|l 11Hm ^ — ^Ret)iscflíinens«flL ^ ^ ^ ^ UUStRflDfl Vebicabd al fomento i) jjfopagacióii be la Ofben rcrcen Snp fRfln CISCO oe flsis — 1’ni.mB oe 1Ílai.i.on.cfl, Palma—Julio de 1917 Kúm. 99 pHjSHDeRIH SHjSrl·l eULHLlH x>£: Fabricación esmerada de galletas y bizcochos de todas clases. :e:»FX30X.íí^XjXX>^X> 3ES3>T X33NrjSÍ^X3VC.¿!LX3^Sí Plaza de Juanot Colom.—Sucursal en la Plaza Santa Eulalia, 15.—Ser¬ vicio a Domicilio de todos sus productos. — Exacta puntualidad en los encargos Mercería “La Patria,, Bolsería, número 8 X>s: 3VtALIL.OXlC3A. especiálidád en cafes TOSTADOS DIARIAMENTE J. 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TELÉFONO, 139 Otilios en nuestra iglesia de San Francisco en Palma durante el mes de Julio. Novena y fiesta de S. Buenaventura. Empezará la novena día 6 y se hará du- ' 11—. I . .. .... — rante la misa de las 11 y cuarto. Día 13 por la noche se cantarán completas en preparación a la fiesta. Día 14, festivioad del Santo, a las lo habrá tercia, misa mayor cantada con sermón por el Rdo. P. Mateo Amorós, T. O. R. Novena y fiesta de Ntra. Sra. del Carmen. —Empezará la novena día 7 y ' ' se hará por la mañana du¬ rante la misa de las 5 y media con meditación. Novena y fiesta de Sta. Ana. se cantará misa mayor en honor de Sta. Ana. .Día 17 empieza la novena que se hará durante la . misa de las 11 y cuarto. Día 26 a las lo y media Cuarto BominStO. - del Santísimo y plática. ^^ comunión general para los terciarios. Por latar- de a las siete y media tendrá lugar la reunión mensual con exposición Cuarenta Horas dedicadas a S. Francisco.—'9 y 20. se ex- —pondrá el Santísimo a las 7, a las diez y media misa mayor cantada. Por la tarde a las 7 y media rezo de la corona, meditación y es¬ tación cantada. InduíO^ 'encia^ ^ níenarias* condiciones ordinarias los Terciarios pueden ganar indulgencia plenaria los días siguientes de este mes: Día 2, la Visitación de Ntra. Sra.—7, S. Lorenzo de Brindis.—8, Sta. Isabel reina de Portugal.— 9, Santos Mártires Gorconicenses. — 11, Sta. Verónica Juliani.—14, .S. Buenaventura. —15, Bta. Angelina de Marzciano.—24, S. Francisco Solano.—26, Sta Ana —27, Bta. María Magdalena Martinengo. Almacén de cafés, azúcar- res, cacaos, canelas, harinas, salvados, arro¬ ces y legumbres. ^ BARTOLOMÉ BOSCH PÉREZ ®<= Ventas al pormayor. —Herrería, 22 y al detall.—Fideos, 9 y 11. FAL·lHA DE ]|IAL<I.OUCA MERCERIA COLON DE — - Mercería, Paquetería, Novedades. Es la mejor surtida en artículos pa¬ ra señora y caballero.—Colón, 62. PALMA DE MALLORCA Segadoras mecánicas Premiadas con medalla de plata y diploma de medtlla de oro Herrería de BINISALEM (Mallorca) -¿—i—i—¿i¿ ¿ Q ¿ ¿ A (!) A - - -i—¿i¿i¿(!) A- j>-- ¿ ¿ ¿ j) - - -- - i "U^ TJTJ-TTTJ-U-LT'f 7TJ'o xr o í El de Cristo I ^ —— Revista mensual ilustracia —— ^ I Oedicacia al fomento y propagación de la Tercera 0. de S. Francisco ^ kCj í i\_n xi-o nx) .nxi i^T~"Y r'~T~r'^ ri-n. a^j! (c^ -Ti-n jTL·n.xi-n. ci\_o,rí-nn-n.ri-n.j:xn Redacción y Administración: Convento de San Francisco Palma de Mallorca Precios de suscripción: En España ... 1 pta. al año. En el Extranjero . 2 » » Año IX. Julio de 1917 Núm. 99 SXTMC-A ItIO En honor de un franciscano.—P'ranciscanisme. — Al Beato Ramon Lull.—Charla. — Esposa mo¬ delo.- Pan de San Antonio. —Crónica franciscana. — Bibliografía. — Necrología.— JuVQntud S6- ráfiCR.—Bendición de nuestra Bandera. En honor» de an pnaneiseano Bajo este título dedica la publicación para el pueblo, <Frailes y Monjas*, co¬ rrespondiente al mes de abril último, unas breves líneas al 147.'' aniversario de la celebración de la primera Misa en «San Diego» (California) por su funda¬ dor, V. Junípero Serra, con motivo de la Exposición que ha tenido lugar en aquella ciudad norteamericana. Dice la sucinta noticia periodística que se descubrió una lápida conmemo¬ rativa de bronce, y cerca de ella se plan¬ taron dos palmeras semejantes a las gi¬ gantescas palmeras que plantó el V. Se¬ rra, por su mano, en la Ciudad Vieja, o sea en la misión misma donde fué mar¬ tirizado su compañero de religión. Ve¬ nerable P. Luis Jaume, cuya memoria ha conmemorado en el presente año, San Juan, su pueblo natal. Siempre que llegan a nuestras manos periódicos o revistas que nos traen noti¬ cias de las regiones calífornianas, busca¬ mos con avidez y atención minuciosas, datos y hechos relacionados con nuestro Junípero, para sumarlos a los muchos que poseemos y guardarlos para que no se malogren, en los apuntes históricos qne venimos escribiendo del ¡lustre pe¬ trense y renombrado Misionero. La conmemoración del 147.° aniver¬ sario de la primera Misa celebrada en «San Diego» por Junípero Serra, junto con la lápida de bronce y siembra de dos palmeras que tuvo lugar el 24 del pasado Octubre, hablan muy alto de tan preclaro Franciscano y son una prueba fehaciente de la consideración y estima en que le tienen los Californianos. Y es que no se comprende California sin Ju¬ nípero Serra, ni religiosa, ni cívica, ni industrialmente hablando, como no se comprende Irlanda sin un Patricio, ni Germania sin un Bonifacio. Junípero Se¬ rra es la base, la piedra fundamental de la religión, civismo e ilustración de aquellos pueblos que fundó a la sombra de la Cruz redentora, y es imposible que los norteamericanos, en el desen¬ volvimiento progresivo de sus adelantos 126 El Heraldo de Cristo industriales, olviden al abnegado Misio¬ nero y español aguerrido que tanto se sacrificó por su bien temporal y espiri¬ tual, como no lo ha olvidado «San Die¬ go» en las fiestas de la Exposición mun¬ dial que acaba de realizar. La historia de California no puede escribirse sin Junípero Serra, nos decía en una de sus cartas desde el Real Ar¬ chivo de Indias, el docto Catedrático de la Universidad Californiana, Dr. Carlos Chapman, quien representó tan digna¬ mente a aquel Estado en las grandes fiestas centenarias de nuestro glorioso ascendiente. Junípero Serra fué el pri¬ mer californiano católico, cívico, ilustra¬ do, emprendedor y cuanto se puede y debe ser socialmente hablando. Cuanto es, hace y se desenvuelve aquel pedazo de tierra norteamericana, lo hizo y de¬ senvolvió aquel apóstol durante los 35 años que vivió entre indios infieles. Fun¬ dó pueblos, construyó viviendas y tem¬ plos, abrió zanjas y resclosas, sembró árboles y sementeras, confeccionó ins¬ trumentos de labranza y de artes y ofi¬ cios, enseñó a las indias las ocupaciones propias de su sexo, hilar, coser, plan¬ char, cocer; formó centros de enseñanza religiosa, al propio tiempo que de edu¬ cación social. Eí Rdo. P. Apolinar, cura de San Bonifacio (California) en un dis¬ curso pronunciado en San Francisco, so¬ bre la vida y labor del V. Serra, dice: Junípero Serra vino a civilizar al indio y a señalarle al mismo tiempo el camino del cielo. Jamás tan aciagas circunstan¬ cias se han presentado para descorazo¬ nar a un hombre, como las que tuvo que arrostrar el P. Serra; con todo, cada dificultad no era para él sino un nuevo peldaño para llegar a un más alto es¬ fuerzo en bien de aquellos desventura¬ dos, a quienes había venido a socorrer corporal y espiritualmente. La huella que su preciosa labor dejó marcada so¬ bre este país, está destinada a perdurar eternamente. Carnival de Cabrillo, descubriendo la bahía de San Diego en 1552; Junípero Serra, fundando dicha Misión en 1769, y Fr. Luis Jaume, sellándolos con el mar¬ tirio en 1775, constituyen un triunvirato español, cuya memoria no puede borrar¬ se nunca de la mente de los Díeguinos, porque son el alma y el fundamento de lo que actualmente son y serán en la perpetuidad de ios siglos y de las ge¬ neraciones. «San Diego de Alcalá,» así titulada la primera Misión fundada por Junípero Serra; en memoria del glorioso franciscano del mismo nombre, fué la primera escuela Seráfica en la Alta Ca¬ lifornia, el primer teatro de la labor evangélica del ilustre Misionero y el primer anfiteatro y sepulcro de un mártir venerable, Fr. Luis Jaume, de Santa y gloriosa memoria. ¡Gloria a tan esforzados adalides de la fe, y gloria al Santo Mercader de Asís, que supo formar en sus claustros a tan esclarecidas lumbreras