El Heraldo de Cristo 1951, n. 503
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Palma de Mallorca, Octubre 1951

Núm. 503

Llamamiento Misional de S. E. Mons. Celso Constantini para 1951
PERSECUTIONEM PATIMUR ET SUSTINEMUS (1 Cor. 4, 12)
Somos perseguidos, pero resistimos
N los días 30 y 31 de mayo y 1.® de ¡unió, se han reunido en Roma los Di¬ rectores Nacionales de las Obras Misionales Pontificias, quienes, el 3 de ¡unió, tuvieron la inmensa dicha de asistir a la solemne Beatificación del Papa Pío X.
.
En las reuniones de los Directores Nacionales se comprobó una vez más el magnífico entusiasmo misional que anima a los católicos de todo el mundo y se echó de ver el creciente apoyo material prestado por ellos a las Misiones.
Por esta razón, el Emmo. Cardenal Fumasoni Biondi, Prefecto de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, se complace en expresar a todos los bienhe¬ chores de la causa misional su más profundo agradecimiento.
En efecto, si el apoyo a las Misiones ha sido siempre necesario, lo es sobre todo, y con más urgencia que nunca, en la hora actual, en que muchas regiones del Lejano Oriente son víctimas de una implacable persecución, la cual no sólo
destruye o desbarata muchas obras católicas sino que, además, tiene atenazados
a muchos de los obispos y misioneros, privados de la necesaria libertad.
En la Asamblea de los Directores Nacionales se comentó, con emoción y pro¬ fundo sentido de solidaridad cristiana, la noticia de que, en Corea, han sido ase¬ sinados cincuenta misioneros y sacerdotes coreanos, figurando entre los primeros
S. E. el Delegado Apostólico en aquel país. En otras partes, hay que lamentar igualmente asesinatos de sacerdotes Indígenas, y en el momento actual, son 6

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El Heraldo de Cristo

Obispos, 2 Prefectos Apostólicos y unos setenta, entre misioneros, socerdotes y religiosas, los que sufren los dolores y humillaciones de la prisión.
Para ellos, intrépidos heraldos del Evangelio, que «han sido hallados dignos de sufrir cóntumelia por el nombre de Jesús» (Act. 5, 41), nuestra admiración y
saludo emocionado.
Verdaderamente admirable es la fortaleza que manifiestan los misioneros, los^sacerdotes y el pueblo fiel. «Nos podéis matar—ha respondido un Obispo a
un propagandista ateo— pero no nos podréis nunca separar de Roma». Y otro Obispo, escribiendo sobre su diócesis, dice: «Sacerdotes y fieles están firmísimamente resueltos a defender su fe y a demostrar su adhesión inquebrantable al Soberano Pontífice y a la Iglesia de Roma».
Tan valientes soldados de Cristo bien merecen el elogio que San Pablo hacía de los cristianos de Tesalónica: Me siento orgulloso de vosotros, de vuestra cons¬ tancia y de vuestra fe, en las persecuciones y amarguras que debéis soportar» (II Thess, 1,4).
«La situación material de la Misión es absolutamente precaria. Ni sé si va a ser posible dar a mis misioneros lo mínimo necesario para vivir. Ya hemos tenido que imponernos restricciones en la comida...». Así escribe un obispo misionero,
y nos consta de otro, que tuvo que vender su anillo pastoral para poder vivir. En tiempo de las antiguas persecuciones, los cristianos enviaban socorros a
los hermanos condenados a las minas, meío//a. Hoy, hermanos, se están reno¬ vando las mismas persecuciones. Renovemos también nosotros aquella caridad hacia los que S. Cipriano llamaba milites Dei, soldados de Dios, centinelas de Cristo
sobre las trincheras de la fe.
Afortunadamente, hay todavía muchos territorios sobre los que no se cierne, enfurecida, esta tormenta anticristiana. Allí es donde los misioneros pueden des¬ plegar todas sus actividades, pero, por eso también, necesitan de nuestra ayuda, para sostener sus escuelas y sus obras de caridad, con que arrancara la compe¬ tencia enemiga tantas almas naturalmente buenas. Notemos que esta competen¬ cia se hace cada vez más poderosay formidable.
Así pues, en nombre de todos los misioneros, hago el más entusiasta llama¬ miento a la conciencia y al corazón dé los católicos, para que, como siempre/ acudan en socorro de las gravísimas necesidades de la Iglesia misionera. El mun" do se renueva, pero no olvidemos que o se salvará con Cristo, o irá a la ruina
con el Anticristo.

Celso CONSTANTINI Secretario de la S. C. de Propaganda Pide

GLOSAS DE HISPANIDAD
Isabel la Católica, Cristóbal Colón
y Fr. Junípero Serra
n
ué el alma profundamente apostólica y tiernamente amante de la Reina, que guió a Colón en su larga y peligrosa empresa. ¡Qué suavidad y ternu¬ ra manifiesta el almirante genovés al descubrir la primera isla y ver a los primeros indios!
«Yo —dice Colón en su diario—, porque nos tuviesen los indios mucho amistad, porque conocí que era gente que mejor se libraría y convertiría a nuestra santa fe con amor que no por fuerza, les di a algunos de ellos unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponían al pescuezo, y otras cosas, muchas de poco valor, con que hubieron mucho placer y quedaron tanto nuestras, que eran maravilla. Los cuales, después, venían a las barcas de los navios, adonde nos estábamos, nadando, y nos traían papagayos y hilo de algodón en ovillos y azagayas, y otras cosas muchas, y nos las trocaban por otras cosas que nos les dábamos, como cuentecillas de vidrio y cascabeles. En fin, todo tomaban y daban de aquello que tenían de buena voluntad. Más me pareció que era gente muy pobre de todo. Ellos andaban todos desnudos como su madre los parió, y también las mujeres, aunque me vide más de una farto moza, y todos los que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vide de edad más de treinta años; muy bien hechos, de muy fermosos cuerpos y muy buenas caras; los cabellos gruesos cuasi como sedos de cola de caballos, e cortos. Los Cabellos los traen por encima délas cejas, salvo unos pocos detrás que traen largos, que jamás cortan; dellos se pintan de prieto, y ellos son de la color de los canarios, ni negros ni blancos, y dellos se pintan de blanco y dellos de colorado, y dellos de lo que foblan, y dellos se pintan las caras, y dellos todo el cuerpo, y dellos sólo los, ojos y dellos sólo el na¬ riz. Ellos no traen armas ni las cognoscen, porque las amostré espadas y las tomaban por el filo, y se cortaban con ignorancia. No tienen algún fierro; sus azagayas son unas varas sin fierro y algunas dellas tienen al cabo un diente de pece, y otras de otras cosas. Ellos to¬ dos a un mano son de buena estatura de grandeza, y buenos gestos, bien hechos; yo vide algunos que tenían señales de feridas en sus cuerpos y les hice señas qué era aquello, y ellos me amostraron cómo allí venían gente de otras islas que estaban acerca y les querían tomar, y se defendían, y yo creí e creo que aquí vienen de Tierra Firme a tomarlos por cap¬ tivos. Ellos deben ser buenos servidores y de buen ingenio, que veo que muy presto dicen todo lo que les decía, y creo que ligeramente se harían cristianos, que me pareció que nin¬ guna secta tenían... (Cit. por César Cantú, Historia Universal, V (1901), Barcelona, 415-416).
Hasta aquí Colón en su Diario de 12 de octubre de 1492. Si es lícito comparar las cosas pequeñas con las grandes, yo diría que ésa página del Diario de Colón es como el prólogo del Evangelio del Amor de nues¬ tra tan gloriosa como envidiada colonización de América. Aquí, masque ambi¬ ciones de mando, más que codicia de riquezas, brilla amor y celo apostólico. Y ese espíritu de fe y caridad, si bien en un almirante genovés, era profundamente hispano. Pertenecía al baga¡e espiritual de la Reina Católica. Pasarán tres siglos y el último conquistador de América, fray Junípero Serra, es-

