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IES Premiadas con medalla de plata y diploma de medalla de oro. Herrería de JUAN BATLE B I N I S A L. E: IVI Cultos en nuestra iglesia de San Francisco en Palma durante el mes de Agosto. JubiÍGO (ÍG ÍH PorciÚilCUÍU. Empieza el día l a las doce de la mañana y termina el — día 2 a las doce de la noche. El día 2 a las diez y media de la mañana, Misa mayor en la que predicará el novel sacerdote Fr. Antonio Moger, T. O. R. NoVGTÍH ÓG St RoQUG. Empezará dia 8; practicándose todos los días durante la misa de Z 1 las once y cuarto. CuarGnta Horas gu honor dG la Purísima.- .Durante los días 8, 9 y lo. . exposición se hará a las siete de la mañana; a las diez y media misa cantada. Por la tarde, a las siete y media^ rezo de la corona, me¬ ditación, estación cantada y reserva de S. D. M. P/GSta dG ía Asunción dG Ntra. SGñOra, — — ‘5 po*; mañana a las diez y media, misa solemne con sermón por el novel sacerdote Fr. Guillermo Rigo T. O. R. Por la noche, durante toda la octava se practicará un ejercicio dedicado al mismo Misterio. Cuarto Domingo» la noch®e a laoschsoie,temiysacudaertCo,omteunndiórán General lugar la para los terciarios. Por reunión mensual con ex- p osición del Santísimo y plática. índuIS^'GnciaS ^OlGUariaS. condiciones ordinarias los terciarios pueden ganar indulgencia plenaria los días siguientes de este mes: Día 2, Ntra. Sra. de los Angeles, Jubileo de la Porciúncula; toties quoties desde el medio día de la víspera hasta las doce de la noche del dia 2.—4,Sto.Domingo de Guzmán.—12, Sta. Clara de Asís.— 15, La Asunción de N. Señora.— .6, S. Roque, Patrón de la Hermandad de S. Francisoo de Palma.—18, Sta. Clara de Montefalco. —19, S. Luis, Obispo de Tolosa.—25, S. Luís, Rey de Francia, Patrón de los terciarios; indulgencia plenaria y absolución general. 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Serafín CImino, Ministro General de la Orden de Frailes Menores al cumplirse el séptimo centenario de ia divina concesión de la indulgen-* cia de la Porciúncula. MADo Hijo, salud y bendición apostólica.—Agravándose de dia en día la multitud de miserias generales que Nos tienen de un modo particular angustiado y solícito, aprovechamos de buena gana toda ocasión que se nos ofrezca de hacer propicia al género humano la magostad de Dios. Pues, como el pecado hace miserables a los pueblos, hemos llegado a tal situación de cosas, que si los hombres todos no se arrepienten de haber delinquido, y arrepintiéndose y viviendo mejor no atraen sobre el mundo la divina benevolencia, parece que ninguna esperanza nos queda ya de salvación. Mas, para excitar en los buenos el deseo de una penitencia saludable o de una vida más santa, llega muy oportunamente la próxima conmemoración del excelente beneficio de la indulgencia divina, que se llama de la Porciúncula, concedido a los hombres hace setecientos anos por intercesión del bienaventura¬ do Francisco. Pues nadie puede participar de este beneficio sin que antes haya expiado sus pecados por medio de una santa confesión y desechado decidida¬ mente todo afecto a la culpa. Añádese que los que obtienen este perdón de las culpas cometidas no solo pueden obtenerlo para sí, sino también para aquellos que ya murieron en Cristo; y es cosa admirable cuanto consuelo puede propor¬ cionar a estas almas la facultad de ganar repetidas veces la indulgencia. Y si esto es oportuno en otras ocasiones, es ciertamente oportunísimo ahora,. 140 ÈL Heraldo de Cristo cuando la ferocidad de la mayor de las guerras aumenta todos los días con muertes innumerables la multitud de las almas sujetas al fuego purificador. Así pues, deseamos ardientemente que en todo el orbe católico acuda el pueblo cristiano más de lo acostumbrado a las iglesias de los Franciscanos o a las que designaren los Prelados de la Iglesia; pero sobre todo deseamos que acuda al lugar en que primeramente fué concedida por intervención divina. Por esto establecemos que por espacio de un año entero, esto es: desde las vísperas del primer día del próximo agosto hasta la puesta del sol del dia dos de agosto del año siguiente, todos los que debidamente confesados y confortados con el pan del cielo visitaren la Basílica de Santa María de los Angeles en Asís, y ora¬ ren en ella a Dios por la Iglesia según la intención del Sumo Pontífice, ganen indulgencia plenaria tantas veces cuantas fueren las visitas a dicho templo. Y para dar mayor esplendor a estas solemnidades Nos queremos asistir a ellas por medio de un Legado, y confiamos esta representación a nuestro amado hijo el Cardenal Felipe Giustini, que es el Protector de la Orden de Frailes Me¬ nores. Es pues de esperar que acudiendo muchos de todas las regiones y partes del mundo a visitar el suelo natal de Francisco y la cuna de sus Institutos, aquel dechado y forma de vida santísima servirá de nuevo para despertar en los hom¬ bres el deseo de la sabiduría y virtud cristiana, y principalmente de la caridad fraterna que hoy de tal manera languidece. Y como presagio de los bienes celestiales y testimonio de nuestra paternal benevolencia te concedemos de todo corazón a tí, amado hijo, y a todos tus re¬ ligiosos, la bendición apostólica. Dado en San Pedro de Roma el dia 29 de Junio de 1916, en el año segundo de nuestro pontificado. ' Benedicto, PAPA, XV. ñ propósito de la carta del Papa Si los terciarios mallorquines y aun los cristianos mallorquines en general, ne¬ cesitaran estimules para tener interés en ganar para sí y para las almas del Purga¬ torio las indulgencias del Jubileo de la Porciúncula, sería ciertamente estímulo muy poderoso el deseo del Sumo Pon¬ tífice tan expresamente manifestado en la precedente carta. Desea Benedicto XV que los fieles cristianos acudan este año mas de lo acostumbrado a las iglesias en que se gane el Jubileo, haciendo un esfuerzo mayor del que harían en otras cuales¬ quiera circunstancias para ganarlo. Y alega para ello diversas razones; primera la ocasión de cumplirse el pre¬ sente año el séptimo centenario de la concesión de la indulgencia de la Por¬ ciúncula; centenario que de ninguna ma¬ nera puede celebrarse mejor que acu¬ diendo con nuevo entusiasmo y fervor los fieles a ganar una indulgencia tan generosamente concedida por el cielo y confirmada por la Santa Iglesia. Segunda: la necesidad de aplacar a Dios arrepintiéndonos de nuestros pe¬ cados y viviendo más santamente. Esta necesidad no puede ser mas clara en El Heraldo de Cristo 141 los momentos actuales, cuando las cala¬ midades se multiplican sobre los pue¬ blos y el Señor airado esgrime el látigo de su venganza sobre las espaldas de la generación presente bestial y prevarica¬ dora. Y es claro que tal necesidad em¬ pieza a verse atendida desde el momen¬ to en que deseosos de ganar el jubileo nos disponemos para ello con la confe¬ sión contrita de nuestras culpas y con la voluntad decidida de no ofender a Dios. Tercera: la necesidad general de ro¬ gar por las almas del Purgatorio cuando son tantísimas las que cada día entran en aquel lugar de purificación, precipi¬ tadas por la más horrorosa de todas las guerras: almas de hermanos nuestros a quienes pueden faltar los sufragios mas que las lágrimas de los que amaron en la tierra. Por todos estos motivos desea y es¬ pera el sumo Pontífice que los cristia¬ nos se apresuren a ganar las indulgen¬ cias del Jubileo de la Porciúncula; y con su corazón de padre traspasado de an¬ gustia por las miserias de sus hijos, ex¬ pone sus deseos y esperanzas ante los cristianos y sobre todo ante los francis¬ canos y los terciarios. Si estos han de hacer honor a su no¬ bilísimo nombre es preciso que se dis¬ tingan entre todos por su asiduidad y puntualidad en corresponder a la invita¬ ción del Papa; por sus esfuerzos en tra¬ bajar para que los demás correspondan. Ea pues, terciarios mallorquines, a ga¬ nar el Jubileo de la Porciúncula! Cristianos mallorquines! Acompañad¬ nos en tan santa obra! Lo requiere el séptimo centenario! Lo reclaman las necesidades de los pue¬ blos! Lo piden las almas de los soldados difuntos en la guerra! Lo suplica el Papa! Lo necesitamos nosotros mismos! Fr. P. J. C. Sobre la frecuencia de la Sagrada Comunión (De un discurso del V. Dou Bosco escrito el año 1842 y publicado ahora por primera vez en el «Boletin Salesiauo» } Se admiran los hombres de que los primeros fieles de la Iglesia fuesen tan fervorosos en las cosas del servicio divi¬ no, tan perseverantes en la oración, tan firmes en el amor de Dios y del prójimo; y