El Heraldo de Cristo 1915, n. 75
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Cultos en nuestra iglesia de San Francisco en Palnra durante el mes de Mayo.

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practicará este ejercicio per la mañana a las cinco y media y a las once

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y cuarto; y por la tarde a las siete, con sermón los domingos y fiestas.

NOTA. — Las personas que deseen se aplique algún ejercicio a su intención, procuren dar aviso eu

la sacristía.

NOVGTïQ. del EsOÍrítU Sstlto, Empezará día 14, practicándose durante la misa de

.

‘

——

las seis.

Cuarto Domingo y fiesta de conclusión del Mes de Mayo,—

Día 23, a las ocho de la mañana. Comunión general para los terciarios y además fieles que asistan al ejercicio propio de este mes. A las diez Tercia y Misa solemne con sermón. La reunión será a las siete
de la tarde.

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condiciones ordinarias pueden ganar los Terciarios
indulgencia plenaria los días siguientes de este mes;

Día II, Bto. Benito de Urbino.—13, La Ascención del Señor y San Pedro Regalado.—17, San Pas¬

cual Bailón.—18, S. Félix de Cantalicio.-^ig, San Ivo.—20, S. Bernardino de Sena.—22, Bta Humilia-

11a.—23, Pentecostés y el Bto. Crispin de Viterbo: indulgencia plenaria y absolución general. — '^o, San

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Año VII i®

i.° Mayo de 1915

Núm. 74

¡S TT M
¡Salve María!—Ah! si V. comulgase cada día!— A unos y a... OTRAS.—Peregrinaciones a Cura.— ¡Vaja, envant!—Ecos de California, - l^rofesión del Excmo. Sr 1). Enrique Prualla.—Nueva Hermandad en Villafranca, D.** Petra Delgado Marien. —En la

2?t. I o
mort de D.''' Petra Delgado, Terciaria.—Pan de S. Antonio — Crónica franciscana,— Necrología.— Bib\\\\ogTAÍía.=Juvetltud Seráf/ca.—Las flores de este año.—El Bto. Ramón Lull y su época.— La lectura.—Randa y la «Juventud Seráfica»,

^aría!

Venid y vamos todos Con flores a porfía
Con flores a María
Que Madre nuestra es

ISl'^ELLO, como la rosa que se abre

r

sonreír de la aurora y al beso

del primer rayo del sol, se pre¬

senta el Mayo coronado de poesía y de

amor.

¡Mayo! Te saludamos, oh mes de los encantos, con verdadero entusismo:

no tanto por tu natural belleza y hermo¬

sura cuanto que a tí va unido un nom¬ bre suavísimo y lleno de ternura, el
nombre de María.

¡Salve María! más bella que los An¬
geles, más fúlgida que el sol, más cándi¬ da y pura que la nieve que brilla inma¬
culada en las excelsas cumbres del

Líbano... ¡Salve oh Reinal poderosa en el cielo y en la tierra; ¡Salve oh Madre! llena de gracia y de misericordia, dulce

esperanza de nuestras almas en el nave¬ gar tempestuoso de esta vida. Salve!
Una de las devociones más gratas a tu
corazón es sin duda alguna la consagra¬

ción, que te hacen los fíeles, del mes

de Mayo. La consagración del mes cuyas
naturales bellezas nos hablan de un mo¬
do expresivo de las bellezas celestiales que brillan en Tí.
Como preciosas perlas engarzadas en riquísimo manto, así las más sublimes y excelsas virtudes acompañsn la gracia de que ya desde el primer instante de
tu ser estuvo llena tu alma.
Pálido reflejo de tu divina hermosura son las galas con que se reviste la natu¬ raleza. Imagen de tus virtudes son los los encantos que nos ofrece ia alegre primavera.
Todo nos invita en este tiempo a le¬ vantar nuestro corazón a Tí que eres luz inextinguible, vida de las almas que es¬ peran en Tí, sol que calienta los corazo¬ nes más fríos y congelados.
¡Salve María! es el saludo que, con el perfume de las flores, con el dulce can¬ tar de las aves, con el sonreír encantador de la naturaleza que torna a nueva vida, llena de esplendor y de gracia, te diri¬ gimos desde lo más íntimo de nuestro
corazón.
¡Salve María! es el saludo que resue¬
na magestuoso y solemne bajo las silen¬ ciosas bóvedas de miles de iglesias, que se repite con acento de suprema es¬ peranza, en medio del fragor de las ar¬ mas, en los campos de batalla, en el

66

El Heraldo de Cristo

penoso destierro, en las lobregueces de
la cárcel.
¡Salve María! e.s el saludo que resuena así en el palacio del grande y poderoso como en la desmantelada y humilde ha¬
bitación del pobre; así en la alegría y el gozo como en la tribulación y en el
llanto; así en la cuna del recién nacido como en el lecho de dolor, entre los estertores de la agonía.
Y Tú, oh María, que siempre has escu¬ chado piadosa este saludo y has hecho descender del cielo torrentes de gracias
y bendiciones sobre las almas que lo pronuncian con fé; no te olvides de no¬ sotros que lo repetimos y repetiremos
con amor siempre creciente, y nuestros labios nunca cesarán de repetirlo hasta el último suspiro de nuestra vida mortal.
/Salve María! diremos cuando el co¬
razón se sentirá oprimido de terribles amarguras, y tu nombre será para noso¬
tros bálsamo de celestes consolaciones.
/Salve María! repetiremos cuando
nuestro espíritu se encuentre turbado y combatido por las pasiones, y tu nombre será un rayo de luz divina que disipará
las obscuras tinieblas de nuestras almas.
¡Salve María! será nuestro grito cuan¬ do postrados en el lecho de la enferme¬ dad, nuestros labios no sabrán moverse
sino para suspirar y gemir, y entonces el poder de tu santo nombre nos dará ayu¬ da para sufrir con fortaleza nuestros do¬ lores y cambiará en suaves rosas las agu¬ das espinas de nuestras dolencias.
Si, ¡Salve María! y siempre Salve! en el gozo y en el dolor, en los años de nuestra juventud y en los de nuestra ve¬ jez, en la vida y en la muerte, siempre y
por doquier resuene magestuoso y dulce
este santo saludo Salve María!
Y en este mes a Tí consagrado, noso¬ tros los hijos del Pobre de Asís, no¬ sotros más que los otros, vendremos so¬ lícitos a saludarte y cantar tus alabanzas al pié de tu altar, y dando paso al inmen¬ so amor que arde en nuestro pecho repe¬ tiremos con filial devoción, con viva fe y confianza el saludo inmortal y lleno de

ternura que te dió en la soledad de tu retiro el Angel del ?>éñor...¡Salve María! ¡Salve María!
—Pero, Padre mío, como acertaré a prepararme bien para este acto tan gran¬ de, para recibir dignamente el Cuerpo y Sangre de Jesucristo? Todos mis esfuer¬ zos no serán jamás suficientes para pro¬ ducir en mí una disposición tan perfecta, como veo que es necesaria, y como exi¬ gen algunos libros de devoción que he leído a este propósito.
—Cuidado con ciertos libros de de¬
voción, D. Paco, porque sirven más para excitar demasiado la imaginación y ate¬ morizar las almas que para conducirlas de veras a Jesús, y hacerlas adelantar en
la santidad.
—Pero es posible que en estos libros se encuentren tales peligros, P. José?
—Es más que posible, amigo mío, par¬
ticularmente tratándose de la comunión, acerca de la cual los jansenistas espar¬ cieron muchos errores y prevenciones,
exigiendo para este acto una disposición muy, difícil, si no imposible de obtener¬ se, y logrando así apartar a los fieles de
este sacramento tan necesario para con¬
servar y aumentar en nosotros la verda¬ dera vida espiritual.
—P. José, los libros que yo he leído no son heréticos, ni se proponen este fin...
—Pero tienen ciertos resabios de jan¬ senismo, e indirectamente favorecen su causa, porque las almas se cansan de procurar una tensión de espíritu tan di¬
fícil e infructuosa, y acaban por dejar la
comunión.
—Pues entonces, quién nos proporcio¬ nará una regla segura para no errar en cosa de tanta importancia?
—El Maestro infalible de la verdad, D. Paco; el Sumo Pontífice, a quien Je¬ sucristo mismo confirió el oficio de apa¬
centar sus ovejas. Y el Papa ha hablado

El Heraldo de Cristo

67

68

El Heraldo de Cristo

muy claro sobre este punto, y expuesto
en términos muy precisos el verdadero sentir de la Iglesia.
—Así me gusta, P. José; las cosas cla¬
ras y fuera exageraciones de ninguna
clase.

