Reuisía mensual ilustrada Año X I Febrero 1918 ■ ■ 9íúm. 106 ' : pHNHDeRlH SHjVrH eQLHLlH Fabricación esmerada de galletas y bizcochos de todas clases. X33NrS»-A.I3Vr.A.ID-(auS Plaza de Juanot Colom.—Sucursal en la Plaza Santa Eulalia, 15.—Ser¬ vicio a Domicilio de todos sus productos. — Exacta puntualidad en los encargos Mercería “La Patria 9? DE E P- mà. ía, iiútfser*® 8 ZDS: 33^AI\_.I-.OHC3A. especiálidád en cafés Instalaciones de Alumbrado TOSTADOS DIARIAMENTE Eléctrico Timbres, Teléfonos y Pararrayos jf. José gestará Braulio González Calle Cordelería, 68 ELECTRICISTA MOTORES, ARCOS Y DINAMOS PALMA DE MALLORCA Palacio,25-PALMA de MALLORCA Gran Cerería BLANQUEO DE TODAS CLASES Cirios esteáricos primera c’ase a 2 Ptas. kilo Sieear del Real.-PALMA DE MAEEORÜA Para encargos, pedidos y deraáa iufurraes dirigirse a DON PABLO COMAS Y PAVERAS «un .Tlisiiel ni'm. SO. —PALMA A L M A. G Eí ISr IS 5S HIJOS DE BARTOLOME GUMBAU S. en C. 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En los demás días de Cuaresma, a las seis, rezo de la corona y ejercicio del Viacrucis. dOfJjitJ^ ^O Día 24 a las ocho, misa de comunión general para, los Terciarios. Por la tarde a las cuatro, reunión mensual con exposición y plática. CuarGíita^Horas p* or las Almas dG¡ Purgaíorio.==^'^^^ ■ zaran día 27. Exposición a las seis, empezando un turno de misas hasta las doce. Por la tarde a las seis, rezo de la corona, meditación, estación cantada y reserva. ^ ^ =r=^‘^” condiciones ordinarias los terciarios pueden ganar indulgencia plenaria los días siguientes de este mes: Día I, Bto, Andrés de los Condes. —2, La Purificación de la Virgen—3, Bta. Viridiana.— 4, S. José de Leonisa. — 5, Stos. Pedro Bautista y compañeros mártires del Japón.—S. Conrado de Plasència.—2p Sta. Angela de Méricis —22, Sta. Margarita de Cortona. Almacén de cafés, azúca^ res, cacaos, canelas, MERCERIA COLON DE — - harinas, salvados, arro= ces y legumbres, ^ BARTOLOMÉ BOSCH PÉREZ Ventas al pormayor.- Herrería, 22 y al detall.—Fideos, 9 y 11. paliHa pe malporoa Mercería, Paquetería, Novedades. Es la mejor surtida en artículos pa¬ ra señora y caballero.—Colón, 62. PALMA DE MALLORCA DISPONIBLE -i i i— —¿i i i Q¿j> (!) (!) - - rTJrCTTJXTXru *Ü~U' CJTTTJTLTtTXr-CTXrXJ U ^ -¿—¿—L i¡A-— A A ' UTJ ¿ ¿ fji A A ^TTJy Tjrcj· UTJ* u *0* Tf ru* ^ g El de Cristo g § ——- Revista mensual Dedicada al fomento y propagación de ilustrada —— la Tercera O. de S. Francisco sh ^h •<i j-í'/ run run run run run mm mm mm 7 ? 7 7 7 7 r "T'l!? mmmmmmmmm.m.mmmmmm o h r"T V 7 Y Redacción y Administración; Convento de San Francisco Palma de Mallorca Precios de suscripción: En España ... 2 ptas. al año. En el Extranjero . 3 » » Año X. Febrero de 1918 Núm. 106 sxtm; A itio Pan y trabajo.—¡¡Tres mil duros!!—Com vull moiir.-Somnis y realitats.—Accepit eum in ulnas...—¡¡Are es bona hora!!—El Reve¬ rendo don Guillermo Pujades, Pbro.—¿Se puede bailar? - Página amena.-Crónica Fran¬ ciscana.—Noticias y Variedades.—Necrología. —JuventudSeráfica- ¥u Francisco Gimé¬ nez de Cisneros.—Quousque tandem....^—La santa Cuaresma. PAN Y TRABAJO, 0 (s' Cuando el mundo falto de paz ha vis¬ to con horror levantarse el espectro del hambre, nos hemos acordado todos de aquella gran virtud que debe crecer y prosperar en medio de la paz, y hemos entendido claramente la necesidad y mé¬ rito del trabajo. ¡Cuánta ha sido la ceguera de muchos hombres respecto de este punto! Para cuántos ha sido un bello ideal el vivir sin trabajarl Y ¿cómo no, si para éstos la ley del trabajo es un yugo insoportable e indig¬ no del rey de la creación, principio y origen de los múltiples males que amar¬ gan y acibaran los dias de su existencia? Pero nada hay más absurdo y erróneo que tal suposición. Pues, en primer término, es un verda¬ dero error afirmar que el trabajo es in¬ digno del hombre, por ser éste eí ser más perfecto que salió de las omnipotentes manos de Dios en los seis días de la crea¬ ción. En efecto, la perfección del ser no ésfá reñida con el trabajo, antes al contrario podemos decir con toda razón que la ac¬ tividad de los seres, es proporcional a su perfección y por lo mismo que éuanto más perfecto es un ser mayor es y de¬ be ser el trabajo que ha de realizar. Adán trabajaba antes de empañar con el pecado la be¬ lleza de su alma inocente. Pues si bien es verdad que la tierra le ofrecía espon¬ táneamente todo cuanto pudiera desear para su sustento y regalo, es igualmente cierto que Dios colocó a nuestro primer padre en el Paraíso de deleite para que lo cultivase y guardase: lo cual supone trabajo por parte de Adán. Los ángeles trabajan. Los moradores todos de la celestial Jerusalén llevan una vida activa, modu¬ lando, agradecidos, himnos de gloria y alabanza a su Rey y Señor, y abismán¬ dose de continuo en el piélago insonda- 22 El HeraLdó de Cristo ble de los atributos de Dio?, para hallar nuevas bellezas y virtudes en Aquel que es infinito en todas sus perfecciones. Dios trabaja. Sí; Dios, que es la felicidad misma, siempre está ocupado, de tal manera que le podemos llamar con toda propiedad el trabajador por esencia. Con su traba¬ jo sacó de la nada la grandiosa y admira¬ ble máquina del universo; con su traba¬ jo hizo aparecer en el espacio el sol, la luna y la legiones incalculables de estre¬ llas que tachonan el firmamento; con su trabajo crió los peces que llenan las aguas del mar, las aves que revolotean por los aires, y las bestias que habitan la tierra. Finalmente con su trabajo for¬ mó al hombre a su imagen y semejanza, y le entregó el magnífico y colosal pala¬ cio que acababa de edificar. Dios hoy mismo trabaja y trabaja sin cesar en la conservación de todo cuanto existe; y tan necesaria es esta influencia divina que, si por un mo¬ mento faltara, todo volvería aí abismo de la nada de donde salió. Con ese trabajo ¡cosa aún más admirable! Dios coopera directa e inmediatamente en todas las operaciones de las criaturas, de tal ma¬ nera que ni el mayor astro que, siguiendo leyes fijas e inviolables, surca los espa¬ cios, ni el más imperceptible átomo, que es el juguete de los vientos, ni el hombre dotado de inteligencia y libertad, ni el más pequeño insecto que se arrastra por la íaz de la tierra, pueden ejecutar movi¬ miento alguno ni acción alguna sin el auxilio o concurso inmediato de Dios. Luego el trabajo lejos de denigrar y humillar al hombre, le ensalza, le digni¬ fica, le ennoblece. Por otra parte el trabajo es una fuen¬ te inagotable de donde dimana el bien estar individual y social. Podemos afirmar que Trabajo y felicidad son dos palabras sinónimas, puesto que donde se trabaja existe, por regla gene¬ ral, la felicidad. Trabajando el paciente agricultor saca de la madre tierra el pan que hade alimentar a sus hijos; trabajan do el hábil artesano labra una corona de felicidad para toda su familia; trabajando el ilustrado maestro educa la inteligen¬ cia y el corazón de los jóvenes, en quie¬ nes la patria tiene cifradas halagüeñas esperanzas; trabajando el celoso minis¬ tro del Señor, enseña a los hombres el respeto y amor que deben a su Criador, y les señala los principios y verdades que son los fundamentos mas sólidos de la sociedad: en una palabra, el trabajo es el principal factor para llevar a feliz término una acción cualquiera cuyo fin sea alcanzar la felicidad propia o común. Amemos pues el trabajo y no nos avergonzemos de llevar la fren¬ te arrugada, las manos encallecidas y el cuerpo encorvado bajo el peso de lar¬ gos ^abajos, ya que el trabajar es cosa digna, dignísima del hombre, y es el or gen y principio de nuestra