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Dile que llegarás a ser santa Y que después de la muerte subirás a los altare^. bían de seguir, y que la levantarían rápida¬ mente sobre la cruz, entre los serafines: el sacrificio de la madre, el sacrificio de aque¬ lla que es la vida en la vida de una niña. ¿Cómo la consolará el Divino Paráclito? Confiándola a una segunda madre, Elena Guerra, alma viril en cuerpo femenino,- pero fué su mayor consuelo el esfuerzo de sen¬ tirse sola sobre la Ctuz de Cristo, esposo de sangre. El camino y los maestros Pasión Y Eucaristía El camino recorrido por Gemma Galgani fué el del Calvario, desde la cuna hasta el consummatum est. Pequeñita, su santa madre ponía en sus manos, no inútiles juguetes, sino el Crucifijo, la imagen del amor, el li¬ bro de la vida, en el cual leen óptimamente aun los niños más tiernos. Tuvo por primera maestra a su madre incomparable, quien le señala dos grandes ideales: el Calvario y el Cielo. Pero el principal artífice fué el Divi¬ no Espíritu, transfundido a su alma en el bautismo. Espíritu Divino que se manifiesta en forma sensible el día memorable de la confirmación, cuando, por primera vez le dirige una palabra de amor, que no podía ser sino una palabra de Calvario: la peti¬ ción de un sacrificio, al que tantos otros ha¬ Pasión Y Eucaristía sintetizan nuestra Santa. A los nueve años, cae en deliquio, al encontrarse con la mirada de un Crucifi¬ jo. A los nueve años recibe la Eucaristía, porque monseñor Volpi amonesta al padre de la pequeña enamorada que peligra su misma vida. Una llama seráfica la abrasa, la llama que parte invisiblemente del Cruci¬ fijo. La llama que se manifiesta en forma de violenta fiebre, a la sola narración de los sufrimientos del Hombre-Dios. El primer abrazo con Jesús Eucarístico,. asegura ella misma, fué una visión. Fusión para el amor y para el dolor. En la mesa de los ángeles estaba el amor, amor violento, hasta quemarla el pecho,- en el Getsemaní y 237 El Heraldo de Cristo en el Calvario estaba el dolor, el dolor no menos violento que el amor, el dolor que desemboca en fuentes de sangre, a través de las místicas heridas del Crucifijo, repro¬ ducidas en ella. Cuando las violentas sacudidas de su corazón hacen bailar los bancos de la igle¬ sia, con la fraseología de los amantes, le culpa al Celeste Esposo y le dice: cHas sido Tú, que tienes demasiada prisa». ¡Sí; la pri¬ sa de un Dios de perfeccionar una obra maestra, urgente para los tiempos nuevos! La estigmatizada La razón última de los estigmas en un al¬ ma divinizada es la misma que los abrió en el Hombre-Dios, la Caridad sangrante, lle¬ vada hasta el último extremo, hacia Dios y hacia el prójimo. Los estigmas no son un lujo. Gemma los cree, a lo más, como un don ordinario con¬ cedido por Cristo a todos los que le consa¬ gran sus miembros en estado de absoluta pureza; y con sublime simplicidad, los muestra a su tía, apostrofándola: cMira qué cosas me ha hecho Jesús». El Apóstol Apóstol no es sólo el que predica. Es la voz silenciosa de Jesús, que sobre la Cruz deja hablar a sus llagas y obtiene lo que no había alcanzado con tres años de predica¬ ción Y milagros. ¡Cuánto ha hecho Gemma en el apostola¬ do! Ha convertido los pecadores a millares, aun a aquellos que habían caído de alturas divinas, degradando la pérdida de la fe. ¡Pero cuánto le costaron! Cada alma arran¬ cada a las uñas rapaces de Satanás le cos¬ taba agonías de Getsemaní. Pero los peca¬ dores vinieron. Algo sabían, sobre todo después de su muerte, su director el P. Ger¬ mán Y monseñor Volpi, mayormente exs Roma, cuando los pecadores declaraban: tMe ha enviado Gemma Galgani». La escritora y la estática una obra maestra de elegancia sencilla, de corrección deliciosa y de profundidad de pensamiento; en estilo conciso, fuerte y vi¬ ril; una verdadera fotografía de su espíritu, bella, aun careciendo de exquisiteces pe¬ dantes. En los éxtasis, este serafín del Calvario toca tales cuerdas que embriagaría a San Francisco de Asís. Como dijo el Cardenal Gasquet, nos ha acercado mucho a lo so¬ bre natural. Escogida para renovar en sí la imagen del Hombre de los dolores, la santa joven íué puesta por Jesús en comunicación con los hijos e hijas del Calvario, los pasionistas y sus hermanas,- si acarició algún sueño, después de la santidad, íué el de ser pasio- nista. A grandes males grandes remedios,- a los grandes males de nuestra juventud era pre¬ ciso oponer un modelo accesible, atrayen¬ te, una imagen viva del Crucificado. Ante una joven seglar, atenazada por la desven¬ tura desde la cuna al sepulcro, por los pe¬ ligros del mundo moderno y por los de la edad; provocada a la desesperación, por el aislamiento y por la sofocación de todo afecto en la época de mayor necesidad de cariño, ante una débilísima criatura, que ha sentido, como cualquier otra, todo el amar¬ gor de la imposible vida moderna, hasta verse sin techo, ella, nacida en la abundan¬ cia; ante un modelo semejante, meditemos... Mientras alabamos al Señor, que quiso entallar en ella una perfecta imagen de su Inmortal Espíritu y convertirla en portento de santidad juvenil, dirijámosla, confiados, nuestras plegarias, pidiendo ser atraídos por la fragancia de sus místicos perfumes de Calvario. (Tomado de UOsservafore Romano), ®OOo°°o o°OooO^ O OO O o o oo oo oo ep oo oo Las obras de la Santa son, en verdad. Cuestionario 0teligio5o Pregunta 35: Rdo. P. Delgado: acabo de hallar en las puertas de mi casa una cuarti¬ lla de papel con una oración escrita a mᬠquina, que dice ser milagrosa, si se manda copiada nueve días seguidos a tres perso¬ nas distintas. Se asegura en ella que, a los nueve días, recibiré una gran alegría; que la suerte me acompañará toda la vida y que si, en cambio, trato de romper esta ca¬ dena que está dando la vuelta al mundo-refiére¬ se a lo da mandarse copiada nueve días se¬ guidos a tres personas distintas-, perderé nada menos que un ser querido, trono o fortuna, citándome lo que le sucedió a un tai Pérez Aguado, a quien se le derribó la casa, matando a toda la familia. Quisiera saber su opinión.