Año XX —Noviembre de IS'SS — Núm. 234
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Año XX
Palma de Mallorca, Noviembre de 1928
Núm. 235
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Hijos del Nuncio del Gran Rey, los terciarios, proclamemos la reajeza de Jesucristo, adoremos su augusta magostad, y cantemos su gloria,
5oberano 5eñor de cielos y tierra, venga a nos el tu reino!
162
El Heraldo de Cristo
El Séptimo Centenario de la Canonización de San Francisco
1228-1928
El Pontífice Gregorio IX puede en verdad ser propuesto como el más alto y acabado modelo de amor y devoción
al Patriarca San Francisco.
Rivalizó con San Buenaventura en
el estudio profundo y detenido de la vida y virtudes del Siervo de Dios. Su¬ po descubrir los múltiples y variados matices de aquella santidad asombro¬ sa y halló suavísimo deleite en compo¬ ner por sí mismo inspirados himnos,
en alabanza del Pobrecillo de Asís.
Tuvo Gregorio IX para con Francisco el afecto ternísimo de un padre, y la veneración y el cariño de un hijo agra¬
decido.
Años antes de que fuera elegido Pa¬ pa, Francisco le había vaticinado que ceñiría algún dia ia triple tiara. Tal
vez el futuro Pontífice no dió crédito
entonces a las palabras de su amigo considerándolas hijas del afecto de pre¬ dilección con que el Santo le distin¬ guía. No sospechó siquiera, a buen seguro, que los designios pro videncia-
íes del Señor estuviesen en consonan¬
cia con la revelación que en tono con¬ fidencial le había hecho Francisco.
Mas luego, al ver plenamente rea¬ lizada la predicción de su amigo, llena el alma de honda emoción, prorrumpi¬
ría en un cántico de humilde recono¬
cimiento de la divina Bondad, que se
dignaba servirse de él como de ins¬ trumento para la exaltación del Pobrecilio. Mi alma engrandece al Señor y mi espíritu se ha alegrado en Dios mi Salvador. Porque se ha complacido en
la humildad de su siervo Francisco, he
aquí que por mediación mía llamarán
a éste bienaventurado todas las gene¬ raciones. »
Desde el momento en que subió las gradas del trono pontifíelo, sintióse im¬ pulsado Gregorio por tan ferviente de¬ seo de glorificar al humilde Patriarca de Asís, que si no supiéramos de cierto la carga abrumadora de cuidados y ocupaciones que pesó constantemente sobre el ilustre Pontífice, y lo mucho
que trabajó en bien de la Iglesia, la actividad prodigiosa que desplegó en multitud de árduos negocios, la pru¬ dencia exquisita que le sirvió de guía nara su resolución; si no supiéramos en suma, el incansable celo con qué
apacentó la grey inmensa que a su so¬ licitud de Pastor y Padre confiara el Altísimo, creeríamos que la única preo¬ cupación de su vida azarosa, el ideal que absorbió por completo su fecunda existencia, fué ceñir de luminosos res¬
plandores la figura exangüe, atrayente, casi divina del Taumaturgo de Asís.
No abrigaba el Pontífice la menor
duda acerca de la santidad de Fran¬
cisco. Permitió sin embargo el Señor que llegase a poner en tela de juicio de la realidad de la llaga del costado del Santo, única que no había logrado ver
y tocar con sus manos.
Mas he aquí que se le apareció una
noche en sueños el Bienaventurado
Padre y reprendiéndole severamente
por su dureza, le hizo ver la llaga del costado y le pidió al mismo tiempo una copa donde recoger la sangre que
manaba en abundancia de la herida.
Apresuróse a dársela—siempre en sue¬ ños—el Pontífice y observó que se lle¬ naba muy pronto de sangre roja. Desde entonces se disipó la niebla en su espí¬ ritu y fué más ferviente admirador del insigne Taumaturgo.
Gregorio IX mandó incoar el proceso de canonización apenas hubo volado
al cielo nuestro Santo. El mismo se
informaba personalmente del estado del proceso y con el fin de activarlo más y más trasladóse a la ciudad de
Asís. Cela no describe minuciosamente
esta visita al sepulcro de San Fran¬
cisco y el entusiasta recibimiento que
tributó al t^apa la ciudad seráfica. <s-Mar¬
cha, dice, apresuradamente a
en
donde se halla el para él glorioso de¬
pósito, junto al cual debe hallar alivio
su gran martirio y creciente tribulación. A su llegada la región toda se pone de fiesta: aparece jubilosa una inmensa
El Heraldo de Cristo
163
multitud de pueblo y parece inflamarse el dia sereno con fulgores inusitados. Acuden todos a su encuentro y no hay quien no tenga a gala formarle cortejo. La piadosa legión de los pobrecitos frailes le sale al paso entonando dulces cánticos a honra del ungido del Señor.
En llegando a la ciudad, consagra el Vicario de Cristo la primera visita al sepulcro del Santo, al cual se acerca con gran humildad y férvida alegría. Una vez allí, prorrumpe en suspiros, golpéase el pecho, vierte lágrimas e
inclina la cabeza con más devoción que
nunca.^
Prosiguiéronse activamente los tra¬ bajos en Perusa y allí, en su propia habitación oyó el Papa la relación que le hizo el Cardenal presidente de cua¬ renta milagros obrados por el siervo
de Dios.
Por otra parte, el parecer de los Car¬
denales era unánime. « Todos estos
milagros, decían, son incontrovertibles. Pero, ¿qué necesidad tenemos de esta garantía? Nosotros hemos visto con nuestros ojos y tocado con nuestras
manos la santidad de Francisco, y es¬ tamos bien seguros de no equivocar¬ nos al proclamarlo santo. Entonces fué
cuando, «vestido de oro en magnifi¬ cencia de gloriay>, rodeado de ios más eminentes personajes de la Iglesia y
entre los dulces sonidos de armoniosos
himnos, escribió con mano trémula
Gregorio el nombre del Pobrecillo Fran¬ cisco de Asís en el catálogo de los
Santos.
Sobre el sepulcro del Siervo de Dios, fuente perenne de gracias y prodigios, levantábase por disposición del Papa la suntuosa basílica que han ido em¬
belleciendo los más famosos artistas
y por la cual han desfilado, maravi¬ lladas, las gentes de todas las edades.
Mas el Uagado del Al verna no debía recibir homenajes de amor y devoción sinceras únicamente en 4s/s. El Papa quiere que en toda la Iglesia Francisco sea objeto de profunda y tierna devo¬
ción. En la Bula «Mira circa nos» pone
de manifiesto los piadosos sentimientos de su noble corazón, consumido por
seráficos ardores.
He aquí, en gracia al lector, los pá¬
rrafos más salientes:
'íEn la hora undécima el Señor... ha
suscitado a su siervo, el Bienaventu¬
rado Francisco, hombre verdadera¬
mente según su corazón. Quizás haya parecido a ios ojos de los soberbios pequeña y despreciable lámpara; pero era, en cambio, la luz que Dios reser¬ vaba en el tiempo oportuno para man¬
darla a su viña a fin de abrasar las es¬
pinas, de abatir a los fariseos, de ilu¬ minar la patria y de reconciliar las al¬
mas con la verdad...
Su vida ha sido tan pura, tan santa, tan ejemplar; que lo he hecho colocar en la Iglesia triunfante. Sin embargo, la Iglesia militante, la cual no puede formar juicio sino por medio de las cosas visibles, no lo hubiera propuesto únicamente por sus propias virtudes internas a la veneración de los fieles,
y esto tanto más cuanto que le es no¬ torio que a veces Satanás se transfor¬ ma en ángel de luz; pero el omnipo¬ tente y miserisordioso Dios, que por su gracia lo había con vertido en siervo bueno y fiel, no ha querido que un San¬ to como él quedase oculto bajo el ce¬ lemín, sino que lo ha colocado sobre el candelabro para consuelo de aque¬ llos que habitan en la casa de la luz. Mediante muchos milagros ha demos¬ trado que sus obras le eran aceptas y que en este mundo debía ser tenida en
veneración su memoria.
