El Heraldo de Cristo 1933, n. 292
Año XXV

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Dirección y Administración
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Áño XXV

Palma de Mallorca, Noviembre 1933

Núm. 290

^'OREMUS PRO FIDELIBUS DEFUNCTIS"

Los paganos con¬ sideraban a la muer¬
te como el mayor de todos los males, mal
sin remedio ni con¬
suelo, noche eterna, sueño perpetuo, se¬
paración absoluta
de todas las cosas,
para siempre...
A la luz de la te
cristiana, no tiene la
muerte este tristísi-
simo aspecto. Para el cristiano que vive según su fe, la muer¬
te no es sino el
paso de esta vida
miserable a la vida
celeste, feliz y eter¬
na.
Por esto N. P. San Francisco llamábala dulcemente «herma-
mana muerte».
Por esto la Iglesia

ASÍS.-Artístico sepulcro (el de Nicolás Spacchi] que
se admira en la iglesia inferior de S. Francisco.

puede unir armo¬
niosamente la fiesta
de Todos los Santos con la Conmemora¬ ción de los fieles di¬
funtos.
La muerte no es
la separación de los paganos. El cristia¬ no al perder un ser querido, tiene el dulce e inapreciable consuelo de poder
continuar amándole
y haciéndole bien.
El cristiano espe¬ ra la resurrección y
y con ella su nueva
unión con los seres
que amaba. Bien podía, pues,
decir S. Pablo a los
Tesalonicenses, que
ante la muerte no debían entristecerse
como aquellos que

182

El Heraldo de Cristo

no tienen la esperanza cristiana. «Sicut et ceteri qui spem non habent». (Thes. I, 4-13).

para esta alma, el mérito satisfactorio de

sus obras.

¥

*

*

*

*

Jesucristo, múriéndo en la Cruz,
mereció el perdón de todos los peca¬ dos de los hombres y la remisión de toda pena debida por ellos.
Mas para la aplicación de estos mé¬ ritos Dios exige nuestra cooperación.
«Cristo con su pasión,—dice Santo
Tomás,—nos ha librado de ios pecados «causaliter», esto es: instituyendo la causa de nuestra liberación, con la cual pu¬ diesen ser perdonados cualesquiera pecados, pasados, presentes o futuros,
como si el médico hiciera una medicina
con la cual pudieran ser sanadas cua¬
lesquiera enfermedades» (III. P. 49. a. 1. ad 3.)
Esta medicina, para que produzca su efecto, debe ser tomada y aplicada por el hombre. Si éste omite esta apli¬ cación, no disminuye la virtud de la medicina, pero no produce su efecto.
La vida presente es el tiempo conce¬ dido por Dios ai hombre para poder
merecer y aplicar así los méritos de la
Pasión de Cristo.
Terminada esta vida, el alma separa¬
da del cuerpo, o no tiene ninguna deu¬ da con la Divina justicia, y recibe el
premio de la gloria eterna, o la tiene. En este caso, si se trata de la pena de¬ bida por el pecado mortal, del cual no se había arrepentido, el alma es conde-
nana para siempre en el infierno; si se trata de la pena temporal debida por los pecados veniales, o por los morta¬ les ya confesados, el alma tiene que
pagar toda esta deuda entre las llamas del Purgatorio, a no ser que la caridad de algún fiel viviente,—y por tanto en
tiempo de nherecer,— ofrezca a Dios,

La caridad, que es el gran precepto de la ley cristiana, manda y exige que ayudemos al prójimo, cuando le es necesario nuestro auxilio y especial¬ mente cuando podamos prestárselo sin
dificultad.
Las almas del Purgatorio son nues¬ tros prójimos por excelencia, los más necesitados, y aquellos a quienes más fácil y eficazmente podemos ayudar.
Siendo esto así, dificilmente puede estar libre de pecado contra la caridad, dice S. Alfonso Maria de Ligorio,— aquél que no procura ayudar a las almas del Purgatorio por medio de
sus oraciones.
Aunque no nos obligara la caridad
debería movernos a ello nuestro pro¬
pio interés. Socorriendo a las almas del Purgato¬
rio, podemos esperar la realización en nosotros de la promesa de Jesucristo:
«Bienaventurados los misericordiosos
porque ellos alcanzarán misericardia.» El mismo Jesús nos agradecerá cuan¬
to hagamos en favor de las almas del Purgatorio,según aquello del Evangelio: «En verdad os digo, que cuando eso
hicisteis a uno de estos mis hermanos
pequeñuelos, a mí lo hicisteis» (Mat. XXV, 40); o como dijo expresamente apareciéndose a Sta. Gertrudis: «Cada vez que pondréis en libertad a un alma del Purgatorio, me será tan grato como
si me hubierais librado del cautiverio a
mí mismo».
Además cada alma librada por nues¬
tras oraciones de las llamas purgantes, no podrá menos de sernos eternamen¬ te agradecida y de rogar continuamente por nosotros ante Dios, hasta que nos vea en la posesión de la misma felici¬
dad eterna.

Fr. Damián Nicolau, t. o. r.

El Heraldo de Cristo

183

EN CURA

Cuando en 1272 subía el venerable
penitente los escarpados senderos de esta montaña, estaba muy lejos de pensar en los acontecimientos que aquí mismo se realizarían siglos después.
Ramón Lull buscaba en este sitio el
retiro y la soledad; campo adecuado a la oración y a la penitencia.
Como S. Francisco de Asís en su
Alvernia, el Bto. Ramón en Randa que¬ ría hallarse completamente aislado de todo comercio humano, para entregar¬
se sin terrenas distracciones a sus fer¬
vorosos coloquios de arrepentimiento y de amor con Jesucristo, su dulce
Amado...
Aquí, respondiendo el Amado a las oraciones y lágrimas del Amigo, le con¬
cedió una ilustración extraordinaria;
que cambió el modo de ser de Ramón Lull, y le orientó en el modo y forma
de escribir sus libros...
Aquí residió durante cuatro meses, en un segundo viaje; y edificó la pe¬ queña ermita que fué por decirlo así la primera piedra del modesto santuario
dedicado a Nuestra Señora...
Aquí recibió la visita del misterioso pastor, que después de besar las primi¬ cias de sus escritos y prometerle que harían gran bien a las almas, le bendijo con bendición efusiva y profètica...
Aquí se le apareció el Crucificado en visita de doloroso amor, dejándole en significativo recuerdo su misma cruz...
¡Como no había de ser para Ramón esta montaña lugar santo de retiro que escogía para llorar y orar a solas con
'SU Dios?
No pensaría seguramente hacer de
el otra cosa.
Y sin embargo... lExtraños designios de la Providencia!
Como si quisiera mostrarnos una vez
más la fecundidad de las oraciones y
de las lágrimas, un siglo después de la muerte del Bto., suscitó aquí el Señor los maestros y convocó los discípulos.

