AÑO XXXVI (2.* EVOCA) NDM. 1713
AÑO XXXVI (2.* EVOCA) NDM. 1713

SABAEOI21‘DE ENERO DE 1920

SEMANARIO INDEPENDIENTE

• 'FUNDADOR Y DIRECTOR: D. Juan Marqués A'tbona.
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REDACTOR-JEFE: D.-Damián-Mayol Alcover, REDACCIÓN y ADMINISTRACIÓN: calle de San Bartolomé n.° 17.-SÓLWER (Baleares) ° ^
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Sección Iliteraria

hombre es el lobo. Pero que ya no es de temer; que basta con saberlo.

Tanto, que ahora, niños y niñas estudia¬

EL CUENTO DEL LOBO

ban juntos y jugaban juntos, borrando en

ellos y en ellas, como si no existiese diferen¬

(Escrito en Nueva York) cia alguna, la noción de los sexo?. Estando

La frase me salpicó en el alma, y al sen¬ tirla sufrí fuego en el rostro, frío en el co¬

juntos, a todas horas juntos, unos y otras mirábanse como iguales. La malicia se que¬ dó a la puerta.

razón, como si toda la sangre de éste des¬ de aquél se asomase. Era la vergüenza de un hombre que nunca se quiso avergonzar

El niño aprendía, en tanto, el respeto debido a la mujer; la niña, que ya lo era.
Y como lo era, como había de serlo, co¬

de serlo. «El con miedo en a una niña. Y tarle.

hombre, es el lobo...» Así, sus palabras, se lo escuché el lobo no supo qué contes-

. ■

mo nació para serlo, la niña aprendió algo más: supo...cuánto debe enseñarse a la que nace para ser esposa y madre y educar

He dicho una niña, y era ella una mujer; nuevos hombres.

pero no por esto incurrí al afirmarlo en una ¿Que así se perdía la inocencia? La ino¬

contradicción. La mujer de esta historia cencia, acaso; pero no la virtud. Y siempre

era una niña. Una niña que había cumpli¬ valdrá más una mujer por virtuosa que por

do sus quince primaveras sin que nunca, inocente.

hasta entonces, empañara su candor ni el

Esto fué lo que aprendió la niña que en

más sutil impuro pensamiento.

el hombre, o detrás del hombre, verá siem¬

¿Un lobo? Sí; lo era todo hombre. Un pre al lobo.

lobo, por su instinto, amenazando siempre

Y el hombre aprendió, a su vez, que ya

a toda corderilla. La corderilla era ella. no es la niña una indefensa ni una ilusa. El

Corderillas eran todas las mujeres ante el árbol del Bien y del Mal crece ante ellos

lobo.

sin apariencias engañosas. La serpiente ha

Pero sabían defenderse. Su defensa, la quedado relevada, por demasiado conocida, enseñanza de los más elementales medios, de sus bajos oficios...

para no ser nunca sorprendidas por el hom¬ bre, filé la primera preocupación de sus

Miguel de Zárraga

educadoras. Y así dieron la batalla al lobo

en su propio cubil. Ingenuamente me lo explicó la niña. Su

Tarjeta Postal

maestra, que niña asimismo hubo de ser,

la recordaba con frecuencia un. cuento: La
cordera y el lobo. Un cuento que no era

RESURRECCION

otro que el cotidiano de la propia vida.

Los lobos bajaban del monte al valle,
donde, inocentemente, vivian los corderos.
Y eran siempre los lobos quienes clavaban los colmillos en la tierna carne. Las pobres corderas, sin valor para oponerse, rendían¬
se a los lobos.

Lleno de fuego j metralla se vió el campo de batalla
al decidirse la acción.
Vencidos y vencedores extremaron los rigores de aquella desolación.

Hasta que una tarde, la experiencia del

Quedó el suelo abandonado...

pasado hizo fuerte a una cordera. Llegó luego el lobo, al amparo de la noche, con¬
fiando en su astucia... Y la cordera se de¬
fendió a topetazos y a mordiscos. Balando, dispuesta a morir sin entregarse, pronto

Ni la azada ni el arado lo volvieron a surcar;
y al llegar la primavera,
del fondo de una trinchera
un tallo empezó a brotar.

se vió auxiliada por las demás corderas. El lobo no pudo con todas, y tuvo que huir.
Desde entonces no hubo ya cordera que temiese al lobo. Se defendería. ¡Que se
atreviera el lobo!
Este era el cuento y fácil su enseñanza.

¿Qué importa que el hombre, fiero, destruya el planeta entero por el afán de vencer,
si enfrente de su fiereza
está la Naturaleza
humillando su poder?

