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Año XXII
Palma de Mallorca, Octubre de 1930
Núm. 257
LOS AIROOIRES
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IN recelo de duda cabe afirmar que, si exceptuamos la célebre frase de Bar¬ tolomé de Pisa, egregiamente comentada por Su Santidad Pío XI, alfer Christus, Serafín de Asís es el dictado que más conviene a San Francisco y el que más a maravilla expresa su genuina grandeza y el carácter de
su asombrosa santidad.
Serafín de Asís es el título con que el mundo católico se complace en deno¬ minar comunmente al gran Apóstol del siglo Xlll.
Propio de los serafines es el amar, y la vida del Pobrecillo de Umbría puede sintetizarse en una sola expresión: Amor. Un amor tierno, sobrenatural, generoso, llena su alma y es el móvil de todas sus acciones.
Siente arder en su pecho un incendio voraz que le desasosiega y le impele a emprender grandes obras por la gloria del Amado.
Nada sabe, nada posee, nada logra interesarle sino el amor. Como más tarde su aventajado discípulo Ramón Lull, puede exclamar el Patriarca: «Mi amante me ha robado la voluntad; yo le he dado mi entendimiento y sólo me queda la memo¬ ria para acordarme de él.»
Dice Bossuet que «el amor propio es el verdadero fondo que ha dejado en nosotros el pecado de origen.»
Consiguió escalar Francisco las más encumbradas cimas del amor, sacrifi¬ cándose a sí mismo en aras de la caridad de Cristo. Totalmente desprendido de bienes de la tierra, de parientes, de amigos, de cuanto el corazón humano desea o apetece, invoca, ante el Obispo de Asís, al Padre que está en los cielos, al cual en adelante quiere pertenecer sin reserva.
«Señor—repetía con frecuencia,—ruégoos hagáis que el ardor supremo de vuestro amor desate mi alma de todo cuanto debajo del cielo haya, que muera por amor de vuestro amor, ¡oh amor que moristeis por mi amor!»
Solazábase nuestro Padre en la contemplación de los misterios de la vida de Cristo, especialmente en el de la gloriosa natividad, que gustaba de representar plásticamente, y en cuyas exquisitas dulcedumbres se anegaba su tierno y delicado espíritu.
146
El Heraldo de Cristo
Pero la visía del divino Redentor, padeciendo con heroica paciencia los más atroces tormentos sobre el infame patíbulo de la Cruz, arrancaba de los ojos de Francisco tal abundancia de lágrimas que no ya los pecadores encallecidos en el vicio, sino las almas justas y hasta los seres inanimados, expresaron de alguna manera su sentimiento y conmoción ante el inconsolable llanto del fiel discípulo del Calvario.
San Francisco de Asís, dialogando con los pajaritos
Tan familiar le era a San Francisco el pensamiento en Jesús, y con tal bon¬ dad y fineza correspondía el divino Señor a la solicitud amorosa de su siervo, que, en sentir de San Buenaventura, San Francisco experimentaba casi de continuo la presencia sensible del Salvador.
El piadoso cuanto insigne historiador Tomás de Celano, nos ofrece la fiel semblanza de aquella alma que el amor transformara en abrasado serafín.
«Los frailes que han tenido la suerte de vivir en su compañía, dice, saben lo
El Heraldo de Cristo
147
continua y perseverante que era en sus labios la costumbre de invocar a Jesús, y cuán dulce y suave se le hacia discurrir sobre El, como se le hacía benigno y lleno de amor ocuparse del mismo con los demás. No hacía él otra cosa que repetir al exterior lo que en su corazón sentía. Salíale afuera, después de llenarle el fondo del alma, una fuente de vivida caridad. De continuo vivía en contacto con Jesús; a Jesús llevaba en el corazón; Jesús vivía siempre en sus labios, Jesús en sus
San Francisco de Asís
oidos, Jesús en sus ojos, Jesús en sus manos, Jesús en los demás miembros de su cuerpo. ¡Ah, cuántas veces, hallándose sentado para comer y oyendo hablar o hablando él mismo, o solamente pensando en Jesús, se olvidaba del alimento ma¬
terial que tenía delante, y, a tenor de lo que se lee de un Santo, «mirando no veía y escuchando no oía»! Cuántas veces hasta yendo de camino, ocupado en meditar
148
El Heraldo de Cristo
la vida de Jesús y enalíeciendo su amor, llegaba a olvidarse de su viaje y poníase a exhortar a las criaturas que alabasen a su Jesús!
y por eso, por llevar y conservar siempre en el corazón a Cristo Jesús y a Jesús Crucificado, mereció verse signado gloriosamente con su sello de un modo singularísimo y de contemplarlo sentado a la diestra del Padre, con el cual El,— el Hijo divino—en unión del Espíritu Santo, vive y reina, vence e impera eterna¬ mente glorioso por los siglos de los siglos.»
Puesto que al profesar la regla de la Orden Tercera nos propusimos repro¬ ducir en nuestro estado los ejemplos del humanado Serafín, tomemos a pecho imitarle singularmente en su ardiente caridad para con Dios, de la cual es corola¬ rio obligado el amor hacia nuestros hermanos.
En este siglo de frialdad e indiferencia religiosa, los terciarios del Seráfico Patriarca ofrezcamos al mundo el edificante espectáculo de una legión de almas fervorosas, amantes de la Eucaristía, fieles cumplidoras de sus deberes para con Dios, y que cifran en Jesús Crucificado su esperanza, su felicidad, su gloria.
No olvidemos que el ideal de un Padre condecorado con las insignias de la Pasión y transformado por el amor en otro Cristo, no pudo ser otro que hacer de cada uno de sus hijos un serafín.
Fray J. Rosselló, T. O. R.
Palma, septiembre, 1930.
Nostro‘n P. S. Francesc pregan per nosaltres
El Heraldo de Cristo
149
La font de “So‘n Batista“
Beneida fontinyola rajan!, rajan! fil a fil que a la ni!, poruga i sola, salmeges !on prec humil:
la Car!o¡xa es !a veïna i !on veí el Moline!, í el baume de Ca!al¡na
perdura per !o! l’indre!.
Quan s’ ha adormida la vila,
dins el silenci de l’hor!
!on rajolí fila, fila
el somni del bell record.
O memòria inoblidable
del prodigi aquí compliü O recordança adorable d’aquella sagrada nü!
A la blanca clarendera
que la lluna plena fa, Caialina, maünera,
abans d’ hora es va lleva.
