El Heraldo de Cristo 1952, n. 507
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por Carmona San|,Marcos (León)

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AÑO XLIII - FEBRERO 1952 - NUM. 507

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EL HERALDO DE CRISTO

Año XLlil

Palma de Mallorca, Febrero 1952

Núm. 507

AL MARGEN DE UN CENTENARIO
SEMBLANZA DE SAN LEOÜABDO DE POBTO MAURICIO

mundo calólico, y particularmente la nación italiana, celebran este año e|
segundo centenario de la muerte de San Leonardo de Porto Mauricio. Con tal motivo, el Sumo Pontífice dirigió al Excmo. Sr. Obispo de Albenga, Dipcesis del Santo, una Carta ensalzando la personaliddd del eximio franciscano y alen¬
tando a los fieles a la celebración centenaria del Patrono de las misiones entre
los pueblos fieles. Nos mueve a presentar la semblanza del insigne Misionero, en primer lugar
por complacer la voluntad del Papa; después, por tratarse de yna gloria de la Or¬ den, Franciscana y también—¿por qué no decirlo?—por el desconocimiento que se tiene de esta tan destacada figura en el campo del opostolado, distinguido ofi¬ cialmente por la Iglesia como «fundador» de la Obra de las Misiones indígenas
y por su «celestial Patrona». Y tanto más nos sentimos impulsados a divulgar la figura y la obra del intré¬
pido apóstol después de haber constatado cómo una revista de mucho prestigio y amplia circulación, al dar la noticia de la Carta papal al señor Obispo de Al¬ benga sobre el centenario leonardiano, confunde lomentoblemente el Patronato conferido por el Papa a San Leonardo, diciendo que «fué proclamado por el Pontífice Pío XI, protector de estas funciones populares». Entendiendo por tales devociones el ejercicio del Viacrucis, practicado y establecido por el Santo en todas las Misiones que hacía. No, el Papa Pío XI no proclamó a San Leonardo de Porto Mauricio «protector de ninguna función o devoción», sino que le proclamó «Celestial Patrono de los sacerdotes misioneros entre pueblos católicos». («Letras Apostólicas», 17 de marzo de 1923). Proclamación que es recordada por el Papa Pío XII en la mencionada Carta, al ensalzar el espíritu y la labor intrépida del
gran Misionero franciscano.
Un día pasaban por la plaza de Jesús, de Roma, dos frailes franciscanos del Retiro de San Buenaventura del Palatino. El porte recogido, la pobreza del hábito
y e! semblante tranquilo de los dos religiosos impresionaron hondomente a un joven de veinte años, estudiante en el Colegió Romano. Precisamente entonces se encontraba el mancebo bajo la presión de una perplejidad espiritual. No reconoció él hábito de los frailes, pero atraído secretamente por ellos, les si¬
guió hasta que se internaron en su convento. Nuestro preocupado joven entra en la iglesia; era la hora del rezo del Oficio divino; los novicios cantaban Comple¬ tas. La salmodia, acompasada y devota, en aquella soledod tan recogida y so¬ lemne del Retiro de San Buenaventura del Palatino, sacudió aquella alma, y desde
entonces ya ve claros los designios del Señor: aquel joven, estudiante de Porto Mauricio se hará fraciscano./
Pasó el noviciado en PonticeUi. Este debió ser muy rígido y duro; nuestro jo¬
ven enflaqueció tanto, que le amenazaba el peligro de una tuberculosis. Los primeros años de su profesión transcurrieron en la soledod. Pero se sabe
que, después de ordenado sacerdote,fué destinado a su país natal. Allí se inicia en la predicación y empieza a hacerse el apóstal de los Retiros y del Viacrucis, limitancfo su apostolado en el ámbito de Génova. Tronscurridos unos cuatro o cinco años, es trasladado a Florencia, solicitado por el Gran Duque Cosma III de Médicis. Permanece allí veinte años—los mejores de su apostolado-convertido

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El Heraldo de Cristo

en el apóstol de la Toscana, dándose a conocer por la nobleza de su virtud y por la fuerza arrebatadora de su palabra, solicitado por Obispos, consultodo por la Casa Ducal y venerado por el pueblo. San Leonardo habitoba en el Retiro del Monte de las Cruces, en Florencia, cedido a los francisconos por el Gran Duque,
a instancias del mismo santo.
Formado desde su ingreso en la Orden en el espíritu de la Reforma, Leonar¬ do amó oposionadamente ios conventos de retiro, frente c la hostilidad de mu¬ chos religiosos. Y él sentía tanto ese amor que, en una ansia incontenida de más retiro, solicitó de la Sagrada Congregación de Regulares (1716) la facultad de fun¬ dar el heremitorio del Incontro, para que fuera «el retiro de ios retiros, más po-
^re y austero que los otros».
Pero no fué para encerrarse él y los suyos en tan severo convento. Como buen franciscano, sentía nuestro santo el ardor del apostolado de Cristo. Para él fio había almas de poca importancia; hacia todas indistintamente sentía la misma estima, porque todas eran redimidas por la misma sangre de un Dios' Estos an¬ sias de apostolado que le convirtieron en el más famoso misionero de su época, «en el gran cazador del Paraíso», en frase de Benedicto XIV, le movieron a con¬ vertir el heremitorio del Incontro en la sede de la fundación para él tan acaricia¬ da: «la Obra de las Misiones Indígenas» y el cenáculo perfectamente odoptado
para la preparación de los misioneros. No nos permite el espacio describir la importancia y la magnitud de la obra
de San Leonardo, tan alabada por los Sumos Pontífices y muchos Prelados de la Iglesia, que tenían a gran devoción poder asistir a los sermones de| intrépido Misionero. En gracia a la brevedad, y como síntesis de lo que podríamos escribir,
copiamos el testimonio de un ilustre jesuíta en un reciente discurso:
«La característica del apostolada de San Leonardo puede ser comprendida sólo fijando la atención en el ambiente en que se desenvuelve. Aquella época era de renovación, de diferenciación, de alejamiento casi total del sentir medieval. Mientras, en Id Edad Media, ciencia, religión y revelación se armonizan maravi¬ llosamente y todo es mirado bajo una luz de unidad cristiana; mientras la razón está subordinada a la revelación, y la vida social y política a la autoridad de la Iglesia, en la época de San Leonardo todo se quiere explicar por la sola razón. Se pretendía que sólo una religión humana y natural, era digna del hombre (iluminamismo, enciclooedismo, masonería, etc ); en la práctica se quería educar a la juventud prescindiendo de todo lo que es sobrenatural (Voltaire y Rousseau).
Contra estas corrientes—medio racionalistas y medio epicúreas—tuvo que
oponer San Leonardo la predicación de Cristo crucificado». Por esto dijo el Padre Gemelli: «La acción de San Leonardo sobre el ánimo
de millones de italianos, ricos y pobres, monarcas, hombres de Estado, hombres de armas y labradores obscuros no pasó momentánea, antes sustentada y prosegui¬ da por otros franciscanos, contuvo en Itolia la penetración masónica e impidió que las poblaciones italianas se entregasen a las locuras sangrientas de la Revo¬
lución francesa».
De los 74 años de su vida, el Santo de Porto Mauricio consagró 44 a la pre¬ dicación de Misiones, dándose enteramente, y con un ardor tan extraordinario, a la salvación de las almas, que puede asegurarse haber llegado el infatigable Mí sionero al apogeo de la elocuencia en las Misiones populares Cuando Bene¬ dicto XtV le llamó a Roma para la predicación del Año Santo (1750), la fama de
nuestro santo era tan grande, que ningún templo era capoz de acoger la multitud de fieles que acudían a los sermones que predicaba, siendo preciso habilitar las plazas, para transformarlas en inmensos templos.
No es de maravillar, pues, que el Papa Pío XI, en sus «Letras Apostólicas» de 17 de marzo de 1923, terminara diciendo: «Es conveniente que los sacerdotes de¬ dicados al ministerio de la predicación entre los pueblos sigan las huellas de un hombre ton apostólico y gocen de su celestial patrocinio».

