El Heraldo de Cristo 1938, n. 349
E L
H E R A L D O
D E
C R 1 S T O
¡Señor: concede ei eterno descanso y la gloria de tus elegi¬ dos a los que caye¬ ron en el campo de batalla, confesando el dulce nombre de Jesús!
AÑO XXX NOVIEMBRE 1938
NUM. 349

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Año XXX Palma de Mallorca, Noviembre 1938 Núm, 349
PIEDAD Y LETRAS
Una carta del Bto. Juan de Avila
¡
Palabras de consuelo para las augustas madres españolas que han perdido a ios hijos de sus entrañas en el campo de batalla
Es muy cierto que en esta guerra de redención que azota a nuestra muy sufrida Espa¬ ña, tiene tanta parte el valiente soldado que ofrece su desnudo pecho al filo de la espada enemiga como el humilde frailecito que, cual otro Moisés, eleva en interminable plegaria sus brazos hacia el Dios de los ejércitos y de las victorias, y la abnegada y valiente madre española que llora, inconsolable, ante el ataúd de su hijo caído. ¡Dolorosas españo¬ las! ¡Piadosísimas madres cuyas lágrimas pueden merecer la gracia de la conversión y re¬ generación de España!
Para consolar a estas madres atribuladas, cuyo quebranto se acrecentará, sin duda, en este mes de Noviembre, que la Iglesia, con gesto magnánimo y maternal, consagra a la pía memoria de los que nos precedieron con el signo de la fe y duermen el sueño de la paz,
traemos a colación una carta del maestro de Fray Luis de Granada, Beato Juan de Ávila,
Apóstol de Andalucía, grandilocuente, sabio moralista y profundo teólogo, dirigida a un su amigo en la muerte de un hijo único.
Para salir al paso de una objeción que se nos podría hacer, conviene subrayar que, si bien no deja de quedar incierta la eterna suerte de los que cayeron en el campo de bata¬ lla, al igual que la de los demás fieles que fenecen de muerte natural, sin embargo es muy piadoso presumir que al menos la mayoría de los que sucumbieron en defensa del altar y del hogar, que vale tanto como decir por Dios y por la patria, cerraron sus ojos a la luz de este mundo en gracia de Dios, máxime si se tiene en cuenta que, por lo que mira a la España Nacional, aún en la línea de fuego, la asistencia religiosa está bastante bien organizada.
Ni está fuera de propósito recordar aquí aquel piadoso sentir de Judas Macabeo, caudi¬ llo de los hebreos aquellos que, «consideraba que, (los soldados que él mandara) que habían muerto en la piedad, tenía, reservada una gran misericordia.»
Comentando estas palabras un exégeía católico dice: «Este es todo el fundamento de la esperanza de Judas, y de todos los católicos,- esto es, que habiendo combatido y muerto aquellos judíos en la piedad, y por la piedad, o en defensa de la verdadera religión, y del santo templo, el Señor sin duda les hizo la gracia, o a todos o a algunos de ellos, de que se reconociesen, y detestasen sinceramente su falta antes de morir.» Ahora bién: es muy cierto que a muchos que empuñaron las armas, en la contienda española, ya difuntos, no les guió otro móvil que el honor de Dios y de la Patria. ¡Y cuántos conociendo el peligro en que se hallaban de sucumbir en la pelea, conservaron limpia su alma de pecado grave!
Vamos, pues, a la enjundiosa carta del Beato Juan de Ávila, en la cual no sabemos que
admirar más si su lenguaje, tan popular y castizo, o su suavísima unción religiosa, que cae como bálsamo sobre el lacerado corazón del atribulado padre del difunto:

397

El Heraldo de Cristo

Veamos los factores que intervinieron en la iluminación, la prepararon y se la mere¬
cieron.
En primer lugar, la virtud. El pecado es tinieblas, desorden, embrutecimiento, agita¬ ción, error, porque separa de Dios y es la negación de Dios. La virtud, en cambio, es luz, orden, purificación, verdad y serenidad, porque la virtud va hacia Dios y es Dios con nosotros. Cuanto más el hombre se avecina a Dios, tanto más se le esclarece el entendi¬
miento. Pero nada nos empuja y nos acerca más a Él que el ejercicio de virtud. Luego el
ejercicio de la virtud es un atajo que nos lleva en derechura al alcázar de la sabiduría. El pecado todo lo materializa, hasta el espíritu. Así como la demasiada comida y be¬
bida animalizan al hombre y le embotan los filos del entendimiento, así, también, las salpi¬ caduras y vapores gruesos del pecado atacan al alma y la enflaquecen y, enflaqueciéndo¬ la, le hacen perder su agilidad discursiva y sus bríos para conocer y saborear la verdad, que es el alma y el objeto universal de toda ciencia. Al contrario, la virtud todo lo espiri¬ tualiza, hasta el cuerpo, porque la virtud busca las cosas que son de arriba y, para subir, despoja al hombre, hasta el límite máximo, de todo lo que es materia. Y el hombre, cuanto más sube, más se acerca a la sabiduría, a la luz que viene de Dios.
Todas las cosas buscan a su semejante. Siendo, pues, la sabiduría de índole espiritual, aunque esquiva y huraña, se allega y se abraza con decisión más placentera a los que cultivan la virtud que es la flor y lo más subido de la espiritualidad.
La virtud es la salud del alma, como el pecado es su enfermedad más terrible. Ahora bién, como podrá el alma, moríalmente enferma, ejercer con intensidad y rectitud sus funciones propias como amar, pensar, discurrir? Por esto vemos que el vicioso hasta abo¬ mina de la vida seria, austera y difícil de pensador y, en cambio, el hombre virtuoso en
ella encuentra sus delicias.
De todo esto se deduce que nada es más opuesto a la vida intelectual que el pecado, gusanera de errores y horrores, y nada más conforme a la sabiduría y que más le allane el camino que la virtud. Así se explica que estos dos genios, San Agustín y el Beato Ramón Lull, que tienen tantos puntos de contacto, empezaron a ser sabios y a dar muestras extra¬ ordinarias de sabiduría precisamente cuando llegaron a ser santos. Por aquí podemos rastraer como la virtud fué un factor importantísimo en la iluminación de nuestro insigne ana¬ coreta. Pues él, durante aquel período de unes diez años que van desde su conversión, que fué la primera etapa de su iluminación, a la iluminación propiamente dicha, hizo de su alma un vergel donde todas las virtudes, cual flores maravillosas, esparcieron su fragancia.
En segundo lugar, para comprender su iluminación, hay que tener sn cuenta el amor, su amor a Dios. Hablando de los efectos de la virtud, implícitamente ya hemos dicho los del amor que las comprende todas. El amor se resuelve en virtud, si no es ya la virtud misma, como las virtudes todas se resuelven en amor, si no son ya el mismo amor. Pero queremos hacer especial hincapié en el amor, para que más claramente se entienda como influyó en la iluminación luliana.
Todo lo puede el amor porque pone en juego las casi infinitas reservas de energía que hay en el espíritu humano, reservas que son todavía más copiosas en espíritus, tan ricamen¬ te dotados, como el del Beato Ramón Lull. El hombre no se conoce a sí mismo, ni a Dios? ni sabe lo que vale y lo que puede hasta que ama. Tanto puedes, tanto sabes, cuanto amas. A un amor sin medida corresponde una luz y un coríocimiento sin límites. La fría
razón, cuanto más sube, más agobiada se siente, y, cuanto más indaga, más imponentes son las tinieblas que le salen al paso. La fría razón, después de titánicos esfuerzos, llega a saber que no sabe nada. ¡Cuán miserables somos, pues tenemos necesidad de tanto estudio para conocer nuestra ignorancia! Para el amor, en cambio, las dificultades no existen. Para el amor no hay misterios, ni enigmas: todo es claro y llano. Donde la fría razón, impoten¬ te, desfallece, el amor, lejos de arredrarse, sigue, victorioso, su camino de luz. «La fe, dice el Amigo, solamente muestra los secretos del Amado por la ventana del Amor» (vers. 72),
(Continúa en la pág. 408)

