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EL HERALDO DE CRISTO

Año XXXVI

Palma de Mallorca Marzo 1943

Núm. 400

CONSIDERACIONES CUARESMALES

Qótacíón-Simón de Gitene aijuda
al Sali^adot a llwat la ctuj

^ESÚS, con la cruz a cuestas camino del calvario, sufría horriblemente en el
cuerpo y en el alma. Sus fieros enemigos y los crueles ejecutores de la inicua sentencia, a que tan injustamente había sido condenado, se daban perfecta cuenta de ello, y con razón temían que el Salvador, exhausto de fuerzas y con¬ sumido por atroces dolores, falleciera antes de llegar al lugar prefijado, con lo que ellos se verían privados del gusto de clavarle en la cruz y de contemplarle agonizante agitado por las más espantosas convulsiones.
En esto, acertó a pasar por el lugar donde se hallaba la funesta y tu¬ multuosa comitiva un hombre, trabajador del campo, que Dios en sus altos de¬
signios tenía deparado como abnegado acompañante de Jesús paciente. La tra¬ dición oral y esprita nos ha conservado y transmitido fielmente su nombre y su
pueblo natal: se llamaba Simón y era natural de Cirene. Los oficiales romanos, que actuaban de directores en el infamante cortejo
del Salvador, al divisar a Simón, le llaman, le suplican y le instan que alivie a
Jesús, ayudándole a arrastrar la pesante cruz. Simón, no pudiendo según las le¬ yes vigentes evadirse del compromiso en que le han colocado los oficiales ro¬ manos y los príncipes de los Judíos, condesciende a sus reiteradas súplicas y, colocándose detrás de Jesús, le ayuda con sus espaldas a sostener la cruz que,
desde este momento, llevarán juntos hasta el Calvario. Aligerado el Salvador
por la prestación personal de Simón, pudo con menos fatiga continuar la vía do¬
lorosa.
Esta obra de misericordia practicada a Jesús por el Cireneo, fué largamente
recompensada: Simón obtuvo la luz de la fe y siempre ha sido venerado como santo, al igual que sus dos hijos Rufo y Alejandro.

*

*

♦

La necesidad en que se encontró Jesús, reconocida por sus mismos enemi¬
gos, de que le prestasen auxilio para poder llevar con más seguridad a buen tér¬ mino el instrumento con que había de consumar la obra capital de la redención fué otra humillación especial a que le sometió su eterno Padre,- y Jesús la acep¬ tó muy de buen grado, previendo su decisiva y saludable influencia en las rela¬
ciones de unos hombres con otros.
La historia de todos los tiempos está diciendo, y la experiencia del linaje humano lo confirma que nadie se ha bastado siempre a sí mismo. En todo géne¬ ro de trabajos, en cualquier pasatiempo y situación, todo hombre ha necesitado y seguirá necesitando apoyo o ayuda de sus semejantes, sea ésta personal, econó¬ mica a moral. Dios así lo tiene establecido porque la ayuda que recíprocamente
por necesidad nos hemos de pedir y nos hemos de prestar contribuye eficazmen¬ te al amor mutuo, y multiplica las fuerzas para el beneficio común, haciéndolas
maravillosamente fecundas.

42

£1 Heraldo !^de Crísío

¡Desgraciado el hombre que en iodo cree bastarse a sí mismo y que no quie¬ re, llevado de su altanería, solicitar apoyo o ayuda de nadie, ni que se la presten! En su mismo orgullo encontrará la penitencia, pues a causa de su altiva actitud,
muy pronto se sentirá alejado del trato y del pensamiento de los demás, nadie le hará llegar la menor prueba de afecto, y, lo que aún es peor, tarde o temprano y cuando menos lo piense, se hallará en la ineludible necesidad de haber de demandar y de tener que recibir, mal que le pese, alguno que otro servicio, sin¬ tiéndose entonces por este motivo muy confundido y humillado.
Cuando fuere preciso hay que pedir ayuda y también hay que prestarla. Es¬ to es conforme al recto sentir de la-naturaleza, falta e imperfecta, y al querer de
Dios, que nos desea humildes y misericordiosos. En el solicitar ayuda, tanto si la pedimos a Dios como al prójimo, hacemos
un hermoso y agradable acto de humildad, pues reconocemos con ello nuestra
indigencia y rendimos un homenaje a la superioridad del prójimo sobre nosotros, con lo que le predisponemos a proporcionarnos el auxilio requerido. En el pres¬ tarla, nuestro intento ha de ser cubrir una necesidad, no ponerla de relieve. Por esto, la hemos de dar con respecto, como quien da a Jesucristo,- con alegría por ser cosa muy hermosa y excelente,- y gratuitamente o por amor de Dios. No he¬ mos de ser negociantes sino misericordiosos.

*

*

♦

La obligada detención de Simón de Cirene por los oficiales romanos a fin de que aliviase al Salvador, ayudándole a llevar la cruz fué una atención del amor misericordioso de Dios para con su divino Hijo paciente.
Así obra siempre Dios con los que, de uno u otro modo, prueba en la tribula¬
ción. A todos los provee de cireneo para que puedan avanzar en la obra de su
propia redención, de lo contrario puede que fueran vencidos en la prueba, con detrimento espiritual de sus almas. Y esto Dios no lo quiere, sino que su volun¬ tad es que nadie sea perjudicado en su alma y que todos se salven.
Esta doctrina es efecto lógico de la Providencia de Dios. Dios tiene cuenta
y cuidado de todos y de todas las cosas, tanto en general como en particular. Con relación a los hombres dispone aquello que más les es menester para que se acuerden de El y para que estimen en su justo valor lo transitorio de este
mundo, y lo inmortal y eterno del otro. Por esto, dada la fragilidad moral de la humana naturaleza, y su innata propensión al mal, muchas veces seguida y fo¬ mentada, precisa que Dios, que noS quiere salvos para la eternidad, nos mortifi¬
que ya para hacernos expiar transgresiones de que nos acusa la conciencia, ya para hacer de nosotros ejemplares de santidad y corredentores con Jesús del humano linaje, necesitado siempre de que se le avive el espíritu de fe. Pero en la visita de las tribulaciones nunca falta el cireno suscitado por la Providencia
para que nos ayude a soportarlas. Puede que sea un angel del cielo, como el que fue mandado a Jesús en el huerto de Getsemaní, o un hombre, como Simón de Girene, o unas piadosas mujeres que lloren nuestra aflicción, como lloraron la de Jesús, o una mirada benévola o un suceso que nos sea grato y favorable, o una inspiración celestial, o una lectura de algún libro.
Estos cireneos y otros semejantes recibieron los santos en las diversas tribu¬
laciones con que fueron visitados por Dios y los santos los recibieron como reci¬ bió el Señor a Simón de Cirene, y ayudado^ de ese modo, y fiados en Dios, pro¬ siguieron su camino doloroso para redimirse y para redimir a los demás.

Fr. Francisco Company—T. O: R.

Del libro «Hacia el Calvario» én preparación.

