Heraldo de Cristo
JULIO - AGOSTO 1961

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EL HERALDO
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JULIO - AGOSTO 1961
Año Lll - Núms. 616 y 617
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REDACCIÓN Y ADMÓN:
CONVENTO DE SAN FRANCISCO TELÉFONO 12695
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DIRECTOR:
P. L. GARÍ-JAUME, T. O. R ILUSTRACIÓN ARTISTICA:
P. F. BATLE, T. O. R. Y GORO
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P. J. TUGORES, T. O. R. IMPRESIÓN:
ARTES GRÁFICAS GIMÉNEZ
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DEPÓSITO LEGAL P. M. 340-1958
NUESTRA PORTADA
Estos dos niños de color agradecen con su ingenua sonrisa la gran obra de civilización cristiana que realiza la Iglesia bajo el cielo oscuro del conti¬ nente africano.

en
esie numero:

Editorial

3

«Iglesias» negras

4

Uno de los «cinco Sonetos para una

Primavera»

....

6

Encuesta sobre la Familia en Mallorca 7

¿Descristianización?

12

Los niños acusan

13

Cançó del Captaire

14

El Real Convento de San Francisco,

Monumento Juniperiano . 16

Nuevo Colegio en Madrid ... 18

Cuestiones lulianas

20

Formentor

21

Carta a la Virgen .
Nosotras

...

.23
25

Punto y seguido

27

Preguntas y respuestas .... 28

Rdo. P. Guillermo Ribot Vanrell,

T. O. R

29

Panorama Franciscano .... 31

De la Porciúncula

33

Página de humor

35

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2

EDITORIAL
Vara una familia mejor
£.n páginas interiores damos a conocer los resultados de una
encuesta, realizada en forma de entrevistas, sobre algunos aspectos especiáles de la familia mallorquina,
La voz autorizada de las personas requeridas para formu¬ lar sus juicios e impresiones señala el deber acuciante de restaurar y salvar los valores familiares.
Hoy más que nunca la familia, inmersa como está en el proceso de ‘^socialización» de nuestra hora, corre el riesgo de enaje¬ narse a sí misma y caer en el dominio de fuerzas anónimas. Urge tomar conciencia de esta situación para tsocializar» la familia en
un sentido más elevado.
La familia tiene unos fines y funciones propias que realizar en la sociedad. En su misión puede y debe ser ayudada, pero no absorbida por la sociedad. La institución familiar será siempre nece¬ saria al hombre por ser la más natural de las sociedades.
La guerra ha legado una funesta herencia de odios y egoísmos, de miserias físicas y morales en muchas familias. Mientras
subsistan tales males, es inútil soñar con ese * mundo mejor» que
todos anhelamos. La raíz de la sociedad es la familia, y si la raíz no es sana y vigorosa no cabe esperar buenos frutos. El destino de un pueblo se forja ante todo en el seno familiar.
La solución de la problemática familiar depende en gran parte de la solución que demos a la difícil cuestión social de nuestros días. En un mundo como el nuestro, egoísta y trastornado, es preciso poner óleo de amor en los engranajes chirriantes de las relaciones so¬ ciales y formar núcleos de pensamiento y de resistencia moral, para
no ser destrozados.
La pretensión de nuestra encuesta es contribuir a despertar mayor conciencia e inquietud por la familia, para conocer más de acerca sus graves problemas. El mundo de hoy se pierde por falta de comprensión. Quizá, porque no quiere o no tiene tiempo para ello. Se impone una pedagogía de la comprensión. Comprender para amar, y amar... para salvar los indiscutibles valores de la familia.
El Director
3

£-n el inquieto despertar de África nos
sorprende notablemente la inmensa proliferación de sectas o «iglesias» negras. África ha sido siempre buena tierra para los profefas sensacionalistas y los dioses justi¬ cieros. Nada hay en nuestro planeta que
trascienda a eternidad como esos colosales
templos egipcios, cuya tranquila mirada se pierde en un trasmundo sin edades y se hun¬ de sin pestañear bajo la cegadora luz del sol. Desde esos colosos, pregonadores de las hazañas de los Tutmosis, a los fetiches
vengadores, perdidos en la lívida penumbra del tiempo, numerosas teogonias han llenado el ansia de adoración del alma negra. Los habitantes del sur de África sienten especia] predilección hacia las falsas divinidades.

La imaginación de estos hombres, indecisa y soñadora, arranca pálidas irisaciones a la naturaleza, divinizándola o poco menos. Hoy será la mágica «luna» de lo suerte la que con su fulgor crepuscular iluminará la mente de algún profeta. Y otro día serán los rayos de una tempestad los que simularán la cólera de algun dios.
efe see^ets
Es un hecho que en el sur de África
existen más de mil sectas religiosas, todas nacionalistas y ferozmente africanas. Su re¬ ligión es la religión del miedo, de la oscuri¬ dad, de la completa incertidumbre. Viejos hechiceros lanzan sus predilecciones absur

4

das sembrando por todas partes el odio y el miedo. La vida ancestral de los negros y el maravilloso embrujo de sus paisajes sirven de marco adecuado para la continua flora¬ ción de nuevas sectas. Su liturgia pagana
evoca el ritmo triste de fúnebres ritos: son los terrores de un mundo sombrío que pugna
por asomar a la luz. Con danzas y bailes religiosos dan salida a esas desgarradas formas y expresiones delirantes, nacidas de la misma entraña del alma negra. Son reme¬ dios absurdos, sedantes incomprensibles para los numerosos males que acechan continua¬ mente a los negros. La sequía, la enfermedad, los fracasos, les ponen en la tentación de conjurar la mala suerte por la magia domés¬ tica, la ofrenda a los manes, la consulta a los hechiceros, el culto a los espíritus. Algu¬ nos negros aprovechan estas desfavorobles circunstancias para hacerse pasar como profetas, salvadores de la opresión, sacando notables ganancias de sus estúpidas magias.
El «Gran Sacerdote» de una secta de Rodesia fue condenado a treinta meses de cárcel
por vender a altos precios sus absoluciones.
La mayor parte de las sectas que na¬ cen ahora constituyen una mixtura de pro¬ testantismo y cristianismo. Del protestantis¬ mo asimilan el conocimiento de la Biblia, en especial del Viejo Testamento, que conviene
maravillosamente a la idiosincrasia africana.
El catolicismo les proporciona los ritos exte¬ riores, la liturgia, el culto. Los fundadores de
estas sectas suelen ser en su mayor parte
cristianos renegados. En Urundi, un tocador de arpa intenta
formar una nueva secta. Pide el abandono
de las prácticas paganas, la abstención de la carne de cabra y obediencia ciega a sus consejos. Permite a sus súbditos asistir a la catequesis de los misioneros católicos, pero sólo hasta el bautismo. Tolera la poligamia.
Sus numerosos sectarios celebran misteriosas reuniones nocturnas. Su fin es crear una
completa paz entre los negros. En Dahomey
existen numerosas sectas nacidas del protes¬
tantismo. Se llaman «templo de los pesca' dores», con un símbolo de pez de cobre, secta de los «querubines y serafines», funda-
5

da en los mensajes evangélicos que hacen resurgir antiguas prácticas paganas,«cristia¬ nismo celeste», «iglesia de los oráculos», donde el árbol mágico sustituye a la cruz... En Rodesia una profetiza inculta hace venir a las gentes. Dice haber sido resucitada por Dios para una misión autenticada por el Papa. Confiesa tener el encargo de librar el país de los hechiceros y maleficios.Transmite los oráculos a las multitudes que la visitan, tocando una flauta. Sus adeptos cantan du¬ rante horas enteras en sus propias iglesias. Su hostilidad contra la Iglesia católica es enorme: tiran piedras a las tiendas de los misioneros, les niegan el alimento y el agua. Bastantes católicos se pasan al nuevo culto.
La permeabilidad de los cristianos a todos estos movimientos debe sugerir serias
reflexiones. En las almas de muchos cristia¬
nos queda latente la creencia en los malos espíritus y maleficios. A esto cabe añadir que

muchos negros no pueden fácilmente olvidar las injusticias recibidas de los blancos duran¬ te siglos. Discriminación absoluta de razas y
esclavitud afrentosa: ése ha sido uno de los
engaños de más catastróficas consecuencias. Al negro se le había negado el acceso a la
civilización. Ahora va venciendo ese afán
de autodominio que en tan pequeñas dosis se le había administrado. Para África se ha abierto una redención definitiva, que costará duros sudores o quizás sangre. Sin embargo el negro luchará a brazo partido para no caer en manos de los europeos, en un colo¬ niaje servil. Es necesario que se les dé las justas reinvindicaciones, injustamente amor¬ dazadas,y las aspiraciones de donde nacen tantas «iglesias» negras. Deben ver en la Religión católica, no la religión de los blan¬ cos, muchos de ellos crueles tiranos del pue¬ blo negro, sino la religión de un Dios que muere en una cruz para salvar a todos los hombres de la más vulgar esclavitud.
Fr. Gregorio Mateu, T. O. R.

