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REVISTA MENSUAL ILUSTRADA
Dedicada al fomento y propagación de la T. O. de S. Francisco
(Con !as debidas licencias)
Convenio de San Francisco - Palma de Mallorca
a/fSí
AÑO XIV
Palma l.° Octubre de 1922
Núm. 162
- 1 DI Ll FRANCISCA -
Un día Francesc
pujant ¡a monfanya
de! FUuerna ombrós
quanf ¡a uesprefjaua,
sent un^possinyol
canta qui te canta. Diu a Fra Lteó,
1‘ovelleta mausa;
— Cantau a mb ¡"aucell
Matines i Laudes.---
Fra Lieó respón que ueu no'n té gaire, l Francesc qui'n te
de ben dolça i clara comença a cantar amb ¡‘arpa boscana.
Be canta lo Sant, mes baucefí ¡i guanya.
¿Que fará Francesc?
me s'esforça encara,
i ¡‘aiat cantor
mil¡ó encara canta.
I com en el ce!
¡a ¡¡una ja guaita
retut crida ¡ au
de dins e! bascatje.
L'auceii pren e¡ uoi cap ei qui ¡i clama, se posa en líurs mans i aplega ses ales.
Lo Sant delitos
l'amoiKa, afalaga, l'atansa a Hur pit qui d'amor esdata.
Llauors Fra Líeó
qui alegre ho miraua de migues de pa
ne fa Lona maina.
Francesc ja les pren,
les dona a! cantaire:
—5ado!let U diu
be ¡es t’has guanyades. — L'ardit rossinyol
no sab com portarse per mostrar ¡'amor
que te a! Sant qui Laima.
Cuant Lau no'n uoí més
d'aqueUa pitança,
Francesc beneheik
tan. bona germana
i ella pren el uo! cap a sa niuada.
T1RÀNT LO BLANCH
146
EL HERALDO DE CRISTO
(miNO DE LEI iniTÍKlÓN DE JESUCRISTO
—L·,. ■ «n»i i
—
g I ATERIA y ocasión de al-
■ 11 boroz o y entusiasmo brin-
\\ I ^ s'^—*
damos el cuatro del co¬
rriente a cuantos nos pre¬
ciamos y ufanamos de vestir la librea
franciscana, como quiera que, en este
feliz día, inmarcesible corona de glo¬
ria ciñó, en perpetuas eternidades, las
sienes benditas de nuestro bienaven¬
turado Padre san Francisco de Asís.
Y pu:3 en todo tiempo y lugar es
razón que nuestros corazones se sientan henchidos de santa alegría,
a fuer de fieles imitadores y discípulo.s de aquel que «a su paso iba en¬
volviendo a todos en una onda de
poesía y de júbilo,» justo es inunde,
en este día, el gozo y regocijo los se¬ nos de nuestro espíritu, en términos
que rebose y se traduzca en expléndido y solemne himno de alabanza y acción de gracias a Dios qne se ha
servido de sublimar a tanta alteza de
gloria y dignidad a nuestro seráfico
Patriarca.
Y no parando aquí, bien será levan¬ temos los ojos a considerar los cami¬
nos y pasos por donde este caballe¬ ro andante del celestial espíritu de je^
sucristo vino a subir a tan encum¬
brada santidad y perfección, y a la¬ brarse aquella medida colmada y
apretada de gloria y gozo, en que se
baña a todo sabor su alma afortuna¬
da. Y así tendremos a mano fácil
traza como fortalecer y confortar nuestros pasos por las sendas angos¬
tas y escabrosas de la virtud y del
bien obrar.
Y según esto, mucho es de admirar
y alabar a Dios la manera nueva e insólita como dispone y ordena la
amorosa Providencia las cosas en
razón de hacer de Francisco la copia
más perfecta y cabal de su divino Hijo.
Y sino, paremos mientes en su hu¬ mildísima cuna; hagamos atención en aquel mísero establo, donde ve por vez primera la luz del día; cate¬ mos aquel frío pesebre y pobres pa¬ jas, donde es recostado luego en na¬ ciendo; y desde luego echarémos de ver que tal y tan grande sea la rela¬ ción de semejanza entre el divino
Modelo y nuestro glorioso Santo. Discurriendo luego por el apacible
y placentero discurso de los años de su jovial y bulliciosa mocedad, no po¬ dremos menos de reconocer y ben¬
decir la especial y amorosa protec¬ ción del cielo, como sea verdad que,
con ser Francisco el arbiter elegantia¬
rum, jamás empañó la límpida y tersa blancura de la estola virginal de la gracia, que vistiera un dia en las re¬ generadoras aguas del bautismo, el álito emponzoñado y fétido del peca¬
do mortal.
¿Y que diré de aquel espectáculo nunca visto ni oido, en que el Santo,
divinamente enamorado de la santa
pobreza, siendo todavía mancebo, en el abril de la vida, y sonriéndole y alangándole, demás a más, el embele¬ so y atractivo de una posición y for¬ tuna acomodadas, se despoja y des¬
prende tan de lleno de las cosas y vanidades de este siglo que ni un paño siquiera le resta con que poder cubrir su desnudez, como no sea uno que recibe y acepta agrade¬
cido de las manos compasivas de su
Prelado?
Y desde este punto, cosa es de ver
y admirar como, al paso que vaca con tesón y asiduidad a procurarla mayor gloria de Dios y la salvación de las almas, corre y vuela a velas llenas
por el camino de las virtudes cristia¬ nas; y escala a grandes pasos las
EL HERALDO DE CRISTO
147
cumbres más elevadas de la santidad
y perfección evangélicas. Mas pasemos por alto como, espo¬
leado por el Celo santo y eficaz de la casa del Señor, no para ni perdona solicitud ni diligencia, en razón de re¬ construir y restaurar, con el trabajo de sus manos y el sudor de su frente, las dos Iglesias de nuestra Sra. de los Angeles y de San Damián, cunas respectivamente de la primera y se¬ gunda Ordenes Franciscanas; deje¬
mos asimismo aparte como se ve cer¬
cado de todo linaje de trabajos y pen lidades, humillaciones y oprobios sin cuento, que sufre, no ya con re¬ signación, pero aún con alegría y gozo extraordinario, por cuanto a bo¬
ca llena solía exclamar: tanto es et
bien que espero que toda pena me deleita; pasemos todo ello en silencio,
y vengamos a ver y celebrar como
echa los cimientos de esos edificios
monumentales, llamados las tres Or¬ denes franciscanos, a cuya sombra y abrigo han florecido y brillado la san-
148
EL HERALDO PE CRISTO
Hdad más heroica y toda una glorio¬
sa e inmortal corona de verdaderos
amantes y beneméritos de las letras y
ciencias.