ESTUDIOS LULIANOS
Jla. Atadíaclon uní^QtáaL da Aía·íía en La economía de la
^•laciaf óe^un el ^octot ULuminado fJQ^amon JluLLj
A) La misericordia de Nuestra Señora es casi infinita. B) Porque es misericordiosa, perdo¬ na culpas (nos alcanza el perdón de su divi¬ no Hijo) y da cosas buenas y de provecho.
El pensamiento del Doctor Iluminado puede concentrarse en estas dos proposi¬ ciones que dicen mucho a nuestro propósito.-
«Nuestra Señora es Madre de misericordia e hija: madre es de misericordia,
porque dió a luz a un hijo que es misericordia; y es hija de misericordia,, porque
nija es de Dios Padre que la creó. Y pues ella es madre e hija de misericordia, tiene tanta semejanza de la misericordia de Dios, según maternidad y filiación, que la
misericordia de Dios no la puede más a sí misma hacer semejante, porque no la puede hacer mayor madre ni mejor hija de lo que la hizo, y por eso no la puede vestir ni adornar de misericordia más de lo que la vistió y adornó. Y, como sea que el poder de Dios pueda a tanto según su bondad, grandeza, perseverancia, sabidu¬ ría, amor, y demás perfecciones, ¿quién podrá pensar la milésima parte de la gran¬ deza de la misericordia de nuestra Señora, pues es tan grande que Dios no la puede hacer mayor ni en nuestra Señora ni en otra criatura?»
«Nuestra Señora es buena y misericordiosa; y, porque la misericordia de nuestra Señora es buena, y es bueno perdonar pecados y dar cosas buenas y de provecho, síguese de necesidad que nuestra Señora sea misericordiosa, ya perdonando a los pecadores culpas y pecados, ya dándoles virtudes y méritos con que alcancen la gloria perdurable. Esta misericordia de nuestra Señora es grande y perseverante, y conviene que sea grande y perseverante según
[la medida de] la perseverancia de nuestra Señora, y eso en tan alto grado que cada perfección corresponda a las otras en igualdad. Luego siendo nuestra Señora
tan buena, grande, perseverante, que su bondad, grandeza, perseverancia, corres¬ pondan a ser Madre de Dios, y Madre del mejor hombre entre todos los hombres, por quien todas las cosas son creadas, y él es fin y complemento de todas las cria¬ turas, y todo cuanto es creado es proporcionalmente creado según que a él perte¬ nece y conviene, ¿quién podrá estimar la gran misericordia de nuestra Señora y las muchas y grandes culpas que por ella perdona su Hijo, y los bienes que por ella da?. (17)
3. Consecuencia de esta maternidad espiritual: «¿Qué madre hay que olvide a su Hijo, mayor¬ mente cuando su hijo se halla en tinieblas?»
«¡Reina coronada de bondad, grandeza, santidad, virginidad, misericordia, jus¬ ticia! Vos sabéis que la aurora está en medio del día y de la noche, si bien se inclina más al día que no a la noche, pues la aurora es con intención de que haya día y no de que haya noche. De la misma manera, reina, estáis entre los pecadores y vuestro
Hijo, y vuestro Hijo es día de resplandores, y los pecadores son noche de tinieblas y de pecados. Así que vos, reina, que estáis más cerca de vuestro Hijo que de los pe¬ cadores, dad luz de vuestro Hijo a los pecadores y no los dejéis en tinieblas. Mas, que vos, reina, os vayáis de todo en todo con el día, y no os acordéis de la noche, eso no parece de vos, gloriosa, ni yo puedo llegar a persuadirme de que vos olvi¬ déis a los pecadores. Y ¿qué madre hay que olvide a su hijo mayormente cuando su hijo hállase en tinieblas y en tri¬
bulación de muerte? ¡Oh reina, no lo consienta Dios! Remembrad e ilumi¬ nad a todo el mundo, pues que de todo cuanto existe sois luz, claridad y alba» (18).
(17) Libre de Santa María Ob. X, 55-56 y 58, ns. 3 y 7. (18) Ibidem Ob. X, 226, n. 9.

44

El Heraldo de Cristo

Si María es Madre de los hombres, es, por lo mismo. Medianera universal de la gra¬ cia. Argumento teológico de sabor luliano.
Después de todo lo dicho, no parece sino que el mismo Doctor Iluminado nos dicta este argumento de mi preclaro y llorado maestro P. Hugon, O. P., breve y efi¬ caz, y que hacen suyo los más ilustres marióíogos de nuestros días: María es, en verdad, y del todo, madre, tota mater, con toda su alma, con todo su corazón, con todas sus ternuras, con todas sus alegrías, con todos sus dolores. Toda madre para nosotros todos, para cada día, para todo aquello que mira a nuestra vida so¬ brenatural. Siendo María tota Mater, toda madre, para todos los hombres, y
para toda la vida espiritual, debe conocer necesariamente, desde el cielo, todo
aquello que mira a nuestra vida sobrenatural, es a saber todas las gracias que nos son necesarias o útiles. Conociendo estas gracias, no puede menos de impetrarlas de su divino Hijo, ya que basta para una madre conocer las necesidades de sus
hijos para que, con toda su alma, se empeñe en socorrerlos y ayudarlos. ¿Y en qué
mezquino corazón cabrá la más leve sospecha de que Jesucristo pueda negar a su amorosísima madre una sola, siquiera, de las gracias que Ella le pide para nuestra salud espiritual? «Como buena madre, no abandona a sus hijos; son los cristos que está encargada de formar, y, como esta formación no termina sino en el último ins¬ tante de nuestra peregrinación en la tierra, nuestra Madre se ocupa constantemente en conservar, proteger, desarrollar todo cuanto de vida sobrenatural poseemos. Pues, procurándonos todas y cada una de las gracias, es como será toda Ma¬ dre, enteramente Madre, en orden a la salvación».
Fr. Miguel Caldeniey Vidal, T. O. R.
(19) Este argumento expuesto muchas veces por el P. Hugon en su cátedra del «Angelium» de Roma, puede verse en «Revue thomiste» (1903) p. 673; en La Mere de grace, Paris, 1904, p. 263; y en Tractatus Dogmatici, vol. 3 (Tractatus de B. V. Deipara), Parisis, 1920, p. 475.

LAS MUSAS

••
(Pórtico del libro de poesías «Y bebe y dan¬ za la Ciudad...», próximo a publicarse)
{MOMENTOS líricos del alma mía,
momentos varios de mi mocedad!
momentos de tristeza y de alegría, momentos de bonanza y tempestad: Momentos de valor y cobardía, momentos de fulgor y obscuridad: momentos de revuelta y de armonía, momentos de fervor y flojedad: ¡Lirios y cardos rígidos brotados en inviernos y cálidos estíos, al margen de mi senda abandonados!
Piadoso, os recojo, hoy, sin atavíos, y a Dios os brindo: que aunque estéis ajados, justo es que os una y ame por ser míos.
Fr. Juan Caldentey V., T. O. R.

LAS LETRAS
(^almai de ¿neto en ¿an ^uan
A mi buen amigo Francisco Oliver que me ha hecho conocer mi pueblo
Por causas muy ajenas a mi volunlad, estuve en San Juan, mi pueblo natal, durante las calmas de enero. Cuando hace aquellos días maravillosos, radiantes de sol. Todos los viejos del lugar toman largos baños de este sol tibio y acarician¬ te que desentumece sus miembros rígidos y acelera el curso de su sangre perezosa.
Estoy en «S'Escaleta». Por aquí, todavía, encuentro jirones de mi niñez, ya tan lejana, prendidos en los zarzales y acebnches y en los granados silvestres que ya empiezan a sentir el empujón de la savia y sirven de empalizada a los corra¬ les. Desde este mirador, se domina todo el pueblo y su campiña verdeante que se tiende a los pies de la Virgen de Consolación, Señora y Ama de mi pueblo.
Es por la mañana. La calma es absoluta. El aire contiene su aliento para no quebrar con sus retozos y vaivenes el puro cristal de esta paz. Todo es tan bello que parece reflejar directamente la cara de Dios que debe sonreir, paternalmente, allá por las afueras de los cielos. El aire es fresco, de un frescor tan tierno que parece crujir cuando lo sacuden con la mano.
Finísimos cendales de niebla se posan delicadamente sobre el Puig de Bon¬ any donde se yergue el famoso santuario de Nuestra Señora que lleva este nom¬ bre. Tan sutiles y transparentes son esos velos que no ocultan nada, pero lo sua¬ vizan todo, difuminando las aristas y contornos de los peñascales. Un retazo de niebla más denso, como incienso cuajado, flota sobre el cerro de Consolación. Allí, los sanjuanenses tenemos el nido de nuestros amores.
Las yerbas y las ramas de los árboles se han puesto unos lindísimos pendien¬
tes de rocío donde tiemblan todos los colores del arco iris. Dentro del hechizo
de esta mañana reluciente, las chimeneas lanzan, con pausa, bocanadas de humo. Ya se agita levemente un airecillo muy delgado y destrenza, como un peine, el grisáceo surtidor de estas chimeneas que pregonan que nuestros labriegos están calentando el frugal puchero. Pero estas cabelleras de humo son inmediatamente sorbidas por la luz del sol que no admite impurezas en su seno de diamante.
Una palmera muy crecida abre el abanico de sus palmas y enseña, muy ufana y hasta con aire socarrón, los aureos manojos de sus dátiles, pues ya no teme los asaltos de la chiquillería glotona, como los temía y padecía en otro tiempo, cuando tenía su fruto al alcance de la mano y la hicimos víctima de nues¬
tra voracidad infantil.
Un bullicioso enjambre de niños que juegan cerca de «S'Escaleta.» Algunos trepan por la pared de un bancal para coger flores de «vidauba», mientras los pequeñines se las señalan con el índice enhiesto. Aquellas blancas campanillas que dan aroma en vez de sonido, atraen irresistiblemente su atención. Las flores de carne buscan y aman las flores vegetales.
Almendros precoces, floridos de inocencia, valientes y cándidos, entre los pinares azules del altozano de Consolación. Otros, se acercan procesionalmente al pueblo con sus banderas desplegadas, como un virginal desfile en medio de la desolación de los otros árboles y sin temor a la escarcha y al soplo helado de
los vientos.
Las chumberas desbordan de los corrales y se acuestan sobre sus tapias y asoman, en largas hileras, por «Es Serral», bordeando el abismo, juntamente con
sus bravias hermanas las pitas. Limoneros con su oro pálido y naranjos con las ascuas redondas de su fruto encendido. Coles arrugadas, salpicadas de rocío; ha¬ bas en flor, verdura opulenta y frágil. Y gallos que cantan, alternadamente, el
himno vibrante de la mañana...
Dios providente me ha hecho la merced de poder gozar de este espectáculo maravilloso, ante el cual, ahora, siento cabe mí, casi físicamente, su presencia de padre. Y !e doy mil gracias porque me ha dado corazón para amar mi pueblo con todas sus cosas, y ojos para contemplar esta límpida mañana de cristal.
Fr. Rafael Ginard Baucá, T. O. R.

