El Heraldo de Cristo 1917, n. 103
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Palma=9roTiembre de 1917

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Festividad de todos los Santos.—^
ciscana, sermón, rezo de los cincuenta Padre¬
nuestros con Requiem en sufragio de las almas de los terciarios difuntos, acto seguido las absoluciones y a las seis y media solemne Vía Crucis.

.fíes de las Áímas‘

practicará el ejercicio propio de este mes dedicado a las Almas
del Purgatorio durante la misa de cinco y media.

Domingo. Cuarto

.Día 25 por la mañana, a las ocho, misa de comunión general para los Terciarios, Por la tarde a las seis tendrá lugar la reunión mensual con

exposición del Santísimo y plática.

Novena de la Purísima.
-

novena con meditación y canto, empezará día 29; se hará
a las cinco y media durante una misa y se repetirá a las once

con exposición del Santísimo durante dos misas.

La novena solemne con sermón empezará día 30, que predicará el Rdo. P. José Solá, de la Misión.

A las seis de la tarde se rezará la corona, acto continuo se expondrá el Santísimo y se hará la novena

predicada, terminando con hermosos motetes cantados por un nutrido coro alternando con líi Schola

Cantorum.

plenarias.— Indulgencias

Con las condiciones ordinarias los Terciarios pueden ganar . indulgencia plenaria los días siguientes de este mes:

Día 12, S Diego de Alcalá.—16, Sta. Inés de Asís.—19, Sta. Isabel de Hungría, Patrona de la Orden

Tercera: indulgencia fleñaría y absolucin general. 26, S. Leonardo de Porto Mauricio,—27, Sta. Delfi-

na.—28, S. Jaime de la Marca.—29, Fiesta de todos los Santos de las Tres Ordenes Seráficas.

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Redacción y Administración: Convento de San Francisco
Palma de Mallorca

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En el Extranjero . 2 »

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Año IX.

Noviembre de 1917

Núm. 103

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Los Santos y los Difuntos—Lux seterna luceat eis.— Veniu els qui plorau...— Bead mortui!...—
Nuestra felicitación.—La rueca de la abuelita.—
¡Vaje unes coses...!—Sección catequística.—Cróni¬

ca Fracciscana.—Noticias y Variedades.—Biblio¬ grafía. — Juventud Seráfica influencia de
Cisneros en el Arte,— El dia deis mort .—S. Fran¬
cisco y la Juventud. — El día de Difuntos.

Los Santos y los Difuntos

Nada más dulce y consolador para
nuestros corazones que las dos solemni¬ dades que celebra la Iglesia Católica a
principios de noviembre. La primera es la fiesta de los Santos.
Pero, ¿de que santos? De todos: por es¬
to se llama la fiesta de Todos los Santos:
es, para hablar con propiedad, la fiesta de todos los que se han salvado. No en¬ salza, por consiguiente, en este día la Iglesia Católica solo a aquellos siervos de Dios que se veneran en ios aliares,
a aquellos que menciona el calendario en su santoral y que presentan los libros con nombre conocido, sino a todos aquellos que han muerto en gracia de Dios desde el primero que vió la luz del día hasta el último que ha dejado de existir.
A todos comprende esta solemnidad; solemnidad que para que sea completa,
no se limita solamente ai reino de los que

ya actualmente gozan, sino que se extien¬
de también hasta la cárcel de los que su¬
fren expiación; solemnidad, de la que
solo estamos excluidos nosotros los que
aún vivimos en este mundo o aquellos
que han obtenido sentencia desdichada por haber muerto en pecado mortal.
Ni un justo, pues, ni una sola de las almas que al separarse del cuerpo estaba en gracia de Dios queda olvidada en es¬ ta grandiosa solemnidad.
Entre esos millares de santos que la
Iglesia conoce y cuyo nombre ha enco¬
mendado a nuestra veneración, ¡cuántos
y cuantos habrá a los que solo conoce Dios! ¡cuántos tal vez, que nosotros co¬ nocimos y tratamos en esta vida mortal!
¡cuántos, acaso, que con nosotros estu¬
vieron unidos con vínculos de sangre o de amistad!
¡Que pensamiento tan dulce y conso-

•: ,206

ÉL Heraldo de Cristo

lador para nosotros, los desterrados en este valle de lágrimas, para nosotros tris¬ tes peregrinos, de este árido desierto de la tierra! ¡Acaso esta hermosa fiesta que hoy celebro, será dentro de pocos años mi propia fiesta, como es tal vez actual¬ mente la fiesta de mi padre, y hermanos! ¿Que me importa luchar como ellos si como ellos consigo vencer? ¿Que me im¬ porta sufrir un día si consigo ser feliz por toda una eternidad?
Si grande y consoladora es para nues¬
tros corazones la festividad de todos los
Santos, no debe serlo menos, la Conme¬
moración de los fieles difuntos. Primero,
un día de fiesta y alabanza para todos ios que en el seno de Dios reinan; des¬ pués, un día de oración para todos los que en el seno de su justicia expían sus
culpas. Cada día se ruega por el amigo, por
la madre, por el hermano. Cada día se
alza ante el trono de Dios, por seres
queridos, la Hostia inmaculada; pero la ley de la caridad exige que así como hay
un día de alabanza para todos, haya un día de oración para todos.
Por consiguente, son todos los difun¬ tos por los que debemos rogar en el día
dos de Noviembre; todos, sin excluir a
ninguno- Éos que yacen sin epitafio en los profundos senos de los mares, los que sucumbieron desconocidos entre el fragor de las batallas, el salvaje infeliz cuyo insepulto cadáver devoraron las fieras en el desierto, las mil y mil vícti¬ mas obscuras que arrebata cada día el
brazo airado de la muerte, sin que cierre
sus ojos una mano amiga ni se alze al pié de la tumba una plegaria por su al¬ ma ¡Ahí! ¡nadie se acuerda de éstos
infelices! Pero no, no es cierto eso,
se acuerda la Iglesia. ¡Se acuerda, y nos los recuerda! ¡Ay! ¡cuan cariñosa madre es la Iglesia Católica!
¡I que grande, que augusta se muestra
en el día de la Conmemoración de los
fieles difuntos! Henchidos los templos,
postrada en sus imponentes naves inmen¬

sa muchedumbre enlutada, un pueblo en¬ tero poseído de una sola idea, movido por una sola inspiración, la de la fé en la otra vida, la de la caridad por sus her¬ manos difuntos! ¡Las campanas doblando lentamente con incesante clamoreo, el ministro del Señor multiplicando al pié del ara santa sus ofrendas y sacrificios, y
el suave murmullo del rezo que no, cesa
de acompañar un instante, en torno del sacerdote, la oblación incruenta del
Cuerpo y sangre preciosísimos! ¡Cuan¬
tas, cuantas almas de nuestros hermanos
verán en este día rotas las cadenas que
les retenían en la angustiosa cárcel del purgatorio! ¡Cuan grande eres. Iglesia Católica, y cuan inmensa es tu Caridad!..\_
¡Reguemos por todos; tengamos cari¬ dad para aquellos que sufren en la otra vida, y a los que tanto bien podemos ha¬
cerles desde esta!
Fr. Luquesio.

i,ux

lue^at ^¡3

Sembla bé la nostra vida
mesquina flor tardoral: ara brilla i prest marcida l’arrossega el temporal.
Cau la pompa més lluïda baix la llosa sepulcral; fineix nom, gloria fingida,
am l’absolta funeral.
O Jesús, Deu de bellesa
increada i mai compresa,
Sol diví que envía ais cors
llum d’amor i d’alegría,
feis somriure l‘etern dia
per les ánimes deis morts!
Fra. J. R., T. O. R.

El Heraldo de Cristo

207

Venía els quí ploran...!
La tarde s'aclucava.
Era ia tarda d'un d’aquells dies lleig^s i
aboironadors de les derreríes del autum¬
ne... cuant la terra ni bruia ni germena...
par qu’estigui adormida, esperant a esperpillar-se Tescalfaiment deí primer bés
del sol vernal... i cuant tant-sols román
ja ais arbres, mancats de saba, quiscuna fulla seca i plegaminosa...
L’opalí brill de Febus, qui tramuntava, desapareixia a poc a poc sota les negroses ales deis niguls que suraven en el Ponent sobre un fons d’escarlata, i clepetjaven plans i montanyes d’ombres erràtiques.
El vent udolava mes que mai esqueixant-se planyivol al atupar el nüu brancam de íes arbredes.
Les vehínes serralades, vestides am l’ombra que sobre elles projecta un cel plomos, xisclaven am feresa de monstres esclavitsats; formant el conjunt una es¬ tranya sinfonía de funeral salvatje...
Fíobis finíssimes anaven caiguent cal-
moses... callades... sens fer remor...
Qu’era de trist!... Quin apagament el del crepuscle d’aquell hora-baixa tar-
dorall...
Per viarany apenes transitat que porta al fossar, trepitjant feblement la nevosa catifa que l’entapissa, estremint-se al contacte d’aquella naturalesa implacable, caminava, barra apretada contra’l pit,
una dona habillada am manto negre que li embolcallava tot el buste...
Anava ccnsirosà i come d’esma.
Per la seva faç emmegrida i tenyida d’una grisor cadavérica prou deixava endevinar que la pobre’s disolía dins un ambent rublert de penes i amargues sa¬
labrors... De sos ulls lliscaven cara a vall dos
fils de llàgrimes fins a amerar llur pit, com si volguessin apagar el viu dolor que l’estallava.
Jo estava esguardant-la i’m vaix assa¬

