hi¬ jos. Pero la pobre señora ha olvidado un elemento esencialísimo: el cariño. Ha incurrido en este lamentable error por ser demasiado intelectual, demasiado calculadora, o demasiado «práctica». O por las tres cosas a la vez. Al fin y a la postre, la falta de afecti¬ bilidad ha sido lo que ha tirado por tie¬ rra «su plan educativo». VENTAS AL DETALLE: Pl. Rector Rubí, 8 - Tel. 42 - MANACOR y en los buenos establecimientos del romo VENTAS AL MAYOR: Avdo. Jaime III, 4 - pral. - Teléfono 1 6 5 4 8 PALMA DE MALLORCA Doña Mercedes. La labor de esta mamá la podemos sim¬ plificar así: El niño puede hacer lo que le de la gana, pues la «ricura de casa» tiene dere¬ cho a todo lo que se le antoje. Si esta «honorable» señora tiene varios hijos, —cosa bastante rara—, siempre existe el favorito. Y como cosa natural, los hijos que se sienten ignorados se crían violentos y rencorosos. 17 Los papàs Don Rosendo. Es un señor que suele estar con fre¬ cuencia en el hogar. Pero le preocupan muy poco los sentimientos de sus hijos. Se enfada si le decís que a sus niños o a su esposa les falta algo. Pero si le ha¬ bláis del cariño, os contestará que es una cosa que deforma la personalidad. No hay que criar niños «fofos» y afemi¬ nados. Ante todo, dice él, la virilidad y la hombría. Es un padre inaccesible, serio, adusto. Firma los cheques sin rechistar, pero se rebajaría si diese un beso a su hijo. Papá es un señor muy importante. Es¬ tá muy ocupado. ¿Cómo va a salir a dar un paseo con la familia? El pobre hombre no se da cuenta de que tendrá unos hijos ricamente vestidos, pero más necesitados de afecto que los que habitan en las chabolas de las afue¬ ras de la ciudad. Don Paco. Es un tipo variable. Un día le ríe la gracia a Luisín, porque jugando ha roto el horero de la sala de visitas. Pero al otro día arma la de San Quintín por una nonada. El primer día estaba «de bue¬ nas» y el segundo «de malas». Está engendrando en sus hijos la inse¬ guridad. Don Pepe. Un señor la mar de habilidoso. El sa¬ be hacer de todo. Sin él nadie sabe cla¬ var un clavo en casa. Si Ricardito quiere arreglar una lám¬ para, papá se adelanta porque él la pone mejor. Si la niña ha de ir a matricularse al colegio, don Pepe tiene que estar allí pa¬ ra ver si rellena bien la hojita. Siempre se le oye exclamar: «¡Qué hi¬ jos más inútiles me ha dado Dios!» Este querido papá está haciendo que sus hijos lleguen a ser eso... una nuli¬ dad. Por hoy, queremos poner ñn a nues¬ tro desñle de «modelos». La lista se po¬ dría alargar. Pero los ejemplos aducidos, creemos, son suñcientes para poner en estado de alerta contra posibles errores a nuestros padres de familia. Fr. Federico Martín T. O. R (Viene de pág. 11) Original interpretación En apoyo de sus afirmaciones, mejor dicho, negaciones (¡nunca se había visto tamaña empresa demoledora!), los Testi¬ gos aducen abundantes citas de la Biblia. Nada más fácil: escogen arbitrariamente, de aquí y de allí, algunos versículos, los ensamblan sin más entre sí, y ;hala! ya está elaborado el sistema más fantástico que imaginarse pueda. Este «original» método les permite, como en el juego de la adivina adivinan¬ za, poner a la Biblia en contradicción consigo misma, hacerle decir lo que se quiera y sacar de ella las más insospecha¬ das conclusiones. Los Protestantes son mucho más respetuosos con la Palabra de Dios. Las interpretaciones cabalísticas de los Testigos no merecen ni siquiera el honor de una seria