El Heraldo de Cristo 1961, n. 610
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'Vjá a.
ENERO 1961

m/xhs· - ^>íQ^4X3, óÀMwpM^, QM ol ccno&é&i,.
Las alumnas de las Religiosas Franciscanas de Tembleque (Toledo) han recogido para nuestras misiones de MatoGrosso la cantidad de 475 pesetas y más de 14.000 sellos. En las fotos aparecen ataviadas según la típica usanza del exótico mundo misionero. • Ese rasgo de simpatía y ge¬ neroso amor no podrá menos de conmover a nuestros Padres que trabajan en la selva del Amazonas. Igualmente, nosotros se lo agradecemos de todo corazón... iQue su ejemplo cunda en otras partes! • También la pequeña Juanitín Sampol, de Palma, ha tenido su gesto alecciona¬ dor: manda 50 pesetas, privándose de golosinas, para los bautizos de una Esperanza y una Aurora. ® Clarita y Jaimito Campomar entregan 40 pesetas para dar sus nombres a dos negritos. • Y Antonia Vaquer, de San Erancisco, 10 pesetas para una María Antonia.

Oi^inana. . . 40:ph>s. BtMhechor . . 75 ptai. Protector. . . 100 ptas; °
NUESTRA PORTADA

Clima de unidad
Nosotros, los católicos, nunca agradeceremos lo bastante a S. S. Juan XXIII sus repetidas lla¬ madas a la unidad. El solo anuncio del próximo Concilio Ecuménico, -que será, sin duda, la obra cumbre de su pontificado-, nos ha intruducido
en un alborozado clima de unidad. Jamás nos
habíamos sentido tan cerca de nuestros hermanos
separados. Una nostalgia de unidad nos invade a todos.
Es el mejor síntoma de que no hemos vivido en vano nuestra hora de dolor. El hombre de hoy, reconociéndose en su semejante al borde de una trágica suerte común, experimenta toda la virtua¬ lidad de las fuerzas latentes en el vínculo de la.soli¬ daridad. Una comunión de sangre ha hecho posi¬ ble esa comunión de espíritu. Tras de haber roto la virginidad cósmica en alas de la técnica, el hombre se redescubre parte de un todo que hay que
salvar. En su conciencia han resonado las voces de
los otros como un grito de indigencia. Ha llegado
la hora de la unidad.
El pi'imer toque lo ha dado el Papa, al aceptar la doctrina «unidad sin unión» de las iglesias cris¬
tianas disidentes. Al creciente ateísmo marxista es
necesario oponer un bloque cristiano unido, sin distinción de razas ni de credos. Urge formar la fraternidad humana de todos los que creen en la paternidad de Dios. La reciente entrevista de Juan XXIII con el Dr. Eischer, primado anglicano, es más que un paso en el camino de esta mutua comprensión. Hay que sembrar rosas de olvido y perdón en el surco abierto por el egoísmo de los hombres. La gran batalla de la wiidad debe ganarse a fuerza de caridad.
¡Cuánta barricada hemos levantado nosotros, los católicos, contra tan necesaria unión! Nos hemos
cerrado, en vez de abrirnos a los otros y ofrecer la mano. La unidad se hará, cuando la merezca¬
mos dándola. En nuestras oraciones nos hemos
dirigido a «nuestro» Padre, sin pensar que lo es también de nuestros hermanos separados. Precisa orar con el mismo acento de Cristo: «¡Padre, que
TODOS sean UNO.
(^Z^ívect-ov

A/oitalaia de unión ^

entre los protestantes
El Emmo. Cardenal Bea, presidente del tSecretariado para la Unión de los Cristianos», acaba de hacer un apremiante comentario a la intención pontificia de este mes: Que COn la ver¬ dad y caridad de Cristo sean removidos los impedimentos que se oponen a
restaurar la unión de todos los cristianos. Del interesante documento del eminentísi¬
mo Purpurado, excepcional conocedor del tema, entresacamos lo referente a los protestantes.

«...Entre ellos, los que se atienen firmemente
a la doctrina heredada una vez de antepasa¬
dos católicos y procuran realizarla en su vida, religiosa, fácilmente caen en la cuenta deque no poseen la verdad entera y que les faltan tantas ayudas que el Señor ha prometido a sus fieles. Así se explica aquella nostalgia de una religiosidad más profunda que mu¬ chos protestantes de hoy sienten y el deseo de ser participantes de los bienes espirituales que ven gozar a sus hermanos católicos,
uniéndose con estos últimos.
Cuán vivo sea entre los protestantes el
deseo de unión, aunque todavía se trate de

una unión no definida claramente, lo prueba ese comienzo de unión que han hecho al constituir desde 1948, el Conse/o Ecuménico de las Iglesias, con Sede en Ginebra, el cual comprende hoy unos ciento ochenta grupos,
entre los cuales se encuentra también cierto
número de iglesias ortodoxas. El punto doc¬ trinal escogido como base y admitido por todos los miembros, es éste: reconocer a Je¬
sucristo como Dios y Salvador nuestro. Una extensión de esta base, verdadera¬
mente demasiado restringida, de modo que comprenda también la Encarnación, la reve¬ lación del Padre y del Hijo, y el testimonio del Espíritu Santo que nos induce a toda
verdad—por tanto una fórmula trinitaria—, ampliación deseada sobre todo por las igle¬ sias ortodoxas, hasta hace pocos meses no ha sido aceptado. Sólo en agosto pasado el Comité Central del mismo Consejo Ecuméni¬ co ha decidido volverlo a proponer en la
próxima Asamblea general del Consejo que se celebrará en Nueva Delhi (1961). Pero hay que notar que aun con la aceptación de dicho ensanchamiento, no se llegará a tener la unidad plena en la fe. Sin embargo, debe¬
mos reconocer que se ha hecho un buen
comienzo.
Añádase, además, la otra grave dificul tad: que, según la doctrina protestante, no existe una autoridad en materia doctrinal, sino que cada fiel sigue la inspiración que recibe directamente del Espíritu Santo. Por
tanto, entre los protestantes na hay una au¬ toridad con la cual los católicos pudiesen
tratar oficialmente de cuestiones de fe y que
pudiese obligar en conciencia a sus propios seguidores a aceptar eventuales acuerdos entre los jefes del respectivo grupo y la Igle¬ sia Católica. Si además se piensa que sólo en
los Estados Unidos se cuentan no menos de
doscientas cincuenta diversas denominacio¬
nes (es decir, grupos religiosos) —entre los
que se adhieren al Consejo Ecuménico y los numerosos no adheridos—, se comprenderá
cuán difícil, por no decir imposible, ha de ser un tratado directo de Iq Iglesia con estos grupos protestantes.»

Wl/é/UU ia al
Catdiíco
La visita del Dr. Fischer al Papa ha despertado muchos comentarios. —¿Qué significa esta entrevista? —¿Tiene esto algo que ver con el próximo Concilio? —¿Es un acercamiento de la Iglesia Anglicana a Roma?
Ese abrazo de Roma y Canterbury es un símbolo de esperanza para esa gran pena del «Cristo roto» de las Iglesias cristianas.
Malinas, diálogo hacia la amistad.
Después de cuatro siglos en que nada se intentó para la unión, surgió un fenómeno nuevo que abrió un resquicio a la espernnza: Malinas.
Ya antes de la guerra de 1914, lord Halifax por la Iglesia Anglicana y el sacerdote católico belga, señor Portal, iniciaron un contacto personal. El año 1921, el Cardenal Mercier vio con buenos ojos el generoso intento y comen¬
zaron en Malinas las célebres conversaciones.
Por un lado, lord Halifax y algunos grandes teólogos anglicanos, y por otro, el Cardenal Mercier con algunos doctores católicos. Ni la Iglesia Anglicana ni la Católica, oficialmente, se quisieron comprometer, pero ambas miraron con simpatía el esfuerzo.
Amistad, paso a la confianza. Cuatro años duró el intento. El año 1926, lord Halifax, con sus ochenta y seis
años, corría a la cabecera del lecho donde agonizaba el Cardenal Mercier. El Cardenal le legó su anillo pastoral, que lord Halifax llevó hasta su muerte pendiente del cuello; a su muerte, el hijo de lord Halifax lo hizo engastar en el nudo de un cáliz, que se conserva religiosamante en el tesoro de la catedral protestante de York.
- Las conversaciones de Malinas no desembocaron en la unión, pero consti¬ tuyeron un hecho nuevo; fueron comienzo. Es una tarea difícil.