198

- El Heraldo de Cristo

criblrd paralelamente en su Diario, la primera vez que logre pisar la nueva tierra de su evangelio:
«Día 15 de mayo (1768), segundo día de Pascua, y de fundada la Misión {de San Fer. nando), después de las dos misas que el padre Campa y yo celebramos, tuve un gran con¬ suelo, porque, acabadas las dos misas, estándome recogido dentro el xacalito de mi mora¬ da, me avisaban que venían, y ya cerca, los gentiles. Alabé al Señor, besé la tierra, dando a Su Maiestad gracias de que, después de tantos años de desearlos, me concedía ya verme entre ellos en su tierra. Salí prontamente, y me halló con doce de ellos, todos varones y grandes, a excepción de dos que eran muchachos, el uno como de diez años, y el otro de diez y seis; vi lo que apenas acababa de creer, quando leía o me lo contaban, que es el an¬ dar enteramente desnudos, como Adán en el Paraíso, antes del pecado. Assí iban, y assí se nos presentaron; y los tratamos largo rato, sin que en todo él, con vernos a todos vestidos, se les conociese la más mínima señal de rubof a estar de aquella manera desnudos.A todos, uno por uno, puse ambas manos sobre sus cabezas en señal de cariño; les llené ambas ma¬ nos de higos pasados,que luego comenzaron a comer;y recibimos,con muestras de apreciarles mucho, el regalo que nos presentaron, que fué una red de mescales tlatemados y cuatro pescados más que medianos y hermosos; aunque, como los pobres no tuvieron la adverten¬ cia de destriparlos, y mucho menos de salarlos, dixo el cocinero que ya no servían. El padre Campa también les regaló sus pasas; el señor Gobernador les dió tabaco en hoja; todos los soldados los agasajaron y les dieron de comer; y yo, con el intérprete, les hice saber que ya en aquel propio lugar se quedaba el padre de pie, el que allí veían, y se llamaba padre Miguel; que viniesen ellos y demás gentes de sus conocidos a visitarlo, y que echasen la voz de que no había que tener miedo ni recelo; que el padre serio muy su amigo; y que aque¬ llos señores soldados que allí quedaban junto con el padre todos les harían mucho bien y ningún prejuicio; que ellos no hurtasen de las redes que iban por el campo; sino que, en te¬ niendo necesidad, viniesen a pedir al padre, y les daría siempre que pudiese. Estas razones y otras semejantes parece que atendieron bien, y dieron muestras de asentirías todas, de suerte que me pareció que no habían de tardar en dexarse coger en la red apostólica y evangélica».
Aquí sí que vemos un descubridorde nuevas tierras; con'ansias de apóstol y en¬ trañas de madre.El Evangelistadel Mar Pacífico primeramente echa mano de las golosinas: higos pasos, pasas, también—aunque no lo diga en esta hoja de su Diario-pan bizcochado, chocolate, terrones de azúcar, collares de abalorios, para atraer a su seno a los indios.-Lo mismo que hiciera Pablo con sus neófitos cuando escribía: «Como a niños en Cristo os di a beber leche, no comida, porque aun no la admitíais. Y ni aun ahora podéis admitirla, porque sois demasiado car¬ nales» (Cor. 1°, 3,1-2).
M. CALDENTEY, T. O. R.

BREVIARIO POPULAR

A Bernardo Vidal y Tomás, colaborador de nuestro «Cançoner Popular de Mallorca».
Cançons amoroses.—V
AAENOS mal que los de veras inteligentes han estado a nuestro lado y han aplaudido nuestra labor folklórica. Si es verdad, como dijimos, que hemos
encontrado muchas facilidades, también es cierto que no han sido pocos los obstáculos. Esto de «llegar y besar el santo», no siempre tiene aplicación en las rebuscas de cosas populares.
Por regla general, las personas humildes (labriegos, pastores, costureras, bor¬ dadoras) nos han prestado, generosamente, su concurso. Lo mismo podemos de¬ cir de la mayoría de los intelectuales mallorquines (algunos, incluso, son colabo¬ radores de nuestro cancionero) de quienes nos han llegado, en más de una oca¬ sión, palabras de estímulo.
Pero el folklorista, frecuentemente, tropieza con lo que podríamos llamarla «clase media» de la cultura. Esta zona humana es la que ofrece mayores resisten¬ cias a las exploraciones folklóricas, pues ni tiene la sencillez de las clases humil¬ des, ni Id noble comprensión de los verdaderamente intelectuales.
Como es obvio, el oficio tiene sus inconvenientes, pero asimismo, sus compen¬ saciones. Haciendo de folklorista, hemos podido conocerá personas tan omables e inteligentes como Bernardo Vidal y Tomás y al otro buen omigo Bernardo Muntaner de Ca's Majoral que noí han facilitado la exploración de la cantera folklórica de Santanyí.
Bernardo Vidal y Tomás, farmacéutico,ÍTrstoriador, cronista de Santanyí, atil¬ dado escritor y poeta, hombre que siente las inquietudes intelectuales dé estos tiempos, cónsul perpetuo de todos los artistas que van a Cala Figuera y, por enci¬ ma de sus múltiples cualidades, verdadero «amigo de sus amigos» como el padre de Jorge Manrique, nos ha transcrito canciones populares; nos ha recomendado a muchas personas de su pueblo para que nos dijeran «gloses mallorquines» y, en su propio domicilio, tan acogedor, quiso que diéramos un recital de nuestros
antiguos romances. Amistades como las de Bernardo Vidal son un tesoro y este tesoro lo hemos
encontrado, precisamente, en nuestras rebuscas de folklorista. Por esto, repetimos
que si el oficio tiene sus quiebras, lleva consigo, también, sus ventajas y yaya lo
uno por lo otro. En agradecimiento, pues, a Bernardo Vidal y Tomás y como humilde obsequio
por sus recientes bodas, ofrecemos a él y a su joven esposa este ramo de flores in¬ dígenas cogidas en el jardín folklórico del amor.

