El Heraldo de Cristo 1931, n. 263
if
AÑO XXIII—Abril de 1931—Núm. 363

SCO Estomacal ele I

TÓNICO DIGESTIVO

Depósito Centra!: Seríñá, 2 y Capuchinas, S-Palma de Mailorcu

De Venta en ios buenos Colmados y Confiterías

Elaboración especial de la destilería de

L-

5^ O S

E3

¿a. 5^3' O

FABRICACION ESMERADA DE PERSIANAS, VIDRIERAS, PUERTAS Y VENTANAS Calidad Superior
Üi'iilo ii! iÉlidm il liiil isiliül
[ii laüii ESI íii lili iiiliiii

jrA·*JcrKn>qrjsf:v*s>r^cw»r«<7‘<·ary ws3«»ir?Mr.>ja»Tiicvg5fr».r»<>{a'r^v·«a·«>:^afc^&»asgfflhiaffpgraaa*gras·.2r<'aTiraj;^5··eK*gyt:f*
PESPACMOí
TALLEM: Simtlagcs MsisáñtDl, 25/(Frente Instituto)
PALMA PE xMALLOIlCA
librería POLITiCHiCA
DE A, FERRER SiílART
C. Maura núm. 7=Pa!ma de Mallorca (antes en ^^rtá) Esta Casa tendrá para el próximo curso importante surtido de dibujos y varie¬
dad de material escolar contando con existencia de más atractivas novedades. No celvirlque es is mejor surtida en libros escolares, científicos, literarios y religiosos.

PIANOS Y AUTOPIANOS
ALQUILER Y VENTA A PLAZOS
CASA =r~
WERNER
Unión, 6 === PALMA DE MALLORCA

VINOS
^ o) ÜEL
€xcmo. Sf’- MarQués de üiuot

Se Venden: Calle de la Campana, 5 :: PALMA DE MALLORCA

y^)UWWfkWW^
Ses Galletes GALLETES
mes
apreciades
mmmmmm

FiUriCfl lispoix;
in. 1

Antigua Panadería: Heina de la Peletería
— DE —
Miguel Ferragut
Especialidad en los panecillos de acei¬ te, salados, franceses, panes blancos, de trigo y de los ricos bizcochos y be-
rregos.
Se sirve todo a domicilio tanto ios¡ paner.ilics
de la mañana como ios de la tarde

FÁBRICA DE GUANTES
Abaniquería : Peletería : Paraguas y Sombrillas : Sacos de piel para viaje
y Objetos para regalo PRECIO FIJO
Tose lESoNTira.
Plaza Antonio Maura. 15 y Brossa, 1
PALMA DE MALLORCA

Acordémonos, hermanos...
De codos sobre el nuigriento mostra¬ dor la tabernera no pierde sílaba. El grupo de hombres que le escu.chan en corro hasta de los vasos que más o me¬
nos vacíos tienen delante se olvidan
por seguir la interesante relación de lo sucedido la noche pasada a A,drián el carretero en el barranco de Arquijas.
Sólo él se permite limpiar de vez en vez el cañón de la escopeta, porque de tanto hablar se le pone áspero.
—Iba yo medio dormido, forrado en mi manta, cuando me sacudió el sue¬ ño alguien que gritaba: ¡Alto el ca^ rro! Eché mano a la pistola que llevaba en la faja y saqué la cabeza para mi¬ rar, pero estaba la noche tan oscura que no se veía nada. ¡Quién va?, pre¬ gunté 3^0 también a Aboces. Nadie me contestó. ¡Arre, arre!, dije entonces, acordándome que guardaba en la carte¬ ra unos miles de reales de un ]Dar de machos que había vendido muA' bien hace días en la feria de Logroño.
—De seguro que vendrían a buscár¬
telos —obserr^ó uno de los oyentes.
—¡Y tanto!, afirmó Adrián.—-Bue¬ no el caso es que en éstas, sin saber de dónde, porque 370 os digo, que no se veía más allá de los ojos, ¡pum! :me disparan un tiro. El macho de varas pe¬ gó del susto un brinco, se fué hacia la cuneta y apretó a correr como un de¬ monio. Yo noté que el carro se orilla¬ ba 3^ a poco tropezamos con un poyo del puente 3;- paramos en seco a dos pulgadas del río.
—'¿Y tú qué hiciste?
——¿Yo qué iba hacer? Tenía oue apearme para calzar el carro. Me bajé callando, sin soltar la pistola, cogí ai tentón unas piedras 3^ las puse; en seguida me toví adentro y esperé a

que alguien se arrimase para meterle una píldora en el cuerpo. Así me es¬ tuve hasta el amanecer, quieto que quieto.
—Tendría miedo de acercarse de¬ masiado—observó uno.
—Vamos, que también tú te lo pa¬ sarías de primera!—^^agregó otro.
—¿Miedo yo? —e.xclamó Adrián,
con una mirada de desafío a todo el
grupo.
Un toque de campanas cayó sobre la
tertulio de la taberna. Los hombres
trasegaron al estómago el contenido de
sus vasos 3' empezaron a moverse.
—¿Se puede saber adónde vais?—■ preguntó el carretero con sorna.
—A la iglesia, señor valiente—^le
contestó un labrador de años—. Los
miércoles de cuaresma nadie se queda en el pueblo sin subir al rosario.
Adrián vió que aquellos le dejaban solo en la taberna y, aunque más de¬ voción profesaba a San Clarete, tomó tras ellos y fué a recostarse en un pilar, debajo del coro, diciéndose:
—^Mientras ellos rezan, yo echaré un sueño. ¡ Para algo no pegué ojo
anoche.
5|í :!c .S:
Al pie del altar mayor, sobre una mesa cubierta de negro, un gran cruci¬ fijo extendía sus brazos entre dos can¬ delas encendidas. Ya aquello debió de parecerle a Adrián bastante lúgubre.
Entretanto los bancos se llenaban de
hombres, los chir(uillos se arracimaban
junto a las verjas del presbiterio y el mujerío ocupaba todo lo demás. Toca¬ ron las últimas campanadas y entonces
el venerable párroco salió de la sacristía y vino a arrodillarse delante del Crucifijo. La corona de siete mistei'ios, acto sencillamente sublime, iba a
comenzar.

IPanadería

i

1

Antonio Juliá

1 Pan moreno, blanco, ensaimadas y todo lo \\

1

concerniente al ramo.

