El Heraldo de Cristo 1933, n. 288
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Año XXV

Palma de Mallorca, Julio 1933

Núm. 288

06ra maestra óe Inlqaiòaò
El día 2 de Junio de 1933 es una fecha ominosa y funesta [lara la
historia patria.
En tal día, primer viernes de mes y del mes consagrado al Corazón de Jesús, el Presidente de la República española, que tiene a gala lla¬ marse católico, autorizó con su firma la promulgación de la Ley de Confesiones y Congregaciones religiosas: ley dictada por hervores rabio¬ sos de odio y venganza largo tiempo contenidos; ley que parece escrita con la punta de un puñal homicida, tinto todavía en sangre inocente, y movido por la negra mano de la masonería, rival soberbio y enemigo el más encarnizado de Jesucristo y de su Iglesia.
El Papa Pío XI, cuya autoridad y moderación en sus juicios es de todos reconocida, ha llamado a la citada ley «OBRA maestra de ini¬ quidad, Y RECORD DE LAS LEYES CONTRA DiOS Y CONTRA LAS ALMAS».
La precedente calificación, con ser ella gravísima y durísima, es no obstante muy justa y de sobra merecida: pues el flamente engendro de los diputados izquierdistas y de los que con ellos colaboran es una monstruosidad y un atentado criminal contra leyes y derechos que el dedo de Dios esculpió en el corazón mismo de la humanidad.
Esta ley es abiertamente anticonstitucional por restringir y negar libertades y derechos que a todos los españoles garantiza la misma Constitución republicana.
Esta ley atenta contra el derecho de propiedad, puesto que por ella el Estado se incauta de bienes de la Iglesia legítimamente adquiridos, de su tesoro artístico costosamente conservado, y de fundaciones de beneficencia que la generosidad de sus hijos le habia confiado.

122

El Heraldo de Cristo

Esta ley desposee a los padres del derecho natural de proporcionar a sus hijos la enseñanza que crean más conveniente para la sana for¬ mación moral e intelectual de los seres que Dios ha puesto bajo su tu¬ tela paternal, y les pone en el duro trance de enviar a sus hijos a es¬ cuelas laicas, que es sinónimo ds escuelas ateas y antirreligiosas.
Esta ley asesta un golpe tremendo a la culutra patria, por retirar del magisterio docente una multitud de profesores que con su ciencia y trabajo han levantado muy alto nuestras letras y civilización.
Esta ley es antieconómica, pués su total implantación, si posible fuera realizarla, supone para el tesoro casi exhausto de la nación el gasto de millones y millones de pesetas, que al fin y al cabo tiene que pagar el sufrido pueblo español.
Esta ley viola la libertad de conciencia y de religión por los muchos y arbitrarios obstáculos que pone al desarrollo del culto católico, y a la práctica de actos religiosos en establecimientos públicos y aún en casas particulares.
Esta ley es antisocial, ya que pretende suplantar las seculares doc¬ trinas religiosas, que son el más firme sosten del orden y bienestar de la sociedad, por las decantadas libertades de perdición, que llevan a los pueblos al caos espantoso del anarquismo y de la revolución.
Esta ley es un atentado sacrilego contra la conciencia de los niños, a los cuales, en nombre de la libertad, se les niega la enseñanza reli¬ giosa, que es para ellos manjar sabroso y saludable; y a los cuales, también en nombre de la libertad, se les obliga a nutrir su corazón e
inteligencia con doctrinas ponzoñosas que matan a quienes de ellas co¬
mben.
Esta ley es antirreligiosa por conculcar derechos divinos de la Igle¬ sia, por obstruir su desarrollo y expansión, por entremeterse abusiva¬ mente en el gobierno interno de la misma, por impedir la completa instrucción de todos sus miembros y tenerlos sometidos a una vigilan¬ cia casi policiaca.
Una ley que tamaños desafueros comete, una ley que lejos de fo¬ mentar el bien común lo socava y destruye, una ley que no viene dic¬ tada por la recta razón y que es conculcadora de derechos naturales y divinos, una ley de tal jaez y linaje no es ciertamente ley, y si no es ley fuerza es declarar que no hay obligación de obedecer sus imposiciones, como no hay obligación de obedecer las imposiciones de un tirano que mandara pasar a cuchillo a todos los súbditos que hubieren cometido el solo delito de profesar la religión católica.
Por las razones que acabamos de exponer, han levantado su voz contra tan inicua como inju^^ta ley el soberano Pontífice con una encí-

El Heraldo de Cristo

123

clica que es luz y guía, consuelo y esperanza, en estos trabajosos tiem¬ pos: el Episcopado Español con su Declaración colectiva, modelo de energía apostólica, norma segura de los católicos y merecida condena¬ ción de los perseguidores de la Iglesia: los valientes diputados católicos con su vibrante manifiesto dirigido a la nación española explicando la labor realizada y la que se proponen realizar en contra de la funesta ley: la prensa de todos colores, nacional y extranjera, que, libre de par¬ cialidades, ha juzgado la draconiana ley a la luz de la razón y de la justicia: la gran mayoría de los españoles demandando al Presidente, de palabra y por escrito, la revisión de un texto lleno de injusticias y atropellos.
A tantas y tan autorizadas voces unimos nuestra más firme y enér¬ gica protesta contra una ley conculcadora de sagrados derechos y san¬ tas libertades que amamos tanto y más aún que nuestra propia vida.
Fr. JUAN DE ALVERNIA

3Iorrtias para io23..°°s Católicos 124

Bl Muraldo Dfi Criíïo

Pontificias
Nós, con todo el ánimo y corazón de Padre y Pastor exhortamos viva¬ mente a los Obispos, a los sacerdotes y a todos los que de alguna manera
intentan dedicarse a la educación de
la juventud, a promover más intensa mente, con todas las fuerzas y por todos los medios, la enseñanza reli¬ giosa y la práctica de la vida cristia-

Episcopales
1 ° Deben los padres de familia mandar a sus hijos únicamente a las
escuelas católicas.
Prohibida severamente la asis¬
tencia a las escuelas acatólicas, neu¬ tras o mixtas, o sea las que esán des¬ tinadas también a los no creyentes,
sólo al Ordinario del lugar correspon de juzgar si puede tolerarse la referida

ra; y esto es tanto más necesario, asistencia en determinadas circuns¬

cuanto que Ja nueva legislación es¬ tancias y con las debidas cautelas.

pañola, con la deletérea introducción

Cuando el Ordinario haya es¬

del divorcio, osa profanar el santua¬ timado prudente la anterior toleran¬

rio de la familia, sembrando así, jun¬ cia por existir causa razonada a tenor

to con Ja intentada disolución de la de las instrucciones de la Santa Sede,

sociedad doméstica, los gérmenes de los padres y tutores vienen obligados

las más dolorosas ruinas en la vida gravemente a guardar las siguientes

social.