Adiós, carrer, carrer,
quantes males nits me costes!
I, aquestes amors vostres.
Déu sap si les me'n duré!
Adiós, cosa perduda, lo que és estat, sia estat! Venturosa la qui muda primer que s‘enamoraí!
Adiós, enamorada,
jo me'n vaig a servir el rei.
Com tornaré seré vei
i vós ja sereu casada!

Adiós, Es Calderers, jo ho die per tota la vida! Un pie, per Na Margalida, hi tornaré, i no més. .
Adiós, estel del dia, adiós. Plaça Real; adiós, ditxós portal a on jo m'entretenia!
Adiós, guapes pintures, regalo de los meus uis!
Amb so mirar vos ne duis es cor de ses criatures.

200

El Heraldo de Cristo

A.diós, insultador, adiós, polissonada! Si teñe d'estar retirada, hi estic per tu, traidor!
Adiós! Ja som partida cap amunt p'es Figueral. Si em vas amb so cor lleal,
amb tu faré mort i vida.
Adiós, volia dir, però el meu cor no hi bastava, quan veia que se n'anava lo meu bé a Santanyí-
Adiós, si v^os n'anau, si vos n'anau, adiós! I, si feis altres amors, pensau amb ses que deixau.
Adiós, So-N'Espanyol, Establiments i Esporles. An es llit on tu te colgues
hi surten raios de sol.
>
Adiós, So'n Macià, ^
ja no em veuràs més fadrina:
me diran Madò Antonina, sa dona del Sen Tià.
Adiós, Toni, adiós, adiós, no em donis pena! Adiós, flor d'assucena, adiós, lliri hermòs.
Adiós, vos diu es genre, sogre, i no em responeu. Vós pareix que no voleu
flor de llimonera tenra.
Adiós diu el qui us ama, qui us ama, us diu adiós! Adiós, cosset de dama, cosset de dama, adiós!
A gust meu, me vaig casar
i mu mare no ho volia-
Si m'atupa cada dia,
me n'hauré d'aconortar.
Aigo qui és maina de Déu no me n'has volguda dar, però jo esper que vendrà temps, que lo teu cor farà
oració an el cor meu,
Aigordent, tabac i vi per un homo és sanitós. Jo no crec que un homo ros s'apleg amb un corb marí.
Ai, Miquel, Miquel, Miquel, ai, Miquel, quatre vegades!
Tu en dónes unes uiades
qui davallen cantonades d'ets escalons que hi ha al cel.

Ai, que estic d'enamorada, i, tu, que hi estàs de poc!
Dins lo meu cor hi tenc un foc
i tu hi tens aigo gelada.
Ai, que hi fa de bon estar dins sa cuina de ca's sogre! Però jo no hi puc anar perque em troben massa pobre.
Així com han fets soldats haurien de fer soldades. Ses qui estan enamorades
'nirien acompanyades
amb sos seus enamorats.
Això és hora de venir
i ja han tocades les deu? Vetaqui aquest banc i seu
i fe't enfora de mi!
Alerta a ses enflocades, mirau-vos-hi molt, fadrins, perque ses cases pintades solen caure per dedins.
Anit passada, era a L'Horta i, ara, ja som aquíAtlota, me vols obrir un poqueí, sa teva porta?
Això és pena que jo tenc,
-sa mare deia a sa fia-
si et cases i no l'avehs, acabada és s'alegria.
Això no sé què denota,
sa lluna amb tanta claror.
Deu esser sa resplandor que deixa anar aqueixa atlota.
A la mar rne'n aniré a veure si hi ha maror,
i a la gent demanaré noves de vós, bona amor.
En anar a festetjar, mira't sa mare, primer. Si sa mare és eixanguer
sa fia també ho serà.
A la penya combatuda
no li fa mal sa maror. I a mi no em fa mal s'amor
perque mai te n'he tenguda.
A la una de sa nit, vaig fer una bel'landina:
vaig robar una fadrina i no me'n som penedit
A la una em demanaren, a les dues vaig dir, sí; a les quatre me casí i, a les cinc, ja vaig tenir infants qui pa em demanaren.
R. G. B.

La angelical niña, Maria Gran Crespi, el dia
de su primera comu' nión, recibida de ma^ nos de su hermano el
Rdo. P. Juan, T. O. R.,
el mismo dia de su
primera misa.
Sta Eugenia, 25'7'5i.

SIA 29 de de 1951 el agosto en convento de S. Antonio de Padua de la franciscana villa de Artá, el M Rdo. P. AntO'
nio Bauza, Ministro Provincial, recibió los
votos simples de trece religiosos de nuestra
Seráfica Provincia.
Tan emocionante ceremonia se desarrolló
ante el altar mayor de la iglesia, estando presente toda la comunidad y gran concurso de fieles deseosos de admirar la grandeza del acto. El M. Rdo. P, Provincial, después de breve plática en la que hizo resaltar la importancia y oportunidad de los tres votos re¬ ligiosos en medio de este siglo esclavo de la concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida, les exhortó a perseverar en los santos propósitos que sentían y mostraban, y a permanecer fieles hijos e imitadores de N. P. S Francisco. Después todos fueron arrodillándose a los pies de S. P M Rda. repitiendo uno por uno
la fórmula del ritual:
Yo Fray José Angulo Quilis Fr. Juan Lliteras Vives
Fr. Bartolomé Rizo Pastor
Fr. Juan Angel López García Fr, Juan Gallego Zambrana
Fr, Sebastián Barceló Nicolau
Fr, Jaime Garí Barceló Fr Miguel Font Torrens Fr, Sebastián Maimó Ensenyat Fr. Miguel Valentín Esteve Bauzá Fr. Rubén Arévalo García (clérigos) Fr. Miguel García Villar Fr. Miguel Femenias Miquel (legos) hago voto y prometo a Dios omnipotente...
etc.
A todos ellos nuestra más sincera enhora¬
buena, deseándoles que el nuevo género de vida, que tan desinteresada y espontánea¬ mente acaban de abrazar, les sea suave y li¬ gero, y al mismo tiempo lleno de ópimos fru¬ tos y notables progresos en todo orden, es¬ pecialmente en el intelectual y moral, que sin duda será el mejor camino para llegar un día, no muy lejano, a ser dignos ministros del Altísimo y humildes hijos del Serafín de Asís
F. A Martí, T. O. R.

Teresa Ledochowska
Terciaria Franciscana
(«Madre de los negros africanos»)

Era Teresa hija de condes, de noble linaje polaco. Re¬

nunciando al brillo de las grandezas humanas se entregó de lleno al elevado ideal de las misiones. £n Salzburgo (1886)

unas Franciscanas Misioneras de Maria la entusiasmaron y

orientaron. León XIII, terciario franciscano, bendice sus

propósitos de ayudar a las misiones. Y ella, encendida en el

amor de San Francisco y de su espiritu misionero, funda

en apoyo de Jas misiones africanas el <vSodalicio de San

Pedro Claver». Al servicio del nuevo ideal puso su pluma,

escribiendo dramas y publicaciones de todo género. Inició

la publicación en alemán y polaco de la revista «El Eco de

Africa» El nuevo Instituto se extendió rápidamente en Eu¬

'á'

ropa y cosechó frutos copiosisimos. Ha enviado entre otras

cosas, tres millones de libros escritos en doce lenguas dife¬

rentes. Murió en 1922. Está introducida su causa de beati'

ficación.