Va prende per llum d’albada aquella viva claró i, com cada maünada, vengué a omplir el gerricó.
Quina !emor, quina angoixa sen! son cor esporuguí!!: la campana de Car!oixa crida al rés de müja-nü.
Pel claus!re del cemen!eri desfilen els carloixans: van al chor, dins el misieri
de 1’ alia hora, els monjos blancs.
I menire el can! es desflora adins la ni! de cres!all,
Ca!al{na es dol i plora,
!o!a sole!a en la vall.
Si !an! i !an! es planyia, posades en creu les mans,
consol del cel no rebria, ella que parla amb els Sanis?
Pel caminoi de munianya —qui sap còm es devalla!?— arriba—bona companya!— San! Anioni cl vell aba!,
amb sa gran barba gelada
humida de serení,
amb la capulla calada, cos ajupi! i cap cli.
Deixa l’olivar enrera
passa l’hor! i passa cl pon!; per l’amagada dressera s’aiança fins a la fon!.
—Què !é la minyonia mia, què !é que la fa plorà? Torna, iorna a l’alqueria, jo !’hi duré de la mà.
I encara !c meravella l’encís de la visió
de l’incfablc parella que dins la dolça claró
que espandeix la lluna plena s’allunya pel camine! que es perd dins la vall serena
oberia damun! l’Esire!...
O foniana crcsiallina
que amb la Carioixa veïna
i amb cl Moline! veí
serves encar’ara aquí
cl record de Caialina.
Joan Ramis d'Ayrefloí
150
El Heraldo de Cristo
Bodas de Plata sacer(
Bl día 0,3 de sej^tiemlare celebraron sus Bodas de
Plata con el saeerdoeio nuestros carísimos liermanos
T lujos de la Provineia de la Inmaculada Concej^cion en Nlallorea, el Rdo. P. br. Pablo Pui ^^server, c(ue desem-
l^ena el cargo de Comisario de nuestras misiones en Amériea, el Rdo. P. b r. Juan Rubí, aetual organista de San Franeisco, en Palma, y el M. Rdo. P. Fr. Juan
III y\\. Gareía, Definidor Provmeial y Su|Derior de 1a easa I de estudios cjue nuestra Provineia tiene abierta en la ciudad eterna.
5'
Muy de ¿rado nos detendríamos en eonsi^nar y
I' {:)onderar acjuí la meritoria cuanto fructífera labor c[ue
i í tan beneméritos religiosos kan llevado a cabo durante
\\i ■ los cineo lustros c|ue aeaban de transcurrir.
!'
M as con ello temeríamos ofender la reconocida mo-
◄■
^ destia de unos ejeml^larísimos varones c[ue lian traba¬
ii)
i■ ‘
jado sin tregua |ior el bien y |iros|ieridad de la Orden,
i
I' I'
con la abnegación y esjiíritu de saerifieio jiroj^ios de
^ las almas c|ue atienden úmeamente al galardón cjue del
[ divino Remunerador kan de jiercibir en el dia de las
recomjiensas.
j\\l felicitar efusivamente a estos venerables reli¿io-
► sos l^edimos con akinco al cielo c(ue se di¿ne eonce-
I derles largos anos de vida jiara gloria de Dios y j^rove-
Ijl cko esjiiritual de nuestra amada Provineia.
1
El Heraldo de Cristo
151
Los deberes sociales...
Serafina, por Dios, ven y recoge estos chi« chos que no me dejan escribir!—gritó por tercera vez D. Fulgencio, cargado ya hasta la coronilla. Estaba terminando un trabajo
importantísimo, que debía entregar aquel mismo día en el ministerio de Hacienda, en donde estaba empleado con tres mil pesetas anuales, y sus cinco hijos, cuya edad variaba entre cuatro y doce años, le tenían ya loco con sus gritos y carreras y su continuo entrar y salir en el despacho. Era imposible con aquel estrépito terminar el trabajo a la hora
debida.
y como viera D. Fulgencio que su esposa no acudía a sus voces, y que los chicos, que en aquel momento se habían agolpado todos al despacho sin cesar de correr, gritar y su¬
birse a los muebles dando saltos y zapatetas,
no le hacian caso tampoco, levantóse irrita¬ do y les echó fuera repartiendo mojicones a derecha e izquierda. Después atrancó la
puerta, cuya cerradura habían hecho saltar
los chicos, colocando una silla por la parte de adentro, y continuó su trabajo.
Pero no había transcurrido aún media hora
cuando la silla se vino al suelo con estrépito, se abrió la puerta de par en par chocando fuertemente contra el tabique, y los chicos tomaron por asalto el despacho otra vez, re¬
presentando al vivo la irrupción de los bár¬
baros.
—¡Nada, está visto que no he de terminar
hoy estol—murmuró D. Fulgencio soltando la pluma con desaliento, y apoyando en la mano la mejilla.
A todo esto, uno de los chicos había co¬
menzado a tocar una campanilla que encon¬ tró sobre una mesa, otro empezó a meter un dedo en un tintero y a pintare patillas, y los
tres restantes se pusieron a jugar al toro, ha¬
ciendo de capa un pañuelo de la criada que
habían cogido en la cocina, y de espada el bastón de D. Fulgencio.
—Pero esta mujer mía ¿en dónde estará? —murmuró aquél volviendo a impacientarse.
y levantándose después con cierta calma rabiosa, volvió a cerrar la puerta, y cubrién¬ dola luego con su cuerpo para que no se le
escapara ninguno de los chicos, gritó con voz
de trueno:
—¡Silencio! Los chicos se quedaron mudos y clavados en sus sitios respectivos. —A ver... ¡aquí todo el mundo!—volvió a
gritar D. Fulgencio con voz formidoble.
Los chicos avanzaron silenciosos y ame¬
drentados, colocándose en semicírculo al re¬
dedor de su padre.
—¿En dónde está mamá?
Silencio absoluto...
—¡Que en dónde está mamá he dicho!—re¬
pitió D. Fulgencio, próximo a estallar. —No sabemos...—dijo temblando uno de
los chicos.
El mismo silencio de la vez anterior ..
—¿Qué os dije antes?—repitió Don Ful¬ gencio.
—Que no volviéramos aquí en todo el día —contestó Luisito haciendo pucheros.
