Vista general de la nueva iglesia parroquial de San José de Wolfersberg, Viena (Austria). NÚM. 481 de (2tiito ENERO 1950 AÑO XL SANTUARIO DE Ntra. Sra. de Cura EN BREVE: Inauguración del nuevo edificio. 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T. de las Provincias Capuchinas de España los días 20, 21 y 22 de septiembre de 1949 se reunieron en el convento de Pamplona los PP. Delegados Provinciales de las cinco Provincias de España: muy reverendo Padre Leonardo de Iroz, por la Provincia de NavarraOantabria-Aragón, en sustitución del recientemente fallecido muy reverendo Padre Ladislao de Yóhar; muy reverendo Padre José de Besalú, por la Provincia de Cataluña; reverendo Padre Emilio de Sollana, por la de Valencia; reverendo Padre Pedro de Málaga, por la de Andalucía, y reverendo Padre Isidro María de Sahagún, por la de Castilla. De los trabajos allí desarrollados, ofrecemos a nuestros terciarios las siguientes conclusiones; Primera. La V. O. T. franciscana, organizada en Hermandades de carácter general, y también en Hermandades de carácter profesional, donde las circunstancias lo aconsejen, ha de ser considerada como el primer y más eficaz auxiliar del apóstol moderno capuchino en su apos¬ tolado popular entre las clases humildes y proletarias. Lo mismo se entienda de las cofradías del Cordón seráfico entre los hijos de los proletarios menores de catorce años, como preparación para su ingreso en la V. O. T. Segunda. Constitúyase—donde el número de terciarios lo permitagrupos de jóvenes terciarios, destinados principalmente a la labor de proselitismo católico y franciscano entre los obreros de las industrias y em¬ pleados de comercio, con la misión de organizar actos de propaganda, apostolado catequístico y otras formas de apostolado, bajo la inmediata dirección de los religiosos de la Primera Orden- Es aconsejable que al¬ gunos de los jóvenes más activos y celosos de esos gruposentren a formar parte de la Junta de la Hermandad respectiva, para informar y poder a la vez recibir orientación y ayuda. Tercera. Póngase gran cuidado en no desfigurar el verdadero es¬ píritu y carácter de la V. O. T. franciscana, procurando, por encima de 4 El Heraldo de Cristo todo, inculcar siempre la observancia de las normas de vida cristiana contenidas en la Regla, ateniéndose siempre en la propaganda, organi¬ zación y dirección de la V. O. T., a las enseñanzas de los Sumos Pontí¬ fices y a las directivas de los superiores mayores de la Primera Orden. Cuarta. Se recomienda con gran interés el ejercicio de las obras de misericordia, así de carácter espiritual como corporal, practicadas por los terciarios en beneficio de las clases humildes y menesterosas. Entre otras, escuelas nocturnas para obreros; escuelas dominicales para sir¬ vientas y obreras, visitas a cárceles y hospitales, organización de Juven¬ tudes Seráficas, con secciones recreativas, culturales y piadosas; Centros de colocación; Cajas de Ahorros combinadas con las Cajas de Ahorros de carácter oficial, y también, y particularmente, la Caja Dotal, fundado por la V. O. T. en favor de las religiosas de clausura. Quinta. Se recomienda la creación, por parte de los discretorios de la V. O. T., del fondo especial para socorrer a los terciarios pobres en caso de enfermedad, con sus respectivos tesorero y tesorera, con voto en lo Junta del respectivo discretorio. Este fondo se nutre con los donativos voluntarios de los terciarios y coléctas extraordinarias. Sexta. El Congreso recomienda a todas las Hermandades de la V. O. T., especialmente las que radican en nuestras iglesias, la formación de un grupo de propagandistas terciarios, a base de jóvenes que por sus condiciones morales e inteleckjales se vean capacitados para una forma¬ ción más esmerada. Para que esto sea factible con mayor probabilidad de éxito, el Con¬ greso suplica a los muy reverendos Padres provinciales la composición de un reglamento para la formación de propagandistas y un plan de es¬ tudio para los cursillos. Séptima. Muy en breve se comenzará la publicación de hojitas de propaganda, con el título de «Mensajeras Seráficas». Octava. Los directores y redactores de las Revistas de la V. O. T. tengan presente las normas que, para la dirección y confección de las mismas, dió el revendísimo Padre General en su instrucción de 1 de di¬ ciembre de 1939 (Tertius Ordo 1,1940), 117 sig. Novena. El Congreso ve con complacencia y agradece la colabo¬ ración de ios sacerdotes seculares en la dirección de la V. O. T., y, re¬ cordando la veneración de San Francisco por los sacerdotes, aboga por la organización en nuestra Patria de una Hermandad Sacerdotal-tercia- ria, a semejanza de la «Pia Fratellanza», que fundó nuestro compatriota el eminentísimo Cardenal Vives y Tutó, y de la que fué ministro Monse¬ ñor De la Chiessa (Benedicto XV), y ala que pertenece desde 1912 el actual Pontífice Pío XII. TERCIARIOS Y DEVOTOS DE SAN FRANCISCO: ¿HABEIS ENTREGADO VUESTRO] ÓBOLO AL SE¬ MINARIO SERÁFICO? Espejo del Terciario , EL PREMIO DE LA CARIDAD A UN TERCIARIO ILUSTRE DE ITALIA Iel ' ODOS los años en Navidad en Italia suele «premio de año en hacer la bondad» a la persona obras de caridad. que otorgarse lo que se llama el más se ha distinguido durante do En 1948 se concedió nacional, Profesor de el premio a Jorge La Derecho Romano en Pira, terciario la Universidad vive plenamente la vida franciscana en la Orden Tercera. ilustre, diputa¬ de Roma, que lableríazs,yimHuqduaaeaccerpeayaldarlaeocmsoeápspooibtedrrezoeasdFidreyaeznlacaCliñosooscnsov,dedqeneusteoaAmsvdíipsev.aeSraaednnoMsF,laocrrcoeonnsc,itaoyreistneo una humilde y podedica plenamente humildad y senci¬ ceeDepdnillraíiaippmdre,uiooloLeStubcaobrenrtlodoooeomnsolr.sha,idsidEylraeem lrílobanaPdo.eísnaréesohdsocefdtiseienzomalsospdoosmooum re;ebdl ovsrtípoea,m