que cambiaron en vivas actividades el tranquilo reposo de este lugar; e hicie¬ ron resonar en su augusto silencio las enseñanzas lulianas y las respuestas y
discusiones de los estudiantes venidos
de lejanas tierras... Y durante cuatrocientos años, fué
centro de cultura y faro irradiante de
luz intelectual la modesta ermita en
donde recibió su iluminación el gran
Maestro entre fervores de éxtasis y lá¬
grimas amargas de arrepentimiento.
Pues cuando las cátedras lulianas de¬
jaron esta altura para establecerse en la
ciudad, los alumnos de Gramática sos¬
tuvieron honrosamente la fama de este
colegio, como centro de formación in¬
telectual: auditores randini siint val-
de latini.
No es fácil que los pedagogos del siglo XX, preconizando su amor a la
naturaleza, y su interés en proporcionar a los escolares aire puro, ejercicios cor¬ porales y paisajes bellos, sepan encon¬ trar un sitio mejor y más adecuado que éste, tan lleno de antiguos recuerdos, y
aromatizado por las virtudes y ejemplo del más grande de los mallorquines.
¿No es el aroma de estas virtudes y el ansia de ejemplos confortadores lo qué hoy nos ha reunido en Cura?
Las fiestas centenarias del nacimiento
del Bto. Ramón evocan su figura gigan¬ tesca; que aparece más definida y más giganfesca al contemplarla en el marco en que realmente se forjó.
Y para contemplarla de este modo y percibir toda su grandeza hemos ve¬ nido aquí, a la fragua donde se templó su alma de acero; al punto en que los rayos del cielo iluminaron su inteligen¬
cia poderosa.
Por esto hemos subido nosotros a
Cura en este día.
Por esto será Cura siempre punto de
cita de los devotos del Beato.
FR. P. J. Cerdá, T. o. R.
Cura, 8 - X - 1933.

184

El Heraldo de Cristo

PAGINAS LULIANAS

FIESTAS LULIANAS EN CURA

Dia 8 de Octubre. Muy de mañana la aldeuela de Randa que tiene por Pa¬ trón al Beato Ramón Lull, ya está des¬
pierta; mejor dicho: está desierta; por¬
que la mayoría de sus habitantes suben ya la montaña de Randa para también honrar al Mártir de Bugía en la solemne
conmemoración de su nacimiento siete
veces secular. La montaña de Randa
palpita como un ser vivo. Vita est in
motu: La vida está en el movimiento,
y al movimiento ondulatorio que hacen os arbustos y matorrales, mecidos por

el céfiro,únese el correr estrepitoso, por la carretera, de decenas y decenas de
camiones y automóviles y, por el em¬
pinado atajo, el caminar lento y pesado
de numerosos peregrinos. Cerca de las puertas de la célebre
aula de grámatica, ha sido levantado un altar al Beato Mallorquín, adornado con damascos y mirto. Las funciones re¬
ligiosas no se celebrarán hoy en la re¬ ducida iglesia sino en la bella explanada
que hay afuera, en el templo augusto de la naturaleza, iluminado por el her-

El Beato Ramón Lull
cuyo entendimiento •lustró Dios, de repen¬ te, en la venerable
montaña de Randa.

El Heraldo de Cristo

185

mano sol, «bello, esplendoroso y ra¬
diante».
Adoramos a la Virgen milagrosa de Cura. A sus plantas rezan de hinojos muchos peregrinos.
Empieza la Misa de Comunión que celebra el M. Rdo. P. Fr. Miguel Vidal,
Ministro Provincial. Muchos Terciarios
de San Francisco y devotos del Beato
asisten al santo sacrificio. El P. Bartolomé
Alorda, Director de «Juventud Seráfica»
de Palma, hace los tervorines y muchos se acercan a la sagrada mesa para reci¬ bir el Pan de los Angeles.
Terminada la misa, los peregrinos buscan ávidamente una sombra tutelar
en donde puedan almorzar. Después se desparraman alegremente por la montaña para admirar los bellos pano¬ ramas que se divisan. Lástima de la nieblecilla que pone como un velo en los ojos. De vez en cuando hormiguean pequeñas caravanas, algunas de las cuales van hacia el Passeig del Bou Pastor, otras se dirigen a la Cueva del Beato. La Mayoría de los jóvenes se atreven a poner su pie en la Coua del Mig-Dia, feroz y abierta como una boca de lobo, asomada sobre precipi¬ cios horripilantes.

*

*

Toca la campana solemnemente lla¬ mando a los peregrinos para asistir a
la Misa Cantada. Celébrala el Rdo. Se¬
ñor D. Miguel Siquier, Ecónomo de Randa, asistido de diácono por el Rdo. Sr. D. Bartolomé Oliver, Maestro
nacional de Algaida y de subdiácono
por el Rdo. P.Fr. Miguel Caldentey,T.O. R. El pueblo, con voz fuerte como de muchas aguas — sicut vox aquarum inultarum,—canta Ia Missa de Angelis.
Muchos de los asistentes están en pie.
No hay bancos ni sillas para una mitad de público a pesar de que las celdas y

habitaciones de los frailes ^ stán como
desvalijadas. Dice el panegírico del
Beato el Rdo. P. Fr. Rafael Ginard
Bauçà, T. O. R.

Y

*

*

Es la hora de la comida. Algunos
acuden a la fonda del Santuario. Los
más llevan la comida hecha o se la gui¬ san por sí mismos en algún lugar apar¬ tado. Brillan las llamas de improvisados hogares y es loado el Señor por el hermano fuego «que es hermoso, ale¬
gre, fuerte y robustísimo». De tarde en tarde alguna voz argen¬
tina canta alguna que otra estrofa de los Goigs de Nostra Senyora de Cura.

¥

*

*

Por la tarde los peregrinos se reúnen
por última vez, para acudir en devota procesión a la Cueva del Beato. Brilla el variado esplendor de las banderas. Llegados a la Cueva—en donde hay colocada una magnífica lápida, ofrenda
de la V. O. T. de Inca—el Rdo. P.
Fr. Pedro J. Cerdá, Custodio Provincial,
pregona el amor del Amigo a la Cruz del Amado. Cántanse algunos cánticos lulianos. Suenan calurosos aplausos. Luego la multitud regresa al Santuario de Nuestra Señora de Cura para des¬ pedirse solemne / filialmente de ¡a Virgen. Después empieza el descen¬
so del monte. Muchos visitan S. Hono¬
rato y Ntra. Sra. de Gracia. Bajamos la montaña de Randa no sin
volver atrás, muchas veces, los ojos, y
no sin repetir aquellas palabras que dijo nuestro Seráfico Padre S. Francisco, al bajar por última vez del Alvernia: «Adiós, monte de Dios, monte sagrado, sobre el cual el Señor se dignó visitar¬ nos. Te bendiga Dios Padre y Dios Hijo
y Dios Espíritu Santo. Vive en paz».

186

El Heraldo de Cristo

ESTRELLAS FULGIDAS DEL CIELO FRANCISCANO

NOVIEEMMBRE

«...DECEM MILLIA...»

