Laboratorio Ramón Lull de D. Francisco Ballester-Palma Análisis Químicos; CLINICOS: Sangre, orina, esputos, haces, cálcu¬ los. microscópicos, bacteriológicos y. biológicos. AGRICOLAS : INDUSTRIALES : Tierras, aguas, abonos, alimentos productos lácteos, vinos, etc. Primeras materias naturales, aceites, azúcares, licores, fibras textiles, cur¬ tidos, colorantes, drogas, etc. PiesupDM y tsnsnltas en Palina; Lnlio. 28 - Talltnno 1508 fálirka ilt Caileiia Oro y Plata Rosarios y Collares Plata y Co¬ llares Oro en Cadena Alpaca R*estauración de objetos Religiosos Especialidad de la casa BARBADA LIMADA de Antonio Valí V alleriola Calle Zavellá, 23 -1- Baleares PALMA DE MALLORCA Esmero y prontitud en servir a sus clientes Idquiera la nueva placa-re- lieve' de! Bto. Ramón Lull. Deposito en la Administración de EL HERALDO DE CRISTO. 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Día 14 de agosto de 1942, obtenidas de la sagrado Congregación de Ri¬ tos las llamadas Letras remisoriales y compulsoriales, el venerable Arzob/spo- Obispo de A^llorca disponía la instrucción del Proceso Apostólico sobre las virtudes y milagros «in specie» de la Sierva de Dios, extendiendo el nombra¬ miento de los jueces, y citándoles para el día 19 del misnrio mes, en el cual quedó constituido el Tribunal que había de juzgar sobre el mismo. Sin descanso ni demora, como quien trabaja en algo que le está muy cerca del corazón, el dignísimo Tribunal examinó los numerosos testigos aducidos por el Vice-Pos- tulador, y después de hacer el reconocimiento de los restos mortales de Sor Francisca-Ana, y acabado el Proceso Apostólico, se hizo copia del mismo, pre¬ cintándose y sellándose los dos ejemplares del Proceso, quedándose el original en el archivo de la Diócesis y mandándose la copia al Sr. Nuncio, que a su vez, debía remitirla al Vicario de Jesucristo en la tierra. Con este motivo Mallorca ha vivido días de intensa emoción, y el nombre de la «Tia Xiroia» ha adquirido, si cabe decirlo, más actualidad que la que te¬ nía en los confines de la Isla dorada que la vió nacer, ayudando no poco a ello la reciente aparición de la Vida Popular de Sor Francisca-Ana de los Dolores Cirer, escrita por nuestro hermano en religión Rdo. P. Fr. Fran-- cisco Fornés, Cura-Párroco de San Diego de Pte. Vallecas (Madrid). Como mallorquines, y como hijos del Pobrecillo de Asís, queremos hacer¬ nos eco de este movimiento en favor de la Venerable de Sancellas, Terciaria Franciscana, insertando los siguientes párrafos entresacados del Prólogo de dicha Vida, debido a la pluma del M. Rdo. P. Pedro J. Cerdá, T. O, R. • • • • • • • * • / * Porque es muy cierto que aunque la conozcamos nosotros con el nombre de Sor Francisca-Ana, y la veamos en sus fotografías con el hábito de religiosa, quiso el Señor que, a pesar de sus vivos deseos, no llegase a serlo hasta después de ha¬ ber cumplido los setenta años, y sólo tres años y dos meses antes de morir. Su vida, por tanto, siguió ün rumbo distinto del de otras almas escogidas, a quienes ej Señor concedió carismas extraordinarios desde su infancia, llevándolas luego desde el cuidado de un rebaño al retiro del claustro o al servicio del altar. Así lo había hecho Dios tres siglos antes, con la mallorquina Sta. Catalina Thomás, la pastorcilla de Valldemosa, conduciéndola a un convento de religiosas de S. Agustín a los 16 años. Así lo hizo también, en los días de Sor Francisca-Ana,-con el pastorcito y campesino de Dandilly S. Juan Bautista Vianney, llamado en su juvenud a los estudios y llegando a sacerdote a los 29 años. Así lo hizo poco después. 172 El Heraldo de Cristo en vida de Sor Francisca-Ana, con San Juan Bosco, que desde los rebaños de los Becchi y de los mercados de Casteinuovo, pasó, ¡oven de 26 años, a los honores y sacrificios de sacerdote y salvador de la juventud abandonada. Y poco más tarde, tres años después de la muerte de la Sierva de Dios, la Santísima Virgen hizo de una niña de 14 años, postorcita de Bartrés, su confidente en Lourdes, dirigiéndola, cuando tuvo 22 años, a un convento de Nevers. Pero con Sor Franciosca-Ana no ocurrió lo mismo. Prevenida desde su infancia con gracias especiales y extraordinarios favores del cielo, que procuró disimular y ocultar, era en lo exterior una joven de| pue¬ blo, piadosa y ejemplar, como ninguna ciertamente, pero cuya vida se deslizaba en forma ordinaria y vulgar; ayudando a sus padres en los trabajos del campo, ha¬ ciendo en casa las labores usuales de su tiempo, alternando con sus compañeras, acudiendo con ellas a los mercados para vender los productos de su tierra, y atra¬ yéndose siempre a todos por su carácter alegre y jovial. Cuando después de la muerte de su padre en 1821, al tener ella casi 40 años, pudo convertir su casa en escuela de catecismo: cuando era la consejera y la confi¬ dente de su pueblo que la llamaba cariñosamente «Tia Xiroia», uniendo el sobre¬ nombre familiar a una expresión de respeto, Francisca-Ana seguía trabajando en el campo; y en el campo reunía a las juventudes de ambos sexos para organizar en pleno aire libre diversiones honestas, llenas de sana alegría, terminándose a satis¬ facción de todos, con el rezo del santo rosario y el relato evangélico; o al contra¬ rio, se pasaba de los actos de devoción a las diversiones más agradables y entre¬ tenidas, yendo siempre en aumento la animada concurrencia. No hubo pues en esta Sierva de Dios hechos o circunstancie;^ que cambiasen desde su juventud la orientación de su vida; los dones de la gracia se derramaron constantemente sobre la hija del pueblo, trabajadora y campesina. Es niña que lleva, como tantas otras, la comida a su padre ocupado en el cui ■ dado de sus tierras, cuando para poder oir misa, deja en el camino el puchero sobre unas piedras que, cual si fueran brasas, lo mantienen siempre caliente; y cum¬ plidas sus devociones, llega a su padre con tanta presteza como si no se hubiera detenido. Es joven que yende un día en el mercado de La Puebla, y deja un poco su puesto para oir Misa y comulgar entre el concurso de fieles; y, con pasmo del sa¬ cerdote y circunstantes, vuela la Sagrada Forma desde la mano de aquél a la len¬ gua de Francisca-Ana. Pernocta en la casita de su finca por convenir así a las labores de temporada; y, repetidas veces, no pudiendo atrovesar el torrente crecido por las lluvias, es lle¬ vada maravillosamente al otro lado para ir al pueblo y satisfacer su devoción. Santifica con algún rezo o jaculatoria los intervalos de descanso entre los tra¬ bajos del día; y en aquellos mismos intervalos recibe la visita del Señor en admira¬ bles éxtasis y coloquios. Así ocurre que en nuestra Sierva de Dios las cosas más extraordinarias y sor¬ prendentes sobrevienen y se juntan a las más ordinarias, sin alterar en nada su