El Heraldo de Cristo 1916, n. 85
EI Heraldo de Crisío
Revista mensual ilustrada

Añu Vi

Aoril de ItflO

Aiiui. h5.

pH)NíHDeRlH SHjSrH eaLHLlH
Fabricación esmerada de galletas y bizcochos de todas clases. Plaza < e Juanot Colom.—Sucursal en la Plaza Santa Eulalia, 15.—Ser¬ vicio a Doaiicilio de todos sus productos. — Exacta puntualidad en
los encargos.
Mercería “La Patria,,

San niiguely númei*o 17, bis
DE»A£^2Vr.íV XDS: M Al\_.X-.OI=lGA.

ESPECIALIDAD EN CAFÉS
TOSTADOS DIARIAMENTE
J. José Restará
Calle Cordelería, 68
PALMA DE MALLORCA

Instalaciones de Alumbrado
—ELÉCTRICO -—H—
Timbres, Teléfonos y Pararrayos
Braulio González
ELECTRICISTA
MOTORES, ARCOS Y DINAMOS
Palacio,25—PALMA de MALLORCA

Gran Cerería

BLANQUEO DE TODAS CLASES Cirios esteáricos primera ciase a 2 Ptas. kilo

«iecar del Real.-PALMA DE MALLORCA
P?ira eiic»rüos, pedidos y demás ii.formes dirigirse a
DON PABLO COMAS Y PAVERAS
ISaii Miffnel núm. 26. —PALMA

^ Talleres para Cerrajería en general propio para ca-
.as en constrrueción de I»
más modesto y b irato ba¬ la los Palacios más elegan¬ tes y sólidos. — Bal-ones, Bar.and.i', Kscab'ras, Lucer¬ nas, Verji-: ,0 ja;din.—Ca¬ jas para Caudate: y Coci¬ nas de leña, k^c y gas.— Bninbas para elevación de aguí por palinci volant- o nn ti'i- — Kmargánuose la
casa de la niimiu.'a con su^
trasmisiones ^ ^ ^ ^ ^
TUBERÍAS Y

cEMwg^BOSCH
Olmos, 148 PALMA
Preniiado oon Iji" más altas recompensas en eiianlas KxpoKieiones ha eoneurrido
—

y Ha sido siempre
axioma de la Casa,
mantener y fomentar
el crédito de la mis¬
ma, por lo. cual, to¬
dos los artículos se fabrican sometiéndo¬
los a inspección técnica V pi'OCUrando
ofreCCfloS a ¥ ^
PRECIOS

ACCESORIOS

LIMITADOS

JOSE FEI IU E HIJOS

j^aonca T

sayales, estameñas, anascoies, merinos i/

^elos de todas ciases.

E'^pecialidad en lienzos y tejidos de estambre, lana liilo y algodón para FInspimies, Asilos, Colegios y Comunidades Religiosas.'

F^XJJSíTy

^ isrsr

; ; ; ; ; ; Despachos : : : : : :
Barcelona. — (Jullc fiel Brnch, 6 y Madrid.—Calle del Carmen, 20

TIENDA DE MUEBLES
= DE -
yTntonio ^oscf¡
Fe verde a plazos y al contado
Plaza Antonio Maura, 2
(antes Copinas) fjM.MA -DE .MALLORCA

Casa especial PARA Orna.vuntos Y tl.ÁBi! O'. Talare,
Plaza Sarta Eulalia, esquina Calle S. Francisco
Gran surtido en damascos y telas ricas para Ornamentos de Iglesia co . taller para la con¬ fección.—Sección especial de te'as para Hábi¬ tos Talares y confecció i de los mismos.—Ga¬ lones, fiejas y puntillas.—Especialidad en la restauración de Orranientp antiguos conser¬ vando su valor artístico > arqueo'óg-icp.

N>L'A PAJARITA 4>-S
San Nicolás, 6.—PALMA

Ofrece siempre los mejores artículos, y, como mejor garantía para sus distinguidos compradores, cambia los que por una rara casualidad hubiesen
salido malos.
Podemos servir: fiambres, embutidos y jamones cortados a máquina autó mata de cuchilla plateada.

Cultos en nuestra iglesia de San Francisco en Palma durante el mes de Abril.

PuncionGs

oficios propios de estos días empezarán a las diez el Jueves y Viernes Santos. En la Misa >1el

Jueves habrá comunión general. El Sábado empezará el Ofi ;io a las siete y en él se reparliiá la sagrada

comunión.

Punción mCnSUSÍ de ÍS O. T*.
■

^4’ ^ ocho, misa de comunión general para
los Terriari'is l‘nr la tarde a las seis y media expo.'i-

ción, rezo de la corona, plática, estación, preces para la reunión de los Terciarios y reserva de S. D- M

J^GS (Jg JVLstíS
■

Empieza este ejercicio dir 30. Se practicará por la m iñ 111 I a las cinco y me-
dia, con meditación y cánticos, y a las once y cuarto; y por la tarde a las

siete, con serm-^n los domingos y dias festivos

InduígGncias phnarías.

Con lar condicio ies ordinarias hrs terciirios pueden ganar

\_\_ indulgencia plenaria los días siguientes de este mes:

Dia 3, S, Benito de. Palermo.—16, é .niversario de 1 i profesión de N P. S. Franci co (renovando la

profesión). 20. Jueves Santo y Bto Leopoldo de G.rich's, - 23, La Resurrección del Señor y Rto. Gil de

itidu'gencta plenaria y absolución general. 2.5, S, Fidel de Sigmaringa. — 28, Rio Luquesio, primer

Terciario.

FÁBRICA DE MOSAICOS HIDRÁULICOS Y PIEDRAS ARTIFICIALES
is-a:ic3-Tj:E]Xj 'B' j^:eó
DEPÓSITO DE CEMENTO PÒRTLAND Y CALES HIDRÁULICAS
Azulejos, Water Closets, L·avabos, y riemás artículos sanitarios
Calle Hostales, 36 y 38—PALMA DE MALLOl^CA

Almacén de cafés,

azúca-

res, “Xí- cacaos, ^ candas, ^

harinas,.^ salvados,

arro°

CGS y legumbres,

^^

MERCERIA COLON

-

DE -

tij©sé

BARTOLOMÉ B08CH PÉREZ ®
Ventas al porraayor.- Herrería, 22
y al detall.—Fideos, 9y íl.
PALiMA DE ülATiLiORCA

Mercería, Paquetería, Novedades.
Es la mejor surtida en artículos pa¬
ra señora y caballero.—Colón, 62.
PALMA DE MALLORCA

A. T^lSiT

HIJOS deIbartolome gumbaü

S. en C.

Jaime II, 87, 89 y 91

Escursacli, 16, 18 y 20

Pañería, Lencería, Novedades. —Plata THeneses y Estatuaría Religiosa.—
Grandes talleres de Sastre para ('aballen s y Señores Sacerdotes.
Depósito completo de toda clase de ornamentos para Iglesia y todo lo concerniente al culto divino desde lo más sencillo a lo más superior.

Precios sin competencia

El tieraldo de Çrisfo
Revista mensual ilustrada Dedicada al fomento y propagación de la Tercera Orden de San Francisco
Redacción y Administración: Convento de San Francisco.-Palma de Mallorca

Precios dií suscripción: En España, 1 pta. ai año.—En el Extranjero, Si ptas.

i''¿) ítí® Año VIII

Abrí de 1916

Núm. 8'^

:5> S XT Tua. A3FC. I O

¡ Misterio! — \\ Cristo Crucificado. - Ludias d I
alma. El Ermitaño Pacomio.—El Padre Conrado
Muiños y,el lito. Ramón Lull-—Vol'i.—Catecism<i
Franci.scano. Pan de S. Antonio.—Crónica Fran¬

ciscana — Necrología. -^Juventud Seráfica. -^Tiíptico.—Camino del Calyário, - Fl :ce Rex
Vester.