29 Miércoles

Si algún hombre
viador, con alas que
no fueran de cera

Santos Franciscanos como las de Icaro,

sino como las de

los Santos Angeles, pudiera elevarse hasta el cielo franciscano,—lo llamo así

no para indicar un lugar distinto del de
los otros bienaventurados, sino para
insinuar ya la gran muchedumbre de Santos Hijos del Pobrecillo de Asís,—
vería como el Profeta de Patmos: una

grande muchedumbre que ninguno contar podía, de todas naciones y tri¬
bus, y pueblos y lenguas, en pie ante el trono y delante del Cordero, cubier¬ tos de vestiduras blancas, y palmas en
sus manos; clamando en voz alta: La

salud a nuestro Dios que está senta¬
do en el trono y al Cordero. Narran «I Fioretti» que a un novicio
tentado de salir de la Religión de Frai¬ les Menores, le mostró Dios una visión
maravillosa: «Vió delante de sí infinita

»multitud de Santos a modo de proce-
»sión, ordenados de dos en dos, ves-
»tidos de bellísimos y preciosos trajes »de paño, con los caras y las manos
»resplandecientes como el sol, e iban »cantando acompañados de ángeles, y
»entre estos Santos había dos cuyos tra-
»jes y adornos, muy superiores a los »demás, despedían tanta claridad que »causaban grandísimo estupor en quien
»atentamente los miraba... Viendo el

»joven tan maravillosa y extraña visión,
»aunque no sabía lo que aquello signifi»caba, no se atrevía a preguntar, por-
»que estaba sumido en la admiración »de tanto gozo; pero cuando ya iba a »terminar la procesión, sacando fuerzas »de flaqueza, se fué derecho a los »últimos y con gran temor les preguntó
»diciendo:—íOh carísimos. Yo os ruego
»que tengáis la caridad de decirme qué

»significan las maravillas que yo he vis»to en esta procesión tan venerable?— »Contestaron ellos:—Has de saber, hijo, »que todos nosotros somos frailes Me»nores, que venimos ahora de la gloria
»del Paraiso.»
Los dos personajes más resplande¬ cientes que ios demás eran S. Francisco y S. Antonio.
Y a esa falange de Santos Frailes Me¬ nores debe añadirse la multitud copiosa de Santas Vírgenes Clarisas, amén de
otros Santos de la Tercera Orden de
Penitencia, de todos grados y condicio¬ nes, desde la choza del labriego hasta el regio alcázar: desde la humilde pastorcilla Beata Juana de Segni, hasta la real y augusta persona de Sta. Isabel de Ungría o S. Luís de Francia.
Sólo la Tercera Orden ha dado al
cielo tan gran contingente de santos que ellos solos bastarían para poblar la
celestial Jerusalén.
Aquel gozo tan luliano como apos¬ tólico que impetuosamente y rítmica¬
mente desbórdase de los cristalinos
labios de Ramón al concebir aquella nueva ciencia por la cual serían bautiza¬ dos sarracenos y judíos y muchos que
van errados:
Novell saber hay atrobat, pot n'hom coneixer veritat, e destruir la talsetat; serrahins serán batetjat, tartres, jueus, e mant errat, per lo saber que Deus m'ha dat.
Ese gozo, digo, puede darnos una idea del regocijo interior de Francisco al hallar aquella nueva ciencia, eminen¬ temente tan práctica como evangélica,
la nueva Orden Tercera, vislumbrando
ya en ella un sin número de bienaven¬
turados.
En realidad de verdad si la V. O. T.,

El Heraldo de Cristo

187

en la historia de los reinos, de las
ciencias y de las artes, cita genios tan preclaros como Carlos V y Felipe II, Isabel la Católica y Cristóbal Co ón, Dante y Petrarca, Rafael y Murillo, Galileo y Volta, Lope de Vega y Do¬ noso Cortés; en los anales de la
santidad registra nombres tan esclare¬ cidos como: S. Luis de Francia, Sta. Isabel de Hungría, Sta. Isabel de Por¬
tugal, S. Francisco de Paula, S. Ignacio de Loyola, S. Carlos Borromeo, S. Vi¬ cente de Paul, S. Francisco de Sales, el Cura de Ars, Sta. Juana de Arco, Sta.
Margarita de Cortona, Sta. Rosa de Vi¬ terbo, Bto. Ramón Lull—el varón de
deseos—, Bto. Tomás Moro, Bto. D.
Bosco...
Sirvamos esto de estímulo y confian¬

za para implorar su valiosa protección en nuestros tan trabajados tiempos, y rogar al Omnipotente sempiterno Dios que siempre itiistra,proteje y conserva a su iglesia con variado esplendor de Santos: qae por la interseción del bienaventurado Padre Francisco y de los Santos Hijos de sus tres Ordenes,
los méritos de todos los cuales vene¬
ramos en una misma fiesta, nos con¬ ceda propicio, ahora, la limpieza de toda ofensa, y, en el futuro, el gozo de la eterna gloria. Por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, su Hijo, que
con El vive y reina en unidad del Espirita Santo, por los siglos de los siglos.
Asi sea.
Tena de Gulcimeli

OjDOOoogOooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooOgoooOOj^

Á SANTA CATARINA

Damunt la volta augusta, tot blavor,

oo oo

teniu el soli, o Santa Catarina,

car Vós toreu humil com clavellina

i al lliri avantajareu en candor.

Vós fereu deis sectaris de Terror

màrtirs de Tevangèlica doctrina;

Vós vessareu sang blanca i purpurina

en Tara santa i dolça de Tamor.

oo

oo

000

oo

oo

oo

I passareu pel món com papellona

oo

que'n les flors pures solsament s'atura. Duis-nos al cel, puis sou nostra Patrona.

Vós que ara ja regnau allá en Taltura i ceneix vostro front triple corona: de Mártir i Doctora i Verge pura.

ooOOr

FRA MATEU RAMIS, t. o. R.

D*^OooooO^®°®^oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo^°°®^OooooOOO

188

El Heraldo de Cristo

EL COLEGIO DE CURA Y STA. CATALINA

Según dice la historia, en el famoso Colegio de Cura, durante sus largos e intermitentes períodos de apogeo, la ciencia y la piedad crecían a la par,
como dos rosales que una mano exper¬

ta en un mismo tiesto plantara; por ello

es que, en aquellas benditas aulas, al correr de los siglos, forjáronse inte¬

ligencias de muy aquilatado saber y almas de recio temple cristiano.
Las altas disguisiones sobre doctrinas
lulianas alternaban con las grandes so¬
lemnidades religiosas, y el fresco rocío
de la oración matutina bañaba el tra¬

bajo intelectual de cada dia, volviéndo¬ lo más fecundo y placentero.
«.A las cinco de la mañana se le¬

vantan los estudiantes — se lee en

el Reglamento del Colegio de Nues¬
tra Señora de Cura firmado en

1.790 por el Maestro Bartolomé Abrines—y a las cinco y cuarto acuden
todos con asistencia del maestro a la

iglesia, y éste empieza el ejercicio

del cristiano

y finido esto: a las

cinco y media se va cada uno a su

aposento a estudiar la lición de

aquella mañana. A las seis acude el Maestro a celebrar el Sto. Sacrificio
de la Misa, donde asisten los estu¬

diantes arrodillados en dos ringle¬

ras

»

¥

*

*

Los escolares de Randa, a más de la
devoción a la Virgen que era la Reina
de aguellos corazones juveniles, ali¬
mentaban en su pecho otros sagrados amores, entre los cuales sobresale el
amor a su excelsa Patrona santa Cata¬
lina, cuya imagen, pintada en un cua¬ dro, se veneraba en el altar que había en el fondo del aula magna del Cole gio. «A las siete y tres cuartos—dice el mencionado Reglamento—se empie¬ za ta escuela rezando primero el