—Si, D. Paco, pero conviene añadir

también: fuera debilidades de ninguna

clase; porque huyendo de las exagera¬

ciones se corre el peligro de pasarlo

todo con agua bendita, y de querer con¬

ciliar la luz con las tinieblas, la verdad

con el error, y ya sabe Vd. que la verdad

tiene sus exigencias, y que tanto se pue¬

de perder uno por carta de más como

por carta de menos.

^

—Estamos conformes, P. José, pero

dígame cuales son las enseñanzas del

Papa sobre este particular?

—Pues el Papa ha dicho que dos co¬

sas solas son necesarias para poder co¬

mulgar cada día; no tener conciencia

cierta de pecado mortal, y tener recta

intención.

—P. José, esto me parece demasiado
poco.
—Pues oiga Vd., y con Vd. hasta los sordos, las mismas palabras del Decreto de la Sagrada Congregación del Conci¬
lio sobre la Comunión cuotidiana: Sien¬
do la Comunión cuotidiana muy desea¬ da de Jesucristo y de la Iglesia Católica, sea permitida a todos los fieles de cual¬ quier clase y condición; de modo que a nadie que se halle en estado de gracia y tenga recta intención pueda ser negada.
—Verdaderamente se exige poco para comulgar cada día; pero yo no me atre¬ vería a comulgar cada día si hubiese co¬ metido ciertos pecados veniales que me conturban mucho la conciencia.
—Bravo, D. Paco. Así enmienda Vd.
la plana a la Sagrada Congregación y al Papa mismo!
—Pues qué quiere. Padre? Yo con ciertas faltas no podría ir a comulgar porque creería faltar al respeto debido a jesús sacramentado.
—Pues oiga Vd. otro parrafíto del pitado decreto que basta a disipar todos

sus escrúpulos: El deseo de Jesucristo y de la Iglesia de que los fieles se acerquen
cada día, oye Vd?, cada día al sagrado
convite, es sobre todo para que los fieles, unidos con Dios por medio del sacra¬ mento, saquen de aquí fuerza para re¬ frenar las pasiones; para purificarse de las culpas leves en que cada día pueden incurrir; para evitar los pecados graves, a que está expuesta la humana fragi¬
lidad.
—Pero, y el honor y reverencia a Dios, a Jesús?
—Siga Vd. escuchando: No ya prin¬ cipalmente para proveer al honor y a la
veneración debida a Dios, ni que sea
como una recompensa a un premio de las virtudes propias (S. Agustín Serm. 57 in Matha de Orat. Dom. V. 7). Por lo
cual el Concilio de Trento llama la Eu¬
caristía Antídoto con el cual nos
LIBRAMOS DE LAS CULPAS CUOTIDIANAS
Y NOS PRESERVAMOS DE LOS PECADOS
MORTALES (SeSS. 13, CAP. 2). —Pero yo tendría necesidad de con¬
fesarme para recobrar la tranquilidad de
conciencia.
—Haría Vd. muy bien en hacerlo, si tuviese )portunidad, y no fuese con de¬ masiada frecuencia; pero haría muy mal en dejar de comulgar por no poderse confesar, y más sabiendo que un acto de contrición basta para borrar todos los pecados veniales, y que el sacerdote
da la bendición antes de distribuir el
Sacramento, con el mismo fín.
—Pues si es así, seguramente hay mu¬ chas personas que podrían comulgar cada día y no lo hacen por exceso de
delicadeza de conciencia.
—No hable con tantos miramientos,
D. Paco, de esta clase de gente; diga más bien que muchos deberían comul¬ gar cada día, y no lo hacen por preferir su propio juicio al del confesor y de la Iglesia, y estos bien merecen el dictado de testarudos y de soberbios, si no es que son muy ignorantes.
—Por Dios, P. José 1! —Sé lo que digo, D. Paco, y le ase-

El Heraldo de Cristo

69

g-uro a Vd. que no es ninguna exagera¬
ción.
Fr. José María.
fi nnos Ç a OTRAS

tos, dichas inefables y momentos de
gozo y alegría indecibles; pero esos son los Cireneos que Dios manda a los
esposos para ayudarles a llevar su cruz. Mas la cruz existe, dura y pesada; las es¬ pinas coronan la frente del esposo y ti¬ ñen de sangre la frente de la esposa ¡Hay que sacrificarse! Hay que sufrir!

inconuenieníes
Amigo mío muy querido:

Y ¿qué? El religioso y la religiosa que, puestos

Al final de mi última carta prometía los ojos en Dios y en su alma, se des¬

tratar hoy de los inconvenientes que se prenden de todo, dejan sus comodida¬

te ofrecen para el matrimonio, y que po¬ des, su casa, su familia y su patria

dríamos llamar mucho mejor vanas ex¬ ¿crees tú que pueden hacerlo sin gran¬

cusas para no casarte.

des sacrificios? ¿Crees que, sin sacrifi¬

Que te espantan los deberes de un es¬ cios pueden sostener el peso de sus Re¬

poso y las cadenas del matrimonio con glas y llevar la cruz de sus votos y de sus

todas sus obligaciones; que vale mucho
la independencia y libertad que disfrutas
de soltero. Eso me dices.

obligaciones?
Sacrificarse! Sufrir!
El sacerdote que llamado por el Se¬

Pero a eso ya te contesté otro día que ñor a la sublimidad del ministerio sa¬

no es razonable huir del deber, porque grado, dedica a él sus fuerzas y su vida,

nos sea costoso el cumplirlo. Los debe¬ , no puede ejercerlo dignamente, si no es

res nos espantan a todos; o, hablando venciéndose a sí mismo y sacrificándose

con más propiedad, el deber de cada sin cesar.

uno se presenta siempre a sus ojos en forma de sacrificio, y no es ello un mo¬ tivo para que pueda dispensarse de su
cumplimiento. Así el casado como el soltero, el pa¬
dre como el hijo, el religioso como el militar y el artesano y el comerciante y el obrero, todos, en una palabra, tienen sus deberes: y ¿quien no ha de sacrifi¬
carse para corresponder a ellos?

Que digo? Aun en la vida ordinaria ninguno logra ir adelante en su empeño sino por medio del sacrificio: y por más modesto que sea el ideal que uno se trace, tendrá necesidad de sacrificarse
para verlo realizado. ¿Crees tú pues, que siendo llamado
al santo matrimonio, tendrás motivo para
rehuirlo alegando que te espantan los deberes de esposo y las cadenas y obli¬

gaciones, que el matrimonió impone?

Cierto que muestras muy buen juicio

No. amigo mío. Cuando Dios quiere

no figurándote el matrimonio como una una cosa (y bien te demostré que te

perpetua luna de miel, (que no sé yo lo quiere casado) a nosotros corresponde

que quiere decir) ni como un depósito hacerla; los deberes y obligaciones que

inagotable de felicidad y bienestar: los con ella contraemos no se han de evitar,

que así se lo imaginan quedan muy pron¬ sino que se han de cumplir.

to desengañados en cuanto han pasado

Y no hemos de olvidarnos de que el

el mareo de la fiesta del casamiento.

