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Es cosa bien pública la amenaza de nues¬ tros gobernantes contra la dignidad del ma¬ trimonio, hecha con palabras que no quere¬
mos reproducir; pero es preciso que los cató¬ licos vigilen para resistir los ataques que la
impiedad dirige contra la dignidad de este Sacramento instituido por Jesucristo, prote¬ gido y confirmado con leyes santísimas que no pueden depender del beneplácito de na¬ die, ni de un convenio de los esposos que las
contrariasen.
Matrimonio cristiano
El Matrimonio cristiano es un sacramento,
por el cual el hombre y la mujer, mediante

el consentimiento del uno y del otro que se dan de aceptarse como esposos, según las formalidades prescritas, quedan perpetuamente unidos y reciben.la gracia necesaria para edu¬ car a sus hijos y soportar las cargas de su es¬
tado.
E! Divorcio
El divorcio es el acto por el cual uno de los esposos, o ambos, estando legítimamente casados, quebrantan su juramento y contraen
un nuevo Matrimonio.
El Divorcio contra ei derecho nacional
El derecho natural exige que el Matri¬
monio no sea un contrato como los demás
contratos, que se pueda deshacer a voluntad

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de los contrayentes, sino que tenga mayor firmeza. Porque el Matrimonio no tiene por objeto único, como las demás sociedades, el bien de los esposos, sino el bien de la socie¬
dad en general y de los hijos que puedan na-
cer.
Aunque el divorcio no se oponga a los primeros principios del derecho natural, por¬ que no se opone esencialmente a la procrea¬ ción y educación de los hijos, es muy cier¬ to que la disolubilidad del Matrimonio con¬ sumado es contraria a los principios de la ley natural.
El Divorcio es contrario a ios principios del precepto divino positivo
Es cosa cierta y de je cristiana que el di¬
vorcio o disolubilidad del Matrimonio está
absolutamente condenado. Jesucristo, ha-
blando de la firmeza indisoluble del pacto
conyugal, dijo: Lo que Dios ha unido, no lo desuna el hombre. (San Mateo, XIX, 6). Y cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y comételo también el que se casa con la repudiada por su marido. (San Lucas, XVI, 18).
ineficacia de las leyes humanas
Las leyes humanas no pueden desunir lo que Dios ha juntado. La ley del divorcio y

las decisiones de los tribunales no rompen los lazos de un Matrimonio indisoluble por
voluntad de Dios que, al instituirlo, le ha
dado este carácter.
Dos esposos legalmente divorciados per¬
manecen casados delante de Dios. No pue¬
den, pues, contraer un segundo Matrimonio; y aunque lo hiciesen no tendría valor algu¬ no, y la Iglesia no lo podría legitimar, except to en el caso de -que £l primer matrimoçiio
hubiese sido nulo delante de Dios. ,
El Divorcio es un concubiato vergonzoso
El Matrimonio puramente civil, y por lo tanto el Matrimonio que intenta contraer el
divorciado, no c*s otra cosa, entre cristianos,
ue un concubinato vergonzoso,- porque el ivorcio supone una concesión ignominiosa hecha a la voluptuosidad con detrimento del deber, y jamás fué erigido en ley por los le¬ gisladores sino en épocas de decrepitud so¬
cial.
Ya decía el filósofo Pítagoras
"En un buen Matrimonio no hay más
que un alma en dos cuerpos.”
Y de Maistre
después de exponer en páginas enérgicas los
desastrosos efectos del divorcio en la fami-

jüia y en ia sociedad, dice: “La razón que no
está turbada por las pasiones, ni extraviada
por los prejuicios comprende inmediatamen¬ te que el Matrimonio tiene que ser indiso¬ luble, y que el divorcio, si no repugna esen¬ cialmente a los principios del derecho natu¬ ral, por lo menos no está en armonía con ellos y ataca claramente el orden verdadero
y racional de las cosas”.
El famoso Padre Lacordaire
f
se indigna, con razón, contra las naciones en que está vigente la ley del divorcio, con es¬ tas palabras: "Allí una mujer, y una mujer cristiana, se ve lanzada de la familia que ella fundó con su sangre; ella deja de ser la ma¬ dre, al dejar de ser la esposa. Por el divor¬ cio se le quita, lo mismo que cuando se divi¬ de un rebaño, una parte de los hijos que ella ha llevado en sus entrañas y nutrió con sus lágrimas y con su amor. Cuando, en el fondo del bosque, se arrebatan a la loba sus cacho¬ rros, se le hace una injuria de la que ella resiente; ¡y vosotros, en un país cristiano, arrancáis los hijos de su madre, sin temor de hacerle una injuria, eme una tigre no os per¬
donaría en el antro de los desiertos!

La amenaza al matrimonio es amenaza
social
Por remate, conviene considerar las gra¬
vísimas palabras de León XIII de inmortal
memoria: “Para destruir los recursos de las
naciones nada ayuda tanto como la corrup¬
ción de las constumbres. Los mayores ene¬
migos de la prosperidad de las familias y de las ciudades son los divorcios, que nacen de las depravadas constumbres de los pueblos, que como lo prueba la experiencia, abren las puertas a constumbres más perniciosas en la vida pública y privada. Se verá que estos males son mayores, si se considera que ja¬ más habrá frenos tan po^lerosos -que, una vez concedido el derecho del divorcio, puedan
contenerlo dentro de unos límites ciertos y
prefijados. Es muy grande la fuerza de los ejemplos y mucho mayor la de las concupis¬
cencias. Con estos estímulos sucederá que
el prurito de los divorcios, extendiéndose ca¬ da día más, invadirá el espíritu de muchos, como una enfermedad extendida por el con¬ tagio, o una muela de agua que, rotos los diques, inunda.”
Quiera Dios librar a nuestra patria del terrible azote del divorcio, y mantener in¬ tangible entre nosotros la excelsa dignidad
del Matrimonio cristiano,