cur¬ so, y causa admiración observar cómo aquellos elevados carismas del Señor que se concedieron a los grandes taumaturgos, como el don de bilocación, el de profecía, el de curar a los enfermos, el de conocer el estado de las almas, el de multiplicar las cosas necesarias, etc., se reúnen todos en la Sierva de Dios, sin que ella omita o desatienda sus quehaceres cuotidianos, que no se distinguen de los de cualquier mujer de posición modesta. Parece como si Dios quisiera enseñar a las gentes, con el ejemplo de Sor Fran¬ cisca-Ana, cuán agradable es a sus ojos la vida del cristiano humilde y trabajador que, elevando a El su corazón, santifica los sudores y penalidades de este mundo y se las ofrece cual holocausto preparado por su misma voluntad soberana. O co¬ mo si el Señor se propusiera convencernos del eminente grado a que pueden, ele¬ varse las virtudes del alma entre las ocupaciones de cada día, si volvemos a Ellos ojos, haciéndole fin de nuestros actos yaspiraciones como es por Sí mismo fin últi¬ mo de nuestra existencia. CIELO SERÁFICO ^tClttCL^Cílud j^LGUIEN con desdén inconsulto, ha vilipendiado la sanMdad conceptuándola de ceñuda y sombría. Muy discorde de este juicio es la palabra del Espíritu Santo que dice: «La buena conciencia es como un festín continuado» (Prov. 15,15.) A brazo partido luchó el Pobreciilo de Asís contra aquel que dió en llamar vic/o babilónico, la tristeza roedora de los corazones. El diablo-decía Franciscotripudia en cuanto divisa un alma extenuada por la tristeza, y lleva consigo como unos polvos de morbosa acedia que esparce en los poros de la conciencia para arrebatar el sosiego del espíritu. Árbitro de las elegancias de Asís, era el joven Francisco el rey de las fiestas. Sencillo y circunspecto, donoso y chispeante, envuelve a todos en una onda de poe¬ sía y de júbilo, «cubriendo de átomos de oro todas les cosas». Dueño de su adora¬ da dama la Pobreza, sin un miserable realejo, ni otros latifundios que un andrajoso saco que le cubre sus enjutas carnes, de tal manera es desbordante su alegría con la suerte y fortuna de su vocación evangélica, que no existe felicidad ni bienan¬ danza terrenas que igualen el soberano contento de su alma. Increpa en cierta ocasión a un fraile caritriste: «Vete a encerrarte en tu celda y ahí duélete de tus cuitas y llora tus pecados, pero al volver a tus hermanos depon la tristeza y acomódate a los demás». Si la alegría espiritual llena los corazonesañadía el Santo—, en vano esparce su veneno la infernal serpiente. Magníficamente perfilada hallamos en las Florecillas la figura tierna y alegre del Patriarca. Por todo su ser recálase un divino alborozo que contagia las almas. Conversa con las avecillas, interpela al lobo, regala en sus manos la casta tortolilla, traba amistades con ei halcón, aprende diligente la lección de prudencia de la hermana cigarra, cohabita con el faisán que rehúsa otro amo que no sea el Pa¬ dre santo; platica con las flores, se arroba ante la majestad del sol, desfallece a los acordes de un arpa angélica... Toda la vida de nuestro Padre estaba bañada de una luminosa jovialidad yfrescura que es como un suave paladeo de las eter¬ nas alegrías del cielo. jOh Fray Leónl-observa Francisco—, sábete que ni la mucha ciencia, ni el ca¬ risma de los milagros, ni el don déla predicación, constituyen Ja perfecta alegría. Mas, si en llegando a Santa María de Los Angeles, calados por la lluvia, ateridos por el frío, enlodados y hambrientos, llamamos a la puerta y el portero amostazazado nos rechaza cual bribones y ladronzuelos, y no satisfecho con ese proceder ase de un palo nudoso y tirando del capuchón nos revuelca entre la nieve midién¬ donos las costillas con espeluznantes varazos, escribe, entonces. Fray León, que en esto estriba la perfecta alegría. Por ahí entenderse puede cuales eran en la mente del Serafín llagado las cau¬ sas íntimas de la alegría, como en cierta conyuntura diólo a entender su discípulo Fray Gil a otro hermano: «Dime, carísimo ¿tienes el alma buena?» Respondióle el fraile: «Eso no lo sé yo». Y dijo Froy Gil: «¡Oh hermano mío!, ¿no sabes que la santa contrición y la santa humildad y devoción y conformidad al querer de Dios hacen al alma buena y dichosa?» Ordenación taxativa del Fundador de lastres Ordenes: «Tengan cuidado los religiosos en presentarse exteriormente malhumorados e hipócritas tristes, sino muéstrense gozosos en el Señor, alegres, simpáticos y convenientemente gracio¬ sos». (II Celano, XCI). /Oh, el poder mágico de una sonrisa! ¡Qué ríos de di/icedumbre y donosura manarían de los labios florecidos de sonrisas del místico Padre! ¡Qué sinfonía de almas aquella primitiva falange de hijos del Pobreciilo, de tan mancomunados sen¬ timientos, saboreando las delicias de la vida religiosa, sentados en el banquete de la alegría franciscana!... Fr. A. Martorell, T. O. R. XIV De como ei Bienaventurado, Raimundo, viendo como una navecilla surcaba la ancha mar, prorrumpió en estas devotas palabras: H divino Señor, fuente de toda gracia y bendición! Los marineros vemos que / ponen timones a las naves y leños a fin de que vayan derechos por la mar, y guíen las naves y leños allí donde les place. Ende, loado seáis Vos, Señor, que habéis dado al hombre la ley y la verdadera fe, mediante las cuales pueda llegar a vuestra presencia en la gloria. • Los marineros vemos, señor, que hacen cruz del árbol y de la antena a fin de que la vela se llene de viento, y el viento ios saque del gran piélago en que se engolfa¬ ron. Ende, loado seáis Vos, Señor, que de vuestra cabeza y de vuestros brazos y de de vuestros pies hicisteis cruz, entonces, cuando muristeis; y por esta cruz los fieles cris¬ tianos salen de las cadenas con que estaban atados bajo la tiranía del diablo. Los marineros vemos. Señor, que son todos obedientes al patrón de la nave que ios conduce siempre allí donde le place. Mas no es así de mí. Señor, pues los miembros de mi cuerpo no quieren estar sujetos a su patrón y capataz, es a saber, la razón, y. por esto, mi cuerpo corre errante y desesperado, como navecilla perdida y a merced del viento en la ancha mar. ¿Y sabéis quienes son. Señor, los perversos marineros que tienen mi cuerpo sujeto a dura esclavitud? Son el orgullo, y la lujuria, y la ira, y la envidia, y la mala voluntad, y la falsedad, y el desconocimiento, y la codicia y la impaciencia. Ende, siendo tales marineros asesinos y corruptores de todo lo que se les encomienda o se deja en su po¬ der, paréceme. Señor, que mientras yo no sea libre de ellos, no podré nunca llegar a puerto de salud. ¡Oh Señor piadoso! Estando mi nave desamparada y en poder de tan perversos enemigos, si vos, Sañor, no me socorréis en vuestra santa piedad, mi nave corre riesgo de perderse y de estrellarse contra las