Cantan pájaros, cantan. ¿Dónde cantan? Todo es júbilo, sí. Mas, ¿dónde brota? Cantan pájaros, cantan. Y rebota feliz la melodía que levantan.
La breve melodía con que encantan
rama tras rama, lluvia gota a gota,
sin darse pausa, sin sufrir derrota. Oh torre musical, ¿dónde te aguantan?
Cantan pájaros, cantan. Sin medida. ¿ Y qué rincón del bosque fue propicio? Cantan pájaros, cantan. Y no acaban,
¿Qué sombra fue de todas la elegida? Prosigue, sin final, el ejercicio. Cantan pájaros, cantan. 0 cantaban.
ó

'llno de los «CINCO SONETOS PARA UNA
PRIMAVERA», originales de Rafael Jauine, que obtuvieron Accésit al Premio de Poe¬
sía «San Francisco, primavera 1961».

€>Hcuesia

òolttQ la

família

an Mallotca

Clima espiritual

Nos ha parecido oportuno e imprescin¬ dible que encabezara esta serie de entre¬ vistas acerca de la familia el parecer de un sacerdote, experimentado en cura de almas y con años de vida parroquial.
—¿Qué importancia da Vd. a la fami¬ lia en el terreno espiritual?
—Para que vea la importancia no só¬ lo que yo le doy, sino que realmente tie¬ ne, le contestaré con palabras del Papa:
«La familia es la célula básica de la so¬
ciedad de cuya salvación depende la re¬
construcción del mundo».
—Concretamente, ¿cómo valora Vd. la familia mallorquina?
—Gente más autorizada que yo ha di¬ cho que España en el orden familiar es un privilegio para el mundo. Yo añadiría que Mallorca hasta ahora era nota desta¬ cada en nuestra nación.
—¿Por qué este «hasta ahora»?
—Mallorca sufre actualmente un fe¬
nómeno singular. El peligro que corre nuestra familia es que, al romperse los moldes tradicionales, se pierda el espíri¬ tu que le era característico.
—Para Vd., ¿qué era lo más caracte¬ rístico én la familia mallorquina?
—En primera línea destaco la unidad, que se extendía y mantenía más allá de padres e hijos; además, el respeto y ve¬
neración para los mayores, ía religiosi¬
dad que se manifestaba en los distintos
momentos de la vida familiar...
—¿No ve Vd. ningún defecto en nues¬ tra clásica familia?
—Todo lo humano es defectuoso. Si
me obliga le diré que para mí hay dos. Uno que atañe más al matrimonio; me
reñero a la falta de profundo conoci¬
miento de lo sacramental en el matrimo¬

nio, de lo que resulta una ausencia de es¬ piritualidad conyugal en su más amplio
sentido. El otro dice relación con ios
hijos: era tal la autoridad de los padres que ahogaba muchas veces la conñanza y apertura de los hijos; en la educación dominaba más el temor que el amor.
—¿Cómo enjuicia actualmente a la fa¬ milia mallorquina?
—‘Tenga en cuenta que no puedo emi¬ tir un juicio absoluto ni global, dados mis conocimientos parciales. Me aventu¬ raría a decir, sin embargo, que a nues¬ tras familiares les ha sucedido algo pare¬ cido a aquellos hogares habituados a vi¬ vir de rentas que, cuando se han dado cuenta, apenas podían vivir. Y no ha quedado otro camino que trabajar sudo¬
rosamente o perecer,
—^¿Son muchos los que ya tienen esta
conciencia?
—Todavía son minoría, pero muy pu¬ jante.
—¿En qué apoya esta afirmación? —Ha dicho el Dr. Tarancón que el re¬ surgir matrimonial es obra del Espíritu de la Iglesia, que empuja a los esposos, especialmente jóvenes, a buscar riquezas espirituales para su hogar en la raíz del sacramento del matrimonio.
Por otra parte, hay una preocupación mayor por la educación de los hijos, es-

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pecialmente en el sentido de que los papás han descubierto que hay que aba¬ jarse hasta el hijo para elevarle, y no el sistema contrario, imposible para el ni¬
ño.
cdpnOiente social obrero
La problemática de la familia obrera en Mallorca no ha sido todavia plena¬
mente estudiada. Las alumnas de segun¬ do curso de la Escuela de Asistentas So¬
ciales han presentado este año una serie de estupendas y bien documentadas mo¬ nografías de familias obreras, que han permitido al Rdo. P. Juan Grau, T.O.R., Diplomado en Sociología, poder darnos una visión conjunta de su verdadero am¬
biente.
—¿Dónde ve el origen de la actual si¬ tuación social de nuestras familias obre¬
ras?
—Ciñiéndome a la situación creada en
nuestra ciudad, el origen está en la afluencia masiva de gente procedente de distintos puntos de la isla o de otras pro¬ vincias, sobre todo del sur de España. Es un hecho innegable el éxodo obrero.
Así han nacido los «suburbios» en casi
todas las capitales de provincia. —¿Conserva el hogar su unión afecti¬
va?
—Sí, cuando la madre no olvida ser
ella el corazón de la casa, aunque sea una mísera barraca. Se siente satisfac¬
ción inmensa al ver la vivienda pobre pero limpia, pocos y viejos muebles pero en orden, los hijos muy aseados a pesar
de los pocos recursos.
Es muy frecuente el cambio de vi¬ vienda por estrecheces económicas; el cambio de trabajo por inadaptación, por accidentes o enfermedades que impiden el obligado esfuerzo. En estos años difí¬ ciles, es la madre que con su abnegación, heroísmo muchas veces, consigue supe¬ rar estos escollos. De lo contrario, resul¬ ta fácil imaginar la dramática situación que se sigue.
—¿Está suficientemente atendida la educación de los hijos?
—Por desgracia, no. Faltan escuelas en los barrios. El padre y la madre se ven obligados a trabajar todo el día con perjuicio evidente de la educación de los hijos, muchos de los cuales se pasan el día en las calles o campos de nuestros suburbios. Mala preparación para la vi¬ da juvenil y madura de todos ellos. Son muy pocos los que pueden satisfacer sus ansias de una cultura superior. Y en los que logran ingresar en Institutos de Be¬ neficencia, la educación recibida fácil-

