El Heraldo de Cristo 1912, n. 44
Hçraldo

de Çri^fo

Año IV

Palma i.° Octubre 1912

Núm. 44

SUMARIO: San Francisco. - ¿Será éste el que nos salve?-San Francescli predi¬ cant als ausells.—Fragmento de una car¬ ta del V. Junípero Serra,—Saquemos la
consecuencia.—'Arte Seráfico.— Pan de
San Antonio.—Crónica Franciscana.—
Noticias y Variedades.—Bibliografía.— Necrología.

Cultos en nuestra iglesia de San Francisco de Palma durante el mes de Octubre.

Mes rfg CçtubrC

Durante este mes se rezará una paite de rosario a las cinco y media y
a las once y cuarto durante una misa, y por la noche con exposición

menor. Durante la misa de las seis se practicará el ejercicio dedicado a S. Francisco.

pfestQ (Je S* Francisco

Día ? por la tarde, Maitines solemnes. Dia 4 por la mañana a
las siete y media, misa de comunión con platica por el M. I. se¬

ñor D. Juan Quetglas, Canónigo y Terciario de S. Francisco. A las diez Tercia y Misa mayor, en cuyo

canto alternará el pueblo con la Schola Cantortun. Predicará el Terciario M. I. br. D. Nadal Garau, Ca¬

nónigo Doctoral. Por la tarde, después del rosario, que será a la< sets, se cantará el.tri-agio, seguirá des¬

pués el solemne ejercicio del Tránsito de N. P. S. Francisco, con sermón por el Rvdo. Sr. D. José Auba,

Terciario, concluyendo con la Benáicioti Papal.

Novena de las almas • Empieza día 23 y se hará con meditación durante la misa de \_\_\_ las seis.

Cuarto Domingo.-

Día 2 / por la mañana a las siete, misa de comunión general para los Terciarios. Por la tarde a las seis tendra lugar la reunión mensual con

exposición y plática. Después de la reserva profesarán los que hayan cumplido el año de noviciado.

Indlil&encia <? nlenarias

2

'

Con ^as condiciones ordinarias pueden ganar los Terciarios
indulgencia plenaria los días siguientes de este mes:

Día 2, Los Santos Angeles Custodios.—4, Festividad de N. P. San Francisco. 6, Sta. Francisca

de las cinco Llagas. — i J, Octava de N. P. S. Francisco. - 12, S. Serafín de Montegrass'ario.— 13, í^antos

Daniel y compañeros mártires.—19, S. Pedro de Alcántara.—23, S. Juan de Capistrano—26, Bto. Bue¬

naventura de Potensa.—30, Bto. Angel de Acrio. 31, Bto Tomás de Florencia.

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número®5. - PALMA.

umw ©enstwL
Dedicada al fomento j propasación di la Orto Tercera de S. Francisco de Asís y dais oirás franciscanas

Año IV

Palma i.° Octubre de 1912

Núm. 44

San Francisco de Asís
Pocos hombres han llegado á conse¬ guir que se hable tanto de ellos como
Francisco. Los filósofos no reunieron tantos dis¬
cípulos, lo* más afamados generales no contaron con ejércitos tan numerosos, los reyes más gloriosos no tuvieron tan vasto imperio.
Es muy digno de notarse que Fran¬ cisco no pretendió enseñar, ni conquis
tar, ni dominar. Examínese detenidamente la evolu¬
ción psicológica de este hombre ex¬ traordinario, y la crítica descontentadi¬ za y hostil no podrá tildar uno solo de sus actos, de sus palabras, de sus afectos, hasta de sus tentaciones y de los in¬ conscientes desvarios de su imagina¬ ción que esté resabido del ponzoñoso
virus de la ambición.
Así lo han declarado todos los genios que han fijado su vista de lince en este

genio singular: así lo han proclamado todos los poetas que han ido á buscar en la peregrina poesía de la vida de es¬ te hombre el manantial de su inspira¬ ción; así lo pregonan las confusas voces, como de muchas aguas, de los pobres y sencillos que vieron en él á uno de los suyos, y porque era de los suyos le si¬ guieron y dóciles escucharon las senci¬ llas verdades que con inimitable gracia fluían de sus labios, y se alistaron gozo¬ sos bajo sus banderas.
* **
Pocos hombres han reformado tan
radicalmente las costumbres de la so¬
ciedad como Francisco.
De imperecedera memoria y de ina¬ gotable fecundidad son las simpáticas y heroicas virtudes de este Serafín llaga¬ do, que esparciendo un agreste y deli¬ cado aroma por todo el mundo, fecun¬ dizan los corazones de los fieles, y co¬ mo por encanto hacen brotar por do¬ quier hermosísimas flores y l sabrosos
frutos de buenas obras.

146

El Heraldo de Cristo

Y Francisco no pretendió obrar uua reforma tan grande.
Cuando la voz del Señor le mandó
que reparase su casa que amenazaba desplomarse, creyó que se le mandaba reedificar aquella ruinosa capilla, y no soñó que él fuese quien con sus flacos
hombros debía sostener la basílica de
San Juan de Letrán y á toda la Iglesia.
Bastante tenía Francisco con llorar
los devaneos de su juventud, y harto trabajo era para él sujetar su carne al espíritu, y el espíritu á Dios, á Dios que no sufría en él ninguna imperfección.
Su unido estudio era conocer á Dios
y conocerse á sí; Noverim te, noverim me, su única aspiración amar á Dios sobre
todas las cosas; Deus meus et omnia. ¡Cuánto tienen que aprender y en¬
mendar ante la singular reforma inicia¬ da por tan gran reformador los refor¬ madores de nuevo cuño que por todas partes se leventan!
*
Pocos santos han alcanzado tanta
gloria como Francisco.
Es una consecuencia natural de su
extraordinaria santidad.
En la tierra es particularmente amado y venerado; en el cielo es particular¬ mente glorificado.
Pero Francisco no se creía digno de honra y gloria, antes merecedor de to¬ do vituperio.
Enfermo se hace conducir semides-
nudo con una soga al cuello á la plaza pública, en donde ante una numerosa concurrencia estupefacta se confiesa hipócrita y amigo de regalos; y en la hora de su muerte pide con insistencia que le entierren en el valle del infierno para que no quede memoria de sí.