rocas, teñidas aún en sangre de muchas otras naves que allí se rompieron y estrellaron. Ende, Señor, así como los marineros que en la mar perecen, a Vos claman y a vos se confían, asimismo. Señor, vuestro siervo e hijo de vuestra sierva, a Vos clama y os suplica, puesto que ve su barquilla zozobrar en la tempestad de fos pecados; y suplícaos que Vos amarinéis su nave de virtudes, y que echéis de ella los vicios que hay en ella. Ende, si Vos, no oyereis mis ruegos, la nave mía perecerá en tan grave destierro, y ya jamás por jamás entrará en puerto de salud a la presencia de su Dios. En tan devota oración perseveró el Bienaventurado Raimundo en el terrado de su celda de Miramar, desde la puesta del sol hasta ya muy entrada la noche, contem¬ plando el cielo y las estrellas, y derramando sus ojos abundancia de lágrimas. Acercósele, entonces uno de los trece frailes menores que con devota e infantil curiosidad había expiado todos sus pasos, y oído todas sus palabras y sollozos, y, pre¬ guntándole amorosamente que ¿por qué lloraba, y por qué oraba con tan gran pesar?, díjole el Bienaventurado Raimundo: —Ven acá, hermano mío, hinca también aquí tus rodillas, levanta tus ojos al cielo, y pondera la honra que merece Dios y los menguas que los hombres cometen contra él en este mundo. ¿No ves que somos pequeñitos ante la inmensidad de la mar, y más pequeñitos aún ante la inmensidad del apostolado que debemos emprender para glo¬ ria de Dios y salud de las almas? ¿Qué sería de nosotros, pobrecillos, sin el socorro de la oración y sin la unción de las lágrimas? En tan gran ahincamiento y en fervor tan grande^ estaba el Bienaventur&do R'^i- mundo, durante su contemplación, que, cuando se había acostado y dormía, parecíale que aún estuviera con Dios, según era la oración que había hecho. Fr. M. Caldentey Vidal, T. O. R- Fuentes: L. de Contemplació, ORL, IV, 90 ss. DE NUESTRAS PARROQUIAS DE MADRID La cosecha no es mala, gracias a Dios Lo vemos por los resultados obtenidos. Un botón de muestra: A la Misa de inauguración de la Parroquia, ahora hace tres años, después de invitar a ella casa por casa, asistieron SIETE personas. Hoy el granito de mostaza, regado con las bendiciones del cielo, está en pleno desarrollo. No son ya solo SIETE; son OCHOCIENTOS los que actualmente asisten a la Misa dominical. Además se va notando que el amora la parroquia se va infiltrando poquito a poco en el corazón de las familias. Y son las madres que ya empiezan a mandar a sus hijos a Misa y al Catecismo; y en más de una ocasión estos mismos hijos ha¬ cen apostolado en su propia casa. Sigue leyendo y verás, lector: 5 Feliz estratagema de una niña Es el mes de Mayo último. En la escuela de Entrevias las niñas todas ofrecen un ramillete diario a la Virgen. Y en él hay flores d© todo color: —Hoy no beberé agua hasta la noche. —Y yo el dinero que me dan paro pipas lo entregaré para el Seminario. —Pues yo, en obsequio a la Virgen, hoy he de hacer rezar el Santo Rosario a mis padres:.. A la mañana siguiente las niñas entusiasmadas cuentan el resultado a la maestra. ^Y tú, pequeña, ¿qué? — Mire, señorita: después que mi padre llegó del taller, me pidió que como iba lo de la escuela. Y yo le contesté: Padre: estoy muy contenta porque ya sé leer, y, además ya me sé rezar el Rosario. ¿Quieres que lo recemos juntos y verás? Yo diré el Ave-María, y tú, papá, dirás el Santa María ¿Quieres? Y mi padre, y mi madre y mis hermanitos y yo, rezamos el Santo Rosarlo. 6 Un favor Antes de poner punto final, voy a pedirte un favor, lector. Si en tus visitas al Sagrario te sobro alguna oracíoncita, te agradecería nos la mandaras a nosotros,—digo: la mandaras a Jesús para nosotros que estamos misionando en estos benditos suburbios de Madrid. Te lo pide, y por adelantado te lo agradece el P. ANTONIO Puente de Vallecas (Madrid),.1 de Septiembre de 1944 TEMAS HISTÓRICO-FRANCISCANOS 21 Al* '^on Ço-btiaL Aíatl&no JQ^ibaá (^allatd Su sacerdocio en esta Islas. * ve claramente que al Rdo. D- Gabriel Ribas y Gallard .le animaba una fe muy viva; que sentía honda afición a la vida del claustro atrayéndole la milicia de Francisco de Asís; que estaba cimentado en la humildad hasta el extremo de des¬ preciar honores y sedas; y que únicamente se movía por la gloriado Dios. ¿Cómo no había de ser notado su paso por la ciudad de Roma? Oigámosle ahora cómo refiere su comportamiento en Mallorca. «Día 13 de mayo de 1844 volví a pisar el suelo natal. A principios de octubre del mismo año se me concedió, sin que yo las pidiera, licencias para confesar hombres y mujeres. Por el mes de mayo del año siguiente 1845 recibí, sin haberlas tampoco pedido, cartillas de predicador y licencias de reservados, y empecé el ejercicio de predicación, bendiciendo Dios mis pobres trabajos, como lo demuestra el sin número de confesiones generales, restituciones y paces que por medio de la palabra de este siervo inútil se han hecho. En la actualidad (1) tengo predicadas dos cuaresmas en esa capital y diez en la parte forense, casi todas en las villas más populosas* y muchos novenarios así en Palma como en las villas y aldeas: as¬ cendiendo el número de sermones a más de mil quinientos». Conviene consignar que en sus viajes de predicación regularmente no emplea¬ ba vehículo de ninguna clase, sino que solía trasladarse a pie de una parte a otra. El piadoso sacerdote, poseído de verdadero 'espíritu franciscano, iba, como diría¬ mos en mallorquín, en el cavall deSanf Francesc. Innegable señal ésta de humildad y mortificación. Y no era la única por cierto. Durante el verano especialmente, casi siempre, al regresar de sus andanzas evangélicas, llegaba al predio de Pina ya muy avanzada la noche. Entonces para no interrumpir el sueño de los suyos ni dar mo¬ lestia alguna a la servidumbre, se abstenía de llamar. No encontrando ninguna puerta de la casa señorial abierta ¿cómo se las arreglaba para dormir? Sencilla¬ mente, el hijo del noble propietario se acostaba en el pajar al lado de los gañanes, pero tan quedamente que éstos no se daban cuenta de él hasta el alborear del día siguiente. El susto que recibían era siempre agradable. El caso debió repetirse con mucha frecuencia ya que hasta en el «Libro de óbitos» de la iglesia de Pina queda estampada la bella y edificante anécdota. «Algunas villas, entre éstas la de Porreras, han formado su empeño para que fuese su ecónomo; pero siempre con el consejo de hombres sabios pude evadirme, hasta que el Excmo. Sr. Manso me obligó a encargarme, en calidad de ecónomo, de la parroquia de Sta. Eulalia.