El Heraldo de Cristo 1919, n. 118
EI Heraldo de Cristo
.Revista mensual ilustrada

Año X.

Palma Febrero 1919

Núm.. 118

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Redacción y Administración: Convento de San Francisco
Palma de Mallorca

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Año X.

Febrero de 1919

Núm. 118

STTMAH-IO o-

Conmemoración centenaria. — Coses de
certs... regionalistes.—Tres visions (poesía). — Historia que se repite.—D. Miguel Saivá y

Llompart, Pbro., Terciario.—Noticias y Va¬ riedades.—Necrología.Seráfica. - Heróico comportamiento. — Rondaya.

CONMEMORACIÓN CENTENARIA

Quadrado y el Claustro de S. Francisco

ERÍA un silencio imperdonable

en cualcquiera de las publica¬ ciones diarias o periódicas,
si en estos momentos no le-

voz repercutiendo, al menos, el eco que de todos los ámbitos de la isla resuena, ensalzando la memoria cen¬

tenaria del hombre honrado, sabio, cívi¬

co y religioso; del hombre ideal, mode¬ lo de los hombres en los tiempos actua¬
les. Considérese a este hombre, como se

quiera, tanto en su valor religioso y so¬ cial, como intelectual y honrado; desde

cualquier punto que se le considere, aparecerá grande, extraordinario y digno de todo encomio y admiración. Trazar

un panegírico del Sr. Quadrado, en cual¬

quiera de estos aspectos, sería, como
vulgarmente se dice, cortar y coser. La materia es abundosa y no había más que

dejar correr la pluma.

*

Nosotros no pretendemos nada de es¬
to, porque sería salimos de los intentos
propios de nuestra humilde Revista.
Queremos solamente entrar en ese con¬
cierto de patriotismo, paja no disonar
con nuestro silencio, en esa sinfonía har¬ mónica de alabanzas con las que el pue¬ blo mallorquín horira a uno de sus más
preclaros hijos. Y al levantar , nuestra
voz, no queremos cantar a solo; quere¬
mos que nuestra voz se confunda en esa
gran masa coral que dice: admiración,
honor, alabanza. Y si se nos permitiera
un compás aparte, añadiríamos: gratitud. Porque, en verdad,^ los franciscanos,
además de patriotas, somos agradeci¬ dos. Y la gratitud hacia el ilustre Qua¬ drado nos obliga a recordar sus'íncesan-
tes trabajos por la conservación del Claustro de San Francisco, joya inapre¬ ciable por su valor artístico. Pues aquc-

22

El Heraldo de Cristo

lia alma de altos vuelos escéticos sentía
toda la belleza que este monumento en¬ cierra. Quadrado lo consideraba único
en su género y que no tiene rival en to¬ dos los dominios españoles y aún en todo el orbe franciscano; él creía honrar
a su pueblo, sacando de la abyección, en que se encontraba, esta perla precio¬ sa profanada por gente de mal vivir: él temía que los forasteros, al poner sus plantas en nuestras hermosas playas, nos
confundiera con los habitantes de las
costas rifeñas, no viendo distinción entre
un presidio y un templo de la más fína belleza; él se avergonzaba ante la posi¬ bilidad de que el baldón más ignominio¬ so, pudiera mancillar nuestra hidalguía y humillar nuestra frente. Por eso vemos que el ilustre polígrafo y eminente ar¬
chivero de Palma acude a las altas esfe¬
ras gubernamentales, pidiendo protec¬ ción para la conservación y reparo de esta perla artística. Merced a sqs reitera¬ das instancias, logra las reales órdenes de 16 de Agosto de 1844, de 27 Di¬ ciembre de 1853, de 26 de Marzo de 1855. Y no solo eleva súplicas a los al¬ tos poderes de la nación, sino que inte¬ resa a sus amigos literarios de la corte para que le ayuden a conseguir tan no¬ ble empresa. Y sí la Diputación provin¬
cial de Baleares y el Ayuntamiento de
Palma y la Academia provincial de Be¬ llas Artes y ^>la Sociedad económica de Amigos del País y la Junta de Instruc¬ ción pública, la de Agricultura, Indus¬ tria y Comercio, y, al frente de todos ellos, la Comisión de Monumentos to¬ man cartas en el asunto, es debido a las iniciativas y entusiasmo del Sr. Qua¬ drado. Tiempo hubo que parecía no te¬
ner otra idea en su cerebro. Por eso en
conversaciones particulares, en, asam¬ bleas públicas, en cualquier lugar que se
le presentaba ocasión de hablar, trataba
de llevar su convicción a cualquiera que quisiese oirle.
Y hay que ver con qué valor y ener¬ gía interesaba el amor propio y la hon¬ rilla personal de todos aquellos, que de

alguna manera eran responsables del abandono en que yacía este monumen¬ tal templo del Arte. «Bien conocida es de V. E. — escribía en 24 de Junio de
1875 al Presidente de la real Academia
de San Fernando—la justa celebridad, no menos que el infortunio de esta des¬ graciada víctima del desorden burocrᬠtico aún más que del vandalismo revo¬ lucionario..... Se viene ya encima el hun¬ dimiento tantas veces anunciado... y la reparación, por poco que se difiera, va a llegar tardía. Ya ha desaparecido la es¬
belta bóveda del vestíbulo o portería y
exigen ser desmontados los lunetos. Ya faltan a las dilatadas galerías del claus¬
tro uno de sus más fuertes estribos an¬
gulares Mañana llegará orden apre¬ miante de repararlo, y ya no existirá, desplomado estrepitosamente Será una ignominia para el siglo y para la na¬ ción y no se eximirá de responsabili¬ dad esta Comisión, por más que haya reiterado una y otra vez sus vehementes
instancias; no se eximirá esa superior e
insigne Academia mientras no alcan¬ ce del gobierno, con el cual tanto pue¬ de, la inminente, la verdadera, la difinj-
tiva salvación del clautro de San Fran'^
cisco.»
Esta valentía de lénguaje y sentida ex¬ posición logró, que las Reales Acade¬ mias de la Historia y Bellas Artes reca¬
baran una R. O. del ministro de Fomen¬
tó, en fecha 4 de Febrero de 1881, por la que se declaraba el Claustro de San
Francisco Monumento Nacional. Pero la
eficacia de esta R. O. fué neutralizada
por otra del de Hacienda, emanada en 20 de Abril del mismo año. Insiste Qua¬
drado en 25 de Febrero de 1882 con
más energía y entereza, si cabe, ante las dichas reales Academias, y logran estas ilustres Corporaciones, del ramo de Hacienda, la ratificación de la R. O. de Fomento antes dicha y la cesión formal a este departamento, en 31 de Marzo de 1882; pero con la cláusula de reversión, en el supuesto q[ue dejara de ser Monu¬
mento Nacional.