cautelas: a) inspeccionar por sí mis¬

Ante la amenaza de daños tan enor¬
mes, recomendamos de nuevo y viva¬ mente a todos los católicos de Espa ña, que, dejando a un lado lamentos y recriminaciones y subordinando al bien común de la Patria y de la Reli¬ gión todo otro ideal, se unan todos, disciplinados, para la defensa de la fe y para alejar los peligros que ame¬
nazan a la misma sociedad civil.
De un modo especial invitamos a

mos o por personas idóneas los libros que se ponen en las manos de sus hijos y las doctrinas que se les incul¬ can; b) procurar que fuera de la es¬ cuela sean sus hijos o menores sóli¬
damente instruidos en la doctrina
cristiana y estimulados celosamente a la práctica de los deberes religiosos; c) apartarles del trato y amistad de los compañeros escolares que puedan poner en peligro su fe y costumbres
cristianas.

todos los fieles a que se unan en la

4 ° Todos los fieles se esforzarán

Accción Católica, tantas veces por Nós recomendada, la cual, aún sin
constituir un partido, más todavía, debiendo estar fuera y por encima de todos los partidos políticos, servirá

en prestar su auxilo moral y material a la fundación y sostenimiento de es •
cuelas católicas, y en particular, los
padres de familia habrán de ejercitar su derecho a organizarse reivindican¬

para formar la conciencia de los ca do su libertad docente y la creación

tólicos, iluminándola y fortaleciéndola
en la defensa de la fe contra toda

de escuelas católicas homogéneas en
conformidad con sus creencias No

clase de insidias.

han dt- cejar hasta conseguir que sea

Pío Papa XI. cumplida realidad este ideal y dere¬

cho de la Iglesia: toda la enseñanza

(De la encíclica «Charissima Nobis») católica para la juventud católica en

escuelas católicas. — El Episcopado

ESPAÑOL.

(De la declaración co'ectiva).

El Heraldo de Cristo

125

ESTRELLAS FULGIDAS DEL CIELO FRANCISCANO

“Cí mártir beí cíaustro”
(1440 1513)

La Venerable Orden Tercera Franciscana tiene varones insignes por su

penitencia, que no tenían más lecho que ía dura piedra, ni más almohada que

un nudoso tronco, ni más alimento que el pan duro o las hierbas y las raíces

amargas, ni juguete más predilecto que el silicio áspero y las sangrientas dis',

ciplinas. Tales fueron, por ejemplo, un S. Conrado, un S. Ivon, un B. Torello

y una Sta. Margarita de Cortona.

Igual a ellos en penitencia, si bien no siempre igual a ellos en el modo de

hacerla, fué nuestro Beato llamado en Como, cuna de su nacimiento. Jere¬

mías Lambertenghi y en la Tercera Orden Regular de penitencia conocido con

este calificativo, tan árduo de merecerse como digno de honor y veneración:

il Martire de’Chiostri. Sus biógrafos narran de él penitencias horripilantes,^

más dignas de admirarse que de practicarse. Dos eran sus instrumentos favo¬

ritos de suplicio: un ataúd de madera internamente erizado de puntas de

hierro, en el cual permanecía encerrado largas horas de tormerito; y un pesa^;

do martillo de hierro con que golpeaba sin compasión sus innocentes carnes

y huesos. El título de el mártir del claustro lo compró a precio de sangre.

No sabemos si antes de que la muerte viniera caritativamente a librarle

de t m exquisita penitencia el Beato Jeremías, a imitación del seráfico Patriar¬

ca, pidiera perdón a su cuerpo, el hermano asno, por las injurias y agravios

que le hubiera inferido,- es cierto pero que Dios glorificó con la íncorruptibili-

dad y la gracia de hacer milagros aquel cuerpo tan profundamente humillado.

De la apagada lámpara del cuerpo exánime, que en vida brilló de caridad

para con Dios y para con el prójimo, comenzó a desparramarse como aceite

bendito el poderoso y celestial valimiento del siervo de Dios merced al cual

un vástago de la noble familia Fac.chinei de Forlí fué milagrosamente curado

de horribles quemaduras y una joven de Rávenafué librada del demonio y se

obraron otros portentosos milagros.

En la penumbra de la capilla de la Madonna della Perita de la catedral

de Forlí (Italia), los beatos despojos aguardan ansiosos el dia de la resurrec¬

ción de la carne para que, como diría S- Buenaventura, sean colocados cual

piedra cortada y pulida en el edificio de la celestial Jerusalén.

•

Del Beato Jeremías escribió elegante y largamente el P. M. F. Bordoní de

Parma. T. R. O. General que fué de su Orden, hombre tan esclarecido en

letras como Lambertenghi en virtudes.

Tena de GULCIMELI

Votáronla ley de Confesiones y Congregaciones religiosas los dipu¬ tados por Mallorca D. Francisco Carreras Rema, de Acción republicana, y D. Alejandro Jaum.e Rosselló, socialista,

126

El Heraldo de Cristo

Cueatos y “ïíeròaòcs para Doacettas

VI

El camino del Cielo

La señorita Angelina es una ingenua y graciosa catequista que reconcen¬

tra todo el ardor y pasión de su corazón en Dios, en sus catequizandas y en

la Congregación de Hijas de María a la cual todas pertenecen.

Queriendo, un día ,esta fervorosa y ejemplar dama convencer a sus dis¬

cipulas de que fuera de la Iglesia Católica no hay salvación posible, con la

dulzurr- y amor con que sabe siempre insinuar las verdades de nuestra Reli¬

gión, decíales 'le esta manera: Erase que se era una pobre maHre que no tenía más que una hija. L'amá-

base ésta, Estrella; y su nombre y las muchas y raras dotes de que estaba

adornada elocuentemente predecían que una tal doncella no había nacido

para lucir sus gracias en este valle mísero de abrojos sino para ser sol en el
cielo.

Sufriendo hambre y sed y los rigores del tiempo, juntas, madre e hija,

arrastraban la carga de sus días, peregrinando tristemeute por un desierto, en

dirección fija a una ciudad en que el padre de Estrella disponía de incalcula

bles riquezas.

Y como nada hay en este mundo que no tenga su tin, el corazón-que en

las mujeres es, ordinariamente, más pers ñcaz que lo que aún en los mismos

hombres suele serlo el entendimiento—anunció una mañanita de Julio, a núes

tras pobres viandantes que su peregrinación tocaba ya a*su término EspoL adas

por el ardentísimo deseo de llegar pronto a la ciudad, apretaron el paso, de

tal manera que no andaban sino volaban, cual golondrinas misteriosas sobre

la inmensidad del erial; y la es ''eranza cierta que tenían de conseguir su in¬

tento, hizo que en todo el día no sintiesen apenas el cansancio Mds, al po

nerse el sol, quiso la madre que Estrella cobrara nuevos bríos, tomando un

poco de alimento que les quedaba; y a este objeto sentáronse sobre la cálida arena. Saboreando la dulzura de aquel pequeño refrigerio, sorprendiólas la

noche: y sin miramiento alguno, poco a poco, las fué envolviendo éntrelos

pliegues de su negro velo... Al darse de ello cuenta, levantáronse nuestras heroínas sobrecogidas de esparto; y veloces reanudaron su marcha, ávidas

de hallar algún refugio; y al cerrar la noche ¡oh, dicha grande! vieron brillar a lo lejos una especie de fogata.