—Día 2 de julio de 1850 me encargué de dicha pa¬ rroquia y durante dos años y siete meses que la goberné, no sólo no tuve el más mínimo disgusto, ni de parte de los cuarenta presbíteros que componían aquella comunidad, ni de parte de los feligreses, sino que siempre fui, sin que lo merecie¬ se, muy amado, ooedecido y respetado en tanto grado que, a no haberlo yo im- (1) El documento autógrafo, de donde copiamos, es una carta fechada en La Torre (Sta. Eugenia) a 6 de octubre de 1859, y dirigida a su concuñado Mariano Conrado, la que empieza así: «Carísimo Mariano. Después de nuestra conversación me vi con el señor de que te hablé, para saber el modo como debía darte la relación, y me diio que 'con toda in¬ genuidad y sencillez. Vamos, pues, a empezar este nuevo sacrificio». Ai final pone es otro: «He aquí, caro amigo, una suscinta relación del poco bien que he procurado hacer, cuyo bien comparado con el mal que he hecho está en menor proporción que una qota de agua con todo el océano. Advierte que lo he escrito q vapor, por lo que sé bien hay exactitud en los fechas, estoy seguro hay muchas fóltas de gramática...» - - El Heraldo de Cristo 17/ pedido con la amenaza de renuncia«/hubieran elevado una exposición al señor Obispo para que me nombrase su cura-párroco. Todo el tiempo que estuve al frente de dicha parroquia no p*asó domingo ni fiesta de precepto que no se explicase el evangelio en la misa mayor y que no se adoctrinase a mi pueblo por la tarde. To¬ dos los días menos los domingos y fiestas de precepto enseñaba el catecismo a los muchachos pobres que venían por limosna, y visitaba todos ios enferhos por más que cuente la parroquia de diecisiete a dieciocho mil almas, socorriendo con larga mano a los necesitados. Rara vez faltaba al coro. No pasaba día alguno que no administrase los santos sacramentos, teniendo, para no faltar en esto, mi libro de apuntes. Procuré arrancar los escándalos y el Señor en ésto dió de un modo admi¬ rable su bendición como podría probar con hechos. Hice abrir las capillas donde actualmente están los cuadros de S. Bartolomé, de los Sdos. Corazones y de la Virgen del Confalón. Construí la campana mayor, la nueva sacristía, vicaría, cuarto rectoral, habitaciones para los señores vicarios, las hermosas claraboyas mayor, del Smo. Sacramento, de la Piedad y de Sta. Lucía y la escalinata del portal ma¬ yor, coronando todas estas obras con la magnífica tienda de gro para cubrir el altar principal en los días de Cuarenta-Horas y festividades del Smo. Sacramento, gastando en el corto espacio de tiem.po que queda dicho sobre unos cuatro mil duros, de cuya cantidad hay de mi bolsillo dos mil ciento diez. Introduje, como an¬ tes había hecho en diferentes iglesias, la devoción del Mes de “Mayo, la oración mental por la mañana y otros diferentes devociones. En fin procuré llenar las par¬ tes de un buen párroco, aunque estoy bien cierto que no lo conseguí.» «Cuando salí de Sta. Eulolia el 19 de febrero de 1853, volví con mayor ahinco a dedicarme a la predicación y no sé si diga con tanto y mayor fruto que antes. He recorrido toda la isla evangelizando y no tengo más^ que poderosos motivos de bendecir a Dios por el grande aprecio que hacen de mí todos los pueblos sin diferencia de partidos, aprecio que bien demostraron cuando en 1857 estuve viaticado, por el empeño que se tomaron por mi salud viniendo a casa para informarse de mi esta¬ do y dirigiendo fervorosas súplicas al Señor a fin de que me conservase la vida.» - «Entre todos los pueblos, empero, sobresalieron Sta. Eugenia, Pina y Biniali, cuyos habitantes he procurado con mayor empeño satisfacer y cuyos templos he procurado enriquecer y adornar. En Sta. Eugenia, donde algunos años antes había colocado el cuerpo de S. Pío mártir, hice que se construyera la campana mayor y campanario. En B/niali edifiqué la hermosa capilla de la Purísima, levanté el obe¬ lisco de la misma celestial Señora en memoria de la declaración dogmática de su concepción inmaculada, enriquecí la iglesia con hermosas colgaduras, me cuidé de la nueva custodia y de que se añadiesen dos bóvedas más al sagrado edificio para regularizarlo y ensancharlo, y de hacer construir la campana mayor. En Pina, a más de haberles regalado, algunos años atrás, el cuerpo de S. Plácido mártir, le¬ vanté el campanario, me cuidé de encargorla campana mayor, procuré y logré el ornato de la sacristía e iglesia y últimamente hice que se construyera la hermosa iglesia, admiración de cuantos la visitan. A más de esto, en Pina y Biniali he intro¬ ducido aquella especie de asociación que en Santa Eugenia, para honrar a la Vir¬ gen sin mancilla, las comuniones generales y otras muchas devociones. En estos tres lugares costeo anualmente de mi propio bolsillo lo necesario para retribución dellos doce pobres que en cada uno representan, el Jueves Santo, los doce após¬ toles en el lavatorio de los pies». «En casi todas las villas y lugares he cooperado ya en la edificación de sus iglesias, ya en el ornato de las mismas, ya en reprimir abusos,ya en dilatar la pie¬ dad.—En medio de mis continuas tareas mé han llamado toda la atención los jóve¬ nes eclesiásticos, procurando con todo esfuerzo hacerlos ministros útiles, ensayán¬ dolos en la predicación y confesonario, sirviéndome mucho el haber sido confesor del Seminario Conciliar aesde que éstese abrió hasta 1853.—Para propagar más y más la piedad di a la estampa el devocionario "Mes de María” en mallorquín, que a impulsos de algunos devotos había compuesto en 1856, y en 1857 otro libro, también en mallorquín, intitulado "Dia cristià” que compuse durante la curesma que prediqué aquel año en Manacor».—(Confínuaró). C^¡4.eá^tLoníttii> i^eíí Pregunta 212: Reverendo Padre. ¿Po¬ dría decirme de dónde viene la palabra «Primicerio»?, que veo con frecuencia en mis libros de piedad?-Jaimito. Palma Respuesta: Parece se dió, desde an¬ tiguo, este nombre al encargado de pre¬ sidir el Coro y ordenar el Oficio público. Y solían llamarse primicerios porque en el catálogo de los ministros se les ins¬ cribía los primeros: «primus in cera» (ta¬ bula cerata). Hay, pero, quien dice que el nombre de Primicero viene de que en el cirio pascual antiguamente se pin¬ taba el cordero, el pez y otros símbolos de Cristo y se grababa la lista en¬ tera de las fiestas movibles del año eclesiástico, y, además, los nombres de los canónigos de la respectiva catedral. «Princerio» sería, así, el primero de los dignatarios grabado en el cirio pascual. Pregunta 218: Reverendo Padre: Mu¬ cho me maravilla que nadie le haya pre¬ guntado todavía una cosa que interesa a muchos: ¿puede hacerse «estraperlo»? ->M: N. La Puebla. Respuesta: Para responder debida¬ mente o su pregunta,'convendría saber qué entiende Vd, por «estraperlo». Si «estraperlo» quiere decir estafa, la es¬ tafa está prohibida por' la ley divina y humana; si hacer «estraperlo» quiere decir explotar la necesidad del prójimo, hay la virtud de la caridad que no lo permite; si quiere decir ocultación y aca¬ paramiento con Intenciones torcidas y con miras a un negocio sucio, la con¬ ciencia y el sentido humanitario lo con¬ denan. Pero, a lo mejor, llama Vd. «es¬ traperlo» a la caridad, a la limosna, a los obsequios y no sé a cuantas cosas más, y entonces, hay que decir que equi¬ voca Vd. el nombre. Pregunta 214; Reverendo Padre: Dos preguntas: l.