Poco antes de la última guerra, y con permiso délas altas jerarquías res¬ pectivas, hubo varias reuniones en suelo inglés entre teólogos anglicanos y católicos. Se habló y se discutió... La idea de la unión se fue abriendo camino.
Hambre de unidad.
Como un grito de sinceridad, la Iglesia Anglicana lanzó en 1920 aquella llamada en pro de la unión: «Todo intento de unión de los cristianos tiene que terminar incluyendo a la gran Iglesia Latina del Oeste, con la cual tenemos tantos lazos comunes de fe y de tradición. La obstinación, la ambición y la falta de caridad han sido las principales causas de la separación y son respon¬
sables de las brechas abiertas en el seno de la cristiandad. Reconocemos que
este estado de desunión es contrario a la voluntad de Dios y, por nuestro lado, confesamos abiertamente nuestra parte de culpa por haber desmembrado de tal manera el Cuerpo Místico de Cristo y haber impedido la acción del Espíritu Santo».
Fischer, el hombre-puente. Decíamos, más arriba, que la visita del Primado Anglicano al Pontífice Ca¬
tólico era todo un símbolo de esperanza. Más aun. Es un aletazo del Espíritu
Santo.
En vísperas de un Concilio Universal, la Iglesia Anglicana se presenta como ángulo de encuentro o punto de enfoque donde se juntan las grandes corrientes unionistas; es una especie de Iglesia-puente, por sus rasgos —algunos— comunes con el Catolicismo. Parece, pues, que esta visita, es algo providencial que merece por lo menos la simpatía y que exige sobre todo la oración de todos los católicos por la unidad.
P. José Luis, T. O. R.
iacetdotei
I posado mes de diciembre, en
o Catedral Basílica de Palma de
, fueron ordenados sacerdotes por Excmo. y Rdmo. Sr. Obispo, Dr. Jesús nciso y Viana, los siguientes miembros de
la T. O. R. de San Francisco:
* Fr. Jaime Monserrat Caldés
« Fr. Juan Bustos Gómez del Moral
* Fr. Nadal Fluixá Caldentey
Señor, muchos y santos sacerdotes!
6

Católica, como de un éxito personal. Ciertamente yo creo en ella, como en la
única que posee toda la Verdad, y en la Esposa Única del Único Cristo. Pero
también debo decirte, cuán avergonzado estoy de haberla traicionado. ¿Cómo podría presentarme delante de ti con ostentación? No me siento mejor que tú...
Me acerco a ti con mi pobreza y mi miseria. Yo no soy la Verdad. Ni siquie¬ ra soy el defensor de la Verdad. Yo soy un mal servidor suyo. No poseo la Verdad, trato más bien, aunque penosa y torpemente, de dejarme poseer por ella, de permitir que me invada nuestra Verdad. Y nuestra Verdad, hermano mío, es Cristo. No puedo ocultarte mi alegría y mi certeza, y esta plenitud que recibo a cada momento de mi Iglesia. Pero te digo también que me encuentro avergonzado como si hubiera acaparado para mí solo riquezas prodigiosas.
¿Cómo darte a conocer a mi Iglesia Católica? ¿Cómo mostrarte esta Verdad que traiciono a cada instante? Perdóname, hermano, si no puedo hacértela amar. Soy yo mismo quien la he desfigurado. Ella es la Esposa sin arruga y su belleza te arrebataría. Pero yo la he desfigurado, aunque quisiera hacerte entrever su esplendor ..
Mira a mi Iglesia, a mi Santa Iglesia Católica. No busca dominarte, no trata de triunfar de ti. Ella sencillamente te ama porque es Madre. Mi Iglesia Católi¬ ca no quiere triunfar de nadie, porque es el Amor, es la Casa del Amor infinito. Ella te busca a ti. Y la prueba de su amor es exactamente que espera y no fuerza a nadie. Para Ella amar es lo mismo que esperar, sufrir, rezar. Por otra parte, jamás pensó mi Iglesia que todos los que se cobijan bajo el mismo techo son necesariamente buenos, y los que viven fuera necesariamente malos. Ella sabe que en todas partes se puede encontrar un corazón infiel y cismático.
Pero también sabe que solamente Ella posee toda la Verdad de Jesucristo^
porque es la Esposa única, la Madre universal. Te llama a ti como me llama a mi. No tiene dos clases de voz para llamar, ni tiene dos corazones, ni tiene dos rediles. Lo proclama sin orgullo y sin intransigencia. Ella lo sabe, pues Cristo se lo dijo: es la única Iglesia cuyo Amor tiene la dimensión del mundo; la úni¬ ca capaz de dar al hombre todo el amor que necesita...
7

o

¿EXISTEN OTROS MUÑÓOS HABlTAOOS$

¿ESTAMOS SOLOS EN EL UNIVERSO?

¿SON DESCENDIENTES DE ADAN?

¿QUE DICE LA TEOLOGIA?

por GAR-LORE

Hora cósmica

mf,:

La teología al habla

/ Es incontestable que vivimos una de estas horas históricas que operan, a ritmo convulso, un radical cambio de perspec*
tivas en el acontecer humano. Decidida¬

Atraída por la novedad del tema, acude la teología al habla, sin olvidar que su
fin no es satisfacer la curiosidad de los
hombres.

mente, la historia, por primera vez, se ha hecho planetaria. Ahí están las nuevas for¬ mas de energía ensanchando las fronteras
del hombre con dimensiones cósmicas.
Salto al espatiio

Se presenta algo desarmada, pues las fuentes de la Revelación, en las que se apoya, callan absolutamente. Con todo, nada prohibe a los hombres que hacen teología el poder divagar, en línea de hipótesis, como los poetas y los científicos, sobre los interrogantes del espacio.
Eso sí, está algo escarmentada por sus

Lo que antes fue ilusión de poetas, hoy prematuras apreciaciones en tiempos pasa¬

es inquietud científica y hasta... propagan¬ dos. Hoy, por ejemplo, todos vemos que la

dística. Siete hombres, electrónicamente tan discutida existencia de los antípodas

seleccionados, se preparan para el salto al espacio. Los científicos les ofrecen un 98 por 100 de probabilidades de éxito y la

—hombres que viven al lado opuesto de
la tierra-p/no está contra la unidad del
género humano. La condena del monje

diosa Fortuna el resto.‘Nosotros, sincera¬ Virgilio, como la de Galileo, cumplen en la

mente, les auguramos que nos puedan /^toria el oficio de seria amonestación.

contar su aventura.

/

Adán no sería su padre

A la escucha
A la escucha de mensajes cósmicos, los técnicos de Green Bank han montado, en la parte occidental de Virginia, a 900 metros de altura, un fabuloso equipo de radiote¬ lescopios. Quizá, —piensan—, el hombre extra terreste está llamándonos, deseoso de establecer comunicaciones. Por ahora, todo son oídos... Nuestros vecinos (a millones de kilómetros) duermen profundamente... ¿Despertarán, algún día, de su letargo de siglos de luz? ¿O es que aguardan nuestra visita? ¿O es que vamos a entendernos?

La teología católica, al tener que salvar la unidad del género humano, descen¬ diente de Adán, y su redención por Cristo, único Mediador, parece decidirse contra la posible existencia del hombre del espa¬ cio. Esto, sin duda, en el caso de que por hombres se entiendan solamente los moradores de la Tierra. Pero si, según su definición, se habla de canimales racio¬
nales», quizás algo diferentes biológica¬ mente de nosotros, ningún principio teo¬ lógico se opone a su habitabilidad fuera de la Tierra. De estos otros reres racionales, naturalmente, Adán no seria su padre-

8

¿Sería Cristo su Redentor?
A este interrogante no se puede dar una única Y definitiva respuesta, pues caben varias hipótesis, a) Los supuestos hombres del espacio fueron enriquecidos por Dios con todos nuestros dones, fueron probados, pero no sucumbieron: entonces, son más felices que nosotros, b) No fueron creados en gracia: en este caso, vivirían en una felicidad puramente natural, semejante, después de su muerte, a la de los niños no bautizados en el limbo, c) Cayeron como nuestros progenitores^ante la prueba divina: surgen nuevas hipótesis. ¿Los dejó Dios'sin redención? ¿Los redimió de otra manera?|'¿No pudo el Hijo "de^í^Dios tomar
también la naturaleza humana de estos
otros seres? ¿O aplicarles los frutos de nuestra redención, mediante la fe en ella?