í

1

Se sirve a domicilio

5

1 Vallori, 20 — Palma de Mallorca

Pedro Cañalons

Gran exportador al por
mayor de los mejores 3^ acreditados quesos de

San Clemente deMahón

L

-

-

-

-^

M

'

X

Calzados Bazar Balear ^

Alta calidad

Bajo precio j

Directamemte de la Fatrica al consumidor

,j|

¡IBI lE^rimer IBa^ssa^r d-e l^a,lloroa-!

||

Sindicato, 57 = P À L M A

DoiS hombres del pueblo se adelan¬ taron hasta las mismas gradas del .“al¬ tar mayor, postrándose en tierra, be¬ saron humildemente el polvo se echa¬ ron al cuello una soga y una corona de espinas a :1a cabeza y cargaron una. cruz de madera sobre sus hombros; en se¬
guida durante el rezo de las diez ave¬ marias del misterio, pausadamente, siempre a la par el. uno del otro, reco¬ rrieron la iglesia hasta el fondo v vol¬ vieron al punto de partida. Al misma tiempo otro labrador, después de im¬ primir en el suelo su boca, ceñido tam¬ bién ^e soga y espinas, se colocaba an¬ te una cruz fija, en medio del sagrado recinto, con los brazos extendidos co¬
mo quien está clavado en ella.
Por entonces ni carretero no le da¬
ban tentaciones de dormirse. En cada
misteriio seguía con significada curio¬ sidad las piadosas evoluciones de los penitentes sus ósculos humildes,, .sus

pasos acompasados sin levantar la vis-, ta, y ac|uellas sus siluetas pavorosas que, conforme se acercaban ellos a la luz de las candelas, se estiraban, se
alargaban, hasta tocarle con las som¬
bras de sus cruces.
El venerable párroco enunció el sex¬ to misterio, y, sin más, una lucecilla aparèçió, como evocada de una tumba, comenzó a oscilar y lentamente se di¬ rigió hacia el sitio que ocupaba el hé¬ roe del barranco de Arquijas; voces graves pronunciaban ])alabras que nuestro hombre no llegaba a percibir.
¿Qué sería aquello ?
Adrián se empinaba para ver. Y la lucecilla se acercaba... y las voces so¬ naban ya más distintas...
Un sacerdote avanzaba llevando una luz y una calavera; otro caminaba a
su derecha con un devoto crucifijo en
alto.

El sacerdote de la calavera, por en¬ tre el murmullo de los que rezaban alternadamiente las avemarias de la co¬
rona, decía de trecho en trecho con acento cadencioso,
—¡ Acordémonos-, hermanos. c|iie nos
hemos de morir!
Y el Sacerdote del crucifijo añadía
solemne:
—j Este es el Señor que nos ha de juzgar!
Y las gentes del pueblo tocaban con sus dedo's la calavera y los pies del santo crucifijo y compungidamente se
los besaban.
Al terminar el sexto misterio, a un paso del carretero, los dos sacerdotes se detuvieron y arrodillaron.
El resplandor de la luz se reflejó con tintes amarillos sobre la superficie ennegrecida, lustrosa, fosforecente, de la calaA^era y fué a caer de lleno sobre el rostro de Adrián, fijo en ella como

un idiota. Si alguna vez consiguió arrancarse a aquella sugestión, sus ojos tropezaban en la faz sangrienta, amoratada de Cristo que le miraba con una de esas miradas que saben herir
y sanar.
■Mas su pavor subió de punto, cuan¬ do de nuevo partieron sus oídos las te
rrorífifas vibraciones del Acordémo¬
nos, hermanos, que nos hemos de mo¬ rir y los ecos penetrantes de aqüel: Es¬ te es el Señor que nos ha de jiisgar.
**
Sintió que un codo le despertaba de su pasmo y que el labrador de años preguntaba, no sin cierta segunda in¬
tención :
■—¿Qué te parece de esto, paisano? —Que más vale una noche aquí que cien en el barranco de Arquijas—con¬
testó Adrián.

n-
FABRICAS
— DE —
CUERDAS, ALPARGATAS Y LONAS

Catalá y Riutord, S. L.

OBRA DE PALMITO

Cordelería, 67

Teléfono 159

Palma de Mallorca

'I
Pianos y Autopíanos de todas marcas
Venta exclusiva de los
CHASSAINE FRERES
Al contado y a plazos
Antigua Casa BANQUÉ
de JOSE BALAGUER Colón, 56—Palma de Mallorca

EL HERALDO DE CRISTO
Revista mensual ilustrada dedicada al fomento y propagación de la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís, dirigida por los Padres Franciscanos
Terciarios Regulares. - Con las debidas licencias.

Dirección y Administración
RAMON LULL, 3 CONVENTO DE SAN FRANCISCO

Precio de Suscripción

Baleares Península ibérica. . . . Número atrasado. . . .

2’00 ptas. al año

2’50 »

»

0’30 »

»

Año XXIII

Palma de Mallorca, Abril de 1931

Núm. 263

JESÚS
En A^ano ruedan los siglos.... El Crucificado está ahí, sobre el monte Calvario, blanco como la azucena de lois valles, abriendo sobre la humanidad sus brazos de mártir, cerrados los párpados y caída la frente don¬ de la bondad suprema había anidado; ahí está, gran¬ diosamente inmóvil, albo como la nieve de las mon¬ tañas y puro como el manantial que brota entre los ris¬ cos, de frente a las progenies que pasan sin cesar y de cara al tumulto eterno de las olas humanas que des¬ filan; ahí está, lirio inmenso que brotó de entre la sangre, flor del milagro que emergió e'l crimen, nemifar nacido a la vera del charco sombrío de que habló el poeta; ahí está el Verbo de Dios, padeciendo por
nosotros. Se comailsionarán las conciencias, se estre¬
mecerán los suelos, pero El ha de estar ahí inmanente como el dolor, como el bien como la luz... Preguntad al extraviado de hoy cual es la lumbre que vió refle¬ jar cuando aparecía al mundo, y os responderá: Je¬ sús. Recoged la voz de los vientos que pasan, de las ple¬ garias c[ue suben, de las fuentes que corren, de los huracanes que chocan, de las ternuras cpie cantan, de los dolores que gimen, de las esperanzas C|ue vibran, y, el conjunto de ese eco, os dirá de nuevo: Jesús.
¡ Señor yo te amo, yo te adoro!