° ¿Qué se entiende por «Vulgata», cuanda uno habla de Sagra¬ da Escritura? 2.“ ¿Cuáles son los libros didácticos del Nuevo Testamento?-Uno de los de Septiembre. Palma. Respuesta: 1.®) Por «Vulgata» se en¬ tiende la versión latina hecha por San Jerónimo y reconocida como exacta por por el Concilio de Trento, que la adoptó como versión oficial de la Iglesia. La ra¬ zón del nombre es porque, por su pre¬ cisión, fué pronto la versión más divul¬ gada entre los cristianos. 2.°) Los libros didácticos del Nuevo Testamento son las Epístolas de los Apóstoles S Pablo (14), Santiago el Mayor (1), S. Pedro (2), S. Juan Evangelista (3) y S. Judas Tadeo (1), que se llaman’así porque tenían el fin de enseñare instruirá aquellos a quienes iban dirigidas. Pregunta 215: Ya es la segunda vez que un amigo mío me dice que la pre¬ sencia de capellanes católicos en los ejércitos de las ’diferentes potencias be¬ ligerantes puede dar lugar a que los no católicos y malos católicos crean que la Iglesia aprueba y aún santifica la guerra y la causa que induce a pelear, aun en el caso en que esta causa sea mala. ¿Es esto verdad?—Un estudiante univer¬ sitario. Palma. Respuesta: Esta misma pregunta vi formulada, recientemente, en una revis¬ ta católica americana y la respuesta era, textualmente, ésta, sencilla y clara; El que los sacerdotes católicos actúen en el ejército y en la armada de cualquiera nación, como capellanes, en tiempo de guerra, no significa en modo alguno que la Iglesia apruebe y aun santifique la guerra, sino la solicitud, verdaderamen¬ te maternal, por el bien espiritual de to¬ dos sus hijos de todas las naciones con¬ tendientes, sin exclusión de los de nin¬ guno de ellas. Los sacerdotes que actúan como ca¬ pellanes castrenses, ejercitan su celo y emplean su tiempo y actividades en atender debidamente a los soldados católicos en sus acantonamientos y cuar¬ teles, o, si están en las zonas de la gue¬ rra, en atender aún con peligro de su vida generosamente ofrecida al Señor, a los moribundos y heridos, sean ami¬ gos o enemigos, considerados como ta¬ les desde el punto de vista militar, pero todos reconocidos como hermanos en Cristo. P. Delgado. La Sierva de Dios Sor Francisca-Ana de los Dolores de María, en¬ señando el Catecismo en una de las salas del Convento. Cirer y Carbonell Franciscana i Jesús se digna apareceí a la Síerva de* Dios SOR FRANCISCA-ANA DE LOS DOLORES DE MARIA, puesto sobre elanda^ mío con el delantal, en actitud dé trabajar en la construcción del Convento. iiiiii'i Lápida que marca el lugar donde déScansafl los reslos moríales de la Sierva de Dies SOR FRANCISCA ANA DE LOS DOLO¬ RES DE MARIA CIRER Y CARBONELL. / Exvotos que el agradecimiento de los favorecidos ha depositado como recuerdo de gracias recibidas, mediante 1^ intercesión de la Sierva de Dios SOR FRANCISCA ANA DE LOS DOLO¬ RES DE MARIA CIRER Y CARBONELL. O NOTAS NECROLÓGICAS Magdalenita Perelló Ramis, de Llubí Sor Casilda Garau, Hija de la Caridad, natural de Lluchmayor Bernardo Verger Garau, de Algaida D. Antonio Estarellas Pascual, Médico de Buñola UN CUENTO MORAL PARA CADA MES I ^ noticia de que señó Juana iba d«ontar un cuento corrió con la rapidez de una chis, pa eléctrica, y cuanto chiquillo pelón rompía calzones y lucía churretes en cuatro ca¬ lles a la redonda, acudió presuroso al Corral de ios Chicharros, domicilio déla vieja. Estasentada en el poyo de la puerta, vió venir la granizada con vanidosa sonrisa, paseó una mirada satisfactoria por el inquieto auditorio, rascóse dos veces con la aguja de hacer cal¬ ceta, y poniendo de nuevo sus dedos en movimiento, comenzó así: -Pues señor, que era vez y vez, y el bien que viniere para mí'se quede y el malpara quien lo fuere a buscar, de un hortelano más pobre que las ratas, y con peor estrella qué un sietemesino; si sembraba melónos, cogía pepinos; si plantaba lechugas, le nacían pitas; si l|ega a sembrar monediilas de cinco duros, le salen centavos roñosos, y si deja el oficio y se mete a sombrerero, a buen seguro que nacen los chiquillos sin cabeza. Porque hay un santo en el cielo que se llama San Guilindón, que sólo tiene por oficio bailar delante del trono de Su Divina Majestad, diciendo a gritos: «¡Dénle más! ¡dénle más!» Y cate Ud. ahí por qué una desgracia no viene nunca sola, ni una fortuna tampoco, sino que vienen muchas en hilera, como mulos de reata. Pues vamos a que cuando llegaron las aguas de Mayo, parecía la huerta un camposan¬ to, lleno de malvas y ortigas; sólo había metido en medio una col, que regaba la hortelana con agtia bendita. Los pimientos se secaron, los tomates se perdieron, a las lechugas les en¬ tró el pulgón, y sólo la col metía, metía sin vergüenza, hasta que pasó la tapia, llegó al tejado, subió más alta que el campanario, se perdió, por último, en las nubes, y el viernes de San Juan tocaba ya con la puntita en la puerta del cielo. Pues, señora, que de tanta dieta, le llegaron a salir al hortelano telarañas en el gañote, de no usarlo, y la hortelano tenía ya las muelas mojosos, y hasta se le había olvidado el mo¬ do de mascar; a él se le paseaban los ratones por los bolsillos, y cuando ella cogía en una mano la escoba y en la otra la alcuza, le preguntaban las vecinas: —Pero, Andrea, ¿estamos de muanza? Llegó al fin un día en que se cumplieron veinticuatro horas, sin que aquellos infelices cataran la gracia de Dios, y el hortelano mandó a su mujer que arrancara la col, y le hiciera un guiso con los tronchitos de la punta. Señó Andreo puso el grito en el cielo, y se agarró a la col que no la arrancaba de allí ni las tenazas de Nicodemo; porque pensar en tocarle a su col, era tocarle a ella en las mismas niñas de sus ojos. Pero hijo de mi alma, para fiestas estaba la zorra, y llevaba el jopo ardiendo... El marido cogió una vara, y le dijo que cabeza abajo la colgaría de una penca si a las doce en punto no estaba hecho el guiso, y ellos comiendo, para alcanzar la bendición del Padre Santo de Rema, que todos los días la da a la campanada de las doce, ni minuto más ni minuto menos. Seña Andrea no tuvo más remedio que meterse la lengua en un zapato, y coger un hacha para echar abajo lo col; vió entonces que llegaba ya al cielo, y se le ocu¬ rrió de pronto subirse por ella, y pedirle a San Pedro una limosnita. Aquello fué lo de rhelón quiero, tajada en mano tengo; porque pensándolo estaba to¬ davía, y ya iba trepa que trepa, por la col arriba, de penca en penca, hasta que llegó al cielo. No se usan por allí campanillas, y así llamó jtrasl |tras! con los dedos de la mano. Abrióse el postiguillo de la puerta, y asomó San Pedro las narices. —¿Qué se ofrece?