imdesdqeraedouosynee,mtlsaos¡ieouisgnm lnhocuethsntioredsoonapnsoscbottlieeeeogabsnjurrjeyoeg!ihm,esolanelt,peaebtylemponrpéassvbieedsoiclóéaihólonvdal'bbiodmbóoreiíanislarsemdteaaliolirblsqpoovlme’uom.eonsebzi«,idr-dHelaslyueeiudjanaogeonaeldtcesbsemoetliana»níDoe.tt,uaiclapAnvalrheusdoroítie;accdnl.eovdoaoennodrntta.heatbeisvlUzorltoe¬oóns cPiréonfoedErsonoleteros,:noac«teNeqsouerieullonepgtooloobmrveeqes,uíalealetnmmoomáasled; seppoeembrsoritseeevedriqoicnuoeeqrrduoéei»al .tmúpHaieserrmaeaosq,cumolíenáusqnepultoiesbporrcoeibadrqraeuiore5Dy0eiopjeulimmrtaaipssdlmoadori.y-; SANTA MARIA JOSEFA ROSELLO, VIRGEN, TERCIARIA FRANCISCANA, FUNDADORA DE LAS HIJAS DE NUESTRA .SEÑORA DE LA MISERICORDIA Día 12 de junio de 1949 fué declarada dadora de una Congregación. Santa esta ilustre Terciaria y Fun¬ La santidad cristiana des males de los tiempos esos frutos de santidad. es el único actuales. Y remedio el árbol válido y seguro para los gran¬ franciscano-sigue produciendo sOdeebriim scM poaoryad,oriíafaudnpeJdao1órsa8e1efsa1na. R1lLv8olae3sr7neaaleloldlaInensascnetiiitsóñupateíosrnitaduAebflabrlaanissndscooHinslaaicjadasanMsoda.,erAyinNaebus,aetecjsoetIrrnaclsaatSiteuddñteioorerdacSecadidoóiencnaó,ladteeolMd2sia¬u7 bcsuoiénnvfiidauann,a zatogdreaannsDdueioaspd,rm ocotiermacocbilóebnueadnceatlivhPidiajaatrdidaerycl adpoSanadnredJeoSsaéinn. icFiaratinvcai.scoT,uvyo|tuuvnoa gran tam¬ de Toda su vida tiene un sello verdaderamente franciscano; obreros, amante y practicante de la pobreza; amante de humilde, hija las bellezas ^ naturales, siempre bir a Dios. alegre, se servía de todas las cosas terrenas para su¬ TocP.ureamrAccnepiAógrlinaedlolo,sfsrrecaa1afnóopdcreuiamscñclóhoaaisnnp,Raoae;erleagendllaílaaSdtsíaea3orpcnd2oi1aeas,rtoieedacnreitouflrraboaercnseHtcueeidsurmecbmapr1aenr8ena2dsd,7aea,esd1tno8adm2pe8iloróiseghtsieódiplzlaiíochriatápsusbuo.idrtoepsrdouterfaeDsblaiiaórejnoOc.tryodFredieenell El 7 de diciembre de 1880 moría santamente Congregación ya tenía 68 casas a la hora de su casas y 3.000 Hermanas. María Josefa Rossello. Su muerte. En 1939 tenía 248 El ó de noviembre de 1938 fué Beatificada canonizada esta ilustre Terciaria Franciscana. y el 12 de junio de 1949 fué ' San Sebastián, Mártir Las paradojas del Cristianismo»^ ^jIGAMOS, reverentes, la palabra de Dios, antes de decir cosa alguna por cuenta propia. Tomemos el pasaje del Evangelio de S. Lucas (6,17-23) corespondiente a la misa de San Sebastián. Este pasaje tiene una fuerte conexión con el ircliló mártir cuya vida Y hechos milagrosos fueron un amplio comentario y corroboración de las Bienaventuranzas. «En aquel tiempo, bajó Jesús de un monte y se detuvo en una llanura. Había en ella un gran concurso de pueblo de la Judea y Jerusalén y del litoral de Tiro y Sidón. Aquellas gentes habían venido para escucharle y ser libres de sus enfermedades. Y toda la multitud ansiaba tocarle, porque de El salía un flujo misterioso que sanaba a todosEntonces, Jesús levantando los ojos sobre sus discípulos y contemplando la multitud de pobres y enfermos decía: Bienaventurados los pobres porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que, ahora, padecéis hambre porque seréis hartos. Biena¬ venturados los que, ahora, lloráis, porque os regocijaréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, os rechacen de su compañía, os maldigan y, co¬ mo irifame, proscriban vuestro nombre por causa del Hijo del hombre- En aquel día,, alborozáos porque grande será en el cielo vuestro galardón». El Cristianismo es un cúmulo de paradojas. Envía Jesús a los apóstoles como ovejas en medio de lobos y éstos fueron amansados y ganados por las ovejas.Es decir, las víc¬ timas fueron más poderosas que los verdugos y la verdadera fuerza estuvo en la manse¬ dumbre. Predica Jesús la no violencia, la no resistencia, como medio de triunfar. «A quien te quite la capa, entrégale también el sayo». (Lo terreno es cosa de poca monta y no vale la pena de perder, por ello, la paz). «Si te obligan a dar mil pasos, corre otros mil por tu cuenta. Si te abofetean en el carrillo izquierdo, ofrece también el derecho. Ama a tus enemigos», (Cuando uno no quiere, dos no riñen. Si presentas la mejilla a quien ya te hirió, es porque de ningún modo quieres pelearte y, con un pequeño dolor,, evitas muchos posibles males). Jesucristo enseña un nuevo método para vencer al re-^ comandar el amor como el arma más segura. Efectivamente, en todas las lides y con¬ flictos, los que aman son los que se imponen y triunfan sin agriar al adversatio. Estas paradojas de que está empedrado el santo Evangelio se resumen en las Biena¬ venturanzas, los ocho inesperados caminos que nos señala el Maestro para llegar a la verdadera felicidad. Por este motivo, el texto de las Bienaventuranzas, de una belleza simple Y escalofriante, viene a ser el meollo, el programa de la Nueva Ley. Y los santos, (entre ellos S. Sebastián), se apropiaron este programa y obtuvieron la victoria sobre sus enemigos, fama inmortal y gozo perdurable. Examinadas superficialmente y con criterio humano estas Bienaventuranzas pare¬ cen ocho dislates. En cambio, si se ahonda en ellas con luz sobrenatural, se ve que entrañan verdades incontrovertibles y la conducta de los santos, y especialmente de los mártires, se ha encargado de corroborarlo y ponerlo en evidencia. La verdad, como el oro, está en lo profundo. Las preocupaciones, los errores, los. vicios habían acumulado tanta falsedad sobre la verdad auténtica que la simple enun¬ ciación de esta verdad pudo parecer una extravagancia. No es extraño. La ciencia dela cruz, la única que supo S. Sebastián, siempre ha sido locura y escándalo para los mundanos. No obstante, Jesucristo lleva la razón. Clima y escuela de heroísmo- Sebastián fué un discípulo aprovechado del Maestro Jesús. La vida de