El Heraldo de Cristo

El Heraldo de Cristo

51

'^222?VW????7WW?^W99W9999999W99W7y99g999g9WWW99W9W999WW99S^;^?9WW9WW9W9WWW99999999999999W9999999WW,

‘^Icó aquí e[ íiom6re
A fin de amansar la rabia de aquel obstinado pueblo que pedía a voz en grito la muerte del Salvador, Pilatos había echado mano de un recurso
harto cruel e inhumano.
Jesús, el amable Profeta de Nazareth, el dulce Maestro que evangeli¬ zaba a los pobres, el Médico celestial que sanaba a los enfermos y libraba de Satanás a las víctimas de tan temible adversario, había sido deshonra¬ do con el bárbaro suplicio de la flagelación.
Y desde la terraza del palacio le mostraba el presidente a la furiosa multitud exclamando: Ved aquí el hombre!
Un triste y lastimero espectáculo se ofreció entonces a los ojos de aquel pueblo sin entrañas.
Aquel que es resplandor de la gloria del Padre y reflejo de su hermo¬ sura, Aquel en cuya contemplación se gozan los Angeles del cielo, que viste de lumbreras el firmamento y engalana la tierra con inniensa varie¬ dad de plantas y flores, aparecía cubierto con vestiduras de escarnio, ara¬ das con sogas las manos, coronada de espinas Ja frente, afeado el rostro con salivas, y lleno de cardenales y llagas todo el cuerpo.
Rey inmortal, tiene por cetro una caña, para que echen los hombres de ver qué su yugo es suave y la carga que impone ligera. Está preso y maniatado para indicar que es El la víctima que aplacará la justicia de Dios, el Cordero que voluntariamente se ofrece como precio de nuestro
rescate.
Qué vergüenza, empero, sentiría el inocentísimo Jesús viéndose en tal estado expuesto a las indecorosas miradas de sus adversarios y de todo el pueblo I Cuánto sufriría su noble y magnánimo Corazón previendo la des¬ lealtad inconcebible, la negra ingratitud con que habían de corresponder los hombres a las pruebas de infinita ternura y amor que en aquellos te¬
rribles momentos les daba!
Bajo la tortura de aquella corona cruel que encajaron los soldados en su sagrada cabeza, vuelve sus ojos el divino Pastor hacia la amada grey que conducen ahora, sublevan y tiranizan' lobos carniceros. Con aquella mirada llena a la par de tristeza inefable y de exquisita suavidad, parece decir a la mal aconsejada muchedumbre que le perdona su indigno pro¬ ceder y malos tratos; parece implorar de aquellos a quienes ha colmado de favores y ha hecho objeto de sus regalos y finezas, de aquellos a quie-i nes dió frecuentemente el dulce nombre de amigos, la limosna de un poco de compasión que hasta entonces le ha sido negada.
Jesús experimenta en aquellos críticos instantes, más que nunca, el

5i

El Heraldo de Cristo

>g9W9W9W9W9WW99999999799999WV'9W9W9WW9W99WW9WW9WW999WWWg9999999W999W9<?99WW9WWW99WWW9W9999’i.

peso de su abrumadora soledad. ¿Dónde están sus amigos y allegados, los ciegos, tullidos, posesos y enfermos a los que misericordiosamente conce¬ dió la luz, el movimiento, la libertad, la salud y hasta la vida? ¿Donde están Pedro y los demás discípulos que poco há le prometieron inquebran¬ table fidelidad? Nadie levanta la voz para defender la inocencia perse¬ guida, para vindicar el derecho ultrajado, para protestar contra el mayor atropello, la más grande iniquidad y el pésimo y más horroroso crimen que vieron jamás los siglos.
Solamente la voz del débil presidente romano flota sobre aquella mar de cabezas humanas: "Ved aquí el hombre!”. Se nota un profundo si¬ lencio. Calla aquella multitud presa en su corazón de diversos y encon¬
trados sentimientos.
¿Ablandará, por fin, aquellos pechos de roca, el espectáculo conmo¬ vedor de tanta sangre, de tantas llagas, deshonras y amarguras?
En lo íntimo de su alma, siente tal vez aquel pueblo renacer senti¬ mientos de piedad y justicia. Ya muy de grado pediría la libertad y la
vida para Jesús, en Quien, según espontánea confesión de Pilato, verda¬
deramente no se halla delito ninguno.
Pero los pontífices y sus satélites y allegados han leído en la mirada de la Víctima una muda al par que elocuente reprensión de su crimen;
de nuevo el divino Maestro ha sondeado los corazones y visto la inmun¬
dicia, el cieno y la perversidad que en ellos se alberga. Y heridos en su indomable orgullo y deseando salir cuanto antes de la confusión y ver¬
güenza que su propia maldad les produce, ahogan en flor los piadosos
sentimientos del pueblo y gritan con nuevo furor: "¡Quítale de ahí! ¡Cru¬
cifícale!”.
Pronto secundará la muchedumbre tan injusta pretensión. Y en la plaza del Pretorio no se oirá sino el rugido de la fiera humana pidiendo el su plicio, la cruz y la muerte para el que es la santidad y la vida por esencia.
Inútilmente Pilato dice: "He aquí vuestro Rey. ¿A vuestro Rey debo crucificar?”. —-"Quítale, quítale, crucifícale! Nosotros no tenemos más Rey que al César”. —responde, sedienta de sangre, la multitud.
Pilato no tiene ya fuerza moral ninguna qiic oponer. Le turban las
exigencias de la plebe, le amedrenta la ira del Cénsar, le desconciertan las súplicas de su mujer y el grito de su propia conciencia que clama en favor del Justo.
Tiene entonces un gesto de vil cobardía. Se lava las manos en pre¬ sencia del pueblo, para declinar en éste la enorme responsabilidad y con¬ dena a Cristo al suplicio infame de la Cruz.

Desgraciadamente, esa escena dolorosa se reproduce todavía hoy.

Èl Heraldo de Cristo

53

Jesucristo es ahora, como en el Pretorio, blanco de contradicción. He

aquí el hombre,— se dice constantemente a sí misma la humanidad—, el

hombre que se atribuye poder y autoridad divina, que intima una moral

severa que manda perdonar a los enemigos, que exige el desasimiento de los bienes de la tierra y excluye de su reino a los que no conservan limpio
el corazón.

Oprimámole, pues es contrario a nuestras obras. Sembremos en torno

suyo la desolación, convirtamos en salas de espectáculos sus templos, re¬

tiremos de los sitios públicos y, sobre todo, de las escuelas, su imagen,

y arranquemos su amor del corazón de los creyentes.

No tengamos más Rey que al César, el oro, el vil placer.

No obstante, por más que se desaten las furias infernales y rujan, for¬

mando abominable concierto, las pasiones de los hombres, Jesucristo será

siempre el Rey de la tierra, que regó con su sangre, y forma parte de su

herencia.

No todos le odian al dulce Jesús. El ejemplo de la Santísima Virgen,

del Discípulo amado, de las santas mujeres, es seguido por millares y

millares de hijos fieles, que acompañan a Jesús en sus dolores y luchan por

el advenimiento y prosperidad de su reinado.

Desde el Pretorio, como desde el patíbulo de la Cruz, reina Jesucristo

por la tiernísima compasión y encendidos afectos de aquel reducido grupo

de almos amantes.

