El Heraldo de Cristo 1932, n. 280
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GLOSAS M LA VÍDA

Un cuento que podria ser li|storia

El tío Juan después de la barbería he juntó con algunos amigachos y.., dicho sea de paso, no tuvo valor re romper con ellos. Tocaron las once y .no se decidió a
dejarlos para ir a Misa. Allí en la terra¬ za del casino, muy cercà de la Iglesia, estaba con ellos ínuy contento tomando
su aperitivo... Miedia hora después sa¬ lían de misa. El vió a la gente que salía

muy contenta, y que se daban mutua¬ mente el saludo dominical. Algo como un vacío notó en su corazón que le tiír-
bó de momento. Pero no hizo caso, se
sacudió un poco y allí no hubo nada. Tocaron las doce, y Xa campana de
ía torre dió la señal del "Angelus”. El tío Juan, como por instinto, se llevó la Ulano para quitarse el sombrero. Pero

üo, no tuvo vaJor. Ni siquiera se retiró im poco de sus nuevos amigos })ara
rezar el "Ave María” a solas..
Ya era la hora señalada para el ban¬ quete. Todos, muy bromistas y alegres, se dirigen a la Sociedad El Progreso, ..-n cuyos salones se celebraría el “banque
te monstruo”. Pore el camino se iban
juntando con más y más adheridos. Al llegar a los alrededores de la Sociedad todo está invadido de gente. El tío Juan con sus amigos se mezcla entre la mu¬ chedumbre, y cada cual tira por donde puede; él se tuvo que quedar fuera, co¬ mo muchísimos otros, pues los salones
estaban también todos llenos. “Esto es
estupendo”... "monstruo”... “colosar'' .. “es un éxito nunca imaginado”... “el
cambiar el nombre ha^sido todo”.. ¡ Aii .'
pues cuando realicemos el programa..” “Nada, el Progreso”... Eran las pala»'ras que de aquel montón de entusiasjuo dejaban salir. El tío Juan estaba lleno
de satisfacción.

El reloj señaló las una. Un ¡ chis!
salido de entre los dientes de uno que
salió al balcón principal, y difundido por muchos a medida que se se daban cuenta, impuso pronto un espontáneo silencio... Aquél empezó a habl.ar; “Señores, digo, ciudadanos. (Da lo mis¬ mo.) El éxito es despampanante. La .Tun ta Directiva nunca creyó que tuviera tanta opinión. La prueba la tenéis en este acto. Creíamos que se inscribiría al banquete como un centenar, y he ahí que son varios los centenares de ciuda¬ danos conscientes que, simpatizando con nuestro progra anide regeneración, lian pedido cubierto. Hasta bien entrada la noche estuvimos recibiendo peticionea, que no era del caso rehusar, aunqiu*
nos impusieran un sacrificio. (Vocis: Muy bien.) No hemos podido buscar otros lugares más espaciosos, así (jue tendremos que resignarnos a guardar dos tumos... ¿Estáis conformes? 'Sí, sí.) Pues bien, ahora comerán los di-

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rectores y ciudadanos que han tenido ía fortuna de llegar primero, después voso¬ tros... (Aplausos.) Y para que no os veáis privados de la luz que en sus brin¬ dis nos darán nuestros grandes hombros pondremos altavoces para que lo oi¬ gáis perfectamente... ¡Viva El Progre¬ so.^-” (Vivas y aplausos.)
La gente se fué acomodando confor¬ me pudo. El tío Juan, aunque acuciado por un intencionado apetito, pues lu. había almorzado, se mostraba lleno de
satisfacción por el entusiasmo que jtor doquiera reinaba. “Total — se dijo • -
Es cuestión de una hora de esperar, po ¬
ro no será más que un día. ¡Cúantas ve¬ ces no he tenido que retrasar mi ’omida por el maldito trabajo! Aquí a lo menos descanso y me divierto”... Mien tras, el reloj adelantaba...
Dentro, la animación aumenta ])or
momentos. Ya se oyen descorchar algu¬ nas botellas... ¡Chis!... que van a ha¬ blar. El altavoz que hay e nel balcón indica que alguien limpia la garganta.

“Ciudadanos — se oye una voz ron¬
ca, — este vino dorado que dentro de poco correrá por nuestras venas debe, significar la nueva sangre... (Aplauso.?.) la nueva sangre que permitirá ai j>ueblo español sacudir los lazos de la es¬ clavitud de im pasado vergonzoso y co¬ rrer por la senda del progreso y de la libertad...^'’ (Aplausos y pausa.) í-ira
voz:
“Camaradas; Debemos, en el cami¬
no emprendido, mirar hacia adelante, y
no hacia atrás como lo hicieron niies-
tros mayores, con lo que nuestro pue¬
blo se ha encontrado fuera de las vías
del progreso...” Más aplausos y otra voz: “Españoles: Ahí tenéis el ejem.plo de
las grandes democracias; en cualquier parte, en los Estados Unidos, por ejem¬ plo, el trabajador tiene su auto y cuan¬ to quiere; eso ya es progreso. Pues bien, para llegar ahí han tenido que rom]>er las cadenas de la casa, de la Igl esia,
(Continuará)

EL HERALDO DE CRISTO

Revista mensual ilustrada dedicada al fomento y propagación de la Venerable . Orden Tercera de San Francisco de Asís, dirigida por los Padres Franciscano*
Terciarios Regidares. - Con las debidas licencias.

Dirección y Administración
RAMON LULL, 3 CONVENTO DE SAN FRANCISCO

Precio de Suscripción

Baleares Península ibérica. . ^ . Número atrasado. . . .

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li III Año XXIV

Palma de Mallorca, Octubre 1932

Núm. 280

La victoria por el Rosario
La más bella entre las devociones marianas, la que, en su maternal solicimd, con más ahinco nos recomienda la Iglesia y la más universalmente practicada por los fieles, es, sin género aguno de duda, el Santo Rosario.
lEs el Rosario, — ha dicho un ilustre Prelado español — "corona de rosas espirituales, de Padrenuestros y Avemarias, engarzadas por el hilo de oro de la consideración de los principales misterios de nuestra fe,”
En estas hermosas palabras vemos declarada, no sólo la excelencia y sublimidad de práctica tan saludable, que se dignó inspirar la misma Reina del cielo, s- que también la maravillosa eficacia que tiene para abrir de par en par las puertas del Corazón materno, y hacer que descienda sobre las almas copiosa IWia de gracias y bendiciones.
Vinculó el Redentor la concesión de las díivinas mercedes a la oracióín. Con ella
Dios ha puesto su poder en nuestras manos. Todo lo alcanzamos por medio de Ja oración humilde, confiada, perseverante, cual se dignó enseñárnosla el Salvador, como quiera que orando rendímos a Dios tributo de honor y reverencia, despegamos el
corazón de lo mezquino y transitorio, lo elevamos a las cosas celestiales, y reconocemos a Dios como fuente y origen de donde mana todo amor y todo bien. Todo lo alcanza aquel que ruega. Pedid y recibiréis. La única condición que Jesucristo nos impone es que seamos prseverantes en el orar, de forma que nunca desfallezcamos.
Ahora bien: ¿Dónde hallaremos una fórmula de oración tan sencilla que esté al alcance de todos, tan eficaz que mueva en favor nuestro el Corazón de Dios, de tanta dignidad y belleza que haga sonreir a la misma Reina de los ángeles ?
Ciertamente, en el Rosario. Ved ahí la oración vocal y mental por excelencia, pues en ella, al propio tiempo que repetimos con piadosa insistenda lais palabras
que plugo a Dios inspirajmos, contemplamos ordenadamente log más augustos misterios de la Religión, así de Jesús como de su benditísima Madre.
Con toda razón, pues, proclamaba Pío |X "la gran fuerza del ejército que tiene en sua manos d Rosario”, y. a gala tenía el Pontífice de la Inmaculada el dejar a los peregrinos- esa egregia devoción mariana como gratísimo récuerdo' de la visita que