—preguntó. La señó Andrea comenzó a temblar al verse delante de 'aquel señor tan respetuoso, y dijo con mucho política: —Aunque V. perdone, señor San Pedro, soy una pobre infeliz que no tiene que comer, y venía a que su mercé me hiciera la caridad de una limosna, por el amor de Dios. San Pedro cerró de golpe el postiquillo sin decir palabra, y como no hay buen alma que deje fea la palabra de Dios que el pobre empeña, volvió a poco Cargado con una me- sita, que entregó a señó Andrea, diciendo: --T¡Doimosa,sehijlao, esta mesita, y pague a V. y cuando tengas se lo aumente hambre di: tjMesita componte!» de gloria-contestó señá Andrea echando a correr de penca en penca, hasta que llegó al suelo. Como las mujeres somos tan curiosas, no tuyo paciencia para esperar la vuelta de su marido, y conforme soltó la mesa en el corral, dijo: -(Mesita compontel... 184 EI Heraldo de Cristo ¡Hijo de mi alma, aquello era menester verlo para creerlol... Porque no bien lo hubo dicho, apareció en la mesa una comida, como ni en los manteles del rey se pone igual: allí había pollos con tomate, y arroz con conejo, y sardinas fritas, y bacalao en blanco, y de postres arrope, y arroz con leche, y garbanzos tostaos. Cuando llegó el hortelano se dieron ambos a dos una atraquina que con el dedo se lo tocaban, y todos los días diarios se po¬ nían hasta reventar, que era menester silbarles para que pararan, sin más trabajo que sol¬ tar la palabrilla: -¡Mesita componte! Pues vamos a que pasaron así dos "meses, poniéndose marido y mujer como chivos de dos madres, y al cabo de éstos, dícele un dia el hortelano a señó Andrea: -Mira Andrea: no es regular que quien cometan biei. como nosotros comemos, esté, como el que dice, con un trapito atrás y otro delante, sin poder asomar los bigotes a la calle... De manera y ello es, que ahora mismo te subes por la col arriba, y le pides a San Pedro siete onzas, para mercar un traje de paño fino y una saya de alepín negro. ' La mujer se resistió algún tiempo, hasta que de penca en penca, de penca en penca, se encampó otra vez en el cielo. (Concluirá) MADRILENADA RIDEMTEM DICERE VERUM QUID VETAT (HORACIO) A Ml AMIGUITO VICENTE HERNANDO ¿N pleno Madrid, un día, un buen hombre tropezó; y, cojeando, enseguida fué a visitar al doctor. «¿Dónde os hicisteis la herida? -el médico preguntó- I ¿fué en el fémur o en la tibia, o es que fué en algún tendón?» Y diz que, frunciendo el ceño, le respondió el madrileño: «iQuió! Fué en la Puerta del Sol.» Anónymus La Porciúncula 25 IX-1944 EI Heraldo de Cristo 185 e Líi ¡UatCLiinciiLíi JULIO 1944 De regreso li. Después de tomar parte en la Gran 'Peregrinación Franciscana del día 2, fuimos a visitar a nuestros padres y familiares. En su compañía hemos pasado unos días felices; si bien ¿por qué no decirlo? también hemos sentido mucna nostalgia por nuestro Cole¬ gio. 18. Una pregunta: ¿Qué tiempo se tar¬ da en barca para ir desde EÍ Arenal a Re¬ gaña? Los Coristas, y los PP. Tous-Coll, Martorell y Carbonell le sabrán responder a V. con exactitud matemática. Además el P. Carbo¬ nell podrá enterarle de cuanto cuestan los honorarios. AGOSTO 1944 2'—La Fiesta del Colegio. La fachada del Colegio es un mosaico de banderas prendi¬ das en larguísimas cuerdas de «rest* que describe caprichosas y artísticas combinacio¬ nes. La bandera nacional esparce al viento alegría y paz y bien; en tanto que la argen¬ tina campana anuncia a voz en grito que ha llegado el día de la fiesta del Colegio. A la hora de la misa solemne que canta el M. Rdo. P. Bartolomé Salvá, Def. Grai, la Capilla estaba tan repleta que hasta los co¬ legiales tuvieron que ceder sus asientos. Hemos de hacer constar que, gracias a Dios, todo nos ha salido a pedir de boca: La «Schola» ha cantado como sabe cantar en las grandes solemnidades; el P. Rafael Ginard Bauzá pronunció magnífico panegírico recordando los motivos de la fiesta; hasta los monaguillos se han superado hoy con sus movimientos uniformes y acompasados. A continuación y por espacio de hora y media, juegos variadísimos con premios para los vencedores. AI medio día hemos tenido ocasión® de comprobar una vez más como sabe superarse Fr. Bartolomé Bonet... ¡Enhorabuena! A la noche gustaron especialmente los dos números siguientes del Programa: ME¬ TEOROS DE DINAMITA, dirigidos por un aficionado; y UNOS MINUTOS EN EL POLO NORTE, minué en si bemol de Schubert, ob¬ sequio del Autor. 20. - Primicias peninsulares. Acompa¬ ñados del Rdo. P. Cristóbal Esteve, T. O. R. Cura-Párraco de nuestra Parroquia de San Fran¬ cisco de Asís (Madrid); llegan 'ol Colegio 5 jóvenes que día 15 vistieron el santo hábide nuestra Orden Tercera Regulor, las primi¬ cias de nuestras vocaciones peninsulares: Florentino Saiz Fernández, de Castillo (Pro¬ vincia de Burgos); Vicente Ortiz Mulleras, de Corral de Almaguer (Toledo); Cipriano An¬ gel Pérez Sanchez-Beato, de Villanueva de Alcardete (Toledo; Evelio de Lamo Fernán¬ dez, de Santa Cruz de Múdela (Ciudad Real). Cuatro de ellos van a empezar inmediatarriente el Noviciado’ El último, en cambio, Vicentillo Hernando por no tener la edad re¬ glamentaria se quedará con nosotros en la Porciúncula. 27‘ -Vestición del Santo hábito. Vis¬ ten el Santo Hábito de nuestra Orden Seráfi¬ ca, dos aspirantes a Hermanos de Obedien¬ cia: Jaime Andreu Sastre, de Villafranca de Bonany, y José Ferrer Figuerola, de Inca. 29 - Ave-Marfanas Acabamos de recibir la agradable visita de unas Religiosas de Madrid del Colegio del Ave-María (Puente Vallecas), que llega¬ ron a la Isla hace unos días. Al mismo tiempo que les agradecemos la visita les damos las gracias también por lo mucho que han ayudado a nuestras parro¬ quias de Madrid, de un modo especial a la de San Francisco de Asís. Nieve en la playa Hará ya cosa de un mes. Después de mil vueltas en la cama sin po¬ der pegar un ojo a causa del calor, vino a mi mente el pensar que a nuestro Profesor de Literatura se le había pasado por alto el se¬ ñalar tema para la redacción. De seguro que a la mañana siguiente nos iba a dar el tema; seguramente algo de va¬ caciones; pero, en fin, como no estaba seña¬ lado, no había porque marearse la cabeza buscando un tema que ni aún el Profesor sa¬ bría quizás. Después no sé ya que pasó... Porque se presentó Morfeo de puntillas, cerquita de mi cama, y cerrándome los ojos ... Empezó a contarme no se qué de historias y de sueños. El último, que es el mejor recuerdo, rezaba así: «Era una playa sembrada de miles y millo¬ nes de inmaculadas azucenas, y lirios de nie¬ ve, sobre un fondo de arena finísima y blan¬ ca... Unos niños, jugando por la