FLORILEGIO FRANCÏSCANO-111

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¡Hallar un manuscriio henchido de rancias memorias que hablan al corazón,
es ían dulce y placentero, a veces , como desenterrar una vieja arquita de mo¬ nedas de oro, que relucen como estrellas...! Tal es el precioso manuscrito que manos inteligentes hallaron en el Archivo de nuestro Convento de Palma, col¬ mado de viejas biografías de Terciarios ilustres por su ciencia o virtud, no pocos de ellos nacidos bajo el cielo azul y cristalino de Mallorca. Al saberlo recordé, como por instinto, la lira simbólica de Bécquer:
«Del salón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa»...
El manuscrito es morenito y sabroso como el pan de los pobres. Como a pedacitos de pan dulce y morenito te sabrán no pocos nombres de ilustres Hijos del Pobrecillo de Asís, que en él se contienen, y que yo, amigo lector, pondré a tu consideración cuantas veces se me antojare, y tu gustares de oirme, mayor¬ mente si son florecillas de las bien olientes praderas mallorquinas. Claro está que con toda sumisión al juicio de la Iglesia y sin pretender que mis palabras ten¬
gan sino un sentido puramente humano y histórico. Empecemos por la Vble. Margarita Esplugues, Virgen Terciaria de Artá. A la
edad de 15 años hizo voto de castidad, lo que ignorando su padre, trató de ca¬
sarla, mas la bella Margarita, para frustar su intento, cortóse sus lindos cabellos, diciendo que no quería, aquí en la tierra, más esposo que a Jesucristo.
Virtudes favoritas de la Vble. Margarita fueron la humildad, que es la piedra
angular de todo edificio de santidad; la caridad para con los pobres, a quienes socorría aún a costa de su propio sustento,- y la mortificación de su cuerpo, que
afligía con azotes, vigilias y largos ayunos. Por espacio de treinta años consecu¬ tivos ayunó a pan y agua, excepto el día de Navidad, en que, naciendo de
una Virgen, el Hijo de Dios bajó a la tierra a traer paz a los hombres de buena voluntad. Peregrina del Señor, en su paso por este valle de lágrimas, la Virgen Terciaria llevaba en su diestra las diciplinas, instrumento de mortificación, y en la izquierda la rueca, símbolo de trabajo.
Y, aquí, no hacemos sino citar, textualmente, el viejo manuscrito: «Dios la cumuló de celestiales donativos, singularmente en el Smo. Sacramento, que recibió algunas veces, por espacio de diez dias, sin sustento terreno, quedando ebria de amor. Del todo ruda e ignorante era Margarita, pero el Señor la llenó del espíritu de Sabiduría, pues disputaba de los arcanos de la naturaleza, y dic¬ tava cosas altas de los mysterios de Fe, y de las Divinas Perfecciones. Por precep¬ to de su confesor, y revelándolo el Señor, dictó con ascético modo Gramática,
Retorica, Philosophia, y Theologia. No tracta en la Gramática de verborum syn¬
tax!, en la Retorica del ornato en el decir, ni arguyendo discurre de las cosas naturales en la Philosophia, si, solamente, de la naturaleza de las cosas, en cuanto
por ellas, las potencias racionales se elevan a Dios, en las tres dichas ciencias. En la Theologia, pero, explica las divinas Perfecciones. Mucho rogaba por las almas del Purgatorio, y vió a muchas que havia librado con sus sufragios. En la ultima enfermedad exerci'tó bien la Paciencia, pues padeciendo un intensísimo dolor de cabeza, nunca se quexó. Tuvo espíritu de Profecia en que predixo mu¬ chas cosas y el dia de su muerte, que fué a los 24 de febrero del año 1738, en di¬ cha Villa. Su cuerpo descansa en el Convento de San Antonio de Padua de
Menores Observantes».
Y ciérrase la piadosa relación de la Vble. Esplugues con estas palabras: «¿Quieres, hermano, amar a tu Dios y Señor? Aborrécete santamente a ti mismo mortificando tu amor propio que es el agua que apaga el fuego del Divino Amor. No ames tanto tus conveniencias particulares,- no regales tanto tu carne, procura sujetarla al espíritu crucificándola con todas sus concupiscencias. Practica para ello lo que practicó el ejemplar que acabas de leer en pisar las vanidades del mundo, y así frustar las astucias del enemigo común. Así sea. Amén».
Fr. Brevis.

^ueátion&tío Keiiaioóo

Pregunta 169: Todos somos igual¬ mente hijos de Dios, y Dios ama igual¬ mente a íodos; ¿Por qué, pues, uno ha
de gozar de salud, y el otro nace para¬ lítico y ha de estar siempre enfermo? B. Bordoy- Palma.
Respuesta: Hay todo un libro que responde a la pregunta que Vd. me ha¬ ce, titulado La Santificación y Diviniza¬ ción del Dolor, escrito sabiamente por
el Dr. Tanquerey. Bien comprendo que sus tareas no le permitirán a Vd. leer todo el volumen; pero no deje de fijar su atención en la pág. 11 de su prólogo, y verá como el dolor y las enfermeda¬ des, que parecen un mal, son un bien en el orden moral, o sea una reparación
del pecado, un preservativo de nuevas transgresiones y un medio para que el hombre se vuelva piadoso.
Pregunta 170: Reverendo Padre: La suprema felicidad consiste en ver a Dios, cara a cara. Cuando uno va a co¬ mulgar recibe y posee a Dios, que es más que verle. Luego la suprema felici¬
dad está en la tierra y no obstante no nos damos cuenta de ella.-Villa-Ver¬
de. Ciudadela.
Respuesta: ¡Bravo, por su pregunta! Es verdad que la suprema felicidad
consiste en ver a Dios cara a cara. «En-
tonces,-así se expresa San Pablo-, sere¬ mos semejantes a Dios, porque le vere¬ mos como él se ve a sí mismo» o, lo que
es igual, como es en sí mismo. También es verdad que cuando uno va bien dis¬ puesto a comulgar, recibe y posee a Dios, que es más que ver. Pero hay una
diferencia entre el ver a Dios en el
cielo y el poseerle en la tierra. El cono¬ cimiento que tendremos de Dios en el cielo, la visión de Dios, será directa, sin espejos ni enigmas, cara a cara, co¬ mo Vd. dice; mientras la posesión de Dios, al comulgar, es una posesión por medio de la fe. Mas, ¿por qué es cierto?
¿por qué es seguro? No porque sea una verdad evidente sino porque así me lo atestiguan los escritores sagrados, y el Hijo de Dios mismo, quien reveló
no solamente acerca de las obras de
Dios y sus atributos, sino también de su vida íntima. Luego en el poseer a Dios por la fe, no hay tanta felicidad
como verlo cara a cara.
Pregunta 171: Mi Reverendo Padre