Cofitardo Ferrini
Terciario Franciscano
(Catedrático de Derecho y escritor)
Nació en Milán, el 4 de abril de 1859. Su padre, Rinaldo, en sus «Memorias de familia», refiriéndose a él estampó esta frase. «Ojalá que nunca tenga yola desgracia de verlo desviarse del camino recto». La oración del padre fué escu chada, pues Contardo, en toda su vida, pareció un ángel más que un hombre. «Nunca -decia un testigo— pude no¬ tar un acto que pudiera tacharse ni siquiera de pecado ve¬ nial». Y le llamábamos «San Luis Gonzaga», para denotar su pureza y piedad.
Con su piedad corrían parejas su ciencia y cultura vastí¬ simas. Ya a los 23 años poseía nueve lenguas Varias Uni¬ versidades —Messina. Parma y Módena— le disputaron para profesor Era, con todo un hombre modestísimo.
En 1886 ingresó en la Tercera Orden, y en los Procesos se hace constar que «observó diligentemente todas las pres¬ cripciones de la Regla». En la Escuela de Asís aprendió a «sonreír a todo y a convertir todo en oración»
«La sonrisa —decía - llega a veces a ser un acto de he¬ roísmo, el colmo de la abnegación y un acto maravilloso de fe». Y sobre la oración: «El día en que callara en mis la¬ bios la oración habrían terminado para mí los mejores con¬
suelos de mi vida». El día 13 de abril de 1947 Su Santidad Pío XII beatificó
solemnemente a este ilustre terciario, profesor de varias
Universidades italianas.

Gil Bulles
Terciario Franciscano
(Marinero)
Es el joven marinero que a los 23 anos en el lecho de su muerte podía asegurar: «No haber jamás ofendido grave¬ mente a Dios» Nació en Pola, el 24 de agosto de 1905 de padres pobres, pero honrados a carta cabal.
Gil no tenía más aspiración que amar a Jesús y con¬ quistarle almas En Pola formó la sección de Aspirantes; y en las «Catacumbas» del crucero «Dante Alighieri», funda una Asociación Allí solía contar a sus compañeros la vida
de San Francisco de Asís. Fué un ferviente terciario. Un día de San Francisco de
Asís, pidió permiso para bajar a tierra antes del almuerzo, pero se le negó. El no desiste. A las dos y media, en ayunas aun, desembarca y comulga en la iglesia franciscana cerca de Spezia, cuando los Padres cantaban las Vísperas.
Murió el 25 de abril de 1929, ofrendando su vida por el
éxito de una Misión.

Catalina Van
Terciaría Frarícíscana
(Mártir)

Catalina Van, terciaria franciscana, de 25 años, es con¬
ducida prisionera juntamente con su madre María. Prime¬
ramente los «boxers» tratan de vencer la resistencia de
María; pero ella no apostata, y le cortan la cabeza, arro¬ jándola a su hija, mientras le decían: «Si no renuncias al
cristianismo, correrás la misma suerte que tu madre». Ca¬
talina llena de besos la cabeza de su madre mártir, y, si¬
guiendo su ejemplo, antes que renunciar a su religión, se pone de rodillas, descubre el cuello y ella misma ofrece su cabeza a los verdugos. De un sablazo sin entrañas cae tam¬ bién su cabeza bañada en sangre Madre e bija muertas en China el año 1900, esperan el día muy próximo, en que, con otros compañeros de la persecución, merecerán el honor de
los altares.

*

*

*

¡Qué bien han sabido seguir a San Francisco estos santos her¬
manos terciarios!

¡AD MULTOS ANNOS!

^T^IA ^))

14 del pasado mes de septiembre,
el Rdo, P. Esteban Amer, cariñosa¬

mente llamado, en figura, confes¬

sor de reís i de papes, por nuestros ale¬

gres coristas y alumnos de La Porciúncu-

la, cumplió los ochenta años de su vida, consagrada a Dios y al bien de las almas. Con dicho motivo, en la mañana del cita¬

do día, el benemérito religioso cantó misa solemne, ayudado, de diácono, por el M. Rdo. P, Bartolomé Salvá, y, de subdiá¬

cono, por el Rdo. P. Francisco Fornés. No pocos amigos y admiradores del
P. Amer se asociaron a los actos religioses

al fin de ios cuales presentaron sus respe¬

tos y sus augurios a su amado padre en el Señor. Ni hay que decir que la Rda.
Comunidad —y al frente de ella el M.
Rdo. P. Provincial— del Convento de San

Francisco de Palma, en donde mora el P.

Amer, se unió espléndidamente a la con¬
memoración de la memorable efemérides.

Vayan también para el anciano mi¬ nistro del altar los augurios más fervoro¬ sos de «EL HERALDO DE CRISTO», la

revista tan tiernamente amada y profusa¬

mente difundida por el P. Amer.

Casa Blanca (Palma de Ma¬ llorca).— Día 29 de julio durmió¬ se en el Señor, recibidos los san¬ tos sacramentos, nuestro suscriptor D. Antonio Cañellas Palou, después de larga enfermedad, su¬ frida con santa resignación. Mo¬ delo de esposos y de padres, de¬ jó en el mayor desconsuelo a su esposa D.® Francisca Llinás y a sus hijos.
A ella y a ellos el testimonio de nuestro pésame
Arlá.- Día 27 de agosto bajó al sepulcro la terciaria de N-P
San Francisco D.® Antonia Sura¬
da Flaquer, a los 71 años de edad, despues de haber recibido los santos sacramentos y la bendi¬ ción apostólica.
Nuestro pésame a su apenada
familia.
Dales, Señor, el descanso eter¬ no, Y que la luz perpetua les ilu¬
mine. Amén.