mallor¬ quínas! Francisco Torrens Pbro. T. f raneiseanlsm^ Es altament consoladora l’acció social franciscana que de cada dia s’acreix portentosament an el món catòlic, infiltrant dins son esser aquell esperit excels, l’es¬ perit del Patriarca S. Francesc, trassumpte fael del mateix esperit de Cristo. Aquí, en Mallorca, la vida franciscana es desarrolla també sempre creixent i afalagadora. Seguint d’aprop els alts ideals de ger¬ manor i armonía, preconisats pel Cristia¬ nisme, les Germandats Terciàries mallor¬ quines responen maravellosament a la seva missió social. El camp de les seves iniciatives ès del tot extens. Una manifestació eloqüent i viva de l’acció franciscana ès sens dupte la sèrie de peregrinacións que ja ha realisades, i que han vengut a ser—com molt bé nos deia una personalidat literaria, en la derrera peregrinació de Sant Joan — no simples peregrinacions franciscanes, sino El Heraldo de Cristo 127 El Beato Ramón Lull, Terciario y Mártir de Cristo 128 El Heraldo de Cristo magnifiques diades catòliques, organisades pels exèrcits franciscans, a on, en in¬ tima compenetració, s’hi contempla un admirable consorci de rics i pobres, de nobles i plebeus, de patrons i obrers, fills tots del gran Pare d’Assis, d’aquella àni¬ ma privilegiada, que amb la Tercera Or¬ de pregonà l’obra mestre del Evangeli, la més alta i entonada de les democra¬ cies, l’armonia social més perfecta i aca¬ bada. Contemplant manifestacions de fe fran¬ ciscana com la del mes passat a Sant Joan, be es recorda un del gran Pontific Lleó Xlll, que no sols com a oracle de l’Esglesia sino ensemps com a gran vident, profetisà que la Tercera Orde de S. Francesc seria l’esperança del món, enfront a l’ona engolidora del socialisme materialista i pertorbador dels pobles. Ni es d’extranyar que devant una de les avensades de la milicia franciscana, molt recentament s’expresàs aixi, un dels diputats més radicals de la veïna nació francesa: «Estàm en un gran error, no arribant a veure en el partit catòlic més que gens que pacificament van a missa els diumenges i’s confessen en les grans üolemnitats. Darrera aqueixa massa catò¬ lica, podriem dir inofensiva, hereua de tradicions que segueixen casi per rutina, sens intentar fer-les prevaleixer d’una manera solemne, hi ha altres massés ca¬ tòliques més aguerrides, les Germandats Terciàries, l’acció social de les quals, es ja per a nosaltres seriosa amenaça, tant per la cantidat com per la calidat dels que en ella militen...» En mig de la profonda atonia espiri¬ tual que arreu’s sent; ¡quant confortant i esperançador ès veure com responen a la seva missó educativa les germandats de la Tercera Orde, i com en peregrinacións com la darrera, saben juntar-se, amb fort llaç de pau i germanor, els fills del Xerafí enamorat del Senyor, per a pregonar amb valentia sos nobles ideals!.. J. A. PvRE. (De La Veu d'IncA.) AI Beat Ramón Lull Poeta mistich meravellós, que ab la teva arpa rodas pèl món; parlant als hòmens del Deu d’amor, cantas o ploras sense conhort? ¿Vens del Calvari? ¿Vens del Tabor? Les teves ales d’àliga son; mes ta veu fina de rossinyol. ¿Ets un apòstol o un filosop? ¿Ets un asceta predicador qui del martyri cerca ’1 palmó? Tos ulls somriuen, mes entre plors, plors d’anyorança y estimació; passas tristeses que-s tornan goigs. Tu als hòmens parlas del téu Amor, y ells, ay! en vida te diuen boig, y ni als téus ossos daran repòs! Mes de la citara de cordes d’or ne surten càntichs a doll, a doll. ¿Son d’alegria? ¿Son de tristor? Mes sian cobles o amarchs senglots, tristes complantes o bé cançons. Jo no sé quines mes dolces són. El Heraldo de Cristo 123 ¿Parlas de vida? ¿Parlas de mort, dé mort per viure vida millor? ¿Hont tes cantades ténen la font? En l’amor vostra, jesús hermós; en vostres llagues y en vostre cor! J. Verdaguer. Charla —Me consta que el otro día, yendo de viaje, fuiste un grosero. De manos a boca te encontraste con dos monjas, y sin ninguna ciase de miramientos las in¬ sultaste. Es decir, que caíste de cabeza en la eslúpiba grosería de atropellar a se¬ res débiles e indefensos. Tú que te asqs taste porque un perro te derribó unas barbas postizas y llegó tu susto hasta el extremo de no darte cuenta de que tra¬ gabas agua y más agua de Loeches, has tenido valor de insultar a unas pobres monjas. Nunca pensé yo que fueras tan valiente. —Pero, qué he hecho yo? —Tú pronunciaste unas palabras inju¬ riosas contra aquellas benditas religiosas que ni se metían contigo, ni te debían nada. Antes de ofender a aquellas san¬ tas mujeres, debías haberte acordado de tu madre que también era mujer. Fuiste un cobarde, pero con un género de co¬ bardía de lo más vil y abyecto que se conoce, pues no hay peor cobardía que insultar y ofender a quien por la debili¬ dad de su sexso y condición de su esta¬ do ni sabe ni puede defenderse. Eso has hecho tú. Ya lo sabes. — Lo que yo dije fué que con esos hᬠbitos que usan van hechas unos adefesios y que... maldita la falta que nos hacían las monjas, que el gobierno debía prohi¬ birlas. —A ti si que había de prohibirte. ¡«Nisiquiera sabes hablar! —Pues ya ve usted... —Si, ya veo. Vamos a cuentas. ¿A tí qué te importa que las monjas vistan co¬ mo visten, que lleven rosarios, que recen mucho, que unas se encierren en los hos¬ pitales y otras en sus conventos, a tí re¬ pito, ¿qué te importan estas cosas? Esto es lo que yo quisiera saber, pero estoy seguro que no me lo dirás. Vamos a ver qué mal hay en quejas monjas... sean monjas, y que se vistan cómo visten. —Hombre, como mal, no es que haya mal; per<) ya ve usted que vestir así-.. —Bien. Pero d¡me:¿ qué traje o qué vestido quieres que lleven? Vamos a ver. Puede que tú te metas ahora a re¬ formador de los conventos de monjas y señales lá clase, forma y color del hábito que han de usar. ¿Cómo quieres que va¬ yan vestidas? —Ya comdrenderá usted... ir así... —Vamos que a tí no te gusta que vis¬ tan así; que tú quisieras que fueran ves¬ tidas de otro modo, ¿no es eso? —Eso, eso es. Sb señor. —Perfectamente. Pero imagínate que ellas se encaran contigo y te dicen: si a usted no le gusta nuestro modo de vestir, quiere decir que a usted nunca se le ocu¬ rrirá vestir corno nosotras. Pero con el mismo derecho que usted gasta blusa, o chaqueta, y las señoras, faldas, más o menos anchas, lazos, ciniajos y sombre¬ ro, nosotras vestimos así porque quere¬ mos, porque nos da la real gana, en una palabra. Imagínate que te contestan esto, que yo te lo diría y otras cosas más si es¬ tuviera en su pellejo, ¿que vas tu a res¬ ponder? Que llevamos rosarios, meda¬ llas, escapularios y rezamos mucho, ¿a usted qüe le importa esto? ¿No fuma us¬ ted porque quiere fumar, y va usted a la taberna y a los mítines, y, en fin, hace de su capa un sayo? Pues con el mismo de¬ recho hacemos nosotras eso mismo que usted nos hecha en cara. Vamos ¿qué responderás a todo eso? 130 El Heraldo de Cristo —Bueno. Pues que se vistan como quieran. —Pues por ahi debías haber empeza¬ do, y no hacer el tonto como lo estás haciendo. —Bueno. Pero, ¿para qué queremos a las monjas? ¿Qué hacen en el convento? —¿Qué hacen en el convento? Vete allí y lo verás. —No dejan entrar. —Pero, ¿tú querrías ver por dentro un convento de monjas? —Sí señor. —¿Para qué? —Para ver lo que hacen. —Y qué te imaginas tú que hacen las monjas en sus conventos? —Yo, nada: gusto de verlo. —No. Sé franco. ¿Qué piensas tú que es un convento de monjas? —No, señor. Si lo que digo yo es que, qué hacen allí encerradas; que por qué han de vivir encerradas para toda la vi¬ da. Eso es matarse. —Hum... hum... te veo venir. Ahora va a resultar que tienes lástima a las mon¬ jas. En cambio, otras veces dices que quieres exterminarlas. Váyase lo uno por lo otro. Pero no, no es esto lo que tú quieres decir. Yo quisiera que me con¬ testaras a esta pregunta: ¿tienen derecho las monjas a ser monjas? Dime si o no, y no me andes con rodeos. —Hombre..., ¿para qué las queremos ahí? ¿qué falta nos hacen las monjas? —Las monjas no son monjas porque a ti te hagan falta o dejen de hacerte. Ellas, al abrazar ese estado, no tienen el deber ni de pedirte