así llegasen a ser tan grandes Santos. También yo me admiro de esto, pero me admiro mucho más del descuido de los fieles de nuestros tiempos en imitarles en la práctica de las virtudes. Y qué cosa era que les hacía tan fuer¬ tes en las vías del Señor? Yo digo fran¬ camente que era la frecuencia de la San¬ ta Comunión, pues no había cosa tan encomendada y prescrita con tanto rigor como esta. En efecto leyendo la historia (de los tiempos apostólicos vemos que todos eran constantes en la doctrina en¬ señada por los Apóstoles, en la distribu¬ ción deí pan eucarístico y en la comu¬ nión: “Erant perseverantes in doctrina Apostolorum, et comunicatione fractio¬ nis panis,,. (Act. Apost. c. 11 v. 42). San Dionisio Areopagita escribe que se ce¬ lebraba la Misa, y después del Evangelio todos aquellos que no estaban prepara¬ dos para recibir la SS. Eucaristía eran echados fuera de la iglesia, y los que quedaban dentro ejan preparados por el Obispo para recibir la Comunión... Por esto el Papa S. Anacleto ordenó que después de la consagración todos comul¬ gasen si no querían que se les prohibie¬ se entrar en la iglesia, porque, dice, así lo mandaron los Apóstoles y lo observa la Santa Iglesia Romana. San Agustín explicando a nuestro propósito aquellas palabras del Pater noster: “Panem nos¬ trum quotidianum da nobis hodie,,, dice: “Dános hoy nuestro pan cotidiano, esto es, la santa Eucaristía, alimento de cada día,,. Esta es también la doctrina del 142 El Heraldo de Cristo Concilio de Trento, el cual exhorta con mucha insistencia a los fíeles que procu¬ ren participar del Sacrifício de la Misa por medio de la Comunión. Pero, oh dolor! si en nuestros tiempos no se per¬ mitiese entrar en la iglesia sino a los que van a comulgar... Pobres iglesias! Cuan pocos serían los que las frecuentarían!... Cual será el tiempo qué cada uno de¬ berá prefijarse para comulgar? Será con¬ veniente comulgar más de una vez al año, comulgar una vez al mes, y aun con más frecuencia? Yo prevengo que a na¬ die aconsejo el acercarse a la sagrada Mesa sin la licencia de su confesor, quien examinando el estado del penitente sa¬ brá indicarle lo que es mejor para su al¬ ma. Hecha esta advertencia, digo, que en los primeros tiempos de la Iglesia se comulgaba cada día, como claramente lo afirma S. Cipriano: “Cada día, dice, pe¬ dimos que se nos dé nuestro pan, que es Cristo, para que nosotros estemos y vivamos en Cristo, y no nos separemos, de su santidad y de su cuerpo,,: digo que los santos en los grandes peligros po¬ nían grande cuidado en reforzarse con el Manjar Eucarístico: que este Manjar espiritual es para el alma lo que es para el cuerpo el manjar material: y así como si el cuerpo se deja mucho tiempo sin alimento pierde sus fuerzas, se debilita, no se puede sostener y cae, del mismo modo si el alma está mucho tiempo sin ser reforzada, es moralmente imposible que pueda conservarse en gracia de Dios; digo que quien quiere hacerse Santo, es necesario que se alimente del Pan de los Santos. Por lo cual aquellos que se ha¬ llan dispuestos para comulgar cada día, la mejor cosa que pueden hacer es co¬ mulgar cada día, y así pueden estar se¬ guros de caminar por el sendero que les conducirá con seguridad a salvamento. Hace bien aquel que comulga todos los domingos, y escuchando la santa Misa participa del Sacrifício incruento. Pero por amor de Dios, al menos en las prin¬ cipales solemnidades del año, en alguna fiesta particular, todos se glorien de re¬ cibir esta dulce prenda de gracias que tanto honor da a Dios y gloria a sus santos. Pero ¡ay! quién podrá detener el llan¬ to, y no sentirse todo conmovido de compasión al comparar aquellos tiempos de la primitiva Iglesia con los tiempos presentes! Oh tiempos felices! Oh días pasados que no volvéis más cuando los fíeles animados del amor divino, porque eran objeto de crueles persecuciones, y Ies era prohibido reunirse en público, se reunían en las cuevas, en las* catacumbas: allí procuraban tener un sacerdote, y aunque con peligro de la vida entre tier¬ nas expresiones de santa alegría recibían el Santo de los Santos. San üais. Obispo Gloria de la Orden de los Frailes Me¬ nores, que bastaría ella sola para en¬ grandecerla indefinidamente, si no fue¬ ran tantas las que la esmaltan desde su origen, es el angélico San Luís de Tolo¬ sa, cuya fiesta celebra la Iglesia el 19 de Agosto. Hijo de Carlos II, rey de las dos Sici¬ lias, abrió los ojos a la luz en Brignoles, ciudad de la Provenza. Y, si noble era por su sangre, más éralo por la santidad de sus ascendientes, ya que por su padré era sobrino de San Luís rey de Francia y de la Beata Isabela; y por su madre contaba en su árbol geneológico, a las bienaventuradas Conegunda y Jolenta, como también a Santa Isabel reina de Hungría. La nobleza de la sangre, no la cono¬ ció S. Luis sino para despreciarla. Puso, en cambio, todo su esfuerzo en ser dig¬ no sucesor de la serie de santos de que descendía. En medio de la Corte supo conservar tan puro su cor-azón, que me¬ reció que la Iglesia le elogiase más tar¬ de, llamándole lirio cándido de virgini- El Heraldo de Cristo 143 dad. Su caridad con los pobres mereció ser favorecida de Dios con evidentes milagros. La oración fué desde sus pri¬ meros años, la escuela donde aprendió a despreciar el mundo y fortaleció su espíritu para sobrellevar esforzadamente las adversidades y cruces de que estuvo sembrado el breve curso de su vida. Anenas cumplidos los 14 años; fué llevado en rehenes a Barcelona a conse¬ cuencia de una batalla en que quedó vencido su padre por el rey de Aragón. Siete años estuvo prisionero en nuestra patria edificando con sus virtudes, no sólo a sus dos hermanos que corrían igual suerte y a los que se hallaban a su servicio, sino también a los Frailes Me¬ nores a quienes había elegido por direc¬ tores y maestros. Su resolución de abandonar el reino y vestir el hábito franciscano, fué tan fírme, que ni razones políticas, ni el dis¬ gusto con que su padre miraba tales pro¬ pósitos, fueron parte para que éstos va¬ cilasen, antes se robustecieron con las dificultades. A los 22 años pudo, por fin, dar cum¬ plimiento a sus constantes anhelos y pro¬ fesó la Regla seráfica en manos del Mi¬ nistro General de la Primera Orden, Fr. Juan de Muro, siendo aquel mismo día preconizado Obispo de Tolosa. Du¬ rante su corto obispado, fué modelo de prelados por su celo pastoral, su espíritu de humildad, su inmensa caridad con los pobres y su desvelo en todo lo concer¬ niente al cumplimiento de los cánonés y al esplendor del culto divino. Víctima de unas fuertes y prolongadas calenturas, murió pronunciando el dulcisimo nombre de María, de la cual había sido siempre muy devoto, el día 19 de Agosto de 1297, cuando sólo contaba de edad poco más de 23 años. Sepultado su cuerpo en el Convento Franciscano de Marsella, según lo tenía dispuesto en su testamento, descansó allí hasta que tomada esta Ciudad por las tropás de Alfonso V de Aragón, ha¬ cia el año 1423, se llevó el Rey como el más rico botín, las reliquias de nuestro Santo y, depositándolas en su nave ca¬ pitana, las transportó consigo a Valencia. Hiciéronle grandes fiestas en esta piado¬ sa Ciudad, a las que personalmente, para testimoniar su devoción al Santo, asistió el propio Rey. Las reliquias fueron depositadas en la Catedral, donde más tarde se erigió un altar para exponerlas a la veneración de los fíeles. Actualmente están encerradas en una preciosa urna, colocada en el nicho del referido altar y cubierta por un artístico cuadro de Espinosa, que re¬ presenta al Santo en el acto de renun¬ ciar el reino, en favor de su hermano Roberto, que tiene arrodillado a sus pies, recibiendo de sus manos la corona real. En las partes laterales de la Capilla dedicada a San Luis, hay otros dos alta¬ res que en sendos lienzos debidos al mismo pincel del cuadro central, lo re¬ presentan lavando los pies a los pobres y en el acto de recibir de rodillas, mo¬ mentos antes de espirar, el santo viático que conforta nuestras almas en el viaje a la eternidad. Dicha capilla es la tercera que se en¬ cuentra a mano izquierda entrando por la puerta principal. En el día de su fies¬ ta están de manifiesto al público las ve¬ nerandas religuias, desde las primeras vísperas del oficio del Santo y allí son constantemente visitadas por los fíeles valencianos de la Capital y de su comar¬ ca. Fuera de este tiempo también hay quien las enseña a’los devotos que opor¬ tunamente lo solicitan. En la Diócesis de Valencia se le ha dado siempre culto especial, y su fiesta, hasta la última reforma del Calendario eclesiástico, se ha venido celebrando con rito doble de 2.