ciar amargament del dol i angunia, encarnissats en les seves entranyes, i que’s translluíen en la palidesa de llur rostre; quedant inmóvil a devant ella am la me¬ lancólica actitut en que’s contempla un cuadre d’ánimes penants quins turments no’s pas possible alleugerir...
Seguint ella camí envant era arribada ja a les portes del humil fossar, voretjat de tàpia mitx esbaldragada, i sembrat de
creus...
La fosca anava estenent son ubagós mantell per aquells trits i solitaris carrers d’arbres; les punxagudes capissoles dels xipresos no’s destriaven, perdudes dins les ombres; i de ses rames rodolaven al¬
gunes gotes d’aigua com si volguessin acompanyaria a ella am lo seu plany.
La pobre titubeja un moment a l’en¬ trada d’aquells camins sepulcrals, que’s clouen entre dues fileres d’arbres...; sem¬ bla que li ha fuita s’idea qu’ans la preo¬ cupava, mirant ab estranyesa tot cuant hi havia al entorn seu... i par que vulgui orientarse altra volta en mitx d’aquelles
ombres flotants, esteses per totes parts com un ínmens vel funerari.
El brugit del vent li feia pò... el remor
més lleu l’escarrufava... I entrant-se a la
fi per un caminal de l’esquerra’s deturà
a l’enfront d’una humil tomba... i mitx
desmaiada i sense forçes se postra cop en sec sobre la dura llosa, am ses mans
plegades devant el pit í el cap inclinat fins a tocar la terra, just la floreta enves¬ tida i malmesa per un cop de vent des¬ fet, que’s coll-tors i se mustia...
El pentinat ja li va a lloure i sa testa desapareix sota sa desentrunyellada ca¬
bellera... Ha romasa inmóvil...; sos mem¬
bres... ni’s bateguen... per que haja aca¬
bat ja de cifçular per ells sa vida...; sem¬
bla, mes bé qu’un ser humà, una figura de pedra marbre, i pareix qu’escolta atentament, com si la terra li trametés
els batecs d’un cor que anyora...
Barbotejava de tant en tant cualque paraula que transparentava la maror re¬ voltosa que hi havia en l’interior del seu

2o8

El Heraldo de Cristo

ser. ¡Es horrible! esclamá despres de breu silenci. ¡Es espantable!
En el fons del paisatje funerari, dalt un turó, s’axecava la Creu; desde la cual
el Fill de Deu estenia els seus brasses
sobre les despulles deis innombrables difunts vetlant el seu repós i senyalantlos el lloc que’ls ha de tocar en la resurrec¬
ció. De sobta s’illuminá i la divina Vic¬
tima desde ella digué dolçament: «Veniu a mi els qui sufríu; veniu els qui plorau...! Jo som Aquell qui sosten i acensóla...»
I la víctima humana, atreta per la dolsesa de sa veu, execà’l cap de la terra on reposava el seu espós, i posant els ulls en el Crucificat sentí’l seu cor plé d’esperança... i en sos llavis hi florí un somrís de resignació
La nit ja era closa.
Lleó dIràn.
Beafci moptaÜ...
El cementerio de la aldea estaba ro¬
deado de tapia, bordado de cipreses y cruces. Pobre en mármoles, rico en me¬
lancolías...
En él, lodo presentaba un poema de
tristeza.
Los cipreses vestían de luto. Los pa¬
ralizados rosales en vez de rosas brota¬
ban espinas. Un silencio sepulcral, sólo interrumpido de vez en cuando por so¬ llozos y oraciones, daban un aspecto triste, fúnebre, de muerte...
Las nubes destilaban lágrimas; y una tarde otoñal oprimía el espíritu, ya lleno
de melancólicos recuerdos.
A
Una doncella, arrodillada sobre una tumba, desojaba la rosa de su espíritu, llorando copiosamente...
Allí sumida en el mas acerbo dolor, estaba ensimismada y orando; pues bajo sus rodillas dormia el sueño eterno, el

ser mas querido de su alma, su santa madre; aquella piadosa mujer que tantas
veces entre mil besos le había enseñado
a conocer a Dios, y que había hecho tantos sacrificios para educarla cristia¬
namente.
Su oración es fervorosa; su dolor jus¬ to, su llanto legítimo.
En aquel momento, mil ideas de lo pasado cruzan por su mente. Recuerda ios innumerables disgustos y penalida¬ des que, por sus continuas travesuras, causó a su buena madre; las enseñanzas y consejos recibidos de ella; las piado¬ sas lecciones de su vida ejemplar, su último beso, su postrer adiós...
Y luego pensaba en la vida disipada que desde el fallecimiento de su madrej había llevado, olvidándose de sus san¬ tos avisos y apartándose de sus ejem¬ plos. Ante los ojos de su inteligencia
desfilaron sus lamentables extravíos, sus libertades excesivas, sus frivolidades,
sus locuras, sus amistades, sus exce¬
sos , y se cubría el rostro ruborizada y contristada, reconociéndose indigna de esta»" junto a las cenizas de su madre.
Desecha en amargo llanto gemía, y levantando tristemente los ojos al cielo para dirigirse, ya no al cuerpo, sino al alma de su madre repetía: ¡madre, mise¬ ricordia! ¡Dios mío, misericordia!.... Y la voz débil y afónica, junto con los sollo¬ zos que brotaban del fondo de su pe¬ cho, no la dejaban pronunciar otras pa¬ labras: ¡Madre, misericordia! ¡Dios mío, misericordia! perdón!... Y quedó como fuera de sí, inerte, inclinada sobre la
fría losa.
Ante el trono del Omnipotente inter¬ cedía por ella, la madre que tanto la ha¬
bía amado en la tierra.
¿Que pasó? La que ayer era el escándalo del pue¬ blo, es hoy una doncella ejemplar, y po¬
see las virtudes heredadas de su buena
madre.
El recuerdo de ella y la gracia divina alcanzada con sus oraciones, habían •trO'»

El Heraldo de Cristo

209

cado por completo el corazón de su hi¬ ja, y la habían llevado al buen camino.
[Dichosos los muertos que mueren en
el Señor!
Veremundo.
Nuestra felicitación
No podemos menos de darla muy cor¬ dial y efusiva a nuestros hermanos Ter¬ ciarios que acaban de conquistarse me¬ recidos lauros en los „Jocs Floráis" or¬ ganizados por la noble entidad „Nostra Parla" y celebrados en Palma de Mallor¬ ca el día 7 del próximo pasado Octubre. De veras suplicamos al Seráfico Padre S. Francisco, el humilde y al mismo tiem¬ po sublime Poeta de Umbría, que se digne conservarles la inspiración para gloria de la religión y de la patria y enal¬
tecimiento de la no menos hermosa que
poco ha vilipendiada lengua catalana. He aquí el nombre de los Terciarios pre¬
miados:
El Rdo. don Lorenzo Riber, obtuvo la
Englantina, que es el segundo de los premios ordinarios por la composición titulada "Del somrís de Tilla blava, Gant
de les vermadores.,, —D.^ María-Antonia Salvá, la ilustre
traductora de "Mireio,, obtuvo el premio de la "Lliga dels Amics de TArt„ por la composición "Dins les ruines d’Empuries.„
—Don Miguel Durán, el popular poeta inquense mereció el premio ofrecido por el Consistorio de los "Jocs Florals,, por la poesía “Els estius de m’infantesa.,,
—Don Guillermo Colom Ferrá, por la composición "L’Amor de les tres taron¬ ges,, obtuvo el premio del Ayuntamien¬
to de Lérida,
—Don Sebastián Guasp obtuvo el del limo. Sr. Obispo de Mallorca por la poe¬
sía "A Nostra Dona Santa María.,,
^Don José Massot fué premiado por la "Cançó del glosar,, obra de arte mu¬ sical verdaderamente exquisita.

En la imposibilidad de dar cabida en estas columnas a los trabajos literarios de que hemos hecho mención nos limi¬ tamos hoy a transcribir aqui, con el fin de que puedan saborearla nuestros lec¬ tores, la preciosa composición original de nuestro particular amigo don Juan Ramis de Ayreflor, composición a la que se ha adjudicado la Flor Natural y cuyas estrofas exhalan todas el suave perfume de la poesía clásica franciscana.
Sor Angelina
Lema; Monja pagesa
Ahir vareu professà a Thumil convent de Pina,
i ès un nom ben franciscà
el vostre. Sor Angelina.
Adeu, convent de novicies, embaumat i recullit,
on les mundanes delicies
ha ofrenat vostre esperit!
En ell deixàreu un dia, amb gest d’abdicació, la falda de pagesia la trunyella i el gipó;
la vesta amb la qual ballàreu, ulls baixos, rostre encarnat, el darrer estiu que anàreu a festa a poble veinat.
La toca, qui té’l caient
del volant de la pagesa, envoltarà eternament
vostra faç, tota dolcesa.
Ara sumisa anireu
on vos mani la priora;
nostres viles trescareu rienta i benefactora.
Bellcami, Sor Angelina, camí d’amò i patiment, empreniu sortint de Pina per anà a un altre convent.
Comensareu fent costura a dins una sala gran;
pels infants haureu ternura
i els infants vos amarán.