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Bl Hifiuu^o <3BhilÍP

hicieran a la casa del Padre común: "Decid, — exclamaba en cierta ocasión -— que
el Papa os da un consejo, el de rezar el Rosario, en familia, todos los días. El Rosario es el resumen de las oraciones cristianas y de los mistetrios de la Religón, el compendio del Evangelio”.
En la encíclica S'Uperiore anno escribía el inmortal León XIII: “Si oranaos, triimfaremos... Pues mientras el espíritu de oración se derrame en la casa de David y entre lós habitantes de Israel, abrigamos la esperanza cierta de que Dios seirá propicio y misericordioso con las vicisitudes de su Iglesia y oirá las preces de ios que ruegan por medio de Aquélla, a la que El mimo quiso hacer Dispensadora de sus gracias”.
Y en la Encíclica Magnae Dei Aííí/rfj-añadía: Para aplacar a la Majestad Divina ofendida y poner el oportuno remedio a les males que lamentamos, no hay seguramente medio más adecuado que la ferviente y perseverante oración, siempre que vaya unida, por supuesto, a la celosa práctí(ca de la vida cristiana, para conseguir todo lo cual estimiamos singularmente oportuno el Santo Rosario, cuya eficacia claramente se ve cuanta sea en su conocidísimo origen”.
En efecto: Eran en extremo lamentables los estragos que la perniieiosa secta dé los albigenses estaba causando en la cristiana grey, principalmente en Francia, la hija primogénita de la Iglesia. No contentos aquellos herejes con negar algún dogma de nuestra religión, los desechaban a todos en conjunto, despreciando ia mo" il evangélica y hasta conculcando la misma ley namral. Su furor les llevaba a indecibles excesos. Profundamente afligido ante el espectáculo de tan graves males, Santo
Domingo de Guzmán implora el favor de María,, nuestra dulce Medianera, y
apareciándosele esta divina Madre le dice: "Predica, ■ hijo mío, el Rosario, si quieres que tus palabras sean fructuosas y vuelvan las ovejas descarriadas a los brazos del
buen Pastor”.

' Con ardor y celo apostólicos predica Domingo el Rosario, y por. este medio de

eficacia suprema, venció la maldad y obstinación de los obcecados Albigenses. El

triunfo de la Iglesia fué completo.

También por el Rosario ha de vencer la Esposa de Jesús — según nos lo

advierten los Pontífices, •—^ la inmensa falange de furiosos enemigos conjurados para

perderla.

' Y no düdemos nosotros de que con esta arma poderosísima desbarataremos,

los planes, y rhaquinaciones de nuestros terrible adversarios y lograremos la paz para

nüefetrosi oprimiidos corazones, el afianzamiento en nuestras cristianas creencias la luz

para los sumergidos en las tinieblas, la gloria de la Religión, y el bien de nuestra

querida patria.

No echemos en olvido ios terciarios que el mejor medio de honrar a nuestro Seráfico

Padre en el presente mes de Octubre a él' dedicado, es rézar con fervor y atención

piadosa el Rosíario de María, de la que fué devotísimo el Serafín de Asís.

Tributemos, pues, a nuestra Madre ese filial obsequio que, si es sumamente fácil

para nosotros, es para Ella agradabilísimo.

Correspondamos a la terneza de su amor y abriguemios la dulce confianza de que por el Rosario, tezado todos los días de nuestra vjda^ ha de concedernos, sobre los

enemigos de nuestra salvación, la victoria decisiva.

’

Palma, Octubre de 1932.

Fray J. ROSSELLÓ,''f. O, r/ '"ó].

Bl Heraldo de Cristo

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Dietari de la meva anada a Assis

Diumenge, 12 de juHol de 1930. — Prenc el tren de les 8 i cap a la verda Umbria, cap a Assis. Matinada clara, regalimant de sol. Roma, adeu per v.ns quants dies! Tornaré, però! No te deix, després de tot: tu vens amb mi car som tot ple de tu. Vaig tot soj. No puc descriure l impressió que me domina fent-me estar nerviós, inquiet. Es que encara no som bò per anar pel món? Es por recelosa o emoció profunda el què m’ha entrat? Però, jo estic alegre com mai; doncs, no deu ésser por. No parlai'é dels voltants de Roma, monò¬ tons, grandiosos, allargassats. El tren corre, esperitat. I^a vegetació se va ani¬ mant. Travessam la Sabina; veiem Spoletto, Trevi, Foligno... Pobles encastellats sobre la punta de les muntanyes — alguns, tímidament, devallen casi íins a la plana — castells gairebé inaccessibles, empenyalats com a cabrits selvatges dels quals se’n conserva qualque torre que, tot pasí^ant, em sembla un d’aquells braus de qui parla Manzoni que fa de sentinella; rius i rierons apre¬ nents de riu que devallen xarbotant; vacades i bestiar gros que pastur.i, submergit fins als genolls, en una mar d’erba. Ara el) tren s’és entaforat per entre uns serráis. Es èl tros més esplèndit de la travessia. La Via-ferrada segtieix els meandres d’una vall pregoníssima i, a cada part, imponents, magestuoses, règiament abillades, s’hi adreçen les muntanyes. I aquí veieu pel mig d’una collada, un poble negrós abocat a l’abisme; més enllà, uns capcimals que replomen com si ens volguessin caure damimt indignats de que els homes violin, impúdicament, la seva contrada verge; més aprop, un rod d’aigua, matusser que amb ses manetes fines ha anat escorxant les roques; després, gent vestida segons la típica usança dol país; dones que renten i se giren per veiire’ns mentres amb les mans continuen la feina. Falten paraules per dir tot l’encant i la delísia d’aquests paratges. Sortim al camp obert. Oms i parres sense fi. Desde el punt de vista utilitari i pràctic pareix que ha d’ésser un desastre sembrar oms en la terra hona, mes, desde el punt de mira poètic l únic que, ara, ens interessa, és un encert. No us sabeu decantar de la fi¬ nestra, Endebades duis llibres, periòdics, revistes... res és abastament pode¬ rós per arrancar-vos a la contemplació, a l’encís, a renlíucrnament de cosc.s tan boniques. Els ulls esbatanats s’hi rabejeu amb obsessió.
Assís! Orient! Salut! Conec que ets tu perquè veig les altíssimes arcades contrafort, de la Basílica dc Sant Fcanccsc reproducida tants dc pics, on shi

Hl Heraldo de Cristo

184

guarden gelosament les seves cendres. Assís! Benhaja qui t’arriba a Vfatre!