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Año XXIII

Palma de Mallorca, Septiembre 1931

Núm. 268

Un profanador de la Virgen castigado
Extractamos lo siguiente de un artículo escrito por el Rdo. P. Gonzalo de Benejama acerca de la fiera humana, aludiendo a los últimos sucesos de la
quemla de conventos e iglesias: En una ciudad muy adelantada, según el lenguaje moderna, en la que
entra el oro a torrentes y están los vicios formando mares, se han cometido ac¬
tos de una barbarie increíble. En la iglesia no ha quedada nada sin profanar: ornamentos, imágenes y vasos sagrados. Todo ha rodado por las calles, entre
blasfemias y desmanes de la multitud desenfrenada. Ni siquiera respetaron la iniagen de la Virgen, Patrona de la población, a pesar de que algunos —no tan desalmados^— al ver que intentaban quemarla, se interpusieron para jim-
pedirlo- ■—-No, a la Patrona no se la quema=^dijeron. •—Está bien ■—rugió la chusma embriagada,— pero la hemos de desnudar. Un malvado se arrojó furioso el primero, y de un zarpazo arrancó el manto
que cubría a la venerable efigie. Mientras los compañeros terminaban su obra satánica, aquel desgraciado salió a la calle con el vestido de la Virgen puesto sobre los hombros de él, y así en esta guisa recorrió varias calles, siendo objeto de sacrilegas ovaciones que le tributaban la muchedumbre frenética y alocada...
Algunas horas más tarde se revolvía en el lecho del dolor un pobre enfer¬ mo, víctima de rabiosa fiebre. Estaba inaguantable. Ni encontraba alivio, ni
aceptaba consuelos, ni quería tomar medicina alguna. Se revolyía furioso y gritaba sin cesar, con los ojos desencajados y con ademanes de pretender qui¬ tarse algo de encima que le atormentaba. “¡El manto!— exclamaba, con ansias de loca desesperación—. Quitadme el manto el manto, que me pincha. Quitád¬
melo pronto, que me ahoga. Quitádmelo, que me mata. ¡El manto! ¡El manto!
Y murió el infeliz al poco entre angustias mortales de infernales remor¬
dimientos-
Dios usa de paciencia con los malvados, porque es eterno, y para dar lugar
a que se conviertan, si usan de la misericordia que les concede. Esto no obstan¬
te. también en el tiempo suele fulminar terribles castigos, para que, aun en
este mundo, nadie pueda abrigar la menor duda sobre la existencia de la Jus¬
ticia Divina.

130

El Heraldo de Cristo

¡AMA VIRGIÑA!

¿Ignoran algunos de los lectores que en lo alto de un monte, no muy

elevado, en un lugar llamado Ezquioga, a tres kilómetros de Ormaiztegui, en

plena campiña quipuzcoana, viene congregándose un gentío inmenso todas

las noches, a las ocho y media, para rezar el Santo Rosario y esperar a que

haje la Santísima Virgen, que hace días se apareció a dos niños del casería

de Ezquioga?

*

La escena primera la cuenta la niña con una sencillez, con una naturali¬

dad encantadoras, y a la vez con ama precisión que jamás varía, que no se

desmiente. Iban los dos hermanitos, el niño tiene siete años, la niña es ma¬

yor, atmque no muchos, llevando la leche, como de costumbre, cuando el pe¬

queño se cayó y se hizo un rasguño en la frente. La niña se sentó para cu¬ rarle, y de pronto, al levantar la vista, vió a la Santísima Virgen de los Do¬ lores. “Ama Virgiña” exclamó con toda naturalidad y como si fuera la cosa más usual del mundo. “Ama Virgiña”, repitió el pequeñín también. Esto sig¬ nifica “La Virgen, la Madre”. Y sin más preocuparse, sin darle otra importan¬ cia, con una fe y im candor conmovedores, rezaroin un Ave María. Y dicen

que la Señora se sonrió. Se fueron los niños y así empezó esta maravillosa his¬

toria que recuerda a la de Lourdes, que tiene como protagonista celestial a

la misma Reina y Señora, y como favorecidos, predilectos y escogidos, dos

niños, como entonces fué ama niña la elegida para ver a la Inmaculada en Ja

Gruta de Massabieille.

,

.

Muchas otras personas la han visto. Miles y miles de ellas acuden á la
montaña, no muy alta, donde, en om árbol, se verifica la aparición. Los niño del caserío la ven todos los días. “Aquí estamos como siempre” le decían la otra noche. Y la niña cuenta que el rostro de la Señora es de mucha triste¬
za, —hay motivo, no es eso, para ello?'— pero qaae cuando se reza el Rosario el rostro toma ama expresión sonriente^ Los que la han visto afirnian que lleva en las manos ama espada... no en el pecho, como estamos habituados a ver a la Dolorosa, sino en la mano. Y la mirada fingida. Algunos pregomtan
por qué esa espada en la mano... Misterios divinos; pero, se les antojó a algu¬ nos también que la justicia de Dios está suspendida sobre la Patria coilpable, prevericadora, sobre la tierra que se llamaba de María Santísima, sobre el sue¬ lo donde la Virgen del Pilar vino en carne mortal, sobre esta España que tenía como una de sus galardones roejores, el más puro, la devoción a María Inmaculada, su Patrona dulcísima. Y que esa justicia la había el Señor dete¬ nido y puesto en manos de la Santísima Virgen para que ella la aparte de

nosotros, si nosotros sabemos reparar, hacer penitencia, expiar.

