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San Francisco—corazón de poeta y de caballero—tuvo la genialidad de re¬ comendar a sus frailes este principio de alta teología mariana: «Siempre que no repugne a la autoridad de la Sagrada Escritura o a la autoridad de la Iglesia es razonable atribuir a la Virgen María el grado más excelente en el plan u obra de Dios.» No desoyeron el luminoso conse¡o los hiios del Serafín de Asís. Todos los teólogos,, franciscanos a lo largo de los siglos han hecho, de sus voces y de sus plumas, armoniosas liras, sonoras arpas y cítaras, floridas de alabanzas, en honor de la bendita Madre de Dios. Una de las glorias marianas más puras del franciscanismo es la defensa que esta Orden hizo descfe el siglo XIII al siglo XVIII del privilegio de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Esto nadie lo ignora. La Historia ya dejó sintetizado en este axioma la gloria de los hechos pasados: «Per Christum-praeservata, per Franciscum defensa.» La doctrina teológica sobre la Inmaculada Concepción es típicamente fran¬ ciscana. El «Potuit, Decuit, Ergo fecit» del Bto. Juan Duns Escoto es irrebatible, no tiene vuelta de ho¡a. Es la más formidable dialéctica de la mente y del cora¬ zón sintetizada genialmente en la sencillez de tres palabras recias y fuertes como tres robles. Luminosas y brillantes como tres estrellas- Y consecuencia obligada déla doctrina franciscana sobre la Inmaculada Concepción es la doctrina franciscana sobre la Asunción de nuestra Señora en cuerpo y alma al cielo. María fué llena de gracia en su Concepción. Y esta plenitud de gracia entra¬ ña y exige en la Virgen dos cosas: alma incontaminada La exención de pecado original supone en María yIncmuearcpuolaidnacoerlrupprtiivbillee.gio de la exención de la corrupción corporal que es fruto espontáneo de la culpa primigenia. 4 £1 Heraldo de Cristo En la historia'de la Orden Franciscana hallamos, brillando como una estre¬ lla, desde sus primeros capítulos hasta los más recientes de nuestros días, esta verdad incontrovérsible; «la Orden Seráfica siempre enseñó, defendió y propa¬ gó la doctrina mariana de la verdadera y real asunción en cuerpo y alma de nuestra Señora a lo alto de los cielos.» San Francisco fué el inicial sembrador del amor seráfico a la Virgen en el alma de sus frailes. Estos se encargarán, luego, de ir dando, a través del trempo, forma, estilo y fisonomía a este amor. Unos le darán fisonomía de piedad; otros, de dogma, otros, de arte; otros, de sociología; otros, de apostolado; pero, todos han de convenir en la característica fundamental del franciscanismo. San Antonio de Padua ocupa en la serie de los teólogos franciscanos asun- cionistas un elevado lugar de honor. El, como primer maestro oficial de Teología seráfica, enseñó y predicó la verdad de la Asunción de nuestra Señora en cuerpo y alma al cielo. Además, es curioso destacar el hecho de que la única oración indulgenciada por la Sagrada Penitenciaría [Apostólica con 500 días de indulgencia cada vez, plenaria una vez al mes con las condiciones acostumbradas, por la recitación diaria (24 de mayo de 1949. Ad septennium) está compuesta por el Doctor Evan¬ gélico, San Antonio de Padua. Aquí la estampamos para que la saboree el alma piadosa de nuestros lectores. Es como sigue: ^ «Oh Señora nuestra, ínclita Madre de Dios, exaltada sobre los coros %e los Angeles: Te suplicamos que colmes de celestiales gracias el ánfora de nuestro corazión y lo hagas brillar con el oro de la sabiduría y lo adornes con las piedras preciosas de las virtudes, y que, como olivo bendita, derrames sobre nosotros el óleo de tu misericordia, para cubrir con él la muchedumbre de nuestros pecados; de modo que merezcamos ser levantados a las alturas de la gloria celestial y participar de la felicidad de los bienaventurados. Por los méritos de Jesucristo, tu Hijo, que te ensalzó sobre los coros de los Angeles, te coronó con la diadema del reino y te entronizó en el solio de la luz eterna; a quien sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya». A San Antonio siguieron en la creencia, defensa y propaganda de esta doc¬ trina los valores más representativos de la Teología franciscana: San Buenaven¬ tura, Vble. Juan Duns Escoto, Mateo de Aquasparta, Conrado de Sajonia, Ricardo de Mediavilla, Pedro Auréclo, Nicolás de Lira, San Bernardino de Sena, Bto. Ber¬ nardino de Bustos, Bartolomé de Pisa, San Lorenzo de Brindis y... en general toda la pléyade de filósofos y teólogos escotistas. El P. Mateo de Aquasparta, Cardenal de la Santa Iglesia y Maestro del Sacro Palacio, dejó escritas estas palabras áureas acerca de la Asunción^ «Si Cristo la honró en* vida sobre los demás mortales con la gracia de la concepción (inmaculada) y del parto (virginal), débese admilir indudablemente que en la muerte la honró también con una gracia especial. Tan grande fué la dignidad de María, «Madre del Santo de los santos», «trono de Dios», «Reina de la Paz» que «fuese libre en vida de toda corrupción». Por ende es necesario con¬ cluir que sería inconveniente e indecoroso aún admitir la sola posibilidad de que el Arca llena de gracia (el cuerpo de María), hubiese podido sufrir detrimento alguno. Luego debemos confesar que aunque,/por su condición humana, fué se¬ parada su alma (de María), con todo, después fué glorificada (María) en cuerpo y alma.» San Lorenzo de Brindis exige la plenitud de gloria para el cuerpo y alma de la Virgen Santísima medianfe este hermosol razonamiento: «María, toda llena de gracia, ha disfrutado del supremo grado de gracia y de caridad en la Iglesia militante, luego, debe igualmente gozar del más alto grado de gloria en la Iglesia triunfante.» (Serm. I, Mariale, pág. 572.) Andando el tiempo y arribando a épocas más recientes, nos hallamos con la £1 Heraldo de Cristo 5 presencia franciscana de otro gran apologista y teólogo de la Asunción: el P. Remigio Busselli- Este ilustre* sabio escribió una obra que le llenó de gloria: «La Vergine Maria vivente in coroo ed anima in cielo» (a.1863). Sabida es, además, la brillante actuación del P. Busselli en el Concilio Vati¬ cano. El mismo fué uno de los teólogos franciscanos que intervinieron en la fa¬ mosa redacción del «Postulatum Vaticani» en el que se pedía a los Padres del Concilio la definición dogmática de la Asunción, que fué firmado casi por 200 con¬ ciliares, entre otros por el Rvdmo. P. Bernardino de Porto Mauricio, Ministro Ge¬ neral de la Orden Franciscana. En el año 1933 el Delegado General de la Orden, Rvdmo. P. Rinsinzki dirigió a todos sus súbditos una fervorosa carta mariana invitándolos a la propagación del dogma de la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo. Fruto espontáneo de esta carta exhortatoria del P. Rinsinzki han sido las de¬ cisiones acordadas en varios congresos marianos celebrados más tarde dentro de la Orden Franciscana. Por su importancia merecen destacarse el de Cracovia, en donde se reunie¬ ron las Provincias Franciscanas de lengua eslava en 1937. El de Roma-Padua en 1946, el de Lisboa-Fátima (1947), el de Madrid (1947) y el de Buenos Aires (1948). En todos ellos se acordó por unaninriidad pedir a Su Santidad Pío XII la definición dogmática de la Asunción de la Virgen Santísima. El Rvdmo. P. Pacífico M.° Perantón!, Ministro General de la Orden Francisca¬ na, ordenó el año pasado rezar en todos los conventos de la Orden para obtener la Definición dogmática de la Asunción: «jGloriosísima Virgen María! Confesamos que Tú has sido llevada en cuerpo y alma al cielo en donde reinas en campañía de tu amado Hif^o. A fin de que, sin embargo, sea más plena esa gloria que se te debe no ya sólo en el cielo sino también en la tierra, alcanza del Señor que la Iglesia, ilustra¬ da por la luz de la divina claridad e inspirada eficazmente por el Espíritu Santo, defina mediante la infalible autoridad del Romano Pontífice, como dogma de fe, tu corporal y gloriosa Asunción a los cielos. Amén». Por último, un broche de oro a todo este poema de luz y de actividad canta¬ do por la Orden Franciscana en honor de la Asunción, lo puso el M. R. P. Balic, el más célebre mariólogo de nuestros días, al organizar el grandioso Congreso Mariano Internacional celebrado en Roma del 23 de octubre al l.° de noviembre, que culminó con la solemne Definición dogmática proclamada por Su Santidad Pío XII en la plaza del Vaticano, ante más de quinientos obispos y medio millón de fieles. Como corolario de todo 16 dicho, nos es grato señalar el franciscanisnr.o que alienta en la Bula dogmática «Miserentíssimus Deus» en la cual cita el Santo Padre, con viva alegría de su corazón, los claros testimonios asuncionistaS de los eximios teólogos franciscanos San Antonio de Padua, San Buenaventura y San Bernardino de Sena «il teólogo di Mari Assunta» (Scaramuzzi). Y esto, como es natural, nos llena el alma, a nosotros franciscanos del siglo XX, de ún gozo incontenible e inefable. - , La vida de oración, piedad, y estudio, de magisterio, doctrina y acción apos¬ tólica de la Orden Franciscana en torno de la Asunción de María es, sin duda,uno sublime y gloriosa epopeya de amor a la Reina y Patrona de la Orden Seráfica. Fr. J. ISORNA, O. F. M, DIARIO DE UN PEREGRINO Día 21. [De Port-Bou a Monipellier] A las cinco y media de la tarde llegamos a Port-Bou, último bastión de España. Un túnel. Unos montes adustos, erizados de viñedos. Casitas blancas que se miran coquetonas en unas límpidas caletas, diminutas como espejos de mano. Y estamos en ¿Cerbére, la puerta oriental francesa. Por primera vez experimentamos la nostalgia de la patria que hemos de¬ jado. De la patria grande y de la patria chicp. No sé por qué el dolorido tintineo de unas esquilas despiertan en mi alma los acentos lúgubres del divino Verdaguer: Hermosa valí, breçol de ma infantesa, blanc Pirineu, márgens i rius, hermita al cel sospesa, per senrtpre adéu! Aromes del bosc, pinçans i caderneres, cantau, cantau jo die plorant a boscos i riberes: a Déu siou! Por instinto nos arrimamos uno al otro, como buscando el calor del regazo de una madre.