TEMAS BIBLICOS (Mat., 20,1-16)

DOMINGO DE SEPTUAGESIMA TODOS SOMOS BRASEROS

I^OMINGO dé Septuagésima. Ya se han perdido, en la bóveda de las cielos^ los ecos de los cantares de los ángeles. Ya se han borrado, en la arena de los caminos, las huellos de los pastores y de ios dromedarios de Madian y de Epha. La Iglesia ha apaitadosus ojos de Belén para fijarlos en el Góigota. Ha trocado sus blancos paramentos en ornamen¬

tos morados, color de penitencia. No canta el Gloria en la Misa, ni el Aleluya en el Oficio divino. Pero todavía conserva abierta la alegre consola de su órgano. Todavía humea el

pábilo de la vela de la Candelaria, que iluminó de gozo nuestros almendros en flor.
Aún no pasamos los umbrales de la Cuaresma. Aún faltan sesenta y cuatro días para lo
resurrección del Señor...

Jesús recorre los lugares y ciudades de Galilea, predicando la buena nueva. Y en sus palabras van insertándose , como perlas, las más bellas paiábolas: la simiente que cae en bueno y en mal terreno; el granito de niostaza; el tesoro escondido en un campo; el fer¬ mento que encierra una mujer én tres medidas de harina; la piedra preciosa; la red echado , en el mar; los trabajadores de la viña...

Porque el reino de los cielos puede compararse a un padre de familia, que, al des¬ puntar la aurora, va a la plaza en busca de braseros. Y, ajustándose con ellos en un denario

por día, envíalos a su viña. Saliendo, de nuevo, a la tercera hora del sol, o sea cerca de
fas nueve de la mañana, se encuentra con otros que están mano sobre mono en la plaza,
y les dice; - Andad también vosotros a mi viña, > os daré lo que sea justo. Otro tonto hace a la hora sexta y a la hora nona, que es lo mismo que decir hacia el mediodía y hacia las tres de la tarde. Saliendo, finalmente, a la h<3ra undécima, una hora antes de oscurecer, y viendo todavía a otros sin hacer nada, les dice;— ¿Cómo estáis aquí, ociosos, todo el día? Id, también, vosotros a mi viña.

Al ponerse el sol, se presenta a los trabajadores para darles el jornal. Y todos reciben, por igual, un denario. Todos, incluso los que empezaron su trabajo al declinar el día.
¿Hará falta advertir que, en Palestina, al llegar la primavera, pueden multiplicarse los brazos en las viñas> a causa de las diversas lobores de poda, escarda y otros, que deben concluir antes que las vides se despierten y empiecen a retoñar? ¿Deberemos recordar que en Siria y Palestina - y también en ciertas regiones de Italia y de España, como yo mismo pude observar— es costumbre que aquellos que deseen ocuparse en los trabajos del campo, acudan, al amanecer, a la plaza del mercado, por si alguien va a contratarles para la jorna¬ da? ¿Convendría traer a la memoria que el denario era algo más de una peseta oro^y, por lanto, lo suficiente, en aquella época, para el sustento cotidiano del obrero y de su familia? ¿No cabrío pensar—como apunta Maldonado— que los braceros llamados últimamente

trabajaron con más ardor que los primeros, puesto que se les paga fio que es justo»? Algo así, quizás, como los de hoy que toman la jornada a destojo.

Pero, más que el sentido literal de la parábola, nos interesa el moral. «La mañana del mundo puede entenderse del tiempo transcurrido desde Adán a Noé; la hora de tercia, desde Noé hasta Abraham; la de sexta, de Abraharn a Moisés; la de nona, de Moisés hasto
la venida del Salvador; y la undécima, desde la venida del Salvador hasta el fin del mundo.

Luego nosotros—dice San Gregorio-somos los jornaleros de la hora undécima». Mas ¿no sería más exacto dar, con San Jerónimo, la significación de edades distintas del hombre a las diferentes horas de la llamada del padre de farnilia? Todas, unos en la niñez, otros, en la adolescencia, quien en la juventud, quien en la virilidad,quien en la vejez,somos llamados a trabojar en la viña del -Señor, que es la Iglesia. Yo empuño el arado, tú la azada; éste

maneja lo podadera, aquél las tijeras. Más, al ponerse el sol de nuestra vida, ol entregarnos el jornal, Dios mirará no los surcos que abrirnos, ni las hierbas que extrajimos, ni fas cepas que podamos, ni los racimos que cortamos, sino, únicamente, nuestro entusiasmo, y, sobre todo, nuestro amor. A los dormilones y holgazanes yo les diría con San Agustín: -amad y haced lo que queráis—. Pero es que pueden darse dormilones y holgazanes, que aman, ea el servicio de Dios? ¿No sabéis que el Doctor Seráfico dijo que una necia viejecita podía amar más a Dios, que el más profundo de los teólogos?
Y el sencillo fray Gil —el idiota fray Gil le llamarían hoy — , el que para su manuten¬
ción y socorrer a los pobres trabajaba a sueldo, recogiendo nueces, al oir las palabras del Príncipe de los místicos, se puso a bailar de puro gozo, murmurando una y otra vez;-Uno
necia viejecita puede amar más a Dios que el más profundo de los teólogos. ¡Me lo ha di¬

cho fray^ Buenaventurof

M. CALDENTEY, T. O. R.

religioòoà exfionm

imreeer é>om£

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(Conclusión)

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I AMBIÉN se ha tratado en la Prensa de la necesidad de un «examen intermedio» al
■ terminar el tercero o cuarto curso de bachillerato-
Hablando sinceramente no vérnos la necesidad de tal examen con carácter obligato¬ rio- Bastaría establecerlo para los que no deseen estudiar los siguientes cursos de bachilierato. Les propugnadores de ase examen con carácter obligatorio pretenden demostrar esa necesidad con al argumento de que los padres deben saber (hacia, la mitad del bachi¬ llerato) si sus hijos van o no aprovechando en los estudios. Ahora bien, este argumet to tiene poca consistencia en cuanto se trata de centros solventes, que sóndelos que hablamos. Estos centros (además de los exámenes) tienen sus notas periódicas que se envían con regularidad y dan a conocer a las familias el grado de aprovechamiento que alcanzan los alumnos Si se trata de centros insolventes, no vale nuestra razón; pero es
que tales centros no deben existir si son sometidos a la inspección severa que merecen. Queda en pie la dificultad de dónde y ante quién se va a realizar ese examen inter¬
medio. En la Universidad no puede realizarse, a no sér que se pretenda volver a la desigualdad y fenecida forma de tiempos pasados Ni tampoco parece aceptable la so¬ lución de los tribunales paritarios, por las dificultades intrínsecas a ese sistema. Quizá fuese solución el examen en los propios centros reconocidos, garantizado por la presi¬ dencia de un representante del Estado que no ejerza funciones docentes en la Ense¬
ñanza Medra.
Ofa dificultad esgrimida contra la fórmula actual de verificarse el. Examen de Estado es la dificultad de los desplazamientos.
Juzgamos que no se ha examinado detenidamente la realidad de esta supuesta gran carga económica.
Por lo pronto, una gran parte de los examinados, tal vez un 25 por 100 o un 30 por 100; en los distritos universitarios grandes (Madrid, Barcelona, Sevilla, el porcentaje es mucho más dito) reside en ciudades universitarias. Sobre ellos no pesa este gravamen» Otro porcaniaje de exrminados (tal vez no inferior al anterior) pertenece a pueblos y ciudades donde no existe ni Universidad ni Instituto. Para esos examinandos es nece¬
sario el desplazamiento en cualquier otra solución, sin otra diferencia que la existente entre el traslado a la capital de provincia o a la capital del distrito universitario. De donde en fin de cuentas, el gravamen de los desplazamientos afecta a un número muy reducido de estudiantes, los cuales una vez en todo el bachillerato, durante cuatro o seis días han de residir en una ciudad en la que, una vez terminado ese examen, habrán de
fijar su residencia, no para una semana, sino para los nueve meses de curso durante
todos los años de la carrera.
¿Tiene, pues, el problema de los desplazamientos a la Universidad lá gra,vedad con que se le presenta? Por el buen deseo de evitar esta restringida carga económica ¿vamos a incurrir en los trastornos y dificultades de todo orden que surgirían en el Examen de Estado j^r el mero hecho de sacarlo de la Universidad? ¿No se podrían enviar comi¬ siones universitarias a las ciudades más populares que carecen de Universidad?

