El Heraldo de Cristo 1940, n. 372
EL HERALDO DE CRISTO

Año XXIII

Octubre 1940

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Año XXXII

Palma de Mallorca, Octubre 1940

Núm. 372

FACETAS FRANCISCANAS DEL
«ESPEJO DE PERFECCIÓN»
AMOR DE SAN FRANCISCO
AL HERMANO SOL Y AL
HERMANO FUEGO. SU CÁN-
Etico del hermano sol ■ níra lodas las criaturas irracionales, amaba San Francisco con más afecto el sol y el fuego porque decía: «Por la mañana cuando nace el sol todos los hombres deberían alabar a Dios, que lo creó para nuestro prove¬ cho, pues por medio del sol, nuestros ojos son alumbrados durante el día; mas por la tarde, cuando se hace de noche, todos los hombres deberían alabarle por el hermano fuego, porque, por medio de él, nuestros ojos son esclarecidos durante la noche, pues todos nosotros somos como ciegos, y el Señor, por medio de estos dos hermanos nuestros, nos alumbra, y, por ellos y otras criaturas de que usamos todos los días, debemos especialmente ala¬ bar al mismo Creador». • Así lo hizo él, siempre, hasta el día de su muerte. Además, cuando estaba ya aquejado de graves dolencias, él mismo comen¬ zaba a cantar las Laudes del Señor, que había ordenado sobre las criatu¬ ras, y luego hacía que cantasen sus compañeros para olvidar, con la con¬ sideración de las divinas alabanzas, la crudeza de sus dolores y enferme¬ dades. Y porque consideraba y decía que el sol es más hermoso que las otras criaturas y más se asemeja a Nuestro Señor, y en la Escritura el mismo* Señor se llama sol de justicia (Mal. 4), al poner nombre a aquellas Laudes que hizo de las criaturas del Señor, a saber, cuando el Señor le certificó que era de los de su reino, las llamó cántico del hermano sol. Hélo aquí:

Altísimo, Omnipotente buen Señor,
tuyas las alabanzas son, la gloria y el honor, y toda bendición, A Ti, Señcr Altísimo, solo te corresponde, Y ningún hombre es digno de pronunciar tu nombre. Loado Y bendecido seas, mi Señor,
por todas las criaturas,
singularmente por el hermano sol,
que hace el día, y por él nos alumbra,-
Y él es bello y radiante, con grande esplendor; de Ti, ¡oh. Altísimo!, lleva significación. Loado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,en el cielo claro las formaste claras y preciosas y bellas. Loado seas, mi Señor,
por el hermano viento,
y por el aire y nublado y sereno en todo tiempo, por los cuales a tus criaturas das sustento. Loado seas mi Señor, por la hermana agua, la cual es muy útil y humilde, y preciosa y casta. Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual alumbras la noche,
y es hermoso y alegre por su vivo centelleo. Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana madre tierra, la cual nos sustenta y gobierna,
y produce diversos frutos, y matizadas flores y hierbas. Loado seas, mi Señor, por quienes perdonan por tu amor, y sufren enfermedad y tribulación;
¡dichosos los que sufrirán en paz, porque de Ti, Altísimo, coronados serán! Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar. Load y bendecid a mi Señor, y dadle gracias, y servidle siempre con grande humildad.

FRANCO, CAUDILLO DE ESPAÑA
VII
ESTRATEGA
(Continuación)
Son las tres de la tarde cuando ha llegado, y sin más reposo está ya estudiando la operación.
-¿Operar en plena siesta del verano marroquí, tan inespe¬
radamente?...
A las cuatro y media Koba Darsa quedaba liberada. Franco, después de veinte horas en ayunas, toma un vaso
de leche.
Es el estratega genial del desembarco en Alhucemas y de la retirada de Xauen. Aquí, muñecos de paja con uniformes de la Legión contribuyeron a detener a los moros y a realizar con pre¬ cisión admirable una retirada que amenazaba ser catástrofe es¬
pantosa.
Franco es el hombre que, en su despacho, sobre los mapas, podrá advertir certeramente a los que en vanguardia luchan;
-Esta batería no está bien situada,- no podrá aguantar ahí. Emplazadla al resguardo de este montecillo que está a 600 metros
a vuestra derecha...
Es el hombre que exclamará:-«El cinturón de hierro. ¡Qué error!». Y por vez primera Bilbao quedará vencida.
VIII
MAGISTERIO
Quiso el general Primo de Rivera que la oficialidad de nues¬ tro Ejército se formara en el hogar común de la Academia Gene¬ ral Militar, y a comienzos de 1928 un decreto la restablecía. Fran¬ co fue designado para darle vida.
Se reunieron los profesores elegidos, se esbozaron proyectos y Franco concluyó:
-Se hará la convocatoria en Junio y el curso comenzará en
Octubre.
-¡Imposiblel-se dijeron.
Faltaba todo. No había planes de estudio. Ño había progra¬
mas. No había nada.
Pero estaba allí la voluntad tenaz y sonriente de Franco. La convocatoria se hizo, quedaron ultimados los planes, los programas redactados, y Zaragoza vió alzarse un magnífico edi¬ ficio, cumplidas todas las exigencias de una Escuela Militar mo¬ derna. El 5 de Octubre, con solemnidad máxima, se inauguraba
el curso.
Comienza a forjarse reciamente nuestra oficialidad. Había allí algo hasta entonces desconocido.
En Octubre de 1930 Maginot, gran soldado y ministro de la Guerra de Francia, visita con extraordinario detenimiento la Academia;-«Es, sin disputa, el primer Centro de enseñanza mili¬ tar de Europa». En estas palabras condensa su juicio.
(Confinuará)