Ho havia somniat moltes vegades; havia llegit descripcions apassionades de ta

bellesa sòbria, una mica austera, però dolça, aficadissa, simpàtica i ve’t*

aqui que, ara, et tinc davant i seriç teu,, no un dia, sinó, al menys, mia set¬

mana. Ulls meus, obriu vos, saturau-vos de llum, de color, de l’infinita suavitat

del poble i de sos paisatges; orelles meves, reculliu totes les ramors per si

encara hi romangués qualque vibració perduda de la veu d’aquell juglar, foli

d’amor, que aquí va cantar i compondre l’himne al germà Sol, qualque arpegi

del rossinyol amb qui, quedant-ne graciosament vençut, hi salmejà Sant Fran*

cesc; olfaícte, aviva’t i arreplega la bona olor de les virtuts d’aquell home

humdiliissim que ha omplit el món de la seva fama; mans meves, palpau ïa

terra que santificà la presència del Sant mès dolç que hage existit, culliu flors

de recordançes, i vosaltres, llavis meus, besau aquests camps, aquests carrers,

aquestes, esglésies car tot és com un reliquiari de qui fou l’àrbitre de les ele¬

gàncies, rei de jovintut, altre Jesucrist. Per què no m’han de venir paraules

roents per a lloarte; per què el cor nò ha de poder comunicar a la ploma

la magnitut i l’intensitat de la seva emoció?

BLANQUERNA

Fotografia del Niño Jesús que sostiene en su mano la pro¬ digiosa imagen de S. Antonio de Padua, que se venera en là artística iglesia de S. Francisco
de la ciudad de Palma.

El Heraldo de Cristo

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LENGUA-GE MISTERIOSO

El luiivei-o, dijo un aiitiguo filósofo, es un libro que Dios ha dado a los hom» bres para que iean en él su grandeza y su bondad. Felices aquellos, añado, que, leyendo en tal libro, supieron entenderlo bien.
Una de esas almas privilegiadas, quizás el que mejor entre todos los hom¬ bres supo 'eer en este libro admirable y entender su mudo péro élocuéncísimo lén* guaje, fué San Francisco de Asís, el cual, en todas las cosáis creadas, vió siempre la grandeza, la sabiduría y el amor inmxnso de Dios.
La vista de un hermoso cielo, de un magnífico y dorado crepúsculo, de una no¬ che tranquila y estrellada, de un florido y ameno prado y de un tierno cordenllo, hacíale latir el coarzón fuertemente y suspirar de amor, abismándole no poc.a.s veces en .un éxtasis de dulzura y suavidad.
. ¡'Con cuánta ternura, pues, amaría San Francisco a todos los seres criado.>, sir¬ viéndole, como en realidad le servían, para cosa tan noble, santa y laudable!
¡Con cuánto interés y amor procuraría no causarles dolor ni daño alguno y pre¬ servarlos de todo peligro!
El anduvo siempre prevenido al pasar por los campos y prados a fin de no pisotear las flores y tiernas hierbecillas; él retiró de los caminos los gusanillos que iba encontrando, poniéndolos en lugar seguro; él dió generosamente su propio ves¬ tido' por falta de dinero, por el rescate de unos corderillos destinados al matadero; él pidió encarecidamente y por amor de Dios unas tórtolas esclavizadas para librar¬ las de la muerte y darles la l'bertad; él proveyó de abundante comida a aves y abejas
para que duran'-e los fríos y largos inviernos no pereciesen de hambre. Tierno y mucho más conmovedor espectáculo todavía. El fué visto muchas veces
por la mañana, acercarse a las flores qué la dorada luz del sol naciente .icababá de abrir y golpeándolas suavemente con lel. bastóai, decirles con el candor y sencillez de un niño: Callad vosotras, callad; -pues reprocháis mi ingratitud dipéndome que
Dios es bueno y yo soy malo.
¿Y qué decir de su afecto al sol, el hermano mayor de la naturaleza, todo luz y calor, e imagen la más bella de Aquel a quien llamamos Sol de justicia y que al mundo trajo la luz de la verdad? Del sol, durante uno de sus encantadores crepúsculos, allá en la florida Umbría, inspiróse aquel sublime canto de amor cual es el cántico
al hermano .sol.
Tanta generosidad y ternura para con todas las criaturas fuéronle compensadas largamente por las. mismas criaturas, las cuales mostráronsele siempre alegre y agra.decidas .a sup tiernas y amorosas caricias, obedeciendo todas dócilmente sus mandatos y aun .previniéndole su voluntad.
A .su primer llamamiento corrían las ovejas a sus pies, dejándolo todo enteramente; iban las aves a esconderse entre los pliegues dé su vieja túnica, huyendo de las trampas de: los cazadores,, y a sus rnanos volaban laj cigarras, cantando con él juntamente la gloria del Creador,
Fray mateo BAUZA

-186

f

V •:

El Heraldo de Cwsto

ROMA SUBTERRANEA
felices una y mil veces los de la ciudad eterna. '-Prudencio, {Antiqua fanorum parens).
Al Rvdo. P. Fr. José García Diaz, 0.'P , florido ramo del místico árbol de la Teología, afectuosamente.
Ï
Una hiz tenue como de un crepúsculo vespertino. Una grácil brisa como la que se exhala de las hondas cisternas o de las vastas bodega». Un silencio pro-
fimdo como el de una abadía de cistercienses. Un odor húmedo enchido de
suavidad como el del terruño quemado que baña la lluvia autumnal. Me hallo en un pequeño mundo subterráneo, en un templo de 'estrechas
y bajas naves qué se cruzan entre si. Me encuentro en las çataçumbas de Ronu\\ que el cantor del “Pino de Formentor” llamó i
callada y fúnebre
ciudad del Dios viviente”,
Aquí, como dice el niismo poeta, “... al bajar los mártires
trás el combate cruento dormían como héroes de de vuelta al campamento,
basta que trompa bélica
los llame al nuevo albor”.
En esas galerías subterráneas, ennegrecidas con el humo de las lámparas y antorchas trémulas que consumían en incesante holocausto el aceite suave de olivo y la cera pura de abejas, el alma cierra como por instinto los ojos a la luz fuerte de medio día del siglo veinte para abrirlos a la luz de alborada, rojiza de sangre, de los primeros siglos del Cristianismo, y quiere tomar una antor¬ cha encendida para seguir en devoto cortejo a un multitud de hombres, mu¬ jeres y niños que, cantando himnos sagrados, llevan en hombros los blancos despojos de dos donceles purpurados de sangre y los depositan en un sarcó¬ fago de marmol blanco como una sábana: y luego vé que un cincel trémulo, húmedo de lágrimas, esculpe en el pálido marmol la figura de Orfeo que con su lira doma a las fieras, manera hábil y disimulada de representar (al divi¬
no Pastor que apacienta sus ovejas. Y al preguntar quienes son y de donde vinieron. aquellos dos jóvenes
vestidos de blanco le parece pir la voz çelestíal del Piíofeta de Patmos que

Èl HeraCdó dé Cristò

m

dice: “Estos son los que vinieron de la magna tribulación y lavaron sus esto las en la sangre del Cordero; ahora son coronados y reciben las palmas”. Son dos mártires que la piedad de los primeros cristianos inhumana en las cata¬
cumbas.