® clase y con grande afluencia de fíeles. Los Religiosos Franciscanos le profe¬ samos, tierna devoción por considerarlo el Benjamín de la falange de santos con que nuestra seráfica Orden ha enrique¬ cido a la Iglesia y por la visible protec- 144 El Heraldo de Cristo ción que dispensa a los que le invocan para conservar inmaculada la virtud de la pureza en que tanto él se distinguió. Fué canonizado por el papa Juan xxif, cuando aun vivía la madre del Santo, a la que el mismo papa dirigió con este motivo una atenta carta de felicitación, que puede leerse en algunas biografías de nuestro inmortal Obispo de Tolosa, astro luminoso del cielo franciscano, modelo de príncipes católicos y gloria de la universal Iglesia. Fr. Francisco Lliteras. O. F. M. Mberies i mÍ5er¡35 —Re-punyalada! Eli arribarem que haurem de viurer de Taire del cel si ses coses no muden! Sa farina que puja, es pa que puja, se earn que puja, es carbó que puja, sa llenya que puja, s’oli que puja, es gas que puja, s’arrós que puja, totes ses sopes que pujen... si això va així no més podrán menjar es morts que sien en el cel, perque tot puja tant que no més ells hi arribarán... Lo que som els de la terra haurem de pegar bots a sa lluna. —Que mos contau, madó Clara? —¡Ola! Daniel; no t’havía reparat. —Ja vos he sentida, ja, que vos queixau de que tot puja. —Que no trobes que es ver? —¡Vaja si ho és; com que tots trobam lo mateix. —No, i encare no die tot lo que hi ha. Perque si són es fusters están apurats perque sa llenya per obrar va a un ui de sa cara; es ferrers paguen es ferro casi a pes d’or; es sabaters se veuen negres amb sa puja des cuiros; qué sé jo... —Això és per amor de sa guerra. —Fosca! Mira si has suat per endevi- nar-ho. —No,[dóna: ho die, perque are sa guerra té sa culpa de tot lo que no mos diu; fíns an es punt de que sa primavera passada un senyor se creia que els espa- de recs anavon cars per amor sa guerra; i fa poc temps que una plassera, per amor de sa guerra, venía ses lletugues a doble preu del que tocava; i sa meva veinada, madó Juana María, s’espantava tota pe’ls perjudicis que tenía perque li havíen pujat es cotó de fer blens...! —Aquesta sí que és bona! —Fieta, ni més, ni manco. —Pero, sense bromes, no digues que no estiguem amb un apuro. —Es ver que sí; pero es perque tenim uis, i no hi volem veurer. —Com s’enten això? —No haveu reparat quina es estada s’anyada d’enguany? No hem coit blat, no se cuien meTles; no hi haguts aubercocs ni fruites que valguen dobbés; es reims claretjen ferm, i de ses figues no sabem que será... es a dir una anyada buida ferm: i d’aixó que també en té sa culpa sa guerra? —Está ciar que no. —1 noltros no volem comprender que quant Deu vol donar una llissó an els pobles, la dona sia per un camí sía per s’altre. Anaven els hornos fora des sole, i les enviá sa guerra per fer-los-hi entrar; ¿no hu volem entendre? Idò venen els mals anys. 1 si encare no mos componem, no sabem lo que será. —No, i jo trop que ja basta per cal¬ dera. —Trobau que basta, ¿no’s ve? 1 a pe¬ sar d’aixó digau-me si veis molta com¬ postura p’el món. ¿Veis que la gent pensi més en Deu? Veis que sa vida sia més arretglada? Trobau que es mals vicis minvin gens? 1 encare que tot hom gemegui heu vist ningú que mudi de vida, i estigui més alerta i tengui manco pretensions o duga manco lujo? —Bono, Daniel, si anam an això com més va, més veta. Perque es lujo aumen¬ ta, i es vicis també; i si ses modes d’an- Puente F^omano tes eren una bruto i una verg-onya, ses d’are son vergonya i mitja. Jo no’n puc parlar perque tot d’una ma desincomot; quant veig que no més cabitlen per veurer com han de gastar i com lian de fe fer mals pensaments a cualsevol; tela i tela, i van més destapa¬ des que antes; de manera que amb un vestit i un calçat que costa doble anara més despuiats... Jo no sé aont té es seny la gent d’avui en día: ¿que vol di aqueis vestits tant curts, i aqueixa manera de sortir es mig, com si toles fossen al’lotes de mala fama... —Ah! veis madó Clara, lo que jo vos deia? No ho volem entendre: voldríem que tot s’arretglás, que s’acabás sa guerra, que els anys fossen bons, que la riquesa mos entrás a carretades; pero no tenim voluntat per corretgir-mos a noltros ma¬ teixos; i com més va més malament mos servim de lo que Deu mos dona. No som dignes de tenir unes riqueses i un benestar que noltros empleara ma¬ lament... Si no mos componem no mereixerem res de Deu. —Jesús, Daniel, es cor s’estreny quant una criatura hi pensa, pero, no hi ha re¬ mei, això és la pura veritat. ¡Quant tendrán llum i seny. Bon Jesuset, tants i tantes que no’n tenen ara...! Daniel. 146 El Heraldo de Cristo Del semanario Heraldo de Sóller, co¬ piamos la siguiente reseña dé la magna peregrinación de aquella hermosa ciu¬ dad al Santuario de Cura, llevada a cabo el día 18 del pasado Junio, con extraordinario entusiasmo y grandioso éxito. Dice así: Homenaje a Ramón Lull Venim de Cura 1‘ alt Santuari d‘ 011 la volada prengué Ramón, Es el paratje on solitari, fent penitencia, fugi del mon. Facem reviurà flors del Calvari santes memories qu'encara lii son. Es cosa cierta y general que el cora¬ zón del hombre, después de haber reci¬ bido gratas impresiones, desea comuni¬ carlas a sus amigos y conocidos. Hallán¬ dome, pues, en tales circunstancias, me complazco en presentar a los lectores de Heraldo d Sóller un breve extracto de la magna peregrinación que acaba de celebrar esta ciudad al histórico monte de Randa. Como todas las obras que se empren¬ den en nombre de María Santísima, tuvo nuestra peregrinactón el más brillante éxito; hasta diré que rebasó los límites del entusiasmo. • Después de oída misa y confortados con el Pan de los ángeles, en largo con¬ voy, salimos de nuestra estación, can¬ tando el himno Anem a Cura, con acompañamiento de la música. Nota sa¬ liente en la inmensa muchedumbre de los que íbamos y de los que nos despe¬ dían, fué el que desde el coche de los músicos se encendieron bengalas ofre¬ ciendo un aspecto fantástico. Al llegar a Palma, y hecho el trasbor¬ do, emprendimos la marcha hacia Al¬ gaida y al llegar allí iban acudiendo uno tras otro los carros en que nos acomo¬ damos según el número correspondien¬ te, atravesando dicho pueblo la larga caravana; al llegar a Randa, en medio del alegre repiqueteo y cantando el him¬ no contra la blasfemia entramos en la parroquia, y después de una corta visita al Santísimo, emprendimos a pie la su¬ bida a Cura por la carretera que bordea la montaña, tomando empero, el que que estas líneas escribe, con otros com¬ pañeros, un atajo por el que ganamos una media hora de camino. % Al llegar al Santuario, un no sé qué de tristeza se apoderó de mi alma. Mu¬ ros medio caídos, techos y bóvedas que hace tiempo se derrumbaron, un vasto edificio sin vida que produce en cierta manera noble indignación al ver como los mallorquines hemos dejado caer un edificio que nos recuerda glorias patrias veneradas. Una calle estrecha nos con¬ duce a la entrada del edificio. En frente se halla el reducido y modesto templo donde se venera la diminuta estatua de Nuestra Señora de Cura y una del Beato Ramón Lull: a la derecha del presbiterio se halla una puerta que da entrada a una sala de vastas dimensiones y no despro¬ vista de cierta magestad y grandeza que recuerda los mejores tiempos del Cole¬ gio Luliano: era la célebre aula de Gra¬ mática. Mientras iba con mi amigo Ra¬ fael Vich visitando las ruinas de tan grandioso edificio, y después de besada /’ imatge antiga de cara afable que tota sonriu, llega el grueso de la peregrinación y la saluda con el himno Ja som a Cura... Después del besamanos, cada cual saca su merienda, saboreándola gustosos allá, sobre la altura. A las diez y media se canta la Misa mayor, siendo el celebrante el Reveren¬ do P. Guillermo Rigo ayudado de los presbíteros reverendos D. Ramón Colom y D. Andrés Bisbal. La música de capi¬ lla, con acopañamiento de orquesta, can¬ ta con sumo ajuste la misa del P. Miralies, distinguiéndose en el canto el tenor D. Bartolomé Martínez y el tiple Miguelito Marqués; ocupa la cátedra del Espí¬ ritu Santo el Rdo. Padre Francisco For- nés, quien, después de saludarnos refie- ÉL Heraldo de Cristo 14^ Castillo del l^ey re en grandes rasgos la sublime hisforia de aquellos parajes santificados por nuestro hermano mayor el Doctor Ilumi¬ nado Ramón Lull, y nos excita a la de¬ voción al gran mártir