dicha y felicidad. Cumplamos con alegría y con la perfección posible el oficio que nos ha señalado la Providencia, pues esto redundará en primer lugar en utilidad nuestra, ya que seremos los primeros en reco¬ ger los frutos de nuestros trabajos y fa¬ tigas; en segundo lugar redundará en provecho de la sociedad, la cual tiene en cierto modo derecho a exigirnos todo cuanto podamos hacer para el bien general, ya que, al reunir¬ nos, nos obligamos a emplear nuestras fuerzas en ayudarnos mutuamente; y por último redundará en gloría de la patria, ya que la nación donde todos los indivi¬ duos cumplan exactamente sus obliga¬ ciones, y trabajen con ardor y entusias¬ mo, se perfeccionará de día en día, lle¬ vará la delantera a todos los demás pue blos, y su nombre glorioso será pronun¬ ciado con respecto y admiración en to¬ do el mundo. El Heraldo de Cristo 23 Pidamos fervorosamente al Señor que levante el terrible azote que aflige a la humanidad entera, y acelere, cuanto sea posible, el final de esta espantosa con¬ flagración donde los hombres, bregando como fieras unos contra otros, echan a perder el trabajo verdaderamente abru¬ mador que están realizando. ¡Que venga pronto la paz, para que podamos em¬ plear nuestras fuerzas, nuestras energías, y nuestro trabajo en proporcionarnos la alegría, el bienestar y la felicidad social e individual, vinculada a aquella noble virtud que debe y puede crecer y pros¬ perar en mediq|de la paz! Fr. Juan de Alvsrnia. 'h'* Q «¡ITRESMIL DUROS!!* 9 Pluma en ristre y sentado ante mi pu¬ pitre, en vano me esforzaba, lector, fijos los ojos en un trozo de terso y bien cor¬ tado papel, en dar con el epígrafe que debiera encabezar mi humilde artículo. Presentábanse a mi imaginación cua¬ dros encantadores unos, aterradores los más. Veíase la Europa chorreando san¬ gre. Cubierto de cadáveres aparecía el gran campo de Marte; atestadísimos esta¬ ban los hospitales y casas de sanidad y doquiera veíanse aglomeraciones de jóve nes inválidos, que, cuando más soñaban con la felicidad, habían visto tronchadas en flor sus más bellas esperanzas. Por otra parte, apartando el pensamiento de tan tristes realidades, recordaba con ver¬ dadera fruición haber oído el agudo sil¬ bido de la sirena del automóvil, mien¬ tras éste con una velocidad admirable recorria pueblos y comarcas; recordaba haber visto las nubes de humo que por sus altas chimeneas vomitan las fábricas que el progreso ha edificado en nues¬ tros pueblos, y humaredas como las que levanta el tren mientras la locomotora se desliza por su caprichosa vía. Sabía los últimos adelantos, espantables por cier¬ to, de la ciencia náutica, como son el torpedo y el submarino, armas locas, ar¬ mas fantasmas, cóntra las que nada pue¬ den los previsores medios de la nación que se llamó asi misma la reina de los mares. Y esto, lector, ¿por qué no decirlo? tenía para mí algo de atractivo. Gon todo mi péñola parecía resistirse a manchar el papel y el epígrafe no aparecía, como si fuera imposible sintetizar en pocas pala¬ bras ni tanta miseria ni tanta grandeza. En tan apurado trance estaba, cuando oí al hermano portero, que, dando un débil golpe a la puerta de mi celda, no¬ tificóme que en la sala de visitas alguien me aguardaba, deseoso de hablar con¬ migo. Venerable era la figura de mi ilustre visitante. Circundaba ya su testa una au¬ reola de cabellos blancos, única recom¬ pensa tal vez ¿quien sabe? que el tiem¬ po, muchas veces más justo que los hom¬ bres, cuidó de dar a sus múltiples obras de caridad. Sus ojos modestos y recogi¬ dos, ya no centelleaban ni brillaban tan¬ to como en los primeros años de su in¬ fancia; porque él, que tantas ilusiones había perdido y tantas decepciones ha¬ bía sufrido, en su edad algo avanzada, miraba ya las cosas más con los ojos del alma que con los del cuerpo. —El objeto de mi visita. Padre, no es sino cumplir un deber, una obligación que de cada día viene haciéndose para mí más estricta, y que es la constante pesadilla de mi corazón. Muchos son los males—siguió diciendo mi amable con¬ fidente—que aquejan hoy a nuestra des¬ graciada España. Doquiera vuelva los 24 El Heraldo de Cristo ojos me convenzo de que van desapare¬ ciendo cada vez más, en nuestra patria, la fé, la moral y la religión, mientras rei¬ na por todas partes el más desenfrenado libertinaje con todas sus desastrosas con¬ secuencias —Si; hoy nuestra patrj,a se halla en es¬ tado verdaderamente deplorable. —Y ¿sabe V. cual me parece ser la causa de tantas calamidades como llora¬ mos en nuestros días? Pues, Padre: la mala Pren&a. Es esa prensa impía y des¬ creyente que arrastra y avasalla todo cuanto a su paso se opone, sembrando por doquier el error y la mentira en la inteligencia humana. Es esa prensa blas¬ fema y antirreligiosa, que, espléndida¬ mente dotada, por desgracia, no se con¬ tenta ya con servir de pasto mortal a los entendimientos medianamente ilustra¬ dos, sino que apenas hay choza ni tugu¬ rio por pobres que sean y desmantela¬ dos que estén, donde no penetre, inocu¬ lando así en todo el organismo social el virus del error y de la corrupción. -ii¡ !!! —Urge oponer cuanto antes a esa prensa impía una Prensa católica poten¬ te y avasalladora que emprenda con bi¬ zarría la reconquista de nuestra patria para Cristo, que defienda con tesón los derechos de Dios, que sepa y pueda sos¬ tener luchas valerosas y heroicas contra todo lo que se oponga al espíritu, doc¬ trina e instituciones de nuestra Madre, la Iglesia católica. —Esta era. Padre, mi opinión, cuando, no ha muchas semanas, presentóse el co¬ rresponsal de El Heraldo de Cristo llevándome una buena noticia, cual era que dicha revista había aumentado en una peseta su suscripción. Y yo que co¬ nozco y amo El Heraldo porque es el portaestandarte de la Venerable Orden Tercera en Mallorca y una de las mejo¬ res publicaciones, que adopta por lo ge¬ neral en sus artículos una forma ingénua y sencilla, que está al alcance de las ma¬ sas populares, para así infiltrar en ellas el espíritu, tan necesario en nuestros días, del gran Patriarca de Umbría, sentí mucho tal encarecimiento, porque con¬ sideré las circunstancias en que nos ha¬ llamos y que tal vez muchos Terciarios, a pesar de su buena voluntad, se verían precisados a privarse de la lectura de El Heraldo por falta de dinero. -¿ ! — Vi, y por cierto con complacencia ciertas mejoras que últimamente han in¬ troducido en su ilustrada revista. Esto in¬ dica un esfuerzo más, unido a los mu¬ chos que habrán hecho durante los nue¬ ve años de publicación de ella; y que de veras deberían agradecer los Tercia¬ rios todos por lo mucho que por ellos se desvelan. —Sí; necesita la Prensa en general y El Heraldo en particular de una ayuda, de un motor que ponga en movimiento las demás fuerzas y que saque la prensa católica del estado de vida lánguida y pesada en que hoy se arrastra. He ahí. Padre, el objeto de mi visita. Yo quiero contribuir con mi óbolo, aunque pobre, a la gran obra de reconstitución de nues¬ tra patria, para que siquiera en el dintel de la tumba no me remuerda la concien¬ cia y oiga al gusano roedor que me gri¬ te: «Viste la patria en peligro y no su¬ piste ampararla.» Y diciendo esto, el caballero deposi¬ el taba en mis manos nada menos que óbolo de tres mil duros. Como explicarte, lector, el gozo que en aquel momento estremeció todo mi ser? Tiré planes y tracé proyectos, y vi para El Heraldo de Cristo cielos de íuz, horizontes de esmeralda, un risueño y seguro porvenir Lector: ¡Era un sueño! Cuando des¬ perté entre mis manos apretaba tan sólo ías frías rejas de mi pobre lecho. ¿Está cercano el día en qne tal sueño se vea traducido en agradable realidad? ¿Y por qué no? Fr. Ramón de Cura. El Heraldo de Cristo 25 & & COM VULL MORIR 1» % #■ 'S5 Quan m’enteli l’agonia de la pupil-la el crestai, i la earn, com flor mustia, déla mort sentfl desmaq Vull sentir-lo dins l’orella com oli d’austeritat que borri el pie de Tabella d’or de la mondanitat. quan del cor, pie de fatiga, minvi, retut, el batec, i—Som jo!