El Heraldo de Cristo 1960, n. 609
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«EL HERALDO DE CRISTO»

dsAe/ju a éuú c^dcdus^iadoho^, cofiMA/pon^^olM- ^ iacta^i^

^(ííimé Homdads-é u pAÁóypQAo- Aña Hu&ifia

fi. £. ^dAÍ-^aiMna, %^acéa^. (JD. ^oÀma ’^Cucp^, l}ic&-%íMdxyü. (Jd. ^uan ^'i,au, A<^niniíihado^, (jD, ^fUÀ/yvoÍÀU^ à3aUa, /4íieàkJ^ A^UúMca.

Navidad,
o la llamada a la paz
Los hombres de hoy hablan demasiado de paz, pero no hacen la paz. La bienaventuranza evan¬ gélica se promete a los pacíficos que, además de vivir, hacen vivir a los otros en paz. Y el anuncio de los ángeles que volaron sobre Belén se dirige
<a los hombres de buena voluntad». Primero ser
buenos, después vendrá la paz que es -tranqui¬ lidad en el orden-. Porque hay quien se ocupa demasiado en hacer el bien y no tiene tiempo
de ser bueno.
De vez en vez los hombres se reúnen para
tratar de la paz, y olvidan que el primer tratado se firmó, sin ruido de palabras, en una gruta. En aquella noche sin nombre, Dios habló y su Palabra, hecha carne, resonó en los vagidos de un niño. Es la única Palabra de paz... que los
hombres todavía no han escuchado.
No obstante, el hombre de nuestros días, deci¬ didamente, quiere la paz. Se oyen ya rumores de pasos hacia la gruta ignorada. Fiel a sí misma, la Europa que nació andando, a ritmo de infa¬ tigables bordones, hacia Oriente, ha encontrado su camino. A dos pasos de Belén, llora con Raquel por los hijos que ya no existen... Es el grito inarticulado, índice de todos los dolores, que se escapa de los hornos crematorios y campos de concentración. Es la última apelación a una paz
sellada con la sangre de setenta millones de hombres trágicamente desaparecidos.
Esa paz -la verdadera- algún día empezará. Porque no nos gusta esa paz a medias, esa «guerra fría» al borde del fuego. Sobre todo, porque los hombres de «buena voluntad» empiezan a unirse
en la lucha contra los de «mala voluntad».
Porque todos, incluso éstos, sin saberlo, trabajan con nosotros para la paz. Sólo falta borrar fron¬ teras para encontrarnos, marchando juntos, en
la ruta de Belén.
^1 (y^ív·ect■e^r

Innovaciones
en la Misa

A partir de 1 enero 1961

A partir del próximo día 1 de enero, en¬ trará en vigor la nueva ordenación litúrgica del Breviario y del Misal Romano, decretada por S.S. Juan XXIII el 25 del pasado ¡ulio.
Dejando para el futuro Concilio Ecuménico una más general restauración litúrgica, el Papa no ha querido retrasar la vigencia de ciertas modificaciones que se venían hacien¬
do en este sentido.
Indicaremos tan sólo, brevemente, las inno¬ vaciones hechas en la Misa, por juzgarlas de más interés para nuestros lectores.
Misas votivas
Se da más oportunidad para celebrar
misas votivas con motivo de acontecimien¬ tos señalados. Quedan divididas en cuatro
clases, según su importancia. Las hay para Congresos Eucarísticos, para los esposos etc... y hasta en acción de gracias con mo¬
tivo del 25 o £0 Aniversario de Boda.
C«lebración de la Misa
Las preces al pie del citar, al comenzar la Misa, se omiten cuando antes ha tenido lugar otra función litúrgica, por ejemplo: en la fiesta de la Purificación y Miércoles de Ceniza, pues precedió la bendición de las
velas o de la ceniza.
El incienso podrá usarse en las misas cantadas por un solo sacerdote, o sea sin
diácono ni subdiácono.
El número de oraciones se disminuye, con preferencia en los domingos, para dar importancia al ciclo litúrgico, que nos pre¬ senta la vida y enseñanzas de Jesucristo.
Después del Evangelio, principalmente en domingos y fiestas de precepto, conviene que haya una breve homilía al pueblo. Mien¬ tras se pronuncia la homilía, debe interrum¬ pirse la celebración de la Misa, para no impedir la activa participación de los fieles.

Poro la comunión «intra Missam>, ni el monaguillo ni los fieles rezan el «Confiteor»; tampoco el sacerdote da la absolución, sino que, tomando el Santísimo Sacramento, dice «Ecce Agnus Dei» y tres veces «Domine non sum dignus».
Al final de lo Miso, si sigue otra función litúrgica, se dice «Benedicamus Domino» y no «Ite, Missa est»; el sacerdote no da lo ben¬ dición ni lee el último Evangelio. En las
Misas de Difuntos se omite también el último
Evangelio cuando se da la absolución ol
túmulo.
¿Sirve el mismo misal de los fieles?
Las modificaciones introducidas no son tantas que requieran cambio de misal. Con¬ viene, sin embargo, tener en cuenta:
a) Las fiestas de la Virgen del Carmen, la Merced, como también la Impresión de las Llagas de San Francisco, antes con misa propia, ahora se reducen a simple conme¬
moración.
b) Se suprimen las fiestas, por ejemplo, de la Cátedra de San Pedro, Invención de la Santa Cruz, etc.
c} Se añaden otras, como la Conmemo¬ ración del Bautismo del Señor (13 de enero), San Antonio M.° Claret (23 de octubre).
d) Otras fiestas se trasladan, como la de San Juan Bautista Vianney, del 9 al 8 de agosto, etc.
P. Juan Grau, T. O. R.