«Francisco, decía hablando con Fray
León: Francisco, tu mereces ser aban¬
donado de Dios y hechado a lo profun¬
do de los abismos. Pero Dios nuestro
Señor, replicaba su compañero, obrará en tí grandes cosas y te prevendrá con su misericordia, y te dará una grande gloria en el cielo. >
* ■K- *
Luego el único medio de subir á la cumbre de la verdadera gloria consiste en abajarle el hombre y humillarse: y en negarse y abrazarse con la cruz para hallar verdadero deleite y descanso.
Por qué, pues, amamos la vanidad y
buscamos la mentha? Fr. A. R.
^
éste
que nos ¿alve?
Yo no sé si los sabios han definido y
clasificado esa relación íntima que existe entre los pecados de los pueblos y las cacalamidades públicas; pero es indudable que existe.
A través de la historia se observa siem¬
pre el fenómeno con admirable regulari¬ dad; en cuanto una nación peca, Dios ejer¬ ce justicia sobre ella y le exige la peni¬ tencia de su pecado; en cuanto un pueblo se aparta de Dios, Dios permite que ven¬ gan sobre él tantas calamidades que tenga que levantar por fuerza los ojos al cielo en demanda de auxilio, ó sucumba vícti¬ ma de sus propias iniquidades.
Cuando el pueblo de Israel se conserva fiel á sus tradiciones y permanece en la observancia de la ley, triunfa de todos sus enemigos, ensancha sus fronteras y abun-

El Heraldo de Cristo

147

14B

El Heraldo de Cristo

en toda clase de prosperidades; mas en cuanto, creyéndose feliz y seguro por su bienestar material, se olvida de su Dios, desprecia su ley, y se abandona á las con¬ cupiscencias de su corazón, siente llover sobre sí desgracias sin cuento: la peste invade sus ciudades, se secan las cose¬ chas en los campos, mueren los anima¬ les, y queda la nación al arbitrio de sus enemigos.
De un modo parecido, según enseña ia historia profana, ha hecho sentir Dios su mano sobre todos los pueblos, y en todos ios tiempos.
Así se ha visto morir ahogadas en co¬ rrupción dinastías que parecían eternas; sucumbir enervados por los vicios pue¬ blos que parecían invencibles; y acabar extenuadas y raquíticas las naciones cuyas energías y riquezas parecían inagotables!
Y es que Deus non irridetur; de Dios no se burla nadie impunemente...!
Pero si alguna vez el Señor aplacado por las oraciones de los justos, y compa¬ decido de las penas de los inocentes, ha querido promover el arrepentimiento y enmienda de los pueblos para perdonarles y salvarles, ha escogido como instrumen¬
to de su Providencia á un hombre santo.
De modo que ante sus rectísimos ojos:
Fracasa la ciencia humana.
Fracasa el valor humano.
Fracasa la gloria humana. Lo que no fracasa es la santidad. Y así como por la santidad de diez jus¬ tos estuvo dispuesto á perdonar la pe¬ cadora ciudad de Sodoma, así si quiere salvar á los pueblos prevaricadores les salva por la santidad de sus escogidos y por la virtud de sus santos.
Y apliquemos ahora lo que acabamos de
decir.
Que las modernas sociedades se han apartado de Dios es indudable.

Que estamos mal, muy mal, también es
indudable.
Pero lo que pasa tiene que pasar: es la consecuencia natural de las premisas que se han puesto; es lógico que suceda, ya que se ha sembrado la semilla que tales frutos produce: no debe sorprendernos.
Mucho mejor es que busquemos el re¬
medio.
¡El remedio! Vaya si se busca el re¬
medio!
Los estadistas hacen continuamente nue¬
vos proyectos, tras cuya realización se espera el sosiego ansiado.
Los economistas resuelven á costa de
trabajo complicadas cuestiones financie¬
ras.
Los sociólogos nos presentan satisfe¬
chos el costoso fruto de sus estudios.
La mecánica nos promete nuevas como¬
didades en cada invento.
Aún la filosofía, la seria y respetable filosofía, vestida á la última moda, des¬
ciende de su estrado de maestra para me¬
terse entre las miserias de nuestro tiempo, y acabar por declarar solemnemente que la suma perfección del hombre es el go¬ zar todo lo posible.
¿Qué más queremos?
Pero
Después de cada proyecto de los esta¬ distas viene un nuevo desencanto; y las cuestiones que resuelven los economistas sobre el papel, no quedan resueltas en la caja de fondos de nadie: ni son muy tran¬ quilizadoras las observaciones del soció¬ logo; ni es verdad que contribuyan un punto á hacer nuestra felicidad los pro¬ gresos de la mecánica ni las conclusiones
de la filosofía moderna.
Pues entonces?
Hay que desengañarnos. La ciencia hu¬ mana, aun siendo buena, y estando bien encauzada, no puede bastar á remediar¬ nos; es precisa la virtud.

El Heraldo de Cristo

H9

No basta que los hombres sean sabios; es necesario que sean buenos.
¿Buenos? Pues para que aprendan los pueblos la
bondad y virtud que ha de salvarles sería de grande influencia la intervención de
algún santo.
Moisés era en los momentos críticos el
salvador de su pueblo: y más tarde fueron los profetas los que le salvaban.
En el momento culminante de la histo¬
ria de la humanidad Cristo, el Salvador por excelencia, vino personalmente á sal¬ varla de un modo acabado y perfecto.
En el siglo XIII los pueblos de Europa fueron salvados por las predicaciones de dos santos: Santo Domingo y San Francis¬ co, nuestro Seráfico Padre.
¿Quién salvará á nuestros pueblos?
No sabemos si Dios tiene prevenido al¬ gún hombre extraordinario que sea el apóstol del siglo XX; pero de todos mo¬ dos hemos visto á los últimos pontífices, León XIII y Pío X, volver sus ojos hacia la Tercera Orden, y señalarla como reme¬ dio aptísimo para los males que nos ago¬
bian: hemos leído sus eficaces recomen¬
daciones para la difusión y aumento de las Hermandades Terciarias; hemos oído sus repetidas instancias para que procuren los predicadores y publicistas introducir en las venas de esta desquiciada sociedad el espíritu franciscano; sabemos por repeti¬
dos documentos sus vivos deseos de que
la Tercera Orden no sea una simple aso¬ ciación que rece, sino un ejército organi¬ zado que trabaje en todos los terrenos en que nos combaten los enemigos
Sabemos todo esto; vibra todavía la voz augusta de los sumos Pontífices; á la vis¬
ta de todo el mundo están sus escritos: y
es de consiguiente lógico preguntar: ¿No será N. P. S. Francisco el salva¬
dor del siglo XX?