mente se viene abajo al volver a su am¬ biente familiar. Ha faltado, además, un
elemento básico en su formación: el
afecto familiar. Hasta en el rostro se re¬
fleja el complejo de «internado». La formación religiosa, en general,
sufre mucho al quedar los grupos suburbiales algo alejados de la parroquia. Pa¬ ra bastantes hogares obreros la religión es únicamente su estampilla de la Vir¬ gen, y la Iglesia una institución obliga¬ da a socorrerles en sus apuros económi¬
cos.
—¿Cuál es su situación económica? —En la mayoría de los casos es deplo¬ rable. Actualmente, el salario único no basta para cubrir las más elementales necesidades. Es aquí donde se manifiesta en toda su crudeza la injusticia social de nuestros días. Se impone con urgencia la implantación del salario familiar que permita hacer frente a todas las necesi¬
dades dentro de la familia. De lo con¬
trario, en su día, el mundo obrero se vengará de una sociedad que le está ne¬ gando el derecho a vivir. La problemáti¬ ca de la familia obrera no se resolverá,
mientras subsista la actual falta de res¬
petó para con la persona humana.
TamUia ^ Colegio
Sobre la necesaria labor conjunta de la Familia y del Colegio en la educación de los hijos nos habla el Director del Colegio Municipal «Ramón Llull» de Enseñanza Media (reconocido de Grado Superior) de Manacor, D. Juan Morey Bonet, Licenciado en Ciencias, que vie¬ ne realizando fructuosas experiencias en este sentido.
¿Considera conveniente que se tengan periódicas reuniones entre los padres y los profesores para una mejor educación
de los alumnos?
—A juzgar por los sorprendentes re¬ sultados obtenidos entre nosotros, consi¬ dero estas- reuniones muy convenientes.
Para nosotros son el fruto de una ne¬
cesidad que se nos impuso con la ur¬ gencia de una convicción. Me explicaré: Sabemos que la labor del Colegio no pue¬ de reducirse a una formación doctrinal y científica. Debe dirigirse inteligente¬ mente a la formación integral del mu¬ chacho, a saber: formación intelectual y científica, sin olvidar la educación fí¬ sica; educación de la voluntad; forma¬ ción de las virtudes humanas, (honra¬ dez, sinceridad, nobleza, rectiud moral etc...) Coronándolo y dando unidad a todo la Vida Sobrenatural. Este conven¬ cimiento de la función educadora del Colegio se hizo preocupación, comparti¬

da por todos los profesores del centro, y madurada al calor de nuestros contac¬
tos mensuales.
¿Son conscientes los padres de su ne¬ cesaria colaboración con el Colegio?
—En general, creo que sí. Baste decir que a nuestra invitación respondieron los padres con una asistencia total e in¬ teresada. Durante este primer año de experiencias, hemos tenido dos clases de reuniones: generales unas, otras parti¬ culares, reducidas a los padres de los
alumnos de un determinado curso. Estas
últimas nos han dado mejor resultado. Hay más espontaneidad y familiaridad por parte de todos, y por tanto, más efi¬ cacia práctica. Desde el primer momen¬ to, pusimos gran empeño en hacerles comprender la trascendencia de la for¬ mación integral de sus hijos. La función de los padres en la tarea educativa es
básica. No se trata de «financiar» la
educación, encargándola a otros. Hay que secundarla siempre con el ejemplo.
¿Podría señalar algunos frutos positi¬ vos de estas reuniones?
—Como primer fruto —creo que el más importante— señalo éste: El que mu¬ chos padres hayan despertado a la gran tarea de RESPONSABILIDAD. Consuela
poder consignar que bastantes padres, a raíz de estas reuniones, han acudido con vivo interés al Colegio para tratar asun¬ tos particulares, a veces importantísi¬ mos, referentes a la educación de sus hi¬ jos.
Un segundo fruto: Se ha dado un pa¬ so muy firme en la cordialidad de las re¬ laciones entre padres y profesores. Esta¬ mos persuadidos de que estas relaciones, para ser eficaces, deben estar presididas y reguladas por la comprensión y la ca¬ ridad.
Y otro fruto de honda repercusión en
la labor educadora es: Un gran avance
en la urgente tarea de UNIFICACION
DE CRITERIOS. A nadie se le oculta
que siempre es disolvente y catastrófica la oposición de los criterios de los padres
en orden a la formación del niño. Como
punto de partida es imprescindible que
los educadores nos pongamos de acuerdo
y fijemos nuestra postura.
íÑ^imitación de la natalidad
Es un hecho comprobado que el índi¬ ce de natalidad en Mallorca es de los más bajos con relación a las demás pro¬ vincias españolas. En nuestra encuesta no podíamos soslayar este doloroso e in¬
quietante problema. Aquí recogemos el parecer de un solvente grupo de matri¬ monios palmesanos que amablemente

9

sí no os oon
HOJAS
IBERIA
profiero la barba

respondieron a nuestras preguntas. —¿Por qué es tan bajo el índice de
natalidad en Mallorca?
—Por lo mismo que lo es en cualquier
otra ciudad civilizada.
Consideramos natural que el nivel de natalidad sea más alto entre las clases
proletarias que entre los intelectuales y, en general, entre personas de un mayor nivel cultural y de educación más selec¬ ta, (quizá por eso de la educación).
Puede ser ésta una causa natural del
bajo nivel de natalidad en Mallorca, que tiene una clase media muy pujante y
nutrida.
Pero existen indudablemente otras cau¬
sas no naturales que hacen que también entre las clases proletarias el número de
nacimientos sea escaso. Son las aludidas
al principio, comunes a todos los países civilizados: poca religión, inexistencia de «formación», desprecio de los valores éticos naturales. Hay también problemas «reales» de tipo social: dificultad de en¬ contrar empleo si se tienen muchos hi¬ jos, por mor de los puntos, evidente es¬ casez de vivienda, emigraciones del cam¬ po a la ciudad, porque del campo nadie se ha preocupado si no es para hacer de¬ magogia. Etc., etc., etc..
El turismo, si hubiese encontrado una sólida formación en los mallorquines, no habría hecho tantos estragos.
—¿Cuáles son, a su parecer, los reme¬ dios más aptos para este mal?
—Quitar las causas no naturales enu¬ meradas y cesarán los efectos.
Recristianizar Mallorca coordinando
inteligentemente el apostolado, sobre to¬ do el seglar, y no menos el que ejercen sacerdotes, religiosos y monjas. De otra forma, sólo se pueden cosechar éxitos aislados, cuando lo realmente interesan¬
te es cosechar frutos a escala colectiva.
Hay que preocuparse también de los niños y de los muchachos de todas las clases sociales. (Resulta difícil mandar
a una muchacha de servicio a una tanda
de ejercicios cerrados, porque no hay tandas para estas personas).
Los colegios, aún los religiosos, no dan quizá toda la importancia que merece a la formación religiosa, porque después de la literatura, la química y el cálculo integral no queda tiempo para hablar de Dios y de la Virtud. Es necesario descar¬ gar los planes de estudios. Entrando en detalles, los colegios de pago son caros; en todos los de niñas se exige, además, toda una serie de uniformes que podría ser uno sólo y aún obligatorio únicamen¬ te dentro del colegio. Y las escuelas gra¬
tuitas...
Una actitud de la Iglesia menos tran-

Eigente con ciertas órdenes o toleran¬ cias de la autoridad civil aumentaría el
prestigio de aquélla ante la masa. La prudencia no es una virtud pasiva.
Formación de los individuos partiendo de la formación de la familia, secundada ésta por la escuela.
Una eficaz y justa legislación protec¬
tora de la familia numerosa.

t/lspecio psico-sociat
Nos ha parecido oportuno consultar el acreditado juicio del psiquiatra, Dr. Rómulo Hevia, para conocer las causas de la supuesta conmoción psíquica que pa¬ decemos hoy y sus repercusiones en la vida familiar. He aquí su diagnóstico;
—¿Existen en la familia mallorquina problemas que tengan especial repercu¬ sión en el terreno de la clínica psiquiá¬
trica?
—Dentro de los pacientes psiquiátri¬ cos propiamente dichos no se encuentran problemas especiales; sí es, en cambio, posible hallarlos en los que acuden al psiquiatra, no por enfermedad sino en demanda de consejo u orientación psico¬ lógicos.
—¿Qué cuestiones o problemas son? —En primer lugar existe uno, de or¬ den muy general, que se refiere a la es¬ pecial situación de nuestro tiempo, de¬ terminada en parte por la intensa crisis de valores y en parte por el desmesura¬ do progreso tecnológico. Estos hechos configuran un «modo de vivir» propio de las generaciones jóvenes que no es psi¬ cológicamente comprendido por los de¬ más, sin tener en cuenta que «compren¬ sión» no es aceptación, sino simplemente un penetrar en la realidad psicológica a través de la motivación.
Una comprensión en ese sentido sería básica, desde el punto de vista psicológi¬ co, para una rehabilitación de valores es¬ pirituales y para una mejor adaptación a las condiciones de vida que el progre¬ so material exige.
—¿Y aspectos más concretos? —Desde un punto de vista más parti¬ cular se pueden observar otros hechos: El primero, de orden social, es la dis¬ persión de los miembros de muchas fa¬ milias, dispersión ocasionada por el abandono de los quehaceres agrícolas para dedicarse a trabajar dentro del cír¬
culo de actividades relacionadas con el
turismo en cualquiera de sus aspectos. Otro segundo hecho, derivado del an¬
terior, es que en muchas ocasiones este tipo de trabajo es de temporada, con la consiguiente inestabilidad de orden labo¬ ral y económico. De todo ello se derivan