Ah! Cuán afortunados seremos nosotros si, depuesto todo vano temor

y humano respeto, el crecer de la impiedad determina en nuestros pechos

nuevas avenidas de amor, y con fé y entusiasmo proclamamos ante el mun¬ do el dominio de nuestro Rey escarnecido y afrentado!

Palma, marzo de 1931.

Fray |. Rosselló,, T. O. R.

EUCARISTIA
Era la nit del dijous sant.
Per Jesús era arribada l’hora de donar al home la prova mes
convincent i veritable de l’amor que a ell tenia; J’liora suprema d’instituir el Sagrament august de l’amor, el misteri inefable de
rEucaristía.
Haguent Jesús complert l’acte sublim i esclatant de humilitat, de rentar als Apostols els peus, asseguentse de bell nou a la taula, alçant al cel sa faç divina, sospira dolçament., i iot exhalant una fervent pregaria al seu Pare, dues llàgrimes., brillants com perles,
s’escorren de sos ulls amerats de clarors divines.
Llavors Jesús mitg tremolant d’emoció, pren amb ses mans sa¬ grades un pà àzim, i tot beneintlo diu aquelles paraules solemnials

54

Èl Heraldo de CRiátó

que pausadement vessen de sos llavis: “Aquest es el meu Cós”: i després al vi: “Aquest es el cálzer de la meva Sang”.
Oh cóm resplandeix en la benedicció del pá el posat diví de Jesus! ¡Quins raigs tan lluminosos de tendresa dolcissima vessen sos ulls divináis! Apar sa faç un sol radiant.
Cóm' s’omple el cor dels Apostols de silenciosa extranyesa, al mateix temps que d’amor i de temença veient l’acte de son Mestre! Ab quin intensissim pasme no escolten, sens bategarse, les paraules supremes: “Aquest és el meu Cós!”
Mirem a Jesús, ab quin delit ofreix un bocí d’aquell Pà, que es
son propi cos, a cadun dels comensals! ¡ab quina joia profonda fa circular la copa sagrada que conté la sang preciosíssima d’un Déu!
—I tot prenent els Apostols reverentment l’ofert bocí i la be¬ guda exquisida, se senten incorporats a llur Senyor.
Oh sopar exquisit! ¡Benaurats deixebles que n’heu estat con¬ vidats a la taula del Senyor!...

*

*

-X-

¿Quí no se sent ubriagar el cor de caritat ardenta i agraiment el mes profond vers aquest Jesús tan benèvol i pròdig que ens dona la seua carn per menjar i la seva sang per beguda? ¿Quí no es sent penetrar de veneració intensa i afecte el mes sincer vers aquesta benevolença que mou a Jesús a donarse per menjar als homes?
¡Oh Eucaristia que ens vivifiques i dones llibertat perfecta lliurantnos de l’esclavització de la culpa! La Pascua Israelítica havia estat instituida per ésser míemorial perpétuu de la deslliurança del jou egipci: l’Eucaristia ha estat també instituida per a fer memo¬ ria perpètua d’una major deslliurança i més universal, realitzada en el Calvari per Jesucrist Déu nostre.
Mes l’home malgrat tants de beneficis ha romàs insensible, la seua ánima esquerpa no ha sentit el balicor del pit de Jesus que
no viu sino per son amor.
Ob mortals! escoltem la veu de Jesús que clama: Venya meua, qué calia que fes p erque em donessis reims bells i saborosos, en lloc de cards i espines. Oh home! ¿qué podia desitjar ton cor sempre cobejós de goigs i riqueses, que no trobés en aquest preuat tresor de la meva dilecció? “Quid debui ultra facere vineae meae
et non feci?”.
Paguém doncs amor ab amor, lloant i beneint per tots els segles aquesta benavolença i llargue®a que mou a Jesus tant be¬ nigne i complaentment a donarse a Si mateix en la dolça Eucaris¬ tía i a quedar perpetuament en mig de npsaltres, fentnos francs
confidents de la seva amor...

Í¿AIÍ060¿060Í>&00&¿0006600¿¿MM¿MÓÓÓÓ¿£ÓM¿600¿ÓÍJS¡Í^Í^Z60&IÍ60Í>&¿SÓSI£&61ZSS¿Í5S56SSÍSSSSS6SSSÓÓ& &¿>ÍÓM&60¿¿SSS6¿SSSSSS^

El Heraldo de Cristo

53

i:*::

r:'**::*

Gimieriido está junto al madero santo, donde clavó el amor al Rey del cielo, la Madre envuelta en enlutado velo, y herido el pecho de mortal quebranto.
Ve cuál descienden con dolor y espanto el lívido cadáver hasta el suelo;
y aumentando su inmenso desconsuelo, recibe a su Jesús, bañada en llanto.

En su regazo la mujer sublime coiloca al Hijo,,que con cruel martirio,
desde la cruz la Humanidad redime.
Y el cuerpo mustio, cual tronchado lir contra el transido corazón oprime, queriendo darle vida en su delirio.
Fr. J. de Ch.

EL BESO DE JUDA S
EnperilsiróenlojdedeJelossús,depsrióglnoigoso ddievinmoasc,asberoacderrcaambaa lqauehodreabídae lare¬
presentarse en la pelada y rocosa loma del Gólgota. Era noche cerrada. Jerusalén, la ciudad preñada de misterios e inquietudes iba durmiéndose al mágico salmodio de las aguas del torrente de Cedrón, bajo la diáfana claridad de un cielo pu¬ rísimo, envuelto en los aromas cálidos que exhala la tierra de sus
huertos.
En el huerto de los Olivos, el Nazareno, separado de sus dis¬ cípulos, oraba a su Eterno Padre. Por su mente pasó con una ver¬ tiginosidad y una realidad pasmosa, cuánto bahía de sufrir; el abandono de sus discípulos, la burla de la soldadesca, la senten¬ cia de los tribunales, la negación de Pedro... y en el fondo de todo, alzada la ignominiosa Cruz, fin de tantos tormentos.
“Padre, si es posible pase de mí este cáliz, mas no se haga mi voluntad, sino la tuya”—-exclama lleno de agonía terrible, de do¬ lor espantoso, de desconsuelo mortal. Y Jesús, vencido, desfalleci¬ do, anonadado por esta lucha cruel, comienza a sudar espesos gru¬ mos de sangre roja, que bañan todo su cuerpo y mojan sus vestdos hasta llegar al suelo. Y llegó Judas, el sacrilego, capitaneando a los esbirros y si¬ carios de los escribas y fariseos, y esa paz honda que reinaba en
Olivete, con vislumbres de eternidad, como es la del campo cuan¬ do lo cubren las nocturnas soímbras de la noche y la infinita calma
de los cielos la adormecen, fué profanada por el nmrmuílo de las apagadas voces, el chocar involuntario de las armas y el tropezar le los pasos de la gente de Judas que se acercaba para entregar
al Maestro.
Y cuando aun estaba hablando con sus discípulos, llegó Judas Iscariote, uno de los doce, y acercándose a su Maestro, le dijo:

èl Heraldo de Cristo

5?