—la Mort em diga vora mon Hit, frec-a-frec; Vul| sentir-lo en la finura de mon llavi esblanqueït, qui ha dit la paraula impura, s’ha queixat i ha malaït. llavores, Deu de clemència, (escoltan mon prec fervent) donau-me la conciéncia del gran i temut moment. Vull sentir-lo en la suosa pell de mon front impotent, on Tidea vanitosa llempegà atrevidament. I en lloc de Tesgarrifança i el desesperat temo, ’ embaumada d’esperança, dau-me la contrició. Vull sentir sa olor austera purificant-me Tolfat, qui els baumes de primavera va aspiràr ubriagat. Una mort sense agonía, expirar sobtadament: aixó Tincrédul voldria. Agonitzar!... quin turment! I vull sentir Toli sant a damunt la mà esmortida, qui cent cops cullí, vibrant, la flor del mal, prohibida. Jo ’1 vull: vull que, penedida, la meva ánima el món deix sabent que acaba eixa vida i que dins un’altra neix. I quan de tota impuresa resti net mon cos postrat, dau-me. Deu meu, la dolcesa d’una mort de santedat. De la Mort esglaiadora vull sentir el frec de gel en una hora redemptora, plena d’angúnia i anhel. Sobre la carn estremida, eixa carn de pecador, vull sentir, quan sia ungida, Toli purificador. Quan mon cós, rígit i gràvit, ja reposi fredament, anireu a cercà un hàbit de Sant Francesc, al convent. Dins la vella sacristía un Ilec humil trobareu. —Es un mort qui mos envia, bon frare Ilec—li direu. Vull sentir-lo a les tencades parpelles dels ulls morents, qui brillaren devegades impúdicament ardents, Li direu que un mort li capta Thàbit vell i destenyit que’s posa per fer dissabte dins el temple recullit. 26 El Heraldo de Cristo De la cendra funerari ’ té’l sant hábit la coló; a una banda ’1 rosari i a l’altra banda ’1 cordó. (Del llibre «Clarianes».) Posau-me la baneïda vesta del bon franciscà, Si com ell no fui en vida ho seré dins el fossa. Joan Ramis d’Ayreflor. ¡^omni^... í realitat^! Som fill d’un pescador. Nexí en la popa de llisquívola barca, a l’ombra de llur vela llatina, dessota un cel rïent i al bressoleig de Tinmens occeá. Gronxáren el meu brés les ones joguineres i, amorosides, cobriren ma nue¬ sa am llurs bolcalls d’escuma. Si a voltes inconscient jo plorinyava, pagant axis tribut a ma naturalesa feble, elles, am sa tendror de companyeres, m’aconsolaven fent-me joguines, rosant mes galtes am salabrós ruxím. Al pendre’m en sos brassos ma dolça mare per adormir-me cantant cançons d’amor, llavors les ones ja no jugaven... apenes se movien... passant am lentitut calmosa per sos costats, com una pro¬ cessó de ninfes, barrejant am los d’ella els seus cantars... i jo felis me condor¬ mía al escalf del cor que més m’aimava, i al refilet dolcíssim d’aquelles aigües bla¬ ves, espill del firmament... * ** Tot-sol m’estava come sospés entre’l cel i l’occeà; Tinmensídat qu’em corona va el front, i Tinmensídat que trepitjava, qu’un altre temps em commovien i m’e¬ ren motiu d’humíllació i empegaiment per la meva mesquinitat í petitesa, lla¬ vors m’oprimien el cor, el m’aclaparaven; les aigües del abisme i les profondid-ats del espai eren poc vastes per un vol seu..... Era en Tedat dels somnis... ei meu cor jove ab ales polsades d’iiusions gosava sovint d’enlairar-se sempre més, com pa¬ pallona voladora, fins a perdre-se dins í’incognit...; i llavors la blavor fosca de la mar i la blavor clara del cel, abdues en comunicació contemplativa d’enamo¬ rats, a mi’m semblaven inmenses lloses que, ¡inhumanes! em tenian empreso¬ nat...; i el cor s’acopava i els ulls s’humitetjaven... Allá jo no hi vivia, alià sols hi pe¬ nava... Cada jorn moltes vegades, mirant a Thoritzó, cercava mes enllà d’on se con¬ fonen celistíes ab les ones, quelcom per mi desconegut; cercava a TOrient el jas del sol que tots els dies veia llevars-hi tan aixerit; allá jo hi sospitava regions lluminoses, plenes d’encisos mons nous .. sers feliços pletórics de benau¬ rança... I casi insconscientment, sens dar-me’n compte hi vir la meva barca i vaig co¬ mençar a remar... * ** Cuan dítxós era en no ovirar sino de lluny les tristes costes de la terral ¡quina felicitat la meva cuan en somni afalaga¬ dor me figurava el mon de mil maneres allunyadíssimes de la realitat ¡cuan ab lo pinsell de la meva imaginació el pin¬ tava ab las colors d’una quietut i jubi¬ lació ideològiques, i el coloría ab gar- landes de llum d’ori... Ara ja The recorregut; vaig visitar les seves viles i les seves grans urbs. Vaig tractar ab els homes, llurs pobladors ra¬ cionals, que jo abans m’imaginava nadant dins pelee de dolça pau i anegats per Tubriaguesa d’una ditxa perfecta. El Heraldo de Cristo 27 ultrahumana... i vaig veure ab greu do¬ lor qu’eren els sers mes degradats i mi¬ serables... Cap en trobí qui ilourás dret. Tothom s’era desviat de l’orde i fi essencial que Deu els imposà. Llegia dins sos cors llurs defectes i mesquineses; vegi la violencia i superbia dels mes nobles que, desenfreits, conculcaven í trepoletjaven sos deures sacratíssims; vegi reis que, sentínt-se turmentats per ànsies loques de dominar, i cegats per Tambicíó d’un in¬ saciable imperialisme, no respectaven les fronteres dels pobles veins; a potentais de bossa plena que, al entre tant que l’or exia de sos palaus per satisfer els apetits de llur cor corromput i encubrir els seus vicis, apartaven la vista ab re¬ pugnancia, com si fos un cá ronyós, del pobret qui gemagava a les seves portes. Tot ho vaig veurer i porer coneixer. I veia r orgullós qui menyspreuava al humil; i al dominador que cercava amb afany i actividad febrosa la gloria i l'honor per coronar lluf testa; a! luxuriós remolcant-se per dins el piers de la earn; ai iracund clavant a l’honra del proisme, com sageta afilada, la seva llengua verinosa; als qui oblidant el Deu del cel adoraven solsament a lo seu ventre; al envejós, i al aimant de Ies delicies del no fer res. I tement jo l’indignació divina, plo¬ rós exi de Ies ciutats orbes de justicia i de moralitat. Trescant, trescant, sempre trescant, am l’ánima cada volta mes apenada, vaig visitar el fons de les boscúries; vaig re¬ posar demunt la verdosa herba que rivetjava, come parpella esmaragdina, lull de fonts pures; vaig traspassar rieres murmurantes, i assolir el bell cim de se¬ rres esquerpades. Vegent, no sens es¬ pant, profanada per la parpella adultra Ia soledat de la cova oberta en els penya- lars; qu’els rius i Ies fontanes conservaven nítides i crestaliines les seves aigues, no obstant d’arrosegar els rius cadavres humans,i de rentar les fonts mans homici¬ des què degotaven sane...f i vaig estran¬ yar, que la terra brostàs flors sota la pet¬ ja del criminal; que la lluna tranquila i serena rodolàs pel firmament, sense enrojir-se devant les iniquidats que descu¬ bría al escórrer el vel ombriu de la nit; qu’el sol continuàs impassible banyant ab sa llum d’or el mon enfosquit pels errors i prevaricació de l’homo; i lo que és mes encara, qu’el mateix Deu no deixàs de girar sos ulls, tot dolcesa, vers la terra veent-la embolcallada d’un extrem a l’altre am la mortalla de tants de crims... * ** Aquí, quin pler jo hi sent! D’alt d’a¬ queix roquissar, qu’airós s’allarga com proa de veixell, sobre l’abisme blau, hi evoc el trist record de m‘infantesa... Sem¬ bla’m, estar a bord de ma barqueta, d’a¬ quella nau llaugera que me veu neixer, i qu’ahre volta solc l’inmensa sobrefaç de l’occeá... Vullau, doncs. Deu meu, que aquí, lluny de l’humanitat prevaricadora, m’a¬ dormi jo eternament, escoltant l’himne que la mar cantussejà en vostre honor, i assaborint la consoladora suavitat del refilet dolçissim de les ones, qu’un altre temps me condormía dins los br^ssos de ma mare... Lleó d’Iràn. <»--«• fín LA FESTA DE LA PURIFICACIÓ .