Todo esto es admisible, a juicio del Prín¬ cipe de los teólogos, Santo Tomás de Aquino.
Como se ve, la teología está preparada para toda sorpresa de la ciencia. No le falta fantasía Yi sobre todo, no carece de soluciones para cualquier hipótesis.
•*
Otra cosa sería si los hombres de aquí se decidieran— única hipótesis con posible
resolución en tesis— a llevar vida de
marcianos en el propio Marte. Entonces, a los teólogos no les quedaría más remedio que emprender viaje con los cSputnik» o «Discoverer» para enseñarles teología. Aunque yo creo (no es más que un pensar) que la Iglesia se serviría mejor de los atrevidos misioneros que nunca íe han
faltado.

un toiut
Tira'm, roser, aquestes roses,,
escup-me aquests ¿lops de sang per veure si encara hi poses un poc de color al meu fang.
De tant d'estar per les places,
de tant de correr camins, de color en mi no hi ha traces,
ni defora ni dedins.
L'ànima està destenyida
i el cor va sens to ni so-,
aquesta sang enfehrida que duus, roser, en cada flor,
daria allò que li falta a mon fang descolorit; un poc de color a ma gaita un poc de calor a mon pit.
P. Miquel Colom, T. O. R.
9

(zueótioneó ^uLianaò
CONCILIOS ECUMÉNICOS
I
El anuncio del Concilio Ecuménico Vaticano II, hecho por Juan XXIII, y la pre¬ paración del mismo dan actualidad a esa «cuestión luliana» En vida de Llull (12351315 o 1316) se celebraron tres Concilios Generales o Ecuménicos: el primero (1245) y el segundo (1274) de Lyon y el de Viena del Delfinado (1311-1312).
El primero de estos Concilios pasaría desapercibido para Ramón Llull, pues no contaba éste más que unos diez años de edad cuando se reunió aquél.
No se ve claro que haya podido ser sugerido por el segundo Concilio de Lyon —Ramón Llull tenía unos 39 años en tiempo de este Concilio - el capítulo 89 del Blanquerna (libro que escribió Llull en Montpellier, desde 1283 a 1285).
En dicho capítulo se cuenta como el Papa, reunido en consistorio con los car¬ denales, propone que los clérigos seglares, a semejanza de lo que hacen las órde¬ nes religiosas, se reúnan en capítulo para conseguir que su vida sea agradable a Dios y a los hombres El Papa suplica a sus compañeros que quieran ayudarle en lograr que se tenga capítulo general y provincial entre ellos.
Y fue acordado que todo obispo tuviese capítulo una vez al año; igualmente que el arzobispo tuviese capítulo con sus obispos una vez al año; que el mundo se dividiese en cuatro cantones y que los arzobispos de cada cantón se reuniesen cada año en un lugar de su cantón respectivo, presididos por un cardenal y que estos cuatro cardenales tuviesen a su vez capítulo con el Papa todos los años.
Después fue ordenado que cada cinco años se hiciese capítulo general a donde acudiesen los arzobispos con dos discretos por los obispos de su arzobispado. Y finalmente «ordenaron que cada diez años hiciesen consili a donde fuesen todos los obispos, arzobispos y abades».
«Inmediatamente el Papa hizo llamar, por todas las tierras, a los prelados y tuvo consili donde fue aprobado el ordenamiento arriba dicho».
En este capítulo del Blanquerna usa Llull dos veces la palabra consili (concilio), aunque con sentido, al parecer, algo diferente. En el primer caso consili parece significar más bien una especie de concilio plenario, pero no general. En el segundo, en cambio, el significado más obvio de consili es el de concilio general, pues el Papa convoca a los prelados de todo el mundo.
La materia del consili de Llull es la que se suele tratar en los Concilios: la dis¬ ciplina eclesiástica; en el presente caso, la designación de espías e inquisidores que vigilasen la conducta de los diferentes grados de la jerarquía, desde el Papa hasta el último de los clérigos.
P Miguel Colom, T. O. R.
10

Una página de amor de R
por Fra

Día 25 de enero, Mallorca celebra el triunfo de lo'^'^^^^^^^^S^rnoy^rcle
sus hijos: Ramón Llull. Su nombre se une, en el mismo dl^'^ól de Pablo de Tar¬

so, sin duda, por el gran parecido de sus conversiones. Son dos ilustres caídos

que al levantarse, se erigen en ejemplo para todos. Nacidos para amar, lo hacen,
incluso cuando odian. Su odio es mal de ausencia de Dios.

Para que pudiésemos acercarnos a él y sentirlo más nuestro, e! antiguo se¬ nescal de Mallorca nos dejó, escrita a flor de piel, una página de amor. Podría

ser sórdida y es sublime, porque está escrita en sangre. Sin ella no tienen sen¬ tido las miles de páginas de esa inmensa epopeya en cien actos que es su vida.
Por sus confesiones, en —LHbre de Contemplació—,

sabemos que pasó la juventud «en camino de locura y

y

I

^*

■'
'

-

en obras de pecado.» Su alma se manchó con la mugre de todos los vicios de una ciudad abierta al mar. No
bastóle el amor puro de Blanca Picany y de sus dos hijos.
Con ardor meridional vino a enamorarse de una dama

genovesa, tras la cual —dicen— se metió a caballo por la

iglesia de Sta. Eulalia.

Pero Cristo le aguardaba, al acecho de sus treinta años.

Parece ser ésta la hora decisiva pora los grondes pecadores

que nacieron con vocación de santo. A esa edad. Dios siem¬

Ir TJ

pre gana la partida, aunque sea a fuerza de empujones. Que lo diga Saulo, caído de bruces, las cuatro herraduras

al aire, camino de Damasco, para transformarse en Pablo.

A Ramón como a Agustín habrá que partirles el corazón
en carne viva.

A los treinta años, nuestro trovador está todavía desa¬

fiando o Dios. Pasa las noches en claro vertiendo, en rimas

mentirosas, su amor a la mujer de sus sueños. Y empieza el acoso de Dios. El amor, —trágicamente, hermoso—, de Cristo clavado en cruz le persigue con su mirada sangrante.

Ramón huye... Aún no está maduro para el arrepentimiento. Tan sólo, después que el Cristo del perdón le habrá llamado

cinco veces por boca de sus cinco llagas, se rendirá su alma

í^JÍ A ■

oscura y furiosa, Avergonzado por su inútil resistencia, rom-
pe a llorar. En el encuentro de unos ojos divinos, llenos de

miseridordia, con unos ojos humanos, llenos de lágrimas,
está la conversión del corazón.

Esta página tiene también su epílogo de amor. «Dime,

loco, si tu Amado dejara de amarte, ¿qué harías? Seguirlo amando para no morir, pues el desamor es la muerte y el amor es la vida». Un amor, así de vivo, sólo podrá morir

a pedradas en los roquedales africanos.

(
ya vienen
los magos
CUENTO POR P. JOSÉ ANGULO, T. 0. R.

rejas-^rá''’ütí

3to: ’tenfè .^cuí^a:,’ jaicalde,

sacristán, pregoner'©;,;. banda

municipal, «beatas», ti jT-^-eiiía

también su tonto que sé^llamaí

ba Melitón.

^

Melitón vivía en una de las

casas de las afueras del pueblo.
Era de unos veinticinco años

de edad. Siempre fiel y servi¬ cial, ayudaba a todo el mundo. Las gentes le daban como paga de sus servicios alguna peseta o un trozo de pan que le ayu¬ daban a seguir adelante en la
vida. Melitón era feliz; reía,

siempre reía. Sólo se esfumaba
la sonrisa de sus labios cuando

se acordaba de su madre. En¬

tonces cerraba su boca grande, elástica, y sus ojazos negros se apagaban. Y decían en el pue¬ blo que por unos momenros de¬ jaba de ser tonto.
A Melitón le gustaban mucho
las fiestas.