El espectácodo de noches pasadas era imponente. En más de 30.000 se calculó el número de curiosos, indiferentes ninguno, o de fieles, que acudie¬

ron a Ezquioga ansiosos, anhelantes, fijos los ojos en el árbol donde baja la
Reina del Cjelo -. Múltiples lucecitas se agitaba» en la obscooridad., En la ca^

EL^ Heraldo JPE

131

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rretera, cerca de 1.500 automóviles esperaban la vuelta de sus dueños, y los

grandes autobuses vacíos dei. los devotos peregrinos, proclamaban el interés,

el afán que reina ^n toda la provincia y aún más allá, por acudir a la ïnon-

taña donde unos niños primero y varias personas después han tenido la dicha

de ver a nuestra Madre dulcísima que baja del cielo para incitar a sus hijos

de España, culpables y desgraciados hoy, a la penitencia, a la reparación, o

una conversión que borre\_las ofensas y sacrificios cometidos en tantas partes

y con tantas 'Imágenes suyas y vuelva para la Patria infortunada la

paz para su fe, su religión, sus creencias

Se reza con fervor, sobre todo en lo último del monte, cerca del lugar

de la aparición. Se extienden los brazos en cruz pidiendo misericordia y per¬

dón. Se llora y se implora. Se canta también. Cuando , la aparición ha cesado,

el canto vasco, hondo, lleno de poesía y sentimiento, se despide de la Ma¬

dre que a pesar de las ofensas inferidas mira con tal ainor a sus hijos: “Agur

Jesusem Ama Virgiña maitea..”

“Adiós, Madre de Jesús, Madre querida”. Y es algo que llega hasta lo

íntimo del alma, que arrasa en lágrimas los ojos y pone en el corazón la es¬

peranza de un día en el que se elejen las nubes negras que boy se ciernen so¬

bre España, la tempestad que hoy ruge contra nuestra santa religión, el hu¬

racán del laicismo frío, aterrador, que hoy amenaza la fe de los niños

españoles...

^

La Iglesia no ha hablado aún... porque la Iglesia va despacio en estas

cosas. Y hace bien., Pero sin afirmar nada, lo que cabe decir es que la im¬

presión es profunda, que la escena en estos momentos de impiedad y de per¬

secución es ima escena que emociona y conforta y que al rasgar el cielo som¬

brío la Virgen con su planta virginal, nos deja en el alma consuelo y paz, luz

y esperanza que será realidad si nosotros correspondemos a la gracia y reac¬

cionando seria y decididamente vivimos una vida de fe, de piedad sólida, de

virtud, apostolado y sacrificio que aparte por completo de nosotros esa es¬

pada que las manos de María sostienen, en tanto que su rostro dolorido nos

dice que su Corazón de Madre espera aún la reparación y la penitencia que

laven las culpas cometidas.

María de Echarri

132

El Heraldo de Cristo

Florecillas de S. Antonio de Padua
¿i £uccro óe ía mañana
¿Qué pasa en el interior de aquella cámara regia?
—Tres Querubines preparan
una cunita de seda.
—¿Y quién será columpiado en cuna tan rica y bella? —Parece un joyel valioso, una enorme madreperla,
un canastillo de flores
con pimpollos de azucena. —¿No sabes que va a salir
una novísima estrella
y que toda la ciudad con noble inquietud la espera? —Afortunados los ojos que sus resplandores vean. —Feliz quien siempre la siga, pues no vivirá en tinieblas, y dichosos los mortales que se guiaren por ella. — Llegó el suspirado día, y de la celeste esfera, cayó el brillante lucero
s bre la cuna de seda
con guarniciones de plata y broches de finas perlas.
—Tal fué el dulce natalicio
de Antonio, linda presea
que los cielos regalaron
a los pobres de la Tierra,

El Heraldo de Cristo

133

BELLA FLORIDA

Amh motm de vestir el sant hàbit de
la T. O. R., 16 col·legials de la Porciúncula que conec i estim de nins.
No sé qu’em diu avui ma fantasia. Par que hi ressonin càntics de festa, mo¬ dulacions de salms, cansons a la Verge... Par que hi senti un suau aleteig d’àn¬ gels, rumoretes de besos i abraçades, sospirs ofegats, plors silenciosos...
En mon cor hi brillen raigs d’alegria, i hi passa qualque ombra de tristor; hi bullen sentiments de joia i d’anyorança.
En sabeu la causa?
Avui al cor d’aquell pinar amic de La Porciúncula hi ha una gran festa.... Avui aquell Collegi volgut, planter de la nostra Provincia estimada, ha vist
brostar tot un esclat de flors novelles; ha vist unir-se a la nostra ramadeta fran¬ ciscana un altre estol d’anyells, atrets per la veu dolça del Pobret d’Assis....
Par que el vegi an el dolcissim Pare, vessant de tendresa, tot abraçant a sos fillets novells, qui dormen un somni d’amor damunt el seu pit suavissim, feli¬ ços com aquelles tórtores que s’hi sentien tan bé dins els braços del bon Pare que no se’n sabien deixar, com si haguessen trobat el millor niu.
Bons germans: Qui pogués avui contemplarvos amb Ja vesta cendrosa i la corda inmaculada! Qui pogués donar-vos una abraçada de pau i germanor forta,
ben forta.
Jo record el temps de vostra infantesa; ja llavors veia en l’esdevenidor l’alborejar d’aquest dia gran, que de tan bell, me semblava im somni que mai
es tomaria realitat
Si avui us pogués parlar, jo us recordaria vostres anys passats i un diria que seguisseu essent infants amb aquella candorosa simpbcitat del nostre Sant Pare; jo us diria que dels encants que tan abundosament vessa la naturalesa dins aqueix pinar beneit en sabesseu treure aquella poesia dolça que l’enamo¬ rat Poeta d’Umbria treia de tots les coses belles, en les quals hi veia la feso¬ mia de son Amat com veu la mare en la faç de son fillet la fesomia del’Espós absent; jo us diria que conservassen vostres corets purs i blancs como les assutzenes d’aqueixa ribera encantada; que sabesseu agermanar el perfum de la virtut amb la santa humildat com agermanen el bon olor i la sencillesa les eemprevives i el romaní; que tinguesseu l’ànima gran con la mar inmensa

134

El Heraldo t)E Cristo

que contemplau, i aixecasseu al Cel tendres i continues pregàries, com l’etern

rumoreig de les ones; que visquesseu de la llum i calor del Sol de l’Eucaristia,

com es nodreixen de la llum i calor del astre rei vostres pins ramorosos...