-Miguel Compañy. Palma. Respuesta: Me había enterado de que andaba por ahí semejante bulo, y hasta lle¬ gó a mis manos uno de tales papeluchos. Trátase de superticiones. Dios, en verdad, hace milagros; pero cuando quiere y a quienes plácele hacerlos, mayormente si se ios piden con oración humilde y fervo¬ rosa. Y, en cuanto a desgracias e infortu¬ nios, cabe recordar aquello do que no cae ni un solo cabello de la cabeza sin la vo¬ luntad o permisión de Dios. La Iglesia aprueba, y recomienda novenas, triduos y oíros ejercicios piadosos... pero nunca pro¬ metiendo gracias indefectibles, ni amenazan¬ do con terribles adversidades a quienes se abstengan de hacerlos. La cuartilla, pues, al fuego, que quien cree deliberadamente en supesticiones, peca contra la virtud de la religión, y quien peca contra la virtud da religión peca contra el primer mandamien¬ to de la Ley de Dios, que es amar a Dios sobre todas las cosas ¡Y es curioso ver co¬ mo muchos de los que creen en tales su¬ percherías inventadas por hombres mali¬ ciosos, no creen, por ejemplo, en la existen¬ cia del cielo o del infierno, verdades reve¬ ladas por el mismo Jesucristo, que es la verdad infalible! Pregunta 36: Rdo. Padre: Enterado de su respuesta a la pregunta 32, se me ocurre pedirle, si, pudiéndose recibir por radio la Bendición Papal y su anexa indulgencia plenaria, cumplirá también con el precepto de oir misa quien la oyere por radio.- F. B. C. El Terreno (Palma). Respuesta: Pues {no señor! Para cum¬ plir con el precepto eclesiástico de oir Mi¬ sa, se requiere intención de oir la santa Mi¬ sa y asistir corporalmente a ella con pre¬ sencia por lo menos moral y continua. Eso de presencia moral quiere decir que quien la oye pueda en verdad contarse entre el número de los que asisten al santo sacrifi¬ cio, para lo cual basta que se encuentre en lugar desde donde pueda seguir las partes principales de la Misa. Asiste moralmente, por ejemplo, quien, ya en la sacristía, ya en otro lugar próximo al altar, aun estando cerrada la puerta, oye lo que se hace en el altar; asiste, también, moralmente, quien habitando en una casa vecina a la iglesia, por una puerta o ventana vea el altar o los asistentes a la misa, o distinga las partes de la misma con tal que no diste más de 44 metros del templo, {\\rregui). Quedamos en que la Misa no puede oirse por radio. Pregunta 37: He oído decir que la mis¬ ma Misa que oyen los fieles, los domingos y fiestas de guardar, para cumplir con el precepto eclesiástico, no podía ser ofreci¬ da para determinadas intenciones piadosas, por ejemplo, en sufragio de un difunto. ¿Qué hay acerca de esto?-Monserrata H. Amengual. Consell. Respuesta: Pues no decían verdad los que tal afirmaban. La misma Misa que se oye para cumplir con el precepto eclesiás¬ tico, pueden ofrecerla los fieles para cual¬ quier intención piadosa, como sería, en sufragio de un difunto, en acción de gra¬ cias o como rogativa. Más aun: creo ser muy conveniente que los fieles oigan la misa dominical o festiva con alguna buena intención particular, que servirá mucho a aumentarles el fervor, la devoción, y la atención que debe guardarse durante el santo sacrificio del altar. Pregunta 38: Yo me llamo Jaime, y amo mucho a mi Santo. Veo, en cambio, que otros que tienen el mismo Patrón adopta¬ ron el nombre de Santiago. ¿De dónde vie¬ ne este nombre?.-Jaime Cero Palma. Respuesta: El nombre Santiago es una abreviación de las palabras latinas SANC¬ TUS lACOBUS, que es lo mismo que decir, San Jacobo o San Jaime. ¿Qué no entiende V. a que viene esta abreviación? Pues figú¬ rese Vd. que, antiguamente, como era cos¬ tumbre de la época, los artistas ponían en la parte superior o inferior de sus cuadros, en mayúsculas y en latín, el nombre del santo pintado y, por tanto, si se trataba de San Jacobo; SANCTUS lACOBUS. Figúrese que los más abreviasen estas palabras lati¬ nas de la siguiente manera: SANCT. lACO. Figúrese que otros, poco versádos en latín suprimieran la C dejando sólo SANT. lACO y que de la confusión o cambio de la C con la G naciera este nombre: SANTIAGO. ¿Verdad que eso es una explicación a lo popular; iDelgodo EXCURSIÓN A CABRERA Al Rdo. P. Antonio Barceló, Director de la Juventud Seráfica de Palma de Mallorca. 1 Veinte y cinco de Julio de 1940, fiesta de Santiago, Patrón de España. Ex¬ cursión a Cabrera organizada por la Juventud Seráfica de Palma de Mallorca. Un hormiguero da palmesanos, hacia el muelle. Cada uno lleva su atadijo con provisiones de boca. Hemos llegado. El barco Fuerteventura, muy zalamero, nos tiende uno de sus brazos, digo, uno de sus puentecillos colgantes y, amable¬ mente, nos invita a pasar. El Fuerteventura va tragando, a largos sorbos, este pe¬ queño torbellino de humanidad que se le entrega confiada, sin temor alguno a las volubilidades y traiciones del mar. El Fuerteventura es un barco sin tacha y muy valiente, conoce al dedillo las rutas marítimas y, si llegara el caso, sabría defendernos contra cualquier acometida. (Hay quien me advierte que esto se¬ ría mucho más verdadero si lo decíamos del Capitán del barco.) Empero el mar, hoy, se nos ofrece como si no hubiera roto un plato en su vida. Tan ingenuo, sosegado y translúcido que no podemos suponerle intenciones aviesas. Sería ofenderle y entonces!... Hemos madrugado más de la cuenta y aun nos queda en los ojos un pu¬ ñado de sueño. El aliento del mar es fresco, tierno y acariciante, como un paño de seda. Por el oriente, va a estallar un gran incendio. El cielo, tan profundo, se ensancha todavía más. El día va a empezar de veras y se abre la pupila roja del sol. Una abigarrada muchedumbre hincha el barco. ¿Cuántos somos? ¿Tres¬ cientos, cuatrocientos? Seamos cronistas exactos: unos trescientos