refutación. El fracaso de sus profecías Toda esta innominable doctrina puede uno escucharla hasta la saciedad de la¬ bios de los mismos Testigos, o leerla en sus revistas y folletines. Lo que ellos nunca dirán es el escándalo producido por una serie de fallidas profecías, que jalonan la triste historia de la secta, ver¬ dadero «trust» a la ameriacna. Si les preguntamos: ¿Desde cuándo su secta existe? ¿Desde fines del siglo pasado, des¬ de 1913 ó 1931? Y si insistimos: Después de la primera venida de Cristo, hace dos mil años, ¿qué se hizo de su mensaje? ¿No existió su Iglesia? Ellos responde¬ rán sin vacilar: «Durante estos dos mil años, fue Satán quien reinó en el mun¬ do. Sólo Russell y Rutherford (sus fun¬ dadores) han comprendido e interpreta¬ do bien la Biblia. ¡Con el advenimiento de los Testigos empieza el Reino de Dios sobre la tierra! ¡Cristo ha vuelto ya, ins¬ taurando sobre la tierra los mil años pro¬ metidos de paz y felicidad!» —¿Te habías enterado, amigo lector? Yo, no. La cosa sería interesante, si no fuera ridicula. Con todo, habrá que conocer al detalle las «sonadas» profecías de un comercian¬ te y de un juez americanos. Hay pasta para otro artículo. Gar-Lore IM U L. EXPOSICIÓN: Conquistador, 24-Tel. 503 MAN ACOR IROM TALLER Y ALMACÉN CON EXPOSICIÓN: Paz, 97,101 y 103-Tel. 468 (Mallorca) 18 JOSÉ GUILLEIO VILLiOKOA WICH Recibió por primera vez el Pan de los Angeles, el día 31 de mayo de 1962, a los 6 años de edad, en la Capilla del Seminario Seráfico de La Porciúncula (Palma). En recuerdo de su Primera Comunión, el simpático niño José Guillermo, hijo de nuestros anti¬ guos suscriptores D. José Villalonga y D.“ Francisca Antich, nos entregó 100 pías, para nuestras Misiones. Nuestra más sincera gratitud y enhorabuena. En el trespás de Josep Ramon Alcina Rosselló (24 - VIH - 62) T’ha robat els teus pares la inexorable Mort; la llar, que ahir deixares, resta en cruel dissort. Definiré ta vida? Un lliri a l'entrellum, de finor exquisida. que ens deixa ric perfum Amb ells tos germans ploren ferits de greu dolor; ploren, mes no ignoren la resignado. Esmaltarás des d'ara l’alt verger de l’Amat gaudint, amb sort preclara, del Bé i la Veritat. En nit ja ben oscura — pálid cel estelar — fins a la sepultura te vulguí acompanyar Amic, dolça memòria que obri al cor solc pregon. canta a pier en la Glòria puis no t’atreia el món Ai, per darrera volta mirí el bell rostre teu i un tremolor d'absolta fou mon feel adéu No diguis. Mort, victòria. Teva és, Josep Ramon! B. Guasp, Pr. ‘Señor, haced de mí lo que queráis; dadme ánimo y fuerzas para apartarme del mundo*. (De les notes intimes del jovencell defunt). 19 IV CENTENARIO DE LA REFORMA TERESIANA (Viene de pág 10) ce que no tiene culpa, sino la boca, y di¬ ce verdad». Ama la alegría de la vida: «Harto más valdría no fundar que lle¬ var melancólicas, que estraguen la casa». «De Padres aborrascados nos libre Dios». «Crea que a una monja descontenta yo la temo más que a muchos demonios». Tiene un hondo amor de caridad: «Trai¬ gan lienzos y déjese de rigor en tiempo de tanta necesidad». «No anden ham¬ brientas que me da mucha pena». «Coma carne, aunque sea cuaresma». «Antes falte lo necesario a las sanas que algunas piedades a las enfermas». Su sentido práctico de la vida lo expresa así: «No hice poco yo entender estos negocios, y dStoy tan baratona y negociadora que ya sé de todo, con estas cosas de Dios y de la Orden». Y al final de sus días dirá: «Yo