parecer ni de consultar tu gusto. Son monjas en uso de un derecho indiscutible. ¿No eres tú republicano, y socialista, y demócrata y no sé cuantas diabluras en una pieza en uso, según di¬ ces, d« tu libertad? Pues en el mismo caso, y aun con más derecho se encuen¬ tran ellas. ¿No vives tú en compañía de tu mujer y formas sociedad con tus ami¬ gos invocando para esto el derecho de asociación? Pues ellas viven juntitas en su convento en virtud de este derecho por otro más sagrado aún. —Sí; para hacer escapularios y engar¬ zar rosarios. —¿Y qué? ¿No hay otros que se de¬ dican a hacer sombreros, o zapatos o lo que les viene bien? Y bien mirado, un poco, bastante mejor es engarzar rosa¬ rios y hacer escapularios que hacer el tonto como hacen muchos. ¿Qué haces tú en tu casa? —Si es que las monjas, no pegan en estos tiempos. —No estaría mal que pudieran pegar, porque el mejor medio para tener a raya vuestras procacidades sería la tranca. —Si no me refiero a eso. Lo que yo digo es que las monjas no encajan en es¬ tos tiempos. —Para vosotros que no sabéis ni lo que es Religión ni lo que vale y signi¬ fica consagrarse a Dios, no encajarán. Pero ya te he dicho antes, que las mon¬ jas no tienen obligación de pedirte tu parecer para ser monjas. Tú no sabrás apreciar nunca la importancia moral y social que entrañan los institutos reli¬ giosos de mujeres; pero esta ignorancia tuya no les hace perder nada de su in¬ menso valor. Hay muchos que descono¬ cen la influencia benéfica de los astros y de las estrellas y, sin embargo, esa influencia existe. —¿Pero que ganamos con las monjas? —Y contigo y^ con otros como tú. ¿qué vamos ganando? Si no estás ciego, no dejarás de ver que debido a las monjas han encontrado amor y solicitud maternal muchos desgraciados qué, sin ellas, hubieran muerto desamparados en medio de la calle abandonados por vo¬ sotros. Vete a los hospitales y podrás comprobar esto que te digo. —Eso lo harán, las que no viven en¬ cerradas en los conventos. —Si, esas a quienes tú tuviste la poca vergüenza de insultar. —Pero ¿y las que están encerradas en el convento? ÈL Heraldo DE Cristo Santa TT7aría magdalena í3á EL riERALDd DÉ CRiSfO —Estas, en diverso orden de cosas hacen más, pero que tú no lo ves, ni al paso que llevas no lo comprenderás jamás. —¿Qué hacen? —Estas hacen por tí, lo que tú y otros como tú debíeráis hacer y no hacéis. —¿Por mí? —Si, por ti. Tú no hablas con Dios, ni oras a Dios, ni tratas con El. Tú ofen¬ des a Dios e irritas su justicia y no se te ocurre hacer algo para aplacarle, y eso que tú no haces lo hacen ellas. Oran por los que no oran, y se sacrifican por los que después de ofender a Dios se olvidan de pedirle perdón. Esto y mucho más es lo que hacen. Tú te encogerás de hombros y dirás que no entiendes; pero esta ceguedad tuya no disminuye el valor social del continuo sacrificio a que continuamente se dedican. El mun¬ do ignora el valor de este sacrifício, y porque le ignora no le agradece, pero esta ingratitud aumenta su precio y su valor. Ya lo sabes. Si no entiendes esto que te digo, es señal de que estás inca¬ pacitado para hablar de estas cosas, y siendo así, lo mejor que puedes hacer es dejar en paz a esas benditas mujeres que en uso de su libertad se han consa¬ grado al servicio de Dios y del prójimo. F. Esposa (Dodelo Una señorita de la alta sociedad, huér¬ fana de padre y madre, se enamoró del último de los criados de su casa y con él contrajo matrimonio, no obstante, la desigualdad social que había entre ambos. Confeccionó por si misma su traje nupcial y las ropas que deberían ser de uso ordinario, después del proyectado enlace con aquel hombre de la ínfima plebe. Mas, llegado el día solemne de las bodas, la rica y elegante señorita hi¬ zo su presentación en el templo santo, vestida sencillamente de labradora, sólo porque iba a desposarse con un pobre obrero, a quién había elegido para com¬ partir con él las penas y las alegrías de este mundo, en el estado de honesto ma¬ trimonio. Sus antiguas y más íntimas amigas, to¬ das de la alta aristocracia castellana, cuando hubieron notado aquel cambio tan radical en la vestimenta de la noble contrayente, no hallaron medio de ocul¬ tarle ni de velar con un prudente disi¬ mulo, su extraordinaria sorpresa, la cual rayaba en lo inconcebible. La discreta y aristocrática novia, ha¬ ciendo valer entonces su dominio abso¬ luto sobre sus propias facultades, dióles a comprender que la buena esposa, de¬ jándose a un lado las mil preocupacio¬ nes humanas de esta vida, ha de seguir en este valle de lágrimas, la condición social de su marido, hasta conformarse con él, no sólo en la hechura, sínó tam¬ bién en la calidad de los trajes; cuya mo¬ ral importancia, en el ser y la vida de nuestros pueblos, es mayor y más prácti¬ ca de lo que a muchos parece. «¿Qué queréis?»—solía contestar ella a cuantos le afeaban aquel cambio de indumentaria, en medio de una sociedad tan vana como exigente. —«¿Viste de la¬ brador mi esposo?... Pues vestiré yo de labradora. ¿Acaso tengo yo otra condi¬ ción social que la de mi marido? A él seguiré constantemente en el modo de ser, de vestir y de obrar, sin que nadie pueda apartarme de estos propósitos tan bien fundamentados, por más que me tachen de ridicula las que cultivan las ri¬ diculeces de la moda elegante.» Al día sígnente de tan sonadas bodas, la vieron todos por las calles de la ciu¬ dad conduciendo a una vaca, ordeñán¬ dola en público y vendiendo la leche a sus propios conciudadanos, como cual¬ quiera otra mujer de las empeñadas en tan humilde oficio. 1 por supuesto que la novedad de este segundo caso, en una población donde esa joven era universal¬ mente conocida y admirada, corrió pare- ÉL Heraldo dé Cristo 133 jas con la del día anterior. Hombres y mujeres salían a las puertas de sus casas, y en medio de las calles se paraban los transeuntes de toda categoría, no hartán¬ dose los curiosos de ver ni contemplar aquel raro espectáculo, sabrosamente comentado a gusto de cada individuo. A todos, sin embargo, dejaba estupe¬ factos nuestra juiciosa protagonista, com¬ placiéndose muchos de ellos en admirar como a sus vanos detractores les cerra¬ ba la boca con respuestas basadas en su favorito argumento. «¿Mi esposo repetía ella, es labrador?... Pues seré yo labra¬ dora. ¿Es vaquero y lechero?... Pues va¬ quera y lechera seré yo también. Seré todo lo que haya que ser al lado de mi consorte, puesto que la mujer casada no puede apartarse de su marido, ni tener en la sociedad otra condición que la de su legítimo esposo. Al hombre que nos depara la divina Providencia, hay que mirarlo como al complemento innato de nuestro sexo débil, al cual nos unimos las mujeres indisolublemente, por la vir¬ tud del sacramento que expresa la unión de Jesucriscto con su esposa la santa Iglesia. > «De nuestros respectivos esposos, de¬ cía otras veces esta joven aristócrata, las mujeres casadas recibimos la fuerza, la dirección, la vida, el cotidiano sustento y todas las demás cosas cuya falta expe¬ rimentamos casi siempre, dentro de esa sociedad insana, la cual nos abandona o se burla de nosotros, si nos cree inde¬ fensas o nos encuentra fuera de la som¬ bra del marido.» «No es el esposo, añadía ella con fre¬ cuencia, quien tratándose de bodas tan desiguales como las mías, sube a la cate¬ goría de su noble esposa, sino la mujer la que baja del pedestal de sus efímeras grandezas, hasta anivelarse con su pobre consorte. Por esto, habiéndome escogi¬ do y tomado esposo de las últimas ca¬ pas de nuestra injusta sociedad, me ha tocado a mí bajar tanto en el común aprecio de los hombres y en la estima¬ ción propia de esas gentes superficiales, hoy más paganas que cristianas, a juz¬ garlas por el incansable testimonio de sus obras e intenciones, fundadas en el vacío de su corazón.» «Por encima de todo, solía agregar en alguna de sus entusiastas peroratas, sabré cumplir los deberes sociales y re¬ ligiosos de mi propio estado, porque de sn exacto cumplimiento surge esa armo¬ nía perfecta, que funde mi alma con la de mi marido, en el precioso troquel del amor santo, puro y cristiano, que a los dos nos condujo al pie de los altares, donde mutuamente nos juramos esa fídelidad eterna, prez y honra de buenos ca¬ sados, por la cual daría mí sangre y mi vida, si fuere menester, como lo tengo dicho tantas veces.» ¿Verdad, mis discretos y muy amados lectores, que si las señoritas casaderas y las mujeres casadas de la sociedad actual, discurrieran todas con la cabeza de esa tan apuesta joven española, ahorrarían múltiples disgustos, disfrutarían en santa paz, las delicias del hogar doméstico y serían todas ellas el encanto de las fami¬ lias, de los pueblos, de las ciudades y de las naciones en que viven?... Fr. Francisco LliterAs. O. F. M. Pan de S. Antonio Mes de Jento Cepillo de la iglesia de S. Francisco en Palma. Limosnas recogidas . Por 300 panes a 0’50 , Repartido en metálico 310’15 pías leo’oo » 70’00 » Total repartido . . . 