deber y el sacrificio se encuentran siem¬

El matrimonio impone al esposo y a la esposa una serie de obligaciones graves y costosas, y es prudente preverlas y

pre juntos, y juntos vienen a constituir el fondo de la vida racional para el
hombre viador en este mundo. Hasta el

pesarlas antes de contraerlo. La vida de punto de que Dios mismo que constituyó

familia tiene ciertamente muchos encan¬ al primer hombre en estado de justicia

70

El Heraldo de Cristo

y felicidad original no quiso dejar de imponerle un deber y de exigirle un
sacrificio.
Me indicas la independencia y libertad
que disfrutas de soltero. Y esto ¿que significa?
Si con esto quieres significar la tran¬ quilidad infantil en que vives, libre de
las preocupaciones que, por tantos con¬
ceptos, pesan sobre el jefe de toda fami¬ lia, te diré que no siempre has de ser niño, y que ya ha llegado la hora de que empieces a ser hombre.
Mas si esta independencia y libertad
han de entenderse en el sentido en que
suelen entenderla generalmente la ma¬ yoría de los jóvenes, habré de contestar¬ te que precisamente por esto mismo son muy grandes y gravísimos los inconve¬ nientes que se siguen de no casarse.
Pero ya que anunciamos ahora un punto muy digno de tenerse en cuenta, terminaremos aquí la presente carta, y lo reservaremos para otro día.
Manda siempre a quien te quiere y bendice,
Fr. Junípero.
Las peregrinaciones a Cura
Han empezaño ya. La primera fué la
de Randa.
^ Bien comprenden los sencillos habi¬ tantes de este pintoresco’caserío que al Bto. Ramón deben toda su gloria. El nombre de Randa resuena hoy en todos
los ámbitos de la tierra donde es cono¬
cida la portentosa historia de nuestro
Lull. Randa conocen los numerosos pue¬
blos que se honran con la visita que en otros tiempos les hizo el santo e infati¬ gable viajero.
A Randa veneran los grandes sabios de todas las naciones que admiran, siem¬ pre que las estudian, las inmortales obras del eminente y original maestro.

El nombre de Randa pronuncian con respeto los religiososos franciscanos es¬ parcidos por ambos mundos, cuando
rezan en su Breviario las lecciones del
glorioso Mártir y santo hermano ter¬
ciario.
El monte de Randa será visitado por
muchos pueblos y Congregaciones de la Isla, porque en Randa hizo penitencia el Sabio, el Santo, el Mártir mallorquín, el
Beato Ramón Lull.
Por esto Randa se entusiasma ante
lo que a su Lull se refiere.
Por esto, apenas tuvo noticia de las indulgencias que la Santa Sede ha con¬ cedido a los que visiten su Santuario de Cura en este año, honrando de esta ma¬
nera la memoria de la estancia del Beato
en aquel monte, cuando se aprestó a su¬ bir a él en devota peregrinación.
Señalóse para ésta el 6 de Abril, y todo el pueblo, preparado con la confe¬ sión de sus faltas, a las seis de la mañana se reunió en su iglesia parroquial y re¬ zadas las preces para la peregrinación salió procesionalmente cantando himnos a S. Francisco, al Beato Ramón, y el
santísimo Rosario; cánticos que no cesa¬
ron ni en lo más empinado de la cuesta; al contrario, parece que a medida que
se acercaban al santuario de su devoción,
recobraban nuevas fuerzas nuestros bue¬
nos peregrinos y los jóvenes de ambos
sexos cantaban con más entusiasmo el
Ave María que era contestada con la mayor devoción por las personas de más edad y repetida por los numerosos ecos de aquel hermoso monte que tantas ve¬
ces haría resonar con sus oraciones y
suspiros nuestro penitente Beato. Al momento de entrar en la iglesia
empezó la misa de comunión el reve¬
rendo D. Bernardo Garau, Rector de
Sta. Fe; y recibieron el Pan de los An¬ geles todos los asistentes.
A la Misa siguió breve descanso que los peregrinos aprovecharon para des¬
ayunarse.
La Misa Mayor resultó muy solemne. Fué el celebrante el R. D. Antonio jau-

Él Heraldo de Crístó
Aparición de Cristo en la druz al B. Ramón Lull
en el Monte de Randa
Proyecto de estampa déi B. Ratlión, Obra del distinguido pintor Don
Francisco Salva de la Llapassa, Terciario de S. Francisco

n

ÈL Heraldo de Cristo

me, Párroco de Randa, asistido de los Rdos. D. Bartolomé Janer y D. Bernardo
Garau. Predicó el sermón el cuaresmero
de Randa P. Francisco Fornés y convidó
a sus oyentes a que, no contentos con elevar sus oraciones al cielo para ganar
las Indulgencias concedidas, renovasen ante el trono de la Virgen de Cura los buenos propósitos que habían hecho durante la Cuaresma y rogasen a Dios por la prosperidad de la causa luliana, para tener la inmensa alegría de ver ca¬ nonizado al más ilustre de los hijos de Mallorca, al Penitente de aquellas sole¬
dades.
Contribuyó eficazmente a la brillantez
de las funciones el nutrido coro de las
jóvenes de aquel simpático caserío, las cuales, al par que de su fervor y piedad dieron gallarda muestra de su armoniosa voz y delicado oído.
En fin, todo resultó bien, por la mise¬
ricordia de Dios.
Esta primera peregrinación a Cura dejará en el cristiano pecho de los randinos recuerdo imperecedero.
La segunda Peregrinación a Cura
fué la de la Congregación Mariana de
Sineu.
El día 18 de Abril, ya a las 8 de la mañana estaban en Randa los jóvenes Marianos, a pesar de la continua lluvia que había caído durante casi todo su viaje.
Después de dar muestras de su devo¬ ción a la Virgen cantando una Salve en aquella iglesia parroquial, emprendieron
la subida al Santuario.
Aquí reunidos, sin dar muestras de cansancio y con un fervor que no podia ocultarse, dirigidos por el Rdo. don Arnaldo Ramis, empezaron el canto del Oficio Parvo de la Virgen.
Hubieran deseado un órgano que les acompañase; pero no lo hay en el San¬ tuario, ni parece que les hiciera falta en aquellos momentos de religioso fervor.
Los ángeles que en Belén, cuando el nacimiento del Salvador, y en Santa

María de los Angeles, cuando el de N. P. S. Francisco, cantaron gloria a Dios y paz a los hombres, acompañarían con sus arpas a aquellos piadosos jóvenes, y de buena gana mezclarían con los de ellos sus celestiales cánticos para honrar a su Soberana en aquel histórico recinto, por tanto tiempo cueva o santuario casi del todo abandonado, cuando no vil¬ mente profanado.
Celebró la misa de Comunión el re¬
verendo P. Francisco Fornés y después de dirigirles breve plática comulgaron todos, deseosos de lucrar las Indulgen¬
cias concedidas.
Visitaron también los santuarios de
San Honorato y de Ntra. Sra. de Gracia y admiraron los hermosos paisajes que desde aquella cima se descubren.
La tercera peregrinación debían efec¬ tuarla los marianos de Algaida. Habían escogido el día 25 de Abril y no pudie¬
ron llevarla a cabo a causa de la lluvia.
Será otro día, Dios mediante.
Sabemos que otros pueblos y Con¬ gregaciones están organizando romerías al Monte de Randa con el objeto de honrar la memoria del Beato mallorquín y de aprovecharse de las indulgencias recientemente concedidas por la Santa Sede a los que visiten el Santuario de Nuestra Señora de Cura; y esperamos que todos los demás se despertarán y rendirán tributo de veneración a la gi¬ gantesca figura del sabio Terciario mar¬ tirizado en Bugía.
Ramón.
¡Vaja enVanfcl
Lo que es aqueixa vegada no sé que
succeirà.
Falten casi tres mesos per sa peregri¬ nació a Palma i ja no ’s parla d’ altre cosa entre els terciaris mallorquins.
I ¡en vesseu de brodadores que fan vía per endiumenjar pendons! E-hi ha ger-