áio

El Heraldo de Cristo

Ensenyareu paciencia
Ies lletres i oracions;
vostra boca somrienta
será plena de perdons.
Com ningú sabreu fer randes
de coixinera i altar;
la jove us farà comandes
en haver-se de casar.
A Termita de María, en el romiatge anyal, hi dureu la rainyonía
amb un posat maternal.
Vostra mà amb blancor de ciri
a la Verge mudará, pel Maig, cada dia el lliri del pitxer de son altà.
I els dijous, que no hi ha escola, feinejareu amb amor pel temple, dins Tauriola dels vitratges de color.
Envoltada de Tinfancia,
la vida conventual
tendrá per vos la fragancia
d’una rosa matinal.
Però us darán qualque dia uns quefers encar més alts: deixareu la minyonia per anà a servir malats.
De les mullers confídenta, les penes de cada llar
escoltareu amatenta
quan hi quedeu a veTlar.
Curareu amb paciència les ferides sen fer mal; pels malalts, Texperièncía vos dará un ull profetal.
Ai d’aquell de qui digueu —Tem que no arribi a demà— quan el vicari aviseu!
Abans d’alba morirà.
Si fou per la minyonia vostra fresca joventut, heureu dat al qui patia vostra forta plenitut.

I en mig de les malalties
envellireu lentament... tendreu dolo i molts de dies no sortireu del convent.
Com una santa padrina tothom vos respectarà 1 al morir. Sor Angelina, tot el poble plorará.

Cuentos del sábado
La rueca de la abuelita

AI popular poeta mallor¬ quín, mi querido amigo, D. Miguel Duràn.
I

La nieve en copos nítidos y menudos, azotaba, al crudo cierzo de una tarde de

invierno, la policroma cristalera de la

ventanal ojiva, desde la que se vislum¬ braba la guerrera atalaya del nuevo to¬ rreón, en el vetusto castillo de los Wi-
fredos, uno de los más célebres de su

época, enclavado en los fragosos bos¬

ques de Carinthia. En arco de círculo y enfrente del ám-

plio hogar acampanado, donde jugue¬
teaban las flamas blancas—azuladas de

dos gruesos troncos de encina y proyec¬
taban movibles sombras gigantescas en
la artesonada techumbre de la señorial

estancia, se encontraban, en amor y
compaña, arrellenados en grandes sillo¬
nes de cuero de ciervo, claveteados en

oro: la buena abuelita, de canos cabe¬

llos y dulce mirada y sus dos nietos; el
Caballero de la Selva y la Dama de los

Torneos, apodos dados a su bizwía y

belleza; y por ellos, más que por sus ilustres títulos, les encumbraba toda la

Y comarca.

eso

que si la Dama, de po¬

co, no alcanzaba los quince abriles; el Caballero pasaba de algo, de los cuatro

lustros.

Y cercana a la esculpida mesa de no-

ÈL heraldo de Crisló

2ÍI

“^0 soy la resurrección y la vida,,

gal, en la que y en su centro, un gran dorado velón esparcía esa luminosidad apacible de los tiempos bíblicos, la bue* na abuelita, la que antaño glosaron gen¬ tiles trovadores, como a Reina del
Amor, en pasmosa agilidad de consu¬ mado artífice, volteaba su rueca de bru¬ ñida plata y los enmarañados copos de lino, tan blancos como los de la nieve
misma, salían trocados por sus finas ma¬

nos, en tenues hilos de albos resplan¬
dores.
—Abuelita y señora:—decía tímida¬ mente la Dama, con argentina voz:— Recordáis aquellos cuentos de fantas¬ mones y aparecidos; del encantado cas¬ tillo de los jorobados enanetes; y aquél,
de como el buen Paladín de la Monta¬
ña, a la mágica varita de Hada del Bos¬ que, transformó en oro sus abruptos pe-

212

ÈL Heraldo de Cristo

ñascales; a fin de comprar al negro abisinio, feroz guardian de su amada: la Princesita de los Bubles de Oro, que
gemía en duro cautiverio, sometida a él por el traidor Eufresindo, motejado a causa de su crueldad: el Jabalí de la Sierra.,, y que Vos nos narrabais aquí, desde el mismo sitio y en dias tan fríos como éste, en las que llamábamos: tar¬
des de nieve...
—Me podréis decir, Eleonor mía:-^ interrumpió la abuelítá:—¿donde vais a parar con el recuento?
—Es que,—y Eleonor, pronunció es¬ tas palabras con vergonzoso titubeo:— mi hermano y yo, Abuelita y señora, quisiéramos que nos despribiérais algu¬ nas escenas, como las de aquellos.
Empero al Caballero Abelardo, le habían subido a sus mejillas, los colores del rojo rescoldo y cabizbajo y afectan¬ do distracción, lo atizaba.
—¡Válgame mi tio el monje Reginaldo!, que murió en olor de santidad:—
repuso la abuelita:—y mentarles cosas de esas, a estos dos mozos; y, ¿cómo voy yo a recordar, la sarta de inventos,
que tejía para entreteneros en vuestra niñez?—y prosiguió:—Mi lema ha sido, siempre que no se opusiera a Dios o al buen nombre de la Casa, complaceros en todo; y para lo que ya me queda de vida, no quiero desmentirle en esta oca¬ sión:—y añadió: —Más no será cuento, sino Historia: e historia trágica de fami¬ lia, que os importa conocer. Una sola
cosa os ruego,—agregó:—que no me interrumpáis durante su narración; ya que si la vejez da mayor claridad y fije¬ za a las ideas, a trueque de hacerlas perder el brillo y fuego del juvenil ar¬ dor, es fácil desmemoriaría, y se pierde en su camino, a poco que se la distraiga.
—Por el honor de mi espada; Abue¬ la y señora,—dijo Abelardo:—que aten¬ tamente y sin interrumpiros os escu¬
charé.
—Y yo,—añadió Eleonor:—por mi collar del Monasterio, os ofrezco oiros embelesada y silenciosa.

—Muy bien hijos mios:—contestó la Abuelita,—Más antes de empezar,—
agregó:—¿veis esta rueca?: pues ella es el eje, sobre el que gira a verídica his¬ toria, que voy a narraros; ella es el de¬ do de Dios, cumpliendo su justicia.
Y sin más preámbulos, mientras pro¬ seguía con la rueca de bruñida plata, su hábil labor, de una manera constante y
uniforme, la buena abuelita, con voz temblona de armonioso timbre, aunque
un tanto velada por natural emoción, comenzó su relato de esta guisa.
II
—Mi bondadoso padre Giliberto, el cuarto descendiente por linea masculi¬ na de Wífredo el Esforzado, y mi santa madre Frenegunda,—gocen de Dios,— apenas se asomaban a las gruesas mura¬ llas de este castillo, las que retenían su acerbo dolor; sin que el encascabelado bufón, a pesar de su inagotable reperto¬ rio, de burlesca inventiva, jamás viera un ligero pliegue de una sonrisa, en los labios de ellos, los que tan sólo se mo¬ vían en ferviente plegaria, para implorar el suspirado heredero, a quién legar sus vastos Estados, el lustre de su casa y
sus grandes riquezas, al par que fuera la alegría de su vida y el consuelo y bᬠculo, de su no muy lejana vejez.
—Mas el Señor de los señores, por largos años, puso a prueba la confiada paciencia de mis padres: sin que la so¬ ñada ventura, cruzara el férreo puente levadizo, del castillo de los Wifredos.
—Y tantos se sucedieron, que ya Hildemburgo, hijo mayor de mi tio Enmegardo, el primer secundón de la Casa; altamente engreído proclamaba a son de Heraldos, que él era el heredero y en breve plazo, el único señor de horca y cuchillo, de los Estados comprendidos desde el territorio cercano a la hoy be¬ lla ciudad de Hlagenfurt, hasta el limí¬ trofe Estado del actual Salzburgo.
—Contaba a la sazón mi primo, vein¬
te y dos años de edad; y ya transcu¬ rrían los diez y siete meses, que su pa-