¿No será el espíritu franciscano el en¬ cargado de difundir vida nueva en nues¬ tra sociedad degenerada?
¿No será la Tercera Orden el ejército á quien está confiada la defensa de la Re¬ ligión y la custodia de la verdadera paz y libertad de los pueblos modernos?
Fr. P. J. C.
San ppaeeseh
Predicant als aucells.
Va 1‘ Aposto! del amor per una selva d‘ Italia: 1‘ amor que sent per Jesús ja no cab dins la seva ánima. Ne parla als rius y á les flors, y pins y roures abraça.
Es desterrat Serafí
que del Cel sent anyorança. U' alegría tot cantant
los aucellets Is acompanyan;
ios que trastejan pel bosch voieyan de branca en branca; los que volan per lo Cel paran atents la volada. Francesch los vol predicar,
sota un roure sl aturava.
Sobre 1‘ herba ls posan uns, los altres sobre les mates, los més estimats de tots
demunt sos genol's y espatlla:
cada brí d‘ herba ‘n porta un, cada arbre una nuvolada. — Germans aucellets—los diu,—
lo Criador quant vos ama!
Sense sembrar ni segar
teniu sempre en vostra taula la llevor d‘ herbeta huaríl, de la font la gota d‘ ayga,
si en lo cálzer d‘ una flor ne voléu beure rosada. Com no flléu ni cosíu,
Deu vos vesteix y vos calça;

Él Heraldo dé ÉrísTO

vostre vestit y calçat valen més que d‘ or y plata. Vos dona per llit un brot, una fulla per teulada, gentils boscuries per niu, lo Cel y terra per gabia.
Aucellets, los meus germans,
lo Criador quant vos ama! Améulo, vosaltres, bé,
que amor ab amor se paga;
cantéuli á entrada de fosch,
cantéuli á 1' hora de 1‘ alba
d‘ amor la do ga canzó
qu‘ ls homens han oblidada.— Tot predicant als aucells
Sant Francesch s‘ extasiava.
Ells, per ferli reverencia, sos jolius capets abaxan,
1‘ aureneta estira ‘1 coll,
la perdiu estira 1‘ ala, alçant los ulls cap al sol
obre son bech la calandria;
fa 1‘ aleta passarell, saltirons la cogullada, fent pujar y fent baxar sa cogulla francescana. Quant Francesch los ber.eheix, un sospir d‘ amor exhalan y algun diví rosinyol preludia ab la seua harpa. Del signe sagrat que fà pren la forma 1‘ aucellada, que cantant se ’n vola al Cel com una creu que s‘ hi axampla de llevant cap á ponent, de mitg-dia á tramontana. Axi la Creu de Jesús, que ‘1 Mártyr d‘ amor abraça, será duyta á tot lo mon
pels fills de 1‘ Ordre Seráfica, que, pobres com los aucells, ja entonan per monts y planes
d‘ amor la dolça cançó
que ‘ls homens han oblidada.
f Jacinto Verdaguer

Fragmento de una carta del ü. Junipero Serra
á su amado fliscíjulo y comjaüero
el P. Francisco Palón

.

.

.

,

.

.

.

.

,

.

«Como el pasado Mayo se cumplió

un año, desde que no recibí carta al¬

guna de tierra de Christianos, puede

pensar V. R. que en ayunas estare¬

mos de noticias; con todo, solo pido

quando haya ocasión el saber de V. R.

y compañeros, el como se llama nues¬ tro Santísimo Papa reynante, para
nombrarlo en el Canon de la Misa por
su nombre; el saber si se efectuó la

Canonización de los Beatos Joseph de Cupertino, y Serafino de Asculi, y si hay algun otro Beato ó Santo, para ponerlo en el Kalendario, y rezarlo,
ya que parece estaremos despedidos de Kalendarios impresos; si es verdad que los Indios mataron al P. Fr. Jo¬

seph Soler en la Sonora, ó Pimería,
y como fué; y si hay otro difunto de los conocidos, para encomendarlo á Dios como tal; y aquello solo que V. R.
juzge hacer al caso para unos pobres Ermitaños, segregados de la sociedad
humana.

»Lo que también deseo saber es de Misión de España; de ella encargo mucho á V. R. y suplico se destinen dos sugetos para estas Misiones. Ver¬ dad es que como el P. Juan, y yo es¬
temos en pie, no se demorará, porque
nos dividiremos cada uno á la suya
y será para mi el mayor de los es¬ fuerzos el quedarme con el sacerdote
mas cercano á distancia de mas de

ochenta leguas. Estamos cortísimos de cera para las Misas, así acá, como en San Diego, sin embargo vamos mañana á hacer fiesta y procesión del
Corpus, aunque sea pobremente, pa¬
ra ahuyentar quantos Diablillos pue-

ÉL tíERALDO DE CrISYO

Í5t

da haber por esta tierra; si hay lugar que venga alguna, nos hará muy al caso, y e! incienso que en otra ocasión pedi. V. R. no dexe de escribir á su
Ilustrísima la enhorabuena de este ha¬
llazgo del puerto y no dexe de enco¬ mendarnos á Dios, quien guarde á

V. R. muchos años en su santo amor
y gracia. Misión de S. Carlos de Mon¬ terey, y Junio día de S. Antonio de Padua, de 1770.=B. L. M. de V. R. afectísimo Amigo, Compañero yjSiervo=Fr. Junípero Serra».
Francisco Torrens, Pbro. T.