Maestro con los Estudiantes a Sta.
Catatina su Patrona su antífona y oración propia.»
Con harta razón los escolares ran-
dinos habían elegido por su Patrona
a la nobilísima e ilustrísima doncella de
Alejandría; porque ella, a más de con¬ sagrar su juventud a los estudios de la retórica y de la filosofía, y a la práctica
de las más sólidas virtudes, recibió de
Dios tan alta sabiduría que supo ganar
por Cristo, y llevarlos hasta el martirio a ¡os cincuenta filósofos que pretendían con sus brillantes sofismas ganarla a ella para el paganismo y llevarla hasta la
adoración de las falsas divinidades.
Justo era, pués, que, al llegar la festi¬
vidad de santa Catalina, desbordara de
entusiasmo el corazón de los estudian¬
tes, y obsequiaran, con extraordinarios actos religiosos y literarios, a la Virgen y Mártir que durante todo el año era su ayuda en los estudios y su modelo
en la virtud.
Y dice la tradición que los escolares, al regresar a sus casas, llevábanse tan arraigada en su alma la devoción a Sta. Catalina que, llegando la víspera de su fiesta, encendían junto a sus hogares grandes fogatas que con lenguas de fuego proclamaban que su amor a la
antigua Patrona no se había extinguido,
y enviaban un fraternal saludo a los compañeros de estudio que todavía en aquellas alturas permanecían: los cuales, correspondiendo a tales finezas, encen¬
dían a su vez sobre el «Morro d'En
Molí» una inmensa hoguera que podia ser vista de la mayor parte de los pue¬
blos de la isla.
Pasaron los tiempos, y aquellas aulas, llenas antes de juventud y de alegria, volviéronse tristes y solitarias, y a seme¬ janza de un organismo ya decrépito, vieron llegada la hora infausta de la descomposición, y convirtióse en ver-

El Heraldo de Cristo

189

gonzoso sepulcro de ruinas lo que an¬ tes había sido cuna gloriosa de almas
proceres en la virtud y en la ciencia. Pero sonó un día la hora teliz—y por
ello sea Dios mil veces loado—en que se confió a los PP. Terciarios de San
Francisco la custodia del histórico y ce¬
lebre Colegio y de su contigua capilla: y desde aquel momento un álito de vida penetró en el sagrado recinto, y las piedras se movieron, y se levanta¬ ron las desmoronadas paredes, y se abrieron las cerradas puertas del san¬
tuario, y acudieron los peregrinos a visitar a la Virgen, y Jesús—Eucaristía moró de nuevo en la diminuta iglesia, y en la cima de tan celebrado monte
florecieron otra vez las devociones al
Bto. Ramón Lull ya la virgen alejan¬
drina

*

*

Nuestros estudiantes de Filosofía son
los encargados de renovar, con su ju¬ ventud y alegría, la antigua costumbre de honrar con solemnes cultos religio¬ sos y literarios a Sta. Catalina, y tal em¬ peño ponen en desempeñar bien su

cometido que muchos son los fieles que todos los años, el dia 25 de no¬ viembre, suben al Santuario de la Vir¬
gen de Cura para asociarse a la solem¬
ne fiesta estudiantil.
Y para que ella mayor semejanza tu¬ viera con la que antaño se celebraba,
los estudiantes, al cerrar la noche de la
víspera de Santa Catalina, encienden sobre el Morro d’en Moll una grande hoguera, y al punto, como por ensalmo, empiezan a dibujarse en lontananza una infinidad de pequeñas lucecitas que parecen otros tantos ojitos que, extáti¬ cos y sin pestañear, contemplan el fue¬ go santo de la tradición que arde vigo¬ roso y esplendoroso sobre el histórico
monte de Randa.
Quiera Dios que tales costumbres, que bien claro hablan de la religiosidad de nuestros antepasados, se conserven por muchos años, desafiando la acción demoledora de los tiempos y la del
sectarismo destructor de nuestros días
que pretrende derrocar los monumentos y tradiciones de sabor cristiano que
nos legaron nuestros mayores.
Fr. Juan de Alvernia.

A LA VERGE ALEIXANDRINA
"No hi ha rosa aleixandrina ni clavell amb tanta olor
ni mel amb tanta dolçor
com vostro nom Catalina". No's troba íont cristal·lina
ni fresquívol albelló que raji aquella frescor
de vostra subtil doctrina.
Dalt la montanya de Cura un gros fogaró hi fulgura, gloriós com sol ixent:
La doctoral auriola
que els membres de vostra escola
us reten en monument.
Fra M. Caldentey, t. o. r.

EXPLICACION DE LOS GRABADOS: De izquierda a dere¬
cha: «Lignum Crucis» conservado en Liébana. Es tenido por el mayor que se venera en el mundo. — S. FRANCISCO DE ASIS, el tierno amante de la Cruz y del Crucificado, según un lienzo al óleo de Vicente Carducho. — «Lignum Crucis» conser¬ vado en S. Clodio (Orense), uno de los mayores que hay en España. — Cruz monumental en la cumbre del monte Sena¬ rio (Italia), iluminada por Su Santidad a comienzos del Año Santo de la Redención. — El «osario de Dounamount», donde
descansan muchas de las víctimas de la gran guerra.

192

El Heraldo de Cristo

CUENTOS Y VERDADES PARA DONCELLAS

IX

EL OTOÑO DE LA VIDA

'^Eseldía de la conmemoración de
los Fieles Difuntos... Han acabado ya en
la iglesia ios oficios fúnebres... Las

campanas no se cansan de doblar
tristemente cual si a cada momento

quisieran repetirnos con su voz de bronce que hoy es día de rezos y de lágrimas. Así al menos parece lo en¬ tienden muchas personas piadosas que con vestidos enlutados y facciones de
angustia han venido al Campo Santo a implorar ai cielo por el alma de los
suyos y verter sobre su tumba tiernas y
amorosas lágrimas... ¥

*

*

Isabeiina—a quien todavía no hace

un año que se le murió su hermana—

sale del cementerio, vacíos sus ojos de

lágrimas de tanto llorar; y acompañada de su sola imaginación, y con paso tardo para mejor poder así entregar al
viento sus suspiros, se dirige hacia el
pueblo...
El camino se abre entre dos tilas

de árboles... Fíjase en ellos Isabeiina
y advierte ¡ay! que de su belleza y esplendor de ayer no muestran,
en estos comienzos de la estación

otoñal, más que unos troncos año¬
sos, despojados de flores y casi de hojas... Mira la campiña y la ve también
desprovista de su verde y florido man¬ to primaveral... Levanta maquinalmente sus ojos al sol que por entre las desnu¬
das ramas viene a besar cariñosamente

su bella cara semejante ahora a la de la Dolorosa—y hasta el sol mismo parécele que se muere -de trío y de triste¬ za... Vuelve luego el rostro atrás, y su
vista queda herida por la cúpula de la modesta capilla que preside la mansión
sagrada de los muertos; y esa visión unida a la de los árboles despojados, como esqueletos que levantan suplicah-i

tes ai cielo sus brazos descarnados; y a la de la soledad del camino y del cam¬

po que el sol débilmente amarillea; y al ruido de sus suspiros que repite el
aire al menear las ramas, la llenan de

espanto, que sube de todo punto al
asaltar su memoria los nombres de ios

muchos amigos y conocidos que ha leído entre los epitafios, y que se des¬
borda y retuerce en su corazón como

una serpiente a! pensar en su idola¬
trada hermana.