ÉL Herai,do de Cristo

dre Enmegardo, había descendido a la cripta de la Abadía, cuando se deshoja¬ ron sus locas y ambiciosas ilusiones: al llegar yo a este valle de lágrimas, bien agena a que mi papel, en el comienzo
de mi existencia, era el de representar
la manzana de la discordia.
—Disimuló al pronto Kildemburgo sus aviesos planes; vino a este castillo, y en familiar solicitud les pidió a mis padres la merced de ser mi Padrino: lo
que se llevó a efecto, a beneplácito de
todos. Mas una vez terminada la solem¬
ne ceremonia del santo Bautismo, Hildemburgo regaló a su ahijada esta her¬ mosa rueca de plata; y, al depositarla en manos de mi madre, pronunció con un marcado acento de mal agüero e iro¬ nia las siguientes palabras:
«—Noble señora; recibid este peque¬ ño don, para vuestra tierna infanta; y en¬
señadla desde su niñez a ser buena hi¬
landera: ¿quién le asegura no voltearla para su sustento en el rodar del cua¬
drante de la vida?»
—El breve discurso que acompañó al regalo, no satisfizo la delicadeza de los
presentes al acto; y más de veinte Ca¬ balleros que a él asistían fruncieron el
ceño, y así como por vía de adverten¬ cia, llevaron sus enguantadas diestras a las guarnecidas empuñaduras de sus es¬ padas.
«—Creemos, noble Caballero;—re¬
plicó mi madre con entera voz y en fina
lección a sus intencionadas frases:—
que con la poderosa ayuda de Dios, y dados nuestros legítimos Derechos, nuestra amada hija, asentada en el Se¬ ñorío de nuestros preclaros Mayores,
vivirá pacíficos días de ventura, para
nuestros amados pueblos, y serán ava¬ lorados en cristianas virtudes, en las
que Vos entrareis en parte al hilar con
vuestro obsequio en favor de nuestros pobres vasallos.»
«—No en vano;—dijo Hildemburgo: —os llaman. Noble señora, la limosnera de los ¡ pobres; y espero,—añadió pro¬ curando endulzar con el cumplido, el

mal efecto anterior: — transmitiréis a
vuestra hija esos sentimientos.» «—Estad de ello seguro, noble Caba¬
llero;—agregó mi madre; y añadió:— Mi hija puede vivir confiada: el Angel de los pobres velará por ella.»
—Y aquí terminó la escensa oficial,
del día de mi Bautismo. —Antes de cenar la noche dél mis¬
mo, partió Hildemburgo de nuestro cas¬ tillo; más aquel velado reto, aleteaba en los pensamientos de los valientes caste¬ llanos: y como a lúgubres quimeras se
esforzaban en desteirrarles.
Santiago Vilella, Terciario.
(Concluirá)
iVaja unes eoses...í
jQuin demetí més dolent, va passar s’altre día mestre Miquel Espenya!
Es un menestral de bona voluntat, pe¬ ro un pobre homo que no arriba a rñosso, i enguany no te feina. Véu ell qu’es per causa de sa guerra, peró males llen-
gos diuen que cuant hi havia pau ja ii succeía Io mateix. Lo cert es que n’on té i per guanyarse la vida aquest estiu arrendà un figueral.
Ses figues seques son anades cares i l’homo com veia alió, ja feia mil plans.
—Qué trobas tú? deia un dia a seva mestresa mentres las giraven, ¿00 te pa¬
reix qu’enguany porem brevetja? —Si fa, responia ella; jo no sè si mai
s'era vist: lo que som noltros no mos po¬ rem queixar. Jo volia que fessem un poc
d’or a ses atlotes.
—I jo trobave que poríem fer un relloíje a s’atlot, perque ja veus qu’es fa¬
drí fet i els homos han d anà per mitx. Però ¿no te pareix que seria milió que
pagassem es deutes? ja sabs que varem manllevar deu duros a mestre ’Antoni, i devem dues saques de farina de s’hivern
passat.

2i4

ÈL Heraldo de (jRisfò

—Tens raó! Noi jo qui dec unes euan¬ tes cosetes i no t’ho havia dit per no fer-
te agrura.
—Com es are?

—A sa botiga d’es nostro carré hi dec vuit lliures d’arrós, cuatre de sabó, dos
quilos de fideus, i sis lliures d’oli. Á ca’n garroví, hi dec cinc lliures de sucre, mitje dotsena de capses de mistos i tres reals d’espicis i safrà. A ca’n Pera Anto¬
ni dotse cuartes de ví: i a ca’s marchan¬
do tres mocadós de seda, un per cada fia i unes faldes també per cade una que ferem a principis de s’estiu: ja veus que no poren anà sense vestirse.
—Re cent guitses! digué mestre Mi¬ quel mes blanc que sa paret. ¡E11 així mateix ho paga! I no havies dit res! Lo que sou ses dones son el reverent per embuià i enganà y no teniu remei, ni compostura Qui ha vist mai deurer
tot aixó i no havermo dit...

—Jo.... perque no t’enfadasses.
—A ¡re fosca! Perque no m’enfadàs! Ell no hu comprares tot amb un pic; si ho haguesses dit abans hauríem fet es possi¬ bles per pagar-ho, o no ho hauríem comprat ¡pero deurehu!

—Bono, i que deus res mes? —No; me pens que no. ¡Calla, aturet que no se si està pagat, o no. Veam
si t’en recordes tú.
—Qu’es aixó?

—Tres paréis de sabates a s’es atlotes que ferem, per sa festa del Corpus.

—Pagat! Si no ho has pagat tu d’ama¬

gat, axí com li comenares, es ben segú

que no hi está!

—¡Idó ho devem deurer.

—Es segú que sí; i tu ho saps tan cert

com aixó son figues, i are me fas es de¬

sentès perque no m’enfadi mes No te

pensis que no sía blau!

—

No, i si ses saba¬

tes no están pagades, es segur que tenim al aire una partida d’adobs de casi tot
l‘any.
—Idó aixó es que hem mester! Me pa¬
reix que sí que’n farem d’or i reliotg-es...

Ja hu veurem en estar cabals. Ja anirán enjoiats cuant jo hi aniré

1 madó Bet am so cap baix esperá a
veurer si s homo se calmaría per tornar tirar s’am i enllestir ses fies

—Res no t’enfadis fiel; Deu mos guard d’un ¡ja está fet! Sobre tot ses figues van cares; mira, n’han venudes a cincuante

pessetes, a coranta; a trenta i a vinticinc arreu, arreu; i per vendrerles a devuit o a vint basta que sien figues de porc. Mi¬ ra es quintás que’n tenim. Podrem pagar sa renda; mestre Antoni, sa farina, ses

cuatre coses que t’he dites
dríam

i llevo po-

— Guardar lo que quedi, per l’any qui ve que no sabém que será.
—Si homo, sí: pero així mateix, ja veus, una mare.... qu has de fer per no
sentiries.

—Tapet ses oreies
—Sabs qu’es de bó de dí. —I prou bo de fer. Arreglats estarém, si tots ei capritxos de ses fies les hem de

pagar; no estaríam assaciats mai

Un poc mostiis tots dos prepararen ses figues que aquella nit mateixa havien de posar a n’es forn: el derrer dijous a Inca havien añadas molt cares, i aquelles
dues criatures estibaren el forn per po-
rerne vendre mes si el preu los agrada¬ va. Antes l’encalentiren fort perque el
viatge era gros; i a la mala hora de sa nit, amb sa cara encesa d’està devant
sa boca, i de punyirhí sen anaren a jeurer mitx baraiats perque no s’aveníen en la manera d’empleà els dobbés que n‘ha
víen de treurer.

A les cinc de endemà demeti no hí
havíe flestomia que mestre Miquel no se tregués de sa boca cuantre no se qui,
ni ell tampoc
Ei forn era encare calent que no s’hi poríen acostar, el foc durava mesclat
am la cenra ardenta, els caixons i covos
estaven apareiats pero ¡les fígues no
hi eren!

¿i6

El Heraldo de Cristo

Una ma criminal les havía robades en
sa nit sense tenir por d’escaldarse els dits i bofegarse sa pell
Els plans de Mestre Miquel i de sa mestressa, o mado Bet, com solía dirlí la
gent anaren tots pen terra.., .
Ja ho val... qui va neixer dobbé... casi
mai arriba a treseta Daniel