Vista general de la ciudad de Asís Italia) patria de San Francisco

Soquemos iu consentiu

Y naturalmente, por una sucesión lógi-
I ca de las ideas, me he acordado de nues¬

tro seráfico Padre San Francisco, cuya

Abro un libro y tropiezo con esta sen¬ tencia de Gratry: La primera cosa que encuentra el alma que se desprende de sí misma para ser de Dios es el amor á
la humanidad.
¡Hombre! La observación es profunda y delicada.
De modo que cuando uno llega á sobre¬ ponerse á sí mismo para dirigirse á Dios, siente ensanchársele el corazón y le ve arder en llamas de amor á la humanidad.
¡Amar á la humanidad! Esto es la fra¬
ternidad universal tantas veces prego¬
nada por los modernos redentores del pueblo

alma, enamorada locamente de Dios, sintió como ninguna otra la fraternidad univer¬
sal: el amor de Dios le hizo encontrar el
amor á la humanidad.
Los pobres son sus hermanos; los en¬ fermos sus hermanos; los leprosos son particularmente sus hermanos; y aun los
malhechores son sus hermanos: Herma¬
nos ladrones, venid
Y no es esto de extrañar cuando su amor se extiende aun á los seres irraciona¬
les, y da el nombre de hermanos á los pᬠjaros, al lobo de Gubio, á la mansa ovejuela, al sol, á la muerte
Esta sí que es la fraternidad universal!

152

El Heraldo de Cristo

Pero esta fraternidad, este amor á la humanidad y á las criaturas todas no pue¬ de albergarse sino en los corazones que tienden á Dios y son de Dios.
No puede sentirla el escéptico, que en nada sabe ver nobleza, ni dignidad alguna; ni el vicioso, que todo lo somete á sus pa¬ siones; ni el egoista incapaz de querer más que á sí mismo; ni el avaro cuyo amor
está exclusivamente reservado á sus cau¬
dales.
Es preciso desprenderse de sí mismos y dirigirse á Dios!
Y si esto es así, ¿de qué fraternidad nos hablan esos hombres que no tienen para Dios sino blasfemias y maldiciones?
Qué fraternidad predican esos apósto¬ les de nuevo cuño, que claman ante las multitudes: ¡fraternidad!; y al entretanto exigen al pobre continuos sacrificios con que sostener su lujo y su boato?
Con qué derecho pregonan la fraterni¬ dad universal, esos demagogos, cuya vida se murmura por lo bajo, cuya conducta escandaliza, y cuyos desórdenes son igno¬
minia de la sociedad?
¡Y pensar que estos hombres se presen¬ tan ante los pueblos como portadores genuinos de la verdadera fraternidad! ¿Ellos ?
¿Los estimuladores de todos los malos apetitos? Los defensores de todos los de¬ sórdenes, los propagadores de todas las rebeliones, y fautores de los odios más enconados; los sucesores de aquellos fac¬ ciosos que en tiempos de San Francisco excitaban á los pueblos á la rebelión y al pillaje: ellos ¿convertidos en apóstoles de
la fraternidad?
¡¿¡Imposible! No profanemos una palabra tan noble; no pidamos amor, ni generosi¬
dades á los hombres cuvo corazón se ha
secado por el error, la perversidad ó la corrupción.

“Francisco el pobre, era el padre de los

pobres su corazón se deshacía en pre¬

sencia de ellos, y lo que no podían hacer

sus manos lo hacía su corazón,,. “Un día

se encontró con un infeliz, enfermo y po¬

bre, y esa doble miseria impresionó su co¬

razón: siento, dijo á su compañero, la

pobreza y la enfermedad de este desgra¬

ciado como si yo mismo las sufriera...„

“Otro día los religiosos tuvieron que

renunciar al cuidado de un leproso porque

blasfemaba é injuriaba. S. Francisco se le

acercó, aguantó sus improperios y se

ofreció á servirle. El enfermo quiso que

le lavaran todo el cuerpo: Francisco pre¬

paró al instante un baño con hierbas aro¬

máticas, y comenzó á lavarle. Mientras

Francisco limpiaba el cuerpo, orando,

Dios lavaba la lepra del alma de aquel

desgraciado: cuando Francisco terminó,

la lepra había desaparecido del cuerpo, y

el enfermo lloraba sus pecados

„

“En cierta ocasión Fray Jacobo el sim¬

ple, encargado de los leprosos, en un ras¬

go de temeraria caridad llevó á la Por-

ciúncula á un leproso cubierto de llagas.

Francisco le reprendió por su impruden¬

cia en comprometer la salud de los demás:

No debías traer aquí de ese modo á los

hermanos cristianos (nombre que daba á

los leprosos); pues esto no conviene á

ellos ni á tí. Oyólo el enfermo y se en¬

tristeció; y notándolo Francisco y dolori¬

do de haberle causado aquella pena, se

postró á los pies del leproso y le pidió

perdón; condújole el mismo al convento,

y se impuso la penitencia de comer con

él en una misma escudilla, lo abrazó y lo

dejó curado.,,

Cuando los falsos pregoneros que to¬ man por pantalla la fraternidad, obrarán como S. Francisco, tendrán derecho á hacernos creer que nos hablan de buena fe... pero mientras en nombre de la fra¬ ternidad enciendan en todas partes la dis

El Heraldo de Cristo

i53

cordia y el rencor, nosotros tenemos de¬ recho á llamarles falsarios y embauca¬
dores.

Porque ello es así.

Estos hombres se presentan como re¬

dentores del pobre, procurando al entre¬

tanto medrar á costa del pobre mismo; y

hacen alarde de mirar por la dignidad del

proletario, al paso que con sus doctrinas

le degradan y envilecen. Hablan en todas

partes de las excelencias de la fraternidad

universal, y procuran sembrar y enarde¬

cer el odio y lucha de clases; afectan bus¬

car y querer la felicidad del pueblo, y le

hacen doblemente infeliz. ¡Y San Fran¬

cisco

!

Oid á Ozanam respecto á S. Francisco:
“Haciéndose pobre, fundando una orden nueva de pobres como él, honraba la po¬ breza, esto es, la más despreciada y la más general de las condiciones humanasEl demostró que la paz, la dignidad y la dicha podrán encontrarse en ella,,.