mallorquín. En el momento de la elevación la banda y la orquesta ejecutan la marcha real. Acabados los oficios divinos, vidla. mos la Cueva del Beato Ramón Lull, que se halla a unos quinientos pasos del Santuario, y que, según muy antigua y autorizada tradición, sirvió de albergue a nuestro Santo; es aquella de tan dimi¬ nutas proporciones que apenas puede volverse en ella un hombre. Ni una cruz ni una lápida conmemorativa indican qne allí anidó el águila de nuestra raza, solo un rótulo de madera recuerda la estan¬ cia del Beato. Cercado con rejilla, a diez pasos, se halla el famoso lentisco cuyas hojas, maravillosamente impresas, traza¬ ron el nombre de Cristo, con caracteres hebreos, griegos, árabes y latinos. Se sacaron algunas fotografías, y luego el mismo P. Fornés contó la historia del milagro que obró Cristo crucificado con el Beato Ramón Lull. De regreso al Santuario, buscó cada cual el mejor modo de guarecerse a la sombra para la comida del medio día, si bien el sol no era demasiado fuerte por¬ que el cielo estuvo todo el día cali¬ ginoso. Después de haber comido, di una vuelta a la montaña y, auxiliado de mis potentes gemelos, admiré la grandiosi¬ dad del panorama, estorbándomelo algún tanto la neblina extendida por doquier, pero asimismo pude contemplar desde ia alta cumbre, las bellezas de Mallorca. A los pies de la montaña se extiende dilatada llanura, interrumpida a veces por las suaves ondulaciones del terreno y por algunas no muy elevadas colinas, poblada de frondosas arboledas; muy cer¬ ca las poblaciones de Lluchmayor y Al¬ gaida y Montuiri, semejantes a bandadas de palomas que se agrupan en torno de sus torres porroquiales; allá a lo lejos... viejas alquerías y blancos caseríos en- Í4S ÈL Heraldo de Cristo gastados como perlas en una alfombra de esmeraldas; por doquier grandes villas y pequeñas aldeas recostadas en el rega¬ zo de las alturas o situadas en el llano como grandes y esbeltas naves ancladas en un mar de verdor; montes cubiertos de espesos pinares; viejos olivares de tinte ceniciento que cubren las colinas y los declives de las montañas, y allá la capital de Mallorca como una flota for¬ midable, erizada de masliles, dispuesta y como quien espera la voz de mando para surcar el azul del mar que en dos franjas cierra este cuadro tan bello y grandioso formando caprichoso marco, al norte la vasta bahía de Alcudia y las montañas de Artá, al Oeste larga cor¬ dillera que arranca en la Dragonera, al Sur la bahía de Palma y al Este PortoCristo y los montes de Felanitx. A las dos y media, la campana anun¬ cia la partida. Nos despedimos de la Virgen y emprendimos la marcha hacia San Honorato, iglesia de pequeñas di¬ mensiones; rezamos un momento, salu¬ damos al viejo anacoreta, ermitaño Ga¬ briel y a algunos amigos que tienen allá su residencia y nos dirigimos a Gracia, paraje hermoso y fantástico, enclavado en unos peñascos de suma belleza. Allí hay el célebre Santuario de Nuestra Se¬ ñora de Gracia, a la que tienen los lluch- mayorenses especial y tierna devoción. Al llegar al pie de las cuestas de Ran¬ da, formando otra vez numerosa cara¬ vana de vehículos, nos dirigimos a Al¬ gaida, y al llegar encontramos al Reve¬ rendo Párroco; cantando el himno contra la blasfemia, con la música, nos dirigi¬ mos a la parroquia, pasando por entre dos murallas de gente que nos aclama¬ ban a nuestro paso. Una vez en la parro¬ quia, grandiosa y esbelta, subió al pul¬ pito el Cura-Párroco Rdo. D. Jaime Mar¬ torell, y nos felicitó efusivamente; dijo que por espacio de cinco años fué veci¬ no de Sóller y que esto aumentaba las simpatías y el amor que sentía hacia no¬ sotros, estando muy oportuno en su bre¬ ve discurso. Hemos de hacer constar las más expresivas gracias a todos los algaidenses y a su Párroco por la entusiasta manifestación de que fuimos objeto. Al arrancar el tren, una salva de aplau¬ sos sale espontáneamente de la multitud que ha acudido a la estación, y que son contestados por la marcha real. En la de Santa María nos detenemos algunos mi¬ nutos mientras la banda ejecuta algunas piezas de su repertorio. A las ocho y cinco minutos empren¬ dimos la marcha en nuestro tren, y al salir del túnel de Pujol d‘ en Banya, la música rompe con un paso doble y des¬ de las ventanillas del coche encendimos algunas bengalas, cuyos resplandores se cruzaron con las de otras que vimos ful¬ gurar en la azotea del palacio Bona Vista del Excmo. D. Joaquín Aguiló. Al pasar por dentro su finca, al borde de la vía, los mismos nobles señores nos volvieron a saludar con otra multitud de bengalas de diferentes colores; y al salir del último túnel, iluminamos ambos la¬ dos del coche en que iba la música en¬ volviéndolo en la fantástica luz de las últimas que nos quedaban mientras la banda ejecutaba la marcha real. Indescriptible era el cuadro que pre¬ sentaba la estación; algunos miles de personas, formando compacta muralla, aguardaban nuestra llegada, y entre los vítores de aclamación y el repiqueteo de las campanas parroquiales formaban un bello conjunto. En marcha y cantan¬ do con la banda al frente el himno « Ve¬ nim de Cura», nos dirigimos a la parro¬ quia, que quedó en un momento llena de bote en bote; subió al púlpito nues¬ tro muy digno y celoso señor Arcipres¬ te, quien nos dirigió sentidas frases agra¬ deciendo a los peregrinos la magna muestra de fé y religiosidad que habían dado en la peregrinación que acabába¬ mos de realizar, y luego se cantó el himno eucarístico. Mientras nosotros realizábamos el úl¬ timo acto de la peregrinación, camino del Puerto, dirigíase en el tranvía una sección de peregrinos de aquella barría- ÉL tÍERALDO DE CRISTO Í49 Paseo del Muelle da, cantando el himno eucarístico, diri¬ gido con suma maestría por el hábil e inteligente oficial de la estación radiotelegráfica D. Manuel Campos, que se nos reveló como músico notable, y a quien, lo mismo que al Sr. Vicario don Juan Vich, enviamos nuestra felicitación. Al tributar la más entusiasta enhora¬ buena al Rdo. Sr. Arcipreste, por haber llevado a feliz término tan magna pere¬ grinación, me es grato como el cumpli¬ miento de un sentido deber el darla muy sincera al Rdo. D. Miguel Rosselló; pues si aquél fué el alma por su plausible ini¬ ciativa y acertada dirección, éste lo fué del entusiasmo general que despertó al hacer que asistiera a ella una banda de música y una orquesta, las cuales al par que nos deleitaron dieron un gran real¬ ce a los actos todos. Plácemes mil, tam¬ bién a todos los músicos y a cuantos to¬ maron parte activa en la grandiosa pere¬ grinación al célebre monte de Randa, y quiera Dios que en no lejano día inclu¬ ya Roma a nuestro ínclito mártir Ramón Lull en el catálogo en que están San Agustín y Santo Tomás, y para enton¬ ces preparémonos a levantar al genio incomparable, al gran Maestro, un mo¬ numento en la alta cima de Randa desde donde nuestro compatricio domine y bendiga las poblaciones y campiñas de la patria que le vió nacer. Mario Céfiro. -^1- i.^ i- ♦ » I- j-»- Junta ie la Cofraíía ilel Beato Raitión Eu el númerc pasado se cometieron erratas en la disposición de los.nombres de los señores que componen dicha Jun¬ ta, y ya no pudieron corregirse cuando se advirtieron, pues estaba confecciona¬ do el número. La expresada Junta queda constituida en la forma siguiente: Conciliario.—Muy litre. Sr. D. Matías Company, Chantre. ÉL Heraldo de CRisfo Vice Conciliario.— Rdo. P. Fr. Juan Rubí, F^rior. Presidente. — Excmo, Sr. D Pedro Montaner, Conde de Peralada y Zavellá. Vice presidente. ~ Sr. D. Jaime de Oleza y de España. Tesorero. — Sr. D. Jorge Descallar Montis, Secretario. — Rdo. Sr. D. Antonio J. Mora, Prefecto de disciplina del Semi¬ nario. Consejeros.— Sr. D. Pedro Morell de Oleza. Sr. D. Francisco Salvá de la Llapassa. » » Nicolás Villalonga Cotoner. » » Francisco Truyols Villalonga. > » Antonio Jiménez Vidal. Sr. D. Juan Massanet Moragues. » » Nicolás Dameto Rosiñol. » » Martín Mayol Gelabert. > » Antonio Moragues Morell. » » Mariano Gnal Villalonga. ■■<*§*= =3Cg)C=- Pan de 5. Antonio Mes de Julio Cepillo de la iglesia de S. Ft'ancisco en Palma. Limosnas recogidas . . 1.59'25 ptas. Por 1000 Kgs. de pan. . 184’36 » Repartido en metálico. . 30’00 » Total repartido . . . 214’35 ptas. Déficit. ... 95T0 ptas ZISI Inca.—El día 9 del pasado Julio se celebró en nuestro convento de San Francisco la fiesta del Bto. Ramón Lull. Después de las fiestas centenarias ha crecido en esta ciudad la devoción al inclito Mártir, de manera que la fiesta del Bto. quedará como una de las principa¬ les así por el esplendor con que se ce¬ lebra como por el concurso de fieles. Randa.