El Exorno. Y Rvdmo. Sr. Lie. D. Anto¬ nio Catdona y Riera, Obispo Titular de Quersoneso y Administrador Apos¬ tólico de Ibiza. Día 4 del pasado mes de octubre celebró solemne pontifi¬ cal en nuestra iglesia de San Francis¬
co de Palma.
El Exemo. Y Rvdmo. Sr. Lie. D. Barto¬ lomé Pascual Marroig, Obispo Titular de Lappa
Consiliario de la floreciente Asocia¬
ción de Médicos, de los Stos. Cosme Y Damián, establecida en nuestra igle¬
sia de S. Francisco de Palma, • Fué
solemr emente consagrado día 2 del pasado octubre, en la Santa Iglesia Catedral Basílica de Mallorca, ac¬ tuando de Consagrante nuestro Ex¬ celentísimo Y Rvdmo. Prelado y de Asistentes los Exemos. y Rvdmos. P. Juan Perelló y Pou, Obispo de Vich, Y Lie. D. Antonio Cardona y Riera, Obispo titular de Quersoneso y Ad¬ ministrador Apostólico de Ibiza. • El nuevo obispo mallorquín efectuó
la reserva de S^ D. M. en nuestra igle¬
sia de S. Francisco en la noche de la festividad del Pobrecillo de Asís.

399

El Heraldo de Crislo

LA MUERTE DE UN FRANCISCANO
= BENEMÉRITO DE LA ARMADA

Ha muerto el Rdo. P. Juan Lesión Louro, Capellán que fué primero del «España» Yi después, del «Mar Cantábrico», del cual nos ocupamos en «EL HERALDO DE CRISTO» del mes de julio en el artículo titulado «Otro Franciscano benemérito de la Armada» artículo que copió «El Eco Franciscano» de Santiago de Galicia, con indicación del autor y de la revista en que había visto la luz primera. ¡Muchas gracias! - El bondadoso Fran¬ ciscano de la Seráfica Provincia Religiosa de Santiago de Galicia, cuya laás dulce conso¬

lación, al hacer escala su barco en Palma de Mallorca, consistía en retirarse a nuestro con¬

vento de S. Francisco, que el llamaba su convento, y departir cordialmente con nuestros

religiosos y que, poco ha, ilustró las páginas de «EL HERALDO DE CRISTO» con un inte¬ resante artículo de marinería, debido a su pluma. • Ya a fines de agosto supimos por noticias particulares la nueva de su fatal desenlace, casi repentino, que vimos después confirmada en «El Eco Franciscano», del cual tomamos estas notas necrológicas del llorado P. Lestón, cuya alma haya acogido el Señor en su seno. Amén. • A la página de glo¬ ria anteriormente publicada con el título, Ofro franciscano de la Armada, corresponde ahora,

desgraciadamente, una página de luto. Triste es decirlo,- pero el P. Lestón, tan benemérito de la Religión y de la Patria, ha muerto para la vida de la materia. Dios lo ha reclamado para sí en las últimas horas de la tarde del 23 de agosto, próximo pasado, pocos instantes después de la terminación de los cultos vespertinos, que personalmente había dirigido, en la iglesia de San Francisco, de Betanzos, cuya guardianía conventual regentaba por segunda vez en dicha ciudad. Dióle tiempo, sin embargo, la rapidez del lance para cono¬
cer su estado de gravedad y recibir con ple¬
na lucidez los últimos Sacramentos. # No

hay para que decir si sentimos en el alma la

pérdida del P. Lestón, compañero nuestro de estudios en Compostela y luego de Misiones en Tierra Santa. Oriundo de Louro (Muros) el 5 de diciembre de 1878 y afiliado a la Or¬ den Seráfica desde el 31 de julio de 1894, to¬ da su vida se consagró por entero al divino servicio y al bien de los prójimos. A sus obras ministeriales como Religioso y Misio¬ nero, hay que sumar la eminentemente pa¬ triótica por él ideada, organizada y realiza¬ da, siendo Superior en Constantinople, de la que se ocuparon Archivo Ibero Americano,

XVIII, 288, EL ECO, 1915, páginas 570 571 y 615, Y a la que alúdela página anteriormen¬ te publicada. Otro de sus servicios de ma¬

yor realce va unido a la restauración artís¬

tica de la iglesia conventual de San Francisco, de Ponte-

Rdo. P. Juan Lesión Louro.