—^Aquella luz — dijo, con voz alborozada, a Estrella, su madre—es sin duda la del fogaril de alguna 'bendita casa que acoge a los peregrinos del desierto. Corramos pues a ella, hijita mía.—Y en llegando, jadeantes, a aque¬ lla claridad vieron que era producida por grandes llamas que salían de una

enorme jaula de gruesos aros de hierro, que colgada estaba delante de un

suntuosísimo y abierto portal de un colosal y majestuoso edificio, cuyos res¬

plandores al par que iluminaban por completo aquella mansión, servían de

s^al

viajeros.

Èl Hbilaldo db Òlisfó

Í27

Miedosas, traspasaron el umbral; y aún no habían acabado de pronunciar la salutación del Ave María... cuando ya fueron recibidas por una veneranda anciana, que les preguntó, dulcemente, de donde venían y a donde
iban,
—Huimos, señora, de este penoso y triste desierto y nos encaminamos a la ciudad donde vive rodeado de inmensas riquezas el padre amorosísimo de esta hija de mi vida.
—No sé como ponderaros el gozo que tengo de que hayáis llamado a mi casa; porque habéis de saber joh pobres peregrinas del desierto! que no se puede llegar a la ciudad sin atravesar antes un bosque espesísimo que como
un muro la circunda enteramente, lleno de horiibles fieras y enormes preci¬ picios, y para colmo de males, no hay más que un solo caminito que conduce a la ciudad y yo soy la única depositaría del secreto de esta estrecha pero segura vereda.
Si vosotras, pues, queréis seguirme, júroos, por el h« ñor de quien soy, que he de entregaros sanas y salvas a los brazos de aquel por quien tanto suspiráis; mas os aseguro también que por poco que os apartéis de mí, pereceréis sin remedio, ya rodando por los precipicios, ya devoradas por las
fieras.
La mayoría de los peregrinos me desprecian, fiados en sus propias luces; mas ¡av! a cuantos he visto yo sucumbir a la mitad del camino sólo por haber seguido sus an ojos y no haberme querido obedecer. ¿Me seguiréis vosotras
fielmenteí*
— Vuestra persona ¡oh gran señora! —contestó la madre de Estrella, harta confianza nos inspira para que podamos atrevernos a desoír vuestros conse¬ jos Prométoos. pues, con todas las veras de mi alma que ni yo ni mi hija nos apartaremos un ápice de vuestro lado en todo lo largo del camino.
Al día siguiente, muv de mañana, madre e hija acompañadas de aquella venerable anciana, osadas, emprendían de nuevo su viaje; y estaba el sol a la mitad de su curso, cuando llegaban al bosque anunciado...
No tiembli tanto la hoja del álamo al ser azotada por los vientos, como tembló Estrella ai ver delante de sí aquel extenso y fatal bosque; pero ani¬ máronla su madre y la buena anciana; y cogiéndola una y otra de las manos, en un abrir y cerrar de ojos, internáronse en el bosque y ya en medio de él Estrella quedó consternada de ver lo que sucedía a ios caminantes que no querían seguir las pisadas de la bonísima anciana; los cuales o eran destrozádos por las horripilantes bestias, o rodaban, hechos pedazos, por los abismos que aquí y allá, por acá y acullá, abríanse disimulados por ufanas flores, y frondosas ramas de árboles Henos de frutos tan raros que encendían el ape¬ tito de cuantos parábanse a contemplarlos, tan bellos eran a la vista y tan dulces parecían al paladar.
—¡Ay, señora mía!—exclamó Estrella, fijando sus rasgados ojos en aque^ líos frutos tentadores.—Yo reviento de gana de comer y no puedo ya andar más... ¿No podría saciar mi hambre con esta fruta tan rica?...
—No, hijita, que te morirías... Si tienes hambre y sed y desmayan tus

i 28

Él Heraldo de Cristo

fuerzas, come de este pan y bebe de este vino que dejóme preparado mi ado¬ rado esposo antes de su muerte; y que yo llevo siempre conmigo para aliviar y fortalecer a cuantos apréstanse a seguirme fielmente.
Estrella comió del pan y bebió del vino que sirvióle la señora con el ma¬ yor afecto; y al punto recobró las fuerzas y, lo que es más extraño, sintió re¬ pugnancia verdadera de aquella fruta que antes le era tan apetecible.
Al atardecer, llegaban, las tres, buenas y salvas, a la ciudad; y loca, Es¬ trella, de amor y contento, colgábase del cuello de su bondadísimo y suspirado padre, quien a su vez no hartábase de besar a la hija de sus amores por quien tantas riquezas había acumulado...
Acabado este relato, la señorita Angelina, con voz que la emoción hacía temblar, lo explicó luego así:
Hijas de María: Estrella representa a cada una de nosotras y su madre, es figura de nuestra Asociación. Aquel desierto simboliza este mundo caduco y miserable; el hambre y la sed que en él padecían, significación son de nuestra hambre de amor y sed de felicidad. El fogaril que señalóles la casa que las acogió, figura la luz de nuestra Fe; y la casa, representa a la Iglesia Católica; y la buena señora, a nuestra Religión, Aquel único caminito seguro del bosque, símbolo es de la estrecha y espinosa senda de la virtud; y son las . fieras aquellas, imagen de los demonios que quieren perdernos y de los bra-
^ midos de las pasiones desordenadas que nos agitan. Los abismos cubiertos de
flores y disimulados, por árboles de fruta atrayente, son figura de los lugares de diversiones peligrosas, de cines, bailes y espectáculos inmorales. El pan y el vino que recibió Estrella de aquella señora, son imágenes de la divina Eu¬ caristía que alimenta nuestras almas. La ciudad, significa el Cíelo; y e! padre de Estrella representa a nuestro Señor Jesucristo, Padre, Criador y Redentor
de todos los ho obres.
Valor, pues, hijas de María;~acabó diciendo la señorita Angelina—no os apartéis, jamás, de las normas de la Religión Católica; y yo en nombre de de Dio.s, como término y recompensa de nuestro peregrinaje por este valle de lágrimas, os prometo el Cielo.
Alonso de la ESPINA

Remedio
Si sientes demasiado el fuego de la sensualidad, el ímpetu de la ira, el hervir de todas las pasiones y codicias, mata esas sierpecillas del corazón con ese néctar divino {la Eucaristía) que engendra mártires confesores y virginesSan Juan Crísós-
tomo.