y compañero en el sacerdocio: Me in¬ formaron de que un Director de Tercia¬ rios secular, al dar la Absolución Gene¬ ral a la Hermandad reunida, podía ga¬ nar las mismas gracias que los Tercia¬ rios, contrariamente a lo que yo opina¬ ba. Pero, me ocurre preguntar: ¿Gana la indulgencia plenaria aquel sacerdote que da la Absolución General y él no es Tercia-
rio?-'M. N. Palma.
Respuesta: Reverendo Señor: Por decreto de la Sagrada Penitenciaria,
dado el 13 de Noviembre de 1940, se concedió por siete años a los Directores
de la Tercera Orden el privilegio de poder ganar todas las indulgencias y participar de todos los favores y gra¬ cias espirituales concedidos a la misma, y esto aunque ellos no sean terciarios.
Pregunta 172: Tengo una amiga muy
buena, con excelente voz, que trabaja
con tanto aire en la cátedra de decía
mación de nuestra Asociación, que
personas competentes le aconsejan se dedique al teatro o al cine. Ella, natu¬ ralmente, teme mucho por su alma, y me suplica pregunte a Vd. si es pecado emprender la carrera de artista.—Una suscriptora. Mallorca.
Respuesta: Hoy por hoy, y tal como está el mundo, no basta querer ser bue¬
nos, sino que precisa saberlo ser, pues hay muchos peligros, sobre todo en la vida de un artista, lejos de la casa pa¬ terna, y en medio del torbellino mun¬ danal. Pero, no obstante, puede haber excepciones, y me consta de varias.
No ha mucho murió en Nueva York,
a la edad de 21 años, la joven Gildy
Russel, ilustre por la fama de su santi¬ dad. Esta joven trabajaba como artista de cine y brillaba como una de las pri¬
meras estrellas. Pertenecía a la Tercera
Orden Franciscana, oía Misa y comul¬ gaba todos los días, y repetía ha¬
bitualmente al Señor esta invocación
«Antes morir que cometer un solo peca¬ do mortal». «Estrella» pasajera sobre la tierra, brilla con más claros resplandor res en el firmamento de la santa Iglesia. Detodo lo cual se deduce que la carre¬
ra de artista, es muy peligrosa y poco recomendable) pero no tanto que, como por otro cualquier camino, no pueda uno llegar al cielo.
P. Delgado.

En que se sigue el mismo argumento de antes y se narran algunos sucesos dignos de ser narrados
/^hS sendas por donde el Amigo busca a su Amado largas son y peligrosas, lie-
^ ñas de consideraciones, de suspiros y de llantos, e iluminadas de amores. An¬ dando, pues, el Amigo, que no es otro que el Bienaventurac o Raimundo, su camino de peregrino de amor, acertó a pasar por una choza, en la que moría un hombre sin amor de su Amado, esto es Jesús. Lloró el Amigo el deshonor que su Amado recibía en la muerte de aquel hombre que moría sin amor, y preguntóle: ¿qué por qué moría sin amor del Amado? Respondióle el hombre que porque no bía tenido quien le diese conocimieníode de su amor, ni quien enseñado le hubiese a ser su amador. Por lo que el Amigo, suspirando y llorando, dijo: ¡Oh, devoción; cuándo seréis mayor para que la culpa de tantos infelices moríales sea mei'or, y tenga mi Amado muchos y fervorosos loadores, que no reparen en alabar, honrar, y servir a sus honores!
Y, reparando, entonces, el Bienaventurado Raimundo en una muchedumbre de peregrinos que, como hilera de negras hormigas, se acercaban por el camino, algunos cabalgando palafrenes, y mulos y mulas, y, los más, a pie o en humildes asnillas, en honor de Nuestro Señor Jesús, que vino a buscar nuestra salud, caballero en una asna, adelaníóseles el Bienaventurado Raimundo, y, llamán¬ doles, en voz alíe, díjoles: que amor les mandaba que amasen, cam.irando y estan¬ do sentados, velando y durmiendo, hablando y callando, comprando y vendiendo, llorando y riendo, en placeres y en penas, ganando y perdiendo, y cualquier cosa que hiciesen, amasen en todas, que de amor habían mandamiento.
Escarnecían y reprendían las gentes al Bienaventurado Raimundo por cuanto andaba como desatinado, por amor. Y el Bienaventurado Raimundo menospreciaba sus escarnios, y reprendía a las gentes, porque no amaban a su Amado.
-¡Ah, el peregrino de amor, que ha perdido el seso,- abrígate más que hace
fríoi-decíanle maliciosamente.
Y el Bienaventurado Raimundo contestaba:
-Vilmente voy vestido de sayal, mas el amor viste mi corazón de deleitables pen¬ samientos, y mi rostro de lágrimas, y mi cuerpo de pasión y de desfallecimientos.
-¡Ah, el peregrino de amor, que ha perdido el seso,- enséñanos las sendas del amorl-decíanle, oíros, las gentes.
Y aquel caballero andante del amor, enseñábales diciendo: -Las sendas del amor son luengas y breves, porque el amor es claro, puro y limpio, y verdadero, sutil, simple, fuerte, diligente, resplandeciente y abundante de nuevos pensamientos y de antiguos recuerdos.
Loado sea Jesucristo. Amén.
Fr. Miguel CALDENTEY VIDAL, T. O. R.
Fuentes: L. de Contemplació, t. 3, c. 113 ((Ob. Mallorca, IV, 63-69) L. de AmiceAmat del L. de Blanquerna (Ob. Mallorca, IX, 377-431), vv. 2, 87, 85, 78, 148, 149, 68. El erudito lector no se ofenderá de las acomodaciones que hacemos de los versículos del Libro del Amigo y del Amado. En ellos hay evidentes noticias autobiográficas. Ni olvidará, tampoco, que el Beato se compla¬ ce en llamarse frecuentemente, en sus obras, Ramon lo foil, y él mismo nos dice por qué: «vuli esser foil per reverenciar i honorar. Deu i no vull tenir ma¬ nera en les meves paraules per força de gran amor».

(Q ESTAMPA, DE. MARZO
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Grupo de Hijas de María de Biniali, que practicaron ios san¬ tos ejercicios en compieto retiro ba jo ia dirección de P, M. Saiom, T. O. R.
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Estampas

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"Lector amigo: Si padeces neurastenia, o te imagi

lias que la padeces, que ys padecerla,- si estás atolondrado por los ruidos que nos ha traído la civili¬

zación, por este afán de ir más a prisa y llegar antes a

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donde nada tenemos que hacer,- si los negocios te han

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llenado de números el sitio en que debieras tener lo que

llamamos inteligencia,- si los cines te han estropeado la

8

mecánica de la vista, y aquel bailoteo se te ha hecho

crónico y el desasosiego ya no te deja vivir, y quieres gozar un poco del reposo que merece en esta vida quien
no ha hecho daño a nadie, sígueme a una isla que le

diré, a una isla donde siempre reina la calma, donde
los hombres nunca llevan prisa, donde las mujeres no

envejecen nunca, donde no se malgasta ni palabras,
donde el sol se detiene más que en ninguna parte y

donde hasta la señora Luna camina más despacio, con¬

tagiada de pereza. Esta isla, lector, es Mallorca. Es esta

lii
b:.-

isla más latina que todas las otras; una tierra en la que

sin dormir se puede reposar y soñar."

r.-.;

S:-:

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Algo de exageración hay, ciertamente en las

gfi

palabras citadas, pero muy mucho de verdad por lo que

mira a la paz—más bien que calma—, reposo y sueño

que respira la isla dorada de Mallorca, de la que ofre¬
cemos al lector tres estampas, a cual más bonitas: el

Claustro de San Francisco con sus columnas delga-

ditas como cañas,- las costas de Miramar, ebrias de

cielo y de sol,- y las mágicas Cuevas de Artá, las más grandiosas entre las conocidas en el universo.

atissaaisüiínati

0 CIAUSTRO
DE SAN
FRANaSCO
DE
.PALMA
MALLORCA
POÉTICA Y ARTÍSTICA-

• CUEVAS
DE ARTA
• MIRAMAR

• CUEVAS DE ARTA

UN CUENTO MORAL PARA CADA MES

jítítfmnd.a ffuaxttimml

£l -flutot del "itabat Alatet

Corría uno de los últimos días del
mes de Marzo, y el sol comenzaba a ocultarse por el Occidente. Se presen¬
tían los síntomas de una noche tempes¬
tuosa.
Cubierto el cielo de espesas nubes,
ni una estrella brillaba en el firmamen¬
to. Los relámpagos, los truenos se suce¬ dían continuamente, llenando los espa¬ cios de siniestros rumores y de centellantes f&lgores: era una noche
pavorosa.
i'^♦Cualquiera que a estas horas hubiera pasado por el desierto de Collaroni, en Italia, apenas hubiera distinguido la
silueta de un convento de Franciscanos
que dibujaba en los espacios el res¬ plendor del relámpago. Los religiosos, especialmente los novicios, no dor¬ mían: una especie de terror les preocu¬ paba. Y no que fuesen miedosos por la tempestad, sino porque la noche ante¬ rior vagos lamentos como de seres aparecidos habían llenado las bóvedas
del claustro
¿De dónde venían? ¿Cuál era su
causa?
Unos decían, por lo bajo, que evi¬ dentemente nacían del cementerio, otros que del claustro, alguno asegura¬ ba que nacían del coro y que no podía negarse que eran lamentos humanos acompañados del órgano.
Todos estaban preocupados.
El P. Guardian indicóles la conve¬
niencia de hacer oración en Comuni¬
dad. Se juntaron los religiosos; la tempestad seguía imponente, pero los lamentos de la pasada noche no se percibían. Padre, atrevióse a decir uno, creo que los lamentos eran en realidad de alguno de los religiosos presentes,el precepto de la obediencia puede
desvanecer las dudas. Dudó un instan¬
te el guardián; pero reponiéndose mandó por santa obediencia que el religioso que durante la pasada noche
hubiese turbado el silencio del Con¬
vento con lamentos misteriosos como
de cantos, se hiciese presente.