En cuanto a Nós, ya de mucho tiem¬ po atrás nos era conocido cuanto hay de más admirable en su vida, dada la
amistad con que a él estábamos unidos
cuando nos hallábamos constituidos
en menor dignidad.» Cómo se descubre en este magnífico
documento ei afecto entrañable del gran
Papa a nuestro santo Fundador! Gre¬ gorio IX halló en la devoción a San Francisco una suerte de compensación y suave refrigerio en medio de las tur¬ bulencias, disgustos y calamidades de aquellos desventurados tiempos. Su
nombre irá indisolublemente unido al
del insigne Aposto!. Y la memoria del santo y sabio glorificador del amable Pobrecillo vivirá, para siempre, en la mente y en el corazón de todos los hi¬ jos de la gran familia franciscana.
FrayJ. Rosselló, T. O. R.
Palma, 25 octubre 1828.
164
El Heraldo de Cristo
CARTA ENCICLICA
DE NUESTRO SANTISIMO PADRE PIO
POR LA DIVINA PROVIDENCIA
PAPA XI
Acerca de la necesidad de fomentar los estudios orientales
A nuestros Venerables Hermanos, los
Patriarcas, Primados, Arzobispos, Obis¬ pos y demás Ordinarios locales, que vi¬ ven en paz y comunión con la Sede Apostólica,
Pío Papa XI
Venerables Hermanos;
Salud y Bendición Apostólica. A nadie que haya hoieado, siquiera apresuradamente, los anales de la Igle¬ sia Católica, se le puede ocultar cuánto se esforzaron, en los pasados siglos. Nuestros Predecesores por forñentar en¬ tre los fieles cristianos, y sobre todo entre los sacerdotes, el estudio y cono¬ cimiento sagaz de los asuntos orienta¬ les. Porque en efecto; sabian bien los Sumos Pantífices que la causa, no sólo de muchos daños precedentes, sino tam¬ bién del’infelicísimo cisma que arrancó de la raíz de la unidad tantas y en otro tiempo tan ñorecientísima diócesis pro¬ vino necesariamente, en primer lugar, de ignorarse y despreciarse mutuamente los pueblos, y después, de los prejuicios que hubieron de nacer de tan prolonga¬ do apartamiento entre unos hombres y otros; y por tanto, sabían que tan gran¬ des males no podrían remediarse mien¬
tras no se removiesen todos estos obs¬
táculos.
La Sede Apostólica y las naciones orientales
Y recordando, siquiera en resumen, algunos hechos históricos, cabalmente de aquel mismo tiempo en que empeza¬ ron a aflojarse los lazos de la antigua unidad, hechos que atestiguan el cuida¬ do y solicitud de los Pontífices Roma¬ nos en este punto, sabido es con qué benevolencia y hasta con cuánta vene¬ ración acogió Adriano II a los dos após¬ toles de los eslavos, San Cirilo y San Metodio; con qué pruebas de singular estima los honró; con cuánto celo favo¬ reció la calebración del octavo Concilio
Ecuménico, o cuarto Constantinopolitano, y hasta envió a él sus legados, cuando cabalmente una parte tan grande de la grey cristiana se acababa de sepa¬ rar, con lamentable cisma, de la obe¬
diencia del Romano Pontífice, constitui¬
do en Pastor Supremo por Dios. Estos
concilios, enderezados a fomentar enlre
los Orieuiales los intereses de la Iglesia,
fuéronse celebrando sucesivamente en
el de curso de los tiempos; como cuan¬ do en Barí, junto al sepulcro de San Ni¬ colás de Mira, despertó la admiración de todos, con su ciencia y santidad exi¬ mia, el célebre Doclor de Aosta y Arzobispode Canterbury San Anselmo: como en Lyon, a donde Gregorio X envió a aquellas dos lumbreras de la Iglesia, el angélico Santo Tomás de Aquino y el seráfico San Buenaventura, de los cua¬
les uno murió en el camino y el otro en¬ tre las graves tareas del Concilio; como en Femara y Florencia donde tanto des¬ collaron aquellas dos glorias insignes del Oriente cristiano, v Cardenales, des¬
pués, de la Romana Iglesia, Bessarion de Nicea e Isidoro de Kiew, y donde la verdad del dogma católico, confirmada con sólidos argumentos y como ungida por la caridad de Cristo, pareció abrir
camino a la reconciliación de los cristia¬
nos orientales con el Pastor Supremo.
Acción continua
Estos pocos hechos que acabamos de citar demuestran, ciertamente. Venera¬
bles Hermanos, la paternal providencia y el celo de la Sede Apostólica por las naciones orientales; hechos que en ver¬ dad son los más famosos; pero también los menos frecuentes, por su propia na¬ turaleza. Pero hay otros muchísimos beneficios, nunca interrumpidos, que con efusión continua, y en cierto modo coti¬ diana, ha derramado la Iglesia Romana sobre todas las regiones de Oriente, principalmente enviando a ellas religio-
El Heraldo de Cristo
165
sos varones que hasta la vida misma perdieron por atención al bien de las na¬ ciones orientales. Sostenidos, por de¬ cirlos así, por la autoridad de la Sede
Apostólica, surgieron, sobre todo de las Ordenes de San Francisco y Santo Do¬ mingo, aquellos magnánimos varones que, fundando nuevas casas y nuevas provincias de su Orden, difundieron con inmensos trabajos así la ciencia teoló¬
gica como las demás ciencias religiosas y sociales, no sólo por Palestina y Ar¬ menia, sino también por otras regiones siendo los orientales, sujetos al dominio
de Tártaros y Turcos, y separados de la unidad Romana por imposiciones de la fuerza, hallábanse privados de toda cul¬
tura, y especialmente de la religiosa. Todos estos insignes beneficios, como
también el espíritu de la Iglesia, supie¬ ron verlos y apreciarlos muy bien, des¬ de el mismo siglo Xlll, los doctores de
la Universidad de París, los cuales, se¬
gún consta en la historia, secundaron los deseos y aspiraciones de la misma Iglesia, fundando un colegio oriental
unido a su Universidad. Y cuánto pro¬
gresasen los estudios orientalistas en este Colegio, y cuán copiosos fuesen sus frutos, solícitamente lo proclamó, poco despues. Nuestro Predecesor Juan XXII en carta dirigida a Hugón, Obispo de París (1).
A eslos se añaden oíros hechos, no
menos ilustres, atestiguados por docu¬ mentos de la misma época. Así, por ejemplo; Humberto de Romans, varón sapientísimo y Maestro General de la Orden de Predicadores, en el libro que escribió «acerca de los puntos que pa¬
recía se debían tratar en el concilio de
Lyón, próximo a celebrarse», recomen¬ daba expresamente como medios nece¬ sarios para ganar la simpatía de los Orientales (2) el profundo conocimiento de la legua griega, «porque la unión de los distintos pueblos en una sola fe se hace siempre dentro de sus diferentes
géneros de lenguas»; asimismo reco¬ mendaba la copiosa publicación de li¬ bros griegos, y la oportuna traducción de los nuestros a las lenguas orientales; e inculcaba a sus frailes, reunidos en
Capítulo general en Milán, que tuviesen en mucha estima y cultivasen con em¬ peño el estudio y conocimiento de los
idiomas orientales; con el fin de estar
siempre preparados y prestos a las mi¬ siones entre aquellos pueblos, si la
voluntad de Dios las ordenaba. De la misma manera el doctísimo franciscano
Rogerio Bacón, tan singularmente ama¬ do por Nuestro Predecesor Clemente IV, no sólo escribió eruditísimas obras
(3) acerca de las lenguas caldea, árabe y griega, sino también enseñó a oíros
el conocimiento de ellas.
Lulio, el Concilio de Viena y Clemente V
Emulando a éstos, el célebre Rai¬
mundo Lulio, varón de extraordinaria
piedad y erudición, con la vehemencia propia de su índole, rogó y alcanzó de
Nuestros Predecesores Celestino V y
Bonifacio VIH muchas cosas, algunas algo audaces para aquellos tiempos, acerca del modo de organizar los asun¬ tos y estudios orientalistas, de designar a un Cardenal para que dirigiese estos estudios, de organizar finalmente asi¬ duas Misiones así entre los cismáticos, para incorporarlos de nuevo a la unidad de la Iglesia, como entre los mismos Tártaros, Sarracenos y demás infieles.