M. Aurelio Clemente Prudencio que, al decir de un ilustre literato de la Compañía de Jesiis, supo reunir en sus poemas las grandezas de las tres Romas que aún coexistían: la Roma pagana, euyas bellezas artísticas le embe¬ lesaban; la Roma de las basílicas, cuyos cultos le cautivaban más fuertemen¬ te, y la Roma de las catacumbas, cuyos heróicos recuerdos, todavía frescos,, enardecían su fervor religioso, Prudencio digo, vertía el llanto de esos Versos:
“A nosotros ambos Alpes •— y el Ibero nos alejan tras las cumbres apeninas ■— tras las nieves pirineas. Sólo un rumor ha llegado — de las reliquias que encierra la auguasta Roma, do crecen — flores de sepulcros bellas”.
Y esas sagradas reliquias de los santos, esas “flores de sepulcros bellas”, gloriosas como girasoles, que se veneran en las basílicas romanas, en los tiestos marmóreos de suntuosos sepulcros, fueron trasplantadas en su mayor parte del delicioso liivernáculo de las catacumbas.

Roma, Julio de 1932.

Fr. MIGUEL CALDENTEY VIDAL T. O. R.
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Él Heraldo de Cristo
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SAN FRANCISCO DE ASIS Hermanos Terciarios

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EL POBRECILLO DE ASIS

Al cruzar por las regiones del amor que lleva al Cielo', de Francisco las pisadas bien impresas se divisan, el seguirlas nos alivia llena el alma de consuelo,
ya que las huellas del Santo se respetan si se pisan.

Mirándole fervoroso por entre el valle de Umbría, vemos la imagen perfecta de un serafín encarnado, y el alma de un hombre grande cuya virtud extasía, y un pecho que se destroza porque el Amor no es amado.

Aparece el fraile austero voluntario pobrecillo, que trueca el dolor en gloria y endulza las arideces, el que la ciencia conoce tan sabio como sencillo, el que murió para el mundo y llena el mundo de preces.

Del alma en la limpia albura ni una maca se apercibe, el corazón hecho brasas y el casto cuerpo llagado, en las heridas de Cristo amor por amor recibe, y entre sus labios se cierne un fuego crucificado.

Apóstol de celo ardiente saturado de unción santa,
renazca, cunda en la tierra el eco de su doctrina,
y el hilo de su sandalia que calzó su herida planta , teja en nosotros virtudes bañadas de luz divina.

Vuele el espíritu a Cristo, busque al Amado la Amada, dolores el cuerpo sienta y el corazón se quebrante,

enyertecidos los miembros, de sed el alma abrasada,

seguidores de sus huellas andemos siempre adelante.

i iL ! í '

A. B ■

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El Heraldo de Cjustó

CONFIDÈNCIES A UN OBRER

Obrer amic:
Així parles, tú?
I no és amb mala voluntat?
Ooncs, será per ignorancia. Sí precisament l’esglesia ha mirat sempre l’obrer manual amb dilecció preferent! Per ell ha tingudes les mes solicites
a eficasses atencions.
Tot temps, amb oportunitat i sense, ella ha propugnat per relevaci<S mo.ral i material de les classes proletaries.
S ápigues, amic, que del Irahallador
s’en ha fet ella una obsessió, i parei¬ xen just a posta per ell les grans re¬ formes socials que ha realisades.
L’historia canta.
Roma i Grecia, els dos tallers mo¬
dels de cultura antiga, bastiren un monument fantàstic al despotisme.
En el parer dels seus sabis, la jeind
és vil i Veina una deshonra.
Prediquen que el treball de mam és un delicte i, de consegüent, punible; que contraria la virtut, que és inimic de la bellesa, de la gracia i de la vida.
Empren els móts mes despectius pels qui treballen, i neguen que aquests sien de la mateixa naturalesa
dels demés homes.
Ai tal teories se filtren aviat dins
les lleis i a dins les costums, i esca-
rnifa encara el pensar les consequencies que n’hagué de tocar el pobre
obrer.

Varró l’enomena entre els utensilis
agrícoles classificant-lo d’^me vocal. La llei Aquilia no el distingueix dc
l’irracional, i el seu trasport costa lo mateix que el d’un bou o xm mul.
La seva persona tampoc podia osser ja mes malmesa.
L’amo era senyor absolut del seu cos, de les seues energies i fins de la
seva vida.
Per odi, per venjansa, per recrcu
i tot o per un pur caprici podia tor¬ turarlo, podia mutilarlo, el podia ma¬
tar.
Si traballava en poblat, feia llàstitima per la seva indumentaria, p» 1 seu manjar frugal i mai suficient. Ana¬ va peus lligats amb anelles de fei/o. No rebia les ordes de paraula; sols
manaven els verd au cs i venables. El
fuet i la verga de bou cada instant
llauraven els seus lloms.
I encara li tenia enveja el qui se ocupava en el camp! Açí el treball era mes fatigós i mes aspres els arrambatges; els dogals mes feixucs i mes fortes i pesades les cadenes p.orqiie cap se fes prófol. Al pobre esclau del camp el junyien, i fin l’amorralaven.
Així campava l’obrer sota la civili-
sació pagana.
L’organisació social de l’hora li ha¬ via presos tots els drets i sols li re¬ servà el despotisme, l’aplastament, l es
clavitut mes vergonyosa.

La seva dignitat d’home estava mal¬
parada. Cató, en sos consells als amos, equi¬
para el menestral als animals d’edat i
als trmios vells.

•»

»

l’era cristiana estava encara a trenc
d’auba i ja hi hagué qui havia rom¬ pudes les cadenes de tots els seus es-

El Heraldo de Crisíó

•491

claus donantlos llibertat i presents va¬ liosos.
Lactanci, a final del tercer segle, deia: “no hi ha cap diferencia per noltros entre pobres i rics, esclaus i lliures... mos deim germans uns an els
altres”.
I un segle mes avant l’emperador Honori assegura que el treball és n la font de noblesa i que un ofici beii desempenyat pot mereixer titol nolii-
liari.
Quí te creus, amic de Tànima, que va fer aquesta revolució a dins les
idees i a dins les costums?
Un dia compareixen a Roma dos )iomes pobres, sandàlies polsoses i amb
call a les mans. San Sant Pere i Sant Pau.
Van a l’ergastul per convidar Fes-
clau.
S’en entren al palau per invitar al
senyor.