vedra, por la cual - siendo Guardián de aquél Conven¬

to - trabajó lo indecible, de¬ debiéndosele a él Y al P. Luis

El Heraldo de Cristo

400

María Fernández la gloria de haberla llevado a feliz éxito, por mano del habilísimo ar¬

quitecto Sr. Argenti. Finalmente - por no mencionar sino lo más culminante - su ac tuación como Capellán voluntario, primero del «España» y luego del «Mar Cántábrico»,

ponen otra vez de relieve los entusiasmos de su ardor religioso-patriótico, que tantas simpatías despertó hacia nuestra nación en la primera capital de Oriente y tanta admi¬ ración produjo entre los marinos hispanos, sobre todo en los primeros meses del movi¬ miento. • «Gozaba el finado - añadiremos con «El Ideal Gallego»,- 26-VIII-938-,

de grandes simpatías en toda la región gallega, de donde era natural, por sus extraor¬ dinarias virtudes, afable trato e inagotable caridad cristiana entre los pobres,- y buena

prueba de ello ha sido la grandiosa manifestación de duelo que ayer tarde acompañó sus restos mortales al cementerio». • Lucidísima fuá, en efecto, la manifestación compac¬

ta de duelo que rodeó su féretro al ser conducido al cementerio. Personas de todas clases sociales y poco menos que de las poblaciones principales de Galicia - Muros, Ponteve¬ dra, Coruña, Lugo, Santiago, Ferrol - formaron en ella, bajo la presidencia del M. R. P. Provincial que iba a la cabeza del clero, y la civil de las autoridades locales y militares,

entre las que destacaba nutrida comisión de oficiales de Marina formando marco al Gene¬ ral del Arsenal de Ferrol, gran amigo suyo. Por su parte los marineros, a los cuales tanta

protección y servicios había prestado en la Armada, no satisfechos con asistir en gran número, llevaron a hombros el féretro hasta la última morada. • Gran pérdida la

suya para nuestro Convento de Betanzos, tan necesitado de una mano robusta que lo res¬ tituya al estado de prosperidad, que le arrebató la tea incendiaria de los rojos. Gran pér¬ dida para las muchas personas necesitadas de protección, que a él acudían en sus apuros. Gran pérdida, en fin, para el cariño de su familia, en especial para el de su hermano D. Manuel - bienhechor del Convento de Louro - al cual no,s asociamos en la justa pena que les conturba... • ¡Que el Sfñor, a cuyo servicio consagró el P. Lestón la vida, le haya acogido en su seno! Encomiéndenlo a la suma Misericordia nuestros lectores. - P. E.

lEl España» cuyo hun- . dimiento glorioso nos
cuenta el Padre Lesión.

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i. i.-

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Despojos augustos de la antigua.

iI

Grecia. Atenas y Roma, cunas
de la civilización cristiana, no

pueden peíderse de vista en el

! resurgimiento de nuestro Impe¬

rio español.

Bahía del Norte de Africa, de
cuyas abrasadas tierras salieron gloriosas caravanas de marro¬ quíes que lucharon como her¬
manos al lado de los soldados
de Franco.

El Mediterráneo es un inmenso lago de agua templada, alimentado por el Atlántico y
el Mar Negro. Las mareas son poco sensibles, salvo en el Adriático y costas de Libia. Las tempestades son raras y las nieblas casi desconocidas. Las mayores profundidades registra¬ das se hallan al sur de Grecia (4.400 m.) y en el mar Tirreno (3.700 m.) • El clima medite¬
rráneo es, en general, templado, distinguiéndose por tener veranos largos, secos y calurosos, e inviernos cortos y suaves, con pocas heladas y rarísimas nevadas. • Los árboles más comunes son: el olivo, el naranjo, el algarrobo, la higuera, la palmera. Gracias al riego, al¬ gunas comarcas sen muy productivas en fruías, hortalizas, cereales y vinos. • La pesca es ocupación secundaria. Aún en las islas son más numerosos los agricultores que los pescado¬ res, porque el Mediterráneo es mucho menos rico y abundante que el Atlántico, en toda clase de pescado. • Los pueblos mediterráneos son, ante todo agricultores. El levante de España y norte de Italia pueden competir en agricultura con los países mejor cultivados del centro de Europa.

POR AGUA

L

iFibeias napolitanas, tierras amadas y^dulces de Italial [Le¬ gionarios italianos que retornáis a vuestros hogares, después de haber compartido cordialmente con los españoles los consuelos y los trabajos de la pelea, la Es¬ paña Nacional sabe vuestros nombres y guardaré con vene¬
ración esos cementerios humil¬
des en donde, mezclados como
hermanos, duermen el sueño de la pez los caídos de España y de Italia.

[Miramarl Tierras y aguas iluminadas por el divino estro
del Beato Ramón
Lull, estrella de pri mera magnitud del cielo misional del
Imperio Español que
vuelve a amanecer
en el mar...!

403

El Heraldo de Cristo

NECROLOGIA

Petra.-Día 23 del pasa¬ do abril dur¬ mióse en la
paz del Se¬
ñor D. Ra¬
món G a Y á Bauzá, a la
edad de 90 años. El fina¬
do, suscrip-
tor de «El Heraldo de
Cristo», fué fervoroso católico. Nuestro pé¬
same a su familia.
Caimari.-Día 31 del pasado agosto entre¬ gó plácidamente su alma a Dios la piadosa suscriptora de «El Heraldo de Cristo», D.® María Sampol, a los 39 años de edad, fervo¬ rosa Madre Cristiana, muy amante del santo sacrificio de la Misa, y iïiuy devota de la Virgen del Carmen, bajo cuyo manto dejó, a la hora de su muerte, sus cinco hijitos.
Reciba su familia, en particular su des¬ consolado esposo, hijitos, madre y herma¬ no, la expresión de nuestro sentimiento.
Santany.-Día 14 de Agosto de 1937, dur¬ mióse en la paz del Señor D.® Gabriela Ginard Fornés, a la edad de 80 años. Fervoro¬
sa Terciaria de N. P. San Francisco y madre de nu¬ merosa fami¬
lia, supo her¬
manar per¬
fectamente,
los deberes de la mater¬ nidad con los de la Re¬
ligión, p u diéndose decir de ella que era verdadero
modelo de madres cristianas.
En este I®’" aniversario de su muerte, reci¬ ba su familia, especialmente sus hijos, nues¬
tra más sentida condolencia.
Lluchmayor.-Día 12 del pasado mes de

septiembre encontró gloriosa muerte por Dios Y por España nuestro buen amigo Don Juan Salvá Jaume, Terciario Franciscano y
entusiasta de toda buena causa. Tomó par¬
te, como voluntario, en la expedición con¬ tra los rojos en Son Garrió, en la cual fué herido. Ultimamente llamado a filas, forma¬
ba en un ba¬
ta 11 ó n de
montaña, y
en una ope¬
ración glo¬
riosa para
nuestras
fuerzas,
ofrendó a 1
Señor su vi¬
da en defen¬
sa de su ama¬
da patria. En paz descanse el buen Hermano y muy caro amigo. Reciba su cristiana familia nuestro más sentido pésame.
Buñolo.-Plácida y serenamente se durmió en el Señor el 23 del pasado julio D.® Ma¬ ría-Ana Ripoll Y Far, Vda. deBujosa, fervo¬ rosa Terciaria de S, Francisco y modelo de madres cristianas. Preocupación constante de su vida fué trabajar con entusiasmo en la gran obra de la salvación de su alma, tanto que, siempre que se le hablaba de algo terrena], solía repetir: «A mí no me in¬
teresa nada
que no se re¬ fiera a la sal¬
vación de mi
alma. ¡Mi al¬ ma! ¡Sola mi
alma!» Y en
consecuen¬
cia, pasaba largas horas en la iglesia, comulgaba Y
oía misa to¬
dos los días Y, en su casa, rezaba casi cons¬ tantemente. Dios la premió con una muerte preciosa, según confesión del mismo módi¬ co de cabecera, que, visitándola horas an-