—El día 14 del pasado Mayo, domingo tercero después de Pascua, se celebró en el Santuario de Cura la tra¬ dicional fiesta a la Virgen Titular y la bendición de los frutos. La función resultó tan soleme como era de esperar. Fueron muchas las co¬ muniones. En la misa Mayor fué el cele¬ brante el M. Ilustre D. Nadal Garau canónigo. Cantó las glorias de la Virgen de Cura el popularísimo P. Serra, de la Misión, y la capilla del covento de Lluchmayor ejecutó hermosa partitura. Después de la Misa el mismo señor Garau, en representación del M. I. Vica* rio Capitular, bendijo los frutos según antigua costumbre nuevamente resta¬ blecida. Por la tarde después del devoto ejer cicio se despidieron lo.s devotos de la Virgen. — Es el pueblo de Randa el pueblo devoto por excelencia del Bto. Ramón. Desde tiempo inmemorial celebra la fiesta de su excelso Patrón el dia 30 de Junio con toda la solemidad posible. Las Completas de la víspera se vieron muy concurridas y sobre todo la comu¬ nión del dia de la fiesta. Puede asegurar¬ se que ningún vecino de Randa quedó sin comulgar. Todos quisieton lucrar la indulgencia plenaria que el PapiLeón XIII concedió para este día a los que viniesen a aquella iglesia parroquia!. Difpués de Tercia la escuela serafi ca de L’uchmayor interpretó la misa «Te Deum Laudamus» del maestro Pe rosi. Fué el celebrante el R. P. Alberti de los SS. CC. asistido de los RR. don Bartolomé Janer y Thomás y D. Anto¬ nio Socías. Í!l Heraldo dé Crístò Í5Í El P. Serra de la Misión tuvo cautivo al auditorio todo el tiempo de su her¬ moso sermón. Por la tarde a la procesióa con la reli¬ quia del Beato asistió devoto todo el pueblo, implorando las bendiciones'del sabio Penitente que regó con sus lágri mas y santificó con sus huellas aquel bendito Monte. La antigua devoción de Randa al Beato no desmerece; al contrario, pare¬ ce que va creciendo mas y más a raedi da que se va despertando en los demás pueblos de Mallorca. Randa sabe apre ciar sus glorias. La Real.—En el oratorio privado que posc/eo las Hijas de la Misericordia, Terciarias de S. Francisco, en el Secar de la Real, el dia 30 de Mayo pasado celebróse una hermosa fiesta con moti¬ vo de la bendición de dos preciosas efi gies; una de la Inmaculada Concepc ón y la otra del Patriarca S. José. Hubo misa y en ella comun'ón general a la que asistieron gran número de fieles, cantando, las jóvenes y niñas que asis¬ ten al convento de dichas religiosas, es¬ cogidos motetes durante el acto. H zo la bendición el Rdo. P José Miralles de los SS. CC, Cura párroco de aquella lo calidad; apadrinaron las hermosas efi gies en el acto de la bendición, los ni¬ ños Mateo y Catalina, h'jos del distin¬ guido Sr. D. Agustín Cañellas, a cuya magn'ficencia se deben tan valiosas imágenes. Resultó todo muy solemne, por todo lo cual damos la más completa enhora buena a dichas Religiosas y demás per sonalidades que tomaron parte en tan solemne acto y mil plácemes a los bien¬ hadados niños a quien cupo tanta dicha. Alquería Blanca. — Muy sdeme resul tó la fiesta que se celebró el día 10 del próximo pasado mes de Julio, en el Convento de las Hermanas Terciarias Fianciscanas, con motivo de la instala¬ ción de la Reserva en su Oratorio Parti¬ cular. Un poco antes de las 6 y media de la mañana, que era la hora indicada para la función, ya estaba llena por completo su espaciosa Iglesita de numerosa con¬ currencia que había acudido deseosa de presenciar la prata ceremonia que se iba a celebrar. Eita principió con la bendición de un hermosísimo retablo, un ariístico Sagrario, unas sacra=^, 6 candeleros, una lámpara y una araña, todo de buen gusto, presentando su conjunto rico aspecto por la multitud de luces y de flores que también habían sabido diilrsbu'r. Efectuó la bendición nuestro digno Sr. Vicario D. Gaspar Aguiló, siendo padrmo el Rdo. Sr. \\ Damián Rigo Vidal y D.^ Isabel Rigo Ballester, y segu'damente se cantó el Te Deum. Ac'.bado éste se celebró un solemne Oficio, siendo el celebrante el ya nom¬ brado Rdo. Sr. D. Damián, Regente de esta parroquia, cantándose con todo ajus¬ te la Misa de Angelis por la Comunidad y varias hijas de María aficionadas al canto. Se repartió la Sagrada Comunión a las Religiosas y a numerosas personas y acabado el Oficio se ftzó la estación al Santísimo Sacramento. Terminada la fucción las Hermanas Franciscanas obíequiaron a los concu¬ rrentes con un abundante refresco. A las 5 de la tarde hubo exposición del Santísimo Copón y después de una co¬ ronilla a Jesú.s Sacramentado, h zo una sentida y fervorosa plática el ya citado Regente y se hiz'> la reserva. Enhorabuena a las Hermanas Tercia¬ rias por el acto solemne que se celebró y muy particularmente la hacemos ex¬ tensiva a la Muy Rda. Madre y hermana Vicaria que honraron la fiesta con su presencia. — U7i terciario. Artá.—Día 23 del pasado Julio, des¬ pués de misa celebrada por nuestro pa¬ dre Provincial, durante la cual se canta¬ ron escogidos motetes gregorianos vis¬ tieron el hábito de N. P. S. Francisco para empezar el noviciado, Miguel Ló¬ pez y Cristóbal Esteva de Arta, Rafael Gínard Bauzá y Rafael Ginard Gayá de tsá El Mèralüo dè Crís'To S. Juan, Barto'omé Verger de Montuiri. Miguel Llompard de Llubí, Antonio Salamanca de Palma, y Rtfael Fé de Inca, Hizo la profesión solemne el her¬ mano Fr. Rafael Salamanca de Muro y fueron admitidos á la profesión de votes simples los novicios Fr. Antonio Rigo de Ariany, Fr. Cristobal Su reda de Artá Fr. M'guel Munar ce Costitx y Fr. Se¬ bastián Rubí de Lluchn.ayor. La fiesta resultó muy solemne. Reciban los nuevos religiosos y sus familias nuestra más cordial enhora¬ buena. EXTEPIIOS, Sublime idea de un Terciario Lo es en verdad la que ha concebido el Terciario Franciscano Sr. García Ro drigo Nocedal respecto de erigir en el Cerro de los Angeles (Getafe), Centro geográfico de España, un magnífico mo¬ numento artístico al Sacratísimo Cora¬ zón de Jesús, que simbolice la fe jamás empañada de este católico y fidelísimo pueblo Han bendecido con efusión el hermoso proyecto, en vías ya de feliz realización, el Exemo. Sr. Nuncio de Su Santidad, el Emmo. Cardenal Primado y los demás Obispos de España Esa idea, sugerida e inspirada evidentemen¬ te por Dios al fervoroso Guardia de Ho¬ nor y preclaro hijo de San Francisco señor García Rodrigo Nocedal, es sin duda un tributo de amor que Dios nos pide como débil, débilísima muestra d ; gratitud per la predilecciófi de su amor a nuestra patria; y nosotros dejaríamos de ser españoles, hijos de esta hidalga tierra, sino acudiésemos, derretido el corazón de amor y el alma inundada en lágrimas de gratitud^ a precipitarnos en los brazos de Cristo Redentor. ¿No es, por ventura, a ese dulcísimo y amable Corr zón á quien debemos que la luctuoíísima actual conflagración, que convier¬ te a Europa entera en un vastísimo cam¬ po de desolé ción y de ruina y en un mar inmenso y casi sin orillas de sangre hu¬ mana, haya respetado hasta ahora las fronteras de España? ¡Oh, sil Por eso los Prelados españoles han aprobado y ben¬ decido efusivamente esta obra y han manifestado con cálidas palabras su más vehemente deseo de verla pronto termi¬ nada para n ayor honra y gloria de Dios y como prueba fehaciente de la ardiente gratitud de España al deifico Corazón por el supremo e inestimable bien déla prz de que ha gozado hasta la fecha nuestra venturosa Nación. El monumento se costeará por subs¬ cripción nacional. Es preciso que todos los españoles contribuyan, ricos y po¬ bres, y al efecto se establece como mᬠximum de susbripción y por una sola vez, una peseta^ y como mínimum cinco céntimos. Todo suscriptor, al entregar su ofren¬ da, debe acompañar en un papel peque¬ ño (no mayor que una tarjeta de visita) su firma. Todas las firmas, encerradas en una caja de p'omo, se depositarán en el pedestal de la Imagen. Por los niños y por quienes no supieren o estuvieren impedidos, puede firmar otra persona. ¡Ojalá sea pronto un hecho la entro¬ nización del Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Angeles! La Santa Capilla de París Por vez primera, desde el año 1901, de triste recordación para la Iglesia Ca tólica en Francia, la Santa Capilla del Palacio de Justicia de Paris, joya de^ arte, santuario venerable y magnífico de los tiempos heróicos y creyentes del rey San Luis que la edificó para que El Heraldo de Cristo 153 fuese relicario de la S igrada Corona de espinas del Señor, ha