Todos los religiosos contuvieron la respiración. De entre ellos destacóse
un Hermano, inclinado bajo el peso de los años; echó la capucha sobre su cabeza, arrodillóse, y exclamó: Yo soy, Padre.-Todos se miraron, murmurando por lo bajo: ¡Fr. Jacopone de Todi! ¡Fr. Jacopone! ¡El amigo de Dante! ¡El amante de la Virgen de loa Dolores! ¿Qué nuevo cántico le habrá inspirado
su amor?
Mandóle el P. Gnardián que repitiese al órgano en presencia de todos aque¬ llo mismo que había cantado la noche
anterior.
^ Fr. Jacopone dirigióse al órgano: en sus ojos brillaba la llama del genio y su frente parecía coronada de esplen¬
dente nimbo de luz...
Y allí, mientras la tempestad retem¬ blaba bajo las bóvedas silenciosas del templo, el órgano comenzó a gemir como si el ángel del dolor y de la ar¬ monía le comunicase sus notas,- animóse el rostro de Fr. Jacopone de una inspi¬ ración celestial, y arrancando de su pecho un lamento de Serafín entonó esta sublime elegía, que debía pasar a la posteridad como el himno de los
Dolores de María:
Stabat Mater Dolorosa
Juxta crucem lacrimosa
Dum pendebat Filius...
La Madre eslaba llora,%a,
jnnto a la cruz dolorosa, de donde su Hijo colgaba.
A cuya alma en tan granpena de tristeza y de amor llena dura espada atravesaba.
Así continuó las primeras subsiguien¬
tes estrofas. La admiración de los reli¬
giosos cambióse pronto en religioso terror; a la voz de Jacopone parecía como si la imagen de la Dolorosa toma¬ se vida, mientras los ecos de aquel canto que se difundían por el templo eran llevados por los ángeles que acompañaban las inspiradísimas notas
del místico artista.

54

El Heraldo de Cristo

Fr, Jacopone sollozaba como un pobre desterrado que sofoca sus gemi¬ dos... fijó sus ojos en la imagen de la Madre de todos los dolores y continuó exhalando la pena de su alma ena¬
morada:
¿Quis est homo qui non fleret
Christi Matrem si videret
In tanto supplicio?
¿Quién el llanto contuviera^
si a la Madre de Dios viera
puesta en tal desolación?

La voz de Jacopone, llena y sonora, impregnada de tristezas, llenó todo el templo como esencia que se escancia del frasco..., continuó algunas estrofas... Después hubo un momento verdadera¬ mente solemne, imposible de describir,el órgado dominaba la tempestad con otra tempestad de sonidos armoniosos
como cascadas de torrente que se pre¬
cipitan: hasta las columnas del templo parecían moverse en su sitio,- era la estrofa que comienza:
Flammis ne urar succensus,..

¿ Y quién no se contristara si a la Madre contemplara
con su Hijo en tanta aflicción?

Que'jnflamado y encendido,
por ti oh Virgen defendido me halle en el día del juicio...

Los religiosos lloraban... De pronto los ecos del órgano extinguiéronse en una cadencia vaga..; un temblor miste¬
rioso, como aleteo de ángeles invisi¬ bles en la oscuridad, estremeció todos
los corazones:

Luego, como si realmente hubiese asistido a su Juicio ante la presencia de Dios, Jacopone, profundamente emocionado, pálido, apenas pudo can¬
tar con una melodía indefinible la
última estrofa:

Virgo virginum praeclaro^ Mihi jam non sis amara,
Fac me tecum plongere.

Quando corpus morietur
Fac ut animae donetur
Paradisi gloria...

¡Ea, Madre, de amor fuente, pon a mi alma tan doliente que te acompañe en tu llanto!

Porque cuando el cuerpo muera en la celestial esfera
goce el alma de la gloria.
Amén.

Haz que arda mi corazón de amor de Dios que es razón
pues eso le agrada tanto

Sus dedos paráronse sobre el teclado: Jacopone cayó desvanecido sobre el asiento, mientras los religiosos corrían

¡Haz que en mi alma estén de fijo

a sostenerle.

las llagas del Crucifijo

4

porque nunca las olvide! Las penas que en tí ha causado

Tres días después, el autor del «Sta¬
bat Mater» volaba al cielo desde el

ver a tu hijo tan llagado

humilde retiro de su celda.

por mí conmigo divide!

Fr. M.

ornea Ttanciácana

II.® Cielo de Lecciones lu-
lianas. La del P. Miguel Bal-

Como ya
saben

llori, S. I.

nuestros

flecíores

día 27 de enero inauguróse e! II.° Ciclo de

Lecciones Lulianas en la Sala de la Her-

inandad de nuestro convento de San Fran¬

cisco de Palma, Explicó la primera lección el Rdo. P. Miguel Batllori, S. I., sobre el te¬

ma: cLa obra de Ramón Lull en Italia». Prece¬

dió a esta lección la inauguración de la

Exposición de dibujos lulianos originales

de D. Francisco Salvá de 1' Allapassa, Ter¬

ciario de N. P. San Francisco, compuesta

de doce dibujes que fueron muy alabados

por cuantos tuvieron el gusto de verlos.

La inauguración de este II.° Ciclo de lec¬

conocimiento del lulismo son los manuscii-
tos. Los fondos más importantes en sí mis¬
mos conservados en Italia—los de Roma y
la Ambrosiana -apenas interesan en la his¬ toria del lulismo italiano, por ser de impor¬ tación tardía (siglos XVI y XVII), con ocación de la causa sobre la ortodoxia y el
culto de Ramón Lull. De los auténticamente
italianos son los de más prestancia los de la región veneciana: Marciana, Innichen o San Cándido, Padua y Bérgamo. Estos dos últimos y los de Pavía, Turin, Génova, Mó dena, Pésaro y parte de los florentinos los estudíanos rápidamente durante nuestros
viajes por Italia. A ellos hay que añadir los de Cortona, Bolonia, de la Riccardiana de
Florencia, de la Nacional de Roma, de Ná¬

ciones lulianas revestio especial solemni¬ poles y de Sicilia, ya señalados por anterio¬ dad. Presidieron en puestos de honor e! res lulistas. ,

Exemo. Sr. Gobernador Militar de Mallorca

e Ibiza, General D. Antonio Aymat, en re¬ Primer periodo: 1315-1480. Probable-

presentación del Exemo. Sr. Capitán Gene¬ ral de Baleares. Acompañábanle en la pre
sidencia el Alcalde de Palma limo. Sr. Don

mente es
del siglo XIV una versión italiana del «Li¬
bre de meravelles» conservada en cinco

Jorge Dezcallar; el Jefe de Negociado del manuscritos de Venecia, Módena, Munich

Gobierno Civil y Secretario del Exemo. Se¬ ñor Gobernador Civil y Je^e Provincial dei
Movimiento, D. Julio Inogués, en represen¬ tación de dicha autoridad; el M. litre. Sr.

y Oxfort. Las luchas antilulianas de Fr. Ni¬ colás Eymerich sólo repercutieron en Italia acabado el Cisma de Occidente, cuando en
1419 se da la famosa sentencia definitiva en

D. Andrés Caimari, Secretario Canciller del favor de la ortodoxia de R. Lull. En 1448

Obispado, en represeníación de Exemo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo-Obispo de Mallorca,el Secretario del R. Consulado de Italia, en

surgieron nuevas dificultades desconocidas en las que terció favorablemente el carde¬ nal Gerdá, trinitario mallorquín. Entretanto

representación del Cónsul Sr. Ramondino; y en Padua, seguramente como reacción an-

ir

el M. Rdo. P. Rafael Ginard Amorós, Pro¬ .tiaverroista, se ha formado un núcleo lulia¬

vincial de los P. P. Franciscanos. Fué tan no alrededor del obispo Fantini Dándolo,

grande el público que asistió a dicho acto que la sala resultó del todo incapaz.
Vamos a dar en resumen la lección del
P. Batllori:
E! estudio de la historia del lulismo tiene
en Italia, además de la dificultad general originada por el polimorfismo luliano, la especial difi cuidad de ser difícil separarlo de las luchas sobre su ortodoxia y sobre el

amigo del cardenal Nicolás de Cusa. A Pa¬
dua acuden lulistas catalanes como Juan
Bulons, barcelonés, y Fr. Jaime Ros, valen¬ ciano. Mientras algunos italianos vienen a Mallorca y Cataluña, como Fr. Mario de Passa y Virgilio Bornati, amigo de Pico de¬ lla Mirándola. En el mismo siglo XV co¬ mienza a infiltrarse el pseudolulismo al-
químico.