.....Miradle, es El; el Hijo de Dios, el resplandor de la gloria del Padre, ima¬ gen viva de su sustancia, que ofrece en el Gólgota el sacrificio de su vida por la
salvación del hombre... Miradle clavado
en un infame madero, alzado como señal
de salvación en medio de la tierra
A su vista se levanta Jerusalen, la ciu¬ dad nefanda y deícida, edificada sobre santas colínas y elegida por el mismo Cristo para su especial morada. A los rayos del sol de Palestina relumbran sus altos muros y torreones. Sus edificios, sus monumentos y palacios, levantan al
cielo sus frentes altivas descollándo en¬
tre todos el magnífico templo, con sus pirámides y capileles, con sus a'eos y galerías, “revestidas de blancos mármo¬ les y planchas de oro y plata...
Y en el Calvario sigue pendiente en el aire, y puesto entre dos ladrones, cual si fuera su capitán, el Redentor del mun¬ do; atravesadas con duros clavos sus ma¬
nos obradoras de tantas maravillas y ta¬
ladrados igualmente sus pies que no se habían movido sino para hacer el bien. Así permanece Jesús colgado del afren¬ toso madero, expuesto a las miradas del pueblo, objeto de la rabia de los judíos que le blasfeman y maldicen y le inju¬

rian con gestos y risotadas. Oye el Señor desde la cruz todas estas injurias, pero las olvida, y fijando su mirada amorosa sobre los infelices que le escarnecen y blasfeman y levantando al cielo su sa¬ grada cabeza, con voz alta y suave ex¬ clama: Padre, perdónalos porque no sa¬ ben lo que hacen. Así, mientras sus ene¬ migos, no contentos con haberle puesto en el ignominioso patíbulo, abren sobre El su boca llena de blasfemias e impro¬ perios, abre el Mártir divino también la suya para pedir a Dios perdón por los que tan en balde le injurian y escarne¬
cen
Miradle, en aquel momento supremo, momento sublime, del que depende la
salvación del universo, momento en que
quedan asentadas las paces entre Dios y el hombre para jamás romperse, momen¬ to en que van a cumplirse los altos fines de la redención, del que depende la re¬ conciliación de los pecadores y la glori¬ ficación y santificación de los justos. Re¬ coge el Redentor divino todos los senti¬ dos del cuerpo y las facultades de su alma, levanta su e piritu al Eterno Padre
y con voces lastimeras y preñadas de
dolor exclama: Dios mío, Dios mió, por
qué me has desamparado?... Los espiri-

f ï--,

' Kt. Heraldo de Cristo

tus celestiales se estremecen de dolor al
oir semejantes lamentos y la naturaleza toda empieza a indignarse a la vista de tanta afrenta y de tanto tormento. El sol empieza a retirar los rayos de su luz. Sombras lívidas y siniestras envuelven la ciudad deicida, sus orgullosos ediñcios, la mole de su sagrado templo...
Y JesucriSk), sigue en el Calvario pre¬ sidiendo este duelo universal, y mien¬
tras las sombras haciéndose cada vez
mán densas y pavorosas extienden sobre
la naturaleza inmenso sudario de luto y
de horror, queda también su alma en¬
vuelta en una noche obscurísima de tris¬
tezas y amarguras... Se acerca la hora terrible, la hora suprema. Sus labios se marchitan y se secan, su pecho se abra^ sa en sed horrible y mortal, se enconan sus heridas y su cuerpo todo es entrega¬ do a tormentos y dolores de muerte y
viendo perfeccionada del todo la obra
que su Eterno Padre le ha encomendado «no faltándole nada que hácer sino en¬ tregar su vida al que se la había dado, bajó por última vez sus ojos a la tierra,
enviando una mirada de amor infinitó a
cada uno de los hombres presentes, pa¬
sados y por venir, y levantando la sagra¬ da cabeza, con grave y sonora voz excla ma: Todo está acabado; Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu...
¡Jesucristo ha muerto! ¡Misterio! ¡Mis¬ terio incomprensible!
!Ya lo veis! Cristo ha muerto sobre la
horca de los infames ¿por qué? por el
pecado. Por el pecado el hombre ha
ofendido a la infinita magostad de Dios; ha roto los lazos de gracia y de amor que le unían a su Criador, ha caído por este hecho en poder del espíritu maldito
cuya ingratitud y rebelión desgraciada¬
mente imitaba... La humanidad no podía salvarse sino por una reparación igual a la ofénsa hecha a un Dios por el pecado;
para esto se necesitaba la inmolación de
una víctima de un valor infinito, como
infinita, en cierto modo, era también la
ofensa...
Ah! y esa víctima es la misma que he

mos visto expiar en la cruz en medió dé los más acerbos dolores, es Cristo Re¬ dentor. El solo puede salvarnos y El solo puede, en cambio de la gloria que el pe¬ cado arrebata a su Eterno Padre, tribu¬ tarle con su inmolación un homenaje que le da una gloria infinita...
¡Oh Mártir divino! nosotros te saluda¬ mos, y corriendo al pie de vuestra cruz, encorvada, bajo el peso de sus iniquida¬ des, nuestra alma temerosa, busca un re¬ fugio contra la justicia divina entre vues¬ tros brazos extendidos para estrechar¬ nos contra vuestro corazón. Que caiga una gota de esta sangre que corre de vuestras llagas sobre el nuestro rebel¬ de hasta ahora a vuestra gracia, y que lo purifique y sea germen de un verdadero arrepentimiento,
¡Salve Cruz sacrosanta! fuente inefa¬ ble de consuelo, haznos sentir siempre tu divina virtud y permite que abrazados a tus pies cante nos con nuestra madre la Iglesia:
Crux fidelis, inter omnes
Arbor una nobilis
Nulla silva talem profert Fronde, flore, germine. • Dulce lignum, dulces clavos Dulce pondus sustinet. .
Fr. G, T.
A CRISTO CRUCIFICADO
Pastor, que con tus silbos amorosos Me despertaste del profundo süeño.
Desde la altura de ese infame leño
En que tiendes los brazos poderosos.
Vuelve tus ojos a mí piadosos, Pues te confieso por mi amor y dueño, Y la palabra de seguirte empeño
Tus dulces silbos y tus pies hermosos.
Oye, Pastor, que por amor mueres. No te espante el rigor de mis pecados. Pues tan amigo de rendidos eres;
Espera, pues, y escucha mis cuidados. . ¿Pero cómo te digo que me esperes. Si estás por esperar los pies clavados?
Lope de Vi ga

Kl Heraldo de Cristo
te'
LA COMUNIÓN DE LOS APÓSTOLES

64

El Heraldo de Cristo

üaehsts del Alma
VI
Es una verdad innegable que la carne y el mundo amistosamente se dan entre sí las manos y se entregan después in¬
condicionalmente al servicio del demo¬
nio, para así mejor crucificar a Cristo en nuestras almas. Se comprueba este aserto por la experiencia de todos los días, se¬ gún la cual, las personas mundanas, salvo rarísimas excepciones, están fuertemente dominadas por el espíritu de la carne; al entretanto que sienten las carnales, ge¬ neralmente hablando, tan hondas simpa¬ tías por el espíritu de este mundo, que pronto acaban por constituirse sus fran¬ cas y decididas esclavas.
Nadie extrañará, sin embargo, que el mundo y la carne vayan siempre así del brazo, si se tiene en cuenta que no son dos enemigos enteramente distintos, sino
tan sólo dos manifestaciones-diversas de
un mismo enemigo; de aquel enemigo radical cuyo esbozo quedó trazado, en la segunda parte de estas luchas.
La característica de este maligno es¬ píritu, no tanto se ha de buscar en el deseo constante de pasarlo bien sobre la tierra, cuanto en los esfuerzos supremos, que hacen los carnales y los mundanos, para luego conseguirlo.
Si, como consecuencia necesaria de su ceguera innata, después del pecado lla¬ mado de origen, aprehende la razón de su bien apetecido, en los vanos honores, en las riquezas perecederas, en los ofi¬ cios distinguidos, en los puestos eleva¬ dos, en la amistad con los nobles, en las
relaciones sociales de brillo externo y
en la estima universal de las gentes cali¬ ficadas, entonces el espíritu humano, que es el único que cifra su satisfacción en
cosas tan vanas como inconsistentes, re¬
cibe el pomposo nombre de mundo o de espíritu mundano.
Mas, cuando cree ver esa felicidad terrena a que aspira, concentrada en el
goce material de los cinco sentidos del

cuerpo y de los apetitos desordenados que en ellos radican, el mismo espíritu de antes, es el que aquí se denomina es¬ píritu carnal. Por esto he dicho arriba que en rigor de verdad no son dos es¬ píritus completamente distintos el uno
del otro, sino más bien dos caras, o dos
fases, o dos tendencias diversas de un solo espíritu, que es el amor propio, el espíritu de soberbia o el espíritu humano, el cual se halla en el hombre y lo lleva muchas veces al retortero, si no lucha con él a brazo partido, hasta que venga
la muerte a coronarle con la última de
sus victorias.
Pues si de este modo tan equivocado se representa el hombre los constitutivos verdaderos de su bien y de su felicidad, lo natural es que se esfuerce cuanto pue¬ da, mientras viva en esta carne de pe¬
cado, para adquirir a cualquier precio, las mil chucherías de las cosas criadas,
que con tanto boato se expenden, en la
averiada feria de este mundo.
Natural es también que el demonio,
astuto conocedor de estas inclinaciones
perversas, en que nace el hombre, crece y se desarrolla sobre la tierra, excite más y más los apetitos desordenados de su carne y las concupicencias malas de su depravado espíritu; ora mostrándole ri¬ quezas, honores y dignidades; ora ofre¬ ciéndole los variados placeres de la vista, del oído, del olfato, del gusto y del tacto; según los diversos espíritus de que le vea actualmente poseído o las criaturas a que le note más fuertemente inclinado.
A los lectores que saben todavía poco de estos achaques espirituales, y que ino¬ centemente se creen al resguardo abso¬ luto de estas tentaciones diabólicas; bien
sea porque les parezca que el demonio no les hace ningún caso; bien porque hasta el presente no les haya molestado nunca, con las malignas sugestiones más propias de su carácter, altamente repul¬ sivo; les aconsejo de pronto una atenta mirada retrospectiva, que abarque de lleno toda su conducta moral y religiosa, desde que despuntó en ellos la luz na-