“Amortiguó así los resentimientos de las clases indigentes, las reconcilió con los ricos, y logró de ellas que aprendie¬ sen á no envidiar a éstos. El apaciguó esa antigua guerra de los que no poseen contra los que poseen, y estrechó los la¬ zos, flojos entonces, de la sociedad cris¬ tiana,,.

“De modo que no hubo jamás política

más profunda que la política de este in¬

sensato

„

Nunca tuvo el pueblo mejores servido¬

res que aquellos que le enseñaron á ben¬

decir su destino, que hicieron ligero el

yugo que pesaba sobre la espalda del la¬

brador, y que hicieron brillar la esperan¬

za en la cabaña del tejedor

„

sentimiento de la fraternidad, esos han
sabido sembrarla á su alrededor.

Pero estos han aprendido el secreto de tales grandezas amando á Dios.
Y ¿qué podrán hacer para el bien de la sociedad los que so pretexto de salvarla se esfuerzan en apartarla de Dios mismo,
sembrando la incredulidad en las inteli¬

gencias y la corrupción en los corazo¬

nes

?

Fr. Junípero.

H—•—i-i—<► OK-

flpte Senáfieo
(continuación)
Domenico de Venecia

Pintor italiano. Nació en los comien¬
zos del siglo XV (i). Aunque pocas noticias se sepan respecto á los pri¬ meros pasos dados por este artista en el arte pictórico, llega no obstante has¬
ta el conocimiento de nosotros, que
aprendió de Antonello de Mesina, lo que entonces se llamaba «el reneto de la pintura al oleo» y haber sido muy poco tiempo después el primero que diera á conocer tal procedimiento á
la culta ciudad de Florencia.
Consérvase en la Galería de los Uf-
ficci de dicha ciudad, (urbe á que
hay que recurrir para contemplar sus obras de mayor estima) una obra en la cual se ve representada la Santísi¬
ma Virgen, elevada en un trono que se apoya sobre dos decoradas gradas, y rodeada de San Francisco de Asís, y San Juan Bautista, ásu derecha, y San Nicolás de Bari y Santa Lucía á su izquierda. Es la composición de esta obra, de las mejores que abun¬ dan en su siglo. Cubren el fondo tres ornamentados nichos que inscriben el asiento ocupado por la Virgen Ma-

Esos han sido los verdaderos amantes
del pueblo, esos han tenido el verdadero

(i) The Marter pieces of Veneciano cita la
fecha de su natalicio el año 1400.

154

Él Heraldo de Cristó

dre; sirviendo de ingreso á tan celes¬ tial mansión tres pórticos que sostie¬ nen ocho delgadas columnas del me¬ jor estilo de la época. Ocupan el pri¬ mer término de la composición los
cuatro Santos mencionados, estando
en el segundo la Virgen María soste¬ niendo al Niño Jesús, el cual recrea su
expresiva mirada en su Precursor. La otra obra pictórica que merece
especial mención, y en la que tam¬ bién representó al Seráfín de Umbría, es el fresco qne existe en la iglesia de
Santa Cruz, también de la ciudad de
Florencia. Ocupa la izquierda de esta obra Nuestro Santo con las llagadas manos juntas y los ojos fijos en el suelo, completando la composición y ocupando la derecha de la misma San Juan Bautista con los ojos fijos
en el cielo, contrastando notablemen¬
te estas dos figuras por faltarle á la segunda la espiritualidad y devoción propias de un Santo, y ser la primera el fiel retrato de la más perfecta hu¬
mildad del amador de la Santa Po¬
breza.
Son también obra de su mano, el Martirio de Santa Lucía, varias Madonas con el Niño Jesús y la Natividad del Salvador en la iglesia de Santa María la Nueva (Florencia).
Hay disparidad entre varios bió¬ grafos, sobre la fecha de su muerte, siendo la más probable de todas el año de 1461 (1).
Lippi (Fray Felipe)
Pintor italiano de la escuela florenti¬
na. Nació en Florencia en el año de
1412. Créese que fué en su juventud profesor del Carmen de su ciudad natal, pór llamársele no pocas veces Fray Felipe del Carmine, cosa tal fal¬ ta de veracidad y argumentación co¬ mo las distintas anécdotas y malas
(i) Murió asesinado por Andrea de Castag-
no en la ciudad de Florencia, por creerle éste el
descubridor de la pintura al oleo.

versiones que diversos autores han esparcido en sus biografías, reba jan¬ do á menudo la dignidad y el decoro propio del fraile carmelitano. Con¬ trastan notablemente tales suposicio¬ nes, con todos los asuntos que trató en el difícil arte de Apeles, en el cual, y en esto todos concuerdan admira¬ blemente, fué la idealidad misma; y sus inspiraciones, fruto del más puro
misticismo.
Están sus composiciones por toda la Italia y Museos de Europa tratan¬ do en los diversos asuntos que eligió de carácter religioso, varios que son el objeto principal de nuestra aten¬
ción.
Representó primeramente, á Nues¬
tro P. S. Francisco en un cuadro
existente en la Academia de Floren¬
cia. Ocupi el centro de la composi¬ ción la Santíssima Virgen teniendo en sus brazos al Niño Jesús. Está, á más de elevada dos gradas sobre el piso gene¬ ral, sentada en un bien proporciona¬ do nicho de renacimiento, que á la vez que sobrepuja en decoración y
ornato á otros dos que ocupan sus
lados, constituyen todo el fondo de
decoración del lienzo. Están sentados
en estos cuatro nichos laterales, Nues¬
tro Santo con un Crucifijo en las ma¬ nos y San Damián en los correspon¬ dientes á la derecha del lienzo, y San Cosme y San Antonio de Padua en los de la izquierda. Nótase en esta obra lo vulgar y peor dibujo de los cuatro Santos, (1) se comparan principal¬ mente cuando con la espirituali¬ dad y bijen proporcionadas figuras de la Virgen y el Divino Infante;
este defecto se debe tal vez á haber si¬
do pintadas aquellas por alguno de sus discípulos poco afortunados en el aprovechamiento de las lecciones
del maestro. Acontece esto en la mayo¬ ría de los artistas de todos los tiem-
(1) Sus nombres se hallan escritos en un friso
que horizontalmente corre bajo sus pies.