—sÇaCCEPITEUM IN ULNAS.·.'Sf!-- Quan a Jesús estrenyia —are en pau ja’m moriria-^ s’exclamava Simeò. En l’hora de m’agonía dau-me Jesús ¡0 María! que ès Ell, font de l’alegria, que ès Ell qui du pau al cò. Fra. J. R., T. 0. R. 58 EL Heraldó dé Cristo Tiana, (Barcelona); Convento Colegio de la Inmaculada üApe es bona hopal! —Madó Ciara, que no vos desfressau? —Que ets tu, Daniel? —Si, dona. I ¿que mos contau? —Que no estic per bulla. Perque en es temps que mos trobam, amb sa gue¬ rra, amb sos comestibles tan cars, amb sos trastorns i renou que hi ha per tot, me pareix que ningú estará per dever¬ tirse. — Ido, anau errada! —Que vol dir que vaig errada! —Vol dir que ja fa setmanes que cer¬ tes sociedats de Palma i de fora de Pal¬ ma tenen armats els balls de máscara; i que a qualque altre lloc, que no los te¬ nen armats, fan contes d’armarlos sa derrera setmana; i ja poreu pensar que quant hi ha balls, no hi falten altres herbes. I poreu estar segura que cuant s’arma tot això es perque cualcú hi va, i te ga- des de devertir-se. —I ¿tenen es seny cumplit? —Això ja es altre cosa: no diré jo que tenguen es seny cumplit; pero es ío cert que se diverteixen i que se diverteixen amb coses que desagraden ferm an ei Bon Jesús. —Pero jo’m pensava que es diaris deien que no havien de fer carnaval en¬ guany. —Ho deien es diaris; ho suplicaren i manaren ses autoridats esglesiàstiques, a cualque lloc ses autoridats civils prohi¬ biren tais festes pero a pesar de tot n’hi ha que segueixen envant, com si en el mon no haguessen de mirar més que ses seves pasions. —Idó mira, Daniel: si he de dir lo qüe trop, diré que estam ben malament i co¬ rrem un mal temps, pero que mereixem ÈL heraldo Í)È CriStò úg estar dèu vegades pitjor. I ¿aont s’ha vist això: Deu mos castiga, i mos cingla, i noitros encare anam fora camí, i li girám s’esquena... N’hi ha ferm de cruxits... pero encare no hem acabat... pero això que se fa no es comportament de persones —Fieta, teniu raó: pero jo no sé que hi porem fer si la gent te ses idées de.sgavellades, i falta judici, i pareix que tot'hom pensa amb so cap a senrevés. —Que hi porem fer? Dir sa veritat i per ventura cualcú prendá llum. Per això, que jo no estrany que la gent des caramuil tenga es cap a adobá, cuant persones que pareixen bones tam¬ bé fan cualque doi... que Deu se’n apiat. ¿Has vist res mes raro que voler vestir sa caridat de bailarina? —No sé que voleu dir amb això. Ido que hi ha haguda gent que amb s excusa de fer llimosna a n‘es pobres ha fet un ball; també s‘es succeit altres ve¬ gades que per fer llimosna a n‘es pobres han anats a sa comedi i coses per i‘estil. —Si fieta; això també s'usa en temps modern. —Idò en aíxó jo li dic vestirse sa ca¬ ridat de bailarina o de comedianta, o de lo que sia. —Antes que vos hi han tengut prou que dir molts de bisbes de Espanya, i de fora d'Espanya; i han publicades pas¬ torals i circulars.; pero encare no está remediat el mal. 1 lo que jo die: si volen devertirse, que se devertesquen be i honestement; si volen Huirse, que se Iluisquen axí com vulguen; si volen cridar s'atenció i que parlen d'ells, que la criden: ho poren fer amb tai que no ofenguen a Deu i que la cosa sia passadora; pero que de cap manera se servesquen deis qui ploren com una escusa per devertirse, ni deis qui no tenen vestit com un motiu per lluir els vestits de ball ode comedi, ni dels qui jemeguen o sufreixen com una raó per fer trui i bulla. —Pero, dona: si diueu qu'axí se re¬ pleguen mes dobbés...! —Idò jo te die a tu que es qui no do¬ na en no esser amb diversións no dona pes pobre, sino per sa diversió: i que la gent de bon sentit no ha de fer sa lli¬ mosna d'aquesta manera; no'n falta mes: amb quin coret ha de rebrer el pobre una llimosna, si li diuen: ja poreu estar content, he.m ballat per vos i hem rigut ferm per vos i que trobas tú? Això no'm passa pes coll; i per aixó li die ves¬ tirse sa caridat de bailarina. - Idó no ho deis be. —I ¿que li he de dir? Desfressar sa bailesa o sa vanitat i pre¬ tensions amb e! vestit de la caridat. —Vols que^t diga que tot es igual... Daniel f T El Kilo. D. (uilleriiio Knjiidos, iro. Con la muerte del ejemplar sacerdote cuyo nombre encabeza estas líneas, acaba de perder la Hermandad de la Orden Tercera de Inca un hijo fervoroso y entusiasta, al par que un amigo fiel y un generoso protector. La muerte trágica e imprevista del malogrado sacerdote, acaecida en la Iglesia de S. Jerónimo de dicha ciudad por haber caído desde un alto andamio al duro pavimento, contrasta dolorosa¬ mente con la vida metódica y con el ca¬ rácter dulce y atrayente del finado, que conquistábase el aprecio y la considera¬ ción de cuantos le conocían y trataban. El Rdo. Sr. Pujades vistió el hábito de la Tercera Orden el 8 de Octubre de 1882 y profesó el 17 de Diciembre de 1889 Una vez Terciario, aplicóse con 30 ÉL Heraldo de Crísïo esmero a copiar en su alma las virtudes del Seráfico Padre procurando confor¬ mar Su vida con los altos ejemplos de tan perfecto imitador de Jesucristo. De su caridad para con los pobres pueden darnos testimonios las Confe¬ rencias de S. Vicente de Paul que fundó y ha venido sosteniendo por espacio de 25 años. La restauración de la Iglesia de Santa Magdalena y últimamente de la de S. Jerónimo, efectuada a sus expen¬ sas, nos dan a conocer al hijo ferviente del insigne restaurador de S. Damián y de Santa María de los Angeles, Prueba de su celo son los esfuerzos que llevó a cabo para fomentar entre sus compatri¬ cios el culto al Sgdo. Corazón de Jesús, devoción eminentemente franciscana, decorando explendidamente la capilla del mismo nombre en la Iglesia Parroquials fundando con tan noble objeto unas solemnes Cuarenta Horas y siendo el alma de la Congregación del Sagra¬ do Corazón que tan buenos frutos ha producido en la ciudad durante los 32 años que ha venido dirigiéndola. La ruin envidia, que hecha a perder miserablemente tantas empresas por otra parte laudables y de provecho, no tuvo cabida en aquel corazón verdade¬ ramente acrisolado en la santa humildad. Celebraba los triunfos ajenos como si fueran suyos propios, y apoyaba con de¬ cidida cooperación todas las obras que estuvieran enderezadas a la gloria de Dios o al provecho de los prójimos. P'ué bienehechor constante de nues¬ tra Iglesia de S. Francisco, la que se vjó favorecida con repetidas limosnas de su mano. Esperamos que la Divina Misericor¬ dia habrá acogido en su seno el alma del siervo fiel a quien la muerte arreba¬ tó de este mundo sin concederle siquie¬ ra unos momentos con que prepararse para el supremo trance; por si necesita¬ se todavía nuestros sufragios le reco¬ mendamos eficazmente a las oraciones de los Terciarios. Reiteramos a la afligida familia del virtuoso finado, particularmente a sus hermanos el Rdo, D. Miguel, Pbro. y Sor Clara y Sor Luisa, Religio las de S. Jerónimo, la expresión de nuestro más sentido pesame. A. R. I. P. A. Pan de S- Antonio Mes de Diciembre Cepillo de la iglesia de S. Francisco en Palma Limosnas recogidas '. . 