sesenta. Un número así ya impone cierto respeto. De la calidad, no hay que hablar. Es de lo mejorcito de la sociedad palmesana. Acerca de este último extremo, nunca admitiríamos la más pequeña vacilación. Por cierto que no hubo más remedio que reprimir el entusiasmo popular. Fueron tan copiosas las peticiones de pasaje que, para aceptarlas todas, hubiera sido necesario fletar un numeroso convoy de barcos. El Fuerteventura se arranca de sus amarras con unos rugidos pavorosos. Las muchachas se sobresalían deliciosamente y se taponan los oídos, saborean¬ do la acre emoción de estremecerse sin correr peligro alguno. Pañuelos que se agitan. Gritos, cantos, risas, saludos, piropos, apretones de manos, diálogos salpi¬ cados de gracia y buen humor. Revuelo de vestidos claros. Varones graves, mu¬ jeres sesudas, mamás jóvenes, apuestos donceles, gentiles doncellas, niños jugue¬ tones. (No hay tabaco. Bien. Pero todo el mundo fuma.) jAtenciónl Fijáos, os ruego, en un interesante detalle. Este pequeño mosaico de humanidad viajera, ahora, es feliz. Completamente feliz. Claro, |cómo que vamos a Cabrera! Entonces, ¿quién pudo afirmar que la felicidad es inasequible? Compadezcámosle; no supo lo que se decía. Desde luego, apostaríamos doble contra sencillo que nunca se embarcó para Cabrera un 25 de Julio, en la fiesta de Santiago, Patrón de España, tomando parte en una excursión organizada por la Juventud Seráfica de Palma de Mallorca. Yo creo sinceramente que, si se hu¬ biera embarcado, alguna vez, en estas condiciones, la Felicidad, depuesta su ha¬ bitual esquivez, habría sido su novia. Siquiera por unas horas. Y algo es algo. Y no lo atribuyáis a exa¬ geración o que hablemos por hablar. No. Examinad Y escuchad a los pasaferos, uno porcuno. ¡Qué caras más radiantes, qué optimismo ante la vida, qué soluciones para los problemas más in¬ trincados, qué palabras más finas Y ofrecimientos más sinceros! Nada: que, en par¬ tiendo hacia Cabrera, sin que 432-CMBaishlímediaraacuerdoalguno, hemos convenido en ser y hacernos felices. Y lo somos. Mañana, como es natu¬ ral, quizá Volveremos a nuestros sin sabores, a nues¬ tras estrechecés, a la lucha por la vida y, ¿quién sabe? á parecer rufianes en vez de caballeros. Pero nadie nos quitará lo bailado. O sea, que cada segundo dé estas horas serenas haya traído a nuestro espíritu un peda- cito de felicidad. Ello es que estamos en alta mar. Mientras íbamos discurriendo, hemos llegado al Cap Enderrocat, al Cap de Regana y al Cap Bianc. Co¬ vachas negras en los abrup¬ tos peñascales. ¿Y si dijéra¬ mos que estas grutas carco¬ midas son como trágicos bos¬ tezos de titanes petrificados? Gaviotas de vuelo desmaya¬ do Y fofo, como si fueran de trapo. Anteojos avizorando la lejanía. ¿Prisa por arribar? De ninguna manera. Mien¬ tras navegamos, poseemos, en deseo y esperanza, aque¬ llo que ha de ser el tér¬ mino de nuestro viajé, I -Gterueploviadjee.excursioniítas'duran- del Puerto de Cabrera con el Fuerteventura.. de campaña en le expía* nada del muelle. Gandul con un ^rupo de excursicniitas dirigiéndose a la fantástica fCova Blavai. Y la esperanza y el deseo de una cosa son algo muy superior a la cosa misma. El barco avanza con gallardía Y hunde la afilada cuchilla de su proa en la carne viva del mar. Del enorme desgarro mana espu¬ ma a borbotones, cual si fuera sangre blanca. Es verdad que la cruel desolladura se cierra al mo¬ mento, pero la cicatriz permane¬ ce largo rato sobre la carne líqui da del mar. Seamos razonables. ¿Es extraño que, de vez en cuan¬ do, el mar se revuelva airado y se vengue, si hay por ahí tantas naves que, a todas horas, le están acuchillando y como abriéndo¬ le en canal? Mallorca nos huye y se va su¬ mergiendo. Sus montañas tornan ingrávidas Y chiquitas. Poco a po¬ co, la isla de Cabrera se acusa con más vigor y sus contornos se vuel¬ ven más agresivos, exactos y du¬ ros. La isla hace la impresión de un gigantesco bordado en piedra sobre el cañamazo azul del mar. Se acercan y crecen sus acantila¬ dos. Ya se divisa el castillo roque¬ ro montado sobre el abismo en un pináculo de rocas. Ya se pronun- , cian los nombres propios de estos I parajes y hay brazos tendidos j! que los señalan. Ya entramos en i ¡ el puerto que nos envuelve en un abrazo de bienvenida. Ya el I buque se para y hemos saltado a tierra. I Misa sobre el muelle en sufra- i gio de todos los que han muerto en la isla. La celebra el P. Barce¬ ló. Durante la misa, una alocución histórico-luliana. La pronuncia el i P. Ginard Baucá. Ya han dado las I doce. Vámonos a comer, i Si os place, haremos alto aquí. Pero, aguardad... No hemos ter¬ minado todavía. i R. G. B. Notas Gráficos - Costitx Con gran ajuste y maestría y con general aplauso las señoritas y ni¬ ñas que frecuentan el pujante Cole¬ gio de Religiosas Franciscanas de este pueblo, representaron el histó¬ rico drama «Juana de Arco» y el sainete «Madó Bruixa». No hay por que decir que las pequeñas artistas cosecharon calu¬ rosos aplausos del público, que sí se estremeció profundamente, hasta derramar lágrimas, en la represen¬ tación del drama, muy pronto reco¬ bró su habitual alegría y jovialidad en cuanto se puso en escena el sai¬ nete «Madó Bruixa». A petición del público, dichas representaciones tuvieron que repe¬ tirse, terminando cada vez con el canto del Himno Nacional. EN LA FIESTA DEL BTO. RAMÓN LULL nos ai vuelo XTRAÑA paradoja! El Beato Ramón Lull fué, sin duda, un hombre maravilloso, pero se engañaría quien se lo representara como un personaje huraño y esquivo. Imperando, cual rey absoluto, en todos los dominios de la ciencia, nunca pudo decirse de él que se encerrase en su gran sabi¬ duría como en un castillo inabordable. Muy al revés. Ha sido uno de los hombres más cordiales que han existido y uno de los que tomaron más al pie de la letra aquello de «hacerse todo para todos para ganarlos a todos». Fué un santo a la manera de S. Francis¬ co. Un escritor para el pueblo que, en aquellos siglos en que la ciencia era un coto cerra¬ do, se preocupó, cual ninguno, para poner esta ciencia al alcance del pueblo. Su poder de atracción es incomparable. Se le podrá discutir, nadie, empero, una vez conocido, le podrá odiar o serle indiferente. Quien se le acerca con ánimo sencillo y se esfuerza, algún tanto, para comprenderle, inevitablemente acabará por rendirse ante su grandeza imperial e inagotable simpatía. El Bto. Ramón Lull es uno de los ejemplares más brillantes y completos de hombre extraordinario. Es santo, sabio y poeta. Galán y aventurero. Escritor prolífico y polilingüe. Apóstol popular que dió, en defensa de la fe, el argumento irrebatible de su sangre derramada. Martillo de los averroistas y Maestro en las universidades. Plasmó un idioma y creó un sistema filosófico. Peregrino incansable que siempre tornaba de sus correrías si, pobre en dineros, muy rico en experiencia y trabajos y muy cargado de libros. Polí¬ grafo que aunaba la indomable energía de los almogávares con la cándida simplicidad de los niños. Un hombre muy de Mallorca pero con afanes de universalidad. Quien poseyó un tan rico patrimonio moral e intelectual tiene, victoriosamente, que imponerse a escritores y artistas, a estudiosos y devotos, a todos los que amen las glorias de nuestro pueblo y no carezcan en absoluto de la facultad de maravillarse y emocionarse. Y he aquí la extraña paradoja. Un hombre integral como Ramón Lull, un genio de unas proporciones tan gigantescas que se sale del marco de la historia mallorquina para incorporarse a la historia universal, llenando los horizontes del siglo XIII, apenas si es conocido en el mismo pueblo donde rodó su cuna. RANDA 58 Muchos pecados de omisión, ya no de calculada negligencia, han debido de co¬ meterse antes de llegar a este inaudito extremo. Para que las aguas crasas del olvido lle¬ guen a sepultar la cumbre más alta de nuestros valores, importa que sea un olvido muy tenaz. Y no perdamos vista que, no saber de Ramón Lull, es ignorarnos a nosotros mismos en lo que tenemos de eterno, universal e irrenunciable. Podemos afirmar que, perdiéndo¬ le a él, nos hemos perdido también a nosotros mismos. Porque él es nuestra alma colecti¬ va y la conciencia de nuestro pueblo. El, en síntesis suprema, es nuestro pueblo. Pero no nos lamentemos excesivamente, ni caigamos en el recurso, tan ineficaz como desacreditado, de echar la culpa a los oíros para ocultar nuestras propias culpas. Lamen¬ tarse y nada más, es perder el tiempo y hemos perdido ya demasiado. Confesemos, aun¬ que sea con rubor, nuestros desvíos y, sea esta confesión, el principio de nuestra enmienda. Después de todo, podemos asegurar que esta enmienda ya se ha iniciado. Hace un par de años que, con motivo de la fiesta luliana del 3 de Julio, se han echado las campa¬ nas al vuelo y se ha repicado gordo para sacudir el sueño a tantos compatriotas que duermen todavía. Y a fin de que la noticia de la fiesta llegara a todos los hogares y los mallorquines supieran, previamente, algo de lo que fué el Bío. Ramón Lull, hogaño, como en los dos años anteriores, se solicitó y obtuvo el concurso de la prensa y de Radio Ma¬ llorca, concurso tan entusiasta y decidido que nunca podremos agradecer, cual se me¬ rece. Las Autoridades, y especialmente el Excmo Sr. Alcalde de Palma, con gran sentido patriótico, secundaron nuestros esfuerzos y los hicieron fructuosos. Sin su colaboración, nuestra propaganda se hubiera, en gran parte, malogrado. Se pusieron en juego todos los recursos, desde invitar, para la novena, a los niños, hasta iluminar, exíeriormeníe, el campanario y la nave de San Francisco para que fuera como un anuncio luminoso que llevara a todos los labios el nombre de nuestro ínclito paisano. Con tantas luces, la grandiosa mole del templo parecía, durante la noche, como un buque fantasma. Y véanse, ahora, cuales fueron los resultados de esta campaña luliana, en el día de la gran fiesta. Una enorme concurrencia de fieles, como no la hubo igual desde las gran¬ diosas fiestas centenarias de 1915; un desfile interminable de devotos ante el sepulcro del Bío. Ramón Luí); comuniones y rezos en abundancia; cierre de tiendas y comercios por la tarde; concierto de música en la plaza de Corí; damascos y banderas en muchísimas fachadas que, como otras tanta!» lenguas mudas, proclamaban la gloria inmarcescible de nuestro ilustre palmesano. En una palabra, una fiesta que era rígida y sin vibración y que ya empieza a revestir las características de una fiesta auténticamente popular. No en vano Radio Mallorca había gritado la víspera del 3 de Julio: «Sería incompleto el homenaje a Ramón Lull si quedara encerrado en los ámbitos del templo de S. Francis¬ co. Ramón Lull, también, es de la calle y, sobre todo, de las calles de Palma. El nació en Palma de Mallorca. La calle deba asociarse al templo. No es un sabio de gabinete. No fué un santo inaccesible. Fue santo de multitudes. Fué sabio de un carácter marcadamente popular. Mañana, pues, día de su fiesta, nuestra ciudad debe aparecer engalanada con el man¬ to rojo de los damascos y la alegría retozona y ondulante de las banderas. Siendo Ramón Lull de una grandeza sin límites, no podemos ponerlos, tampoco, a nuestro homenaje. ¡Palmesanos! He aquí la consigna para mañana: banderas y damascos en todas las fachadas.