playa, iban te¬ jiendo hermosísimas guirnaldas con aquellos lirios de marl... Al mismo tiempo unos diálo¬ gos muy bonitos entre los niños y los lirios... Y, no recuerdo más. Un título muy sujestivo encabezaba la visión. Era el siguiente: NIEVE EN LA PLAYA Al atardecer del día siguiente nuestro ins' pector nos llevó a la playa; y pude contem» }86 EI Heraldo de Cristo piar que la realidad era desgraciadamente rnuy otra. Había azucenas, si, todavía; pero no tantas como en el sueño. Había miles de ellas, si se quiere; pero, millones..., no. Y a la pregunta que yo mismo me hice que por ¿qué no había más azucenas? al po¬ co rato yo mismo daba contestación: En la playa van disminuyendo las azuzenas por¬ que va aumentando enormemente el número de pies que sin compasión pisotean y destro¬ zan y matan las inmaculadas flores de nues¬ tra playa.,. Es preciso construir una muralla Nuestro Colegio, lector benévolo, situado a poco más de medio Kilómetro de las aguas del mar, es ¡ardín ameno en donde crecen también lirios y azucenas que valen infinita¬ mente más que las de la playa. Son lirios sembrados y cuidados con esme¬ ro por una Divina Jardinera; son azucenas regadas con la savia divina que mana del Tabernáculo. Y estos lirios y estas azucenas no quieren ser pisoteadas por el vicio, ni verse salpicados de fango inmundo... Pero, lector, un peligro acaba de llegar a las puertas de nuestro jardín. Me creerás sí te digo que ep muchas ocasiones, personas, =niños y mayores, hombres y mujeres—se- midesnudas se nos hon colado hasta las mis¬ mas puertas de nuestra Porciúncula bendita? Este peligro manifiesto lo han visto nues¬ tros buenos Superiores, y después de pensar¬ lo y meditarlo mucho, atinaron con la receta necesaria para atajar el mal: poner un valla¬ do, rodear nuestra finca de pared. Un pequeño detalle faltaba solamente pa¬ ra presentarse a la farmacia y obtener la tal receta: el importe: 40.000 pesetas. Pero como el remedio tenía que ser urgen¬ te y no permitía demora ninguna, puesta la confianza en Dios, se empezaron las obras... Y una vez más Dios nos valló. Una buena persona al saber nuestro proyecto nos alar¬ gó, caritativa, la mano; y con ella 5.000 pe¬ setas. Conclufaión Lector: tal vez me dirás que soy inoportu¬ no con tanto pedir; pero no podrás decir que guardo secretos para ti...: quiero manifestar¬ te nuestros apuros para que si quieres nos ayudes según tus posibilidades. Necesitamos uno o más padrinos para esta obra que tene¬ mos empezada para defender del vendabal del infierno los lirios y azucenas que crecen en este nuestro vergel de la Porciúncula. ¿Tú no nos podrías ayudar en algo?... Un Colegial jSíoó muatan en el ^eñot. Muro.—Día 4 de julio expiró plácida¬ mente en el Señoría Hermana Terciaria D.° María Aguiló Picó, benemérita del pendón de la V. O. T. y muy celosa de la instrucción y santificaciónreligiosa del prójimo. Nuestro pésame a su familia. Lloseta.—Oía 21 de mayo, entregó su alma al Creador la Religiosa Fran¬ ciscana Sor Isabel de la Asunción Man¬ resa Frau, a la edad de 34 años y 10 de profesión religiosa. Su vida estuvo del todo consagrada a la enseñanza. Núes tro pésame a su familia Binisalem—Día 17 de Junio entregó su alma a Dios la Hija de la Caridad Sor Casilda Garau, natural de Lluchmayor y Maestra de esta villa. Pasó por este mundo haciendo bien y exhalando el suave olor de Cristo. Era sobrina y ahi¬ jada del P. Anionio Ripoll, fundador de la Tercera Orden Regular de San Fran¬ cisco en Mallorca. Nuestro pésame a su familia. Buñola. — Antiguo suscriptor de EL HERALDO DE CRISTO, socio della Ado¬ ración tNocturna Española, miembro de la Asociación de los Santos Médicos Cosme y Damián, ^falleció en Buñola, su pueblo natal, D. Antonio Estarellas Pas-, cual, el día 27 del pasada agosto, des¬ pués de larga y penosa enfermedad Si de él dijéramos sencillamente que fué un «médica ejemplar», como lo fué, no po¬ drían hacerse cargo nuestros lectores del valor que representaba para su puebló la personalidad de este hombre, ni de Ja pérdida que significa su falleci¬ miento. Porque si como 'médico fué mo¬ delo, no lo fué menos como esposo, y como padre, y como ciudadano, y como cristiano práctico; reuniendo ese conjun¬ to de virtudes que forman al hombre completo y que deben hallarse en un ca¬ tólico de nuestro siglo. Nació en Buñola el 4 de diciembre de 1887, teniendo por tanto 56 años al ocu¬ rrir sit muerte. Fué educado por los PP. £1 Heraldo de Cristo Í87 Escolapios, en cuyo pensionado continuó durante sus estudios en la Facultad de Medicina de Valencia. Al terminar su carrera en 1913 se estableció en su pue¬ blo natal, de donde fué nombrado mé¬ dico titular en 1924. Dotado por Dios de verdadera voca ción para la Medicina y de especiales condiciones para el ejercicio de ella, era servicial, observador, estudioso, com¬ prensivo, delicado, y constituía para el enfermo no sólo el profesional cumplidor escrupuloso de su deber, sino también el consejero y el amigo, y, cuando las cir¬ cunstancias lo requerían, el protector ge¬ neroso y decidido. Casado en 1916 con D.” Isabel Marcús, fué padre de una familia numerosa, cu¬ yos hijos, educados para el trabajo y para la virtud, brillaron por el éxito de sus estudios y por su conducta ejemplar. Cultivó la Literatura y la Música; ha¬ ciendo de ésta un recurso de apostolado religioso y patriótico. Encargado en 1932 del órgano de la parroquia, fué base in¬ sustituible para la preparación musical de las grandes solemnidades religiosas y del canto del pueblo en los actos del culto divino. Fué iniciador y propulsor del movimiento folklórico de Buñola, que cristalizó después en organizaciones cu¬ yos trabajos llamaron la atención de Mallorca entera. Y no hubo fisto popu¬ lar de ningutTa clase en la que el médico Antonio, como familiarmente le llama¬ ban las gentes, no tuviese siempre una parte principalísima. Así, durante los treinta años bien cum¬ plidos que vivió después de terminar su carrera, fué un verdadero educador de su pueblo. Lo fué en el aspecto higiéni¬ co, con reglas de higiene sencilla y prác¬ tica; en el aspecto patriótico, animando todas las manifestaciones de lo español y tradicional; en el aspecto artístico, for¬ mando a las gentes en el buen gusto y en la percepción de la belleza del arte depurado; en el aspecto religioso, dan¬ do a la religión con obras y palabras el puesto que le corresponde, que es el primero. San José de Calasanz, que le había recibido cuando niño en la casa de Es¬ colapios de Valencia y allá le había guardado durante sus estudios, recibió su alma el 27 de agosto, en el día de su fiesta, para llevarla, como precioso ob- sequío, a la presencia del Señor. Des¬ canse en paz el benemérito médico y reciba su familia toda la expresión de nuestra condolencia; y guarde para siempre el pueblo el recuerdo desu ac¬ ción edificante y elevadora. Llubí.