N’era el lloc de cita unes morades
subterrànies que es diuen Catacumbes.
Per diferents camins hi han compa¬
regut els dos sers antagònics. No se miren. No es parien. Pero, un i altre escolten sense pi-
pelletjar les coses que els estan dient aquells apòstols.
Els dos senten cor endins unes emo¬
cions fins llavor desconegudes i ins ispitades.
No lio saben amagar.
Prompte els ulls ja Ics ratjen. No se poden detenir. S’abracen Fim a l’altre. I la boca del senyor i la boca de l’esclau se toparen en besada d’amor damunt els peus llagats d’Aquell qui traballci a Nazareth essent Senyor dels
senyors.
La rehabilitació de l’obrer ja estava
iniciada... Lleo d’Iran
Inca, 1932.

La madre Maria Ràfols y el Sto. Cristo Desamparado

Cosa muy natural es que la revela¬ ción de la horripilante y emocionante historia del Santo Cristo Desampara¬ do conmoviera profundamente el al¬
ma sensibilísima de la M. Maria Rà¬
fols, y despertara en ella un vehemen¬ te deseo de desagraviar con sus ora¬ ciones y penitencias el Corazón de Jesús, que tan ferozmente había sido escarnecido y ultrajado.
Por eso no me extraña que la ve¬ nerable Madre redoblara en aquel en¬
tonces sus mortificaciones, y que

llorando y rezando, como ella escribe, recorriera, en com¬
pañía de sus dos .sobrinitos mayores, aquellos lugares que presenciaron con horror tamañas profanaciones.
Una curiosidad, santa curiovsidad,
acuciaba a la sierva de Dios: quería saber donde estaba sepultado el Cris¬ to Desamparado, para acariciar con sus besos y lágrimas la faz bendita de
Jesús.
Cierto día, después de comulgar, cuando sus piadosos deseos eran más

Í9Í

•

ÉL Heraldo de Cristo

vivos, oyó la voz de su Esposo que le decía: No discurras ni pierdas el tiempo en eso: no es voluntad de i:ii Padre Eterno que ahora se encuentre mi Imagen; la encontrarán a su tiem¬ po. Aquellos hijos míos me quisieron matar y enterraron por segunda vez,, y mi Padre celestial hará resucitar esta Imagen cuando haga falta para restaurar la fe que tan perdida estará en el mundo, por la ambición y el vi-
CIO .
La Maravillosa profecía,
que de un modo vago se apunta oi estas palabras, viene minuciosamente descrita en otros párrafos hasta el punto de señalar con toda precisión las circunstancias, y la fecha del iiallazgo, y las consecuencias que de eílo se habían de seguir.
He aquí algunas notas Iiisttb’icas muy recientes que confirman la exac¬ ta realización de lo que se escribió a principios del pasado siglo, cuyo conocimiento tengo para mí que ha ele
amnentar la
Fe y Confianza
de nuestros lectores en aquel )3io3 que con su mirada penetra los tiem¬
pos y en cuyo poder están la volun¬ tad y los corazones de los hombres.
En 1928 las Hijas de Santa Ana ad¬ quirieron la casa natal de su Madre y Fundadora, y se les concedió gratui¬ tamente una pequeña porción de te¬ rreno para plantar un huerto, que sirviera de solaz y esparcimiento a las abnegadas religiosas.
Al año siguiente determinaron en¬ sanchar el huerto y separarlo con una
cerca de la vecina heredad.
En la ejecución de estos trabajos
tomaron parte

cinco obreros*
Uno de los cuales, llamado Juan Ar¬
nau, al abrir la zanja para echar los cimientos a la pared divisoria, dió con el pico en un objeto duro, que fue un santo Cristo de metal, y tomándolo con la mano, advirtió en ésta algunas manchas de sangre. Limpióselas en seguida, y grande fué su sorpresa al darse cuenta de que en la mano no había rasguño alguno de donde pu¬ dieran proceder aquellas mancha.':. Llamó entonces al operario ipie esta¬ ba más cerca, y luego a los otros tres, y todos a la vez afirmaron, llenos de asombro y admiración, que la sangre había brotado prodigiosamente del
santo Cristo.
Este hallazgo misterioso se realizó — conforme estaba pronosticado — el
día 15 de Noviembre de 1929.
La noticia de este
suceso extraordinario
Se divulgó con suma rapidez en toda la comarca, y muchísimas personas, atraídas por ouriosidad y otras por
devoción, acudieron al “Molí d’En Ro¬
vira” para ver y adorar la Imagen milagrosamente hallada.
Fué, poco después, trasladada a la
Casa Noviciado de las Hermanas de
Santa Ana, en Zaragoza, y más ade,lante, en Febrero de 1931, la Reve¬ renda Miadre Felisa Guerri, Superiora
General del mencionado Instituto, se
la llevó consigo a Roma y la presentó al Santo Padre, quien largo rato la tuvo en sus manos y la colmó de in¬ dulgencias.
De este modo tuvieron exacto ciun-
plimiento las siguientes palabras de la
Madre Ráfols: “En este mismo d.'a
me dió a entender con toda claridad
el Corazón de Jesús que cuando esta Imagen esté ya en poder de mis íli-

El Heraldo dé Cristo

s

‘

/05, El inspirará a los Superiores Ma¬ yores que la lleven a Roma en la misma disposición en que la encuen¬ tren, y se la muestren a su. Representánte en la tierra para que la exa. tú¬ ne y íes aconseje lo que hayan de
hctcer.’’’’
***
Nos hallamos, caro lector, ante nn
hecho portentoso, que supera las fuer¬
zas de la humana naturaleza y que
en todos sus pormenores es obra del

pOíder y de la misericordia de Dios.
Este Santo Cristo Desamparado, Cil¬ ya admirable historia nos atrevemos a afirmar que está todavía en sus co¬ mienzos, es un reguero de luz muy vi¬ va y una esperanza de segura salva¬
ción en medio de la negra y pavorosa
tempestad que se desencadena sobre
nuestra desdichada Patria.
Fr. Juan de Alverniu

llllllllllllllllllllllllll!llllllllllllllllllllllllllllllllll¡iillllllll¡¡illlllll¡lllliilllll!lllllllllllll¡l¡lllllllll!llllllllllllllll¡lllllllll¡lllllllllllllllllllllll!ll!l!lllll{i|||llll!!li!llll!l!!!l!ll!l!!ll|llllilll!!lllliy

DE BROMA Y DE VERAS

Comentarios leves
La nueva Constitución Españ «la que-según-sus autores, es la última pa¬ labra en eso de respeto y libeiti>d,
dice■
“Artículo .34. Toda persona iene
derecho a emitir libremente sus ideas
y opiniones... Én ningún caso podrá recogerse la
edición de libros y periódicos, sino en virtud de mandamiento de juez com¬
petente.
No podrá decretarse la suspensión de ningún periódico, sino por sent li¬
cia firme”.
¡Que te crees tú eso!
Esta ley tan rotunda y salerosa no ha sido óbice para tener suspendidos por
varios meses a más de im centenar de
periódicos... Y qué clase de motivos tendrá el Go¬
bierno para esa degollina tan encona¬
da?