123.a.°°)SeMes, si no us puc parlar com voldria, prou que estiré avui ben aprop de
vosaltres amb el cor; prou que us contemplaré amb els ulls de l’ànima, i us abraçaré fortament amb els braços de l’amor i germanor, que sabrán transnassar les fronteres i la mar qu’ens separen.
Mon pensament, com una gavina d’ala lleugera, volarà avui fins a la platja de les blanques arenes...

Fra Bartomeu Nicolau, T. O. R.

Rom, 9 d’agost de 1931.

i

UNA DE DOS

El fundamento de una Constitución es la definición que se baga, del hombre. Este —dicen los materialista^— es un bípedo implume, un animal superiór en la escala zoológica. Partiendo de este principio, es necesario seguir discurriendo de esta for*^ ma, para no merecer el nombre de insensato.
Toda religión es un mito. Por tanto. a) Sobran las iglesias. b) Sobra el presupuesto del Clero. c) Sobra todo lo referente al culto.

La propiedad no existe.

El aire es de las aves, el mar de los peces, la selva de las fieras. El hom¬

bre podrá disponer de todo, sin llamarse dueño de nada.

En consecuencia:

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i

asaltarán los Bancos, los palacios, los establecimientos y las fincas,

de cualquier clase que sean.

b) Todos los medios para ejercer ese libre dominio son lícitos.

c) El crimen no es delito, pues consiste, sencillamente, en libertar una

porción de materia encadenada bajo xma forma determinada.
El amor es libre.

Pues no es sino un instinto ciego, que debemos obedecer, como lo obe¬
dece el resto de los animales.

En consecuencia:

a) El pudor es un delito. Pues trata de enfrenar un apetito natural. b) El matrimonio y el divorcio son dos estupideces. c) La familia es tma carga injusta que debemos repudiar.

El Heraldo bE CrisTó

135

4.° El trabajo es lo que coloca al hombre bajo el nivel de los anima¬
les libres.
Un pez, ün pájaro, son mucho más felices que el hombre animal.
En consecuencia:
a) Las jornadas de ocho horas, las de seis y Jas de cuatro, son igual¬ mente oprobiosas e indignas-
b) El hombre se mantendrá de lo que la tierra buenamente le brinde, o de lo que quiera cultivar de ella.
c) La pesca y la caza serán los principales recursos de alimentación. Lu¬
5.°diendo llegar, cuando convenga, al canibalismo, pues un cerdo, un atún o un

bípedo implume son del mismo género. Todo gobierno sobra. Ningún hombre tiene prerrogativas para al¬
zarse sobre los demás-

Por tanto:

a) Sobran los padres de ia Patna. b) Sobran asimismo sus dietas correspondientes. c) Sobra la cultura, que enseña al hombre a pensar para atormentarle. d) Sobra la Medicina, que alarga la vida, para aumentar el número de los que no caben en la sociedad, con perjuicio de todos, Y sobrando la Religión, la cultura, el Gobierno v la familia, sobra tam¬
bién la sociedad.

El hombre vivirá independiente, dueño absoluto de su libertad y de su vida. Sin ejército, sin tributos, sin prejuicios y sin trabas de ninguna especie. Cuando le parezca, se dará la muerte, en un baño tibio y perfumado, co¬ mo los estoicos romanos, o, más brevemente, con un instantáneo pistoletazo.

Frente a esta Constitución está la que nace de esta otra definición: “El hombre es un animal racional, provisto de un alma inmortal, que res¬ ponderá ante Dios de sus actos libres, para recibir por ellos galardón o castigo.” Los pimtos de esta Constitución son la antítesis de los de aquélla. No caben, señores constituyentes, términos medios
La Cruz o la selva.
Dios, o el caos.
Régimen, o desenfreno. Patria, o caverna. El mtmdo aguarda vuestra elección.

Teófilo.

El Heraldo de Cristo

136

¿Puede un católico defender la libertad de cultos?
La Acción Católica de Pamplona publicó unas declaraciones que esclare¬ cen esta cuestión con toda la luz deseable. He aquí las tales declaraciones:
¿Que es la libertad de cultos¿
Según la definición de León XIII, en su Encíclica Libertas, la libertad de cultos, considerada en el individuo, “consiste en dejar completamente en sus manos el profesar la religión que más le agrade, o no profesar ninguna”.
Considerada en el Estado, “reclama de éste que no tribute a Dios ningún culto público, por no haber razón que lo justifique; que no haya ningún cul¬ to que sea preferido a los demás y que todos ellos tengan iguales derechos”.
La libertad de cultos es contra la Razón Social
El hombre, como criatura de Dios, tiene el deber de tributar a su Creador
el culto que le es debido, tal como lo ha dispuesto el mismo Dios. Ahora bien, entre todos los cultos o religiones solamente uno jtuede ser el verdade¬ ro y los otros han de ser necesariamente falsos. Por lo tanto, el hombre no tiene libertad moral para practicar el culto que le dé la gana. Eso sería reba¬ jar la verdad hasta el abismo del error, o ensalzar el error a la altura de la verdad. Es conceder los mismos derechos a la moneda falsa que a la verda¬ dera, al asesino que a la gente honrada. Esto por lo que toca al individuo. Mirémosle ahora por lo que toca al Estado.
El Estado tiene obligación de dar a Dios culto público
Porque no siendo la lihre volxmtad del homhre, sino la misma naturale¬ za creada por Dios, la que inclina a formar la familia y la sociedad, resulta que ambas han sido instituidas por Dios, autor de la naturaleza; y por lo tanto, si tienen a Dios por autor y, por otra parte, tienen a Dios por último fin, ambas sociedades están ligadas necesariamente a Él con ineludibles rela¬ ciones de dependencia, honor y adoración.
Esto mismo enseña S. S. León XHI, en su Encíclica Humanum Genus, tra¬ tando precisamente del orden natural: “No hacer caso oficialmente de la re¬ ligión, y, en la ordenación y administración de la cosa pública, no contar con Dios, como si no existiese, es un atrevimiento inaudito aun entre los mismos
gentiles, en cuyo corazón y entendimiento ha sido tan grabada, no solamente la creencia en los dioses, sino también la necesidad de im culto público”.
La libertad de cultos es contra la Ley de Dios
Porque esta ley manda adorar al único verdadero Dios con exclusión de todo otro culto; no tendrás otro Dios fuera de Mí- Y este mandamiento no sólo se refiere a los individuos, sino también a los pueblos. Así lo enseña dicho