DE LA
ORCIÚNCULA

MES DE AGOSTO
Fiesta patronal de Nuestra Señora de los Ángeles
Día 1. —Vigilia de la festividad del Colegio. -Todos, grandes y chicos, en incesante vai¬ vén, disponemos los preparativos para el gran día de mañana La casa es un hervide¬ ro de alegría, de trabajo, de fervor.
A las 12 en punto, ha sido izada la enseña nacional, al mismo tiempo que un prolon¬ gado repique anunciaba el comienzo del jubileo franciscano
A las 19 canto de completas a fabordón.
Día 2.—Solemnidad de Ntra. Sra. délos
Angeles titular del seminario seráfico. Hoy el cielo resplandece más que los otros días...
En auras de alborozo aletean nuestros áni¬ mos: en los labios aflora la sonrisa. Aroma¬
tiza el ambiente oloroso lentisco esparcido por el suelo y pendiente, en trenzas de ar¬ tísticas colgaduras, de las ventanas del edi¬ ficio. El vecindario acude a los festejos: gran número de allegados visitan nuestro peque¬ ño templo-que luce hoy sus mejores galas para lucrar las indulgencias del perdón de
las rosas.
A las 7'30, Misa de comunión. A las 10'30 Misa Mayor oficiada por el Rdo. P, Antonio Pericás, definidor provincial y párroco de S. Francisco (Madrid), asistido en calidad de sagrados ministros'por los Rdos, P. J. Mut y P. J. Caldentey. Panegírico por el Rdo P.
M* Pascual. Interpretación, por la Schola, de
Id Pontificalis en re menor de L. Perossi. A las 12: Carretas de las clásicas tjoies». A las 14: ágape extraordinario en en reíectorio de la Comunidad.
A las 16: Vísperas de la Stma. Virgen, rezo del santo Rosario y conclusión del novena¬ rio en honor de nuestra excelsa Patrona.
También tuvimos, en el campo de depor¬ tes, fútbol de primerísima calidad. El once local, que estrenaba vistoso equipaje de color rojo con pfantalón azul batió por 3-1 al grupo de alumnos y ex-alumnos del cole¬ gio lluchmayorense tSan Buenaventura».
Por la noche hubo disparo de fuegos de artificio y proyección al aire libre de la cinta «Misión blanca», seguida de una exhibición
cómica. Gran traca final
Días 3 12. —Los religiosos y también los

aspirantes de este año a la vestición del santo hábito, practicaron los ejercicios espi¬ rituales. Los colegiales marcharon a sus
casas para permanecer unas semanas entresus familiares.
Los coristas de vacaciones
Día 14.—Llegó el primer turno de estu
diantes de filosofía del coristado de Inca. Vienen para disfrutar en La Porciúncula una
temporada de salaz veraniego. -¿Verdad,, coristas estudiantes, que mejor que aprender¬ se las hojas de letra muerta de los textos, más bello es leer en la hojas vivas, perennes,, de nuestros pinares? Justo es ¡oh rancios fi¬ lósofos! plegar algún tanto los folios del Estagirita y del Aquinate.. Las brisas del mar, la bruma plateada, las matas silvestres, el verde romero, renglones son y puntos y párrafos de otro libro que también debe estudiarse... el libro de la Naturaleza, es¬ crito por el divino Autor.
Día 15.—Al frente de un grupo de doce alumnos llegó de la península el Rdo. P. Juan Server, prior de Quintanar (Toledo). En la actualidad, entre nuestros colegiales se ráficos el numero de peninsulares rebasa el veinte por ciento.
Día 20.-Hemos tenido el honor de saludar
al M. litre. Sr. Canónigo don Julián García Blanco, maestro de capilla en la catedral metropolitana de Valladolid y director asi¬ mismo del conservatorio oficial de la capital vallisoletana. Nos presentó al insigne musi¬ cógrafo el Rdo. P. A. Riera T. O. R. quien, en compañía del Sr. Garcia, acaba de asistir a las recientes semanas de gregoriano y litur¬ gia en el monasterio benedictino de Ntra.
Sra. de Montserrat.
Nueva beca
Un feligrés del Santo Cristo de Valdepe¬ ñas (Ciudad Real) por conducto del reveren do párroco, P. Matias Horrach T. O. R. aca¬
ba de fundar una beca a favor de este semi¬ nario seráfico. Bendígale copiosamente N. S. P. S Franci.SCO.
Hasta el próximo mes, si Dios quiere.
Wadínguéz
La Pía. 1 Septiembre, 1951.

ITINERARIO DEL MONTE DE RANDA

IV

Viento 7 niebla

JANTES de adentrarnos por
^'
se nos antoja merodear

los
por

caminos polvorientos de la historia
los vericuetos del mismo monte. Es

del
un

monte día de

luliano,
niebla,

viento Y llovizna. Vamos a la caza de imágenes, ideas, sensaciones y palabras, de

aquellas, precisamente, que vuelan por la intemperie. Cada cacería tiene su tiempo

propicio.

El viento, nos abofetea el rostro, nos mete el frío y la niebla hasta los tuétanos y

nos deja las ropas ajadas. Mas esto es indispensable. ¿Cómo podríamos hablar, directa¬

mente, de la crudeza del tiempo, sin experimentarla en nuestra carne?

Oleadas de niebla. Y en el fondo del alma, ideas en estado de nebulosa. Estos pen¬

samientos sin contorno bien definido, ¿no son, por ventura, la niebla intelectual que

ilota, muchas veces, por las anfractuosidades del alma?

Pero, ¿quien cuelga sobre el monte esta cortina de agua pulverizada? Un pastor me

lo explicó. El monte de Randa es como una azotea con un cinturón de rocas cortadas a

plomo. Desde estas rocas, se asiste a la jubilosa escena del amanecer, a la plenitud del

mediodía, a la suave tristeza del ocaso, a los cambios de decoración en las tierras, a la

solemnidad de las tempestades. El monte de Randa es como una azotea, pero las azoteas

son lugares de disipación. Podríamos apelar al testimonio del Rey David. Tras la vista

se va el pensamiento, y, tras éste, el deseo.

Ahora bien. Nuestra Señora de Cura, para evitar estas distracciones, corta, de^ cuan¬

do en cuando, por medio de la niebla, la visualidad a los visitantes. Y así, ellos, aisla¬

dos del panorama exterior, más fácilmente se concentran en sí mismos, imploran la

protección de la Virgen y enderezan hacia Ella sus pensamientos. Cdn todo. Nuestra

Señora es tolerante. Por lo general. Ella mantiene el aire desembarazado y permite que

los visitantes se explayen en la contemplación de Mallorca, incluso aquellos, tan des'

corteses, que no le dedican ni un leve saludo, al recorrer la montaña.

El cánt'Go de las criaturas

—¿Habrá, por ventura, sitio más a propósito que el monte de Randa, para intentar un plagio del iHimno al hermano Sol> o cántico de las criaturas?
Loado sea Dios por las hermanas montañas cuyos lomos vegetales reciben, estre¬ mecidos, las caricias del hermano viento.
Loado sea Dios por las hermanas fuentes que nos refrescan la boca, nos hechizan los ojos y nos arrullan los oídos.
Loado sea Dios por los hermanos árboles, banderas azules de un ejército de paz. Loado sea Dios por los hermanos torrentes, bravios y desmelenados, espumantes
de lirismo.
Loado sea Dios por las hermanas nubes, celosías tras las cuales *Ios ángeles |^sé ocultan; damascos de la casa de Dios que, por la tarde, chorrean sangre de sol.
Loado sea Dios por el mar, nuestro hermano mayor, cuya faz espaciosa está reca> mada con los joyeles verdes de muchedumbre de islas.
Loado sea Dios que, en la exquisita soledad de este monte, sació a Ramón Llull con pan de vida y entendimiento y le abrevó con agua de saludable sabiduría.
Loado sea Dios que, al crear Mallorca, sonrió complacido y nuestra tierra quedó,
desde entonces, envuelta en la sonrisa de Dios.