Él Heraldo de Cristo

404

íes de morir, exclamó: «Esta es la muerte del justo»,
A su numerosa familia Yi de un modo es¬ pecial, a sus hijas Religiosas Franciscanas, Sor Pedrona, Superiora del convento de Llubí, Y Sor Catalina de los Santos, que lo era del de Ciudadela, al estallar el Movi¬ miento Salvador, y <4'^® se halla en Menor¬ ca, enviamos nuestro cariñoso pésame.
Inca.-Día 12 del pasado julio entregó su alma al Señor D.® María Pujadas Martorell, después de prolongada enfermedad, en la
cual puso de
m anif iesto sus sólidas virtudes
cristianas.
Era fervo¬ rosa Tercia¬ ria de N. P.
S. Francisco
Y amante de
todo movi¬ miento fran¬
ciscano. A su des¬
consolada familia, en especial a la hija de la finada. Sor María de la Encarnación Llomparí, enviamos nuestro sincero pésame.
Arta.-Día 9 del pasado septiembre dur¬ mióse en la paz del Señor D. Sebastián Amorós Sancho, de 70 años de edad, uno de los priméros de Artá que vistieron el escapulario de S. Francisco, al instalarse nuesros religiosos en dicho pueblo.
Nuestro pósame a su familia.
Porreras. - Des¬
pués de larga y pe¬ nosa enfermedad, el 28 de julio, en¬ tregó su alma al
Criador el Tercia¬
rio D. Gregorio Barceló Pastor, habien¬
do recibido los san¬ tos sacramentos. D.
Gregorio, miembro de distinguida fa¬ milia, devoto Y amante de todo lo francis¬ cano, Y esposo ejemplar, baja al sepulcro a la edad de 41 años, dedicados todos ellos al

cumplimiento de sus deberes para con Dios Y para con los hombres.
Acompañamos en su justo dolor a toda su familia, y en particular a su hermana, Religiosa de la Caridad, corresponsal y pro¬ pagandista de «El Heraldo de Cristo».
Pía de Sant Jordt.-Rogad a Dios en ca¬ ridad por el alma de Antonio Pons Payeras, soldado del Regimiento de Infantería de San Quintín, n.°
25 División Na V a r r a ,
que dió su
vida por Dios Y por
la Patria, a la
edad de 28
años, el día
12 de agosto, habiendo re¬ cibido 1 o s
santos sa¬
cramentos.
Henchido su pecho de alto valor patrió¬ tico Y cristiano peleó con gran entusiasmo ofreciendo su vida por su amada Patria por lo que es de esperar que el Señor miseri¬ cordioso le haya acogido en las eternas moradas de la gloria.
Alquería
Blanco.-Día 17 de diciem¬ bre de 1937 falleció cris¬ tianamente D.® Micaela Obrador Pro-
hens, a los 71
años deedad Terciaria de N. P. S. Fran¬ cisco. Mode¬
lo de madres cristianas puso singular empe¬ ño en educar a sus hijos en el santo temor de Dios, inculcándoles con su ejemplo la devoción y amor a la Santísima Virgen, al
Patriarca San José. Recibía todos los días el
pan de la Eucaristía, era muy caritativa con los pobres, tanto..., que nunca se volvieron
sin su auxilio.
Nuestro pésame a sus hijos y demás familia

406

El Heraldo de Cristo

Hundimiento del ^^España^^
Como lo describe su Capellán

La muerte del P. Lestón viene'a imprimir carácter de actualidad a la adjunta carta por él dirigida al Sr. Conde de Ballobar, cuya lectura, ha de ser—no hay duda—del agrado
de los lectores
Dice asi:
Ferrol, 10 de junio de 1937.
Excmo. Sr. D. Antonio de la Cierva.
Mi querido Ballobar: Antes de nada, mi felicitación cordialísima por su fiesta ono¬ mástica, que si las circunstancias actuales me permiten solemnizar en la forma de años pasados, reúne en el presente tonalidades familiares con las que entonces ni siquiera soñábamos. Expansión pública de nuestros
sentimientos más íntimos en un ambiente tan
españolista que no se conoció en nuestro siglo de oro,- paz y armonía entre las gentes y la promesa de un porvenir glorioso en to¬ dos los órdenes. ¿Verdad que hay motivo para considerar la fiesta de este año como la primera y principal de la serie que Dios Nuestro Señor, ha de permitirle celebiar ro¬ deado de los suyos? En lodo esto pienso en estos momentos en que formulo los mejores votos de prosperidad para quien tanto apre¬ cio y quiero. ¡Que el Señor los tome en cuenta y multiplique su dicha!
Y ahora a explicarle el por qué de mi tar¬
danza en contestar a su amable carta del 26
de abril y a la tarjeta del 6 de inayo, intere¬
sándose por mi suerte. Pocos días después
del naufragio me encontré algo indispuesto, indisposición que perduró algún tiempo y que me privó, al mismo tiempo, de decisión para consagrarme al trabajo. En un princi¬ pio no sabía a qué atribuir este estado de decaimiento, pero más tarde encontré la explicación en lo ocurrido durante el nau¬ fragio y en los días que a éste sucedieron. Nueve meses llevaba a bordo del «España», y sin darme cuenta me había aficionado tanto a él y a su dotación que al llegar la hora del desgraciado percance que motivó su hun¬ dimiento y la dispersión de aquella familia —que otra cosa no puede llamarse a su do¬ tación—me sentí solo en el mundo, privado de lo que era orgullo de nuestra Marina de Guerra y yunque formidable del enemigo, temeroso siempre que nos contemplaba desde sus avanzadas de tierra, que aquellas torres de acero se movieran contra él. ¡Qué grande era el «España»!, amigo Ballobar.