¡Antoniol-lMatíasl-jEstamosahí,pisándole los talonesl-Nossentimos solos en aquella peque¬ ña encrucijada del mundo: belgas, holandeses, suizos, italianos, y, especialmente, franceses. También hay un nutrido grupo de españoles que van a Roma. Pero todos corren como alo¬ cados, uno en pos del otro, cargados con sus maletas.—¿Tejidos? ¿Tabacos? ¿Perfumes?— Es la voz de la Aduana que imprime respeto y pavor. Nosotros decimos rotundamente que no, y, al momento, nos dejan salir de aquella torrecilla de Babel, sin abrirnos, siquiera, una maleta. Pero allí,-junto al lugar que nosotros ocupábamos, queda llorando una señora a la cual han despojado de dos piezas de rayón, que, según afirmaba, eran para hacer vestiditos a su bebé. Otra ha abierto la maleta con tan mala suerte, que, lo primero que ha aparecido a la vista de todos, fueron cuatro cartones de tabaco rubio, que ella decía ser bombones de chocolate. ¿Qué más? A una suiza le han saltado, por encanto, de su equi¬ paje dos grandes frascos de perfumes que—jay dolor! - han ido a quebrarse sobre los mis¬ mos pies del representante de la ley, que vomita fuego por los ojos, como un volcán en erupción.—|AI tren! ¡Al tren!—Hay unos momentos de confusión. Cogemos, como por asalto, el flanco izquierdo de uno de los departamentos del último coche, y, apenas hemos tomado posesión de él, nos damos cuenta de que falta uno de los cuatro romeros. Abrimos veloz¬ mente la ventanilla, y damos un grito angustioso: —¡Matías! ¿Dónde estás, Matías?—El tren iba a orrancar y Matías, habiendo soltado, como un peso inútil, aquella fatídica maleta sin asa, en un coche de primera, corría como un gamo clamando:^¡Aquí estoy! ¡Soy yo! —A| fin logramos reunirnos todos en aquella posición avanzada defendida cuerpo a cuerpo, y cenamos en santa hermandad. Unos desconocidos -los del flanco de enfrente—nos miran con recelo. Dos puñados de almendras tostadas de Mallorca tienen la virtud de trocarles en amigos de verdad. Noche de luna. Como un monstruo del averno, el tren devora montes, ríos y ciudades. ¡Adiós, Perpignán! ¡Adiós, Montpellier! -Preciosas gemas de la antigua Corona de Mallorca, que, todavía, reflejan la sombra iluminada del caballero andante de Cristo, Ramón Llull. iPerpignán, la antigua capital del Rosellón, en donde Ramón Llull escribió el Libro de inten- ciónl ¡Montpellier, Montpellier, tan familiar al antiguo paje de don Jaime el Conquistador! ¿Quién no recuerda aquel pasaje tan sugestivo de la Vida coetánea?; «Después de todas estas cosas, habiendo el señor Rey de Mallorca oído decir que el reverendo Maestro había dicta do ciertos libros, envióle recado que se llegase hasta Montpellier. Y, una vez allá, el rey hizo examinar aquellos libros a un doctor en Teología, fraile menor, y señaladamente El Heraldo de Cristo 7 las meditaciones que él había orden udo para todos los días del año, en treinta parágrafos especiales. Con gran admiración y reverencia recibió y examinó aquellos libros el susodi¬ cho fraile menor. Y, luego, en el mismo lugar de Montpellier, compuso el reverendo Maes¬ tro un libro intitulado Arfe demostrativa, que leyó públicamente...» Pero, si fueron legión los libros que Ramón Llull escribió en Montpeilier: el Arte compendiosa de la medicina, el Libro de la luz, el Libro de las regiones de la sanidad y de la enfermedad, el Libro del caos, el Libro del entendimiento, el Libro de la Memoria, el Libro de la voluntad... Una fuerza irresistible me impulsa a bajar a tierra para buscar ansioso" las huellas venerandas del Doctor Iluminado y recoger el último bastión de sus dispersos escritos. Mas yo me debo a mis compañeros, y mis compañeros duermen dulcemente. ¡Dormid y descan¬ sad, que,nos quedan muchas jornadas que andar! Día S7. [Por la Provenza] VIGNON, la ciudad del aguilucho que aprieta la llaves entre sus garras, está dormi '' da. Mas, en el silencio de la noche, siento resonar la grave voz de Pedro de Luna que, firme y erguido en su áspera Roca, desafía al mundo entero con estas palabras que eran como la.divisa del papa aragonés: «¡No bajaré jamás! ¡Papa soy y papa moriré!» Una mano amiga, la del cantor de Nerto, me guía a la luz de la luna, por las calles y callejas de la antigua rival de Roma. Allá, a horcajadas sobre el caudaloso Ródano, el majestuoso y largo puente de piedra que, como un camino de arcos triunfales, unía a Francia con la Provenza. Acullá, asentado,sobre la Roca escarpada y mirándose en el espejo del río, el palacio pontifical, tocando con la corona de sus siete torres cuadradas la bóveda celeste. Más abajo, ungidas de leyenda, iglesias y capillas, tabernas y posadas, 'mansiones adornadas con ricos fanales y gárgolas en bellas guirnaldas con las de alero a la genovesa. Todavía graznan las aves de rapiña entre las flores y hojarasca de los ventanales del gran castillo. Todavía chillan los vencejos, revoloteando entre sus almenas. ¿Qué más diré? Rumores oigo que parecen el eco de aquellas voces ensordecedoras que resonaban en La Calado, la calle prócer de Avignón, en los días de la linda baronesa de Castel-Renard: — Aquí está la embajada española!—¡Paso que llega el señor Preboste, acompañado de sus arqueros!—¡Los diputados del rey de Hungría!-¡Viva la princesa María!—¡Viva el papa Be¬ nedicto!—¡Dios os guarde, señora Micaela! - iAy, maese Eusebio, qué fatigada estoy! Permi¬ tidme que tome mi abanico...—¿Quién quiere naranjas de Mallorca?—¡Sandía fresca, ensai¬ madas, tortas!—¡Ay, me han rasgado mi faldellín! - ¡Yo perdí mis rosarios!—¡El andrajoso, ése de la montera amarilla! ¡A la judería, a su madriguera! Ala verdad—como ya observó el traductor castellano Morales Sanmartín-, Avignón vive en las páginas de Nerto como en Soíambó de Flaubert y Afrodita de Louys y Quo Vadis de Sienkevvic reviven las ciudades de Cartago, Alejandría y Roma. Mientras dure nuestro paso por el mediodía de Francia, solar de la poesía provenzal y cuna dé la lírica euro¬ pea, ¿cómo no pensar en Federico Mistral, cantor de Nerto, Mireyo, Calendau, Lou Rose, Lou Isc/o d'or...? ¿Cómo olvidar la leyenda de la linda baronesa de Castel-Redard y de Rodrigo de Luna, y los idílicos amores de Vicente y la gentil zagala de las almezas? Y aun en nuestro leve sueño, mil veces turbado y otras tantas reconciliado, ¿cómo no soñar con las brujas de Taven y la Cabra de oro, y con las Danzas de los duendes en Trinquetaille, y con la historia de las tres Marías y otras leyendas provenzales? ¡Soñar! ¡Sí, sí, soñar! Porque también yo canté con el poeta florentino Della Casa, en aquella noche interminable, avara de silencio y de paz: O sonno, o delia quetq, utnida umbrosa notte placido figlio; o de' mortali egri conforto, oblio dolce de' mali si gravi, ond'é la vita aspra e noiosa... 8 El Heraldo de Cristo Y el sueño no fué indócil o mi voz. Y voló hacia mí, Y posó y extendió sobre todos los miembros de mi trabajadó cuerpo sus negras alas... Al despertarme, a la primera luz del alba, en la ciudad de Marseille, pude darme cuen¬ ta -¡oh, horror!—de que había dormido la mayor parte de la nóche a cuesta de los sufridos hombros de un señor desconocido, que me miraba con viva simpatía. Sus ojos brillaban como dos brasas, pero su brillo era inefable como el del hogar en una noche de invierno. Le presenté mil excusas que él rehusó cortésmente, en un castellano muy lindo, matizado de dulces arcaísmos. El dialogo brotó espontáneamente: —¿De dónde es Vd.? — De Turquía. —¿Cuándo aprendió el castellano? —Lo chupó con la leche de los pechos de mi madre. —¿Era española su madre? —Turco. —¿Y sus abuelos? - > —De Turquía, también. Muy luego me reveló que él era un judío sefardí, oriundo de Mallorca y nacido en Tur¬ quía, Más aun. Díjome que las comunidades de judíos sefardíes despulsados de España en 1492, siguen amando con toda el alma a la Madre Patria, y conservan en sus actuales resi¬ dencias de Constantinopla, Rodas, Esmirna, Salónica, etc., no sólo la lengua de Castilla, sivo, también, los romances que aun hoy día cantan las madres castellanas a sus hijos. Un sollozo seco y único cortó el hilo de nuestra conversación. Una dama que estaba frente de mí lloraba sin consuelo, porque había perdido una de las dos grandes pérlas de sus pendientes de oro.—Yo aprecio muy mucho estas perlas-decía -, porque, siendo niña, me las trajo de tierras muy lejanas mi abuela materna, y, además, son de inestimable valor. Al aparecer la tan codiciada gema en una de las arrugas de la almohadilla del asiento, salí hacia una de las anchas ventanillas del corredor, para unirme o mis compañeros que estaban admirándolos bellos paisajes de la Costa Azul: Cannes, Niza, Monaco, Monté Cario, con sus villas de ensueño, y sus bosques nemorosos y sus calas encantadas... Al volver a! lado del judío sefardí, éste se quejó amargamente de la poca caridad que muchos cristianos tienen para con los judíos por los cuales Cristo oró en su cruz: ««Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen». ¿Cómo iba yo a desmentirlas terribles acusa¬ ciones del judío amigo, si la neo conversa ruso-judía Raquel María escribe con 'sangre de su corazón en sus memorias: «¡Oh,! ¡El triste capítulo del antisemitismo! Actitud la más la¬ mentable de numerosos cristianos que así apartan del cristianismo a muchos judíos que aman a Cristo! ¡Qué bien los comprendo, pues yo misma me sentí’detenida durante cierto tiempo! Achacan a todos los cristianos ese terrible pecado de antisemitismo que tan profun¬ damente los ofende. ¿Y no ofende, igualmente, a todo cristiano verdadero, siendo así que ofende a Dios? ¡Pobres judíos! Así cometen ellos mismos la misma falta que reprochan o los antisemitas, los cuales hacen responsables a todos los judíos de los atropellos cometidos por unos pocos...» Y volviendo a la perla perdida y hollada, ¿querrá creer el amigo lector que se trataba, nada menos, de una perla de Manacor? (Continuará) P. M. CALDENTEY, T.O.R. Primer Congreso Internaeional de Dirigenies de la V. 0. L ^^ONConggrraensoenItnutseiarnsamcoio, nseal he celebrado de Dirigentes en de Roma, del 17 al 20 la Tercera Orden de 'diciembre, Regular. un Verdaderamente internacional, por haberse reunido allí representantes de Hermandades de todas las naciones europeas y de muchas d© América: Canadá, Estados Unidos, Méjico, Colombia, Cuba, Brasil... Pronunció el discurso de apertura y ofició en la solemne ceremonia, celebra¬ da en la Bosílica de los XII Apóstoles, el Emmo. Cardenal Gabriel Ignacio Tapou- ni. Patriarca de Antioquia, estando presentes los cuatro Rdmos. Padres Generales de la Orden de Menores, Conventuales, Capuchinos y de nuestra Tei'cera Orden Regular, varios centenares de religiosos y una imponente multitud de terciarios que llenabap las tres naves de Id Basílica. En la primera sesión, el Presidente abre los discursos demostrando que el mensaje de Paz y Bien de S. Francisco es la antítesis y el remedio contra los in¬ tentos mortíferos, siempre que se proclama la necesidad de defender, con las ar¬ mas, los derechos de justicia. Estudiar y aplicar este mensaje a la sociedad actual será el trabajo del presente Congreso. Después de dar lectura al telegrama colectivo de los cuatro jRdmos. Padres Generales al Santo Padre y escuchar los saludos de los representantes de las na¬ ciones por lenguas, empezóse el estudio de los siguientes temas.