Pero el hecho más glorioso y más digno de especial recordación es que por sugestiones y consejos del mismo
Raimundo Lulio, decretase el Concilio
de Viena y promulgase Nuestro Pre¬ decesor Clemente V, el siguiente de¬ creto, donde hallamos como esbozado Nuestro.actual Instituto Oriental: «Con
la aprobación de este santo Concilio determinamos que se funden escuelas de los idiomas .abajo expresados don¬ dequiera que resida la Curia Romana, y también en las Universidades de «Pa¬ ris», de «Oxford», de «Bolonia» y de «Salamanca», y mandamos que en cada uno de estos lugares haya varones ca¬
tólicos suficientemente versados en las
lenguas «hebrea, griega, árabe y cal¬ dea», dos para cada lengua, los cuales gobiernen dichas escuelas, y traducien¬
do fielmente al laíin los libros de las
referidas lenguas, las enseñen solícita¬ mente a oíros y comuniquen a éstos con
cuidadosa enseñanza el conocimiento
que tengan de ellas; para que instruidos y versados suficientemente en dichas lenguas, puedan, con la ayuda de Dios,
166
El Heraldo de Cristo
producir el esperado fruto, propagando la fe entre los mismos pueblos infie¬
les...» (4).
Nuevos esfuerzos de la Sede Apostólica
Más porque entre dichas naciones orientales, por las perturbaciones de
aquellos tiempos, y por la dispersión
de casi todos los medios de cultura,
apenas era posible instruir y formar las inteligencias, por otra parte muy des¬ piertas, en las más altas doctrinas, por eso, y bien lo sabéis. Venerables Her¬
manos, se cuidaron también Nuestros
Predecesores, no sólo de que en las
principales Universidades se abriesen
escuelas de estudios orientalistas, sino
también, y principalmente, de que en
esta ciudad de Roma se fundasen cole¬
gios o seminarios de los cuales saliesen jóvenes orientales que instruidos diligentísimamente en todo linaje de disci¬ plinas, bajasen bien pertrechados a sos¬
tener el buen combate en la lid. Tal fué
la causa de que en Roma se fundasen
primero monasterios y Colegios para Griegos y Rutenos, y después se cons¬ truyesen casas para Maronitas y Arme¬ nios. El provecho de las almas, y los progresos de doctrina que de ello se siguieron, testificados están elocuentí-
simamente por las obras, así litúrgicas como de otras disciplinas, que la Sa¬
grada Congregación de Propaganda Fi¬ de ha publicado en diversas lenguas orientales; y también por los preciosos
códices orientales, recogidos diligen¬
temente y conservados con religioso
esmero en la Biblioteca Vaticana.
Pero no fué esto todo. Porque, como antes decíamos, juzgando con razón Nuestros próximos Antecesores, que para fomentar la caridad y estimación mútua ayudaba muchísimo el que los Occidentales conociesen m.ejor las co¬
sas orientales, aplicaron todos sus es¬ fuerzos a conseguir tan gran bien. Tes¬ tigo es Gregorio XVI, que elevado al Sumo Pontificado el mismo año, ca¬
balmente, en que había de visitar como legado pontificio a Alejandro I, empe¬ rador de Rusia, estudió profundamente
los asuntos rusos. Testigo Pío XI, que
antes y después del Concilio Vaticano,
recomendó calurosamente la difusión de
los estudios sobre los ritos y tradicio¬ nes orientales. Testigo León Xlll, el cual
tan singular amor y pastoral solicitud mostró así hacia los Coptos y Eslavos, como hacia todos los Orientales, que además de la nueva Congregación lla¬ mada Agustinos de la Asunción, esti¬ muló a otras Ordenes religiosas a apli¬ carse o a perfeccionarse en los estudios orientalistas; fundó nuevos Colegios para los Orientales mismos, así en sus naciones como en esta propia ciudad de Roma, y honró con encarecidísimos elo¬ gios la Universidad abierta en Beyrulh por la Compañía de Jesús, Universidad hoy florecientísima, y por Nós muy sin¬ gularmente amada. Testigo es también Pío X, que al fundarse en Roma el Ins¬
tituto Bíblico Pontificio, encendió en
muchas almas nuevos entusiasmos por
las cosas y los idiomas orientales, no sin conseguir felicísimos frutos.
En esta paternal providencia para con los pueblos orientales, recibida como sagrada herencia de Pío X, se aventajó
también notabilísimamente Nuestro in¬
mediato Predecesor Benedicto XV, el
cual, para dar con todas sus fuerzas ayuda e incremento a las cosas orien¬ tales, no sólo instituyó una Sagrada Congregación para los ritos y para todo género de asuntos Orientales, sino tam¬ bién determinó que se fundase en esta ciudad de Roma, capital del Cristianis¬ mo, «la sede propia de los estudios superiores orientales, provista de cuan¬ tos medios exige la moderna cultura, dirigida por profesores peritísimos en las diversas disciplinas y estudiosísimos del Oriente» (5) y además dotada con la
facultad de conferir «títulos de doctor
en las ciencias eclesiásticas que se re¬
lacionan con los pueblos cristianos orientales». Asimismo quiso que esta
Universidad estuviese abierta no sólo a
los Orientales, aún a los separados to¬ davía de la católica unidad, sino también
y principalmente a los sacerdotes lati¬ nos que deseasen enriquecerse de sa¬ grada erudición o que quisiesen dedi¬ carse a ejercitar su santo ministerio
entre los Orientales. Son, pues, muy dignos de alabanza los doctísimos pro¬ fesores de dicha institución, tos cuales
por espacio casi de cuatro años se han
aplicado a instruir en las disciplinas orienlales a los primeros alumnos del
Instituto.
(Continuará)
El Heraldo de Cristo
167
La Tercera Orde Secular Franciscana a Mallorca
(Conlinuació)
FIorexGHsa i Regiment
(le la Germandat de Palma
Amb els manuscrits que tenim devant que
pertanyen al Arxiu de nostra Tercera Orde,
podriem bé seguir any per any els progres»"
sos que feia la Germandat de Palma ja des¬ de principis de la dissetena Centura, i veure de lo millor T increment que prenía Pavores
que per Visitadors tingué bornes tan sants i venerables com el gloriós Pare Rafel Serra
(1536-1620) i r altie virtuós P. Pere d’Acos-
ta 1655), els cuals aprofitant-se de 1'as¬
cendent que dalt tothom tenien per la seva
humilitat mateixa, no perdonaven i.i les oca¬
sions mes lleus per inocular en cada cor i a dins cada familia 1' esperit de Sant Francesc.
Durant 1' any, per terme mitx, hi havia de vuit a deu imposicions d’ habit o vesticions,
essent sempre considerable el nombre dels
qui ingressaven. A aquets actes les donaven
una solemnitat extraordinaria i tai>t sols los
feien «deuant lo Altar Major en die festiu de gran concurs (1)», fins que T any 1704, a 10 dies de febrer, resolgueren el Ministre i dis¬
crets «que si acàs alguna persona demanaua lo habit, y per algun motiu just suplicava fos
secretament,y nodeuant lo Altar Major en die festiu de gran concurs, no reparés el Pare Vi¬ sitador donarlo alli ahon ben vist li seré (2).»
Les portes de la Tercera Orde no estaven
pinta en ampla per tothom. Als qui hi dema¬ naven r ingrés com també als qui havien de
fer ja la professió, se Ts exigien aprovacions i proves. «Quant el Pare Visitador — ordona el 7^ dels dotze Capítols que «per major con¬
veniencia i fervor de las animas de los ger¬
mans» se disposaren en la reunió del dia 8 de
maig de 1711—voldrà donar abits o profe-
ciós, nois dega donar sens que el Ministre y
los demés discrets hey vengan be, y los hajen
aprobats, abonais, y morti icat algun tant per veure si heu diuhen decor... (3).»
En la constitució del seu Regiment o Discre¬
tori d’ homes, se atenia no sols a les exigen¬
cies de la Regla sino que també a les necessi¬ tats eventuals deia Germandat. Aixó explica
les variants que hom nota en el nombre i cଠrrecs dels seus membres. La primera Junta
Directiva, p. ex., de que ens fan memoria e's llibres, que fonc constituida el 21 de maig de 1656(4), veim está composta per un Visita-
(1) Llibre dels Capítols y Decrets de la 3 ^ Orde, 1679-1784, fol 7. Arx. de St. Francesc.
(2) Id. id.