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Él Heraldo de Cristo

pos, pues una vez que el maestro se dedicó con pulcritud y detenimiento á la ejecución de la parte princicipal de la obra, quedó para sus discípulos la parte restante de la misma.
Es esta obra semejante á otras mu¬ chas, que con el título de la Virgen y varios Santos, se hallan esparcidos
por Museos públicos y colecciones particulares, diferenciándose todas ellas muy poco en la composición ó colocación de las figuras, y sólo por sus santos y formas de decoración, no¬
tándose en todas ellas á través de los
años, el pulimento de sus autores ha¬ cia el buen gusto estético, á medida que notándose errores y malas inter¬ pretaciones se llega al mayor apogeo del arte pictórico.
Colocó nuevamente al Santo Pa¬
triarca en la tabla existente en la Ga
leria Nacional de Londres, y que re¬
presenta á San Juan Bautista, rodeado de San Damián, San Antonio Abad,
y San Pedro Mártir á su izquierda y San Cosme, San Lorenzo, y San Fran¬
cisco de Asís á su derecha, que ocu
pa la parte extrema de la tabla. Es¬ tán estas siete figuras sentadas en un sólido banco de piedra, dibujándose á su pie un mosaico de la más senci¬ lla tracería. Completa esta obra un ameno jardín en el fondo, afectando el conjunto la forma de medio punto.
Menciónase esta obra como una de
las más notables y tal vez la principal de las que salieron de manos de este
artista.
Infinitas puede decirse que son las obras de Lippi; mas las que, según varios criticos, aseguraron la fama de este pintor, fueron sus admirables Madonas que sin duda fueron «las precursoras del gran Rafael». Las del Palacio Pitti, Uffici etc. etc, son de un primor imponderable, aunque haya quien las acusa de tener «poca idealidad é ingertos de expresiva vulgaridad germánica».
Consérvanse sus principales obras

en el Louvre; las pinturas murales con la historia del Bautista y del
martirio de San Esteban en la Cate¬
dral de Prato; citándose como la más
complicadísima, entre todas las suyas la Coronación de la Virgen, existente en la Galeria de Florencia, (1441).
Murió en la ciudad de Espoleto el año 1469.
A. Jimenez, Terciario
(Continuará)

Pan de 5. Antonio

Mes de Septiembre

Cepillo de la iglesia de S. Francisco en Palma

Limosnas recogidas. . . . 217’00 Por 500 kilogramos de pan. . 184’35 Repartido en metálico. . . 30’00

Total repartido

214’35

Remanente. . . . . .

2’65

-££¡=3—•««=*

Çroniea praneíseana
INTERIOR
Inca. - Gracias a la gunerosidad del
fervoroso terciario D. Bartolomé Nico¬
lau, se han hecho en el portal de la igle¬ sia de San Francisco importantes repa¬ raciones, que de ve<as exigía la mala situación en que se encontraba.
Al dar las gracias al donante no pode¬ mos menos de felicitarle por el acierto que ha tenido en atender á cosa tan precisa, y en terminar una obra que años atrás había empezado su cristiana
familia.
Dios le recompense y remunere sus sacrificios.

En el oratorio de las Hijas de la Mi¬
sericordia, Franciscanas, se celebró con
gran solemnidad la fiesta de la Impre¬ sión da las llagas de N. S. P. S. Fran¬
cisco.
Por la noche del día i6 de Septiem-

El Heraldo de Cristo

157

bre se cantaron Completas, en que to¬ mó parte un nutrido grupo de jóvenes terciarias, alternando con el coro.
El día 17.se celebró una comunión general, para las alumnas del colegio que dirigen las Hermanas; acto que fué muy concurrido, asistiendo no solamen¬ te las alumnas, sino muchas otras
personas.
A las 10, se cantó misa solemne, en la cual predicó el Rdo. Francisco Rayó, Ecónomo de Pollensa; cautivando con
su elocuente palabra al auditorio nume¬ roso y selecto que le estaba escuchando. Se cantó la partitura del Maestro To
rres.
Por la noche se celebró con exposi¬ ción del Santísimo un ejercicio solem¬ ne dedicado a las cinco llagas de
N. P. S. Francisco; terminándose todo
con el canto del Te-Deum y la bendición
con el Santísimo Sacramento.
Al felicitar a las Rdas. Hijas de la Misericordia por el buen éxito de la fiesta, hacemos extensiva nuestra felici tación á cuantos tomaron parte en las
funciones mencionadas
BllñOla.—El domingo, día i.° de Sep¬ tiembre se celebró en este pueblo so¬ lemne fiesta dedicada ai glorioso San
Antonio de Padua.
Por la mañana tuvo lugar la comu¬ nión general de los Terciarios, que fué
tan numerosa, como ordenada y reco¬
gida, En la misa mayor predicó un hermo¬
so panegírico del Santo de Padua el Rdo. P. Fr. Pablo Puigserver, Prior del
Convento de S. Francisco de Palma.
Por la tarde en la reunión mensual
de los Terciarios, despues de una plática dirigida á los mismos por el mencionado orador, fueron admitidas á la profesión 14 Hermanas, y recibieron el hábito
otras 23. Enhorabuena!
flrtá.—El día 8 de Septiembre profe¬ saron en nuestra Tercera Orden Regular