El Herald ode Cristo

23

Saborean do se hallaba el Sr. Quadra-

Logra luego el Sr. Cuadrado algunos

do el triunfo de sus ideales, cuando por donativos de personas particulares y de

una R. O,, de 29 de Noviembre de ese algunas entidades, y con ellos se confor¬

mismo año 1882, pasa el Claustro de S. ta este anciano decrépito, para que vaya

Francisco, del ramo de Fomento al de tirando y resistiendo las inclemencias de

Gobernación, destinándolo para presi¬ unos cuantós inviernos, hasta que no po¬

dio, porque el del Olivar amenazaba diendo más, se vendrá al suelo, cual¬

ruina, según frase del ministro. ¡¡¡Bal- quier día, si no sale una mano cariñosa

don, Ignominia!!! ¿Se puede dar, ni aún que lo defiende, protege y ayuda. Pero

concebir, salvagismo mayor? Si en el ¿en donde está esta mano benéfica?

mundo hay colmos, formemos una pirᬠYo no la veo. La Comisión de monu¬

mide y en la cúspide más alta coloque¬ mentos, por tantos motivos laudable, y

mos este, con la siguiente inscripción: que por tantos años coadyuvó tan dig¬

Asi progresan los avanzados del último namente la incesante labor del Sr. Qua¬

tercio del siglo XIX.

drado, ya no existe, dimitió por digni¬

Cualquiera, por valiente que sea, hu¬ dad, ante los atropellos de una burocra¬

biera desmayado y retrocedido ante ta¬ cia utilitarista e ingorante Esto es sen¬

maño fracaso, Pero el Sr. Quadradq no sible, lamentable; pero esto es una triste
era de los adocenados, no era de los del realidad.

monton. El Sr. Quadrado era de esos

Si estas líneas fueron leídas con la

hombres miliarios, que al nacer se rom¬ ^ recta intención con que están escritas,

pe el molde, y por eso escasean en el por aquellos que pueden secundar los

mundo. Ante una dificultad, ai parecer ideales del inmortal Quadrado» merece¬

insuperable, y, pasando por encima de rían como este: admiración, honor, glo¬ las Academias y otros trámites legales, ria y gratitud. (1)

de un salto se planta ante el Ministro de Fomento, que entonces era su particular

Fr. Eduardo Faus O. M.

amigo, D. Alejandro Pidal, y en una ex¬

Palma 14 Febrero 1919.

posición detalladísima, que lleva la fe¬

cha de 9 de Abril de 1884, le informa de todo lo ocurrido desde la expulsión
de los franciscanos hasta la fecha; y de
tal suerte interesa la delicada fibra del
Ministro, que logra sea barrida la senti¬ na de la sociedad, que mancillaba la ni¬ tidez de esta perla ojival del siglo XIV.

(1). A cualquiera salta a la vista que, al recor¬ dar la grata memoria del ilustre* Quadrado,
en la conservación del claustro de ban Fran¬
cisco, no pretendemos afirmar, que sea esta gloria exclusivamente suya, sino que sobresa¬ le entre todos los que tal gloria merecen, a los cuales hará justicia la historia, a su debido tiempo.

COSES DE CERTS... REGIONALISTES

00 venir d’ont les deu no se una manía que tenen: una vertade¬
ra malaltia esperitual, que tal volta sía efecte d’una Haiga temporada d’ha-
verse alabats mutuamenta ells matei
xos, o fruit d’un ecces de vanitat y
presunció del seu talent i forçes, o
consecuencia d'un am.bent mal sá
aont bajen viscut. Lo cert es que se
troben en la trista situado de que per

ells, no hi ha mes art que la qu’ells
se forjen, ni mes literatura que’l seu llenguatje, ni mes política sana que la que ells fan, ni mes acert o pruden¬ cia o llum que la seva: i d’aqui un continu despreci deses coses fetes per els altres, si tenen la desgracia de no acertarlos el gust i ferho aixi com ells
se figuren que s’ha de fer. Lo pitjor de tot es que no sempre

24

El Heraldo de Cristo

la veritat serveix de fonament a Ies
seves crítiques o apreciacions; sino que prescindeixen d'ella i falten a ella amb tota la facilidat del qui te cos¬ tum de no fernj molt de cas, i de no asegurarse be abans de dir ses coses.
*
**
Aqui en trobarán una mostra eís nostros lectors, en aqueixes retxes que copiam, i que se refereixen a co¬
sa nostra.
Se titula: A Sant Francesc i diu així:
«No era prou Phaver esbutzat de part
de dins el dolcissim absid de Sant Eran-
cese destruint aquell recolliment que auriolava de penombra la tomba de Ra¬ mon Lull, amb l’estridència d’una ca¬
pella nova, una mostra més de aquestes pastiseries pseudo-gòtiques que’s veu que ès lo únic que pot sofrir la gent dels
nostres dies.
Un nou i terrible atac reformatori han
sofert les parets venerandes del temple.
Volem dir l’obertura d'un Portal nou
que dóna al carrer de Tronçoso, que s'ha fet destruint una ben simpàtica ca¬ pella, treguent el retaule i posant en son lloc un e&cansell d’ocasió procedent de la reforma del Circulo Mallorquín les inicials del qual ostenten encara els vi¬
dres no obstant el camvi de lloc... Lno
veim manera de borrar-les. A més, donaya la casualidat de que en aquesta
ex-capella hi havia dos sepulcres de la extinguida familia Pax, artisticament apreciables; i com que feien nosa per
l’escansell de marras els han tret defora
sense contemplacions, arreglant-los aixi com han pogut, que ha hagut d’esser
possant los un damunt s’altre, dins una especie d’entradéta a on els atlots troba¬
ran un local ad hoc per jugar a bolles.
Los ho recomanam.
Com a amics de l’art i defensors del
respecte elemental degut a la obra dels antics protestam anob tota força d’aques¬ ta obra. I al mateix temps, al donar compte del fet, salvant tots els respectes deguts i totes les bones intencions dels autors, com a fidels de la Santa Iglèsia

no podem manco de fer notar la trista significació de les vidrieres de l’escansell i de la expulsió dels sepulcres.

Avanti...