-El 30 del pasa Jo mayo, cual flor tronchada en primavera, dejaba es¬ ta miserable vida, a los 13 años de edad, la candorosa niña Magdalena Perelló Ramis, alumna de las Religiosas Francis¬ canas de esta villa. Bien podía decirse de ella lo que de Job: «Era la alegría y el consuelo de los suyos; la bondad e inocencia de su corazón le habían cap¬ tado el afecto y estimación de los que la conocieron». La conducción de su ca¬ dáver a su última morada constituyó una gran manifestación de luto; más de 200 niñas, compañeras de escuela, cada una con su vela encendida, velaron el cadᬠver de su amado Magdalena. Nuestro ésame a sus atribulados padres, a su ermanito Juan y demás familia, en esecial a los Rdos. PP. Antonio, y Juan Llarés y Mateo Ramis, primos de la finada. Algaida.—Querido y llorado de to¬ dos, murió cristianamente en el Señor el que siempre cristianamente había vivido en su Dios, el simpático laven y estu¬ diante universitario, alumno de La Salle, Dca. dBoerynasiredmo pVreergaelergGrea,fasuie,msiperme paremaapbllie¬ y siempre dispuesto a sacrificarse por todos. Su muerte fué tan sentida como inopinada y a sus funerales acudieron la mayor parte de sus compañeros de promoción, representación de profeso¬ res de La Salle y gran muchedumbre de pueblo- Nuestro pésame a su apenado pioardordea D. Guillermo, médico, y a su madre D.° Eugenia Gorau. ado- Ferrerías (Menorca).—A ios 56 años de edad, cerró sus ojos a la luz de este mundo la Terciaria de N. P. S. Francisco D.° María Cots Saiz. Bien podía decirse de ella que era una perla preciosa, un tesoro escondido, ya que no salía nunca de casa sino para cumplir los deberes de la Religión. Modelo de esposas y de madres cristianas legó a sus hijos el san¬ to temor de Dios, y una gran devoción a Jesús Crucificado y a la Inmaculada. A su apenado esposo, madre é hijos el testimonio de nuestra condolencia. • Descansen en Paa. Amén • tomca- tan-cuccil·ia Ramón Lull en el F. £1 nombre glorio- de Juventudes so del insigne po¬ lígrafo mallorquín presidió este año las actividades del Cam¬ pamento que el Frente de Juventudes mon¬ tó en las hermosas playas de Magalluf, al cual se puso por nombre «Raimundo Lu- iio*. La juventud recibió allí, junto a una sólida formación religiosa, la enseñanza viva que se desprende de la figura del Bienaventurado Maestro Ramón Lull. El Excmo. y Rvdmo. Sy. Obispo titular de Colofón en la Por- oiúncula Día 13 del pasado mes, por la tarde. acompañado de su familiar Fr. Miguel de Lluchmayor, O. F. M. Cap. visitó nuestro Colegio Seráfico de la Porciúncula el Excmo. y Rvdmo. Sr. Fr. Matías Soiá, O. F. M. Cap., Obispo titu¬ lar de Colofón, quien había venido a Ma¬ llorca para pasar algunos días de descanso y hacer, al mismo tiempo, una visita de cortesía a los Superiores de la Seráfica Pro¬ vincia de la Tareera Orden Regular de San Francisco, por la que siente especial afecto. S. E. í. fué recibido con todos los hono¬ res. Entre otras atenciones que tuvieron con su persona los colegiales, cabe men¬ cionarse la gran velada literario-musical que le dedicaron y en la que, gratamente impresionado, el Sr. Obispo de Colofón hizo un discurso de gracias. Como prueba de singular afecto y hermandad francisca¬ na, S. E. I. quiso comer, en los dos días que pasó en este Colegio, con ía Comunidad. Ordenes Menores £1 día de su llega¬ da a la Porciúncu¬ la y al día siguiente, respectivamente, el Sr. Obispo de Colofón, con la debida au¬ torización del Arzobispo-Obispo de Ma¬ llorca, confirió tonsura y las dos primeras órdenes menores, a nuestros coristas: Fr. Antonio Terrasa, de Artá; Fr. Francisco Dolç, de Sía. María y Fr. Pedro Bestardí de Montuiri, a los cuales el domingo siguien¬ te, como veremos, dió las dos últimas ór¬ denes menores en el Santuario de Cura. El Sr. Obispo tii. de Uno de los más vi- Colofón en Cura: vos anhelos del Consagración del al- Excmo. y Rvdmo. tar mayor Sr. Fr. Matías Solá era visitar el ve¬ tusto e histórico Santuario de Ntra. Señora de Cura, lo que hizo el 16 del mismo mes de septiembre, permaneciendo allí tres días y visitando todos los lugares lulianos. Uno de los actos más importantes que tu¬ vieron lugar en la cima del monte de Ran¬ da, durante la permanencia del ilustre hues¬ eó, fue, sin duda alguna, la consagración el altar mayor, que efectuó el día 1/ el mismo Obispo íit. de Colofón, asistido por el M. Rdo. P. Rafael Ginard Amorós, Mtro. Provincial, y el Rdo. P. Juan Server, T. O. R. y actuando de Maestro de ceremonias Fr. Miguel de Lluchmayor, O. F. M. Cap. Después de la consagración y durante la misa que celebró el Rdo. P. Francisco Company, Prior del Santuario, el Excmo. y Rvdmo. Fr. Matías Soiá, revestido de hábi¬ tos pontificales y mitra, explicó al pueblo el sentido litúrgico y místico de la ceremo¬ nia. La iglesia estaba completamente llena de peregrinos, venidos en su mayor parte de Lluchmayor, Algaida,Montuiri y Randa.. Ordenes menores En la misa que, aquel mismo día, celebró el Sr. Obispo, confirió las dos úl¬ timas órdenes menores a los ya citados coristas de la Porciúncula. ■ Tanto durante esta misa como durante la ceremonia de la consagración del altar, la Capilla de la Porciúncula! dirigida por el Miro. P. A. Martorell, T. O. R., interpre¬ tó escogidos motetes polifónicos. Más noticias de Cura: Día 10 del pasa- Peregrinos del Moli- do mes, acompa¬ ñar ñados del Rdo. Sr. Cura - Ecónomo Sr. Vallés Oliver y del Vicario Rdo. Sr. Adrover, llegaron al Santuario de Cura, en espaciosos autocares, unos 200 peregri¬ nos del Molinar, quienes, después de be¬ sar el pie de la Virgencita, visitaron la Cueva del Beato Ramón Profesión religiosa Dia 13 de agosto, en la iglesia de S. Antonio de Padua, de Artá. emitieron los votos simples, en manos del M. Rdo. P. Bartolomé Salvá. D. G., expresamente de¬ legado por el M. Rdo. P. Provincial, los novicios coristas: Fr. Antonio Más Bergas, de María de la Salud; Fr. Antonio Martí Pons, de Mercadal (Menorca); Fr. Miguel Juan Font, de Porreras; Fr. Jaime Fe Capó' de Inca; Fr. Jorge Oliver, Cañellas, de Mu¬ ro; Fr. Rafael Sastre Servera, de Porreras; Fr. Miguel Nicolau Ripoll, de Porreras,- Fr. Juan Garau Crespí, de Sta. Eugenia. Nuestra enhorabuena. Juan jBséela Aragón, 60-Palma de Mallorca-Tei. 2320 Especialidad en Mosaicos imitación mármoles y maderas NUEVO SISTEMA DE TEJA Y TEJA BOVEDILLA Enearque sus Impresos I » la I imprenta Poiitécnica de A. FERRER GINARD Troncoso, 9 (Al lado S. Francisco) 1ELEFONO 2660 La Librería Politécnica i si^ue en CaiJe Maura, 3 y 5 l PALMA DE MALLORCA Anís Túnel SECO Y DULCE A. ■■■■ easB •■■a ■■■■ NADAL BUÑOIA OMBONES TEV y toda clase de dulces a precios de Fábrica • P. 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