de S. Francisco los novicios estudian¬
tes que siguen: Fr. Antonio Moger Jaume, de Lluch-
mayor.
Fr. Guillermo Rigo Cañellas, de Ma¬
rratxí.
Fr. Mateo Amorós Sancho, de Arta. Fr. Gabriel Tous Sancho, de Artá.
También recibió el hábito de nuestra
Orden el hermano lego Fr. Guillermo Saletas, de Buger.
La función se celebró con gran es¬
plendor, oficiando el M. Rdo. P. Provin¬
cial, Fr. Bartolomé Salvá, asistido por los RR. Fr. Esteban Amer, Fr. Arnaldo
Rigo, y D. José Sancho Sureda. Se cantó con mucho ajuste y afina¬
ción la Missa brevis de Palestrina; y
predicó el Rdo. P. Fr. Francisco Fornés, Definidor Provincial, sobre las excelen¬ cias de los tres votos, y sus obligacio¬ nes generales.
Nuestra más cordial enhorabuena á
los nuevos profesos y novicio, y á sus respectivas familias.
¡Que sea á mayor gloria de Diosl
EXTERIOR
Sanios Franciscanos.—El Rmo. PaGeneral de los Menores, Fr. Pacífico
Monza, en su carta pastoral expresa su viva satisfacción por la canonización de uno de sus hijos Se trata del Beato Teófilo de Corte que será inscrito en el catalogo de los Santos en Noviembre
o Diciembre.
Anuncia también que 8u Santidad Pio X se ha dignado acoger con bene¬
volencia la causa del Venerable Duns
Scoto, y suplica se eleven oraciones á la Inmaculada Virgen por la pronta glorificación de su intrépido defensor.
Han sido presentadas á la Congrega¬ ción de ritos las causas de Mgr. Thiotine Verhaegen, de Mgr. Antonio F'antosati y de sus compañeros mártires de la China; como también las del P. Fran¬ cisco Gonzaga historiador de la orden, del P. Valentín Paquai y del Hermano José Geraldo.

158

El Heraldo de Cristo

Finalmente, la sagrada Congregación los Obispos, sacerdotes y religiosos, de Ritos ha examinado el proceso para sus dos hijos. la introducción de la causa del siervo j En los colegios de Su>zi, excelente¬

de Dios Benvenuto Bamlozzi sacerdote mente organizados, el que se matrícula

professo del orden de Frailes Menores tiene que contestar a un cuestionario

Conventuales.

minucioso en el que se indaga á cerca

Un Franciscano académico.—Fué ele¬
gido académico el R. P. Amadeo Tissot de la Barre de Mérono, director por mucho tiempo del colegio franciscano
de Han-Kev, autor de varias obras chi-
nesas, fundador de la iglesia católica de lian Kev y actualmente capellán del colegio délos Hermanos de las Escue¬
las Cristianas en Cairo.

de la religión del niño, Al ser preguntados acerca de su re¬
ligión de los dos tiernos pimpollos que¬
daron mudos. Sacóles del atolladero su
padre diciendo «que ni él ni sus hijos tenían religión »
Los maestros despacharon la solici¬ tud de los pimpollos con esta> palabras: «No pueden ser admitidos, porque nuestro colegio es para racionales*»

Que faé poner de pollinos á los niños

Noticias ? Variedades
Francia

y al padre juntamente, y eso que en Por¬ tugal es todo un personaje. ¡Cuidado con los suizos que bien se explicotean!..
^3^”

Le Golf Presidente del Comité secta¬
rio de Languidic (Francia,) compró a ba¬ je precio en Octubre último los bienes pertenecientes á la fabrica de la parro¬ quia, lo cual produjo una protesta gene¬ ral por parte de los católicos de la loca¬ lidad, y como es natural, del párroco y cura adjuntos.
M. Golf, excomulgado como compra¬ dor de los bienes de la Iglesia, cayó gravemente enfermo hace algunos días, y ante el peligro de muerte en que se encontraba, h¡zo pública renuncia de los bienes adquiridos, y habiendo pedi¬ do los auxilios espirituales, que le pres¬ tó el párroco víctima de la expoliación,
recibió los Santos Sacramentos, murien do como buen católico.
Esta muerte, aunque precedida del arrepentimiento, causó hondísima im presión en el ánimo de los antiguos correligionarios del difunto.
Buen golpe
Ha sido de verdad el de los maestros
suizos. Llevóles allá el masonazo Alfon¬
so Costa, el mangoneador republicano de portugal que tanto ha perseguido á

Bibliograíía
La savia de la civilización
Sermones predicados en Madrid por el Dr. D. Federico Santamaría, Secreta¬
rio de la Liga Nacional de defensa
del Clero.—Tres pesetas en las prin¬ cipales librerías y en casa del autor, plaza de las Peñuelas, 20. Madiid.— Los pedidos de América diríjanse á D. Gregorio del Amo, Paz, 6, Ma¬
drid.
La pluma del infatigable Secretario de la Liga del Clero acaba de dar á luz esta obra interesante de predicación.
La componen siete panegíricos, en¬
tre ellos el de la Inmaculada, dos de San
José y otros dos de San Antonio, ser¬
mones de Semana Santa y sermones va¬ rios, terminando con un fervorín de Pri¬ mera Comunión.
Todos ellos han sido predicados por
el autor en Madrid.
Sus cualidades son: método, claridad y originalidad en la exposición, solidez y profundidad en las ideas, elocuencia y sonoridad en el estilo, viveza en las imᬠgenes y unión.

El Heraldo de Cristo

159

Precede la bendición de Su Santidad
al autor, una carta muy laudatoria del Emmo. Cardenal Primado y el juicio en¬ comiástico que ha hecho la prensa de las obras del Sr. Santamaría, todo lo cual
es garantía de la presente. Esperamos que el Clero español y
americano prefiera obras como esta, á las traducciones traspirenaicas de dudo¬
so mérito.
El Apóstol social de Chamberí Don José María Roquero
Su espíritu y sus obras, por el Dr. don
Federico Santamaría Peña, Secretario
de la Liga Nacional de defensa del Clero.—Volumen en 4.0, de 290 pᬠginas; 2 ptas. en las principales librerias y en casa del autor, Plaza de las Peñuelas, núm. 20.—Madrid.
D. José María Roquero es aquel joven sacerdote que en olor de santidad y vic¬ tima de su infatigable apostolado, falle¬
ció en Madrid el 16 de Ablil de 1912, habiendo su muerte hondamente con¬
movido á la populosa barriada de Cham¬ berí, que siguió con lágrimas en los ojos el cadáver de su Coadjutor adorado un trayecto de más de cuatro kilómetros,
solicitando, en el momento de su sepe¬
lio, como reliquia, un pedacito de sus
sacerdotales vestiduras.
El autor de la presente obra, amigo íntimo del apóstol llorado y testigo presencial de su vida maravillosa, ha querido vulgarizar las virtudes heroicas de aquel ejemplar Sacerdote y su mag¬
na obra social.
Lean este libro los que creen que no
hay Santos en la época presente. Léan¬ lo las almas que aspiran á la santidad.
Este libro no debe faltar en la biblio¬
teca de los Sacerdotes y de las personas consagradas á la acción social.
Es un libro de suma actualidad por-
t;que enseña á ser santos y sociales, al ex-
dlicarnos cada una de las virtudes del
santo y cada una de las instituciones dmírables deV apóstol social, á quien el