y aquí es mucho de ponderar otra vez, en los albores de la primera Or¬ den, la semejanza grande sobre ma¬ nera que se descubre y manifiesta a ojos vistas entre el colegio apostólico y la escuela franciscana. Doce son los apóstoles del Señor y doce los discípulos de Francisco. Allá uno es traidor y se ahorca; acá uno es tam¬ bién apóstata y acaba desgraciada¬ mente sus dias; aquellos reciben el divino encargo de. esparcir y sembrar la simiente evangélica por el campo inculto e infiel de las naciones; estos
a su vez reciben de su santo Padre
igual mandato, cuyo tenor es como sigue: id, carísimos, de dos en dos a todas las partes de la tierra, anunciad a los hombres la paz y la penitencia con el perdón de los pecados. ¿Qué más? Setenta y dos fueron los discí¬ pulos de jesús y setenta y dos son asimismo los discípulos de Francisco. Y a la predicación y conversión de
las almas corren así estos como
aquellos, en alas de la obediencia y del espíritu avangélico.
Ni para todavia aquí. Pues como dejar de recordar, siquiera sea de pa¬ so, aquel pan sabroso de lágrimas
con que se nutre y sustenta a menu¬ do nuestro Padre, a la sola memoria de los dolores y padecimientos de Cristo? ¿Y quién ponderará, cuanto es justo, los rigores dé sus peniten¬ cias y mortificaciones, siendo así que en el umbral de la muerte, vióse en el caso de tener que demandar perdón a su cuerpo de las maceraciones, ma¬ los tratamientos, ayunos y desazones que habíale prodigado.
Mas, para remate, qué palabras se¬
rán bastantes a declarar y encarecer
los subidos quilates del oro de su en¬ cendidísima caridad? Qué lengua hu¬ mana acertará a expresar el incendio
espantoso que abrasa y consume su corazón, y cuyas llamas, no pudiendo ser contenidas, saltan por aquellas maravillosas y estupendas llagas, que abriera delicada y primorosa ma¬ no de Serafin en su cuerpo mortal; cual prenda y sello de la divina seme¬ janza del Redentor del mundo y del reformador y remediador del siglo trece.? No es pues mucho que, hecho su corazón ardiente ascua, arroje de continuo místicas llamas y vivos res¬ plandores, que tan a la clara echanse de ver en el Canto al sol, y que, en expresión de un grandilocuente ora¬ dor, no pueden conceptuarse «si son llamas que ascienden del corazón hu¬ mano hacia Dios o resplandores di¬ vinos que descienden al corazón de
los hombres». Fr. Luis.
A VUELA PLUMA
Laaqnoucehllae lmaahñaabnlaa peasstaabdao aAlgnotomnieojorg.rPaveero,
muy grave, seriamente grave....
Nada se habla economizado: médico céle¬
bre, desinfectantes, cataplasmas, operacio¬ nes distinguidas, medicamentos escogidos, auscultaciones escrupulosas... ¡todo, todo!
A pesar de ello, Antonio iba peor, declina¬ ba, perdia el gusto, el sentido, la respira¬
ción....
—¿y bién?... Sr. doctor, decia la madre. El doctor hizo un gesto de; desagrado, de
descontento.
—¿De verdad doctor?., insistió ella ¡no me oculte nada! soy su madre ¡la mamaita
de Antonio!
—¿Quiere saberlo V? Bueno... ¡Pues su hijo de V. es cosa perdida!
A las palabras del doctor, todo; el médico, las paredes, la escalera, las puertas, todo empezó a bailar a dar vueltas ante los ojos lívidos de la ¡mamá de Antonio!
^%
—¿Corno estás, hijo mío? le decia ella pa-
EL HERALDO DE CRISTO
149
sando su mano maternal sobre la frente su¬
dorosa de su hijo.
—¡Algo mejor! —Si, asi lo ha dicho el Sr. Doctor. Tienes menos calentura que ayer... ha disminuido la tos... tienes ya libre un pulmón... ¿Comerlas algo? un huevo pasado por agua, un sorbo de leche, una fruta? Por toda respuesta se tira el enfermo ha¬
cia atrás moviendo la cabeza con aire can¬ sado.
—Tranquilízate, hijo mió, ¡son estos cam¬ bios bruscos de temperatura! ¡ese frío, ese calor!... ¡Yo que estoy buena me siento hoy
decididamente mala!....
El enfermo parece dormido. Sus facciones desencajadas, sus ojos perdidos en el fondo de las órbitas, negras por la fiebre, su res¬ piración pesada, su rostro empapado de su¬ dor, todo revela que aquel cuerpo no puede resistir mas y se rinde y cede a los golpes
fatales de la enfermedad.
* **
—¿Qué tal Antonio? -¡ ! Todos se miraron silenciosamente, aho¬
gando en su pecho la respiración. La mamá y las demás mujeres restregábanse los ojos de los que salían algunas lágrimas; el padre retorcíase perezosamente sus negros bigotes; la tia Joaquina, mujer piadosísima, sir¬ vienta por largos años del cura que murió aquel mismo año y que no faltaba nunca al sermón, rompió el silencio.
—¿Ha venido ya algun sacerdote? le ha
visto el Sr, Vicario?
—¡Quieres callarte! ¡Habla mas bajo! ¿Quieres matarle de tristeza?
—¡Tened cuidado de no asustarle! —Ha dicho el Sr. doctor que hay que evi¬
tarle toda emoción,
—¡No hable usted de nada! —¡De nada! —¡El enfermo ignora por completo su es¬
tado!
El enfermo dormita, sombrío, amodorrado, fatigoso...
—¿y si llega cualquier accidente antes que el cura? insiste la tia Joaquina.
—¡No esta tan enfermo como para eso! responde el padre.
—Tengo miedo de —¡Las mujeres siempre teneis miedo de
todo! —Insisto en que debes ir a buscar un sa¬
cerdote para que le heche el agua bendita por
lo menos,
—Si hubiera el mas mínimo riesgo yo iria volando en busca del Sr. Cura, pero no tie¬ ne nada de grave, no es más que...