sido abierta al culto. La Orden de Abogados ha tenido la conmovedora iniciativa de hacer cele¬ brar en ella una misa de Requiem por sus compañeros muertos en los campos de batalla, que ascienden ya a lOÓ. El Presidente de la República asistió a la emocionante ceremonia y el Carde¬ nal Amette pronunció fúnebre elogio elocuentísimo. Toda la prensa francesa ha señalado lo interesante del momento en que el Cardenal Arzobispo de Paris y el Presi¬ dente cambiaron afectuoso saludo y se estrecharon las manos en el atrio de la Santa Capilla, acción de mutua cortesía en la que los católicos franceses quieren un presagio de cercanos y venturosos dias de paz entre el Estado y la Iglesia en Francia. Plazca a Dios que así sea. La moral en el cine La Asociación de Estudios peniten¬ ciarios y rehabilitación del delincuente ha entregado al ministro de la Goberna¬ ción una notable solicitud interesando la reglamentación eficaz de las películas cinematográficas por las exhibiciones frecuentes de dramas criminales. Este documento ha merecido grandes aplau¬ sos por el estudio científico que supone su texto y la palpable prueba de los trastornos psicofísicos que ocasionan, especialmente en los niños, dichas pelí culas. La reciente serie de víctimas de estos horripilantes espectáculos dan una comprobación de cuanto expone la soli¬ citud de la Asociación de Estudios pe¬ nitenciarios y rehabilitación del delin¬ cuente, a cuyos deseos de higienizición del cinematógrafo se han de sumar los padres de familia. La comisión de entrega de este docu mento al ministro ha sido presidida por el senador Sr. Lastres, y formada por los Señores Bartrina y Pedragosa, por el comité de Barcelona (ponente); y los Señores Cadalso, Cossio, Gómez Acebo y Soler Labernia (D. Manuel y D. José), por la junta de gobierno y Comité de Madrid. Frutos admirables de la Confesión La Compañía de Ferrocarriles de Ma¬ drid, Zaragoza y Alicante ha recibido la importante cantidad de q^ódo pesetas que, en concepto de restitución sacra¬ mental, le fueron entregadas por el Re verendo P. Francisco García, Procura¬ dor de Dominicos de Filipinas Ha llegado también a nosotros la no¬ ticia de que ha sido entregada hace po¬ co al Banco de España la suma de i.oc.o pesetas, que recibió de un penitente el Rector de las Religiosas Agustinas de la Encarnación en Madrid, para que fuesen restituidas al Estado. Estos admirables fruto.s que con tanta frecuencia y espontaneidae brotan de la san,a y divina Confesión son pruebas incontestables de la utilidad y necesidad de la maravillosa institución de la Peni¬ tencia. Por sus frutos se conoce el árbol. La bandera papal El Papa ha notificado a los imperios Centrales y a las Potencias contra éstos aliadas, que un buque español de la Compañía trasatlántica llevará a bordo al nuevo Nuncio apostólico nombrado recientemente para Buenos Aires. Para evitar los riesgos que amenazan a todo buque y para que fácilmente pue¬ da éste ser perfectamente distinguido por todos, el mismo Papa ha hecho sa¬ ber que sobre el buque español ondeará la bandera poptifieia. La bandera pontificia blanca, y ama¬ rilla, que juntamente eon otra amarilla y roja peleó en aguas de Lepanto destro¬ zando el poder muslímico, vuelve a apa recer flotando sobre los mares en ún bu¬ que español, junto a la bandera espa¬ ñola. {Todavía hoy el Papado es mirado con respeto y amor por los más grand ís po¬ deres del niundol 154 Fa. Heraldo de Cristo Soldados terciarios En el Hospital Militar de G ottaferrata (Italia), confiada a la maternal so licitud de los fervorosas Religiosas Franciscanas Misioneras de María, que ejercen allí un sublime apostolado de caridad y de abnegación, 28 roldados recién llegados del frente de batalla ins¬ cribiéronse en la T. Orden de San Fran¬ cisco, después de haber sido suficien temente instruidos y preparados por e, soldado sacerdote P. Serafín Marazzal, de la Orden Menores Capuchinos: Todavía hay la simpatía figura del Pobrecillo de Asís sabe captarse el amor y cariño del pueblo italiano. ¡Que el fer¬ vor y devoción de estos soldados atrai¬ ga sobre Italia la bendición del cielo! Acción de la Masonería El periódico alemán «Reichspost» pu blica las siguientes noticias enviadas por su corresponsal en la frontera suizo italiana. «Al Congreso secreto de la francma¬ sonería internacional que se celebró en Roma, se le atribuye en algunos Círcu los gran importancia. El objeto del Congreso es conocido, a pesar del secreto que se guarda. La logia ve que la guerra universal, desata tada con su ayuda, está en un punto en que ya se habla de paz, aunque lejana. Por motivos, cuya discusión ahora nos llevaría demasiado lejos, se espera, con gran probabilidad, que sea el Papa mediador. La logia teme, por lo tanto, que con tal mediac'ón suba extraordinariamente la autoridad del Jefe Supremo de la Iglesia católica; cree, además, que dicha mediac'ón traería como consecuencia inevitable la participación del Papa en la conferencia de la p3z, y teme que las grandes potencias o por lo menos una gran parte de ellas, quieran deducir de ello el voluntario deber de oíreoer su apoyo a la solución de la cuestión ro mana en forma correspondiente a los deseos del Papa. Rasgo de heroica caridad Una emocionante escena, relata la prensa que ha ocurrido no ha mucho en lino de los combates del frente occiden¬ tal. Cayeron gravemente heridos en sitio próximo un bávaro y un inglés. El mé¬ dico prusiano, que iba reconociendo los heridos, curó al de su ejército y aban¬ donó a su suerte al enemigo. Pero el bávaro, adivinando por la oración supli¬ cante con que el inglés pedía auxilio, que era católico, llegóse arrastrando has¬ ta él; y oyendo que se lamentaba de no haber oído Misa ni haberse confesado muchos años hacía y no tener ahora sa¬ cerdote que le obsolviese, se quitó el vendaje propio y curó como pudo la herida del enemigo. Resistía el inglés a permitir este heroico sacrificio; pero el bávaro le contestaba dulcemente: «Uno de los dos tiene que morir, si no nos socorren pronto: usted no se ha confe¬ sado hace muchos años, yo me confesé ayer y comulgué esta mañana; no soy digno de morir, pero Dios es bueno.» Con los esfuerzos que hiz) y la sangre que derramó al quitarse las vendas, ex piró en seguida el bávaro, con el nom¬ bre de Jesús en los labios. El inglés al poco tiempo fué recogido y llevado al hospital, donde va mejorando, y refiere a todos esta tierna y edificanté historia. Ejemplos de tan sublime caridad sólo en l.i escuela del divino Salvador h y qne buscarhs. Por la buena causa La Croix llama la atención de los ca¬ tólicos de Francia sobre el hecho de haber «>asado sin discusión en el Senado el enorme proyecto de Ley Artier sobre la enseñanza profesional, y añade que es preciso que la libertad de la enseñanz i privada profesional establecida en esta ley según las reglas similares que rigen la libertad de enseñanza privada, se mantenga con el concierto de todas las voluntades según «la Unión sa¬ grada». inoTíVO Setecientos años van a cumplirse, de aquel prodigio de grandiosa trascenden¬ cia, en que Jesucristo prodigando una vez más sus inmensos y valiosos benefi¬ cios sobre las criaturas que hormiguean por la tierra, concedió con la magnani¬ midad de Soberano prepotente, una dᬠdiva valjosa, una prenda de segura sal¬ vación, una gracia fecundísima a rauda¬ les, por la humilde mediación y ardiente súplica del varón de más conquistas que surgiera de la Italia, del cantor perfecto y grande de la eterna poesía de verdad, del espejo más exacto del Maestro, Jesucristp. Dios y Rey de todo el orbe, del gran Santo, que brillando grandemente en el espacio sideral de la Iglesia nues¬ tra Madre, atrajo a sí a incontables cria¬ turas, que debían reformar los ideales y costumbres de los siglos medioevales. Su nombre todos lo sabéis. Es el gentil trovador de las endechas inmortales. Es el hijo de Bernardon y de Pica. Es Fran¬ cesco, el poverello della Umbria. Militar en las huestes de caudillo tan famoso, y no escuchar el eco fuerte que anualmente se repite desde el día felicí¬ simo en que para bien del género hu¬ mano se entabló aquel Diálogo Sublime, en el vergel de la Perciúncula, es de in¬ dignos seguidores de las normas exce lentes otorgadas por el Santo singular. Es ingrato corazón, el que rehúse el ale¬ teo puro y fresco que se siente, con el solo penetrar en los ámbitos de gloria que en sí encierra el prodigio cuya fiesta celebramos. Siete siglos ha, que saborean los hijos del Gran Padre, aquella miel de exquisi¬ tez