Como sé guarda muy bien de reve¬ larlos (y achacarlos al complot sanjurjista sería una candidez) la gente em¬ pieza a notar y a decir que solamente se suspende y amordaza a los que
nunca han alabado las lindezas y po.*-
tentos hazañosos del presente y fastuo¬ so reinado de la República...
»»*
De las iras gubernamentales se ha salvado hasta ahora un pequeño gru¬ po de periódicos católicos. Son aque¬ llos que saben mantenerse entre dos aguas, y viven como los anfibios y a los que podemos llamar republicanos
vergonzantes.
Algunos de ellos, no sé si por mos¬ trarse agradecidos al tirano que les compadece y les perdona la vida, o
solamente con el fin de asustar a la
gente sencilla, han llegado a decirnos que los católicos que tomen parte en complots revolucionarios contra el (régimen imperante se hacen dignos,
como los malos católicos de la ’'Ac-

194

Èl MeRALòO DB ÉRlSfO

ción Francesa” rle una
del Papa.
Risum teneatis?...

excomunión

í:- * *
¡Ya se cumplió el sueño dorado de
los catalanes. Ya tienen Estatuto !
Pero, como lo han amañado y con
seguido las izquierdas, naturalmente
ha resultado un Estatuto de un sahor
marcadamente izquierdista. Pronto sabremos, por los mismos
catalanes, las conveniencias políticas que les trae.
Hoy tan sólo anotaremos el regoci¬ jo casi infantil que les ha causado,
incluso a muchos católicos.
Barcelona ardió toda en fiestas y
jolgorios para celebrar el fausto acontecimiento y para agasajar a los personajes castellanos, Azaña y Bello, que les hicieron el regalo.
A Azaña todos los católicos le co¬
nocemos ya bien. A Bello es muy posible que algunos
de mis lectores no le conozca del
todo.
Es aquel mismo Luis Bello que <11 las postrimerías de la Dictadura de
Primo inició desde "El Sol“ un.a

campaña rabiosa para descristianizar
la enseñama arremetiendo burda y furiosamente contra las instituciones
de los religiosos y contra la escuela católica en general. Puede decirse tpie él dió la pauta para los actuales des¬ afueros pedagógicos que todos ahora
lamentamos.
Este Bello del Estatuto es aquel se¬ ñor que el día 14 de mayo de 1931, a raíz de los bárbaros incendios de igle¬ sias y conventos, escribía con ale¬ gría satánica en “Crisol”••• Si hemos
de hablar con sinceridad, lealmeníe,
como exigen nuestra conciencia y el bien de la República, los incendiarios prestaron el día once un servicio muy estimable... Pónganse las quemas de conventos sin temor a cargo de la Re¬ pública. ..
Pues bien, a ese señor han querido obsequiar con un banquete casi to los los periodistas de Barcelona.
Y saben Vds. dónde se despachaban
los tikets o billetes de entrada?
Pues... en la’ Administración del pe¬ riódico católico “El Matí”.
¿Para qué comentar?
El Capitán JVIoRT.fiato

El Heraldo de Cristo

195

HIMNO AL SERÁFICO
P. SAN FRANCISCO DE ASIS
(Coro)
D^l cielo en el camino
sé nuestro guía, humano Serafín: y del Amor divino
abrasa a todo el mundo hasta el fin. {Coplas)
Dichosa Asís, ciudad 'bella de Umbría,, ciudad feliz, los pueblos te dirán;
cual bello Sol, un niño aquí nacía que con amor los hombres seguirán.
Es para tí la pobreza hermosa y tú le das tu noble corazón; al elegir tan bella y Santa espora
el Redentor te dió su bendición.
Oh nuevo Adán tornado a la inocencia;
Dios a tu voz oyéndote acudió,
la creación te rinde obediencia
uniendo el lazo que eb hombre rompió.
Para escuchar tu cántico armonioso
el avecilla a tu mano saltó;
al lobo feroz llamaste amoroso,
y él, obediente a tí se acercó.
Amar a Dios fué siempre tu estudio, tu alma encendió su fuego abrasador; tu vida fué un bellísimo preludio
de dicha eterna al lado del Señor.
Bello concierto es para tí Namra, de Dios los seres cantan la Bondad,
hermana siempre a toda criatura
con fuertes lazos de la caridad.
Alvernia fué para tí monte escogido, mártir de amor el Cielo allí te vió, si por copiar la Cruz allí has subido,
cual otro Cristo Dios te transformó.
Fr. Xenón de A. de M.

196

El Heraldo de Crlsto

Santoral de la Tercera Orde.—Mes d’AGOST

I Dissapte

B. Nicolau de Furca 5.» Hrde.

2 üiumenge ,1, Los Sants Angels custodis.—fndalpencia Planaria.

3 Dilluns

Sta. Tereseta del Infant Jesús i Ja B. Isabel de Roda de la 3.a Orde.

4 Dimars

La solemnidad de N. P. j" Francesch.=//?ífü/. Ple.—Absoliiciogeneral.

5 Dimecres

B. luan de Penna l.a Orden.

6 Dijous

Sta. Maria Francisca de les 5 Llagues de la z Oràc.=Indu gencia Plenaria.

7 Divendres

La Mare de Deu del Rosari i la B. Estupa d’Espoleto de la 3.a Orde.

8 Dissapte

Sta Brigida, viuda, de la 3.» Orde.

9 Diumenge ►f* B. jeroni de Salas de la 3.“ Orde.

10 Dilluns

S Daniel i Compat ys màrtirs de la 2.» Or de.^^Indulgencia Plenaria.

11 Dimars

Octava de N'. P S. Fraiicesch i B. Qaleoto de la 5 a Orde.=/riiiul. lie.

12 Dimecres

S. Serafi de Montegranerio de la i.“ Orde i la Mare de Deu dei Pilar.=

Indulgencia Plenaria.

15 Dijous

S. Eduart rei d’lnglaterra i el B. Andreu de Medina 5.a Orde.

14 Divendres

B. t-.ustoquia. ver.ge. de la 3 a Orde.,

15 Dissapte

Sta. Teresa de Jesús i la B. Clara Martínez 3.a Orde.

16 Diumenge •ii B’ Joana Noguera de la 5.a Orde.

17
18
1 19
20

Dilluns Dim.irs Dimecres Dijous

Sta. Margalida M.* d’A'acoc i la B. Magdalena de la Creu 3.a Orde. S. Llue, evangelista.
S. Pere d’Alcantara de la l.a Orde.—Indulgencia Plenaria.
B. Pere Sancho'de la 3.a Oi de.

21 Divendres 22 Dissapte

Sta. Ursula i les 11 mil verges i el B. Llue de Ciraulo de 3.a Orde.
B. Ladislam de la l.a Orde.