no estoy ya para nada, sino sólo pa¬ ra el ruido que hace Teresa de Jesús». Era también experta en el arte de la co¬ cina, lo que no dejó de aprovechar más tarde en sus fundaciones. Según la ma¬ dre María de San Jerónimo: «cocinaba con gran alegría y cuidado de regalar a todas». Y como el más grande valor humano amaba la libertad. «Un alma apretada —decía— no puede servir bien a Dios». Y en un arrebato de su noble esponta¬ neidad, entonces oprimida: «Yo le digo que me estoy deshaciendo por no tener libertad para poder yo hacer lo que digo que hagan». Cuando se sintió en libertad, dejando de ser perseguida por los Inquisidores del Reino a quienes había sambenitado con el remoquete de «ángeles» y obtenida la protección del Rey Felipe II, el Pruden¬ te, ¡qué de maravillas no hizo! Su acti¬ vidad reformadora se desarrolló durante quince años, comprendidos entre 1567 y su muerte, ocurrida en 1582, en su últi¬ mo viaje de Burgos a Alba de Tormes, a donde se dirijía para asistir en su ago¬ nía a la Duquesa de Alba. Andariega por todos los caminos de España, dejó sembrados treinta y dos Car¬ melos a lo largo y ancho de su geogra¬ fía. Cuando Lorenzo de Cepeda, uno de los cinco hermanos militares de Santa Tere¬ sa, vuelve de América, se encuentra a su hermana en pleno apogeo fundacio- nal. La espada que trae Lorenzo de Cepe¬ da es partida en dos. Santa Teresa se que¬ da^-con la empuñadura, con la cruz, y és¬ ta, colgada de la tartana de sus fudaciones> la acompañará por todos los cami¬ nos' de España. Teresa deja la hoja a su hermano, porque, como ella dice, la hoja sirve para conquistas humanas y ella quiere conquistar las almas. Y así fue —en expresión de un queri¬ do compañero en letras— la obra de Es¬ paña: las hojas de las espadas de sus sol¬ dados conquistaron un mundo nuevo. Cuando aquellas hojas ya no eran nece¬ sarias, las espadas se rompieron y las ho¬ jas de los soldados dieron paso a las cru¬ ces de los misioneros. Y hoy hay mil Carmelos distribuidos en el mundo —solamente en España 224— y 20.000 soldados de Cristo que combaten, con el rezo y con la acción, desde sus fortalezas, al enemigo pagano y tenebroso que ha negado al amor. Porque Santa Teresa de Jesús, como ha dicho un poeta contemporáneo, es, por encima de todo, una de las máximas aven¬ turas universales del Amor. j* • • Santa Teresa nos ha dejado, como pre¬ ciosas joyas, depositadas en el mundo hasta el fin de los siglos, sus obras lite¬ rarias; pero de entre ellas y a juicio nuestro, con fuerza de antología, una obra de rezo y meditación: su libro de «Las Moradas» y un vuelo en verso a la eternidad que empieza y concluye así: «Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero. Vida, ¿qué puedo yo darte A mi Dios, que vive en mí. Si no es perderte a ti Para merecer ganarte? Quiero muriendo alcanzarte. Pues tanto a mi amado quiero. Que muero porque no muero.» En gracia a Santa Teresa bien ha po¬ dido decir Taine: «Hubo un momento superior y extraño en la especie humana... De 1.500 a 1.700, España es acaso el país más interesante de la tierra». ¡El mundo podía resultar pequeño para una monja romera que as¬ piraba a ofrendarlo entero a la Divini¬ dad!... Jorge ANDREU ALCOVER LOMPART mimo PALMA MANACOR MAQUINARIA AGRICOLA MOTOCICLETAS INCA LA PUEBLA 20 nosotras 1 retorno a la vida ciudadana es ya completo. Volvemos a la ciudad, que durante los últi¬ mos meses habíamos abandonado, yendo en busca de descanso, de vida al aire