El Heraldo de Cristo

61;

tural de la razón, hasta el momentp pre¬
ciso de entrar en tan saludable examen.
Los que acierten a mirarse de este modo y tengjn verdadero interés en co¬ nocerse a sí mismos, cual conviene a los discípulos del Salvador, tropezarán al instante con una larga serie de horroro¬ sos 6:tragos interiores, testigos irrecu¬ sables de que por allí pasó triunfalmenle el poderoso caballo de ese infernal Atila, que no ve la hora de aplastarlos y de
acabar con ellos, por las prisas que le sugiere su maliciasatánicay furiosamente exterminadora. ¿Qué sería de estos bo¬
nachones, si después que tuvieron la inmensa desgracia de perder la flor can¬ dorosa de su primera inocencia, el espí¬ ritu diabólico los hubiera zarandeado,
como a otros muchos cristianos que se
mantuvieron siempre fieles a Dios y per¬ fectamente sumisos a la Iglesia católica? ¿En dónde estarían ahora, si el Señor no hubiera medido la pesada carga de las tentaciones, por la resultante absoluta de las fuerzas de cada uno, combinadas con las gracias sobrenaturales, que a to¬
dos misericordiosamente nos concede?
¿Y habrá todavía quien no tema ni abo¬ rrezca de muerte al espíritu humano y a los demás enemigos de nuestra pobre
alma?
Fr. Francisco Lliteras
O. F. M.
El Ermitaño Pacomío
IV
Con la muerte de Ricardo, María ha¬ bía esperimentado uno de esos golpes profundos que llenan el corazón y el al¬ ma de tristeza y melancolía, y que van
minando hasta las mas robustas existen¬
cias. Para colmo de males, temía la po¬ bre viuda por la vida y porvenir de sus caros hijos; empezaba a faltarles el sus¬
tento necesario.
El huerto y tierras de pan llevar que cultivaban, esperimentaban una espan¬

tosa sequía; el cielo se había convertido en una bóveda de hierro y la tierra en
una masa de bronce.
No llovía, y la tierra no podía sazonar
sus frutos; los manantiales habían cerrado
sus aguas al sediento. El hambre, fiera y despiadada, se cer¬
nía sobre aquel sinuoso valle. Ramón y José no perdonaban medio,
ni sacrificio, para cumplir con el sagrado
encargo de su padre, de socorrer a su madre cuando se hallara necesitada; mul¬
tiplicaban sus esfuerzos sin tregua, ni descanso; pero en vanó.
En una de sus correrías por aquellos contornos buscando trabajo, llegó a su noticia que en un caserío, distante unas dos horas del valle, se había instalado
una escuela, y que todos los que a ella asistían, además de los libros y de la instrucción que gratuitamente recibían,
cobraban un real todas las noches que no faltaban a la lista.
Era una escuela luterana.
Instigados, no por la apostasia de la fe de sus mayores, ni por el deseo de afi¬ liarse a la malhadada reforma, sino por la cantidad, aunque exigua, que podían cobrar, habían acudido aquella noche, por vez primera, a dicha escuela, con el fin de comprar una libra de pan para distraer el hambre que tocaba sin com¬ pasión a las puertas de su miserable
vivienda.
Momentos después de haber tomado
asiento el ermitaño sobre un rústico ban¬
co de roble, que con unos pocos más formaban el mueblaje de la casita, llega¬ ron Ramón y José, sudorosos y jadean¬ tes, a pesar de la fría estación en que se encontraban. Y sin fijarse de momento en el anciano cenobita, abalanzáronse a
su madre besándola cariñosamente y
diciéndole entre lagrimas de alegria y tristeza al mismo tiempo.
—Madre, ya tenemos pan. Y ladeándose para buscar un asiento
donde descansar de sus fatigas y corre¬ rías, quedaron sorprendidos agradable¬ mente al encontrarse con el ermitaño, el

66

El Heraldo de Cris i o

amigo de su difunto padre y al que no habían visto desde el dia en qne, junta¬ mente con el autor de sus dias, habían
subido a oir Misa en la ermita de la Con¬
cepción. Besáronle reverentes la mano,
y Ramón, acordándose del encargo que su padre les había hecho antes de morir, le dijo:
—Tengo que cumplir con V. un en¬ cargo sacratísimo por ser él de un mori¬ bundo. Ricardo, su amigo y nuestro buen padre, nos encargó que le saludáramos y despidiéramos en su nombre.
—¿Nada más os encargó con respecto
a mí? contestó el cenobita.
—Nada más, contestó Ramón.
—¿De donde venís, añadió el ermi¬ taño, a estas horas de la noche, mientras vuestra madre gime solitaria en vuestro hogar?... ¿Por qué no habéis subido más a la ermita, despues de la muerte de vuestro padre y al menos hubiera sabido más a tiempo la pérdida irreparable que habéis esperimentado?... ¿Donde habéis ido a Misa los dias que manda la Iglesia?...
A esta serie de preguntas del humilde anacoreta, contestó Ramón, con cierta timidez y cortedad, diciendo:
—-Venimos de un caserío distante unas
dos horas de aquí, en el que se ha ins¬ talado una escuela donde, además de la instrucción gratuita que reciben los que a ella asisten y de proporcionarles libros como éste, (entregando uno al ermitaño)
dan un real todas las noches a cada uno
de los asistentes. Desde la muerte de
nuestro padre tenemos enferma a nuestra madre; la sequía azota nuestros campos y nuestra huerta, las cabras no encuen¬ tran una yerba que comer y rumiar. Va¬ gamos de uno a otro extremo de estos valles, buscando trabajo y no lo encon¬ tramos; trabajamos a destajo para ahuyen¬
tar el hambre que toca a nuestra puerta. Y si bien no nos interesa nuestra propia vida, en cambio tenemos en gran estima
la de nuestra querida madre, porque nos encargó su amigo Ricardo, que no olvi¬ dáramos jamás el socorro que debemos
a ser tan amado.

No hemos subido a la ermita desde
entonces a oir Misa y a participarle la desgracia esperimentada, porque desde entonces no nos preocupa otro cuidado y otro afán que la salud y la vida de la enferma, anteponiéndolo a otro cual¬ quiera y confiando en que la Virgen de la ermita y su buen ermitaño, nos lo per¬
donarán,
—¿Y ese pan que habéis tráido, lo habéis comprado con el dinero recibido
esta noche en la escuela del caserío?...
respondió el ermitaño.
—Con el mismo, contestaron a una
los dos hermanos.
—No saciéis vuestra hambre con ese
pan maldito, contestó el buen Pacomio. No lleva la bendición de Dios, ni de
vuestro buen padre, que os contempla desde el cielo. Es un pan comprado a precio de heregía; es un pan sin sustancia y sin vida. No queráis, hijos mios,. que
vuestra madre lleve a su boca el fruto
del engaño que habéis esperimentado. Venís ¿sabéis de donde? De una escue¬ la protestante, de uno de esos centros de enseñanza que los discípulos de un após¬ tata llamado Lutero, van fundando de
pueblo en pueblo y de caserío en ca¬ serío, para inocular el virus de sus co¬ rruptoras doctrinas en el corazón de las familias y hacerlas desertar de las salva¬ doras enseñanzas de la Cruz. Bajo capa de amigos de la instrucción de la juven¬ tud y de caridad para con los necesita¬ dos, reparten libros y dinero a sus se¬ cuaces para hacer más atractiva su falsa religión y mas próselitos a su causa. Este libro es luterano; echadlo al fuego, para que sus llamas devoren ansiosas las blas¬ femias y negaciones que contienen sus páginas. Ese pan ha sido adquirido a precio de sangre, como el campo que se compró con el dinero del apóstol trai¬ dor; arrojadlo de vuestras manos.
—Podríamos darlo a las cabras, dijo José, interrumpiendo al ermitaño.
—Ni a las cabras, replicó el buen ana¬
coreta. Y continuando su dis cursito, aña¬ dió:

El

Heraldo

de

Cristo

6s

Fi, Heraldo bE Cristo

—Santo y bueno que a causa de la
muerte de vuestro padre y de la enfer¬
medad de vuestra madre, no hayáis su¬
bido más a la ermita a oir Misa, ni a
visitar al ermitaño Pacomio, aunque de¬
bo advertiros de paso, que nada hubie¬
rais perdido con hacerlo, ni de parte de aquella devota Imagen de María Purísima que vela siempre por sus devotos, ni de parte de este humilde siervo que os
habla.

anciano anacoreta. María, la pobre en¬
ferma, que hasta entonces no había he¬ cho más que llorar, sin pronunciar una palabra, por no interrumpir el curso cada
vez más interesante d.e las consoladoras
doctrinas que en el recinto de su hu¬ milde casita, pronunciaba e! enviado de Dios, parecía desembarazarse de la parᬠlisis que la tenía postrada; irguióse algún
tanto reclinándose sobre la almohada y
levantando sus manos y abriendo sus

Sagrado, sacratísimo es el deber que labios, habló a sus hijos y al ermitaño en pesa sobre los hijos con respecto a sus estos términos:

padres; pero, sabed, que'el mismo Dios —Hijos mios, lo ha dicho ya el ermi¬

ha dicho por boca de sus enviados: — taño Pacomio; arrojad al fondo del valle

«Quien ama a su padre y asi m^dre ese pan que habéis comprado para nues¬

más que a mí, no es digno de mi»—No tro sustento. Vuestra madre agradece y

os inquietéis por mi advertencia evan¬ bendice los buenos deseos y recta inten¬

gélica; la Virgen y el ermitaño de la ción con que habéis asistido a la escuela

Concepción, al ver la inocencia y buena del Caserío para co apiario, pero no

fe con cjue habéis procedido, os lo per¬ quiero probarlo, y es mi deseo que tam¬ donan de corazón. Mas, no os perdona¬ poco lo probéis vosotros. La Virgen de

rían que volvierais otra vez a la escuela la ermita ya proveerá... Muchas gracias,

del Caserío, ni a ninnún otro sitio donde ermitaño Pacomio, por la visita que os

pueda peligrar vuestra salud temporal y habéis dignado hacer a esta pobre vivien
eterna. Antes morir que apostatar de las da; habé s devuelto la salud a mi cuerpo,

creencias de la ermita; antes morir que la co. fianza a mi corazón y la tranquili¬

aceptar un mendrugo de pan a cambio dad a mi alma...

de negaciones y apostasias.