*

*

En resumen: los colegios religiosos de Esoaña son partidarios de que continúe en la Universidad el Eximen de Estado y de que se mantenga el plan vigente,* pero reajus¬ tándolo convenientemente, con objeto de impedir los abusos y de llegar a una reduc¬ ción efectiva de materias -y cuestionarios.
Madrid, 21 de octubre de 1951 -Firmado: Agustín Turiel, escolapio, presidente; Ma¬ nuel Olleros jesuíta, vicepresidente; Francisco Armentía, marianista,* hermano Segundo, marista; hermano Garlos Bautista, Escuelas Cristianas; Emilio Corrales, salesiano, secre¬
tario.

OCIOS Y SOLACES
Dl, CHICO, ¿QUE QUIERES?
Pues, señor, que estaba visto que el chicuelo había nacido para cruz de sus pa-
■ dres en este mundo. El padre, un buen hombre, trabojador y honrado a carta cabal, habíase propuesto hacer de su único retoño un ser útil para sí mismo y paro la sociedad, pero todos sus desvelos y sacrificios estrellóbonse contra la opotío e indiferencia del mocoso, que parecía haber jurado odio eterno al trobojo.
Cumplidos losí doce oños, el padre lo sacó de la escuela, ya regularmente Instruido e impuesto en la primera enseñanza, llevándole a un taller de ebanisterío para que fuera aprendiendo el oficio. El chicuelo se cansó pronto de oquello. A los tres días se presentó en casa con la canción de que no le gustaba el oficjo de ebanista y quería pasar a otro. El padre no estaba por contrariar la inclinoción de su hijo, y al día siguiente le llevó a un taller de herrería. Pero ollí no perseveró tampoco, y pronto hubo que ponerlo en una zapatería, y luego en un comercio, en una tienda de sombreros, en uno relojería, en una fábrica de hilados y en uno
sastrería, sucesivamente.
— Este chico no encontrará ni un árbol en que ahorcarse— decía el podre con honda amargura, no sabiendo ya qué hacer cor. oquél motilón que a lo cuen¬ ta, se había empeñado en desmentir la bíblica sentencia que impone al hombre el
deber de comer el pan con el sudor de su rostro.
Con la preocupación y disgusto que puede suponerse, el buen podre morchó un día a visitar al señor cura de su parroquio, a fin de pedirle consejo y luz en aquel apuro. Refirióle el caso, y el amoble sacerdote, ocordándose del copítulo aquel en que el gran filósofo Balmes da regios o los podres y maestros para que sepan discernir los oficiones y aptitudes de los niños,poniéndoles ente los ojos variedod de cosas y de objetos que sirvan pora que aquéllos manifiesten de espon¬ táneo modo sus preferencias por una u otra profesión, carrera u oficio, limitóse o aconsejarle y recomendarle que se aplicase el cuento y tratara de ponera su hijo
en el tronce de dar a conocer su verdodera vococión en el mundo.
Agradó al celoso podre el consejo y, de vuelta en su cosa, llamó a su hijo, y, acompañado de él, salió a la calle dispuesto a dar un paseo por la ciudod y ver si algo conseguía llamar la atención del muchacho entre los mil y mil cosas dife¬
rentes que a su vista se presentasen.
Padre e hijo caminaban despacio y en silencio, deteniéndose delonte de coda tienda de codp monufactura que a su poso encontrebon. Tedo en veno El chico fijaba su mirodo distrofdo en el meconismo de las móquinos, en los obreros que en los talleres y fábricas manejaban la sierra o el martillo, el torno o la lima, y seguía adelante sin que de sus labios brotase una palabra reveladora de ocultos
instintos o aficiones.
El padre se desconsoloba de la indiferencia del zangqnote, y, al cobo de unas horas, ya entroda la noche, volvió a casa como hobío salido El problemo se presentaba sin solución CenoroiT y se fueron temprano a la cama.
A la mañana siguiente, el podre morchó a su trobojo, y el chico solió de casa para entregarse a sus hobituales voconcios por las colles y alrededores de la
ciudad. Lo hora de la comida les reunió al mediodía.
El chico estaba alegre, y fué el primero en romper el silencio. — Padre - le dijo— yo he encontrado oficio y ocupación de mi gusto. El
honrado obrero vió el cielo obierto. •
— Hombre me alegro mucho — respondió el padre, clavondo uñó alegre mi¬
rada, en el rostro del muchacho—. Dime, dime o qué vas a dedicarte. Pues mire usted continuó el rapaz, engullendo de uno monerc desespera
da—■ Iba esta moñona por una calle y he visto «porción» de hombres que estoben trabojando en arreglor los tuberíos que von por debojo de tierra. ¡Cómo sudobon los pobretes! lunto a ellos estoba un señor con gorra de galones dorodos, el cual

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El Heraldo de Cristo

daba órdenes y decía a los trabajadores lo que tenían que hacer. Daba gusto ver aquello. Más de dos horas he pasado allí« viendo las maniobres de aquellos hom-bres, y me he dicho: ¡Esto si que va conmigo! ¡Esto si que me gusta!...
21..*"—-LEals—¿De modo —preguntó el padre— que tú quieres ser de los que arreglarv
ios tuberías que van por debajo de tierra. —¡Cal No, señor-interrumpió el chico vivamente con la bocaza llena—.
Loque a mi me gusta ser es lo del señor aquel de la gorra de galones dorados* —No te entiendo; explícate mejor-dijo el padre un poco confundido con
las palabras imprecisas y oscuras del muchacho. —Pues,digo -continuó éste—que lo que yo quiero ser es «de esos que
miran cómo trabajan los demás». Al padre se le cayeron las alas del corazón y quedó sin hablar durante
largo rato, entregado a las más tristes y dolorosas reflexiones.
La Regla de la Tercera Orden, y nuestras relociones con el prójimo
El terciario debe tender a la perfección cristiana que es la unión de Dios por la caridad Amor de Dios y amor del prójimo, jamás va el uno sin el otro. Por esto la
regid de la Tercera Orden dispone:
espíritu de caridad Este es él gran mandamiento de Cristo; su mandamiento nuevo: «En el amor que os tengáis los uñosa los otros reconocerán que sois mis discípulos». (Juan 13,25} La regla de la T. O- exige que el que solicita entrar a ella, sea amigo de la paz. Para evitar desavenencias en el hogar, la mujer debe ordinariamente tener e consentimiento de su marido para entrar en la T. O. Para que los herederos no se disputen la herencia, la regla de la T. O. manda al Terciario facilite la repartición haciendo sb testamento. Los terciarios deben mantener cuidadosamente la caridad entre ellos y con los
demos.
obras de caridad.*
a) Obras de caridad corporal: socorrer a ios pobres, visitar a ios enfermos, b) Obras de caridad espiritual: poner todo el empeño paró hacer desaparecer las ^ discordias, huir y evitar la ocasión de pecado, trabajar por la salvación de las almas y en especial de los moribundos, orar por los difuntos.
3.°-E¡emplo de caridad.
No hay como la fuerza del ejemplo que arrastra. El ejemplo vale mas que todas las exhortaciones. Por tal motivo la Regla de la Tercera Orden manda no descuidar el exterior, vestidos, comidas, recreaciones > conversaciones. En el siglo XX, al igual que en el siglo XIII, la caridad evangélica debe iluminar y enfervorizar una humanidad resfriada por el egoísmo.