libre, de vacaciones, de veraneo... La ciudad adquiere de nuevo su fisonomía ha¬ bitual. Ya nos dejó la colonia veraniega; los estu¬ diantes han regresado a sus universidades y se ven ya pocos extranjeros deambulando por nuestras ca¬ lles. La ciudad nos vuelve a pertenecer por enteró y, junto con el otoño, nos recibe amable una vez más. También nosotras regresamos a ella contentas: con infinidad de proyectos y con un montón de cosas que hacer. Todo cambio es atractivo y es normal que nos apetezca el cambio de ambiente por todo lo que éste lleva implícito: reanudación de la vida social, estrenos, teatro, conciertos, fiestas... Hay que ocuparse de nuestro guardarropa, hay que revisarlo, acondicionarlo. Tenemos que estar al corriente de la nueva moda y para ello no nos falta ayuda. Todas las revistas femeninas nos pre¬ sentan ya las nuevas colecciones, las nuevas ideas, con toda clase de detalles; nuestro único trabajo consiste en saber elegir, lo que, desde luego, ya es bastante preocupación; un trabajo de todos modos sumamente agradable en el que solemos poner to¬ da nuestra atención. Ya quedaron atrás los chapuzones, los baños de sol, la playa... Como recuerdo de todo ello nos queda únicamente un suave tono bronceado en la piel y una tenue nostalgia en nuestro interior. M. L. <^/an í CREACIONES DE PARÍS ARTICULOS CRHISTIAN DIORt GUANTES Y MEDIAS, RORDADOS DE TODAS CLASES, LENCERIA FINA, REGALOS DISTINGUIDOS ■/ /2//'■ de. QyPío./¿o-tca 21 ppeguntasH respuestas i ¿Puede un conductor pecar gravemente? He oído decir que las infracciones del Código de Circulación hoy día pueden ser consideradas pecado. ¿Es ello verdad? En caso afirmativo, ¿no debieron ser con¬ sideradas así siempre? ¿Por qué esa di¬ versidad? (Un guardia de tráfico). Nuestro consultante ya teme, con buen criterio, la solución afirmativa a la pri¬ mera parte de la pregunta. Efectivamen¬ te, a veces, las infracciones temerarias del Código pueden ser pecado. Ahora bien, no es verdad que haya di¬ versidad de la moral con el tiempo, sino más bien las circunstancias con que hoy se conduce son mucho más impresionan¬ tes que las de antaño. Se dice que las carreteras han llegado a ser estrechas, no porque hayan perdido algunos metros, sino que han venido a ser menos acomodadas al número cre¬ ciente de vehículos que cruzan por ellas. También los automóviles van siendo do más veloces, lo que supone un serio contratiempo en carreteras de la «anchura» precedente. Además, parece que los conductores son más irresponsables. No analizo las cau¬ sas, pero me fijo en los efectos que pro¬ porcionan las estadísticas: el número siempre creciente de accidentes mortales. Mueren conductores, pasajeros y peato¬ nes. Se ve ya, al llegar a este punto, la pos¬ tura de la ética natural y, más aún, de la moral cristiana. La vida humana es un gran don de Dios. Nadie puede faltar al respeto que merece su propia vida o la de otro. No es extraño, pues, que se hable de «conductores homicidas» o «conductores suicidas». Asi como las normas jurídicas obligan en conciencia cuando llevan con¬ sigo la violación de la ley moral, se com¬ prende por qué a las antiguas sanciones penales impuestas por la ley humana a los infractores del Código ha llegado el tiempo de añadir la sanción divina. De hecho, la Jerarquía, por boca de muchos Obispos, ha llamado ya la atención sobre el particular. La revista francesa «La semaine reli- gieuse» ha informado que «los pecados del automovilista figurarán en el catecis¬ mo francés, concretamente, en el capitu¬ lo titulado respeto a la vida. Según dicha fuente informativa, apare¬ cerá la siguiente pregunta y respuesta: ¿Puede un conductor pecar gravemente? Resp.: Si, cuando se mata o mata a un se¬ mejante a causa de su imprudencia, por exceso de velocidad o desobediencia al Código de Circulación. FRAY MARCELINO NUESTROS DIFUNTOS Inca.