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Singular resultó el penúltimo viaje que rindió el buque italiano «Conte Grande», ahora fuera de servicio, del 6 al 24 del pasado septiembre. Causaban tal singulari dad los sacerdotes españoles subidos en el puerto de Barcelona el día 8 con direc¬ ción a Buenos Aires, paro ayudar a la Gran Misión del mes de octubre, quienes, unidos a los que venían de Italia, llegaban a la cifra de 220. Esta circunstancia hizo que durante diez y seis días, en los salones de estar, pasillos y puentes se vieran grupos de eclesiásticos que daban a la travesía un aspecto muy particular de semi¬ nario, y hasta de catedral, hasta el punto de que los señores comisarios del trasat¬ lántico creyeron oportuno señalar turnos especiales para las comidas de los sacer¬ dotes y reservarles salones para estudio y actos culturales.
220 misas a bordo
Las 220 misas diarias se celebraban antes de las nueve en la capilla, salones y cabinas particulares, sobre altares portátiles que llevaban muchos religiosos. El santo rosario se rezaba todos los días a las 7'30 de la tarde, ante el Santísimo expuesto, y seguido de fervorosos sermones. Así el buque ofrecía el aspecto de un gran seminario. A las 11 de la mañana y a las 6 de la tarde, el vastísimo comedor aparecía lleno por completo de sacerdotes y religiosos, en alegre mezcla de hábitos y sotanas, ocupando los puestos que las autoridades de a bordo habían
señalado.
El compromiso de misionar exigía de los eclesiásticos una preparación próxima del temario prefijado. Por eso no era raro ver el salón-biblioteca de segunda clase repleto hasta lo inverosímil de gente que escribía o estudiaba; y, a ciertas horas, hacía uso de la palabra una que otra autoridad que daba instrucciones en
interesantes conferencias.
Una catedral flotante
Si hemos afirmado que el «Conte Grande», a momentos, parecía una catedral fue porque cada domingo, en el salón de fiestas de primera clase, ofició un señor Obispo: Mons. Antonio Macedo, Obispo Auxiliar de Santos y el Obispo de la Dió¬ cesis de Posadas. Uno y otro tejieron fervorosa homilía, el primero en portugués, y en lengua española el otro. Durante esas misas un nutrido coro de sacerdotes vascos interpretó motetes polifónicos y la orquestina tocó delicadas composiciones. Asistían a esos actos el Comandante del buque, autoridades y viajeros distinguidos.
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Apoteòsica Uegada
Era opinión general que, apenas llegados a tierra, se empezaría a predicar; y a ello estábamos dispuestos los misioneros españoles, Más aún, antes de atracar el gigantesco paquebote, principió la actuación, cuando desde la cubierta todos a coro saludaron al numeroso público que acudió a esperarnos con pancartas y una banda de música, cantando a todo pulmón:
«Cristo Jesús: En Ti la patria espera Gloria buscando, con intenso ardor Guíala Tú, bendice su bandera. Dando a su faz magnífico esplendor. iSalve, divino foco de amor! ¡Salva al pueblo argentino! ¡Escucha su clamor! ¡Solva al pueblo argentino. Sagrado Corazón!...
Preparando el terreno
Pero hubo que esperar. En cómodos «colectivos» fuimos trasladados a varios centros de reunión. Los Franciscanos Mallorquines pernoctaron en el Convento de Padres Sacramentinos de la avenida General San Martín, en unión de varios Carmelitas, Dominicos y sacerdotes valencianos, esperando una conminación telefó¬ nica que determinara su «ubicación»; conminación que no llegó hasta pasados seis días, tiempo que fue aprovechado para visitar hospitales y lo que podía decirse «velar las arrras». Esos compases de espera ofrecieron, además, ocasión para estudiar la topografía de Buenos Aires y el carácter del pueblo argentino.
Como en tiempos de Jesucristo: Enfermos y niños
Mientras tanto, habíamos empezado los trabajos misionales entre los niños y en los hospitales; y no era raro ver por las calles procesiones infantiles, presi¬ didas por una imagen de María, y grupos de sacerdotes saliendo de los hospitales, en donde se predicaba a los enfermos, enfermeros y médicos. En uno de esos hospitales, el Argerich, en una sola tarde repartimos como doscientos rosarios, y
confesó un número crecido de fieles.
Y, como era de esperar, vino el 1 de octubre, con la llegada apoteòsica de la veneradísima imagen de Nuestra Señora de Luján y su apoteòsica recepción en la Plaza de Mayo.
Primer día de la Gran Misión
Dejando la crónica de lo que sucedería en la Capital Federal, en donde parece misionó la mitad del clero llegado de casi todas las naciones, sólo informaré acerca de lo que fue la Misión en la «linda» Parroquia de Monte Calvario dpi
suburbio conocido con el nombre de Villa Caseros, a unos 15 kilómetros de la Plaza de Mayo.
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Llegbrhoè d tal pdrroquía el sábado día 1. Nos gustó todo: los caminos que d
ella conducen, en medio de ¡ardinillos y casitas de una planta, el núcleo de poblado de las cercanías de la rectoría, el templo parroquial y la capilla dedicada a Santa Teresita del Niño Jesús, que debían ser los dos centros misionales, Y nos hizo una santa impresión, así hay que decirlo, el párroco, Rdo. P. Venancio Francia, de la Orden de Padres Menores, quien nos acogió con la mayor simpatía.
El mismo sábado tuvimos ocasión de saludar e Invitar a la numerosa concu¬
rrencia que, por la tarde y por la noche, acudió a unos entretenimientos cinemato¬ gráficos; y el domingo fue dedicado a la apertura oficial de la Misión en ambos centros, pues dos compañeros de tarea no se habían presentado. Predicamos durante las misas y en las funciones vespertinas, con una asistencia consoladora.
Jornadas de fervor y penitencia
Pero bien conocía el párroco el carácter de sus feligreses y sus complicadas formas de trabajo, y por eso nos rogó que fuéramos nosotros los que buscáramos el público ya que el público difícilmente acudiría a la iglesia. Por ello, técnico
Termina en la página 318
Immaculada sou
Immaculada sou. Verge Maria! Vol dir que el lliri blanc devora Vós és ombra espessa, objecte tenebrós, la fosca nit davant el clar migdia.
Immaculada sou. Verge Maria! El sol mateix, posat devora Vós, malgrat sa immensa llum, tot vergonyós, amb un eclipse etern s'amagaria.
Ni sol, ni lluna, ni llac cristal·lí, ni flor de lliri, ni de gesamí,
ni blanca neu damunt la serra estesa
tenen cap punt de comparació. Verge María, amb vostra resplendor, amb vostra puritat i gran bellesa.
P. Miquel Colom, T. O. R.
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^ueóitoneó Jíulianaá
CONCEPCIÓN INMACULADA DE MARIA
Es sabido de todos que nuestro Ramón Llull fue uno de los pioneros —permíta¬ senos el barbarismo de moda— en la defensa de la doctrina de la concepción de María sin mancha de pecado original. Probablemente es el primer autor que expre¬ só por escrito esa doctrino, dogma de fe desde el cño 1854. Puede ser que Ramón Llull no hiciese al principio más que recoger una piadosa creencia que desde hacía tiempo mantenía el pueblo mallorquín. Pero de todos modos tiene nuestro compa¬ tricio la gloria de haberla consignado en sus obras y después, de haberla defendido.
Ramón Llull, terciario de San Francisco según la tradición, pertenece bajo ese ospecto inmaculista, como bajo muchos otros, a la llamada escuela franciscano. Y aun parece que se adelantó al mismo Duns Escoto en la proclamación de aquella doctrina. Según algún autor. Escoto habría bebido en Llull alguna de sus ideas entes de la defensa de su célebre razonamiento: Pudo, debió, luego lo hizo.
Con mucha frecuencia se cita de segunda mano cuando se presenta a Llull como defensor de la concepción inmaculada de la Virgen. En nuestro pequeño fichero sobre cuestiones lulianas, sacado sólo de las obras en catalán de Ramón L'ull, tenemos desde hace muchos años un texto donde se expresa de manera categórica la creencia en aquella doctrina. El texto, traducido, dice así:
«Cuestión. Ramón, en aquel tiempo en que nuestra Señora fue concebida, ¿fue concebida en pecado original? —Solución. El pecado y la virtud son contrarios, y en aquel tiempo en que nuestra Señora fue concebida empezó la virtud a ser más fuertemente contraria al pecado, que en el tiempo pasado el pecado a ser contrario a la virtud. Conviene, pues, que nuestra Señora haya sido concebida sin pecado» (Arbre de Scienda 111, pág. 305).
Tiene Llull, nos referimos siempre sólo a las obres en catalán, otros pasajes en donde, sin duda alguna, supone la verdad del privilegio de la concepción inmacu¬ lada de María. Pero ya no se expresa en términos tan explícitos. Así, por ejemplo, en el L. de Sanefa Maria escribe: «Por lo cual en nuestra Señora no hubo jomás pecado mortal ni venial, pues no pudo existir en ella, ya que la bondad de nuestra Señora persevera en grandeza y en grandeza de bondad» (pág. 36). Para terminar diremos que el texto más a menudo aducido por el vulgo lulista, el que cita de se¬ gunda mano, es tenido como apócrifo por Obrador y Gaimés, que son los mejores conocedores del pensamiento y estilo lulianos. Nos referimos a aquel supuesto ver¬ sículo del L. de Amic e Amaf (falta en los códices más antiguos) que, traducido al castellano, dice así: «Del casto lecho de la Aurora salió mi amado en este mundo: quien en ella supone mancha, ve tinieblas en el sol» (Obrador, Libre de Amic e Amaf, pág. 180).
P- Miguel Colom, T. O. R.
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Navidad es, sin duda alguna, la festi¬ vidad religiosa más antigua que ha llega¬
do hasta nosotros. La celebraron asirios
Y persas, griegos y egipcios siglos antes
de la venida de Cristo. El motivo era el
nacimiento del dios Sol, pues los días comienzan ya a alargarse por estas fechas. La Liturgia ha recogido este detalle llamando a Cristo «Sol de justicia» y cantando «la Luz brillará hoy sobre noso¬ tros, porque nos ha nacido el Señor». Nosotros, los de la era del neón, no po¬ demos comprender lo que para aquellas gentes significaba el que caen día saliera
el sol un poco antes y se pus
ñuto después. Estas fiestas iban acompaña
ciones, regalos y grandes feri males, cosas que han logrado
hasta nuestros días.
La Iglesia, desde sus primeros tiempos intentó cristianizar estas fiestas, pero h de adaptarse a la idiosincrasia de pueblo, país o grupo étnico.
¿Por qué villancicos?
El hombre nace cantando, porque lio
sólo es una forma de cantar. Y csAt
estas fechas la alegría de la luz. dor, con sencillez, con el corazó hay que saber que villancico canción religiosa, sino cancig no, a lo rústico, a lo popul
ficación moderna sólo co
a mediados del siglo XVI.
clases de villancicos: e
cantes y atrevidos «Noéís» i muchas canciones alpinas y tirol