Levantóse el humilde solitario, y con

¿Que el hambre toca a vuestra puer¬ la autoridad que le daban sus años, su ta?... No importa, Dios proveerá porque esperiencia y sus virtudes, sacó del bol¬

nunca abandona a sus seguidores. Si no sillo de su tosco sayal un' pequeño en¬

abandona al pajarito que t ina por estos voltorio que contenía algunas monedas,

montes, alimentándole y vistiéndole en y entregándolo a aquellos hijos, les dijo: sequías y bonanzas; si viste los lirios y —Este dinero os pertenece. Ricardo, flores del campo y mantiene con su dies¬ a fuerza de ahorros y sacrificios, lo iba

tra los animales e insectos que sobre la depositando en mis manos a modo de

tierra crecen y se desarrollan... ¿por qué alcancía, moneda por moneda, todas las

ha de olvidar a la familia de Ricardo, de veces que subía a la ermita, por si algun

vuestro difunto padre, que nunca desfa¬ día tuviera, él o vosotros, necesidad ex¬

lleció ante las inconstancias de la for¬ trema. Comprendiendo yo que algo ha¬

tuna, sino que al contrario, se afianzó bía pasado en esta casa al ver que no

más y más en la creencia de que Dios, y parecíais por aquellas alturas, determiné sólo Dios, es El que nos proporciona el bajar a enterarme personalmente del caso,

pan que hemos de comer y el agua que y en previsión de todo, he bajado con el
ha de fertilizar nuestros campos y nues¬ dinero para entregároslo. Con ese dineró

tras huertas?

comprad el pan para vuestro sustento,

Escuchaban aquellos hijos con reli¬ giosa atención, las sabias y oportunas re¬ flexiones que salían de los labios del

en la seguridad que lleva en sí las ben¬
diciones del cielo. La Providencia que
vela por vosotros, ha querido subvenir a

El Heraldo de Cristo

rg

vuestras necesidades, precisamente en la primera ocasión en que, por ellas, ha¬ béis puesto en peligro vuestra fé y vues¬
tra salvación.

ella. Compartía con los PP. Restituto del Valle (único superviviente de los tres) y Francisco Blanco el magisterio de la cri¬
tica literaria en la misma, formando los

No desconfiéis nunca de Dios; cuidad tres ese triunvi alo inteleclua', cuyos fa¬

vuestro huerto, vuestros campos y vues¬ llos tanto sorprenden y admiran hoy co¬
tras cabras. Subid a la ermita todos les mo ayer a los príncipes seglares de la

domingos y demás días de precepto a oir misa, y a prostraros ante aquella ve¬ neranda Imagen de María Santísima y nada os faltará para vuestra subsistencia.
Y despidiéndose de aquella pobre fa¬
milia, salió apoyándose en su bastón pa¬
ra la ermita de su residencia. La luna,

crítica española. De mí sé decir que profesaba grande
cariño al P. Conrado; me enamoran y
engolosinan sus escritos que leía y leo con singular placer, pero C3n ser joyas de exquisito valor todos ello?, para no¬ sotros los mallorquines hay uno que res¬

brillando en el firmamento, le servía de
faro y guia. Apenas en ella, envió al lego que con el vivía, con provisiones a la
casita del valle, matando el hambre que

plandece como en centellas la lumbre, robando Ijs ojos y cautivando el cora¬ zón: es el que dedicó a nuestro excelso
conterráneo, el Beato Ramón Lull.

despiadamente se iba introduciendo en

11

ella.

F. Torren-!, Pb <o, T.

Por encargo del Exemo. Ayuntamiento

de Palma subió el P. Conrado al púlpito

El l (oiiríiilo Miiiíios
(le Id Inleii (le Upslín
y el Bíat) Bamóii Lall
I

de San Francisco el día 3 de Julio de
1895. El discurso s ijrado que pronunció fué una maravilla de doctr na y arte lite¬
rario, que conviene más y más enaltecer y celebrar para honor y g oria del insig¬ ne filósofo mallorquín y mártir sublime
de Cristo.

Palma tu o la honra de cobijar un dia

Gallarda muestra dió el P. Conrado de

en su seno a tan docto hijo de San Agus¬ la alteza y profundidad de su crítica y de

tín ¡Y cómo encadenaba los corazones la figura de tan amable y simpático religioso! Afable, discreto, expansivo, de¬ licado, culto, ejercía suave pero irresis¬
tible dominio en cuantos tenían la suerte
de tratarle, y más si acontecía entablar con él plática sobre materias filosóficas y literaria?, porque era admirable la luci¬ dez, seguridad y aplomo de su juicio, lo escogido, vario y sólido de su instruc¬ ción, y la claridad, precisión y limpieza de su estilo. De ahí que varones eximios
en ciencias y letras, así de España como fuera de ella, le rendían unánimes el tri¬

pensador severo y circunspe to, mesu¬ rado y discreto. Después de una elegante y sólida demostración en que hizo ver el
orador la deficiencia déla razón humana
para resolver los altos problemas que atañen al origen y destino del hombre y
ia insustancia'idad d c los cacareados con¬
flictos entre la ciencia y la fe, cuán per¬ fectamente se auxi ian y casan éstas en los próceros de la humana inteligencia, como es, sin duda e! Beato mallorquín,
cuya vasta sabiduría está penetrada toda de las luces de la fe, hizo un cumplido y
discretísimo análisis del sistema luliano,

buto de su veneración y simpatía y esti¬ maban sus juicios como de una autoridad literaria indiscutible.

sistema armónico, ian sencillo como ar¬
monioso, el más or’ginal de que da cuen¬
ta la historia de la Fi osofía. Hizo ver

Era el P. Conrado una de las mayores
glorias literarias de la Orden, y, a mi humilde entender, el primer hablista de

como el gran pensamiento de la unidad de la ciencia rige y señorea la vasta en¬ ciclopedia luliana, no esa unidad ontoló-

LA ORACIÓN DEL HUERTO

HkIíVI.DO Dii Crí.ví'u

71

gica que predican y ensalzan Hegel y
esa turbamulta de filósofos panteístas,
cuyo error, malamente atribuido a nuesstro Beato, dió ocasión al orador para
mostrar la pureza y brillantez de la orto¬
doxia luliana.
Sería prolijo hacer mérito de las con¬ sideraciones, todas muy eslabonadas y con gran acierto traídas, en que h'zo os¬
tensible el P. Conrado la realeza de la
inteligencia y del corazón deRamón Lull, una y otro admirablemente harmoniza¬ dos para producir aquella peregrina y colosal labor literaria y científica, la cual analizó menudamente, quilatando con pericia suma el oro que contienen todas y cada una de las obras d •! gran polígrafo del siglo Xlil, e impulsanJo a los fieles
a que por sí mismos lo extrajeran para adquirir el doble tesoro de la ciencia y
de la fe.
Encareció además el sabio agustino la necesidad de que, al par del sabio, se honrara al santo, lo cual advirtió se de¬ satendía al honrar a los san'os que fue¬ ron sabios, pues la santidad de Ramón Lull superó, si cabe, a su ciencia, y más
cuando las excelsitudes de esta fueron
debidas a los fervores de aquella. «Rai¬
mundo Lulio—dice—es un filósofo que
en nada se parece a los de su tiempo;
no es Santo Tomás escribiendo la Suma
con un esfuerzo de su entendimicntosolo;
es San Agustín reflejándose en su obra todo entero; pensamiento y corazón, in¬ teligencia y fe... Si su doctrina no ha sido recibida del cielo, el espíritu de Dios ha pasado por allí... La fe hizo a Raimundo Lulio gran filósofo; la medita¬ ción a los pies del Crucifijo le hizo con¬ cebir su Arte; Raimundo Lulio sin su
penitente retiro de Randa hubiera sido
un trovador, un alquimista, una especie de D. Enrique de Villena de la corte de Mallorca; pero no hubiera sido lo que es, el más grande de los filósofos espa¬ ñoles y uno de los más grandes filósofos del mundoj,.
Consuela y regocija el ver cómo supo el P. Conrado interpretar a maravilla su