-Después de larga y penosa enfermedod, durmióse plócidamete en el Señor, dio 6 de mayo de 1962, nuestro querido hermano en Religión, Fray Gregorio Amengual Ramís,!, O. R. a los 80 años de edad y 50 de profesión religiosa. Nuestro más sentida condolencia o sus familiares. Son Espanyolet (Palma).-Día 26 de agosto, pasó o mejor vida, auxiliada con los Ultimos Sacramentos, D.° Margarita Carreras Perelló, viuda de Manera. Ero Terciaria Franciscana. Buñola.-Dfa 5 de octubre y después de dolorosa enfermedad, falleció cristianamente nuestro estimado suscriptor D. Pedro Juan Pascual Llinàs. Nuestro más sentido pésame a su hijo, Rdo. P. Miguel Pascual, T. O. R., llegado expresomente de Méjico, donde ejerce su ministe¬ rio, para asistir a su padre en sus últimos días. Villafranca de Bonany.-Día 25 de octubre murió cristianamente, a los 76 años, el suscriptor D. Francisco Axnengual Rosselló, hermano político del Muy Rdo, P. Antonio Bauzá, Ministro Provinciol de lo T. O. R. Sus exe¬ quias se vieron concurridísimas. Nuestro más sentido pésame a todos sus familiares. DONATIVOS PARA NUESTRAS MISIONES Madrid.-Petrita Sacristán entrega 50 ptas. pora que el P. Malmó hoga dos bautizos de niñas indias con los nombres de María Elena y María Lourdes. Palma.-EI niño José Villalonga Antioh, en recuerdo de su Primera Comunión, monda 100 ptas. o favor de nuestras Misiones. Muro.-Antonia Picó Picó envía 15 ptas. para una María de los Angeles. Del Colegio de RR. Franciscanas recibimos 30 ptas. 22 página del tepciario ¡ATENCION, RDOS. DIRECTORES! 342561..SPBODaruoarecspiftgrseVocaliadeMisiones en los Discretorios /(Continuación) os Terciarios pueden colaborar di¬ rectamente, incorporándose a las mismas misiones y trabajando en ellas, personalmente, o también en la retaguar¬ dia, colaborando espiritualmente y en forma material. Entre las cosas que puede promover la VOCALIA DE MISIONES podríamos mencionar unas, que se refieren a los Terciarios individualmente, y otras, que deben desarrollar las mismas Hermanda¬ des. He aquí algunas cosas para las cuales se puede invitar a los Terciarios a reali¬ zarlas individualmente: por las Misiones y los misio¬ neros. quién ore con ellos. y sufrir algo como pro¬ piciación, para obtener conversio¬ nes. y difundir estas ideas. su colaboración personal para cualquier organización misio¬ nal que los necesite. limosna de sus propios bienes. La VOCALIA DE MISIONES, conside¬ rándose como organismo propio de la Her¬ mandad o de Grupos, conviene que orga¬ nice actos colectivos de toda la Herman¬ dad y que planee y lleve a efecto obras diversas. He aquí una enumeración de las prin¬ cipales: 1. — Actos religiosos colectivos para orar por las misiones, tales como Horas Santas, Vela ante el Santísimo, Funcio¬ nes Paralitúrgicas misionales. Misas, Viacrucis. Vigilias, etc. 2. — La «Unión Misional Franciscana» u otra similar, difundiéndola entre los Terciarios y demás fieles. 3. — La «Unión de Enfermos Misione¬ ros», de acuerdo con el artículo 10 de las Constituciones. 