madrigales españoles entre otros) y el religioso (los «Christus Carol» ingleses que que datan del siglo XII o XIII y todas las canciones que hoy encuadramos en este género).
Los religiosos nos hablan siempre de Jesús y sus circunstancias- Los profanos
nos hablan de amores —como los atribui¬
os al famoso filósofo Abelardo— de sel, alegrías... y de pavos.
LVOSf
ues sí, pavos. Es que, con motivo de as fiestas, se celebraban muy concurridas fb ias, yunque muy poco variadas en sus reanefas, a causa de la inclemencia del mpo. Lo más abundante eran pavos, or resitir mejor el frío que las gallinas, rduras y queso. De aquí parte la tradiión, aunque sólo en el Norte y Sur de uropa y en América. Lo típico en Europa
tal es la carpa; en Palestina, chule-
tájfh^ el histórico pastel de los Cruzados
en China, jugo de serpientes... para hacer bien la digestión.
Pero lo que da más belleza a estas fies¬ tas, es la ornamentación- Podemos divi¬
dirla en dos grupos: Nacimientos y Árboles
de Navidad.
NACIMIENTOS. — Predominan en Euro-
Occidental Y América y pertenecen al upo el «faló» o fogata italiana y
s'obres» de Mallorca, Cataluña :lló^ Una tradición originalísima
sN^mosas «posadas» mejicanas:
s'atteve días anteriores a Navi-
después de rezado el Rosario, los fieles salen en procesión de la iglesia

Cantando las Letanías y llevando un ^rupo
escultórico que representa a José, a María encinta sobre un asno y a un ángel que los guía. Ya de vuelta, las puertas déla iglesia están cerradas. San José suplica ayuda: tEn el nombre del Cielo —, os pido posada, — pues mi esposa amada — ya no puede andar. Tras dura porfía, los po¬ saderos ceden: fEntrad, santos peregri¬ nos,— reciban este rincón, — aunque po¬ bre y humilde — os lo doy de corazón». Después de la entrada, comienza la «pi¬ ñata» o fiesta, donde los niños son obse¬ quiados con dulces del tiempo.
ÁRBOLES DE NAVIDAD. — ¿Son de origen protestante? ¿Son de origen paga¬ no? No lo sabemos cierto, pero algo saca¬ remos en limpio analizando a los dos personajes que en estos días comparten la actualidad con el árbol en Europa del Norte, Inglaterra y América del Norte: Santa Claus y Papá Noel.
Que santa Glaus es un personaje cris¬ tiano, no cabe la menor duda, ya que su nombre no es más que la contracción de San Nicolás, un Obispo muy amante de los niños, que, según cuenta la historia, prometió venir por estas fechas a la tierra para alegrar a sus amigos. Lo que es más oscuro es el origen de Papá Noel, a quien

muchos definen coíno una versión arreli¬ giosa de San Nicolás.
El caso es que apenas hay familia que
no reciba la visita de un señor con
barbas o no tenga un árbol con regalos. Y es que unas Navidades sin esto es como
una comida sin sal o un río sin agua.
El porqué del regalo
Hemos visto al hombre a través de
nuestros espacios. Aquí le encontramos en su aspecto más bello, más limpio, más humano: alegrando a otros.
Ya hemos hablado de las ferias navide¬ ñas. Pues bien, los campesinos que ya
tenían asegurado el invierno con lo que habían ganado en las ferias de verano y otoño, gastaban las ganancias de ésta en cosas de utidad secundaria: vestidos, muebles e incluso perfumes, con los que obsequiaban a su prometida, esposa e hi¬ jos. Ha sido una costumbre que, como las anteriores ha llegado hasta nuestros días, y, lejos de extinguirse, va aumentando en interés y belleza.
Es natural. Ya no celebramos el naci¬
miento del dios Sol, sino la venida a la tierra del verdadero Dios de los Soles y Sol de justicia. Cristo Jesús.
Fr. Eduardo Rojo

Cançoner popnlar
de Mallorca»
La editorial Moll acaba de publicar, por separado, lo que será prólogo de «El Cançoner popular de Mallorca», monumental obra que prepara nuestro estimado colaborador, P. RAFAEL GINARD BAUÇA, T. O. R. Más que un prólogo es una verdadera historia del folklore mallorquín, vivida por el P. Ginard en su infatigable labor de recopilación. Diferentes secciones de esta magna obra, que llenará varios volúmenes para honra de las letras mallorquínas, han sido ya galardonadas por el Institut d'Estudis Catalans (1949 y 1955) y por «Premio Mosén Antonio M.“ Alcover, de Folklore, Ciudad de Palma 1958». En el próximo número aparecerá una amplia reseña crítica del nuevo libro y de la personalidad literaria del autor.
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^ac€/ua,
pAimM (Bolin do, Òccidonh
por GAR -LORE
Un día de diciembre de 1223, la dama Pobreza inspiró al Pobre de Asís un extraño deseo: contemplar con los ojos de la carne la pobreza del Hijo de Dios
al nacer. Y San Francisco dio instrucciones al buen
Juan Villeta en este sentido.
«Para esquivar cualquier reproche, observa San Buenaventura, había solicitado y obtenido el consenti¬ miento del Papa».
Juan Villeta escuchó la proposición del hermano Francisco, pero no la entendió. Y tuvo que hacérsela repetir... Juan Villeta, generoso, se había desprendido antes de una escarpada roca,inaccesible, para refugio de los frailes, cerca de Greccio; y ahora no acierta a comprender la súplica del Mendigo de Asís que le pide una gruta para Dios. Pero Juan Villeta, hombre de fe, creyó a pesar de su incredulidad. Y lo vio todo:
vio a Dios temblando en las carnes de un niño.
Sucedió así... En la gruta escogida no falta nada: el establo de troncos grose¬ ramente desbastados, el pesebre con cebada fresca bajo un rústico altar... Tampo¬ co faltan los dos testigos de la tradición: el hermano asno y el hermano buey. Bien alimentados por orden de San Francisco, la última tarde, fácil resultará al asnillo, dócil y trotón, trepar alegremente hasta la gruta, mientras habrá que empujar vigo¬ rosamente al buey, que rumia su baba en el belfo húmedo. Allí están, quietos,
meditativos...
Un olor amargo a resina y leña cortada flota en e! aire frío. A la roja luz de festones encendidos, surgen de la noche miles de ojos maravillados. Como en un cuento de las «Mil y una noches»...
A las doce en punto, empieza la misa. Ante el pesebre, de pie, está Francisco, el hombre de los locuras insospechadas, sostenido por la sola emoción del milagro que presiente. Canta el Evangelio, y después predica... Se le rompe de alegría la voz, —yo pienso que de pena también—, aquella voz que resonara por los bosques y caminos de Umbría devolviendo a las cosas el brillo de su primera crea¬ ción. Greccio vivía, de verdad, la hora primera de Belén.
Agradecemos a Tomás de Celano, —el biógrafo que nunca cedió al demonio de la pluma—, la página increíble que escribiera cinco años más tarde: «Sobre el nacimiento del Rey que se hizo pobre y sobre la pequeña ciudad de Belén, le bro¬ taban palabras dulces como la miel. Y aun no pocas veces, cuando quería nombrar a Jesús, ardía en amor tal, que lo llamaba el Niño de Belén, alargando la polabra «Belén» con modulaciones parecidas al balido de una oveja: más que su voz, era la dulzura de su emoción la que parecía llenar su boca. Y cuando pronunciaba Jesús o Niño de Belén, hasta pasaba su lengua sobre sus labios, como si hubiera querido saborear y gustar con delicia la dulzura de esas palabras».
Jamás el mundo comprenderá el humor y la gracia de ese hombre, ayuno de carnes pero rebosante de espíritu, que se llamó a sí mismo, puerilmente, «el loquillo de Belén». A no ser que los hombres se vuelvan niños y los ricos se vuelvan pobres... como el Poverello y su amigo Juan Villeta que vieron nacer a Dios en el pesebre vacío de Greccio. Desde entonces Occidente ensaya canciones de cuna para dormir al Niño que se despertó en brazos de Francisco, al conjuro de las
ELES de BELEN.