*
El enfermo abre desmesuradamente los
ojos... se incorpora en una última convul¬
sión... suda horrorosamente... extiende los brazos en el vacío... los recoge hácia si hechada la cabeza hacia atrás... cae después pesadamente en la cama y se queda inmóvil, con los ojos vueltos en la cabeza...
—¡Muerto, muerto! La madre suspira besando la frente lívida de su hijo; llora inconsolable la hermana mayor; la tia Joaquina ha encendido la candelita de la cofradía del Carmen y reza y el padre presuroso va en busca del Sr. Cura...
¡Todo se ha perdido! Al llegar el sacerdote un frío glacial se ha apoderado de los miem¬ bros del enfermo ya cadáver que permanece inmóvil con los ojos abiertos... ¡abiertos pa¬
vorosamente!
¡La Extremaunción sub conditione! —¿Pero...? —¡Para no asustarle!... Para no matarle de tristeza... ¡Para evitarle toda emoción!..,.
El Sr. Cura se retiró triste y meditabundó, murmurando, ¡pobres gentes! ¡Pobres gentes!
EL REPORTER.
150
EL HERALDO DE CRISTO
RONDALLES MALLORQUINES
SENIA en cor, de temps enrera, lectors benvolguts, de parlarvos sobre Fimpresió, al mateix temos agradable i profunda, quem va produhir I’atenta lectura de Ies nostres rondalles y tradicions recuHides per Mn. Antoni Mf Alcover, però no m’arribava a determinar (i aixó que aquest tema m’és simphtich i m’atreu una cosa de no dir) fins que, ara a la fí, després darii moltes voltes, me som resolt a fer-hó.
Tots, de nins, les coneixem, i ens hi embadalirem sentint-Ies contar an
els avis vora la calentoreta agom-
boladora de la fogany a en Jes llar¬ gues nits hivernenques... ¿Qui' no recorda aquelles rol-lades d’intants cara vermella, que, com encensats i boca uberta, escoltaven amb pier, amb glotonía aquestes narracions fantàstiques sempre noves i agra¬
doses?
No teng por de que me desfassen la paraula, si dic que faplech de ron¬ dalles d’En Jordi des Recó ès una
vena inestroncable d’on hi brolla la
llengua mallorquina, pura i fiescorosa com P aigua a P ullal de la fon¬ tana, un mantell de reina camperola brodat amb enginy i trassa sobira¬ na, perque ès més clar que la llum
del dia.
/ Quants de mots de la vida page¬
sa casolana i fora vilera, quantes frases tan espressives i gràfíques
que de bades cercaríeu a altres ban¬
des, car ho hi son, quantes maneres de dir, belles a més no poder, s’hau¬ rien llastimosament perdudes si no hagués sortit un Mn. Alcover que les ha salvaaes d'un pròxim naufragi.
dins Parca perfumada de les nostres contarelles, conservant així un inmens tresor llingüistich de Pilla bla-
ua!
I ès cosa ben sabuda (i no sé si diga ben oblidada) que per recons¬ truir la llengua, ferli recobrar la fe¬ ria i esponera de primer, aixecaria a l’altura que li pertany i dignificar¬ ia aixi com cal, no hi ha més que
anar a beure en els monuments es¬
crits dels nostres clàssics, estudiar els documents vells i acudir a la pa¬
gesia.
Vet-aquí les dues pedreres d’on hem de treure els materials pel fu¬ tur edifici. Per això ès que el folk¬ lore ja té tanta d’importancia just considerat per aquest caire de la llengua, perque nos posa en comu¬
nicació directa i ben íntima amb lo
poble, amblo llenguatge vivent, i aixi ès que mai ens cansarem d'a¬ plaudir i alabar el bon gust, abnega¬ ció i sentit pràctic d‘aquells qui com
Mn. Alcover han treballat, i com NAndreu Ferrer treballen de bon
de veres perque no se perda el tre¬ sor dels avis, i nos sab un greu de P ànima que sien fan de compte els qui aiden a dur a Penfront aqueixa tasca patriòtica, altament profitosa.
En lo que no té rival Mn. Alcover
ès en la manera com fa interessants
aquestes bones de rondalles, que son llegides i escoltades àvidament i tothom hi pren un gust que no ho
creureu. Moltes, a causa del seu fons comú serien pesades, soporífe¬
res, i si Paplegador no fos estat tan destre cap d'elles hauria conservat, ni d'un bon tros, son primitiu encant i frescor d'aubada, ni aquella ingè-
EL HERALDO DE CRISTO
151
nua naturalidaf i senzillesa patriar¬ cal i corprenedora; a Ies escenes Ies mancaría moviment i vida, i
perduda la seua galanía atractívola,
serien consemblants a fiors marci¬
des, a dors sens aroma.
I es que ell, coneixent lo que amen o rebutjen, ¡es ha amorosa¬ ment endiumenjades, posant-hi el cor i lot el seny, amb sos vestits i gales propies, empedrantles de milfrases
de saba maselles i de vigoria,
pels paladars nostres Uet i melvasía,
que duen totes ei segell de ¡’agre de la terra i vessanthi el Henguatje autèntic sense tares ni Iletju-
res i aixermat de foresterismes de
la pagesia mallorquina, posant així de relleu son jaent popular i s'inconfonible franca fisonomía; i per altre part les ha amanides amb
152
EL HERALDO DE CRISTO
agudeses de bona Ilei fent-hi surar per demunt totes elles un humoris¬ me sá que reconforta.
Es evident que Mn. Alcover sah per on hi'van amb això de ronda¬ lles que hi está fet i hi té Ia má trencada per presentarles fidelissiment, així com ¡es devia contar el poblé en temps primer; tant, que un se pre¬ gunta si és possible ferhó millor i
deixar la feina més ben acabada.
Per Ies rondalles només ¡i devém
estar dues voltes agraits: p erque s‘ha desteixinat i desturmelïat per cercaries i les ha tretes a llum d‘u-
na manera fan acertada i perfeta que sembla ja no ès pol demanar
més.