El Heraldo de Cristo

137

Pontífice en su Encíclica Immortale Dei: “Salir diciendo que, entre distin¬ tas y hasta contrarias religiones, lo mismo da úna que otra, es confesar que no se quiere aprobar ni practicar ninguna, lo cual, aunque en el nombre di¬
fiere del ateísmo, realmente es la misma cosa.
Derivaciones funestas de ia libertad de cultos
Según la doctrina de la Iglesia, contenida en la proposición 79 del Syllabus, en el que Pío IX habla como Pastor y Doctor universal, “es completamente cierto que la libertad de cultos... lleva más fácilmente los espíritus y las costum^ bres de los pueblos a la corrupción y propaga la peste d»I indiferentismo”
Y el mismo Pío IX, refiriéndose al Méjico de su tiempo, dice eií su alo¬ cución del 15 de diciembre del año 1856: “Para corromper más fácilmente las costmnbres y los corazones de los pueblos, propagar la detestable y des¬ tructora peste del indiferentismo y acabar con nuestra santísima Religión, se admite el libre ejercicio de todos los cultos”.
La liberfad de cultos en nuestra patria quebranta el concordato
con la Santa Sede.
El Concordato vigente del año 1851, en su primer artículo dice: “La Re¬ ligión católica, apostólica, romana que, con exclusión de cualquier otro culto, continúa siendo la única de la nación española, se conservará siempre... con todos los derechos y prerrogativas de que goza según la ley de Dios y lo dispuesto por los sagrados cánones”.
Es fácil advertir que, con la libertad de cultos, se quebranta el Con¬ cordato por su base.
La libertad de cultos vuinera ia constitución dei Estado
La Constitución del Estado, aimque abre la puerta a cierta funesta tole¬ rancia más de lo debido, declara en su artículo 11: “No se permitirán... otras manifestaciones públicas que las de la Religión del Estado”.
¿Se puede alguna vez transigir con ia libertad de cultos?
Sin olvidar que la libertad de cultos es y será siempre en sí misma un mal grave contra Dios, contra los individuos y contra la sociedad, sin embargo se pueden dar y se dan casos en que haya de tolerarse este mal para e\\ntar otros males peores. Tal sucedió en países dominados por la heregía, el cisma o el paganismo, como Alemania, Suecia, Japón, etc.
Así lo confirma S. S. León XIII en la Encíclica Libertas: “Pero en tales
circunstancias, si por causa del bien común, y sólo por esta causa, la ley humana puede y hasta debe tolerar el mal, sin embargo, no puede ni debe aprobarlo ni quererlo en sí mismo, porque siendo el mal en sí mismo priva¬ ción del bien, repugna al bien común, que el legislador debe procurar y de¬ fender cuanto le sea posible”.
Y S. S. Pío IX enseña. “Si por apremio de circunstancias, y para evi¬ tar mayores daños, se puede tolerar algo malo en las leyes, no por eso gç

m

El Heraldo í)e Crismó

las puede honrar con el título de legítimas, porque no hay derecho que

pueda prevalecer contra las leyes eternas de justicia”. (Carta a C. Perin, 1

de febrero de 1875).

*

-

Pero es necesario que se entienda bien: esto solamente tiene aplicación

en aquellas naciones en que los católicos están en minoría, por encontrarse

dominadas por la heregía, el cisma o el paganismo.

Ahora hay que preguntar: ¿es este el caso de España? ¿Cuántos protes¬

tantes tiene España, cuántos cristianos, cuántos ateos, cuántos paganos?

En resumen

Ningún católico puede defender, en absoluto, la libertad de cultos co> mo justa y legítima. Ningún católico puede, en conciencia, defender la libertad de cultos para un país católico.

RECETA PARA UN JOVEN
Triste, pensativo y cabizbajo avanzaba por un torcido y mal hecho cami¬ no adornado de frondosos pmos, im joven de faz ovalada, cabello rubio y on¬ dulado, frente ancha, ojos grandes y esbeltos, provistos de gafas verdes, pe¬ queños y carmesines labios, y barba bien afeitada. Vestía pantalón blanco, sin americana, estilo propio de veraneantes, y andaba a paso tardoi., Las ma¬ nos tostadas por los rayos solares reposaban tranquilas en sus caderas; y el aspecto todo daba la sensación de im elegante joven mundano, pero de una alma bella que sueña y medita un idilio de amor.
De vez en cuando alzaba rápidamente su cabeza, como si se viera sor¬ prendido por el rumor de pasos conocidos; volvía a todas partes su mirada ansiosa, y el vivo despertar de sus ansias tenía que ahogarlo en la melan¬ cólica profundidad de su espíritu.
Sigue caminando... y al divisar por entre el espesor del bosque la fa¬ chada de una bella casita de campo, con cuatro ventanas cerradas por verdes celosías, párase y, tirado sobre el follaje, da largo reposo a su fatigado cuer¬ po y raudo vuelo a su debilitada fantasía.
Murmura, como el arroyo al saltar las rocas de su lecho, canciones de amor; y entre los suspiros que exhala deja escapar el nombre de una per¬ sona querida... y aquí sus ojos se empañan, y furtiva salta una lágrima, perla que hubiera querido beber como precioso elíxir.
Despliéganse sus labios y, casi con voz inarticulada, dice que... no tiene tanta fortuna como ella. —¡Malditá fortuna, pues eres la causla de mi des¬ gracia e infelicidád!— Y él sigue en silencio su loca meditación, interrumpi¬ da a veces por lejanas risas femeninas.