Mos diuen que s’està ja acabant la confecció d’un Ramon Lull de ciment armat de gran tamany destinat a esser col·locat damunt el portal renovat de Cura. Creim que basta l’enunciat i que’Is comentaris sobren aquí.
Però sabem que no molt enfora del portal hi ha un xiprer esquàlid que no pot arribar a medrar perque cada punt els llamps, baixen a acariciar-lo. I ens consola que—com que això del ciment armat per força deu atreure els llamps — a. la fi el pobre xiprer arribarà a treu¬
re cara.
Això dit salvant el nostre gran amor i devoció al Beat Ramon, major que’l que pugui tenir-li qui ès capaç d’imagiuarlo-se de ciment pòrtland.»

I arc feisvos càrrec de les observa¬

cions que segueixen. Si h'i ha gonyat i prou, amb les re¬

formes, el vertader recolliment devo¬

ra la tomba del Bto. Ramón ho saben

bé les persones que la visiten, i que no han de sentirse distretes per el se¬

guit trepiig dels que passen. Pero diu l’articulista que’l reculliment ha que¬ dat-destruit per Vestridencia d'una ca¬

pella nova. I ¿perque una capella no¬
va ha d’esser una estridencia? Axó no

ho diu l’articulista; i pensam que no devia troba lo mateix aquell homo benemerit del art i de les Betres (Don

Bartomeu Ferrà) que tenia un projec¬ te d’acabament del sepulcre, i no li

lo va ocorrer que nou posat en el se¬

pulcre mateix, hagués d’esser wna es-

tridencia-, ¡cuant manco posat a una capella!

Es ver que l’articulista diu que ía

capella es unSi pastisseria pseudo gòtica;

i cuant ell ho» diu..

Mirau quina

cosa; ni D Guiem Reynés {a. c s.), ni D. Faust Mofeb, ni D. Marc Lli¬

nàs, ni D. Sebastià Alcover, ni tants

ÉL Heraldo de Grietó

25

d’altres mestres que noltros hem sen¬ tits s'han donat conta de la pastisseria,

i ell

el crític de La veu, l’ha sabu¬

da descubrir! ¡Oh Teminencia pseudo-

artística!

**

I venguem are a !a destrucció de Ia
simpática capella: tan simpàtica per l’articulista, que segurament no la se devia hàver mirada d’aprop mai. Si la s’hagués mirada un poc, hauria sa¬ but que no es ve que els dos sepulcres de la familia Pax fessen nosa per la colocació del escansell; ni es ve que Jes hajen haguts de tocar ni treurer
defora; ni es ver que les hajem arre¬
gláis aixi com hem pogut, que ha hagut d'esser posantlos un demunt altre.
Tot aixo no es ver.

Perq.ue.si aquest articulista que te,

segons díu, cantes simpaties per sa

capella, i tan d’amor a! art, i tant de

respecte a la obra deis antics, no fos

tan

aixi com es, hauría sabut que

aqueis dos sepulcres estan un demunt

s'altre desde que feren el segon, es a dir

desde fa 319 anys. I ,ell encare no

sen ha donat conta! No digueu que no

tenga una vista privilegiada!

Pero io bo es que aqueis dos sepul eres, (que ocupen are el mateix lloc que ocupaven antes d’obrir el portal, ningú los ha tocats en res ni per res)
no tan sois estan un demunt s’altre
fa 319 anys; sino que hi estan per dis¬ posició expressa del difunt que está enterrat en el sepu'ere d’abaix. De manera que si no estiguessen un de¬ munt s'altre no se cumpliría la volun¬
tat dels antics. I no cregueu que per
sabrer aixó, importi buidarse! molt el
cap; basta tenir una mica d’amor al art, i un poc d’afició a lo antic, i una
mica d'interés en enterarse de ses co¬
ses abans de paríame, i haverse sa' crificats úna mica en llegir les inscrip¬ cions mateixes dels sepulcres, que ho
diuen tot.
Moltes persones, d’ençà que está

obert el nou portal, celebren la bona ocasió que aquest les ha donada per coneixer aqueis sepulcres i veurerlos
be; recomenam al articulista que hi fassa una passada, i, are que tendrá bona claror per llegir còmodament, se ficsi en les esmentades inscripcions, i se podrá fer càrrec de lo que tot'hom
ja sap, menos ell. Axí s’evitarà que l’art, i l’historia i
la'veritaí sen tornin du un nou i terri¬
ble atac reformatori cuant ell torni par¬
là de tal asunto.

Perocualque cosa li hem d'alabà al articulista. I per aixó no porem me¬ nos de donarii l’enhorabona per e' bon acert que ha tengut en recomenar als atiòts que vajín a jugar a bo lles a Ventr^deta de devant els sepul¬
cres. Aixó será un bon medi per due
entre joc i joc, Ijegesquen aquelles lletres de s sepulcres i aprenguen des¬ de nins loqu’ell rio ha apres encare
are, a pesar de les seves pretensions
de docte.

Avanti

* !|< .f: •

I de lo de Cura ¿que en direm? Fa be l’escriptor en no volerhi fer comen¬ taris: perque se veu a la llego que no
sap en quines circunstancies s’ha fet aixó de\\portal renovat de Cura; casi
assegurariam que no hi ha estat mai, o que si hi es estat no sab lo que va
veurer.

A pesar de tot l’homo no pot passar

sense dirhi 'a seva i diu

dues fal¬

sedats.

Perque es fals que e’. simpàtic i po¬
pular xiprer de Cura sia esquàlit; tots els que l'han vist en poren donar fe, i saben que te un ramatje nodrit i frondos amb la figura clásica de tais
arbres.

I també es fals que els llamps bai¬ xin cada punt a acariciarlo. Persones
que hi viuen aprop diuen que cualcú
conta que una vegada ni’n va pega un. No sabem que ningú ho sàpiga cert.

El Heraldo

Cmsto

De lo que haje d’esser d’aquí ende-

vant Deu dispondrá; pero noltros que
no tenim medis d'aixecar el Bt. Ra¬

món una estatua de marmol, i man¬

co de bronso, o metals preciosos, li

aixecarem de ciment portiant: i si

acas els llamps la perjudicassen, con-

tam en que l’articuüsta i companyia,
en vista del amor i devoció al Beat Ba

món procurarán sonarse la bossa i
aixecarni una de millor.

Mentres no la fassen de cap casta,

ni fassen per el Bto. Ramón mes de lo qu’han fet, tendrem motius serios per duptar de que el seu amor i devo¬ ció sia tan gran com diuen.