Los acorazados modernos de Albión lo salu¬
daban con respeto. Y es que su actuación, la gesta heróica de sus 850 hombres la con¬ templaban muy de cerca y veían palpable¬ mente que los marinos españoles del Can¬ tábrico reproducían páginas de la Historia de otros siglos luminosos y de tanto heroís¬ mo como los que admiraron en Trafalgar y
El Callao.
Una generoción de héroes
Pero el «España», en sus nueve meses jus¬ tos de gestación, había formado en sus en¬ trañas una generación de héroes y su coraza de acero, por muy resistente que fuera, no podía soportar tanta grandeza de espíritu, tanto valor y disciplina,- en una palabra, tanto derroche de sacrificios y heroísmos, y por eso franqueó su seno para que la nueva España se diera cuenta de que tiene hoy hijos que se desvelan por ella y que pre¬ fieren la muerte antes que verla cubierta con las salpicaduras de la deshonra. ¡Por eso se hundió el «España»!
Heróico sacrificio el de esta nave-madre
del Movimiento Nacional, que sucumbe
cuando el fruto de sus entrañas nace al
mundo, porque esto sucedió con nuestro barco. Su labor, para la mayor parte de los españoles no se dió a conocer hasta el día de su desaparición. ¿Quién puede contar los barcos apresados por él al enemigo, ni los
combates antiaéreos sostenidos durante lar¬
gas horas en los frentes de Bilbao, Santan¬ der y Gijón contra la aviación roja, ni los bombardeos de ploblaciones, fuertes y puertos enemigos, ni la persecución de bu¬ ques de guerra rojos, ni finalmente la lucha
titánica contra los elementos embravecidos
del mar, que durante el crudo invierno pusieron a prueba nuestro barco, nuestro «España»?
Labor silenciosa la suya, no permitió si¬ quiera que se salvaran los libros donde cons¬ taba esa labor cotidiana y heróica. Todo quedó en su seno al cubrirlo el bendito suda¬ rio de las aguas que tantas veces acariciaron su proa retadora. Pero la explosión de la
mina causante del desastre motivó también la
explosión de heróico comportamiento de la dotación del «España» en aquellas horas de angustia, y que la Historia patria ha de recoger con orgullo cuando llegue el mo¬ mento de trasladarlo a sus páginas.

El Heraldo de Cristo

406

Ero el 30 de abril...
Era el 30 de abril. Un barco inglés preten¬ día entrar en el puerto de Santander con carga de víveres y material de guerra. À1 divisarnos, forzó sus máquinas y entonces el destructor «Velasco», que nos acompañaba, se lanzó vertiginoso sobre él. El «España» protegía a éste de cerca, en previsión de que 1 a artillería de tierra hiciera fuego so¬ bre él. Se oyeron dos disparos de cañón que el «Velasco lanzó contra el inglés. Este se rindió, y entonces el «España» trató de cambiar de rumbo para alejarse del campo de minas que suponía próximas a él. Eran
las 7'20 horas de la mañana del citado día.
A esa hora me encontraba en su cubierta
contemplando la arriesgada maniobra del valiente destructor, y de pronto, siento bajo mis pies una sacudida formidable, viéndo¬ me al mismo tiempo envuelto en tenue ne¬ blina y tocado por astillas, cuya proceden¬ cia no pude averiguar.
No se me ocurrió atribuir a otra cosa más
que a un proyectil lanzado desde tierra se¬ mejante explosión. Temoroso de que se re¬ pitiera la descarga, que yo suponía tal, bajó al interior del barco, tranquilo y seguro de que nada había pasado, fuera de la explo¬
sión observada. Pero no hice más que pene¬
trar en la antecámara de oficiales y me doy cuenta de la magnitud del desastre. El agua había inundado ya la sección de máquinas, puntoTdonde se produjo la explosión de la mina, y éstas cesaron de funcionar rápida¬ mente. Sobre las aguas aparecieron flotando asfixiados los maquinistas que a aquella hora montaban guardia, y el mando, con serenidad imperturbable, cruzaba rápidas órdenes a todos los puestos para evitar el
hundimiento del barco.
El «España» se hundió rápidamente
Inútil esfuerzo, pero que se realizó sin omitir el más insignificante detalle. Diríase que aquellos hombres, al observarlos en tan duro trance, eran verdaderos autómatas, sin nervios y sin voluntad propia. Cierre de puertas estancos, salvamento de enfermos y asfixiados, llevándoles a cubierta más tarde, precaución indispensable en tales casos en calderas, llamadas reglamentarias de la gen¬ te, todo, en una palabra, tuvo exacto cum¬ plimiento. Pero el tiempo transcurría y el mar iba tragándose con rapidez asombrosa aquella pesada mole, obligándonos a perder la última esperanza de salvarle. Se oyó la voz del comandante, que ordenaba formar la gente, y tras ésta, la de abandono del barco. Hubo que repetirla con aire de man¬ do para que fuera cumplimentada. ¡Qué sacrificio tuvieron que imponerse aquellos
hombres al hacerlo! Si les hubiera dicho

que nos quedábamos con el «abuelo»—que así era llamado familiarmente el «España» —cantando himnos patrióticos se hubieran dejado sepultar con sus restos. Pero, ¿obli¬ garles a abandonar aquella fortaleza inex¬ pugnable desde la cual habían luchado
tantos meses contra sus encarnizados ene¬
migos? Eso causaba en sus almas juveniles y soñadoras amargura y pena tales que la muerte desconoce. Yo Ies vi en aquellos mo¬ mentos con la vista fija en la mirada de su idolatrado segundo comandante D. Pedro Nieto Aníúnez, alma del «España», en ade¬ mán de súplica para pedirle tal vez que su genio de marino les indicase el sacrificio que pudiera salvar su barco. Pero el tiempo era oro en aquellos instantes para España, y para no perderlo se obligó a cumplir las ordenanzas. «¡Al «Velasco» todo el mundo!», mandó el citado segundo. Y cabizbajo, co¬
mo si cada uno de los hombres que compo¬
nían la dotación del «España» acabara de recoger el último suspiro de la madre ado¬ rada y de estampar en sus mejillas el pos¬ trer beso (hubo quien de rodillas besó la cubierta), fueron trasladándose en grupos de seis u ocho al destructor mencionado, que, sin titubeos de ninguna clase, había atracado al «España».
En un campo de minas
Recuerde, amigo Núñez—decía don Pedro
Nieto al comandante del «Velasco» al atra¬
car al costado del «España» — que nos encontramos entre minas. «Lo sé—replicó el primero—pero nos salvamos todos o pe
recemos todos». El trasl ordo se realizó den¬
tro del más perfecto oí en. La gente fue acomodándose como pudo sobre la cubier¬ ta del «Velasco», quedando sólo en el «Es¬ paña» alguno de los oficiales del mismo que temerosos de que quedaran incumpli¬ das disposiciones, fueran ellas insignifican¬ tes, señaladas para estos casos en las Orde¬ nanzas, corrían de un lado para otro en busca de algo que creían o suponían pudie¬ ra quedar allí olvidado. Me refiero a las personas, porque cuanto pertenecía a éstas allí quedó sepultado, saliendo, por la hora en que tuvo lugar el percance, casi todos de mono y en alpargatas. Pudieron, por dis¬ poner de tiempo suficiente para hacerlo, aun sin faltar a sus deberes, hacer como la mujer de Lot, pero ni uno solo lo intentó. Por eso la mayor parte dejó en el barco su fortuna... pero, ¿qué significaba ésta com¬ parada con la satisfacción que sentían en sus pechos de hidalgos cristianos por haber cumplido con sus deberes para la Patria
amada hasta el último momento?
Pero no es hora ya de detenernos en estas reflexiones, por muy gratas que ellas sean a quienes hemos admirado esos hechos.