(3) Id. id. foi 17. (4) Llibre de comptes de la T. Orde, 1656-1725.
dor,ur\\Ministre, cuatre Defínidors, dos Zela¬ dors, un Mestre de Novicis, un Secretari, un Coadjutor, un Vicari del culte, un Depositari de les Almoynes, un Protector de les Esta¬
cions o creus i un Monitor o avisador dels
germans; mentres la que se anomena el 25 de maig del 1722(1) constava àe Ministre, Coad¬ jutor, dos Discrets Esglesiastics, dos Discrets Militars, dos Discrets Mercaders i dos Dis¬
crets Menestrals, un Secretari, un Sindich,\\n\\ Mestre de Novicis, dos Zeladors, dos Sacris¬ tans, dos Porters, un Consolador de los ma¬
lalts i un Vicari del Culte.
Pel provehiment dels susdits càrrecs, hi havia ordinació expresa i propia, del dia 8 de maig del 1711, que deia així: «... se faré desia manera, que lo germà Ministre y de¬ més Discrets y Vocals de dita 3.^ Orde se ajuntaran en la Aula (2) y se elegiran per elecció dos Sacerdots per Ministre, y estos dos se posaran en dos redolins dins un sach ydels dos se treuré un, y el que sortirà seré el Ministre. Després se elegiran cuatre sacer¬ dots per definidors, y del mateix modo seran insiculats y los dos qui seran extrets seran definidors o discrets y ab esta forma se feré lo sorteo de cada bras o stement;y feta yconclusa la nova extracció de germans, se do¬ naré part a tota la Germandat la segona festa de Pentecostés pera noticiarlos dita nova ex¬ tracció, y per tractar si alguna cosa se oferesca tractar y comunicar a tots los ger¬ mans». (3).
Finida aquesta tasca, giraven els seus cors i ses veus en el cel per dir-n’ hi gràcies, i el P. Visitador, amb un breu parlament, remerciava an els vells 1’ interés desplegat, i movia als novells a que hi laborassen amb el ma¬ teix amor esperant de Deu la paga. «Con¬ cluidas ditas eleccions—recorda la página 29 del mateix Llibre dels Capitols—fonch can¬ tat el Te-Deum en acció de gràcies i el Pare
Visitador exorta a los asistents acceptassen
quiscun el seu ministeri... per pur amor de
Deu.»
Les dones també tenien son Discretori for¬
mat per una Ministiessa, sis Definidores, dues Zeladores, una Mestressa de Novicies i una Vicaria. El seu lloc ordinari per cele¬
ti) Llibre dels Capítols y Decrets de la J.® Orde
1679-1784. fol 27 i sgts.
(2) Aquesta aula estava en el lloc ont ara hi ha
r Oratori de la Tercera Orde. Era la sala ordinari per
ies reunions deis germans.
(3) Llibre dels Capitols etc., foi 17 v.
168
El Heraldo de Cristo
654. brar ses juntes era la capella de Sta. Elisa¬ .® bet. (1)
Llegiu, si US plau, els següents noms i sabréu quins foren els membres integrants de
21 abdós Discretoris una bona pila d'anys. .®Discretori d‘homes:
« Visitador: Rnd. P. Fra Andreu Ginart, Defi¬ nidor de la Provincia.
Af/n/síre; Rnd. Mn. Antoni Casafrancha, Pvre. Defínidors: l.^'’ Rnd. Mn. Miquel Sala, Pvre.
2.01 En Jordi Descallar, Thesorer
S.o*" En Sebastià Guixar.
4.3*' En Pere Llopis. Zeladors: T.or Rnd. Mn. Bartomeu Fanals,
Pvre.
2.° En Joan Stades, Sastre. Mestre de Novicis i Secretari: En Melsión
Roger, Notari. Coadjutor: En Francesc Bardissa. Vicari del culte: En Raphei Ganer. Depositan: En Raphei Fiol.
Protector de Creus: En Pere Martí.
Monitor: En Raphei Serre.»
Discretori de dones
n-Ministressa:
La Señora Elizabet Callar.
23.®Definidores:
La Señora Jeronia Demeta y Genovina.
La Señora Sor Coloma Fiol.
La Señora Magdalena Ferrà y Mollana.
Zeladores:
La Señora Bárbara Llàtzer. La Señora Isabel Guells.
Mestressa de Novicies:
La Señora Margalida Reus.
Vicaria:
La germana Sor Francina Capona.»
Creisme; son noms presos al bell atzar (I). No son de manco cualitat els qui veig hi po¬
saven en cada una de les eleccions poste¬ riors. Jo no los vos apunt ara, puix crec que
ja no cal, amb la mostra que heu vista, per formarvos idea de lo que havia d'esser aquesta germandat ciutadana.
Vos assegur, lectors, que és un plaer; dona goig fulletjar els registres ont quedaven ins¬ crits els qni en aquell temps vestiren l’habit de terciari, i els qni professaren! Allá hi figu¬
ren tots els estaments socials. Resulta curiós
trobar a la mateixa llista que se diu «c/e/ ger^ mans,» al ric y al pobre, al sabi i l'ignorant,
el teixidor devora el cavaller... la noble Gua¬ rna ran de l’humil sirventa... Cóm hi resulta
hermós! Oh, la germanor franciscana!...
T.® La Señora Dona Honofre de Verí y Sureda.
Fra M. Quetglas, T. O. R.
La Señora Dona Francina Gual y Sureda. (Seguirá.)
La Señora Margalida Puigdorfila.
(1) Llibre dels Capitols y Decrets de la 3.® Orde, 1679-1784, fol 10 V.
(1) Son e!s dos primers Discretoris, trets literal¬ ment del primer llibre que he trobat al Arxiu referent a la Tercera Orde. El dels homes, és de 21 maig de 1656. El deies dones, de 7 novembre de 1658.
El Obispo dc León en cl Santuario de Cura
Domingo día 7, el Ilmo. Sr. Obispo de León (Méjico), Rdmo. D. Enrique Val¬ verde, satisfaciendo su piadoso anhelo dc visitar los lugares santificados por cl
Beato Ramón Lull, visitó el histórico Santuario dc Ntra. Sra. de Cura.
A eso dc las once y media dc la ma¬ ñana, en el coche dc nuestro Prelado Dr. Llompart, llegó el Señor Obispo dc
León a la entrada del Santuario, acom¬
pañado dc su Secretario monseñor Ama¬ do Villanueva, el M. Rdo. P. Fr. Barto¬ lomé Salva, Custodio Provincial dc la
T. O, R., el Rdo. D. Bernardo Trobat, Ecónomo dc Randa, y el Rdo. D. Pedro jaume. Mayordomo del Obispo de Ma¬ llorca, siendo recibido solemnemente
por la Comunidad y escolania del San¬
tuario.
Acto seguido entró su lima, en la Igle¬
sia para saludar a la Patrona dc Mallor¬
ca venerada en la montaña luliana, pa¬
sando después d disfrutar del bello pa¬ norama de toda la isla que se divisa desde el pasco conocido por «El Bon
Pastor».
El Sr. Obispo, antes dc despedirse, entonó una Salve ante la Virgen implo¬ rando por intercesión dc la celestial Se¬
ñora el favor del ciclo sobre la perse¬
guida Iglesia dc Méjico, y dió la bendi¬
ción con el Santísimo.
El limo. Sr. Valverde durante su bre¬
ve estancia en Cura fué saludado por
numerosos peregrinos de Sóller, Esporlas, Montuiri y Lluchmayor y a las cinco dc la tarde regresaba a Palma, dulce¬ mente impresionado dc su visita al San¬ tuario de Cura, del que conservará— dijo—grato recuerdo.
El Heraldo de Cristo
169
Con motivo de la visita de nuestro augusto
Rey Don Alfonso XIII
a nuestra amada ROQUETA
El Heraldo de Cristo se complace
en tributar a Su Majestad Católica sincero y respetuoso homenaje de cariño, sumisión y gratitud.
170
El Heraldo de Cristo
Secció Doctrinal
Quins son els principals models?
L’
sacerdotal i religios, té, a Saní
Francesc de Paula; Sant Juan de Deu;
San! Camil de Lelis; Sant Ignaci de Lo¬
yola; Santjusep de Calassans; Sant Vi¬
cens de Paul; Sant Francesc de Sales;
Sant Juan Bautista Vianney; tots, amb
molts d’altres, vestiren el sant Hàbit de
la Tercera Orde.