pueblo, el clero y la prensa tributaron homenajes pocas veces vistos en la muerte de un joven Coadjutor, de un pobre Sacerdote.
Compendio Histérico-Crítico
de la Literatura Castellana
Por el Reverends Tadre Luis Fernandez
de Retana (Redentorista)
La simple lectura de esta obra del
P. Retana, da á conocer las fases de
nuestra Literatura, los nombres de nues¬
tros escritores, las épocas, con más con¬ cisión, pero á la vez con mayor seguri¬ dad y precisión que un estudio más amplio no llevado hasta la especialidad. Conocida esta obra, queda en la mente una impresión tan completa que, sin esfuerzo alguno, se pasa de una á otra época, de una á otra escuela, de uno á otro género con tanta rapidez como segundad. Quien quiera detenerse ahí tiene lo bastante para ser conceptuado como instruido; quien quiera ir más allá tiene adquirida una base tal dé cono¬ cimientos, que sus estudios posteriores serán tan fáciles como provechosos, por¬ que conoce ya la materia y sabe buscar lo que necesita ó desea.
Tal es el plan de la obra, y al ofrecer¬ la al público, creemos que no sólo es imprescindible para el estudio de los jóvenes, sino que las inteligencias madu¬ ras, y acaso las profesionales, tienen al¬ go que recordar, no diremos aprender,
en la obra del P. Retana. Es una conden¬
sación sabia, uua ordenada y eficaz sinopsis, fruto de largos estudios y vigi¬ lias; leyéndola es obvio refrescar algo que se ha incubado con gran dificultad, y que frecuentemente, aun con extensos conocimientos, no tiene la conveniente extracción que ajusta y afirma el verda¬
dero saber,
En cuanto al fondo y forma de expo¬ sición, acreditan la pluma del escritor y la inteligencia del crítico. Por riguroso orden cronológico, desde los orígenes del castellano hasta nuestra época, hace

160

El Heraldo de Cristo

el P. Retana una biografía ó exposición crítica respecto de cada autor ó de cada escuela; pero tan justa, tan concreta, tan precisa, que el relieve de cada uno de nuestros escritores se fij i de una vez para siempre en la imaginación.
Poseída la Casa Calleja del mérito
intrínseco de tan notable obra, ha creído
conveniente separarla del montón de libros corrientes de enseñanza, dándole cabida en la Biblioteca Enciclopédica, una de las preferentemente editadas por
esta Casa.
Precio de la obra: en pasta, ai cromo, 1,50 pesetas; en tela, con estampado nes alegóricas en relieve, 2, c,o pesetas.
Necrología.
Día ii del pasado mes falleció en Biniali, la religiosa franciscana Sor Lucia Sorell Pastor, natural de Porreras, de 80 años de edad y 55 de religión. Por espacio de 50 años se dedicó á la ense¬ ñanza, siendo muy laboriosa y celosa de
la buena educacióu é instrucción délas
niñas y de que las jóvenes fuesen mo¬ destas y piadosas, por cuyo fin acostum braba dar provechosos consejos á las que trataban con ella.
Padeció por espacio de 32 años una muy molesta enfermedad, de la que nunca se quejaba; antes bien en medio de sus achaques, con sus espresiones inocentes y alegres, sabía recrear á sus hermanas. Murió muy conformada con la voluntad de Dios después de recibi¬
dos los santos sacramentos.
—Sor Antonia María, religiosa terciaria franciscana, en el siglo. Francisca María Bonafé Frau, natural de Biniamar (Selva),
falleció en la casa-convento de La Puebla
dia 18 de Septiembre de 1912, á los 41 años de edad, y 22 de vida religiosa.
Vistió el Sto. Hábito á los 27 de Agos¬ to de 1890 y á los 6 de Septiembre de 1891 profesó en la franciscana congre¬ gación de Hijas de la Misericordia.
Desempeñó con gran celo las obe¬ diencias que le fueron confiadas, dedi

cándose principalmente^ á la enseñanza de las niñas, y demostró su grande y heroica paciencia en los siete años de la penosa enfermedad con que el Señor quiso purificar aquí su alma por coro¬ narla enseguida con el premio de la gloria en el cielo.
—El día 9 de Septiembre entregó su alma al Criador, á la edad de 57 años,
confortada con los Santos Sacramentos
y demás auxilios espirituales D.a Josefa Jover Tomás.
Fué durante su vida celosa madre de
familia y fervorosa Terciaria de San Francisco. Sufrió con ejemplar pacien¬ cia y resignación cristiana las molestias »
de su enfermedad y tuvo una muerte
tan cristiana y edificante como lo fué
toda su vida.
Reciban el más sentido pésame su es¬ poso, sus hijos é hijas y demás familia.
Rdo. D. José de Oleza
y Cabrera, Pbro. Terciario
Lleno de méritos y virtudes falleció el 10 de Septiembre el fervoroso tercia¬ rio Rdo. D. José de Oleza y Cabrera, víctima de un ataque apoplético á la
edad de 68 años. Vistió el hábito de la
Orden Tercera el i.° de Mayo de 1856 y profesó el 2 de Febrero de 1861. Su noble y piadosa familia llora la pérdida de uno de sus más caros y distinguidos miembros y cuantos le conocían y trata¬ ban sienten el vacío que deja el cariño¬ so amigo y ejemplar sacerdote. Todos los terciarios que se honran en contarle
como hermano le tendrán presente en
sus oraciones y sacrificios
Nosotros, mientras rogamos por sn eterno descanso, damos á toda la fami¬ lia el más sentido pésame y nos asocia¬
mos al profundo sentimiento que expe¬
rimenta.
—Falleció también la virtuosa señora D.a Feliciana Lladó terciaria de la Her¬ mandad de Palma.
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