culto tributado a la persona de Ramón Luí!,
causas ambas que se tramitaron en Roma desde el fin del Cisma de Occidente. Aquí

Segundo periodo: 1480 1563 Las pren¬
sas vene¬

esas luchas sólo nos interesan en cuanto cianas comienzan a estampar obras lulianas

trascienden a la vida intelectual de Italia. y conocemos también lulistas catalanes que

Uno de los principales fundamentos his¬ van a Italia, como Pedro de Gui, y lulistas
tóricos del lulismo italiano son los quince italianos que vienen a Barcelona y Valen¬

viajes a Italia, realizados por el Maestro
durante su vida: En Roma, Nápoles, Anagni Pisa, Genova y Mesina, terminó muchas de sus obras. Pero sólo atendemos a la fortuna
que tuvo su obra en Italia después de su muerte. Esa historia puede dividirse en cin¬ co períodos: hasta la fundación de la im¬ prenta, hasta el concilio de Trento, el ba¬ rroco, el setecientos, y los siglos XIX y XX.
Una de las principales fuentes para el

cia, como Bartoloméo Gentile, autor de un
poema dantesco en que R. Lull hace de Virgilio. El pseudolulismo va en auge y apa¬
recen las primeras ediciones italianas de obras alquímicas.
Tercer período; 1563-1700 Se encona la
causa luliana
y continúa el pseudolulismo, aunque con menos fuerza, en el cual hay que encuadrar

5é

£1 Heraldo de Cristo

al duque Alfonso II de Ferrara. Tres fer¬
vientes lulistas italianos viven fuera de Ita¬
lia: Valerio de Valeris y Giordano Bruno en Alemania; Giulio Pace en Francia; de otros
tres menores se han hallado rastros manus¬
critos: Fr. Vittorio da Palermo, Luca Anto¬ nio degli Abbati y Fr. Luigi Sabatini. To¬
dos los lulistas italianos del barroco son
admiradores de la combinatoria.
Cuarto período 1700-1800 Es la época de
máxima deca¬ dencia: Vico sólo conoce la combinatoria
luliana, y llama kircherianos a los lulistas. Muratori considera a R, Lull como un alqui¬ mista extravagante. El capuchino mallor¬ quín Fr. Francisco de Santa Margarita nos certifica, con todo, que el auténtico lulismo no se había extinguido en la península ita¬ liana y en Cerdeña.
Quinto periodo:siglos XIX yXX. En 1856
t o d a-
vía aparece en los «Anales iuris pontifici»
de Roma un artículo anónimo en francés de un furibundo antiluliano. Pero pronto se
abre paso el lulismo crítico: en 1892 el prof. Tocco, editor de las obras Giordano Bruno, publica un estudio a fondo sobre las rela¬ ciones doctrinales entre ambos filósofos; Arturo Farinelli otorga a R. Lull el lugar que se merece en la historia de las relacio¬ nes culturales entre España e Italia,- Egidi, Casella, Bertini, Coronedi y otros muchos dedican excelentes trabajes de investiga¬ ción al doctor iluminado, y el año del cen¬ tenario aparecen simultáneamente dos tra¬
ducciones distintas del «Libre d'amíc e
amat», una del hispanista de Ñápeles Euenio Mele, y otra del capuchino P. Umile
e Genova.
La lección del Rdo.Sr. Don Tuvo lugar Bartolomé Guasp Gelabert día 3 de fe¬
brero, en la repetida Sala de la Hermandad. Presidió el acto, al que asistió nutrida y selecta concurrencia hasta llenar completamente la sala, el M Rdo. P. Provincial de los PP. Franciscanos; el Presidente de la Socie¬ dad Arqueológica Luliana, Sr. Pons y Mar¬ qués: el Inspector Provincial de Primera Eirseñanza Sr. Rosselló; y el pintor Sr. Sal¬ vé de l'Allapasa, autor de los dibujos lu-
lianos en la misma sala expuestos. He ahí en síntesis la lección del Rdo. Se¬
ñor D. Bartolomé Guasp Gelabert «Ramón Lull y la vida eremítica».
La personalidad de nuestro insigne com¬ patricio ha sido enaltecida con los nombres de Maestro, Doctor Iluminado, Doctor Arcarigélico. Mártir, Beato, Procurador de los infieles y Fantástico, los cuales van com¬ prendidos en oíro: el de Ramón Ermitaño. No nos extraña que apareciera a sus con¬ temporáneos en su hábito de la Tercera
#

Orden Franciscana como un Maestro y Doc
tor salido del yermo. «Raymundus Eremita»
leíase con frecuencia al fin de algún texto luliano, lo cual revela el aspecto principal de los copistas en cuanto a la persona del autor. Este en su hábito de la Tercera Or¬
den Franciscana había aparecido a sus contemporáneos como un Maestro y Doc¬ tor salido del yermo, como un iluminado
de las desiertas cumbres montuosas.
La vida eremítica contemplativa que tu¬ vo sus precursores en la antigua alianza brota principalmente del Evangelio. Gran¬ des son los elogios que le han tributado San Basilio, San Juan Damasceno, San Ber¬ nardo, San Juan Crisóstomo, San Jerónimo Sait Juan Clímaco, San Gregorio Nacianceno, San Atanasio y otros. De ella tratan deíiniéndola el P. Suárez (Trací. VII, lib. III., c. 2) y Sío. Tomás de Aquino Summ. Theolo., CLIII, 1—8). También la tuvo en mu¬ cha estima y en altísimo’ concepto el bienaventurado Ramón Lull, como lo prue¬ ban sus actos y sus libros.
A los cuarenta años de edad, retiróse en
la cima de Randa, que el bautizó con el nombre de «moni de l'Amat», donde reci¬ bió cierta ilustración sobrenatural, e hize consagrar una celda y capilla que el con¬ sagró a la Madre de Dios. Más tarde guare¬ cióse en Miramar, cuyo colegio de lenguas orientales, por él fundado, tuvo también una «devota capella ermiíana», en honor
de la Santísima Trinidad. En ambas partes
prendióle el amor, llegandoal grado más alto en oración y contemplación entro as-
peras mortificaciones.
De los hechos puede pasarse a hojear va¬
rios de sus libros escritos: «Ordre de Cava¬
lleria, Libre de Blanquerna, Libre de Mera¬ velles, Libre de Sancta Maria, Liber super Psalmum: Quicumque vult salvus esse, Li¬ bre de Amic e Amat, Disputatio Eremitae et Raymundi super aliquibus dubilis quaes¬ tionibus Sententiarum Magistri Petri Lom¬ bardi, Desconort, De consolatione Eremitani» y oíros. En tales Obras por lo regular producen embeleso los múltiples apólogos fábulas y alegorías, antojándosenos a veces húmedos de poesía y de rocío tierno. Mas, no en vano se mueve en ellos la figura del
ermitaño colocada allí por su autor con un
sentido muy profundo.
Examinando e! «Libre de Blanquerna» y el «Libre de Sancta Maiia», puede hacerse una relación de los diferentes tipos admisi¬ bles de la vida eremítica, especialmente de
cuatro: el ermitaño hipócrita y holgazán; el ermiíañoileírado: el ermitaño letrado y el er¬
mitaño contemplativo perfecto. Esta tipolo¬ gía se completa con un caso excepcional, el de una ermitaña que hace penitencia en la cueva de una alta montaña, alimentándose de yerbas y del agua de un vecino manan-