230’00 ptas. Remanente . . . . 90T.5 » 134 ÉL ÍÍERÁLDO DE CrÍSTO — : - — . : - -- - .. -- - CRONICA FRANCISCANA ho ZISITEI^IOK, Palma.—Festividad del Beato Ra - MóN Lull.—Con mayor solemnidad si cabe, que los años anteriores, se celebró éste año en la Iglesia de S. Francisco la festividad de nuestro Beato y Mártir, precedida de solemnísima novena en la que cantó sus glorias el sabio y elocuen¬ te orador sagrado el Rdo. P. José Cres¬ pí Misionero residente en Barcelona Desde las primeras horas de la maña¬ na se vió concurrida de fieles la capilla en que se guarda el sepulcro con las ce¬ nizas del polígr^íoy mártir Mallorquín. A las ocho de la mañana se celebró solemne Misa de Comunión general, siendo el celebrante el Rdo, P. Crespí, quien antes de la comunión dirigió una sentida plática a los fieles celebrando su fervor y devoción al sabio polígrafo y al mártir de Bugía, gloria de Mallorca. A las diez y media de la mañana nues¬ tro limo. Prelado bendijo la nueva ima¬ gen de nuestro Beato, obra del reputado escultor Galmés, que debe ser llevada todos los años en la procesión. Estaba la imagen colocada en el centro de la Ca¬ pilla del Beato, la que se hallaba artísti¬ camente adornada y alumbrada con pro¬ fusión. La apadrinaron el Conde de Peralada y la noble señora D.^ María déla Concepción Gual y Villalonga. Acto seguido se celebraron los divi nos Oficios, los que presidió nuestro limo. Sr. Obispo acompañado de los M. L Señores D. Miguel Roca y D. Bue¬ naventura Barceló Deán y Arcipreste respectivamente de la Catedral Basílica, P'ué el celebrante el M. I. señor don Antonio Sancho, canónigo, asistiéndole en calidad de diácono el M. 1. Sr. don Antonió Deyá, canónigo, y de subdiᬠcono y asistente, respectivamente, los Rdos. don Gabriel Roca y don Juan Al¬ cover. El sermón estuvo a cargo del disfin’ guido orador M. I. señor don Nadal Garau, Doctoral, quien tegió un hermoso panegírico de nue'·tro Beato e h'zo vo tos para que pronto el nombre de Ra¬ món Lull figure en el libro de los San'os; para lo cual pidió la ayuda y coopera¬ ción de los fieles para que por medio de sus oraciones se consiga del cielo dicha gracia. Terminado el acto empezó el desfile de los numerosos fieles que llenaban ca si por completo el vasto templo. Este presentaba esplendente golpe de vista estando el altar mayor ricamente adornado y alumbrado con gran profu sión. La procesión Por la tarde a las siete salió de la Igle¬ sia de S, Francisco la procesión, que re vistió una solemnidad extraordinaria, como pocas veces se registra, y cuyo paso fué presenciado por crecidísimo nú¬ mero de personas que se apostaron en las calles que componían el trayecto de la religiosa comitiva. Los balcones de las calles que recorría la procesión aparecían engalanados con colgaduras. Sentimos mucho no poder dar una no ticia exacta y con toda minuciosidad de detalles de este solemnísimo acto que fué sin ninguna clase de exageración co¬ mo una corona imperial de oro purísi mo, hábilmente adornada con brillantí simos diamantes y predería riquísima puesta sobre la sien de nuestro Sabio, de nuestro Beato, de nuestro Mártir, el glorioso Mallorquín e hijo mayor de nuestra raza Ramón Lull. El Heraldo de Cristo desde sus co¬ lumnas no puede menos de felicitar efu¬ sivamente a todos los que contribuyeron con su asistencia al explendor y solem nidad de la fiesta, sin excepción de per* ÉL íÍÉRÁLLO DÉ CrÍSTÓ sonas y elevar sus fervientes suplicas al cielo para que pronto veamos a nuestro Beato, venerado, conocido y honrado con el glorioso título de Santo. flplá.—Día 8 del pasado Mayo la pu¬ jante y benemérita asociación de Josefi ñas que la Tercera Orden tiene estable¬ cida en este pueblo, celebró la fiesta que anualmente dedica a su Patrono, el Patriarca S José. Por la mañana las socias activas y ho¬ norarias en número crecidísimo se acer carón a la sagrada m'sa para recibir a Jesús Sacramentado en la misa de co¬ munión general que se celebró en la iglesia del Convento. Por la tarde en la espaciosa sala escuela del Convento de religiosas de S. Vicente tuvo lugar la reunión reglamentaria con toda solem¬ nidad. Antes de la hora señalada el local estaba completamente lien o. Presidie¬ ron el acto laj autoridades civil y judi¬ cial, el Sr. Alcalde acompañado del pri¬ mer Teniente el Juez municipal junta¬ mente con el P. Superior del Convento de franciscanos, el P. Cerdá y el P Gi¬ rard filipense. La señora Secretaria dió cuenta de los ingresos y gastos desde el Mayo del año anterior hasta el presente en la for¬ ma siguiente: Colectas ordinarias en las reu¬ niones 572*62 Limosna de D.® Ana Moragues de Amorós 30*00 De otra persona que quiere ocultar su nombre. . . . 25*00 Regalo de 15 prendas de vestir valuadas en I5‘75 Donativos varios 18*64 Total ingresos Repartido a los pobres: En metálico En 70 prendas de vestir. . . En medicinas En comestibles En artículos varios .... 662*01 570*00 213*1 ^ 52*40 34‘oo 37‘35 Total repartido 806*85 Resultando un déficit en este año de 144*84 ptas. que restado del remanente anterior quedan en fondo 169*42 ptas. Dirigió luego la palabra al numeroso auditorio el Rdo. P. Juan Ginard el cual con grande elocuencia encomió la meri tísima labor de esta asociación y cantó las excelencias de la caridad. Luego el P. Cerda con su autorizada palabra alentó y animó a las socias a proseguir siempre con más animación, si cabe, este noble trabajo de protejer y socorrer al pobre en sus necesidades. Se repar¬ tió a socias activas una prenda de vestir para cada pobre de la ascciación. El co ro de niños del Convento amenizó el acto con el canto de varios motetes. Todos los concurrentes salieron muy satisfechos de esta reunión. Enhorabuena a .su digna presidenta D/ Margarita Sureda y a los demás miembros de la junta que tanto celo de¬ muestran para el bien del pobre. Lásti¬ ma no sean más conocidos en el pueblo los trabajos de las socias activas, a ve¬ ces eróicos, para con los pobres, para merecer así más el aprecio y apoyo de l¿s personas que aman a este pueblo. Bibliografía Biblioteca Económica Balear pel fo¬ ment de la Doctrina i de la Pietat Cristianes. Aquesta Biblioteca se compondrá d’uns cin¬ quanta tomets i contendrá l’explicació curta amb exemples de tota la doctrina cristiana, les respos¬ tes a les dificultats que corren p’el poble contra la Religió, el breu com endi historie del Antic i Nou Testament amb qualque cosa d’historia de l'Esgle- sia, les pràctiques litúrgiques i de pietat mes co¬ munes, amb una paraula tot lo que necessita el cristià per santificar-se. Tot lo que direm en aqutts tomets será curt perque tothom s’animi a lletgir-ho i tant ciar que encare que no vulguen hohajen de entendre. L’objecte en será donar millor intel-ligencia de la Doc¬ trina apresa al Església i a les escoles. L’importancia i serietat d’aquesta publicació es¬ tá garantida p’els prestigiosos sacerdots que hi prendran part i per les fonts i abres que s’empra- i 36 ÈL Heraldo de CRisto ran, que son entre altres les siguents: El Catecisme de la diócesis de Mallorca (1900) els dos Catecis¬ mes anomenats de Pío X (1905 i 1912); el cManual del catequista católico» de Perardi; el Catecisme p’els párrocos de Sant Pío V; la «Luz de la fe etc.» del P. la Parra, S. J.; les obres de Belarmino i de Mach; e/s Tractes de Mr. Gibier i molts altres autors. Donarem al manco un llibret cada mes, que ten¬ drá unes cinquanta o xexanta planes, estarà escrit en bon mallorquí i durà unes cubertes de paper fosc amb una portada artística. Vat-aquí alguns dels títols de la nova Biblioteca: I. «La ciencia necessaria.» II. «Som cristià.» — III. «Lo primer que ha de sebre el cristià »—IV. «Les festes mes solemnes del Bon Jesús.»