OfuxcÀÀn

iadoé íoé p/sL·M cL·l munda
(Poema de Raoul Follereau)

Señor, enseñadixos a no amarnos egoistamente,
a no contentarnos con amar a los nuestros, con amar a los que amamos.
Señor, enseñadnos a no pensar más que en los demás, a amar primeramente a los que no son amados-
Señor, haz que suframos por el sufrimiento de los demás.
Señor, dadnos la gracia de darnos cuenta que en cada instante de nuestra vida, de nuestra vida dichosa y por Vos protegida, hay millones de seres humanos que son Vuestros hijos, que son nuestros hermanos, 7 que se mueren de hambre, y que no han merecido morir de hambre; y que mueren de frío, y que no han merecido morir de frío...
Señor, tened piedad de todos los pobres del mundo.
Tened piedad de los leprosos a los cuales Vos habéis sonreído tanto antaño, de millones de leprosos que tienden hacia Vuestra Misericordia sus manos sin dedos, sus brazos sin manos... Y perdonadnos por haberlos, por tan largo tiempo, por vergonzoso miedo, abandonado...

EDIZIONE CARRARA
MESSA «PROPHETA MAGNUS »
in onore di S, Giovanni Baffisfa —
3 V. m. con accomp. d'organo
Mtro. P. ANTONIO MARTORELL, T. O. R.
En los ambientes musicales de Roma y fuera de ella, ha sido clamorosamente acogida esta nueva partitura del P. Martorell. «L'Osservare Romano», «L'Awenire ditalic», «II Quotidiano», «Caecilia» de Bérgamo y otras renombradas revistas y rotativos italianos le han dedicado extensas y elogiosas críticas. De «11 Quotidiano» de Roma entresacamos las siguientes líneas:
«...Desde el principio de la obra uno se percata de que el genial Mtro. Martorell se ha atenido a un equilibrio de sana musicalidad enriquecida con una industriosa y muy personal armonización de la melodía, a base de una rica paleta de colorido y expresión. Aletea el más delicado soplo de inspiración, que comunica a cada episodio una atmós¬ fera peculiar y hace vibrar todo el contenido en una envolvente pureza lineal...»
La Dirección de «El Heraldo de Cristo» celebra el nuevo triunfo del P. Martorell, Director Titular del Pontificio Colegio Norteamericano y relevante figura de la música sacra de nuestros días, augurándole los mejores éxitos en su carrera artística.

Nadie tiene derecho
a ser egoístamente dichoso...

... Mientras haya sobre la tierra
un inocente
que tenga hambre que tenga frío o que sea perseguido;

mientras haya sobre la tierra

un hambre que podía ser evitada

o un encarcelamiento arbitrario,

el gran mensaje de amor a Cristo no será cumplido,

la cristiandad no podrá caminar

•

más lentamente,

y ni vos

ni yo
tendremos el derecho de quejarnos

y tampoco de descansar.

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Ai íilo de medianoche
Aquí, en Belén, epequeña -entonceseníre los millares de Judá», nació, al filo de medianoche, el Niño Jesús. Una estrella de granate brilla hoy en medio de una losa de pórfido y pretende marcar su punto
exacto.
El Evangelio, sobriamente, dice: «Estan¬ do allí se cumplieron los días de su parto, y dio a luz a su hijo primogénito y le

perio que, por otra parte, lo ordena cum¬
plir puntualmente. El fruto, madurado en la plenitud de los
tiempos, se desprende, sin ruido de pala¬ bras, del seno de una virgen. Y en el gesto de esa Virgencita Madre, rodeando al hijo con todo su calor humano, reconocimos a Dios en las carnes de un niño. No hay duda, sobre las pajas, está Dios.
En una gruta...!

Para esa nazarena encinta, cansada por el trotecillo de su montura, «no hay sitio
en el mesón».
Otra prueba para el casto José, a quien el arte, intencionadamente, imagina con barbas y viejo, y debía encontrarse en el
ardor de sus veinticinco años... «Esa gran
figura de San José, dice Paul Claudel, cuyo
solo nombre hace sonreir a las gentes
mayores». Ese joven celoso, que antes

decidió abandonar y ahora busca refugio para la futura madre, lejos del bullicioso caravanserrallo, se llama San José.
Para la pequeñez del Niño no hay lugar en la posada: la inmensidad de Dios cabe en el seno de una virgen de catorce años. Y en un rincón cualquiera de una de esas grutas que todavía horadan los flancos de Belén, la joven pareja aguarda el instante
supremo.

envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, por no haber sitio en la posada». (Le. II, 6 Y 7). Es todo lo que afirma la
historia. Lo demás es fioritura de la tradi¬ ción.
Sin ruido de palabras
Ese niño que nace no deja rastro alguno. El secreto de la primera Nochebuena fue uno de los que María «revolvía en su cora¬ zón», y sólo se dejó escuchar en el silencio maravillado de unos pastores. Un suceso tan banal no existe en los registros del Im¬

Sin testigos, a no ser
las estrellas en lo alto y los silencios todos de la noche puesta en pie y la prisa, quizá, de algún ángel indiscreto. Ni siquiera se
nombra a José. La fantasía de un autor
del siglo II, con mejor voluntad que senti¬ do, lo imagina en busca de una comadrona. (Ella misma fue la madre y la comadre» dirá, crudamente, San Jerónimo.
Sólo unas manos vírgenes pueden tocar a Dios. Ella lo es todo: cuna, sustento, abrigo,y sobre todo, amor.
Y lo recostó en un pesebre, uno de esos

comederos, en forma de barquilla, para
animales. San José debía sonreir...

¿Y el asno y el buey?

No hay sitio para ellos en la gruta, a pesar de ser invitados por una conmove¬ dora tradición, consagrada por la liturgia, a dar su aliento al que tiembla de frío so¬ bre la paja.
Su presencia se explica por dos textos sagrados. Un pasaje de Isaías (1,3): «El buey conoce a su dueño y el asno al pese¬ bre de su señor» y otro, mal leído, de Habacuc (II, 2) «te manifestarás entre dos
animales» en vez de «en medio de los
años» bastaron a la imaginación del autor del evangelio apócrifo de la Natividad. Desde entonces fue de rigor poner el asno y el buey junto al pesebre.
No me gústala sustitución, en muchos de nuestros belenes, del asno por la muía, ani¬
mal voluble, terco... Es mucho más simpᬠtico el asnillo, dócil y trotón, como ese (Platero» que llevó a J. Ramón Jiménez al premio Nobel de Literatura.
El tiempo se detuvo
En Belén, orilla de la eternidad, se detu¬ vo el reloj del mundo para empezar de nuevo. Desde entonces la noria del tiempo gira en torno de la gruta, quicio de la
historia.
Pero, ¿cómo explicar el retraso de cuatro años, por lo menos, que apuntan los histo¬ riadores de hoy ?. Quizó, en aquella noche, las manecillas del reloj se entretuvieran
acariciando las tiernas carnes del Niño...
Aunque la culpa fue de Dionisio el Exiguo monje del siglo VI, que fechó el nacimien¬ to de Jesús en el año 754 de la legendaria fundación de Roma. Así se da la paradoja de que Cristo nació algunos años antes
de Cristo. Entonces... nosotros

¿En qué año vivimos?
Está históricamente comprobado que Herodes, el de las manos sangrientas, falleció el año 750 de Roma, es decir, cua¬ tro años antes de Cristo, según los cálculos erróneos del monje. Grabada en la memo¬ ria de todos estaba la muerte de quien se hizo acompañar a la tumba con la sangre de muchos judíos, y que antes mandar a degollar a los Inocentes «de dos años para abajo».
Mientras Herodes agonizaba, torturado por los fantasmas de sus víctimas, retozaba ya en Egipto, bajo el sol de las dunas, el Niño que debía descifrar el enigma de la Esfinge.
Todo esto quiere decir que vivimos, probablemente, en el año 1966 del naci¬
miento de Cristo.