En r estat secular tenen per mestre
els casats, a Sant Fernando, Rey d’ Es¬
panya; Sant Lluis, Rey de França, Saní Luquesi, primer terciari. Saní Elzeari,
Comte, tots que també amb gran estima vestien 1’ escapulari i el cordó de la Ter¬
cera Orde.
Model de les casades i viudes, son les
dues santes Isabel, una Reina de Portu¬
gal i 1’ altre d’ Ungria; Santa Brígida viu¬ da; Santa Catalina de Gènova i moltes
d’ altres. Pels fadrins, basta fer menció
de Sant Roch, víctima de paciencia i ca-
ridaí. Les fadrines, son tants els models,
que molí bé poren triar, citantvos sols a
Santa Rosa de Viterbo.
Entre les profesions, si conten mili¬
tars, com Saní Gerard; sabis, com el
Beat Ramon Lull; Sant Ivo, misser; Saní
Francesc de Meako, metje; i d’ entre els
oficis. Saní Luquesi, comerciant; Sant
Francesc Faelaní, fuster; el Beat Nevo-
lón, sabaíé; Saní Lloaíxim Saguiye, cui-
né; la Beata Juana de Signa i la Beata
Germana Cousin pesíores; i la Beata
Zila, criada.
Àixo es, parí dels fruits que ha donat an el cel, i ha deixat com a models, de¬
munt la terra, 1’ abre frondós de la Ter¬
cera Orde de Sant Francesc.
La J.° Orde, sens contar a Nostro’n Pare Sant Francesc, té alguns altres Sants escullits per ésser els seus Pa¬
trons?
Té per patró, a Sant Lluis Rey de França, que coronat Rei, va ésser un vertader penitent, que despreciant el món amb les seues pompes i vanitats, no cercà més que la gloria de Deu i la
salvació de les ànimes. Per Patrona, té
a Santa Elisabeth. Reina d’ Ungria, mo¬
del perfecííssim de fadrines, casades i
viudes.
Qui foren els pares de Sant Lluis?
La Reina Donya Blanca de Castella i Lluis Vlll, Reis de França. Va neixer en la ciutat de Poisoy, a principis del sigle XIII; no contava més que onse anys, cuant mori el seu Pare, deixaní-li per hereuatge la Corona, baix la Re¬ gencia de la seua Mare, la qual per asse¬ gurar r autoritat reial del seu fill, i con¬ servar la pau del Estat durant la llarga Regencia, dispongué fos coronat en la
ciutat de Reims.
Consagrat ja Rei, qual va ésser ia se¬
va vida?
Despreciant el qué dirán i rompent tot respecte humà, vestí públicament el Sant hàbit de ia 3.^ Orde, amb tant d’ amor, que sens vertadera necessitat, mai el se tregüé, ni desfé el cordó, simbol de penitencia.
Acabada la Regencia de la seva pia¬ dosa Mare, qu ’és lo que va fer Lluis?
A la edat de 19 anys, s’ uní amb el
lias del sant matrimoni, amb la Princesa
Margalida,primogéniíadelComte de Provença Ramón Berenguer; el matrimoni, lluny de servir d’ obstacle, per continuar la vida de pietat, que des de 1’ infancia li havia ensenyat la seva Mare, serví per fer més oberta demostració, del esperit franciscà, posant a disposició de la no¬ ble empresa del Reinal de Cristo, les se¬
ves armes.
¿ Cóm emplea les riqueses?
Fomentant la piedat, edificant esglesies, construint monestirs, hospitals i cascs de beneficencia, per assistir i ausiliar an els miserables, pobres i ncccs-
si'ats.
De Ia seva real autoritat ¿quin ús en
va fer?
Va servirse d’ ella, per desterrar de la Cort, tot lo profà; prohibí les diversions, no sols les inmorals, sí que també les perilloses; perseguí la blasfemia, castigà els vicis, i feu que Ic virtut fos estimada i respectada.
Fra B. P., T. O. R.
El Heraldo de Cristo
171
Crónica Franciscana
Palma.—Con gran solemnidad se ce¬ lebró, en la iglesia de San Francisco, la
fiesta de su titular.
Por la mañana, a las siete y media, hubo misa de comunión general que ce¬
lebró el M. litre. Sr. D. Antonio Canals,
Arcipreste, la que se vió concurridísima. A las diez empezó el oficio mayor,
siendo el celebrante el M. Rdo. P. Salva, Custodio Provincial, actuando de pres¬ bítero asistente el Superior Rdo. P. Bar¬ tolomé Oliver, de diácono el Rdo. P. Mi¬
guel Quetglas, Director de la T. O., y de subdiácono el Rdo. Fray Antonio Fiol.
Predicó el Rdo. P. Jaime Rosselló, T. O. R.
Por la noche terminaron las solemnes
Cuarenta Horas, dando gran realce a la
función la asistencia a ella de los Ilus-
trísimos y Rdmos. Sres. Obispo de León y Mallorca Sres. Valverde y Llompart, quienes ocuparon puestos preferentes
en el Presbiterio.
Rezado el Santo Rosario se cantó el
Trisagio; después el mismo orador de la mañana ocupó la sagrada cátedra y se hizo el ejercicio del Tránsito de San
Francisco.
Seguidamente se organizó la proce¬ sión, a la que asistía la juventud Seráfi¬ ca. y la Hermandad de Terciarios.
Actuaba de Preste el limo, y Reveren¬
dísimo Sr. D. Emeferio Valverde, a
quien asistían los M. litres. Sres. D. En¬ rique Ibáñez Rizo, Chantre, los canóni¬ gos D. Jaime Espases y D. Francisco
Esteve.
En pos del Santísimo iba el Obispo de Mallorca, quien llevaba a sus lados a
los M. litres. Sres. D. Antonio Canals y
D. Jerónimo Baselga. Presidía la procesión el Rdo. Padre
Bartolomé Salvá con el Discretorio de
San Francisco.
Actuó de Maestro de ceremonias, el
de la Catedral, Rdo. D. Antonio Pou.
La iglesia aparecía adornada con su¬ mo gusto e iluminada profusamente, apareciendo encendida la araña central.
Durante todo el día el templo se vió
concurridísimo de fieles. A las funciones
de la noche, especialmente, asistió tan crecido número de fieles que el templo
estaba lleno de bote en bote.
Todas las funciones celebradas resul¬
taron en extremo brillantes y, como lle¬ vamos dicho, todas se vieron concurri¬
dísimas.
Calarratjada.- (Capdcpera).-//75/a/a-
ción de una nueva Heimandad. También
en las rientes playas de Calarratjada es objeto de viva simpatía y singular devo¬
ción el Serafín de Asís.
El domingo 2 de Septiembre con la autorización del limo. Sr. Obispo, el
Rdo. D. Rafael Ramis Párroco de la In¬
maculada (S. Magín) delegado por el
M. Rdo. P. Provincial de los Francisca¬
nos procedió a la Instalación de una
nueva Hermandad de Terciarios secula¬
res, en la Iglesia de Ntra. Señora del
Carmen.
Después de una adecuada plática en que explicó a aquellos moradores las excelencias de la Tercera Orden y las obligaciones que contraen los que in¬ gresan en ella, vistió el santo hábito a diez y nueve novicios y recibió la profe¬
sión de cuatro.
Se expuso finalmente el copón, se cantó el Te-Deum y se dió la bendición
con el Santísimo reinando entre aque¬
llas buenas gentes el más sincero entu¬ siasmo, por ser definitivamente instalada
en el hermoso caserío una nueva Her¬
mandad de San Francisco.
Parroquia de la Inmaculada. (San Magín).—Con notable asistencia de fie¬ les se celebró en esta Parroquia solem¬
nísima fiesta a San Francisco. Por la
mañana hubo Misa de comunión general
y más tarde Oficio que cantó el Vicario
Rdo. Sr, Marimón. Hizo el panegírico el P. Rosselló, Franciscano del Convento
da Palma. Por la noche reuniéronse de
nuevo los Terciarios para escuchar la plática que les dirigió el referido Padre, y después de breve ejercicio piadoso a San Francisco, fueron recibidos en la
Orden buen número de personas.