El Heraldo de Cristo

129

PAGINES LUL-LIANES
Cercant C'^lmlc a í’%mat

Com cérvol assedegat corr a la font d’aigua fresca i cristal-lina, així volava Ramon en recerca del dolcíssim Jesús d’ençà que VAmat li hagué ferit lo cor en vergues d’amor.
La seua ànima era una fornal ardentment encesa, que encalentia a tots els
qui a ell s’atançaven. Foll d’amor, trescava boscs i montanyes, plans i serres, mar i terra ..
cercant onsevulla, qui li dugués noves de l’Amat de son cor. I sovint dialogava amigablement amb l’aucell cantor, proclamant ensems les perfeccions excelses
d’Aquell qui li tenia ei cor robat. La natura era pel Beat un llibre immens, on veia reflectides les belleses i
virtuts infinites de son Déu: En la graciosa flor boscana, que vessa de son cal zer aurííic aromes suavissimes hi contempla la bellesa inimitable de Déu; l'aura nocturna, que passa besant amorosament el fullatge tendre i vt rdós, li du a la memòria la seua bontat; el remoreig suau i melodiós de l’aigua mig adormi Ja, h fa sentir la seua veu dolça, com una ditada de mel, que el convida a un místic col·loqui.
Sos uds vessen llàgrimes amargues, en veure l'ublit i desconeixença, que tenen molts de l’amorosíssim Jesús; i la seua ànima atribulada esclata, com
tórtora enyoradissa, en sospirs i gemecs, ungits de pena i desconhort: Si vosaltres, amadors, volets foc, venits a mon cor, e encenets vostres
lantees; e si volets aygua, venits als meus ulls qui decorren de làgremes; e si volets pensaments d’amor, venits los pendre a mes cogitacions.
Tot el «^Libre d’Amic e Amat», està ple d’afectes tendres i sublims; expan¬
sions de la seua ài ima enamorada. Amb una candor i senzillesa que encisa i
corprèn, hi ensenya que les carreres per les quals l’amic encerca son amat son longues e perilloses, poblades de consideracions e de sospirs e de plors, e illuminades d’amors. Com mesclament d'aigua i vi se mesclen les amors de l'amic e de l’amat; inseparables com la calor e la llum, com
ésser e essencia acostades.
I aqiiesta amor, que bullia en son pit, i li endolcia el càlzer amarg de les penes i tribulacions, no és refredà jamai: Car en amor nasqut, e'm nodria amor, e d’amor veng, e a amor vaig, e en amor fas mon estatge.
Esperonat pel desig vivíssim de donar a conèixer i fer estimar al seu ama¬ ble Redemptor, deixa sa dolça Pàtria, i corr tot l’ample del món amb una activitat febrosa i un zel insaciable. Rts l’estemordia en aquella voluntat im¬ petuosa i ferrenya, que li fa creure possible, capgirar el món i fer ne novell paradiç d’aimadors fervents de Crist. I dins la seua pensa ampla i pregona hi germinaran plans admirables, projectes grandiosos, que realisarà amb una tenacitat i constància titàniques.
Fruit d’aquesta intel·ligència, divinament il·luminada, fou el projecte al¬ tíssim, qui madurà segles després, en l’inmortal erecció de Propaganda Fide, niu on és nodreix aquell estol d’àguiles valentes que prenen la volada vers re¬ gions llunyanes, per estendre el regne d’Amor.
Després d'haver esgotades totes les seues energies, treballant heroicament per difondre la pau de Crist i la llum consoladora de la santa fe, assolirà aquell vestit vermell, que tant ha via cobejat durant la seua vida apostòlica, vessant la sang en testimoniança de fidelitat perpètua. I l’Amat li allargarà els braços, per viure eternament units, dins una pèlac d’amor...
Fra Josep ROIG, t. o. r.

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EL HERALDO DE CRISTO

- "-i.»—

—

131
r

Iglesia de S. Pablo «alia Regola»
Roma

Ofrecemos a nuestros lectores algunos grabados de la iglesia de S. Pablo «alia Regola» regentada por los P. P. Terciarios Regulares de la Provincia seráfica de Sicilia.—De izquierda a derecha: Interior de la Iglesia.—El oratorio de S. Pablo levanta¬ do en el lugar en que, según la tradición, S. Pablo habitó los dos años de su primera cautividad romana.-Fresco de S. Pablo exis¬
tente en el altar mayor de la Iglesia.

EL CANT DEL ROSSINYOL

El rossinyol fa vetllada;
s’ha acostat al faristol i a la llum de l’estelada
punteja son flabiol.
Ara prova la tonada que abans de sortir el sol deu tenir aparellada per llançar a sonor vol.

O vigilant criatura! Si la negra desventura me desvetlla qualque nit
tu devalla del brancatge i penetra en mon estatge, canta al capçal de mon llit.

....
c>vy:v-->..;r.í (

EL PI SOLITARI

Com creu a damunt l’altar,
dalt la penya hospitalari’ s’eleva el pi solitari, sospès entre cel i mar.
Va sortir allí a l’atzar, és un ser visionari,
reposa en l’itinerari
de mà a cel, de cel a mar?

Novell asceta Estilita
qui medita qui medita passes aquí dia i nit!
També jo deixí el bullici d’aquest món i son seguici,
fe’m lloc a dins Pinfinit.
Fra Miquel CALDENTEY,
T. O. R.

132

El Heraldo de Cristo

fFecfla Centenaria
Con motivo de una Fecha grabada en el frontispicio de la Fuente pública de Felanitx, recuerdo de la terminación de importantes obras en ella realizadas, allí por los años de hace ya siglo, plácenos utilizar como herencia histórica de lejanos tiempos, un trabajo de historiador desconocido de nuestra tierra, tal vez del P. Cayetano de Mallorca, gra¬ ciosamente facilitado por el Muy litre. Sr. Doctoral de la 1. C. B. mallorquina, concebido en los términos textuales que siguen;
La villa de Felanitg reconoce por su Patrona Principal a Santa Margarita Virgen y Mártir Antioquena.
No se puede negar sin faltar a lo Cristiano e incurrir en los errores del impío Vigilancio ser entre los fieles de tradición Apostó¬ lica la práctica de rogar a los Santos, y de esperar en su protección.
Sabían los autores de esa
piadosa costumbre que, si
bien en las necesidades po¬ demos elevar derechamente al Soberano Bienhechor
nuestros votos, no obstante
es Utilísimo dirigirnos a los Santos, y señaladamente a los que miramos de un mo¬ do p-irticular como nuestros Protectores, p ^ra que por su medio sean benignamente recibidos, porque estando aquellos por sus méritos más unidos al universal Dispensero de las gracias que noso¬ tros, son por consiguiente
oidos más favorablemente
que nosotros. El Centurión, de quien habla el Evangelio, se dirigió a Jesucristo por medio de aquellos que eran
más estimados entre los
Judíos; y el Salvador alabó
la fé del Centurión. La Sa¬
grada Escritura dice que los Santos presentan ante el tro¬
no de Dios nuestras oracio¬
nes; y que están asociados
con Jesucristo para gober¬ nar con él, todas las nacio¬
nes.
{Continuará).
Por la copia,
Ben-Alí.