KL tíERALDO DE CRÍStO

n

mandats que primé se pensaven no arri¬ bà mai a teni pendón; i are ja ’1 tenen posat an es talessos i fan contes estre¬ nar-lo a sa peregrinació.
Jo no sé quants n’ hi haurà de nous, ¡i hermosos que serán!
¡Deu meu, quin trui i quin moviment!
Es que el Bt. Ramón comença a des¬ pertar als mallorquins de sa són i peresa que sempre han tenguda respecta d’ ell.
Era una vergonya! Ningú el coneixia
tan poc com noltros de Mallorca: tot¬ hom li feia més cas, sabia més sa seva
historia i coneixia més els seus escrits.
A Mallorca, els vertaders lulistes eren un número reduit, si bé es veritat que també era escoit: pero la gent ¿que ’n
sabia d’ ell? Casi res.
En nom de Deu que ’n sortim, i el
centenari de la rnort del Bt. Ramón mos
servirá de punt de partida perque apren¬ guem a fer-li justicia: i 1’ estimem com a sa gloria més gran de Mallorca, com a sant y com a sabi.
¡Si n’ hi haurà de moviment! A r hora d’ are ja s’ han començades ses peregrinacions i expedicions al San¬ tuari de la Mare de Deu de Cura, de¬ munt el puig de Randa, qu’ el Bt. Ra¬
món santificà amb les seves admirables
penitencies.
Segons mos diuen, ses peregrinacions a Cura duraran tot 1’ any, o al manco fins a sa venguda de s’ hivern.
Ja n’hi ha una bona partida que han guanyades ses indulgencies que ’1 Papa Benet XV ha concedides als qui visitin dit Santuari, lo mateix que als qui visi¬ tin el sepulcre del Beat a l’Església de
St. Francesc de Palma.
N’ hi ha que son estats en peregrina¬ ció a Cura, i fan contes no fer falta a sa
gran peregrinació de Palma; n’ hi ha que primer anirán a Palma, i llevors volen fer una pelegrinació particular a Cura; n’ hi ha que no volen deixà recó, i tenen

projecte de visitar el sepulcre. Cura, La
Real i Miramar...
Què sé jo! Projectes en sentim mil, segons es gust des qui parla: pero tots
demostren entusiasme, animació i vo¬
luntat.

1 per anà a Palma, jno vos ho dic jo,
si n hi ha d’ entusiasme!
Persones veies que no més e-.hi son estades un parei de vegades en sa vida fan contes anar-hi aquest pic; i de la jovenea no hi ha que parlar-ne.
Fins i tot c-hi ha pobles que es temps que esperen que se fassa s’ himne del Bt. Ramón, ja comencen a ensaiá els himnes franciscans; l’ himne nacional: Las huellas del caudillo enamorado; 1’ himne regional mallorquí: Oh Sant dolcissim... i altres per 1’ estil.
1 diuen que hu fan, perque així com aquest pic sa peregrinació es a Palma, i els ciutadans son tan prims de paladà, i al instant tot e-hu troben pajesades, volen estar ben segurs de lo que cantin per no fer un mal paper. Amb això, les
alabam s’idea.
Per cert que s’altre dia devers les once i mitja del matí, entre renous de
carros que passaven, gent qui picava, al·lots que sonaven un acordeón, i un nin petit que tocava un picarol, vaig
sentir una veu agre com a de pollastrell que començà a cantà. Tot-d’ unaho vaig prendre per una bocina d’ automóvil d’
aqueixes rares; pero com no se movia d’ un lloc i la sentien seguit, un instant que els altres renous pararen un poc. vaig treure es cap per aclarir que era, i va esser... Madò Juana María, aquella veinada tan repelenca de qui vos he par¬
lat altres vegades, que es temps que apa-
dassava sa roba de sa rentada ensaiava:
Oh Sarit dolcíssim...

¡Deu mos assistesca!

Daniel

U

ÈL Heraldo de CrisTo

£eo3 California
Acabamos de recibir desde Utuado
(P. R.), atenta carta de nuestro buen amigo, D. Bartolomé Riera, participán¬ donos que el Correo de Norte América le ha sido portador de un tesoro valiosí¬
simo «Relación Histórica de la Vida y
Apostólicas tareas del Venerable Padre Fr. Junípero Serra y de las misiones que fundó en la California Septentrional y nuevos establecimientos de Monterey, escrita por el R. P. Fr. Francisco Palou.»
Es una traducción, añade, exacta y completa en inglés de la Vida del Ve¬ nerable, escrita en 1787 por su insepa¬ rable discípulo; consta de setenta capí¬ tulos en 340 páginas de papel superior e impresión esmeradísima en un solo vo¬ lumen, lujosamente encuadernado al es¬ tilo inglés. Ostenta en la primera página brillante litografía del monumento erigi¬
do en San Francisco al ilustre Fundador
de aquella populosa ciudad por el devo¬ to neyorquino Jaime D. Phelan, y en último folio una copia del mapa original de Palou de la Vieja y Nueva California.
Nos incluye además, el prospecto en inglés de dicha obra, al precio de diez dollars, o sean 50 ptas. y pico.
Nos alegró mucho la noticia y mucho más al participarnos que el «Diario del P. Junípero Serra», que no hemos podi¬ do obtener por falta de ejemplares, está
traducido e intercalado en el volumen de
referencia y que sirve para corroborar en sus respectivos lugares, las citas y afirmaciones del insigne Palou.
Es el Sr. Riera ferviente devoto de
los ilustres de su tierra y siente por
ellos entusiasmo altísimo. Desde los co¬
mienzos de nuestra obra del Monumento
ha seguido paso a paso el camino que hemos andado, cooperando desde Utua¬ do, en donde reside, al fomento y cono¬ cimiento del Apóstol de California, es¬ cribiendo cartas a aquellos países, ad¬ quiriendo noticias y coadyuvando a sus
paisanos para dar a conocer al benemé¬

rito hijo de Artá, V. P. Antonio Llinás, Franciscano celebérrimo que como Ju¬ nípero Serra, es merecedor de un monu¬ mento en su puis natal.
Agradecérnosle tan halagadoras noti¬ cias de Nuestro Venerable, porque ellas
confirman una vez más la alta estima en
que los Californianos tienen la grata e imperecedera memoria de su esclareci¬
do Civilizador. F. T. P6ro. T.
PROFESIÓN DEL EEMO. Sr. D. ENRIQUE
BRDALLA, fiOBERNADOR MILITAR
DE- MALLORCA
Día 8 de Abril, profesó la Regla de
la Orden Tercera el Excmo. Sr. D. En¬
rique Brualla, Gobernador Militar de Mallorca, que vistió el Hábito dia 30 de
Enero de 1914.
A las siete y media celebró misa el M. Rdo. P. Provincial, comulgando el Sr. Brualla, su señora esposa y muchos de los concurrentes. Después de la misa, previa oportuna plática del mismo Padre, hizo la profesión, recibiendo seguida¬ mente el abrazo de paz de la comunidad, del Ven. Discretorio y de distinguidas personas que asistían al acto.
A los esclarecidos miembros que cuen¬
ta nuestra Hermandad de S. Francisco,
debe agregarse el Excmo. Sr. Bruallaj que profesa tierno y sincero afecto a la Orden Tercera y tiene per alta honra el pertenecer a ella.
Felicitárnosle cordialmente y suplicames a N. Santo Padre derrame sobre él
su Seráfica Bendición.
iuevíi HeriiKnidíid en Villiifriineii
A instancias del Rdo. D. Gabriel Rie¬
ra, celoso Párroco de Villafranca, hemos erigido una Hermandad que cuenta yá hoy con muy considerable número de
terciarios.

ÈL Heraldo I^e Cristo

fs

Deseoso el citado Párroco de fomen¬
tar la piedad de sus feligreses y de hon¬ rar de una manera digna y duradera al terciario mallorquín Beato Ramón Lull en el sexto centenario de su glorioso martirio, solicitó de nuestro Muy Reve¬
rendo P. Provincial la instalación de la
Tercera Orden en su Parroquia.
El día 11 de Abril el P. Francisco
Fornés, despué. de instruir conveniente¬ mente al pueblo, tuvo la grande satisfac¬
ción de admitir al santo Hábito el con¬
siderable número de 150 hermanos y
309 hermanas. Erigió canónica y solem¬
nemente la Hermandad conforme al cere¬
monial aprobado y dejó constituidos los Discretorios en la forma siguiente:
DISCRETORIO DE HERMANOS
Ministro, R. D. Juan Gayá y Mayol, Pbro.; Vice-ministro, D. José Amengua! V Gual; Secretario, D. Gabriel Garí y Bou; Maestro de Novicios, D. Juan Ni¬ colau y Barceló; Enfermeros, D. Guiller¬ mo Rosselló y D. Jaime Bauzá y Mas¬
caró.
DISCRETORIO DE HERMANAS
Ministra, D.^ Catalina Bauzá; Secreta¬ ria, D.® Francisca Truyols; Maestra de Novicias, D.” Coloma Sansó.
Como el Director de la Hermandad es
el mismo Párroco, fervoroso terciario, y el Ministro es su Vicario, Rdo. señor Gayá, esperamos que con tan autorizada dirección prosperará la Hermandad de Villafranca y no sólo no mermará, sino que aumentará su laudable entusiasmo por la Vble. Orden Tercera.
Muy bien por los piadosos hijos de Villafranca; muy bien por su buen Párroco que así ha querido honrar el centenario
del Terciario Ramón Lull.
Que el Beato mallorquín bendiga a sus
nuevos hermanos mientras nosotros los
abrazamos y besamos con fraternal ós¬
culo.