El Heraldo de Cristo

207

¡Quien pudiera vivir para siempre en plena naturaleza, en el mundo de las cosas simples y eternas, en contacto directo con el poema de Dios!—
Esto clamé en presencia de un amigo, con quien vagabundeaba por el monte de Ramón Llull. El amigo que había escuchado mi sincera salmodia con un ligero y ama¬ ble desdén, al final de mis palabras, no supo ya contenerse y «Basta-me dijo—Voso¬ tros, los poetas..,» Pero es mejor que transcribamos sus palabras al pie de la letra.
«Voltros, poetes, treis cançons de sa vida d'es camp i de sa muntanya i, a ses vostres cançons, no hi planyeu vent ni boira ¿N'hi ha cap, però, de poeta que se faci pagés o ermità? Alabau ses bísties ensellades i, amb tot i això, vos passeíjau, si poreu, en auto¬ móvil. Deis coses bones de s'hivern i de s'estiu, però, això sí, devora una estufa o un ventilador. Vos queixau de que s'acabin es vestits regionals i no comportaríeu que sa vosira gent anas a l'antiga. Benhage ses cases parades com en temps primer! Idò, per qüè feis ses vostres'cases a la moderna? Sa muntanya, es camp! Sí, sí. Bon aire, mirada alegre, repòs, vida a l'ample. Sí, sí. Però, en venir sa fosca, ja hi heu acabades ses feines. Es poetes tots sou iguals. Alabau es llogarets i ses muntanyes, però viviu a ses ciutats.»
Hasta aquí las genialidades de nuestro acompañante. Los lectores convendrán con¬ migo en que es un hombre extremoso. Y sin embargo...
Leyenda luliana
En el monte de Randa, hemos recogido de labios del mismo pastor a que aludimos más arriba, la siguiente leyenda luliano-popular, graciosa como un pomo de flores montaraces. La ofrecemos a nuestros lectores con las mismas palabras con qué nos la contó el pastor, pues traducirla sería traicionarla.
«El Beato Ramon, en venir de fpra Mallorca, si tenia gens de lleguda, pujava an es puig de Randa, a fer-hi uns quants dies d'ermità. Aquí, era un homo non. Trescava p'es caminois de sa muntanya i estava alegre com un aucell. Es migdia i es vespre, dinava i sopava a'ui de sa font. En esser a sa cova, se delita va en llegir a ses fuies de sa mata escrita. Ara, ses lletres només són com a piquets. Es temps les s'ha menjades. Sa cova estava tancada de paret seca i, an es portel! d'entrada, hi havia unes barreres amb un picarol. Es darrer pic que l'homo vengué a Randa, ja era molt veiet. Però tenia bona cama. Sa barba li pegava per sa cinta. Arriba, des-sua un poc devora es roi de sa fonti beu una ambosta d'aigo i, tira, tira, ja és partit per sa drecera. Així com pujava, totes ses coses l'escomeíien, a sa seva manera. Ets aubons ja anaven de blanc i ses estepes de morat i, en voleu de capades y reverencies! Es ventet li feia falagadures i li torcava sa suor. Es pins i auzines treien es colors més vius. I, el Beato Ramon, per amunt!
En això, ets animals d'es puig se temen que hi ha es seu amic. Es coniis, oreia dreta, boten i ballen davant el Beato Ramon. Ses auveies, corren cap a ell i, de tant com s'atro¬
pellen, enlloquen ses mates de borraions de llana, (d, ara, què és això?» diuen es pas¬ tors.) I ets aucells quina una cantoria!
El Beato Ramon arriba dalt es puig, a sa seva barraquete. I tots aquells animalets l'enrevolten i el Beato Ramon els agraeix s'obsequi dient; «Germanets meus, per amor de Déu sia!» I los va beneir, en el nom del Pare i del Fill i del Sant Esperit.
El Beato Ramon allarga sa vista p'es voltants d'es turó. Veu un pilot de boira. Sa boira s'atura damunt es cap de s'ermitanet i, de |cop, es puig de Randa va parèixer un formiguer amb foc per dedins. Sabeu què era aquella boirada? |Idò com una glòria que/ en vida, ja li posava el Bon Jesús. Però el Beato Ramon, ses darreres que allò fos per elU
Va fer d'ermità devés quinze dies. I l'homo ja se fonia com no era, a terra de mo¬ ros per provar, de bell nou, de convertir-los. Com baixà d'es puig, altre pic hi havia boira,i tot degotava, com si tot es puig ploiàs de veure'l fugir.»

OCIOS Y SOLACES
ESTUPIDEZ E INGRATITUD
(FABULA ABISINIA)
g^^^'^RASE una vez, como dice el comienzo de todos los cuentos de todas las par¬ tes, un hombre que yendo de viaje por un bosque llegó a una llanura en la que vió una choza que era presa de las llamas. Llegóse a ella y vió una enorme serpiente que buscaba la salida porque estaba a punto de quemarse. Movido a compasión, le alargó la lanza, la levantó en alto y, como el bicho estaba medio muerto, lo guardó en un saco que a la es¬ palda llevaba.
Siguió su camino alejándose del sitio del incendio, y cuando se creyó a cu¬ bierto de éste, se detuvo, abrió el saco y dió suelta a la serpiente.
Apenas ésta se vió en libertad, volvióse al hombre e intento devorarle. —¿Qué haces? —preguntó el viojero. —Quiero comerte, contestó la serpiente. — iCómo! ¿Y te he salvado la vida para que me pagues con semejonte ingro
titud?
—No me entiendo de razones. Tengo hambre, eres carne y quiero hacerte
mi alimento.
Y se dispuso a poner por obra su intento. —Pero esto no es justo, exclamó el hombre, intentando como supremo recur¬ so tocar en la serpiente la fibra de la equidad. No se engañó; la serpiente vaciló,y viendo el hombre tan buena disposición cobró valor y dijo: — Sometamos lo diferencia a ajeno juicio, — ¿Al juicio de qaién? —preguntó la culebra. —Ya encontraremos a alguien. —Corriente, el primero que encontremos servirá de juez. —Pero yo no puedo someterme al juicio de uno solo, sino al de varios. Pre¬ guntemos a tres, a los tres primeros seres que hallemos, y si opinan que tienes ra¬ zón, devorándome... me someteré. —Convenido —replicó la serpiente poniendo de mala gana un candado al
hambre. —Jurémoslo. — Ya está. Y echaron a andar.
El primer ser viviente que hallaran fué un león, que fué de parecer que, pues¬ to que la serpiente era la más fuerte, debía valerse de este derecho de la fuerzo
sin hacer caso de la fuerza del derecho.
—Comételo y no retardes ese placer, añadió. —Gracias por el voto —dijeron hombre y serpiente. Dieron más adelante con un asno, el cual dijo después de interrogado. — Devóralo sin esperar, y si yo pudiese hacer pasar a todos los hombres por tu boca lo haría; es una raza inicua que domina a todos los animales, y después de sujetarlos a la dura labor los mata, descuartiza, y come.
El pastor, sentado sobre una roca, había hablado, como un genio rústico, con pa. labra flúida y pintoresca. Al terminar su narración, 'guardó silencio, requirió la zampoña Y puso, a la leyenda luliana, los sabrosos 'comentarios de unas melodías populares.
P., RAFAEL GINARD BAUÇÀ