insuperable, que emanó del buen panal de la Porciúncula. Siete siglos en que se han visto prodigar a manos lle¬ nas los tesoros de la gracia para solo conquistar almas roídas por la sierpe mundanal. Siete siglos, en que influidos por tan magno beneficio, surgió aguda y vigorosa la seráfica inspiración; en los campos del saber, paseándose en triunfo, sobre el pavés de la victoria, para ofre¬ cerse humildemente ante el trono de la Augusta Trinidad. Siete siglos todos llenos de hazañas belicosas, ya por odio o por conquista, amansadas o ennoble¬ cidas con la influencia de un cordón y un sayal, capaces de remover todo el planeta. Siete siglos, en fin, de la más gloriosa carrera, que constituyen el pre¬ ludio de la armonía universal, que ento¬ narán en las conclusiones que se formen, allá en el ocaso de los tiempos. No cabe duda. El fundamento capital de la grandeza y poderío, de las Orde¬ nes fundadas por el Santo, está formado esencialniente por el magno movimienio que imprimió en todo el orbe, el prodi¬ gio cuya fecha.celebramos; la feliz insti¬ tución del Jubileo de la Porciúncula, ac¬ to grande, que es de fuerza el recordarlo, el quererlo y el sentirlo como cosa ane¬ xa al alma, para así, muy a menudo, ser el cauce que nos lleve hacia el bien, y el conducto que nos lleve a la mansión del goce eterno. Es preciso vislumbrar frecuentemente aquella Ermita semi-arruinada, que allá, no lejos de Asís, se alzaba entre campos 156 Juventud Seráfica solitarios y beatíficos, en la porción de aquel terreno que cedieron los preclaros seguidores de un gran Monje, para ser un paraíso acá en la tierra do debían ger¬ minar aquellas plantas vigorosas de la Orden franciscana. De seguro que en tal sitio cantarían con más brío y sentimien¬ to las hermanas avecillas de los cielos, y se alzaría más airoso y atrevido el ja- ramago, que surgiera de las grietas. ¿Có¬ mo no ser así, si era el sitio escogido por el Dios de la Creación, en que debía realizarse aquel prodigio sin rival? De allí debían salir los fuertes ruegos del austero penitente S. Francisco, para luego anonadarse en la visión de un ce¬ leste mensajero que debía conducirlo a la Iglesia de Nuestra Señora de los An¬ geles... Atáscase la pluma y auséntase el ingenio, al entrar en tal mansión para ver el gran portento. Jesucristo, Nuestro amable Salvador, con la Virgen, y que¬ rubes incontables, han bajado de los cielos a la tierra, exigiendo del amante alguna graeia que otorgar. Brota al ins¬ tante la sublime caridad del Cordero sin mancilla, suplicando solamente que con¬ firme sus palabras el Vicario de su Iglesia. Ya puede saltar de regocijo el espíri¬ tu altruista de verdad del poverello. Ya habrá almas que «lavarán sus concien¬ cias regenerándose en las claras ondas de otro Jordán.» Ya las rosas recogidas de la zarza, en el auge de un invierno, servirán de testimonio permanente del sublime privilegio, otorgado a los mor¬ tales, y por siempre como en la fecha del suceso, bajarán multiplicados ios es¬ píritus celestes portadores de la gracia. Este año, al ganar el Jubileo, recorde¬ mos lo expresado con amor y fe sincera. Agucemos el ingenio, penetrando en los místicos arcanos del coloquio sin rival, y es bien cierto, que al alzar el velo sutil de la escena, sublimada por el arte de un Murillo, cerraremos pa'*a siempre las esclusas de este mundo picaresco y tran¬ sitorio. Esta y no otra—por mucho que se diga lo contrario—es la perfecta idea¬ lidad de las criaturas. Todo lo demás son zarandajas, bagatelas, castillejos construidos con los naipes del enredo y de la trampa. A.J. Julio de 1916. Hoy que todo el mundo piensa y re¬ suelve a su manera problemas dificilísi¬ mos; hoy que parece que a esta libertad de pensar va aneja una especie de im¬ posición hasta violenta a veces, suminis¬ trada pródigamente por quien opina, tal vez erróneamente, que innocentemente se cartea con el pensador convencido: hoy en que tanto se habla y se escribe, es cuando un espíritu altamente católico se resiente en lo mas honbo de la habla¬ duría imprudente y de la escritura insul¬ sa e insultante. A título del cargo propio, se vierten en público, conceptos indignos no tan solo de ser escuchados, sino de verterse en sitio que si bien no sea centro de moralidad refinada, no por eso deja de ser lugar en ocasiones de lícitas reunio¬ nes, en las cuales la ilustración de los asociados, debe ser por lo menos respe¬ tada por el que sin duda desconociendo conscientemente la dignidad y amor pa¬ trio de los asociados, se pone en sus la¬ bios frases mas propias de lenguaje mi- tinesco que de reuniones cultas. No hay derecho a que un ser quizá tan vulgar como el más corriente, ex¬ pansione su inteligencia dejando olvi¬ dada en casa su misión, ponga en tela de juicio las afírmacines más evidentes, desvirtúe imprudente las convicciones Juventud Serafí Ca 157 católicas más arraigadas, ofendiendo así la dignidad de quien le escucha con in¬ merecida atención, y anatematizando lo mas santo. Con la capa de libertad se pretende cubrir todo lo que sea en des¬ crédito y burla de quien no piense lo mismo que se proclama, y los émulos de este pensamiento tan libre como erró¬ neo, zahiriendo siempre lo más sagrado y venerable, pretenden con su inusitado char lateo convencer a quien no vé en su conducta, más que el fruto de una ex¬ pansión momentánea de una inteligencia avanzadísima, que murmura a diestro y siniestro y que al fín y al cabo no hace sino cumplir fielmente la palabra empe¬ ñada, pues ha anunciado previamente que la murmuración será su plato favo¬ rito. ¿Qué de extraño tiene pues el que hoy en que tanto se murmura, coja la pluma para hacer lo mismo una alma in¬ terfecta, un murmurando, un mallorquín amante como todos sus paisanos de su patria y religión? Sólo la consideración de que todo el pueblo mallorquín, ha murmurado del hecho que veladamente expongo, cons¬ tituye una escusa fundada de mi egoís¬ mo y una prueba evidente de mi sensi¬ bilidad patriótico-católica. Murmuremos pues, y al asentar sóli¬ damente nuestras ya cimentadas creen¬ cias, dibujemos en nuestra faz ofendida la sonrisa eterna del desprecio y compa¬ sión para el que en un momento de sue¬ ño plácido de su blasonada libertad, ofende e insulta los sentimientos más vivos del pecho mallorquín Todos los sentimientos grandes son en si expansivos, pero el religioso lo es sin duda alguna por excelencia, y no es extraño que como movidos por igual resorte, las fuerzas católicas todas, se levantaran como un solo hombre, para sostener incólume su honor ultrajado, pasada aquella nube infausta de ultrajes, en que la runidad y la ignorancia se complacían en abatir y profanar cuanto hay de santo y de sagrado y en permi¬ tirse conceptos a todas luces atentato¬ rios a invictas instituciones, a profanar indignamente la misión altísima de los esclarecidos hijos de Loyola. Murmuremos a los que altruistas en sus cimentadas opiniones creen que en el corazón ofendido han de pasar las revelaciones vergonzosas sin dejar ras¬ tro, a les que ilusos pretenden encantar la imaginación de sus oyentes sin man¬ charla. Convengamos en que sus ridicu¬ las afirmaciones, son clamor aparatoso sin eco alguno. Los insultos inferidos a quien respetuosamente los sufre, se pier¬ den con el viento que los trajo y quiera Djos que no recaigan sobre la cabeza de quien los lanzó; pues humildes siempre y con el alma mancillada por sus afirma¬ ciones incorrectas, no odiamos en lo mas mínimo al ofensor, sino que murmurán¬ dole justamente, pagándole con la mis¬ ma moneda, pues él también murmuró, le compadecemos vivamente y al des¬ preciar valientes sus inoportunas y des¬ carriladas versiones, le decimos inge¬ nuamente que creemos en el arrepenti¬ miento y en las lecciones siempre fruc¬ tíferas de la experiencia y de la des¬ gracia. Doy tregua a la pluma y termino la murmuración hablando en general a los modernos sabios saturados de sabiduría en materia que no entienden. Os diré siguiendo a otro: ¿Que'éis demoler lo existente? ¿Queréis manchar con vues¬ tro ingenio lo más santo y noble?... Ha¬ cedlo si gustáis, pero cuidad muy bien de no mancillar en lo más mínimo con vuestra charla, lo más querido de aque¬ llos con quienes familiarizáis... Cons¬ truid vuestras frases con palabras que disimulen ya que no eviten la indigna¬ ción de quien las escucha, pero no mos¬ tréis audacia al menos sino contra la gramática; corromped el idioma y no las costumbres y al insultar el buen gusto del público respetad su moralidad. Muchos habrán tenido la