Por Navidad corría detrás de

las comparsas que alegremente
cortaban el frío de la noche to¬

cando la zambomba y la pan¬ dereta y las castañuelas. Tam¬ bién él, con su media lengua,
cantaba los villancicos. La que
veía apurada era la vieja Petro¬ nila. Melitón se pasaba horas y horas contemplando su naci¬ miento. Siempre acababa pre¬ guntándole lo mismo:—«¿Dón¬ de está el tonto de ese pueblo?»

cierto año, fue él
ió con más calor la
Feliciano; invitar a
s Magos de Oriente a
ran con toda pompa y
^lemnidad por Cincorejas. Desde que el cura lo anunció
en la misa de las once Melitón
soñaba con los Reyes.
También se movilizó el resto
del pueblo. En casa de doña Aniceta, soltera, con gafas, bi¬ gote y sesenta y nueve años de edad, acreedora por dichos títu¬
los de ser la Presidenta de la
cofradía de Santa Tecla, se em¬
pezaron a confeccionar los tra¬ jes. Junto al balcón, en la mesa camilla, cosía y criticaba lo más selecto del pueblo.
D. Feliciano, el cura y Don Guillermo el alcalde, se encar¬ garon de preparar lo demás.
Y llegó el día cinco de enero por la tarde. Melitón reía con
la risa de los días de fiesta. Des¬
pués del mediodía salió del pueblo un misterioso carro car¬ gado de trastos, hacia el campo.
En la puerta de la iglesia se había improvisado una gruta de Belén con la Virgen, San José y
un Jesusín. A su alrededor can¬
taban algunos pastorcillos con
dones. El tonto reía, reía mi¬ rando al Chiquitín.
A las diez de la noche hicie¬
ron su entrada triunfal los Ma¬
gos. A las puertas del pueblo

les esperaban la chiquillería al¬ borozada, la banda municipal, que los recibió con los desacor¬
des del himno nacional y Melitón.
Venían Sus Majestades con sus caballos briosos, elegan¬ tes; un paje, con vestidos relu¬ cientes, los conducía por la brida. Repicaban a fiesta las campanas; correteaban, salta¬ ban de júbilo los chiquillos; sonreían complacientes los ma¬ yores; soplaban, soplaban sin cesar los músicos y Melitón, absorto, emocionado, no dejaba de mirar a Baltasar y su paje, negros como dos tizones.
Avanzó la cabalgata hasta la plazuela de la Parroquia. Y al llegar ante el Portal, los Magos se apearon, dejando arrastrar con arrogancia sus largos man¬ tos, vistosos, multicolores, bri¬ llantes. Cantaban los pastorcitos y los Reyes se arrodillaron ante el Niño; entonces la Virgen tomó al Niño y se lo dio a besar.
Antes de subir otra vez a sus
cabalgaduras Sus Majestades
fueron a saludar a la Presiden¬
cia integrada por el Cura, el Alcalde y el Cabo de la Guar¬ dia Civil, quienes agasajaron a los Magos con unos jarros de
vino generoso y unos mante¬ cados, con tan mala suerte,
que la barba del Rey Melchor se quedó dentro de la jarra.
Termina en la página 22

JUGUETES

La noche de más ilusiones del año es, sin
duda, la de Reyes. ¡Noche de Reyes! Y no son sólo los pequeños los ilusionados, sino todos. Las tres simpáticas figuras de los Ma¬ gos han calado muy hondo en todos nosotros.
En esa noche sentimos una tremenda nostal¬
gia de nuestros primeros años y quizá disfru¬
tamos más viendo a los niños con sus nuevos
juguetes que ellos poseyéndolos. Es que todos estamos hechos por prosa y
poesía, y esa noche es todo poesía, ilusión ..
Por eso, a vosotros, tReyes Magos 1961» quiero daros unos consejos, unas insinuació nes que quizá no hayáis parado mientes en pensarlas.
Los juguetes son algo importante en la vida de los pequeños. Esa muñeca de trapo, man¬ ca y fea, ese viejo patín, y ese caballo oreju¬ do y sin cola, a lo mejor cuentan más en la

vida infantil que el juquete complicodo y caro que luce más y no estimula la imagina¬
ción del niño.
Los juguetes no son para vosotros, ni si¬ quiera son un adorno para vuestra casa; son para los niños, para que maten el tiempo, paro que agudicen su ingenio, para que vayan poco a poco seleccionando sus gus¬
tos en consonancia con su corta edad.
No adquiráis juguetes feos, vulgares; es preciso formar el gusto de los niños; están en la edad en la que más se observa. Hasta los juguetes más baratos pueden ser de un gusto exquisito.
Atención a los cuentos de ilustraciones in¬
convenientes, de texto almibarado o violento donde los muertos pueden contarse por pá¬
ginas, o de argumento que despierte a des¬
hora sus instintos.
Alerta con las escopetas, revólveres, ame¬ tralladoras. Ellos tienen debilidad por esos juguetes, pero no conviene fomentar en ellos el amor a la guerra, a la lucha. Descartad los juegos de azar; pueden hacer considerar que el trabajo es inútil.
Último peligro: el exceso de juguetes. Po¬ cos, para que se fijen en ellos y extraigan de ellos todas sus posibilidades.
Dad a las niñas juguetes que eduquen su ternura maternal, sus aficiones caseras. Y a los niños juguetes fuertes que ayuden al desarrollo de sus músculos, del ingenio e inteligencia.

La elección de juguetes es un problema que tiene su parte muy seria. La educación no consta solamente de libros y buenos con¬ sejos; también los juegcs y los entretenimien¬ tos tienen en ella su lugar y no secundario.
¡Cuántas veces un juguete esperado y ad¬ quirido con mucha ilusión por los mayores tiene una acogida fría y despectiva por los pequeñosl.
P. Francisco Batle, T. O. R.

Ifuica de una

La estrella de Belén, que guió a los ¿Estrella o cometa?

Magos de Oriente hasta el nacido Rey de

los judíos, no ha dejado de impresionar y encender la imaginación de grandes y pe¬

El texto evangélico, sin mayor precisión'
habla de (la estrella de Beléni como de un

queños. Como siempre, el Evangelio se muestra sobrio en palabras para que hablen los hombres. Pero nadie ha podido arreba¬

signo luminoso que guía a los Magos. Toca a la ciencia, si es capaz, darnos una explica¬
ción técnica de ese fenómeno celeste. Por¬

tar al misterioso Oriente su secreto. Y la as¬
tronomía sigue abservando el curso de los astros y la leyenda manteniendo la ilusión

que alguien podría pensar en un (platillo volante» o en algo semejante al (eco»
americano de nuestros días.

suscitada por el paso de tres caminantes
desconocidos.

El primero que pensó en un cometa fue Orígenes, el más erudito de los escritores

sagrados allá por el año 200. Desde la anti¬

güedad los cometas, —esas vistosas estrellas

«Vimos su estrella en Oriente»

con cola o viguetas ígneas, como decían

los griegos—, han conmovido los ánimos

De los Magos sólo sabemos que venían de los hombres. Supersticiosamente, se los de Oriente, es decir, del otro lado del Jor¬ relacionaba con algún acontecimiento so¬

I

dán; quizá de Arabia o de la lejana Persia. nado, como la subida de Augusto al trono

Pero la tradición,—que quiere saber más o el suicidio de Nerón.

que la historia—, conoce hasta sus nombres

El paso del cometa Halley, visto el 10

y el color de su piel- Les llama Gaspar, de enero de 1910 en Jerusalén, llevó a los

Melchor y Baltasar y asegura que esos modernos a fijar para el año 12 antes de C.

nombres, escritos en una cinta llevada en una de sus periódicas apariciones de cada

la muñeca, preservan de la epilepsia, Y 76 años. Para ser exactos, habría que descon¬

todos los días, desde mi silla del coro, con tar losónos, —probablemente, seis— que no

sólo dirigir la mirada a uno de lóS-ventana¬ les del ábside de nuestra BésíHbB. de San” °

tuvo en^dui^ta Dionisio el Exiguo al fechar
'él nacimi^tofl^'Señor. De esta aparición

Francisco, puedo contempl|[T tres persona¬ *5enemos^un preo^^rélato de los astróno¬

jes acostaditos bajo una misméjmania»,^Son mos chinos.

los Reyes Magos que se ríer^í^§|^Ga

Otra opini^^á^^B^que fue «una es

del cerebro medieval que a^*-^S irria^nó. Ctrella nuavB^óohio/ÏB'que vióse en 1572

í^^óñé^e San
ellos a

Mateo los llama «magòèí^sl^^er
unos brujos o hechiceros y

eri
^
r

después de Estas esttellas,

B%»^^^or

San
los

Bartolomé.
astrónomos

unos fabulosos reyes de una tierra de nadie. modernos (nbvae», debido a una explosión

En el mejor de los sentidos, podemos ha¬ atómica, aumentan su luminosidad hasta

blar de unos sabios astrólogos, cuya cien¬ millares de veces. El brillo de la de 1572

cia no debió ser tan prodigiosa como se supone, pero suficiente para leer el destino

impresionó tanto a Teodoro Beza que le llevó a esta afirmación: (Éste es el mismo

de un niño en las estrellas.

astro que condujo a los Magos a la aldea

14

de

desde las regiones orientales.»

pensó, entonces, en que tal vez anulf^aba una nueva era de gloria para
la Iglesia. Con todo, ningún testimonio de la época de Jesús hace referencia a una tan

insólita explosión de luz. Señal que no se

dio.