—¿y por qué habéis vuelto? —Porque nos dijo la criada que no la dejᬠbamos guisar, y que nos viniéramos al des¬ pacho. —¿Es decir, que aqui todo el mundo manda más que yo?... Pues ven acá tú—prosiguió D. Fulgencio, cogiendo al chico que estaba más próximo a él y sacudiéndole tres o cua¬ tro poderosos argumentos «a posteriori».— Ahora tú—continuó, cogiendo al segundo y repitiendo la misma operación, y así sucesi¬ vamente fué haciendo con todos, cuidando
de que no se le escapara ninguno. —Ahora todos conmigo a buscar a mamá
—prosiguió el irritado señor, saliendo del despacho seguido de todos los chicos, que iban llorando a grito pelado. Aquello parecía
la desolación universal...
Por fin, después de entrar y salir en varias
habitaciones la alborotada comitiva, dieron
con Serafina, que se hallaba en un gabinete muy repantigada en una butaca, bordando con seda de colores una primorosa tarjeta de felicitación que pensaba enviar a una amiga en el día de su cumpleaños. Bien había oído Serafina las voces del esposo que la llamaba, y el alboroto que armaban los chicos, pero no le había dado la realísima o mejor dicho la
republicanísima gana de acudir, porque era preciso cumplir con el deber social de cum¬
plimentar a la amiga, y apenas le quedaba ya el tiempo preciso para terminarla tarjeta.
¡Oh! ¡los deberes sociales!... Para Serafina no había nada antes que lo que ella llamaba deberes sociales, o sea, el hacer y recibir vi¬ sitas de comadres, que no tenían otro objeto que chismosear y cortarle sayos hasta el lu¬
cero del alba.
—Pero, Serafina, ¿no me has oído llamar¬ te? ¿No ves esto mujer?—exclamó el irritado D. Fulgencio cuadrándose en medio del ga¬ binete, rodeado de los chicos que seguísn berreando y restregándose los ojos, colora¬ dos como tomates, de resultas del berrenchín.
—Pero, ¿qué pasa?— exclamó Serafina in¬ terrumpiendo su labor.
—Nada, que mientras tú te estás ahí muy
152
El Heraldo de Cristo
tranquila bordando tarjetitas para cumplir tus deberes sociales, como tú dices, los chi-
eos no me dejan terminar el trabajo que sa¬ bes he de entregar esta tarde en el ministerio. ¿Te parece a ti que esto se puede soportar? Hazme el favor de hacerte cargo de los
chicos.
—Yo no puedo, Fulgencio. Tengo que ter¬ minar esta tarjeta que he ofrecido enviar ma¬ ñana mismo a doña Sinforosa, la viuda del intendente. He empeñado ya mi palabra, y no puedo faltar. Son deberes sociales que no hay más remedio que cumplir.
—¡Eso esl ¡y mientras tú cumples con tus deberes sociales, dejo yo de cumplir con mi obligación en el ministerio; y si mañana me despiden, comeremos cañamones o nos dare¬ mos con un canto eíi los dientes. ¿Te parece
bien?
—Bueno, hombre, pues llama a la criada y que se encargue de los niños. ¡Ohí ¡la prosa
de la vida!—murmuró Serafina melancólica¬
mente.
—Mira, Serafina: déjate de prosa, y de poesía, y de tarjetas, y cuida de los niños, que ya se me va ahumando a mí el pescado y no estoy dispuesto a tolerar más tiempo que tengas abandonados tus principales deberes en el orden natural, o sea tus deberes de
esposa y madre, para atender a eso que tú llamas deberes y exigencias sociales, y no son, en resumen, más que tu afán de enterar¬ te de lo que pasa dentro y fuera de la pobla¬ ción, y de darle a la tijera de la lengua, en vez de darle a la otra tijera, que es la que
debías usar y no la usas. Con que a soltar ya eso, y a cuidar de tus hijos y de tu casa. ¡Vi¬ vo', que se hace tarde!
=¡Insolente!—gritó Serafina, ronca de co¬ raje.—¿Qué se entiende? ¿Tú crees que yo me he casado contigo para vivir hecha una negra, enterrarme en vida, y no tratarme con las gentes? ¿Te has olvidado ya de la epísto¬ la de San Pablo que nos leyeron el día que nos casamos? «¡Compañera os doy y no sier-
va!»—concluyó Serafina con acento dogmáti¬
co, levantando el dedo índice de la mano de¬
recha.
—En resumen: ¿dejas ese bordado, o no lo dejas?
—¡No, y no, y nol Pues, ¡toma, toma, y toma!—gritó D. Ful¬ gencio ciego de coraje, arrebatando de ma¬ nos de un chico el bastón que habla servido
a aquél de espada para jugar al toro, y co¬ menzó a medirle las espaldas a Serafina.
Esta echó a correr dando gritos, D. Ful¬
gencio echó detrás de ella dándole palos, los chicos echaron detrás de D. Fulgencio tam¬ bién; acudió la criada, el perro comenzó a ladrár al sentir el alboroto, y entre unos y otros armaron tal tremolina, que parecía que la casa se venía abajo.
—¿Qué es eso? ¿Qué pasa?—preguntaban
los vecinos asomándose asustados a los bal¬
cones, al oir aquel escandalazo. —Nada—contestó tranquilamente uno que
conocía bien el flaco de Serafina. — Es que D. Fulgencio ha comenzado hoy a enseñar a su mujer a cumplir sus deberes sociales.
De todo un poco
El miedo de un muchacho
Leemos en *11 Messaggero» de Roma; «Viareggio:y> Por poco el direcíísimo
Roma-Turín no destrozó ayer a un mu¬
chacho. Mientras el maquinista había lanzado el convoy a 75 km. por hora, vió de improviso un muchacho que sa¬
liendo de irás un seto se colocó en me¬
dio de la vía a pocos pasos de la mᬠquina. El tren fué frenado, bajaron todos imaginando encontrar un cadáver desfi¬ gurado entre las ruedas; en cambio de bajo los coches salió como un perro azotado el imprudente, que a raíz del gran miedo sufrido empezó a correr campo traviesa y fué después encontra¬
do en una caverna donde se había inter¬
nado para pensar en el peligro... Según
parece el muchacho andaba distraído y se encontró sin pensarlo sobre los rai¬ les y, lo que es más grave, con el tren que se le echaba encima. Cayó al suelo de puro miedo con tal fortuna que pudo
mantenerse tieso entre los dos hierros
mientras el convoy estuvo corriendo.»