Sebastián estuvo llena del sentido de las Bienaventuranzas. Educado en un clima de heroismo, El Heraldo de Cristo 7 tradujo a la práctica toda la profunda significación de aquellas sublimes paradojas. Ellas fueron el cauce por donde discurrió la vida del que fue, todo en una pieza, confe¬ sor, apóstol Y mártir. Los emperadores de Roma, en su odio contra el Cristianismo, se propusieron borrar de su imperio el nombre de cristiano .Por esta razón, en aquel tiempo, se requería vivir plenamente las Bienaventuranzas para ser discípulo de Jesús. Bién lo experimentó nuestro mártir. Fiel, como capitán, a Diocleciano, guardó tam¬ bién a Jesucristo una inviolable fidelidad, a pesar de los constantes "sacrificios que ello suponía. Aprovechóse de su influencia para predicar la fe de Cristo y sostener en la prueba a muchos mártires que, sin la ayuda de Sebastián, tal vez habrían sucumbido en en la infidelidad. Pues, aunque el espíritu esté pronto, la carne siempre es flaca. Sebas¬ tián, alimentado con el manjar de los fuertes (el Evangelio) y poseyendo el espíritu de las Bienaventuranzas, lanzóse con ímpetu a la labor de apostolado, una labor erizada de peligros personales. El comprendía, con su perfecto sentido cristiano, que un riego abundante de sangre heroica lavaría el mundo pagano de sus errores, torpezas e ini¬ quidades Y sería el medio eficaz para que, de los eriales de aquel mundo, brotara una primavera cuajada de rosas y claveles de caridad, lirios de pureza y flores de mil virtu¬ des. Y extremaba sus esfuerzos a fin ^de que nadie desfalleciera. Y si, por un lado, el sacrificio de tantas víctimas contristaba su corazón de hombre bien nacido, por otra parte, le llenaba de júbilo, pues aquella sangre heroica era semille de nuevos cristianos ¡Cómo se engañaban, pues, aquellos emperadores y cómo contribuían, ignorándolo y contra su voluntad, a los planes de Dios! Ellos quisieron destruir la religión cristiana y hasta se jactaron de haberlo, conseguido. Y fué al revés. A semejanza del árbol cercenado, la religión de la cruz brotaba, de cada día, más briosa y vivaz. Aquellas terribles amputaciones le renovaban la savia y daban lugar a nuevos retoños. Pues el clima propio de la Iglesia es el he¬ roísmo. Tempestades, persecuciones, sangre. tNo he venido, anunció el Maestro, a traer la paz sino la guerra. El reino de los cielos padece violencia y los violentos lo arrebatan. Quien desea venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Si me han perseguido a mí, también os perseguirán a vosotros». Este es el terreno propio de la Iglesia militante. Luego los emperadores que se proponían acabar con los cristianos, per¬ siguiéndolos, se equivocaban en el camino emprendido. Con sus persecuciones, ponían a la Iglesia en un medio muy adecuado para desplegarse. Cada árbol crece y lozanea en su ambiente peculiar. Ciertas flores exigen un clima de altura. Así, el sagrado árbol del Evangelio crecía y se afianzaba en una atmósfera de persecución. Dios sacaba bien del mal: con saludables’tempestades purificaba la atmós¬ fera Y daba indestructible firmeza a los cimienfos de la religión cristiana, al amasarlos con sangre de mártires. ¿Cómo, pues, Sebastián no había de extremar su celo a fin de que ninguno retrocediera ante el sacrificio, si, de este modo, se preparaba y aseguraba el triunfo de la Iglesia? Sebastián sabe morir Sebastián no fué el capitán cobarde que, desde su escondrijo, azuza a los soldados Y es pródigo de vidas ajenas, mientras ahorra, avaramente, la suya. Si, durante algún tiempo, no hizo pública demostración de su fe, ello fué debido a razones de buena es¬ trategia. Si es herido el pastor, sucumbe el rebaño. Si cae el general, la victoria es incierta. Por esto, Sebastián no expuso temerariamente su vida, y ocultó, con relativo disimulo, su condición de cristiano. Pero, al fin, era un secreto a voces. Cualquiera que se fijara en su conducta y escu- 8 El Heraldo de Cristo chara sus palabras, pronto había de caer en la cuenta de que el apuesto capitán de la guardia de Diocleciano^ estaba inscrito en la secta aborrecida. Era aquel un tiempo de soplones. Un apóstata, para hacer méritos ante las autori¬ dades, señaló a Sebastián con dedo implacable. Aquel soldado brillante, valido del Em¬ perador, pisoteando las leyes, no rendía culto a los dioses inmortales. La acusación llegó en seguida a oídos de Diocleciano. Este ordenó que Sebastián compareciera ante su trono. Le increpó duramente. Le reprochó su ingratitud y deslealtad. Y le conminó fiera¬ mente para que abandonara, sin demora, la absurda religión de la cruz. Así habló Diocleciano. Sebastián escuchó impávido y contestó con serenidad y mesura Había afrontado muchos peligros y su alma grande sabía dominar las situaciones más adversas. Sebastián estaba, como siempre, al servicio de Diocleciano, pronto a batirse contra los enemigos del imperio y a obedecerle en todo lo que no repugnara a su Dios y a su conciencia. El Emperador se puso hecho un basilisco. Acostumbrado a que todo se rindiera a sus deseos, le sacó de quicio qué el capitán de su guardia, incondicional en las cosas castrenses, defendiera su libertad de cristiano y no tolerara la intromisión de nadie, ni siquiera del Emperador, en lo concerniente a ideas religiosas. Diocleciano no perdonó el enorme delito de que le hablase con franqueza y pusiese límites a su autoridad de Emperador. Y mandó que Sebastián fuese asaetfcado. La bárbara orden se cumplió. Dejáronlo por muerto. Pero respiraba todavía. Reco¬ gido por Irene, viuda de un mártir, Sebastián curó pronto de las heridas. Y, en lugar de darse a la fuga, presentóse otra vez al Emperador para pedirle, con patéticas palabras, que cesara la inicua matanza de cristianos, los súbditos más leales del imperio. Diocle¬ ciano no le escuchó. -Obstinado en