Dins aquestes contar elles, espressió exacte de ¡‘ànima popular, ober¬
ta com éls nostres horitzons i eter¬
nament infantivol i candorosa, reblides d‘encantaments que fan bona aquella dita: no hi ha res més natu¬ ral al home que lo sobrenatural, s’hi troba com en síntesis la pagesia nostra; car s’hi descata vigorosa¬ ment ei rustech paisatge mallorquí,
s’hi sent olor de terrer llaurat de
fhora, hi floten fíonjes tonades de flaviot, s’hi veuen amos i madones, missatges i parellers, ramats d‘ove¬ lles i moltons esquelletjants pels vells camins polsosos que diria Mn. Piber, vinyes empampolades, buchs d’abelles, puigs agullonats, serrats
que esglaien, covals tallats en pe¬ nya viva, amors enceses però pures i nobles, gent feinera, relligiosa a
carta cabal i de costums morigerades, i tot aixó sota un cel blau, puríssim, i pródigamenf il·luminat pel sol mediterrani que ha encesa l’exu¬
berant fantasia somniadora del nos¬
tre poble.
J3 ens agradaria ferm veure aquest apleeh de rondalles mallor¬ quines dins totes les biblioteques populars que fomenten les bones
lectures. Estic segurissim que les SC pendrien de les mans i no n‘hi hauria per qufn volgués.
Un se sent més mallorquí, esperimenfa emocions noves, desconegu¬
des i estima el doble Mallorca lle¬
gint aquest recull de contarelles ple¬
nes de coses marevelloses...
aquestes rondalles plenes de castells de gentils princeses, i de prínceps
{bells, de gegants, proeses. Humenerets
{blaus, de reis i de reines, i encantats palaus,
de jaies i fades, pastors, cavallers,
& homes de colzada i de braus gue-
{rrers... aquest be de Deu que ja se perdia i quetant feu riure vora el foch encès, dins aquelles amples cuines de pagès, tantla gent granada com la rninyonía.. aquestes rondalles sang de la sang
{nostra
que son una mostra dels devertiments, de nostra gent vella, senzills, igno-
{cents.
ja ès hora d’acabar, però abans volém fer una súplica a Mn. Alco¬ ver, i ès que, per amor de Deu i de Santa María, publiqui com més prest millor, tot lo de carácter popu¬ lar que encare renga inèdit, puis ès una vera ¡lástima que aquest tresor estiga ocuit; i al entretant els ama¬ dors de la llengua preguém a Deu que li conservi la vida i e! delit per¬ qué puga atenyer son ideal suprém, això ès: dur a bona fi l’obra geganti¬ na, superba, ciclópica, capdal, del Diccionari, monumentum eere peren¬
nius, regalique situ pyramidum aííius quz li consagrarà definitivament
el dictat, prou merescut, d’apostoI i cavaller errant de la llengua catala¬
na.
Blànquerna.
(1) Horaci. Líbre III de les odes, oda XXX.
ün
EL HERALDO DE CRISTO
155
Oportuno
Ha poco más de un año, y en altísima ocasión para los Terciarios Franciscanos de
todo el orbe, decía Benedicto XV, de
fuere posible, del espíritu del mun¬
do, no han de perdonar ningún
afán, para introducir en las costum¬
bres sociales, cuantas veces tuvie¬
santa memoria, dirigiéndose a éstos ran ocasión, el espíritu de Jesucristo. en el patio de San Dámaso, que, or¬ Ahora bien, aos son las pasiones
dinariamente, al enderezar el Papa
su palabra a los fieles cristianos, acostumbraba llamarles hijos, pe¬
hoy predominantes, dentro de las
perversísimas costumbres de los
hombres: ei desmedido deseo de en¬
ro que a los Terciarios de San Franr cisco se complacía en saludarles con el dulce nombre de'hermanos, puesto
riquecerse y la sed insaciable de placeres.»
Detengámonos, amados Tercia¬
que también El, amén de circuir sus sienes con la tiara pontificia, tenia a
gala y bizarría ceñir sus lomos con el humilde cordón, entre cuyos nudos el,
Pobrecillo de Asís llevó el mundo a
rios, a rumiar las anteriores palabras, que, sobre ser eco fiel de la realidad,
señalan con mano certera las dos
llagas que carroen las entrañas de la
moderna sociedad.
Cristo, para que en la llaga de su costado apagara aquel todos sus odios y la sed, que la consumía, de
De fijo habréis topado más de una vez, ora en los escritos de nuestro Sr. Obispo y en los sermones de
riquezas y placeres.
nuestros predicadores, ora en las
Ahora, pues, con motivo de la festi¬ columnas de nuestras revistas y pe¬ vidad de nuestro Santo Patriarca, el riódicos, con una palabra asaz repe¬
cual no cejó en vida de inculcar a sus tida, pero funestamente transeenden •
seguidores adhesión inquebrantable tal, a poco que ahondéis en su signi¬
y profundo amor al Vicario de Cristo, ficado, es r, saber, con la palabra creemos oportuno evocar la menaoria naturalismo.
de aquel Pontífice glorioso, que a las
El naturalismo es un sistema que
bondades de amoroso Padre, supo prescinde de la influencia sobrenatu¬
unir, para los Terciarios Francisca¬ ral de Dios en los múltiples aspectos
nos, las dulzuras de hermano cari¬ de la vida humana, y se desentiende
ñoso.
y ninguna flor más bella y agracia¬ da a los ojos de Benedicto XV po¬
de cuanto dignóse enseñarnos Aquel mediante la Revelación, singularmen¬ te de Jesucristo, Eterna Verdad.
drán depositar sobre su tumba los Terciarios, que el provechoso recuer¬ do de las enseñanzas, que El mismo, dióles, poco antes de abandonar la tierra, ¡en la Encíclica Sacra prope-
diem.
Es el naturalismo engendro de la Revolución Francesa de 1793, prepa¬
rada durante dos siglos por los enci¬ clopedistas, la cual derribó, hacién¬ dolo trizas, el crucifijo, y asentó so¬
bre el altar de «Nofre Dame» de Pa¬
Oigámoslas, por tanto, solícitos y rís la diosa Razón, en la persona de
reverentes, una vez más.
una prostituta. Desecha como cosa
«Por esta razón - dice la consabi¬ añeja que obstruye el paso al progre¬ da Encíclica—manteniéndose (los so racional, la divina eficacia de los
Terciarios) tan alejados, como Jes Sacramentos, y se acoje en cambio
154
EL HERALDO DE CR16TO
ufano a las meras fuerzas de la na¬
turaleza, que él realza y diviniza; sustituye los supremos derechos de Dios por los derechos «inalienables» del hombre, y, llevado de su osadía,
corre un velo sobre cuanto atañe al
más allá del sepulcro, negando que exista más cielo que el que descubre
nuestra mirada a la luz de los rayos
solares o a los pálidos reflejos de la
luna.