^' **

I una paraula mes per acabar. Ja sabem que el Regionalisme ben

entes, que es cosa molt boiia, no te la
culpa de les estridencies de alguns dels que se diuen regionalistes; pero
tenim la persuasió de que no medraria mai dins Mallorca él Regionalis¬

me, si no tengues defensors de mes seriedat, pes, i discreció que l’articulista de qui mos hem haguts d’ocu-

par.

Daniel.

1^55-

—qyj- TST- “qyy- -qyj—C53-

"

TRES VISIONS

^ L’he vista, plena de vida,
•r de gales, y de il·lusió, i y he plorat la seua eixida,
-j- quant de sa llar es sortida
i cap al hall... ¡Fatal visió!...

I Modestament arreglada \_T Vhe vista eixir, apenada, I cap a la llar del doló, I a dar a Vamiga amada
I dols consol... ¡Plahent visió!..
T Galanament enllestida,
t pietosa, alegre, aixerida, T cap a V Ofici majó t deis diumenges ja’s partida,
cor net... ¡Divina visió!.,.

T

A. García Rover

El Heraldo de Cristo

Historia que se repite

I
L oro fúlgido de la tarde se iba reti¬ rando del aposento, y las sombras
de la noche descendían lentamente por
los rasgados ventanales, en aquella ve¬
tusta estancia.
Lujosos muebles que llévaban en si impresa la negra pátina de ios siglos, desaparecían confusamente en las som¬ bras vesperales.
Surgía en un extremo un antiguo lecho imperial, sobre el que se divisaba un bulto informe que exhalaba una respira¬ ción penosa y entrecortada.
Sobre blancos almohadones se distin¬
guía un rostro pálido y ojeroso^ todo cargado de melancólica pesadumbre.
Sus labios amoratados se desplegaron en un gesto de tristeza y añoranza, y con voz impregnada de lúgubre angustia, balbucieron por dos veces:
—¡María!... ¡María!
II
María Amada es la hija del señorial castillo, fresca y sonrosada, con sus pro¬ fundos ojos negros como las moras ma¬
duras.
Cuenta únicamente diez abriles, per¬ fumados de candor e inocencia, pasados entre el calor del nido de su hogar y la tierna solicitud de las Religiosas del Sa¬ grado Corazón.
Vedla dirigirse a su casa paterna bajo las alas del crepúsculo que arroja ava¬ lancha de oro y púrpura sobre las leja¬
nas cimas.
Entra medrosamente en su casa, opri¬ mida el alma por siniestros pensamien¬
tos.

Váse hacia su padre y se abraza a aquel cuerpo urente por la fiebre, sobre el que deja caer como una lluvia de ro¬ sas, la lluvia de süs besos.
El rostro de su padre se iluminó con un trémulo rayo de súbita alegria, y la angustia hizo nudos de llanto en su gar¬
ganta.
Sonaron unos gemidos, algunas pala¬
bras de cariño mezcladas con murmullos
de llanto y de besos.... De entre los brazos de su padre tuvie¬
ron que arrancar el cuerpo desvanecido de su hija.
in
Habían transcurrido ocho días. En el
cuarto del paciente percibíase como un
frío aroma tristemente melancólico de
tragedia. —¡Buenos días, Emilio! —¡Buenos días!, gime lastimeramente
el enfermo.
—¡Vamos que hoy te encuentras mejor!
Ahora lo ha dicho el médico.
—Era de esperar. Ahora que asoma ya la primavera con sus llamaradas de
luz.... el tibio ambiente de la mañana ...
y esos plácidos atardeceres.... todo pre¬ dispone a la salud.
Cinco minutos despues entraba un amigo suyo:
—¡Hola Emilio! ¿qué tal? ^ —¡ ! El enfermo mueve fatigada-
mente la cabeza.
—No es de extrañar que te sientas peor.... hace un dia terriblemente frió.... las paredes gotean, tanta es la hume-

2B

Èl Heraldq de CrisDo

dad.... de un cielo bajo y plomizo cae
intermitente la lluvia....
Un cuarto de hora despues entra su
hermano:
—¡Hola, bribón! pones hoy mejor as¬ pecto. Es necesario que dejes pronto las sábanas, ahora que se presentan unos días primaverales; precisa, hermano, as¬ pirar el aroma de la floreciente campiña que baña el sol con sus alas de oro...
Y desfílaban los distintos comedian¬
tes con sus estudiadas y sonoras frases, derrochando gestos de gallardía tribuni¬ cia y contradiciendo unos lo que habían
afirmado los otros.
Y el pobre enfermo, sintiendo correr por su cuerpo el algor de la muerte, se¬ guía revolviéndose en su lecho de dudas y terribles presentimientos, con él dolo¬ roso tormento del que se acostara sobre un lecho de punzantes espinos.
Entró su esposa con una taza de tisa¬ na que despedía tibio perfume:
—Dime, te ruego ¿estoy en peligro? —¿|En peligro!? ¡No digas tales bar¬ baridades que me rasgas el corazón con
tus fantasias. Cuantos hombres que mos¬
tráis.por fuera unas híspidas barbas, sois unos niños que tembláis al menor...
—No, yo no tiemblo! Lo que quisiera saber.... comprendes ...
—Pero hombre, te has vuelto loco! Tranquilízate y aleja estos sombríos pre¬
sentimientos.... IV

Las ocho de la tarde. La débil luz de

una lámpara iluminaba las sombras del

aposento del paciente, quien estuoso se

agitaba con violencia.

4

Oíanse a lo lejos el susurro de la con¬

versación y las risas de toda la casa reu¬
nida al calor de la lumbre.