Él Heraldo de Cristo

133

PAGINES humorístiques
6luant mes poca 6ar6a mes poca oergoiiya

—Tenga, senj^o Qael.
—Hola! Madó Martina, i com va la vida?
—1 per ara no va malament. —Què ja heu acabat de segar? —^Si, senyó; Eli enguany hi ha poca
cosa ferm.
—Diven que si darrerament no ha^ gués plogut tant hi hauria hagut quah que coseta aximateix.
—Si, senyò; si sa savó que va fé da¬ ves Cincogema l'hagués feta damunt ses festes de Pasco encara hagués granat bé es gra; però com que no va
fé ni una gota... —Res, així no serà tan mal de dur
per voltros perquè ara tot ve junt: es batre, ses figues, ses met-les...
—Jesús, senyò Quel, si a la fi cuyssem moltes corteres mos ne regala¬ ríem bé de ses suades que haguessem de pegà.
—Oi! Madó Martina, ell no cada
any heu de cullir molt. —A mi me pareix que aniria milió
cuyí.molt cada any, però noltros no hi podem fé res. Quant el Bon Jesús heu vol se fa. i quant no, no se fa.
—I parlant de tot: s’homo què ha tornat insistir sobre aquella matèria?
—No, senyò, no ha tornat asistí. Ca! Es quant va un poc begut que’n parla. Però ara que heu diu, senyò Quel, ahí qui ès fresc venia amb s’allot dè So’n Rovella, i quant passଠvem per devora es pinaret mos topa¬ rem amb so fiy de’s bat-ie.
—Vaja una companyia! Aquell si que fa estona que no ha posat peu dins i’Esglèsia.

—Calli, vorà! Idò xerrant xerrant arribarem an aquesta castió. I... Bon Jesús! Va arribà a fé flamadeta.
— Diven que no té gens de ver¬ gonya, i això que encara és jove.
—Foi! Jove, jove! I què no sab sa
dita?
Quant més poca barha més poca
vergonya.
—I què vós deia?
—Molts de desbarats.—Axò de mis¬
ses i capellans,—deia,—és una cosa que ja ha passat de moda, i que avui en dia ja està manat lleva, i que si no heu fan és per fé pessetes es cape¬ llans; i altres coses per l'estil.
—Jo no heu sé -li vaig di —Miquel; però lo cert és que sa major part des poble hei va a Missa i tan sols un parey de voltros queden a dafora. I supòs que sou voltros es qui van calçats per aigo.
—No, dona,—deia ell—no som nol¬ tros, no. Tots es qui van a missa son com VÓS; no n'hi ha cap, no, que sabi escriure es seu nom; si s'anegarien dins un poal de sabaté!
— Axò tampoc no és vé, Miquel.— li vaig di jo.—I adamés no te creguis de molt llatrut, perquè si és vé que començares sa carrera de metge, la vares havé de dexa per mal cap; i per axò no te creguis teni molc bona fa¬
ma davant sa gent.
—Me n regal de sa fama, — digué ell;—sa fama no fa està grassos; jo lo que dic és que es qui van a missa son es més ignorants des poble, no n'hi ha ni un que passi com a gent des¬
truida.

l34

El Heraldo de Cristo

—Míquel,—]i vaíg contestà,— n’hi ha també que saben lletgi qualque cosa més que díaris dolents que és lo únic que tu sabs fe.
—Tot axó li vaig di, Senyó Quel, qué troba?
— Molt bé. Així m'agrada Madò
Martina. Es anant a missa i a confes¬
sar i a combregar que arribarem an
el cel!...
—Ah! I axò també me va dí:—Ma¬ dò Martina: sensa aná a missa i re¬
sant cada un per si matex no podriem
aná an el cel?
—Jo aquí no vaig sebre que dir*li i vaig have de pará es' cop; i llavó quant va veure que callava va prende més força encara. Ciá!, va di que
sensa have d’aná a missa ni a com¬
bregà ni a confesá mos podiem salva
bé ferm.
—No troba, senyó Quel, que va
aná massa enfora?
—Trot que hi va posar un ferm de damés. Perqué és cert que mos po¬
driem salvar sense fer tot axò si l’Es¬
glésia no heu hagués manat; abans de venir el Bon Jesús an el món no hi ha¬
via missa ni confessió, al menos com
lo que tenim ara; però fins i tot en

aquell temps ja feien coses semblants: s’oierien també sacrificis i el qui ha¬ via pecat havia de fer un present a Déu perqué li perdonàs els seu pecats,
i adamés moltes altres coses que eren
més males de fer que lo d’ara: Imirau
com estan ses coses! Llavors tothom
cumplia amb les seves obligacions i ara que no mos manen casi res n’hi ha la mítat que no compleixen. I ai¬ xò que l’Esglèsia, lluny de fer-ho per molestar-nos, heu fa pel nostro bé, perqué més fàcilment arribem an el
cel.
—Veu, idò, jo axò no le hi vaig se¬
bre dí.
—Mirau, Mado Martina, que molts se’n van a l’infern a pesar d’haver-hi
aquests manaments, i qué seria si no hi hagués res?
— El món feria uy!
—El món feria ull i el dimoni una
gran festa. Res; an aquets homos els
han d'anar molt alerta i no els han de
creure en res ni per res de tot quant diguen, però especialment aquells qui son més ignorants perquè sinò les fa¬ ran combregar amb una mola de tnolí i no se'n donaran compte.
D. Quel TORRE
capità retirat.

Recomendación
Os ruego a todos indistintamente y con toda ía vehemencia que me es dado, que tributéis toda reverencia y todo honor al Santísimo Cuerpo y sangre de Ntro. Señor Jesucristo, en el cual son pacificadas y reconciliadas con el Omnipotente Dios todas cuantas cosas existen en el cielo y en la tierra. San Francis¬
co de Asís.

La procesión del Corpus en la Ciudad
del Vaticano.—Una multitud de 200.000
personas asistió, en la plaza de San Pedro, a la procesión del Corpus en
que llevó el Santísimo el Pontífice,
Entre los asistentes estaban los pe^
regrinos españoles.
A las seis de la tarde empieza a sa¬ lir la procesión.
Primero los seminaristas de todas las
naciones que forman alrededor de la plaza con sus roquetes una larga y an¬ cha franja blanca. Van cantando .««almos
y desde entonces, ni un momento deja¬ ron de resonar en la plaza los himnos litúrgicos y triunfales de la fiesta del Corpus. Siguen a los seminaristas los cabildos de las Basílicas y, por último, los religiosos de todas las Ordenes. Detrás viene lo que pudiéramos llamar el verdadero cortejo pontificio, gran¬ dioso en su pompa, pero, sobre todo, en Ja magnífica expresión de la catoli¬ cidad de la Iglesia,
Escoltados por la guardia suiza cen alabardas y corazas, pasan los Colegios prelaticios, los camareros de capa y. espada, el Estado Mayor de les Cuer¬ pos armados del Vaticano, y, por últi¬ mo, el grupo grave y solemne de los Cardenales y Dignatarios eclesiásticos de todas las lenguas y de todas las razas, pues entre los Obispos pasan los cinco de Asia, recientemente con¬
sagrados por el Pontífice. Y ahora. Pío XI, elevado sobre las andas que hizo construir Pío Vil, arrodillado en el reclinatorio, envuelto en un amplio manto blanco, un poco pálido e inmó¬ vil, con los ojos fijos en la Forma que
lleva en el ostensorio.