dos consecuencias; La primera es que llega un momento en que se pierde toda clase de motivación psicológicamente adecuada y correcta para el trabajo de cualquier índole, con lo cual la posibili¬ dad de conflictos psíquicos se hace probalidad; la segunda es que existe un
constante incremento de las tensiones
psíquicas, poniéndose en marcha sínto¬
mas de la serie de la ansiedad que se
proyecta sobre la totalidad de los miem¬ bros del grupo, sea la familia u otro.
En otro aspecto la dispersión de los miembros del grupo familiar y la consi¬ guiente ruptura de su personalidad psi¬ cológica obliga a sus miembros a un nuevo reagrupamiento psicológico, lo cual se hace, muchas veces, en condicio¬ nes totalmente adversas con las conse¬
cuencias que son de suponer. —¿Qué soluciones pueden apuntarse? —Siendo la raíz del problema de índo¬
le colectiva y social, ese sentido deberán tener las soluciones; no es posible modi¬
ficar la situación individual sin modificar
previamente la del grupo al cual perte¬
nece. Tal intento modificador no lo pue¬
de realizar por sí solo, ni el psiquiatra, ni el psicólogo, ni el director; es preciso una labor de equipo en la cual el papel
fundamental debe atribuirse a las asis¬
tentas sociales, de las cuales, D. m., el año próximo, habrá un grupo perfecta¬ mente preparado para enfrentarse con toda esa difícil problemática psico-social.

11

^-rSte grito escuchamos a todas horas.
«Ei mundo se descristianiza». Se
descristianiza el ambiente; se descristia¬ nizan las instituciones, los hogares, las costumbres y los pueblos.
Son gritos sinceros que brotan de almas apesadumbradas por el peso de la responsabilidad.

/Padecemos la crisis más fuerte que han conocido los siglos!, nos dicen sociólogos y pensadores.
/Nunca como ahora se había asisti¬ do a una apostasia de las clases obreras!
/Se ha perdido la conciencia del pecado!, añaden los teólogos.
Yo, por mi parte, os añadiré que la crisis que afecta a nuestro tiempo es realmente grandiosa y universal. No so¬ lamente la padecemos los católicos. Afecta igualmente a los mahometanos, a los budistas, a los protestantes y al bra-
hamanismo. Es una crisis de la misma
idea religiosa.
No podemos hablar exclusivamente de una apostasia de las masas obreras. Hay apóstatas entre las masas campesi¬ nas y entre los burgueses.
Pero lo que no hay —porque no puede haber— crisis en la Iglesia de Dios. Cristo venció para siempre sobre el pecado, la muerte, el dolor y Satán.
Son desgarraduras y arañazos, cam¬ bios accidentales los que sufre la Iglesia de Dios, por estar inmersa y articulada en lo humano. Pero no temáis; la Iglesia permanecerá siempre viva. Es palabra
de nuestro Dios.

12

La pregunta que te estás haciendo
me la he hecho muchas veces a mí. Sí,
la única causa importante de todo este caos que sufre la humanidad presente es ésta: El centro de gravitación de la vida del hombre lo hemos puesto rodos —¡todos!— en el miserable hombre. Esta es la explicación de la profunda crisis
de nuestro mundo.
¡Hay que reponerlo en Dios! ¡Es
la única solución!
Nos hemos sentado sobre nosotros
mismos. La vida está girando hace siglos alrededor del «yo*. Y el «yo» no puede hacer otra cosa, si es que entiende de amores, más que encaminarse hacia el <Tú»; un «Tú» que es Dios, al que hay que amar sobre todas cosas; un «Tú»

que es el mundo, para el que tenemos que tener una gran pasión: la de mejo¬
rarlo, la de cristianizarlo; un «Tú» que son los otros hombres, para quienes he¬
mos recibido la vocación de servir.
El endiablado antropocentrismo es
el culpable del continuo olvido del «Tú».
Hemos situado a Dios al margen de nuestra vida, al margen de nuestro cami¬ no. He ahí nuestra culpabilidad.

que en los que tengo a mi lado, nacidos en sangre a la luz de nuestros días, estoy pensando en los niños del reino de la nada que pugnan por ha¬ cerse carne. En los que ansian la ternura de un beso imposible. En los que en «eí gran teatro del mundos han sido condenados a la ley del silencio. En los que, pudiendo, no existen por egoísmo de los padres. En los que ni siquiera tienen a Raquel que llore por ellos... Estos, al sonido de la última trompeta, unirán sus gri¬ tos sin voz a todas las voces jun tas de la madre tierra para condenar el inmenso genocidio de una creación frustrada. Sobre ellos Cristo, —primogénito de toda creación —, exigirá hasta el último cuadrante. No pe¬ dirá para ellos ese poco de pan y de agua con que se alimentan las aves del cielo, sino algo más esencial: la vida. ¿ Y cómo podrá el Juez divino regalar la vida eterna a quienes privaron a otros del derecho a vivir? Tampoco la dulce Madre de Belén los reconocerá por hijos: mataron a Cristo antes de nacer. Gar-Lore.
13

CANCO DEL CAPTAIRE

Jlama: )^a. i vi
Pere Orpí
14

dccésU al Premio de Poesia «San Trancisco,
primaoera 1961».

(2• àass(ta olivera que la nit bresoles del meu Getsemaní, tu que una
sentires com trencaven el silenci

tarda

les òlibes mortals de mes besades,

deixa que a l'ombra de tes fulles verges
embriagues de lluna i de rosada
l'àmfora vessi on el most fermenta

de la primera verma, buida i aspra, i l'ompli de bell nou amb vi novell

prensat a la tafona de mes llàgrimes.

Quan, pelegrí, captava pels hostals les miques que rodolen baix la taula, venia a b^ure un glop de la teva ombra
a l'hora dels captaires; reclinat a la vora del camí
netejava la pols de mes sandàlies, i el meu plor reblania els roegons que els marxants oblidaren en la plaça.
Amb les crostes d'un pa que no assacia
omplia el meu sarró cada horabaixa, i, vetlat per la lluna el meu insomni
esponjat de rosada,
recontava en silenci les estrelles
que pujaven, de puntes, costa amunt cap a l'alba.
Endolcien l'oratge de l'hivern els nou coloms de l'«Angelus». La tarda,
dormida dins els braços del ponent,
teixia amb fils de sol un somni grana.
Amb tardanes espires de crepuscle
encenien els núvols mil tremoloses llànties...

Pel caminoi baixava un pelegrí vestit de sac i sanguinós de llagues. Era el germà Francesc, l'amic del llop, que al bes de sa paraula
apagava el concert del rossinyol i esmortia el trepig de la cascada. ‘Germà— —digué — ; la neu de la tristesa
no gelí el vostre cor. Que una rialla
encengui els vostres llavis, quan la porta es tanqui, al vostre pas, de la posada. Deixau que rodin clau a la pastera
i apaguin els calius de la foganya,
i no envejeu el pa que no assacia ni de la llar la cendra que no escalfa, Esmicarem les crostes de l'amor,
en dolça intimitat, baix l'estelada,
i ençatarem el vi de l'alegria que bull dins el garraf de l'esperança. La germana pobresa
portarà el companatge a nostra taula».