SEQUEDADES
Quemadmodum desiderat cervus ad fontes aquarum...

"I"E marchaste,
mi Bien y mi Amor: ¡ay! te marchaste y el alma me anegaste
en amargor.
Te marchaste
muy lejos de mí, jay! te marchaste y ardiendo me dejaste
en SED de ti.
Te marchaste, FLOR de mi ILUSIÓN: jayi te marchaste después que laceraste
mi corazón.
Te marchaste, SOL de mi ALEGRÍA: jayi te marchaste y en NEGRO ERIAL trocaste
el alma mía.
Te marchaste...
Sin mí ¿adonde irás? ¡Ay! te marchaste...
El lazo con que ataste

mi vida a ti ¿quizás romper querrás?...
Te marchaste,
VIDA de mi vida:
jayi te marchaste por vereda escondida como quien robado ha: -jy el GOZO me quitastelMas, ¿quién lo dudará? El ser que abandonaste,
calladamente, para ti alentará constantemente, y SIEMPRE te amará.
El alma que arrobaste' y SECA dejaste, consumirse podrá
de melancolía o de acerbo dolor; mas nunca olvidará
EL LUCIENTE DÍA
de tu beso de amor
hecho EUCARISTÍA.
SIEMPRE te esperará.
P. JUAN CALDENTEY VIDAL

CUENTAS DEL
ROSARIO
Como un pequeño homenaje, y en honra y alaban¬ za de A/uestra Señora y de su Santísimo Rosario, he querido entretejer esta corona de rosas palpi¬ tantes^ que la devoción de sus más amantes hijos ha ido depositando a lo largo de los siglos a los pies de su excelsa Madre. Que estos vivos ejem¬ plos, sirvan de imitación a todos mis lectores.
Era en el siglo VII. Llevaba ya Santo Domingo de Guzmán 10 años trabajando incansablemente en la con^ v^ersión de los herejes del sur de Francia, pero con escasos frutos. Hasta que vino la Santísima Virgen en su auxilio y le enseñó la práctica del Santo Rosario. Y con esta her^ mosa devoción, Santo Domingo no tardó en alcanzar la conversión de 100.000 herejes, hasta entonces contuma¬
ces en el error.
^ s» ^
Como un antecedente histórico del Rosario se puede
Considerar lo que se cuenta del Papa León IV (siglo IX) que quiso que todos sus soldados tuvieran un rosario con el que rezasen 50 Avemarias; v a esta afición se atribuye la victoria alcanzada por ísus tropas contra los mahome¬ tanos a las mismas puertas de Ruma.
^ Vf/
Luís XIV de Francia rezaba el Rosario todos los días.
Un cortesano mostró sorpresà de que el Rey usara una devoción tan popular y tan sencilla, y entonces Luís XIV le respondió con estas palabras: «La reina, mi madre, es
la que me ha enseñado a rezar el Rosario, y desde mi in-
fancia he tenido la dicha de hacerlo todos los días, con
rarísimas excepciones» La madre de Luís XIV era espa¬
ñola.
i» S» iHl
Contemplando extasiado su precioso cuadro del Des¬ cendimiento, pasaba Murillo en una de las iglesias de Sevilla largofj ratos rezando, el Rosario; y cuando el en-

NTRA. SRA.
DE LOURDES
MENSAJERA DEL
ROSARIO
Capilla de la Virgen de Lourdes dé la íg'esia de S- Buenauenlura de Lluchmayor (Mallorca)

cargado de la iglesia le advertía con cariñosa atención que era ya hora de cerrar, le decía: «Déjame rezar una dece¬
na más, a ver si entretanto acaban de bajar al Señor».
Siendo aun joven, Federico Ozanán, el ilustre escritor y fundad or de las Conferencias de San Vicente de Paúl, en momentos en que su fe hacía crisis, entró en una igle¬ sia y vió arrodillado a un anciano que rezaba devotamen¬ te el Rosario, Se le acercó y reconoció en él al célebre Ampere. Este espectáculo le conmovió hasta el fondo de su alma, y arrodillado detrás de él oró dando rienda suel¬ ta a sus lágrimas. Y el mismo Ozanán, decía más tarde: «El Rosario de Ampere me ha hecho más bien que todos los libros y discursos».
^ ifi ^
Carlos I de España y V de Alemania, interrumpido en sus oraciones, respondió más de una vez: «Después de rezar el Rosario me ocuparé en los negiicios ..» y Alfonso V de Portugal decía a sus ministros: «Recemos el Rosario para que la Virgen Santísima sea la guía y protectora de
nuestro reino».
s» i» v
Desde Urbano IV hasta León XÍII se hallan publica¬
das más de 140 Bulas o Breves en alabanza del Rosario.
Pío IX consideraba el Rosario, como el mejor tesoro del Vaticano Y sabido es por todos, la predilección especialísima de León Xlll por el Rosario. Todos los años exhor¬ taba al mundo católico a la práctica de esta devoción y fué él quien instituyó el mes de Octubre, en honor de la Virgen del Rosario.
# ^ Sl^
Alejandro Volta, el inventor de la pila eléctrica, reza¬ ba cada día en familia el Rosario, y Manzoni no reparaba en rezarlo alternando con Antonio Rismini, Augusto Conti
escribió un librito, titulado: «Mi corona del Rosario», en
cuya última página pedía que después de muerto le entre¬
lazaran el Rosario en las manos. Y Contardo Ferrini, re¬ cientemente beatificado, lo rezaba devotamente en públi¬
co, en sus viajes de estudio en tren de Pavía a Milán El
nieto del tristemente célebre Renan, Ernesto Psicari, al
morir como un héroe en el campo de batalla, conservaba
su Rosario fuertemente atado a su heroico brazo, Y el de¬
licado poeta francés, Francis Jammes, nos ha dado una
obra verdaderamente maestra en su novela «Rosario al sol».