su furor persecutorio, hizo dar de palos a Sebastián hasta que exhalara el último suspiro. Con la duplicada corona de su doble martirio, llegó Sebastián a la inmortalidad del cielo. Por el camino de las Bienaventuranzas, encontró la felicidad eterna. Por consi¬ guiente, la vida y muerte de Sebastián proclaman, con la fuerza irrebatible de los hechos, que son bienaventurados los mansos, los que lloran, los limpios de corazón, los que tienen hambre y sed de santidad, los que padecen persecución por la justicia... P. RAFAEL GINARD BAUÇÀ xiuudad a nueátto Saminatio Setahico I ASABA Francisco por las calles de la ciudad, gri* tando: “El que me dé un ladrillo, tendrá una re^ compensa; el que me dé dos, tendrá dos recompensas; el que me dé tres..." Las gentes le tenían por loco y regañaban las viejas porque mozo tan gentil había per¬ dido el seso. Y le daban los ladrillos. Eran los días de su conversión. Han pasado muchos años y siglos. Aquel loco se hizo santo. Ahora ya no pide ladrillos; han crecido sus am¬ biciones: ahora pide hijos de esta tierra para el gran tem¬ plo del sacerdote. Decid padres y madres: también ahora está loco—divina locura—, pero dad vuestros hijos; que se derrumba el templo de las almas por falta de sacerdo¬ tes y Francisco va gritando: “Por un hijo que deis a la Orden, tendréis una recompensa; si fundáis una beca, tendréis otra recompensa; si ayudáis al sostenimiento de un niño seráfico, tendréis otra recompensa..." BENDICION DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE S. JOSE DE WOLFERSBERG, ^VIEN A, AUSTRIA- RELATO DEL M. RDO. P. M. PROVINCIAL £\\ mediados del pasado mes de noviembre de 1949, el M. Rdo. P. A. Bauzá, M. Pro¬ vincial, fué a Viéna (Austria) para practicar la visita regular en nuestra casa de San José, de Wolfersberg. A su regreso, tuvimos el honor de hablar con S. P. MRda., quien nos comunicó interesantes noticias de la lejana casa que, hace de tres lustros, abriera nuestra Seráfica Provincia Española en la aristocrática y po¬ pulosa ciudad de Viena. -¿Una noticia sensacional? -Sin duda alguna. La fiesta de Cristo Rey fué un día señalado en la parroquia de San José, de Wolfersberg. Después de largos meses de esfuerzos duros y cons¬ tantes, quedó terminada la nueva y bella iglesia parroquial. Su Eminencia el Carde¬ nal Innitzer quiso verla con sus propios ojos y bendecirla con sus mismas manos. Acompañaban al ilustre purpurado Monseñor Wagner, Deán de la Catedral y Pre- interior del nuevo templo sidente del Comité de Construcción de Iglesias, y muchos sacerdotes de Viena. Después de la bendición, el Cardenal celebró la misa y predicó a los fieles que llenaban completamente la iglesia y la calle de enfrente. Había servicio de alta¬ voces. Su Eminencia se quedó a comer con nuestros religiosos, y, por la tarde, recorrió la parroquia para hacerse cargo de su extensión y desarrollo y de sus necesidades más perentorias. Más tarde consagró solemnemente tres campanas nuevas. Esta fun¬ ción se celebró fuera de la iglesia, al lado del campanario.. Nuevamente el Car¬ denal predicó a los feligreses, y los altavoces llevaron su voz a las multitudes que llenaban las calles y las ventanas de las casas contiguas a la iglesia. Después del sermón, el Arzobispo de Viena dió en la iglesia la bendición solemne con el Santí¬ simo Sacramento. - ¿Qué personal regenta la parroquia? —Con el P. Francisco Sauer, alemán de nacimiento, que Vd. personalmente co¬ noce desde Roma, presta sus servicios en la parroquia de San José el Rdo. P. Mario Seifert, de la Provincia Americana del Sagrado Corazón de Jesús y un hermano lego. Además de los servicios propios de la parroquia, el P. Sauer da clases de religión en varios centros docentes. -¿Qué impresión le causó la visita a Viena? —La de una gran y bella ciudad que, como vulgarmente se dice, ha venido en cierta manera a menos, pudiendo, a duras penas, conservar su antigua grandeza. —¿Sufrió mucho nuestra parroquia de San José, en la pasada guerra mundial? —Poóo, relativamente. Unos 40 muertos y algunas manzanas destruidas por los bombardeos. —¿A qué clase de gente pertenecen nuestros feligreses? Vista general de la nueva iglesia parroquial de San José de Wolfersberg, Vie¬ na (Austria). —La mayoría de ellos eslá consliluída por la clase media: oficinislas, empleados, militares, y también obreros. Hay que reconocer que el suburbio tiene unas líneas tan elegantes que le dan cierto aspecto de quintas señoriales y casas de recreo. -¿Tiene S. P. M. Rda. alguna otra noticia que comunicar a nuestros lectores? —No; como no sea que en Viena recibí toda suerte de atenciones de parte, es¬ pecialmente, del Cardenal Innitzer y de Monseñor Wagner, y que, a mi paso por Roma, fui cariñosamente recibido por mi amigo el ilustre canonista Rvdmo. P. Ma¬ nuel Suárez, Maestro General de los Dominicos, fquien tuvo la gentileza de sentar¬ me a su mesa con todos sus curiales. -Muchas gracias. T O. R. Otro detalle del interior de la nueva iglesia ’ll Centenario de la partida del misionero franciscano mallorquín Fray Rafael Verger, a Nueva España Día 30 de noviembre de 1949 el Magnífico Ayuntamiento de Santanyí proclamó hijo ilustre de este pueblo al Obispo Fray Rafael Verger, compañero de viaje del P. Serra. Pronun¬ ció el discurso biográfico D. B. Vidal y Tomás, Cronista de la ' villa. Al día siguiente, a las 12 de la mañana, fué solemne¬ mente descubierta la lápida que dará el nombre del Obispo Verger a la calle donde nació el ilustre misionero fronciscano. Con dicho motivo plácenos insertar el tan breve como enjundioso trabajo de D. Carlos Pérez-Maldonado, Presidente de la Cámara de Ciencias Históricas de Monterrey, México. Para el Ayuntamiento deSontanyí, en la isla de Mallorca, va mi admiración y * mi más cordial enhorabuena por haber acordado declarar hijo