María Amada ha venido al lado de su
padre a hacerle compañía.
El enfermo experimenta un pequeño alivio ante esta placida visión de inocen¬
cia i dulzura.
—Atiende, hija del alma, ahora qüe estamos solos y nadie nos oye. Yo soy un buen cristiano..., sabes? ... Yo no quisiera emprender el viaje de la eterni¬
dad como un perro.... pero.... ¿no es ver¬
dad que estoy muy mal?
—! ! María se inclinó sobre su pa¬
dre sollozante, y sobre su frente, como una lluvia de perlas, vertió la tempestad
de su cálido llanto.
—¡Pero hija, respóndeme! —Estás muy mal, antes de ahora lo
ha dicho el médico.
—¡Cómo no me engañaba! ¡Cómo que
me creen un cobarde!
Palideció ante el peligro que se le obligaba a vadear sin el auxilio de los últimos sacramentos, y sus ojos desen¬ cajados, llenos de las visiones de la muerte, se perdieron mirando a lo infi¬ nito, con mirada fiera.
—¡Mamá, un cura! —Cállate, hija! ¡Como si quisieras matar a tu padre con la presencia de un
cura!
V
Media noche. Un sacerdote despedía con las oraciones señaladas por la Igle¬ sia el alma de un cuerpo frió e inerte, que seguramente habría ya sorteado el peligro de la eternidad.
Su mujer, desgreñada, pálida y mar¬ chita era torturada por trágicos remor¬
dimientos.
Céfiro Blando,

ÉL Heraldo de Cristo

¿9

Terciario
El 22 de Diciembre de 1918 terminó
sus días sobre la tierra y entregó su al¬
ma al Señor este virtuoso sacerdote y fervoroso terciario de S. Francisco en
su casa natal de Lluchmayor. Distinguió¬ se por el exacto cumplimiento de sus deberes sacerdotales, y de su piedad son una muestra las palabras con que
encabezó sus notas testamentarias: «Yo
el más humilde sacerdote de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana cuya san¬ tidad y origen divino proclamo, creo en sus dogmas y enseñanzas como inspira¬ dos que son por el Espíritu Santo; de¬
seo morir en la Fe Católica toda mi vi¬
da ardorosamente profesada, en la fe de mis mayores que reina en Mallorca y es el alma de la Patria. Pido a Jesucristo mi
Salvador me conceda la^ gracia de morir
abrazado a su Cruz Redentora, invocando
su santo Nombre; suplico a la Virgen de Gracia a quien amo tanto desde mi ju¬ ventud ampare mi alma bajo su protec¬ ción en la hora postrera, ayudándome para alcanzar la gracia de Dios.
A Dios mi Criador pido perdón de mis culpas y pecados. Pídole también a parientes y amigos, seguros, como pue¬ den estar, que a todos perdono de cora¬
zón.»
Vistió el santo hábito de la Orden
Tercera en 1909 en el Convento de
Lluchmayor e hizo su profesión en el
Santuario de Nuestra Señora de Cura.
Distinguióse notablemente por sus conocimientos arquitectónicos de suer¬ te que puede decirse sin ponderación que apenas se hacía alguna obra de im¬ portancia en Lluchmayor, que él no di¬ rigiese, o al menos tuviese en ella algu¬ na intervención. El trazó los planos y di¬
rigió las obras de las capillas del Ce¬
menterio, del Arenal, de los predios Son

Juliá y Pedregar, de las Religiosas de la Caridad y de los Sagrados Corazones, y otros'muchos en diferentes pueblos de
la Isla
A él se debe el diseño del órgano de la iglesia parroquial y rara será la obra
de restauración o adorno de la misma
iglesia en que él no haya cooperado con su consejo o dirección durante los últi¬
mos treinta años de su vida.
La Orden Tercera Regular tiene que agradecerle los planos de las obras de
restauración de los convertios de Lluch¬
mayor, Artá e Inca, cuyos trabajos hizo con la mayor generosidad, sin admitir recompensa alguna.
El edificio del Banco de Lluchmayor, cuya hermosa fachada es sin dúdala me¬ jor que en construcciones civiles encie¬ rra dicha población, es también obra
suya.
El tiempo que le sobraba después de
prestar sus servicios como primicerio en las funciones de la iglesia parro¬ quial, lo dedicó a la enseñanza de las primeras letras y de dibujo, y su escue¬ la dió un contingente de aprovechados discípulos que guardan con piadosa es¬ tima los felices recuerdos del saber y de la bondad de su antiguo Maestro.
Además del cargo de Primicerio ejer¬
ció los de Consiliario del Círculo de
Obreros Católicos y Rector de las igle¬ sias del Cementerio y de Nuestra Seño¬ ra de Gracia. Este Santuario era el obje¬ to de su predilección y profesaba devo¬ ción tiernísima a la Virgen en él venera¬ da, y no perdonaba medio que estuviese a su alcance para promoverla entre los
fieles.
Después de larga enfermedad sopor¬ tada con mucha paciencia y resignación cristiana, terminó su vida mortal, dejan¬ do en el pueblo que le vio nacer, per¬ durable ejemplo de virtudes.

30

El Heraldo de Cristo

El Heraldo de Cristo

31

Frutos de la oración
Un valiente militar, al pasar por de¬ lante de una Cruz que había en un pa¬
seo, se hincó de rodillas y se puso a re¬
zar.
Algunas jóvenes que le vieron se mo¬ faron de la piedad y religión del pundo¬
noroso militar.
Pocos años después el militar llegó a ser sacerdote y se fué a las Misiones ex¬ tranjeras. Después de seis años de pe hosos trabajos volvió a su patria, se de¬ tuvo en una gran ciudad y fué a cele¬ brar en la iglesia de un convento próxi¬ mo a la casa en qu'e se hospedaba.
Mientras celebrábala Santa Misa,una
joven Religiosa no quitaba los ojos del
celebrante.
—¡Si conozco yo a ese Sacerdote! — decía para sí:—¡si es él!.,. ¡El mismo que hace seis años se arrodilló delante
de la Cruz.
Acabada la Misa, la joven Religiosa contó el caso a la Superiora, la cuál le mandó servir el desayuno al Misionero.
Al verle en el comedor cayó la Reli¬
giosa a sus pies llorando y sollozando.
—Pero, hermana, ¿qué tienes y por qué lloras?
¡Ay, Padre! Yo soy una de aquellas
cuatró jóvenes que se burlaron de usted cuando se arrodilló a los pies de la Cruz del paseo. Y vea usted, Padre, desde aquel mismo momento me vino el pen¬

samiento de ser religiosa; y aquí me tie¬
ne en esta santa casa.
— Es que yo recé por vosotras,—re¬ puso el sacerdote,—y Dios me oyó, y hoy tengo la dicha de bendecirte.
Heroísmo
Era en la primera mitad del siglo pa¬
sado.
La peste a la sazón se presentaba to¬ dos los años en* Jerusalén. Del convento franciscano que allí existe, salía entre¬ tanto, después de prepararse para la muerte, un religioso para confesar a los apestados católicos y prestar sus servi
cios a cuantos lo necesitaban. Todos los
días pasaba por delante del convento, tocando una carçpanita, para avisar a sus hermanos que aun estaba vivo. El día en que no se oía más el toque de la
campañiía, otro religioso preparábase
para la muerte y abandonaba el conven¬ to para continuar la heroica obra de ca¬
ridad..Y así sucesivamente sacrificaron
sus vidas, en aras de la más ardiente ca¬ ridad, un gran número de religiosos de aquel santo convento. ¡Tanto heroísmo
sólo en la escuela del divino Redentor
se aprende!
Centenario del hallazgo dei Cuerpo
de San Francisco
El periódico oficial de la Santa Sede publica una Carta de Su Santidad Bene¬
dicto XV al Rdmo. P. Vicario General