El célebre orador y defensor de las libertades irlandesas, Daniel O'Connell fue por más de diez años representante de su país en la Cámara de los Lores, en que luchó con entereza y singular denuedo para procurar a más de siete millones de católicos irlande¬ ses la libertad religiosa y política. Al principio se encontró aislado y sólo. En momentos
tan difíciles, acudió a la Virgen santísima. Sentábase cada día O'Connell en su escaño, y mientras los demás se enzarzaban en inacabables disputas, rezaba el Santo Rosario en voz baja. Y al poco tiempo le llovieron aliados poderosos: El Duque de Wellington, el
glorioso general; el ilustre hombre de estado Roberto Peel; y hasta Lord Byron defendió a O'Connell fustigando duramente la barbarie del fanatismo inglés en sus luchas con los
católicos irlandeses. O'Connell alcanzó al fin una buena parte de sus proyectos.
El genial pintor y escultor Miguel Angel era muy dado a rezar el Rosario. En Flo¬ rencia se enseña aún la casa que habitó el artista, y en ella numerosos dibujos del gran maestro y algunos de sus objetos habituales, entre los que se encuentran sus rosarios. En una pintura de Miguel Angel, que representa el Juicio Final, aparecen dos de los que re¬
sucitaron remontándose al cielo, a la mansión de los bienaventurados, conducidos por
el Santo Rosario Con lo que el pintor quiso hacer patente que muchos fueron los que per mediación del Rosario se salvaron.
sy iHf sUf
El célebre músico Mozart era muy devoto del Santísimo Rosario, Todas sus cartas dan claro testimonio de ello: la que escribió a su padre desde Paris terminaba así: «Después de esto, fui al Palláis Royal, recé mi Rosari y luego me recogí en mi casa». Refiriéndose en otra el método de vida que llevalian padre e hijo en el palacio del Mariscal Palla\\ i-
cini, en 1771 en Bolonia, decía al fin de ella a
su hermana: <rPor último rezamos el Santo Ro¬
sario, la Letania, la Salve y el De profund/s por las benditas almas» Y en los repetidos viajes que padre e hijo hicieron por toda Europa, por todas las Cortes y por todas las cámaras regias, nunca se les pasó un día sin oir Misa o sin que
la mandasen celebrar, ni sin rezar el Rosario a
la Rei na de los cielos
Al aparecer por vez primera el príncipe Eugenio de Saboya a la cabeza de sus ejércitos de Hungría, sorprendió a los soldados que al
entrar en un combate llevase en las manos unos
rosarios. Como además se le veía siempre con un capote de paño burdo como el sayal de un franciscano, los soldados le llamaban «El Ca¬ puchino», y decían medio en broma: «Harto
trabajo le costará al turco asir de la barba a nuestro desmedrado capuchino».
Detalle lateral de la misma capilla

BREVIARIO POPULAR
Cançons amorosas—IX

Por causas muy ajenas a nuestra voluntad, no hemos podido cumplir la pro* mesa que, en el número anterior, hicimos a nuestros lectores.
La promesa era de publicar unos comentarios sobre lo producción literorio de nuestra insigne colaboradora María Antonia Salvà Podríamos acogernos al refrán: «no tarda quien llega», pero, hemos de confesarlo, este refrán no nos tranquiliza por completo pues, en el fondo, no es sino una excusa más o menos
ingeniosa. Sea como sea, esperamos que nuestros amigos nos perdonarán el aplazamiento, hasta el número próximo, de los comentarios prometidos.

Ara és hora, cosset meu, de plorar i fer combat,
no et fosses enomorat de lo que no era teu.
Ara és hora de dir-me
si, per mí, hi haurà remei. Sí no hi has pensat, pensa-hi:
mal fas d'entretenir me.
Ara he afinat un estel, l'he ofinat, no l'he ofinat.
Ara he afinat s'estimat l'he afinat sense veure'l.
Ara he afinada s'amor, vet la't allà qui esterrossa, amb una aixada més grossa
que es Puig de Sant Salvador.
Ara m'ograda com deis que em teniu l'amor guanyada! Seis, sí no sou de passada, í, si ho sou, 'ximoteíx seis.
Ara me'n vaig que ès tan prest í te don sa despedida. Veiam si t'he convertida, cara de rosó florida, amb so sermó que t'he fet!
Ara passen dos casats, un davant, s'altre darrera, pareix que han venut a espera o que ia estan embafats.
Ara que som arribat
davant la vostra carrera,
no pas envant ni enrera perque estic enamorat.
Ara se troba ei cor meu oprimit com una veta. Bona nit, Francinaineta,
jo som aquella animeta perduda por lo cos teu.
-Ara sí que em casaria amb un homo que no hi vés, i li pendria es clobbers i llavor li fugitia. Sabeu quant hi tornaria? Com sabria que en té més.

Ara sí que em som tirat dins un foc abrasador,
perque et tenc més passió que ta mare voluntat.

Ara sí que hi som* caigut al carrer de l'amorgurol Jo no enquantr cap criatura
que no em demon què he tengut.
Aristòtel va trobar
a sa seva llibreria
que festetjassen de dia perque s'oli anava cór.

Arnau, quan jo vaig tenir aquell paper firmat teu, per providenci' de Deú
va esser que no em vaig morir. Però> qui alegra el cor meu^ sabràs que ès En Toni Mir.

A sa Costa són bojans,
però són mals d'enganar; er anar-hi a festetjar an de posar es peus ben

plans.

A sa figuera siscel una figa vaig menjar. Per oquí vaig començar a voler-te bé, Miquel.

A sa fira som anat
mirau si l'he feta bona:
he baratada sa dona
amb un síurell cap per capi
I ara es siurell s'és trencat, no tenc siurell ni tenc dona!

A sa Font d'Es Lladoner
solee anar cada dia, perque allà va s'amor mia
i avui també la hi voré.

A sa guiterra li veig d'es mànec fins a sa flor, emperò no veig es cor de s'atiota que festeig!
A sa meva enamorada
jo la miraré de lluny, perque m'han dit que plorava s'oli que cremava es llum!
R. G. B.

El apostolado d(3 una pequeña actriz. Pertenece
a la Acción Cateilica y es Terciaria Franciscana

Todos saben que Inés Orsini, la pequeña y extraordinaria actriz descubierta ■ por Augusto Genina, que interpretó o Mario Goretti en «Cielo sobre el pon-
tano», representa el papel de Lucía, la vidente portuguesa, en «La Señora de
Fátima». Un periodista logró tener cotí ella el siguiente diálogo:

— ¿Qué edad tienes?

— Dieciséis años.

—¿Y cuando hizo «Moría Goretti»?

—Trece, ¡ustamente.

— ¿Cómo fué hacer el papel de la santa italiana?

— Yo nada sabía que en Italia existiera un concurso para elegir a la prota¬

gonista. Vivía indiferente a todo y tranquilomente en mi pueblo de nacimiento.

Acilia, a diez minutos de Roma, en el camino de Ostia.

— ¿Y allí la descubrieron?

-

—Pasó un ayudante de Augusto Genina, que iba a ver al director de la pe¬

lícula. Y así me sumé a las cuatro mil aspirantes.

— ¿Difícil la selección?

—Tardó mucho tiempo hasta que se quedaron con unas pocas, de las cuales ol final restamos cuatro. También las otras tres querían hacerlo, pero rr^e lo die¬

ron a mí.

—¿Por qué? — No lo sé ciertamente. Creo que influyó mucho mi parecido con la santa,
según decían Y la influencia de la mujer de Genina que creía en mí. — ¿Cuánto cobró por ese primer papel?
—Casi dos millones de liras.

—¿Qué fué lo primero que se compró con ellas? — Nada. Porque yo quería mucho cierta muñeca y me regalaron tres. Ya no

quería más— Su familia ¿qué es?

—Mi padre es empleado del Ayuntamiento.
— ¿Tiene más hermanos? — En total somos ocho hermanos. Cinco hermanas y tres hermanos.

—Todos felices ahora, ¿no es asi?

— Eso creo, gracias al buen cine —¿No piensa hacer películas «Grana»? — Nunca. No espero jamás hacer pelícu'as inmorales. Y no olvide que soy
una joven de Acción Católica y visto el es,capulario de San Francisco. Además,
he de ser fiel a los consejos recibidos del Santo Podre en los dos oudiencics par¬
ticulares que he tenido con él: una cuando la canonización de María Goretti, y otra al venir, hace poco, para España.

Inés Orsini es profundamente cristiana, y a los pies del Papa que bendijo son¬ riente a la pequeña protagonista, renovó su propósito de trebejar siempre por un cine sano, apostólico. Bueno sería que imitondo ,su ejemplo, todas los jóvenes hi¬ cieran el propósito de no ver películas granas ni deshonestas. ¡Cuánto se lo agra¬
decería la Virgen Inmaculoda!