predilecto de su villa natal, al Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. Fray Rafael José Verger, segundo Obis¬ po del Nuevo Reino de León, en la Nueva España, que gobernó felizmente esta Diócesis de 1783 a 1790. Preconizado Obispo de la sqbredicha Diócesis, fué consagrado en la ciu¬ dad de México el 22 de junio de 1783, por quien más tarde sería «Arzobispo- Virrey» de estas tjerras,.el Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. Don Alonso Núñez de Hard y Peralta. El Obispo Verger, en el corto tiempo de su pontificado, desarrolló una acti¬ vidad sorprendente. No obstante haber sido segundo Obispo de esta Diócesis, puede decirse que de hecho fué el primero, pues su antecesor, el Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. Don Fray Antonio de Jesús Sacedón falleció a los cuatro días de haber llegado y, en consecuencia, a él le tocóla ardua tarea de organizar el nuevo Obispado. Solicitó autorización para emprender la construcción de la catedral,de un colegio seminario y de un hospital para pobres, obras que no pudo ver termi¬ nadas por su muerte prematura. . Hombre probo, humanitario, caritativo en grado sumo y bondadoso, en ex¬ tremo, fué un decidido amante de la paz y tranquilidad, lo que le valió le llama¬ sen «el conciliador». Monterrey le es deudor por no pocas obras que realizó en beneficio de la comunidad. No bien llegó a estas tierras, adquirió una finca para establecer en ella su Palacio Episcopal, con un oratorio dedicado especialmente al culto de la Patrona de México, Santa María de Guadalupe, a quien, mediante las formalida¬ des de rigor, se dió ese Palacio para que con sus rentas se fomentase el culto. En las epidemias que sufrió la Ciudad durante su ministerio, dictó sabias dis¬ posiciones para proteger a su grey, y después de 1876, año conocido como «del hambre» en esta región, debido a la pérdida de las cosechas, con el laudable propósito de aliviar la triste situación en que se encontraban los humildes, dió trabajo a un gran número de ellos en la. construcción del Palacio de Nuestra Señora de Guadalupe, hoy conocido por «El Obispado», único monumento his¬ tórico que queda en Monterrey. Otra obra de gran beneficio para la ciudad que realizó aquel insigne Obispo, fué la compra que hizo del agua dé la cercana villa de Santa Catarina, costeando de su propio peculio la apertura de la acequia para introducir el preciado líquido a la ciudad, donádolo «para sú beneficio, sin distinción de personas ni calidades.» Estas fueron solamente algunas de las innumerables obras benéficas por las que Monterrey le es deudor a tan esclarecido Obispo, y ahora que su villa natal con toda justicia le rinde homenaje, no podía faltar nuestro tributo de agradeci¬ miento a la memoi'ia de quien tanto hizo y se preocupó en tal forma por el engrandecimiento^ de nuestra ciudad, que hoy por hoy es llamada con justicia «La Capital industrial de México». / Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, México. Octubre de 1949. OCIOS Y SOLACES LA CONFESIÓN DEL DIABLO LEYENDA IIN buen sacerdote cierto día estaba oyendo las confesiones de sus feligreses que trataban de cumpfir con el precepto pascual, cuando vió que entraba y se mezclaba con los demás un hombre robusto, de cara sombría y desconocida, que debía venir de muy leios, pues no tenía ningún parecido con los cristianos del país. El desconocido no se puso de rodillas, sino que se mantuvo de pie, durante más de una hora, esperando, al parecer, que le tocase el turno para irse a confe¬ sar; su mirada penetrante obligaba a todos a bajar la vista; la satisfacción inmensa que se apoderaba de su semblante, cada vez que un penitente se levantaba para irse a confesar, se cambiaba en estupefacción cuando veía que quedaba absuelto al levantarse de los pies de! confesor. Cuando quedaron los asientos vacíos por haberse confesado todos los peni¬ tentes, el extranjero dió algunos pasos y se encontró cara a cara con el sacerdote, que parecía aguardarle en su puesto. —¿Se quiere Vd. confesar, hermano mío?—le dijo. —Sí, contestó el desconocido con voz ronca. — Entonces dígnese poner de rodillas. El desconocido hizo tal movimiento, que todas sus facciones se contrajeron y respondió: — En mi vida he podido hacer una cosa parecida. Estas palabras sonaron a! sacerdote como si hubiera oído el silbido de una serpiente. Pero creyendo que esto provenía de imposibilidad física, le dijo que se inclinase suavemente hacia La rejilla y dijese el CONFITEOR DEO. — Imposible-dijo el pénitente-no lo sé. —¿Quién es Vd? — Lo que usted ve. — ¿Cómo se llama? —Como guste. —¿De dónde es Vd? —Vd. no podría saberlo, el sol no ilumina... El pobre cura no sabía si estaba en presencia de uno de esos seres que habi¬ tan en los confines del Polo Norte, un lapón o un esquimal, pues sabía que estos países están envueltos por las más espesas tinieblas tanto en lo material como en lo espiritual; movióse a compasión, saboreando ya la satisfacción de poder salvar un alma redimida con la sangre de Jesucristo. Alguna nube, con todo, debía os¬ curecer su espíritu, pues ni le preguntó si estaba bautizado, ni si era cristiano. Quizá creyó qqe eran inútiles estas preguntas para un hombre que no tenía nom¬ bre, ni sabía el CONFITEOR. Empezó, pues, por preguntarle sobre los siete pecados capitales, para luego entrar en las ofensas que se refieren al quebrantamiento de los mandamientos de Dios. Fueron tantos los homicidios, robos, impurezas y tan monstruosos los crí¬ menes de que se confesó el desconocido, que el pobre sacerdote, espantado ante conciencia tan sobrecargada, exclamó: -Hermano mío, si vuestra confesión es sincera, creo que habrían sido pre¬ cisos más de mil años para cometer tales abominaciones. -Mi vida es mucho más larga que todo esto, y apenas le he dicho la mitad de mis pecados, respondió el penitente. —Entonces ¿quién sois?