Una noche sin fecha

Las noches del 6 de enero, 19 de abril, 28

de marzo y 29 de mayo pretendieron, en la

antigüedad, haber acunado al recién naci¬

do. Sólo a partir del siglo IV prevaleció el

25 de diciembre del año cero. En ese día,

—último de los Saturnales en el solsticio

de invierno—, Roma saludaba al «sol

invencible» que recobra su vigor con las

fuerzas de la noche. Y la Iglesia pensó en

ese otro Sol, sin ocaso, «que ilumina a todo

hombre».

P. L. Garí-Jaume, T. O. R.

EL HOSTAL

DE LAS

TRES DONCELLAS

Uno de los <Doce cuentos maravillosos», escritos por Fabiola, la jeune filie que ha enamorado al Rey de los belgas con su delicada gracia española. El volumen apareció en 1954 ilustrado por ella misma con el diseño del <príncipe azul», sueño de todas las muchachas, y que aquí aparece en el trasfondo del escrito.
Ahora se preparan ediciones en todo el mundo.

Érase una vez, allá por el año 2000. En una rica ciudad de Persia, donde abundaban los perfumes y las sedas, habi¬ taba un viejo Y sabio regente muy amado por sus súbditos. Mas no tenia descenden¬ cia; por lo que decidió buscar entre sus más cercanos parientes alguno que fuese capaz de gobernar justamente a su pueblo. No halló más que ambición y envidia por todas partes, y, desalentado al no dar con alguien capaz y competente, pensando y pensando dio con la solución. Había entre todos sus parientes un adolescente mimado y caprichoso de quince años, pero que poseía un corazón de oro. En éste pre¬ cisamente había puesto el rey su pensa¬
miento. Entre todos sería el único sin ma¬
licia Y podría amoldarlo con paciencia. Y así, por real orden, se dispuso que el muchacho fuese llevado a palacio.
Observóle el rey durante algún tiempo, dándole sabios consejos y trato paternal, pero la inconsciencia de los pocos años no permitió que el muchacho los tomase en cuenta y seguía con su atolondrada manera de comportarse, gastando tiempo y dinero
en frívolas diversiones.
Mas llegó un momento en que, hastiado de tanto capricho, no lograba llenar con

nada sus ilusiones- Y así andaba triste y malhumorado. Decidióse entonces el rey a
tomar una enérgica resolución y habló al príncipe:

—Mira, hijo,- mañana, al despuntar el alba, saldrás de palacio, y con un caballo, un buen escudero y varias bolsas llenas de monedas de oro recorrerás el mundo, que ya se encargará de enseñarte más de lo que puedan hacerlo mis consejos, y no regre¬
sarás a mi reino hasta el cabo de doce

meses, pues las puertas de palacio estarán cerradas para ti hasta ese plazo. Quiero que conozcas y convivas con toda clase de gentes, que la experiencia es la maestra de
la vida.

Y sin más despidió al príncipe para que S3 ocupase de organizar los preparativos del viaje.
Éste estaba encantado con aquella nove¬ dad; se le sacaba de la vida aburrida y ru¬ tinaria de la corte, que ya empezaba a can¬
sarle. Conocer el mundo con los bolsillos

repletos siempre es agradable; y el príncipe

se dispuso de la mejor manera posible para

emprender aquel divertido e inusitado viaje.

Mas como era gastador sin medida, aca-

bósele el dinero y, en'consecuencia, la

diversión.

t

Aún le quedaban algunas monedas en el

—¿Quiénes son estas tres hermosas don¬

bolsillo cuando paró ante una herrería a cellas Y qué tienen que ver con vos? Po'

que herrasen su caballo. Asombróle el nedme ante ellas cuanto antes, que creo no

optimismo del herrero, que con tanto ardor pueda resignarme Ya a vivir sin conocer¬

Y energías trabajaba, al tiempo que silbaba las. ¡Son tan hermosas las tres!

una alegre canción. Estaba sudoroso del

Y el herrero, satisfecho, contestóle al

duro Y penoso trabajo, pero no le desanimó príncipe:

ver uno más de tantos jinetes que allí le aguardaban esperando turno, y alegremen¬ te saludó al príncipe:

—Sí, señor; son muY hermosas, aunque <^o todos las saben descubrir pudiéndolo
hacer tan fácilmente. El herrero continuó

—Hacedme le merced, señor, de aguar¬ dar un poco, que estaré con vos cuanto

hablando: —Éstas que veis aquí son mis tres hijas muY queridas. La primera es el

antes.

trabajo, que nunca me falta; la segunda es

Y el martillo caía cada vez más aprisa: tic-tac..., mientras nuestro hombre seguía silbando por lo bajo.

la salud, sin la cual no podría trabajar, y lu tercera es la resignación, que espero que nunca se aleje de mi lado cuando me falten

Agradóle al príncipe sobremanera el las otras dos.

jovial Y abierto carácter del herrero y de¬ cidió hacer un alto en el camino, quedán¬

Y el herrero volvió a cerrar el precioso armario ante los asombrados ojos del prín¬

dose a dormir aquella noche en la herrería. cipe, que nunca pudo olvidar desde ese

Aquel buen hombre no paró de trabajar instante la tremenda lección que el buen en todo el día, y por la noche retiróse can^ hombre le había dado.

sado, aunque satisfecho.

Nunca se borraron de su mente aquellas

. Así amaneció el día siguiente, y nuestro tres imágenes.

herrero empezó a trabajar con tanto ardor

El príncipe quedóse con el herrero traba¬

como el día antes y como todos los días del jando en la herrería hasta que se cumplió

año. Nunca se quejaba de cansancio, pare-, el plazo de su regreso a palacio. Entonces
ciendo siempre satisfecho. £1 príncipe le Kpidióle al herrero, de quien tan sabias ense¬

preguntó lleno de curiosidad:

ñanzas h^bía aprendido, que se dignase

—Buen hoinbre, ¿cómo es que os encon¬ acompañarle al huevo reino que le espera¬

tráis tan contento teniendo que trabajar ba para ser en el futuro su más sabio conse¬

tanto Y no pediendo disfrutar dél reposo jero. Mas el herrero no quiso aceptar tan

que requieren vuestros años?

alto cargo, prefiriendo quedarse en su

A lo que repuso el herrero:

olvidada herrería del camino, ni envidioso

—Señor, si queréis saber la causa de mi ni envidiado.

constante optimismo pasad a mi pobre

Grande fue la alegría del monarca al

alcoba que, aunque tan mísera, posee un encontrar tan cambiado a su sobrino, y

gran tesoro.

reconociendo la causa fueron enviados a la

Y mostrándole el camino adentróse en herrería muchos albañiles, que edificaron

una pequeña y lóbrega estancia, que sólo una expléndida hostería y herrería. La

contenía un jergón de paja, una silla de llamaron, en recuerdo del herrero, «La He¬

mimbre poco estable y una ruda mesa de rrería Y Hostal de las Tres Doncellas»,

madera sin pujír. Sobre ésta había como dándole a éste un seguro porvenir en la

una especie de armario de rica caoba cin¬ vejez Y una constante y amada compañera:

celada, Y u cuYas portezuelas se dirigió el|trabajo, pues allí se montó, naturalmente,

el herrero.

el mejor taller de herreros del reino, cuyo

¡Cuál fue el asombro del principe cuando cargo dirigía nuestro y^ viejo pero dichoso

al abrir sus portezuelas —¡oh, maravilla! — herrero.

contemplaron sus ojos tres imágenes, a

cual más hermosa, de tres portentosas don¬

El príncipe fue uno de los más sabios

cellas! Extasiado quedóse el príncipe ante Y justos de cuantos haYáis oído hablar,

aquella visión, de la cual no podía Ya reti¬ Y su reino se consolidó y fecundó en

rar los ojos. Preguntóle al herrero:

abundancia y bienestar.