23 Diumenge
24 Dilluns

B Joan de Cl·lpustra de la l.a Orde. S R'fael Arcángel i la B. Joana Oliver 3.a Orde,

25 Djfuars
26 Dimecres

B. Francesc de Calderola de l.a Orde. B Bonaventu'-a de Potenza.l.a Orde’=//ií/u/e/ic/a P/e/Jorm.

j

27 Dijous

B. Francesc Martínez 3.a Orde*

-

28 Divendres

S. Simó i S Judas, apostéis.

..

29 Dissapte

B P..ula de Marua de la 3.® Orde

30 Diumenge
31 Dilluns

0 Festa de Cristo Rei i el B. Angel d’Acrio 1 “ O’ de.—Indulgencia Plenaria.
B. Tomás de Florencia de la l.“ Oide.=Indalgencia Plenària.

SBC¡€IOIV DOCTRIIVAL.

Que diu la Regla respecta en els

I

convits?

En el número segon del capítol qui trata de la norma de la vida del Terciari, despres d’haver dit que s’absíendrán de danzes i representacions teatrals, afegeix;
s’abstendrán també d’assistir a convits o
reunions mundanals aont se falta a lai
templansa.

Perqne aquesta Prohibido?

Perque en tot temps hi hagut desgraciats que prescindint de lo sobrenatural, haa tengut sols esment a lo material, ntí tenguenf, Com diu l’Aposlol S. Pau; altre Deu que ’1 s"u ventre, no poguent commemorar súcces algun per insignificant que sia que no vaja unit en festes ont en la mes crapu¬ losa desenvoltura i en les mes estúpides i
groseres calumnies, perillán i náufraguan les bones i santes creencies religiosas:

No podrán els Terciaris asistir a cap festí?

Poren i deven asistir an els que son pro.
pis de familia o d’amistat, ont l’alegría i I espansio va acompanyada de la sobriedat
j templanza, com son íes festes de casa¬

ments i també les de bautismes i patronals; matanses, capd'anys i les motivades per la cristiana exparisid de tots i cada un deis comensals desterrant d'elles tot acta im¬ propi de cristià.
En el punt tercer del mateix capitel 2.o/j que mana la Regla an els Terciaris?
Serán frugals amb el menjar i beure; no
se asseuran a la taula sens fer antes una
invocació a Deu, ni s’eixacarán sens darii gràcies.
En que consisteix la frugalidad?
La frugalidad no es altre cosa que la
moderació en Tus deis aliments. Per Ilei natural están obligats a pagar forsosa con¬ tribució an el.nostro cos, donantli diari/’ment s’aliment proporcionat, per recuperar
les forces perdudes, funcionar rorgani.'·ma i conservar la vida: a volies succeix, que’l nostro desordenat apetit, converteix aques¬ ta necesaria funció de la vida corporal en dany i perjudici de 1‘espiriiual, i la Regla mos senyala el remei d'aquest mal, que no es altre, mes que la frugalidad qmb el men¬ jar i beure,
Fr. B P. t. o. r.

FRANCISCANA

DEL ASIS Y DEL DE GUBBIO

Tal era el temor de que eran precia
los ciudadanos de Gubbio que siem¬ pre que salían de su ciudad lo ha¬ cían armados de tal guisa que seme¬ jaba iban a librar un verdadero com¬
bate. El caso no era para menos:
que había aparecido un lobo de gratrdísimo tamaño y no poca ferocidad, cuyo con su furia pertinaz sembró la aversión y el pánico por los alrededo¬
res.
En tal sazón moraba San Francisco
en aquella ciudad, y lleno de conmi¬ seración —- pues los hombres del pue¬ blo llegaron al extremo de que no osaban salir fuera de la población —
determinó ir en busca de la famélica
fiera. Vanos fueron los abiertos con¬
sejos con que obsequiaron al “Poverello” para que desistiese de su em¬ peñada resolución. Firme en su pro¬ pósito, puesta en Dios toda su confian¬ za, salió con sus compañeros, hacien¬ do la señal de la santísima cruz, el desarrapado varón ostentando — alar¬ de glorioso — e triste boato de sus andrajos.
Y, vacilando, los demás en proseguir adelante, tomó él el sendero que con-
dttcáii a la madriguera del lobo.

El varón que tiene corazón de lis alrna de querube, lengua celestial, el mínimo y dulce Francisco de A sis, está con un rudo y torvo animal, bestia temerosa, de sangre y de robo, las faTices de furia, los ojos de inal: el lobo de Gubbio, el terrible lobo.
Así enfrentó Rubén Dario en su poé¬ tico canto al dulce Francisco y al tor¬
vo lobo, el hombre a la faz del ani¬
mal, ciHrastando con elocuentes epí¬ tetos a malíflua humildad del Despo¬ sado con la Dama Pobreza y Ja pon¬ zoña de la proterva bestia.
Al ver el sañudo a Francisco lán¬
zase hacia él con las fauces abiertas,
pero éste signa la cruz santa, le llama a sí y mándale que iic haga daño a él ni a persona alguna ó instantánea¬ mente el lobo acorta su paso de.sal.ado y viene mansaniOít+c a echarse co¬
mo un pacifico corderillo a tos pies
d I cera'ím
Entonces el Santo de Asís Je recri¬
mina por haber hecho grandes male¬ ficios y haber maltratado y matado a las criaturas de Dios; y como final de la severa y sencilla plática: ‘‘Pero yo quiero, hermano lobo, —- le dice —
hacer las paces entre tú y ellos, de

198

El Heilinldo de Cristo

modo que tú no vuelvas a ofenderles y ellos te perdonen las pasadas ofen¬ sas, y no vuelvan ya a perseguirte ni los hombres ni los perros’^ Da mues¬ tras el lobo de aceptar lo diclio por
San Francisco coai movimientos dt;
cuerpo, cola y orejas, y con inclina¬
ción de cabeza.
San Francisco le promete alimento continuo mientras viva y le hace pro¬ meter también al lobo que no. volverá a irrogar daño a ninguna persona ni a animal alguno. Asiente dócil la bes¬ tia, pero elconciliador quiere que le haga fe de la promesa.
El lobo tendió la pata al hermano de Asís, que, a su vez le alargó la ma-
I no
Fueron a la aldea. La gente veía

y lo que miraba casi no creía. Iras del' religioso iba el lobo fiero,

y, baja la testa, quieto le seguía

de como un can

casa o como un cor-

[dero

A la vista del prodigio hallábanse

t(ums estupefactos, pues es evidente

que maravillara a lo^ engubianos totodos la man.sedumbre y probidad
del antes indómito bruto.

El sermón que en aquella coyun-

tuia pronunció el de Asís conmovió
tanto a los oyentes que. tuvo por con¬ secuencia el establecimiento de un

solemne concordato, de paz entre los moradores del lugar y el irracional,

que éste mantuvo como buen ciudada¬ no hasta la muerte, que le sobrevino de V ejez dos años más ¿arde.