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Sección catequística
¿Qué es la Tercera Orden?.—«Es una forma y estado de vida que se deriva de la vida religiosa aprobada por la Iglesia para los cristianos que desean vivir con¬ forme al espíritu del Evangelio».
Se dice que se deriva de la vida reli¬ giosa porque trae su origen de la Orden religiosa a la cual está unida con lazos
de filiación.
La Orden Tercera de S. Fráncisco, co¬ mo las demás Terceras Ordenes, perte¬ nece exclusivamente a las Religiones de votos solemnes, de modo que solo éstas pueden fundar Terceras Ordenes como
en términos claros ha defendido la Sa¬
grada Congregación. De esto que decimos, que es verdade¬
ro se sigue 1." que la Orden Tercera se distingue substanciaimente de las sim¬ ples cofradías o asociaciones como de¬ claró la misma Sagrada Congregación en 12 de Mayo de 1900; 2.° Que las Ter¬ ceras Ordenes de los Asuncionistas, por ejemplo, y algunas otras no son más que simples asociaciones, piadosas, a las cua¬ les se puede pertenecer sin dejar de ser
Terciario.
¿Para quién instituyó S. francisco la Tercera Orden; y cuando fué que la ins¬ tituyó? El gran apóstol de la humanidad, Francisco de Asís, instituyó precisamen¬ te la Tercera Orden para los cristianos que viven en el siglo, para que fuera és¬

ta como otra arca de Noé salvamento de
las generaciones. El tiempo que la fundó fué en 1221 y en el mismo año fué apro¬ bada por el Papa Hono io III. En 1230 Gregorio IX ratificó las exenciones y pri¬ vilegios que su antecesor había concedi¬ do a los Terciarios y Nicolás IV confir¬ mó solemnemente la Regla de la O. T.
en 1289.
La Orden Tercera es la más antigua
como afirma León XIII al hablar de la
Orden Franciscana; en esa obra grande, admirable y sublime se inspiraron los Fundadores de otras Ordenes, y la Re¬ gla compuesta por nuestro Santo vino a ser el ejemplar y modelo de todas las
demás.
¿Puede uno pertenecer a varias Orde¬ nes Terceras?—No; lo prohibe la Iglesia; por lo tanto el Terciario de S. Francisco, no podrá pertenecer a otra Tercera Or¬ den que en realidad sea tal; pero que la hija de María, el congregante, el asocia¬
do a las cofradías del Carmen, del Rosa¬
rio, o del Sagrado Corazón sean Tercia¬ rios...? Ello está muy puesto en razón y sería un error el querer impedírselo.
Por fin quién es el Patrón de la Orden Tercera?—S. Luís, rey de Francia, ene¬ migo acérrimo de los placeres del mun¬ do; en cambio, amigo y celoso de la gloria de Dios; modelo acabado de la más austera penitencia, verdadero imi¬
tador de las virtudes de N. S. P.
Patrón del mes: Sta. Isabel reina de
Hungría Patrona de la T. O. ejemplarí-
sima en los tres estados de soltera, casa¬
da y viuda, digna de que los Terciarios la imiten y le tengan particular devo¬ ción; su fiesta se celebra el 19 del co¬
rriente.
Devoción especialísima durante
EL MES: Los fieles difuntos,
Fr. Simón

El Heraldo de Cristo

217

fA t^7CUO.MCA Ti FRAJNUSCArVA ^ k

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IJSTTJBIRIOR,

Inca.—Los días 2, 3 y 4 del pasado
Ociubre celebráronse en el Convento de
Religiosos franciscanos de esta ciudad
solemnes Cuarenta Horas en honor de
N. P. S. F'rancisco.
Fueron muy concurridas, a pesar de
ser todos los días laborables; esto fué debido sin duda al amor y entusiasmo que los terciarios inquenses sienten ha¬ cia su excelso Padre, y muy bien lo die¬ ron a conocer, asistiendo en gran nú¬ mero a todos los actos y funciones que se celebraron.
Siguióse en todo el orden indicado en los progiamas, que debidamente fueron repartidos por la ciudad.
Por la noche de los tres días predicó el joven orador Rdo. P. Fr. Gabriel Tous Franciscano, quien puso ame la consi¬ deración del auditorio los grandes bie¬
nes de la caridad, o sea del amor bien
dirigido, y los males inmensos que re¬ porta este de los pueblos cuando se aparta de su noble ñn, que no es otro, sino Dios, presentando al mLmo tiempo
al Serafín de Umbría como el hombre
que mejor supo dirigir los afectos de su
corazón.
El día 4 festividad de nuestro Santo, a las siete de la mañana, hubo misa de comunión general, que se celebró entre
armoniosos canticos de himnos eucarís-
ticos y franciscanos. Se acercaron a la sagrada mesa nutrido grupo de tercia¬
rios'.
La misa mayor fué celebrada por el Rdó. Di Miguel Limas, Ecónomo de esta ciudad, asistido por los Rdos. Señores D. Guillermo Pujades y D. Simón Reus. Prtdicó hermoso panegírico de N. Pa¬ dre S. Francisco, el mismo orador del
triduo.
Por la noche del mismo día tuvo lu¬
gar el acto de conclusión, que resultó

—\_\_oO
brillantísimo, cantándose el magu.fíco trijagio, que para solemnizar esta fitsta compuso ei Rdo. D. Bernardo Salas, or¬ ganista de la S. C. B.
Digno coronamiento de estos cultos fué la procesión de reserva que fué iragnlfíca ya por la asistencia de muchos sa¬ cerdotes y del Sr. Ecónomo, que ofició de preste ya por los numerosos tercia¬ rios que llevando sendos cirios y prece¬ didos de su pendón daban ai acto gran¬ dio o aspecto. Presidia el discretorio de
la Hermandad.
Muy bien merecen ser felicitados por
el buen éXito de las Cuarenta-Horas los
discretorios de Hermanos y Hermanas, cuyo esfuerzo tanto contribuyo a la soleiunidad dei iiiduo, no menos se lo me¬
recen los terciarios todos que nos esca¬
timaron sacrificios para mantener duran¬
te los tres días una vela de 8 personas
ante el Santísimo, como también el dis¬
tinguido obrero de N. P. S. Franci;.co que tamo se desvela para que sea conocido y honrado nuestro Bienaventurado Pa¬
dre.
A todos damos la más cordial enhora¬
buena pidiendo al mismo tiempo a nuestro glorioso Padre que a todos nos bendiga.
En el Santuario de Nira. Sra. de Cura.—Día 14 de Octubre subió a este santuario un numeroso grupo de jovenes
de Inca, presididas por las Rdas. Monjas
Franciscanas.
Llegadas al oratorio se celebró misa cantaüa, en la que lecibieron la Sagrada
Comunión; cantando ellas mismas la
Misa de Angelis y escogidos motetes.
Después del desayuno y de recorrer los distintos parajes del monte se reu¬ nieron otra vez én el santuario, y orde¬ nadas en procesión se dirigieron cantan¬ do el Rosario a la Cueva del Bto. Ramón,

2I'8

El Heraldo de Cristo

en donde el Rdo. P. Mateo Amorós pro¬
nunció una animada y sentida plática. Al regreso se continuó el canto del
Rosario, que fué terminado ya en la ca¬
pilla con la Salve y la Letanía cantadas. Luego se expuso el Sagrado Copón y
se cantaron varios himnos eucarísticos;
el Rdo. P. Pedro J. Cerdá, les dirigió breves palabras sobre los sentimientos de Cristo en la Eucaristía, se dijo la es¬ tación del Sanísimo y se terminó con la
bendición y reserva.
A la una y media, después de comer las expedicionar as, se congregaron en el oratorio para despedirse de la Virgen. Partieron luego, visitando al paso los santuarios de San Honorato y Nuestra Señora de Gracia, y deteniéndose en varios de los pueblos por donde hacían su viaje de regreso a Inca.

Todas volvieron a sus casas satisfe¬
chas del viaje y deseosas de que se re¬
pita Sea para bien.

Pan de 5. Hníonio

Mes de SEPTiEMaRK

Cepillo de la iglesia de S. Francisco en Palma
Limosnas recogidas . . 217'OOptas Por 300 bonos de pau . . 150’00 » Repartido en metálico . 50’00 »

Total repartido . . . 200’00 ptas

Déficit ......

17’00 >

Los futuros inventos
El célebre Edisón ha declarado que
antes de trascurrir un cuarto de siglo, el vapor habrá sido en todas partes subs tituído por la electricidad; ia aviación estará asegurada por diversas formas; los muebles y las cubiertas de los libros serán de acero; el níquel reemplazará al papel con ventaja en el precio y la soli¬ dez; una nueva fuerza substituirá al telé¬ fono, y, en fin, tal vez se trasformará a
voluntad en oro fino los metales más or¬
dinarios.
La nota de Su Santidad
El documento pon ificio sobre la paz ha sido bien acogida en Austria y en
Alemania, declarando el Canciller que está dispuesto a entrar eo negociacio¬
nes.
En cambio entre los aliados ha sido combatido, rechazando éstos, toda idea de paz.