Y este sistema, con toda su per¬
versidad, es el que regula e informa
la humanidad en los diversos órde¬
nes a que aplica hoy su febril acti¬
vidad. En el naturalismo entroncan y
beben la savia, a fuer de ramas
suyas que son, el racionalismo, el liberalismo, el socialismo y el indivi¬
dualismo. La ilación es obvia.
Cuando la inteligencia creadora de un Kant no toma el primer Motor in¬ móvil y el Ente, plenitud de ser, de Aristóteles y Santo Tomás, como base granítica de la que arranque y en la que firmemente se apoye el gi¬ gantesco edificio que va a construir, por más recursos y trazas de que eche mano después para susti¬ tuir tan sólido fundamento, podrá
ofrecernos, sí, teorías ingeniosas que exciten la admiración y halaguen la la fantasía; pero jamás nos dará un todo armónico que satisfaga al sere¬ no exámen de la razón, y resista, sin desplomarse, los embates de una ló¬ gica concienzuda. Lo que nos dará será una aberración, un aborto del
pensamiento humano, que sus adep¬ tos, sin embargo, cuidarán de bauti¬ zar con el pomposo nombre de ra¬ cionalismo para deslumbrar jóvenes incautos y entecos entendimientos.
Cuándo, imbuidos en la doctrina
racionalista, los que rigen los desti¬ nos de los pueblos den de mano al
Evangelio, donde íesucristo, autor de
de la sociedad, y dador, por tanto, de toda autoridad, dejó trazados el fin, los deberes y los derechos de
aquella, al par que los principios de justicia y equidad en que ésta debe inspirarse, surge necesariamente el liberalismo, con todas las orgías del poder, con el centralismo aniquilador de las recias energías regionales, con ías tiranías para la acción y desa¬ rrollo de la Iglesia, y con esa argolla, de las falsas libertades, que esclavi¬ za la verdad y el bien.
Cuando el ejemplo de los de arriba cunde y llega a los de abajo, porque las masas han vivido sujetas al yugo de gobernantes, que las han privado de la esperanza y resignación cristiana suprimiendo el catecismo y desterran¬ do e! crucifijo de la Escuela, y les han enseñado a apoderarse de lo ajeno
con sus escamoteos al presupuesto
nacional, lo mismo que con el latro¬ cinio de los bienes con que la Iglesia sustentaba a los pobres y desvalidos, nada extraño que el campesino aban¬ done en el apero sus instrumentos de labranza para juntarse con el obrero,
que pide con las manos crispadas un puesto en el festin de la vida. Y como quiera que el socialismo no es unión, sino disgregación de fuerzas, las cua¬ les bajo el dominio del rastrero egoís¬ mo, se repelen mutuamente hasta pro¬ ducir el caos y la anarquia, resulta que
el socialismo alimenta en su mismo
seno el atomismo, o sea, el indivi¬ dualismo.
Ahora bien; rotas Iqs relaciones
con Dios y relejada al olvido su san¬
ta ley y la sanción eterna de ultra¬ tumba ¿ qué ruta emprenderá la hu¬ manidad? ¿Acáso no es muy lógico que a trueque de la felicidad eterna, que le prometían la fé y la esperanza cristianas, se esfuerze en fabricarse
un edén en la tierra con todos sus en¬
cantos y delicias? Ved ahí, pues, la razón por qué la humanidad corre afanosa en pos de la riqueza y el pla¬ cer, como asevera el Papa. Con el brillante ropaje de las delica¬ das y elegantes formas sociales se
EL HERALDO DE CRISTO
m
i-.Que alegres estamos buenos chicos..!
encubre el sensualismo que enerva
nuestras generaciones; con la mayor venalidad y desfachatez se procura un vil puñado de oro.
A que opongamos a este espíritu del mundo el espíritu de Jesucristo, de Quien fue perfecto dechado nues¬ tro Padre San Francisco, nos incita
Su Santidad Benedicto XV.
El espír ítu de Jesucristo es espíritu de paz y de amor, de pobreza y mor¬
tificación.
Con ese lema cnarbolemos amados
Terciarios, nuestro lábaro de santa libertad. Pacificados los ánimos con
la pobreza de espíritu y dominadas las pasiones con la mortificación, vi¬
vamos la vida cristiana, sinceramen¬ te en el recinto de nuestros lares, sin rebozos en medio de los hombres.
Que solo así, con el reinado de Je¬ sucristo en la familia y en la socie¬ dad, se santifican los individuos y 'al¬ canzan los puéblos dias de pujanza, poderío y esplendor.
Fr C. S. t. o. R.
Septiembre de 1922.
m IDM El EL TEiPlO.
Ill IIIDENIE BE EEEETDS URBIES
Estpaormlaosinecaficnasacdiaos—dey alamaprgreaddiícsaimcioósn,
—de combatir un dia y otro por nuestra
cuenta y reproduciendo pastorales y otros
textos piadosos, los desafueros de la moda
femenina que procaz e insultante en l«Fe calles, ha tenido la osadía de penetrar en las iglesias y hasta de cometer la irre¬ verencia—que en la falta de fe sólida y en la ignorancia tiene su base—de acercarse a la Sagrada Mesa a recibir a Jesús Sa¬
cramentado.
Desde todos los pulpitos también se han fulminado anatemas y se ha condena¬ do la infernal manera de vestir de ciettas mujeres, que más parecen plantas exóti¬ cas en este católico pais que españolas de progenie cristiana.
Un ejemplar incidente ocurrió dk&pa-, sados en una iglesia de Madrid—repetí-
156
EL HERALDO DE CRISTO
ción de otros análogos—que obligan a provocar a los sacerdotes los descocos y la impudicia de ciertas mujeres,
Se administraba la Sagrada Comunión a numerosas personas de ambos sexos, que por tandas, según costumbre, iban acercándose a la Sagrada Mesa.