* Y el pueblo de Palma se puso de fiesta y tributó al ilustre compatricio honores reli¬ giosos y honores cívicos. Le veneró en el templo y le exaltó en la calle. Fr. RAFAEL GINARD BAU(A Qscofo y el ÍJ. Raimundo £utio Cual sol que con sus luces incendia la ancha altura y rompa de las sombras, la espesa cerrazón, Y cruza los espacios, radiante de hermosura, vencido de la noche el fúnebre escuadrón. . Así animoso Escoto, con pasos de gigante, mostrando en la Soborna su timbre de Sulil, irradia, aliá en sus aulas, su brillo fecundante, después de haber hundido por siempre el error vil. i Ah! Él hizo con su ciencia triunfar al Alba bella, que limpia su faz pura por él logró ostentar; Y ora es esta Alba pura la que con limpia huella le guía, de la ciencia los cielos al cruzar. Él hizo que los doctos en la ínclita Soborna, confiesen de la Virgen la santa Concepción; Y Ésta es la que con creces su celo hoy galardona haciéndole del aula sin par noble campeón. Por eso a oirle acuden legiones de estudiantes que dejan sus fortunas, sus patrias y su hogar, Í)aasradualcteensdeenrsdeeñaEnszcaost,o,lasocliíecnitcoisa, csoinngsutalanrte. s, Por eso a oir su acento, egregios profesores a la Soborna acuden, saber buscando y luz de su fecundo ingenio que, en ciencias superiores, logra brillar, mostrando la ciencia de la Cruz. Así, rodeado un día por auditorio inmenso, cantaba el grande Escoto las glorias de María en su Concepción pura, cuando vio que, suspenso, muy cerca de él sentado, un peregrino le oía. Su aspecto penitente, sus pálidas facciones, bien pronto cautivaron de Escoto la atención, al advertir que al eco de sus observaciones, que todos escuchaban con viva conmoción, sus propios sentimientos, su oyente reflejaba en el cristal del rostro, mostrando, al Dunsio hablar, que no en todas sus partes su tesis aprobaba, pudiendo sus razones con otras desvirtuar. Da entonces nuevos vuelos Fray Juan a su elocuencia, temiendo que aquel hombre de ingenio superior, oculte, bajo el tosco sayal de penitencia, un corazón rendido al monstruo del error. Mil pruebas decisivas la ciencia da a su mente que arrojan, como flechas, sus labios de carmín, Y en tanto, al peregrino observa sagazmente por ver si, convenciéndolo, pone a sus dudas fin. Y cuando aquél no aprueba, moviendo la cabeza, insiste Duns Escoto, redobla su tesón, Y esgrime nuevas armas de aguda sutileza, hasta que un signo obtiene de franca aprobación. Así del peregrino la duda combatid logró a su egregia mente la convicción llevar, de que la Virgen fuera sin mancha concebida, del Dios omnipotente por gracia singular. Calla, por fin, Juan Dunsio; la noble concurrencia responde a sus palabras con tierna aclamación, Y sale de María cantando la inocencia Y loando a su invencible, perínclito campeón. En tanto el peregrino camina lentamente... de vez en cuando tiende su vista por doquier, Y busca con los ojos, solícito, impaciente, a Escoto a quien anhela tratar y conocer. Ya cerca de él se encuentra; ya siente sus pisadas; ya liega a sus oídos su acento juvenil; ya enfrente uno del otro, se cruzan las miradas del pobre peregrino y clel doctor Sutil. Ya se hablan; ya sus manos en nudo misterioso se enlazan, ya dánse ambos el ósculo de amor, ¡dulcísimo momento, momento venturoso cuyo placer no empañan la angustia ni el dolor! ¡Dos astros que se' mueven en torno a un común centro! ¡Dos genios que persiguen un mismo noble ideal! Por vez primera se hallan, y pronto de su encuentro no quedará en la Francia vestigio ni señal. Ni Escoto al peregrino jamás ha contemplado, ni el peregrino a Escoto hasta aquel día vió. ¡Un mismo feliz sino allí los ha juntado, y un mismo ardiente celo al aula los llevól Mas ¡ay! la oculta mano que allí los ha reunido, muy pronto a uno del otro por siempre apartará. Colonia al uno aguarda, en ciencias no vencido, Túnez al otro espera, dormida en la impiedad. Pero, al final, sus almas, en plazo no lejano la parca justiciera de nuevo habrá de unir, y el noble peregrino y el sabio franciscano, por Dios y por su causa la muerte han de sufrir. ¡Ah! sí, ambos de esta vida quebradas las cadenas, al cielo, que es su patria, se irán tras muerte cruel; el uno con la frente orlada de azucenas, mostrando al mundo el otro del mártir el laurel. Oíd, como al darse ambos la tierna despedida, dirígense palabras de afecto sin igual. -Muy pronto-dice el uno-será Juan, mi partida ¡Feliz de mí que he oído tu acento celestial! La duda largo tiempo mi mente ha aprisionado; temí anunciar a España la santa Concepción; mas, pues a España vuelvo, por tí. Fray Juan, guiado, seré en ella el heraldo de tu pía opinión. La España, que es mi patria, cual tú, cantó a María más grande que los cielos, más pura que la luz; pero ¡ay! también sobre ella rugió la ciencia impía que oculta este misterio con fúnebre capuz. Yo, pues. Duns, que a la Virgen mis ciencias he debido, mostrar con ellas quiero al público esoañol, la excelsa opinión pía que en tu aula hoy he aprendido que «¡quién ve mancha en ella, ve manchas en el sol!» -¡Feliz tú, genio ilusíre-responde el grande Escotoque así vas de la Virgen la gloria a proclamar! Haz, sí, que el pueblo hispano, que es de Miriam devoto, levante en cada pecho a aquesta creencia altar. No temas al infierno, no temas a la ciencia; que, quien nos ha llamado tal causa a defender, hará que en triunfo muestres a España la inocencia de Aquélla que su imperio doquier le ha de extender. Y esto al decir Escoto, de nuevo se abrazaron; diéronse el uno al otro, con llanto, el triste «adiós»; y con opuesto rumbo el paso encaminaron, sumisos prosiguiendo de su destino en pos. Y en tanto, unos doctores-¿quién es el peregrinodecían,-que un abrazo de Estoco mereció? Quién es?... ¡Oh! ¡preguntádselo al pueblo mallorquino que un día de la gloria sobre el pavés le vió! Ese es el que a la España el Cielo ahora envía porque a sus hijos muestre, sin mancha, ni lunar, a Aquélla que a Santiago ha siglos prometía sobre el hispano pueblo reinar desde el Pilar. Sí, ese es Raimundo Lulio, cuya virtud y ciencia son gloria y noble orgullo del gran pueblo español; ese es quien dirá a Iberia, con labios de inocencia: «¡Quién ve manchas a María, ve manchas en el sol!» Fr. Samuel Eiján, O/F. M /Dios te guarde, Hermano Pajarito! Así ciertamente San Francisco, el hermano de todas las criaturas, hubiera saludado a este pajarraco moderno, que nosotros llamamos avión, de sí tan hermoso y tan sujestivo... Y, no