¥

*

*

La imaginación exaltada y calentu¬

rienta de Isabeiina no sabe representar¬

le sino el lado triste y pavoroso de la

muerte; y el gran terror que de ella la invade le hace flaquear las piernas y la

obliga a sentarse a la vera del camino... Sentada, ya, oculta su agraciado ros¬

tro entre sus manos largas, finas, tem¬ blorosas y blancas; y suspirando, dice

para sus adentros: lOh, qué triste y
breve es la vida humana! Nacemos y
vivimos soñando y acariciando mil aven¬

turas y los días que transcurren son cual flores y hojas de bellas ilusiones que
adornan nuestra existencia. Pero pron¬

to, muy pronto ¡ayj nos llega el otoño de la vida, la última enfermedad; y he

aquí que todos nuestros ensueños de

amor y dicha desvanécense como por
encanto; da la desapiadada muerte,
una tuerte sacudida al árbol de nuestra

vida y ¡zas!... todas las flores y hojas de

nuestros años despréndense ai momen¬
to y caen volando a merced del tiempo que todo lo arrasa y destruye... ¿Y qué
resta, entonces, de aquel gallardo man¬ cebo, de aquella hermosa joven, de
aquel árbol humano vestido de lindas
flores y lozanas hojas?... Solo unos tron¬
cos: los troncos de sus huesos descar¬

nados y yertos...

El Heraldo de Cristo

193

Unos golpecitos blandos en el hom¬
bro de nuestra jovencita sacan a esta de su profundo ensimismamiento... Son de las manos suaves y blancas como
palomas de su propia madre, a quien Isabelina pretextando una falsa urgen¬ cia había dejado sola y orando ante el
sepulcro de su hermana, para ocultarle de este modo la pena que la embar¬ gaba...
Al levantar Isabelina la cabeza y en¬
contrarse con la dulce mirada de su
madre, se incorpora y abrazándose a ella exclama como fuera de sí—¡Ay, madre miaj no sé que me pasaj... Pien¬ so en la vida, pienso en la muerte, pienso en mi amadísima hermana, y siento un trio y un miedo y un dolor
inexplicables...—Por la pasión que Dios pasój no tomes, hija de mi alma, las cosas de esta manera]... Triste es en
verdad la vida; pero no tanto que a los
que amamos a Dios no nos sea dado, de vez en cuando, saborear aquí abajo una miajita de la felicidad del cielo.-
Espantosa es por cierto la muerte; pero solo para los que no creen ni esperan en Dios; porque a éstos sepáralos la muerte de los bienes y goces munda¬
nos, que ellos solamente buscan y

aman, para sepultarlos por siempre ja
más en el infierno... Dolorosa es, ver¬
daderamente, la separación de tu her¬ mana; pero al visitar—como hoy—el lugar bendito en que sus huesos repo¬ san hemos de levantar los ojos al cielo, señalado por la cruz que remata la cúpula de la capilla del cementerio; y hemos de consolarnos pensando que esta separación no será eterna, porque ella al morir dejónos el recuerdo pre¬
ciosísimo de sus muchas virtudes: de
su inmenso amor hacia nosotras, de su caridad inagotable para con los pobres y desgraciados y de su acrisolada pie¬
dad, en prenda segura de que si la imitamos, más pronto o más tarde he¬
mos de verla en el cielo...
Las palabras de la madre caen sobre la hija como un rocío saludable que
tonifica sus nervios y conforta su alma. Y al regresar juntas a su casa, ya no
halla Isebelina los árboles que bordean el camino tan feos y tétricos ni la cam¬ piña tan adusta y triste porque allá en el fondo de su corazón junto con el recuerdo de su hermana palpita la lla¬
ma celeste de la inmortalidad.
ALONSO DE LA Espina.

194

El Heraldo de Cristo

PAGINES POPULARS

"Y ENCARA CREIS AN SES ANIMES?"

Tots recordam, benvolguts lectors de «El Heraldo de Cristo», que a Mallorca, encara no fa gaire, els barbers també feien de dentistes; si bé feien les dues

coses, molts no sabien fer ni una cosa

ni r altra.
Lo més divertit era I' arrebassar

queixals: asseien el subjecte a una

cadira, li posaven una tovayola pel coll,

agafaven ses estanayes i...una torcuda

seca o una estirada rubenta...i ei quei¬

xal botia a defora. Eren fan llests que

qualque vegada després d' haver-se

rompudes les banyes per treure'l n'

devia no's arrencaven un que

arrancar.

Arrabassat el queixal el pacient glopet-

java un poc de vinagre y partia no

gaire xalest, després de munyir una

pesseta. Ara els tais especialistes ja han’ passat
de moda. En el meu poble, emperò,
n' hi havia un encara, no fa gaire.
Era dissapte a vespre, vaig entrar-hi
per afeitar-me i per casualidat me vaig trobar amb una d'aqúestes operacions.
—Jo, mestre Juan, deia un dels pre¬
sents an el del queixal, per res nat del món voldria m' arrancassin un queixal d' aquesta manera.
—Per no haver de paga tren i den¬
tista, m.estim més arrbassar-lo'm aquí:
és molt més barato!

—Barato sí, però també aniran més ba-
raro els gemecs.
—Paciència! Amb cada gemec, se¬
gons mos digué, diumenge passat, el Senyo Rectó, treim una ànima del

purgatori. —Deixau-vos de cuentos i d'ànimes,

mestre Juanj Bones ànimes redolaran

per dins sa bocal
—El barber, al sentir aquesta esco¬
mesa posant-se de la seua part, afegí;
i encara creis en ses ànimes, mestre

Juan?

—I tu què no hi creus, Biel? respongué,

—Es antiquat això: avui en dia, ja no se creu en aquestas coses. Això són coses de capeliansj De part meva, tot lo que volgueu, però el Purgatori... vamos, no m'entra dins sa mollera. Jo
crec que hi ha cel, aon hem d'anar els cristians després de la mort: i també crec en l'infernen, aon aniran els do¬
lents; però aixó de Purgatori jo, i molts dels que abans hei creien, hem vist que
és fals?
Jo, que a-les-hores m'afeifava, no
vaig poder aguanfar mes i amb sa bar¬ ba ensabonada, girant- me cap a ell, lí vaig dir; Pero, Biel i com has aclarii que
és fals¿
—Perquè he sentit a di que antes del Bon-Jesús no se'n paraiva del Pur¬
gatori. —Sabs que me pareix que hi vas de
calçat per aigo. Bieh Jo no ho sé, senyó Quel, respongué
ell, no heu sé si hi vaig tant com Vosté
se pensa, perqué si sapigués ses olles, des capellans i monjes, que s'han cui¬ nades amb el foc i estelles del Purga¬ tori, no diria lo mateix.
—Això que dius de ses olles, jo no heu sé, però que el Purgatori sia cosa dels capellans, és ben fals i redefals.
—No, senyó, no és tant fals com Vosté suposa: i sinó me digui si antes de vení el Bon-Jesús hi havia ningú que hi cregués.
—Sí, homo de Déu, antes de venir el
Bon-Jesús ja hi havia gent que sabia existia el Purgatori; entre altres, tu qui has estudiat un poc recordaràs que En Tobáis, de qui parla l'Història Sagrada, en aquell temps tan antic ja feia sacrifi¬ cis pels difunts; i En Judas Macabeu, captà dels judios va donar 12.000 drac¬ mes de plata, ara serien 6.140 pesetas,an el temple de Jerusalem, perquè
tessen sacrificis en sufragideis qui ha¬
vien mort a la guerra.