“¡Salve, Maestro!”, y en. la tersa y alabastrina frente de Jesús, so¬

nó un beso, todo odio y venganza» ¡Q^é contraste! Un beso,

que contiene la más inspirada poesía de ternura; un beso, que se¬ ca las lágrimas de les hombres; loi beso, que ensancha el coraron

de una madre, es consigna para prender al Nazareno...

Judas ha desaparecido; en el huerto de los Olivos vuelve a

reinar la tranquilidad, el torrente Cedrón sigue salmodiando su

eterna cantinela, y Jerusalén despierta de su sueño al oír los giitos

de la soldadesca que se pierden en la penumbra de la noche.

*

*

*

Muchas veces me he fijado cómo besa hoy la humanidad y he dicho: ¡Cuántos besos bay como el beso de Judas!
M. ViLAK

L DRAMA DEL CALVARIO
Después de veinte siglos de horrendas persecuciones, Jesucris¬ to vive, Jesucristo reina, Jesucristo impera en el tiempo y en la eternidad. “Cristo era ayer, es boy, es el mismo en los siglos de los siglos”, dice el Apóstol. Todos los cetros de los reyes han rodado por tierra; sólo el cetro de caña del Hombre Dios permanece inalterahie.
Su realeza se funda en esta sola palabra: amor. Tal fue la tra¬ za divina que halló su amante Corazón para promover da más gran¬ de revolución que se haya visto debajo del sol. Por eso, cuando
j el tiempo de cumplir los designios de su eterno Padre, entregó su divino cuerpo a los azotes de dos verdugos, Una cruel corona adobó su frente, y una cruz, levantada en lo alto de una montaña, fué el trono desde donde dictó sus postreras pala¬ bras de vida y de amor.
Oigámosle. Su ternura es de niadre, su acento es de un Dios que muere por amor al hombre, su doctrina encierra el código más hermoso de justicia, de paz y de grandeza.
Escoltado por la hipocresía de unos, la negra traición de otros, la cobardía de éstos, el abandono de los que en horas felices se llamaron sus amigos, subió al Calvario para ser el espectáculo su¬ blime de Dios, de los ángeles y de toda la humanidad que, con¬ movida, presa de dolor, exclamaba por boca del Areopagita “O la Divinidad padece,o la máquina del mundo se desorganiza.” Ja¬
más las pasiones humanas se coligaron tan unánimemente contra §
un hombre, como contra el divino Nazareno. Y así, abofeteado, escupido, acardenalado, sólo tuvo palabras regaladísimas para sus enemigos. ¡Grandeza de alma de un Dios!
“Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos”, fué la postrera frase del pueblo inconsciente, después de la co¬
barde sentencia de Pilatos. Los judíos se apoderaron de Jesiis, y
á empellones lo llevaron al lugar del suplicio, llamado Calvario,
celebre desde-entonces en-la historia de la bumanidad, porque mi-

Hones de peregrinos han regado con su llanto las benditas hue¬
llas de Jesús.
Suspendido en lo alto de la colina, el más hermoso hijo de los hombres, llevaba sobre la cruz esta inscripción en griego, latín y hebreo:
“Jesús Nazareno, Rey de los Judíos”. Junto al Inocente, esta¬ ban crucificados dos criminales, Dimas y Gestas.
Toda esta escena tiene grendeza dramática y verdad inefable; pero al mismo tiempo encierra una grave lección que la humani¬ dad no ha olvidado nunca en veinte siglos. En este cuadro ma¬ ravilloso es necesario contemplar a una niujer inconsolable, tipo ideal de toda belleza, dulcísima paloma de los bosques del Líbano, bañada en amarguísimo llanto, presa de inmenso dolor, de actitud suplicante, conm lira armoniosa que exhala sus postreros adioses
de amior.
“Estaba la Madre Dolorosa
junto a la cruz llorosa”,
como Cantó hermosamente el poeta franciscano Jacopone de Todi. Sí, allí está María, al pie de la cruz de su Hijo, tan grande y
tan admirable que ni la trompa épica ni la lira del poeta han agotado el tema de ese poema sublime de amor y de dolor. Ni la madre de los Macabeos, presenciando la mlierte de sus siete hi¬ jos; ni la infortunada Dido, cantada por Virgilio: ni la figura de
Andrómaca, llorando sin consuelo la muerte del valeroso Héctor;
nada hay comlparable al dolor que traspasa el alma de María. ¡Ah cuando se ama hondamente, el dolor es inconsolable. ¡Oh, Ma¬
dre, amor de mis amores, tu pena me conmueve tanto, que no
puedo contener mis lágrimas! Por que como dijo el poeta, no hay dolor más grande que el recordar los tiempos felices en la des¬
gracia. Jesús recibió afrentosas injurias hasta de sus mismos amigos.
Con todo, no abrió sus labios sino para bendecirlos y perdonar¬ los. Porque cuando la necedad y la calumnia turban la paz del alma, mejor es callar hasta que llegue el mometo del triunfo y de la verdad. Durante su agonía, Jesús, enclavado en la cruz, pronun¬
ció esta frase divina:
“Padre mío, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. El dulce Nazareno había apurado hasta las heces el cáliz del dolor; pero tenía para los enentigos gratuitos una grandeza y una ternura inefables. Muchos hombres, al inferir un injuria lo hacen
por ignorancia o por debilidad; de ahí que no solamente son dig¬ nos de compasión, sino de eterno perdón. Y el Hombre Dios que

èl Heraldo de Cristo
vino a enseñar una doctrina nueva, una doctrina de paz y de amor y de justicia, debía practicar en grado sumo la ley de la caridad evangélica: el perdón de las injurias.
Desde el púlpito de la cruz, en los estertores de la muerte, Je¬ sús se dirige a la humanidad culpable, y con voz lastimera, dá un grito fuerte y exclama: “Todo está concluido”.
Sí, todo está consumado. La redención del hombre es una bella realidad; la obra social y religiosa ha llegado a su término; las
ntiguas profecías se han cunrplido; las puertas del paraíso están abiertas para todos los hombres de buena voluntad.