407

El Heraldo de Cristo

Los últimos disparos
Tranquilos ocupábamos nuestros puestos en la cubierta del destructor salvador, cuan¬ do de repente se oye: «aviones a la vista». Efectivamente, en el horizonte apareció un trimotor que se dirigía veloz al punto don¬
de nos encontrábamos. Nuestra situación
ofrecía blanco seguro, ^ ellos, cobardes, iban a luchar contra el enemigo desarmado.
«Aun flotan los del
«España», gritó uno de su dotación. Y antes de cinco minutos, los cuatros antiaéreos del barco, más que medio hundido, estaban cubiertos, y allá en lo alto de la cofa se
veía un oficial rodeado de numerosos ser¬
violas, dirigiendo el tiro, con el mismo acierto y eficacia que cuando el «España» marchaba a veinte por hora. Mientras en el claro cielo aturdía al piloto el fuego certero de nuestros cañones, sobre la cubierta de los dos barcos los vivas a España se repe¬ lían frenéticos. Debieron percibirlos hasta los cobardes avestruces que pilotaban el avión, pues-éste dió una vuelta en redondo,
volviendo veloz al antro de donde había
salido. Cuando lo perdimos de vista, los
bravos artilleros subieron al «Velasco».
«El barco se hunde mi comandante», ad¬ virtió alguien al segundo comandante y urge que Vd. lo abandone. «Un momento», replicó éste. Y encaramándose en la torre 4, dijo desde allí estas palabras: «Dotación del «España», esto se hunde, como veis, pero deja a la Nación una pléyade de hijos que son su orgullo, su corona de virtudes heroicas más brillante y más valiosa que la que ostentan oíros Imperios. A todos y a
cada uno de vosotros os felicito por vues¬
tro noble, leal y heroico comportamiento. Los valientes Almirantes que en Trafalgar Y El Callao escribieron las mejores páginas
de la Historia de nuestra Marina os sonríen
desde los luceros {Viva Españal ¡Arriba España!»
llanto de marinos
Los que hasta ese momento conservaron el máximo de serenidad, rompieron en llan¬ to copioso al terminar su idolatrado coman¬ dante las últimas palabras.

Ya está éste en el «Velasco», el cual se aleja de aquel lugar que sirvió de esce¬ nario a tanta grandeza y derroche de heroís¬ mo. Un detalle que prueba superabundaníemeníe hasta donde éste llegaba. Cuando ya el hundimiento del «España» era inmi¬ nente, el segundo comandante ordenó al corneta que estaba a sus órdenes que corrie¬ se a embarcarse en el «Velasco. El chiqui¬ llo, porque es aún muy joven, supo con¬ testarle decidido: «Mi segundo, las Ordenan¬ zas me dicen que permanezca a su lado
hasta el último momento».
¿Verdad que el «Velasco» podía sentirse precioso albergue de almas fraguadas en
oíros mundos donde lo humano es descono¬
cido».
De Santander a Ferrol invirtió nuestro
buque salvador unas diez horas. Ni avia¬ ción ni buques enemigos (tienen dos mag¬ níficos destructores allí) interrumpieron nuestra marcha. A las siete de la tarde de
ese mismo día la dotación del «España» en¬ traba cantando himnos patrióticos y dando vivas a España a pesar de estar en ayunas.
Excuso decirle el, recibimiento que D. Luis nos tenía preparado. Marino de pres¬ tigio indisdúíible . y cristiano de rancio abolengo, dió muestra de lo que vale, ya que no todos saben conservar en estos casos la serena frialdad de un Felipe II. D. Aqui¬ las Vidal, jefe de la Comandancia del Arsenal, mostró igual empeño en hacer
resaltar las virtudes de la raza.
Hemos dejado allí tres víctimas que de¬ bieron caer de máquinas al mar, por la brecha abierta por la mina,- los demás, sin
un rasguño. Yo salvé el copón y el cáliz que era lo
que me interesaba salvar. Lo demás allá quedó. Conmigo tenía al P. Esteban Alvarez, guardián de Lugo. Estábamos preparando la gente para el cumplimiento Pascual, A los tres que perecieron les había dado la Comunión a las doce y media de la noche. ¿Verdad que Dios está claramente con
nosotros?
Y ya no contesto a sus cartas, porque esto
resulta más pesado que los cañones del 30. A Rafaela y a sus simpáticos hijos, mis
afectuosos saludos extensivos a la demás
familia y para Vd. un fuerte abrazo del que mucho les quiere—P. Lestón.—Firmado y
rubricado.

EL HERALDO DE CRISTO

408

El amor tiene las grandes ideas e intuiciones Y/

esto, donde encontremos un gran

amor ya podemos asegurar de antemano que habrá insospechadas maravillas. Ahora bien, el Beato Ramón Lull era todo amor y no fué más que amor. oPreguntaron
al Amigo ¿qué de quien era? Respondió: - Del Amor. - ¿De qué eres? - De amor. - ¿Quién

te engendro? - Amor. - ¿Donde naciste? ~ En amor. - ¿Quien te ha sustentado? - Amor.-

¿De qué has vivido? - De amor. - ¿Cuál es tu nombre? - Amor. - ¿De donde vienes? De amor. - ¿A donde vas? - Al amor. - ¿Donde estás? - En amor» - (vers. 95). Siendo esto

así, ¿qué proezas, qué milagros no habrá realizado el amor, llegado a la plenitud, en el

entendimiento y voluntad del santo contemplativo? Si el amor a una m.ujer puede lanzara

empresas arriesgadas, inspirar obras inmortales, sostener en trabajos inauditos, ¿de qué no será capaz el amor a Dios, cuando se ha apoderado en absoluto de corazones como el del Beato Ramón Lull, que es un mar, sin fondo y sin riberas? ¿Qué dificultad, pues, habría en afirmar que el amor divino, que estuvo siempre en crecida desde su conversión, llega¬ do a su madurez, coadyuvó, eficacísimamente, a la iluminación luliana y fué uno de sus
más decisivos factores?

Añádase a lo dicho, para mejor comprender la iluminación luliana, que, inmediata¬

mente después de su conversión, nuestro insigne compatricio pasó unos diez años en

ahincado estudio, pues él, tan deseoso de sabiduría para llevar a cabo sus planes de apos¬

tolado, al mismo tiempo que porfiaba pidiéndosela a Dios y ponía en la súplica todo el

ímpetu y arrebato de su voluntad, se la procuró con redoblados esfuerzos.