El Heraldo de Cristo

195

—I bé, senyó Que!, sempre n'hi ha qui creuen coses molt rares.
Dit això, possà a mestre Juan una injecció per a dormir-li el queixal per¬ què encara que era dels dentistes de qui ja hem parlat, no obstant sabia ja posar injeccions per no fer patir tant a ia gent.
—Però bé, senyó Quel, i encara que n'hi hagi de Purgatori, quin profit mOS pot dú? Si lo bo s'en va an el cel i lo dolent a l'infern, el Purgatori hi és de
bades.
El queixal a-les-hores ja estava ador¬ mit. El barber agafant les estanayes, pegà una torcuda seca i el queixali
surti a defora. Anà a cercar un tassó de
vinagre amb aigo per donar a glopetjar a mestre Juan. No li havia fet gaire mal. Dugué el tassó i mentres mestre Juan glopetjava, lo que de vegades succeieix, unpocdevinagreli caiguédamunt latovayola. Ningú però en va tercas.
—I has dit, Biel, que el Purgatori hi
és de bades?
—Si hi ha cel i infern, jo crec que sí. — I què sabs qui són els qui van an
el cel i a 1' intern?
—Els bons a una part i els dolents a
s'altra.
— I aquells qui són bons, però en¬ cara no han pagats pels seus pecats, aon trobes que han d'anar?
—laonhan d'anà?,., Ijono heusé,ara. —No poren anar a l'infern, perquè
sinó tots hei aniriem.
—A l'intern és clà que no hi han
d'anà.
Però tampoc no porem entrar en el cel perquè no hi entra res tacat. Idó, aon trobes que han d'anar sinó a un altre lloc, que no sia ni el cel ni l'infern és a dir an el Purgatori?
—Jo no heu veig molt clà: però i encara que n'hi haja, qué hi han de
fér ses ànimes?
—I qué hi han de fer? Suposa, per exemple, que un príricep s' enamorás d'una cosa teua, d'aquesta tavayola, qué faries?.

—L'hei donaria, ara mateix. —Però, homo, no pot anar a un prin-
cep tacada d'aquesta manera. —Bé idó, la rentaria primé. —|dó això ès lo . què fan en el Pur¬
gatori. Les ànimes que hi ha allá no són dignes d'anar devant el Rei del cel, davant Déu: però tampoc les han de tirar dins I' infern qee unes faltes tanpetites: així és que, en el Purgatori, els angels les renten per llavors dur-les an
el cel.
—Per mí, senyó Quel, vosté té més raó que jo. Però jo que jo no puc com¬ pendre és perqué les hem d'envià oracions, si tammateix els angels les
renten.
—1 a mestre Juan qué li has fet per arrebassar-¡i el queixal?
—Què li he fet? Una estirada seca...i
a detora!
—Sí però abans li has posat una injecció, i després, encara, perquè no li fes tan de mal, li has donat a glopet-
jar vinagre; no és ver?
—Si senyó: també és vé. —Idó, així també les oracians que enviam a ses ànimes de| Purgatori són injeccions per calmar els seus dolors i
sufrimints.
—Jo li diré senyó Quel: encara que haja dit que no hi creia no se cregui que cada vespre al anarme'n a dormí no resi per tots els morts de sa meua familia i adamés per totes ses demés ànimes del Purgatorii
—Ben tet. No'm de passar ni un dia sensa resar pels difunts
—Això també hem de fer noitros,
lectors, i principalment durant aquest mes que està dedicat a ses ànimes del Purgatori; mai mos n'hem d'anar a dor¬ mir sensa haver resat qualque cosa per ses ànimes del Purgatori.
D. Quel Torre,
capità retirat

Una agudeza de Sócrates.—Sócra¬
tes era, como saben nuestros lectores,
un filósofo griego, maestro de filósofos insignes, y ducho en el arte de la agudeza. Se cuentan de él muchas y curiosas anécdotas y entre ellas la si¬
guiente: Un joven muy charlatán fué a la es¬
cuela de Sócrates para aprender, con
tan extraordinario maestro, el divino
arte de la elocuencia.
Para dar a entender al maestro que
tenía gran facilidad para hablar, el joven se puso a charlar tan largo rato, que Sócrates estuvo a punto de perder la paciencia.
Al determinar los honorarios, Sócra¬
tes pidió el doble de lo que solía pedir a los demás. El joven se extrañó mucho
de esta anomalía.
—Amigo, le dijo entonces el filósofo, os pido el doble que a los otros por¬ que os he de enseñar a hablar y des¬ pués a callar.
Lo que costó un mundo.—Las na¬ ciones modernas suelen consignar en sus presupuestos cantidades muy cre¬ cidas para los gastos de investigaciones científicas y geográficas. Para ver lo que cambian los tiempos, basta considerar la cantidad que costó al tesoro nacional el descubrimiento de América por el insigne navegante español Cristóbal

Colón. España tuvo que desembolsar la suma, a primera vista, fabulosa, de 1.400.000 maravedises, que al fin y al cabo no son más que 36.000 pesetas, cantidad ciertamente bastante respeta¬ ble pero que no bastaría, ni con mucho,
a satisfacer las ansias enchufistas del
menos ambicioso de nuestros ham¬
brientos políticos. Una frase de Lenín. — El desgra¬
ciado Lenín, que será en la historia, tan tristemente célebre, días antes de pri¬ varle Dios del juicio, y de comenzar a andar a gatas como los brutos, y pos¬
trarse arrodillado ante los muebles de
sus habitaciones para pedir a los sillo¬ nes y armarios perdón de los cientos de miles de fusilamientos que se ha¬
bían llevado a cabo por su causa, ex¬ clamaba:
—¡Me he equivocado! No se necesi¬
taba esa revolución, sino diez Francis¬ cos de Asís.
¡Y era verdad! Y lo aprendan los revo¬ lucionarios de hoy; si quieren conseguir algun bien por medio de la revolu¬ ción, hagan en buen hora la revolución, pero no la de Lenín, sangre y fuego,
sino la de Francisco de Asís, caridad,
paz, amor, reforma interior y exterior. Una cosa enseñan y ofra hacen. —
Continuamente leemos en periódicos y
revistas las inconsecuencias de nuestros

El Heraldo de Cristo

197

flamantes laicos que unas cosas ense¬
ñan y otras hacen. He aquí algunas: El diputado de la «Esquerra» D. Epi-
tanio Bell Castiel, que votó el art. 26 de la Constitución, que promovió la idea de retirar los crucifijos de los estableci¬ mientos de beneficencia provincial, que solicitó un correctivo para el Obispo de Segovia por haber escrito contra el
matrimonio meramente civil de los bau¬
tizados, optó por contraer matrimonio canónico en la iglesia de la Merced de
Lérida.
En mayo talleció en Granada el es¬ critor Alfonso Gonzáles, secretario acti¬ vo del partido social revolucionario de Balbontín. En vida publicó escritos res¬ pirando saña contra la religión, pero al acercarse la muerte, cambió de pare¬ cer, gracias a Dios, y pidió un sacerdo¬ te y después de haber retractado sus
errores recibió los Santos Sacramentos.
El Diputado a Cortes D. Manuel Llo¬ rente votó las leyes sobre el entierro civil, pero él tué enterrado en Zaragoza según el rito de la Santa Iglesia Ca¬
tólica.
El Sr. Bugeda, aunque socialista, hi¬ zo bautizar solemnemente a su hijita,
en la Catedral de Madrid.
Y los periódicos han hablado repeti¬ das veces que el Sr. Macià a pesar de su laicismo oficial, observa privadamen¬ te, aunque coma en céntrico hotel, los ayunos y abstinencias que manda la Santa iglesia.
¿Castigo de Dios?—El 25 de Sep¬
tiembre un horroroso ciclón azotó la
zona de Tarripico y Pánuco, en Méjico. La tromba de agua y viento destruyó casi toda la ciudad. Calles enteras, igle¬ sias, teatros, palacios, hospitales llenos