La presa mayor del mundo
Durante diez y seis años las presas
del canal de Panamá han sido conside¬
radas las mayores del mundo, pero hoy deben ceder el lugar a las del canal de Ymulden, en el mar del Norte, La presa
más ancha del canal de Panamá, la de
Gatún, es larga 1.000 piés y ancha 110. En cambio la europea que permitirá a los mayores buques llegar al muelle de Amsterdam, tiene 1.512 pies de largo por
El Heraldo de Cristo
153
164 de anchura. Los ingenieros holan¬ deses creen que será difícil, a lo menos durante muchos años, que se construya
un transatlántico tan colosal que no
quepa en la gran presa de Ymuiden.
Demasiado oro en Yankiiandia
A propósito de la baja de la peseta. Hay demasiado oro en las cajas de las bancas americanas, y esta es la razón principal de la crisis financiera que hoy agita el mundo entero», ha dicho el ban¬ quero yanki John E. Rovensky vicepre¬
sidente de la Bank of America. El cree
que para que la situación mundial pueda
volver a la normalidad es necesario que
se haga una justa distribución de las reservas de oro que hasta ahora se ha¬
blan ido acumulando en las manos yankis. Tal sobreabundancia de oro es no¬
civa para los Estados Unidos y... para
todas las demás naciones. Si es verdad
que este cúmulo de oro perjudica a los yankis mismos, no dudamos que la dis¬
tribución se llevará a cabo... hasta cierto
limite, pues en esto de la caridad bien
ordenada los americanos son maestros
consumados.
Fijando el valor total de las reservas
aureas mundiales de las bancas centra¬
les de las 44 naciones más importantes en 100 mil millones de pesetas, el señor Rovensky ha declarado que el 39 °/o
este oro está todavía encerrado en las
arcas de los Estados Unidos de Norte¬
américa, el 16 °/o en las francesas, el 7 °/o en las 4e Inglaterra, y el remanente 38 °/o se lo reparten las 41 naciones res¬
tantes.
La Biblia explicada
El hecho es auténtico, lo ha narrado
un óptimo industrial llegado de un re¬ ciente viage de negocios a New-York. En el buque dos ministros protestantes disputaban animadamente acerca de las diversas interpretaciones que deben dar¬ se a ciertos pasages de la Escritura, Se trataba precisamente de saber en que sentido deben tomarse estas palabras del Salvador: «Si alguno te hiere en la mejilla derecha, ofrécele también la otra». (Mat. V. 39). Uno aseguraba que era necesario tomarlo a la letra, y el
otro creía lo contrario. La discusión fué
acalorándose hasta que uno, exaspera¬
do, estampó un sonoro bofetón en la mejilla derecha del colega, gritando: «Y ahora preséntame la otra si estás con¬ vencido de lo que defiendes». El herido no se lo hizo repetir, e inmediatamente fué obsequiado con un segundo golpe. Sin turbarse, el pastor maltratado, con flema legítimamente británica, dijo: Lea¬ mos más adelante el Libro Sagrado, y llegando al capítulo séptimo de S. Ma¬ teo, versículo segundo, leyó: «La medi¬ da que con los oíros habéis usado os será retribuida.» Después, cerrado el volumen, restituyó al digno compañero dos respetables bofetadas, añadiendo: «He ahí tu medida retribuida.» «Que es¬ tán haciendo estos señores?» preguntó al capitán un pasagero espantado. «Na¬ da, respondió el marino, estos señores están inspirados: están explicando sim¬ plemente la Biblia.»
La aviación individual
El sueño de la aviación individual que ha de convertir al hombre en una verda¬
dera ave, es una cosa muy antigua pues ya la mitología griega nos habla de Icaros con sus alas de cera y... sus caídas. Hoy, según dice el sabio ruso capitán Diboosky, el sueño es ya una realidad. El aeroplano que ahora conocemos es de alas rígidas y éstas no sirven para nada sin la velocidad; las aves en cam¬
bio vuelan a muy distintas velocidades, pueden detenerse en el espacio batiendo las alas, suben y bajan fácilmente en sentido vertical, cambian rápidamente de dirección, se mueven en todos senti¬
dos y nunca pierden la estabilidad; para las aves no existe el peligro de caer. Que diferente es este vuelo de los de
los aviones más modernos! Por esto el
capitán Diboosky ha ideado un aparato semejante a un ave, sin considerar para nada el avión que conocemos. La pri¬ mera dificultad fué comprender el prin¬ cipio básico mecánico del vuelo de las aves; en esto el sabio invirtió muchos
años. La segunda fué aplicar el meca¬ nismo a una máquina que pudiera ser manejada por un hombre. Al cabo de diez y siete años de estudio Diboosky ha encontrado una máquina de forma de anguila que se sugeta al cuerpo, y lleva ciertas alas que se moverán por medio de palancas y pedales, permitiéndo cor-
154
El Heraldo de Cristo
rer a cualquier velocidad y hacer toda
suerte de evoluciones en el aire imitando
perfectamente el vuelo de las aves, Esta fantástica máquina se llamará aerocicleta; en este aparato individual todo está previsto; todo funcionará perfecta¬ mente. Tan sólo falta que funcione y que la aerocicleta sirva para volar, pues ge¬ neralmente estos aparatos solamente
sirven para caer.
Corazón de... caucho
En la Universidad de Dalliouste de
Nueva Escocia, se acaban de hacer ex¬
perimentos que han sido coronados por el éxito más lisongero, con un carazón de caucho accionado por la electricidad, para impulsar la sangre de un gato a través del sistema circulatorio después de haberle extirpado el órgano natural. Estos experimentos han podido demos¬ trar los efectos que producen en la san¬ gre las substancias tóxicas, efectos que antes no podían conocerse porque el co¬
razón no los resiste. Verdad lector que
esto te sorprende? También a nosotros.
Ya sabíamos de otras curiosidades ana¬
tómicas de ciertos corazones como los
de piedra, de acero, de pedernal, o de cera, o aún de mieles... pero de cauchó
no sabíamos nada hasta ahora.
Otro record!!
Cual? El del doctor Fischer, de Chi¬ cago; el sabio doctor ha batido el record
del insomnio. El mismo ha hecho la
prueba, pues desde mucho ha, deseaba saber cuánto tiempo puede estar el cuer¬ po humano sin dormir. El doctor Fis¬
cher no ha dormido durante 135 horas
continuas, o sea durante 5 dias con sus
noches y 15 horas. Pero lo mejor del caso es que para hacer el experimento
el Dr. Fischer se metió en la cama en
donde se mantuvo despierto durante to¬ do el tiempo dicho. Supongamos ahora que algún doctor semejante intente batir el record del sueño: tendrá que levan¬ tarse, tomarse el desayuno, etc,, todo menos leer el diario, pues este es uno de los medios más eficaces para conci¬
liar el sueño.