- 1. Naturaleza, finalidad y actualidad de la Venerable Orden Tercera de San Francisco. 2. Del apostolado en la V. O. T. Franciscana. 3. Obras de apostolado social y religioso, realizadas por los terciarios y cuales deben hacerse en la época actual. 4. De las relaciones y mutua cooperación entre la V. O. T. y los demás Ins¬ titutos y Asociaciones católicas. 5. De la coordinación internacional de las fuerzas y actividades de la V.O.T. Estos temas fueron magistralmente expuestos por eminentes terciarios secu¬ lares en las sesiones plenarias, celebradas en el aula magna del Pontificio Ateneo Antoniano, totalmente ocupada por congresistas; entre ellos tres Obispos, más de treinta Diputados de Itdlia, Catedráticos de Universidades, Gobernadores Ci¬ viles y varios centenares de religiosos. Por la tarde las sesiones hacíanse por lenguas sobre los temas y votos expues¬ tos, a fin de comentarlos, discutirlos y formular conclusiones prácticas y precisas para su aplicación en cada país. Apártelas conferencias de estudio, que llenaban la mayor parte del día, practicamos colectivamente las visitas jubilares de las cuatro Basílicas de San Pa¬ blo, Santa María la Mayor, San Juan de Letrán y San Pedro, con misa de Comu¬ nión en cada una de ellas; y se organizó solemne Via-crucis en el Coloseo, pro¬ nunciando interesante parlamento el Rdmo. P. Juan Boccella, Ministro General de nuestra Orden, el cual impartió la bendición con el Lignum-Crucis. Día 20, último del Congreso, el Santo Padre^recibió en la Basílica de S. Pedro, a todos los congresistas. Departió largo rato con los Generales de la Orden Fran¬ ciscana y Comisión organizadora, dirigió palabras de orientación y recomendó a todos el trabajo de llevar al mundo la caridad y la penitencia. En la tarde del mismo día, tuvo lugar la última sesión, durante la cual reci¬ bióse atento telegrama de Su Santidad, formuláronse diversas peticiones y des¬ pués de presentar los votos de las secciones para su aprobación a los cuatro Rdmos. Padres Generales, y la petición unánime de que se impriman en todas las lenguas modernas las conferencias y trabajos del Congreso y se mande a todo el mundo un mensaje con el lema y tema PAX ET BONUM, el Emmo. Cardenal Cle¬ mente Micara, Prefecto de la Congregación de Religiosos, con un magnífico dis¬ curso y devota función eucarística, clausuró el Congreso, cuyas conclusiones publicaremos en otro número. A. B. E L CO N D E MALO Ai Rdo. P. Antonio Rigo, colaborador de nuestro «Cançoner Popular de Mallorca». Ia sección folklòrica de esta revista es del agrado de muchos suscriptores,como hemos podido comprobar en nuestros viajes por los pueblos de Mallorca. Pues bien, hay algún majadero que hace gestiones para que desaparezca esta sección y aprovecha cuántas coyunturas se le presentan, para despotricar contra el folk¬ lore que vamos publicando. Ya lo saben nuestros omigos. Si desaparecen estas páginas dedicadas a los humildes y donde se habla de cosas humildes, nuestros amigos podrán agradecer el favor a... (Si importa, publicaremos, cort todas las letras, el nombre del entrometido.) En este número, damos la famosa «Cançó del Comte Mal», que es una de piezas mejores del folklore mallorquín. De las mejores y de las menos sabidas. Con todo, la hemos encontrado en Artá, Muro, Ariany y Capdellá. En casi todos los pueblos mallorquines, hemos preguntado, en vano, por la «Cançó del Comte Mal». Esta canción es originaria de Cataluña. Trasplantada a .'Mallorca, el pueblo la aplicó ql Conde de,Santa María de Formiguera (1627-1694) célebre por las fe¬ chorías que cometió. La canción, naturalmente, las agranda. La virtualidad de la susodicha canción ha sido extraordinaria- Ha inspirado largos y robustos poe¬ mas como los de Sagarra y Colom y ha sugerido bellas composiciones a poetas tan excelsos como Verdaguer, Maragall, Guimerà y Carner. (El majadero aludido vaya tomando nota de la importancia del folklore.) Tenemos diferentes versiones de la «Cançó del Comte Mal». Publicamos la más corta, por apreturas de espacio. El argumento de la canción es el terrible diálogo que el Conde, ya difunto y condenado al infierno, tiene con su esposa a la que, envuelto en llamas, súbitamente ha aparecido. Se cantaba esta canción especialmente durante la recogida de aceitunas. —Com vetiau tota soleta, muier leal, com vetiau tota soleta, mon desigual? —Jo no vetl tota soleta, lo Comte Mal, jo no vetl tota soleta, valga'm Dóu val! - Qui és qui vos fa companyia, muier leal, qui és qui vos fa companyia, mon desigual? - Vetl amb Jesús i Maria, lo Comte Mal, vetl amb Jesús i Moría, valga'm Déu val! —A on són les vostres filles, muier leal, a on són les vostres filles, mon desigual? —Dalt la cambra són qui (filen, lo Comte Mal, dait la cambra són qui filen, llana d'antany. - Meles voleu deixar veure, muier leal, me les voleu deixar veure, mon desigual? -Vós les me retgirarieu, lo Comte Mal, vós les me retgirarieu, valga'm Déu val! —Com les vos retgiraria, muier leal, com les vos retgiraria, mon desigual? —Flamades de foc llançau, lo Comte Mal, flamades de foc llançau, valga'm Déu val! -Què és que teniu an ets uis, lo Comte mal, què és lo que teniu an ets uis. valga'm Dóu val? — Males coses que he mirades, muier leal, males coses que he mirades, mon desigual! — Què és que teniu an es nas, lo Comte Mal, què ós que teniu an es nas, valga'm Déu val? —Males coses que he olorades, muier leal, males coses que he olorades, mon desigual! —íQuè ós que teniu a sa boca, lo Comte Mal, què és que teniu a sa boca, El Heraldo de Cristo 11 valga'm Déu val? lo Comte Mal, —Males coses que he gustades, vols dir per on ets entrat, muier leal, valga'm Déu val? males coses que he gustades, -Pels retxats de la finestra, mon desigual! muier leal, - Qué és que teniu a sa Mengo, pels retxats de la finestra, lo Comte Mal, mon desigual! qué és que teniu a sa Mengo, -Vols dir amb qui ets vengut, valga'm Déu val? lo Comte Mal, - Són les converses dolentes, vols dir amb qui ets vengut, muier leal, valga'm Déu val? són les converses dolentes, — Defora tencel cavall, mon desigual! muier leal,5 —Qué teniu a ses oreies, defora tenc el cavall, lo Comte Mal, mon desiguali qué teniu a ses oreies, — Li voldries donar ordi, valga'm Déu val? 10 Comte Mal, —Males coses que he sentides, 11 voldries donar ordi, muier leal, valga'm Déu val? males coses que he sentides, — El meu cavall no viu d'ordi, mon desigual! muier leal, - Qué és que teniu an es cap, el meu cavall no viu d'ordí, lo Comte Mal, mon desigual! qué és que teniu an es cap, —Voleu-me dir de què viu, valga'm Déu val? lo Comte Mal, —Males coses que he pensades, voleu-me dir de què viu, muier leal, males coses que he pensades, valga'm Déu val? —Viu d'ànimes condemnades, mon desigual! muier leal, —Qué és que teniu an es peus, viu d'ànimes condemnades, • lo Comte Mal, mon desigual! què és que teniu an es peus, —Vols-me dir per què t'has condemnat, valga'm Déu val? lo Comte Mal, -Males passes que he donades, muier leal, males passes que he donades, vols-me dir per què t'has condemnat, valga'm Déu val? —Per un acte fals qué he fet, mon desigual! muier leal, - Quéés que teniu an esgenois, lo Comte Mal, per un acte fals que he fet, mon desigual! qué és que teniu an es genois, —Voleu-me dir on el teniu, valga'm Deu val? lo Comte Mal, - Males coses que he adorades, voleu-me dir on el teniu, muier leal, males coses que he adorades, valga'm Déu val? — Dins la paret enguixat, mon desigual! muier leal, - Qué és que duis a ses mans, dins la paret enguixat, lo Comte Mal, mon desigual! qué és que duis a ses mans, valga'm Déu val? --Males coses que he paupades, muier leal, males coses que he paupades, mon desigual! •> — El gall canta i no te'n vas, mal esperit; el gall canta i no te'n vas: ja és mitja nit! — El gall canta i torna cantar! Ja és mitja nit i me n'he d'anar! - Vols dir per on ets entrat, R. G. B. DE LA ORCIÚNCULA ANTESALA VfO íe adentres, impaciepte lector, en la intimidad de nuestra conversación fa¬ miliar -que tal va a resultar nuestra croniquilla que saldrá D, m. c&da mes—no te adentres, repito, sin antes aguardar siquie¬ ra unos momentos en la antesala de un prólogo. Y este prólogo servirá para decirte que estas líneas, solicitadas por numerosas pe¬ ticiones de bienhechores y aniigos y de familias de los colegiales, son sencillamen¬ te continuación de las que, igualmente encabezadas por el título «DE LA PORGIÚNCULA» publicábamos antaño todos los meses en «Ei Heraldo de Cristo», daii do relación de la vida íntima del Colegio. El Seminario Seráfico La Porciúncula del cual es dulce Patrona Ntra. Sra. de los Ángeles, y donde hasta el 'pasado trienio se enseñaban además de humanidades, lodos los cursos de Filosofía y Teología, viene en la actualidad funcionando sola¬ mente como Seminario Menor, desde la fecha del 5 de octubre de 1947. Uno tras otro despidiéronse de nosotros todos los grupos de alumnos filósofos y teólogos para proseguir sus estudios en el escolasticado del convento de Inca y en las aulas de las Pontificias Universidades de Roma. Se nos fueron... Sentimos su año¬ ranza. Se alejaron los más adelantados. Pero... ¡se nos dejó la mejor parte: la niñez y adolescencia que es sonrisa y esperanza... Partiéronse los mayores, los ya formados a costa de sacrificios, mas quedáronse los benjamines. ¡Más