217T5pta8 Por 300 bonos de pan . , 150’00 » Repartido en metálico . 50’00 » Total repartido . . . 200’00 ptas Remanente 17T5 » ÉL ÍÍERAI.DO DE CrISTO 3í ¿Se puede bailar...? Para los Terciarios y no Terciarios que sostienen ser lícito asistir a ciertos bailes y espectáculos públicos, exponemos la sígnente lección muy digna de tenerse en cuenta, principalmente estos dias. Dice la regla de la O. T. “Los Tercia¬ rios se abstendrán de bailes y espectᬠculos inmorales.,, Todos sabemos que el baile en absoluto y en sí, no es malo, y así podemos decir, que los bailes regio¬ nales que han queiado en ciertos pue¬ blos como testimonio de las cristianas y honestas diversiones de sus antepasa¬ dos, no son malos, y pueden sostenerse sin ofensa de Dios Nuestro Señor. Pero... ¡esos oíros bailes modernos que suelen considerarse como más de etiqueta y propios de salón, que se tie¬ nen en los cafés, en las reuniones y en muchas otras partes...! estos, con rarísi¬ ma excepción, son de todo en todo in¬ morales y difícilmente se puede excusar de pecado mortal al que toma parte en ellos, ¿Quién sería capaz de contar los pecados de pensamiento y deseo, las pérdidas de la inocencia, las cadenas de vicios, los compromisos y desgracias que tienen su origen en un vals? De ver¬ dad podemos asegurar que el piso de los salones de baile está alfombrado de pecados y de jirones de inocencias allí desgarradas... Y otro tanto podemos de cir de los teatros y lugares de espectáçulos en general. ¿...Y de los bailes de máscaras..? ¡Ah...! no hablemos; estos si que son absolutamente detestables. El Señor re¬ prende agriamente a los que gastan dis¬ fraz y los reconviene diciendo: La mujer no se pondrá vestiduras de hombre, ni el hombre usará las de la mujer; porque quien tal hiciese será abobinable delan¬ te de Dios. Y si así aborrece Dios ciertos disfra¬ ces; ¿qué os parece que ha de sentir res¬ pecto de aquellos bailes en que la más¬ cara se utiliza como medio para fines pésimos, y para instrumento de viles pa¬ siones? Que hombre de juicio no abo¬ rrece el baile de máscaras cuando las que han de tomar parte en él son sus hermanas, sus hijas o sus esposas? Con razón se pronuncia contra ellos la socie¬ dad sensata, pues de ellos podemos re¬ petir aquella frase de S.Juan Crisóstomo “donde hay bailes allí está el demonio.“ Huid pues de los bailes, queridos Terciarios; alejaos de espectáculos in¬ morales, apartaos sobre todo de los bai¬ les de máscaras y no permitáis que el demonio con las armas del respecto hu¬ mano, de la corriente de la moda, o del mal llamado compromiso, os arroje en estos volcanes inmundos en que han pe¬ recido tantas almas. Patrón del mes: El mansisimo Co¬ razón de Jesús. Devoción especialísima: La pasión del Señor.—Fr, Simón .12 El Heraldo de Cristo Telegrama publicado por la prensa en los últimos días de Enero. ^Restricciones del gobierno yanki.^^ El gobierno yanki ha decretado las siguentes restricciones de alimentos en los días de la semana que a continua¬ ción se indican: Lunes: no trabajarán las fábricas de combustible, no habrá alcohol ni pan de trigo. Martes: sin carne, sin teatros y sin cines. Miércoles: sin pan de trigo. Sábados: sin carne de cerdo. Los demás días serán normales. Un día a la semana y los domingos se hará una comida sin carne y otra sin pan de trigo. Desde el día 31 de Enero empezarán a regir estas condiciones. iVamos que aun se progresa en la gran República.! Desde que decretó que ningún neu¬ tral en los tiempos presentes merecía trato racional, todo le va bien; y no te¬ ma, que aún promete el tiempo. En una de las corridas que con mo¬ tivo de los últimos sucesos, dió la poli¬ cía de Barcelona al Sr. Lerroux, desa¬ tándose uno de sus zapatos lo perdió, quedándose el pobre con un pié... El desgraciado dueño gratificará valtnente al que se lo devuelva. En la más industriosa ciudad del cen¬ tro de nuestra Isla halláronse en solo los días 24, 25 y 26 del pasado Enero, doce lecheros que expendían aguada su mercancía. Nos tomamos la libertad de comuni¬ car para su gobierno, a esto nuevos vi¬ carios, que el bautizo solo es permiti¬ do en los racionales. Cçp» Leemos un telegrama de Vigo según el cual un pobre hombre ha sido conde¬ nado a nueve años de presidio por ha¬ ber repartido hojas firmadas por don Marcelino Domingo. Y este señor tan campante haciendo nuevas campañas para la revolución; y organizando mitines para pedir amnis¬ tia. Se nos ocurre que a D. Marcelino le estaría mejor el no darles ocasión de ser condenados con la publicación de hojas revolucionarias, que ellos leen, reparten y acatan; que no el pedir amnistias y perdones cuando por culpa de él mismo han sido justamente penados. Y no solo estaría ello mejor a don Marcelino, sino que a los obreros les convendría mucho más. El Heraldo de Cristo 34 ÈL Heraldo de Cristo IISTTEIRZOE, Inca.—Del 6 al 13 del mes pasado se dieron en nuestra Iglesia de S. Francis¬ co Ejercicios espirituales, para los Ter¬ ciarios y demás fieles que a ellos quisie¬ ron agregarse. Fueron los directores los PP. Amorós y Tous. Todos los actos fueron muy concurri¬ dos y el último día se repartió la sagra¬ da comunión a gran número de fieles y terciarios. ¡Quiera Dios que perduren los bue¬ nos y copiosos frutos de los ejercicios! Uno de estos frutos fué el ingreso en la Tercera Orden de 6 hermanos y 21 hermanas. ¡Que Nuestro Seráfico Padre les alcance perseverancia en la buena vida emprendida! —En mismo día 13 tuvo lugar la reu¬ nión annal de los Hermanos y en ella se leyeron los siguientes datos estadísticos relativos alano 1917. Terciarios ingresados, 5; terciarias, 38; Total 43. Hermanos difuntos, 4; diíuntas 19. Total 23, Los Terciarios en la actualidad son: Hombres 219, mujeres T.013. Total 1.232. Sea todo para mayor gloria de Dios. Liuchmayor.—Día 20 del pasado Ene¬ ro, empezáronse en nuestro Convento, una tanda de ejercicios espirituales para los terciarios y demás fieles, dirigidos por los PP. Fr. Mateo Amorós y Gabriel Tous T. O. R. El concurso fué numeroso principal¬ mente a los sermones de la noche en que la multitud llenaba el templo de bo¬ te en bote. Los frutos han sido copiosí¬ simos; demostrando, los Lluchmayoren- ses una vez más de una manera bien pa¬ tente que no está muerto su espíritu cris¬ tiano y que saben acudir al llamamiento de la gracia divina. Digno coronamiento de los ejercicios fué la Comunión general del día 27. Los que comulgaron llenaban por completo el Templo, a pesar de haberse repartido antes numerosas comuniones particula¬ res. Por la tarde del mismo día 27 el direc¬ tor de los ejercicios Rdo. P. Fr. Gabriel Tous impuso el santo hábito a 28 pos¬ tulantes. Quiera Dios que fructifique la buena semilla sembrada en el corazón de estos terciarios y de cuantos asistieron a los santos ejercicios. El Heraldo de Cristo 35 La primera procesión en honor de Triaría en Londres Después de más de tres siglos, esto es, desde la infausta separación de Inglate¬ rra de la Iglesia Católica en el Siglo XVI, se ha verificado en Londres la primera procesión pública en honor de la divina Madre de Jesús Ma'ría. Esta hermosa ma nifestación católica ha sido organizada con éxito magnífico en uno de los ba rrios más industriales y populares de aquella inmensa metrópoli. La santa imágen de María Auxiliadora, colocada so¬ bre un trono espléndido, iba seguida de los miembros de todas las Asociaciones religiosas, científicas, recreativas y so¬ ciales de la fioreciente parroquia Sale- siana. Tres bandas de música ameniza¬ ron el conmovedor acto religioso. La muchedumbre no cesaba de aclamar a la dulce Emperatriz de cielos y tierra Aquel cortejo piadoso e imponente fué disenvolviéndose con el más perfecto orden, entre la conmovedora devoción de los católicos y la respetuosa admira¬ ción de los protestantes. Los Sanios Lugares El Observatote Romano escribió re cientemente un artículo interesante so¬ bre los Santos Lugares. El pregunta: ¿A quien serían devueltos después de la guerra? Algunos opinan que a Bélgica; Francia tiene intereses seculares; Espa¬ ña pide se reconozcan .sus preferentes derechos. A esto responde la Idea Nazionale: «¡Alto ahí! Los Sanios Lugares deben entregarse a Italia. —^jPorqué tí¬ tulo?