Cuestionario dteíigioso

Pregunta 44; Muy Rdo. P.; Leí su respues¬ ta a la pregunta 35, que trataba de cierta superstición. Habiendo caidp en mis manos esta otra hoja, que le incluyo, y que pare¬ ce hablar de una manera piadosa y formal, precisando el número de ios soldados que prendieron a Cristo en Geísemaní, las pu¬ ñadas, empujones y azotes que le dieron, etc. etc... y como sea que al rezo de siete padrenuestros por el tiempo de doce años, promete cinco gracias extraordinarias de orden espiritual, según Vd. mismo podrá ver, le estaría sumamente agradecido si nos dijera algo acerca de ella en el Cuestiona¬ rio, pues somos varios los que* la hemos re-
recibido.-J. Fullona. Palma.
Respuesta: Ante todo, rechacen Vds., ahora y siempre, todo aquel escrito sobre materia religiosa que no ostentare la apro¬
bación eclesiástica. Los buenos escritores
están obligados a procurársela y a hacerla imprimir en su debido lugar. Sepan, ade¬ más, que Santa Isabel de Hungría, Santa Ma¬ tilde y Santa Brígida, a quienes en la hoja se supone hermanas y contemporáneas, mu¬ rieron respectivamente en 1231, 268 y 1373, De lo cual creo pueden ya deducir si se falta o no a la historia y que se trata de una superstición más.
Pregunta 45; Le ruego me saque de un apuro. Acabo de encontrar en un libro que San Antelmo fué obispo de Francia; y veo que San Telmo fue dominico tan solo, sin haber llegado a obispo. Le agradecería mu¬ chísimo me pusiera esto en claro, - B. B.
Palma.
Respuesta: Veo que no te satisfizo mi respuesta a la pregunta 39. Allí creía deber responder a un Mar y Ñero, de esos que van por el mar, y, naturalmente, le puse la his¬ toria del patrono de los navegantes. Pero a tí, que vas buscando como S. Antelmo lle¬ gó a ser obispo, puedo decirte que hubo otro S. Antelmo. Este fué un prelado italia¬ no, del siglo XII, obispo de Belley (Francia), hijo de una familia noble de Saboya. Dis¬ gustado del mundo, se hizo cartujo, y prac¬ ticó con mucha austeridad las reglas de la Orden, de la que fué elegido General. El papa Alejandro II le llamó a la silla de Be¬ lley, donde murió en 1178. Su fiesta se cele¬
bra el 26 de Febrero.
Pregunta 46: Me interesa su juicio so¬ bre las publicaciones siguientes: Chamberí, de Pedro Mata. Amor se escribe sin h, de Jardiel Poncela. Por qué fe engaña fu marido, Volvorefa y las siefe columnas, de W. Fernández
Flores.-T. Miranda. Palma.

Respuesta: Las dos novelas primeras
son absolutamente malas en materia de mo¬
ral, y caen bajo la prohibición do la Igle¬ sia, pues aunque no estén colocadas en el Indice quedan incluidas en las reglas gene¬ rales, que al Indice preceden. Los tres libros de Fernández Flores tampoco pueden leer¬ se, ya que a un argumento crudo, con chis¬ tes y situaciones equívocas, añádese el pres¬ cindir en absoluto de toda creencia religio¬ sa y de la moral cristiana.
Pregunta 47: ¿Qué opina Vd. del baile
moderno?-Miss Flan. Manacor.
Respuesta: Puede que me equivoque; pero opino: l.° Que no tenemos el mismo parecer Vd. y un servidor. 2,® Que difícil¬ mente mi opinión prevalecerá a la suya. Y se de cierto,-eso ya no es mera opinión-, que no gozorán de la misma tranquilidad, en el momento del juicio, quienes jamás hubieren bailado y los que hubieren baila¬ do mucho. ¿Qué culpa tengo yo si Vd. no queda contenta?
Pregunta 48: Rdo. P, Delgado, Palma. No hace muchos días que rae quisieron probar la no omnipotencia de Dios por un di¬ lema según el cual Dios no es capaz de cons¬ truir una bola fan grande que no pudiera levan¬ tarla, ya que, si era capaz de construirla no lo era para levantarla, cesando en este pun¬ to su omnipotencia; y que si era tan fuerte que la levantara, no la podía hacer tan pe¬ sada hasta tal punto como más arriba se in¬ dica; o sea, que si la levanta, no la hace; y si la hace, no la levanta. - Un Seráfico.
Palma.
Respuesta: En esta proposición, apare¬ ce la incomprensión de los términos por parte de quien arguye?, concedido. Se des¬ truye la omipotencia de Dios?, de ningún
modo. La llave de la solución está en la de¬
terminación de lo que es «omnipotencia». La omnipotencia se define: «El poder hacer todo aquello que no es imposible». De don¬ de resulta que no poder hacer aquello que es imposible, no dice nada en perjuicio de la omnipotencia. La bola en cuestión es un imposible; luego el no poder crearla no in¬ dica falta da omnipotencia. (Véase Santo Tomás en la I parte de la Suma, cuestión 25, artículo 3).
•••
He de rogar a los muchos preguntadores no se enojen si tardan en obtener contesta¬ ción. No disponiendo de mayor espacio, les recomiendo concreten lo más posible sus
preguntas.
P. Delgado.