— preguntó de nuevo el sacerdote. — |Ay!—respondió el desconocido—soy un miserable y un infeliz sin medida; soy uno de los ángeles que cayeron del cielo con Lucifer. El Heraldo de Cristo 15 El sacerdote retrocedió horrorizodo. -¿Y que fruto esperáis de la confesión?-diio. ” ' -Uno muy grande; he notado que muchos de los que se acercaban a usted gemían bajo el peso de diversos pecados; he visto acusar muchos pecados ver¬ gonzosos, y, a pesar de su enormidad, he observado que una vez absueltos, esos pecados desaparecían, que todas las almas de los penitentes recobrábanlo gra¬ cia, y que todas esas gentes estaban en estado de poseer la bienaventuranza eterna, después de gemir algún tiempo en el Purgatorio. La esperanza de poder participar de semejante felicidad me ha seducido y por eso he querido hacer como ellos. El buen sacerdote, muy sorprendido, guarda silencio durante algunos minutos y luego dice: . Dios perdona a los que humillados se arrepienten, dándonos el poder de atar y desatar sin excluir a nadie. Con una sola palabra de humilde contri¬ ción, nuestro divino Maestro perdonó a un bandido crucificado a su lado, — Animo, pues, amigo mío; el paso que habéis dado es, sin duda, una gracia que Dios os hace, pero la absolución que pedís, sólo se puede obtener aceptando la penitencia que os sea impuesta. Si aceptáis la que yo os impongo, no hay duda de que se os perdonarán todos los pecados. —Estoy tan pronto y dispuesto—dijo el diablo—que para probarle que nada me parecerá demasiado, voy a referirle lo que respondió uno de mis compañeros de destierro a un exorcista que le preguntó si echaba de menos su antiguo estado de gloria. «Imaginaos los suplicios más atroces; una columna de fuego e hierro provista de afiladas cuchillas; suponed que esa columna llega del cielo a la tierra y que soy arrojado por ella revestido de un cuerpo dé carne hasta el día del juicio final; todo lo acepto con tal que pueda recuperar el cielo que perdí». También acepto yo esta penitencia y otras muchas más crueles, si es necesajió. El sacerdote, conmovido y edificado, dijo:—Ante tal arrepentimiento no puede faltarla misericordia. Hermano mío. Dios es la misericordia infinita, y yo no pre¬ tendo imponeros los suplicios de que me habéis hablado; vuestra buena voluntad, si es sincera, os purificará; sólo tendréis que satisfacer una penitencia muy lleva¬ dero, a saber: arrodillaros tres veces al día hacia el Oriente durante un año y decir: Criador y Dios mío, soy un pobre pecador y un criminal que se arrepiente dé todo corazón de haberos ofendido; perdonadme. Dios mío; Virgen Santísima, rogad por mí. El demonio permaneció mudo. -¿En qué quedamos?-replicó el sacerdote. -¿En qué?—dijo el diablo, irguiendo cuanto pudo la cabeza—: la humildad es una penitencia que no puedo aceptar. Y se^vaporó. E! demonio por desgracia no se confiesa, como dice la leyenda, pues los sa¬ cramentos, incluso el de la penitencia, no se han hecho para él sino para ios hom¬ bres. Y, no obstante, jcuántos hombres dejan de acercarse a este sacramento! El orgullo y la falta de humildad, les impide doblegarse bajo la mano misericordiosa, de Dios y del sacerdote que la levanta para absolverlos. La soberbia les pierde como a Luzbel. lOKLICO El Decreto del Santo Oficio Laexcomu* sobre el comunismo nión fulmi¬ nada por el Vaticano contra losjnscritos en el partido comunista y, como dice el artículo 4.° del Decreto del Santo Oficio, contra los «aban¬ derados» del Comunismo y los llamados «simpatizaníés», ha impresionado viva¬ mente la opinión pública internacional. En el largo eco que se ha seguido a la excomunión, se han escuchado las voces más discordantes y comentarios más o me¬ nos equívocos que han obligado a la Santa Sede a dar explicaciones repetidas y ter¬ minantes. Era de esperarse la violenta reacción de la prensa partidista que, en todos sus órga¬ nos de publicidad plantea explicaciones erróneas y revolucionarias que pretenden colocar a la Iglesia en evidente plano de lucha fría contra los auténticos intereses de la humanidad. A propósito, el redactor diplomático de la radio de Moscú, Gories Issakov, observa que «el Decreto desen¬ mascara al Vaticano como adversario de la Paz y del Progreso». L'Humanité, órgano oficial del comunismo francés, añade que se trata de «un puro acto de totalitarismo». Comentarios diplomáticos de Praga expre¬ san el parecer de que «la excomunión vendrá a añadir nueva llama a la ya vio¬ lenta lucha entre el Estado y la Iglesia en toda la Europa Oriental». En Italia cksi todos los órganos comunistas acuden al problema político y económico para des¬ virtuar los alcances del Decreto, afirmando que el único móvil del Vaticano ha sido una mala encubierta maniobra política tendiente a favorecer al imperialismo, con quien camina de la mano pare confrontar sus más críticos problemas. Sobre este y otros puntos vacilantes,- so¬ bres conjeturas | de turbia procedencia o hechos que nada tienen que ver con la realidad concreta, se va creando una sen- sación de humana amenaza y de protesta sorda y maldiciente. En términos objetivos, como se lee en un diario del clero católico belga, estamos frente a un acontecimiento sensacional: «La guerra entre el Kremlim y la Santa Sede ha sido ahora formalmente declarada». Mientras se levanta pOr una parte la fe y gratitud del mundo católico, por otra, la rebeldía sectaria se debate en el terreno prohibido de la mentira y del engaño. Tal a ejemplo, las siguientes líneas de L'Unitá, vocero oficial del comunismo italiano, en su edición del 16 de julio de 1949. «Contra las asechanzas del oscurantismo, nosotros comunistas tenemos la conciencia de continuar no sólo el pensamiento de Lenín, de Marx, de Engel, sino la grande batalla por la liberación