de enfermos, quedaron destruidos, y entre los escombros fueron sepultadas miles y miles de víctimas. Las casas de
más sólida construcción fueron arran¬
cadas de cuajo y trasportadas a increi-
ble distancia. Una terrible inundación
hizo salir de madre los ríos y una ola gigantesca barrió los puertos. Una de las más ricas regiones del mundo ha quedado reducida a la nada.
¿Es esto un castigo de Dios? Un fe¬ nómeno natural desde luego; pero tén¬ gase en cuenta que nada de eso suce¬ de sin la permisión de Dios, y si grande es su misericordia, terrible es también su justicia; y, recuérdenlo los mallorqui¬ nes, pues el año pasado sucedió en Manacor un caso semejante que si no
tué tan terrible como el que nos ocupa, no tué menos aleccionador.
Otra lección.— Un misionero, fla¬
queó en el servicio de Dios y cayó en la apostasia.
Una noche en una bacanal, cuando iba a libar un vaso de vino le dijo un
amigo: «Conságralo»; y el infeliz após¬ tata pronunció, despacio y serio, las palabras de la consagración.
Pero tué grande su terror y el de todos los circunstantes al ver que el
vino se convertía en verdadera sangre,
rebosaba del vaso y ensangrentaba la mesa. Atemorizado el infeliz, cayó de rodillas, y saliendo de allí marchó a una Cartuja, donde vistió el hábito de
monje.
Los demás concurrentes se convirtie¬
ron todos y han dado testimonio del
hecho.
¡Infinita es también la misericordia de
Dios!
ALECÉFILO.

Palma.—Precedida de una solemne
Novena y de un Triduo de Cuarenta Horas, se celebró con grande esplendor en nuestra iglesia de S. Francisco la fiesta que la Comunidad de Padres Terciarios y la Tercera Orden Secu¬
lar dedican a su excelso fundador
San Fi'ancisco de Asís. En los
días de Cuarenta Horas, que precedie¬
ron a la fiesta del seráfico Patriarca,
hubo Tercia y Misa mayor con exposi¬
ción del Santísimo. Por la tarde actos
de Coro, rezo del santo Rosario, nove¬
na y sermón a cargo del conocido ora¬ dor sagrado Rdo. Sr. D. José Font y Arbós, Notario Eclesiástico.
Dia 4, festividad del Santo, celebróse a las 8 una Misa de Comunión general
para los Terciarios y devotos de[ seráfi¬ co Patriarca, misa que dijo el Rdo. P. Rartolomé David, Superior de la CasaMisión. A las 10 hubo Tercia y Misa solemne que celebró el Muy Rdo. P.
Jaime Rarceló, Provincial de los P. P.
Teatinos. Dijo el panegírico del Santo el mismo orador del Triduo. Interpre¬
tóse la «Missa Festiva» del Mtro. Refice.
Después de la Misa dióse la Rendición Papal a los fieles.—Por la tarde: Víspe¬ ras y Completas; Rosario, Trisagio can¬ tado, sermón, ejercicio del tránsito de S. Francisco y solemne procesión con el Santísimo por el interior del templo
actuando de Preste el Rdo. Sr. Don
Antonio Moragues, Ecónomo de Sta. Eulalia, asistido por los R.R. S.S. Don Andrés Caimari y Don Pedro Ronnín.
El templo lucía sus mejores galas y estaba iluminado con profusión de
luces.
La concurrencia de fieles fué muy
numerosa.
—Dia 29 de Septiembre la floreciente
Asociación de Médicos de los S.S. Cos¬

me y Damián honró a sus Patronos asistiendo a una Misa que el M. I. S. D. Bartolomé Pascual, Rector del Semina¬
rio y Consiliario de, la Asociación, celebró en la capilla de los dos S.S. Médicos de nuestra iglesia de S. Fran¬ cisco. Durante la Misa la «Capella Clàssica de Mallorca» interpretó escogi¬ das composiciones musicales.
JAachmaijor.—Mují^ solemnes resulta¬ ron los cultos que la Comunidad de Padres Terciarios Regulares y la V. O,
T. secular dedicó a su seráfico Funda¬
dor S. Francisco de Asís: Dia 25 de
Septiembre dióse comienzo a la novena dedicada al Santo y dia 2 al Triduo de Cuarenta Horas predicado por el R. S.
D. Valentín Herrero.
Dia 4, a las 7, Misa de Comunión
Genera], a las 10 y media. Tercia canta¬ da y Misa Mayor, cantándose una parti¬
tura a voces del Mtro. Perossi. Predicó
el mismo orador del Triduo. Al final
del oficio dióse la Bendición Papal.
Por la tarde celebráronse actos de
Coro, Rosario, Trisagio, ejercicio, ser¬ món, procesión y reserva del Santísimo.
Artá.—También en nuestro convento
de Artá se celebraron esplendorosos
cultos en honor del Pobrecillo de Asís.
Dia 25 de Septiembre empezó la novena y dia 2 de Octubre el Triduo de Cua¬ renta Horas que fué predicado por el
R. P. Allés, M. S.S. C.C. El día del Santo, por la mañana:
Misa de Comunión General, Tercia y
Misa Cantada. Hizo el panegírico del
Santo el mismo P. Allés. Acabada la
Misa Mayor dióse la Rendición Papal. —Por la tarde: Después de los actos de Coro y del Rosario hubo Trisagio can¬ tado, sermón y procesión por el inte¬ rior del templo.

El Heraldo de Cristo

199

NEGRO LOGIA

Montuiri.—Día 23 de Agosto falleció cristianamente D.^ Francisca Mayo! y
Gomila, a la edad de 83 años.—Per¬
tenecía a la V. O. T. de dicho pueblo
y era muy virtuosa. Pedimos una oración en sufragio de
su alma y acompañamos en su justo dolor a su familia, particularmente a
Margarita y Miguel Mayol, sobrinos de
la difunta.

Campos del Puerto.—El de 7 Julio
falleció la hermana Terciaria de San

Francisco D.^ Margarita Ballester Talla¬

das, a los 51 años de edad y 35 de
profesión. — Desempeñó el cargo de Presidenta de las Hijas de María por

espacio de 31 años. La inesperada muerte de tan amable
y simpática Señora produjo hondo sen¬
timiento no sólo en su familia sino entre

cuantas personas la habían tratado, ya
que ella estaba dotada de un corazón tranco y sencillo.
Enviamos nuestro más sentido pésa¬ me a la familia de la finada especial¬
mente a su hermano el R. S. D. Juan

Ballester, Vicario del pueblo, y suplica¬
mos a nuestros lectores la tengan pre¬
sente en sus oraciones.

Descanse en paz,

>

—Dia 31 de Agosto, murió'éñ la paz del Señor D.^ Francisca Mas Alemany.