Año II

OCTUBRE 1940

Núm. 9

EL BEATO
RAMÓN LULL
Dibujo de nuestro colabora¬ dor artístico madrileño Don
Casimiro Cervera-
ALBUM LULIANO N.° 22

Palabras de g. ^omás Carneas y 9írtau
"£ulí ^ijo espiritual de San francisco ”
un lulismo de Lull, que no siempre coincide con el lulismo de los lulianos. El lulismo, estudiado en su momento genético, es un producto de la confluencia de la dirección polémico-apologética que aca¬ bamos de exponer, con la corriente netamente franciscana. San Francis¬ co concibió la idea de acabar las Cruzadas, realizando al mismo tiempo su obje¬ tivo; el secreto consistía en sustituir la conquista por la conversión, esto es, las armas materiales por las armas espirituales. Pero entre estas armas espirituales, el Poverello de Asís repudiaba el peso abrumador de la erudición y la filosofía, reservándose solamente la verdad amable del Evangelio, asequible a todos, doctos e ignorantes, dispuesto por su parte a sellarla con la propia vida. Lull coincide totalmente con San Francisco en cuanto al propósito, pero discrepa respecto a los medios para realizarlo. El ejemplo viviente de las grandes contro¬ versias públicas celebradas en Cataluña y su trato familiar con San Ramón de Peñafort (Cfr. la Vida coetània) incitarían al Doctor Iluminado a no romper con
El eximio filósofo y esclarecido lulisía D. Tomás Carreras y Aríau, Catedrᬠtico de la Universidad de Barcelona, dando su interesante conferencia "La Historia filosófica del lulismo" a los alumnos de Filosofía y Teología de nues¬ tro Colegio de La Porciúncula y a algunos otros invitados, en la Sala de la Hermandad del Convento de San Francisco de Palma, el 2 del próximo pasado septiembre.
Album luliano n.o 23

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RANDA

aquella "manera de filosofar" que, según acabamos de ver, se había abierto pa¬ so Y organizado en medio de las disputas. Lull no aportará el arma de la filoso¬ fía profesional o escolástica que los frailes predicadores manejaban con maes¬ tría; pero transformando y ensanchando su concepto, hará de la filosofía-y aquí volvemos a encontrar al hijo espiritual de San Francisco-un instrumento popular al servicio de la fe católica.
Para mejor realizar sus proyectos de conversión y ante el espectáculo coti¬ diano de los núcleos de sarracenos que, aferrados a sus creencias, moraban en Mallorca, Lull decide aprender la lengua y la filosofía arábigas. Quiere comba¬ tir el adversario con sus propias armas;- pero, como suele acontecer en casos se" mejaníes, acaba por apropiarse algunas de sus doctrinas y modos de argumen¬ tar. El injerto arábigo en la filosofía luliana se explica a la vez como una exi¬ gencia primordial y como un resultado de la polémica.
Dejando a un lado ese refuerzo arábigo, no conocemos un método más fácil y luminoso a un tiempo para descubrir los orígenes y explicar la esencia íntima del lulismo-ese hecho histórico que hoy se nos presenta tan exíraordinariamen" te complicado y caótico-como comparar a R. Lull con San Francisco, señalando las semejanzas y las diferencias de sus respectivas actuaciones personales. Por¬ que la filosofía Y, en general, toda la obra del Doctor Iluminado, como la del Poverello, no es más que el bello florecer de una actuación personal, apasiona¬ da y profundamente vivida. Difícilmente puede darse, tanto en el uno como en el otro, una concordancia más perfecta entre el hombre y la doctrina. R. Lull, ha dicho G. K. Chesterton, es el gran heredero de San Francisco, y en este negocio de la conversión de los sarracenos comprendió más, aunque, como él, ha sido poco comprendido. San Francisco de Asís, versión española de M. Manent, Barcelona, 1925, capítulo VIH, pág. 213).
En un documento de gran valor para la interpretación del lulismo, la Vida coetània, o sea la narración de los hechos altamente dramáticos de su vida, dictada por el propio R. Lull y recogida por uno de sus discípulos, son expues¬ tos con precisión los motivos fundamentales de toda la actuación del misionero mallorquín. Estos motivos marcan también las orientaciones capitales de su filo¬ sofía. Despues de ser referidas las circunstancias de su conversión-que recuer¬ dan la escena de San Francisco ante el Cristo de San Damián-, se lee que Ra¬ món impúsose ardorosamente aquellos tres propósitos a que nos hemos referido al trazar su biografía: 1,®-La conversión de los infieles e incrédulos a la fe cató¬ lica, llegando incluso hasta el martirio; 2.°-La composición de un libro contra los errores de los infieles, y 3.°-la fundación de colegios de lenguas, a fin de predicar y convertir a los infieles en su propia lengua.

(Véase SU reciente libro'^Historia de la Filosofía Española'*, publicado en colaboración, con su hermano D. Joaquín Carreras y Artau, Madrid 19S9, torn. I, pág. SS9 is.)

San francisco de $isis
y el ^eaio (Ramón £ull
(Primera parte)
I
Ç C ~"9AN Francisco fué como una nueva edición del Evangelio, no estam¬
pada en hojas muertas de libros sino impresa en carne viva y lanzada por Dios al mundo para que más fácilmente pudieran los pueblos reincorporar a su sangre, otra vez paganizada, la savia vital del cristianismo.
La limpieza y sencillez de corazón aguzan la mirada del espíritu y, por esto, San Francisco se adentró, como pocos, en lo que constituye la esencia del Evan¬ gelio, que no es otra cosa sino la humildad, de donde dimana, lógicamente, su amor a Dios y a su dama la Pobreza.
La humildad es el alma de la santidad. La humildad es la destrucción del
propio "yo” ignorante, y, por consiguiente, orgulloso; del propio "yo" egoista con todos los siniestros que se nutren del pecado original. La humildad es la sus¬ titución de este "yo" funesto por Dios, pues al vaciarnos de nosotros, entonces es Dios mismo quien nos llena y nos pone en la luz, en la verdad, en la virtud y nos aureola de gloria.
Hay que rendirse a la realidad por más que los métodos desconcertantes de Dios repugnen a los prudentes según la carne. En el mundo de las almas, rige
una norma inflexible que tiene la misma inalterable fijeza de una ley del mun¬ do físico y que podría enunciarse, así, en forma de ecuación: La humildad es a la gloria y a la verdad y a la virtud, lo que el orgullo es al oprobio y al error y al vicio. De aquí resulta, por ejemplo, que el humilde nunca es hereje (la humil¬ dad es la verdad) y, en cambio, todos los herejes son orgullosos y contumaces.
¿Qué no podrá decirse en elogio de esta virtud fundamental? La humildad es amor y el orgullo, egoismo. La humildad es adoración a Dios y el orgullo, idolatría de nosotros mismos. La humildad es la castidad del alma y el orgullo es su lujuria. Por tanto, solamente quien posea esta virtud, conocerá hasta su más profunda raíz el sentido íntimo del Evangelio y del Cristianismo. Quien es so¬ berbio es incapaz de ser íntegramente cristiano. La humildad es un buen termó¬ metro para medir la temperatura espiritual (la caridad) de cada uno.
Y como que, pese a las tinieblas que en nostros acumuló el pecado original, esto se adivina por reflexión y hasta por instinto, el orgulloso nos subleva y nos da asco y no hay quien le aguante. Por el contrario, dadme una persona humil¬ de. Más tarde o más temprano, se le aclama y se le rinden hasta los hombres más altaneros. Nadie más humilde que San Francisco y, por la misma razón, nadie