4. — Tómbolas y colectas extraordina¬ rias. 5. — El «Día de las Misiones Francis¬ canas». 6. — El «Ropero Misional», para con¬ fección de ornamentos y otras prendas que los Terciarios pueden hacer en sus propias casas, conforme a instrucciones de quien dirige el Ropero. 7. — Oficina (llamémosle así) para re¬ coger sellos usados, catecismos, revistas, libros, estampas, etc. 8. — Como punto importantísimo y decisivo, adoptar una misión o, al me¬ nos, un misionero. Esta adopción lleva consigo el desper¬ tar de un cariño especial hacia la Mi¬ sión o hacia el misionerlp, consideran¬ do como propios sus problemas y sus progresos, lo mismo que sus satisfaccio¬ nes y contratiempos. La institución de la VOCALIA DE MI¬ SIONES en los Discretorios puede ser ocasión de crear inquietudes espirituales en la Hermandad, y como consecuencia de ellas, vendrá el trabajo y la unión fraternal que ello trae. X. X., T. F. LINEA Y CALIDAD | t 3 I IW O fa B I MUEBLES - DECORACIÓN Aragón, 51-PALMA DE MALLORCA-Viladomat, 110-Tel. 433616 - BARCELONA • • IGNIS El campeón de los FR100R1F1€0§Í Distribuidor exclusivo: Una maravilla italiana, ahora en Eopaña u General Ricardo Ortega, 11 Teléfono 25976 PALMA DE MALLORCA 23 naevo careo * * Abierta la matrícula para estudiar en MOTOR Y AUTOMOVIL Cursos de Formación Profesional y Técnica por Corre® en las especialidades de; Mecánico de Automóviles • Mecánico Diesel - Técnico en Motores Electricidad del Automóvil. MECANICA Delineante Mecánico Técntco Mecánico • Encargado Mecanice Maestro Ajustador - Maestro Tornero - Maestro Fresador Maestro Soldador - Técnico en Soldadura - Aprendizaje. 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Con sólo apretar un botón, la colada se hace sola. —Bien... ¿Y quién va a apretar el bo¬ tón? — No sé por qué, pero hoy me cala la humedad más que otros días. Histórico En una comida de gala en Washington Margaret Truman fue colocada junto al ex-Vícepresidente Nixon. Durante la conversación la señorita Truman dijo; —Con tanto progreso técnico no se ha inventado un aparato que despierte a uno dulcemente, abra la ventana y traíga el desayuno a la cama. -Se engaña Vd —replicó Níxon.—El aparato existe y muchas señoras lo po seen, se llama «marido». Ama de Casa Piso de recién casados. El acaba de entrar. Es hora de comer. Ella revienta de satislaccíón. -Querido, he comprado un libro de cocina. Hay recetas estupendas y me he inspirado en ellas. Siéntate y prueba mi plato. A ver, dime lo que comes. El, al rato de masticar trabajosamente, responde; —¿El libro de cocina? Intimidad Hace 10 años que estaban casados y ella dijo a su marido: —Si pudiese retroceder el tiempo y ser soltera otra vez, ¿sabes con quién me casaría? ¿Con quién? —Contigo. —Eso es lo que tu crees... —dijo él. 25 GRANDES ALMACENES Pañería - Lencería-Tapicería - Modistería - Sas¬ trería - Lanería - Camisería - Géneros de purrto Novedades -Bordados - Perfumería Artículos de Viaje P. Cirt, 5 al 12 y General Goded, 6 y 8. Tels. 24200 24201 PALMA DE MALLORCA CORIZA (reifrindo nasal). ESTADOS DE AGOTAMIENTO, DOLOR DE CABEZA «A S MUELAS ^ ' PRECIO P«aa. LABORATORIO Colón, 18-PALMA DE tabletas CRECIMIENTOS ACELERADOS ÍNDICES DE CONSUMO ÍNFIMOS con Honderos, 95 Teléfono 22072 PALMA DE MALLORCA • • EL CALZADO DE MAYOR DURACION ©©IRDILA Venta exclusiva en: Velcizquez, 35 PALMA DE MALLORCA PAPELES PINTADOS Y PINTURAS ÓLEOS Y ACUARELAS PARA ARTISTAS MARCOS Y MOLDURAS Casa Pomar Flores S. 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