Contaba 71 años y hacía 54 que ceñía el cordón de la V. O. T. Era muy de¬

vota de la Santísima Eucaristía y por sus limosnas merecía ser llamada la madre

de los pobres. Sufrió con heroica pa¬ ciencia la larga y penosa enfermedad

que acabó con su vida.
Dios le dé el descanso eterno. —

Amén.

—Dia 5 de Septiembre falleció D.® Juana María Mas Barceló, antigua Ter¬ ciaria de S. Francisco y muy bondadosa
Señora,

—Dia 14 de Septiembre falleció D.^

Bárbara Caldentey Vidal de 81 años
de edad. Desde hacía 67 años era Ter¬ ciaria de S. Francisco.
Calmari.—Dia 10 de octubre bajó al sepulcro, confortada con los santos sacramentos y la bendición apostólica,
nuestra amada suscriptora del «Heraldo
de Cristo» Maria Caimari Coll a la edad
de 28 años, después de penosa enfer¬
medad sufrida cristianamente por espa¬ cio de seis meses.
Fué la tinada de carácter bondadoso
y afable, siempre se la veía con la son¬
risa en los labios confortando y ani¬
mando a todos los que iban a visitarla
dejándolos muy consolados.
Cuando soltera desempeñó con mu¬ cho esmero el cargo de Presidenta de las Hijas de María, trabajando con ver¬ dadero celo. Durante los tres años de
enlace matrimonial ha sido modelo y
ejemplar continuo de madres cristianas,
asistiendo frecuentemente a todas las
comuniones y reuniones mensuales'
Recomendamos el alma de la finada a las oraciones de nuestros hermanos Terciarios y lectores de esta revista y enviamos a su desconsolado esposo,
madre, hermana y particularmeste a su hermana religiosa Sor Clara de Jesús
del Convento de las Clarisas de Palma de Mallorca, nuestra condolencia.
A. E. R. I. P. A.

200

El Heraldo de Cristo

BIBLIOGRAFIA

Vida del Corazón de Jesús en la Sagrada Eucaristía.—Es una serie de treinta estampas, de 63 X 113 milímetros, impresas en papel couché y con texto en el dorso. Son muy aptas para primeros viernes y fiestas eucarístiscas del Corazón de Jesús, Por la finura del graba¬ do y por la unción del texto, merecen ser reco¬ mendadas. A 6 ptas. el lote de 750, o sea, de 25 colecciones; a 11'60 el de 1.500; y a 21'75
el de 3.000.-Casa Editorial LuiS GiLl. CORCEOA
415. Barcelona.
Castidad y Juventud, por MONS. Toth Tihamer. Consejos a los jóvenes para que per¬ manezcan puros. Traducción castellana por L
C. Ramírez, S. J. Un tomo en 8.° con numerosos
grabados, 5 pesetas en cartoné con vistosa cu¬ bierta. Librería Tipografía Católica, S. A. Ca¬ lle del Pino, 5. BARCELONA. 1933.
Mucho se ha dicho y escrito a propósito de este libro, que en seis semanas alcanzó en Bu¬ dapest su segunda edición, tres meses des¬ pués la tercera y al presente es ya la décima. En siete capítulos magistralmente concebidos y redactados, el autor estudia y desarrolla el problema de la conservación de la pureza en los jóvenes.
Cada capítulo está subdividido en varias secciones, que son como otros tantos aspectos de un problema dolorosísimo y de capital importancia. La obra no está destinada a los niños, sino a los jóvenes, como el título indicar no al reducido número de aquellos que viven en un ambiente privilegiado, sino a la mayoría, a todos los que se ven rodeados por las malas pasiones.
La obra puede asimismo ser leída con pro¬ vecho por los sacerdotes y padres de familia

que con frecuencia buscan un esclarecido guía en su delicada tarea.
Sucede, no raras veces, que los autores, en
esta materia, dicen demasiado o muy poco a
riesgo de perder su eficacia o de obtener el
efecto contrario.
El Doctor Tihamér ha sabido mantenerse en
el justo medio: sin dejar de tratar el argumento a fondo, conserva siempre un equilibrio y una
delicadeza admirables.
Por esta razón el libro no dará sino buenps
frutos en todos aquellos que tuvieren la oca¬ sión de leerlo y meditarlo.
Layeta y el Triunfo de la Gracia, novela, por Raquel. Sexta edicición. Dos tomos en ta¬ maño 15 X 10 1/2 centímetros, 4 pesetas (los dos tomos) en rústica, con recias cubiertas de cartulina. LIBRERIA Y TIPOGRAFIA CATOLICA, S. A. Calle del Pino, 5. BARCELONA. 1933.
El estrago que en el corazón de nuestra ju¬
ventud está causando esa literatura corrosiva
importada ya a través de detestables traduc¬ ciones ya por medio de la producción na¬ cional, que en este género nada tiene que envidiar a lo peor, justifica la aparición de esta sexta edición de LAYETA, delicada novela sentimental, de asunto trascendente, manantial fecundo de deleitosas y orientado¬ ras emociones, antídoto para contrarrestar las morbosas emanaciones de aquella otra nefan¬
da literatura.
Raquel, bajo cuyo pseudónimo se ocultaba una mujer de letras que era a la vez un gran corazón y un apóstol por su bien tallada pluma, merece ser revivida en sus obras, puestas siempre y exclusivamente al servicio del bien y de lo bello.

Impreso en LUX Imp. católica Molineros 20 - Palma

iSe cree Vd. suficientemente ágil?
El agacharse a coger cualquier objeto no es para Vd. ya tan fácil. Hay a cada paso crujidos de huesos. Los movimientos, faltos de soltura, perdieron su elegancia, su desembarazo; peo Vd. se tranqui¬ liza diciendo para sus adentros: Claro, no tengo 20 años".
Hace Vd. muy mal; pues la agilidad es como el control que marca como se verifica la circulación de la sangre y, uo lo dude, a toda edad se puede ser ágil, mejor dicho: se debe ser ágil.
Si su agilidad ha disminuido es porque su organismo se halla lleno de toxinas, porque la sangre, cargada de impurezas circula perezosamente, porque no elimina como debiera los residuos tóxicos. Todo ello, desde luego, hay que achacarlo a la edad; pero no debe ignorar que existen los medios para ayudar a sus órganos a cumplir debidamente la función a su cargo y que antes cumplían sin auxilio alguno.
Examine pues su agilidad y trate de conservarla a toda costa. Al verla menguar practique un lavado interior de su organismo y arroje
de su seno los venenos acumulados.
Una cucharada de Urodonal disuelta en un vaso de agua toma¬
do al levantarse, será suficiente para restablecer el equilibrio de la circulación y mantener la agilidad de sus miembros.
Lea lo que dice el reputado Prjofesor Dr. Antonio Morales Llo¬ rens de la Facultad de Medicina de Barcelona y convénzase de la
veracidad de nuestras afirmaciones:
"Empleo el Urodonal en las afecciones artríticas, principalmente en las de las articulaciones y músculos, siempre Con éxito y sin que exista ningún inconveniente en su uso prolongado".
Para ilustrar a todos y a cada uno acerca de lo que conviene practicar para conservar la salud, los Laboratorios del Urodonal, Apartado, 718, Barcelona, facilitarán gratuitamente la obra del Doctor Dumas «La Medicación del Hogar» Pida Vd. un ejemplar.

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