Entre aquellos penitentes había una jo¬ ven, a la que se le veía impúdicamente desnuda basta la mitad de la espalda. El sacerdote llegó a ella y con la Hostia consagrada en la mano, exclamó en alta voz: «No puede ser; no puede venirse al templo de esta manera a recibir a jesús Sacramentado». Y pasó sin administrar la Comunión a la penitente. Volvió a pasar el ministro del Señor y repitió las mismas palabras, negando también el Sacramento a la infeliz pecadora. Esta permaneció de rodillas en su sitio, con la cabeza muy
inclinada y en actitud de gran contrición. Y entonces el ministro de Jesucristo, movi¬ do por su espiritu de caridad y juzgando suficiente la penitencia inpuesta, y acep¬ tada por la pecadora, dió a esta el Cuerpo divino de Jesús ...
¿Servirá este ejemplo para desterrar de las iglesias la moda infame de la desnu¬
dez femenina? Dios lo haga.
(De El Siglo Futuro).
sa somera millor de sa guarda, i com
sa taverna d'en Cambuix li venia de
passada, s'atura per dursen un botilet de palo perque se madona patia de desmenjament. Fermà sa somera a un arbre des que hi havia a sa plas-
sa, entra a ca‘n Cambuix i a nes re¬
co de l'esquerra delestablesimiento, com deia es taverné, va veure sa pla¬
na ^majó de son Trabuc, que cartes
en mà feian un joc, i anavan tan de debó que no se donaren 'conta de sa presencia de Tamo.
El sen Grimes pareié majó i el^ sen Cascat s’ogué, les se daven amb
en Pelut i en Bieló que eran es ca¬
bré i porqué de ja casa de son Tra¬
buc.
^na jugadla iegura
T"AMO de Son Trabuc, un diumenje decapvespre, despetxa-
des feines devés la sala aon ha¬ via comparegut, com a major con¬
tribulent per tomar acuerdos sobre
sa conveniencia de millorà sa situa¬ ció económica- administrativa-social-
populá del pueblo segons resava una papereta que li havia duit es saitx de la vila, s’enqualca demunt na Fumada
El sen Grimes en tó molt festiu i
alegre esclamá: recuatre miscles, aixó es massa joc per no envida.
—I jo contestà el sen Pelut, mai m’han sonat que no haja ballat; vui
s'envit.
—1 jo truc, afegeix s’ogué. —Tarambana, que sabs an a qui truques?\\o retruc, respon es porqué. —I jo te fas es val nou, perque vejis que no som covart, afegeix es pa¬
reié.
Es cabré i es porqué a la una cridan, joc fora.
EL HERALDO DE CRISTO
157
—Venga, responen els alíres dos, per no amaga es braons, mos arris¬
carem; ala Pelut, surt de bona! Ell Pelut jugant sa marilla d’oros
diu: esmocau aquesta; í per sa sego¬ na escatau aqueix tres d’oro; i per sa derrera escabetxau s’espaseta.
—Xupau aquesta, esclama en Cascat, amollant se resalvads, ala,
meam qui‘n es es curro que le se fa
seVa.
—En Pelut i en Bieló quedaren es¬ caldats i sense polsos, perdent es joc, tan forrats com anaven en s’espeseta, tres i marilla.
L‘amo que mirava la feta sense ba¬ dà barres, romp es seu silenci i es mitx de s’algaravía d’aquell joc tan accidentat, diu: Cambuix, dalós beu¬ re, jo pac, i voltros no vos heu d’encalentí tant en so joc, beveu i espediu cap a son Trabuc que ja es hora de
collà!
Beven tots, surten, l’amo s’enqualca a demunt na Fumada i aquells a peu, li envelen cap a sa possesió.
L’amo los pregunta:
—Avui que erau a la vila, que no
heu anat an el Rosari?
—Si fà, contestaren tots, pero no
han fet sermó.
—A bon requevera, diu l’amo, ido jo el vos faré, escoltau; aquella juga¬ da de truc que heu feta a c‘an Cam¬ buix, m’ha recordat unaltre jugada que sa và fer, fa setsens anys i que va espantà an el mon com vos ha es¬ pantat a voltros aquella jugada de
truc.
- -I que va esser Tamo? pregunten
tots a la una.
—Que va esser? jo vos ho diré: havia uns heretjots que predicaven contra 1‘Iglesia i si mal no recort los deien Vadenses... no jo, heu deia ma¬
lament, Valdenses i Albiquenses i te¬ man tant de coratje com en Pelut i en Bieló en sa merilla i s'espaseta\\
aquells com voltros en so truc, envi-
daven i trucaven, se creian els amos
de tot, que sa jugada la tenian tan
segura com...
—L‘amo, i aquets VaIenses i Bigenses amb qui jugaven, preguntà en
Pelut.
—Aiiib'aqui? an aixó vaig; eran dos homos molt singulas, que ni eran parents, ni de sa mateixa terra, ni se coneixian, pero un dia se veren i quedaren tan amics que se posaren a anar junts i sabeu qui eran? ido San Francesc i San Domingo.
—Recuatre miscles, l‘amo, aixi
mateix la deis grossa, diu el sent Cas¬ cat, dos sants i eran jugadós?
—Ca homo, diu en Pelut, San Francesc y San Domingo jugadós? cap com aquesta, jquin perboc! mai
en sa vida...
—Vos diré, jugadós com voltros que jugau i no sou jugados, ells se toparen anib una partida d’energúmenos, aquells aliardos, bancarrotés, farsantes pala-canyes, heretjots que volien fer una jugada grossa ferm a l‘Iglesia, i envidavert i trucaven creguent esser els reos que ningH los retrucaría i San Fra-ncesc amb
158
EL HERALDO DE CRISTO
la Tercera Orde i San Domingo amb el Rosari, los donaren tal sonada,
que quedaren rebentats pes cuatre costats, duguent-sen un perboc més gros que‘s d’en Pelut i en Bieló per¬ dent se jugada, que tenien tan segura amb sa marilla i s‘espeseta. Sant Do¬ mingo, Rosari en má, ensenya a resar-ló, predica, anima, exorta i consegueix que’s poble el resi; al instant sa part alta i sa baixa, ben cara alta, el resaven i aquells veren es joc perdut, i cametes amigues, com cent mil llampons, heu daren a ses carnes, perdent
senvit i es truc.
■—Recuatre miscles: Tamo, i com sabeu tant diu el sen Grimes.
—Com? respon i‘amo, perque sempre m’ha agradat escolta es sermons i llevó que tenia un tio frare i m’ho
contava tot an aixó.
—Pero no mos heu dit aon feren
aqueix truc, a ne quin poble, pregun¬
tà el sen Grimes.