DE LA
ORCIÜNCULA

MES DE DICIEMBRE
Dial. —Se ha cantado el funeral-precep¬
tuado en las Constituciones—de aniversario
general por los hermonos de hábito, pa¬ dres, parientes y bienhechores.
Grata visita
Día 5. - El Superior, Director, Padres Pro¬
fesores y alumnos del centro de enseñanza
media «San Buenaventura» de la ciudad de
Lluchmayor estuvieron el día de hoy en La Porciúnculo en plan de excursión campestre. En obligado partido amistoso con nuestros colegiales supieron depararnos un buen rato
de fútbol de calidad.
Por los Rdos. P. Miguel Tous, Prior, Licen» ciado en Historia eclesiástica y archivista, y P. Rafael Genestor, Director, Lie. en Ciencias naturales, nos fué presentado su acompañan¬
te e invitado de honor Excmo.Sr.Dr.D.Ramón
Serinanell, presbítero, catedrático del Ins¬
tituto «Balmes» en la ciudad condal y po¬
seedor, de parte del Gobierno español, de la
medalla de Beneficencia.
Día 6. - A cargo del profesor de «bel can¬ to» de la escolania basilical de S. Francisco, D. José Ortega, han sido iniciados unos estudios teórico prácticos sobre técnica de
vocalización. Las clases se darán semanal¬
mente.
Consag<*GÍón al Cor»zón
Inmaculado de María
Día 8. — Hondamente grabado llevamos en el alma el recuerdo de la data gloriosa en qué, en ceremonia oficiada por nuestro muy amado P- Rector, acaba de ser consa¬ grado este seminario seráfico al Corozón Inmaculado de la Virgen. De modo singular
los tres últimos días del novenario de pre¬
paración a la fiesta de nuestra Purísima Ma¬ dre, en sendas pláticas pronunciadas por los Rdos. P, A. Más, P J; Llabrés y P. Superior, dispusiéronse los ánimos para celebrar san¬ tamente tan jubilar acontecimiento, La vigi¬ lia de la Inmaculada, hasta más de la una de la madrugada pasóse de , claro en cloro para el grupo de entusiastas encargados del ornato de la casa y de la colocación entre flores, tiestos y colgaduros, del precioso cuadro que en morco dorado fijóse para su bendición, sobre artístico domosco en la pared de enfrente conforme se llega por

la escalera principal a la planta del edificio
destinada a salos de estudio.
El día 8, muy de madrugada organizóse
un rosario de la aurora llevando en andas
la estatua de la Virgen. A las 11, después de Misa Mayor con canto de polifonía sacra y hermoso panegírico por el P. Director es¬ piritual, el Rdo. P. Prior revestido de pluvial y acompañado de los sagrados ministros,
entonó el «Ave maris stella». Precediendo
la escolania seguida de la Comunidad, tras¬ ladáronse procesionalmente los asistentes ante lo efigie del Inmaculado Corazón, que
fué solamente bendecida.
Después de leída la fórmula de Consagra¬ ción, el Rdo, P Sjpeiior dió calurosos vivas en loor de los SS. Corazones y de la perso¬
na del Vicario de Cristó. Respondieron los
presentes con una salva de aplausos. Hubo por la tarde Vísperas de la Inmacu¬
lada Concepción.
Fué presentada últimamente, como com¬ plemento y fin de fiesta, la producción cine¬ matográfica de R. Gil, «Reina Sonta» refe¬ rente a , la ilustre Sta. Isabel de Portugal, gloria de la V. O. T También se exhibieron en la pantalla dos flirns de humor.
Día 9.-Reposición de «Reina Santa» y es¬ treno, por los amateurs de la sección mayor, de la obra del teatro regional «Ceses noves* original de L. Reus.
Días 17-20.-Pruebas escolares de suficien¬ cia.
Día 21 .-Vacaciones navideñas.
Día 24.—Despídense los colegiales mollorquines para ir a celebrar las Pascuas entre
sus familiares.
Dio 25.-NATIVIDAD de Ntro. SEÑOR JE
SUCRISTO.
Día 27. - En ruta hacia el Soptuario de Cura del monte da Randa, ha parado breves instantes en nuestro colegio el Exemo Sr. Gobernador Civil de Boleares D Francisco
Saenz de Tejada y Olózaga, Barón de Be-
rasque.
Acomoóñale el M. Rdo. P Provincial.
Día 31 -Fin de año. Te Déum en acción de
gracias al Altísimo.
Hasta el próximo mes, si Dios quiere.
Wadínguez
La Porciúnculo, 31 Die. 1951.

CartAS de China El M. Rdo. P. Jenaro
ArtabiaiOn carta di* rigida al M. R. P. Bartolomé de Puente la Reina, refiriéndose a la situación de Pin-
gliang escribe: «La situación nuestra desde que salió
V- C- hasta febrero del presente año cam¬
bió poco; después todo ha ido para peor. £1 P Belzoma ya no puede salir a la aldea para curar. Ningún extranjero, en gene¬ ral, puede viajar. Los sacerdotes chinos, algunos tienen bastante libertad; los de Pingliang, nada.
Acabo de recibir carta del P. Manuel,
donde dice que ya no le consienten ni curar en la calle, a domicilio ni salir sin
permiso de la policía- Ese Padre es el que más atado está- Yo estoy hace ya un mes sosteniendo una guerra de nervios para impedir que el Gobierno se posesione in¬ definidamente de la parte del jui-yueu (orfanatrofio) de esta estación!.
El mismo Padre escribe a su hermano, el M. R. P. Florencio de Ariabla:
«En tu última supones que esto va bienEfectivamente, esto va bien; pero.-., y este
pero tiene peras de arroba cada una. Sólo te diré que de algunos sé, de otros me su¬ pongo, que tienen ratos en los que desean el fin inmediato de la carrera, porque el
tronco de la cruz hace cardenales profun¬
dos. No obstante, la gracia del Señor so¬ breabunda, Y su protección especial sobre
esta diócesis es manifiesta. El movimiento
cismático no nos ha causado aún el más
leve rasguño. Los misioneros extranjeros hace ya me¬
ses que estamos sin poder movernos,- los sacerdotes chinos gozan, en general, de más libertad; y gracias a ellos puedo re¬
cibir de vez en cuando el sacramento de
la penitencia. Hace ya cinco meses que no he visto a ningún capuchino, y estoy
a media hora de bicicleta de la estación
central.
La prensa, toda gubernamental, lanza campañas ininterrumpidas, a cual más fie¬ ras, contra la Iglesia Católica; en nosotros no ven ni un adarme^de bondad, todo es falsía, todo lo que hacemos no tiene más finalidad que cubrir nuestio verdadero trabajo de espías y cooperadores de los imperialistas; el primero de todos, el Papa Pío XII. No obstante, y no sé a que atri¬ buirlo, hace un mes que tales campañas
han cesado.