La multitud ha guardado primero un silencio muy hondo. Después rom¬ pe en un aplauso que, detenido brusca¬ mente por la majestad de la escena,
suena como una salva. Otra vez el si¬
lencio. Poco a poco la masa humana cae de rodillas al paso del Santísimo. La plaza sigue callada y recogida, pero
en los aires vibran todas las campanas de Roma haciendo eco las de S. Pedro.
Ha entrado la noche. En las escalas
de San Pedro los seminaristas se han
agrupado y sus hachas encendidas producen una impresión de irrealidad. Arriba, en el pórtico, se ha colocado el rico altar portátil de bronce dorado que fué donado por el Cardenal Rampolla. Un dosel de terciopelo carmesí y oro y en el fondo el tapiz famoso de
la Ultima Cena.
Al llegar el Pontífice frente al altar
se enciende la iluminación de San Pe¬
dro. Cantan todos los asistentes a
la procesión. Al terminar el «Tantum ergo» la escena es indescriptible. La
voz del Pontífice al decir el « Oremus»
llegó hasta los últimos rincones de la plaza. Pío XI alza el ostensorio. No
ha terminado de bendecir cuando un
i.imenso clamor inicia el «Christus vin¬
cit;;,.. Y entre los sones de este canto
triunfal y los aplausos y el grito de las gentes se retira el Pontífice.
Dentro de la plaza se hicieron car¬ go del servicio de orden los cuerpos armados pontificios, y fuera de la pla¬ za, el ejército italiano.
La festividad del Corpus Christi en España.— Noticias recibidas de toda España dicen que la festividad del Cor-

136

El Heraldo pe Cristo

pus Christi se celebró con gran entu¬

Torongoestirócuantopudosu pescue¬

siasmo.
En todas las capitales, por la tarde cerró el comercio, considerándose el
día como festivo.
Las funciones religiosas en toda Es¬ paña se celebraron con gran brillantez

zo para alcanzar su cebaba, y Maranga estiró también el suyo para alcanzar su avena. Pero Torongo sintió que Maran¬
ga le impedía su intento, y Maranga sin¬ tió que Torongo le impedía el suyo.
Entonces Torongo se enfadó contra

y asistencia de numerosos fieles.

Maranga, y Maranga se enfadó contra

En la mayoiía de las ciudades la Torongo. Y cuanto más tiraba Toron¬

procesión se celebró por el interior de
los templos.
En Burgos, Avila y Orense, salió por el exterior, recorriendo las princi¬

go. más se enfadaba Maranga; y cuanto más tiraba Maranga, más se enfadaba
Torongo, Vosotros encontraréis muy
natural esto. Y los burros lo encontra¬

pales calles, en medio de un gran entu¬ siasmo del público y sin que ocurriese
el menor incidente.

ron tan natural, que. apesar de haber sido tan amigos, empezaron a darse co¬ ces, furiosos; Torongo, porque no Je

En algunos pueblos de Mallorca la dejaba alcanzar la cebada; Maranga,

procesión del Corpus recorrió las prin¬ porque le impedía llegar a la avena. Y cipales calles y plazas, en medio de la se dieron buenos pares de coces, sin

mayor tranquilidad Historia de Jorongo y Mfaranga. —Ul¬
timamente se ha escrito mucho en pro
de la unión de todas las derechas de

lograr su triunfo, Gracias que, al fin, los dos burros
cayeron del burro, y en vez de tirar ca¬ da cual a su partido y empeñarse en su

España para mejor defender los inte¬ idea, volviéronse el uno amigablemente reses comunes de la patria. El mismo al otro, y trataror de pactar y unirse, Pontífice Pió XI en su vibrante encí¬ y deliberaron lo que más les conven¬ clica Dilectísima nobis recomendaba dría hacer, y hallaron un arreglo que «de nuevo y vivamente a todos los ca¬ convenía a los dos. tólicos de España que, dejando a un ^ —¡Verás! —le dijo Torongo a Ma¬

lado lamentos y recriminaciones, y su¬ ranga.—Yo te ayudaré primero a tí, y
bordinando al bien común de la Patria nos merendaremos entre los dos la ce¬

y de la Religión todo otro ideal, se unan todos disciplinados para la de¬ fensa de la fe y para alejar los peligros que amenazan a la misma sociedad

bada.— Y Maranga le creyó a Torongo, y se fueron los dos juntos y se merenda¬
ron toda la cebada; la coparon.
Ahora—le dijo Maranga a Torongo

civil»,

•—vente conmigo y nos merendaremos

Erreví Esejota, colaborador de la también toda la avena.—YTorongohizo

revista «Hosanna», para mejor inculcar caso a Maranga y, en efecto, se meren¬
la unión de todas las derechas españo¬ daron toda la avena.

las recurrió a la siguiente fábula:

Y el citado articulista concluye de

Torongo era un burro y Maranga
otro burro. Pero tenían sentido común
y se arreglaban bastante bien, aunque
estaban atados el uno al otro.
Pero un día Un judío les puso un
montón de cebada a un lado y otro montón de olorosa avena al otro. Le¬

esa manera:
¿Reñidos?, ni hubieran probado la ce¬
bada ni hubieran comido la avena.
¿Unidos?, coparon toda la cebada y toda la avena y se la zamparon.
¡Derechas!, ¡católicos!... ¡no tengáis menos talento que Torongo y Maran¬

vantóse Torongo y olió la cebada que estaba a su lado. Levantóse N\\.zranga y olió la avena qtre estaba al suyo.

ga! .. El dilema es: ¿unidos?, os zampáis

a las izquierdas.' ¿Reñidos?, seréis me¬

rienda de negros.

" •- - ■

El Heraldo de Cristo

137
-—I /

CRÓNICA

Artá.—En la iglesia de PP. Eran-
ciscanos se celebraron los días
12, 13 y I4 de Mayo, solemnísi¬ mas fiestas para conmemorar el sép¬
timo centenario del nacimiento del
ínclito mártir de Jesucristo y Procura¬
dor de los infieles el Bto Ramón
Lull. £1 altar mayor, en el que se des
tacaba sobre fondo encarnado y ro¬
deada de brillante aureola la figura del egregio mallorquín, ofrecía magní¬ fico aspecto. La iglesia lució, además espléndida iluminación, como tam¬ bién la torrecampanario que aparecía vistosamente engalanada. Los sermo¬ nes del triduo corrieron a cargo de nuestros P. P. Rafael Gínard Bauzá,
Jaime Rosselló y Rafael Gínard Amo¬ rós. Después del sermón se hizo la exposición del Santísimo «more ro¬ mano.» Dijo la misa de comunión el P. Bartolomé Oliver, Superior del convento, pronunciando los fervorines el P. Antonio Mójer, T. O. R., Direc¬ tor de la «Juventud Seráfica»
Día 14 cantó la misa mayor el M. Rdo. P. Miguel Vidal Ministro Provin¬ cial asistido por nuestros PP. Antonio Mojer. Rafael Nadal y Antonio Munta¬
ner. Actuó de Maestro de ceremonias
et P. José Pocoví. T. O. R. La parte
musical fué ciertamente una de las
más bellas notas de las fiestas. El
coro de señoritas de «Santa Isabel»
que por su exquisita ejecución tiene adquirida justa nombradla cantó, jun¬ tamente con el pueblo fiel, preciosos himros a nuestro Beato, y la «Juven tud Seráfica» interpretó con admira¬ ble ajuste la Misa a tres voces del Maestro Ribera y escogidos motetes polifónicos. El concurso de fieles fué
extraordinario.
—Solemnísimas a más no poder, re¬ sultaron las tiestas cívico religiosas de
S. Antonio de Padua, titular del Con¬
vento. los día. 12 y 13 de Junio: Día
12 —Por la mañana, a las 8 salieron
los clásicos «cavallets», los cuales re¬
corrieron las i>rincipales calles de la población, bailando al son de varios