El Heraldo de Cristo

61

Una vedada ben profilosa dins ia cuina de mestre Sóliera

Era un vespre de rigurós ivern. en bon dematí a So-NGorgiietó. no hi ha¬ via qui surtís, sa fredó havia conglessat s’aigo de sa pica de abeurar el bestiá, les taulades estaven blanques de neu i lo poc que se fonia regalimava formant caramells congelats que pen¬ jats de ses canaleres semblaven ciris gruxats i prims, llares i curts, que de tant en quant s’amollaven dins sa siquioie que’l temps havia ubert a sa clasta i a
sa carrera. Tot el dia continuà nevant de
ponent; orabaixenc l’amo cridà el sen Turmiol i li digué:
—Sen Turmiol,que vos haven mirat el temps? qué vos apareix?
—Reguima, l’amo, que ara s’ha gi¬
rat a la tramuntana i tendrém neu uns
quants dies; avui deu esser el ple i ja sabeu que pe esperiencia sempre hem sentit dir, que sa neu vol lluna.
—Jo tambe me pareix que hatirem de fé uns quants dies de feste, i si voleu
anar a cavostra pasau per ca mestre
Sol-lera que venga i arreglarà uns quants , que tots s’en van a la vela; joiiyada, ferà un repàs a ses arades, que tot fluixetja, mantins, dentals, oreies, cametes, lle\\?ó forjarà unes quantes ca¬ mèlies i un parei de mànecs, i també haurà de possar unes armelletes en el jou del parei jove i llavors clavetetjarà la barrera de s’hort i sa de sa vinya, i
remendará sa de sa tanca redona i sa
del sementé gran, que totes cascavellet-
jen.
—Reguima l’amo trop que me convé pstranyer-li ara dejornet, que’n venir

un poc tart no Iii haurà qui través el comiallà de sa pleta.
Va anar a demanar a sa madona si
volia res i daixo daixo s’allargà cap en el poble, A ca mestre Sol-lera donà s’encarrec de l’amo i si no bagues frissat d’arribar a ca-seva, s’hauria assegut dins
sa cuina, out havia un bon foc i s’escau-
faven, sa mestressa cusint s’entonpeu a unes fabietes, ses filles fent calsa, madó Ducadella apedassant una camia de s’homo i el sen Pentat que feia llatres.
Mado Ducadella contava que li ha¬ vien dit que un dia, a fora Mallorca, s’anaxen a fer un pan-caritat, una com¬ parsa de cinc, una que li deien mado Calinfi, unaltre que s’anomenava Cur¬
ta de Gambals, la tercera era na Mi-
nestrafresca, sa cuarta ne Sapienta i sa mes petita na Destruida,. Per cami quant s’en anaven comensaren a trobà caragols, na Destruida digué: mirau que ni ha de pollastres, i totes se be¬ gueren quels caragols de per aqui, per allà eren pollastres.
—Tirau callau, digueren ses tres fies,
no es ve.
—A revitada, contestà mado Ducade¬
lla, que voleu que vos bo jur? ido sí, m,e digueren que cregudes que eren po¬ llastres, corrien com a loques a veure que mes n’agafarie, a revitada.
—No heu cree, no heu cree, va di
sa major. —A revitada, així mo contaren, que
vols que heu juri? —No, no importe que jureu, tan ma¬
teix no heu cree.

62

ÉL Heraldo de Cristo

—íA revitada jo vos puc jurà que heu sé d’una presojria que va rebre una car¬ ta i tot heu explicava fil per randa,
—Totes ses cartes que vulgueu, va respondre sa mestressa, aixo no es creí¬ ble, i no sé com vos infundan tant.
El sen Pintat, que no havia dit pa¬ raula, acabà sa manada de brins, fer¬ mà sa llatra i com picat de taranta, di¬ gué:
^—Ressagrelles mado Ducadella que teniu de bo de fer el jurar; digau, quant vos casareu que no vos feren aprende ses oracions?
—A revitada an aquest, ont sortiu
ara?
■—Ressagrelles, vos diré, pareix que
no sabeu els manaments de la llei de
Deu.
■—A revitada quin un; encara no vos sabieu amocar i sa mestressa Tixa ja los m’ensenyà.
— Ressagrelles, ido no heu pareix, tant de jurà per no res, vols que to puc jurar.
■—A revitada sen Pintat,pareix que
voleu esser Pintat de nom i de fets.
—Ressagrelles i no he sortit de sa Marjal, pero sé molt bé, que sa doctri¬ na, diu: el segon no juraràs el sant
Nom de Deu en và, i llavors pregunta:
qué cosa es jurar en va? i contesta, ju¬ rar sens veritat, justicia i necessidat. I quí jura sens veritat.
-—El qui posa a Deu o altre cosa que li pertany, per testimoni de res fals, o no sabent molt bé que sia ver, contestà, na Martina, sa filia majo.
—Quí jura contra justicia? pregunta na Felipe, se filia segona.
—El qui jura de fer alguna cosa con¬ tra la Ilei de Deu o la rao; ressagrellas, que no contesta aix; se doctrina?
.—Sen Pintat, diu na Tunnineta, quí

jura sens necesidat? —Ressagrelles, el qui jura sens im-
portar-hi, per qualsevol cosa diga, com mado Ducadella. Qu heu veis, si la sé a la doctrina? Que somPintat de nom
o també heu som de fets? Llavors pre¬
gunta, el jurar será sempre pecat? —No, pare, contestà na Tunnineta,
sino quant falta alguna d’aquestes tres coses, perque antes bé, es virtut jurar
amb elles.
—Ressagrelles Tunnineta, no pensava passasses tan amunt. ¿Quin pecat co¬ met el qui jura en mentida?
—<Comet un pecat molt grave, respon na Felipa, perque posa per testimoni de la seva falsedat Deu mateix, qui es Ve¬ ritat Suprema.
Mestre Sol-lera, acabà de fer uns
quants remendes que feia, adesà la bo¬ tiga, sacostà a sa cuina i dirigint-se a mado Ducadella, lidigué:
—Pareix que mestre Pintat, vos ha esplicat sa llissó anit;; que no ho co¬
neixeu?
—Arrevitade, ja fa anys, encara era
fadrí.
—No teniu que donarl-li voltes, mes¬ tre Pintat, es un homo de fé, i li dic
devant, de nin va aprende se doctrina i sempre l’ha conservada, aixo sí, a la parroqui no ha faltat maiime recort que li deiem, en Pintat serà el mestre i doc¬ ti de sa Marjal.
—Gràcies, mestre Sol-lera, ressagre¬ llas, es que no puc sufrí que per no res faltin an el segon manament de la llei de Deu, que diu: no juraràs el Sant
Nom de Deu en và.
Lectors i lectores de El Heraldo de
Cristo, no trohau que’n el temps que corrém, se passen poques vel-lades tan santament profitoses com la de dins sa cuina de mestre Sol-lera. Quina llissò