Mil plácemes al Rdo. Sr. Cura Párro¬ co D. Rafael Ramis y a las Religiosas Franciscanas, por el notable incremento que va tomando en su Parroquia la Or¬
den del Pobrecillo de Asís.
Felanitx. — No mengua, gracias a Dios, el entusiasmo entre los Terciarios
172
El Heraldo de Cristo
de csfa antigua Hermandad. Singular in¬
cremento dióse a la Tercera Orden con
las lucidísimas fiestas celebradas en esta
Parroquia a raiz del Centenario del
Tránsito de N. P. S. Francisco. Por eso
la fiesta del Seráfico Patriarca reviste al
presente notable esplendor.
Numeroso fué el concurso de fieles a
la comunión, oficio, y a la reunión de los Terciarios que tuvo lugar por la tarde y en la cual el Rdo. P. Fr. Antonio Mójer, Franciscano, después de dirigirles fer¬ vorosísima plática, admitió en la Orden
a buen número de hermanos.
Que la Reina Santísima de San Sal¬
vador, desde su elevado trono de rocas
y nubes, eche su maternal bendición so¬
bre la Hermandad felanigense, y recom¬ pense al digno Sr. Párroco D. Antonio J. Mora y al celoso Director Rdo. D. Juan Pou, los sacrificios que se imponen en bien de la esclarecida Orden Tercera.
Lloseta.—No va en zaga ciertamente la Hermandad Terciaria de Lloseta. La
fiesta que ha dedicado al Seráfico Pa¬
triarca ha revestido este año singular esplendor. Concurridísima fué la Misa de Comunión durante la cual el coro que
dirigen las Religiosas Franciscanas in¬ terpretó escogidos motetes.
Cantó la Misa Mayor el Rdo. D. Juan Quetglas, Ecónomo, asistido por los
Rdos. D. Antonio Rosselló, Vicario, y D. Lorenzo Pons Presbítero. Dijo las
glorias del Serafín de Asís el Rdo. Pa¬
dre Rosselló, Franciscano.
Por la tarde, después del rezo del Sto. Rosario con exposición y de un de¬ voto ejercicio a las Llagas de San Fran¬ cisco, el expresado Padre impuso el hᬠbito a treinta y cuatro aspirantes, y re¬ cibió la profesión de siete novicios.
Redunde todo en alabanza del Pobre-
cilio de Asís.
Valldcmosa.-En la bella cuna de la
Beateta, por cuya pronta canonización rogamos muy de veras a Dios Nuestro Señor, va arraigando de una manera prodigiosa la devoción a San Francisco
de Asís.
Se nutrieron por la mañana los Ter¬ ciarios con el Pan de los Angeles, y en la Misa Mayor que cantó el Rdo. Cura Parróco tejió el panegírico del Santo de Umbría el Director de ia Hermandad de
San Francisco de Palma Rdo. P. Fray Miguel Quetglas Pujol.
Por la tarde Ingresó en la Tercera Or¬
den considerable número de fieles.
Abrigamos la esperanza de que en el hermoso paraje donde floreció el purísi¬ mo lirio que con sus celestiales aromas embalsamó nuestra bendita Roqueta, dará ópimos frutos de bendición el árbol
secular de la TerceraOrdenFranciscana.
Costitx.—Con singular acierto her¬ manaron los Terciarios de este simpáti¬ co pueblecito la fiesta del Serafín de Asís con el Día délas Misiones. A quien
sino a los Terciarios toca ir a la van¬
guardia en la magna campaña misional?
Ellos son hiios del Padre San Fran¬
cisco, que es llamado con razón el Fun¬ dador de las Misiones, pues fué el pri¬
mero entre los Fundadores de Ordenes
que impuso a sus religiosos el precepto formal de evangelizar a los infieles. Son además hermanos deRamón Lull,el gran Terciario cuyos trabajos en pro de las
misiones católicas han merecido recien¬
temente los elogios de la Santa Sede.
Así lo entendieron los animosos Ter¬
ciarios de Costitx quienes no contentos con obsequiar al Seráfico Patriarca con u la Comunión General y una solemní¬ sima Misa Mayor, siguiendo la iniciati¬ va de su celoso Director el Rdo. D. Juan Gual, Párroco, organizaron un bello acto de propaganda misional que tuvo lugar en la Parroquia y al cual concurrió el pueblo en masa. Expuesto solemne¬ mente el Santísimo, celebróse un devoto
ejercicio a San Francisco, cantando los Terciarios los himnos propios de la Or¬ den y ocupando después el púlpito el P. Rosselló, Franciscano del Convento
de Palma. Presentó a San Francisco
como Misionero, aspecto muy caracte¬ rístico del Santo de Asís, ponderando después la necesidad que tenemos todos de imitarle ayudando con oraciones y li¬ mosnas a la divina empresa de salvar las almas de nuestros hermanos a quie¬ nes no han llegado todavía los rayos benéficos del Sol de la Verdad.
Dióse fin al acto con una lucida pro¬
cesión por el ámbito del templo. Hizose
una colecta en favor de las misiones.
Hemos de consignar, finalmente, que aquel mismo día vistieron el hábito déla
El Heraldo de Cristo
173
Orden cuarenta personas, y fueron ad¬ mitidas trece a la profesión.
Es de esperar que el hermoso ejemplo
de los Terciarios de Costitx se vea imi¬
tado por las restantes Hermandades, en
el seno de las cuales ha de arder la lla¬
ma salvadora del amor hacia las Mi¬
siones.
Els Llombars.—Qué relación tan en¬
cantadora nos envía desde E/s Llombars
Son Pacífica Mercadal, de la fiesta allí celebrada en honor de N. P. S. Fran¬
cisco!
A fuer de buenas y fervorosas hijas del Serafín de Asís, las religiosas fran¬ ciscanas se esfuerzan en promover la devoción al insigne Patriarca, y en ex¬ citar ios espíritus a que imiten sus ex¬
celsas virtudes.
Al solo anuncio de que iba a hacerse fiesta a San Francisco, llenáronse los
corazones del más vivo entusiasmo.
El dia 3 de Octubre por la noche, des¬ pués del rezo del Santo Rosario el Re¬ verendo Vicario D. Gaspar Aguiló diri¬ gió a los fieles una fervorosa plática de preparación, narrando el insigne prodi¬ gio de la impresión de las Llagas en el cuerpo del Pobrecillo de Asís.
El dia 4 por la mañana hubo Misa de Comunión general acercándose a la Sa¬ grada Mesa todas las niñas del Colegio y muchas otras personas.
Cantóse con notable ajuste el himno
<!^0 Sanf dolcissim^ y seguidamente la numerosa concurrencia dirigióse al Convento en cuyo patio, para esparci¬ miento y solaz de las candorosas alum¬ nas, colgáronse de dos vistosos arcos previamente levantados gran copia de finos bizcochos, que, con los ojos ven¬ dados, acercábanse a recogerlas niñas. Resultó un espectáculo en extremo di¬
vertido.
Por la tarde hizo las delicias de todo
el pueblo el distinguido y piadoso señor D. José Guasp quien tuvo la felicísima
ocurrencia de recrear en tan señalado
dia los ánimos con escogidas y delicio¬ sas piezas de fonógrafo.
Para no quitar a las almas el pan tan necesario de la verdadera piedad, al
anochecer reuniéronse los fieles en la
iglesia, en donde, después de escuchar atentamente el sermón que sobre San
Francisco les hizo el Sr. Vicario, can¬
taron diversos himnos franciscanos, re¬
cibiendo después la bendición con el
Santísimo.
Al final de la relación que tuvo a bien
remitirnos Sor Pacífica leemos: «Les en¬
vio únicamente la nota sin ningún ador¬
no » Fiesta saturada de tanta sencillez,
piedad y amor a San Francisco, ha de
haber resultado, no cabe dudarlo, muy
del agrado del Patriarca de los pobres. Mil plácemes a las Religiosas francis¬
canas, al Sr. Vicario y al pueblo todo de E/s Llombars por la simpática fiesta de
este año.