Otra dolorosa consecuencia se sigue
de esta negativa a concertar la paz, y es que no habrá arbitraje posible, el día de mañana, cuando el poder mas alto de la tierra y mas imparcial, no ha po¬
dido conseguir imponerse.
Efectos del alcoholismo
El alcohól paraliza el cerebro. El alcohólico pierde su voluntad.
El alcohól no es alimento.
El alcohól no opone resistencia a los
enfermedades.
Desconfiar de la copita: mata el cuer¬ po y mata el alma.
Comprar el alcohól es comprar la
muerte.
El alcohól no estimula la digestión.
La puerta de la taberna conduce'al hospital, al presidio o al manicomio, y
siempre a la miseria. El borracho se degrada, colocándose

El Heraldo de Cristo

219

voluntariamente a un nivel muy inferior
al de las bestias.
El hombre está muerto racionalmen¬
te cuando está borracho.
La primera embriaguez alegra, la se¬ gunda i*-rita, la tercera atonta y la cuar¬
ta embrutece.
El borracho, primero es mono, por¬ que hace monadas, después es toro, porque acomete; y por último es cerdo, porque cae, ronca y .se revuelca.
La taberna es un matadero de hom
bres.
Nadie ampara a perezosos n: a borra¬
chos.
Un vaso de agua es más barato y más sano que un vaso de aguardiente.
¡IlCuanto mejor seria ahorrar lo mal gastado, aunque no fuera más que cin¬ co céntimos cada día, para una necesi¬ dad o para la vejezlü
La escalera más grande del mundo
Entre la frontera Occidental de China
y la Oriental del Tibet, hay una escale¬ ra muy apropiada para la raza que la ha
construido.
En lo alto del monte Omi, situado en
aquellos lugares, existe un templo bu¬ dista, rodeado de tan piadosas tradicio¬ nes, que realmenta puede titularse la
Meca del budismo.
Para llegar a él hay que subir una es¬ calera, compuesta de la friolera de vein¬ te mil peldaños, que forman un solo
tramo.
Los pocos europeos que se han atre¬ vido a remontarla dicen que es cierto lo de la existencia del templo, y confir¬
man la veracidad del número de esca¬
lones.
Según la leyenda, en los tiempos pri¬ mitivos los peregrinos no podían subir a la cima del monte sino por medio de cuerdas, en vista de lo cual los monjes ofrecieron ciertos beneficios espirituales a todo aquel que tallase un escalón en la roca, y de ese modo consiguieron que, pasados muchos años, quedase
construida la escalera de los veinte mil
peldaños.

Lo que es liendres
Para hacerse cargo de la magnitud de la capital de Inglaterra, basta leer algunas cifras de la última estadística
municipal. Las calles de Londres miden en total
3.415 kilómetros y medio de largo, y hay en ellas 611.786 casas y 28.265 fa¬ bricas y talleres. Los parques y espacios abiertos ocupan una extensión de 3.635
hectáreas de terreno. En Londres viven
4 791-1^9 seres humanos y en unos
cuantos kilómetros alrededor, 30.000
más; de suerte que en dicho punto es donde se reúne el conjunto más grande de hombres, mujeres y niños de todo el mundo.y de todas las épocas. La pobla¬
ción está cambiando continuamente.
Cada hora nacen catorce vecinos nue¬
vos y mueren ocho, Londres es quizá la población más
rica de la tierra. Sus propiedades están aseguradas en 16 001.446.150 pesetas.
Hay no obstante mucha pobreza, co¬ mo lo prueba el que de cada treinta y tres personas una es pobre y veinte per¬
sonas de cada ciento mueren en un asi¬
lo o en un hospital. Los habitantes de Londres disponen
para distraerse de 53 teatros, 49 mu¬ sic halls, 26-. salas de concierto y ii
Museos.
Bibliotecas públicas hay 88, entre las cuales reúnen 1.184,002 libros. El año pasado sirvieron en ellas Ò.300.387 obras, de las cuales 4013.322 fueron
novelas.
Von Külhmann y Benedicto XV
Son harto expresivas las frases que el
secretario del Exterior de Alemania de¬
dica al Papa con ocasión de su última nota sobre la paz Dice asi el secretario
Von Külhmann acerca de la situación
creada por la nota de Benedicto XV.
«Sea cual fuere el resultado directo del
Papa, tengo que ensalzar ahora esta va¬
liente iniciativa de Su Santidad, que
reúne las mejores condiciones de me¬ diador y significará en la historia de

220

El Heraldo de Cristo

esta guerra, de naciones un capítulo que
aparecerá como hermosa página de g'o ria en los anales de diplomacia ponti-, ficia Constituye un acto de mérito el

La escribió en 1915, terminándola el 10 de Ju¬ nio, cuando Mallorca entera se movía preparando
tas incomparables fiestas centenarias. Está escrito en versos heptasílabos asonantados,
y en lenguaje fácil y netamente mallorquín, puesto

que el Papa haya lanzado una palabra de paz en rredio del tumulto de la gue¬ rra que amenaza convertir a Europa en
una verdadera ruina.»

al alcance de todos los lectores.
Los que puedan leerlo celebrarán no solo el arte que pueda haber en los versos y forma del escrito, sino también el acierto con que se ha compendia¬
do en él la vida de nuestro Beato.

Así habló ante el Parlamento alemán

Felicitamos al Sr. Mulct, y le agradecemos que

el secretario del Exterior Von Külhmann acerca de la admirable obra de
pacificación del Papa Benedicto XV. ,

haya querido benignamente, dedicar su trabajo a uno de nuestros religiosos, honrando con ello a to¬
da nuestra provincia seráfica.

¡Cuanto debe la pobre humanidad al Rudimentos de castellano y gramáti¬

gran Papa de la paz!
El balance comercial de la guerra

ca ¡atina completa para seminarios y demás centros docentes de España y América por el Lie D. Antonio Reixach, Pbro. profesor de Latín en el

Es un título de un folleto firmado por
Parvus y publicado por la .sociedad
Editorial de Ciencias Sociale·^^. De él to¬
mamos hoy unas cifras oterradorás. Ved, pues, las cifras de los gastos.de

Seminario de Vich. Librería católica internacional de Luís Gili.-Cla¬
ris, 82. — Barcelona.
Gracias a Dios que los profesores españoles en¬ cauzan por caminos racionales y prácticos el estudio de la lengua latina. Ya era de desear; pues cuando

la actual guerra hasta el 2 del presente
agosto.
Empréstito de guerra, 350.000 millo nes de marcos (otas.); muertos y heri

los estudios lingüísticos se desarrollaban tanto, y
las lenguas se estudiaban según métodos y proce¬ dimientos casi completamente nuevos, parecía, que sola la lengua latina podía ser olvidada.
Buen servio p prestará ciertamente a los estu¬

dos 24.000 000 de hombres; muerto'^ so¬ lamente 7.000 oooí inválidos, 5.000000;
pérdidas por descenso de natalidad,

diantes y maestros la granuática del Sr Reixach, cuya experiencia en la enseñanza le habrá servido sin duda de guía al ordenar este libro, r ues basta
hojearlo para convencerse de ello.

9.000 000.

Parécenos muy acertada la división de la Ana¬

La deuda pública de Europa ascen¬ logía en unos Rudimentos principalmente prácti¬

día antes de la guerra a 104 000 millo-
nos de marcos. Al cabo de tres años de
guerra habrá subido a 450 000 millones. Si se quisiese formar con los siete
millones de muertos un cortejo fúnebre, llegaría éste de París a Wladiwostok.
Los daños que este cataclismo euro¬
peo ha causado a la hurn tnidad son tan

cos y una Ampliación en que se tratan más exten¬ samente los detalles de la teoría: completado todo
con tres breves y escogidos apéndices. Por lo que atañe a la SINTAXIS, es muy natural que se empie¬ ce por el tratado de oraciones^ y así lo hac e el séñor Reixach, evitando a los profesores el trabajo
de haberlo de hacer por si mismos. Siguen luego las restantes partes de la Sintaxis. Concordancia, Régimen y Construcción, con una acabada Prosodia, y unas nociones de Ortografía,

enormes, que indudablemente nadie se

Los Rudimentos d& c2.stellano puestos al princi¬

hubiese metido en él si hubiera previs¬ to su curso y duración.

pio de las obra no son en modo alguno un adita¬
mento inútil. Harto sabemos cuanto influye para el
provechoso estudio de la lengua latina el claro co¬

nocimiento de la lengua castellana, y cuan defec¬

tuosa es por desgracia la preparación de muchos

Bibliografía

que se disponen a estudiar el latín. Los Rudimen¬ tos serán un buen recurso ya para la preparación

en los que empiezan los estudios, ya para el.repa¬

PjEimÓn Lull, por D. Pedro de Alcántara Mu¬ le Reinés. Imprenta de D. Miguel Durán. — Inca.
En un elegante opúsculo de cuarenta páginas,
impreso esmeradamente por D. Miguel Durán, aca¬

so en los que se hallen insuficientemente prepa¬
rados.
Creemos de veras que cuantos traten de servirse del libro no han de arrepentirse de ello.

ba de publicar el fervoroso terciario de la Her¬

mandad inquense D. Pedro de Alcántara Mulct una biografía del Bto. Ramón Llull.

Tip. de S. Pizá - Jardín de la Reina, i9

Influencia de Cisneros en el Arte

IV
Conocido es ya del paciente lector, el estado general de las artes en los países extrangeros, y en manera especial, su de¬ sarrollo en el suelo Hispano, al empezar a conquistar la fama imperecedera, el Regente y Cardenal Fray Francisco Ji¬ menez de Cisneros, gloria de la Nación y varón inclito de la Orden Franciscana.
Tocamos ahora penetrar en nuestro
asunto principal, cual es el conocer la
influencia directa que ejerció con su magno poder, para contribuir al engran¬
decimiento de la forma artística nacio¬
nal, para fomentar el desenvolvimiento arquitéctónico, que abríase paso en el
solar ilustre de nuestra raza.
Nos precisa pasar veloces, para entrar después en nuestro tema, ante funciones y cargos sobresalientes que desempeñó nuestro magnánimo Regente. Nos es con¬ veniente el no pararnos, para admirar las brillantes páginas de la Historia, que
nos hablan de su vocación franciscana,
de su ingreso en los claustros toledanos, su paso humilde por el monasterio del Castañar después por el de Salceda, ostentando siempre, con aquel espíritu de humildad, sencillez y frugalidad que un dia imprimió el Santo fundador de Asís, los cargos principales para el per¬ fecto gobierno de la Orden.
(t) Vallejo, el cronista coetáneo de Cisneros,
no menciona en su memorial, su estancia en tal
convento. Supongo será a causa de trazar en gran vuelo, los primeros actos del Regente.