—Ves aon, contesta en Bieló, a
fora Mallorca.
—A Tolosa de Pranse, diu l‘amo.
—Repunyalada i Frànse que‘s molt gran? que‘s mes gran que Mallorca? pregunta es porqué.
—Si, homo, si, i molt mes, contes¬ ta Lamo, per aixo aquells heretjots
quant se veren perduts, sortiren de Tolosa, i aixi com es jugados d‘ofici, ara son aquí i demà son a tal altra part, aquells també recorregueren tot
Franse, anaren per Italia, vengueren Espanya i per lloc pogueren gonya
es truc.
—L‘amo, sabeu que‘s de salat aixo, tan gros es, que no pareix ver, diu s'ogué, no gonya pe‘n lloc. ■ —Si es ve? contesta Lamo, per tot perderen, perque ets homos d‘aquell temps, no estaven empagaits de re¬ sar cl Rosari, sempre el duian a de¬ munt, o dins sa butxaca o penjat pes CoH i en sentí un mal parlant que en¬ vidas o trucas ja tenían se reselvada
en-sa mà i per lo senyal resaven el
Rosari que era un retruc gonyadó. Que los amenasaven amb guerres? an aquest eiivit i truc responien amb el
Sant Rosari i era pitjo que una ame¬ tralladora o un canó de setanta dos;
no me recort de ses victoris, que mos contava el tio que gonyaren amb cl Rosari es francesos, els aus¬
tríacs, els italians, els espanyo's i que vos he de di, sempre que‘s do¬ lents//’¿/ca i^e/7, contestaven amb el Rosari i sa jugada era segura, encara que’ls heretjots anasen ben forrats amb meriUes i espasetes com succeí amb sa batalla de Lepant que si m’hi feis pensa un vesp"e vos ho contaré.
—Vel-la lüssa. Lamo, si que vos hi farem pensar, diu en Pelut, perque m‘agrada sentí aquestes coses.
—Ara Lhauriam de menesté an
aquesta veseWada deves Ment¡a i es Marroc que mos enviden i trucan de
debó ferm.
—Tens rahó, diu Lamo, pero avui dia comensant pes cap alt i acabant pes mes baix, estam empagaits de retruca resant e' Sant Rosari, no
com en aquell temps que ningú s‘cnipagaia, i veis i joves, i rics i pobres,
ü devant Deu i tot lo mon, resaven
el Rosari, fnaldement fos devant el sultan o el sursum corda.
—Ja te raho, csclamaren tots.
—Si tenc raho? que me passa per
demunt es cap, per aixo en arriba a son Trabuc, per lo senyal i cada vespre fora vesa, desxondits i fora
son a resa tothom el Sant Rosari.
Lectors i lectores de «EI Heraldo
de Cristo», que haveu sentit? ala ido, es mitx de tanta impiedad que per tot arreu mos envida, sense cap mica d'empagaiment, retruquem amb el Sant Rosari, resant-lo cada dia amb
de oció i sa vfcíoria será de part nos¬
tra; VOS ho promet de bon de veres i
sense riure
Es VEY DE SON AeEGRE.
EL HERALDO DE CRISTO
159
NECROLOGin
Palma
El dia 18 de agosto murió la M. Sor María Tomasa Cañellasy Calafell, actual tornera, de las religiosas capuchinas, a la edad de 65 años y 37 de Religión. Era natural de Esta-
llens.
Falleció muy resignada suspirando por unirse con su Esposo Jesús. Fué toda su vi¬ da un ejemplar de la vida común y pun¬
tualidad en todos los actos de Comunidad
siendo siempre de las primeras sobre todo a maitines. Su robustez quedó minada por unas malignas fiebres a causa de las cuales estando ya mejorada, le sobrevino una parálisis cardíaca que en pocos momen¬ tos le quitó la vida. Habia recibido con fer¬ vor nada común los santos Sacramentos y una hora ante» de espirar se habia confesa¬
do. A. E. R. 1. P.
perezas y contrariedades que suelen surgir a veces entre caracteres opuestos con su hu¬ mildad y discreción unia los pareceres más encontrados: con su celo y entusiasmo por la gloria de Dios enardecía a las jovenes á trabajar por su causa y en todas las solemni¬ dades de la iglesia, ella bajo su dirección se las veía siempre consagradas al ornato y esplendor del culto.
D.^ Magdalena Celiá Martorell
—Dia 24 de Agosto pasó a mejor vida la piadosa señora y terciaria fervorosa D.“ Mag¬ dalena Mas Florit. A su familia y en especial a su hijo el Rdg. Sr. D. Antonio Bosch, Pbro. enviamos la expresión de nuestro más sen¬ tido pésame, y al mismo tiempo suplicamos a nuestros lectores que cumplan con la di¬ funta los deberes que les impone la caridad.
Campanef
El 27 del pasado Agosto falleció en Campanet la fervorosa y entusiasta terciaria D.“
Mandalena Celia Martorell: la causa católica
de Campanet pierde un ferviente y decidido aposto!: la orden tercera de aquel pueblo su paladin más esforzado: La vida de Mag¬
dalena va unida á todas las empresas
y obras buenas que en su vida sedesarrollaron en el campo católico de su pue¬ blo natal: ella siempre füé la primera que en todas tomó parte activísima: ella, siempre bajo la obediencia de sus superiores, les co¬ municó con su actividad y entusiasmo calor y vida: presidenta general de las Hijás de María trabajó con discreción y prudencia en
formar una asociación modelo: con su ca¬
rácter dulce y bondadoso suavizaba las as¬
Enamorada de la Eucaristia, tenía a su
cargo el cuidado de 1« capilla del Smo: aquí consagró todos sus cuidados: por aquí fue¬ ron todos sus desvelos y no perdonaba me¬ dio ni omitía esfuerzo para que el amor de
sus amores oculto en el tabernáculo, se vie¬
ra rodeado de todo el ornato, esplendor y
limpieza posibles: fervorosa entusiasta de la
T. O. de N. P. S. Francisco de la cual era
alli ministra, trabajó siempre para extender¬ la y fomentarla, debiéndose en gran parte a ella la construcción del precioso estandarte que posee dicha asociación, llevándose al sepulcro la idea que tenía últimamente de ad¬ quirir una estátua de S. Francisco. ¡Oh cuan buena era Magdalena!: ella no vivía mas ^ue para Dios, para la iglesia y para salvar al¬ mas: la idea de Dios tenia ocupada siempre su inteligencia y nada le importaba sufrir al¬ guna humillación y desprecio con tal que Dios fuese amado: el cuidado de la iglesia era el objeto de sus mas constantes anhelos: á ella dedicaba las mejores horas de su vida: recuerdo perenne de su laboriosidad, desin¬ terés, exquisitez y buen gusto, es la preciosa vestidura de damascos que hace pocos años se estrenó en la iglesia de Campanet, lodo
160
EL HERALDO DE CRISTO
construido por ella y bajo su dirección con la ayuda de muchas jóvenes que tanto la querían y estimaban: no se limitaba su acción en el seno de la congregación y en la iglesia, sino que como apóstol de Cristo y celosa de la salvación de las almas, acudia alij
donde babia necesidad: ¡cuantas veces con
sus consejos, dirimia disputas, apartaba al¬ mas del pecado, las conducía y les invitaba á separarse del ma-l!: no era extraño que fuera amada y respetada de todo Campanet: buena prueba de ello dió al asociarse todo el pueblo a las exequias que por ella se ce¬ lebraron rindiéndole la última prueba de su estimación y afecto.