£1 Heraldo de Cristo

209

—¿Has oído? —dijo la serpiente—. Tengo asegurada ya la mayoría de votos: sea cual fuere el del tercer juez, perteneces a mi estómago.
—¡Un momento!—exclamó el hombre temblando, pero con la esperanzada retardar breves instantes la hora suprema. Habíamos hecho el juramento de oir el voto de tres jueces: falta el tercero; busquémosle.
Buscaron y se encontraron con una zorra, que oyó con atención el pleito, y no tardó en convencerse de que la razón estaba de parte del hombre.
Pero no dejó ver de pronto que así opinaba, pues por algo goza fama de as¬ tuta, y sólo mostraba interés en el caso.
—La cuestión me parece grave, y para dar opinión imparcial es necesario, no sólo el relato del hecho, sino Iq manera con que se efectuó. Tú, hombre, haz ver en que forma levantaste con la lanza la serpiente.
El hortibre repitió la maniobra de la cabaña.
,—Perfectamente—prosiguió la zorra—, veamos ahora como te las compu¬ siste para meter la serpiente en tu saco.
Con sentimiento de ella, procedió el hombre a meter en el saco la serpiente. —Muy bien —prosiguió la zorra—. Sólo falta saber la manera con que ataste
la boca del saco.
El hombre ató el saco en forma igual a la que empleó antes de cargar con la serpiente, y cuando estuvo hecho:
— ¡Ah tonto!—exclamó la zorra—. ¿Por qué no cogiste un peñasco y aplas¬ taste la cabeza de este ingrato animal?
El hombre se dió un golpe en la suya, dolido por no habérsele ocurrido la
idea.
—¡Ciego y más que ciego! —repitió la zorra—. ¿Por qué, si antes no lo hicis¬ te, dejas de hacerlo ahora?
Haciendo un esfuerzo de inteligencia comprendió al fin el hombre lo que la zorra decía, y cogiendo una gruesa piedra dio con ella sobre la.serpiente y lo
mató.
Hecho esto, no olvidó el hombre demostrar su agradecimiento a su salva¬
dora.
—Acepto tus muestras de gratitud - dijo la zorra—, y espero que en premio por haberte salvado la vida no vacilarás si te pido una gallina de tu corral.
—De buen grado—dijo el hombre—. Ven a mi choza. Una vez en ella y en seguridad, ya por impulso propio, ya por consejos de su mujer, ello fué que en vez de entregar a la zorra lo prometido, la hechó brutal¬ mente a puntopiés. La zorra se alejó moviendo la cabeza, y diciéndose amargamente: — Soy muy estúpida para ser zorra. ¡He olvidado que todos los hombres son iguales.

MUI^M lOffiLICO

La actitud de los misioneros
de China ante la persecución

À^pesar de lo du¬
ro de la

prueba, los misioneros de China conservan admirablemente el espíritu y la moral.

Juzgúese por el tenor de la carta siguiente:
«...Al leer los diarios del Partido Comu¬

nista-Ios únicos que tenemos a nuestra

disposición-podría creerse que se acabó

ya con la unidad de la Iglesia Católica en China. Gracias a Dios, la realidad es muy otra. No se puede negar, ciertamente, que la situación es grave, pero tampoco es de¬ sesperada. El episcopado chino se mantie¬ ne firme, como se mantuvo en otro tiempo

nuestro episcopado nacional en la hora de la tormenta. Nuestros hermanos chinos re¬ sisten con valentía, tan bien como en otros

países de vieja tradición católica. Y, en general, nuestros cristianos, lanzados ya al apostolado seglar, se entregan a él por completo. Son raros los casos discordantes. Por eso, el peligro de un cisma general de la Iglesia china nos parece totalmente im¬ probable-»"

«¿Qué nos reserva el porvenir? Dios sólo lo sabe. Desde el advenimiento del régi¬ men actual, nuestra vida de misioneros en¬

tró en una fase nueva, la más dura acaso,

pero también la más interesante y de se¬ guro la más hermosa. ¿No es acaso esto lo que soñamos cándidamente en nuestros días jóvenes, y lo que nós impulsó hacia el Seminario de Misiones? Gracias a Dios,

conservamos toda via el mismo ideal. Yo

sigo en la misma linea de serenidad, de confianza en Dios y de alegría. No me

hago ninguna ilusión y estoy dispuesto a todo, a la cárcel y a la muerte. Lo peor que me podría suceder es la expulsión de
China «manu militari».

«En la incertidumbre del mañana, yo no

hago más que trabajar para fortificar a mis cristianos en su fe. No tengo inconvenien¬ te incluso en hablarles del tiempo en que

pueden encontrarse sin sacerdote, expues-

tos a muchísimos peligros para sus almas. Entonces, su fe habrá de apoyarse en estos dos criterios: la devoción a la Virgen y la
fidelidad al Santo Padre».
«Tal vez estemos al comienzo de la prue¬
ba, nada más,- pero creo que tampoco he¬ mos llegado hasta el fin de nuestro aposto¬
lado. Demasiado acostumbrados acaso a
un cierto bienestar, habíamos perdido un poco el sentido del Evangelio, que nos pa¬ recía escrito para otros tiempos, otros paí¬ ses y otras personas. Los tiempos actuales nos dan una interpretación del Evangelio a la que no estábamos acostumbrados. Aho¬ ra podemos vivirla integralmente. De no¬ sotros es de quien hablaba el Maestro, en la persona de sus apóstoles,- sus sentencias austeras y tajantes las dirigía a nosotros...» (Pides 26-5-51).

Manifestaciones «populares». El primero de mayo
en la China comunista

La enorme afluencia de público,

que ha asis¬

tido, el primero de mayo, a las paradas y demostraciones organizadas para celebrar la Fiesta del Trabajo, en la China Roja, la

interpretan algunos informes como prueba de la popularidad del régimen comunista chino. La verdadera explicación del hecho
se ha de buscar en el método comunista de

forzar a la población a tomar parte activa en tales manifestaciones, minuciosamente

preparadas. Por medio de un sistema de cabecillas controlados, se notifica a cada

familia el número de miembros que deben

asistir, bajo pena de incurrir en sanción. Esto se hace no sólo en las grandes ciudasino también en las ciudades pequeñas y en los pueblos. La amenaza de fuertes mul¬
tas es suficiente para asegurar esa «tremen¬ da muchedumbre» en los' mítines y mani¬ festaciones.