obstante, ¡cómo ha llegado a ser temido en la guerra! iCon qué recelo míranlo los míseros mortales, con unos ojos llenos de angustia! ¿No es verdad que, si San Francisco viviera en esta pobre Europa, tan conmovida por la guerra, diría al "Hermano Avión", muy dulcemente, aquellas mismas palabras que, en cierta ocasión, dirigió al Hermano Fuego, antes de serle aplicado por los médicos en su cara: «Hermano: tú que has sido creado robusto y fuerte, bello y útil, seas, ahora, amable con nosotros. Ruego ai Señor que te creó que temple tu ardor para que nosotros podamos soportarte...» A V I Bombardeo ale¬ mán é n ittistiá con do« caía*. Pero loi aviones deben luchar también contra los disparos an¬ tiaéreos Y con¬ tra los elemen¬ tos. Un caza soviétiso derriba¬ do en las cerca¬ nías da Helsinki (Finlandia! i'ÜfflftKfliHiiWWiiiiiifti Avión que pilo¬ taba Ramón Franco, al ocu¬ rrir el sensible accidente en la costa Norte de Mallorca, a cau¬ sa del temporal reinante. I 1 i ■ír ^%*23.-{2 í;!* Íí lí--tS’í!sj,.¡2 -ÏJ J. .•wu:m -,^¿~w-5g'>in'-ü' w···L·Br-»<r>r‘V'~w^· ii>'^iy*a.“»s.-»ivgwzj'«.>'i!t'.J>'ai">'V *'v .l ui '■;;·»j·^·«··<^r^ i% $mh iiíi % lí* fíiií) Capitulo Xll tDe benedicta Tu in mulieribus», y graciosos razonamientos pasados entre el Abad Blanquerna y un caballero ena¬ morado, que maguer parezcan imperti¬ nentes, atañen a nuestra historia. ^^OSTUMBRE era del Abad Blanquer¬ na ir a visitar, con frecuencia, a un monje que solía ser abad, y a un obis¬ po que habitaba con el dicho monje, en una granja. Sucedió un día que el Abad pasaba por una dilatada selva, yendo a la granja en donde moraba el monje con el obispo. En el camino ha¬ bía una bella fuente, debajo de un frondoso árbol, a cuya sombra estábase un caballero bien armado, el cual iba buscando aventuras por amor de su da¬ ma. Aquel caballero quitádose había el yelmo, por el gran calor, y su caballo apacentábase por la fresca yerba, cabe la fuente. Cantaba el caballero una nueva canción, con la cual renegaba de los trovadores que habían dicho mal del amor, y no habían loado, sobre todas las damas, a aquella dama que el caballero amaba. El Abad Blanquerna oyó la canción, y entendió las palabras, y llegóse al lu¬ gar do cantaba el caballero. Apeóse el Abad, y sentóse junto al caballero, y díjole estas palabras: «Muy propio es del amor hacer que el hombre ame aque¬ llas cosas que le son placenteras y agra¬ dables. Paróceme que vos estáis ena¬ morado de alguna dama. Según vues¬ tra canción indica, a aquella loáis so¬ bre todas las damas. Ruégoos que me digáis: ¿si hubiese otra dama, mejor y más noble y más bella que la vuestra, la amaríais más que a la que ahora amáis? El caballero dejó su canción y res¬ pondió al Abad diciendo estas pala¬ bras: «Si hubiese en verdad otra dama. más noble y más bella que aquella a la cual el amor me ha rendido, injurioso fuera el amor si no me hiciera amar la mejor entre las demás damas; y el amante, que no ama a la dama mejor tie¬ ne defectuoso amor, y el amor falta contra la dama mejor si no la hace ser amada más fuertemente y por el mejor amante que cualquiera otra dama, que no sea de tanta bizarría ni de tanta be¬ lleza.» Luego que el caballero, hubo dichas estas palabras, hízole el Abad las si¬ guientes preguntas: «Señor caballero ruégoos me digáis que; ¿por qué lleváis estas armas? Res¬ pondió el caballero: «Para poder de¬ fender mi cuerpo contra aquellos que quisieren ofenderme.» Preguntó más el Abad al caballero: que si tenía algu¬ nas armas con que poder defender a su dama contra la dama que el Abad ama¬ ba. Respondió el caballero: «Amor y belleza y valor están en mi favor para probar que mi dama es mejor y digna de mayor loor que ninguna otra dama.» «Señor—dijo el abad—: en más noble manera puede y deba ser loada mi da¬ ma que no la vuestra, en cuanto amor, belleza y valor le son más favorables. Y, por eso, digna es de mayor loor mi dama que no la vuestra, y, por ende, yo soy más noble amante, servidor, loador de mi dama que no vos de la vuestra.» Muy mucho disgustó al caballero lo que el Abad decía; y dijo que, a fuer¬ za de armas, haríale otorgar que su da¬ ma era mejor y más bella que ninguna otra dama. «Señor—dijo el Abad—: co¬ nocimiento y razón son las armas espi¬ rituales con que el hombre vence mal¬ dad y error. Luego, si vos quisiéredes combatir conmigo, con estas armas, y que veamos que dama es mejor y más bella y digna de mayor loor, no temo a 245 El Heraldo de Cristo vuertras razones, antes bien, me siento con harto coraje y fuerza para haceros otorgar que mi dama ©s mejor que la vuestra. Capitulo Xni Sigue la misma materia de antes, y se de¬ clara como aquel caballero del amor, considerando mucho los loores que el Abad decía de la Virgen Santa María, f)oosrmlaérgitroascidaeldAebl aEds, pvíirnitou Santo y pur a enamorarse de la mejor dama entre todas las damas, Santa María, bendita sea por siempre jamás. //RAN contienda fue entre el Abad 'y Y el caballero, sobre cual dama era la mejor. Ambos convinieron en que cada uno loara a su dama para ver cual diría mejores loores. Plugo al Abad que el caballero loara el primero a la dama que amaba. El caballero loó a su dama diciendo estas palabras: «Tan bella Y galante es mi dama, que su amor me ha hecho vencer y rendir a muchos caballeros; y para a mi dama honrar expuesto me he yo, muchas ve¬ ces, en peligro de muerte, y por ella padecido he mucha hambre y sed, ca¬ lor Y frío, Y mucho sufrido he en mi persona para la servir. Luego, como todas estas cosas sean mayores y d® mayor trabajo que no lo que vos ha¬ céis, para vuestra dama, por eso, señor monje-dijo el caballero-, significado es que, si vuestra dama fuese mejor y más bella que la mía, vos hicierais y habrías hecho cosas mayores, y mayo¬ res trabajos habrías padecido para loar Y servir a vuestra dama que lo que yo he hecho y padecido para loar a la mía.» Muchas otras palabras dijo el caba¬ llero