Dins el cor de la nit
bategava en silenci la gelada. Mes el germà Francesc
escalfà la meva ànima
amb el foc lluminós i nuu de cendra
de la seva paraula, la que apaga el concert del rossinyol i esmorteix el trepig de la cascada. Quan l'aurora baixava cap al poble
i trencaven el somni les campanes,
quan fenyien al mas dins la pastera el pa de la jornada,
tocàrem a les portes sempre empeses
del Cenacle pacific, on el Pa mai s'acaba.
Dins les tenebres mudes humides de pregàries i embaumades d'olor de Pa novell
estovat, cada jorn, a punta d'alba,
una pregària jove, fresca i verge com terra mai llaurada,
sentí, prop del Sagrari, un aleteig d'Espigues ja granades.
Ja no és freda la neu. Dintre el silenci de la nit, quan degota la rosada,
sent la frescor sublim del front del Mestre
que s'inclina, submís, a mes besades. Ja els meus llavis no són com els de Judes, ni és feixuga la pols de mes sandàlies;
instruit en l'escola de Francesc,
altres camins esfullen mes petjades:
dins eixes mans calloses
(mes pobres mans polsoses de captaire), un jorn espigarà l'Eucaristia i sagnarà la fruita de la parra, l entre els meus dits estèrils de cogula somniarà l'Espiga noves albes...
Casta olivera que la nit bresoles
del meu Getsemaní: del teu ramatge
deixa ploure l'oliva generosa, madura d'esperances, que un jorn infantarà dirts la tafona l'oli sagrat que posi les claus del gran Miracle dins eixes mans d'argila
inútil i tarada.
Quan a l'albor del meu Nadal primer els pelegrins s'acostin a ma taula, bategarà el Silenci, Fet Espiga, dins els meus dits de palla, que amb amor fenyeràn un Pa novell i sucaràn el Vi de la gaubança; i un gerricó de la més aspra argila, trencadissa de joia, portarà el bes de l'Aigua sublim de la Rosada de Betlem, que anegará l'angúnia dels captaires.
15

EL REAL CONVENTO DE SAN FRANCISCO,
MONUMENTO JUNIPERIANO

Un poema tallado en piedra

por iG, Çari-'}aume, Z?. O. H.

nclavado en la ciudad vieja de Palma de Mallorca, el Real Con¬ vento de San Francisco es todo un poe¬ ma tallado en piedra que pregona, al margen del tiempo, la fama de su presti¬ gio.
Su fundación está estrechamente liga¬ da a la historia balear. Era el propio rey Don Jaime II, quien en 31 de enero de 1281 colocaba la primera piedra de la in¬ gente fábrica, para señalar su devoción a los cruzados de la cuerda y su ternura al hijo primogénito de su nombre, que tro¬ có la corona por la capucha franciscana y ciñóse el cuerpo, hecho a púrpura y ar¬ miño, con el sayal del «Poverello» de Asís.

En su proyección histórica, el Real Convento vino a ser emporio de ciencia y espiritualidad, que trascendió las lin¬ des de las fronteras patrias. Bien se ex¬ presan las crónicas franciscanas al decir que la iglesia «es una de las más famo¬ sas que tiene la Orden seráfica, y el con¬ vento es tan insigne, que se cuenta entre los más principales de nuestra religión».
Bajo las bóvedas de la anchurosa nave gótica —arquitectura de nervios y de sensibilidad— se dieron las más férvidas
manifestaciones de fe en el misterio de
la Inmaculada, cuando no era todavía dogma, alentadas por el espíritu de su primer defensor, Ramón Llull. Aquí, a la tibia claridad cernida por los vidrios de sus grandes ojivas, se defendían solem¬ nes tesis doctorales y encumbradas dis¬ quisiciones lulianas.
En torno a la grácil silueta de la torre, que se yergue a los cielos con cierto ai¬ re de minarete moruno, la ciudad volcó también el ritmo convulso de su vida, llegando en mal hora a dirimir, dentro del sagrado recinto, sus contiendas de partido al filo de la espada.
A la sombra de sus muros, rebozados de pátina y silencio de siglos, reposan, en espera del gran día, obispos y docto¬ res, frailes insignes, próceres famosos... Al conjuro de sus nombres revive la me¬ jor parte de la historia mallorquina. Completa esta teoría de egregias figuras, encabezada por el Doctor Iluminado, el nombre de Junípero Serra, que aparece en una reciente inscripción conmemora¬ tiva de su partida para las misiones (1749-1949).
En Junípero Serra y Ramón Llull se compendia la brillante trayectoria del
Real Convento de San Francisco. Nadie
ha encarnado má¿ plenamente que ellos la estructura del alma de su. raza. Hijos los dos de ese pedazo de tierra abrazado por el mar que es Mallorca, midieron con su cayado nuevos horizontes, dejan¬ do jirones de su vida en los africanos roquedales el mártir de Bugía y arras-

16

trando su pierna coja, con el polvo de to¬ dos los caminos de la Nueva España adherido a sus sandalias, el patriarca de
California.
Es aquí, junto al sepulcro alabastrino de Llull, donde el fraile andariego pre¬ sintió el milagro de una Arcadia flore¬
cida a orillas del Pacífico.
Evocación de Fray Junípero
Era todavía un niño cuando Miguel José se presentó a la portería del Real Convento solicitando el ingreso en la Orden seráfica. Al verlo tan flaco y débil, el padre Antonio Perelló, provincial de los franciscanos, estimó conveniente di¬ ferir la admisión. Dirigióse el fervoroso aspirante en intenso ruego a Dios para que se abreviaran los días de espera. Y el 14 de septiembre de 1730, cuando el otoño deshojaba las flores de sus dieciséis primaveras. Miguel José tomaba el hábi¬ to en el convento de Jesús, extramuros de la ciudad.
Tras fecundo año de noviciado, siguió la profesión, que marca un hito en la vida del civilizador de razas y pueblos. «Con la profesión —decía él más tar¬ de— logré la salud y fuerzas, y conseguí
el crecer hasta la estatura mediana».
Ocultó su nombre de pila bajo el de Junípero, para presentarse a los hombres como otro «juguetillo de Dios» con las sublimes insensateces del ingenuo com¬ pañero de San Francisco. Su rostro an¬ sioso, bajo la parda capucha, apareció desde entonces transfigurado por la lla¬ ma de conquista que le consumía. En la emoción de aquel día «por el que le vi¬ nieron todos los bienes» hemos de bus¬ car el impulso vital de su magna em¬
presa.
Cuando se presentó de nuevo al Real Convento, para estudiar Filosofía y Teo¬ logía, no era el diminuto y enfermizo as¬ pirante de antaño, sino el gran apóstol en ciernes, que llevaba en sus manos la semilla de un mundo nuevo. Su larga
estancia de dieciocho años revive en el silencio evocador de esos muros, que un día se estremecieron por la prisa de su sandalia caminante.
Con fervor novicio se entregó a la disciplina escolástica, ostentando, antes de ser sacerdote, el título de lector y
doctor en la Universidad del Reino. Pa¬
rece aún resonar, bajo las lobuladas tra¬ cerías del viejo claustro, la palabra en¬ cendida del joven lector platicando con el rumoroso enjambre de discípulos en número de más de sesenta.

De cara al mar sin límites aprendió a
ansiar los caminos de los misioneros
franciscanos, cuya vida se sabía de me¬ moria por las sencillas crónicas, llenas de color y fuerza, de persuasión y ter¬
nura.
Aquí, en el retiro de su celda, prepa¬
raba las sutiles lecciones de su cátedra
de Prima de Teología Escotista. En aque¬ lla silla del coro, ante el artístico facis¬ tol, rezaba y entonaba los himnos litúr¬ gicos. Y de aquí, ya ministro del Señor, salía a predicar por todos los rincones
(Poso o la peg. 29)

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17

NUEVO COLEGIO EN MADRID
para dos mil estudiantes, bajo la dirección de los PP. Franciscanos de la T. O, R. El Gobierno Espa¬
ñol acaba de declarar su construcción «de interés social». Proyecto del arquitecto D. José Ferragut.