instrumentos sus típicas danzas. Por la noche, después del canto de com¬ pletas, la «carrossa» de San Antonio recorrió también las principales calles
de la villa. Día 13—Festividad de San
Antonio de Padua.—A las diez tuvo
lugar la Misa ma3or, que celebró el Superior del Convento, P. Fr, Barto¬ lomé Oliver, T. O. R, El coro de la
«Juventud Seráfica» interpretó magis¬ tralmente una partitura a tres voces mixtas del Maestro Ribera y el Rdo. Sr, D. Andrés Casellas Pbro. tegíó un hermoso panegírico del Santo. La
concurrencia fué numerosísima.
Por la tarde a las cinco, verificáron¬
se muy animadas carreras ciclistas.
Por la noche hubo conclusión de la
novena del Santo, predicando el citado orador. Seguidamente en la plazuela del convento, disparóse un hermoso castillo de fuegos artificiales,
amenizando el acto la banda de mú¬
sica de Son Servera
Cura— Los hijos del «Pía de Sant Jordi» en número de 160, acompaña¬
dos de su celoso Vicario, Rdo. Rafael
Caldentey, día 21 de Mayo quisieron rendir homenaje a nuestro Beato Ra¬ món Lull, en el VII centenario de su
nacimiento, visitando en devota pere¬
grinación la montaña de Randa. A las 9 se hallaban ya en el San
tuario de Cura donde ondeaba la ban¬
dera pontificia ricamente bordada, enseña que también ostentaban sobre su pecho los peregrinos.
A las diez el señor Vicario celebró
misa solemne que cantó con mucha afinación todo el pueblo. Después del Evangelio, el Rdo. P, Rafael Nadal, Superior del Santuario, dió la bien venida a los peregrinos y enalteció la figura del Beato.
Por la tarde, después de hacer un piadoso ejercicio al mártir mallor¬ quín, se despidieron de la Virgen, y, satisfechos de la fiesta celebrada, ba¬
jaron la montaña visitando de paso
los santuarios de San Honorato y Nuestra Señora de Gracia.

138

El Heraldo de Cristo

NECROLOGÍA

Ariany.— Día 7 de Mayo falleció cristianamente, después de larga y pe¬ nosa enfermedad, D. Miguel Caldentey Botella. Padre de numerosa fami¬
lia fué muy celoso en educar católica¬ mente a sus hijos. Era Terciario de S. Francisco, suscriptor de El Heraldo DE Cristo y especial protector del con¬
vento de las Hermanas Franciscanas de
Ariany. Tenía 59 años.—Suplicamos
a nuestros lectores una oración en su¬
fragio del alma del finado y damos nuestro más sentido pésame a la fami¬ lia del difunto, especialmente a su es¬ posa D.* Margarita Rigo, hermana del R. P. Antonio Rigo, T. O. R. y tia también de nuestro religioso corista Fr. Miguel Rigo Bonet.
—El 14 de Junio murió en la paz
del Señor el virtuoso sacerdote y Ter¬
ciario de S. Francisco Rdo. Sr. D.
Bartolomé Caldentey Darder a la edad
de 74 años. Era tio paterno de D. Mi¬ guel Caldentey Botella cuya necrolo¬ gía ya conocen nuestros lectores. Fué

laborioso y fervoroso párroco por es¬ pacio de más de 30 años en la ciudad de Bragado (Argentina) y sus antiguos feligreses conservaban muy grato re¬
cuerdo de él como lo testimoniaron en
repetidas ocasiones. Protegió de una manera especial a la comunidad de Hermanas Franciscanas de su pueblo. Era suscriptor de El Heraldo de Cristo.—Dios le tenga en su santa glo¬
ria.—Testimoniamos nuestra condolen¬ cia a la familia del difunto sacerdote,
en particular a sus hermanos D. Balta sar y D. Sebastián y también a su so¬ brino y ahijado Juan Caldentey y so¬ brina D.^ María Caldentey, hermana política del P. Antonio Rigo, T. O. R.
Artá.— Día 13 de Junio, entregó su alma a Dios D.® Catalina Rigo Mestre, de 38 años de edad. Sufrió con ejem¬ plar resignación la larga dolencia que
le llevó al sepulcro. Era Presidenta de Coro de las Terciarias, Presidenta de la Asociación del Sagrado Corazón,
Tesorera de las Madres Cristianas y Socia activa de la franciscana asociación
de las Josefinas. Era muy amable y ca¬
ritativa.—La numerosa muchedumbre
que asistió a sus funerales puso de ma¬ nifiesto el afecto de que gozaba en el pueblo en que residía.—Hacía mucho tiempo que era suscriptora de El He¬ raldo DE Cristo. —Suplicamos a nues¬ tros lectores que eleven a Dios una ora¬ ción para el eterno descanso de la fina¬
da.—Enviamos el testimonio de nuestro

1l HIAALDO DB OlUTO

139

pésame a su familia, especialmente a su esposo don Antonio Gili Sancho, vete¬ rinario, hermanas y hermanos, de la
difunta, uno de los cuales es nuestro
antiguo colaborador de El Heraldo DE Cristo, y hermano en religión Rdo P. Antonio Rigo, y finalmente a Fr. Miguel Rigo Bonet, sobrino y ahijado
de la finada.
Artá.—A la temprana edad de i6 años bajó al sepulcro, el día 3 de mar¬ zo del presente año, el aventajado jo¬ ven D. Francisco Amengual Moyá.
Hondo sentimiento produjo la ines¬ perada muerte de tan amable jovencito no solo en el seno de su familia, que cifraba en él las más halagüeñas espe¬ ranzas, sino entre cuantas personas le trataron, como quiera que por sus ex¬ celentes dotes supo atraerse el aprecio y consideración de todos.
Perteneció el finado a la «Juventud
Seráfica» establecida en este Conven¬
to, en la que perdurará el recuerdo del querido compañero que edificó a los jóvenes por su comportamiento y con¬ ducta verdaderamente ejemplares.
Asistió la «Juventud Seráfica» en
corporación al acto de la conducción
del cadaver a su última morada, y
en los Ejercicios Espirituales que ha practicado recientemente la men¬ cionada Juventud en la capilla de Es Carregador fué rezado con emoción por los ejercitantes, antes que regresa¬ ran a sus hogares, un responsorio en sufragio del malogrado Francisco Amengual.
Viéronse los funerales singularmente concurridos, poniéndose a.«tí de mani¬
fiesto las atenciones que supo gran¬
jearse el finado, y la estima en que
es tenida su familia.
Mientras reiteramos a esta, y de forma especial a los desconsolados padres, la expresión de nuestra sentida condolencia, suplicamos con ahinco a nuestros lectores el sufragio de una oración por el alma del joven difunto.