—V. «Principis fonamentals.»—VI. «La bandera i el fí del cristià.»—VIL «La visita an el Sant Cristo.» — VIII. «L’Unitat i Trinitat de Deu.» — IX. «Compen¬ di de l’Historia del Antic Testament.»—X. «Els angels i els hornos.» Xí. «Missa i comunió.» — XII. »L’Encarnació del Fill de Deu.» —XIII. »Com- pendi històric del Nou Testament, Ala senyors Rectors, Mestres, Pares i Mares i de¬ més persones zeloses de la gloria de Deu afanyauvos a fer suscripcions an aquesta Biblioteca i Nos¬ tro Senyor vos ho pagará. El preu será el de cost, sensa guanyar ni perdre. Avisaumos prest per poder calcular la tirada. CONDICIÓNS DE SUSCRIPCIÓ I VENTA Un exemplar de qualsevol tometo‘10 pesetas.— 12 exemplars, o‘8o ptas.—25 exemplars 1*50 ptas. — 50 exemplars 2*75 ptas, —100 exemplars 5*00. El qui se subscriga a tota la Biblioteca adelan¬ tan! 5 pessetes rebrà dos exemplars de cade tomet. El qui adelanti 2*50 pessetes tendra dret a dos exemplars dels ¿5 primers tomets. Dirigir-se ala Imprenta del «Correo de Mallor¬ ca» La Esperanza—Llonjeta, 11 - Palma. Necrología Polnifl-—La Terciaria Antonia Pizá Balaguer, murió día 26 de Mayo a la edad de 77 años, después de recibir los Sántos Sacramentos. Día 10 Junio de 1917 pasó a mejor vi¬ da Sor M.® Constancia Barceló, religiosa Terciaria de San Francisco de Asís, re¬ sidente en Sta. Catalina a la edad de 40 años y 13 de profesión religiosa; fué di¬ cha Hermana de ad nirable paciencia que bien lo demostró en la santa resig¬ nación con que sufrió, la penosa y larga enfermedad que la ha llevado al sepul¬ cro, la cual por espacio de mucho tiem¬ po no la dejaba siquiera descansar en su pobre lecho y ella unida siempre a la vo luntad de Dios lo suftía con amor. Dios haya acogido en su gloria el al¬ ma de dicha Hermana. (A. E. R. I. P. A.) Lfl Pueblo.—En la casa convento de las Hijas de la Misericordia de La Pue¬ bla a las diez y media de la noche del día 25 de Junio de 1917, después de haber recibido los Santos Sacramentos y demás auxilios espirituales falleció Sor Clara del Santísimo Sacramento a los 71 años de edad y 52 de vida religiosa. Nació en Ariany y fué bautizada con el nombre de Margarita Darder Tous, en la parroquial iglesia de Petra día 14 de Febrero de 1846. A los diecinueve años de edad ingre¬ só én la Congregación de monjas (lla¬ madas las maestras de la Bassa) en Ma¬ nacor, las que después se unieron con la Congregación de Hijas de la Miseri¬ cordia y vistió el Santo Hábito de esta Congregación el 15 de Abril de 1882 y el 8 de Enero de 1884 profesó en la milicia franciscana. Fué religiosa muy observante y de mucha virtud, habiendo desempeñado los cargos que la obediencia la confió con suma discreción y celo, los cuales fueron: Presidenta o Superiora, auxiliar de maestra y sacristana, captándose las simpatías no solo de las religiosas y ni¬ ñas de la escuela que tuvo a su cargo sinó también de todas las personas que la trataron. D. E. P. Tip. Católica de S. Pizá.—Jardín de Ja Reina, 19 Pendón de la Juventud Seráfica Bendecido solemnemente el día 1.® del mes de Julio Juventud Seráfica Bendíeíon de nuestra Banderea Llenos de júbilo y conlenlo, no pode¬ mos menos de insertar en estas humil¬ dísimas columnas que son latidos del alma de la Juventud Seráfica, una since¬ ra reseña de los actos celebrados el día primero del presente Julio, en el secular templo y salón de actos de San Francis¬ co de Asís, con motivo de la Bendición solemne del nuevo Pendón, que con la ayuda de Dios y de su siervo él g-ran Patriarca de Asís, hemos puesto a la cabeza de nuestras huestes; en la van¬ guardia de los Tercíanos palmesanos. La enseña que anhelábamos tener, so¬ brepujando a nuestros sueños, ya capi¬ tanea nuestras fuerzas, nuestras almas, y sobre todo nuestras creencias sacro¬ santas, llevando engastado triunfalmen¬ te, el magnífico programa que tan arduo como extenso, recoge la excelente San¬ tidad del Serafín del monte Alvernia, del Santo constantemente ensalzado en todo el orbe, para que así tengamos mayor brío, fuerza y entusiasmo, en tra¬ bajar a su sombra bienhechora, lograr la gloria de nuestro Señor Jesucristo, después de santificar el espíritu propio y encauzado y dirigido el del joven se¬ mejante que vaya extraviado. El acto realizado, ha sido preciso y oportuno. No podía la Juventud vivir sin su arma de combate, de lucha y de triunfo bien seguro, y por esto urgía realizar, crear una divisa, que fuera el salmo constante de nuestros cantos, el himno perpétuo de nuestro ideal, el fuego perpetuo de nuestro Amor a San Francisco, el orador eterno de los cantos al Creador. Dificultades hubo para ello, y entre la pobreza y la caridad se enta¬ bló místico coloquio, brotando instantᬠneamente, como por milagroso impulso nuestra' Bandera, que hoy es nuestro ideal. Y si precisa era su ejecución tal vez era más lógica su aparición eñ los crí ticos momentos que pasa el orbe. Tal vez no haya días ni períodos mas críti¬ cos, ni instantes mas quejumbrosos co¬ mo los presentes, para alzar bandera nueva, para llamar al orden a la indo¬ lente Juventud, que tarda y perezosa no siente aún el grito de llamada, de la verdadera reconstitución del individuo, de la familia, de la sociedad. No son horas estas precisamente de divagar o estar en duda, pues la confusión que asóla al globo, impone de consuno trabajar para compeler la actividad mo¬ ral y espiritual, desterrar la inercia que ataca las voluntades, urgiendo levantar el nivel del joven a una altura tal, que no tema les peligros de su vuelo. Solo basta despojarle de la mezcolanza que abajo hierve sin orden ni concierto, para que el éxito mas ruidoso corone la con¬ quista. La oportunidad pues, no puede ser mejor. Creo, que ha dado ya la hora de cada cual saber cumplir con su deber. Ha llegado el momento preciso de que el hilo de cada rueca se recobre separa- mente, para verse quien alcanza mas pre¬ cio y más valor. Estamos en el instante grandioso de los anales históricos en que pendientes de un fallo temporal ha de verse brillar lo que sea oro s n mez¬ colanza, lanzándose lejos muy lejos la escoria que pretende conquistarlo todo y asolarlo tocio. Los síntomas patentes que se notan en la humanidad, tendien¬ do a un espiritual desequilibrio, impo¬ nen el separare los dos bandos, medio único para hacer el recuento de las fuerzas; para dilucidar los programas que han de desentrañar este mañana ignoto, que asoma cauteloso con su ri¬ sita interrogante en los umbrales de los pueblos. Es hora pues de trabajar. Tenemos bendecida ya é inaugurada nuestra Ban¬ dera en solemne festividad. Sólo cabe ahora para ser consecuentes, esforzarnos Juventud Seráfica 139 para seguirla con fe ciega, con gran arro¬ jo y con mayor empeño, y es seguro, pues su éxito está patentizado en siete siglos, que alcanzaremos el triunfo. Es forzoso, esto sí, trabajar, medio único de hollar las sombras del error, que son patrimonio de la juventud mes¬ tiza que tiene por costumbre el barajar los tesoros de la fé, con los instintos de la carne, lo esencialmente armónico, con los desequilibrios de conducta, lo espi¬ ritualmente alto, con cuanto hay de hue¬ ro y raquítico en la edad de las luchas y de las revoluciones. Pongamos pues en alto la Bandera Inmaculada que nos ha puesto en nues¬ tras manos la gracia del Omnipotente, para que a imitación de su fiát portento¬ so, hagamos con su gracia y la Dirección de San Francisco de Asís constantemen¬ te, la resurrección de la luz viva, en todos nuestros semejante; la completa idealiza¬ ción de nuestras almas para alcanzar su salvación. J. misa de Comunión General Celebróse a las ocho en punto la Mi¬ sa de Comunión, en la que superó con creces a las soñadas esperanzas