T
Dofln Petra Delgado Narlen
D.“ Petra Delgado Marien, Terciaria, falleció en Artá después de recibir de¬ votamente los santos sacramentos y la bendición apostólica, el día 15 de Marzo
del corriente año. Era natural de Puer-
torico donde contrajo matrimonio con D. Juan Amorós, jefe de la distinguida y rica familia de este apellido. Vino a Ma¬ llorca y fijó su residencia en Artá junta¬ mente con su señor esposo el año 1877. Tuvo la desgracia de perderle en 1893, pero nunca se extinguió en su corazón el tierno afecto y cariño de la buena espo¬ sa. La misma tribulación puso más de re¬ lieve las virtudes que atesoraba su alma.
Viuda y sin hijos, consagróse del todo al servicio de Dios y al bien del próji¬ mo. Su trato afabilísimo y su generosidad nunca desmentida le conquistaron las simpatías de todo el pueblo.
Á ella se debe en gran parte la insta¬
lación de la comunidad franciscana en el
convento de S. Antonio de Artá. Su va¬
lioso concurso unido por tantos títulos
al del benemérito D. Monserrate Blanes
y Juan aportó lo necesario para los cuan¬ tiosos gastos de la nueva fundación que
se realizó en 1897.
Poco después ingresó en la Orden Tercera Secular de S. Francisco y termi¬ nado el año de noviciado hizo la profe¬ sión de la santa Regla. Al constituirse el
Discretorio de Hermanas de la nueva
congregación terciaria recibió el nom^ bramiento de Ministra, cargo que ha
conservado hasta su muerte.
Como hija de la Orden Tercera se ha distinguido por su piedad con Dios y por su caridad con el prójimo especial¬ mente con los pobres y enfermos. Las prácticas de piedad eran su ocupación ordinaria profesando una devoción espe-
cialísima a la Virgen de los Dolores^ al

70

El Heraldo de Crístó

Patriarca S. Francisco y a S. Antonio de
Padua. Sus limosnas a los pobres eran tan frecuentes, que muchas veces ella misma se vió en necesidad por haber distribuido más de lo que permitían sus
haberes.
La comunidad franciscana tuvo siem¬
pre en ella una constante protectora, o por mejor decir, una verdadera madre que se desvivía por atender a las nece¬ sidades de todos y cada uno de los re¬ ligiosos.
Durante toda su viudez, su salud dejó mucho que desear pudiendo decirse que
su vida fué una continua alternativa de
breves enfermedades y convalecencias sin poder alcanzar jamás la salud^perfecta. Estas tribulaciones con que la visitaba el Señor aquilataron su paciencia. En medio de las amarguras del dolor su alma se elevaba continuamente a Dios a quien

ofrecía el sacrificio de su existencia y
luego que experimentaba alivio en sus dolencias, emprendía de nuevo su vida activa y laboriosa con ardor juvenil, ol¬ vidándose de sus achaques y padecimien¬ tos. Así pasó su vida: orando, padeciendo y haciendo bien al prójimo. De esta ma¬
nera se esforzó en imitar al seráfico Pa¬
dre S. Francisco cuya Regla Tercera tomó por norma de su conducta.
Desde algunos años, a sus ordinarios achaques añadióse la traidora enferme¬ dad de la diabetes que fué minando poco a poco su existencia a pesar del régimen alimenticio con que procuró resistirla. Así a medida que iba avanzando en edad, aumentaban también sus padecimientos; pero a la vez con el constante ejercicio
de las virtudes crecían sus méritos de¬
lante de Dios.
Llegó por fin el día en que hubo de

ÉL Heraldo de Cristo

11

despedirse de este mundo para volar al
cielo. Con sentimiento universal de toda
la población, confortada con los santos sacramentos, preparada con devotísimas oraciones y súplicas, asistida por los re¬ ligiosos de aquella comunidad francis¬ cana, en medio de los sollozos y lágri¬ mas de todos los presentes entregó su alma a Dios y terminó su carrera sobre la tierra, a la edad de 78 años.
Toda la población puede decirse que acudió a rezar ante su cadáver, y su conducción a la última morada, lo mismo que sus funerales fueron concurridísi¬ mos, demostrándose así cuanto era el aprecio en que era tenida.
jQue el Señor la tenga en su santa gloria, y nosotros no nos olvidemos de Su alma, por si acaso lo necesitase, en nuestros sacrificios y oraciones!
En 1(1 mort de D.^ Pelrn Delende
(Terciaria de San Francesc)
¡Oh ferventa enamorada
deí Patriarca d’ Assís
que avui preniu la volada en vers la Patria anyorada
la Patria del Paradís.
Vostra preciosa vida s’ ha estingida en el Senyó;

pel mon vos heu adormida... i al cel vos ne anau, cenyida
amb lo seráfic cordó.
Y anau deixant enderrera
olor suau com d’ un hort, com d’ un hort en primavera:
de vostra virtut sencera tots ne servam dols recort.
Caritat de nostro ’n Pare
prou en vos n’hi ha arrelat ¡terciaria preclara! sempre heu estat vera mare pel pobret desamperat!
Del trui del mon retirada
els petits vos fan felis amb quina dolça abraçada vos haurà ja regalada
r humil Serafí d’ Assís!
Artà T5-315.

Pan de 5. flníonio

Mes de Abril

Cepillo de la iglesia de S Francisco en Palma.

Limosnas recogidas . Por 500 Kgs. de pan . Repartido en metálico.

267 40 ptas.
184’35 »
30T0 »

Total repartido . .

214’35 ptas.

Remanente. .

53’05 ptas.

CRONICA FRANCISCANA

INTEPIIOR
Palma.—Día 27 de Marzo procedió
se a la renovación del Discretório de las
Hermanas que ha quedado constituido
en la forma siguiente:
Ministra.—D.'* Ana Sureda Veri.
Vice-Ministra,—D.® María de España.

Maestra de Novicias. - D.^ Maria Ig-
n*cia de Oleza Cabrera. Vice Maestra. Doña Pilar Martínez
Martorell.
Tesorera.—D.^ Ana de Oieza España. Vice-Tesorera. ~D.^ Francisca MorcU
de Oleza.

7«

Él Heraldo dé ¿Rísfo

Secretaria. — Excma. Sra. Marquesa
de la Torre.
Vice-Secretaria. — D,® Anita Mestre
Gelabert.
Discretas. — Doña Josefa de Oleza, doña Miría Antonia Villalonga Zaforte-
za, doña Catalina Morell Verd, doña Ca*
talina Villalonga Ziforteza, dóña Catali¬ na Vallespir, doña Margarita Sureda, do¬ ña Isabel Bosch, doña Dolores Truyols Villalonga y doña Josefa Morey Sancho.
Enfermeras.—Doña Fj ancisca Barce¬ ló Alemany, doña María Antonia Ribas Conrado, doña Catalina Vidal Vaquer y
doña Luz Roda.
Celadoras.—Doña Anita Mestre, doña
Francisca Picornell, doña Rosa Esteve
Blanes, doña Rosa Briñón, doña Ma¬ riana Truyol Pons, doña Isabel Briñón, doña Juana M ^ Vidal, doña Francisca Datneto Rosiñol, doña Josefa Pérez Aulet, doña Isabel Jaume Pons, doña Cata¬ lina Barceló Juan, doña Teresa Corró Fontredona, doña Josefa Gomila, doña Margarita Garau, dona Dolores Moragucs Morell, doña María Alorda, doña Enriqueta Salvá Miralles, doña Francis¬ ca Serra, doña Josefa Abrinas, doña María Amorós, doña Francisca Escane-
llas, doña Rosa Gomila Noguera, doña
Francisca Roca Palmer, doña Antonia
Catalá Perelló, dóña Esperanza Medinas Au’et, doña Francisca Bosch Huguet,
doña Ana Tortell Llabrés, doña Label
Ramis Saura, doña Juana Medinas Aulet, doña María García Vingut, doña Fran¬ cisca Alemany y doña Francisca Ferrer.
Al felicitarlas a todas por su elección, no dudamos pondrán de su parte celo y constancia en el desempeño de sus res¬ pectivos cargos, para la mayor gloria de Dios y de: N. P. S. Francisco, y para la
buena marcha e incremento de la Her¬
mandad.
—Ha sido nombrado Canónigo de la Sta. Iglesia Catedral Basílica de Mallorca, el M. I. Sr. D. Antonio Deyá, que de sempeñaba el cargo de Párroco de San Jaime de Palma
El M. I. Sr. Deyá, pertenece a la Ter¬