— Porque sus guardas seculares fue¬ ron los Franciscanos italianos.» Pues bien, advierte di.^cretamente el Obser¬ vatore. Estos religiosos vilipendiados tan frecuentemente por los gobiernos y por la prensa, perseguidos, despojados, re¬ sultan los mejores servidores de la na¬ ción. Se les reconoce bastante más celo patriótico en la propaganda de la influen¬ cia italiana que a los ma.sones y anticle¬ ricales que mangonean los destinos del Estado. Lo que más admira Al volver de Londres el Cardenal Va- nutelli fué interrogado, sobre lo que más le había admirado en su visita a la popu¬ losa ciudad- Respondió prontamente «lo que más he admirado ha sido el ex¬ traordinario número de personas que cada mañana oye misa.» Hace muy poco que el Padre Gene¬ ral de una Orden religiosa al regresar a Roma de su visita a las principales ciu¬ dades de Estados Unidos, hizo idéntica afirmación, declarándose gratisimamente sorprendido por la fidelidad con que los Católicos americanos cumplen con el de¬ ber de oir misa. 36 El Heraldo de Cristo PalmS-—El 25 del pasado. Diciembre, durmióse plácidamente en la paz del Señor la piadosa señora D.® Josefa Piña, a los 77 años de edad. Había bebido la piedad en el seno de una familia acendradamente cristiana, de una familia nos atrevemos a decir de santos, expresión que no extrañarán cuantos hayan tenido la suerte de tra¬ tarla. Fué verdaderamente una mujer de bien, y haciendo bien pasó los años de su vida. Era devotísima de, Ntro. P. S. Fran¬ cisco, devoción que demostró siempre más con obras que con palabras. Sufrió con inalterable paciencia las molestias de su última enfermedad; sus actos de resignación a la voluntad divi¬ na eran continuos. El Señor se la llevó al cielo el día de la Natividad de Jesu¬ cristo, de cuyo Misterio era devotísima. Piadosamente pensando hemos de creer que disfruta ya la paz de los jus tos. No obstante, como jamas se pierden las oraciones de los buenos, suplicamos a nuestros lectores rueguen al cielo por el eterno descanso de su alma. —Sor Francisca del Corazón de María, religiosa Terciaria Franciscana, en el si¬ glo Francisca Bibiloni y Cañellas, natu¬ ral de Santa Eugenia, falleció en Santa Catalina día 2 del pasado Enero de 1918, a los 34 años de edad y 5 de pro¬ fesión religiosa. El Señor fué servido enviarle una en fermedad que la hizo sufrir mucho, en la cual demostró heroica resignación y pa¬ ciencia; pues siempre se la veía de buen humor y muy conformada con la volun¬ tad de Dios. InC8.—Difuntos de la hermandad de Inca en los últimos cinco meses de 1917. A^osíOy día 12.—Falleció casi repen¬ tinamente la hermana D.’^ Catalina To¬ rrens Marqués, a la edad de 78 años después de haber pertenecido a la Ter¬ cera orden muchos años. Día 16.—Falleció D. Antonio Mut Llompart preparado santamente y con¬ fortado con los santos sacramentos, a la edad de 62 años. Septiembre^ día 6.—Murió D.“ Fran¬ cisca Llabrés Llabrés a los 28 años des¬ pués de larga y penosa enfermedad. Día 15.—Murió D.® Juana A. Castell Martorell, a la edad de 91 años, dejan¬ do el ejemplo de su resignación en la enfermedad de muchos años y de su viva confianza en la eternidad bienaventu¬ rada. Noviembrey Día 2.;—Falleció a la edad de 65 años D.® A. Bable Seurina, que se distinguió por su amor a la Tercera Orden, y a todas las obras y empresas franciscanas, que apoyó siempre con su concurso. Día 28,—Falleció D. Ramón Font Real, a quien probó el Sr. con una en¬ fermedad de cuatro años, purificándole y preparándole para su santa muerte, ocurrida a los 74 años de su edad. Día 18.—Murió D.® Margarita Ferrer Fanals, Maestra nacional, a la edad de 60 años. Como habia edificado en vida por su piedad sólida, y por su exactitud en el cumplimiento de sus deberes de familia y de su cargo de maestra, edifi¬ có en su enfermedad por la ejemplar resignación con que la sufrió y en su muerte por la fé con que la abrazó y aceptó puesta toda en Diós. Día 24.—Murió D. Bartolomé Mateu Jaume, en lo mejor de su vida y a la edad de 29 años, víctima de enfermedad agudísima. ipiciembrey día 30.—Falleció a la edad de 22 añoslajóven terciaria D.® Mag¬ dalena Estrany Lllabrés después de en¬ fermedad penosa y traidora. A. E. R. I. P. fray francisco 6ímcncz de Cisneros Un día el sol fecundante de Italia con¬ virtió la semilla sembrada en Asís por San Francisco en árbol gigantesco y frondoso de opimos frutos entre ios que sobresalen San Buenaventura, Ramón Llull, Fray Perez de Marchena, Fray Ju¬ nípero Serra y otros muchos que en las gloriosas páginas de la historia de La Or¬ den Tercera, tienen escritos sus nombres cori letras de oro. Fruto de este árbol milenario, fué tam¬ bién aquel varón magnánimo llamado el Cardenal Cisneros que en sus manos supo sostener sin pesarle el cetro de dos mundos. Nació este hombre ilustre y extraor¬ dinario, en Torrelaguna el año 1436. En el año 1455 empezó a estudiar la carrera eclesiástica por la que sentía gran vocación, trasladándose para ello a Salamanca y Alcalá y después a Roma donde amplió sus estudios. Vuelto de la Ciudad Eterna el año 1484 profesó en un convento de padres franciscanos de Toledo; mas encontrando poco aislado este retiro se trasladó al monasterio de Castañal y poco tiempo después al de Salceda del que fué nombrado Guar¬ dian. Como sirenas avanzaban de retorno de la gloriosa espedición, las tres cara¬ belas capitaneadas por Colón que co¬ mo presente a los Reyes Católicos lleva" ban el oro con que labrar la nueva coro" na de las Españas, en la cual debían in' crustarse cual topacios y esmeraldas las gotas de sangre musulmana que destila¬ ba del filo de la bien templada y glorio¬ sa espada del Gran Capitán y como per¬ las nacaradas el manantial de lágrimas que brotaban de los ojos de Boabdil en el Suspiro del moro, al contemplar por última vez Su Alhambra y su Generalife y dar el último Adiós a la Orien¬ tal Granada. En estos tiempos de gloriosa e impe¬ recedera memoria, en que los estandar¬ tes de las Españas, eran besados conti¬ nuamente por el sol y arrullados por to¬ das las brisas, empezó a brillar con vivos destellos aquel astro de primera magni¬ tud del cielo seráfico... el humilde Guar¬ dian del Convento de Salceda. Elegido confesor por la Católica Isa¬ bel abandonó en 1495 la paz monacal para trasladarse a la corte en donde tan¬ to ascendente debía lograr. Pero como la reina quisiera obsequiarle con el arzo¬ bispado de Toledo vacante por la muer¬ te del Cardenal Mendoza pidió y obtuvo de Su Santidad las bulas que de Roma le fueron remitidas en un sobrescrito que decía *A nuestro venerable herma¬ no fray Francisco Giménez de Cisneros electo arzobispo de Toledo>. Al leerlo el 38 Juventud Seráfica humilde franciscano dijo a la reina que estaba presente Señora estas bulas no son para mi* y diciendo esto se salió del Palacio y de la corte negándose a acep* tar hasta que el sumo Ponlífíce le envió una orden terminante mandándole que por virtud de obediencia se hiciere car¬ go sin dilación del arzobispado. Los apellidos ilustres se habían suce¬ dido en la silla arzobispal y los que la habían ocupado, por haber nacido y vi¬ vido en la opulencia, seguían rodeándo¬ se de lujos, ostentaciones y comodida¬ des; no así el nuevo prelado que siguió viviendo pobremente mientras repartía sus cuantiosas rentas a los pobres. Con ayuda de la Serenísima Esposa del Rey Católico reformó las órdenes re¬ ligiosas que estaban en aquellos tiempos bastante desordenadas. Fernando V que desconfiaba siempre de los hombres que por sus propias mé¬ ritos se encumbraban, mandó a Pedro Navarro expiara a Cisneros y éste ofen¬ dido de la manera de obrar del monarca se retiró a su diócesis, dedicando todas sus energías a dos empresas monumen¬ tales que por si solas bastarían para in¬ mortalizarle. La impresión de la célebre Biblia Poliglota llamada Complutense y la fundación de la Universidad de Alca¬ lá de Henares, edificada con su peculio particular, la que poco tiempo después rivalizaba con la de Salamanca y conta¬ ba con 46 cátedras y 7. 