del espíritu hu¬ mano en la que han combatido Feuerbach y.Dideroí, Hegel y Kant, Descartes y Es¬ pinoza. Grandes protagonistas del mundo moderno, nosotros oomunistas nos batimos por la laicización de la cultura, por la liberación de todo báculo teológico, con un espíritu análogo y una mira ente¬ ramente semejante a aquella con la cual se batieron Lulero y Calvino, Bruno y Galileo (sic). Y la revolución comunista en su esfuerzo de liberación y de humana re¬ dención, se injerta y se unifica con todas las revoluciones libertadoras, con todos los movimientos de humana redención, todas las luchas por la libertad de pensamiento». Plano de lucha indudablemente, lucha gigantesca entre el espíritu creyente y el materialismo ateo,- lucha que se libra en un punto álgido de la historia y cuyo desenlace pondrá en juegq^los más altos intere¬ ses del hombre. Lo que para el sector excomulgado no es simplemente un infprtunio en la labor propagandística, sino como subraya L'Osservatore Romano, una verdadera catás¬ trofe, es para el mundo católico un acto El Heraldo de Cristo 17 de defensa propia y d®' incontrovertible precisacióh a plena' luz, que en una hora solemne como ésta para el mundo cristiano y para la convivencia social, será arma y. estímulo; luz y claridad para que cada uno asuma delante de Dios y de los hombres la propia responsabilidad, sin reservas, sin cortapisas, sin engaño para sí y para los demás. San Francisco Solano, en Hay un Santo relación con los toros español, San Francisco So- lano,nacido en Montilla,tierra cordobesa de los califas y de los grandes astros taurinos. Recientemente se ha'celebrado en Montilla el centenario de su muerte y en todos los actos se han ensalzado las virtudes del pa¬ dre franciscano elevado a los altares. Con este motivo se han divulgado algu¬ nos de los episodios de su vida por tierras de América y sus actos piadosos para con¬ vertir a los infieles. Y cuentan las crónicas, que, cuando se celebraba en Tucumán una corrida de toros, una délas reses saltólas las empalizadas emprendiendo veloz carre¬ ra por las calles. S. Francisco Solano que al azar transitaba próximo por la plaza, vió venir hacia él al toro bravo y, sin inmutar¬ se e impasible, alargó su cordón del hábito franciscano, como muleta prodigiosa y el animal que trataba de acometerle fieramen¬ te, hizo un parón seco, y después de acer¬ car el hocico al mágico cordón, continuó su camino lenta y pasmadamente. En otra ocasión, en la misma provincia de Tucumán y el lugar denominado Socoionio, desbandóse un toro, y acercándose al poblado, acometió a cuantas personas que encontraba a su paso. Toda la gente se recluía apresuradamente en sus casas. Nadie se atrevía a salir a la calle. Algunos que a caballo lo intentaron se vieron obli¬ gados a huir a todo galope hacia el monte. Enterado San Francisco Solano de la pre¬ sencia del toro que encampado se disponía a embestir a quien se le pusiera por delan¬ te, abandonó con admirable estoismo la estrecha y fría celda de su aposento, ev interrumpiendo sus oraciones, se encaminó con gesto tranquilo y paso lento hacia el toro, arrodillándose a unos cuantos metros de distancia. El animal con la brusquedad de’su innata bravura se lanzó briosamente para voltear al franciscano, pero a muy pocos, pasos, frenó sus patas nerviosas y sin el menor derrote dobló sus manos y lamió las del Santo que le alargaba brindándole la paz, ante el asombro de los que guarecidos en puertas y ventanas presenciaron la mila ■ grosa escena. Aun cuentan otros prodigios relaciona¬ dos con toros en la vida de San Francisco Solano. En España, apenas si hay agrupa¬ ción que no haya adoptado su patrono celestial, y así por ejemplo los carpienteros festejan a San José; los hoteleros a Santa Ménica,- los ciegos a S«nta Lucía,- los periodistas a San Francisco de Sales,- los plateros a San Eloy y la advocación de estos Santos y los múltiples de otras pro¬ fesiones se han elegido teniendo en cuenta sus conocimientos y preferencias por los respectivos patronos. Sabido es que los toreros y los familiares,^ los días de corridas de toros, invocan el fervor divino rezando una oración a los santos de su mayor devoción. En el recinto de las plazas- hay instalada una pequeña capillita por donde invari ablemente des¬ filan los diestros para de rodillas pedir devotamente suerte, mientras las madres y las novias encienden en sus casas velas y alumbran ante la imagen de la Virgen. Cada torero tiene sus preferencias en el santoral. Un cronista de toros propone que los toreros españoles designen Patrón a San Francisco Solano que, si no fuera irre¬ verencia, habría que considerarlo como predilecto aficionado a la fiesta nacional,, y que está pidiendo a gritos su proclama¬ ción por haber dejado en tierras de Amé¬ rica las muestras palpables de su patro¬ cinio. CRONICA FRANCISCANA La fiesta de la Inmaculada La fiesta de enLluchmayor la Inmacula¬ da puede decirse que es la gran fiesta de nuestra igle. sia de San Buenaventura de Lluchmayor. Es ' muy tradicional en esta ciudad y bien puede decirse que el pueblo la siente y la ama’ como pedazo de su carne, más aún, de su corazón. Coda año la novena y la fiesta de la Inmaculada se ven muy concurridas. Y quizás, más que en los años anteriores, la que se celebró hogaño, ¿qué digo hogaño?, me refiero al próximo pasado año de 1949. Predicó los seis primeros días de la novena el Rdo. P. Rafael Ginard Bauçà, T. O. R. y el triduo de cuarenta Horas y el panegírico de la Inmaculada el Rdo. P. Miguel Tous Gayó, Superior. Todos los días la iglesia se vió abarrotada de fieles, y muy especial¬ mente el día de la Inmaculada, Los cultos de este día fueron los siguien¬ tes: A Jas 9 de la mañana, misa de comunión general para las Hijas de María, terciarios. Juventud Seráfica y demás devotos de la