£1 Heraldo de Cristo

$5^

tial, según se lee en el último capítulo del «Libre de Avemaria» «Blanquerna».
Por regla general los ermitaños lulianos residen en la «frondosidad de un gran bos¬ que, cerca de una hermosa fontana» de or¬ dinario ocupados en la lectura. El ermitaño ilustrado es el ejemplar clásico de la «con¬ templación adquirida» y parece ser el tipo preferido por el Beato, porque un sujeto así da esperanza de alcanzar un día «la con¬ templación infusa.» Su retrato perfecto lo encontramos en el cap. 98 intitulado: «De la vida en la quel Blanquerna estava en son ermitatge». De este Y otros pasajes es fácil sacar ciertas semejanzas con la vida de los Cartujos, que Lull conoció en París, y con quienes sostuvo estrecha amistad. Sea dicho sin querer negar a nuestro polígrafo sus pro¬ pias ideas en el asunto eremítico.
La vida religiosa, de la cual depende la reforma de la sociedad, tiene por base la
contemplación. Por ende-observa el estu¬ dioso alemán P. Erhard Wolfrán Platzeck, O. F. M.-, no debe extrañarnos que el ermi¬ taño juegue un papel tan grande en los es¬ critos lulianos, porque este ermitaño es pa¬ ra el sigloXIII, quizá para toda la Edad Me¬ dia, sin más ni más el símbolo de la vida
contemplativa. Las Obras de Ramón—aña • de el mismo - son riquísimas en observacio¬ nes autobiográficas; en enseñanzas sanas y durables, en excitaciones y efusiones de
un corazón lleno de amor exuberante co¬
mo conviene a este infatigable Procurador de los infieles, que busca la consecución de la obra externa de la Iglesia, la propa¬
gación de la Fe, por la obra interna, que es la restauración de la vida contemplativa,
para la cual el símbolo en los escritos y en la persona del Doctor Iluminado es el Er¬
mitaño.
Más movimiento Lulieno: Como en
El Colegio del Beato Ramón años anteLull de Inca, a su Patrono riores, han
revestido
en el presente especialísima solemnidad
los cultos en honor del Patrono de nuestro
Colegio de enseñanza media de la ciudad do Inca. Los días 21, 22 y 23 se practicó du¬
rante la misa escolar un triduo de prepara¬ ción con cánticos y plática por el Rdo. P. Antonio Pericás, T. O. R., Profesor del
Colegio. Día 25, a las ocho y media misa de comunión general que celebró el M. Rdo. P. Pedro J. Cerda, T. O. R , Custodio Provincial y Profesor del Colegio. A las 10, Misa Mayor oficiando el M. R. P. Rafael Ginad Amorós, T. O. R., Ministro Provin¬ cial, asistido por el M. Rdo. P. Pedro J. Cerdá, de capa, y del Rdo. Sr. D. Francisco Garau, Pbro. y el P. Antonio Ferrer, T. O. R., de diácono y subdiácono, respectivamente. Dije el panegírico del Beato el Rdo. P. Ra¬

fael Nadal, T. O. R., Director del Colegio de PP Franciscanos de Artá. La capilla Seráfi¬ ca del Convento interpretó la Misa de San¬ ta Teresita del Niño Jesús, de L. Refice.
Asistieron las Autoridades de la Ciudad
el Jefe del S. E. Ü., el Claustro de Profesor res del Colegio, presidido por su Directo Rdo. P. Antonio Nicolau Burdils, T. O. R., Licenciado en Filosofía y Letras, Profesores de todos los Colegios de aquella localidad con representaciones de sus alumnos, mu¬ chos ex alumnos del Colegio, todos los co¬
legiales Y muchos oíros fieles.
Después siguieron varios actos «cívicos» para solaz de los colegiales.

Los Terciarios ds Manacor Y
el Colegio Mun cipal de en-
señanza media de la misma

La Ciudad de
Mana-

Ciudad, al Beato Ramón Lull cor, mi¬
tad Fran¬

ciscana, mitad dominicana y toda de Cristo, como acertadamente la llama uno
de sus más preclaros hijos, día 7 de febrero celebró con inusitado esplendor la fiesta de la Conversión del Beato Ramón Lull,

organizando la‘Tercera Orden Secular Fran¬ ciscana Y la Dirección del Colegio Munici¬
pal de Enseñanza Media los actos que a
continuación se reseñan: Día 7 a ias 8 de la

mañana. Misa de Comunión general, que
dijo el Rdo. Sr. Ecónomo, D. Monserrate
Binimelis. Se acercaron a recibir a Jesús

Sacramentado casi la totalidad de los Ter¬

ciarios Y numerosos estudiantes. A las 10. Misa Mayor, que cantó el , Rdo. P. Matías
Horrach, T. O. R., Superior de San francisco de Palma, y durante la cual pre¬
dicó las glorias del Beato Ramón el Rdo. P. Miguel Tous Gayá, T. O. R. Asistieron el Ilusírísimo Ayuntamiento presidido por el Sr. Alcaide, Autoridades Militares y Civiles
de la ciudad, los Profesores y alumnos de los Colegios Municipal, de la Pureza y de
los Hermanos de la Doctrina Cristiana. Es¬

taban presentes, también, ocupando sitio
de honor los Discreíorios de los Terciarios

Franciscanos y Dominicos, presididos estos últimos por el M. Rdo. P. Arsenio Sánchez Puerto, Prior de la Residencia de Manacor. Se interpretó la Misa «Hoc esí Corpus meum» del Maestro Perosi; y, al final, can¬ tóse un solemne Te-Deum ante la capilla del Beato, artísticamente adornada e ilumi¬
nada. Durante todo el día estuvo expuesta
a la veneración de los fieles la reliquia del Bienaventurado Mártir, traída expresamen¬
te de la ciudad de Palma. Por la tarde, el
M. Rdo. P. Provincial de la T. O. R. admitió

a la profesión un a no pocosnovicios. Merece singular atención el acto cultural

que se celebró, por la tarde, en el Salón Parroquial presidido por las autoridades.

J^a^ina

an til

jOnvocad a ^an ^oòé
— ¿Verdad, abueliía, que S. José ayuda a los qr.e le
invocan^'
— C i e r í a-
meníe ¿Que-
r é i s oir un
ejemplo que
nos lo demues¬
tra?
—Con mu¬
cho gusto, a-
buelita. Diga, diga,abuelita.
—Allá voy.

Erase una

pobre viuda,

cuyo esposo había volado

al cielo dejándole en la tierra 5 niñi*os, sin provisio¬ nes con que mantenerlos. Cierto día la pobrecita les
dijo muy triste:
-Hoy no tengo ni un pedacito de pan, ni un puña¬ do de harina, ni siquiera una fruta,- andad con Dios y encomendaos a San José, que es muy rico.
Uno de los pequeñuelos, mientras hambriento y lloroso se encaminaba a la escuela, acierta a pasar
por delante de una iglesia,- entra y dice en voz alta a a una imagen de San José:
-Tú, que eres muy rico, no nos dejes morir de hambre. Mamá no tiene ni un pedacito de pan, ni un puñadito de harina, ni siquiera una fruta. Socórrela.
Después de la escuela volvió a casa, y al divisar las nuevas abundantes provisiones que habían traí¬
do, dijo a su madre maravillado: — ¿De dónde ha salido todo eso, mamá? ¿Lo ha en¬
viado San José por medio de algún ángel? —Sí, hijo mió —contestó la madre-; pero el ángel
ha sido en esta ocasión la mujer del alcalde, que te oyó rogar en la iglesia al poderoso San José, e inspi¬ rada por él, ha mandado estas provisiones para reme¬
diar nuestras necesidades.

—¡Qué bueno es San José! mamá, dijo el niño. ¡Qué
bueno!

—Sí hijito. Confiemos en él y nada nos faltará. ♦

*

*

¿Habéis oido? Invoquemos también nosotros al

Santo Patriarca y nos ayudará.

Las catacumbas

Las caíacuinbas de Roma
guardan los restos de seis a
siete millones de personas.
«

EL PAREGIDO*DEL NENE

—Tiene la misma cara de

su padre.

—¡Ay, no! ¿Usted cree...?

— Sí, señora, sí. Póngale

usted una nariz gorda, las

gafas, una barba y el loba¬

nillo de cabeza.. ¡Clavado su

padre!

*

*

«

En un examen:

— Vamos a ver, niño: ¿por qué es salada el agua del
mar?

¡Toma! Porque dentro hay bacalao.

♦

*

*

En un círculo de artistas

jóvenes, donde se discute lo divino y lo humano:

- Después de lodo dice uno de ellos—, ¿qué hay en¬ tre la risa y las lágrimas?
- La nariz contesta otro

muy serio.

Acertijos

1- PoS pOs pOS

(En los banquetes)

LLÀMÀS

2-

ESTAR

BRASAS

3—Letra, primera; in¬ terjeción, segunda,- mi al¬
ma en el TODO su espe¬ ranza funda.
4 —¿Cuál es el pelo que peor pega en la cabeza
de un calvo?
5 —¿Cuál es la persona que puede hallarse toda entera en una parte y te¬ ner el cuerpo en otra?