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RANDA

más honrado. La calleja y el sendero escondido de la humildad desembocan siempre a la avenida de la gloria. Todo lo da Dios a quien nada quiso. Bienavenlurados los humildes de corazón porque poseerán la tierra.
Una de las glorias más indiscutibles de San Francisco consiste en que, des¬ pués de su muerte, su recuerdo ha quedado vivo, fresco y actual sobre el mun¬ do, no un recuerdo frío y de sola admiración intelectual, sino una memoria cᬠlida y afectuosa, hasta el punto que es más conocido y amado ahora, después de siete siglos, que no lo fué en vida, cuando, al olor de sus virtudes y al influjo de su palabra cándida y avasalladora, llevaba tras sí los corazones.
La humildad es una virtud hechicera y he aquí por qué la huraanidad se ha embelesado ante quien es la perfecta encarnación de esta virtud, exclusivamen¬ te cristiana. Dentro de esta corriente de simpatía que acerca a San Francisco a los hombres más dispares (porque, entre los hombres, existe, al menos, un punto de coincidencia que puede ser la virtud fundida con la belleza) encontramos a nuestro Ramón Lull que fué atraído y ganado por la gloria deslumbrante del
más humilde de los hombres.
Si es cosa evidente que la semejanza es causa de simpatía, mucho parecido cabe suponer entre padre e hijo cuando la historia nos los presenta tan estrecha¬ mente allegados el uno al otro por su temperamento, por sus ideales, por sus ím¬ petus de amor a Dios. Mas, con todo, estamos muy lejos de afirmar que sus vidas ejemplares sean exactamente paralelas. Es cierto que diferencias las hubo, y muy notables, como vamos a ver en seguida. Después, en la segunda parte, exa¬ minaremos, en forma compendiosa, sus innumerables puntos de convergencia, tema que constituye el objeto primordial de este tímido ensayo. Empezaremos, pues, por las desemejanzas. Así, los lectores tendrán una visión más cabal de es¬
tos dos admirables santos.

II

San Francisco, propiamente hablando, nunca había sido pecador. Fué, sí, un mancebo jovial, acicalado y muy brillante. Tan brillante que se le consideró como el rey de la juventud de Asís y el árbitro de las elegancias. Pero esta mis¬ ma ingénita pulidez y suprema distinción le apartaba, espontáneamente, del pe¬ cado que es desorden, fealdad y desaliño, y que, por consiguiente, da náuseas a un espíritu auténticamente exquisito y caballeresco. Pues la elegancia de San
Francisco no era sólo epidérmica y suntuaria, sino que procedía de su interior
límpido y puro. Era, en verdad, un mozo amigo de donaires y agudezas, pero tan bien dotado y con tanta salud espiritual que hasta en el trato con la turba frívola de sus amigos bulliciosos y livianos, siempre supo eliminar las toxinas
de la culpa grave. Diríais que de ahí nace aquella gozosa serenidad que impera, casi sin in-

RANDA

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íerrupción, a lo largo de su vida. Porque es el pecado lo que nubla el cielo de nuestra alma y concita las tormentas. Por esto, de la conciencia inmaculada de San Francisco brotó, como de una fuente, exceptuando breves intervalos sin im¬ portancia, el agua cristalina de la alegría perfecta. A la postre, no hay en el mundo gozo que valga la pena fuera del que procede de la virtud y de la bueconciencia. La virtud es la bienaventuranza en flor, lo mismo que el pecado es ya el infierno en perspectiva.
Ramón Lull, en cambio, fué pecádor y gran pecador. Bajo el barniz de sus pulquérrimas formas sociales y de su ingenio travieso y chispeante, se ocultaba una asquerosa realidad: la culpa. Así en una manzana de corteza tirante y un¬ tuosa hay una inmunda gusanera que corroe su seno.
Yo creo que esta realidad putrefacta que, durante la juventud, le atosigó su espíritu y su cuerpo, influyó, decididamente, en lo restante de bu vida. El peca¬ do es como ciertas enfermedades: aunque sea vencido, deja, no obstante, hue¬ llas de su paso hasta la muerte y como una levadura de inquietud, tristeza y desequilibrio.
Tengo por cosa averiguada que, en sus pecados, encontraríamos la razón por qué Ramón Lull, tan substancialmente franciscano, no poseyó aquella inefa¬ ble serenidad y sosegada alegría que su padre San Francisco. El hábito de la culpa quebró la harmonía y equilibrio interior, le tornó un poco amargo e in¬ temperante y, aunque se arrepintió, el arrepentimiento no-pudo soldar, por com¬ pleto, la antigua rotura. La virginidal del alma (la inocencia), si se pierde por el pecado, ya no es posible adquirirla de nuevo.
Así, por esta falta de equilibrio interior, vemos a Ramón Lull que casi siem¬ pre reacciona con violencia (lo decimos sin menoscado de su grandeza y del amor que le profesamos) ora cayendo en la sima de una tristeza desoladora, ora exaltándose hasta el cielo en una alegría desbordante y, quizá, exagerada. El Desconsuelo y los tres primeros capítulos del Libro de contemplación parecen
corroborar nuestro aserto.
Es ocioso advertir que no le censuramos. Anotamos, simplemente, el hecho: Ramón Lull no supo hacerse tan superior a los acontecimientos como San
Francisco.
Pero no hay que sacar la cuestión de quicio. Quien, de lo dicho anterior¬ mente, dedujera que Ramón Lull fué un pecador excepcional, se equivocaría. Pecadores como él se dan, por desgracia a cada paso. Si la noticia de sus extra¬ víos ha llegado hasta nosotros con un relieve extraordinario, esto se debe a sus amargos gritos de arrepentimiento y a sus irrestañables lágrimas de contrición. Sin la conversión, nada sabríamos de su juventud atolondrada. Fué el santo que inmortalizó al pecador. Fué el penitente que hizo célebre y perdurable el re¬ cuerdo de sus culpas.
Fr. RAFAEL OINARD BAUÇÀ