cera Orden de S. Francisco, y fué mu¬
chos años Visitador de la Hermandad
de Muro.
Felicitárnosle cordialmente.
Randa. —Nuestros Hermanos los ter¬
ciarios de Randa están animadísimos con
motivo del centenario de su Beato Ra¬
món.
Han recaudado lo conveniente para
un hermoso pendón cuyos dibujos se deben al muy digno de ser más conocido inteligente artista católico D. Francisco Salvá de La Llapassa.
Están muy adelantados los trabajos de arreglo del camino de Randa a San Honorato y se está trazando el que debe
conducir de S. Honorato a Cura.
La fiesta solemne que el tercer do¬ mingo después de Pascua celebramos
en nuestro Santuario de Ntra. Sra. de
Cura, ha resultado este año un tanto
aguada. Por la sencilla razón de que
llovió.
No faltaron asistentes, y bastantes de estos comulgaron en el Santuario.
Celebró la misa solemne |el Muy Re¬
verendo P. Provincinal de los Francisca¬
nos, actuando de Presbítero asistente el Rdo. Cura Párroco du Randa y fueron ministros los RR. D. Bartolomé Janer y
P. Fcancisco Fornés,
Ante todo bendijo un muy hermoso mandil primorosamente bordado en oro y sedas, regalo de nooles y piadosos jó¬
venes devotos de Ntra. Sra. de Cura.
Predicó notable sermón el Rdo. Don
Antonio Truyols, catedrático del Semi¬
nario.
La partitura de Goicoechea fué magis¬ tralmente interpretada; y la función de
la tarde resultó en extremo devota y
solemne, según nos cuentan los que a
ella asistieron.
Artá.—Día 26 del pasado Abril se
celebró en el convento una misa cantada
de requiem por acuerdo del Discretorio de las hermanas terciarias, en sufragio del alma de D.® Petra Delgado que de¬ sempeñó el cargo de Ministra por espa¬ cio de 17 años.

El Heraldo de Cristo

79

Una vez más han patentizrdo los ter¬ ciarios el afecto que le profesaban con
su numerosa concurrencia a este acto,
agradecidos a lo mucho que hizo para la prosperidad de esta hermandad.
Dios haya recompensado a la finada las muchas obras meritorias que practicó.
Campanet. —La animosa Hermandad
de este pueblo no cesa en las muestras
de su constante actividad; y aunque sea
de fundación reciente no quiere dejar de poseer un pendón para la gran pere¬ grinación franciscana del presente año.
Sabemos que en poco tiempo se ha dispuesto de los recursos necesarios pa¬ ra confeccionarlo, y que hábiles trabaja¬ doras bajo inteligente dirección lo están bordando con la diligencia necesaria para tenerlo terminado oportunamente.
Terciarios de Campanet ¡adelante! —Aunque no sea crónica propiamen¬ te franciscana, nos complacemos en ha¬ cer constar aquí lo solemnísima que ha
resultado la fiesta de las Madres Cristia¬
nas que tuvo lugar el 25 de Abril des¬
pués de un triduo de preparación predi¬ cado por el P. Serra, Misionero de San
Vicente de Paul.
El artístico adorno de la iglesia, los sermones del acreditado y popular ora¬ dor, los admirables cánticos de la Capi¬ lla Infantil Franciscana del Convento
de Inca, el concurso numerosísimo en
todos los actos y el conjunto de la fiesta toda han dejado grata y profunda im¬ presión en cuantos la han contemplado.
Nuestra enhorabuena a la congrega¬
ción de Madres Cristianas, a los organi¬ zadores, y a cuantos tomaron en ella
parte activa.
Algaida.—Ya tocan casi a su término los trabajos de bordar el pendón de la Hermandad de Algaida.—Los terciarios de este pueblo, tan numerosos como ani¬ mados, se disponen a tomar parte en cre¬ cido número en la peregrinación a Pal¬ ma que ha de tener lugar el próximo Julio, y en ella ostentarán ya tan bella joya.
Séales enhorabuena!

Necrología
Palma.—Día 6 del próximo pasado
Marzo murió el Rdo. Sr. D. Antonio
Mir, Pbro. Terciario. De carácter activo
y celoso vivió constantemente consagra¬ do al ejercicio de su ministerio, hasta que cruel y prolongada enfermedad le hizo bajar al sepulcro a los 32 años de
edad.
—También pasó a mejor vida la Her¬ mana D.**-Juana María Amengua).
—Durante el mes de Abril han falle¬
cido las Hermanas D.^ Josefa Martinez Vilá, D^ Margarita Pons Mir, D.^ Label Lhdó Vidal y D.^ Margarita G.let.
Artá.—Durante el pasado Marzo falle¬
cieron las hermanas terciarias de esta
hermandad D.^ Margarita Sureda Roig y D.*^ Catalina Sureda Tous después de
haber recibido los sanios sacramentos.
—Día 9 de Abril murió en la paz del Señor la jóven terciaria D.^ Margarita Nadal Cantó, a la edad de 19 años. Du¬ rante su larga y penosísima enfermedad dió pruebas de sólida y perfecta virtud. Pertenecía a la congregación de S. Tarsicio y a la asociación de Josefinas co¬ mo activa, distinguiéndose por su exac¬ titud y puntualidad en el cumplimiento de las obligaciones que estas asociacio nes le imponían.
Por su carácter jovial y activo se ha¬ bía captado las simpatías de cuantos la trataron. Prueba del afecto que el pue¬ blo le profesaba fue ia numerosísima concurrencia que asistió a acompañar el Viático siguiendo la bandera de la Ado¬ ración Nocturna, como también el nú¬
mero muy considerable de Josefinas ac¬ tivas que con sus pobres asistieron a la misa^ (durante la cual se rezó el rosario,) y comunión que la congregación le hizo aplicar en cumplimiento de lo dispuesto por c 1 reglamento.
Sus cristianos padres, resignados con
la voluntad de Dios (n medio del dolor

8o

El Heraldo de Cristo

más grande, como también toda su fa¬ milia, reciban nuestro más sentido pésa¬ me; y al mismo tiempo suplicamos a los terciarios y amigos eleven sus oraciones al cielo para que Dios la acoja en su
seno.
Campos—Dia lo de Marzo fallecie¬
ron las dos Terciarias Juana A. Lladó Mesquida, de sesenta años de edad y Juana A. Lladó Sagreras de 52 años.
La primera como buena terciaria su¬ frió con mucha paciencia y edificación de todos una larga enfermedad que la condujo a la muerte, y confortada con
los santos sacramentos exhaló su último
suspiro. La otra se distinguía por la actividad
tanto en lo temporal como en lo espiri¬ tual pues a pesar de los muchos queha¬ ceres que tenía de arreglar la casa y cuidar a su esposo y cinco hijos no pasa¬ ba día sin oir la santa Misa y recibir a Jesús Sacramentado.
El mismo día que murió había ido a confesar y comulgar: Por la tarde estuvo en casa de su abuela para rezar la coro¬ na franciscana; después de haberla reza¬ do como era muy caritativa quiso ayudar en algunos quehaceres a su abuela y
haciendo esa obra de caridad murió En
el mismo instante también moría su pri¬ ma que ya hemos mencionado arriba.
Sus cuerpos fueron acompañados por los terciarios y terciarias, vistiendo el
escapulario exterior, formanda dos filas, hasta la salida del pueblo.
—Día 12 murió el joven terciario
Onofre Más Vidal de 18 años de edad.
Este buen joven cumplía como terciario fervoroso; nunca dejaba la comunión mensual y demás ejercicios propios de
la Tercera Orden.
Dios quiso purificarle mandándole una larga enfermedad que llevó con suma paciencia, y con mucha alegría
recibió los últimos sacramentos y entre¬
gó su alma a su Criador. —Día 23 falleció la distinguida y no¬
ble terciaria D.*^ Jacinta Santandreu Sala, a los 22 años de edad.