en loor de su dama, que sería lar¬ go de contar. -Señor caballero-dijo el Abad-, muchos loores podría, en verdad, de¬ cir de mi dama; pero porque uno solo basta para loar cumplidamente a mi dama y probar que ella es mejor y más bella que la vuestra, por eso, a vues¬ tros loores opondré solamente estos loores, es a saber: Benedicis fu in mulieribus. Bendita tú eres, entre las mujeres. Plugo al caballero que el Abad le expusiera dicho loor y el Abad decla¬ róle las palabras que el ángel Gabriel dijo a Nuestra Señora, de la siguiente manera: «Voluntad fue del Hijo de Dios ele¬ gir a Nuestra Señora Santa María sobre todas las otras mujeres, y hacer a aque¬ lla mayor gracia que toda la gracia que hay entre todas las mujeres. Por eso. Dios tomó de la Virgen Santa Ma¬ ría carne humana, cuando se encarnó en ella y cuando ella, siendo virgen, por gracia del Espíritu Santo, con¬ cibió a Dios y hombre. Esta mujer es Madre de Dios y hombre. El Dios de quien es Madre mejor es que todas las criaturas; y el hijo hombre del cual es madre es mejor que todas las criatu¬ ras; porque es una persona con el Hijo de Dios, que es Creador de todas las criaturas. Esta dama es mi dama y es cabeza de nuestra orden. Y estos loores sobrepujan, en demasía, cuantos loores se hayan dicho de cualquiera otra mujer». Mucho consideró ©1 caballero en los loores que dicho había el Abad de Nuestra Señora Santa María. Y, por la luz de la gracia y por los méritos del Abad, el caballero consideró en el va¬ no y necio amor que tenía a la mujer que amaba, parando mientes como por aquel amor vivía en pecado mor¬ tal, Y estaba en peligro de conde¬ nación, Y como su dama no tenía poder para defenderle del fuego infernal, ni de darle por galardón la gloria celes¬ tial, ni alargarle la vida podía. Mientras el caballero meditaba así, suspiró y lloró, y dijo estas palabras: «Tardado os habéis, amor, en enamorar a este culpable pecador de la dama mejor. Si yo, amor, os hubiese conoci¬ do Y os hubiese amado, humilde escla¬ vo fuera, todos los días de mi vida, de la dama mejor, de la cual es servidor esta monje, que a su dama ha hecho honor, en cuanto me la ha dado a co¬ nocer por la mejor, sobre todas las mu¬ jeres. Si en vos, amor, hubiese piedad, Y perdón, y don, y paciencia, caridad, Y humildad, pudiérais hacerme esclavo de la mejor dama y detener mi muerte hasta que muchas cosas hubiera hechos por su amor.» CRÓNICA FRANCISCANA La Fiesta del Bto. Día 3 del pasado Ramón Lull julio, celebróse, en el espacioso templo del real convento de San Francisco de Pal¬ ma, con inusitada solemnidad, y gran con¬ curso de fieles. Desde primeras horas de la mañana dijéronse misas en el altar del Bea¬ to, espléndida y profusamente adornado. A las ocho, hubo misa de Comunión general para los cofrades y demás devotos del Bea¬ to. Celebróla el M. Rdo. P. Pedro J. Cerdá, Provincial de los Franciscanos, quien, tintra missam» dirigió a los fieles fervorosaplática. À las diez tuvo lugar la Misa Mal yor que, como todos los años, costea eIlustrisimo Ayuntamiento de Palma. En re¬ presentación del M. litre. Cabildo de Ma¬ llorca, ofició el M. litre. Sr. D. Jaime Espa, ses. Canónigo, teniendo de Diácono al M litre. Canónigo Penitenciario, Sr. Muntaner y de diácono y presbítero asistente, res¬ pectivamente, a los Rdos. Beneficiados de la Catedral Sr. Vich y Sr. Thomás. En el pres¬ biterio ostentaba la representación del Ex¬ celentísimo y Rvdmo. Sr. Arzobispo-Obispo el M. litre. Sr. Ortega de la Lorena, Canó¬ nigo Arcediano. En puesto de preferencia asistían, tam¬ bién, el Gobernador Militar, Sr. Sard, en re¬ presentación del Capitán General; el Conde de Alba Real del Tajo, en representación del Almirante-Jefe de la Base Naval; el Ayuntamiento en corporación y bajo mazas, integrado por el Alcalde Sr. Riera y los Gestores Sres. Hevia, Buades, Cortés, Bonet, Tur, Caldentey, Dezcallar y Cuerda, pre¬ sidido por el Secretario del Gobierno Civil, Sr. Raboso, que ostentaba la representación del Gobernador Civil; el Presidente de la Diputación Provincial, Sr. Vila; una repre¬ sentación del Cabildo Catedral, formada por los M. litres. Canónigos Sres. Esteve y Quetglas; otra representación de la Causa Pía Luliana, integrada por el M. Rdo. P. Pedro J. Cerdá, Provincial de los Francisca¬ nos y el noble Sr. D Joaquín Gual de To¬ rrella; el Claustro de Profesores del Semi¬ nario, presidido por el Rector M, litre. Sr. Alcover y el Claustro de Profesores del Ins¬ tituto «Ramón Lull», con el Rector muy litre. Sr. Bosch; los Colegiales del Colegio de La Sapiencia de Palma y otras entidades oficiales. Predicó el Rdo. Sr. Font y Arbós, Nota¬ rio Eclesiástico, y el canto corrió a cargo de la Capilla Seráfica del Colegio de La Porciúncula. Después de la Misa Mayor, las,autorida¬ des y la muchedumbre de fieles, pertene¬ cientes a todas las clases sociales, que lle¬ naba la ancha nave de la iglesia, desfiló devotamente ante el sepulcro del Mártir de Bugía, entonando himnos lulianos. No menos solemne fué la función reli¬ giosa de la noche, con que se concluyó la Novena y Triduo de Cuarenta Horas en ho¬ nor del Beato Ramón Lull, Triduo que fué predicado por el Rdo. Sr D. Valentín He¬ rrero, y que fue muy concurrido. Nos es grato hacer constar, que, como ya lo hizo en los dos últimos años pasados, hogaño toda la ciudad de Palma se asoció a la Fiesta de su Hijo preclaro, engalanando sus fachadas y balcones con damascos y los colores nacionales, esparciendo el oloroso mirto por las calles, y cerrando el comercio por la tarde. En la tribuna de la Casa Con¬ sistorial, magníficamente adornada, desta¬ cábase el Cuadro del Beato, en medio de los clásicos «Gegant» y «Geganta», que ha¬ cían las delicias de chicos y grandes. En el silencio de la noche serena, la luz temblorosa de los farolillos venecianos que coronaban gloriosamente la tenue silueta de la Iglesia de San Francisco de Palma, brillaba ccmo un símbolo: ¡La luz del Rena¬ cimiento luliano que despierta en España...! Unas Cuarenta El Beato Ramón Horas en honor del Beato Ra- Lull tiene ya sus Cuarenta Horas Eu- món Lull, en el carísticas en la ci- Santuario de Cura, ma del monte de Randa. ¡Benditas sean las devotas personas que le hicieron este precioso regalo! Dichas Cuarenta Ho¬ ras fueron inauguradas, día 28 del pasado junio, en la vetusta y diminuta iglesia de Cura, siendo predicadas por el Rdo. P. Fr. Miguel Salom, T. O. R. El tercer día, 30 de junio, revistió especial solemnidad, cele¬ brando la Misa Mayor el Rdo. P. Fr. Fran¬ cisco Fornés, Superior del Convento de San Buenaventura de Lluchmayor, teniendo de ministros al Rdo. P. Vanrell, M. SS. CC., y al Rdo. P A. Rigo, T. O. R., y asistiendo un gran concurso de fieles de Lluchmayor y de Randa. Una pintura de D. Francisco Salvó de l'Aliapassa en el Santuario de Cura. Por la tarde del mismo día 30 de ju¬ nio, después de la función eucarística y terminado el ser món, el M. Rdo. P. Fr. Pedro J. Cerdá, Mtro. Pral. efectuó la bendición de la artística cómoda de la nueva Sacristía, cómoda en¬ riquecida con una grande pintura original del notable pintor sagrado D. Francisco Salvá de PAllapassa, y algunos otros moti¬ vos de ornament. Dicha pintura representa la Impresión de las Llagas de N. P. San Francisco. Asistieron al M. Rdo. P. Provin¬ cial, los Rdos. PP. Fornés y Salom, de la T. O. R. y el Rdo. P. Vanrell, M. SS. CC.; y ac¬ tuaron de padrinos D. Mateo Montserrat Calafat de Lluchmayor y su señora esposa D.° Antonia Mir Jaume. Seguidamente hu¬ bo procesión por el patio del Santuario, asistiendo muchísimos fieles. Al final se sirvió refresco a los invitados. Necrología Muro.'Día 24 del pasado junio dur¬ mióse dulcemente en el Señor Dña. Magdalena Palou Alomar, suscripto- ra de nuestra re¬ vista. Fué madre ejemplar, caritati¬ va en extremo y mantenedora de la paz en los hogares. Murió a la edad de 84 años. • Nuestro pésame a sus hijos Y de- más familia. Llubí. > Día 10 del pasado junio entre¬ gó su alma a Dios, confortado con los santos sacramen¬ tos, en el huerto de Alfabia (Buñola) D. Juan Ramis Perelló, de 47 años de edad, cristiano ferviente Y celoso cumplidor de sus deberes re¬ ligiosos Y sociales. Nuestro pésame a su familia, en particular a nuestros religiosos P. Mateo Ramis, P. Antonio Llabres y Fr. Juan Llabrés primos del finado, del cual Fr, Juan Llabrés era además su ahijado. inca.-Día 5 de Ju¬ nio murió cristia namente la fervo¬ rosa Tarciaria de N. P. S. Francisco Dña. Antonia París Truyols, cristiana ejemplar y amoro¬ sa Y solícita madre de familia. Conta¬ ba 64 años de edad. Nuestro pésame a su esposo e hijos. El angelical niño Sebastián Barceló Nico¬ lau de Porreras en el día de su primera comunión, y la encantadora niña Catalina Riera Roca que recibió por primera ve* el Pan de los ángeles en Sta. Eulalia de Palma, el 12 Mayo de 1940. Una visión maravillosa (De las Florecitas) En cierta ocasión, después de la muerte de S. Fran¬ cisco, le entró a Fr. León vivo deseo de ver a su Padre, a quien tanto en vida había amado, y, para lograr este deseo, atormentaba su cuerpo con penitencias y ayunos, y se entregaba a continuas y ardientes oraciones Por iin, hallándose en oración se le presentó S. Francisco, todo resplandeciente de gloria. Traía a las, uñas y pies de Águila. Absorto Fr. León con esta aparición, no pudo contener su lengua y preguntó: -Por qué. Padre mío reverendísimo, te apareces en tan maravillosa figura? Respondió San Francisco: -Entre las gracias que la divina misericordia me ha concedido, una es la de estas alas, en virtud de las cuales, cuando los devotos de nuestra Santa Religión me invocan en sus necesidades, acudo en su auxilio y les alcanzo los consuelos de la divina gloria. Estas uñas de mis pies y manos me han sido concedidas contra el demonio y contra los perseguidores de mi Religión, para significar los duros castigos que debo imponerles. Concurso de 1940 - Agosto 47 CHARADA Es preposición la mi primera y mi segunda en cielo encontrarás; artículo fué siempre mi tercera, La cuarta en la misma cuarta está, y la quinta en la escala musical; Todo lugar pequeño en dimensiones pero muy grande y rico de perdones. 48 ACERTIJO Verde en el campo, negro en la playa, coloradito en casa. 49 Estirado no alcanza la boca, peró enco¬ gido alcanza y pasa. 50 ¿Qué es lo que tene¬ mos siempre delante, y no podemos verlo, sin embargo? 51 Yo tengo calor y frió, y no frió sin calor. 52 JEROGLÍFICO. Saa 8-5, Soluciones de Junio 33 Encarnación 34 En que tiene punto 35 En que tiene yema 36 En que no pueden verse 37 En que so pone 38 En que llega a cabo. 39 En que se estrella 40 La vela encendida Números obtenidos Eugenio 5 Francisco Bellinfante 6 Francisca Fuster 6 Aurelio 4 Pepita Franco 4 Catalina Juliá 4 Lucas 5 J. Goya 5 Pedro González 4 Anita Planells 6 Antonio Vila 7 Juan Frau 3 Rafael Sastre 5 Agapito 4 Correspondencia M. Truyols. ¿Se perdió tu carta o se ha perdido Monserrate? ¿Me sabrías decir donde se encuentra? Adiós. J. Bennassar y Andrés Estarellas. Enterado y ade¬ lante! Fábricas de Calzado y Curtidos de 9edro 0!í. óstrany Telegramas; Estrany Telf. 1107 Calzado —2768 Curtidos Avenida Estanislao Figueras, 145 Palma de Mallorca Peluquería COLL Para Señoras oo Plaza del Rosario - 3 PALMA AGENCIA FUNERARIA .IIIKÉ LMIKET Seguros contra defunciones Servicio de auto rápido y económico Gran surtido en féretros para tras¬ lado, continente y extranjero. Coronas fúnebres de todas clases. G. Mola, 23 Teléfono, 2017 Palma de Mallorca Encargue sus impresos a la IlAPRENTíl minnriifiia POL·ITECIflCfi de A. FERBER GINARD [alie Tróncese, 9 - (ül lado de S. Francisco) TELÉFONO 2660 La Librería Politécnica sigue en Calle Maura, 3 y 5 PALMA DE MALLORCA Jabones EL NIDO PRODUCTOS DE CALIDAD RUÑOLA MALLORCA Transportes Reunidos de Mallorca, S. A. J. 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