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En

Jnstitüto y Seminario de
San francisco
Soretto' 9ennsuivania

Los religiosos de la Provincia americana de la In¬ maculada Concepción de nuestra Orden, regentan en Loretto (Estado de Pennsylvania), Estados Unidos de América del Norte, un Instituto científico, re¬ conocido por el Estado, con facultad de otorgar grados en Filosofía y Letras. Anexo a dicho Insti¬ tuto, si bien en pabellones aparte, está el Semina¬ rio de la Diócesis, a cargo, también de los mismos religiosos. Desde hace no pocos años, varios reli¬ giosos de nuestra Seráfica Provincia mallorquina
ocupan cátedra de ciencias eclesiásticas, en dicho centro docente, y al celo y pa¬ triotismo de ellos débese que el nombre del gran Polígrafo Ramón Lull sea allí conocido y venera¬
do como merece. • El Instituto de Loretto goza
de gran fama en los Estados Unidos de América del Norte y a él concurren numerosos alumnos.

El Rdo. P. Antonio Fronte¬
ra, Doctor en Teología, natural de Ariany, anti¬ guo Catedrático del Ins¬ tituto de Loretto, que se
encuentra actualmente
en España. Es también
Catedrático del mencio¬ nado Instituto el Rdo. P.
Antonio Bauzá, natural
de Villafranca de Bona¬
ny, Doctor en Teología y en Derecho Canónigo.
Reciban ambos el saludo cordial de la tierra ma¬
llorquina.

Vista gene¬ ral del Ins¬ tituto de Lo¬ retto (Penn¬
sylvania).
Album iuliano n.° 25

Notas julianas: Con- Día 2 del pasado
fereneia del Dr. D. septiembre el reT. Carreras y ArtaU/ nombrado lulista
en San Francis- Dr. D. Tomás Ca¬
co de Palma, rreras y Aríau, Ca-
íedráíico de la
Uí'iiversidad de Barcelona, dió una notable
lección sobre el tema "La Historia filosófi¬
ca del lulismo" a ios alumnos de Filosofía y
Teología de nueslro Colegio de La Porciúncula. El acto tuvo lugar en la Sala de
la Hermandad de nuestro convento de San
Francisco de Palma, y a dicha lección asis¬ tieron, también, buen número de distingui¬ das personas devotas del sabio y santo ma¬ llorquín. Confiamos poder dar en nu-estro próximo número una bien detallada sínte¬ sis de dicha lección, por la que el Sr. Carrerrs y Artau fué entusiastamente aplaudi¬ do y felicitado.
Compartieron la presidencia con el cul¬ to orador el M. Rdo. P. Pedro J. Cerdá, Pro¬ vincial de los Franciscanos, el P. Rafael Ginard Bauçà, Superior de nuestro Convento de Palma, el Dr. D. Francisco Sureda y Bla¬ nes Y varios catedráticos de la Universidad de Barcelona y del Instituto "Ramón Lull"
de Palma.
Como recordarán nuestros lectores, es ésta la segunda conferencia que, en menos de un año, ha dirigido el Sr, Carreras a nuestros coristas da La Porciúncula y, al par que por ello le damos las más efusivas gracias, hacemos votos para que no sea la última que el preclaro Catedrático de la Universidad de Barcelona pueda darnos a la sombra da la monumental iglesia de San Francisco de Palma, donde descansan los sagrados despojos del gran polígrafo mallorquín Beato Ramón Lull.
Nuevo opúsculo del Bajo el título "El
Rdo. Sr. Dr. F. lulismo como ex-
Sureda Blanes, presión de una Es¬
cuela Filosófica
Nacional, el conocido lulista mallorquín
Rdo. Sr. Dr. D. Francisco Sureda Blanes
presentó una importante Tesis al Congreso para el progreso de las Ciencias, celebrado en Santander el año 1938 y que, ahora, como
Extracto de la "Memoria Oficial" de la
Asamblea, se ha publicado en bonito opús¬
culo. Sobre él decía el "Boletín Oficial del
Obispado de Mallorca", correspondiente al 31 de julio del presente año: "Imposible es dar, aquí, idea da lo nutrido y jugoso de este estudio doctrinal, cuya atenta lectura recomendamos, en el que, con vasta erudi¬ ción Y elevadas consideraciones, se des¬ envuelven estos cinco puntos; I. La especu¬ lación filosófica fuera de España en el de¬ cenio de 1928 a 1938;-n. Eficiencia imperia¬ lista de la cultura filosófica;-IlI. Las co¬ rrientes neo-escolásticas contemporáneas;-