CONCILIOS ECUMÉNICOS

43.'°’ VIIYÚLTIMO
^ o quedaría completo nuestro trabajo sí no concluyese con unas palabras sobre el resultado de los afanes de Llull en el Concilio de Viena. Dijimos ya que Llull acudía al Concilio con algún
poso de pesimismo en el corazón. Todo su libro Del Consili, donde tan paladinamente expectora sus sentimientos, está montado sobre un fondo gris u obscuro de recelo, de amenaza, de Ironía, de amargura. Lo cual revela que no las tenía todas consigo respecto de la eficacia de sus recomendaciones cerca de aquella general asamblea.
A pesar de todo, la mayoría de las proposiciones de Llull fueron tomadas en consideración por los Padres del Concilio. O sea que, aunque no todo se desenvolvió según los deseos de Ramón, no dejó éste de obtener un relativo éxito. "El Concilio —escribe Galmés (Dinamisme, pág 51)— ter¬ minó en mayo de 1312. En general y en teoría, casi todos los capítulos que propugnaba Ramón Llull fueron aceptados y decretadas convenientes providencias, pero nos parece que prácticamente regresó de allí muy desanimado".
Pero veamos concretamente, siguiendo al P. Pascual (Vindiciae, I, pág. 302 y sigs.), qué es lo que fue admitido de cuanto proponía Llull.
l.° Uno de los principales deseos de Llull era que se fundasen colegios de lenguas orienta¬ les para facilitar la predicación,entre los infieles. Esto se decretó en el Concilio: "Aprobándolo este sagrado Concilio, mandamos que se funden escuelas de dichas lenguas (las de los infieles) en donde quiera que se encuentre la Curia Romana e igualmente en los estudios de París, Oxford, Bolonia y Salamanca; ordenando que en cada uno de estos lugares haya varones católicos que tengan suficientes conocimientos de las lenguas hebrea, arábiga y caldea".
2° No se tomó ninguna resolución en cuanto al segundo proyecto de Llull sobre unificación de las Ordenes Militares para poder hacer más fácilmente la guerra a los sarracenos; pero se trató el asunto y si no prosperó la idea luliana, fue por el egoísmo de las mismas Milicias, que no quisieron percatarse de la utilidad pública que se derivaría de aquella unión.
Quería también Llull que se asignasen los diezmos de la Iglesia para la conquista de Tierra Santa. Consta en todos los autores que fue encargada aquella expedición al Rey de Francia y que le fueron concedidos dichos diezmos por seis años. Y estando presente en el Concilio y aconsejado de muchas maneras por Ramón Llull a que emprendiese aquella cruzada, la tomó el Rey a su cargo, aunque después no la realizó.
También fue atendido el deseo de Llull sobre que se prohibiese eu los estudios la filoso¬ fía de Averroes y demás filósofos gentiles, pues, aunque no se les nombre, va contra ellos una de las
Constituciones Clementinas.

5.° A instancias de Llull se adoptaron asimismo resoluciones contra los clérigos que tenían más de una prebenda, contra el excesivo boato de los Obispos, resoluciones acerca del hábito y tonsu¬
ra do los clérigos para que se distinguiesen bien de los seglares, contra los usureros, etc.

De todo lo cual se deduce, y ya lo hemos apuntado más arriba, que, aunque su gestión en el Concilio no alcanzase los amplios resultados que hubiese querido, no fueron baldías las diligencias de Llull y algo se proveyó, algo se intentó de lo que aquel corazón magnánimo ambicionaba para la gloria del Amado y para la utilidad del mundo.
P. Miguel Colom, T. O. R.

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20

V

1

article IV d'aquesta sèrie l'ha¬ guérem d'escapçar per falta d’es¬ pai, El fragment suprimit amb el qual
acabava el nostre article en defensa de la
naturalesa, com a font d'inspiració lite¬ rària i pictòrica, deia així; «Molts encara
s'embadaleixen amb la naturalesa. Per
tant, jo crec que podem seguir conside¬
rant-la com a mare i mestra de les arts
pictòriques i literàries, com un model
etern, com um llibre inexhaurible del
qual, cada any, durant la primavera, en
surt una novella edició. En la naturalesa
no hi trobareu colors esguerrades, ni dibuixos bàmbols, ni coses plebees, ni, en quant a bellesa, paratges mal deixats
o distribució de masses sense sentit. La
naturalesa és lluminosa, serena i clàssica.
I, quan se descompon i pren actituds es¬ pectaculars i fins i tot monstruoses, en¬
cara és bella».
A qualcun dels articles passats que van sota el títol de «FORMENTOR» ja vaig dir que, a parer meu, no hi ha paisatges dolents, bons o millors, sinó que tots són millors, des de certs punts de vista. Paisatges de diferent estil, això

sí, però cap n bi ha de rebutjable, mirat amb ulls de poeta. Trobareu indrets
austers, meditatius, ascètics. Territoris
torturats, tempestuosos, tràgics. Regions idíl.liques, sucoses, amb moltes venes d'aigua i riques d'ornamentació. Panora¬ mes horitzontals, monòtons, solemnes.
Ara bé, en ordre a la bellesa, ¿a
quins paratges hem d'atorgar la nostra preferència? Jo, francament, no bo sé. Per ventura, no bo sap ningú. Això no¬ més podria resoldre's quan estigués per¬
fectament dilucidat si, en relació a la
bellesa, l'idil.li és superior a la tragèdia; si el riure i el folgar ofereixen més subs¬ tància poètica que no el sofriment i les llàgrimes; si l'art veritable se complau més en la magnificència de les zones geogràfiques i de les vides humanes que
no en la humilitat de les existències
opaques i en les regions sense esplen¬ dor. Per produir bellesa, ¿què els va millor als artistes, inspirar-se en la ri¬ quesa o en la misèria? ¿Què estimen més,
el Tabor o el Calvari, l'enterrament de
Jesucrist o la seva pujada al cel? Ja us
he dit el meu pensament: jo crec que, en diferent estil, tot és bo i millor.

21

Però tambe crec que Fermentor tal vegada se remunta sobre les altres
parts de Mallorca en quant és com una síntesi de totes les contrades mallorqui¬
nes í qui sap si, per això mateix, Mn.
Costa i Llobera d'allà en pogué extreure
tanta plenitud d'inspiració.
En aquella península o braç de terra s'hi ajunten quasi totes les maneres que té el paisatge d'expressar-se. Mun¬ tanyes i pía. Densa vegetació i penyes escultòriques. Cales paradisíaques i es¬ padats abruptes. Vasta planura de mar oberta i costa brava que les tempestats engalanen «amb ses corones de maror*.
Conradís, arbres de fruita, horts i jardins. Salvatgina i volatína. Redols d'una olím¬
pica serenitat per on «s'acaramulla fron¬
dós boscatge d'un verd etern» i exten¬ sions desolades d'una esgarrífadora nuesa. A Formentor hi falta, ja ho sabem, el bé de l'aigua abundosa que fa escla¬ tar d'alegria vegetal els punts per allà on circula. Llecorós com és aquell terrer, si
hi brollassin fonts poderoses, el trasmu-
darien, en detriment de la seva senyo" rívola sobrietat, en una pomposa i luxu¬ riant raconada. Tanmateix hi ragen els
seus fontinyols. Com és ara, les tres fonts
de la muntanya dita El Pal, i llavors la
Font de Coma Freda, la Font de les Nines,