Más faltábale aun mucho que recorrer
en la senda que Dios le tenía prepara¬
da. Había de recibir el honroso nombra¬
miento de confesor de la poderósisima Reina D.^ Isabel la Católica, el título de Provincial de Castilla, el elevado Cargo
de Comisario general de la reforma de los Monasterios, y si a lo dicho no bas¬ tara, debía aceptar contra su carácter, enojando su humildad y a base de obe¬ diencia, el altísimo puesto que la Reina generosa y el Pontífice Romano le otor¬ gaban, al nombrarle Arzobispo de la
ciudad de Toledo. Acontecía su elevan
ción a la sede metropolitana, en el año
de 1495.
Más apenas se habían cumplido dos años que desempeñaba tan ilustre cargo, cuando empieza a desarrollar sus vastos planes, inaugurando su labor que pode¬ mos llamar artística, dando a la que has¬
ta entonces había sido, la simple parro¬
quia de San Justo y Pastor de la noble
villa de Alcalá de Henares, el aspecto
grande, esbelta y de armoniosa correc¬ ción que hoy ostenta.
Habia edificado esta parroquia en
1136, el Arzobispo de Toledo D. Ra¬ món, en el lugar mismo en que en el si¬ glo III sufrieron cruel martirio los San¬ tos niños cuyo nombre era el titular. Ha¬ bíala ampliado el Cardenal Carrillo, pe* ro a pesar de ello, faltaba que llegase la mano generosa del gran Cisneros, para que se obrase en ella la casi total re¬
construcción.

222

Juventud Seráfica

Era pues el año de 1497 cuando se dió principio a las obras, iniciándolas por la parte de la fachada, puesto que hasta el año 1500 “no se compraban las cosa , necesarias para levantar la capilla mayor.,. Hasta el año de 1509 no quenaron terminadas las obras más precisas del templo alcalaino, y sábese positiva¬ mente, que las dirigió el maestro-arqui¬ tecto y regidor de la villa de Alcalá,
Pedro Gumiel.
El título especial que ostenta la Igle¬ sia Magistral no debía poseerlo hasta que asi la apellidara el Pontífice de la Santa Iglesia León X, ya en el año de 1519 cuando había fallecido, nuestro insigne homenajeado.
No es posible el dejar de reseñar muy simplemente tan interesante monumento, ya sea para sacar a luz cuanto en él se encierra, ya para examinar su concep¬
ción o forma artística.
No es obra de gran magnificencia la fachada, porque era el espíritu de Cisneros, el que se guardara el rango y la ri¬ queza, para el celebro de los Doctores que aspiraran a prebendados de la mis¬ ma, aunque esto no quiere expresar, que no merezca su exámen. Es la portada, de gusto gótico decadente, con jambas flo¬ readas y un gran tímpano en los escudos de la Iglesia y del Regente. Todo esto está sujeto entre dos altos machones de completa sencillez.
El interior, es también de estilo oji¬ val, y recuerda por su planta y disposi¬ ción a la Catedral de Toledo, (esto si
que con mucha mayor modestia) y es ejemplar que señala ya la plena deca-
(2) Hay que hacer constar a lo expuesto, que existe dispanidad de fechas con las obras de San Justo y Pastor, entre varios cronistas. Vallejo dice que era ya en el año de 1500. Más también don Antonio de la Torre, en el prólogo que escribe en la reimpresión de la obra coetánea, ya consigna, que a su biografiado, no le eran de gran cuida¬ do, las fechas que consignaba en su memorial.
(3) No existe en España otra, que tenga el tí¬ tulo semejante, y en toda Europa, no hay otra Ma¬ gistral Iglesia, que la de la ciudad de Lo vaina. (Bélgica.)

dencia del estilo. Consta de tres naves,
y arriba las ojivas se sostienen sobre cuarenta y tres pilares, mientras osten¬
tan los florones del centro de las bóve¬
das, los escudos con las armas del Car¬
denal.
En este templo descansan, entre el Coro y la capilla mayor, las venerables
cenizas del sabio reconstructor, del prín¬
cipe de la Iglesia y del Estado. Está allí desde el año 1851, en que fué traído de la Iglesia de San Ildefonso. La estatua yacente descansa sobre artístico sepul¬ cro de estilo renacimiento, que fué traí¬
do de Italia en 1520, costando la obra 2.100 ducados. Guarda esta joya, forma¬ da por el cuerpo del purpurado, y el va¬ liosísimo sepulcro, una verja de bronce
de igual gusto que la obra italiana, de¬
bida al escultor toledano Nicolás de
Vergara
Otras muchas joyas de arte, guarda este templo, cuya sola enumeración lle¬ naría grande espacio, mas sobresalen del conjunto, el sepulcro, gótico del Carde¬
nal Carrillo con su estátua yacente en
el trascoro, y el del Canónigo Morales en otro sepulcro, en nicho de gusto pla¬ teresco, de exquisita traza y labor.
La torre exterior del templo, no fué levantada hasta medio siglo después de la reconstrucción general, y por consiguente es de estilo clásico.
Consignado el que guarda hoy la crip¬ ta de este templo, los restos de los ni¬ ños mártires S. Justo y Pastor, no queda espacio, para entrar en otros detalles de no escaso mérito. Hoy están haciéndese importantes obras, en este monumento, para evitarse su ruina, las cuales se realizan bajo la direcci®” de D. Luis Cabello y Lapiedra, Arquitecto.
Volviendo pues a las obras de Cisneros, tócanos hablar ahora de la construc-
i) Rafael Aguilar Quadrado. El arte en Espa¬ ña.— Guadalajara. — Alcalá.
(2) Historia de ,1a Arquitectura Cristiana Espa,ñola en la Edad Media. Tomo II. pág. 256-257 y 58, por don Vicente Lampérez y Romea..

Juventud Seráfica

ción de la Universidad de Alcalá, más
no cabe ya en este artículo. Ello dará le¬ tras de sobra para el siguente.
J.
24—Octubre de 1917.

NOTA.—En nuestro artículo anterior
deslizáronse una porción de erratas de diverso calibre, las cuales seguramen¬ te fueron rectificadas por el juicio per¬
fecto del lector.

H'

♦ ■!"?•

■» 'I»}—

El dia deis morís

Els nuvols lo cel cubreixen
com un gran mantell de do!; com mantel! que usa la mare qu’el fill plora amb desconsol.
Com mantell de desposada, que al morir el seu amor,
a son cor deixá clavada
una espasa de dolor.
En el mon deis vius tot plora. Plora el sol sens fer claror,
•l’abella traballadora
y el rossinyol cantador.
Resa y plora la doncella son promés tan estimat que havía de casar amb ella cuant l’estíu hagués passat.
Recorda la padrineta, el cap de neu coronat, I’angelical minyoneta rossa com un grá de blat.
Y per ella resa y plora
amb lo desconsol més gran
mentres está esperant l’hora qye en el cel se trobarán.
El veil de barba florida
també recorda plorant com se tronchá aquella vida
de le seua el sol encant.
Y plora desconsolada un fill tendre y el marit.

aquella pobre endolada que té el cor de morí ferit.
Dels ciprers les llargas sombres semblen braços de gegant que s’abrassan a les tombas mentres ofrenen llur plant.
La fontana riolera
que regava bell jardí, no besa avuy la ribera... Es la tomba d’un jermí.
Y per ell les altres flors sobra sa tomba es desfullen, y son despulles de cors qu’els angels del cel recuillen
Y al cel puja l’hora baixa un nuvol masell de plor, de pregaries y de resos que palpita com un cor.
Bonaventura Miralles.
Son Francises y la Juventud
Si recorremos página por página nues¬ tras historias veremos, llenos de satisfac¬ ción, que es muchísimo lo que las bellas artes deben a Francisco de Asís; pues apenas ha habido un genio que no haya hecho la apoteosis, por medio del pincel
y del buril, del Serafín de la Umbria,
nacido en medio de ios resplandores de la fortuna y halagado por las auras pla¬
centeras de las más codiciadas distincio¬
nes, y prueba de ello es que lo cantan con sus delicados y armoniosos versos los poetas, lo publican sin cesar los gran¬ des ingenios, y son verdaderos testigos las innumerables bibliotecas y los briHantl· s y suntuosos museos de pintura y
escultura.
No debe extrañarnos, pues, que Fran¬ cisco de Asís nacido ya en un pueblo de artistas fuese un gran Santo y que a su santidad uniera una poesía lírica celes¬ tial, así cuando conversaba con las aves como cuando predicaba a los pueblos,
como cuando se extasiaba en la contejtn*