Pma. —Casa-Noviciado de las Fran¬
ciscanas.—domingo día 7 del pasado
Octubre, concluido el año de noviciado,
fueron admitidas a la profesión de votos temporales las novicias. Sor Catalina del Rosario Bujosa, Sor Isabel de San Francisco Nadal, Sor Margarita Alacoque Bosch, Sor Francisca de la Asun¬ ción Gelabert, Sor Magdalena de Jesús Cladera, Sor Esperanza del Salvador Siquier, Sor Catalina de Santa Victoria Company y Sor María Cándida Riera.
Celebró la santa Misa el Rdo. D. Mi¬
guel Puigrós Capellán de la mismaCasaNoviciado quien les dirigió una hermosa y adecuada Plática.
Dia 15 del mismo Octubre, fiesta de
Santa Teresa, se impuso el santo Hábito a diez postulantes residentes en la mis¬ ma Casa Noviciado, recibiendo los nombres de Sor Magdalena de Santa Rosa Pastor, Sor Pedrona del Corazón de Jesús Ferrá, Sor Magdalena de la Eucaristia Mas, Sor Micaela del Sacra¬ mento Rullán, Sor Rosa María Coll, Sor María Celina Amengual, Sor Juana Ana de Santa Sofía Cerdá, Sor Margarita de Santa Teresa Ferragut, Sor Isabel de Cristo Rey Amengual y Sor Francisca de Jesús Mateu.
Les impuso el hábito el Rdo. D. Bar¬
tolomé Rullán tio de Sor Micaela del
Sacramento, y les hizo fervorosa y alu¬ siva plática el Rdo. P. Superior del Con¬ vento de Lluchmayor.
174
El Heraldo de Cristo
El dimoni fuig de la Creu.
Pl NA vel'-lada bruscosa de Novembre, s ha- via replegada dins la llar del Senyor Lluc, la seva familia. Mentres les do¬
nes s' ocupaven amb els quefers de casa, i els homos tractaven dels seus negocis, el Senyor Lluc s’ entretenia amb els infants, els
seus nebodets.
—A veure tu Juanita, si saps cual es la senyal del cristià?
—La Santa Creu, contestà tot elxaravit.
—I euantes vegades ha d' usar, d’ aquesta senyal?
— Tio? que no mos heu de contar un cuen¬ to? preguntà Na Beleta.
-^Si que el vos contaré, pero si sabeu lo
que vos pregunt. —Jo heu sé ben bé, contestà en Tofolet.
—I jo, 'm bé, afegí na Catalineta. —Ijo..., i jo... cridaven tots, es cuento, tio, es cuento.
—Aixo no vàí Ramonet, tu que també heu saps? ido, digueu, i voltros callau tots.
En Ramonet, amb veu ben estil-lada, con¬
testa:
—Totes les vegades que comensarém algu¬ na obra, o mos trobarém amb alguna necesitat, tentació o perill, i principalment en aixicarmós del llit, en sortir de casa, al entrar a 1 esglesia, i en voler menjar i dormir.
—Molt bé! digués tu, Beleta, i perque tantes vegades?
—Perque en tot temps i lloc. Deu mos guart
dels nostros inimics que sempre mos perse¬
gueixen, respongué na Beleta; i ara vós mos
heu de corrtar el cuento.
—Si, es cuento, es cuento, tio, diven tots.
—Bé, callau, ja vendrá el cuento; tu Gabrielet, que saps quins inimics son aquets?
—Els de 1 es nostres ànimes, respon tota resolta Na Miquelona, que son el món, la carn, i el dimoni; ¿encara no hem gonyat es cuento?
—Si, que el vos heu guanyat, va dir el Senyor Lluc, i are el vos contaré.
Tots, nins i nines se posaren amb silenci, i aquella quietut cridà s’ atenció dels pares
que preguntaren: i ara ¿qué es aixó? —El tio Lluc que mos ha de contar un
cuento, contestà en Tofolet.
—Cuant un al-lot, o un homo, no va de fei-
ne ¿què li diven? preguntà el Senyor Lluc. —Que és un mal-fané, continuà el Senyor
Lluc, diven, que cap eina li cau bé; i també solen dir que fuig de la feina, cem el dimoni
de la creu.
—I es ben vé, contestà 1’ amo 'N Gori, jo heu he dit moltes vegades.
—Ido bé; continuà el Senyor Lluc; un any el dimoni estava molt enfaoai; per les Festes de Tots els Sants i dels Morts, se poria acos¬
tar a cap casa, perque per tot sentia que re¬ saven; sortí an el camp i tresca qui tresca arribà a So-’N Piedat, escoltà un poc i diu; aqui feré cassada; ¿quin filats emplearé? Es desfressa de Senyor, toca, així vestit, sortí sa criada i pensant si seria cualqú que s’ ha¬ gués perdut, el feu entrà dins sa cuina ahon hi havia tota la gent.
—Tio i qué va fér? qué s' en dugué ningú, preguntà na Beleta.
—Que hi havia nines? demaná na Catali¬
neta.
—Callau, digué 'n Tofolet, ja mos ho dirá. —L’ amo, quant va veure aquelle fatxa, per si mateix va pensà; aixó no es cosa bona; saps que m’enganaria que no fós cualque mal esperit, que se pasetjàs per agafar àni¬ mes; ja heu veurem, jo faré sa prova. —Tio i quina prova va fé? diu na Magda¬
lena.
—Tancà, tots els portals i finestres. —Tio, quina pó! diu na Beleta, tot tancat, pó, pó. —Cuant tengué per tot ben tancat, amb un carbó, va senyà una creu grossa a totes ses portes, agafà un verdanc d' uyastre i dret an el portal de la cuina, diu: ale, senyem-nos per lo senyal de la Santa Creu; aquell senyó comensà a tremolar i qui pensau que va
esser?
—¿Qué va esser el dimoni? va dir en To¬
folet.
—El dimoni, desfressat de senyor, i 1’ amo li diu: pulissardo, que cerques per aqui? au passa-fora, i ja li ha enteferrat verdencada i
altre verdencada. Ell deixà el desfrés, se po¬
sà sa coa el mitx de ses cames, i pegà Hongo cap an el portal, trobà sa creu a ses portes, i girà en redó, cap a un altre portal; Tamo derrera ell, verdencada vó, i verdencada vé,
ell saltant de porta en porta. Els missatges, un li encivellà cop i altre amb so cuntié de fe¬
rro, s’altre li exibà fort amb ses armolles, i
ell correns, rebent brencades i troncadas,
sens poder sortir, perque per tot trobava sa creu i fugia d' ella.
—Vaja una escena! digué 1’amo'N Gori. No sé que hauria pagat trobar-m’ hi, jo vos assegur que m’hauria afertat de donar
ventím.
El Heraldo de Cristo
175
Devia pareixer que ballava s’ onso. Diga Tío, pregunta en Gabrielet, i que el mataren?
—No, contestà el Tio, només li ablaniren ses costelles. I per on vos pensau que sortí?
—Per on Tío? pregunta ne Beleta. —Saltant i botant i fugint de sa planissada que rebia, nomes trobà un forat que no hi ha¬ gués creu i per allá s' espitxá, i va esser pel
fumeral de sa cuina.
—¿Pes fumeral? digueren, tots, fent una
gran riaya; ja se degué possar bé per dins es fum i sa sutja, llavó si que en devía fer de pó; digué na Miquelona, jquin demoniot!
—A jo me 'n fá ben molta de pó, el dimoniot, afegí en Tofolet, pero, hauria rigut ben molt, si r hagués vist, fent bots i cabrioles,
fugint de se creu. —Devia pareixer un cinematogràío, digué
sa madona Marsala.
—O una currida de toros afegi 1' amo 'N
Calixto.
—Encara-ara tene riaies, i sa posé a riure Na Miquelona.
—I jo, i jo, i tots riven. —El dimoni vos fá pó? los diu el Tio, vol-
tros ni heu de fer a ell, amb le senyal de la
Creu.
—¿Qué la sabeu fer bé? —Tots contestaren. Si, Tio, mirau: En nom del Pare, i del Fill i del Esperit Sant, Amen,
Jesús.
—Molt bé, ido aixís haveu de fer sempre, sens estar empagaits, hi haje, qui haje.
—I ferem pó en el dimoni, tio, pregunta na
Beleta?
—Si vos senyau bé, si; li fereu pó i fugirá de voltros, i si vos senyau malament, s’ en riurá i llevors ell vos ne ferá de pó i molta.
Ja heu sabeu, idó.