honroso empeño, definiendo y aclarando la grandeza intelectual y moral del hijo más insigne de este suelo. ¡Gloria al Pa¬ dre Conrado Muiños y a la Orden agustiniana que le crió y educó con el calor de sus entrañas maternales, y gloria mil veces al Beato Ramón Lull, que por la¬ bio de tan pulcro y castizo hablista, va¬ rón de grandes letras y virtudes, logró en nuestra tierra tan cumplida y mere¬
cida alabanza!
José L. Valentí
-=0(^)0-
Voló
No os dé pena mi muerte, les decía,
no lloréis
Mi San José y la Virgen ya me llaman. hijos mios ¿los veis?
Un paso más... la mano... no la alcanzo tengo ansias de llegar.....
Un paso nada más... ¡Celeste encanto! ¡Por fin te he de alcanzar!
La fé... la caridad... la Virgen Santa... Confía en San José
Cuéntale siempre todjs tus pesares come yo le conté.
Un paso más no puedo..., y sonriendo
los brazos levantó.
Su alma pura dió el paso suspirado que con su Dios por siempre le reunió.
Bartolomé Miralles, T.
franeÍ3eano
¿ Que es la profesión en la Orden Ter¬
cera?
He aquí la fórmula prescrita por el ce¬ remonial para la profesión de los Ter¬
ciarios:
Yo N., en presencia de Dios Omnipo¬ tente, y a honra de la Inmaculada Vir¬ gen María y del bienaventurado Padre San Francisco y de todos los Santos, prometo observar todo el tiempo de mi vida los mandamientos de Dios y la Re¬ gla de la Tercera Orden instituida par el

V-

El Heraldo de Cristo

mismo bienaventurado Padre San Fran¬
cisco y confirmada por los Sumos Pon¬ tífices Nicolás IVy León XIII; prometo además satisfacer, según la voluntad del Visitador, por las transgresiones come¬ tidas contra la misma Regla.
Es pues la profesión un acto de reli¬
gión por el cual el cristiano se compro¬ mete a observar fielmente ese género de vida aprobado por la Iglesia.
No es un voto, sino una simple pro¬
mesa que no obliga bajo culpa ni mortal
ni venial.
Es sin embargo una palabra que, a la presencia de Dios y de los Superiores de la Orden Tercera, empeña eí Tercia¬ rio de llevar una vida en todo ajustada a los preceptos evangélicos y a las normas de perfección cristiana que prescribe la
Regla. Antes de pronunciar !a fórmula, el no¬
vicio pide humümente ser adm tido a la
santa profesión. Realmente es santa por¬
que a más de hacerse a la presencia de Dios y en honra de la Inmaculada Vir¬
gen, del Bienaventurado P. S. Francisco y de todos ios Santos, en lugar sagrado
y en medio de sagradas y expresivas ce¬ remonia®, lo que se promete es una cosa
santa, altamente meritoria y digna de un pecho cristiano.
El que profesa debidamente dispuesto, recibe del cielo singulares gracias e ilus¬
traciones; siente su corazón despegarse del mundo, y atraído hacia Dios con más
fuertes cadenas de amor.

pués de cara a los circunstantes, pre¬ gunta: que pide Hermano? A lo que con¬ testa el aspirante: «Padre, pido ser ad¬
mitido a la santa profesión de la Tercera Orden para se vir en ella a Dios hasta
la muerte».
Después de oportuna plática del Di¬ rector, pronuncia el aspirante la fórmula de la profesión.
Cuando profesan muchos a la vez, pón¬ gase mucho cuidado en que todos pro¬ nuncien claramente las palabras de la fórmula para la profesión, pues esto es requisito esencial para la validez.
¿Por cuanto tiempo promete el Ter¬ ciario guardar la Regla?.—Lo dice cla¬ ramente en su profesión: prometo obser¬ var todo el tiempo de mi vida...
No se señalan límites ni condición al¬
guna. El Terciario al profesar da a Dios público testimonio de que quiere ser¬
virle todos los dias de su vida con leal¬
tad y constancia. Es bueno sin embargo renovarla de
vez en cuando, como siempre es bueno renovar a Dios los propósitos hechos en honor suyo.. A los que la renueven el 16 de Abril, dia en que la Orden Francis¬ cana celebra la fiesta de S. Rafael, y ani¬ versario de la profesión de N. S. Padre, si hubieran confesado y comulgado, hay concedida indulgencia plenaria-
- -0(^)0-
Pan de Hntonlo

¿Como debeJiacerse la profesión?.—
Comunmente se hace estando reunida la
Hermandad y adornado él altar con mo¬ desta pompa, según la expresión del Ce-
remon al.
El novicio, revestido exieriormente del santo hábito se presenta con recogimiento y compostura de-ante del altar. El Sa¬ cerdote entona el Veni Creator para im¬ plorar la gracia del Espíritu Santo, recita varias oraciones pidiendo al Señor auxi¬ lio para que el novicio lleve á feliz tér¬
mino la obra comenzada. Sentado des¬

Mes de Marzo

Cepillo de la iglesia de S Francisco en Palma

Limosnas recogidas . . 231 35 [)tas.

PoróOOKgs. de pan . . 184’35 »

Repartido én metálico. . 30’00 »

Total repartido . . . 2J4’35 ptas.

Remanente. . .

17 00 ptas.

Él HeraLdO V Clísto
EL DESCENDIMIENTO

^4

Kl Heralüò de Cristo

f» CRONICA FRANCISCANA @1

ZIS] T £21^10
Palma.—Con motivo d^* li.iberse re¬ cibido oficialmente Ia noticia del nom-
bramie to del I mo. Dr. D. Rigoberto Domènech para la Sede Mdlorquina, se expidió el siguiente telegrama;
Discretorio Orden Tercera an Fran ci CO saluda efusñmmente vu.vo Prelado
poniéndose nicondicionalmente a sus ór¬
denes.
Company, Chantre, Visitador.
El limo. Sr. Domènech contestó con
este gratísimo telegrama;
Company, Chantre.
Partícipe discre i orio Orden ter¬
cera San Francisco gratitud pro
Y\\3^V)k. — Rigoherto Domènech
Reiteramos al Obispo Electo de Ma¬
llorca nuestra mas sincera adhe ión, y nuevamente, hjcemos vo‘os para que
pronto puedr venir a regir D gr( y que
la divina Providencia le ha cor fidd >.
Campos. —Día 12 de Marz :> vistieron el Santo Habito 2 hombres y 29 muje¬ res y profesaron 5 novicios y 41 nov.cias. Que Nuestro Seráfico Patriarca de¬
rrame sobre sus h jos toda suerte de
bend'cicnes.
Artá.—La Hermandad de S. Francisco establecidaen Artá,deseo3ade contrares¬ tar la lectura de malos libros, que como
peste se van extendiendo por todas par¬ tes y causan indecibles males en el que tiene la desgracia de leerlos, ha fundado
una Biblioteca Circulante compuesta de libros de sana doctrina, de devoción,
instrucción y recreo.
Como los recursos con que cuenta pa¬ ra la formación de la Biblioteca son muy
escasos, espera que esta obra tan bene¬ mérita será apoyada y protegida por las

personas pudientes de este pueblo que podrán contribuir ya con libros que tal vez tengan arrinconados y .son pasto de la polilla, de ios cuales puedan des¬ prenderse sin gran sacrificio, ya en algu¬ na limosna con la que puedan adquirirse las obras que sean de mayor uti idad.
Podrán aprovecharse de la lectura de
estos libros no sólo los terciarios sino
también todas las personas de este pue¬ blo de cualquier clase y condición.
Pedirán los libros al bibliotecario ó
bibliotecària nombrados al efecto y po¬ drán retenerlos en sus casas por un mes.
Si al terndnar este plazo quieren tener¬ los por más tiempo deberán renovar el
permiso.
Para queje vea la buena acogida que
ha tenido la idea de la formación de está
Biblioteca, apenas lanzada al público, y sepan los lectores que libros puedan pe¬ dir, á continuación ponemos la lista de
libros recibidos con el nombre de; las
personas donantes.
D.^ Remed os Baamonde Estelrich nos
ha favorecido entregando para nues’ra Biblioteca las siguientes obras:
Historia de la Religión, por G. Mazo
4 tomos.
Cartas a Teófila, por el P. Valencina. Confesiones de S. Agustín, por Fr. E.
Zeballos. 2 tomos.
Mes de Mayo, por Quadrado. Mes del Rosario, por Morán. Documentos para tranquilizar las al¬ mas timoratas, por P. Quadrúpani. Tratado de la conformidad con la vo¬ luntad de Dios,—por el P. Rodriguez. Tratado de Moral, por Pujol. Combate espiritual, por Escúpolí. Avisos Espirituales, 2 tomos. La mujer cual debe ser, por Molina. Meditaciones para el Centro de igle¬ sias pobres, por D. Miguel Maura.