Su niuerte fue como su vida. Dios la visitó
con larga enfermedad sufrida con resigna¬ ción y edificando con su paciencia y confor¬
midad en la voluntad Divina. Dios segura¬
mente la habrá premiado con la corona de los justos, pero si algo le quedare aún para purgar, suplicamos a los lectores de «El Heraldo» una oración en sufragio de su al¬
ma.
IBiloliog'ra.fía*
¡SED AlfEGRFSi ElSeráfíso PobrecHío ^ ¡a Hlegria de la Vida por el R. P. Dr. Vicftorino
Facchineftb O. F. M. Traducción
de la tercera edición italiana por
eí R. P. Hgustín Hroe, O. F. NI. con seis artísticos fotograbados
fuera del texto.—Forma un uo-
lumen de 328 páginas, tamaño 18x11 cm. En rústica 4'50 pe¬ setas. Encuadernado e tela 6 pe¬
setas. Esta obra sumamente interesante y
atractiva por su fondo y por su forma ten¬ drá síh duda éxito muy favorable en Es¬ paña; como lo ha tenido en Italia y en otras naciones Hombres insignes en las ciencias y en las letras, y entre ellos el Cardenal üasparri en nombre del Sumo Pontífice, la han elogiado grandemente
augurando copiosos frutos de su lectura
en todas las clases de la sociedad.
Su objeto es enseñar a todos en que consiste la verdadera dicha y felicidad y señalar los medios para alcanzarla aun en esta vida presente. A pesar de las mise¬ rias y calamidades que la envuelven, po¬ demos encontrar la verdadera alegría en medio de todos los reveses y contratiem¬ pos que nos ocurran. El autor lo demues¬ tra con el ejemplo viviente y palpable del glorioso Patriarca San Francisco que su¬
po hermanar siempre la . práctica de la virtud más perfecta, con la alegría espi¬ ritual que rebosaba continuamente de su corazÓH seráfico. La figura del Serafín de Asís descrita por el Autor resulta tan bella
y encantadora que no puede menos de
producir gratísima impresión en el ánimo de los lectores y de atraer su corazón a amarle y a imitarle.
El estilo es espontáneo, insinuante, ter¬
so y lleno de imágenes que sin esfuerzo
alguno brotan de la pluma, como las flo¬ res silvestres brotan del campo en la épo¬
ca primaveral.
Recomendamos de veras a nuestros
suscritores la lectura de ¡ced Alegres! en la seguridad de que sacarán de ella fruto
copioso de paz y alegría espiritual y nor¬ mas indefectibles de una vida mas perfec¬ ta y santa.
SUMARIO
PAOS.
Mili Francisca.
.
.
.145
Camino de la imitación de
Jesucristo
.
.
.146
A vuela pluma
.
.
. 148
Rondalles Mallorquines .
. 150
Un Recuerdo Oportuno .
.
155
Las modas en el Templo, Un inci¬
dente de efectos saludables 155
Una jugada segura,
. 156
Necrología .
.
.
. 159
Bibliografía .
.
.
. 160
Tip. Llinás, C. de la Virtud.-Inca.
^ VlORIERñS hRTÍSTICAS
MOSfliCOS VENECIANOS
Para iglesias, oratorios, edificios públicos y casas parliculares
= MAÜMÈJEAN H- =
04, F'aseo de la Castellana, Madrid
FÁBRICAS EN PARIS Y SAN SEBASTIÁN
Entre tos trabajos más importantes recientemente ejecutados o en^ejecución, merecen citárselos siguientes:
VIDRIERAS de jas Catedrales de Burgos, de Nuestra Señora de la Almudena (M i" drid), de Vitoria (Españaj, de Bayona y de Tarbes (Francia), Nueva Catedral de Orán (Argelia), de Fernando Póo ('Guinea Española), parroquias de Sta. Eugenia, de S.Ma<-tin de Santiago en Biarritz y Pau (Francia), Templo .votivo del Sagrado Corazón de Bogotá (Colombia), de los Rdos Padres Dominicos de Chin, quinquirá (Colombia^, de los Rdos. Padres Pasionistas de Toluca (Vléxico), de os Rdos. Padres Escolapios de Buenos Aires /'República Argentina), de Colegio de Belen de la Compañía de Jesús en la Habana (Isla de Cuba), Nuevo Seminario de Bayona (Francia), nueva iglesia parrequiai de Melilla (Marruecos), Portuguesse Mission Chuch de Malacca (Estrechos), igle¬ sia de Orsay, Paris (Francia); Palacio de justicia de Barcelona, Casas Ayuntamientos de Málaga, Sevilla, Madrid y Biarritz;Nuevas estaciones de Biarritz, de Toledo, de Va¬ lencia, Club Español de Buenos Aires, Nuevo editicio del Banco Español del Río de la Plata en Madrid, etc. etc.
MOSAICOS de la Catedral de Sevilla, de la Mesquita de Córdoba, de la Residencia de los RR. pp. Jesuítas de S. Sebastián, de la Sta. Casa de Loyola, de la Sta. Cueva de Mahresa, iglesia de S. Manuel y S. Benito, de los Rdos. Padres Agustinos de Madrid, Obispado de pasto (Colombia), de Bayona (Francia), cinemade Saint pau! de paris, etc
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