Su desconsolado esposo y demás fa¬ milia lo mismo que las personas que la trataban la lloran por haber perdido a un ángel de paz, tanta era su amabilidad, su caridad y principalmente su celo por la Tercera Orden de cuyo Discretorio formaba parte.
Su cadáver fué acompañado por los terciarios y terciarias formando una lar¬ ga procesión.
A cada una de las familias respectiva¬ mente les damos el mas sentido pésame por la pérdida de seres tan queridos que Dios los ha llamado para sí. Mien¬ tras tanto roguemos por su descanso
eterno.
A. E. R. I. P.
Bibliografía
Novenat i del B Ramón Lull, Mártir,
compost per Mossen Maten Gelabert: d>nat a /‘ es¬ tampa p' eh Col·legials de la Sapiencia.
Muy oportunamente han publicado los Colegia¬ les de la Sapiencia el preeioso Novenario que eompuso poco antes de morir su antiguo compa¬ ñero de Colegio el devotísimo y distinguido lulista
Mossen Mateo Gelabert.
Además de la oración preparatoria y la final que son comunes para todos los días, contiene una meditación para cada día dividida en tres puntos. En el primer punto se describe un pasaje de la vida del Beato empezando el primer día por su conver¬ sión y terminando el último por su martirio. Toda la serie es un resumen o compendio de la santa
vida de nuestro ilustre Mártir.
Los otros dos puntos de cada meditación ponen de relieve las virtudes de que nos dió heróico ejemplo el B. Ramón y nos exhortan a imitarle. En todas las páginas llenas de doctrina y de unción fervorosa palpita el corazón del devoto, entusiasta y ferviente admirador del héroe de la religión y de la patria.
Recomendamos encarecidamente este novenario
a cuantos quieran conocer y honrar debidamente al Beato, y de un modo especial a todos los tercia¬
rios.
Todos pueden adquirirlo al [ recio de 40 cénti¬ mos en el «Colegio de la Sapiencia», en la Admi¬ nistración de esta revista y en el Santuario de
Cura.
Tip. Católica de S. Pizá.—Jardín de la Rein^

LAS FLORES DE ESTE AÑO

Ya llegó Mayo con sus característicos atavíos. Ya llegó el mes que ha de exten¬ der sobre la tierra un manto de flores,
como un regio tapiz recamado de oro. Ya llegó la fecha de dedicar múltiples alabanzas y fervientes súplicas a la que es la Reina de los cielos y tierra; súplicas y alabanzas que irán acompañadas de ra¬ mos y velas para adornar y glorificar los blancos altares que se elevan en su honor.
Es que este mes pulsa las notas de un preludio estival, al mismo tiempo que cierra la época en que los árboles vivie¬ ron desnudos, sin sol que los bañase, y
para mayor castigo azotados del huracán violento. Habían visto de sus tupidas co¬ pas, allá por Octubre, desprenderse una a una todas sus hojas, que al caer fueron rodando por los suelos empujadas por el aquilón. Mas ahora todo ha cambiado. Lo que de seco y mustio tuvo la natura¬ leza en el mes del Santísimo Rosario, se
trueca ahora en el mes dedicado á la
Virgen Immaculada por el más brillante
explendor que esparce cada uno de los
rayos del astro rey y por el regocijante verdor que se extiende por llanos y cam¬
piñas. Las noches largas y tempestuosas de
aquellos dias que se fueron para más no volver, nos hicieron recordar, el estado del alma que se halla huérfana de la vir¬ tud y de la gracia. La suave brisa y el vi¬ vo colorido del mes presente nos ha de servir para aclimatar nuestro espíritu
en el embelesamiento santo al mismo
tiempo que para enderezar torcidos hie¬
rros y pasos dados sin ningún tino.

Ya que todo el universo rinde gloria y tributa honores y alabanzas a Nuestra Madre, y desde el más pomposo altar que se adora en suntuoso templo, hasta
la más humilde hornacina que se sostie¬ ne en ruinosa ermita, sale la plegaria fer¬ viente hacia la Celestial Señora, ¿no
levantará cada jóven durante este mes, un altarcito compuesto en su corazón y adornado de lo que más estime, de lo que más aprecie, y hasta de lo que más
ame?
Recordad que los ramos que aparecie¬
ron formados de blancas azucenas en los
anteriores años, en el presente se verán
salpicados por la sangre que constante¬ mente derraman seres queridos en gue¬
rras inhumanas.
Pensad cuantas imágenes habrá de la Virgen sin mancilla, que no recibirán es¬ te año ninguna ofrenda de sus fieles, ninguna oración de sus hijos, ninguna súplica de sus amantes. Paréceme ver en el escenario guerrero y allá, entre nubes de humo, un templo sin bóveda y con su torre semiderruída y en un rincón abandonada, no caída, sino en pie entre otros objetos sagrados, la estatua de aquella Señora que es la Reina del orbe, de la que es soberana perpetua para re¬ gir los destinos de esta Europa que se desangra, y del resto del mundo que con tanta pasividad lo tolera.
Es hora pues, de formar con nuestros corazones juveniles, un ramo suplicante, en el mes presente, para ver de conse¬ guir el cese de tan terrible azote y cum¬
plir con lo ordenado por su Santidad el

18

Juventud Seráfica

Papa, que parece no desmaya un momento en buscar medios para devolver la paz a todas las naciones que la per-

dieron. Esto será, tal vez, lo que influirá en la Divina Justicia, si lo hacemos con la más perfecta humildad y contrición.
A. Jiménez.

Aparte de la importancia excepcional que tiene el Beato Ramón Lull en la historia del pensamiento humano, y del extraordinario relieve que le dan sus virtudes de penitente y apóstol; su fi¬ gura se agranda al considerar su signifi¬ cación en la historia de la edad media,
época que recibe toda su savia de la re¬ ligión cristiana, la cual es el nervio y motor principal de los grandes hechos que en aquella edad se desarrollaron.
La comunidad cristiana unida por
vínculos morales y de identidad de civi¬ lización, se halla enfrente de otra civili¬
zación inspirada en opuestos principios, en aspiraciones de dominio y en tenden¬ cias absorbentes de conquista del mun¬ do, y en la lucha de estas opuestas civi¬ lizaciones, la cristiana inspirada en altos principios de caridad y espiritualismo y
la mahometana exclusivista y material,
se halla condensada la historia de los
tiempos medioevales. Al vencimiento de la civilización mahometana se dirigieron los esfuerzos de los Papas al frente de la etnarquía cristiana, encauzando las energías del mundo creyente hacia el común enemigo; por eso exaltaron la potestad imperial que según el designio de los Papas debía ser el apoyo más fir¬ me de la Iglesia y el baluarte defensor de la sociedad católica de aquellos tiem¬ pos, aunque no respondieron siempre debidamente las potestades temporales a la voz del Pontífice, así como también
el Imperio, de defensor de la Iglesia se convirtió en ocasiones en su mayor obs¬
táculo. Las Cruzadas fueron el resultado
positivo de tales proyectos, las cuales como resultado de la pugna entre ambas civilizaciones consiguieron el aniquila¬