la asis¬ tencia extraordinaria de los jóvenes. Es que S. Francisco empezaba a bendecir la fiesta. Dijo la Misa, nuestro amado fundador, el hoy Maestro de Novicios, con residen¬ cia en Artá, Rdo. P. Fr.. Pablo Puigserver, quien con cariño atendió la suplica que oportunamente le dirigimos. Antes de acercarnos a la Sagrada Me¬ sa, nos conmovieron las caldeadas pala¬ bras de su plática. Nos dió primeramen¬ te la más efusiva felicitación por el acto que íbamos a realizar, evocando con emo¬ ción intensa, aquellos días en que bajo su actividad nos congregó a todos para empezar a laborar por la causa de Cristo y del Gran Padre San Francisco. Nos alentó para proseguir en nuestra empre¬ sa, bajo los pliegues de la Bandera que más tarde se había de bendecir, y que ya se erguía sobre el presbiterio, sacando de su simbólico idealismo el modo como debemos luchar contra los enemigos de la Iglesia, como lo hicieron en los prime¬ ros siglos todos los mártires al alcanzar la palma de la victoria, entre el griterío del magno Goloseo. Terminadas sus palabras se repartió el Pan de los f jertes entre los socios de la Juventud, los cuales pusieron de mani¬ fiesto una vez más, su religiosidad y com¬ postura. Nos acompañaron asimismo en la Sagrada Mesa ios socios protectores y muchos fervorosos Terciarios. Los actos de nuestro día empezaron pues en excelente forma. Bendición y THisa Mayor Como habíamos anunciado, a las diez en punto, cantó tercia la Rda. Comuni¬ dad, teniendo lugar a las diez y media la Bendición de nuestro Pendón. Fué el celebrante el Muy Rdo. P. Fr. Bartolomé Salvá, Provincial de los Franciscanos quien atendió nuestra invitación, para asi darnos una prueba más de la paternidad y afecto con que siempre nos honra. Actuó de Diácono el Rdo. P. Puigserver, de Subdiácono el Rdo. P. Guiller¬ mo Rigo, y de Asistente, el Rdo. Señor D. José Marcó. El altar magníficamente adornado pre¬ sentaba solemne aspecto, tanto por el gusto y arte de su composición como por la expléndida profusión de luces que im¬ peraba, correspondiendo a ello el nume¬ rosísimo concurso de jóvenes socios y de otros fieles que se congregaron en la^ es¬ paciosas naves del gran templo. Fueron padrinos en la tierna ceremo¬ nia de la Bendición del Pendón, nues¬ tra benemérita la noble Sra. Doña Ana de Oleza y España, y el presidente de la Juventud, D. Antonio Jiménez Vidal. Nuestro Vice-Director, el Rdo. P. Mi¬ guel Vidal, pronunció adecuado sermón exponietfido y desarrollando el lema ins¬ crito en la Bandera, estrofa sublime del divino cántico Amor de Caridad de Ntro. Seráfico Padre: «En pago del amor di el mundo entero; sin nada me quedé; a ser la creación mía, sin vacilar la diera por el amor.» Demostró que en estas 140 Juventud Seráfica palabras queda vivamente retratado el carácter y espíritu de San Francisco y de sus obras, que ellas son un compendio de la vida del Serafín de Asís, que una vez desprendido de todo para conquis¬ tar el aínor divino, supo comunicar el fuego de su corazón a la sociedad del siglo XIH, a los mismos seres irraciona¬ les y a la creación entera. Nos dijo que este lema encarna los ideales que debe seguir la Juventud Se¬ ráfica. Los jóvenes en ella asociados debemos conservar vivo el fuego del amor divino en nuestro corazón despre¬ ciando, desechando cuanto pueda amor¬ tiguarlo. Y no contentos con esto hemos de esforzarnos para que reine en la so¬ ciedad la caridad de Cristo que es lo único que puede salvarla. No podemos menos de expresar nues¬ tra gratitud, por este broche de oro con que se sublimó el solemne acto de la Bendición. Descripción del Pendón de la Ju¬ ventud. La concepción es todo un símbolo evocadór del idealismo de la Edad Me¬ dia, para hacerlo perdurar, al recorrer el pendón la senda de su victoria. Es un renacimiento latente de aquella época que meció expléndida la inmortal figura del gran Patriarca de la Umbría, en aquellos días en que la cruz y la espada eran los sueños predilectos para sumar adictos a la Iglesia nuestra Madre. ¿Por qué pues, el inagotable testamen¬ to del Santo de Asís, no había de po¬ derse reunir en el espacio de un pen¬ dón? ¿Por qué aquella herencia que ha siete siglos, esparce sus legados, no había de concentrarse en un trofeo de conquista? Así es, de consiguiente, que brilla en el todo el rigorismo del arte florentino, dé aquel estilo espiritual, que aceptando el gótico y franqueando las puertas del renacimiento, fué la miel libada, con singular predilección por los pinceles del gran Giotto. Los elementos decora¬ tivos, lo más selecto de dibujos, de hor¬ nacinas, mosaicos, miniaturas y trace¬ rías, que son el ornamento de Iglesia cabeza y madre de todas las del Orbe; de la Iglesia-sepulcro de San Francisco de Asís. El motivo está inspirado en que sea mas ortodoxo su seráfico con¬ junto, a más de huir de las corruptelas emponzoñadas del realismo. Así es, que el conjunto, es el símbolo cruciferario como un día lo viera en sue¬ ños de conquistas grandiosas, el He¬ raldo de Cristo San Francisco, cuando observara flamear el signo de la Reden¬ ción en los estandartes, escudos y pano¬ plias que guarnecían aquel castillo mis¬ terioso con que soñara. Es la cruz de la penitencia, que nos ha de servir de mé¬ rito en la lucha contra el mal. Es la cruz del amor, para estrechar con vínculos inquebrantables todos los ideales encar¬ nados en nuestros pechos. Extático y reflejando mansedumbre, campea en su centro, el Santo mas sin¬ gular que vieron los siglos, arrancado del que un día idealizó el buril de Alonso Cano. Va coronado por la triple aureola que circunda a ios santos, de las virtudes teologales, simbolizadas con sus tonos respectivos. A los piés del Santo encapuchado, descansa su amada ovejuela con la airosidad del puro goti¬ cismo. Todo tiene por fondo, rica trama de oro ornamentada, dándole el carácter de las tablas cuatrocentistas. No puede nuestra pobre pluma, ensalzar la mara¬ villosa ejecución del Santo, como tam¬ poco es posible expresar la expresión beatifica que revela. La ornamentación que le circunda, es¬ tá formada por una tracería, con sus es- tremos de mística almendra, y labrada de círculos combinados con pedrería, símbolo del reino mineral y gracia pic¬ tórica de la mano de Giotto. Correspon¬ de su significado por el valor que en¬ carna, a la virtud de la castidad. Entre¬ lazando lo expuesto, hay igual combina¬ ción, compuesta de hojas y flores ser¬ penteantes, evocadoras también, de las policromas, que aparecen en el techo de Juventud Seráfica 141 la Iglesia alta de Asís. Orla que cierra el lema, el canto inmortal que un día S. Francisco infundió en su «Amor di caritate»: Hállanse a los lados del Santo distribuidas en esta forma: «En pago del amor di el mundo entero sin nada me quedé A ser la creación mia sin vacilar la diera por el amor.» Los elementos vegetales que cierran esta arenga, simbolizan la virtud de la pobreza. Cierra esta cruz, una zodiacal constela¬ ción, entonando un canto a la humildad las hermanas avecillas de los cielos, las eternas cantoras del amor al Serafín. Circundando al Santo vuelan monorrít- micamente, y simbolizan al reino animal. Todo lo dicho navega por el espacio, volando por las alas de ocho serafines, cuatro en los ángulos inferiores que la cruz forma, y otros cuatro en cada uno de sus extremos. Una aurora celeste, corona a estos úl¬ timos. De los rayos de gloria que emana la composición, surgen en los ángulos de la enseña, cuatro hojas decorativas, símil de los fia bel-lum, significativos de glo¬ rioso porvenir para nuestra Juventud. Cierran el conjunto, cuatro festoneadas ogivas, en forma de tracería cairelada, guardando en su centro cada una, el ra¬ mo de rosas blancas y rojas, que con su intempestiva fragancia, fueron la ciencia que creó el Jubileo de la Porciúncula. La pulcritud y perfección con que ha sido concebido y la maestría con que ha sido ejecutado, ha hecho que brotara instantáneo, el poema de las artes, es¬ parcido en la época del Santo, arte pu¬ ro que fué creado por aquellos imagine¬ ros, que en medio de las luchas de su siglo, sabían llegar al corazón por me¬ dio