32

El HbrAldo dé CríSTo

de los Frailes Menores Conventuales,
sobre, el primer centenario del hallazgo del cuerpo del Santo Fundador, en la cripta de la Basílica de Asís, edificada por Fray Elias de Cortona. Del Sepul¬
cro de San Francisco son custodios los
Franciscanos Conventuales, y a las Ba¬ sílicas central y superior del mismó han añadido, después del descubrimiento del sagrado cuerpo, la iglesia subterrᬠnea o cripta. El hallazgo del cuerpo de San Francisco tuvo lugar el año 1818, pero su Santidad quiere que el cente-
se celebre dos años más tarde, en 1920,
por ser de esa fecha del siglo anterior las Letras Apostólicas de Pío VII en las que se afirmaba «constar déla identidad del cuerpo hallado debajo del altar ma¬ yor de la Basílica inferior (central ahora) y que verdaderamente es el cuerpo de San Francisco, Fundador de la Orden
de los Frailes Menores. El Papa conce¬ de que, en las fie’stas y triduos que en Diciembre de 1920 celebren en la Basí¬ lica de Asís y en las iglesias de todas las
familias de las tres Ordenes Francisca¬
nas, ganen indulgencias de siete años y
otras tantas cuarentenas, cada. vez, los
que asistan a alguno de los menciona¬ dos cultos, e indulgencia plenaria una vez los que además confiesen y comul-
guen.
Un Terciario modelo
El día 14 de Diciembre entregó su espíritu al Creador el rico propietario y fervoroso terciario, de Antequera, don Agustín Blázquez Moreno.
Por los gratos y edificantes recuerdos que ha dejado merece que por nuestra parte, dado que también era insigne bienhechor de la Orden^ le dediquemos unas líneas de necrología más extensas, las que podríamos condensar en esas tres cualidades que S. Bernardo aplica
a todas las almas santas.
Mens in Deo^ cor in próximo^ caro in
cruce. La mente en Dios, de tal suerte
la tenía puesta el finado que, además de su oración mental y comunión diarias, solía decir y lo repitió el día anterior

de su muerte: «Si Dios me permitiese que me quedase a pedir limosna y me
quitase además a todos los de mi fami¬ lia apesar de que tantísimo los quiero, no sólo me quedaría resignado, sino
hasta contento.»
El corazón que tenía para con sus
prójimos lo podían referir con juramen¬ to la ancianita a quien dió un día supropio calzado, yendo en su coche, el pobre a quien compró una casita porque le habían echado fuera de la que habita¬ ba; y jornaleros a quienes dejó abonado
el salario hasta los días de Pascua inclu¬
sive.
Por no extendernos demasiado po¬
dríamos decir que con los rasgos de ca¬ ridad que ha practicado, y llevado a ca¬ bo, se podría escribir el primer capítulo de esa gran obra inédita que llevará por título «Resolución del problema social.»
Y de tener su carne crucificada en la
cruz con Cristo son fiel testimonio, la -
resignación cristiana con que ha llevado siempre largas y penosas enfermedades, en medio de continuos cuidados y des¬
velos, amén de las mortificaciones (que
practicaba, como depone su confesor. Podemos afirmar que era un alma
santa; pués. además de lo dicho, si he¬ mos de admitir que de la abundancia
del corazón habla la boca, estas fueron
sus últimas palabras, cuando pedía a su hija mayor que le hablase algo espiri¬ tual, al contarle ésta lo que hacían las almas santa, dijo de pronto: ¡Qué bueno es ser santol Y expiró.
Descanse en Paz el ilustre y santo ter¬
ciario, y al propio tiempo que le ofren¬ damos estas líneas como justo tributo de cariño, veneración y agradecimiento, ro¬ gamos a nuestros lectores le encomien¬ den a Dios, por si en sus altos juicios necesitase su alma de sufragios.
La lengua de moda
Dijérase que en Nueva Yo.'rk no se es¬ tudia otra lengua extranjera que la española. Este país profesa admiración por Francia y ha hecho por Francia una

El Heraldo de Cristo

33

obra excepcional. Sin embargo, el fran> cés se estudia poco o no se cultiva todo
lo que debiera cultivarse. En cambio, todas las preferencias de la filología son para el español, pues se les ha metido
en la cabeza a millones de personas que los Estados Unidos van a cubrir la ma¬

yor parte de los mercados íbero ameri¬

canos y por consiguiente, para hacerse rico lo único que se necesita es saber
español.
El diario The Ñezv York Herald pu¬ blica a este respecto una menuda nota

que no es nada insignificante y tiene
gran valor, porque en ella no puede desconocerse el sello de la imparciali¬
dad. Dice así:

cMe está dando la impresión de que todo el mundo quisiera aprender el es¬
pañol y lo quisiera aprender aprisa, de
cíanos un librero establecido a corta

distancia del edificio del Herald,-»

«No puede usted formarse una idea
de la cantidad de llamadas que se me
dirigen, pidiéndome diccionarios Inglés-

español y libros de texto indispensables

para ese estudio, continuó. .Preveo que está usted inquiriendo la causa de esta avidez por familiarizarse con la lengua castellana. Pues bien, es que con la ter¬ minación de la guerra se ha consolida¬ do definitivamente la opinión de que es

te país está en vísperas de desenvolver un comercio prodigioso con los países de habla española, y tanto hombres co¬

mo mujeres, en gran cantidad, se están

proveyendo de instrumentos de lucha para disputarse el cliente con mayor eíi cacia. Es decir, toda esa gente se ha lan zado al estudio del español para atender la gran demanda de compradores y

compradoras que íuer^ de toda duda

han de venir.