IV. La vocación filosófica del pueblo espa¬ ñol, eclosión del genuino pensamiento filo¬ sófico nacional;-V, Defensa histórica del pensamiento filosófico en nuestra Patria.
Anímese el estudioso autor a continuar fa¬
voreciendo la exaltación del gran santo y
sabio palmesano, y ello habrán de agrade¬ cerle la Ciencia Española y la tierra ma¬ llorquina".
Breve disertación En la velada lite-
teológica seráfico- rario musical que iuiiana por el hogaño, como toP. Miguel Cal- doslosaños,loscod e n t e y, T. O. R. ristas de nuestro
Colegio da La Por-
ciúncula dedicaron a su Patrón el Seráfico
Doctor San Buenaventura el Rdo. P. Mi¬
guel Caldentey, Doctor en Teología y pro¬ fesor de Dogma en dicho Colegio, leyó la siguiente disertación teológica seráfico-luliana: "¿Puede llamarse Nuestra Señora San¬ ta María “Virgen Sacerdotal" según el pen¬ samiento de San Buenaventura y del Beato
Ramón Lull?"
El autor, después de haber subrayado que este tema no es un punto muerto en la Marionología católica por manera que no hay ningún teólogo mariano moderno que no lo haya tocado ya directamente ya in-
directameete, sacó a colación no pocos tex¬
tos escogidos de las obras del Doctor Seráfico y del Doctor Iluminado, de los cuales se infiere que, según el pensamiento seráfico y luliano, así como María por su cooperación a la redención, sea directa, sea indirecta, pueda llamarse Corredento¬ ra, así, también, por el mero hecho da ha¬ ber participado al sacrificio de la Cruz y participar místicamente, cada día, a su re¬ novación sobre nuestros altares, puede lla¬ marse, en verdad, si bien impropiamente. Virgen Sacerdote, o, más bien. Virgen Sacer-
dotal.
J u V e n f u d S eró- En la Junta Gené¬
tica de Palma, ral celebrada, día 10 del pasado Sep¬
tiembre, bajo la presidencia del R. P. Di¬ rector, fuá reelegido para Vice Presidente D. Francisco Sacanell Garí; y elegidos D. Sebastián Estarás Mas, para Secretario,- y D. César Gané Munich, para Tesorero-Con
tador. En la sesión extraordinaria de la
Junta Directiva de día 13, se nombraron, vocales de la misma, a D, Jaime Poveda Ruíz, Presidente de la Sección Literario-Propagandista, y a D. Francisco Bala¬ guer Ginard, Presidente de la Sección Be¬
néfica.
Nuestra enhorabuena a los nuevos ele¬
gidos Y que la bendición del Seráfico Pa¬
dre descienda sobre sus actividades.

Mimos
61 billetito peguntado
Unos rizos negros caracolean sobre la linda frente de Blancaflor. Pero su faz, espejo donde, de ordinario, reverbera una alegría bulliciosa, hoy está tenuemente contraida.
Una punzante preocupación la muerde por dentro, la absorbe y la empalidece. El amor
es triste.
Mas, de pronto, sonríe y se desarruga su faz. Diríais que, allá en su interior, ha nacido una luz y que esta luz se derrama por todo su ser. Una deliciosa marea de sangre sube por
sus venas y las rosas exhaustas de sus mejillas se tiñen de carmín. Si no es luz, es, cuando menos, una idea muy luminosa aquello que ha descendido
a sus adentros y ahuyentado los negros fantasmas de sus graves preocupaciones. Ha
entrevisto la anhelada solución al problema. A su serio problema sentimental. Y, donde
hubo densas tinieblas de inquietud, brilla, ahora, el lucero de la esperanza.
Blancaflor ha requerido la pluma. Aquella pluma tomada de la herrumbre, de tan ociosa. Y, en una cuartilla de un diminuto cuaderno de notas, se apresta a escribir.
No basta pensar. Es necesario hablar o escribir. Parece que nadie sabe, con toda pre* cisión, lo que piensa hasta que lo ha hablado o escrito. Dijérase que las ideas se compo¬ nen de materia y espíritu y que resultan deficientes hasta que este espíritu ha tomado un
cuerpo sonoro de palabras.
Ella, es claro, no sabe de esto ni le importa saberlo para ser una muchacha deliciosa. Paro, siente, imperiosamente, la necesidad de coger la pluma porque no basta, como he¬ mos dicho, pensar, vagamente, las cosas. Hay que hablarlas o, mejor aún, escribirlas. De este modo, lo que era como nebulosa de sentimientos y deseos se va cuajando en ideas
concretas y bien definidas.
Blancaflor empieza a escribir, haciendo, mientras tanto, inconscientemente, graciosas muecas. Pone, eso sí, toda su alma blanca en lo que escribe, pero anda a tropezones con la ortografía, con la sintaxis y hasta con el sentido común literario. De vez en cuando, las palabras se le rebelan. No es extraño porque las palabras son, muchas veces, hasta para
el escritor más ducho, como pequeñas fierecillas indomables.
Blancaflor prosigue su tarea, temblorosa de emoción. Lo que escribe es algo muy in¬ genuo, balbuceos de una muchacha enamorada que se confía al Beato Ramón Lull. Los santos, los enamorados y los niños se entienden con extraordinaria facilidad porque hay, entre ellos, muchas cosas de común. Por consiguiente, nada tiene de particular que Blan¬
caflor acuda a nuestro santo y le invoque, confiadamente, en sus cuitas amorosas.
Ella se dirige así al Maestro; «Beato Ramón Lull, os doy esta pulsera que os prometí...» Pero no se la entrega en absoluto y sin más ni más. La cede para sobornar, digámoslo así, a nuestro santo y tener un crédito contra él. Bien claro se lo advierta y con adorable simplicidad. El amor es un poco mercader. Ha echado sus cuentas y ha sacado en limpio que bien vale la pena de sacrificar aquella joya a cambio de que «me consigáis-le dice
literalmeníe-el amor del hombre que tanto me gustas, para formar con él una familia muy cristiana. Y cierra el memorial: «Así lo espero de vos». Mas, porque al enamorado no le
basta con insistir una y dos veces, Blancaflor, después de la firma, torna de nuevo, a re¬ machar el clavo; «No permitáis sea en balde mi gran fe en vos».
El billetito está terminado. Ella toma la pulsera y la envuelve en un beso. A la ofren¬
da del oro, ella añade la del corazón. Porque aquel beso es su corazón. Tal vez, la niña ha experimentado, a última hora, una brusca y momentánea indeci¬
sión y le arredra, por un momento, aquel sacrificio Disculpémosla. No tiene otra joya y es un recuerdo muy querido. Pero no retrocede y alcanza sobre si misma una completa
victoria. Aquel triunfo ya es una gracia muy singular. Coloca, suavemente, la flexible pulsera sobre el billetito y dobla el papel en varios