Por Fray Marcelino
—Rdo. P. Marcelino: Es cuestión de actualidad palpitante y lamentable realidad la intensa propaganda que, con fingida religiosidad, lleva a cabo una moderna organización: Los Testigos de Jehová.
Recientemente llamaron a la puerta de mi casa dos señoras o señoritas Muy amable y correctamente nos ofrecieron libros y revistas. Incluso, Biblia en mano, intentaron demos¬ trarnos que era absurda nuestra fe católica, y que solamente ellas y los pertenecientes a dicha secta habían escogido el camino de la salvación. Y tengo un buen amigo a quien dos señores [dijeron ser también Testigos de Jehová) le prometieron muy espléndida retribución y viajes gratuitos por todo el mundo si aceptaba ser propagandista de dichos Testigos. Gracias a Dios, no aceptó la proposición mi católico amigo. Pero, Padre, ¿qué me dice Vd. de los hechos referidos? ¿Cuál debe ser nuestra postura?.— Un joven de Palma.
—Permíteme, joven palmesano, que antes de dar contestación a tu interesante pregunta, advierta a los lectores de nuestra revista que este consultorio se reanuda hoy para todos ellos. Pueden hacernos llegar cuantas preguntas deseen. Sean temas, empero, de carácter religioso o moral. Por ejemplo, la muy oportuna pregunta que encabeza estas líneas Desea¬ mos vivamente atender a todos, y. Dios mediante, no demoraremos la respuesta solicitada.
Y vayamos ya al caso que expones, valiente palmesano. Mi enhorabuena por tu sana preocupación. Y sábete que esas visitas de que hablas se repiten diariamente y en gran número, no solamente en Palma, sino también en muchos puntos de Mallorca. Vale la pena, por tanto, estar prevenidos y adoptar una postura de auténticos católicos.
Buena medida de prevención será enterarse de los errores deesa organización (mon¬ tada «a la americana») empeñada en destruir el Cristianismo. Está documentalmente proba¬ do, por ejemplo, que las campañas espectaculares de los Testigos de Jehová están financia¬ das con dinero masónico. Y es tan diabólica la organización que hasta se valen de la Biblia —palabra de Dios— para el firme propósito de destruir la Iglesia de Cristo.
Hoy mismo te envío, estimado joven, unos folletos editados por «FE CATÓLICA» (calle
Maldonado, n.° 1. Madrid) y distribuidos en nuestra isla por el Consejo Diocesano de Mujeres de Acción Católica (calle Zavellá, 17. Palma). A todos nuestros lectores acon-
Termina en la página 318
312

Homenaje a un terciario de Ártá
III
En el número anterior, por falta de espacio, tuvimos la precisión de truncar esta charla en un momento inoportuno y,'^por consiguiente, un poco en detrimento de la cohesión de nuestras ideas. Pese a nuestros mejores deseos, no pudimos inser¬ tar, completa, la parte de nuestra charla que se refiere a las actividades de Juan Alzamora antes de ingresar en el Cuerpo de Correos. Nuestros lectores tienen una excelente memoria y, con facilidad, sabrán unir esto, que ahora empieza de golpe y porrazo o ex abrupto, al frogmento publicado en noviembre.
I quina trescalamena per Son Doblons, Binicubell, Es Racó, S'Aduaia, Sa Cova, Morell, Ses Pastores, Sa Canova i Betlem, passejant les eines i la senalleta amb la menjua o recapte per la setmana! I per ofegitó, dormir al sostre, damunt pailús o
ventim que, qualque pic, se bellugava de puce^sl Però En Joan i la seva comparsa
estaven contents i, en la vida, ja no hi ha companatge millor que l'alegria de la joventut. Bé podia esser carregós el jornal d'aixecar parets seques o parets verdes! Encara sobrava humor per encalçar qualque conill, parar lloses i ballestes i, si el lloc era hábil, cercar-hi esclata-sangs i picornells.
A Can Tomeu Sopa, va passar-hi dos anys d'escrivent i missatge, fent-hi números i carregant i descarregant sacs. Finalment, En Joan que, de temps enrera, ja estava admès, però sense sou, en el Cos de Correus, va entrar de carter efectiu l'any 1925
i abandonà les seves altres activitats.
Ara som a l'actuació d'En Joan com a carter. Vida planera, monòtona, sense gaire esdeveniments, com no sigui un canvi de tres anys, passats a València i a Burriana. Mentre era a fora, sobrevingué la nostra darrera guerra civil. Durant el llarg període de 1925 a 1960, En Joan Alzamora és estat, dia per dia, al servei del poble i, en temps dolç i en temps aspre, amb fanc i amb pols, ha pelegrinat pels nostres carrers amb un feix de papers i cartes. ¿Qui no l'ha vist fins suara, els vespres d'hivern, quan la nostra miserable lluminària pública només servia per veure la fosca —qui no l'ha vist repassar, a la ilum de l'encenedor, les adreces de la correspondència a repartir? Els matins, abans de sortir el sol, ¿qui no l'ha topat tirant cap a l'Administració de Correus amb la cartera reblida de cartes per orde¬
nar-les i enviar-les al tren?
L'ofici de carter no és cap ofici gloriós però sí un ofici de responsabilitat. El carter ha d'esser un home de confiança i tan callat com un confés. Un bocamolla, un paner foradat, un que no sap dur tot sol el feixuc viatge dels secrets, no pot esser carter. El carter no pot comunicar, ni de fill a pare, a qui ha duites les cartes. En certes ocasions. En Joan veia, per exemple, que tal al'lota rebia cartes del seu estimat. Aquell jove era a servir el Rei. Les cartes sovintejaven i En Joan, d'una hora lluny, coneixia la lletra. Però aquell soldat, tan diligent en escriure a la seva al'lota, no pensava gaire amb la pròpia mareta que l'enyorava més que ningú. I la pobra dona, en trobar el carter, no se sabia estar de preguntar-li:
—¿Que hi ha carta, avui?
313

En Joan, és ciar, no descobria el secret de les cartes del soldat a Kal'lota. Era, no obstant, comprensiu i, com a concessió extraordinària, per calmar Tendarrer
d'aquella mare, s'enginyava així: —No hi ha carta, però està bo. —¿Vol dir està bo? ¿I com ho saps? —Vos dic que està bo. No me demaneu res més. Està bo. I li girava l'esquena, no fos cosa li treguessin qualque paraula indiscreta. El
soldat, ¡a ho crec si estava bo! Massa ho donaven entenent tantes cartes a l'al’lota, unes cartes quilomètriques, a judicar per lo grassos que els sobres venien.
L'ofici de carter no és de gaire lluïment, però és molí important. En veure el carter, palpita més fort el cor dels enamorats que esperen carta. Les mares, si tenen un fill embarcat o al col·legi, surten ansioses al carrer, a preguntar a l'home de les cartes, si hi ha res per elles. Els que han deixats malalts a la clínica o enyoren notí¬ cies de familiars establerts a un altre poble, amb quin esment se preocupen de l'hora en què passa el carter! Ofici humil, aquest ofici, però carregós, delicat i de transcendència social. El carter maneja secrets i diners d'altri, ha de recollir firmes, ha de conferir amb tota manera de gent; per allò que atany al seu ram, ha de dur els llavis cosits i ha de fer el sord, el beneit i el desintès; ha d'esser dematiner i, cada dia, ha de traçar un itinerari diferent per la repartició de la correspondència. En Joan sempre ha feta aquesta repartició amb el covall de Sant Francesc i això significa, entre altres coses, que no se plany i que sap espolsar-se la rampa.
L'ofici de carter és sobretot un ofici sentimental. M'explicaré perquè ho enten¬ gueu millor. En la garba de correspondència que el carter tragina, hi ha papers de negocis, de números, d'interessos comercials. Però també hi ha papers vius, bategants d'alegries, remulls de llàgrimes; papers calents d'amor, de sang, i farcits de confidències i de secrets inviolables. Papers sagrats per on flueixen els alballons de la vida sentimental d'un poble. Un hortolà abeura les plantes i malaveja que l'aigua arribi a l'últim revolt de la regadora. Un carter, administrador i depositar! de sentiments humans, gira, cap a les cases corresponents, una gran quantitat de l'aigua salada o dolça de la vida sentimental d'un poble. Els sentiments, ja ho sabeu, son quasi sempre íntims, pudorosos, vida privada, i d'aquí, pels carters —entre altres raons— la severa obligació del secret professional.
Aquesta part sentimental de l'ofici En Joan l'ha exercida cordialment. Ja que hi era, d'una pedra feia dos tirs. En posar-se en contacte amb els destinataris de la correspondència. En Joan ha sabut felicitar per l'onomàstic, compatir desgràcies, demanar noves dels malalts i interessar-se amablement per les coses de les famílies. A honor d'En Joan Alzamora podem proclamar que, en l'aspecte sentimental de l'ofici de carter i en tots els altres aspectes, ell ha procedit d'una manera pulcra. Ni mai s'és considerat amo i senyor de ningú, sinó missatge i criat de tothom. I ara jubilat l'any 1960, ja no és En Joan (a) Leu, sinó En Joan Carter o Es Carter Vei, el Carter d'Artà per antonomàsia.
P. Rafael Ginard Bauçà, T. O. R.
314