Noticias carias
Palabra de oro. — El Emmo. Cardenal
Verdi, Arzobispo de París, al felicitar al pueblo por su asistencia a una fiesta re¬ ligiosa franciscana les dijo; el tílulo de que más me gozo no es el de Cardenal de la Santa Iglesia Romana, sino el de
terciario franciscano.
En honra de S. Pascual Bailón. La Adora¬
ción nocturna Española, en número de seis mil peregrinos acompañados por el Arzobispo de Valencia, el Obispo de Tortosa y el Consejo Supremo de la asociación de Madrid, ofreció una riquisima lámpara a la tumba del glorioso
Patrono de las asociaciones Eucarísti-
cas San Pascual.
Cielo Seráfico.—El 15 y 29 del pasado Julio la Congregación de Ritos estudió
las virtudes heroicas de los Siervos de
Dios Contardo Ferrini y Sor María
Asunta Pallotta Misionera Franciscana
de María.
Film de San Antonio de Padua. — En pre¬
paración a las fiestas centenarias del Santo de Padua se está trabajando para obtener un grandioso film cinematogrᬠfico representando la simpática y senci¬ lla vida del Taumaturgo.
Un templo a San Antonio de Padua.—En Lérida (España) por obra de los PP. Franciscanos se está construyendo un magnífico templo en honor de San An¬ tonio de Padua en ocasión del próximo
centenario.
Cosa probable.—Hablando del centena¬
rio de San Antonio de Padua se ha lle¬
gado a publicar en Roma como cosa probable, que el Santo Padre interven¬ drá en las fiestas de Padua, ya que este santuario es reconocido como pontificio
en el tratado de Letrán.
Comité Paduano.—Se ha nombrado en la ciudad de Padua un comité compuesto
El Heraldo de Cristo
155
de todas las autoridades eclesiásticas y
civiles para organizar en el próximo año centenario grandiosos festejos.
Muerta que habla.—«San Antonio» copia de «Ecos eucarísticos» el siguiente caso tomado de una hoja parroquial: En un pucho de España murió una joven, y
colocado su cadáver en el féretro acu¬
dían los vecinos a rezar el rosario du¬
rante la noche, según piadosa costum¬
bre. Al estar rezando el cuarto misterio
la joven muerta se levanta solemne, ma¬ jestuosa como una estatua, se reanima y clavando sus ojos sobre los atónitos circunstantes dijo: «Basta, basta, no rccejs más por mí: estoy condenada, y lo estoy por seguir las indecentes modas que hoy se usan».
Dicho esto volvió a tenderse en el
féretro.
Conversión de un doctor druso. — Hace al¬
gunos días se verificó en la iglesia par¬ roquial latina de los PP. Franciscanos de Tierra Santa de Saida (Pcpública del Líbano) el solemne bautizo del doctor
druso Said Giamblat, famoso oculista,
después de haber sido convenientemente
instruido en los misterios de nuestra
santa Religión por el R. P, Fidel Román, franciscano español, superior del con¬ vento y actual párroco latino de la Villa.
El neófito es hijo de una famjlia drusa de antiguo abolengo, muy conocida en Palestina, Siria y Libano por su riqueza, nobleza y sobre todo, por su influencia con los Gobiernos de las respectivas regiones, lo mismo que con sus habi¬ tantes. sin distinción de religión. Apa¬ drinaron al neo-converso D. José Piez-
calla y D.® Elda Debbanne, dos familias cristianas de las principales de Saida, y asistieron al bautizo otras distinguidas
familias sidonias cristianas.
Después del Bautismo, el R. P. Fidel
Román administró al neófito el Sacra¬
mento de la Confirmación por delega¬ ción especial de Monseñor Frediano Giannini, O. F. M., Delegado y Vicario Apostólico de Siria. A continuación el mismo P. Román celebró la Misa y dió por primera vez la Comunión al neo-
converso, el cual salió inmediatamente
para Europa, donde pasará algunos me¬ ses, dando así tiempo a que se calme la efervescencia y nerviosidad que esta conversión produjo entre sus antiguos correligionorios, los drusos.
O IES O isr I O .A-
Quero (Toledo) Bendición de una
nueva capilla.
Fué una fiesta realmente simpática la que tuvo lugar en este pueblo con moti¬ vo de la bendición e inauguración de la nueva capilla del Asilo-Hospital de Ntra. Sra. de las Nieves, a cargo de las Religiosas Franciscanas de Mallorca.
Presidió el acto el Sr. Cura Párroco,
y asistieron las Autoridades locales y numeroso público.
juntamente con la capilla fueron ben¬ decidas las imágenes de la Virgen Inma¬ culada, del Sto. Cristo de la Salud, de San Francisco de Asís y del Patriarca San José.
Cantó la misa el Sr. Cura Párroco actuando de ministros los Sres. hijos
del pueblo D. Patrocinio Ruíz, Ecónomo de Torija, D. Emiliano Encinas, Coad¬
jutor de Villarrobledo, y de Presbítero asistente D Julián Mendoza, Ecónomo
de Los Navasmorales.
Ocupó la Sagrada Cátedra D. Salva¬ dor Arribas, que, con elocuentes frases, ponderó la dignación de Jesús al querer venir por primera vez a esta santa casa y quedar reservado en la pequeña pero hermosa capilla.
Terminada la misa, se bendijo y en¬ tronizó la imagen del Corazón de Jesús en este mismo Asilo-Hospital, dando
gran realce a la fiesta las niñas con sus cánticos, dirigidas por las Religiosas.
Acto seguido, dirigieron la palabra al numeroso auditorio, el Sr. Cura Párro¬
co, y los tres socerdotes que asistían a
la Misa. También D. Justo Diaz maestro
Nacional y D. Bruno Torresano, todos con elocuente y cálida palabra ensalza¬ ron la obra piadosa y benéfica que las
156
El Heraldo de Cristo
Hijas de la Misericordia Franciscanas, practican en este Hospital-Asilo.
Por la tarde se practicó el ejercicio de la Hora Santa en la nueva capillita en la que hizo una fervorosa plática el Señor Cura Párroco y se cantaron hermosos motetes eucarísticos por las hermanas y alumnas del Colegio.
Sea todo a mayor gloria de María In¬ maculada y de Ntro. P. San Francisco.