de la inteligencia. * ** No te parece, lector, que bien puede decirse que se trata de una verdadera ins¬ piración franciscana? Bien pudo decirse que el autor del proyecto había puesto en su ejecución todos los vastos resortes de su alado ingenio y todos los ardores de su corazón apasionado por la belleza y verdaderamente enamorado de la gran¬ deza del Serafín de Asís. Por ello la Juventud Seráfica estará perpetuamente agradecida a su primer Presidente D. Antonio Jimenez Vidal que tan ideal y exactamente ha sabido representar sus amores y sus ideales, ^cto literario-musicai No podía en manera alguna qüedar sin coronarse nuestra fiesta, y para ello habíamos organizado de antemano un acto literario-musicai en el Salón de actos, para gloria de San Francisco y del terciario y mártir de Cristo el Beato Ra¬ món Lull, el cual se ajustó exactamente al programa anunciado. Ya antes de las cinco, quedó total¬ mente ocupada nuestra sala por la se¬ lecta concurrencia que asiduamente nos favorece con su apoyo y su presencia. En el testero de la presidencia estaba colocada la Imagen del Santo de Um¬ bría, sobre fondo de damasco y tercio¬ pelo, salpicando el conjunto diversos matices de flores y macetas. A la iz¬ quierda, campeaba victoriosa nuestra bandera, alma principal de todos los actos del día. A las cinco y minutos, ocupó la presi¬ dencia el M. I. Sr. Canónigo de nuestra Catedral Basílica, D. Miguel Costa y Llobera, quien galantemente accedió a la invitación que le dirigimos de presi¬ dir el acto. A sus lados estaban el M. Re¬ verendo P. Provincial Fr. Bartolomé Sal- vá, el Conde de Ayamans, el Rdo. Señor D. Antonio Canals, Pbro. el Rdo. Padre Fray Pablo Puigserver, el Superior del Convento de Palma Fr. Juan Rubí y el Presidente de la Juventud D. Antonio Jiménez. Empezó el acto con el canto del him¬ no regional por toda la concurrencia, pronunciando seguidamente una intro¬ ducción al acto que empezaba el presi¬ dente de la Juventud Sr. Jiménez. Apoyó su tesis sobre el consorcio del Santo de 142 Juventud Seráfica Asís con la pobreza para hacer brotar la virtud de la caridad obrada por la muni¬ ficencia prestada por los terciarios al se¬ cundar el proyecto del pendón. Dedicó un himno al Santo de Asís ofrendándole la bandera para implorar sobre ella su protección. Entonó un can¬ to a la más excelsa gloria de la patria, al sabio y santo hijo de Mallorca, el Beato Ramón Lull, ensalzando la devoción que va cundiendo para aumentar su culto. Fi¬ nalmente expuso la necesidad de otor¬ gar un voto de gracias expléndido para nuestros bienhechores, y especialmente, para las señoras que con un celo insupe¬ rable se han desvelado para ejecutar a perfección nuestra bandera. Recitada con gracia por D. aime Tor¬ tell la hermosa poesía Miramar, de Cos¬ ta, el público escuchó con gusto y pre¬ mió con sinceros aplausos el Valse-caprice, pieza que ejecutó al piano su pro¬ pio autor nuestro compañero D. Lam¬ berto Juncosa. . D. Francisco Rons, Secretario de la Juventud, pronunció un elocuente dis¬ curso encaminado, como todos los su¬ yos, al perfeccionamiento moral de los jóvenes. Exhortólos a que se acogieran bajo los pliegues de la nueva Bandera y no siguieran jamás otras banderas que los arrastren a la corrupción y degrada¬ ción, y por consiguente a su ruina espi¬ ritual. Después de la chistosa poesía Es Con¬ co que con general agrado dijo el inimi¬ table don Pedro Cerdá; el tenor don Bartolomé Capó dejó oir su hermosa y potente voz cantando con maestría la Balatta, de Rigoletto. Ante insistentes aplausos tuvo que presentarse otra vez a la escena y para complacer a los asis¬ tentes cantó con inmejorable gusto el Ave Maria de Luchi. Elocuente, hermoso e interesante re¬ sultó el discurso pronunciado por D. An- tonió A. Moneada Cánaves de Mosa. Empezó diciendo que hablaba en mallor¬ quín por ser éste el lenguaje del gran polígrafo Bto. Ramón Lull. Con frase castiza y elegante trazó el diseño de la gran figura del gran Apóstol, y Mártir de Cristo, mereciendo la felicitación de todos demostrada en afectuosos aplausos. D. Buenaventura Miralles declamó la hermosa poesía: A ser la creación mia... original de su señor padre D. Bartolo¬ mé. A continuación la insertamos para que puedan saborearla detenidamente nuestros lectores. A ser la creación mía... (del poema Amor di Caritati.) A ser la creación mia sin vacilar la diera; A ser la creación mía sin ella me quedara, por amor la trocara, al amor la cediera. ¡Amor! Vida del alma, ¡Del Corazón Divino chispa que en mi prendió! ¡Amor! Cielo del mundo ¡Oasis del desierto! ¡Ambiente en el que encuentro descanso y bienestar! ¡Amor que me convence! ¡Amor que me ilumina! ¡Amor que me fascina! ¡Amor que me enloquece ¡Amor que a Dios me acerca y en su calor me abrazo: Descubro en cada paso que amor me invita a dar nuevos goces y dichas, risueñas esperanzas, sublimes añoranzas del bien que he de alcanzar. Y elevo mi mirada y leo en las estrellas con caracteres claros una palabra “Amor,, Y al aspirar las flores de perfumada esencia descubro una sonrisa presiento un corazón: ¡Le estrecho contra el mío y cuento sus latidos, recojo sus suspiros, percibo su calor, entiendo su lenguaje Juventud Seráfica 143 cuando abren sus corolas dejando en descubierto fog-oso el corazón. Si elevan sus picachos los montes gigantescos, si rugen turbulentas las aguas en el mar, si chocan en el cielo las nubes tempestuosas,... . si el huracán arrasa el bosque secular El himno a lo sublime que mis sentidos llena, las notas más agudas que mi alma hacen vibrar, amores me revelan de volcanes y flores, nubes y ruiseñores ¡Y vivo para amar! Del serafín alado, del pobre desposado con la pobreza Santa viuda del Redentor, que el mundo entero diera sin nada se quedara en pago del amor; la Juventud Seráfica aprendió sus amores, cifró sus ilusiones su padre en imitar, y organizados todos, por el amor unidos, tejir un estandarte hubieron de intentar. No es rico por el oro que sobre el ha vertido el arte franciscano con sin igual primor. El alma de Francisco que en el oro aletea, el alma de Francisco que en su blasón campea, el alma de Fiancisco es todo su valor! ¡El alma de Francisco! que. diera el mundo entero con nada se quedara en pago del amor. El piano felizmente pulsado por el siempre complaciente y reputado maes¬ tro D. Pedro Sureda, dejó oír los sono¬ ros acordes de Morayma] y a continua¬ ción D.José Ferrer nos leyó con arte un fragmento de la poesía Mallorca y Ra¬ món Lull, de D Juan Alcover. Uua cerrada salva de aplausos saludó la aparición en la tribuna de D. Antonio Moragues Morel!, quién después de en¬ tretener agradablemente a la concurren¬ cia con sus ocurrencias y buen humor, felicitó efusivamente a la Juventud por haber terminado su artístico pendón, y pidió un aplauso para el Presidente se¬ ñor Jiménez por su inspirada concepción. Dos suspiros, canto a cuatro voces por el orfeón, puso fin a la parte musical del acto. Sorteáronse seguidamente algunos re¬ galos para los que con sus limosnas nos auxiliaron en la costosa empresa de la confección de la Bandera. He aquí los regalos y números a que correspon¬ dieron: Una hermosa oleografía del Sagrado Corazón de Jesús con marco dorado, al número 1820.—Un bolsillo de plata para caballero, al número 682.—Una artística escribanía de porcelana con reloj, al nú¬ mero 4811.—Unos pendientes de oro, al número 4042.—Un medallón de oro, al número 2442.—Un rosario engarzado de plata, al número 3536.—Una docena de pañuelos de hilo, al número 4736.—Una alhajera de plata y cristal, al número 3261.—Una estatua de bronce, al núme ro 3849.—Seis tazas para café con pla¬ tillo, al número 110.—Ün artístico jarrón, al número 2426.—Una frutera, al núme¬ ro 2759.—Una tetera porcelana, al nú¬ mero 660.—Una estatua de S. Antonio de Padua, al número 240.—Otra tetera, al número 3323.—Un azucarero, al nú¬ mero 2240.—Un cenicero de vidrio, al número 597.—Un devocionario francis¬ cano, al número 1064.—Dos cajas tarje¬ tas visita, al número 1864.—Un tomo de poesías «S. Francisco,» al número 2364. —Una cafetera rusa, al número 579.