El Heraldo de Cristo

6.—Crucigrama por N. U. G.
123456789
Poner en cada cuadriío una letra de mo¬
do que diga en las líneas Horizontales. A.-Patíbulo. En el jardín. —B. Viento
suave. Ciudad de la Prov. de Ancona (Ita¬ lia).—C. Tiempo de verbo alegre. Conso¬ nante (plural). - D. Excomunión. Artículo, E. Consonante. - F. Tiempo de un verbo alegre. Capital de provincia española. G. Sujeto ridículo. Alabanza.-H. pron., tiempo de verbo, miembro del cuerpo. I. Animal pacífico, altares.
En las Verticales,
1. Parte de la cabeza,- Fotógrafo de Palma (al revés), —2. Miserable Nombre de mujer.3. Ciudad natal de Abraham, interjección, tiempo de verbo.-4. Una de las islas Jóni¬ cas. Entendimiento.-5. Preposición insepa¬ rable (al revés).—6. Tiempo de verbo, pron., espíritu.-7. En el bosque, alabar.-8. Pron., artíc., animal muy mono. (Las soluciones saldrán en el n.° de Mayo)
Soluciones de febrero
6) Ninguno. 7) En que tiene orillas. 8) En que se pone. 9) En que se estre¬ lla. 10) En que se corre. 11) En que hay
naves.

NOTICIARIO
DE CUMA
Febrero
• Día 1.—Cántase una Salve por los cofrades de Ntra. Señora de
Cura y del Beato Ramón.
• Día 2.—Cántase una Salve por
los cofrades. En grupos diferentes suben no pocos romeros de Lluch-
mayor, que rezan ante el altar de la Virgen.
• Día 3.—Cántase una salve por los cofrades.
• Día 4. —Cántase una Salve por
los cofrades.—Póstranse a ios pies de la Virgencita varios romeros de Lluchmayor y de Palma.
• Día 5.-Cántase una salve por los cofrades.
• Día 6.—Cántase una Salve y una
Misa por los cofrades.
• Día 7.—Suben varios romeros de
Montuiri y de Palma.
• Día 8.— Cántase una Salve por los cofrades.
• Día 9.—Cántase una Salve por
los cofrades. —Visitan a la Virgen varios romeros de Lluchmayor, Al¬ gaida, Randa y la Capital.
• Día 10.—Cántase una Salve por los cofrades.
® Día 11. - Idem.
• Día 12.—Idem.
• Día 13.—Cántase una Salve y
una Misa por los cofrades.
• Día 14.—Cántase una Salve por
los cofrades.—Besan el pie de la Virgen un numeroso grupo de ro¬ meros de Palma, Lluchmayor y
Montuiri.

¡¡Una noticia bomba!!
No sé si habéis oido, niños, la radio prometiendo un notición. Yo tampoco la he oido, pero la noticia bomba es esta:
Cada mes se entregará un premio al niño o niña (menor de cincuenta años) que pre¬
sente más soluciones exactas
de los acertijos de «El Heral¬
do de Cristo. En caso de
que haya dos o más que pre¬
senten el mismo número, el
premio se sorteará entre ellosUn premio cada mesD

Jlíiftoó À/uei/oó

A. Lemaire, S. I. Oficio de los padres
Y de los maestros en la educación de la pureza. Versión del francés. Segunda
edición. Un vo). de 19X13 cms. y 182 pags En rústica 7 pts. y 11 en tela.—Eugenio Su¬ birana, S. A. Editorial Pontificia. Puertafe-
rrisa, 14, entlo. Barcelona. 1942. La vida moderna en su caminar vertigi
noso va desarrollándose y perfeccionándose bajo iodos los aspectos, y quien ante ese movimiento arrollador se cruza de brazos,
ya sea por disidia ya sea por no romper moldes viejos, está llamado al fracaso.
En nuestros días se está verificando una
profunda transformación en la educación de la pureza de nuestras juventudes, la cual educación, hoy por hoy, dado el ambiente sensual que nos asfixia y la propaganda maliciosa sobre la parte fisiológica del ori¬ gen de la vida requiere nuevas orientacio¬ nes y prácticas nuevas. Sobre este tema trascendental para la Religión y la Patria se «ditan muchos libros, y entre ellos sobresale
el que encabeza estas lineas por estar escri¬ to por un hombre lleno de ciencia y expe¬
riencia en la materia árdua de que trata. Por ello damos la enhorabuena a la Edito¬
rial Eugenio Subirana, pues estamos segu¬ ros de que la lectura de sus páginas y so¬ bre todo las dedicadas a la iniciación en el
misterio de la vida, despertará muchas con¬ ciencias paternales, y los padres, ante las normas claras y precisas en el libro expues¬ tas sentirán alientos para trabajar de conti¬ nuo, por sí mismos y mediante los maestros
y directores espirituales en la difícil y muy
necesaria tarea de la educación de la pure¬
za de sus hijos. P. Vicente Gambón, S. I. Manual de
Urbanidad Cristiana. Novena edición re¬
visada por el P. Antonio da León de la misma Compañía. Un vol de 18X12 cms. y 130 pags. En cartoné 7'50 pías, y 11 en tela. Eugenio Subirana. S. A. Editorial Pontificia.
Pueríaferrisa, 14 entlo. Barcelona. 1943. En este manual, se encuentra expuesto de
una manera clara, metódica y concisa lo más interesante de la Urbanidad y buenas
maneras, visto todo ello a la luz de la reve¬ lación cristiana, como no podía menos de
suceder tratándose de una obra escrita por
un religioso. El autor, que ha pasado gran
parle de su vida tratando con los colegia¬ les, ha hecho un buen acopio de observa¬
ciones sobre los defectos én que con más frecuencia caen los alumnos y esto le sirve
a maravilla para darles lecciones y conse¬
jos muy saludables que se refieren a los de¬ beres para con Dios, para con nosotros mismos, y para con nuestros semejantes. La lar¬ ga difusión que ha tenido esta obra y las nu¬ merosas ediciones que ha alcanzado de¬ muestran, mejor que cualquier elogio como

ha sido' muy bien acogida por los colegios católicos a quienes encarecidamente la re¬
comendamos. P. Vicente Gambón S. I. Educación
cristiana de las jóvenes—Undécima edi¬ ción nuevamente corregida.Un voJ de 18X12 cm. y 117 pags. En cartoné 7 pías, y 11 en tela.-Eugenio Subirana S. A. Editorial Ponti¬ ficia. Pueríaferrisa, 14 entlo. Barcelona. 1942.
Hermana de la anterior es esta obra que, entre tantas como se han escrito sobre la
educación de las jóvenes, es de las que han tenido más unánime y persisíeníeníe acep¬
tación. Todo lo dicho anteriormente en ala¬ banza del Manual de Urbanidad Cristiana
se podría muy bien repetir aquí, pues el li¬ bro en cuestión está escrito siguiendo, exac¬ tamente el mismo plan y en estilo idéntico, pero claro está, con las variantes que de necesidad se imponen al dirigirse a las mu¬
chachas. El autor se demuestra como un co¬
nocedor muy sagaz del corazón femenino y un experto y exquisito consejero de las alumnas de nuestros colegios católicos.
De la misma casa son los nuevos libros
que siguen, muy bien impresos: Oficio de la Santísima Virgen María
Y de difuntos según el rito romano. Se¬ guido de los Salmos penitenciales y letanías
de los Santos. Edición latino-castellana aco¬
modada a las rúbricas introducidas por la Bula «Divino afflatu» y posteriores dispo¬ siciones de la Santa Sede. Un vol. de 16X10 cms. y 332 pags. En tela: 11 pías.
V. Tomás de Kempis. De la Imitación de Cristo y menosprecio del mundo. Tra¬ ducida del latín por el P. Juan Eusebio Nieremberg, S. I. Enriquecida con varias e inte¬ resantes adiciones por ei limo. Sr. Dr. D. An¬ tonio Esíaiella, Obispo que fué de Teruel.
Undécima edición. Un vol. de 13X8 cms. y
505 pags. En tela: 9 pías.
mueten
Qn el Señot.
Selva.—El día 12 de Enero falleció en esta villa la Terciaria D.° Francisca Sala¬
manca Rieras, a la edad de 87 años. So¬ lícita en asistir a las funciones parroquia¬ les, granjeóse el afecto y estimación de
cuantos la conocieron. Reciba su familia nuestra condolencia.
9 • Descanse en paz. Amen • ^

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