;

Causa de beatificación

El 14 de Enero se ha discutido sobre
la Introdución de la causa de Beatifica¬
ción del siervo de Dios, V, P. Inocencio
del Berzo, Capuchino, de la Provincia de
Lombardia de Italia,

Con este motivo se hacen :['ervientes
oraciones para que sea puesto en los al¬ tares el V. Siervo de Dios, gloria de la Orden Capuchina.
Heroísmo
Era en la primera mitad del siglo pa¬ sado. La peste a la sazón se presentaba todos los años en Jerusalén. Del conven¬ to franciscano que allí existe, salía en¬ tretanto, después de prepararse para la' muerte, un religioso para confesar a los apestados católicos y prestar sus servi¬
cios a cuantos lo necesitaban. Todos los
días pasaba por delante del convento, tocando una campanitá, para avisar a sus hermanos que aún estaban vivos. El día en que no se oía más el toque de la campanita, otro religioso preparábase para la muerte y. abandonaba el convento para continuar la heróica obra de ca¬
ridad. Y así sucesivamente sacrificaron
sus vidas, en aras dé la más ardiente ca¬
ridad, un gran número deVeligioso 1 de aquel santo convento. ¡Tanto heroísmo
solo en la escuela del divino Redentor
se aprende!
élviso a los Terciarios
El Rdmo. P. Bernardino Klumper, De¬ legado General de nuestra Orden, ha¬ ciendo uso de las facultade ? especiales
que le fueron concedidas por la Santa Sede, en 14 de Agosto de 1918 se ha dignado revalidar las erecciones de Ter¬
ceras Ordenes, las vesticiones y las pro¬ fesiones que anteriormente a dicha fecha hubiesen sido nulas por cualquier defec¬ to esencial que en las mismas haya sido omitido, como se supone, de buena fe. Esta subsanación, hecha con autoridad del Sumo Pontífice, aleja de los Tercia¬
rios toda duda acerca de la validez de
sus vesticiones y profesiones y les da la seguridad de lucrar las innumerables in¬ dulgencias y gozar de los grandes privi¬ legios que a la Tercera Orden de Peni¬ tencia van anejos.

34

El Heraldo de Cristo

cos días una familia modelo y cristiana.

Descansen en paz.

CoSíiX.—El 25 de Enero prój^imo pa¬ sado falleció después de recibidos los S. Sacramentos la ejemplar y fervorosa terciaria D.^ Isabel Amengual.
Sencilla y afable de carácter, su muer¬ te no ha podido menos de ser sentidísi¬ ma no solo para su atribulada familia si¬

no para cuantos la conocieron y trata

Alquería Blanca. — Día 7 de Febrero pasó a mejor vida D. Miguel Rigo Rosselló padre de nuestro estimado herma¬ no lego, Fr. Bartolomé Rigo. Murió de muerte repentina a la edad de- 72 años.
Es de esperar que Dios Nuestro Se¬ ñor le ha recompensado con el cielo las virtudes que como honrado cristiano
practicaba. Reciba Fr. Bartolomé y sus hermanos
nuestro más sentido pésame, mientras
Rogamos a Dios por el descanso eterno
del finado.

ron.
Los pobres han perdido en ella una mano generosa que aliviaba continua¬ mente sus necesidades, y el templo de
Dios una bienechora decidida y entu¬
siasta.
Era una alma verdaderamente fran¬
ciscana tal, que quiso vestir después de su fallecimiento el hábito délas Hijas de
la Misericordia, terciarias franciscanas. Así como había edificado por su pic-
' dad y por su temple de cristiana cuando
estuvo en salud, al momento de su muer¬

te poco antes de su fallecimiento daba

CoStiX.—Víctima de la epidemia pasa¬ da murió en este pueblo el piadoso y
ferviente terciario de S. Francisco Bar

también saludables y preciosos consejos a su amante y desconsolada hija que llo¬
rando escuchaba a su madre diciéndole

tolomé Gili.

que desde el cielo continuaria siendo su

Era cristiano fervorosísimo, acercán guía y protectora como lo había sido

dose diariamente a la mesa Eucarística siempre durante su vida.

para recibir el pan de los fuertes, y de-*'
sempeñaba con celo y santo entusiasmo el cargo de sacristán de la Parroquia.
Murió santamente como había vivido

Desde el año 1909 pertenecía a la
V. Orden Tercera de S. Francisco dis¬
tinguiéndose siempre como terciaria fer¬ vorosa y humilde hija del Sérafín lia

después de haber recibido los Santos
Sacramentos tuviendo la dicha de oir en
el momento de su muerte de la virtuo
sísima y conocida joven Margarita 2/(3:, palabras de animación* y esperanza que dulcificaron todavía más su precio¬
sa y santa muerte.
Cuatro días después víctima también de la terrible epidemia, murió su amada esposa y modelo de madres cristianas dejando a dos hijitas suyas de 7 y 3 años

gado. Su ejemplar vida y cristiana muerte
nosi hacen confiar que habrá conseguido la gloria eterna.
Rogamos a Dios que derrame bálsa¬
mo de resignación sobre su desconsola¬ da hija, su hermano D, Sebastián, su hermana D.^ Juana Ministra de la Her¬ mandad de Costix y al mismo tiempo elevamos al cielo una oración por el descanso qterno de su alma.

respectivamente en el lecho del dolor, y como si sintiesen una nostalgia' ce¬
lestial abandonaron también al cabo de
pocos días esta tierra para unirse a sus queridos padres extinguiéndose en po¬

PallílQ.—Han fallecido las Hermanas
D.® Mariana Munar Cirer y D.^ Catalina
Colom Tomás.
A. E. R. I. P,

Heroico comportnmlenío
Viajaba tin-joven,, hijo de padres tan
honrados como cristianos, en un tren
que desde Madrid le conducía a Cádiz.
En una estación del tránsito se detuvo
el tiempo suficiente para sacudir el sue¬
ño tomando una taza de café en la fonda.
Apenas entró, en el establecimiento
llamó al mozo; éste le sirvió un café, y antes de apurarlo, como de costumbre, hizo el viajero la señal de la santa Cruz,
Frente al joven había una mesa ro¬ deada de comensales, gente alegre y capaz de reirse y burlarse hasta de su propia sombra, y como obedeciendo a un mismo impulso, saludaron con una estrepitosa carcajada el acto de persig¬ narse aquel jóven.
Este, rojo como una amapola y herido con el arma del ridículo, se puso en pie, y dirigiéndose a la alegre tertulia, dijo:
—¿Hay entre vosotros, por casuali¬ dad, algún soldado? Si es así, sepa que la Cruz fué la divisa del ejército que reintegró a los españoles el suelo de la
Patria contra la Media luna.
¿Hay entre vosotros algún comer¬ ciante? Pues sepa que la Cruz abrió a España y á Europa nuevas vías de co¬
municación mercantil y que puso en contacto el Occidente con el Oriente y
el mundo viejo con el mundo nuevo.
¿Sois mozos de cuerda?— dijo con
frase modesta.—Pues la Cruz restituyó la igualdad, la libertad y la fraternidad a los que el mundo consideró como es¬
clavos.