la Font de la Gavina, la Font de Cala
Murta, i, no gaire lluny de les cases de Cala Murta, la Font de l'Hort que bas¬ ten per moderadament apagar la set d'a¬ quella llengua de terra, però no per embriagar-s'hi. Totes les masses fan mal. Un excés d'aigua sensualitzaria Formentor i li faria perdre una de les seves més preuades característiques: el punt d'equilibri entre l'opulència i l'aus¬ teritat. La geografia de Formentor jo la
mir així: com una materialització reixida
de la clàssica «aurea mediocritas» —la
daurada mitjania— i com el feliç compli¬ ment d'aquella petició bíblica (Prov. 30,8): —«Mendicitatem et divitias ne dederis mihi; tribue tantum victui meo
necessaria»— Pobresa i riqueses no
me'n donis, sinó atorga'm únicament alió de què fretur per viure.
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esto me basta;
pero sí, dile a ella, dile: que desde ahora no iré repartiendo pe-
dacitos de mi corazón,
ni por aquí, ni por allá; que se lo daré todo entero y ella me dará, a cambio, hijos...
uno... tres... seis... nueve...
todos los que tu Hijo nos envíe; pero... para ello, es preciso que antes me ayu¬
des a corregir mis faltas, para que luego pueda yo corregir sus
travesuras;
— ¡José-Antonio, sácate el dedo de la
nariz!
— jJuana-María, no molestes a Luisín...!
Todo será un sueño...
¿Y sí nos los niegas? Bueno, también seremos felices los dos.
¡Sabremos que será la voluntad de Él!
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nosotras

je suele comentar, muy a menudo, so¬ bre el cambio tan grande que ha ex¬
perimentado la vida de la mujer y sobre los grandes horizontes que, en sus actividades,
se abren ante ella en el momento actual.
Verdaderamente en unos pocos años la vida femenina ha evolucionodo de una ma¬
nera prodigiosa. Nada o casi nada se halla fuera de nuestro alcance, y ello produce
nuestra satisfacción. Sabernos útiles a la so¬
ciedad y bastarnos a nosotras mismas es un
gran triunfo, y así ocurre que vamos ganan¬ do prestigio ante el mundo como inteligen¬ tes, trabajadoras y arrojadas. Pero... ¿se sigue dando la importancia que merece a la misión más importante que podemos tener en la vida? Misión que nos hace dueñas del hagar, esposas cariñosas, madres ejempla¬ res. La mujer como guía de la familia, como centro del hogar, adquiere en él su más alto
cargo.
Somos las principóles educadoras de
nuestros hijos, y ello supone una gran res¬ ponsabilidad para quien, verdaderamente, se dé cuenta de la importancia que ello

lleva implícito. El procurar que nos hallen en todo momento cariñosas y atentas, el sa¬ ber ser compañeras, al mismo tiempo que madres, y de este modo granjearnos su confianza para que, en cualquier momento, acudan a nosotras a plantearnos sus proble¬ mas con absoluta tranquilidad es nuestro trabajo Trabajo que no concede tregua; en el cual no podemos descansar.
La mujer en el centro del hogar, como punto de unión de la familia, al contacto de
cuya dulzura se liman asperezas, se olvidan rencores. La mujer en su quehacer cotidiano, que no será brillante ni llamativo, pero del
que emana una suave ternura que la mayo¬ ría de las veces no apreciamos en todo su
valor.
De esa misión femenina, apenas si se
habla. Estamos acostumbrados a ella y nos
parece naturalísima. Unicamente cuando se pierde, se aprecia
en todo su valor y comprendemos que, en¬ vuelto en suavidades y dulzuras, entregan lo mejor de sí mismas.
M. Luisa

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ro que con eso de la cirujía estética se solucionan hoy muchos problemas.
«Se precisa botones de 14 años. Ex¬ tensa cultura» —Suponemos que, tratán¬ dose de esa edad y para botones, se con¬ formarán con el certiñcado de estudios primarios.
«Joven tenga bici para recados se ne¬ cesita». —Buen sentido común al no axigir «Seat».

¡Atención: Nuevo Concurso!
Con el fin de fomentar los concursos,
siempre interesantes, convocamos uno,
años pasados, para elegir a «Mis feúcha», es decir a la señora o señorita más fea del archipiélago. A última hora tuvo que suspenderse por no haber ninguna aspi¬ rante al título, lo que nos hizo pensar que, o bien ya no existen mujeres feas, o que no se presenfaron por modestia, que ya es mucho pensar. Hasta otro, se¬
ñoras.
Lo dijo Kruschev
Kruschev dijo a un reportero que de¬ seaba conocer su opinión acerca de
Kennedy:
«A algunos les gustan las personas al¬ tas y a otros las pequeñas. Algunos pre¬ fieren los gordos, mientras que otros les gustan los delgados. Es cuestión de gus¬ tos». Imagino que a él le gustarán «zur¬ dos» y con una estrellita roja... cuestión de gustos, como ha dicho.
Definiciones

¡90.000 ptas. al mes!
En este valle de lágrimas todos nos
quejamos... Es la costumbre. No hace mucho, cierto actor español lo hacía en una entrevista, al decir que tan sólo ga¬
naba, ahora, 3.000 ptas. diarias, o sea 90.000 al mes y 1.095.000 ptas. al año. Si a esos jornales los encuentra «bajos»,
¿qué caliñcativo pondremos a los nues¬ tros?... ¿a los jornales más o menos mí¬ nimos que gana hoy día un obrero?. No nos queda otro remedio que tomar las quejas de dicho actor a broma, pues se¬ guro lo dijo por decir algo... como hubie¬ ra podido decir que le gusta el cocidito madrileño... ¿Y a quién no?

Los libros de texto. — Un mal pasa¬
tiempo. La guerra. — Para los políticos: un in¬
secticida más. Para muchos: un crimen
legal. Para otros: «un buen tema para una película...»
El loro. — La señora de la esquina que, cuando habla, no piensa.
El blasfemo. — Un idiota, además de
un pobre imbécil. El nuevo horario. — Un tema de dis¬
cusión.
El santo. — Un héroe, a pesar de que no inventara ninguna bomba atómica.
El señor equis. — Igual al señor zeta, aunque se crea superior.

ACtEMCIA OFICIAL

JUAN ALBONS BENNASAR
General Ricardo Ortega, 11 - Teléfono 25976 - PALMA DE MALLORCA
27

preguntas y respuestas

Rdo. P. Marcelino: Conozco a una mujer que prácticamente, en lo que respecta al matrimonio, se ha quedado viuda, pues su marido ha tenido que ser internado en un manicomio de la península. Los médicos han afirmado que no tiene cura; ella en cambio es joven y bastante bonita aún... Me pregunto si en un caso como ése no sería lícito el divorcio. ¿Qué opina Vd., Padre?.
Le saluda alte., P. L. Y. —Palma de Mallorca.

/ ues opino exactamente igual que nuestra Santa Madre la Iglesia
Católica, la cual, interpretando la doctri¬ na de Jesucristo, enseña que el matrimo¬ nio, una vez consumado y perfecto, es un vínculo de tal modo indisoluble, que sólo puede ser roto por la muerte.
Dice así el canon 1118: «El matrimo¬
nio válido rato y consumado no puede ser disuelto por ninguna potestad huma¬ na ni por ninguna causa, fuera de la muerte». Queda, por tanto, claramente definido que es del todo inadmisible el divorcio absoluto. Si en algunos casos es¬ peciales —al mediar justas causas y de¬ terminadas condiciones— la Iglesia con¬ cede a los esposos una separación más o menos duradera, no por esto intenta di¬ solver el vínculo conyugal. Es más, lo cree tan subsistente, que cualquier otra unión matrimonial intentada por alguno de los dos cónyuges resulta ilícita e in¬
válida.
«Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre». Usted sabe que he citado pala¬ bras del mismo Jesucristo, el cual siem¬ pre condenó, de modo solemne y absolu¬ to, el adulterio y el divorcio.
«Cuando los corazones se han entendi¬
do —ha escrito con todo acierto Papini— y los cuerpos se han acercado mediante el vínculo del matrimonio, no hay espada ni ley que pueda separarlos. En esta vi¬ da, mudable, efímera, fugitiva, decadente, hay un lazo que debe durar siempre, has¬
ta la muerte: el matrimonio. Un anillo de
perpetuidad en un collar perecedero».