Virgen. A las lO'SO, misa mayor con asisten¬ cia de las Autoridades. A las 8'30 de la no¬ che, conclusión de las cuarenta horas y pro¬ cesión por el interior del templo. El canto en estas sagradas funciones co¬ rrió a cargo del Orfeón Seráfico y de la Coral Femenina de Santa Cecilia del Patro¬ nato Social Femenino, coral que dirige Mn. Juan Thomás, Director de la «Capella Clᬠsica» y que es, a nuestro juicio, una de las capillas polifónicas más ilustres no sólo de Mallorca, sino también del continente. La capilla de la Inmaculada aparecíatan bellamente adornada de flores y tan profu¬ samente iluminada, que parecía un jardín ameno,sobre el cual hubieron caído las más bellas constelaciones del firmamento. En ello tuvo su buena parte, y justo es recor¬ darlo, la experta y fina mano de fray Pedro Miralles, sacristán de lo iglesia. La fiesta de la Inmaculada También re en Inca (Mallot'^a) vistieron es- pecial so¬ lemnidad los cultos que la Comunidad de San Francisco, terciarios, Juventud. Seráfica y el Centro interno de A, C- del Colegio del Bto. Ramón Llull dedicaron a la Virgen Ma¬ ría en el misterio de su Inmaculada Concep¬ ción. Día 10, a las diez de la noche, hubo solemne Hora Santa para los miembros del Centro Interna y demás devotos de la Vir¬ gen. Predicóla el Rdo. P. Bartolomé Nicolau, Consiliario de dicho centro y Director espi¬ ritual del Colegio. Día 11 a las 8‘30, hubo misa de comunión general y, a las 10'30, Solemne misa mayor en la que cantó las glorias de la Virgen sin mancilla el Rdo. P. Miguel Caldentey, T, O. R. La Capilla Seráfica, dir'gida por el Rdo. P. Esteban Cloquell, interpretó la Misa de Sta. Teresita a dos voces iguales del Mtro. Refice. La concurrencia fué muy nmerosa. Una terciaria centenaria La numerosa de Manacor (Mallorca) y floreciente Herrhandad de Terciarios de Manacor está de enhora¬ buena. Quizas sea la única en España, y quizás en Cvl mundo entero, que cuente entre sus miembros; a una centenaria.Nos referimos a D.° Antonia Serra Galmós que, día 14 de noviembre del pasado año, cumplió sus cien años, de los cuales lleva cincuenta y siete y tres meses vistiendo el cordón y escapulario del Pobrecillo de Asís. Recibió la librea fran¬ ciscana de manos del Rdo. Sr. D. Gaspar Olive, Vicario de la Parroquia de los Dolo¬ res, el 2 de agosto de 1892, festividad de Ntra. Señora de los Angeles. La centenaria celebró el día de sus cien años comulgando y asistiendo, primero, a una misa rezada, en la iglesia de Cristo Rey, y, más tarde, a una solemne misa mayor qué se celebró en la parroquia de los Dolo¬ res, con asistencia de las Autoridades^ mili¬ tares, civiles y del Movimiento. La concu¬ rrencia fué numerosísima, destacándose en sitio de honor la agasajada Sra; Serra con su hija y varios familiares. La centenaria obsequió a todos los asis¬ tentes. Puede decirse que todo Manacor fe¬ licitó a la bondadosa viejecita, colmándola de regalos, entre los que hay que destacar las pensiones vitalicias del Instituto Nacional de Previsión, Caja de Pensiones para la Ve¬ jez y.de Ahorros y la Caja de Ahorros de Baleares. La feliz ^centenaria conserva muy bien el uso de todas sus facultades. Reciba la Sra. Serra la paz y el bien que le desea la Hermandad de Terciarios de Manacor. ¡Que pueda vivir otros cien añosl Amén. Así sea. Perfumería Inglesa J vb Ó n afeitar C L/ ree m maa a ajfe eiitta arr Brochas afeitar Hojas afeitar Máquinas afeitar ^ P®**® y gpjpy^g aíeitar Las mejores marcas GOLPES-DOLOBES-BEUHP CBMSflNCIO MUSCÜLBB ^^T^oJvcidos pof^ DEPOBTES ACCIDENTES CANFOR! R. 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Sufrió con espíritu 'cristiano su larga enfermedad, y su muerte fué muy sentida, A su penado esposo, hijos y demás familia, la expre¬ sión de nuestro pésame. Campos del Puerto. - Día 30 de no¬ viembre de 1949 pasó a mejor vida D.® María Manresa Martorell, de 75 años de edad, modelo de madres cristianas, muy devota de la Inmaculada y del Serafín de Asís. Nuestro pésame a sus hijos y fa¬ milia. Calonge. — Día 9 de noviembre del pasado año falleció, confortado con los auxilios de nuestra religión, D. Andrés Adrover, modelo de padres de familia, querido y llorado de todos. Nuestro pé¬ same a su apenada esposa D- Apolonia, hijos políticos y demás familia. —Día 13 del mismo mes de noviembre falleció también en Calonge la fervorosa terciaria D.® María Adrover Vidal. Sufrió con cristiana ‘resignación su larga dolen¬ cia Y su muerte causó general sentimiento. Era muy devota de la ‘Eucaristía“íy|'del santo Rosario. Reciban sus familiares, es¬ pecialmente su ahijado D. Andrés Manresa (Alcalde de Calonge), la expresión de nuestro pésame. Binisalem. - Día 28 de septiembre del año que acaba de expirar, falleció en Bi¬ nisalem la ejemplar hija de María, María de la Asunción Moyá Pol. Larga dolencia la retuvo en cama,- pero su sólida fe en la bondad paternal del Señor le comunicó fuerza para soportarla con gran resignación y para inspirar los mismos sentimientos a sus familiares y conocidos. Recibió fervo¬ rosamente los santos sacramentos y, des¬ pués de agradecer a sus padres y familiares los exquisitos cuidados que le habían dispensado durante la enfermedad, y de manifestarles reiteradamente, que en el cielo intercedería mucho por ellos, dur¬ mióse en el Señor, a la edad de 24 años. A la conducción del cadáver al cementerio y los funerales en sufragio de su alma asistió numeroso público Reiteramos a sus padres, hermanos y familiares nuestro ^más sentido pésame. DESCANSEN EN PAZ AMEN D.” María de la Asunción Moyd, de Binisalem D.° María Adrover Vidal, de Calonge. D.° María Manresa, de Campos del Puerto D. Andrés Adrover, de Calonge LA PORCIÜHCULA*PALMAdeMALLORCA REPRESENTANTE: ' . D, JAIME BOKDOA . Cai[e Socorro, 79 - 81 Teléfono 2333 PALMA DE MALLORCA IMP. POLITÉCNICA.-TRONCOSO. 9.-PALMA