Andres Valí s

UNIÓN DE LA CIENCIA Y U FE
En nuestros días ya no hay más que el prejuicio, el fanatismo y la igno¬ rancia que se atreva a afirmar la in compatibilidad u oposición entre la ciencia y la fe.
Un caso práctico y viviente de las
buenas relaciones entre ambas, aca¬ ba de darse en el Vaticano.
Celebrábase en Roma un Congreso Internacional de Fisiología al que acu¬ dieron unos 900 delegados de todo , el mundo, y antes de terminar sus tar(;as. y dispersarse por las. diversas regiones,
ácudferon 'al Vatiqáno a yisitár al Pá-“
al cual liplaudieroii y áclginafory

y quien les habló elocuentemente y les bendijo.
“Vuestro, trabajo, dijo el Papa, rea¬
lizado en la soledad de-los -laborato¬

rios, puede compararse a la obra de la

naturaleza en los picos de la altas

montañas, en donde prepara la nieve

y las lluvias que más tarde hactai

fructificar los valles y las llanuras’

El Papa, además de ser un sabio en

el sentido obvio de la palabra,"es'la

más alta representación de la fe en" la

Iglesia, y la ciencia representada pol¬ los numerosos congresistas recibió de

,és los más calurososr elogios, líy mós

amable simpatía y la - más fer\\riente

bendición,.

-'

,

-

El: Heraldo- OE Cristo

199

La ciencia, en cambio, reconoció en superioridad, arrodillándose a sus pies, aplaudiéndole y aclamándole.

Este hecho es un símbolo de la ner-
fecta compatibilidad y unión entre la verdadera ciencia y la fe.

NECROLOGIA

'
Alquería Blúricü. Día ^ de Septieíii-
bre fallece cristianamente en Alquería
Blanca la Terciaria de San Francisco Se¬

bastiana Bonet Rigo, a los -■87 años de

edad.

■ -■ ^ ^ ^

. Modelo de madres cfiistianas, se distin¬

guió sienipre por sii devoción'a la Sagra¬
da Eucaristía, asistiendo diariamente a la

Santa . Misa , y xeqibiendo en ella el Pan dé; los Angeles, basta que, por causa de un accidente en la pierna, tuvo que que¬ darse rendida en casa. Así ha permaneci¬
do cerca de dos años, ¡rezando casi cons¬
tantemente H Santo Rosario, con el, cual

le sobrevino la muerte.

Reciba su cristiana familia el, testimonio
dé nuestra condolencia. ~

Jlanda.Después de larga enferme¬

dad, sufrida con resignación cristiana, y

confortada con ios últimos sacramentos,

pasó a mejor vida, en el p^ado Ago.sto,

doña Margarita Geíier Tomás, a la edad

de 69 años.

-

■

De carácter, afable y bondadoso,; era

apreciada de cuantos la conocían, i . :

Devota y entusiasta del Seráfico . le Asís, vistió el hábito de la Tercera: Orden

en el año 1910; al ser erigida la Herman¬

dad del pueblo de Randa, ■ ; ' " ;' Arta —- Día ,8 del pasado Agosto:;.en¬

tregó su alma a Dios la terciaria: :Cátalin.a

Pujol Servera, de 64. años de edad-, - - -^.·

Belanitx. — En septienibre pirsado: pasó

£1 mejor vida Dña.. Isabel Cañer, terciaria,

después de-haber: recibido los .'.santos \\sa-

cramentós.

;

:

.'

;

D.^ MAR í A PASTOR

:

ypÁ. DE Jo Y

1 Cuya .necrología publicamos
en «1 húmero pasado.

120

Et. Heraíldo D.E Cristo

BIBLIOGRAFÍA

La Virgen en la historia de i as
Conversiones. Por el P. Victovianv Ca-
pándga de San Agustín, Agustino Reco¬
leto. — Un volumen de 14 X 20 1/2 cm., de 202 págs. En rústica, Ptas. 1’50; en tela, Ptas. 6’50. (Por correro, certificado,
Ptas. 0’30 más) — Depósitos de venta: Luis Gili, Córcega, 415, Barcelona, y Ga¬ briel Molina (Sucesores), Pontejoa, 3, Ma¬
drid.
He aquí un bellísimo libro iel Rdo, P. Victoriano Capánaga. Sin temor a equivocarno podemos incluirlo en aquel género de literatura que Santos Oliver calificada de “estimulante”. El asunto no puede ser más simpático y atractivo, porque si todo
lo referente a la Virgen engolosina el gus¬ to y lo cautiva, mucho más se ha de decir esto, si a la gracia y aroma que lerraman las almas selectas de los grandes com’^er
tido. Son muchas las enseñanzas que en¬
cierra el libro que hoy presentamos al pú¬ blico, porque el autor en la primera parte nos da una jugosa mariología expuesta con elegancia y claridad, y la segunda, no se reduce tampoco a escueta enumeración de hechos pues los convertidos vierten sobre las páginas sus ideas y sentimi satos acer¬
ca de la Madre de Dios. En este aspecto
son interesantes los capítulos dedicados al cardenal Newman, Ruville, Lechmere,
Luis Veuillot... Y así resulta un libro
denso en ideas, ameno y estimulante.

Los predicadores hallarán en el doctri¬
na sólida sobre María, corroborada con los testimonios y la piedad viviente de
los convertidos.
Los catequistíts hallarán ejemplos con que amenizar la enseñanza de la Religión cristiana, y las almas piadosas, manjar sa¬ broso en que alimentar su devoción a la Madre de los pecadores.
Los educadores tienen aquí un reperto¬ rio de estímulos vitales para la formación de la juventud, en el amor al esfuerzo, a
la lucha moral, al sentido heroico de la
vida. No hay hombre que no sea capaz de redención acogiéndose al manto de
María.
Si el demonio es (ampliando una ima¬ gen de San Agustín) un maldito cazador que anda poniendo liga junto a todas las
fuentes para coger, como íncaatas aveci¬ llas, a las almas, la Virgen, por el contra¬ rio, no tiene otro oficio que ir soltándola? y libertándolas de la prisión para llevar¬ las al jardín de su Hermosura. ¡Ah! Y ¡cómo gorjean las bondades de su liber¬ tadora estos maravillosos ruiseiore.s, saca¬ dos de la servidumbre diabólica! ¡Cómo entonan loores a Nuestar Señora y Ma¬
dre! Si te place la divina música de esas almas, pájaros del jardín de la Inmacula¬ da, éntrate por las páginas de este libro del P. Capánaga.

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ESPCBAKZA-

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FOTOGRAFIA AMER
DE

Ernesto Guardia

Ql^lIMT. I9-I=>AL.IVIA
ltllilllllll!lllllllll¡lllllillllllllllll
Es la preferida del público distinguido y visitando sus salones, se con¬ vencerá V. del buen gusto y perfecto acabadc» de todos sus trabajos.

Lo más selecto y distinguido de la sociedad mallorquína se retraía en la antigua y acreditada Fotografía

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