Misas Nuevas
Palma.—El día 3 de Septiembre can¬ tó su primera Misa en nuestra iglesia de
San Francisco, el novel sacerdote de nuestra Orden Rdo. P. Fr. Juan Server Bennasar. Asistiéronle el M. Rdo. Pa¬
dre Fr. Miguel Vidal, Ministro Provin¬ cial, y el Rdo. P. Fr. Bartolomé Oliver, Superior del Convento. Oficiaron de Diácono y Subdiácono respectivamente
los Rdos. Sres. D. Pablo Torrandell y
D. Gabriel Server. Dijo las glorias del Sacerdocio el Rdo. P. Fr. Pedro j. Cerdá, T. O. R.
La Capilla Seráfica interpretó hermo¬ sa partitura a voces.
Concluida la Misa se cantó el «Te-
Deum», durante el cual la familia del misacantano y los numerosos fieles que asistían al acto besaron las manos al nuevo ministro de Dios. — Ad multos
annos.
Cura.—Día de cumplido gozo en el Señor para los que tenemos la dicha de morar bajo el manto protector de la Virgen luliana, fué el domingo día 7 de septiembre en que subió por vez primera las gradas del santo altar, nuestro que¬ rido hermano en religión Fr. Melchor
Thomás Barceló. Fué un acto de intensa
emoción.
Lucía sus mejores galas el pequeño oratorio que llenaban completamente los fieles llegados de diferentes pueblos para asistir a un acto de tan singular
relieve.
La misa fué rezada, pero durante ella los religiosos cantaron buen número de motetes eucarísticos y marianos y el Rdo. P. Fr. Antonio Pericás, condis¬
cípulo del misacantano. dijo, en her¬ mosos párrafos, las glorias del sacer¬
docio católico.
Durante el «Te-Deum» los allegados del nuevo sacerdote y los numerosos
fieles asistentes desfilaron ante el altar
besando la mano del ministro de Dios.
La misa Nueva del P. Thomás cons¬
tituyó un acto altamente edificante, y que produjo en los corazones de todos cuantos a él asistieron gratísima im¬
presión.
Quiera la amorosa Virgen de Cura bendecir las primicias del sacerdocio iniciado bajo sus auspicios y conceder a nuestro carísimo hermano largos años de vida para gloria de Dios y pro¬
vecho de las almas.
NECROLOGIA
Calonje.—Después de recibir con piedad cristiana los santos sacramentos, pasó a mejor vida el fervoroso terciario D. Francis¬
co Adrover Adrover a los 54 años de edad.
Una vez más puso de manifiesto el gran aprecio en que le tenía el pueblo, la numero¬ sísima concurrencia que asistió a sus exe¬ quias.
Nuestro más sentido pésame a su esposa e hijos.
—Día TT del pasado julio voló a recibir la recompensa de los justos después de larga enfermedad sufrida con gran paciencia Doña
María Vidal Burguera, a la edad de 7T años. No obstante sus muchos años y su delica¬
da salud eran pocos los días que dejara de
asistir al santo sacrificio de la misa en el que
se alimentaba con el pan de los fuertes. Nuestra condolencia a sus hijos.
—A los 29 de agosto dejó esta vida de abrojos, víctima de corta enfermedad la jo¬
ven terciaria Srita. María Vadell Adrover a
la edad de 23 años.
Sentíase llamada esta piadosa joven al es¬ tado religioso pero el Señor inescrutable en sus designios, quiso celebrar con ella más
El Heraldo de Cristo
157
pronto las místicas bodas llevándosela al
cielo.
Acompañaron sus despojos a la última morada las hijas de María con su pendón, de cuya congregación era presidenta.
—Confortada con los Santos Sacramentos
y la bendición de Su Santidad falleció en la paz del Señor la terciaria de Ntro. P. San
Francisco D.® Antonia Pizá.
Reciban sus desconsolados padres y her» manos nuestra condolencia, al mismo tiempo que pedimos una oración por el alma de la
finada.
Palma.—Día 26 del pasado agosto murió
en el ósculo del Señor a edad avanzada la
Sra. D.® Juana María Figueras Puig, después de recibir con gran fervor los auxilios de nuestra sacrosanta religión.
Por su dulce trato mereció la finada el
aprecio de las personas que con ella tra¬
taron.
Al elevar nuestras súplicas al cielo para su eterno descanso, no podemos menos de en¬ viar nuestro más sentido pésame a su hija y demás allegados.
—En la madrugada del dia T5 de septiem¬ bre falleció cristianamente nuestro amigo el Sr. D. Miguel Vila Palmer, Coronel de Infan¬ tería y padre del malogrado don Sebastián Vila Olaria que sucumbió gloriosamente en la defensa de la patria.
Católico sincero y pundonoroso militar, supo el Sr. Vila captarse el aprecio y consi¬
deración de cuantos le trataron. Reciba su familia el testimonio de nuestra
sentida condolencia, y en especial su herma¬ no el Rdo. D. Antonio Vila, Capellán Cas¬ trense y amigo nuestro queridísimo.
Distinguióse por su fiel observancia de la Regla y virtudes cristianas, que le granjea¬ ron el aprecio de todos.
Suplicamos a nuestros lectores una oración por el alma de la finada.
Santa Catalina. (Arrabal.) El día 24 de agosto y a la bella edad de T9 años, durmió¬ se en el Señor D.“ Margarita Pujol Riera, dejando tras sí el recuerdo de una vida cris¬ tiana y altamente ejemplar.
Perteneció a la Congregación de Hijas de María conquistándose el aprecio de todas sus compañeras a las cuales edificó por su puntual asistencia a todos los actos de dicha Congregación.
Al enviar nuestro pésame a sus afligidos
158
El Heraldo de Cristo
madre y hermanos, especialmente a nuestro amigo D. Antonio Pujol, perteneciente a la Juventud Seráfica, en la cual ejerce el cargo de Vice-Secretario, elevamos al cielo nues¬ tras súplicas por el eterno descanso de la
finada.
Buñola.—A la avanzada edad de 84 años
pasó a mejor vida la terciaria D.® Juana
Rosselló Estades que por su arraigada fe y buenas costumbres era tenida en singular aprecio de todo el pueblo.
Reciban nuestro pésame sus hijas espe¬ cialmente Sor Liduvina, Religiosa Francisca¬ na, y rueguen nuestros lectores a Dios por
su alma.
BIBLIOGRAFÍA
XV Centenario de San Agustín. — Obra X\\\\XZ\\a.—EI alma de San Agustín. Por Pe¬ dro Guilloux. Traducción de la segunda edición francesa por Ignacio Núñez. — Un volumen de T1 X 16 T/2 cm., de 330 págs.
con una lámina fuera del texto. Encuader¬
nado, Ptas. 4. (Por correo, certificado. Pe¬ setas, 4. (Por correo, certificado. Pesetas 0'25 más.) — Luis Gili, editor, Córcega, 415, Barcelona.