—Tio, un altre cuento.
—No, ja vos basta per anit; ¿que vos ha agradat?
—Si, i ben molt, responen tots. —Idó, veurem, si pensareu en senyarvos be, i un altre vespre, vos ne contaré un altre. Lectors i lectores d’El Heraldo de Cristo,
apropiauvos el consei que el Tio doná an els nebodets. Que la senyal de la Creu, ben feta,
sia la vostra arma, es lo que vos recomana
Es Vey de So-N' Alegre
Bibliografía
Ha visitado esta Redacción el hermoso nú¬
mero homenage con que «Paz y Bien» órgano de la V. O. T. de Valencia honra al llagado
Serafín en su fiesta del 4 de Octubre.
Inserta valiosos trabajos en prosa y verso, sobre el Seráfico Patriarca, y buen núme¬ ro de artísticos fotograbados de Benlliure, Berenguer y otros autores.
Felicitamos a los Redactores de tan sim¬
pática publicación, y gustosamente estable¬
cemos con ella el cambio.
Gacetilla suplicada
Nneva edición.
Este popuNrísimo Mes de Noviembre cuya
reciente edición acabamos de recibir está
magnificamente dispuesto según un plan que juzgamos ha de ser a todos de reconocida utilidad: el que será contra los incrédulos, apología de este dogma importantísimo de la fé cristiana: para los católicos, despertador en orden a la mejora de sus costumbres; para las benditas almas, aumento de devoción y pios sufragios por las mismas.
A estos tres objetos responden los tres no¬ venarios y Triduo final en que pueden des¬ componerse los treinta días de este piadoso
Mes.
Mes de Noviembre, por Z). Félix Sarda y Salvany, Pbro. Reforma y perfección de la vida a la luz del Purgatorio y por medio de la
devoción a las benditas almas.
La edición es de la Tipografía Católica, de Barceiona, Calle del Pino, n.° 5, y puede ad¬ quirirse también en las Librerías religiosas a 75 céntimos en rústica y T’50 ptas. en tela.
176
El Heraldo de Cristo
NECROLOGIA
Sancellas.—Dia 23 del transcurrido Sep¬ tiembre, confortada con los auxilios de nues¬ tra sacrosanta Religión durmióse en el Señor D.® Antonia Llabrés a la temprana edad de
24 años.
Dios quiso
llamarla a Sí a
los trece meses
de unión con¬
yugal, parapre¬
miarle su acen¬
drada virtud
como terciaria
muy devota que
era de nuestro
padre S. Fran¬
cisco.
Mostróse muy celosa en el
cu m pl imiento
de sus deberes
mereción dose
por ello el aprecio de cuantos la trataron.
No podemos menos de expresar nuestro más sentido pésame a toda su familia y en especial a su joven esposo don Guillermo, al par que elevamos nuestras súplicas al Altísi¬ mo para que acoja en su seno paternal a su
fiel sierva.
Son Servera. — En la mañana de! 6 de
Octubre entregaba su alma al Ci'eador confor¬ tado con los Santos Sacramentos y despues de una agonía preludio de las delicias que iba a gozar el Rdo. D. Antonio Servera, sacerdote ejemplar y terciario devotísimo de N. P. San
Francisco.
Siempre le fué simpática la fiesta de nues¬ tro Seráfico Padre, celebrando con sumo pla¬
cer todos los años la misa de comunión. Fué
voluntad suya morir ataviado con el escapu¬ lario y ceñido con el cordon Seráfico.
Su celo por la salvación de las almas y la caridad con que siempre socorrió a los pobres le merecieron el aprecio de todo el pueblo. Se mostró asiduo protector de las Hermanas Terciarias siendo uno de los que más contribuieron a su establecimiento en aquella villa.
Pedimos a todos los terciarios una plegaria por el eterno descanso de su alma.
Villafranca de Bonany.—El dia 6 de Oc¬ tubre, recibidos piadosamente los últimos Sa¬ cramentos y dando visibles muestras de per¬ fecta conformidad en los designios de la Pro¬ videncia, entregó su alma al Creador nuestro excelente amigo D. Juan Nicolau y Roig.
Mana sangre todavía la herida que a la cris¬ tiana familia Nicolau produjera el fallecimien¬
to de una muy amada hija política, cuya nota necrológica publicamos en el número corres¬ pondiente al mes de Agosto, y de improviso se ve nuevamente afiigida por la pérdida de ese otro ser querido.
Con profunda verdad aseguran los maestros de la vida espiritual que la tribulación es el medio más eficaz para acendrar y poner de manifiesto la virtud de las almas justas.
Con ( casión de esta muerte, que nos deja hondamente apenados, no sabemos que admi¬ rar más, si las arraigadas convicciones religio¬
sas del malo¬
grado amigo, o
la bien cimen¬
tada piedad de
su cristiana fa¬
milia, que en medio de las
duras pruebas a que se digna
someterla el Se¬
ñor, no desfa¬
llecen un punto
su fe y su con¬
fianza en Dios,
ni es presa de la amarga decepcióny el de¬
saliento que en
circunstancias semejantes suele invadir a los espíritus menguados.
Ahora, sosegada algún tanto la tormenta y contemplando con más serenos ojos tan sen¬ sible desgracia, es cosa para alabar y bendecir al Señor el haber deparado a sus siervos oca¬ sión propicia de acrisolar sus méritos en el fuego de la tribulación.
Juan Nicolau baja al sepulcro en lo mejor
de sus dias. Veintiocho años de vida laborio¬
sa, consagrada toda ella al cumplimiento de sus deberes para con Dios y al sostenimiento
V felicidad de su familia han sido más que su¬
ficientes para granjearle en la tierra el cariño de cuantos le trataron, y, en el cielo, la inmar¬ cesible corona que reserva Jesús a quienes le siguen, decididos, y le quieren de corazón.
El Heraldo de Cristo envía el testimonio
de su sincera condolencia a toda la familia del
finado, particularmente a la afligida viuda, a cuyos amorosos desvelos queda confiada, co¬ mo recuerdo vivo del escaso tiempo de vida matrimonial una hijita de 22 meses; y a los hermanos de él y nuestros en religión los co¬ ristas Fray Damián y Fray Bartolomé, resi¬ dentes en Roma y en La Porciúncula respec¬
tivamente.
Imploramos de nuestros lectores una ora¬ ción por nuestro querido difunto.
¡ATENCIONÍ Obsequios a nuestros propagandisías
Deseando El Heraldo de Cristo dar una prueba, bien sea in¬ significante de la inmensa gratitud que siente hacia las numerosas personas que con celo digno de todo encomio procuran difundirlo y aumentar la suscripción, tiene verdadero placer en poner en su co¬ nocimiento los premios con que cuenta obsequiarlas en el presente
año.
1.'’ Por cada nueva suscripción que nos remitan, recibirán nues¬
tros propagandistas tres números valederos para el sorteo de una preciosa imagen de Sta. Teresita del Niño Jesús, que se verificará el 31 del próximo Enero.
2.® A todas las personas que envien a esta Administración diez
suscripciones nuevas, además de darles los números que les corres¬ pondan del expresado sorteo, les regalaremos con un ejemplar del
3.°libro Florecillas de San Francisco ricamente encuadernado o
bien con una Vida de San Francisco en el caso de que ellos la prefieran.
y principal. Tengan por cierto todos los que favorecen en una forma u otra nuestra humilde Revista que los dones de Dios y las bendiciones del Seráfico Patriarca descenderán copiosas sobre ellos y sobre sus familias; pues el fomento de la Buena Prensa y la propa¬ gación de la Tercera Orden, fines que persigue El Heraldo de Cristo constituyen el más bello apostolado a que deben consagrarse los católicos en los actuales tiempos según han afirmado en repetidas
ocasiones los Pontífices.
Siendo así, amables y abnegados propagandistas de El Heraldo de Cristo ninguno de vosotros rehusará, a buen seguro, seguir tra¬ bajando en el hermoso apostolado de Paz y Bien, cuya bandera enarbola el Llagado Serafín de Asís, el cual devuelve centuplicado, a semejanza del Maestro divino, cualquier sacrificio que se hace por su
amor.
Propagad, pues El Heraldo de Cristo y enviadnos, sin más
tardar, crecido número de suscripciones. Dios os lo pagará.
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