hermosa que el fruto es es la flor. Pero, hele aquí lector querido, que por la complacencia de la Providencia de Dios y por la bendición de nuestro Padre San Francisco,nuestro Seminario, aun contando solamente con alumnos humanistas de nue¬ vo ya, en nuestros días, vuelve a encon¬ trarse lleno, repleto, desbordante de vo¬ caciones. Tras aquel deshojamiento de un trienio hace, en el jardín seráfico reflore¬ ció el milagro primaveral. | Hoy nuestro Colegio, pujante retoño de jovencitos as¬ pirantes al sacerdocio, en tierno y apreta¬ do rebrotar ofrece las !?más y mejores ga¬ rantías de expansión apostólica y misio¬ nera de la Provincia Española de Ik Tercera Orden Regular, que salvó ya ma¬ res y continentes. Por eso en la salutación que con motivo de la visita canónica re¬ cientemente se dirigió a todas las Rdas. Comunidades de esa misma Provincia pu¬ dieron insertarse estas palabras: «Tenemos, gracias a Dios, más vocaciones que nunca; debemos por tanto agradecei al Señor tan¬ ta largueza». Y con tales halagüeñas esperanzas, au¬ gurio de próxima y bella realidad, llega¬ mos a loslpriméros albores de 1951. ECOS DEL AÑO SANTO Cl bien es nuestro propósito comunicar a los lectores en cada número de la revis¬ ta lo precisamente acaecido durante sólo el mes anterior, no podemos sin embargo substraérnosla comunicar’esta vez primera, y aunque brevísimamente, las impresiones vividas durante el Año Jubilar de 1950. Secundando la más apremiante ansiedad del augusto Pontífice, hemos ofrecido par¬ ticularmente ese Año Santo nuestras ora¬ ciones y sacrificios para la consecución de la Unidad de las iglesias cristianas, para el retorno a la barca de Pedro de los náufragos de la Fe. La apertura de la Puer¬ ta Santa, las noticias de las múltiples car¬ tas y relatos de nuestros estudiantes teó¬ logos del Colegio de la Inmaculada Con¬ cepción de Roma, las cintas magnetofóni¬ cas que se nos ¡enviaron, las solemnísimas canonizaciones, todo despertó muy grande interés entre los alumnos. Culminó nuestra emoción aquel 1.” de Noviemb’·e, Festivi¬ dad de todos los Santos, en que a través de las ondas hertzianas nos llegó la voz del Santo Padre, proclamando dogmática¬ mente la Asunción de María \\ Santísima en cuerpo y alma a los cielos. Los magnos congresos celebrados este año oara dirección de Seminarios Seráficos de España y Federación de las Ramas de Tercera Orden Regular, resultaron para nosotros de trascendencia tal que, en cró¬ nicas sucesi.vas, tal vez nos veamos en la precisión de tener que dar de ellos rela¬ ción desde estas columnas. Y con eso nos despedimos, lector, hasta el próximo mes, si Dios quiere. Enero de 1951. WADINGUEZ ¡DEVOTOS DE SAN FRANCISCO Y AMIGOS DE LAS ' MISIONES! CON EL IMPORTE DE UNA ENTRADA DE CINE ^ O DE FUTBOL, O DE UNA BARRITA DE LABIOS O DE UN HABANO, ¿NO PODRIAIS CONTRIBUIR A LA BECA DEL NIÑO POBRE DE NUESTRO COLEGIO DE LA PORCIUNCULA? NO TE OLVIDES DEL DIA DEL SEMIÑARIO SERAFICO.. I i#il La iglesia provisional de la Parroquia de Primavalle (Roma). Vista interior. UNA NUEVA PARROQUIA ENCOMENDADA A LA \\T. O. R. A nuQ\\tcL de Á/tta. Señota de la Salud de ^tímaitalle f)Q.omaj Aunque brevemente, porque no da a más el espacio de que disponemos, nos place evocar un acto celebrado de una manera bien sencilla, pero con acusados perfiles de ufanía y emoción: la erección y bendición de la nueva parroquia de Ntra Señora de la Salud, del populoso barrio de Primavalle (Roma), encomendada a los religiosos de la Tercera Orden Regular Franciscana, esa parroquia que, después de los que lleva anejos el régimen de la Orden, absorbe todos los cuidados y desvelos de nuestro P. Ministro General. Rvdmo. P Juan Boccella. El acto tuvo lugar día 21 de octubre de 1950, Ofició la solemne ceremonia el Excmo. y Rvdmo. Sr, Arzobispo Vicegerente de Roma Monseñor Traglia, y a ella estuvieron presentes, a más del Rvdmo. P, Bocella y Curia Gene- ralicia, varios arzobispos, obispos, embajadores cerca del (Juirinal y de la Santa Sede —entre ellos el de los Esta¬ dos Unidos de América Excmo. Sr. D. J, Dunn—, monseñores, concejales y otras conspicuas personalidades reli¬ giosas y civiles. Después de la bendición, el Excmo. y Rvdmo, Sr, Arzobispo Vicegerente pronunció un elocuente sermón en el cual dió las más expresivas gracias al Rvdmo. P. Bocella, quien —dijo S. E, I.—con la construcción de esta pa¬ rroquia se hace benemérito de toda la Diócesis Romana. Contestando a las palabras del Sr. Arzobispo Vicege¬ rente, el Rvdmo, P. General dijo que, después de Dios, las gracias debían darse a todos aquellos que, con sus li¬ mosnas, habían hecho posible la realización de tal empresa, singularmente a todos aquellos insignes bienhechores de los Estados Unidos de América, que habían sufragado los gastos de todas las obras hasta hoy realizadas. El mismo día el Excmo, Sr, D. Alcides de Gasperi, Presidente del Gobierno de la República Italiana, envia¬ ba al Rvdmo. P. Ministro General el siguiente telegrama: “En la inauguración de esta Parroquia, envío mis más cordiales felicitaciones. Alcide De Gasperi ‘ Para el celoso e incansable P, Ministro (3eneral vayan, también, los votos más expresivos de El Heraldo tíe CrlStO, El Rdmo. P. Juan Boccella, Ministro General de le T. O. R., artífice supremo de la nueva parroquia. LA SANTISIMA VIRGEN Introducción motivo de haberse'definido como verdad de fe la Asunción de la Santísima Virgen en cuerpo y alma al cielo, es natural que, viéndola tan honrada per Dios, se incremente, entre los cristianos, la devoción a Nuestra Señora. Así, lo espera y desea el Sumo Pontífice. Para avivar, por nuestra pane, en la modesta proporción de que somos capaces, en el pecho de nuestros lectores, el amor a la Madre de Dios, nos proponemos durante el presente año, hablar, todos los meses, de algún misterio o festividad [litúrgica de Nues¬ tra Señora Santa María. En su obsequio, desearíamos hacer arte religioso o sea poner las bellas letras al servicio de la más bella y santa de las criaturas. Quiera Dios conceder un próspero resultado a la tarea que hoy emprendemos. La Madre del amor bendiga nuestra pluma de aprendiz de escritor, para tratar de Ella, en esta especie de año mariano, lo menos indignamente posible. Los atributos de Dios y los nombres de María Dios es espíritu simplicísimo y, por consiguiente, muy ajeno a toda composición de partes. Sin embargo, para entender un poco lo que es Dios, nos vemos obligados a prescindir de la exactitud rigurosa y estudiar, sucesivamente, los llamados divinos atri¬ butos, aunque todos sean, por igual, Dios mismo. En realidad, entre los divinos atribu¬ tos, no hay ninguna distinción o diferencia. Si procedemos de este modo, es para condescender con nuestra flaqueza intelectual, supuesto que no podemos abarcar a Dios, aunque sea imperfectamente, con un solo concepto o idea. La inteligencia humana es tan ruin que, aUntentar comprender algo de Dios, ha de ir como por partes. Por esto afirmamos; «Dios es eterno», es decir, sin principio ni fin; «inmenso» esto es, sin límites; «omnipotente», o sea que puede hecer todo aquello que no envuelve contradicción,- «santo» que equivale a bueno en grado infinito,- «inteligente» pues lo sabe todo, penetra en los escondrijos déla conciencia y conoce los más inaprensibles movimientos de nuestro espíritu.Y hablamos de la «providencia» de Dios,de su «justicia y misericordia», de su «grandeza», de su «hermosura». Es a saber, damos diferentes nom¬ bres a la esencia simplicísima de Dios al objeto de rastrear un poco mejor lo que sea el mismo Dios. Pues, así como los teólogos disertan de los divinos atributos para dar" una idea me¬ nos deficiente de la divinidad y así como la Escritura aplica distintos nombres a Cristo a fin de que resalte mejor la grandeza del futuro Mesías, del mismo modo el pueblo cristiano (que tiene su mariología y es teólogo a su manera, aunque más con el amor que con el raciocinio) invoca a Nuestra Señora con una inagotable variedad de títulos, con un sin fin de advocaciones, pues los cristianos sienten que, sólo con muchos nom¬ bres, se puede declarar (por más que siempre imperfectamente) la excelsitud de María La alteza de la Virgen San Bernardo va a la cabeza de los devotos de la Madre de Dios. Al cantar las glo¬ rias de María, Bernardo pone en las palabras un temblor de corazón enamorado. Y fué, precisamente, San Bernardo quien asentó este audaz principio que han aceptado todos los mariólogos de nuestros tiempos. «Dios hizo a la Virgen tan hermosa, imprimió en su bendita alma unas huellas tan vastas y profundas de la divinidad (la divinidad El Heraldo de Cristo 17 casi se traspasó a María) que, sin temor de excederse por carta de más, se puede atribuir a Nuestra Señora cuánto de excelente y Imaravilloso seamos capaces de imaginar. Con estas dos únicas limitaciones: no proclamarla Dios y no suponer en Ella privilegios que estén en oposición con las verdades reveladas.» Tratándose de María, podemos tomar por norma los valentísimos versos que el teólogo y poeta Santo Tomás de, Aquino, saliéndose de su habitual sosiego, aplicó a la sagrada Eucaristía. Versos que, refiriéndolos a la Virgen, traduciríamos como sigue: «Al ensalzar a la Madre de Dios, atrévete a cuánto puedas. Por mucho que encarezcas sus méritos, la realidad se levantará siempre por encima de tus más extremados elogios.» ¿Quién, aquí, no recuerda aquellos magníficos tercetos de Dante que son de lo más exquisito e inspirado que se ha dicho de María? «Virgen Madre, hija de tu Hijo, hu¬ milde y encumbrada más que otra criatura, blanco eterno del pensamiento de Dios. Tú eres aquella que, en tanto grado, ennobleciste la naturaleza '.humana que su Criador no se desdeñó de tomar nuestra propia carne.» (1) Para que resalte más la excelencia de la Santísima Virgen, comparémosla con los santos. Los santos poseyeron, como es evidente, todas las virtudes. No obstante, así co¬ mo los hombres se especializan en alguna arte o ciencia, del mismo modo los santos sobresalieron en alguna virtud. Esta especialización es la que da, a cada grupo de san¬ tos, una inconfundible fisonomía. La fe y la fortaleza som las virtudes características de los mártires, caballeros sin miedo y sin tacha. La esperanza fulge en los patriarcas