¡Qué! ¿Sois capitanes, oficíalesjefes? Pues sabed que Don Juan de Austria y
Sobieski llevaban la Cruz en sus pe¬ chos.
¿Sois hombres de letras? Pues sabed que la Cruz formó la ciencia española, los Centros del saber, las Universidades,
las Escuelas,
¿Sois, quizá poetas? Pues no seréis ni Fr. Luis de León, ni Calderón, que es¬ taban orgullosos de llevar la Cruz en sus
hábitos.
¡Sois unos cobardes, que más que hombres resultáis mujeres! Pues también la mujer debe a la Cruz lo que es hoy, como madre, esposa, compañera, her¬
mana...
Si no sois nada de esto, si no sois ni
ilustrados, ni militares, ni comerciantes, ni españoles, ¿qué queréis? Y os llamo de tú porque no merecéis otro trata¬
miento. ¿Queréis que haga tal vez sobre mi frente la señal del triángulo, que es la insignia del asesinato, del odio a la autoridad, del odio a mi Patria y a sus
grandezas creadas por la Cruz? ' ¿Queréis que haga sobre mi frente la
señal de la media luna, símbolo del odio
de la guerra a mi Patria y a mi Dios? ¿Por qué habéis recibido con carcaja¬
das estrepitosas la señal de la Cruz? ¡Co¬ bardes, antipatriotas, antiespañolesl
—Calle usted, joven—le dijeron to¬ dos;—usted es un valiente.
—Yo no soy valiente; no soy más
que un “hombre que recibió como única herencia de sus padres una sólida edu -

36

Juventud Seráfica

caclón cristiana, y gracias a la señal de la Cruz conservo la fe y el patriotismo y el sentido común, que suele perderse
cuando no se hace la señal del cristia¬
nismo.
El fondista que presenció la escena, desde aquel día determinó colocar una Cruz en li fonda, que presidiera loS co¬ mensales y que servía de ocasión para contar a los viajeros el episodio de aquel joven valiente y cristiano,
[Si hubiese muchos de estos valientes!
■
Jóvenes y hombres todos, si queréis ser grandes, si queréis coronaros un día de gloria inmortal, imitad este noble
ejemplo.

^

mh-

^^

RONDAYfl

VAIG a contarvos una rondaya que cuant era petiló vaig escoltar deis llavis tremolosos de ma
bona padrineta, que com totes les padri¬ nas del mon, ne sabía moltes y de tota mena, llargues com una corema, que du¬ raven dies y mes dies y que durant tots ells mos feyen estar, a mi y altres infantons, amb Ia boca badada esperant el desenlaç; altres eran curtetes, curtetes,
que sols duraven un moment, una esto-
neta petita, pero totes tan garridas, les escoltaven amb tant de goig que sens dupte les vos podriam contar totes, sen¬
se que hi faltás un punt. Post el sol le padrina asseguda a sa
cadira baixa encoxinada, després d’ha¬ ver contat els derrers punts de la calce¬ ta, o haver estojat la róba blanca adoba¬ da per ella dins sa canastreta fina de
joncs, donava permis a la tropa petitoria per invadí Testancia tranquila hont ella
ufanosa trahullava tot lo dia.
Una vesprada d’hivern, nostro retgi-
ment mínuscul d’Infanteria tenia mes ga¬
nes que may de sentir la rondayà, aquell dia vertadera, que la bona vel|a mos havia promès el vespre abans . digüentmos qu’ella mateixa havia escoltat la na¬ rració que mos contaria aqüella vetlada, dels mateixos interesáis. La rondaya

pasava a historia; podeu fer contes les
ganes que teniem que la mos contàs. Aquell vespre el petit retgiment de
renovers, que axis mos anomenava la bo¬ na vella, fèu l’assalt a la sala de costum

tranquila y neta de la padrina amb mes
coratge y ardiment que may. Aquella nit seria gros, lo que mos havia de con¬
tar no eran berbes com les rondayes dels altres vespres, alló que mos havia de contar era ve y ben vé y succehit, la
padrineta ho deya y bastava perque
ho fos.

Asseguts uns devora d’ella, li dema¬ naven a grans veus la rondaya, els altres que quedaven drets, li preniem un el perillo, l’altre el capdell del fil, l’altre í agulla que s’havia posat al cap entre e’s cabells de neu, y tots fent renou per setse li descontaven y li feyam escapa els punts de la calce que després torna¬ ba recullir amb paciencia de Santa.
A la fi la victorià fou nostra, la padri¬ na fent la senyal de la creu, fent-mos se¬ nya a nosaltres i traguent cl rosari antic que jo conexeria entre mil, comensava a reçar el rosari devant devant y contes¬
tant nosaltres amb molta devoció mans

plegades y sense adormirmós que sinó
la sentencia seria feresta no hi hauria

rondaya aquella nit. Acabada la sálve i la lleta^nía i resats

els obligats pare-nostros pels antepasats
i sants de la devoció de la velleta: el

rellotge de caixa, joia de familia que

presidia inmóvil i estirat els actes mes

solemnes de la llar tocà pausadament

deu campanades. ¡Animetes santes! di¬

gué sa padrina, les deu fillets rheus, ses

ave maríes i Deu vos deix pasà bona

nit i amorosa com tòtes les padrines

mos va besar a tots, deixant-mos a ca-

descún an el seu Ilitet ben tapedets i

deixant per demà l’historia tan espera¬

da; lo mateix que jo hauré de deixà per

demà o sigue el pròxim número, la na¬

rració del fet interessantíssim que feia

contes referir-vos pero estam per ses

cuartilles que es com si diguesem: han

tocat les deu i no cal fer altre cosa que

resar les Ave-marrfeS. ' •

y

Hntígua panadería 41#^ r>orno de la peletería

^

de

Especialidad en los panecillos de aceitej salados, franceses, panes blancos, de trigo y de los ricos bizcochos y burregos.
Se sirve todo a domicilio tanto los panecillos de la mañana como
los de la tarde.

Se venden Calle de la Campana n.® 5.—PALMA DE MALLORCA

Almacén de cafés,

azúca¬

res, ^ cacaos, ^ canelas, ^

harinas,salvados, ^ arro¬

ces y legumbres.

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