Grupos de simpáticos
niños que tomaron
parte en los bailes tí¬ picos de la fiesta de¬
dicada al B. Ramón Lull en el Pía de St.
Jordi el 18 de Agosto del presente año.

pliegues para que sirva de estuche a la pulsera. Hunde el minúsculo lío en el bolso de piel. De la boca del bolso se desprende un grato aliento de perfumes.
Con paso resuelto, cruza las calles. El empedrado resuena con su gracioso taconeo. Entra en la iglesia de San Francisco-es el día de la fiesta al Beato Ramón Lull-y, disimu¬ ladamente Y con gesto de filial confianza, deposita su ofrenda, es decir, su sacrificio, a los pies de aquel gran santo que tanto supo de amor humano y de amor divino y tan honda¬ mente penetró por entre los repliegues y sinuosidades de nuestra alma. Y allí queda el billetito perfumado y blanco que huele como una flor. En su seno palpita la joya envuel¬ ta en un beso. Mejor diríamos, envueta en corazón.
En el horizonte de los pensamientos de Blancaflor, después de tantas luchas, seque¬ dades Y tinieblas, asoma, centelleante y serena, la estrella de la esperanza que le anuncia una vida de ensueño inundada por la luz del sol del amor.
R. G. B.

NECROLOGÍA

Sant Jordi.-
Día 23 de julio
falleció cristia¬ namente en Son Pelat nuestro sus-
criptor D. Sebas¬
tián Homar Bauzá. Contaba el fi¬ nado 34 años de edad y por sus creencias pro¬ fundamente reli¬
giosas Y por su
acendrado amor
al trabajo era de¬
chado de hom¬
bres Y modelo de esposos y padres cristianos.
Nuestro pésame a su afligida esposa, hijita, padres, padres políticos, hermanos y
demás familia.
Deyá.>Día 7 de junio pasó a mejor
vida la fervorosa Terciaria de N. P. S.
Francisco D.° María Deyá Vives, confor¬ tada con los santos sacramentos y la ben¬ dición Apostólica. Era de misa diaria y.

aunque pobre, siempre tuvo algo para so¬
correr las necesidades del culto de su Pa¬
rroquia. Contaba 51 años de edad. Nuestro pésame a su madre y demás
familia.
Día 21 de julio durmióse en el Señor, confortada con los auxilios de la Religión, la antigua colona de Son Canals D.° Jua¬ na-Ana Mas Coll, Terciaria Franciscana, muy amante de los pobres, conocida y
amada de todos. -
Nuestro pésame a sus hijos, en especial a D. Antonio, Médico de Deyá.
Buñola.-Día 29 de agosto durmióse dulcemente en el Señor, a edad muy avan¬ zada, la piadosa madre de familia D.° Ana Cabot Rayeras, espejo de esposas y madres
cristianas.
Nuestro pésame a sus hijos y demás familia, en particular a su nieto Miguel Pascual Negre, colegial de La Porciúncula y aspirante a nuestra Orden.

Vino a visitarme, recién salida del cole¬ ribunda! ¡Con qué frecuencia y devoción

gio. Su alma pura vibraba de entusiasmo bdsó el santo Crucifijo y la reliquia de la

por todo lo noble y santo y su corazón tier¬ Vera-Cruz, propiedad de la familia, y có¬

no se abrasaba en el fuego sacro de la Pa¬ mo me agradecía de palabra, unas veces, y

tria, entonces tan escarnecida. Su cultura, las más con su sonrisa de ángel lo que to¬

su educación y su gracejo hiciéronme adi¬ dos rezábamos y hacíamos por ella!

vinar, al punto, el gran talento de que esta¬

Al rayar el alba, y aprovechando una

ba dotada, el cual resplandecía en la expre¬ ligera mejoría de la enferma, celebró por

sión de su gracioso y bello rostro como ella la Santa Misa en el oratorio vecino a

piedra preciosa en dorada joya. Ávido de la mortuoria estancia,- y, al administrarle la

tan gran tesoro, inscribila en el cCuadro Santa Comunión, su cara, pálida como el

Artístico» del Patronato y pronto fuó de él mármol, relucía de gozo y fervor. Acabado

su más digno y espléndido ornamento. el Santo Sacrificio, fui testigo de la más

Maestra en el difícil arte

conmovedora escena;

de la Declamación, por

abiazóse a D. Francisco,

espacio de siete años, en

su apenadísimo esposo,

las grandes funciones de

que, en todo el curso de

gala del Patronato, el mágico acento de su voz

su dolorosa enfermedad, había querido ser su úni¬

argentina estremeció el
ámbito de nuestro Salón-

co, amoroso, constante y
dulce enfermero, pidién¬

Teatro y conmovió los corazones,llenándolos de

dole perdón y animándo¬ le a sufrir con resigna¬

inefable dulzura. Colabo¬

ción aquella terrible

radora asidua de nuestro

prueba del buen Dios,

« Círculo de Estudios »,
los trabajos escritos que de ella guardo - algunos
de los cuales han visto

asegurándole que ella le esperaría en el Cielo. To¬ dos rompimos en amargo llanto; y ella, con voz lú¬

la luz pública en «El He¬

gubre, pero robusta, su¬

raldo de Cristo» - son

plicónos que no llorára¬

prueba fehaciente del rar ro ingenio que atesoraba y de su fluida y atildada
prosa.
Contrajo, al fin, ma¬
trimonio con el distin¬
guido joven y señor D.