para que le otorgue Dios el premio a que se hizo acreedor por su digna con¬ ducta, aplicación y piedad.
Lluchmayor.—El 10 de Junio, falle¬
ció en esta ciudad la hermana Terciaria
de S. Fracisco D.* Catalina Catany
Salvá. Murió confortada con los Santos
Sacramentos y la Bendición Apostó¬ lica. Fué una mujer muy virtuosa y pro¬ tegió de una manera especial nuestro
convento de S. Buenaventura. El enorme gentío que asistió a sus funera¬
les dió una gran prueba del amor que le profesaba su pueblo.—La enco¬
mendamos a las oraciones de nuestros
lectores, y enviamos nuestro más senti¬ do pésame a la familia de la difunta, especialmente a nuestro hermano en religión Fr. Miguel Rebassa.
InCd- — Los últimos difuntos de la Hermandad de Terciarios de la ciudad
de Inca son los siguientes: D,“ Juana Miralles Amengual, fallecida día 28 del pasado Mayo; D*. María Caimari Lli¬ nàs que murió día 19 del mismo mes.—
A. E. R 1. P. A.
Campos del Puerto.—Fallecieron los
siguientes terciarios de S. Francisco: Día 3 de Mayo, D.“ Margarita Suñer y Galmés a la edad de 73 años y 23 de profesión; día 5 del mismo mes, doña Sebastiana Lladonet Mesquida de 85 años y 64 de profesión; día 18, doña Juana Ginard Valls, a los 86 años de edad y 32 de profesión; día 19 doña María Nicolau Ginard que tenía 73 años de edad y 43 de profesión.—
Descansen en paz.

140

Bl Hsraldo d£ Cristo

BIBLIOGRAFÍA

Los estragos del Comunismo en Hungría por Armando Lcbrum. Precio: 4 ptas en rústica y 6 pías, encuadernado en
tela.—«Las Secta3>. Biblioteca Trimestral.
Editorial Vilamada, Calle Valencia, 246—
Barcelona.
Constituye el quinto volumen de «Las Sectas», y por interesantes que hayan sido los anteriores, es indiscutible que los aven¬ taja por la actualidad del tema y por la in¬ superable documentación.
i odo el mundo habla hoy, en España, del comunismo. Una parte no exigua de la masa obrera se propone implantarlo en
nuestra Patria. Para contrarrestar la pro¬
paganda comunista, sólo hay un camino: abrir los ojos del pueblo, manifestándole, lisa y llanamente, qué es el Comunismo.
Este libro lo dice con datos irrefutables.
ElComunismoique,|durante cien días, domi¬ nó la nación húngara fue... la crucifixión de Hungría. Asesinatos a granel, despotismo feroz, arbitrariedades sin límite, glorifica¬ ción del crimen, hambre inaudita, miseria
nunca sufrida con tanta intensidad... eso,
y nada más que eso, fue el comunismo en Hungría.
Si los documentos aducidos por el autor, no bastaran, lo proclamarían los cuarenta y un grabados que ilustran el libro. Ni el más sádico cerebro oriental es capaz de imaginar torturas tan crueles como las que revelan esos rostros desfigurados, esas mujeres harapientas que abrazan a sus hijos moribundos.
Eso fue el Comunismo en Hungría... y eso sería en España. Todo buen patriota, toda persona decente, y mucho más los que se precian de católicos, tienen el deber inex¬ cusable de leer este libro y darlo a conocer al mayor número posible de intelectuales, de burgueses y de obreros.
Biblioteca Científico Popular de cues¬ tiones actuales.—Un volumen quincenal. Precio: 0‘70 pías. Suscripción semestral, pago anticipado. Franco de portes 8 pías. Editorial Vilamala, Calle Valencia, 246.—
Barcelona.
El afán de cultura que se ha desarrollado en todas las clases sociales, impulsa a ad¬ quirirla en estos tiempos de dinamismo y celeridad, por medio de breves lecturas.
En la actualidad las obras de cualquier género que sean, no gustan si se desarro¬ llan en gruesos volúmenes.
Teniendo en cuenta estas razones, la
Editorial Católica Vilamala anuncia a sus

clientes y al público en general, la publica¬ ción quincenal, a partir de l.° de enero de 1935, de una biblioteca científico-popular
de cuestiones actuales.
En ella, en lenguaje claro, sin mengua del elevado tono científico que sabrán em¬ plear sus autores, se tratarán temas de las más variadas disciplinas: la Astronomía, Geología, Sociología, Filosofía raciona! y experimental. Historia general. Historia de las religiones. Estética, Ciencias bio¬ lógicas, etc., tendrán en ella cabida. Y lo mismo se estudiarán las modernas teoi^ías
cosmogónicas, ideadas para explicar la formación del Universo, que las nuevas ideas sobre la constitución dé la materia; el socialismo científico que el psicoanálisis de Freud, etc.
En una palabra: preténdese que esta
«BIBLIOTECA» sea como un inventario
del saber humano, puesto al alcance de
todas las inteligencias por su sencillez, y de todas las fortunas por su baratura.
Por último, tratándose de una Editorial
católica, es inútil insistir en que todas las obras de esta «BIBLIOTECA» que hoy se ofrece al público, aun dentro de la mayor libertad científica, se ajustarán a la más pura ortodoxia y se publicarán con licencia eclesiástica.
He aquí una li.=!ía de las publicaciones ya
en prensa;
Materialismo y espirituaiismo, por don Arturo Fosar, ingeniero.
Origen y fin de! Universo, por el mismo. La Familia, el Trabajo y la Propiedad, por don Mariano Puigdollers, Catedrático. E! problema de la herencia, por don Juan J. Barcia Goyanes, catedrático de la
Facultad de Medicina de la Universidad de
Valencia.
Mecanicismo y vitalismo, por el mismo. Eugenesia y moral, por el mismo. Creacionismo, evolucionismo y panteismo, por don Samuel Leal, licenciado en
Ciencias naturales.
La obra de España en América, por don Juan de Contreras, marqués de Lozoya.
Las grandes líneas de la economía polí¬ tica, por don José M.“ Zurnalacárregui,
catedrático.
El progreso materia! y la felicidad del hombre, por don Antonio Torró, doctor én Filosofía y Letras.
A estas seguirán otras que oportuna¬
mente se anunciarán.

Colmado PAJARITA
San Nicolás, 5 Télefono, 18 4 4
PALMA

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