y profetas que se santificaron esperando al Mesías. Otros santos se han distinguido por la 'caridad, practicando les obras de misericordia corporales y espirituales. Los doctores y santos padres pusieron su poderosa inteligencia al servicio de la verdad religiosa. Los confesores, serenos y prudentes, brillan por su don de consejo. Unos santos se distinguieron por su apostola¬ do,- otros, por su vida solitaria,- éstos, por su desprendimtento,- aquellos, por su candor virginal. Mas, al referirnos a las virtudes de Nuestra Señora, ya no ponemos límite ni tasa, pues tuvo, en grado heroico, la plenitud de todas ellas. Por cuyo motivo la llamamos, cón razón. Reina de todos los santos. Y es que, sobre María, reposó el Espíritu del Señor y el alma de Ella redundó con la superabundancia de los celestiales carismes. No debo causarnos extrañeza que la Virgen eclipse, con su resplandor, a todos los santos, pues se remonta, por gracia, incluso sobre los mismos ángeles. (2)"*^ , Nuestra Señora, en su profunda humildad, advierte sus propias excelencias y las (1) Vean nuestros lectores cómo se repiten las ideas a través de los siglos. El pensa miento de Dante «hija de tu Hijos y el mismo juego de palabras, lo encontramos en el rezo litúrgico. Por ejemplo, en el responsorio de la lección III, común de fiestas de la Virgen; «Genuisti qui te fecit, et in aeternum permanes Virgo.» Enel himno de Laudes del mismo común: «O gloriosa virginum—sublimis inter sidera-qui te creavit, parvulum - lactente nutris ubere». En la antífona mariana propia del Adviento; «Tu quae genuisti, natura mirante, tuum sanctum Genitorem». Y San León Papa (día VI, octava de Navi dad, lección V); «Hodie, enim. Auctor mundi editus est utero virginali, et qui omnes naturas condidit, ejus est factus filius, quam creavit». (2) Así lo dice San Sofronio (Brev. *9 dic., lec. IX) cuyo hermoso texto traducimos. «Tú ennobleciste la naturaleza de los hombres. Tú superaste los coros de los ángeles. Tú obscureciste el resplandor de los arcángeles. Tú te alzaste sobre las sillas de los tronos. Tú empequeñeciste la grandeza de las dominaciones- Tú te adelantaste en poder a los principados. Tú venciste la fortaleza de las potestades. Tú fuiste más poderosa, en vir¬ tud, que las mismas virtudes. Tú, con ojos terrenales, venciste la clara visión de los que¬ rubines. Tú dejaste atrás el vuelo'de los serafines que tienen seis alas. Tú, finalmente excediste, en mucho, a toda criatura.» 18 El Heraldo de Cristo proclama con emocionada gratitud, pues la humildad no le impedía conocer la ver¬ dad. La humildad no es gazmoñería, sino apreciar los dones recibidos y dar, por ellos, la glorie a Dios. Un santurrón o un tonto no es propiamente un humilde. La Santísima Virgen canta en el Magníficat: ^Mi alma engrandece al Señor. El ha mirado, con ojos de bondad, la pequeñez de su esclava Y he aquí que, a porfía, me aclamarán bienaventurada todas las generaciones. Porque ha hecho, en mí, cosas grandes el que es poderoso Y su nombre santo». La Iglesia pregona, también, la sublime dignidad de Nuestra Señora. La vieja madre iglesia, ducha en el arte de ensalzar a sus héroes, en tratándose de la Virgen, se confiesa vencida y halla expresiones a la altura de los merecimientos de la Madre de Dios. Y, como pasmada, balbucea; «¡Oh santa e inmaculada virginidad! Yo no acierto a glorifi¬ carte cual mereces, pues Aquel que no cabe en la inmensidad de los cielos, quiso ence rrarse en la angostura de tu seno». «¿Qué diré, escribe San Epifanio, de la ilustre y santa Virgen? Si exceptuámose Dios, excede a todos y nadie, ni los mismos ángeles, sabría cantar soficientemente sus loores.» (Brev., 15 die. lee-, VIL.) Por esto, entre los escritores eclesiásticos; citados en el rezo litúrgico de la Virgen, se nota como una competición,; como un afán de superarse, de forzar el idioma y ofrecer a los lectores conceptos peregri¬ nos. Y todos, a la postre, vienen a dcelararse fracasados- Como el mar no puede meterse eh un hoYo, así tampoco, en humano idioma, las alabanzas de la Virgen. Sean epílogo o conclusión de este apartado, unos versos de aquel sabroso poeta pri¬ mitivo, Gonzalo de Berceo, quien, después de asegurar que la gloriosa Santa María es ícomo pozo fondo», añade: «Tal es Sancta María como el caudal rio—que todos beven delli, bestias e el gentío:—tan gran es eras como eri e non es más vazio,-en todo tiempo corre en caliente e en frió». (Dante, más artista y más teólogo, resume, en un solo terceto, las grandezas de la Virgeiv- «In te misericordia, in te pietate,—in te magnificenza in te s'aduna—quantunque in creature è di bontate.» Par. XXXIII, 19-21.) Letanía lírica El pueblo cristiano, como dijimos más arriba, da muchos nombres a la Virgen, pre¬ cisamente por las maravillosas prerrogativas con qué Dios la enriqueció. Estos títulos, diversos aspectos de su divina grandejza, son las condecoraciones que los cristia¬ nos han colgado sobre el pecho de María por sus bondades Y rnilagros, por sus victorias contra Luzbel y las herejías, por su incomparable dignidad de Virgen y Madre de Dios. El pueblo cristiano ha comprendido, con el corazón, que, solamente, con muchas advo¬ caciones, podría declararse algo de lo que vale y puede María, y ha procedido en con¬ secuencia. La letanía lauretana, por ejemplo, es un himno triunfal o brillante desfile de nombres gloriosos, donde se pregonan de la Virgen las cosas más lindas, más exquisitas Y más afectuosas que puedan sugerir, en íntimo consorcio, el arte y lu piedad. Y lodos aquellos títulos, en conjunto, nos dan una impresión menos iiriperfecta de María: la omnipotencia suplicante, la encarnación de la divina misericordia, la mediadora uni¬ versal de todas las gracias, la Corredentora del linaje humano y la Reina de cielos Y tierra. Pero es tanta la excelencia de la Virgen que el pueblo cristiano, no satisfecho aun con las advocaciones de la letanía, le da otras muchas. Cada país y uun cada pueblo la nombra de un modo diferente, nombres que sirven, a maravilla, para promover el amor a la única Madre de Dios que está en los cielos y darnos a conocer, un poco más» sus privilegios. P. RAFAEL GINARD BAUCÁ Doña María Segura de Valls Mirdaand dcoon aqulae mlaumeritreancolons lajusttroasn,-qpuuirlii¬¬ ficada por los sufrimientos de una enfer¬ medad larga y dolorosa,- confortada con los santos sacramentos y repetida recep¬ ción de la Eucaristía, murió en el Señor el día 4 de diciembre pasado, la fervorosa terciaria D.® María Segura de Valls Valle- rióla- Madre ejemplar y ejemplar cristiana supo hacer de su familia un templo de Dios, donde se cree, se reza y se respeta la Santa Ley,- y donde el Señor, en retorno, bendice copiosamente un trabajo perseve¬ rante y activo dirigido con espíritu de buen católico por su esposo D. Antonio. De lo que supo hacer como madre es testimonio palpable la formación de sus hijos, cuya docilidad y respeto y cuyo mutuo afecto contrastan con las corrientes de independencia, insumisión y egoísmo que carcomen la familia moderna. De lo que hizo como cristiana no es po sible hacer el resumen. Porque sus obias de piedad corrientes y visibles no la dis¬ tinguían de otras señoras piadosas,- pero los ángeles del cielo eran testigos de su preocupación por el esplendor del culto, por la solemnidad de las funciones religio sas, por el decoro de los sagrados altares; y aunque particularmente devota de la Santísima Virgen y de San Pancracio, már¬ tir, su devoción y su celo se extendían a cuanto se relaciona con la honra de Dios, con intención recta y miras elevadas. Su caridad se rigió por el precepto evan¬ gélico de que su mano izquierda no supie¬ ra lo que daba su derecha,- y por ella se enjugaron muchas lágrimas y se aliviaron muchas necesidades que los hombres ape¬ nas conocen, pero que conocen perfecta¬ mente Dios y sus ángeles. Bien podía morir tranquila aquella mu¬ jer que había acumulado en la presencia del Señor el mérito de tantas buenas obras y dejaba a sus hijos D. Cayetano, D. Anto¬ nio Y D.® Leonor la preciosa herencia de su fe, de su piedad y de su caridad,- y ha¬ bía sido para su esposo D. Antonio el re¬ galo que, con una buena esposa, hace Dios al hombre bueno en premio de sus buenas obras. Descanse en paz la ejemplar terciaria y a D. Antonio, á sus hijos y a sus familiares todos, la expresión de nuestra más sentida condolencia. Artá. - Con la paz de los justos durmióse en el Señor la terciaria de San Francisco, D ® Juana Ana Massanet Ginard, habiendo llenado sus deberes de esposa, madre y cristiana con diligencia y perseverancia. En el silencio de una vida humilde y ejem¬ plar, con el encanto que da la práctica de todas las virtudes, se ganó el corazón de cuantos la trataron. A su esposo D. Miguel Lliteras, terciario como ella, a sus hijos Ana (misionera Franciscana), María (Her¬ mana de la Caridad), Lorenzo, Juan, Juana Y en particular a nuestro (hermano en Re¬ ligión Rdo. P. Miguel Lliteras, el testimo¬ nio más sincero de nuestra condolencia. Sancellas - Día 29 de diciembre bajó al sepulcro, el devoto terciario de N. P. San Francisco D. Julián Oliver Florit. Contaba 93 años de edad pasados todos ellos en el servicio de Dios y del prójimo. Amante del templo y del hogar, sus mayores deli¬ cias eran conversar con Dios y con sus hijos, a todos los cuales legó, como pre¬ ciosa herencia, el temor de Dios, que es principie de la sabiduría. A sus hijos P. Bar¬ tolomé Oliver, T. O. R. - de nuestro con¬ venio de Palma-, Julián, Juan y Paula el testimonio de nuestro pésame. Lluchmayor.—Día 27 de diciembre de 1950 pasó a mejor vida confortado con los santos sacramentos y la Bendición Apos¬ tólica, D. Jaime Lladó, Rotger, de 72 años de edad. Devoto terciario de N. P. San Francisco, profesaba singular cariño a nuestros religiosos de Lluchmayor, que tenían en D. Jaime a uno de sus más apre¬ ciados amigos. Como padre de familia fué verdaderamente ejemplar, dejando a sus hijos una sólida instrucción religiosa y el ejemplo de sus virtudes cristianas. A su apenada esposa, hijos e hijas el testimonio de nuestra condolencia. —Dia 27 del mismo mes bajó al sepulcro, confortado con los auxilios de la Religión, el conocido comerciante de Lluchmayor D. Juan Taberner, de 63 años de edad, bueno, afable, temeroso de Dios y amante del pró¬ jimo. A su esposa, hija, hermano D. Mateo, Profesor del Colegio de S. Buenaventura, y demás familia nuestro pésame. DESCANSEN EN PAZ. AMER D.