000 alumnos. Murió el Rey D. Fernando el Católi¬ co en el año 1516 dejando nombrado regente de Castilla al Inquisidor Gene¬ ral Fray Francisco que ya se cubría con la púrpura y el birrete cardenalicios. Español de pura cepa, e hidalgo de corazón unía la valentía a las demás vir¬ tudes que le adornaban, así es que espa¬ da al cinto fué a la conquista de Orán con huestes pagadas suyas. Y hay quien dice que era tanta su bravura en la pelea que los soldados, que eran españoles, aprendían viendo luchar aquel anciano. Durante la regencia de Fray Giménez de Cisneros, exasperados los nobles al verse gobernados por un fraile humilde por su cuna y sus votos y octogenario por añadidura, le preguntarbn, en virtud de que poderes ejercía el supremo man¬ do. Entonces Cisneros cuya energía co¬ rría parejas con su ciencia y su virtud, les contestó, enseñándoles los cañones y arcabuces que en el patio del Palacio había, con la célebre frase que ha reco¬ gido la historia: “Esos son mis poderes.,, La ingratitud ha encontrado siempre pechos donde albergarse. Heridos por la ingratitud en lo más hondo de sus corazo¬ nes murieron Colón y Gonzalo de Córdo¬ ba. Por la ingratitud herido, debía morir también Cisneros. Como la flor, olvidada, que se mar¬ chita, llorando el llanto de sus pétalos, y es tal vez pisada por la planta del que se embriaga con sus perfumes y aromas; así el cardenal, marchitas y agotadas sus fuerzas juveniles, olvidado del que todo se lo debía, murió, como la flor, aplas¬ tado también por la ingratitud de un monarca que todo se lo debía, en el año de 1517. Pero si sucumbió su cuerpo le sobre¬ vivieron sus obras, y sobre el pedestal formado por la Biblia y la Universidad Complutenses se alza arrogante la figura del Cardenal Cisneros. Buenaventura Miralles .¡-i. ♦ ♦ ‘t-.i.—♦—^ ■t··i—♦- Jamás fueron tal vez, tan oportunas, tan palpitantes y tan actual s, las pa¬ labras titulares, que llenaroneun día de asombro al Senado de la orgullosa Roma. Si. Ellas pueden repetirse hoy día, a todas horas, y precisamente en estos momentos, en que la desvergüenza, la desfachatez, la ironía, la blasfemia, el poco escrúpulo, la farsa en fin, quie¬ re imponerse entre las almas de las cria- Juventud Serapica turas, para ahogarlas de una vez y lan¬ zarlas contra el duro muro de los tor¬ mentos y martirios... ¿Hasta cuándo? cabe preguntar. Una de dos, o yo no sirvo para el mundo, o el mundo no sirve para mí, porque por poco que reflexione acer¬ ca del espectáculo que ofrece el orbe no sé compaginarlo con el desorden de nuestros tiempos. No y mil veces no. El azote lanzado contra toda la humanidad—pues ya no sólo es patrimonio de los pueblos beli¬ gerantes—necesariamente ha de impri¬ mir un sello de dolor, de angustia, de temor de Dios, y consecuentemente ha de hacernos caminar,hacia el orden, ha¬ cia la fé, haciael redil de la Santa Iglesia militante., y precisamente ocurre lo contrario. Pasa la hecatombe sanguina¬ ria, nihilista, aterradora... y crece por momentos la estoica indiferencia. No se siente la desolación de los hogares, el exterminio de los cuerpos, la crisis de los poderes civiles. . y la fé puesta en la nave de Pedro, que corre peligro de naufragar, cual si estuviéramos ya en los últimos días de los tiempos. ¡Ah! Esto es inaudito; es sencilla¬ mente criminal. ¿Hasta cuándo ha de durar? ¿Hasta cuándo ha de seguir el desenfreno de los pueblos? ¿Es que por ventura, ya no hay fé en Israel? Sólo Dios puede contestar a mis preguntas inquietantes. Estamos ahora en los días carnavelescos, en las jornadas tristes, si, no alegres, en que los seres que pa¬ san de común como decentes, pierden su dignidad, su fin porque fueron cria¬ das, sus nobles costumbres, y hasta pierden su propia honra... sin conside¬ rar que de>de Cristo hasta la fecha, y desde la fecha hasta la hora apocalípti¬ ca, no tuvo ni tendrá la criatura' una dádiva de mayor precio, una joya de mayor estima. Allá en lo más hondo del alma de personas tan... distraídas, no dudo no, hay una voz interna, fuerte, iracunda, que clama y'protesta contra los instin¬ tos de satán, pero se prefiere, tras a veces de no poca lucha, posponer la voz de la santidad, del cumplimiento del deber, a la voz del siglo para seguir la corriente del libertinaje. ¿Cabe mayor indisciplina espiritual, cabe rebeldía más atroz? Este año, la verdad, parecía que en las sombras que se proyectan, no iban a oirse las carcajadas de risa maléfica, ni tampoco resonar el cascabeleo del ambiente de temporada. He de confesar, que he sufrido una equivocación; me he llevado un solem¬ ne chasco, si, pero también he apren¬ dido la terrible lección que triste¬ mente es ya verdad que la mayoría de la generación presente, «huele a podri¬ do» como aquel «algo» de Dinamarca. ¿No cabe ya remedio? Si y mil veces si. Queda el refugio en aquella parabo¬ la del Hijo de Dios, cuando expresó, que «los últimos serán los primeios»; pero es temerario el aguardar más, por ignorar todos la hora del desenlace. La hora esté pronta y urge pues la sal¬ vación. La Iglesia nuestra Madre, am¬ para a todos los mortales; cobija en sus inmensas naves a todas las criatururas y a los hombres gastados, los hace re¬ vivir con la gracia de los Sacramentos. Trasforma, cambíalas almas^, que ilumi¬ nadas por la luz de Cristo, son capaces aún de servir de caudillos a los pueblos y de dirigir la cabalgata... no la carnavelesca, sino la del triunfo, la de la fé, la magnífica de los sentimientos, obras y acciones dignas del más hermoso de los hombres. Hay que conquistar el sitio que nos dejen preparado, y cuando el templo nos atraiga con el bronce de su torre vigilante; con la torre de campanas que es el eje espiritual de cada pueblo y el lazo místico qué une al cielo con la tie¬ rra, acudamos allí presto, voluntaria¬ mente,y despegados de cuanto sea que¬ bradizo. Es lo único de cierto que exis¬ te; es lo único inmortal que puede el hombre recoger en esta tierra siempre Juventud Seráfica en carnaval, no sólo ahora. Ya un poeta seiscentista, al dolerse en un soneto de las injusticias humanas, su musa con¬ testó: < i Ciego! ¿es la tierra el centro de las almas?» Alcemos pues los ojos hacia arriba, y vivamos tranquilos con la esperanza puesta en Dios. J. X,a santa Çuangsma —~^WX/WVAVV' Se acerca para todos los buenos cris¬ tianos el tiempo Cuaresmal. La santa Cuaresma, que quiere decir tiempo de penitencia, viene a ser una especie de vigilia de cuarenta días que sirve para prepararnos lo más dignamen¬ te que podamos para la celebración de la gran festividad