¿Conjunción de planetas?
La idea es de Juan Kepler, astrónomo que acabó en místico. Una noche de dici¬ embre de 1603, a orillas del río Moldava, observaba atónito cómo Júpiter y'Saturno
se daban cita en la constelación de Piscis.
Muy pronto acudió también Marte. Kepler juzgó, después de repetidas observaciones, que en medio de esta conjunción de pla¬ netas bien pudo aparecer una estrella, —la Estrella de los Magos—. No deja de ser
curioso el resultado de sus cálculos: esto
debió producirse el año 6 antes de C., cuando él] ignoraba totalmente que ésa es la fecha más propable del nacimiento de Jesús. Esta sorprendente teoría de Kepler ha sido confirmada, recientemente, por unos manuscritos cuneiformes de la antigua es¬ cuela de Astrologia de Sippar, en Babilonia. Ante esto me limito a preguntar: ¿puede (la estrella »] significar un grupo o conjun¬ ción de planetas?.

Entonces... ¿un meteoro?
Es lo que parece indicar el Evangelio, al decir que la estrella des precedía» hasta
«detenerse» sobre el lugar donde se hallaba]
el Niño. Se trataría, pues, de un fenómeno!

meteorológico acaecido dentro de nuestra atmósfera. Su dirección de norte a sur, —de Jerusalén a Belén—, lo confirma. Nunca se
han visto estrellas o astros cruzar el cielo de norte a sur. Su curso ordinario es de
oriente a occidente.
Pero tampoco el movimiento de un meteoro, normalmente, vertiginoso, se adapta a las indicaciones evangélicas. ¿Sería una nube luminosa, visible también en tierras de España, como la que describe nuestro rey Alfonso el Sabio en su «Crónica
General»?

¿Qué dicen los exegetas?

La mayoría de los exegetas, interpretando llanamente el texto, atribuyen ese <algo» luminoso a una creación especial de Dios.
Schuster-Holzamer y otros dan una dis¬ tinta interpretación del texto. El verbo
(preceder»—anotan— tiene a menudo un sentido más amplio en San Mateo. Puede
muy bien entenderse de una súbita apari¬ ción de la estrella sobre el lugar donde estaba el Niño. Ella (les precedía», es decir «estaba ya antes que ellos» sobre Belén, o quizó mejor, con Patrizi, «les había precedi¬ do». No parece muy forzada semejante interpretación, compatible por lo demás con cualquiera de las teorías precedentes.
La búsqueda de la «estrella», por tanto, sigue abierta, y no será la Iglesia quien la cierre, mientras no se pierda de vista el
carácter sobrenatural de su misión: llamar
a los Magos a la fe de Cristo por medio de un juego de luces.

I

P. L. Garí-Jaume, T. O. R.

I

Licenciado en S. Escritura.

15

úL&n-

de CAtadutica teÍLfaLaAa
en la Diócesis de Mallorca

Un centenario a la vista
Día 15 de enero de 1861, apareció el primer número del ^Boletín Oficial del Obispado de Mallorca», bajo los auspicios del Excelen¬ tísimo Sr. Dr. D. Miguel Salvó y Munar, a la sazón obispo de la Diócesis. De tan señalada efemérides se’va a cumplir, el 15 de este mes, el primer centenario. «El Heraldo de Cristo», al felicitar a su venerable colega, le expresa los mejores votos de larga y fructuosa exis¬
tencia.
Esta memorable coyuntura nos brinda la oportunidad de señalar uno de los más esti¬ mados servicios que el citado Boletín presta a la historia religiosa de nuestra isla. Nos
referimos al encabezamiento de estas líneas.
Precisamente en la circular n.° 2 del primer número, se pide una relación nominal de los
sacerdotes residentes en la demarcación dio¬
cesana, «...para poder formar una idea exacta de las verdaderas necesidades espi¬
rituales de los fieles».
Semejante encuesta, a un siglo de distan¬ cia, no deja de sorprender a quienes siguen de cerca los estudios e investigaciones de la moderna sociología religiosa.
Apuntes para una historia religiosa
Los datos, dignos de nuestra mayor consi¬ deración, fueron publicados el 16 de abril
del mismo año. La encuesta en cifras dio el
total de 723 sacerdotes residentes, de los que, por edades, el 14 °/o eran de 22 a 35 años, el 11 °/o de 36 a 45, el 44 °/o de 46 a 60 y el 28 % de más de 60 años de edad.

A ésta siguieron las «Recenciones Gene¬ rales» de 1904 y 1906, más completas y deta¬ lladas, con las sucesivas variaciones anuales. En la de 1806, para citar un dato concreto y curioso, se nota un «rejuvenecimiento» del
clero diocesano. Los sacerdotes de 30 a 50
años de edad suponían el 54'25 °/o del total. Los años de 1928 y 1935 señalan un alto en
el camino para reunir datos que dieran una vista global del estado del clero, siempre con miras a un creciente mejoramiento de la vida religiosa de Mallorca.
En 1959, por iniciativa del actual obispo Dr. Enciso, aparece la «Guía de la Diócesis de Mallorca», que da continuidad a las ante¬ riores recenciones. Según estos últimos datos,
la distribución de los 356 sacerdotes residen¬
tes, por edades, do este porcentaje: el 27 °/„ tiene menos de 35 años de edad, el 19°/o de 36 a 45 años, el 32 % de 46 a 60 y el 32 °/o más de 60 años.
♦♦
A nuestro modo de ver, estos escuetos datos ofrecen una buena base para un en¬
sayo sobre sociología religiosa de la dió¬ cesis de Mallorca, con la consiguiente pro yección social en el aspecto ético-humano
de su fisonomía cristiana.
Estas líneas no pretenden ser un avance
sino más bien una invitación en este sentido.
Sólo se ha querido rendir un agradecido homenaje a los que en 1861, hace exacta¬ mente un siglo, sentían necesidad de adap¬ tar, lo mejor posible, las estructuras humanas
a la acción invisible de la Gracia.

P. Juan Grau, T. O. R.
Diplomado en Sociología

16

«ÉL CANCONER POPULAR
DE MALLORCA»
por el P. Rafael Ginard Bauçà, T. O. R.
El cálido elogio que de Mn. Alcover hace el P- Ginard Bauçà en su obra (pág. 45 y sigtes.), creemos que podrá hacerse de él mismo cuando se publique su «Cançoner». Efectivamente, con el f Aplec de Róndales Mallorquines», de Mn. Alcover, y con «El Cançoner Popular de Mallorca», del P. Ginard, quedará librado de la desaparición, que se habría producido fatal¬ mente, el riquísimo tesoro folklórico-literario de Ma¬ llorca. Es claro que los trabajos de Mn. Alcover y del P. Ginard son completamente distintos. El mérito prin¬ cipal de Mn. Alcover no está en el hecho de haber recogido las «Róndales», sino en la maravillosa redac¬ ción que hizo de las mismas. En cambio uno de los principales méritos del P. Ginard está en la búsqueda misma de las canciones. El material de Mn. Alcover, más grueso, más voluminoso, flotaba por toda la isla y podía descubrirse fácilmente. Mientras que el Padre Ginard, para poder realizar su empresa, ha tenido que bucear, con el máximo esfuerzo, por lodo el mar folk¬ lórico de Mallorca, como un verdadero pescador de perlas, empleando los ardides que tan donosamente explica en su obra. Y después tuvo que habérselas con la tarea, tai vez más difícil aún, de ordenar y clasificar los materiales, proveyéndolos de aparato crítico.
Pero la obra que recensionamos no es aún «El Can¬ çoner». Es solamente el prólogo. Así es de exuberante el P. Ginard. Intenta escribir un prólogo y le sale un libro, tan interesante, que merece el honor de la publi¬ cación como obra aparte. Es que se trata de algo más que de un simple prólogo. Es, ante todo, una apología, apasionada, del folklore cancionístico de Mallorca, y conjuntamente van las memorias, literarias y no lite¬ rarias, del P. Ginard, no sólo en el apartado donde él mismo lo indica (pág. 55), sino un poco por todo el libro. Es más. El P. Ginard hace, seguramente sin darse cuenta, en casi todas las páginas del libro, con los colores más vivos, más pintorescos podríamos a veces decir, el retrato de su relevante personalidad. Por eso se en¬ cuentran, de vez en cuando, asomos de polémica, de fina ironía y hasta de sarcasmo, formas de hablar y de escribir por les cuales el P. Ginard siente un poquito
de debilidad.
Hemos dicho antes que el P. Ginard es exuberante. Es así. Ya apareció algo este carácter en su primera obra publicada, «Croquis artanencs». Donde otros no recogerían más que una espiga, el P. Ginard halla una