Juntó con el estudio una muy estrecha penitencia, crisol donde se apuró y sutilizó su

alma, piedra amoladera donde pulía y aguzaba el entendimiento. Esta vida de austeridad,

orientando todo su ser hacia Dios, le preparaba para el grande acontecimiento de Randa.

Hermana de la penitencia es la soledad, y la soledad mantiene relaciones muy cordiales con la sabiduría. Esta no es vocinglera ni tumultuosa y ama a los que aman la

paz, el silencio, el recogimiento. No es, pues, de maravillar si la sabiduría se desposó,

finalmente, con Ramón Lull, su amartelado y finísimo amante. Además, él vivía en

ininterrumpida oración y contemplación, y, siendo estas operaciones de índole espiritual,
forzosamente habían de influir en su iluminación futura y prepararla.

¿Cómo se obró, pues, esta iluminación? ¿Fué un milagro? No tenemos ningún inconve¬

niente en admitirlo, pues, cuando concurren y se acumulan en un genio de excepcional

potencia la virtud, el amor, el estudio, la penitencia, la vida de soledad, la oración y la

contemplación y la acción de la gracia, los milagros se dan a cada paso. Nosotros diríamos

que, durante este período de casi diez años que transcurieron desde su conversión a su

iluminación, los susodichos factores hacinaron en el interior de Ramón Lull una cantidad

fabulosa de combustible espiritual y mientras tanto su genio maduraba y ascendía. Sobre

el monte de Randa, en el momento culminante de su férvida oración. Dios hizo saltar la

chispa sobre aquel combustible y el incendio se produjo, conforme en todo a su tempera¬

mento, a sus estudios, a las especiales condiciones de su genio y de su preparación remota.

Desde entonces, Ramón Lull fué el Doctor Iluminado.

Y bajó de Randa, como Moisés del Sinaí, con la faz resplandeciente, llevando en su interior todo un mundo de ideas que, al desatarse, cual ríos precipitados y caudalosos,
irían remansando en el océano de sus libros...

Fr, RAFAEL GINARD BAUÇÀ.

Çracias del ^to. (Ramón Bull
Rosa Pou Y Mut, de setenta y cuatro años de edad, vecina de Randa, en el pasado mes de Marzo, debido a su grave estado de salud, fue viaticada. Dos días después, comienza una Novena al Bto. Ramón Lull y, a los pocos días, ya experimentó gran bonanza, que aumentó de día en dia, hasta recobrar comple¬ tamente la salud, de la cual ya desconfiaban todos, pudiendo salir de casa el último día de la novena. En acción de gracias ai Bto. Ramón Lull, hizo cantar un solemne Te-Deum, ante su imagen, en la Iglesia Parroquial, el domingo día 2 de
Octubre.
®
Habiendo encomendado al Bto. Ramón Lull un asunto, erizado de dificulta¬ des Y contrariedades y, al parecer, imposible de resolverse, una vez practicadas las diligencias que humanamente podíamos, el Beato fué allanando todos los obstáculos, componiendo providencialmente las cosas de manera que se ha lle¬ vado a feliz término dicho asunto. Se lo pedimos al Bto. Ramón Lull en el trans¬ curso de una Novena en su honor. (Las Religiosas Franciscanas de Randa).
©
Hallándose gravemente enferma D.“ Catalina Vanrell de Ramón, de Palma de Mallorca, hasta el extremo de haber recibido ya el viático y la extremaun¬ ción, D. José Suau, amigo del esposo de la paciente, empezó una Novena al Bto. Ramón Lull, implorando de Dios, por intercesión del Venerable Maestro y Mártir de Jesucristo, la curación de la esposa de su amigo. En el tercer día de la Novena los médicos dijeron que se trataba de una pleuresía y, en el noveno día, los mismos médicos declararon que la enferma estaba fuera de peligro.
®
D.“ Margarita Espinosa Gili, residente en Palma de Mallorca, considera co¬ mo una gracia del Beato el hallarse muy aliviada de una grave molestia que pa¬ decía. Experimentó el mejoramiento durante la Novena preparatoria a la fiesta del Beato de 3 de julio próximo pasado, pudiendo asistir todos los días a los ac¬ tos de la Novena en la iglesia de S. Francisco. Agradecida, acude diariamente dos veces al sepulcro del Beato, rezando tres Padrenuestros.
/
®
D.^ Pedrona Pons Roig de Palma de Mallorca, careciendo del resguardo ne¬ cesario - que por equivocación no Iç había sido entregado - para cobrar unos valores de Estado, se le dió a entender, por personas a quienes incumbe, que se¬ ría necesario hacer un largo expediente a Burgos. En tal trabajosa situación em¬ pieza una Novena al Bto. Ramón, suplicándole que, en aquel trance, intercedie¬ ra por ella ante Dios. En el segundo día, en las oficinas de Hacienda se le co¬ municó a la interesada que, tal vez, dicho resguardo no sería del todo necesario, Y en el noveno día, que ya no hacía ninguna falta. Ofrece dos pesetas para un Rosario en acción de gracias.
®
D.^ Josefa Piña, de Palma de Mallorca, tenía un herma¬ no en tan delicado estado de salud, que no podía retener de ninguna manera la leche. Un día en el momento en que el paciente tentaba de tomar dicho alimento, su hermana invocó al Bto. Ramón Lull y desde aquel momento le sentó
bien la leche.
Si se tíene noticia de alguna gracia obtenida por mediación del Bto. Kamón Lull, se suplica que se ponga en conocimiento del Director de «EL HERALDO DE CRISTO*, calle Ramón Lull, n.° 3. — Palma.

NO TENGO HOMBRE QUE ME AYUDE
Leamos juntos una página del santo Evangelio.
Había en Jerusalén un estanque llamado la piscina probática junto a la cual se levantaban unos póiticos, que co¬ bijaban siempre una multitud de infelices, atacados de todo género de enfermedades.
De vez en cuando bajaba un ángel del cielo, removía el agua y entonces, el primero que bajaba a la piscina que¬
daba sano de la enfermedad.
Pasa por allí Jesús y ve entre los enfermos un pobre paralítico que había pasado treinta y ocho años esperando su curación, y le dice: ¿Quieres ser sano? - Sí, Señor, - res¬ ponde el desgraciado, que no sabía con quien estaba ha¬ blando -, pero no tengo un hombre que me eche a la pis¬ cina, cuando el agua está agitada.
Jesús, siempre bueno y misericordioso, le dice: Álzate,
toma tu lecho y anda. £1 paralítico estaba curado.
Nó sé por qué esa página me recuerda siempre el Pur¬ gatorio. ¡Cuántas almas, como el paralítico, esperando días y meses y años, una mano amiga! Yo me figuro ver entre ellas a muchas de los que han dado su sangre y su vida en defensa de nuestra Patria. ¡Qué ingratitud la nuestra si no les prestamos nuestra ayuda!
¡Ea, pues, amig\\iitos! ¡A sacarlas del Purgatorio, ofre¬ ciendo por ellas misas, comuniones, rosarios, visitas al San¬ tísimo, indulgencias, oraciones y sacrificios...!
¡Qué no tengan que decir, por nuestra ingratitud: no tengo quien me ayude!
Tarsicio.