Pocas figuras registra la historia tan sim¬ páticas y atrayentes como la de San Agustín, a pesar de lo cual no se le conoce como me¬ rece. Ahora, en que se celebra el « XV Cen¬ tenario de su muerte gloriosa,» es el momen¬ to de estudiar esta gran alma.
Conocer a San Agustín es amarle. P. Gui¬ lloux, autor de la obra que anunciamos, va¬ liéndose principalmente de las obras del mismo Santo, lo estudia en su infancia y en su juventud, recordando especialmente el año décimosexto de Agustín, que marcó época de tristes recuerdos en su vida; sus estudios en Cartago, en donde cayó en las redes de la aoluptuosidad y del maniqueísmo; su profesorado de elocuencia, con las vacilaciones que le htcieron pasar del maniqueísmo casi al escepticismo; sus ansias dé encontrar la verdad, principalmente despues de escuchar a San Ambrosio y de leer a los neoplatónicos y la Biblia, y la curación de su alma movido por el ejemplo e impulsado por la gracia que al fin triunfó en el. Descri¬ be luego, con mano maestra, aquel cenácu¬ lo de amistad que formó Agustín en torno suyo en la quinta de Casiciaco; las alegrías de su bautismo y del éxtasis de Ostia, y el
dolor en la pérdida de su madre Santa Mòni¬ ca, que tanto había llorado por él.
Estudia después al monje de Tagaste, an¬ sioso de perfección y atento al estudio de las divinas Escrituras; al Pastor de Hipona, des¬ de su elevación al sacerdocio basta la digni¬ dad del episcopado. Nos hace asistir a los sermones del gran predicador, que encontra¬ ba inagotables recursos para persuadir y mo¬ ver a sus oyentes a la adquisición de la ver¬ dadera felicidad. Lo presenta como el atalaya de Cristo, el Doctor de la Gracia y el pala¬ dín de la Iglesia, defendiéndola contra los maniqueos, donatistas y pelagianos, a mu¬ chos de los cuales logró convertir y salvar. Lo estudia como dechado de perfección evangélica, educador del clero e inspirador de los monjes, y como hombre de corazón que se entrega a todos, que se sacrifica por todos y que especialmente vive para las dul¬
zuras de la amistad. Lo muestra como el gran
apologista del Cristianismo para reducir a los paganos, el defensor de la divina Provi¬
dencia en los sucesos adversos de la huma¬
nidad, cual fué la toma de Roma en 410, el triturador de todos los sofismas gentiles con¬ tra la Ciudad de Dios. Después examina, con el mismo San Agustín, el alma naturalmente cristiana, la humildad de espíritu y las razo¬ nes de nuestra fe, es decir, el proceso inter¬ no de la santidad, que llevaron al Santo a la cumbre de la perfección.
P. Guilloux ha escrito una obra muy atrac¬
tiva, que será leída con agrado y provecho por todos. Para las almas piadosas será ro¬ cío del cielo; los sacerdotes y religiosos en¬
contrarán en ella materia abundante para
El Heraldo de Cristo
159
sus meditaciones y para enseñanza de los
demás. Los frívolos e indiferentes, aunque
lean esta obra por mera curiosidad, confia** mos que al contacto del alma de San Ag'ustín sentirán transformarse la suya insensible-*
mente e inclinarse hacia Dios.
La presentación de la obra es agradable, y el precio, verdaderamente de propaganda, a la que invitamos a nuestros lectores a con**
tribuir.
San Francisco de Asís, por F. T. D.
En las aras del glorioso Padre San Fran** cisco ha sido prendido un nuevo ex^voto hagiográfico.
Es una joya de las artes del libro; es una breve vida del Seráfico, digna de él.
Tanto y tan preciosamente como se ha es** crito y se ha editado en todos los países, en todos los siglos, en todos los idiomas sobre el amabilísimo Patriarca llagado, parece co** mo si debiera ya caer enmudecida y agotada la inspiración humana ante su portentosa santidad; y sin embargo, como el Cristo de nuestra Redención, este otro nuevo Cristo de la Edad Media sigue atrayendo mentes y co*-
razones.
He aquí este libro, recién salido de las prensas, que lo demuestra. Es un compendio de la vida de San Francisco de Asís, esmal** tada de episodios conocidísimos y que a pe** sar de tan sabidos, siempre ofrecen al alma y al amor bellas facetas de su virtud maravi**
llosa.
y más aparecen esas notas de simpatía y
de adhesión al Pobrecillo cuando las realzan
páginas tan exquisitamente ideadas y com¬ puestas como las de este libro.
De catorce capítulos consta y a través de ellos está descrita, de mano maestra, la exis¬ tencia del Santo. Pero avaloran el texto, la impresión a dos tintas, las iniciales exorna¬ das, los tipos clarísimos y sobre todo ios abundantes y perfectos grabados.
Réstanos decir que este libro es el primero de una serie de Vidas de Santos para los ni¬ ños, serie tan ajustada a la verdad histórica y tan sugestiva en su presentación, a juzgar por este volumen de San Francisco, que to¬ dos los aficionados a la hagiografía deben
adquirirla y conservarla entre sus libros más preciados.
El Pilar 26 - VII - 30
NOVENA para pedir gracias al Señor por
mediación de su amante sierva Sor Cata¬
lina Maura de Santo Thomás de Villa-
nueva, Agustina. Con licencia Eclesiástica. Imp. Guasp. Palma.
Muy oportunamente sale a luz esta nove¬ na que proporcionará a las almas piadosas
un excelente medio de alcanzar favores del
Todopoderoso por mediación de un alma tan favorecida suya como Sor Catalina Mau¬ ra, Religiosa del Convento de la Concepción
en Palma.
Quiera Dios que la difusión de la presente Novena contribuya a la glorificación defini¬ tiva, por parte de la Iglesia, de la ilustre sierva de Dios que por sus virtudes y vida prodigiosa, es honra y prez de la Iglesia mallorquina.
Novena de la Mare de Deu de Cura pel
R. P. Fra. Bartomeu Pons de la Tercera
Orde Regular de Sant Francesc. Amb llecencia. Sóller. Imp. de J. Marqués Arbo-
na 1930.
El Prior del Santuari de Cura, P. Josep Pocoví, nos ha obsequiat amb un exemplar de la Novena que el nostre volgut germà en religió, P, Bartomeu Pons, ha composta en
honra de la Mare de Deu de Cura.