— Una hermosa medalla de nácar, al nú- i44 Juventud Seráfica mero 3601.—Dos carpetas, al número 954. Cerró el acto el M. I. Sr. Costa con un hermoso discurso. Dió la enhorabuena y felicitó a la ju¬ ventud por el acto en que habían de¬ mostrado su ingenio y su fervor francis¬ cano y por el motivo del acto que era la referida bendición de la Bandera. Dijo que el estandarte lo deseaban y necesitaban porque la Bandera es un elemento importantísimo capaz de pro¬ ducir los grandes heroísmos y las gran¬ des generosidades; que una bandera re¬ presenta tres cosas: una empresa, una patria, una idea. Que en el caso presente la causa, la empresa era la mejor y más noble, pues era la de Dios, de Jesucristo, de la Igle¬ sia; que la patria era doble, pues a la vez representaba la celestial y la terre¬ nal; y que el ideal era el espíritu francis¬ cano y el ideal luliano. “Mirad, continuó, lo que representa esta bandera; sois cruzados de una mo¬ derna cruzada en la que habéis de com¬ batir con espíritu seráfico contra los mo¬ dernos herejes y paganos. Para combatir así tomad ejemplo de Ramón Lull que respetaba a sus equivo¬ cados adversarios; así sereis cruzados de S. Francisco y Ramón Lull. Trasmitid inmaculada esta bandera a la generación que os seguirá en esta cruzada y que de generación en gene¬ ración se cubra de laureles y palmas, y si importa de sangre generosa, y de este modo @s facilitará a todos el ingreso en la inmortalidad.,, Fué pronunciado en mallorquín. La tarde resultó agradable y el públi¬ co salió satisfecho y con ganas de que se repitieran con frecuencia tales actos. Efusivamente felicitamos y damos damos afectuosas gracias a cuántos tomaron parte en la ejecución del programa, a los señores que se dignaron ocupar la presidencia y a cuantos nos honraron con su asistencia. Voto de gracias Y ahora reseñados todos los actos que para la gloria de Dios llevamos a efecto, dedicando las energías de la ju¬ ventud Seráfica, para que sea ensalzado nuestro Pradre S. Francisco y el mártir glorioso de Mallorca el Beato Ramón Lull, no nos queda mas que expresar un ardoroso voto de gracias a cuantos con sus limosnas, grandes y pequeños, se han dignado, tal vez sin conocernos si¬ quiera, coadyuvar a realizar la confec¬ ción de nuestro pendón. Sirva esta coyuntura, para reforzar nuestra fervorosa gratitud, hacia las Se¬ ñoras de Oleza, que con celo, arte, y con fé constante y patentemente demostrada, han trabajado magistralmente para ver cristalizado, hecho correctamente lo que sin la gracia de sus manos, es seguro no hubiera sido posible ejecutar. Sirvan también de óbolo, estas líneas para la Modesta Religiosa Franciscana, que con un grado altísimo de perfección ha sabido arrebatar a la gracia mística aquel arrobamiento intenso, que traspa só los siglos, del semblante de la Ima¬ gen del Santo de Asís. A todos séales otorgada nuestra más cumplida enhorabuena, por el alma que han puesto en la obra, por el espíritu Franciscano de verdad que han sabido revelar con sus desvelos y excelentes desprendimientos. No queremos dejar de consignar, nuestro aplauso para el inteligente escul¬ tor Sr. Aícover que nos plasmó de una manera perfecta, al Serafín alado, al Cristo que corona nuestro pendón. A todos nuestra felicitación más entusiasta, por ser la más juntamente merecida. Obras del P. Ambrosio de Valencina La Vida Espiritual. Cartas a Teófila. 8.* Edición. Un tomo de 457 págs. en¬ cuadernado en tela, pías. 2*50. Obra indispensable a cuantos tratan de perfección, recomendada por todos los Prelados españoles e inmensamente difundida en toda España y América. La Vida Religiosa- Cartas a .Sor Mar¬ garita.—6.^ Edición. Un tomo de 440 páginas, encuadernado en tela, 2*50. Libro escrito por el P. Ambrosio pará los religiosos dj uno y otro sexo, y que ha sido llamado el Kempis de las reli¬ giosas por los Prel dos españoles. Soliloquios. —Quin a edición ilustra da Un tomo de 345 pags. encuaderna¬ do en tela 2^30 ptas. Esta obra re'rata al P. Valencina, cuyo corózón seráfico derrama las efusiones de su espíritu f anciscano por sus cálidas páginas, que no pueden leerle sin eino ción, constituyendo un libro admirable, reputado como de los mejores de su autor. Flores del Claustro y Arrullos de Palo¬ ma.—edición ilustrada coa di fo¬ tograbados. Encuapernado en tela, 2 pesetas. Es un libro por el estilo del anterior con la sola diferencia de que en éste, los soliloquios están puestos en labios de de una religiosa, flor del claustro y palo¬ ma de la soledad. Es una joya en el con¬ cepto místico y ascético. Lirios del Valle.—6.® edición ilustrada. Un tomo de 270 págs. encuade nado en tela, 2. ptas. Novelita de lectura tan interesante, tan llena de piedad, poesía y sentimien to, que difícilmente se suelta el libro de las manos empezándolo a leer. 61 Director Perfecto y el dirigido San¬ to.—Correspondencia epistolar entre el B. Diego J. de Cádiz y su Director el V. P. Francisco Javier González. Tercera edición. Un torno de 624 pá ginas encuadernado en tela, 3 ptas. Libro único en su género, verdadera autobiografía del gran Apóstol del siglo XVIIl que tan gran influencia ejerció en los destinos de España, e igualmente Util a los directores de almas que al his¬ toriador y el erudito. Es una de las más lindas joyas de ia mística española, que debe leer toda alma deseosa de su per¬ fección. Las Siete Palabras.— Predicadas el Viernes Santo de 1907 ante S. M. el Rey en la Capilla Real de Palacio. 3.“ edición. Un tomo de 128 págs. encua¬ dernado 1*50. Son una de las galanas muestras, des¬ graciadamente pocas, de la elocuencia de su autor, gloria del pulpito sagrado. Poesías religiosas o flores de mi Ju¬ ventud.—4^ edición corregida. En¬ cuadernado en tela 1*50, Las poesías religiosas resaltan por su delicadeza, sentimentalismo y piedad. Son un precioso regalo para premios. Preparación para el Matrimonio.—2.^ edición. Un tomo de 316 págs, encua dernado en tela 3 pesetas, en rústica 2. Ultima obra del P. Ambrosio, de éxito sin igual. Deben leerla todos los jóvenesl para prepararse al gran .sacramento deMatrimonio. De él han hecho grandisi, mo3 elogio.s el P2piscopado Español y toda la prensa católica en general. Es regalo itidi.'-p ínsable a las prometidas. Leyendas edificantes o Historietas piadosas. —5.edición ilustrada. Un tomo de 431 págs. encuadernado en tela 2 pesetas. Hermosísima colección de kcluras re¬ creativas, de sana moral y grandísimo interés. Libro indispensable para pre¬ mios. Murillo y los Capuchinos.-Un tomito de 132 págs. i’25 ptas. en tela. Interesantísimo estudio hi.stórico, re- p’eto de datos desconocidos de las rela¬ ciones con los Capuchinos del gran pin¬ tor de la Inmaculada, Mi viaje a Oceania. —4.“ edición coiregida. Un tomo en tela, i peseta. Obrita interesadísima, preciosa muc.stra de estilo descriptivo y de ameno na¬ rrador de su autor. Obras del P. Ambrosio de Valencina Los Capuchinos en ia guerra de la In¬ dependencia. Como Murillo y los Capuchinos^ es un estudio histórico, perfectamente docu¬ mentado, del influjo de los Capuchinos en la épica lucha contra Napoleón. En tela, l'ço y en rú'-.tica i peseta. Reseña histórica de la Provincia Ca¬ puchina de élndalucía, y varones üus tres en cie7icia y virtud, que han flore¬ cido en ella desde su fundación hasta el presente—5 tomos, en rústica 4^50; y con lomera de piel 7 pesetas. Vida del P. Carabantes. —Un tomito de 94 págs o'50. La vida del P, Carabantes, que en bre¬ ve será beatifleado constituye una de las tBásasombrosas que existeu y derpiertas grandísimo interés. Retórica elemental o lecciones de lite¬ ratura preceptiva. Tercera edición. Un tomo encuadernado con preciosa plan cha, dos pesetas. CARTAS DE CONCIENCIA que el Beato Diego J. de Cadiz, dirigió a su Director espiritual D. Juan José Alcober e Higueras, anotadas por el M, R. F. Die¬ go de Valencina con un piró’ogo censura del muy Ilustre S/. Dr. D. Juan F. Muñoz Pabón. Esta obra interesante ha merecido loa elogios más cumplidos del público y de la prensa, no siendo menores los de los críticos y renombrados escritores de España. 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