Èl Heraldo de Cristo

63

tan bona i -acertada per tant i taiites qui per no rés, per qualsevol tontería, ja tenen el jurament a la seva boca. Es¬ tudian i repassau la doctrina i recor¬ dareu quel segon manament de Ja Llei

de Deu, diu: “No jurarás el sant Nom de Deu en va” que es lo que avni vos
recomana
El Vey de So-N’ Alegre

]V E C R O L Ó G 1 C A S

Campos.—Durante el mes de febrero fallecieron en la paz del Señor las si¬ guientes terciarias: Día 17, doña Marga'
rita Coll Fullana, a la edad de 38 años y 22 de profesión. Día 18, doña Magda¬
lena Sureda Pascual de 85 años de edad
y 68 de profesión. Día 19, doña Marga¬ rita Jaume Ballester, a la edad de 85 años y 65 de profesión. Día 27, doña Se¬ bastiana Mesquida Pladonet, a la edad de 83 años y 59 de profesión.
El día 5 de marzo falleció doña Ca¬
talina Ginard Boscb, de 75 años de edad y 35 de profesión.
Dios haya acogido en su seno el alma de esas hermanas y sírvanse nuestros lectores rogar por su eterno descanso.
Perrerías- — Confortada con los úl¬
timos Sacramentos y piadosamente, cual

rácter pacífico y la bondad de su cora¬ zón, gozaba la finada de general apre¬ cio, siendo muchas las personas a quie¬ nes su pérdida causó hondo sentimien¬
to. Dolorosa enfermedad la retuvo por
espacio de seis meses en cama teniendo el consuelo de que, a petición suya, le
fuese llevado el Santísimo Sacramento
con harta frecuencia.
A causa de su tenaz sordera le era su¬
mamente difícil tener comunicación con
el prójimio, circunstancia que ella apro¬ vechaba para solazarse con más holgu¬ ra en Jesús, centro y objeto de sus
amores.
A su esposo, pi'ivado de la vista des¬ de hace muchos años y que experimen¬ ta el más acerbo dolor por la pérdida de tan virtuosa compañera, y a toda la familia, reiteramos ia expresión de
nuestra condolencia. Descanse la finada
en paz.

había vivido, murió el 12 de marzo, a la edad de 68 años, la fervorosa tercia¬ ria doña Juana Pons Sintes. Por su ca-

Biniamar- — En el Convento de Re¬
ligiosas Franciscanas de este pueblo fa¬ lleció el día 26 del pasado febrero, a la edad de 29 años y tres de profesión
Sor Catalina del Rosario Bujosa natu¬ ral de Bunyola.
Sufrió con ejemplar resignación y paciencia la penosa y larga enfermedad con que el Señor se dignó probarla.
Que Dios, por mediación del Serafín de Asís, bajo cuyo estandaríe se había

64

El Heraldo de Cristo

Ariany, habiendo recibido los auxilios espirituales y la bendición Apostólica.
Fué terciaria devotísima de nuestro
Padre San Francisco y fiel cumplido¬ ra de los deberes religiosos.
A su afligida familia, principalmen¬ te a sus hijos Fr. Santiago Darder,

cobijado, le otorgue, misericordiosa¬ mente, el descanso de la gloria.

Santanyí. — Murió piadosamente el 13 de marzo la Terciario Regular Fran¬ ciscana Sor Margarita de Jesús, a la
edad de 77 años.

No es aventurado afirmar que fue un modelo de observancia religiosa. Su es píritu de abnegación le bacía fácil y suave el ejercicio de la virtud, y halla¬ ba esparcimiento y recreación donde no encuentra el mundo sino espinas e inso¬ portable martirio.
Su solicitud en el cuidado de los en¬

fermos y en la educación de las niñas le granjearon el aprecio de todos.

Soportó los grandes padecimientos de
su última enfermedad con inalterable

paciencia, y de la serenidad y resigna¬ ción con que vió acercarse la muerte podemos presumir que al presente go¬ za ya del eterno galardón.
No obstante, pedimos para ella los sufragios de nuestros lectores y envia¬

mos nuestro pésame a la familia de la

finada al par que a la Comunidad fran¬

ciscana de Santanyí.

Palma. — Día 13 de marzo, murió en

la paz del Señor, después de penosa en¬

fermedad, sufrida con ejemplar resig¬

nación cristiana, la virtuosa Sra.

M.'’

Ignacia Ramis, viuda de Darder, de

franciscano de 1.^ Orden (ausente), a
Sor María de la Concepción, religiosa
de San Jerónimo, a doña Francisca y
a su nieta les enviamos el más sentido
pésame y elevamos nuestras oraciones al Señor para que acoja en su seno
el alma de la finada.
Montuiri. — Día 14 de febrero fa¬
lleció a la avanzada edad de 91 años,
después de recibir los santos sacra¬ mentos con edificación cristiana, y la bendición apostólica, don Guillermo
Ferrer.
Llevó una vida honrada y piadosa siendo singularmente devoto de la Vir¬ gen bajo la advocación del escapulario
del Carmen.
Reciban sus hijos, especialmente don Martín, y doña Sebastiana Sampol, hija política, suscritores de esta revista la expresión de nuestra sentida condolen¬
cia.

FOTOGRAFIA AMER
DE

Ernesto Guardia

Q ÍJ I ÍM T

l=> A L. IVI A

lillllllli

Es la preferida del público distinguido y visitando sus salones, se con¬ vencerá V. del buen gusto y perfecto acabadc) de todos sus trabajos.

Lo más selecto y distinguido de la sociedad mallorquina se retrata en la antigua y acreditada Fotografía

A IVI E R

Ernesto O-nard-isi

i

- Quint, 19—Telefono, 310
Donde estaba instalada antiguamente la Cooperativa Militar

COLÓN La Casa mejor surtida en NOVEDADES

para SEÑORA

Casa de Confianza

Mercería

TALLER DE ESCULTURA
DE
Miguel Vadell Montesión, 33-35 PALMA DE MALLORCA
Escultura religiosa: imágenes, sagrarios, retablos, candelabros y toda clase de esculturas en maderas doradas en oro fino y po¬
licromadas.
Escultura en piedra: panteones, estatuas, etc.,en cartón-pie¬ dra, en todos los tamaños.
Figuras de yeso, en blanco y pintadas, muy propias para pre¬ mios de colegio y catecismo.
Especialidad en Cristos de madera en todas las medidas y
variados modelos.
Proyectos y presupuestos de toda clase = Todo a precios económicos

SUCESORES
Plaza de Cort, B-FñLññ

¿so

Dt?ogaeiría y Fept»efcepía
Ca na Siana

Sucesores de PABLO COLL ‘

Gran.surtido en Ebanistería, Cerrajería ç Carpintería. Aceites ? Grasas para narla, Carburo, Alambres, etc., etc.