candidez de admirarse y de indignarse contra todo 158 Juventud Seráfica esto: Hacéis muy mal si lo primero y muy bien si lo segundo. Todo esto se escribe sin malicia ni intención: todo se reduce a lo que se llaman “Apuntes pa¬ ra la historia.,... Todo es recolectar fru¬ tos extranjeros para mallorquinizarnos. A‘‘TOnio Moragues Morell’. Palma 23 de Julio de 1916. Crónica de la “Juventud,, Vocaciones religiosas Después de un año y medio de postulantado, ha recibido el Hábito de Franciscano en el convento de Artá, nuestro querido amigo Fr. Antonio Sa¬ lamanca y Mieras. Antes de entrar en religión fué miembro benemérito de nuestra “Juventud,,; su celo fué el que indujo a muchos jóvenes a alistarse en nuestras filas, y su incansable actividad pudo notarse en cuantas obras empren¬ dimos el tiempo que estuvo entre noso¬ tros, Otro compañero nos ha dejado tam¬ bién para abrazar el estado religioso en¬ tre los Ermitaños de S. Antonio, D. Isi¬ doro García Vingut. Fué entusiasta socio fundador de nuestra Congregación, en la que desempeñó el cargo de Presi¬ dente de la Sección Piadosa, si b’en úl¬ timamente otros cargos que él conside¬ raba ineludibles, le obligaron a abando¬ narlo sin dejar de tomar parte activa con nosotros y de mirar con cariño la vida de la “Juventud,,. Que el Señor les conceda perseve¬ rancia, y que no se olviden en sus ora¬ ciones de rogar por los que nos queda¬ mos en el mundo, y para que sea cada día más próspera y fecunda en buenos re¬ sultados la marcha de nuestra estimada Asociación. Pendón Se están activando sobremanera los trabajos de bordado para nuestro pen¬ dón, los Serafines que cierran el óvalo donde se destaca la figura de Nuestro Seráfico Padre están del todo acabados. Resulta una cosa admirable y de sumo gusto artístico; hacemos votos para que pronto esté del todo acabado y pueda nuestra amada “Juventud,, cobijarse ba¬ jo sus pliegues amorosos. Excursión Pronto, Dios mediante, celebraremos una excursión familiar a la Porciúncula (Son Sunyer); casa para estudiantado que poseen los religiosos franciscanos, cerca del Arenal de Lluchmayor. Dado el entusiasmo que reina entre nuestros jóvenes promete ser muy numerosa y animada. El día indicado para la excur¬ sión no está aun determinado pero pro¬ bablemente será la primera o segunda Dominica de Agosto. ¡Que no desfallez- el entusiasmo! El Jubileo de la Porciúncula Por celebrarse este año el séptimo centenario de la concesión a Nuestro Seráfico Padre, de la indulgencia de la Porciúncula, S. S. el Papa Benedicto XV, ha dirigido al General de los Me¬ nores una tiernísima carta, manifestando sus deseos de que todo el orbe Cristia¬ no se apresure a ganar dicha Indulgen¬ cia, a fin de aplacar la justicia de Dios irritada contra nosotros y de aliviar las almas de los que mueren entre el fragor de las armas en el campo de batalla. Es de esperar que nuestros jóvenes, serán los primeros en escuchar la voz paternal de nuestro Santísimo Padre y acudirán presurosos a lucrar la indulgencia: así nuestras súplicas serán más potentes que la voz ronca de los cañones que jimen en los -pampos de batalla y llegarán ante el trono del altísimo y aplacarán su justicia divina y tornará a su vaina la es¬ pada irritada de Dios que está para caer despiadada sobre la humanidad corrom¬ pida. ¡Roguemos a Dios, y El se apiada¬ rá de nosotros! Tip, Católica, S. Pizá —Jardín de la Reina, 19 Obras del P. Ambrosio de Valencina La Vida Espiritual. Cartas a Teófila, - 8 ^ Edición. Un tomo de 457 págs. en¬ cuadernado en tela, p*as, 2‘5o. Obra indispensable a cuantos tratan de perfección, recomendada por todos los Prelados españoles e inmensamente difundida en toda España y América. La Vida Religiosa. Cartas a Sor Mar¬ garita.—6.^ Edición. Un tomo de 440 páginas, encuadernado en tela, 2*50. Libro escrito por el P. Ambrosio pará los religiosos de uno y otro sexo, y que ha sido llamado el Kempis de las reli giosas por los PreLdos españoles. Soliloquios.—Quin a edición ilustra da Un tomo dé 345 págs. encuaderna¬ do en tela 2^50 ptas. Esta obra retrata al P. Valencina, cuyo corazón seráfico derrama las efusiones de su espíritu franciscano por sus cálidas páginas, que no pueden leerse sin emo ción, constituyendo un libro admirable, repu'adü como dé los mejores de su autor. Flores de! Claustro y Arrullos de Palo¬ ma.—edición ilustrada con 41 fo tograbados. Encuapernado en tela, 2 pesetas. Es un libro por el estilo del anterior con la sola diferencia de que en éste, los soliloquios están puestos en labios de de una religiosa, flor del claustro y palo¬ ma de la soledad. Es una joya en el con cepto místico y ascético. Lirios del Valle.—6.® edición ilustrada. Un tomo de 270 págs. encuade-nado en tela, 2. ptas. Novelita de lectirra tan interesante, tan llena de piedad, poesía y sentimien¬ to, que dificilmente se suelta el libro de las manos empezándolo a leer. 61 Director Perfecto y el dirigido San¬ to.—Correspondencia epistolar entre el B. Diego J. de Cádiz y su Director el V. P. Francisco Javier González. Tercera edición. Un tomo de 624 pᬠginas encuadernado en tela. 3 ptas. Libro único en su género, verdadera autobiografía del gran Apóstol del siglo )vVin que tan gran influencia ejerció en los destinos de España, e igualmente Util a los directores de almas que al his¬ toriador y el erudito. Es una de las más lindas joyas de ia mística española, que debe leer toda alma deseosa de su per¬ fección. Las Siete Palabras.— Predicadas el Viernes Santo de 1907 ante S. M. el Rey en la Capilla Real de Palacio. 3.'' edición. Un tomo de 128 págs. encua¬ dernado i'5o. Son una de las galanas muestras, des¬ graciadamente pocas, de la elocuencia de su autor, gloria del pulpito sagrado. Poesías religiosas o flores de mi Ju¬ ventud.—4® edición corregida. En¬ cuadernado en tela 1*50. Las poesías religiosas resaltan por su delicadeza, sentimentalismo y piedad. Son un precioso regalo para premios. Preparación para el Matrimonio.—2 » edición. Un tomo de 316 págs. encua dernado en tela 3 pesetas, en rústica 2. Ultima obra del P. Ambrosio, de éxito sin igual. Deben leerla todos los jóvenes, para prepararse al gran sacramento del Matrimonio. De él han hecho grandísi¬ mos elogios el Episcopado Español y toda la prensa católica en general. Es regalo indispensable a las prometidas. Leyendas edificantes o Historietas piadosas.—5.“' edición ilustrada. Un tomo de 431 págs. encuadernado en tela 2 pesetas. Hermosísima colección de lecturas re¬ creativas, de sana moral y grandísimo interés. Libro indispensable para pre¬ mios. Murillo y los Capuchinos.—Un tomito de 132 págs, i’25 ptas. en tela. Interesantísimo estudio histórico, re¬ pleto de datos desconocidos de las rela¬ ciones con los Capuchinos del gran pin¬ tor de la Inmaculada, Mi viaje a Oceania. -4.^ edición corre¬ gida. Un tomo en tela, i peseta, Obrita interesadísima, preciosa mues¬ tra de estilo descriptivo y de ameno na¬ rrador de su autor. Obras del P. Ambrosio de Valencina Los Capuchinos en la. guerra de la In¬ dependencia. Como Murillo y los Capuchinos^ es un estudio histórico, perfectamente docu¬ mentado, del influjo de ¡os Cfpuchinos en la épica lucha contra Napoleón. En tela, i’5o y en rústica i peseta, f^eseña histórica de la Provincia Ca¬ puchina de Andalucía, y varones ilus tres en ciencia y virtud^ que han flore¬ cido en ella desde su fundación hasta el presente—5 tomos, en rústica Vso; y con lomera de piel 7 pesetas. Vida del P. Carabantes.-Un tomito de 94 págs o'50. La vida dtl P. Carabantc."?, que en bre¬ ve será beatificado constituye una de las másasombrosas que existeu y derpiertas grandísimo interés. Retórica elemental o lecciones de lite¬ ratura preceptiva. Tercera edición. Un tomo encuadernado con preciosa plan¬ cha, dos pesetas. CARTAS DE CONCIENCIA que el Bea’o Diego J. de Cádiz, dirigió a su Director espiritual D. Juan José Alcober e Higueras, anotadas por el M. R. P. Die¬ go de Valencina con un pró’ogo censura del muy Ilustre S/. Dr, D. Juan F. Muñoz Pabón. Esta obra interesante ha merecido los elogios más cumplidos del público y de la prensa, no siendo menores los de los críticos y renombrados escritores de España. Consta dicha obra de 583 págims, encuadernada en tela, 2 pesetas. Al hacer los pedidos al Administrador, mándese además del importe de lo^ libros, para el gasto de franqueo y certificado. Los pedidos pueden hacerse a esta Administración o a la Administración del «Adalid Seráfico», Ronda de Capuchinos, Sevilla. 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