Mas, no quiero apelar tan sólo al tes¬ timonio doctrinal de Cristo. Quiero apor¬
tar también unas razones humanas. Y pa¬ ra ello le invito a vivir mentalmente no las circunstancias de la esposa que usted
cita, sino la tragedia del esposo enfer¬ mo. Situado en el lugar de éste, recuer¬ de seguidamente que son muchos los ca¬ sos de enfermos deshauciados por los médicos y que después han recobrado la salud perdida. Son hechos que se repi¬ ten ai menos alguna vez, entre otros mo¬ tivos porque el médico no es Dios y por¬ que el galeno está sujeto al error como cualquier otro humano. Así las cosas, imagínese que el internado en el mani¬
comio vuelve a la normalidad mental.
(¡Puede ocurrir y ocurre!) Pero, he aquí que cuando, con toda ilusión y ca¬ riño, intenta reunirse con aqueila mujer que un día, a los pies del Altar, le pro¬ metió amor y fidelidad hasta la muerte,
comprueba que*dicha mujer ya ha levan¬
tado un trono de amor a otro hombre, ¡ ¡porque estaba enfermo!! ¿Le parece a usted limpia la jugada?
Le agradezco, amigo consultante, la co¬ laboración que ha prestado a este con¬ sultorio con la pregunta del mes anterior y la que acabo de contestar. Sepa que su consulta del mes pasado ha sido causa
de nuevas cartas. Tal vez sean contesta¬ das mediante un artículo. El tema mere¬
ce la pena.
Fray Marcelino.

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ifl. P. Guilkmio Ribot ïaorell T. fl. R.
I / primera hora de la madrugada del 24 de ¡unió del
presente año, en el Colegio La Porciúncula, se durmió en el Señor, confortado con los auxilios espirituales, el Rdo. P. Guillermo Ribot Vanrell T. O. R., natural de Ariany, a la
edad de 28 años.
Su inesperada muerte, ocurrida en el vigor de su juven¬ tud, a consecuencia de un fuerte derrame cerebral sufrido dos días antes, produjo una general consternación y profun¬ da condolencia en cuantos le conocían. Sus exequias se
vieron concurridísimas.
El P. Ribot era Licenciado en Teología y Diplomado en Lengua y Literatura francesa, y actualmente era profesor en el Colegio La Porciúncula. Fiel cumplidor de sus deberes religiosos, nos deja el estimulante recuerdo de una vida consagrada al servicio del Señor.
Nuestro más sentido pésame a su madre, hermanos y demás familiares.
Son Sunyeret. — D.° Isabel Barceló Marimón, suscriptora de la revista.
Calonge. — D. Juan Rigo Adrover, suscriptor.
Lluchmayor.—D.° Jerónimo Tomás Cardeli, terciaria franciscana y suscriptora.

(Viene de la pog. 17)
de la isla. Desde aquel púlpito, poco antes de partir, pronunció vibrante pa¬ negírico de Ramón Lull, «digno de ser impreso con letras de oro», según juicio autorizado de alguien y que, sin duda, compartiría el pueblo, amasado y absorto en la espaciosa nave franciscana.
En sus andanzas apostólicas se detenía ante los campos para admirar la geome¬ tría de los surcos y bendecir los trigales, soñando con arar y sembrar los yermos de la gentilidad. Al prudente fraile de Petra, más que la borla de doctor y la elocuencia del sermón, interesaba el plantío de frutales y el manejo del arado para su futura misión. Del lego que cui¬ daba el vasto huerto conventual recibiría los rudimentos para el cultivo de la tierra, y él mismo ensayaría cómo de dos troncos de madera se puede hacer una
cruz o un instrumento de labrar.
El amor a la naturaleza le llevaba a comunicar sus ansias a los rosales, gera¬
nios y enredaderas que encuadraban el huerto de verduras caseras, protegido

por los cipreses en oración. Por la noche el aura embalsamada del vergel claustral invadía la celda del fraile soñador, ahon¬ dando en su espíritu silencios luminosos de distancias vírgenes. Le vibraban de inmensidad los ojos, sintiéndose acuciado por la impaciencia de Dios, que le llama desde remotas riberas. Fray Junípero de¬ bía partir...
Y llegó la hora de su despedida. De ro¬ dillas, en medio del refectorio. Junípero pide perdón de sus culpas a la comuni¬ dad, hondamente consternada. Tiemblan las manos del guardián al bendecirle y el llanto ahoga sus palabras. La emotiva es¬ cena se reduce «más a lágrimas que a voces», nos dice el padre Palou, su bióbrafo y compañero de viaje. Por último, el humilde misionero besa los pies a todos, hasta el menor de los novicios, y se dirige al puerto.
Las aguas se abrían en rutas infinitas ante la mirada y afán del intrépido fraile de Petra, que desde la proa de la nave, con la Cruz en alto, presiente acercarse multitud de infieles para escuchar su palabra.

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Colaboración de nuestro corresponsal VADINGUEZ

ROMA. —Según informan fuentes allega¬ das al Vaticano, S. S. Juan XXIII, en el espí¬ ritu auténticamente evangélico de la Orden Franciscana a la cual, según el mismo pro¬ clama, tiene por gloria el pertenecer, se propone reducir a mayor sencillez el cere¬ monial de la Corte Pontificia. Será suprimido el título de «camarero de capa y espada».
Van a sufrir cambio ciertas costumbres de
dignatarios y determinados uniformes de origen medieval. Igualmente eT protocolo de los «bussolanti» será reemplazado por modales más en consonancia a la época
actual.
PALMA DE MALLORCA.-Obran en
poder de la Curia Provincial de la Tercera Orden Regular en España los instrumentos de oferta por parte de la S. Congregación de Propaganda Fide de una sede prelati¬ cia en el Perú, con toda la correspondiente
demarcación eclesiástica.
Hoy día, en el ámbito jerárquico de la Iglesia mundial, es tal la actividad de las órdenes franciscanas, que cuentan éstas actalmente con 152 sacerdotes que gozan de carácter episcopal, además de los numerosos prelados de vicariatos y administraciones
apostólicas. Hay 15 arzobispos y 72 obispos de los Padres Menores; 1 cardenal, 8 arzo¬
bispos y 51 obispos de los Padres Capu¬

chinos; 1 arzobispo y 2 obispos Conventua¬ les y 2 obispos de la citada Tercera Orden Regular, cuya Provincia española es de las
más florecientes.
FRANCIA. —La Radio-difusión francesa
ha estrenado la ópera «II Poverello» alusiva
a San Francisco de Asís. Personalidades del
mundo musical acreditan haber sido logra¬ da con esta producción de Henri Tomasi una obra de gran valor artístico.
BRASIL. — Para combatir los estragos del espiritismo tan arraigado entre las gen¬ tes sencillas del pueblo latino americano las autoridades de la Iglesia Católica confiaron
al psicólogo Padre B. KIoppenburg, francis¬ cano, autor de diversos libros sobre los fenó¬ menos espiritistas, la grave responsabilidad de dar, en viajes por el Brasil, conferencias científicas para instrucción sobre este pro¬ blema. El P. KIoppenburg, con personajes de su auditorio y a veces de modo especta¬ cular, demuestra que no es necesario tener
trato ni con Dios ni con el diablo para pro¬
ducir ciertos efectos «mágicos», como la curación de enfermedades por los llamados
«pases magnéticos», receptividad por suges¬ tión, transmisión de pensamiento etc... Los
católicos —dice- han de ser creyentes, pero no crédulos

olomnr
recibió por primera vez el Pan de los Angeles, día 18 de mayo
de 1961, a la edad de 7 años, en la Capilla de Santa Catalina
Thomás (Playas Paguerá)
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¿qué harías? —Un individuo, ¿de qué tamaño?

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de una obra. El contratista repara en
que, mientras todos los obreros van con dos vigas al hombro, hay uno que no
coge nunca más que una.
-¿No ves cómo tus compañeros lle¬
van dos?, le dice. —Sí, señor —contesta el obrero — ; son
unos vagos. Lo hacen por ahorrarse un
viaje.
¿Puedo saber por qué me mira de esa manera cuando dice que a nuestro equipo le falta velocidad?

Dice: *La gente te es simpática, y tienes un montón
deamigos i.
Chiste malo
iQué cigarros más malos! ¿De dónde
son?
— De Suiza.
—Pues, para ser compatriotas de Gui¬ llermo Tell, «tiran» muy mal.
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