El Heraldo de Cristo

139

—Amigo, no adelantes más por ese camino tortuoso y erizado de pun¬

zantes espinas.

—¿Quién me habla? jAh, mi querido Fausto! Siéntate y daré curso a mi

pena contándote lo que me pasa.

—No. No importa. Pues que la veo dibujada en tu cara y me la sé

de memoria.

'

—¡Cómo! ¿Me has oído?

—Perfectamente. Comíprendo tu mal, y allí va la receta de tu amigo.

¿Quieres conquistar el corazón cuya posesión ambicionas?

—^Es mi vivísimo deseo

^

—¿Conoces bien a la niña? —Es buena, piadosa, sacrificada, silenciosa, y, para decirlo .de una vez,
diría que es una santa.
—Dices verdad. Pues, si quieres alcanzar esta jova, procura tú ser como ella. Lucha varonilmente contra tus inclinaciones desaregladas. Deja los bai¬ les y tertulias con poco recatadas doncellas y atrevidos compañeros. No gas¬ tes el dinero en vanas tonterías. Pásate la noche en casa y no en las calles y tabernas. Asimílate buena lectura y abandona la prensa impía y pronográfica. Cumple con las obligciones de verdadero cristiano. En fin, aprende a ser hombre, y cíñete la capa bordada por el sacrificio y virtud que la escue¬ la del amor y la sana moral te presentan; y así alcanzarás un tesoro inmen¬ so y verás correspondido tu primitivo amor.

F.4USTO

MISA A LA MODA
—Señorita, ahora acaban de dar el toque para Misa. —¿Tan pronto?... ¡Jesús, hija! ¡qué sacristanes estos,, que no le dan tiem: po a una para vestirse decentemente! —Pues aligere, porque va a llegar cuando dé el cura la bendición. ■—Ea, dame los guantes... el pañuelo... el abanico... el sombrero... el ro¬ sario de oro; de prisa, mujer, de prisa. ¡Jesús! ¡qué fastidio de criadas! —¡Ay, señora, quiera Dios que no se haga tarde! —¿Está ya el coche? —Sí, señora. —¿Me sientan bien los guantes?
—Perfectamente.
—¿Y el sombrero?
—Admirable.
¿YJa falda?
■—Divina,

140

El Heraldo de Cristo

/

—Ea, adiós.
—Adiós.
—Pepe... de prisa a la parroquia. ¡Dios mío, que alcance la Misa...! No
sé por qué han de decir las Misas tan temprano... Y la dama llega a la iglesia cuando la Misa va por el Credo...
■—¡Gracias a Dios!... Por poco no alcanzo...
Entra atropellando a cuantos por delante se le ponen .. a un joven la da, al pasar, un codazo que casi le hace caer, y luego le paga con una acarame¬ lada sonrisa; a im viejo muy pulcro le pisa un callo, y cuando la víctima va a quejarse, le sale ella al encuentro con tui interesante “usted dispense”, a que
el infeliz contesta “no ha sido nada”... Al pasar por una estrechura, tira por
los suelos los sombreros y Bastones de los caballeros... En fin, el caballo
de Atila.
Llega a la pila del agua bendita y la toma con la punta del dedo enguan¬ tado... luego hace una señal en el rostro, que dehiera ser cruz, pero que no es ni cruz ni Jesús, sino un garabato como los que hacen los chicos en las es¬
cuelas cuando empizean a escribir eles...
Antes de colocarse en ningún sitio, la campanilla ha tocado al “Sanctus”...
¡Ay! Ahí está Lucrecia... voy a sentarme a su lado... Buenos días, Lucre¬
cia, ¿cómo estáis en casa?...
—Bien, hija, ¿y en la tuya?
■—Perfectamente... pero yo con berrinche, que no hay quién me lo quite.
•—¡Mujer! ¿qué te pasa?
—Nada, hija; mi mamá política, que es una serrana de lo más tonto, de lo miás necio, de lo más fatuo... Ayer era su santo; vinieron las de Díaz y le regalaron un par de guantes lujosísimos...—¡Gracias! No los gasto, dijo... Al instante la guiñé haciéndole ver lo que desairaba a.las muchachas... y la muy necia de mi suegra, va y dice: ¡Ay! sí; tomaré uno por no despreciar... Mira
que tomar uno solo!
En aquel momento ambas señoras caen de rodillas sorprendidas en su char¬ la por el argentino son de la campanilla que hace la señal de levantar a Dios.
La dama se da unos golpecitos en el pecho qué, por la poca contrición
que los acompaña, lo mismo hubiera podido dárselos en la nuca o en las
espaldas.
Cuando después de levantar a Dios, todos siguen de rodillas; ella sola se levanta para sentarse, pero con tan mala suerte que hace tortilla un som¬ brero de bombita, que el vecino de detrás puso en la silla de la dama, cre¬
yendo que no se sentaría tan pronto.
—Usted dispense; no lo había visto. ¡Estas iglesias son tan oscuras! Abre el libro de nácar, pero con tanto descuido, que no advierte que
está al revés.
Se pone a leer con mucha devoción, aparentemente, y entretanto va pa¬ sando revista a toda la concurrencia que, a pesar de la oscuridad, distingue

perfectamente.