244

Juventud Seráfica

plación de su Amado; no teniendo nada de extraño el que e' célebre Gioverti lo
califícase al Seráfico Padre el más lírico
de todos los Santos, y no era por sus
trabajos poéticos, sino porque toda su vida era lírica y todos sus actos poé¬
ticos.
Pero yo creo que no hay que fijarse
solamente en ese Santo privilegiado en
las obras admirables del tiempo en que estuvo entregado completamente al ser¬ vicio de Dios después de haber abando¬
nado todas las cosas terrenales de este
valle de lágrimas, renunciando con he¬ roico desprendimiento al risueño porve¬ nir que el mundo le ofrecía, para des¬ posarse místicamente con la pobreza, y hacer florecer la disciplina cristiana, des¬ cuidada por las edades precedentes, lla¬
mando a los cristianos a la santidad de
la ley y del deber. Hay que ver y estudiar a Francisco en
el tiempo de sus mocedades, en su ple¬ na juventud, hay que contemplarle cuan¬
do iba recorriendo las calles de Asís
festejado y aplaudido por todo el pue¬ blo, hay que verle capitanear los jóvenes en los festines de su pueblo para lo que había sido elegido por los mismos jóve¬ nes para que los dirigiera cual heróico general que manda valiente ejército dis¬ puesto para la gran batalla y conquistar grandes terrenos.
Pero al mirar a Francisco correr por
las calles del pueblo de Asís, presidien¬ do festivales tal vez por él organizados, no hay que imaginárselo como jóven desequilibrado y sin conocimiento de causa en sus obras, sino muy al contra¬ rio, él conocía perfectamente el valor de todos sus actos, porque entre la multi¬
tud de sus diversiones conservaba y es¬
timaba como prenda de gran valor la.
virtud cristiana.
Según el testimonio de sus historiado¬ res corroborado por celestes revelacio¬
nes Francisco conservó inmaculado el
tesoro de su pureza durante toda su
vida.
Era amigo de ios festines, sin ofender

y olvidar a su Dios, Señor y creador de
los cielos y tierra. Así es que vemos a Francisco condu¬
cir a los jóvenes enseñándoles los teso¬ ros de la virtud y de perfecta perfección
cristiana. Mira lie sino cuando les dice
«que no negará nada a nadie que se lo pida por amor de Dios» demostrándoles, de este modo, que en medi > del mundo
no se debe olvidar a Dios para quien
hemos sido criados.
Estando en medio del mundo no tan
sólo hay necesidad de dedicarse a la práctica de la piedad y virtudes cristia¬ nas para el álimento de su alma sino que, hasta cierto punto, es indispensable el esparcimiento de nuestro cuerpo en di¬ versiones honestas que faciliten el desa¬ rrollo material del jóven. Pues ya es sabido que Dios no cría a todos los jó¬ venes para la vida de claustro sino para que estando en medio de la tempestad de este valle de lágrimas llevemos bien
derecho el timón de nuestra embarca¬
ción, que es la vida, para que conserve¬ mos con una pureza sin mácula aquel
principio de Mens sana in corpore sano.
Francisco Pons.

£1 día de Difunto^

Las campanas rasgan los aires con

quejumbrosos lamentos que nos convi¬ dan a la oración. Por quién? Por nues¬

tros hermanos, que no lucharon con vi¬

gor contra sus pasiones, y depuestas ahora las armas, están sufriendo terrible

calabozo.

Podemos interceder por ellos, porque

Dios está dispuesto a escuchar siempre

nuestras plegarias.

Pue.s bien, en este día en que la Igle¬

sia militante se pone en íntima comuni¬

cación con la purgante, elevemos al cielo

una fervorosa súplica por los que están

cautivos en el Purgatorio a fin de que
vuelen a la mansión de los bienaventu¬

rados.

J.

Obras del P. Ambrosio de Valencina

La Vida Espiritual, tartas a Teófila. -
8 * Edición. Un tomo de 457 págs. en¬ cuadernado en tela. p»as. 2 50. Obra indispensable a cuantos tratan de perfección, recomendada por todos los Prelados españoles e inmensamente d'f ndida en toda Españs y América.
La Vida Reiiigiosa. Cartas a Sór Margarita.—6^ Edición. Un tomo de 440
páginas, encuadernado en tela, 2*50. Libro escrito por el P. Ambrosio pará los religiosos de uno y otro sexo, y que ha sido llamado el Kempis de las reli¬ giosas por los Prel' dos españoles. Soliloquios.—Quin a edición ilustra¬ da Un tomo de 345 pags. encuaderna¬
do en tela 2^50 ptas. Esta obra retrata al P. Valencina, cuyo corazón seráfico deirama las efusiones
de su espíritu f anciscano por sus cálidas páginas, que no pueden leerse sin emo ción, constituyendo un libro admirable,
reputado como de los mejores de su
autor.
Flores del Claustro 7 Arrullos de Paloma.— 5 * edición ilustrada con ai fo¬ tograbados. Encuapernado en tela, 2
pesetas.
Es un libro por el estilo del anterior con la sola diferencia de que en éste, los
soliloquios están puestos en labios de de una religiosa, flor del claustro y palo¬ ma de la soledad. Es una joya en el con¬ cepto místico y ascético. Lirios del Valle.—6^ edición ilustrada.
Un tomo de 270 págs. encuadernado
en tela, 2. ptas. Novelita de lectura tan interesante,
tan llena de piedad, poesía y sentimien¬ to, que difícilmente se suelta el libro de las manos empezándolo a leer.
61 Director Perfecto y el dirigido San¬
to.—Correspondencia epistolar entre el B. Diego J. de Cádiz y su Director el V. P. Francisco Javier González. Tercera edición. Un tomo de 624 pá¬
ginas encuadernado en tela, 3 ptas. Libro único en su género, verdadera autobiografía del gran Apóstol del siglo XVIII que tan gran influencia ejerció en

ios destinos de España, e igualajtnie Util a los directores de almas que al his¬
toriador y el erudito. Es una de las más lindas joyas de la mí-stica española, que
debe leer toda alma deseosa de su per¬
fección
Las Siete Palabras.— Predicadas el
Viernes S-^nto ue 1907 ante S. M. el Rey en la Capilla Real de Palacio. 3.® edición. Un tomo de 128 págs. encua¬ dernado 1*50. Son una de las galanas muestras, des¬ graciadamente pocas, de la elocuencia de su autor, gloria del pulpito sagrado.
Poesías religiosas o flores de mi Ju¬
ventud.—4“ edición corregida. En¬ cuadernado en tela ¡’50. Las poesías religiosas resaltan por su delicadeza, sentimentalismo y piedad. Son un precioso regalo para premios.
Preparación para el Matrimonio.—2.^^
edición. Un tomo de 316 pags. encua¬ dernado en tela 3 pesetas, en rústica 2. Ultima obra del P. Ambrosio, de éxito
sm igual. Deben leerla todos los jóvenesl pata prepararse al gran sacramento deMatrimonio. De él han hecho grandísi, mos elogios el Episcopado Español y toda la prensa católica en general. Es regalo indispensable a las prometidas.
Leyendas edificantes o Historietas piadosas.—5.® edición ilustrada. Un
tomo de 431 págs. encuadernado en
tela 2 pesetas. Hermosísima colección de lecturas re¬
creativas, de sana moral y grandísimo interés. Libro indispensable para pre¬
mios.
Murillo y los Capuchinos.—Un tomito
de 132 págs. 1*25 ptas. en tela.
Interesantísimo estudio histórico, re¬
pleto de dato.s desconocidos de las rela¬ ciones con los Capuchinos del gran pin¬
tor de la Inmaculada,
Mi viaje a Oceania.—4.® edición corre¬ gida. Un tomo en tela, i pesta.
Obrita interesadísima, preciosa mués tra de estilo descriptivo y de ameno na
rrador de su autor.

Obras del P. Ambrosio de Valencina

Los Capuchinos en la guerra de ia in¬ dependencia.
Como á-urillo y los Capuchinos, es un estudio histórico, perfectamente docu¬ mentado, del irflujo de los Capuchinos en la épica lucha contra Napoleón.
En tela, i 50 y en rúst<ra i peseta,
i^eseña histórica de la Provincia Ca¬ puchina de éindalucía, y varones tius
tres en ciencia y virtud, que han flore
cido en ella desde su fundación hasta el
presente—5 temos, en rústica 4'so; y con lomera de piel 7 pesetas. Vida de! P. Carabantes. —Un tomito
de 94 págs o 50. La vida del P. Carabante.s, que en bre¬ ve será beatificado constituye una de las másasombrosas que existeu y derpiertas grandísimo interés.

Retórica elemental o lecciones de lite¬
ratura preceptiva. Tercera edición. Un tomo encuadernado con preciosa plan
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CARTAS DE CONCIENCIA que el Bea'^o Diego J. de Cadiz, dirigió a su Director espiritual D. Juan José Alcober e Higueras, anotadas por el M. R. P. Die¬ go de Valencina con un prólogo censura del muy Ilustre Sr. Dr. D. Juan F. Muñoz
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