Hechos memorables de 1960

VATICANO

VENEZUELA

Su Santidad Juan XXIII designó como miembros del Supremo Comité Central pre¬ paratorio del Concilio Ecuménico al carde¬ nal de la Orden de Capuchinos Emmo. Señor Dr. Antonio M. Barbieri, arzobispo de Mon¬
tevideo, a Monseñor Juan Landazuri Rickets
O. F. M. primado del Perú y al Rdmo. Minis¬ tro General de los frailes menores P. Agustín Sepinski.
ALEMANIA
En Munich, capital de la antigua Gaviera, se tuvo el XXXVII Congreso Eucarístico Interna¬ cional, en el cual se realizó el encuentro de
dieciséis millares de terciarios de todas las
nacionalidades, con asistencia de los altas jerarquías de las Ordenes Franciscanas y profesores de Universidades. El arzobispo de Berlín, Sr. cardenal Julio Dópfner ofició y predicó en los actos del día 2 de agosto, fes¬ tividad de Ntra. Sra. de los Angeles, día de la indulgencia de la Porciúncula.
PALESTINA
Tras las gestiones realizadas entre el minisiro de cultos israelí. Rabino Toledano y el obispo Vicario del Patriarcado latino de Jerusalén, se ha restituido a ios PP. Francisca¬
nos el conventito del Cenáculo de N. S. Jesu¬
cristo, evacuado en 1948, durante los com¬ bates entre Israel y el ejército árabe.

Los misioneros capuchinos, después de 15 años de preparación, con envíos de fotogra¬ fías y regalos, han logrado ponerse en con¬ tacto con ios fieros indios motilones, hasta los cuales no había podido llegar el hombre blanco desde hace siglo y medio, en que un gobierno revolucionario ateo había supri¬ mido las Misiones y expulsado a los misio¬ neros hijos de San Francisco. Para lograr
este acercamiento a la terrible tribu de la
selva, se han tenido que utilizar, repetidas veces, el helicóptero y equipos de parachutistas. Un padre, un lego y un auxiliar de la misión, fueron martirizados. Esperamos sue¬ ne para estos indómitos paganos la hora del Evangelio.
ESTADOS UNIDOS
«Franciscan Herald and Forum», órgano
nacional de las 1.300 Hermandades terciarias
de la pujante Iglesia Católica en U. S. A.,
invita a todos los amantes del Seráfico Padre al sostenimiento económico del pro¬
grama de T. V. «Hour of St. Francis». En Hollywood y por celebrados artistas profe¬ sionales de la televisión, han sido ya roda¬ dos varios films de propaganda del franciscanismo, de los cuales fue el primero «The Third Order Story».
ESPAÑA
Se celebró en el Santuario de Aránzazu
(Guipúzcoa), del 11 al 16 de julio, el «Con¬ greso Franciscano Hispano-Portugués de Lec-

315

tores de Teología y Filosofía». Reunidos en
el histórico santuario, en un afán de frater¬ nización y de estudio, se hallaban represen¬
tadas cuatro distintas ramas del fecundo
árbol franciscano: menores, capuchinos, ter¬ ciarios regulares franciscanos y terciarlos regulares capuchinos. Presidió las sesiones el Rdmo, P. Carlos Balic, OFM. El temario, en general, versó sobre el cristocentrismo en Teología y Sagrada Escritura. El Director de nuestra revista, Rdo. P. L. GARI-JAUME, T. O. R., tuvo una destacada intervención con su ponencia «Cristo y el hombre -nuevo-
de San Pablo».
PALMA DE MALLORCA
La prensa califica de extraordinario al acontecimiento artístico del montaje de la cristalería de 27 grandiosos ventanales en la histórica Basílica de las Llagas de San Francisco de esta capital. Alma y cerebro de
esta maravilla de nuestros días ha sido el Ministro Provincial de la Tercera Orden
Regular en España, P. Antonio Bauza y Gayó. Al decir de los peritos, no existe en el mundo

del arte un comentario «tan completo y tart
elocuente» de la obra del Santo de Asís,
como la realizada! en la luminosa icono¬
grafía de esos veintisiete ventanales.

Diciembre de 1960

Vadínguez

Nota de la Redacción.—Por exceso de
original y falta de espacio, no podemos in¬ cluir en nuestras columnas la amplia informa¬ ción sobre la Festividad de N.P. S. Francisco, celebrada en Manacor, Cala-Ratjada, Lloret de Vista Alegrey Alayor. Nos place,con todo, hacer constar el emotivo y variado Recital de Poesía y Canto, que dieron, en Lloret, los niños y niñas del Colegio de HH. Francis¬ canas. Enhorabuena a los pequeños y gran¬ des artistas que, a instancias del público, tuvieron que repetir otro día su brillante actuación. Igualmente en Manacor, se ha
celebrado solemnemente la Festividad de
Nuestro Seráfico Padre. Un vibrante acto de
afirmación franciscana clausuró el día. Nues¬
tro aplauso para D. Ramón Riera, Consiliario
de la floreciente Hermandad de Terciarios.

DIA 8: «DIA DE LA MADRE»
¡'^icL·í, ovUdado, q/uA üe/hAé fnadáA.,,!
«jSi a mí vienen los emisarios de mi hijo a incautarse de mis tierras, los recibiré a tiros!». La frase es nada menos que de la madre de Fidel Castro, una mujer templada que luchó mucho por defender lo que es patrimonio de su familia y que no está dispuesta a dejárselo arrebatar, aunque lo ordene Fidel.
La Reforma Agraria cubana establece la incautación de todas las propiedades superiores a las 202 hectáreas, y afecta a la madre de Fidel. Hasta ahora, sus emisarios no se han atrevido a llegarse hasta la finca en cuestión. Pero, ¿qué ocurriría, si lo hicieran? ¿Sería verdad lo del reci¬ bimiento a tiros? ¿Se vería enfrentado con su propia madre el hombre que encabeza el movimiento barbudo?
Fidel Castro firmó numerosas órdenes de incautación y en sus oídos acaso resuenan los repetidos consejos de sus colaboradores: ¡Fidel, ten cuidado, que tienes madre..!
316

Entre clase y clase
El enjambre de nuestros escolares hierve en las arenas del campo de deportes.
Hay carreras, tiro de jabalina, frontón, pruebas de salto, baloncesto... y hay el que es sport de invierno y de verano, el rey de los sports... el balompié.

El nombre de «Colegio de La Porciún¬ cula» ¿fue en Inca donde lo oiste por primera vez?
—Allí los Padres me hablaron de esta
casa de vocaciones... de la vida de se¬
minario seráfico... y desde Inca me vine a comienzos del presente curso escolar.
¿Satisfecho entre nosotros?
—Satisfecho del todo.
¿Tu nombre y pueblo? —Miguel Oliver y Mas, de San Juan.

Atletas de Dios

¿Te gusta el fútbol? — Mucho, muchísimo. Tu afición futbolística, ¿dónde nació? —Estuve en Inca, un par de años, como interno del colegio de bachille¬ rato de los PP. Franciscanos y casi todos los domingos asistía a los encuentros
del «Constancia».
También jugaríais, en el colegio vues¬ tros partidos la mar de interesantes ¿verdad?
—Sí, pero no disponíamos ni mucho menos de un campo tan soberbio como
éste de La Porciúncula.

Me alejo del oreo de juego, dejando a nu9stros muchachos en plena furia
deportiva. Sube a mi mente el recuerdo histórico
de aquellos vencedores olímpicos de la raza helena que en premio recibían una guirnalda del acebuche plantado por Hércules, cortada con cuchillo de oro; de aquellos héroes de ayer, para quie¬ nes, en la entrada en su ciudad natal, era derribado un trozo de muralla, mientras sus nombres eran proclamados por los heraldos...
Y volviendo la mirada contemplo des¬ pués la visión presente de esos héroes de hoy, de ese puñado de muchachos que en su entrega o Dios, en la Orden Seráfica, tuvieron la valentía de aban¬ donar un hogar y unos papás y unos
hermanitos... e iluminadas sus frentes por
el reflejo de plata de la estrella de la divina vocación, en la meta del más puro ideal se apuntaron el triunfo máxi¬
mo: vencerse a sí mismos.
Pora ellos, el máximo galardón:
¡La eterna gloria de un Cielo!
Fray Guillermo Carbonell, T.O.R.