La misma técnica se emplea para obligar al pueblo a participar en los «juicios popu¬ lares». Un ejemplo reciente es el juicio po-

El Heraldo de Cristo

211

pular celebrado el 25 del pasado abril, en Cantón, contra un grupo de 198 «contra¬ revolucionarios» que fueron acusados y sentenciados a muerte así «popularmente». En semejantes casos, el interlocutor hace al pueblo las consabidas preguntas, a las que la muchedumbre simplemente asiente. La ejecución de los «criminales» sentenciados
de este modo es una conclusión conocida
ya de antemano, un hecho que el <criminal», los jueces y el pueblo no hacen más
que reconocer.
Prácticamente, la población entera de Cantón se halló presente a este «juicio po¬ pular» del 25 de abril, por medio de la ra¬ dio. Todas las casas y establecimientos po¬ seedores de un aparato receptor recibie¬ ron orden de franquear sus puertas e invi¬ tar a la población a escuchar la radio. Se les obligó igualmente a entregar después una nota sobre el número de los radioyen¬ tes y sus comentarios y reacciones durante el acto. El tiempo que duró éste, se suspen¬ dió todo trabajo en la ciudad.
En igual forma es corriente que los co¬ munistas reúnan a grupos de católicos y protestantes para hacerles denunciar «el uso de la religión por los imperialistas co¬ mo medro para invadir China» o protestar
contra la intervención de las Naciones
Unidas en Corea y el rearme japonés. (Fi¬ des, 12-5 51).
Campaña comunista contra los E1 5 orfanotrofios católicos en China de ju¬
nio, 5 Franciscanas Misioneras de María han lle¬
gado a la frontera de Hongkong bajo es¬ colta militar. Estas cinco religiosas — dos francesas, una austriaca, una italiana y una polaca—fueron condenadas ala expulsión por supuestos crímenes cometidos en el orfanotrofio del Sagrado Corazón, de Nan¬ king. Otras dos Religiosas de la misma ins¬
titución benéfica fueron condenadas a dos
años de cárcel y, en efecto, están deteni¬ das en una casa privada de Nanking. Al pronunciarse la sentencia contra las cinco primeras religiosas, pidieron ellas compar¬ tir la misma suerte de sus dos compañeras

apresadas, dado que eran culpables de los mismos «crímenes», pero su petición no
fué oída.
Las siete religiosas del orfanotrofio de Nanking fueron detenidas el 19 de abril. Los carceleros, jóvenes de menos de vein¬ te años, las solían despertar durante la no¬ che para hacerlas «meditar sobre sus crí¬ menes». Pero aquellos jóvenes comunistas,, a medida que fueron pasando los días, te¬ nían con ellas más atenciones. Después de tres semanas, fueron reemplazados por un grupo de policías, que también acabaron tratándolas de corazón. A las prisioneras los comunistas les quitaron todos los obje¬ tos de uso personal, incluso las gafas. El 22 de mayo último, tuvo lugar una mani¬ festación popular que se dirigió a la casa de las religiosas. Un cortejo de varios mi¬ les de personas tomaron parte en ella, sin
excluir a los niños de las escuelas de Nan¬
king. Los manifestantes desfilaron ante unos féretros, en los que se habían deposi¬ tado osamentas sacadas del cementerio,, significando con ello el crimen imputado a las religiosas.
En Cantón, cinco religiosas canadienses de la Inmaculada Concepción, acusadas de los mismos delitos, se encuentran en la cárcel esperando comparecer ante los jue¬
ces.
Actualmerite ocho orfanotrofios católi¬
cos son objeto de la misma campaña ver-^ gonzosa. (Fides 16-6-51).

CRONICA FRANCISCANA

La villa de Peira agasaja Día 2 del pa-

a varios ilustres

sado mes de

californiartos

septiembre, la

villa de Petra,

tan celosa de la gloria de su ínclito Hijo el

padre Junípero Serra, celebró una recep¬
ción -digámoslo así— en honor de varios
ilustres californi^nos, el príncipe de los cuales era el‘Rdo. P. Maynard Geiger,
O. F. M. que por largos días ha trabajado en los archivos de Petra y de Mallorca, en -busca de datos para escribir una extensa

biografía del Padre Fundador de la Alta

California. Entre los agasajados figuraban,

también, la ilustre dama norteamericana

Mrs. Diim Moore, que. lleva varios lustros en la isla, atenta a exaltar la figura del gran misionero español, el Director General para

España de la compañía de aviación T. W, A. Mr. Frank E. Howell, venido expresa¬
mente a Mallorca con una misión relacio¬

nada con la gloria del padre Serra,- el no¬ table pintor Mr. Williams Earl Singer con

su esposa, y el Jefe de la Delegación de la T. W. A. en Barcelona Sr. Sagarra.
Todos ellos fueron recibidos en la Casa

Consistorial por el Alcalde de Petra señor

Aguiló, los concejales Sres- Bauzá, Durán,

Ribot, Gil, con el secretario Sr. 01ivei,el Sr. Ramis, apóstol de la causa de fray Juní¬

pero, y otros que sentimos no recordar.

Seguidamente sejemprendió la subida a Bo¬

nany, en donde, después de visitar el san¬ tuario Y contemplar los bellos parajes que desde allí se vislumbran, así como el lugar desde donde el colonizador y misionero de California se despidió de sus compaisanos, fueron todos obsequiados con un magnífico
almuerzo, servido espléndidamente en la

hospedería del santuario, adornado con las banderas de España y de los Estados Unidos/
así como la del Estado de California.

Dns. Dina Moore, como representan¬ te del fMuseo P- Serra» de San Diego de California, inició 1 o s brindis, te¬

niendo palabras de elogio para Petra, Ma¬

llorca, España y los Estados Unidos, abo¬ gando para que el espíritu de hermandad Y comprensión que unió a fray Junípero con sus evangelizados de California sea también el que presida las relaciones entre España, madre de pueblos y naciones, y Norteamérica, adalid de la civilización
occidental cristiana.
Mr. Frank E. Howell en breves palabras comunicó que un gran amigo suyo, perio* dista de San Francisco, le había encargado la misión de explorar la manera como California podría realizar en Mallorca, y singularmente en Petra, algo importante que testimoniara el afecto que el pueblo californiano tiene para el Padre Serra, y que con mucho gusto trasmitirá a sus ami¬ gos las impresiones que ha recibido.
Finalmente el P*. Maynard Geiger agra¬ deció con elocuentes palabras el homenaje que se le tributaba. Pero he de marcharme —dijo— de esta bella tierra, porque, si me quedara aquí, no podría completar ni pu¬ blicar la biografía del Padre Serra. En Puerto Rico, Méjico y en California, he de recoger nuevos datos para escribir la vida de este gran hombre que tanta parte tiene en que California y San Francisco sean ac¬ tualmente un emporio del ’mundo. He leído en vuestra vieja historia, las dificultades que en determinada época pasó Mallorca. Yo os puedo decir que, si no siempre hubo una asistencia económica de mi pueblo, siempre habrá americanos con corazones grandes que amarán de veras a vuestra
Patria.
Después, en el salón de actos del Ayun¬ tamiento de Petra, el Alcalde y concejales dispensaban cordialísima despedida a los que habían sido sus huéspedes.
El P. Maynard Geiger, O. F. M. es bastan¬
te conocido de nuestros lectores, ya que
ésta es la cuarta o quinta vez que visita Mallorca, hospedándose en nuestso con¬
vento de San Francisco de la ciudad de
Palma.

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