Uítima noticia
Belén, 24 ( Urgente). - Esta noche, a las doce, en las ruinas del mundo, a la falsa luz de las estrellas y las lunas artificiales, ha nacido la Esperanza. Nadie sabe cómo. Una mujer llamada María abrió la puerta de los gritos humanos para que los obreros y los consejeros de ad¬
ministración entrasen en el si¬
lencio de Dios. El llanto de los
niños se ha cuajado de risa. El corazón de los contribuyentes ha empezado a latir. Dos hom¬ bres que se odian se han dado Iv mano. ¡Aleluya! La sonrisa
del niño se ha hecho turrón y
villancico su lágrima. Las auto¬ ridades han manifestado que no tienen nada que manifestar. ¡ Aleluya! De ahora en adelante, los pobres serán ricos y más;
millonarios del amor de Dios.
Interrogado un testigo ocular ha declarado que su corazón muerto vive en la Alegría. ¡Ale¬ luya ! Angeles sin espadas se
hicieron árboles a medianoche.
Los aduaneros han confiscado
numerosos contrabandos de ter¬
nura y, en las Comisarías, vaga¬ bundos enloquecidos han grita¬ do: i ¡Aleluya! > El dólar ha bajado y el Amor ha subido en
la Bolsa de Nueva York.
Según los rumores que corren con insistencia por la ciudad, el espacio y el tiempo ya no tie¬ nen razón de ser. El alcalde, con el Ayuntamiento en pleno, presidió la inhumación de la angustia, con el corazón tras¬ pasado de hosannas. Después, en sesión plenaria, se adoptó el acuerdo de que el amanecer, en adelante, se llame Amor.
El niño es guapísimo. ¡Ale¬ luya! Madre lo tiene en su re-

gavilla, Y aun muchas gavillas, y todo lo encaja, orde¬ nadamente, con pasión de avariento, en las arcas de sus escritos. No queremos significar que el P. Ginard haga de «una palla, un paller», como se dice en mallor¬ quín. Lo que el P. Ginard recoge no es paja, sino espi- | gas colmadas de buen trigo- Expone una idea principal, i ampliamente, con su estilo fuerte, varonil. Pero luego
le descubre a la misma idea otro aspecto secun¬
dario Y Yu tenemos otra vez al P. Ginard insistiendo,
con nuevas razones, con nuevas frases de auténtico
sabor mallorquín, con nuevos términos, todo de una | apabullante plasticidad.
Sabemos que al P. Ginard no le desagrada que se le
j señalen los defectos de sus escritos si los tienen. Pre-
fiere esto a una obligada crítica laudatoria, hecha a j base de tópicos No encontramos defectos en la obra I
\\ que reseñamos. En cuanto al fondo nos sorprende
un poco el viraje del P. Ginard hacia una actitud de I
[ benevolencia respecto del arte que sufrimos en núes| tros días. Creemos que la formación de las canciones | populares, aparte de las que puedan ser fragmentos de
composiciones más largas, se debe a agudezas de ingenio de los superdotados, aunque sin letras, y a intentos j; afortunados de personas de toda clase, seducidos todos I
por la musicalidad del ritmo y de la rima, percibida en [| | los versos cantados o recitados por individuos más
cultos. Es cierto lo que dice el P. Ginard en algún lugar I de su obra, que son muchas las personas de la payesía | que no se desenvuelven del todo mal para «fer una F
glosa» en determinadas ocasiones. La propagación de j; unas mismas canciones por toda la isla se explica por l el hecho de no haber, entre pueblo y pueblo, solución [i de continuidad en cuanto al campo, donde principal- o
mente pululan las canciones. Además, para ciertas |
[ faenas ha habido siempre trasiego de trabajadores
(segadors, coladores d'oHva) y éstos podían exportar í
e importar las creaciones nuevas de canciones. Ya hemos dicho algo referente al estilo del P. Ginard. í;
El P. Ginard tiene su estilo. Podrá alguien encontrarlo §
un poco recargado, barroco. Pero en el barroco existen | también verdaderas joyas de arte. Y el P. Ginard escri- ji be preciosidades. El P. Ginard es un folklorista teórico ^
Y práctico. Trata de folklore y, sin ser exclusivista, t
escribe, especialmente en la obia que comentamos, con i
estilo folklórico. Por eso los escritos del P. Ginard se r
paladean con extraordinario deleite, sobre todo si el f lector es mallorquín,* porque en cada página, en cada i
I línea se encuentran frases, giros, palabras que, a lo mejor, se hallaban ya arrinconadas en nuestra subcon- [
ciencia, en el fondo más obscuro del alma. Y la lectura I
de este nuevo libro del P. Ginard remueve aquellas I
entrañables vivencias y las retorna a la superficie, f
P. Miguel Colom, T. O. R. |
i

gazo como una Custodia. ¡Ale~ luya! En plena noche, cuando
Madre sonrió, se hizo de día' Los astrónomos no se lo expli¬ can. Menos mal. jAleluyaí-
J. M.® Lozano.
CALENDARIO
DEL AMA DE CASA
ENERÇ
Después de los excesos de las fiestas, bien está someter a la familia a un régimen de comida algo más austero. Ayudará tam¬
bién a nivelar la economía do¬
méstica. Buena época paraf el
cordero lechal. Variedad de pes¬
cados donde elegir. Frutos secos en abundancia.
No acobardarse, aunque el tiempo sea frío o desapacible. Los niños, sobre todo, necesitan
de aire libre. Los niños deben
visitar al dentista y al oculista. Tampoco vendrá mal esta doble visita para las personas ma¬
yores.
En el jardín, enero es el mes peligroso para los rosales. Pro¬ teged con abono, mantillo u hojas la parte delicada en que
las ramas se unen al tronco.
Abonad generosamente las plan¬ tas vivaces y ahuecad un poco el terreno. Los bulbos en tiestos, que ya presénten un crecimiento de dos centímetros, sacadlos a la luz. Preparad para la prima¬ vera los esquejes de geranios. Las flores requieren cuidados.
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Hòmehàje a un terciario de Artá

IV y último

En este número publicamos la última parte del trabajo leído en el acto de homenaje que se tributó a Juan Alzamora Juon. Y, para economizar espacio, vamos inmediatamente y sin más dilaciones al grano.

Més amunt, ja n'hem feta menció: En Joan Alzamora té els set caires foguers.

Si, en distintes ocasions, ha baratat d'ofici no és estat per malfeneria. Aquella

cançó de copeo:,

A un malfener

mudau-li de feina,

perquè no hi ha cap eina que li vagi bé,

no poden contar-la a En Joan. Jubilat i tot i amb ia vida resolta, no sap estar-se mans fentes i tot s'ho amanya. Exsecaila tarongers, aixeca esportellades, adoba goteres; si hi importa, apedaça, emmescla, esquerdeja o eixauba qualque paret; fa empelts, llaura i arregla el prat de Na Vergunya.
Però En Joan Carter, endemés de treballador que ha posades les mans en tantes coses i ha sabut fer ca-seva, sempre, tanmateix, és estat un poc i un molt romàntic i idealista. Li ve de casta. ¿No diuen que els tests assemblen a les olles? Doncs, en això d'esser idealista i amic de les arts i de les lletres. En Joan té prou a qui assemblar. . Home de carrera i afectat de llibres va esser el P. Jaume Juan Sanxo, de mal

nom Xangarrí, germà del repodrí matern d'En Joan. Els llibres d'aquest Xangarrí, religiós del convent de franciscans d'Artà, han pervinguts fins al nostre amic
i encara subsisteixen.

I ara una notícia minúscula, però gustosa. Un nebot d'aquest franciscà exclaustrat era escolanet del convent i —cosa d'alMots— va gravar el seu nom —Miquel Juan Jofre— i encara hi és, en el nínxol de Sant Antoni de Pàdua del retaule de l'altar major. Aquest Miquel Juan Jofre, del gremi dels teixidors, fou el padrí matern d'En Joan Carter i, com veis, les lletres també li tiraven.