Fl Heraido de Cristo

75

La imitación de Cristo meditada, 2 t. El libro de los afligidos. Fabiola, por el Cardenal Wiseman. Narraciones Bíblicas, por P. Berthe, 9 tomos, Adán, Moisés, Josué. Saul, Da¬ vid, Salomón, Jonás y Tobias, Gedeón y Sansón, Elias y Elíseo. Además los folletos siguientes: Horas de vacaciones, por el P. Con¬ rado Muiñoz. 4 folletos, Caridad, Dos cielos. Ciento por uno y Las tonterías de
Carlos.
El milagro de 16 de Septiembre de 1877, por Lasserre.
La confesión, por Monseñor de Segur. Vida de S.José, por Rivadeneira. Breve idea del angélico S. Luis, por
Corominas.
El amante de Jesucristo, por el Padre
Clarct.
Religiosas en sus casas, por el Padre
Claret.
D.^ juana Maria Servera Esteva, en
sufragio del alma de una difunta, ha re¬ galado para nuestra Biblioteca las obras siguientes:
Gran Catecismo, por el P. Deharbe
4 tomos.
.í4ño Cristiano, por el P. Coisset, 12 tomos de vidas de santos y 6 de Domi¬
nicas.
Avisos Espirituales, 1 tomo. Los Cuatro Evangelios, por el P Pe¬
tite.
La devoción al Santísimo Rosario,
por Fr. Jesús Estevez. EL año de la Inmaculada, por Nazario’
Perez.
La presencia real de Jesucristo . eñ la Eucaristía, por Monseñor de Segur.
Confesiones de S. Agustín, 1 tomo. Documentos para tranquilizar las al¬ mas timoratas, por Cuadrupani. Novena de la Virgen de la Merced, por D.j. Ignacio Valentí. Narraciones bíblicas, por el P. Berhe, 2 tomos Abraham y José. Manual de urbanidad, por A Carreño.
María Terrasa Font ha regalado la
obra titulada:

La Virgen cristiana en la familia y en
el mundo.
D.“ Serafina Sancho Cantallops.
La Perfecta casada, por Fr. Luis de
León.
D.“ Maria Sancho Lliteras, la preciosa
obra’.
Autobiografía de la B. Margarita M.^ de Alacoqae.
D.® Maria Terrasa Sancho.
El Robinson Suizo, por Wyss. y un
discurso de D. Ramón Nocedal.
D.^ Juana Ana S.ireda Sancho, Vida de Sta. Catalina de Sena, publicada por el Apostolado de la Prensa.
Vida de S. Antonio Abad.
Vida de S. Alejo. La Doncella Cristiana, y Fabiola, por
el Cardenal Wisemán. D. Rafael Nicolau Blanes Pbro. Un
tomo de Propaganda Católica de Sardá y Salvany.
Desde estas columnas damos las mas
expresivas gracias á todos (stos favore¬ cedores de nuestra Biblioteca y suplica¬
mos á N. P. S. Francisco Ies recompen¬
se una obra de caridad tan grande en bien del pueblo de Artá.
Causa de beatificación
El día 9 de Enero último, en sesión r.olemne presidida por el Santo Padre, y con asistencia ce los Cardenales Vico, Cassetta, Fa’conio, O. F. M, Giustini, proteo or de la O. Franciscana, del Re¬ verendísimo P. General, etc., el Sf=c*e t^rio de la S. Congregación de Ri os leyó el Decreto en el que se declaran heroi cas las virtudes del V. Juan Biuíista de Borgoña, sacerdote profeso de la i.® O.
Seráfica. Terminada la lectura el P. Ge¬
neral pronunció un elocuente discurso de circunstancia.®, al que respondió el Santo Padre recordando con compla cencía que, elegido Obispo de Bolonia, el primer sacerdote que ordenó fué un religioso franciscano y ahora, elevado a la dignidad pontificia el primer decreto

7Ó

Ki, Heraldo de Cristo

que se propone a su ^probación es re¬ ferente a un hijo de la misma Orden.
Príncipes Terciarios
En la iglesia franci. cana de A baño (Italia) ha vestido el santo habito de la Tercera Orden de San Francisco el prin¬ cipe Luis y la princesa M ría Barberin'.
También se inscribieron en I4 Tercera
Orden, imitando el ejemplo de los prín¬ cipes, el Mvyordomo y el Preceptor de
la Excelentísima Ca'^^a. La conducta alta¬
mente reí giosa y edificán e de Catos magnates, c ñrndo el cordón francisca no, es una mudi y elocjente respresión para todos aquellos que por fútiles ma-
tivos no acaban d 1 resoWerse a abrí z ir
esta admirable Orden de Penitencia, a la cual se han gloriado de pertenecer en todas las épocas los más insignes per sonajes.
• Nuevos Cardenales Terciarios
El Santo Padre Benedicto XV, en el último Consistorio celebrado en Roma, ha elevado a la d'gnidrd cardenalicia a
dos ilustres Terciario i de San Franci; co;
son éstos los Eramos Rafael Se pinelli. Nuncio Apos‘ó^ico de Viena y Jorge Giiraini, Aizobi^po de Bolonia. Arabos Purpurados son devotísimos y entusiás tas hijos del Seráfico Padre y perfectos observadores de la Regla de la Tercera Orden. ¡Así saben honrar los Príncipes de la Iglesia la humilde librea del Po brecito de Así^ dcjndo h rmoco cjem pío de amor a la gran Tercer. Orden de Penitencia a aquellos católicos que, a pesar de las eficaces exhortaciones de
los Sobersnos Pontífices, todavía noaca
han de decirse a ob azar un estad a de
tanta perfección y piedadl
Nuevo Prefecto de la Congregación de Religiosos
Su Eminencia el Cardenal Diomedes
Falconio, de la Orden de Frailes Me¬
nores, ha sido nombrado por Su San idad Bened cto XV, por medio de billete
de la Secretaría de Estado de fecha 27

de Febrero último, PreLcto de la Sa¬
grada Congregación de Religiosos. Este eminente Purpurado franciscano
celebró no ha mucho sui bodas de oro
sacerdotales. A pejar de su avanzada edad, se ve que conserva todavía en estadó de gran lucidez sus facultades inte¬ lectuales y que goza una robustez y vi¬ gor corpora'ei nada comunes. Prueba de esto es el haber sido puesto reciente¬ mente por el Papa al frente de una Con gregación Ro nana tan importante como la llamada de Religiosos.
Que Dios conserve por muchos años a este insigne y activísimo hijo de San Francisco, a fin dequepuedi propor¬ cionar días de gloria a la Tg’esii, celando y promoviendo el bien y progreso de las Ordenes religiosas. Nuestra más res¬ petuosa y fi'ial fcl ctfac.ón al Emmo. Car denal DiO nedes Falconio por la honrosa distinció 1 de que acaba de h cerle ob jeto el Sumo Pon ífice Benedicto XV.
multos amiosï
Necrología
Artá. - Dia 7 dei pasado Febrero mu
rió en la pí z del Señór, después de re¬ cibidos los Santos Sacramentos, la her mana terciaria, D.^ Ana Sureda Binime
lis, á la avanz ida edad de 81 anos Des
can.e en péz
Campos.—Dia i; y 26 de Febrero
fallecieron respectivamente las tercia rias D.^ Margarita Mas Ginart, de 89 ^ño^ y D.^ Juana Ana mas Barceló de 82, Ambas c ran cristianas ejemplares
dcmostrándo'o su asistencia a la santa
mis?, comunión diaria y visita al Santí simo.—El 3 de Marzo, de; pués de reci¬
bidos los Santos Sacramentos, murió la
terciaria D ^ Antonia Liad > Mesquida a la avanz .da edad de 94 años habiendo dado muy buenos ejemplares de pacien cia y conformidad.
A. E. R. I. P. A.

TI^IFTIOO

Imagínate, lector, por un momento, que aparece ante tus ojos un gran tríp¬ tico-retablo de gigantescas proporcio¬ nes, en cuyo centro de fijeza e incon¬
movible situación, se admire representa¬ do el Supremo Sacrificio del Calvario, llevado a cabo por el Sumo Sacerdote
Jesucristo Dios y Rey de todo el orbe, y en sus puertas movedizas laterales, como en forma de dos grandes hemisfe¬ rios, una historia mundial, que recoja desde el fiat del Dios Padre, hasta el término o el ocaso de los siglos.
Al meditar el contenido de esta obra,
haz que brille en tu alma buena, la luz clara de la fe que ha de salvarte, y verás
nacer en consecuencia los deseos de
cumplir perfectamente con los deberes que acá bajo se legislen, y un deseo o ansia viva de gozar perfectamente los
deleites de allá arriba.
I
Un alto monte, todo yermo, aparece a nuestra vista, sosteniendo cual peana
colosal, aquel trono de la gloria, que es el Arbol de la Cruz. Pende de él un
cordero inmaculado, prometido desde Adán, y bajado del cielo a la tierra pa¬ ra redimir los pecados de los hombres. Contemplad por un momento su gran¬ deza, dirigiendo aquellos ojos, luz del mundo, una mirada magestuosa a su pa¬ sado y porvenir. Destrozados están sus piés, que sólo sirvieron para ir a derra¬ mar los tesoros de la gracia; horadadas sus dos manos, que a tantos pecadores perdonaron; y su cuerpo casi exámine, tiene ansias de morir por encauzar las

almas todas que no sigan sus pisadas. Ya sus labios sólo expresan sentimien¬ tos de perdón para sus verdugos en¬ carnizados, y están próximos a ce¬ rrarse, después de haber predicado la verdad por todas partes. Nunca que¬
da más demostrada su Divinidad, que
en tan trágico momento, pues colabora
con su muerte todo cuanto se vislumbra
en la creación. Espesas tinieblas ciernen el cielo, chocan mutuamente los sepul¬ cros, van resucitando los muertos, y el sol, como padeciendo un desmayo im¬ previsto, ha recogido todos sus haces luminosos. En conjunto todo el orbe ha sufrido con el padecer de su Autor.
El Señor de cielos y tierra, ha consu¬ mado el sacrificio, y al instante se ha partido aquel velo misterioso que privó a tantos hijos de Israel el admirar las
bellezas del tabernáculo. Ya están abier¬
tas de par en par las puertas eternales, y todo el género humano ha quedado
redimido con la muerte del Hermoso
Nazareno.
II
Fácilmente se vislumbra en primer término, un idilio paradisíaco, que con¬ templa entre celajes la promesa Reden¬ tora. A medida que se aparta nuestra vista de esta escena, van formándose fa¬ milias numerosas, hasta tejer generacio¬ nes incontables. Pueblos y tribus se han esparcido por la tierra entonces conoci¬ da, constituyéndose dinastías, con cau¬ dillos, Patriarcas y Profetas a su cabeza.
Interminable caravana va formando el
pueblo fiel, aplastando con su paso muí-