Èl Heraldo de Cristo

l4l

—iQué irreverencia! ¿A quién se le ocurre, Lucrecia, venir a la iglesia con aquel vestido tan raro, tan ridículo, que hace un año que no está de moda?
¿No ves el vestido de Paquita?... debía ir a un museo En eso se oye el ruido de la gente que se pone de pie para el evangelio. ¡Gracias a Dios que se acabó! •—Hasta luego, Lucrecia. —No, hija, espera el evangelio. —¡qué cosa atroz! Se conoce que los curas no tienen qué hacer, se duer¬
men en el altar. Si fueran como nosotras...
Hoy después de almorzar tengo que dormir mucho, que anoche acabó muy tarde la función del Colón; espero cuatro o cinco visitas; debo hacer cinco o seis; no puedo faltar al paseo que me aconsejó el médico; he de aca¬ bar, sin falta, una novela que me prestó Mechita; además... ¡en fin, la mar!
En esto se concluye la Santa Misa y los fieles se retiran. La dama tam¬ bién emprende la retirada a toda prisa, como quien teme que las paredes le caigan encima. Remando acá y allá, hiriendo a dos o tres con los alfileres del sombrero, llega sofocada a la puerta de la iglesia.
—'¡Ah! las de Galíndez! (¡Qué pésima suerte encontrarme con ellas!) Cuánto placer me causa el veros, hace tiempo que espero vuestras visitas ama¬ bles. Si podéis oír una Misa tan larga, también tendréis un ratito para venir a verme. Platicando de esta suerte, cortando un retazo de cada fama, hacien¬ do comentarios sobre el último figurín y sobre la última función de moda, pasan tres cuartos de hora.
—¡Virgen Santísima, qué tarde! No se puede venir a Misa, es tan lar¬
ga! Pepe, a easa de prisa. ¡Estos buçnos padres tienen tan poco que hacer..,

LOS ADELANTOS EN MEDICINA
Uñ médico holandés, habitante en Zeist,
acaba de descubrir un nuevo y seguro "medio para la diagnosis del cáncer.
El , se,, sirve de una análisis de la sangre
del eijfermo. Recientemente el director de un gran hos-
'^ital ha enviado al niédico holandés una ¿érié-dé pruebas selladas y enumeradas, con¬ teniendo la sangre de algunos i:enf€rmos. El Dr, holandés ha conseguido descubrir exac-
tarnente cuáles de estos enfermos estaban ’áfáé'adós del cáncer.
"
70Ò AÑOS PARA CONTAR LAS
ESTRELLAS
¿Cuántas estrellas hay en el firmamento? Parece una pregunta fácil para un astróno-
mi. Bastaría contarlas con el telescopio. Mas la cosa es rriás difícil dé lo que pafeéé.' Pues que, cuanto más grande es el telescopio, ma¬ yor es el número de estrellas que se ven. Con el telescopio más grande que existe en el mundo pueden verse un billón de estre¬
llas, o sea un millón de millones. Con un
telescopio mayor podrían verse muchas más.' Aseguran los astrónomos que el número de las estrellas supera a 100 billones, equiva¬
lente a la cifra 100,000.000.000.000
Si las estrellas pudieran contarse a razón de 25 por segundo, se necesitarían 700 años para contarlas todas.
¿Verdad que nuestra tierra es Una cosa insignificante en esta inmensa riiultitud de
astros?
TRES PADRES PAULES SALVAN A
TRES OBREROS DE LA MUERTE
Del pueblo de Moya, (Las Palmas), sa¬
lió al atardecer una camioneta, en la que
iban dos obreros, con objeto de cargar are¬ na de unas dunas que existen en las afue¬ ras de esta capital, junto al mar. Cuando es¬

taban a la mitad del camino el chófer se

dió cuenta de que iban en el coche dos chi¬ cos como de trece y catorce años. Como los muchachos, subieron sin saberlo sus padres

y se alejaban del pueblo, el chófer les dejó

ir, pensando regresar pronto. Llegados a las dunas, a las ocho de la noche, acercaron la
camioneta a: un talud y comenzaron a car¬

garla de arena. De pronto se desprendió un

bloque, que los sepultó a todos, incluso a la
camioneta y al chófer, que con otro obrero

quedaron con la cabeza al descubierto, los cuales pudieron pedir auxilio.
En las inmediaciones existe el convento de

Nuestra Señora del Pino, de Padres Paúles.

La Comunidad, que se hallaba a aquella ho¬ ra en la azotea, al oír los gritos de socorro, se aprestó á auxiliar a las víctimas. Acudie¬

ron los padres Epifanio García y Sixto Hor-

tigüela y el ..hermano Lareque, que, escar¬ bando en la arena, lograron salvar a los hom¬
bres, pero no a los dos niños, que al ser extraídos parecían ya cadáveres. Los Padres administraron, “sub conditione”, los últimos

sacramentos a los niños. Se dió cuenta a las

autoridades y acudió el Juzgado, que orde¬

nó las diligencias de rigor. Los niños se lla¬

maban Manul Almeida Díaz y Juan Vega

Pérez.

I

RECIENTES CONVERSIONES AL ' CATOLICISMO

Recientemente han abrazado nuestra san¬
ta Religión: En Inglaterra: El gran matemático Taylor Whittaker, de¬
cano de la facultad de Artes en la Univer¬
sidad de Edimburgo, expresidente de la So¬ ciedad Irlandesa de matemáticos y Astróno¬ mos, y actualmente presidente de la sociedad
de los matemáticos de Londres.
En América:
El Obispo cismático Dzubaji, el pastor

El Heraldo de Cristo

143

protestande Vernón, y el rev. Harold Flo¬ wer, de la Universidad de Chicago.
En Filipinas: • El pastor protestante Oatlin.-
En India:
La viuda Anauth Ghaslu, perteneciente a
la familia real.
En Monaco de Baviera:
El general Barone de Reichlin Neldegg, quien además ha ingresado en la Orden
Franciscana con el nombre de Fr. Antonio.
En Australia:
El célebre médico de nacionalidad inglesa; Fergusson, el cual ha abandonado la bo¬ nita plaza de médico gubernativo para en¬ trar en el seminario y empezar la carrera ecle¬
siástica.
-57 pastores anglicanos se preparan para
entrar en el sacerdocio católico en el semi¬
nario de Halfied.
En Alemania:
La escritora Magdalena • Semer.
En Suiza:
El periodista René Seyvraz.