Yo aquí cuido del distrito, muy pequeño, Y del Dispensario; éste me absorbe casi todo el tiempo; y gracias a él puedo salir de casa y pasearme por las afueras; de lo
contrario estaría como el P. Félix de Go-
mecha, que no puede franquear sin un in¬ dulto especial, las puertas de las murallas, o como el limo, y los PP. Andrés y Pedro, que ni siquiera asoman la cara a la calle de Pingliang. ¿En qué parará todo esto?
Parece que tienen el plan de hacerme la vida imposible y obligarnos a «marchar voluntariamente». No te rías por lo de «obligar voluntariamente», que de una fecha a esta parte ese expediente es el
«panem nostrum quotidianum».
El P. Manuel hace mucho tiempo que vive en una tensión nerviosa muy grande: antes con los soldados vecinos; luego coa la propaganda hostil que le hace la poli¬ cía, el reclutamiento, rumores de encarce¬ lamiento, rumores de expulsión: nada bue¬ no por parte de los amigos. Erenchun y fray Isidro, quietecitos en el recinto de la estación; el P. Gerardo oyendo continua¬ mente desprecios en su misma casa. En
cambio, el P. Fernando muy bien. No sa¬ bemos lo que el Dueño de la mies se trae
entre manos al zarandear 'así a los opera¬
rios de su parcela de Pingliang.'jCúmplase lo que El disponga!... Ruega por nosotros. Tu hermano Jenaro- - Paishui, 26 de agosto
de 1951»:
Por cartas posteriores sabemos que la
situación empeora por momentos, sin que ninguno de los misionero s sepa su futuro destino. Con todo, por ellas se ve el espí¬ ritu de fortaleza con que soportan todas
las vejaciones y la ale||^ franciscana que
rebosan sus almas.
Un nuevo santo capuchino El día 21 del pasadomes
de octubre fueron glorificados por el Papa tres santos, uno de los cuales es el humilde hijo de San Francisco, el Hermano lego capuchino San Ignacio de Láconi. Nacido en esta ciudad, en diciembre de 1701, de humilde hogar, no tuvo otra cultura que la aprendida en el seno de su familia. Ha¬ biendo enfermado de gravedad, hizo voto de abrazar el estado religioso si alcanzaba la curación. Recobrada la salud, se olvidó muy pronto de lo prometido; en el vivió frivolo de sus diecisiete años, y empujado

El Heraldo de Cristo

289

por compañeros da su edad, quedó abs¬ traído en las disipaciones mundanas. Hasta que el Señor le despertó el recuerdo de su ▼oto al disponer que, montado un día Ignacio sobre un caballo, éste se encabrita¬ ra Y lo echara al fondo de un precipicio. Tuvo este desgraciado y peligroso percan¬ ce como un aviso del cielo, y aquel mismo año ingresó en el Convento de los Padres Capuchinos de Cagliari (Cerdeña). Durante su vida religiosa fué un fiel observante de la Regla franciscana. Se distinguió como limosnero del convento; vivió rígidamente Y con un ejercicio de constante pacien¬
cia. El Señor le favoreció con el don de
hacer milagros. Rico en virtudes, voló al
cielo el año 1781.
Franciscana misionera El Emperador de María, condecorada del Japón ha
concedido una
medalla y diploma a la religiosa española María Mercedes de San Andrés, francisca¬
na misionera de María. La concesión fué
firmada el día del onomástico del Empe¬ rador. La ceremonia de la imposición se celebró en Tokio, el 4 de julio de 1951. Son Ya diez misioneros y dos misioneras que
han recibido la misma condecoración. El
Empprador ha querido premiar ^ demos¬ trar su agradecimiento, y ©I de la nación japonesa, a la M. María Mercedes, por los cuarenta y siete años consagrados a las obras de celo y apostolado en el país del
sol naciente.
En el país de los faraones Egipto actual¬ mente, se ha
colocado en el primer plano internacional, por su actitud frente a Inglaterra-Es lásjíima que haYan venido a meter ruido las 'armas en ese país, cuando se notaba un ;halagÜ3ño despertar religioso. Gran fervor de conversiones ha experimentado el alto EgigtO; la población católicocopta de la diócesis de Thebe y Luxor, calculada en unas 16 000 personas, se ha visto auménta-
da en 600 conversiones. Los nuevos cató¬
licos han ofrecido a Monseñor Isaac Ghaí-
tas, Obispo de Thebe y Luxor, un gran solar para la construcción de una escuela

Yuna capilla en las ciudades de El Ghezarsa y Geziret El Sharoona.
En 1630 los franciscanos fundaron la pri¬ mera escuela en El Cairo; en 1699, otras dos escuelas, una en el gran Cairo y otra en FaYum. Algunos jóvenes de aquellas
escuelas fueron enviados a Roma para
estudiar en el Colegio Urbano de Propa¬ ganda Fide; fué éste el inicio de la Jerar¬ quía católicocopta en Egipto.
En 1736 también se encuentra escuela en
Ak T<in, Ghirga Y Farsiout. Un maestro de esta última escuela ingresó en la Orden Franciscana, y fué uno de los primeros
franciscanos orientales. Se llamaba Fata-
halla.
En 1839 ya existen 16 escuelas de los franciscanos favorecidos por el fundador de la Dinastía egipcia: 11 para niños y 5
para niñas.
Al erigirse el Patriarcado Cóptocatólico;
los franciscanos hubieron de ceder 10 re¬
sidencias con las escuelas y obras anejas, pero en 1914, las escuelas franciscanas de nuevo son en número de 11, con l.lcO alum¬
nos, Y BU 1923, regentan 15 escuelas, con
2.368 alumnos. A estas van incluidos dos
centros de formación para el sacerdocio: el Seminario Oriental de San Cirilo, en
Ghiza, con 20 Clérigos, y el Seminario del Sagrado Corazón, en Assint, con 25 aspi¬ rantes. Refiriéndose a ellos, escribe el Emi¬
nentísimo Sr. Cardenal Tisserant a nuestro
reverendísimo Padre General: rCon oca¬
sión de mi visita a Egipto, he podido ver con mis propios ojos las obras florecientes en el Seminario de San Cirilo, en Ghiza, y
el espíritu que anima al Colegio Seráfico de Ássiut. Con el inmenso trabajo que desarrollan los franciscanos, bajo la direc¬ ción del Rdo- P. Ridolfi, es de admirar la
sabia adaptación, no solamente al ambien¬ te, sino también al mismo Rito, que mu¬ chos Padres, con verdadero espíritu mi¬ sionero, han abrazado. Hemos constatado las muchas vocaciones franciscanas do
rito cootocatólico; obra preciosísima que está destinada a hacer florecer más y urás
aquella Misión y a impedir^ por tanto, que se pierda el trabajo de tantos años, de parte de los misioneros franciscanos.»

OGRAFIA \\

El Divino Maestro. Su pedagogía y su doctrina, según los Santos Evangelios, y
la vida sobrenatural a la luz de sus ense
ñanzas. (Libro para maestros y catequistas.) Por el Dr. Ramón T. Manso Pérez, Pbro.— Un vol. de 12x17. cm., de 240 págs. En rústica, ptas. 20. (Por correo, ptas. 0'55 más; por correo, contra reembolso, ptas. l'SO)Luis Gili, Librero-editor, Córcega, 415, Bar¬
celona.
A los Maestros Católicos de Zaragoza se debe la publicación de esta obra, que vie¬ ne avalada por una autoridad en la mate¬ ria, D Práxedes Alonso Zaldivar, que ha escrito un magnífico Prólogo. Nada mejor podemos hacer que espigar en él, con se¬ guridad de acierto en lo que digamos.
En.ella se estudia de conjunto el magis¬ terio de Cristo, su «persona», su «doctrina», sus ^métodos» y sus «procedimientos», pues interesa «no sólo conocer la doc¬ trina de Cristo, sino también cómo la en¬ señaba el primero y mejor de los catequis¬ tas», como dice el autor. El ideal de los catequistas, maestros, sacerdotes y de cuan¬
tos tienen la misión de educar cristiana¬
mente al pueblo, es precisamente enseñar lo que Cristo enseñó y como El lo enseñó. Esta santa aspiración la logrará quien se
sirva de este libro.
En verdad es un tratado de pedagogía,pero pedagogía de Cristo, evangélica. En
cuanto a la doctrina resume ordenada y metódicamente cuanto Cristo enseñó; por
ello es de gran valor para cuantos explican la Doctrina Cristiana, bien en la escuela o desde el púlpito, porque pueden apoyar la explicación con las mismas palabras de Nuestro Señor Jesucristo, lo que tiene gran valor educativo y apologético.
Al final, después de exponer los maravi¬ llosos efectos déla Pedagogía sobrenatural