78

Jlvfntud Seráfica

titud de ritos falsos y creencias arraiga¬ das, conmoviendo monumentos de Tebanos y Memfitas, idroláticos loros ala¬ dos de Caldea o de la Asiria, y sacu¬ diendo violentamente los cimientos del
Areópago. Es que con la gracia dq Jehová tres veces santo, se ha de“extin¬
guir el fuego impuro que mantienen las vestales. Es que un gran Profeta que ha¬
bla con Dios cara a cara, con dos rayos en su frente, y unas tablas con Mandatos del Señor, dirige al pueblo de Israel, entonando himnos de victoria y alaban¬ za, hasta llegar a poseer una tierra pro¬ metida. Jueces, y Reyes se suceden sin cesar, mientras pasa fugazmente el explendor de Babilonia, Ninive, Atenas... cual si fuera todo ello, florecillas que
al momento se marchitan. Todo pasa
entre ruinas y catástrofes de pueblos, entre llantos y gemidos de profetas. Só¬
lo Dios permanece inmutabíey sólo per¬
dura el pueblo adicto, el cual sostiene las batallas del Señor, adorando al mis¬
mo tiempo el Arca Santa, que atesora
un vasto templo, maravilla mundial, que un Rey Sabio ha levantado.
Muy pronto aparecerá un soberano,
que con cetro omnipotente juntará las potestades de la tierra, rescatando con su muerte a la humanidad del pecado original.
III
La humanidad redimida marcha en
pos de la luz clara y explendente, que irradia la Iglesia militante, la Divina Institución de Jesucristo, Dios y Hombre
verdadero. El manantial de su amor
inunda ya la tierra, y sacia en abundan¬ cia a millones de atraídos por el soplo de una fe tan singular, que traspasa las
fronteras de los pueblos orientales, a la
vez que las plegarias fervorosas se con¬
funden con crue'dades y tormentos
inauditos, hasta llegar a derramar ríos de sangre, en presencia de los tiranos
opresores mientras tanto se eclipsa
un Imperio sensual y corruptor, agrie¬ tándose los templos, estadios y los arcos de triunfo, dedicados a los dioses. En

el espacio de tres siglos, han conquista¬ do la gloria Bienaventurados sin cuento, sacudiendo aquellas palmas de victoria que conquistaron en el circo. El espíritu
de la sociedad se ha transformado por
completo, y el Pan de Eterna Vida, ya no tendrá por mansión una estrecha ga¬
lería subterranea. Al río caudaloso de
los mártires, van a engrosar su caudal,
ascetas sin número, místicos sin cuen¬
to, doctores, santos, atletas todos, que sostienen con tesón y valentía singular, las verdades por el Mesías reveladas. El
mar inmenso de la cristiandad ya anega
todo el orbe, y no es Roma, ni Rávena, ni Africa, ni Bizancio, ni España, ni la
Galía sino todo cuanto el sol tañe con
sus rayos, que recibe el calor del Evan¬ gelio. Monumentos incontables se han levantado en honor de Jesucristo, para
ser perpetuamente un lugar de adora¬ ción a su grandeza, manifestada en el
sacramento del amor. El triunfo ha si¬
do, es y será completamente decisivo y
de nada han de servir cuantos proyec¬
tos del infierno intenten prevalecer. En carroza de gran gala, recorrerá todo el planeta, hasta la consumación de los siglos.

Cuando llegue el día de cumplirse las palabras apocalípticas del Aguila de Patmos; cuando suene la hora de la
catástrofe universal, anunciada por el Verbo; cuando venga el fin de los tiem¬ pos, después de haber subsistido la Iglesia nuestra Madre, predicando las eternas verdades del Evangelio por do¬ quier, y hollando las cabezas de los cis¬ mas y heregías levantadas, entonces ya
veréis como se cerrarán estas dos alas
del gran tríptico admirado, y se cumpli¬ rán las palabras del Maestro, de «que¬
dar todo atraído hacia El.»

Abril de 1916.

A. J.

Juventud Seráfica.

79

Camino del Galvapio
Ya se pone en movimiento el cortejo. Conforme a la ley romana, marcha de¬
lante un centurión mandando su compa¬
ñía, que lleva a Jesús entre filas cerradas. Un preg·onero toca, muy a menudo, una trompeta lúgubre y levanta en alto un cartelón en que se lee en hebreo, g·riego y latín esta incripción: «Jesús de Naza¬ reth rey de los judíos.*
La calle es estrecha y empinada. Una calle oriental, donde toda suciedad y
molestia tienen su asiento.
Todo el pueblo asiste al trágico es¬ pectáculo. Nada les detiene, ni el gen¬ tío numeroso que se apretuja en los um¬ brales de las puertas y se extiende a lo largo del camino, empujándose mutua¬ mente en aquella marcha lenta y penosí¬ sima, ni el cansancio de las fiestas ante¬
riores.
Todos hablan, ríen, gritan y vocife¬
ran, fundiendo en un solo clamor de ra¬
bia la ruindad del corazón sediento de
la sangre del justo. Jesús va cargado con la cruz, sudoro¬
so, bañado en sangre que corre de su frente y enrojece su túnica. Marcha a empujones de ta soldadesca, entre escar¬ nios de palabray puñados de barro endu¬ recido que le arroja la canalla enloque¬
cida.
Entre el cortejo, escondidos lo sufi¬ cientemente para no ser vistos, van, tras el rnaestro, algunos discípulos doloridos, no entendiendo, sin duda, como Jesús que tantos milagros ha obrado, no hace uno para librarse de sus verdugos.
Van también dando las mayores ' ór¬ denes de excitación al populacho,contra esús, las autorklades de Israel, los ase¬ sores de Caifás, los escribas, sacerdotes
y ancianos.
Llega el cortejo a la cima del Calva¬
rio sobre esa cima de horror y confianza
se levanta una cruz que es salvación pa¬
ra unos y ruina para otros, cruz en que ha de ser enclavada una Víctima inocen¬

te, ofrecida voluntariamente y que muere
para redimir a los pecadores dé la per¬ dición. Sobre la pendiente del Gólgota, un poco más abajo de la reducida llanu¬ ra que la coronaba, los verdugos despo¬ jaban a la víctima; y allí, muy cerca, de pié en medio de las santas mujeres, Ma¬ rfa, la corredentora del humano linaje, contemplaba con agonía muda y el co¬
razón lacerado, los crueles martirios y últimos movimientos que el hijo de su alma padece en el cuerpo.
Y en aquella cruz que se destaca en el fondo de aquella escena esperada por los siglos suben los ángeles llevando en
sus manos blancas como la nieve y pu¬
ras como el ampo las capas de mirra de las generaciones pasadas.
Con María nuestra Madre, como el
discípulo amado de Jesús, Sanjuan, he¬ mos de ser testigos—todos los jóvenes que formamos la Juventud Seráfica—del testamento de amor de Jesús; hemos de
custodiar en nuestra alma sus últimas pa¬
labras que son de enseñanzas perdura¬ bles, aceptando el honroso encargo de enseñarlas a las generaciones venideras; poique nosotros somos los llamados a ejercer el sublime encargo de dar a conoéer a los hombres la gracia de la re¬ dención ennoblecida por la cruz con el
contacto del Salvador.
Porque a través de veinte siglos ¿no os parece ver recorrer a Jesús la misma tormenta de la calle de la Amargura, con la misma mirada compasiva de unos, la misma injusticia de otros y la misma
cobardía de muchos?
Levantad pués, hijos del Serafín de
Asís, vaestras cabezas y saludemos con entusiasmo aquella cruz de redención, mientras que nuestros hermanos com¬ partirán con nosotros la gloria y la vic¬
toria del sacrificio.
Francisco Pons.