A partir del próximo número, la prometedora pluma de María Luisa
abrirá una nueva sección en la re¬
vista, para recoger las inquietudes y aspiraciones del mundo femenino.
19

A mitjan segle dinou, un ontepassat d'En Joan Carter, germà de l^escolanet que, per immortalitzar-se, esculpí el seu nom al nínxol de Sant Antoni del convent de franciscans, fou Secretari de l'Ajuntament d'Artà. Li deien Joan Juan Jofre.
Morí dia 8 de setembre de 1875.
Es, doncs, cosa manifesta que, en la nissaga del nostre amic hi ha haguts homes d'estudi i de carrera i, per això, no és d'admirar si ell té cama d'intel'lectual
i d'idealista.
Ah, però no hem acabat! El romanticisme d'En Joan Carter no se deriva úni¬ cament dels homes de la família. Tinc per mi que les dones també hl han contri¬ buït. En la ascendència del nostre homenatjat hi ha hdgudes dones molt garridos que, com és natural, degueren posar idealisme i somnis dins la sang dels seus descendents. Com és ara, una tal «Rebosta» i una tal «Flor-de-xeixa», repadrines d'En Joan Carter, per les quals la musa popular, quan elles estaven en la verdor de lo joventut, va compondre algunes corrandes.
L'amo En Joan Alzamora Esteva, fill de l'amo d'Es Solors i rebesavi de nostre amic, enlluernat per «Na Rebosta» —una bergantella com un pom de flors— la robà i va casar-s'hi. Ho recorda una cançó que els collidors d'oliva, espe¬ cialment en Es Solors, han repetida moltes vegades:
Es sol ja se'n va a la posta
com un cavall en es cós.
L'amo En Juan d'Es Solors
ha robada «Na Rebosta».
El pare del galant jove que anava perdut per «Na Rebosta», havia nom també Joan Alzamora. Segons pareix, les festejades del fill, embruixat i tocat de mal d'enamorament, eren llargarudes com un filicomís. Els dos enamorats tenien més paraules que un missal i mai s'ho acabaven de dir tot. Allò, si la cançó no ment, exasperava el vell Alzamora:
— L'amo En Joan Alzamora, ¿de què anau tan enfadat? —Sa polla ja ha encetat, ja en tenim per bona estona! «Na Flor-de-xeixa» era germana del robador de «Na Rebosta». Representau-vos «Na Flpr-de-xeixa» rossa, fina i dolça com una coca de Nadal i amb els cabells ondulants, llargs i esponjosos. Resplendia com un retaule daurat. Havia nom Joana Maria Alzamora Esteva. Però això és poc decoratiu. I un glosador, a un moment de vera gràcia poètica, la batejà amb el nom engrescador de «Flor-de -xeixa». Un nom com a de llegenda, que valia per una pintura. «Na Flor-de-xeixa» pot anar amb «Na Blancaflor» del romanç folklòric, amb «Na Flor-de-neu» de Canigó i amb «N'Estel-d'or» de les nostres rondalles. La cançó magnífica a què
hem feta referència resa així:
En Es Solors, «Flor-de-xeixa», mengen es pa recolat.
Quan en es forn l'han posat, fins que és cuit ei veuen créixer.
Pastada i confitada pels anys, corre, doncs, per les venes del nostre Joan Alza¬ mora, la sang dels seus antepassats: uns pràctics i treballadors; altres, intel·lectuals
Termina en la página 22 20

Por Fray Marcelino
— Tenemos un Consiliario que se nos pone muy pesado, {bueno, pesado para nuestros gustos) cuando toca el tema de los bailes modernos. Nos dice y repite que nos ponemos casi siempre en peligro próximo de pecar cuando bailamos, si no hacemos verdadera selección del ambiente o no extremamos los cuidados necesarios para jio marchitar el lirio de
la pureza.
Mas, como entre nosotras surgen frecuentes discusiones sobre este tema del baile, y a veces, incluso, hay quien sospecha sea exagerado nuestro Consiliario, acudimos a Vd., Fray Marcelino, para que nos diga; l.° ¿Tiene la razón nuestro citado Consiliario? 2.° ¿Qué mal ve Vd. en los bailes modernos? 3.° ¿Es pecado bailar? 4 ° ¿Podemos bailar?— Unas colegialas de sexto curso.
—1.® Y claro que sí, jóvenes alumnas, que la razón asiste a vuestro Consiliario. Si os dice lo que me habéis escrito, agradeced tan oportunos consejos. Poned
vuestra confianza en su criterio. No os pesará. 2.° ¿Qué mal veo yo en los bailes modernos? A esta pregunta respondo con
el autorizado juicio de D. E. Enciso y Víana, Consiliario Nacional de las Muje¬ res de A. C En la página 109 de su libro «¿Aguila o sapo?», dice textualmente: «¿Qué tiene de malo que se unan dos cordones? Nada en absoluto. Pero si por esos cordones circulan corrientes eléctricas opuestas, al unirlos se establece un cortocircuito, salta la chispa y se produce un incendio. ¿El mal está en los cordones? No, en la electricidad. ¿El mal está en las diversiones de suyo indife¬ rentes? No, sino en que cuantos en ellas participan están cargados de pasiones; y como no se pueden descargar... Pueden adormecerse, atenuarse, sujetarse, frenarse, y hay obligación de hacerlo así; pero precisamente en esús diversiones se despiertan, se excitan, se desatan, se desbordan».
¿Habéis entendido, muchachas? ¿Está el mal en el baile en si? No, sino... A los puntos 3.° y 4.® no se puede responder de una manera categórica. —¿Es pecado bailar? —No y sí. —¿Podemos bailar? —Sí y no. Problemático, ¿verdad? Pero, no tanto como el Rock and Roll. Responderé en el próximo número. Procuraré ser ecuánime. Y ahoro, unas escuetas contestaciones. Las entenderán sólo los interesados: J. F. de Inca: Sí, ha de restituir. M. G , de Mercadal: Debe confesar el hecho. F. P- Ll., de Manacor: Escoja un Director Espiritual y escuche la voz de Dios en Jo frecuente oración. Mateo E. A.: Creo más oportuno contestarle me¬ diante carta. Si me da su dirección, lo haré gustosamente. Hasta el mes que viene, con el favor de Dios.
21

Doña Anice ta, siempre a punto, entregaba a un paje la lista de juguetes a repartir.
Por fin, les tocó el turno a los niños. Los Reyes empezaron a proporcionarles alegría. Paque¬ tes, regalos, y los pequeños, temblorosos, con los pelos de punta, prometían ser buenos, muy buenos durante todo el
año.
De repente un paje anunció: *¡A casa de Melitón, el tonto!»
Y la comitiva se encaminó ha¬
cia ella. La banda sonaba un
paso doble torero. Al pobre simple le dio un vuelco el cora¬ zón y echó a correr para espe¬ rarles en la puerta, gritan-

do: ¡Ya vienen los Magos...! Reía, reía muy a gusto Meli¬
tón cuando vio que los Reyes
se acercaban a su casa. Estaba
absorto; no oía ni el barullo de
los muchachos ni las disonancias
de la banda. Se le puso carne
de gallina. Y el paje negro, con un paquetazo debajo el brazo, se le acercó. Los ojos negros de
Melitón se ensanchaban por momentos. «Para Melilón el
tonto», le dijo el negro. «Pero., ¿cómo me conocen, si yo no sé
escribir...? «Don Feliciano es-
cribió», dijo secamente el paje y la caravana continuó ligera
su camino.
Melitón se quedó solo con su

paquete. Lo deshizo: ¡turrón, mazapán, una trompeta, un jersey y veinte duros! ¡Qué buenos eran los Reyes! y salió corriendo para darle las gracias, pero todo se había esfumado. En la plaza, sólo quedaban unas ramas pisoteadas. Todo el pueblo dormía.
Camino de su casa vio brillar
en el cielo una estrella: era la
estrella de los Magos. Sus ojazos negros se quedaron fijos en ella y se acentuó su peculiar
sonrisa.
Su madre le miraba desde el
cielo por aquella estrella y Me¬ litón, por unos momentos, dejó
de ser tonto.

i homes de Metres; uns altres somniadors i romàntics. —El pare del nostre amic fou molt afectat de les corregudes de cavalls—. Aquests diversos temperaments i
tendències se són combinats i fusionats en el nostre amic i li han donats molts de
caires foguers i n'han fet un autèntic calaix de sastre. Al nostre poble, En Joan és estat President del «^Centre Instructiu», de r«Ateneu
Artanenc», del «Centre Recreatiu», del «Centre Social» i ho és, encara ara, del Consell de Vigilància dels «Socorros Mutuos» d'Artà. Representa, des de 1926, la Companyia d'assegurances «Mare Nostrum». Pertany a la Junta del nostre Museu. Entre i entre, com a esport intel’lectual, ha procurat llegir i sobretot llegir en lo nostra llengua, i ha assistit, per mica que li hagi llegut, als actes de cultura orga¬ nitzats en el nostre poble. ¿Que hi ha hogudes excavacions a Es Talaiot de Son Favar, a Sa Cova d'Es Rafal, a Es Claperot de Ses Poïsses, a Es Talaiot d'Es Clot Fiol, a Sa Talaieta de Sa Mareta? Doncs, ja podíeu comptar que, un dia o l'altre, hi
trobaríeu En Joan.
Bé mereix, me sembla, aquest homenatge un home d'estament humil, un home del gremi dels treballadors que pot presentar una fulla de servicis tan neta i tan nodrida com En Joan Carter. Ell no és estat un artanenc purament honorari, dels que mai no ajuden ni amb una paraula, a res ni a ningú; sinó un artanenc actiu que hi ha posades les mans, s'ha preses molèsties i no ha plant les passes. En Joan Carter, si per una part, s'apropia l'honor d'esser artanenc, ha enaltit, per altra part, &l nostre poble.
Oficialment, En Joan Alzamora ja és un vell retut, inservible. La llei, per tant, li ha imposada la jubilació Però la veritat oficial no és la indiscutible veritat. La veritat viva i comprovable és que En Joan, si ja té els seus anys, encara és, en bona hora ho diguem, jove d'ànima i de cos. Si administra bé la seva jubilació —ja ha deixat el fumar— si no abusa del cafè i, a la taula, se contenta amb una racció
prima, pot viure, ajudant Déu, anys i anys, i mai aquests anys no seran tan molts com els que els seus amics li desitgen.
P. Rafael Ginard Bàuçà, T. O. R.