de Pascua. Para obtener de una manera singular este fin, que es tan agradable a los ojos de Dios y tan saludable para los hom¬ bres, es de todo punto necesario que estos días de salud que se nos ofrecen los pasemos conforme al espíritu de la Iglesia, teniendo presentes aquellas pa¬ labras que nos dirige Dios por boca de un profeta: «Convertios a mí con todo vuestro corazón, en ayunos, en lágrimas y en lamentos.» Por eso durante el tiempo de la santa Cuaresma se tiene que orar con más frecuencia, se ha de asistir con más dili¬ gencia al santo sacrificio de la Misa me¬ ditando la amarguísima Pasión y Muerte de Aquel que vino a salvar el mundo, ayunando los días que manda la santa madre %lesia; y los que están en la abundancia de bienes de fortuna también han de aumentar su limosna como dice el Papa León: «Demos a la virtud lo que nos quitamos del gusto y del placer. Sea la abstinencia del que ayuna la co¬ mida del pobre.» Para aumentar en los fieles la fé cristiana y recordarles sus obligaciones para con Dios, los obispos mandan las predicaciones extraordina¬ rias de los sermones de Cuaresma; coo¬ perando al mismo tiempo la Liturgia propia de este tiempo llena de espíritu de penitencia; se suprime el órgano en todas las fortividades y en las misas tampoco se dice el Gloria inexcelsis Deo ni el Alleluia que es símbolo de alegría. Y, finalmente, para que los fíeles cris¬ tianos puedan dedicarse libremente a todas estas obras piadosas la Iglesia pro¬ hibe todas las vanas e inútiles diversio¬ nes y entretenimientos, los casamientos solemnes y todo cuanto pueda distraer el espíritu de penitencia. J. PoNS. -•-I* -^1- ^ -^1- -*-^1. ■>;e Nuevo Abogado Acaba de recibir la Licenciatura en la Facultad de Derecho nuestro estima¬ do compañero D. Antonio A. Moneada Cánaves de Mosa, después de brillan¬ te carrera cursada en la Universidad de Barcelona. Le felicitamos cordialmente. Víctima de rápida enfermedad, aban¬ donó este mundo D. José Segura, el 16 del pasado Enero. Era fervoroso Terciario y compañero nuestro, desde la fundación de la Ju¬ ventud Seráfica. Ha bajado al sepulcro a los 18 años, habiendo recibido todos los auxilios de la religión en un momento de lucidez que Dios concedióle bondadosamente el día antes de su muerte. Enviamos a su famila el testimonio de nuestro vivo pesar y rogamos en¬ carecidamente a todos nuestros amigos tengan presente en sus oraciones al finado. R. I. P. Tip. de S. Pizá * Obras del P. Ambrosio de Valencina La Vida Espiritual Cartas a Teó/ila. ~ 8Edición. Un tomo de 457 págs. en¬ cuadernado en tela, pías. 2*50. Obra indispensable a cuantos tratan de perfección, recomendada por todos los Prelados españoles e inmensamente difundida en toda España y América. La Vida Reiigiosa. Cartas a Sor Mar¬ garita.—6,^ Edición. Un tomo de 440 páginas, encuadernado en tela, 2*50. Libro escrito por el P. Ambrosio pará los religiosos de uno y otro sexo, y que ha sido llamado el Kempis de las reli¬ giosas por les Prelados españoles. Soliloquios.—Quinta edición ilustra da. Un tomo de 345 págs. encuaderna¬ do en tela 2^50 pías. Esta obra retrata al P. Valencina, cuyo corazón seráfico derrama las efusiones de su espíritu franciscano por sus cálidas páginas, que no pueden leerse sin emo ción, constituyendo un libro admirable, reputado como de los mejores de su autor. Flores del Claustro / Arrullos de Palo¬ ma.— 5.® edición ilustrada con 4.1 fo¬ tograbados. Encuapernado en tela, 2 pesetas. Es un libro por el estilo del anterior con la sola diferencia de que en éste, los soliloquios están puestos en labios de de una religiosa, flor del claustro y palo¬ ma de la soledad. Es una joya en el con¬ cepto místico y ascético. Lirios del Valle.—6.® edición ilustrada. Un tomo de 270 págs. encuadernado en tela, 2. ptas. Novelita de lectura tan interesante, tan llena de piedad, poesía y sentimien¬ to, que difícilmente se suelta el libro de las manos empezándolo a leer. 61 Director Perfecto y el dirigido San¬ to.—Correspondencia epistolar entre el B. Diego J. de Cádiz y su Director el V. P. Francisco Javier González. Tercera edición. Un tomo de 624 pᬠginas encuadernado en tela, 3 ptas. Libro único en su género, verdadera autobiografía del gran Apóstol del siglo XVIII que tan gran influencia ejerció en los destinos de España, e igualmente Util a los directores de almas que al his¬ toriador y el erudito. Es una de las más lindas joyas de ia mística española, que debe leer toda alma deseosa de su per¬ fección. Las Siete Palabras.— Predicadas el Viernes Santo de 1907 ante S. M. el Rey en la Capilla Real de Palacio. 3.® edición. Un tomo de 128 págs. encua¬ dernado i’5o. Son una de las galanas muestras, des¬ graciadamente pocas, de la elocuencia de su autor, gloria del pulpito sagrado. Poesías religiosas o flores de mi Ju¬ ventud.—4.^ edición corregida. En¬ cuadernado en tela i'’5o. Las poesías religiosas resaltan por su delicadeza, sentimentalismo y piedad. Son un precioso regalo para premios. Preparación para el Matrimonio.—2.^ edición. Un tomo de 316 págs. encua¬ dernado en tela 3 pesetas, en rústica 2. Ultima obra del P. Ambrosio, de éxito sin igual. Deben leerla todos los jóvenes, para prepararse al gran sacramento del Matrimonio. De él han hecho grandísi¬ mos elogios el Episcopado Español y toda la prensa católica en general. Es regalo indispensable a las prometidas. Leyendas edificantes o Historietas piadosas.—5.®^ edición ilustrada. Un tomo de 431 págs. encuadernado en tela 2 pesetas. Hermosísima colección de lecturas re¬ creativas, de sana moral y grandísimo interés. Libro indispensable para pre¬ mios. Murilio y los Capuchinos.—Un tomito de 132 págs. i’25 ptas. en tela. Interesantísimo estudio histórico, re¬ pleto de dato.s desconocidos de las rela¬ ciones con los Capuchinos del gran pin¬ tor de la Inmaculada, Mi viaje a Oceania.—4.“ edición corre¬ gida. Un torno en tela, i peseta. Obrita interesadísima, preciosa mues¬ tra de estilo descriptivo y de ameno na¬ rrador de su autor. Obras del P. Ambrosio de Valencina Los Capuchinos en !a guerra de la in¬ dependencia. Como Murillo y los Capuchinos., es un estudio histórico, perfectamente docu¬ mentado, del influjo de !os Capuchinos en la épica lucha contra Napoleón. En tela, i'5o y en rústica i peseta, í^eseña histórica de !a Provincia Ca¬ puchina de óindaiucía, y varones iius tres en ciencia y virtud, que han flore¬ cido en ella desde su fundación hasta el presente—§ tomos, en rústica 4^50; y con lomera de piel 7 pesetas. Vida del P, Carabantes.—Un tomito de 94 págs o’50. La vida del P. Carabantes, que en bre¬ ve será beatjftcado constituye una de las másasombrosas que existeu y derpiertas grandísimo interés. Retórica elemental o lecciones de lite¬ ratura preceptiva. Tercera edicicn. Un tomo encuadernado con preciosa plan cha, dos pesetas. CARTAS DE CONCIENCIA que el Beato Diego J. de Cádiz, dirigió a su Director espiritual D. Juan José Alcober e Higueras, anotadas por el M. R. P. Die¬ go de Valencina con un prólogo censura del muy Ilustre Sr. Dr. D. Juan F. Muñoz Pabón. Esta obra interesante ha merecido los e’ogios más cumplidos del público y de la prensa, no siendo menores los de los críticos y renombrados escritores de España. Consta dicha obra de 583 páginas, encuadernada en tela, 2 pesetas. Al hacer los pedidos al Administrador, mándese además del importe de los libros, para el gasto de franqueo y certificado. Los pedidos pueden hacerse a esta Administración o a la Administración de «Adalid Seráfico», Ronda de Capuchino?, Sevilla. 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