de Cristo, el autor presenta uii resumen perfecto de lo expuesto en la obra, que forma como un código sagrado de lo que debe ser la educación según el Divino
Maestro.
Esperamos que el éxito coronará la me¬ ritoria lobor del Dr. Manso», pues bien lo
merece.
El Beato Pío X (Estampas de su vida). Por Isabel Flores de Lemus. Prólogo y pre¬ sentación del P. Sarabia. Páginas 96 de 16 por 11 cm. Precio 7 ptas. La Editorial El Perpetuo Socorro, Manuel Silvela, 14,
Madrid.
Lo que es este pequeño libro. Lo refleja su titulo: «Estampas de Pío X».
Pocas como la suya por su abundante anecdotario, se prestan para una biografía en estampas. Estas son delicadas viñetas dibujadas por la pluma de una mujer.
Le atraía la figura ungida de ternura del nuevo Beato, el Papa que tanto amó a los niños y a los pobres.
Ahora nos las ofrece en estas estampas
que antes el amor grabó en su corazón
femenino.
Léelas y en ellas verás al «dulce Cristo en la tierra» que decía Santa Catalina de
Sena.
Verás que habla; piensa y ama, como amaba, pensaba y hablaba el mismo Jesús.
En consonancia óon el contenido dél
libro, la presentación es encantadora. Lᬠminas, viñetas, dibujos dé un gusto exqui¬ sito hacen sumamente'atrayente este libro.
La Señora de Fátima. Por el P. Sarabia, Redentorista, Pá-^inas 96 de 21,05 por 15. Precio ocho ptas. La editorial El Perpetuo Socorro, Manuel Silvela, 14. Madrid.
El Padre Sarabia, que tiene la virtud
inimitable de hacer interesante lo ordina-

El Heraldo de Cristo

192

rio Y colorear de chispeantes matices los ejemplos y anécdotas, a primera vista sin interés, ha encontrado campo ilimitado a sus aptitudes innatas en la vida de los tres
videntes de Fátima.
En el presente folleto relata los sucesos con un interés tal, que parece estamos leyendo una novela, o mejor dicho, vien¬ do por televisión la película de Fátima.
Los personajes, caracteres, costumbres y hechos prodigiosos, están descritos de una
manera maravillosa.
En estas páginas el alma de los tres ni¬
ños se abre como el cáliz de una flor para
dejarnos aspirar el perfume de sus senti¬
mientos internos...
¡La Virgen y los pastorcitos-..! ¡Los pas-. torcitos Y la Virgen...! Parece que los te¬
nemos de continuo delante de nosotros...
y sentimos los arrullos de las blancas pa¬ lomas Y nos extasiamos ante los tres an¬ gelitos que de rodillas y con las manos juntas clavan sus ojitos en la Virgen que les sonríe y habla con ellos... Verdadera¬
mente es es un libro cautivador.
La presentación es de un alarde de buen gusto; una simple ojeada causa sorpresa y admiración... Desde la portada se nos mete por los ojos... Pídelo y te convencerás.
España y sus leyendas. Dos tomos. Por Enrique Kucera, Profesor del Centro de Estudios Universitarios, del Centro Cultu¬ ral de los Ejércitos, de los Colegios del Sagrado Corazón, ex-Director del Instituto lingüístico, etc. y A. Martín Romagosa. Dos volúmenes de 22 x 15 en unas 158 pᬠginas. En rústica ptas. 40 cada tómo.-rEnri¬ que Kucera, Autor y Editor, Rpsellón, 83, tienda. Apartado 1045. Barcelona.

España y sus epopeyas. Por Enriqua Kucera Y A. Martín Romagosa. Un volu¬ men de 22 X 15 de 160 páginas. En rústica ptas. 40. Enrique Kucera, Autor-Editor, Rossellóu, 83, tienda. Apartado, 1045. Bar¬
celona.
En nuestro poder los cuatro primeros tomos de la'<Colección España» que edita la Editorial Kucera de Barcelona, plácenos afirmar que nos ha complacido proíúndamente su lectura, que consideramos de un alto valor educativo para la juventud
un satisfactorio entretenimiento para to¬ dos los amantes de los valores históricos
de nuestra patria Entre ellos se encuen¬ tran dos libros de leyendas que abarcan
las tradiciones más relevantes de nuestra
tierra, narradas y dialogadas con ameni¬ dad y bellos'matices y en las cuales cam¬ pean, destacadas con penetrante conoci¬ miento psicológico, las virtudes esenciales del espíritu hispano. D. Enrique Kucera y
D. Antonio Martín han escrito unos libros
estimables que han de halagar a los aman¬ tes de las buenas letras y conmover el sentimiento patriótico de todos los espa¬
ñoles.
Recomendamos la lectura de los men¬
cionados libros, seguros de que no defrau¬ damos a aquellos que lean nuestro justo comentarió. El editor !no ha regateado de¬ talle que pudiera realzar la presentación de la obra cuya cubierta, a todo color al «fotocrom», le dan un realce sugestivo y primoroso.
Deseamos con verdadero entusiasmo
poder solazarnos con la lectura de los nuevos volúmenes que han de ir comple¬ tando la referida «Colección España» por la importancia que atribuimos a esta obra de verdadera divulgación patriótica.

Biniali.-Día 6 de enero dejó de existir la Religiosa Franciscana Sor Francisca de la Sagrada Familia, recibidos los santos sacramentos y la bendición apostólica. Era muy celosa de la Regla y muy amante de la pobreza, obediencia y caridad. Su muer* te fuá muy sentida y sus funerales muy concurridos. Nuestro pásame a la Comu¬
nidad de RR- Franciscanas.
Llubí.—Día 20 de diciembre del pasado año pasó a mejor vida después de larga y penosa enfermedad, el hermano terciario D. Gabriel Frontera Darder, de 89 años. Era muy amante del Pobrecillo de Asís. Nuestro pésame a sus hijos y nietos, en es¬ pecial al Rdc. Sr. D. Gabriel Frontera, Ecó¬ nomo de Son Garrió.
—Día 29 del mismo mes de diciembre
bajó al sepulcro la hermana terciaria D.^
Juana Ana Oliver Gelabert, de 62 años. Era cristiana a carta cabal y muy devota de San Francisco de Asís. Nuestro pésame a su esposo e^hijos.

Campos.—Día 16 de noviembre de"1951 entregó su espíritu al Señor, D. Antonio Prohens Oliver, de 62 años de edad. Muy
devoto de la Vir-
gena la cual siempre recitaba en¬ cendidas jaculato¬
rias. Recibió con
gran devoción los
últimos sacramen¬
tos. Nuestro pésa¬
me a su desconso¬
lada esposa, hijos y.demás familia.
—Día Í8 do di¬ ciembre del mis¬
mo año durmióse en la paz del Señor, a la edad de 58 años, nuestro suscriptor D. Miguel Sanoguera Picornell, confor¬ tado con los santos sacramentos y la vo¬ luntad de Dios. Era ejemplar padre de familia, querido de todos. Nuestro pása¬ me a su .afligida esposa, hijos y demás
familia.

Rdo. Sr. D. Gabriel
Aguiló Valls, que fa¬
lleció en el Molinar
(Palma) día 11 de no¬
viembre de 1951, a los 74 años de edad,
y cuya necrología publicamos en el pa¬
sado número. Reite¬
ramos nuestro pésame
a su familia.

D. Miguel Sanoguera Picornell, de Campos.

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