«Día de la MADRE»
También lo conmemora nuestro calendario
casero. Y, lo que es más: ¡con nueve ¡orna¬ das de preparación!.
Ese día es, ante todo, el homenaje que rinden nuestros corazones a la que, debiendo albergar en su seno al que es la misma Pure¬
za, la hizo Dios Purísima. Es la fiesta de la Inmaculada.

cia la ilustre bienhechora de la Orden, Seño¬ rita Doña María de la Concepción Vilella, profesora del Conservatorio de Palma de
Mallorca.

Pero, también hay el más encendido re¬ cuerdo para quien, cual ángel en forma hu¬ mana, cuando pequeñitos, veló junto a nues¬ tra cuna y guió nuestros primeros pasos.
Leo una tarjeta postal. Membrete: La Porciúnculo y fecha: 8-12-60.
«...en esa fiesta de la Virgen Inmaculada, que es nuestra Madre del cielo, no olvido en mi cariño a la que Dios me dio por mamá
en la tierra...» Tu Miguelín

Academias de formoción

Esta festividad de la Virgen Purísima del año 1960 irá señalada con jalón de oro en la historia de este Seminario Seráfico, por la proclamación de cuatro Academias que se han fundado para la formación apostólica de nuestra juventud.
Se trata de cuatro agrupaciones de alum¬ nos escogidos, con un Padre profesor al fren¬ te, para su preparación teórica y práctica en los respectivos ideales del apostolado litúr¬ gico, de misiones, franciscano y de mariología.
Al brillantísimo acto de inauguración se sumaron los alumnos del teologado de San
Francisco de Palma.
Se pronunciaron bellos parlamentos y fueron recitadas algunas obras poéticas. Dio un concierto el pianista mallorquín Juan Moll
Marqués, que obtuvo recientemente el premio
nacional «Alonso». Nos honró con su presen¬

Bendiga San Francisco a sus semina¬ ristas seráficos para que ellos sean un díalos hombres «que puedan dar al mundo el agua que salta hasta la
vida eterna,..»
Tengo entretejida, lector, toda una crónica, referente a las obras escénicas y juegos de¬ portivos realizados en ocasión de estas fies¬ tas de la Inmaculada y proclamación de Academias. Pero por falta de espacio no la podemos exhibir. Quédese por esta vez en
los telares.
fray Guillermo Carbonell, T. O. R.
Lo Porciúncula, diciembre 1960.

23

Colaboración de nuestro corresponsal VADINGUEZ

ROMA —Recientemente se han realizado
estadísticas sobre las distintas Ordenes reli¬
giosas. La gran familia franciscana, diseminada
por todos los continentes, en sus diversas agrupaciones y obediencias excede, en in¬ comparable proporción numérica, a cualquier otra institución religiosa de la Iglesia, pues las dos observancias de Menores y Capuchi¬ nos suman ya por sí solas 41.600 miembros...
La Compañía de Jesús cuenta 34.300 reli¬ giosos. Los monjes de San Benito suman
11.800 miembros. Los dominicos 9.500. Los
trapenses 6.300. Los carmelitas de las dos
observancias 6.000.
ARGENTINA.—El famaso orador sagrado y polemista Padre LIsandrini, franciscano, en su itinerario apostólico por tierras argentinas, no logró poder dirigir la palabra a los cate¬ dráticos y alumnos del Auditorium de la Universidad de Buenos Aires. La prefijada visita a dicho centro, por parte de quien ha sido denominado «martillo del comunismo», fue sagazmente boicoteada por los líderes
marxistes.
Sabido es como hoy avanza el comunismo internocional hocia la conquista de la uni¬ versidad ibero-americana. Han sido creadas
por Rusia cuatro mil becas universitarias con
destino al mundo occidental.
En Argentina tiene la Provincia Seráfica ro¬ mana un Comisariado, que consta actualmen¬ te de 29 religiosos.

ESTADOS UNIDOS —Son ya en número de seis los films de metraje de media hora pro¬ ducidos para la T. V. norteamericano sobre temas de propaganda de la Orden Tercera
Secular. En ellos intervienen cerca de medio
centenar de artistas, entre los cuales hay que contar no pocas figuras de relieve en el mun¬ do de la pantolla.
ITALIA.—Con la actuoción del D. Hart y
B. Diliman de Hollywood se ha dado comien¬ zo en Asís y región de la Umbría a un rodaje sobre San Francisco y Santa Clara, que ten¬ drá por título: «El mendigo feliz»—The joyfull beggar—.
Se evocarán los sucesos de la Porciúncula, Rivotorto, y todo lo concerniente a la historia y desarrollo de la Orden Seráfica.
JAPON.—La escuela de lengua nipona diri¬ gida por los P. P. Franciscanos a beneficio de los sacerdotes, coadjutores y religiosos mi¬ sioneros, ha sido afiliada a la Universidad Católica del Japón, de Washington.
Un Padre está ya preparando en nuestros días la edición de la Biblia en japonés; el reverendo Fr. E. Breitung.
Es sabido, también, que el Cardenal del Japón Dr. Tatsuo Doi es precisamente el ti¬ tular de la Basílica de San Antonio, en Roma, anexo a la cual radica el edificip universita¬ rio de la Orden Franciscana para estudios
de ciencias eclesiásticas.

Costitx —Doña Asunción Gelabert Codina, natural de Olot, Maestra Nacional y terciaria franciscana.
Ariany.—Don Antonio Mestre Darder, alcalde del pueblo.
—Doña Bárbara Gomis, madre de Sor Juana María de Gracia, religiosa franciscana.
INCA.—Doña Ana Beltrán Salvó, madre de Sor Margarita de los Angeles, religiosa franciscana.
María de la Salud.—Don Jaime Negre, suscriptor y padre de Sor Francisca de los Angeles, religiosa franciscana.
¡DADLES, SEÑOR, EL DESCANSO ETERNO!

fiahacma
pintura/

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NUMIGRAMA

1 234

1

i

2

3

4

Poner el año en que sucede
lo que se pregunta
HORIZONTALES Y VERTICALES
1. —Toma del reino musulmán de Zaragoza por los almorávides.
2. — Ratalla de Cutanda.
3. - Conquista de Cór¬ doba por Femado III.
4 —Prisión de S. Pa¬ blo en Cesárea.

I f Un señor, niay^descuidado en el aseo personal, discutía con unos amigos^en un café y les decía:
-No, señores... En todas las cosas de la vida, lo primero es la base.
Y le decía uno:
-Sí, amigo. l/Lo primero, es clavase» y lo segundo, ipeinase*!
*
En la ventanilla abierta de un departamento de un tren, un viajero no cesa por un momento de gritar:
-¡Maravilloso, espléndido, extraordinario! -Pero, bueno, -le dice una viajera-. ¡Cuánta admiración por el paisaje! No creo que merezca
tanto la pena.
-Nada de eso -contesta el viajero-. Admi¬ ro la puntería del maquinista cuando apunta
a los túneles.

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Nuestra revista está haciendo verdaderos equilibrios, como los escaladores de la foto, para mantenerse en la línea emprendida. • En su ansia de superación, espera verse reforzada, a fin de salvar todo riesgo, con lazos de nuevas y numerosas sus¬ cripciones. • Ha repartido ya tres flamantes balones, como prometió, a tres autén¬ ticos goleadores de Primera División, que son los capitanes de tres cursos de, diferentes
Colegios. • En atención a los «peques», que no rayan a tkiita altura, se rebaja
el número de 60 a 40 nuevas suscripciones. • Incluso, una firma comercial está dispuesta a obsequiar con balones de goma a quien alcance tan sólo 10 suscripciones.
Muchachos, tíos dirigimos a vosotros, porque sois valientes. El cielo de Mallorca presagia lluvia de balones. Para hacerse con ellos, no es necesario tener la «clase» de un gran futbolista, sino la audacia de un simple alpinista.