Saludam coralment 1' aparició d’ aquesta obreta que, en el nostre humil entendre, respón a una necessidat que sentien els nume¬ rosos devots que té la Verge de Cura dins Mallorca, ais quals, per medi d’ aquesta Novena, s’obri un camí més fácil d’acudir a la celestial Senyora per alcançar d’ Ella les mercés i grades desitjades.
Creim molt acertados les paraules que el P. Francesch Fornés dirigeix an el lector en el començament de Pobreta. «El R. P. Bar¬ tomeu Pons—diu,—te presenta aquesta de¬ vota Novena, en llengua i forma ben popu¬ lar, molt a propòsit per fomentar i promoure la devoció a la Mare de Deu de Cura, per encendre dins ton cor la confiança en el poder de Deu i per comunicar a la teva áni¬ ma el bàlsam de la cristiana resignació.»
160
El Heraldo de Cristo
Tot li sia enhorabona an el P. Pons, i que del seu piados treball ne resulti un gran profit per les animes i molta gloria a la Verge Santa venerada dalt la famosa montanya
lul'liana.
Fisonomía franciscana de Santa Teresita
DEL Niño Jesús y de la Santa Faz por el Rdo. P. Remigio de Papiol, O. M. Cap. Tomito de 80 páginas y cubierta especial a dos tintas, con el retrato auténtico y sin retoques de la Santa. Un ejemplar, T'20 pesetas. Editorial Franciscana, Riera San Miguel, I bis. Barcelona.
Interesantísimo estudio sobre el Santo de
Asís, del que evoca los rasgos más salientes y atractivos, y sobre la Santita moderna, de la que recuerda el fondo espiritual. Al en¬ frentar ambas semblanzas se aprecia una vez más que la espiritualidad de Santa Te¬ resita, no es la sensiblería que muchos se han imaginado, sino la robustísima y austera de los grandes caracteres que han logrado muy altísima imitación del Divino Redentor
Jesús. El Autor ofrece su librito a la «Santita»
como «homenaje de amor y gratitud en el quinto Aniversario de su Canonización.» Las almas piadosas juzgarán estas páginas como un obsequio que la «Santita» les dedica a ellas, para que conozcan más completa¬ mente su espíritu de abnegación propia y de inquebrantable fidelidad a Jesucristo y se animen a imitarla en esta senda de legí¬ tima perfección.
Directores espirituales y dirigidos gano¬ sos de su progreso en la virtud han de co¬ nocer y meditar este librito que les será de insospechada utilidad.
Novedad
Estampitas de propaganda. La Bendición
del Padre San Francisco, cinco modelos. Tamaño 6 X 9 Va 1‘25 ptas. cada ciento. Pidiendo 500 estampitas que pueden ser surtidas, se contarán a T pta. centenar.
Los cinco domingos en honor de las llagas
DEL Seo. P. San Francisco de Asís, por Fr. P. de M. C. Nueva edición. Librito de
32 páginas en magnífico papel y tipos claros con cubierta especial y dos graba¬ dos; 0'30 pesetas el ejemplar. Editorial Franciscana. Riera San Miguel, 1 bis.
Barcelona.
Otra nueva edición acredita el acierto de
este ejercicio piadoso en honor de las Lla¬ gas del Padre San Francisco. La devoción es popular y el librito responde al interés
de los devotos del Seráfico de Asís.
Forma parte de la nueva serie de libritos populares que publica la «Editorial Fran¬ ciscana» y se recomienda por tanto también por su bella presentación y su baratura, 0'30 pesetas que pueden enviarse en sellos de
correo.
El Beato Conrado de Parzham, lego capu¬ chino. Folleto de 16 páginas con cubierta en papel fino especial con cuatro hermo¬ sos grabados, 0'25 ptas. ejemplar. Para obtener descuento en los pedidos que pa¬ sen de 50 ejemplares, dirigirse directa¬ mente a la «Editorial Franciscana», Riera San Miguel, I bis, Barcelona.
El día 30 de junio del corriente año (1930)
fué elevado al honor de los altares este sim¬
pático hermano lego, que durante 43 años ejerció el oficio de portero del visitadísimo convento de Santa Ana y Santuario de Nues¬ tra Señora de Altoetting.
Su proceso sólo duró seis años, pues su vida heróica resplandeció con tales mara¬ villas de virtud, que los testimonios, muchos coetáneos (murió el año 1894) estaban con¬ testes en su fama de santidad; y los mila¬ gros obrados este mismo año de 1930, co¬ ronaron el rápido proceso.
Este folleto explica muy acertadamente los rasgos principales de la interesante vida; y contiene en su cubierta cuatro hermosos grabados del beato, formando un conjunto con los otros folletos de propaganda fran¬ ciscano-capuchina.
LA PERRA DE PARRA
Demandante.
Señor Alcalde, aquí estoy A'poner una demanda Pido que me escuche atento Y pronto justicia me haga.
Alcalde.
Diga usted, mí buen amigo. Primero ¿cómo se llama?
Demandante.
Bastará mi solo nombre... Me llamo Porras de Parra y de Parra la demanda.
Demandante. (A prisa). Que Parra tenía una perra
Y Guerra tenía una parra
y que la perra de Parra Dañó la parra de Guerra...
Alcalde.
Repítamelo despacio Para ver eso en qué para; Yo quiero ver para qué Me he quemado las pestañas.
Demandante (más ligero). Que Parra tenía una perra
Y Guerra tenía una parra,
Y que la perra de Parra Dañó la parra de Guerra, Y Guerra cogió una porra y dió un porrazo a la perra Que era de Porras Parra y dañó la parra de Guerra, '
Alcalde.
Párese un poco, mi amigo. No vaya tan a carrera.
Demandante.
Señor, la perra es de Parra La porra la coge Guerra, La perra dañó a la parra Con la porra da a la perra De Parra un porrazo Guerra.
Alcalde (con calma).
Voy a estudiar muy despacio
El asunto de la perra,..
Hay perra. Porras y Parras
Parras dañadas de perra.
La perra es de Parras y Porras La porra será la perra...
Demandante.
¡Válgame Dios! Señor juez...
Alcalde (enojado)
Váyase pronto a la porra
Con su parra y con su perra.
Porque si cojo una porra Le mato la perra a Guerra Aunque Parra, Guerra y Porras Dañen la parra y la perra. Coja la puerta. Porras, Antes que te haga la guerra.
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