80

Juventud Seráfica

tee? Í^?X V?5t?r
Pilatos se esfuerza por librar a Jesús del furor de los Judíos; pero como los gritos del pueblo antes escogido y hoy prevaricador suben cada vez más, pidien¬ do la sangre del Justo, el Presidente
manda al fin azotar cruelmente al que
juzga y es en realidad Inocente. Inhumanos verdugos descargan a por¬
fía despiadados golpes sobre las carnes sacratísimas y delicadas del Salvador. Con casquete de punzantes espinas co¬ ronan su venerable cabeza; vístenlo de
púrpura como a rey de burlas, y ponen
en su mano cetro de caña.
Así herido y ensangrentado es presen tado nuevamente al populacho.
He aquí a vuestro Rey, exclama Pila-
tos.
Ecce rex vester! Más que palabras de
Pilatos, es esto la voz del Padre Eterno que dirigiéndose no sólo al pueblo he¬ breo sino también a la gentilidad y a las generaciones todas futuras, les presenta a su Hijo Unigénito como Rey a quien deben servir y a dorar. Cristo es Rey; vestido está ya con las reales insignias y pronto va a tomar posesión de su real
trono sobre la cima del Calvario.
Guando fuere levantado de la tierra, todo lo atraeré hacía mi, había dicho el
Salvador.
Bien puede vociferar el pueblo deicida y con él los coros todos de la impiedad:
nolumus hunc regnare super nos; :=io que¬
remos que éste reine sobre nosotros. Cristo, coronado de espinas, y clavado en la cruz, es el Rey eterno que ha atraí¬ do, atrae y atraerá hacía Sí las miradas todas de la humanidad.
Pueden los judíos, cismáticos, herejes, incrédulos e impíos subir al Calvario para insultar y blasfemar al Crucificado. Apesar de verse en tan c íticos instantes
abandonado hasta de casi todos los que
hasta entonces habían sido sus amigos e
inseparables compañeros, sin ayuda de soldados ni ejércitos, Jesús es el Rey su¬ premo a la sombra de cuyo trono van a

reunirse las generaciones todas, pasadas,
presentes y futuras. Y los que no quieran acogerse al
manto protector de su misericordia, ex¬ perimentarán tarde o temprano el rigor de su justicia. Y los qne no quieran
proclamar durante su vida la realeza de
Cristo, se verán forzados a proclamarla después de muertos, no con himnos de gloria y bendición sino con cánticos de rabia y desesperación.
Ecce Rex vester!
Si Jesús, Salvador divino, aunque os veamos hecho rey de burlas para los gentiles y objeto de escarnio para los
judíos, nosotros os reconocemos y os proclamamos por nuestro Rey.
Griten enhorabuena los pecadores
que no os quieren por tal. Nosotros os ofrecemos por trono el corazón, del cual arrancaremos cuantos cardos y espinas
podrían lastimaros. Lo adornaremos con las virtudes de que Vos mismo nos dais ejemplo, y cerraremos sus puertas a los halagos del mundo y de la carne, para
que jamás nos seduzcan y nos aparten
de Vos.

Sed, Señor, el Rey de nuestros hoga¬

res, y de nuestras familias. En el lugar preferente de nuestras casas colocare¬

mos vuestra Imagen sagrada y Vos ve¬ réis el lazo de unión de todos, padres e

hijos, jóvenes y ancianos; y vuestra ley santa será la pauta que gobierne todos

nuestros actos.

Hoy se hacen esfuerzos inauditos pa¬ ra destruir vuestro imperio; quiere arran¬
carse a vuestro cetro el dominio de los

pueblos y de las sociedades. Insensatos ios que tal pretenden! Como los judíos sufrirán también el castigo de su sacrile¬

ga rebeldía! Ante el mundo entero os proclama¬

mos solemnemente nuestro Rey. A pe¬

sar de todos los contratiempos y de to¬

das las persecuciones, queremos llevar

desplegada vuestra bandera y a su som¬

bra pelear por Vos contra toda clase de

enemigos.

F.

Tip. Ca.ólica de S. I’izá. Jardín de la Reina, 19

Muelas Harineras
= de pedernal
CPedra foguero)
Estas muelas de pedra fo^uera^ hoy tan en uso para moler trigo como para moler cemento, por sus gran les ventajas sobre las catalanas, se construyen, con piedras de superior calillad y trabajo esmeradísimo, en la fábrica que, d í dicho género, posee en diail icor, calle (le Art;í Ilúm. 3, el maestro constructor y propietario Allloaia l’oCOVÍ y iSustrr*, a quien podéis dirigiros para toda clase de informes,
Visitad dicha casa, y os convenceréis, pues aunque sea conocida ya del público mallorquín y extranjero, por contar con más de 30 años de existencia, hoy dispone de un material abundante y selecto como jamás había tenido y bastante número de operarios para poder servir a la mayor brevedad posible cualquier pedido.
Hntígua panadería ^ Romo de la peletería
DE
Especialidad en los panecillos de aceite, salados, franceses, panes blancos, de trigo y de los ricos bizcochos y burregos.
Se sirve todo a domicilio tanto los panecillos de la mañana como
los de la tarde.
VINOS
del
Exemo. Señor Marqués de Víuot
Se venden Calle de la Campana n." 5.—PALMA DE MALLORCA

ESCULTURA Y DECORACION
Talleres los más importntes de España.
IMÁGENES DE MADERA
Via-criicis —N.ños—Cunas—
Altares—Púlpiios—Confesona¬ rios--Trabajos en mármol, bronce y piedra

Qon siónario

liste'

de toda la producción y ven¬ ta al por mayor de las
IMÁGENES DE i-—i—
- i—‘ SIMIL-MADERA
{marca Riiis)Las n ás económicas y las mejores hasta hoy cono¬
cidas.
Pueden bendecirse e indulgen¬ ciarse. No se distinguen de las de madera por sus finas y expre¬ sivas caras y decoración esme¬
rada.
EXSPaiClOlíES A TODAS PARTES
Se envían catálogos y presupuestos

Bordados en oro y seda

FABEICACIOS DE OKNÁMEIITOS SASfiADOS

¿

Orfebrería y Platería

('asulliis —D.ilniá'icas—Capas — Bandi·ias — lisian- T Cálices—Custodias—C' ponos—Cainlcloros—I.átiipa-

dartes—Palins, ele ole

if ras—Sacras, ele. elè.

Albas — Punías — Cingulos — Mis.ib's — Breviarios - i Al oda Has - Rosarios—Pe vocion arios—Estampas—Li-

Piurnos ele. ele.

''

j bros —lísUiluilas, ele. ele.

PREIVÜOS PARA CATEKISTICAS

TRAJES TALARES Y SOMBREROS
I>ai’a señores Sacerdotes a precio de fábrica
ESTAMEÑAS FRANELAS PAÑOS «i» TAMIS SARJAS
en todas clases y colores para ICeli^iosas y Religiosos

Establecimiento pecomendado por varios Señores Obispos. Unico en España montado en esta forma y que cuente con grandes existencias desde lo más
económico a io más superior.

EL ARTE CATOLICO
Obispo, 2—BARCELONA

AiLEI BE I

T
u

u

PiEie*

de Nuestra Señora del Carmen

c^-

«
GRANVIA 1 —BARCELONA
PREMIADO EN VARIAS EXPOSICIONES Y CONCURSOS

Sspeciaiidad en Dmdgenes g Crucifijos fallados en madera g iodo lo relacionado con el culio cafóIleo,
Jmagenes en J^asia, Carión, Júadera^ftbra indulgenciables Se remiten fotogratias y precios de las Imágenes que se deseen adquirir
Verdadera economia en precios
EX.IE·OH.T-A.OXÓIW Á. TOI3-A.S
FERRETERÍA CASTELLET
BANCH DE S’OLI.—PALMA

DE
CAJAS PARA CAUDALES B A.SCTJ3L. A.S, BOIVE A.3Sr-A.S, JB-A.Ij A. ISTZ A.S
Y COCINAS ECONÓMICAS PARA COK Y LEÑA
PUERTAS DE ACERO ONDULADAS

x>x:
JOSÉ BORRAS
LON J ETA, 8 «s Ricas ensaimadas.—Verdadero pan para sopa y todo lo relativo a este ramo. -Puntualidad en los encargos.—Se sirve a domicilio.
No equivocarse, Lonjeta, 8—PALMA

CwiiiOiíMi

-

DE —

BARTOLOMÉ MIRALLES

UNION, 37-PALMA

SOMBRERERIA

de —

—

BERNARDO AMER
Confección de sombreros de toda
clase.—Suíiia el^íjancia y economía sin igual.—Casa especial para som-
bieros de sacerdote.
Santo domingo, 21. —PALMA

Cerapura para el culto

Cirios esteáricos
£3 iS F DE3 Xj DVJ: ^ ¡3

ANTONIO JULIA MESQUIDA EssBcialUaS eu ensaímaías para turistas

f tola clase le enea rjos ee el ramo

detall Ventas al por mayor y

^Í20. I»ALlvIuíík.

I SE RECOMIENDAN |

LOS

^

| GRANDES ALMACENES SAN JOSÉ

BRONDO ESQUINA BORNE IgiS

Sastrería (? Camisería ® Noveda¬
des para Señora y Caballero :t} Gé¬ neros de punto ít) Telas blancas áe
Pañería ® Sedería ® Pañolería áá Corbatería ® Confecciones ® Todo
o que se requiere pata equipos de
novios ® íñ ■*. ;ñ d) 5) ® ¿f) áó ® Cti
—s PRECIO FIJO 3-^