® Juana Ana D. Juan Taberner, D. Jaime Lladó, Massanet, de Arta de Lluchmayor de Lluchmayor OGRAFIA Instituciones de Filosofía neo-es¬ colástica. Por el Dr. D. Emilio Gonzᬠlez. Tratado I: LOGICA. Un volumen de 14 X 20,5 cms , de 250 páginas, en rústi¬ ca, 30 ptas.; en tela, 40 ptas. Tratado II: CRITICA. Un volumen de 14x20,5 cms., de 208 páginas, en rústica, 28 ptas.; en tela, 38 ptas.—Difusora del Libro. Bai¬ lón, 19. Madrid. alumnos de seminarios, institutos y uni versidades, sino también a ios sacerdo¬ tes y a todas Iqs personas doctas que quieran dar a sus estudios, cualesquie¬ ra que éstos sean, una base sólida y racional, la cual sólo puede suministrar¬ les una conveniente iniciación en los principios y tesis fundamentales de la sana Filosofía. El autor, canónigo de la S. I. Catedral de Madrid, ha sido durante muchos años profesor de Filosofía en los Semi¬ narios Conciliares de Segovia y Madrid y es publicista sobradamente conocido en España y países hispanoamericanos por sus diversas obras y especialmente por su excelente tratado de «Lógica», del cual se hace ahora la segunda edi¬ ción. Esta nueva edición de la «Lógica» va precedida de una interesante Introduc¬ ción general a la Filosofía y aparece mejorada con nuevas aportaciones doc¬ trinales. A| publicarse la primera edi¬ ción un insigne catedrático de Filosofía dijo «que era el mejor tratado de Lógi¬ ca que existía en castellano». El tratado de «Crítica», dentro de su fondo genuinamente escolástico y tra¬ dicional, lleva un marcado carácter de actualidad, que refleja fielmente el es¬ tado de esta parte importantísima y fundamental de la Filosofía en los tiem¬ pos presentes. En ambos tratados, al fondo y solidez científica con que se estudian las cues¬ tiones, se unen una claridad y transpa¬ rencia de pensamiento y un lenguaje tan castizo y atrayente, que, en medio de la aridez propia de las materias fi¬ losóficas, hacen sumamente grata y comprensible su lectura. Están escritos en forma tal, que pue¬ den ser de gran provecho no sóloa los Enquiridión de Deontologia Mé¬ dica Texto latín-castellano. Por el R. P. Agapito de Sobradillo, O. F. M. Cap. Un volumen de 136 páginas, tamaño 22 por 14,5 cms., cubierta cartulina, 28 pe¬ setas. Difusora del Libro. Bailón, 19. Madrid. Cualidad es del Rdo. Padre Agapito de Sobradillo, bien conocido en los me¬ dios de moralistas y médicos, la de no contentarse con las desquisiciones y lecturas de su cátedra salamantina,sino saltara la palestra pública para plan¬ tear y resolver teológicamente y canó¬ nicamente los problemas de mayor ac¬ tualidad e interés. Su «Enquiridión de Deontologia Mé¬ dica» es una confirmación más de ésta su actitud. Perennes cuestiones ¡que sub¬ sistirán mientras se prolongue la vida humana y mientraslnvariablemente pen¬ da sobre ella una destinación a otra vida superior, sobrenatural y eterna, son las que se presentan en este libro y se resuelven conforme al divino cri¬ terio de la Iglesia católica. El Padre Sobradillo nos ha propor¬ cionado un libro imprescindible, con la ventaja de su fácil manejo, para sacer¬ dotes, médicos, farmacéuticos, juristas, educadores, predicadores y directores de cursillos de formación católica, y muy útil e interesante para el público en general. E N M E MO R I A Día 28 de octubre de 1950 bajó precipitada¬ mente al sepulcro, en su ciudad natal de Lluchmayor, el ilustre poetó local y Maestro de primera 'enseñanza D. Francisco Pomar. R. I. P- A. En me¬ moria de su inesperado tránsito y en homenaje al que por muchos años fué ornamento y decoro de la V. O. T., insertamos aquí la bella poesía que escribió con motivo del VI Centenario de la muerte de D. Jaime III de Mallorca, la última que brotó de la pluma del poeta. Aixeca el front, senyitde gloria, oh, vilo gran de Lluchmajor! que a l'últim Reí-de trista historia¬ li rets, avui, tribut d'honor... Si a la «Bataia», perd la vida i aquí el seu ceptre s'esmicà, tu li donares acollida pen&ant, nomès, que era un germà. La teva església primitiva,, tota moguda a caritat, rep les despulles, compqssiva, del pobre cos decapitat. Davant l'Insignia lapidària, els vianants d'aquest camí, tenguin als llavis la pregària, sempre que passin per aquí. Sempre en passar per la «Bataia» on un reialme fou trencat... quedant-ne, sols, una mortaio: el Crist en creu, enarborat. I a l'últim Rei-'de trista història — qui trobà adversa tota llei, tenguem-lo sempre a la rnemòrid i... bon repòs i bon remei! Plora l'antorxa solitària dins aquell temple amb son uii trist, i aprop la caixa funerària vetlla la Imatge d'un Sant Crist... I avui, sis voltes centenari, n'es aquell fet commemorat; en aquest lloc, lloc de calvari, alces, gentil, l'Arbre Sagrat, en aquest lloc, el més propici, dit la «Bataia», a tot arreu... Sobre l'altar del sacrifici, cóm hi mancava aquesta creu! I En Jaume Terç, trencant la sesta, qui hi troba dolç son dormitar dins l'ampla Seu, l'augusta testa aixeca avui per esguardar aqueixa terra malastruga, xopa de sang i,camp de mort, tot agraint, amb veu poruga, d'aquella gesta el bell record. OCIOS Y SOLACES GENIALIDADES UN TESTAMENTO FAMOSO ^^OSOTROS posiblemente no sabréis cómo el zapatero Manuel' Anchoa llegó a la posesión de la fortuna, cuando ya estaba entrado en años y no tenía más recurses que su trabajo escaso, con el que tenía que mantener a su numerosa familia. Es el caso que falleció hace muchos años, en Se/illa, un hombre inmensamente rico, que era vecino de Manuel Anchoa. El hombre no había hecho testamento y su mujer se daba á todos los diablos, ha¬ bidos y por haber, al ver que, con arreglo a las leyes de entonces, no sólo se le escapa¬ ba la herencia, sino que quedaba en la calle. Ocurriósele una estratagema y la puso, desde luego, en práctica. Antes de que nadie se enterara de la muerte de su marido, llamó a Manuel Anchoa, que tenía un gran parecido con el difunto, le hizo meterse en la cama y le encargó que se fingiese enfermo y dictara un testamento legando a la viuda todos sus bienes. Ofrecióle la mujer una buena gratificación. El pobre Manuel Anchoa, que como se verá no tenía nada de tonto, accedió, y cuan¬ do llegó el escribano dictó, entre profundos suspiros y remedando a, un moribundo, las siguientes cláusulas testamentarias: «Es mi voluntad que se me entierre con la mayor sencillez, sin grandes gastos. Lego la mitad de mis bienes a mi esposa y la otra mitad al zapatero de enfrente, Manuel Anchoa, que es un hombre muy de bien, cargado de familia y que ha sido siem¬ pre para nosotros un vecino excelente...» Se firmó el testamento. La viuda tuvo que tragar saliva, y cuando se hubo ido el notario, Manuel Anchoa se levantó sonriente y dijo a la viuda: - Ahora le perdono la gratificación. CURIOSA DISTRACCION pra tiempo de bastante crisis y sucedían frecuentes salteamientos. La esposa del doctor varias veces le recriminó porque salía de noche sin llevar armas. He aquí que una noche el doctor prepara su revólver y sale armado, hecho un Holofernes. Pasaba por una calle algo solitaria y poco iluminada, fumando. Un hombre de mala catadura, arrimado junto a un árbol, le pidió fuego para prender el cigarrillo, a lo cual él accedió. Luego al dar uno o dos pasos el doctor pensó: razón tenía mi señora en recomen¬ darme que llevara armas; este homb’·e podía haber sido un ladrón y haberme asaltado fácilmente. Mete la mano en el bolsillo para ver qué hora era y se encuentra sin el reloj. Pensando que aquel hombre se lo había robado, se le acerca y, apuntándole con el re¬ vólver, le dijo: el reloj o la vida. A esta intimación, el pobre hombre sacó el reloj y se lo entregó El doctor creyó haber hecho una gran hazaña, y se fué derecho a su casa, para con¬ tarlo a su señora, a fin de que viera que tenía un esposo valiente. Al llegar a su casa cuenta con gran satisfacción a su señora lo ocurrido. La buena esposa le contesta: ¿Qué has hecho? El reloj lo dejaste encima de la cómoda. El pobre doctor, al oír estas palabras, saca el reloj que tenía en el bolsillo, y ve que, en efecto, no era el suyo. Lleno de confusión y vergüenza se fué enseguida a dar cuenta de lo ocurrido al Comisario, íntimo amigo suyo, por si acaso se presentara el propietario del reloj, el cual no apareció. Este hecho enseña a no ser atolondrados en nuestro modo de obrar. Si el hombre a quien se robó el reloj, haciendo uso de su derecho, se hubiera de¬ fendido Y matado al doctor y fuera tomado preso, ¿quién creyera en su inocencia? Se¬ guramente hubiera tenido que sufrir todo el rigor de la ley. El Heraldo de Cristo 23 Esto mismo nos prueba la necesidad de una Justicia Divina, que dé a cada uno lo que se merece. ' i VAYA UN CENTINELA ! .Durante la guerra del Paraguay! el general jefe de las fuerzas aliadas, don Barto¬ lomé Mitre, recorría una madrugada los puestos de los centinelas y vio a un viejo crio¬ llo que, con el fusil a cierta distancia del suelo, sostenía con las dos manos una enorme y jugosa empanada, que atraía toda su atención. Se acercó el general a él diciéndole-. —¿No sabe, amigo, que éstas no son horas de almorzar, y que un centinela no debe abandonar su vigilancia? ¿No sabe usted que de su atención puede depender la vida de muchos de sus camaradas? El criollo miró a su interlocutor de pies a cabeza, y reaccionando de inmediato, le respondió con desenfado: — ¡Qué tanta charla! Ante todo diga; ¿quién es usted? —¡Adivina!, le - respondió el general. —No ha de ser cabo ni sargento, porque yo nó lo conozco. — Soy algo más que eso. — ¿Seré capitán mayor? — Más todavía. —Entonces ¿coronel? —Más. \\ —¿General?