A mi amíguito del Sagrario
Ricos tapices de estrellas resplandecen en el cielo,-
Jardines de flores bellas
adornan el bajo suelo. Bello mas que todas ellas
cubierto de blanco velo de amor echas centellas
que è mi alma ¡levan consuelo.
Isabel Liompart
(Selva)

Concurso de Acertijos
(Coniinuación) 52.
l)Sa en do Jé.
zón sus pa na
Es gra de Co
ra reí ña.

53.
Un sujeto empeñó an el Monte de Piedad varías ropas y alhajas.
No tiene un céntimo ni de donde
sacarlo, sin embargo, consigue des¬ empeñar tres cosas sin dinero.
¿Cuáles?

54.

Charada

Primera primera = cosa del niño.

cuarta tercera ~ ave

segunda tercera — cose del mar

primera tercera ~ cosa de la guerra Al segunda tercera ~ Ciudad

segunda tercera prima ra = cosa da

Todo = idem idem.

[ comer

55.

Jeroglífico

El niño que ha re mi fa sol la si gravemente se ha de confesar.

Soluciones al número de Septiembre
44. Santo Tomás de Aquino.
45.

P O Ca Co Gat G

G P O Ca Co Gat

Gat G P O Ca Co

Co Gat G P O Ca

Ca Co Gat G p O

O Ca Co Gat G p
Explicación de las abreviaciones.
P. - Perro. O. - Oca. Ca, - Caballo.‘
Co - Conejo. Gat ~ Gato. G -Gallina
4ó. En que unos y otros tienen colas. (Se han dado otras soluciones no menos elegantes).
47. ¡Viva Cristo Reyl (Viva y arriba Españal
Números obtenidos
Anita Planells, 4
Juan Bonaíé. 4
Pelayo, 4 Francisca Fuster, 4 Pedro Bestard, 4 Miguel Canals, 4 Estanislao, 4 Catalina Caldentey, 4 Antonio Vila, 3 Pedro González, 2
Nota importante. - Al enviar so¬ luciones u hojitas, enviad siempre, el sobre abierto. Asi lo suplican los Señores encargados de la Censura
Militar.

411

£1 Heraldo de Cristo

Nuestra Correspondencia
Francisca Fuster, Artó.-De parte del Capitán Bombón he de agradecerte aquella carta de despedida. No pue¬ des figurarte lo que le gustó con aquello que le decías: «Estoy segura de que Vd. con lo bien que ha enseñado
a su Pelotón ha de volver
pronto entre nosotros con un ramo de flores compues¬
to de claveles de Valencia, pensamientos de Barcelona Y rosas de Madrid». Al leer¬ lo, Capitán y pelotón, ba¬
bearon de satisfacción.
Catalina Coldeníey, Ariany.-Lo primero que debo decirte es que para enviarlas soluciones o las hojitas de la Cruzada, basta pongas un se¬
llo de 2 céntimos de peseta, y otro de cinco contra el paro.
Lo segundo, que te equivo¬
cas al decir «ahora adivino
pocas», pues, como ves, las
soluciones de este mes están
todas requeíebién. Recuerdos
a Tonín.
Jaime Domènech, Inca.Me alegro mucho de tener otro buen amigo de aquellos que quieren rogar mucho

por España. Me pides por el nuevo concurso de la Pági¬ na infantil. Empezará, D. m., el próximo mes de Enero. En cuanto a lo de las galletas que fabricáis en vuestra ca¬ sa, he de decirte que las co¬ nozco Y que son las mejores que he gustado en mi vida. Saludos a tus padres.
Isobei Llompart, Seiva.-He recibido tus hojitas. Tus can¬ ciones me gustan mucho. Puedes ver en esa Página In¬ fantil, la que me enviaste, si bien con alguna pequeña
modificación. No te canses
de rogar mucho por España hasta que Cristo reine en to¬ da ella. ¡Viva Cristo Rey!
Bartolomé Oliver, Inca.-
Supongo que recibiste el paquetito de hojitas de la Cru¬
zada. Veo que vas a ganarte
en breve el título de Após¬ tol. Después de tus cartiías,
me han venido unas ganas
de decirte que... Peroné. No quiero que nos oigan. Tal vez te lo diga tu amiguito Je¬ sús si continúas, como haces,
recibiéndole frecuoníemen-
te en tu corazón. Saluda de
mi parte a tu buena tía, que, como me dices, se ha con¬

vertido en una verdadera
Apóstol.
Juan Bonafé, Biniamar.Siento mucho, Juanito, lo que me dices en tu carta so¬ bre alguno de los concursan¬ tes de la Página infantil. Se¬ pas que te engañas de pies a cabeza, como se engañan también tus airiigos, Sebas¬ tián, Jaime y especialmente
José.
Y ahora a otra cosa. ¿Có¬ mo tienes la poesía? Reser¬ varemos para tí, un puesto de preferencia en la Página
Infantil de Diciembre.
¿Enterado?
Catalina Nicolau, Villafranca. - Al llegar los higos chumbos que mandabas al Capitán Bombón, éste con su Pelotón estaban ya en alta mar. Con que ya puedes Ver lo que tuvimos que hacer.
Puedo asegurarte que no se
perdió ninguno y que el Ca¬ pitán Bombón, enterado del caso, juzgó que habíamos obrado como era prudente obrar, puesto que la mercan¬ cía no podía esperar otro
correo.
Tarsicio.

HISTORIA MUDA Media vuelta inesperada.

Ji

Cruzada de oraciones y sacrificios por la salvación de España

Misas

1.470

Viacrucis

Comuniones

1.322

Padrenuestros

Comuniones espirituales. . 29.121

Rosarios

8.430

Coroniías de oro Actos de amor

Visitas ai Santísimo . . . 8.243

Mortificaciones

Avemarias

34.721

Jaculatorias

Salves

7.432

Florecillas varias

Reguemos al Sagrado Corazón de Jesús por España.

2.458 11.343 2.342 8.670 11.730 38.546 5.237

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