DISTRACCIONES DE HOMBRES

,

.

CELEBRES

.

Isaac Newton solía estar tan absorto en sus
contemplaciones filosóficas y astronómicas, ue llegaba al colmo de no darse cuenta
e si había comida.
Se cuenta que cierto día invitó a co¬ mer a un amigo suyo. Vino éste, y cansado de esperar al astrónomo, sentóse a la mesa y comióse un pollo que estaba allí prepara¬ do, y dejando los huesos en el plato, sin más cumplimientos se marchó.
Al cabo de algunas horas entra Newton en el comedor, manifestando tener buen ape¬
tito.
Mas al vet el plato con los huesos lim¬ pios exclamó:
Por Baco! Yo creía no haber comido, y
ahora veo que iba engañado!

PALMA.—• El veintitrés del pasado julio pasó a mejor vida en el convento de religio¬
sas franciscanas, confortada con los auxilios
de nuestra santa religión, Sor María Joaqui¬ na Alberti a los 6S años de edad y 42 de vi¬ da religiosa.
Sufrió con paciencia y cristiana resigna¬
ción los acerbos dolores de cruel enfermedad
que la llevó al sepulcro. El Señor haya acogido §u alma en la man¬
sión de los justos.

ARTA.—-En la madrugada del 15 de Julio, falleció en la paz del Señor la ejemplar ter¬
ciaria D.®^ María Sancho Lliteras a la edad
de 68 años, despues de recibir los Santos Sacramentos y la bendición apostólica. Su
muerte inesperada y casi repentina fué muy sentida, por gozar de muchas simpatías y por su carácter franco y bondadoso.
Pertenecía a nuestra Hermendad y ha ejer¬ cido el cargo, por muchos años, de Vice-Mi
nistra, mostrándose siempre muy celosa y de-

144

El Heraldo de Cristo

vota de N. P, S. Francisco y de las cosas to¬
das referentes a la Tercera Orden.
También pertenecía a la Asociación de Josefinas y era grande el amor y la caridad que tenía para con los pobres.
Alma sencilla y piadosa, habrá recibido el premio de sus buenas obras en la patria
de los ustos.

Quince días despus de su muerte, bajó al sepulcro, víctima de traidora enfermedad su hijo Sebastián, de carácter semejante al de su madre, dejando a la familia Blanes en la mayor aflicción.
A su desconsolado esposo don Guillermo Blanes, a su hijo don Rafael, médicos, y a sus hijas María Angela, María, a toda su familia y a la esposa del finado don Sebas¬ tián, doña Juana Sancho, manifestamos la expresión de nuestro más sentido pésame,
deseándoles el bálsamo de la santa conformi¬
dad con la voluntad de Dios. Pidamos a
Dios que conceda el eterno descanso al alma de la finada y a la de su hijo Sebastián.

—Falleció a la edad de 70 años la ter¬
ciaria María Serra Bisquerra, confortada con todos los auxilios de la Religión, después de una enfermedad que la retuvo en cama al¬ gunos años y que ella sufrió con resig¬ nación ejemplar.
Reciba su hija Margarita nuestro más sen¬ tido pésame.

—Día 26 de Junio pasó a mejor vida doña Angela Pastor Bosch. Su muerte re¬
pentina causó honda pena a su familia y co¬ nocidos. ¡Hemos perdido una verdadera ter¬ ciaria! Pensando piadosamente, hemos de

creer que el alma de esta hermana terciaria

voló ai cielo para recibir el premio de sus

trabajos.

I- ;

Pedimos por ella una oración a todos sus

hermanos terciarios.

Damos a su afligido esposo y demás fa¬
milia y especialmente a su hija María el más sentido pésame.

Descanse en paz.

CAMPOS DFX PUERTO—El día 6 de
Julio falleció en la paz del Señor doña Jua¬
na Mascaró Martí, a la edad de 64 años y
19 de profesión.
■—■ El día 7 del mismo mes abandonó
este valle de lágrimas doña Luisa Ballester a la edad de 76 años y 29 de profesión.
— Durmióse en el sueño de los justos, el día 9 de julio, doña Juana Pizá Roig, a la edad de 84 años y 46 de profesión.
Bajó al sepulcro, el día 25 de Junio, don Matías Lladó Coll, a la edad de 64 años
y 48 de profesión. —• Murió en la paz del Señor, el día
primero de Agosto, doña María Antich, a la edad de 65 años y 19 de profesión. Des¬ empeñó en la T. O. R. el cargo de presi¬ denta de coro, con verdadero celo, y se dis¬ tinguió por su admirable paciencia.
Conceda el Señor la gloria a estos queridos terciarios, y reciban sus afligidas familias
nuestro sentido pésame.
CALONGE.—Llamó Dios a Sí, el día 14
de julio, a la hermana terciaria doña Micae¬ la Adrover Martorell, a la edad de 89 años.
Era la finada de carácter bondadoso y jo¬ vial, fervorosa terciaria y muy amante de la Eucaristía, acercándose a recibirla todo el
tiempo que se lo permitió su edad Reciban nuestro más sentido pésame sus
desconsoladas hijas y nietos, en particular
Sor María Tomás, Religiosa Trinitaria.
De todas veras deseamos haya recibido el premio de sus buenas obras.
Pedimos a nuestros lectores una oración
por él alma de la finada.
VILLAFRANCA DE BONANY. — Vo¬
ló al cielo, el sábado día 22 de agosto y después de sólo un día y medio de cruel en¬ fermedad, la niña Catalina Oliver Sansó, a
la ternísima edad de dos años.
Enviamos a su desconsolado padre, nues¬ tro amigo y su.scriptor don Miguel Oliver Nicolau, y demás familia, la expresión de
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