miento de la mahometana y el feliz triunfo de la cristiana para bien del hu¬
mano linaje. He aquí la significación sinbólica de
Ramón Lull; parece que su figura se yer¬ gue reivindicando la civilización cristiana y abogando por su triunfo, cuando dirige sus mayores esfuerzos a combatir no sólo el poderío de las armas sino también el
predominio de la ciencia musulmana. De aquí el entusiasmo con que sin cesar trabaja en pro de su triple cruzada apos¬ tólica, científica y guerrera. No sólo fun¬
da colegios donde, con el estudio de las lenguas orientales, se forman misioneros gabios y ardientes, sino que uniendo a sus doctrinas el ejemplo, predica la ver¬
dadera religión en Túnez y Bugía hasta lograr la palma del martirio. La filosofía
de Averroves halla un formidable adver¬
sario en nuestro Lull, quien no se arre¬ dra ante el incremento que adquieren las
doctrinas del doctor cordobés sino que
con brío y denuedo las combate y pul¬
veriza. Pero no satisfecho aun con esto,
pretende herir a la civilización árabe en sus mismas entrañas, como medio más
eficaz de garantir el derecho a la predi¬ cación de la verdadera religión, y procla¬ ma la cruzada guerrera, tratando de inflamar el sentimiento religioso de sus
contemporaneos.
Su biografía mirada sintéticamente de¬ muestra el profundo pensamiento del gran filósofo, ya apuntado; su actividad se dirige con mayor preferencia lo mismo en sus actos que en su doctrina al mayor servicio de Dios y a combatir el capital enemigo de la religión cristiana que era en aquellas memorables circunstancias la religión de Mahoma.—Jaime Salvá.

Juventud Seráfica

19

®

Ya sabemos que el principal medio para la formación intelectual de los jó¬ venes es la lectura, y digo de los jóve¬ nes, porque a los que componen la «Ju¬ ventud Seráfica» me refiero principal¬ mente. No hay duda que necesitamos leer para adquirir ideas y poder des¬
arrollarlas. Por medio de la lectura nos
ponemos en contacto con las grandes inteligencias que han honrado la Huma¬
nidad.
Las más de las veces bastará una lige¬ ra conversación para conocer si un jóven ha leído mucho o no; y hay quien dice que de un jóven que ha leído poco a otro que ha leído mucho, hay tanta di¬
ferencia como de un hombre solitario a
un hombre que está acostumbrado a presentarse en sociedad; y si tenemos un poco de perspicacia no será difícil
encontrar cuales son los autores favori¬
tos del interlocutor.
Así, pues, es necesario, imprescindi¬ ble leer; pero ¿podemos leer todo lo que se nos presente a nuestras manos? En
manera alguna: porque si en todo tiempo ha sido indispensable la censura en las lecturas, nunca llegó a la necesidad de hoy día. Los malos libros: este es el me¬ dio principal de que se vale el espíritu del mal para corromper las almas, y
si en todas las edades las malas lec¬
turas son peligrosas, mucho mas lo de¬ ben ser en la edad que se desarrollan con más vigor las pasiones y las curiosi¬

dades secretas; por esto abundan tantos jóvenes que a causa de sus malas lectu¬ ras han perdido su inocencia y su fe. ¿Queréis no tan sólo ser católicos de
nombre sino católicos sinceros, y que
vuestros actos respondan siempre a vues¬ tras creencias y a vuestras convicciones? No leáis los libros que hacen la pureza y las costumbres cristianas objeto de necias burlas, y pintan los placeres sen¬
suales como la única felicidad.
Hay jóven que dice que no le causa ningún mal efecto ni le causa daño a sus sentimientos religiosos las malas lectu¬ ras; y yo le diría: amigo, ¿como puedes afirmar que esos libros no te dañan? ¿No vas notando que tu fe es menos robusta, tu conciencia menos escrupulosa y tus costumbres menos puras?
Mirad las declaraciones del tristemen¬
te célebre Rousseau: «No miro ninguna de mis obras sin estremecerme; en lugar de instruir peí vierto; en vez de instruir, enveneno; pero la pasión me ciega, y a pesar de mis hermosas frases, no soy más que un malvado.»
No leáis, pues, amigos jóvenes, libros que ultrajen nuestra fe. Sed como una piadosa reina que decía: «Me parecería un crimen leer un libro en que se ultra¬
jase a mi padre, y con mayor motivo uno en el que supiera que se injuriaba a
Dios».
Francisco Pons.

llanda y la “Javenfcad Sepáfisa,,

Eutre las variadas bellezas naturales
que encierra nuestra Isla Dorada, encanto de poetas y admiración de cuantos la visitan, las hay que descuellan por su

significación histórica y por su realismo
estético. Cuando la primavera cubre de verde alfombra sus llanos salpicada de pequeñas florecillas, barajadas sus belle-

¿o

Juventud Seráfica

zas y encantos, semeja un jardín florido que las razas más poéticas envidian. ¿Quién no se ■ siente admirado ante los panoramas del llano, ora en los acantila¬ dos de la costa brava que las olas cu¬ bren de espuma, ora al pie de sus mon¬ tes, o bien en algunas cumbres misterio¬
sas de su Cordillera..,?
Todas estas bellezas crecen y se agran¬ dan en contacto con la historia. Yo no
sé, lector, si habrás subido alguna vez al histórico monte de Randa, que se levan¬
ta majestuoso en el llano de Mallorca, y que bien podríamos llamar, monte de plegaria y de penitencia, por haber sido el retiro de aquella Aguila mallorquina que, desde su cumbre, había de lanzarse a la conquista de un reino a la fé. La Cristiandad ha fijado sus miradas en el monte Tabor, lugar de transfiguración de Cristo; Mallorca, en este año luliano, ha fijado también sus miradas en Randa, donde se transformó, donde se transfi¬
guró aquel amador del mundo, en rígido asceta donde desplegaría sus alas Ramón Lull para volar a tierras extrañas, em¬ prender largos viajes, y dar cima a las mayores empresas que su siglo contem¬ pló estupefacto, y que todavía son la ad¬ miración de !a generación actual.
Sube Ramón Lull al monte de Randa,
después de despojarse de las finas telas y brocados, adornos de su vanidad, y vestirse el áspero sayal de penitente, y de trocar la vida de magnate de la corte de Jaime II, por la de humilde ermitaño que en la soledad de Randa, arrepenti¬ do de sus yerros, abre su corazón a la vida de la fé, que más tarde sembrará en
tierras infieles.
Antes de lanzarse a la conquista del mundo, ved, jóvenes franciscanos, como el Místico de nuestras tierras, templa sus armas en aquella soledad. En las noches rutilantes, levantaba sus ojos ha¬

cia el inmenso dosel que cubre su ermita se extendía, y en místico lenguaje, ha¬ blaba con, las fulgurantes estrellas, cla¬ vos dorados del trono de su Dios, y su alma se llenaba de desprecios hacia las
cosas baladíes de la tierra. Se hace fuer¬
te, se hace atleta de Jesucristo, para pe¬ lear sus batallas; y ora y medita y escribe, arrobado en éxtasis contemplativo, deli¬ cados poemas, epitalamios de su alma enamorada, al Amado de su alma. ¡Quién pudiera saborear, jóvenes ami¬ gos, los arrobos de Ramón Lull ver¬
tidos en su «Llibre del Amich e Amat»
o en su «Llibre de Contemplació»! Nosotros, los que formamos la Juventud Seráfica, como el Doctor iluminado he¬ mo^ de ser luchadores, defensores de nuestro fé, de nuestras tradiciones. Ra¬
món Lull, en el monte de Randa, trans¬
formó su alma. Subamos también a Ran¬
da, en este año en que Mallorca celebra el sexto centenario de su glorioso mar¬
tirio.
Tiempos de lucha denonadada son nuestros tiempos. En Randa busquemos las huellas del Mártir de Bugía, y en aquellas sublimadas alturas, nuestro es¬ píritu, como el suyo, se bañará en la luz que iluminó su mente y en el fuego que
abrazó su corazón.
Junto a la ermita de San Honorato que como alguien ha dicho, parece una pa¬ loma que se apacienta de sol y de luz y a la sombra del niveo manto de la Vir¬
gen de Cura la «Juventud Seráfica» sa¬
brá rendir elocuente tributo a la memo¬
ria del Beato, y en aquel lugar más cer¬ cano al cielo abrirá el corazón a su Dios,
en amoroso coloquio, émulo de los de¬ signios ascéticos que en su día dirigiera el amigo a su Amado.
Pablo Bosch Roca.
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