-inquirió el criollo cada vez más serio. —Más aun. —Entonces, tiene que ser el teniente general Mitre, ¡el jefe supremo de nuestro ejército! —Esta vez has acertado- —Muy bien, mi general. Sírvase tenerme la empanada, que le voy a presentar armas... . El general, sonriendo, tomó en sus maaos ilustres el delicioso manjar briollo, mien¬ tras el viejo centinela, con toda solemnidad, le hacía el saludo de ordenanza, en cir¬ cunstancias en que los primeros acordes de la diana vibraban con sonoridad en el cam¬ pamento. ¡MILAGRO! ¡MILAGRO! Luis XV, rey de Francia, pasaba revista a sus guardias. Mandó se situasen en una llanura, en parte de la cual tenía un labrador garbanzos sembrados. Fué éste a ver la revista como uno de tantos, y se halló con su propiedad destro¬ cada por la tropa. No hay que decir cuán contristado quedaría el buen hombre,- mas tranquilizándose un poco, meditó un medio para ser indemnizado de su pérdida. —¡Milagro! ¡Milagro! - se puso a gritar fuertemente. —¿Qué os pasa, buen hombre?-le preguntó un oficial. —¡Milagro! ¡Milagro! Como llegara a oídos del rey, hizo que viniese a su presencia y le pregantó el mo¬ tivo de sus gritos. — Señor-respotidió-sembré en mi campo garbanzos y han nacido suizos. Esta ingeniosa respuesta agradó tanto al rey, que mandó indemnizar al labriego del daño que se le había causado. Discurso de S. S. Pío XII Después de leítras la proclamación del dala Bula de¬ dogma de la Asunción fínitoria del dogma de la Asunción, el Padre Santo pronunció en 'ita¬ liano ante la multitud que llenaba la plaza de San Pedro y la vía de la Concilación el siguiente discurso; «[Venerables hermanos y amados hijos e hijas reunidos en nuestra presencia y todos los que Nos escucháis en esta Roma santa y en todas las regiones del mundo católico! Conmovidos por la proclamación, como dogma de fe, de la Asunción de la Beatísima Virgen en alma y cuerpo al cielo; gozosos con la alegría qüe inunda el corazón de todos los creyentes; satisfechos en sus fér¬ vidos deseos, sentimos la irresistible necesi¬ dad de elevar en unión con vosotros un himno de agradecimiento a la amable pro¬ videncia de Dios,que ha querido reservaros a vosotros la alegría de esta jornada y a Nos el consuelo de ceñir la frente de la Madre de Jesús y Madre nuestra, María, con la fúlgida diadema que corona cada una de sus prerrogativas. Por inescrutable designio divino, sobre los hombres de la presente generación tan tra¬ bajada y dolorida, angustiada y desilusio¬ nada, pero también saludablemente inquieta en la búsqueda de un gran bien perdido, sé abre un nimbo luminoso de cielo, brillante de candor, de esperanza, de vida feliz, don¬ de se sienta como Reina y Madre, junto al sol de la justicia, María. Voz de eternidad Invocado desde hace largo tiempo, este día es finalmente nuestro, es finalmente vuestro.' Voz de siglos (casi diríamos voz de la eter¬ nidad) es la nuestra que, con la asistencia del Espíritu Santo, ha definido solemnente el insigne privilegio de la Madre celestial. Y grito de los siglos es el vuestro, que hoy prorrumpe en la vastedad de este lugar ve¬ nerable, desde antiguo consagrado a las glorias cristianas, puerto espiritual de todas las gentes y hoy convertido en templo y altar de vuestra piedad exultante. Como sacudidos por la palpitación de la vuestros corazones y conmoción de vues¬ tros labios, vibran las piedras mismas déla basílica patriarcal, y juntamente con ellas parece que se alegran con secreto gemido ios innumerables y vetustos templos levan¬ tados en todo lugar en honor de la Asúnción, monumentos de una única fe y de pedestales terrestres del trono celestial de gloria de la Reina del universo. En este día alegre, desde este trozo de cielo, en unión con la onda de la alegría de los ángeles que viene a unirse a la de to¬ da la Iglesia militante, no puede menos de descender sobre las almas un torrente de gracias y de enseñanzas suscitadoras, fecun¬ das, de renovada santidad. Por eso,- elevamos a tan excelsa criatura nuestros ojos confiadamente desde esta tie¬ rra, en este tiempo nuestro, en esta nuestra generación, y gritamos a todos: ¡Arriba los corazones! La niña de Nazaret A tantas almas in- Gonsolará a las al- quietas y angustiamas angustiadas das, triste herencia de una época agita da y turbulenta, almas oprimidas, pero no resignadas, que no creen en la bondad de la vida y sólo aceptan como obligadas lo que cada día les trae; la humilde e ignorada niña de Nazaret, ahora gloriosa en los cie¬ los les abrirá visiones, más altas y les ani¬ mará a contemplar a qué destino y a qué obra fué sublimada aquella que, elegida por Dios para ser Madre del Verbo encarnado, acogió dócil la palabra del Señor. Y vosotros más particularmente cercanos a nuestro corazón,ansia atormentada de nues¬ tros días y de nuestras noches, solicitud angustiosa de cada una de nuestras horas, vosotros, pobres, enfermos, prófugos, pri¬ sioneros, perseguidos, brazos sin trabajo y miembros sin techo, que sufrís, de cualquier familia y cualquier país que seáis; vosotros, a quienes la vida terrena parece dar sólo lágrimas y privaciones, por muchos esfuer¬ zos que se hagan y se dejen hacer'para venir en ayuda vuestra, elevad vuestra mi¬ rada hacia iAquella que antes que vosotros recorrió los cominos de la pobreza, del des¬ precio, del destierro, del dolor, cuya alma misma fué atravesada por una espada al pie de la cruz y que ahora fija sin titubeos sus ojos en la luz eterna. Que la Virgen Asunta A este mundo traiga al mundo la paz sin paz, martiri¬ zado por Iqs desconfianzas ^ mutuas, las divisiones, los contrastes, los odios, porque en él se £l Heraldo de Cristo 25 ha debilitado lo fe y\_ se ha extinguido el sentido del ornor y ele la fraternidad en Cristo, o la vez que suplicamos con todo ardor que la Virgen asunta le marque el retorno al calor de afecto y de vida en los corazones humanos, no descansarnos de re¬ cordarle que nada debe jamás de prevale¬ cer sobre el hecho y sobre la conciencia de que todos somos hijos de una misma Madre, María, que vive en los cielos, vínculo de unión del cuerpo místico de Cristo, como nueva Eva y nueva Madre de los vivientes, que quiere conducir a todos los hombres a la verdad y a la gracia de su hijo divino Y ahora postrados, oremos devotamente.» En este momento el Sumo Pontífice recitó ante la imagen de la Asunción la oración que él mismo compuso en honor de este mis¬ terio de nuestra Señora: Oración de S. S. Pío «Oh Virgen InmaXII a la Asunción culada , Madre de Dios y Madre de los hombres: Nosotros creemos con todo el fervor de nuestra fe en vuestra Asunción triunfal en alma y cuerpo al cielo, donde sois aclamada Reina por todos los coros de los ángeles y por toda la legión de los san¬ tos y nosotros a ellos nos unimos para ala¬ bar y bendecir al Señor, que os ha exaltado sobre todas las demás criaturas y para ofreceros el aliento.de nuestra devoción y de nuestro amor. Sabemos que vuestra mirada, que mater¬ nalmente acariciaba Id humanidad humilde y doliente de Jesús en la tierra, se sacia en el cielo a la vista de la Humanidad gloriosa de la sabiduría increada y que la alegría de vuesta alma, al contemplar cara a cara a la adorable Trinidad, hace exultar vuestro co¬ razón de beatífica ternura; y nosotros, po¬ bres pecadores, a quienes el cuerpo hace pesado el vuelo del alma, os suplicamos que purifiquéis nuestros sentidos a fin de gue aprendamos desde aquí o gozar de Dios, sólo de Dios, en el encanto de las criaturas, Confiamos que vuestros ojos misericordio¬ sos se inclinen sobre nuestras angustias, so¬ bre nuestras luchas y sobre nuestras flaque¬ zas; que vuestros labios sonrían a nuestras alegrías y a nuestras victorias; que sintáis la voz de Jesús, que os dice de cada uno de nosotros, como de su discípulo amado: «Aquí está tu hijo»; y nosotros, que os llamamos Madre nuestra, os escogemos como Juan para guía, fuerza y consuelo de nuestra vida mortal. Tenemos la vivificante certeza de que vues¬ tros ojos, que han llorado sobre la tierra regada con la sangre de .Jesús, se volverán hacia este mundo atormentado por la.gue¬ rra, por las persecuciones y por la opresión de los justos y de los débiles, y, entre las tinieblas de este valle de lágrimas, espera¬ mos de vuestra celeste luz y de vuestra dulce piedad alivio para las penas de nuestros corazones, y para las pruebas de la Iglesia y de la patria. Creemos, finalmente, que en la gloria donde reináis vestida de sol y coronada de estrellas. Vos sois, después de Jesús, el gozo y la alegría de todos los ángeles, de todos los santos, y nosotros, desde esta tierra don¬ de somos peregrinos, confortados por la fe en la futura resurrección, volvemos los ojos hacia Vos, vida, dulzura y esper.onza nues¬ tra. Atráenos con la suavidad de vuestra voz para mostrarnos un día, después de nuestro destierro, a Jesús, fruto bendito de vuestro seno, ¡oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen Marta!» NUESTROS DIFUNTOS D. JaimejMaimó’Burguera, de Calonge. D-“ Francisca Maimó D.° María Sancho Gan¬ Burguera, de Calonge. tallops, de Artá La fiesta del Pobrecíllo Muy lucidos re¬ de Asís en S. Francisco saltaron ios ac- (Son Sunyer. Mallorca) tos cívico-reli¬ giosos con que el villorío de San Francisco (Son Sunyer) celebró la fiesta de su Patrón S. Francisco de Asís, día 4 del pasado octubre. A las 9 gran repique de campanas congregó a to¬ dos los habitantes del pueblo en la Capilla de las Religiosas Franciscanas, para asistii al solemne oficio que celebró el Rdo. P. Jorge Mut, T. O. R., en el que cantó las alabanzas del Santo el Rdo. Sr. D. Bartolo¬ mé Arcas, Cura-Ecónomo del Arenal. Una seleccióii de la escolania del vecino Cole gio de la Porciúncula, alternando con can¬ toras del lugar, interpretó la Misa de An¬ gelis. Después de la función religiosa, hubo hermosas cucañas y carreras pedestres con valiosas recompensas, y a las doce, suelta general de cometas con premios en metátálico para el más hermoso y el que volara mejor. Por la tarde tuvo lugar un gran baile típico, en el que sacaron a relucir sus ha bilidades todas las niñas del pueblo ense¬ ñadas por el profesor D. Pedro Durán. Fué enorme el entusiasmo y regocijo que, du¬ rante todo el día, reinó en la villa, y los organizadores de la fiesta cosecharon muy nutridos aplausos. Un glosador de la loca¬ lidad describió los pormenores del día en bellos cantares que, por falta de espacio, sentimos no poder transcribir aquí. Preparando la proclama- La Ço muni¬ ción del dogma de la dad de PP. Asunción de María, en Franciscanos, Quintanar de la Orden juntamente (Toledo) con la V.O.T, y las asocia¬ ciones religiosas establecidas en nuestra iglesia de Quintanar de la Orden (Toledo), quisieron preparar el / grande adonteci- miento de la proclamación del dogma de la Asunción de la Virgen'con un solemne Triduo con exposición mayor de S. D. M-, habido en los días 29 al 31 del pasado mes de octubre y que fué predicado por el R. P. Miguel Tous, T. O. T. Hay que confesar que toda la ciudad se asoció a los actos. El 31 se dispensaron las clases de los Colegios y del Instituto de E. M., se pusieron colgaduras en la mayo¬ ría de ventanas y balcones, con sugestivas leyendas marianas, y se soltaron multitud de cohetes. Por la noche, antes de la fun¬ ción religiosa, acompañados uel P. Miguel Tous T. O. R., salieron los niños de nues¬ tro colegio con antorchas encendidas, y, cantando himnos marianos, recorrieron las principales calles de la ciudad, invitando a todos los chicos a prorrumpir en vivas a la Virgen. Muy luego el cortejo fué engro¬ sando de gente menuda, yendo, al final, todos a la iglesia de los Dolores, en donde se leyó la oración a la Asunción de María, compuesta por S. S. Pío XII, cantándose, al final, la Salve. No acabó todo aquí. Des¬ pués de la función religiosa de la noche, se prendió fuego a una grandiosa hoguera, levantada ante la puerta principal de nues¬ tra iglesia, con la cooperación de todos los vecinos del barrio. Los vivas que se dieron a la Virgen y al Papa, mientra las llamas iban dibujando en el espacio el aleteo glorioso dél manto de María, ¿quién los pudiera referir? El 1 de noviembre, hubo concurridísima misa de comunión, y, a las 10, solemne fun¬ ción religiosa en la qüe predicó el *Rdo. P. Juan Riera, T O. R. Los niños de nues¬ tro colegio seráfico con sus flamantes so¬ tanas y roquetes pusieron una bella nota de color. La fiesta de San Fran- Como todos los cisco en Buñola. Bendi- años, la 'fiesta ción de un grupo es* d e 1 Pobrecíllo [cultórico de A s í s cele¬ brada en la Ca¬ pilla de las Religiosas Franciscanas, revis¬ tió particular brillantez. A las ocho de la mañana, misa de comunión, dicha por el Rdo. Sr. D. Juan Cirer, Cura Ecónomo de la villa, cantándose bellos motetes por el coro de cantoras. A las once, bendición de un grupo escultórico con retablo de ma¬ dera: San Francisco abrazando al Crucifijo, obra y regalo del Ministro de la Herman- 1 El Heraldo de Crsito 27 dad de Terciarios y brillante escultor D. Francisco Golom Rosselló. Efectuó la ben¬ dición el memorado Sr. Gura-Ecónomo y fueron padrinos los encantadores niños I .- Francisco Golom Vich y María Francisca Golom Planas. Después de la ceremonia, misa en sufragio de la familia del donante, por el Rdo. Sr. D. Jaime Llinás. El mencio¬ nado D. Francisco Golom Vich, que a más de escultor es también poeta, recitó una poesía original adecuada al acto, que sen¬ timos no poder reproducir aquí en gracia a la brevedad. VI.—-«PDeiqbujñ Por la noche, función eucarística, con sermón por el Rdo. Sr. Gura-Ecónomo, ejer¬ cicio de las Ginco Llagas, cánticos y reser¬ o va de S. D. M. En el Congreso Interna- Especialmente cional Mariológico, de invitado por la Roma Sociedad May riológica Espa¬ ñola, de la cual es miembro, nuestro Direc¬ tor, P. Miguel Galdenley, asistió al Gon- greso Internacional de Estudios Marianos, celebrado en Roma los días 23 al 29 del IV.—-«pasado octubre. La revista«Ecclesia» en^ salzaba así la labor de los teólogos de la mencionada Sociedad Mariológica Espa¬ P«oÓelsíañola; «Enestas sesiones del Gongreso Ma¬ Colegio del Beato Ramón Lull çje Inca». Premio ofrecido por el Mí Rdo. P. Pedro J Cerdá, T. O. R., Custodio Provincial y fur.dador del Colegio. «Trabajo en prosa de asunto libre». Premio ofrecido por el Rdo. P. Director del Colegio. ÍV.—Poesía de carácter religioso. Premio ofrecido por el Rdo. Ecónomo Arcipreste de Inca. V-- Poesía de asunto libre. Premio ofre cido por el Presidente Honorario del Cen¬ tro Interno de À. G. don José Font y Trias. óleo o acuarela del na¬ tural» (asunto libre).' Premio ofrecido por el Círculo dé Arte y Cultura de Inca. del natural o copia» ha¬ ciendo notar tal circunstancia en este úl¬ timo caso. Premio ofrecido por don Miguel Mestre. Para alumnos y exalumnos. -1 «Ramón Lull en la Ciencia y en el Arte o Junípero Serra». Premio ofrecido por el Sr. Teniente Coronel, Comandante Militar de Inca. II. - «Monografía Histórica sobre la se¬ gunda enseñanza en.Inca».Premio ofrecido por el limo. Alcalde de Inca. de carácter patriótico». Pre¬ mio ofrecido por el Frente de Juventudes de Inca. riológico se ha destacado la sección espa¬ - Himno para el Colegio». ñola, y así lo han reconocido el presidente Premio ofrecido por los alumnos del VII del Congreso y todas las demás ^secciones, Curso. de tal manera que el último día hubo una o acuarela del natural» (asun¬ especie de torneo literario y teológico, en to libre). Premio ofrecido por el Profesora¬ el que la sección española se proclamó do del Colegio. patrona y abogada de los especiales pri¬ VI. —«Dibujo del natural» (asunto libre). vilegios de la Virgen Santísima, sobre todo Premio ofrecido por el Rdo- Sr. don José como preparación a la creencia en su me¬ Bauzá, Director del Colegio de Enseñanza diación universal y en su corredención... Media de Felanitx. Estos grandes teólogos españoles capita¬ Condiciones: 1.®—Los trabajos serán en¬ neados por hombres tan ilustres como el viados al Secretario del Colegio antes del padre García Garcés, el padre Bover, etc.» día 20 de enero de 1951. 3 .®-Los trabajos literat ios, escritos a mᬠCertamen artístíco-lite- Para conme- quina, podrán depositarse en el buzón de rario del Colegio del morar el XXV la portería del Colegio, e irán señalados Bto. Ramón Llull,de Inca aniversariode con un lema que se repetirá en el exterior su fundación, del sobre cerrado que contenga el nombre el Colegio del Beato Ramón Llull, de Inca, del autor. organiza para sus alumnos y exalumnos un 3.°—El jurado calificador podrá declarar certamen artístico-literario,con los siguien¬ desierto alguno de los temas, si juzgare tes temas, premios y condiciones: que los trabajos no son merecedores del Temas y premios -Para alumnos; I «Sem¬ premio. Podrá asimismo conceder accésit blanza de Ramón Lull o de cualquier otro y menciones honoríficas si lo creyese pro¬ personaje histórico de Mallorca » Premio cedente. ofrecido por el M. Rdo. P. Provincial de La fecha de la celebración del Certamen laT. O. R. se anunciará oportunamente. II.—«Pequeña monografía histórica del Inca, 27 Noviembre 1950. NECROLOGIA Palma de Mallorca—Día 14 de noviem bre de IÇBO" durmióse en el Señor, confor¬ tada con los santos sacramentos y la ben¬ dición apostólica, D.“ Catalida Coll Tomás, Vda. de Tous, Maestra Nacional jubilada. Contaba 80 años de edad,transcurridos en el templo, en la es¬ cuela Y en el hogar, dejando en todas par¬ tes el suave perfume del alma verdadera¬ mente apostólica.Dios la probó con no po¬ ces adversidades, mas también la alegró con inefable regalos, el mayor de los cuales fué haber aceptado para su santo servicio a dos de sus hijos, el menor de los cuales murió en Roma, ya a dos pasos,como quien dice, del sacerdocio, y el mayor, sacerdote profeso, también de nuestra Orden, ejerce su benéfico apostolado en nuestro conven¬ to de Quintanar de la Orden (Toledo). A sus hijos, en especial al Rdo. P. Miguel Tous, T. O. R., hija política, nietos y demás familia el testimonio de nuestra condo¬ lencia. —Día 13 de octubre de 1950 durmióse en la paz del Señor, recibidos los santos sa¬ cramentos Y la bendición apostólica, nues¬ tra suscriptora D.® Catalina Abraham Bi- sellach. Modelo de madres cristianas, era muy devota del santo sacrificio de la misa Y de la Eucaristía, que recibía todos los días con gran devoción. Nuestro pésame a su familia. Artá.—Día 14 de noviembre falleció en la paz del Señor, confortada con los santos sacramentos D.® Ana Quetglas Pascual, de 39 años de edad. Era muy devota de N. P. S, Francisco y de Ntra. Señora de Fátima. Amante de la Eucaristia, sus delicias eran estar cerca del Sagrario y alimentarse con el Pan de los Angeles. De carácter afable Y alegre, se había granjeado la estimación de todos, por lo que su muerte fué muy sentida y sus funerales, celebrados en nuestro Convento, por empresa voluntad de la misma, fueron extraordinariamente concurridos. A su esposo, terciario de N. P. S. Francisco, D. Luís Femenías, a su pa¬ dre Y hermano, la expresión de nuestro pésame. —Día 23 de noviembre del pasado año entregó su alma a Dios el amante terciario y bienhechor de nuestro convento, D. Mi¬ guel RoigRullán, de 62 años de edad. Era muy amante del hogar y muy devoto de la Virgen a la que rezaba diariamente, en familia, el santo rosario. Sus últimas pala¬ bras fueron una hermosa jaculatoria a Je¬ sús. Su muerte fué muy sentida y sus fune¬ rales muy concurridos. A su esposa doña María Morey, Ministra de la Hermandad de Artá, y a su hijo Guillermo, el testimo¬ nio de nuestro pésame. -Día 7 de noviembre de 1950 pasó a me¬ jor vida, confortada con los santos sacra¬ mentos, la ferviente terciaria de N. P. San Francisco," D.® María Sancho Cantallops. En su larga enfermedad dió muestras, en todo momento, de 'su completa entrega a la voluntad de Dios. Nuestra condolencia a su familia. Pont d'Inca.-Día 17 de noviembre de 1950 bajó al sepulcro, a la edad de 84 años, nuestra suscriptora D.® Catalina Garcías Behrán, después de haber llevado una vida ejemplar en el servicio de Dios y de los hombres. A su apenado esposo D. Miguel Bennásar y demás familia, nues¬ tra condolencia. Calonge (Santanyí). —Día 2 de noviem¬ bre de 1950 falleció en el Señor nuestro suscriptor D. Jaime Maimó Burguera, a consecuencia de graves quemaduras pro¬ ducidas al tratar de sofocar el incendio de una moto de su propiedad. Recibió con gran fervor los santos sacramentos. Su muerte fué muy sentida. A su apenada esposa e hijas nuestro pésame. -Día 9 del mismo mes de noviembre bajó al sepulcro nuestra suscriptora doña Francisca Maimó Burguera, de 57 años de edad. Sufrió con santa resignación su larga Y penosa enfermedad y recibió con no menor fervor los santos sacramentos. Nues¬ tro pésame a su esposo e hijas. DESCANSEN EN PAZ. AMEN. D.® Ana Quetglas Pascual, de Artá. D.° Catalina Garcías D. Miguel Roig Bullan, Beltrán, de Pont d'Inca de Artá. 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