Viene de la página
y práctico en todo, puso o nuestra disposición un equipo de altavoces, organizó y presidió cada noche una procesión con el rezo del santo rosario, y a eso de las 8, y en el lugar que mejor le parecía, siempre en una plaza o encrucijada estratégica/ se daba comienzo a la predicación que los Padres misioneros hacían durar una hora, terminando con interesantes diálogos sobre las materias explicadas. Por las mañanas, misas con sermón y bendición de las casas, acto que proporcionaba ocasión para invitar e instar a que la gente acudiera a los sermones.
No faltó una Hora Santa Penitencial, una Procesión Eucarística, un Rosario Predicado, un Vía-Crucis por la barriada y una visita Colectiva al Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, a una hora de distancia. Pero casi todos los actos tuvie¬ ron el marco de lluvias y vientos persistentes que restaron, sin duda, esplendor. Si la lluvia espiritual fue tan copiosa como la que vimos caer sobre nuestros tejados, bien por la Misión.
La Misión no hechó mal resultado: Dos docenas de bautismos, algunos de adul¬ tos, 106 confirmaciones, muchas confesiones y comuniones. Distribuyéronse millares de medallas y estampas y varios centenares de crucifijos y gallardetes en recuerdo de esas jornadas de renovación espiritual.
La Post-Misión
Nos rogó Monsieur Rasponti, Obispo de Marón, que mientras aguardábamos la salida del «Agustus», nos dedicáramos a la consolidación y ampliación del trabajo que oficialmente terminaba el día 17 de octubre. Y lo hicimos de muy buena gana. Continuamos la predicación diaria en las misas en los dos centros; seguimos visitando enfermos y bendiciendo casas, (los feligreses son unos 15.000), fundamos la Acción Católica y la Tercera Orden Secular, predicamos el Novenario de Almas, y vino lo que nos esperábamos: Comuniones primeras a los 20 años, arreglo de matrimonios civiles en respuesta a muchas conferencias especializadas, y un mayor acercamiento de las «ovejas a su pastor».
Los parroquianos demostraron su agradecimiento y entusiasmo dedicando un homenaje a ios Padres Misioneros, y el Sr. Obispo de Marón nos rogó aceptára¬ mos el cuidado de una nueva parroquia, como premio a nuestra actuación.
Viene de la página 312
sejamos muy de veras la lectura de dichos folletos. Por medio de ellos podrán conocer la refutación de los errores de los Testigos 'de Jehová, y los planes satánicos que llevan a término. Por otra parte, no olviden nuestros lectores que en el número de septiembre-octubre de «El Heraldo de Cristo», de este año, encontrarán el origen y evolución del nombre de los citados Testigos de Jehová y datos muy interesantes acerca
de su fundador.
El reducido espacio de esta sección no nos permite dar hoy mas detalles. Pero, antes de acabar, un ruego muy importante; entregad a vuestro Párroco la propa¬ ganda que recibiéreis de los Testigos de Jehová, y avisadle si os visitan.
Hasta el mes que viene, si Dios quiere.
318

Qwmoé pen

diiuniaé-

Moscari.—Sor María del Pilar Poqueí Fiol, monja francisca¬ na, de 84 años de edad y 49 de vida religiosa. Ejerció el cargo de Superiora en Barcelona, bajo la dominación roja.
Biniali —Sor Robería Canals Àmengual, monja franciscana, de 83 años de edad y 48 de profesión religiosa. Su vida se con^
sumió en el cuidado de los enfermos.
Selva —Señor don Antonio Alberti, padre de Sor Angela de la Asunción, religiosa franciscana.
—Doña María Vallori Florit, terciaria franciscana y suscrip-
tora de nuestra revísta.
—Señor don José Tortellà Seguí, suscriptor y terciario.
Lluchmayor.—Señor don Julián Rafal Salvé, terciario fran¬ ciscano y padre de Fr. Antonio Rafal, T. O. R.
¡DADLES, SEÑOR, EL ETERNO DESCANSO!

autezaá^
-La niña Concejjcióir^auzá Mascaró, de Petra, envía 30 pesetas para el bautizo de^un Junípero, una María Teresa y una Concepción.
—Una señora de Alayor, en acción de gracias, 10 pesetas para una Juana. —Una persona de San Agustín (Palma), lOD pesetas para cinco binas de bautizos, recordando los cinco Continentes y las llagas de San Francisco. —Los párvulos del Colegio de HH. Franciscanas de La Real (Palma), 30 pesetas para tres nombres: Francisco, Eugenio y Teresita. —Las alumnas de las HH. Franciscanas, de Lloret de Vista Alegre, 20 pesetas para un Sebastián y una María de Lourdes. —María Eulalia Sastre, 20 pesetas para un Antonio y una Juana. —Las niñas del Colegio de HH. Franciscanas, de Calviá, 60 pesetas para los nom' bres: Jaime, Catalina, Carmen, Bartolomé, Teresita e Isabel. —De Cala-Ratjada hemos recibido: 1.000 pesetas de Marita March Cencillo para sus cuatro negritos,- 20 pesetas de los niños y niñas de las HH. Franciscanas,. 30 pesetas de Antonia Moll, Antonia Sancho, e Isabel Grau para un Juan Carlos, Pedro Antonio e
Isabel del Carmen.
—Los párvulos de las HH. Franciscanas de Santa Catalina (Palma), 150 pesetas para
15 bautizos.
—Los niños de San Luis (Menorca), 60 pesetas para 6 negritos.
319

NUMIGRAMA
1 234
1
2
3
4
Hay que poner los números del año
que se pregunta
HORIZONTALES. — 1: Conquista de Ceu¬ ta por los españoles. — 2: Al revés, fin de la Guerra de Liberación Española. — 3: Ba¬ talla y capitulación de Bailén. — 4: Inverti¬ do, descubrimiento de Méjico.
VERTICALES. 1: Fin de la Pri¬ mera Guerra Mundial. — 2:
Al revés, prin¬ cipio de la Pri¬
mera Guerra
Civil Españo¬
la.— 3: Fin de la
guerra ruso- ja¬ ponesa. — 4: In¬ vertido, inva¬
sión de Francia
por Napoleón, después de
Elba.

En una de las maravillosas playos de Mallorca un joven descansa tendido a la sombra de un pino. Pasa un viejo, menea la cabeza, le despierta y dice:
—Hijo mío, a tu edad deberías trabajar. Si fueses a pescar, venderías el pescado y con el dinero te comprarías una segunda barca; y después, con dos barcas ganarías más dinero, serías el patrón. Luego, con e dinero de todo ello pondrías una fábrica de conservas y serías el director, y un día, ale¬ gremente, triunfante de la vida, podrías venir aquí a reposar tranquilamente.
—¿Y qué es lo que hago en este mo¬
mento?
* **
El cabo.—¡Al paso! ¡He dicho que pon¬ gáis ios caballos al paso!... ¡Eh; tú! ¿No en¬ tiendes lo que digo? ¡¡Al paso!!
El recluta.—Es el caballo el que no lo

Táctica infalible

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Bajo el signo de gol, - esa palabra capaz de electrizar multitudes -, nuestra revista empezará, con el nuevo año, su liga de propaganda. • Quiere infiltrarse, aunque sea de rebote, hasta la intimidad de todos los hogares, como ese gol esquinado, que pasó justo por entre los postes del ángulo... • Desea tener merecido puesto en la «sala de estar» de cualquier familia, para dialogar con todos, grandes y pequeños.
Y ha decidido, a pesar de sus arcas vacías, estrenar traje nuevo, confiando en los nuevos «hinchas» y las nuevas «peñas» que irán surgiendo por doquier.
Ahí va, chicos, el primero de los premios: un flamante balón de Primera División para quien logre 60 nuevas suscripciones.