DOÑA JERÓNIMA JORDI DE SALVÁ DE L^ALLAPASSA,
Terciaria de Ntro. P. S. Francisco y Socia
de Honor del Patronato Social Femenino
Murió^en Lluchmayor, día 31 de Agosto.

mos,-pues la vida-nos decía-es breve y propio de
buenos cristianos acatar
los designios de Dios. A poco, pareció dormirse, tranquilamente, como una iluminada, y ya no

Francisco Salvá deL'Alla-

despertó; pues al proferir

passa. Esta boda, dadas las buenas partes de yo, en oración por ella, el «Requiem eter-

ambos cónyuges, presagiaba, a todos, días de nam dona ei Domine», entregó plácidamen¬

gozo y ventura. Mas ¡ay! pronto, muy pron¬ te su espíritu al Señor, a las 8 menos cuarto

to, la enfermedad vino a minar la comple¬ de la mañana y a los 24 años de edad.

xión delicada de D.® Jerónima y la fiebre ce¬

Estrella fugaz, el rastro de su luz perdu¬

bóse en ella, como la llama en la cera hasta rará siempre ante nuestra vista. Flor efíme¬

acabar con su existencia a los nueve meses y ra, el perfume de sus virtudes confortará

seis días de su casamiento. Pero ¡qué muerte siempre nuestro corazón. Descanse en paz

la suya! Fué tan preciosa que hasta los mis¬ su alma y sea leve la tierra a sus despojos.

mos santos se la envidiarían. Era en la no¬
che del 31 de agosto. Seis horas pasé yo en la

El Patronato Social Femenino y «El Heraldo
de Cristo» mandan a su desconsolado esposo

cabecera de su cama, prestándole espiritua¬ y familiares la expresión de su condolencia.

les auxilios. ¡Oh, cuánto rezó la buena mo¬ Lluchmiyor. Sepbre. 1940

FR. JUAN CALDENTEY, T.O.R.

Director del Patronato Social Femenino

Página Infantil

Florecillas de San Francisco
{Oremos por los fieles difuntos!

Concurso de 1940 Octubre

Hacía muy poco tiempo que había muerto un joven re¬ ligioso. Estando Fray Conrado devotamente en oración delante del altar, se le apareció el alma del difunto, salu¬ dándole con tanta devoción como a su padre San Francis¬ co. Fray Conrado preguntó:
-¿Quién eres tú? Respondió: -Soy el alma de aquel fraile joven que murió hace po¬
cos días.
Fray Conrado replicó;
-jOh hijo carísimo! ¿Qué es de tí?
À lo que contestó el aparecido:
-Por la gracia de Dios y por vuestra doctrina, bien estoy porque no me he condenado; pero por ciertos peca¬ dos míos que no tuve bastante tiempo de purgar en el mundo, padezco ahora las penas del purgatorio; te ruego. Padre, que así como por tu piedad me socorriste cuando estaba vivo, así también ahora me socorras en mis penas, diciendo algún Pa/er nosfer¡ porque tu oración es muy acep¬ table ante los ojos de Dios.
Entonces Fray Conrado accediendo benignamente a su ruego, recitó una vez por él un Paier nosfer con su Requiem aeternam; y dijo aquella alma:
-¡Oh Padre carísimo, cuánto bien y qué alivio siento! Ahora te ruego que lo recites otra vez.
Así lo hizo Fray Conrado; y cuando lo hubo dicho aña¬
dió el alma:
-Santo Padre, cuanto más oras por mí, más aliviada me siento; por eso te ruego que no dejes de orar por mí.
Entonces Fray Conrado, viendo que aquella alma se ali¬ viaba con sus oraciones, repitió cien veces el Pater noster, y
cuando los hubo dicho añadió el alma:
-Te agradezco. Padre carísimo, en nombre de Dios, la caridad que has tenido conmigo, porque tus oraciones me han librado de todas las penas y me voy al reino celestial.
Dicho esto, desapareció el alma. Entonces Fray Conrado para infundir alegría y valor a los frailes, les refirió por su orden toda aquella visión. A gloria de Cristo bendito.
Amén.

JEROGLÍFICQS

58 2 PAÁ A
ADIVINANZAS
59 Entre dos vocales igua¬ les, colocad una afirma¬ ción y tendréis una gran¬
de extensión de tierra.
60 Somos de raza robusta, a quien no espantan los
fríos. Vamos sin veste en invierno y en vera¬ no nos vestimos.
61 Tengo cuatro patas, tengo muchas plumas y no soy cuadrúpedo ni soy ave alguna.
62 ¿Qué hace el pan cuan¬
do se come?

Soluciones de Agosto
47 Porciúncula
48 Carbón (Higo)
49 Brazo
50 El porvenir
51 La sartén 52 Sastres

Números obtenidos

Anita Planells

5

Antonio Vila

5

J. Coya

4

Alberto

4

Sebastián Barceló

3

Aurelio

3

Pepito Franco

3

Catalina Julia

3

Francisca Fuster

3

Pedro González

2

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