Cordelería, 23 y 25-Salera, 27 y 29

^
' Ó~e^

Hostales, 2

D^OGUE^Íñ
Aparatos, productos, material fotográfico
de
JOSE VILA COLL Plaza Sta. Euiaiia, 2 > Paima
Drogas, colores, pinturas, esmaltes, barnices, brochas, pinceles, jabones, legías, desinfectantes.-^Telas, tubos y colores al óleo, acuarela y pastel. Pla¬ cas, películas, papeles fotográficos.

I GRAM CERERIA |
I BLANQUEO BE TODAS CLASES I |
I CIRIOS ESTEARICOS P BUJIAS |

Secar del Real
PALMA DE jVIALLORCA

1 Fíjense bien con las CERAS, i

I no se deje engañar por estas |

1

ceras extrañas.

i

i Nuestras CERAS no chispo- i

I rrotean, ni hacen ninguna |

1

clase de «refús».

|

I Recibimos los restos al mis- | I mo precio de Primera que |
de Segqnda Clase.

£»“ PAJARITA
San Nicolás, 5 Télefono, 5-8-9
PALMA

PANADERIA, CONFITERIA Y PASTELERIA
Forn de Plassa
ESPECIALIDAD EN
ENSAIMADAS

Fiambres
y embutidos

Plaza Mayor 39 y 40 con
sucursal en la Calle San
Miguel 33, esq. Gater.
PALMA DE MALLORCA

Banco Hipotecario de España
Casa Central en Madrid: Paseo de Recoletos, 12
Delegación de Propaganda en Palma:
Plaza de Cort, 26
PRESTAMOS HIPOTECARIOS AMORTIZABLES de 5 a 50 años, libres del impuesto de utilidades, al interés anual de 5’75 por 100, sobre fincas rústicas o edificios construidos o en construcción, hasta la mitad
de su valor.

CEDULAS HIPOTECARIAS privilegiadas, cotizables como valores del Estado, con la garantía de las hipotecas del Banco y capital social. Lia Delegación dispone de existencias para ventas al contado.
Servicio gratuito de información y apoderamiento en Madrid. L-a ges¬ tión de .la Delegación será reservada y no devengará honorarios ni comi¬
sión a favor de la misma.

Delegado para Baleares;

JUAN MULET ROie

Préstamos realizados en toda España: ‘ Cédulas Hipotecarias en circulación:

1.769 millones.
i.ioo millones.

Gran fábrica de velas de cera a vapor
de todos tamaños y clases siendo fabricación especial para el culto Divino, resul¬ tando nuestras clases LITURGICAS por su buena elaboración, de un resultado excelente, tanto en la duración como en el buen arder, sin derrames de ninguna clase y respondiendo a lo prescrito en la sagrada Congregación de Ritos en 14
de Diciembre de 1904
VlCEf^TE GÜEHOliM
nibaida (VflLENCIñ)-Representante en Palma, jnine ALORDA nULET, Hostales, 9-1.”
“San José.“ Farmacia. Palma. Colón 48.
Báscula médica.
Anuncio telegráfico.—DéMles cerebro: Fitina, 6 veces más fosforada que lo más fos¬ forado hasta Ahora: no es medicina; sacado del trigo y de la legumbre.—Mucho ácido
estómago: Bigestónicp Vicente.—Dispeptin'a Hepp es el jugo con que digiere el cer¬
do. Tómalo.—Reumático: legítimo Tilly.—Lombrices: Jarabe.—Magnesia efervescen¬ te reciente.—Callicida activo.—Vino Yodotánico fosfatado ; fortalece y purifica. Dóscánsese. — Gran consuelo estómago: hidrolitinés, efervescentes Dr. Gran. — Pildoras
tos. Un Real.

VINOS DK MISA

j, de: mulleir
de la Sociedad Exportadora Tarraconcn5C

T3 r ra go n a

MEDALLA DE ORO

PROVEEDORES

en ==

==

SANTIDAD

LA EXPOSICIÓN

YDELAREALCASA

VATICANA DE 1888 Garsiritía de

— ESPAÑOLA ==
pureze

Certificados de! Exemo. Sr. SrzoliispQ de lerra^oBa $ de varios oíros iiastrisíBigs prelados
Representante en Mallorca D. Teodoro Anglada-Jaime II, 84-Palma
Envío gratuito de muestras citando este número de El Heraldo de Cristo
8

Fábrica de Cadena Oro y Plata
Rosarios y Collares Plata y Collares Oro en cadena Alpaca
Restauración de objetos religiosos. Especialidad de la casa
Barbada limada
DE
Antonio Valls Valleriola
Calle Zavellá, 23 - 1(Baleares) - PALMA DE MALLORCA
Esmero y prontitud en servir a sus clientes

Pregunte a quien la use
Máquinas portátiles-Talles* de Reparaciones—Material de escrito¬ rio-Alquiler de Máquinas—Enseñanza—Msselíles

Casa iVi a I o n d r a

78, Jaime II

(fundada en 1908)
Teléfono, 2-1

PALMA

Imp. “La Espkranza”—Palma

s
ta
Escogido por cl emi nen fe
hombre de ciencia Prof. Dv. Marchiafava de Roma como el
disolvente más perfecto del ácido úrico para el tratamiento
de S. S. Pío X,el üRODONAL,
específico por excelencia de to¬
das las afecciones de carácter artrítico: Reumaiismo agudo
y crónico, goia, ciéiiea, mat de piedra, dolor de riñones, neuralgias, aricriocsclcrG.ís.4
on sus .accidentes foíalcs.
apoplejía, angina de pecho, embolias, ha .sido adoptado en
c! Palacio Pontificio y sus pro¬ pietarios nombrados:
Proveedores del Vaticano

SACRI PALAZZr APOSTOLICI.

C*^¿k£tM.

a.. —" ^tU>x>í>/Í.CL^ *

y<n:úíbtí Mí óó

(7lk>4¿c:i¿í

(2i*^ Pá&ma# d re ,tullía y¡v/
/V (Lí

Frasco triple catitla para .una cura. Economia de Pus. 4'Z5 sobre el precia
de Ires frascos.

Envío gratuito de la obra "Por qué la sangre cargada de acido ;i es un peligro" por el Dr. Faivre, enviando este cupón bajo sob,

Depósito Generíkl del URODONAL

APARTADO 7iB

BARCELONA

Calle

.J>rov¡ncia\_