En la escuela se enseñó a las niñas que el

Felipe Pérez Capo

LAS HISTORIAS DE F8IRET
—¿Vienes, hoy?
—Al momento.
Partimos. Y lanzóse el motor a todo gas.
Anduvimos por carreteras, por caminos, trochas y atajos, por cuestas empinadísimas y planicies estrechas, entre las cuales a-
penas pasaran las tres ruedas del vehículo. Devorábamos los kilómetros cual engullen los chinos los granos de arroz. Fué un peli¬ gro constante y una emoción constante.
Era fría la tarde. Era brumosa. Un cala-
bobo claro y niveo se posaba dulce sobre la tierra preñada de humedad. Azotaba el rostro porque la carrera concedía a la brisa
furores de vendabal. A través de un velo
virgíneo exhalaba sus efluvios el encanto del panorama que empequeñecía al bajar un otero y se tornaba espléndido, muy es¬ pléndido, al subir un barranco.
Gages del oficio de mi acompañante nos llevaron lejos, a plena naturaleza, a un pa¬
raje intrincado, hermoso y salvaje, muy distante de «Los hombres y sus cosas» di¬
ría Rousseau.
Pasamos. Una peña grande y con dina¬ mismos de balconada pudo cobijarnos. Era
muy roja, muy abultada, de piedra viva, pero con un hueco terroso en el centro que hacía surgir un pino de poco ramaje, vol¬ cado hacia el abismo. Debajo, todo en lo
hondo, huellas húmedas y grasientas olían
a lecho de bestezüelas.
Junto a la base, lindando cor» la tierra
creadora pasa el atajo. Viene del poblado. Conduce a Santilme luego de muchos ro¬ deos, de valles y montañas. Pasa un ser humano cada mes. La gente va por la ca¬ rretera o por el camino del otro extremo. Por el atajo apenas va. La gente dice que salen fantasmas, brujas; que por la noche salen lucecitas cual almas en pena. No me son extrañas esas supersticiones. El que trata a esas gentes bien ve que algunas descienden, a lo mejor, de un vecino que, años ha, vino de las Hurdes.
Era, pues, el rincón de lo más solitario y
de lo más puro.
Figuraos mi sorpresa cuando veo avan¬ zar hacia mí un velocípedo dibujando zigzagues como si lo montase un principian¬ te. Lo conducía una joven de lo más her¬ moso que han visto mis ojos: bella, amable, con los rasgos mejores con que señala Ca¬ taluña a sus hijas, con una gracia senti¬ mental, gaditana, con una elegancia gala. Al tratar otros temas, experimentaremos
la noble fruición de recordarla.

Minutos más tarde acercábase un viejo. Avanzaba con paso tardo. Pasaría los setenta. Iba un poco encorvado. Vacilaba tenuamente al andar. Disponía de corta
estatura. Estaba flaco. Cubría su rostro
encarnado y sin lavar, una barba descuida¬ da y en cuadratura, matizada en gris con algún pelo pardo. Abrían sus párpados unos ojos grandes y negros. Cubrían sus carnes una camisa de franela, rayado calzón remendado y gorra bilbaína. Un saco con mucho bulto cargaba su jorooueia.
En aquel momento se asomó el sol con presagios de nieve. A través de su luz lívida contemplé el aspecto del vejete casi ya junto a mí. Me dió la impresión de una vida infructuosa, sin creaciones ni resulta¬ dos. Su cuerpo débil, pudiérase decir, no daba sombra, como la mujer infecunda de los cuentos escandinavos, como aquella
esposa del molinero, del compañero de Straus, Die Frau ohne schatten.
El vejete me pidió fósforos. Pasado el pueblo dióse cuenta de su falta y no quiso
volverse atrás.
—¿Le harán, señor, mucha falta? Pero vea que dos me sobran.
—¿Dos sólo? ¿Y a donde váis que tenéis
tanta lumbre?
—¡Tanta, dice! Ninguna, Pero yo no fumo. Carezco de leña y no me caliento.
Ante mi casuca se levanta un montón; pero no es mía: No necesito luz alguna, que no tomo caliente. Las cerillas son por un si acaso. Vivo en Santilme y vuelvo a la al¬ dea dos veces a la semana. A mí me llaman,
y se lo digo, señor, por si no lo sabe, me
llaman Friret.
Lo que se dice un buen hombre. Y Friret, sencillo, con lenguaje regoci¬ jante unas veces, otras de tontuelo y siem¬ pre con gestos desaforados, me contó sus historias como él dice, mientras la mucha¬
cha bella del velocípedo nos daba vueltas entorno, apretando mucho con las panto¬ rrillas y enseñando sus puntas de encaje.
Yo quiero contar las historias del bueno de Friret. Quiero contarlas para que se
graben en la mente de los pocos lectores que tengo y para que aviven el infinito de mis recuerdos. Se hallan todas impregna¬ das de una htynda, de una confortante filo¬ sofía, contraste de una vida pobre y una vida amarga, contraste, sobre todo, de ese momento social que vivimos.
Y empezó Friret: —Yo, señor...
J. E. A.

Folletín del SOLLER -11-
BRIGIDA
La tia de Estrella comprendió que su sobrina había dicho alguna inconve¬ niencia a las devotas, y volviendo a co¬ gerla de la mano, la amenazó, a tal pun¬ to, que D. Rosendo y las devotas se in¬ terpusieron para que no descargase so¬ bre las rojas mejillas de la joven un tre¬
mendo bofetón.
Estrella ardía en indignación. Los ojos de su tía echaban fuego, y parecía que en efecto tenía intenciones de ahogarla. —Déjela Vd.—decía una de las devo¬ tas—bastante castigo tiene con haberse perdido. —Con haber sido ingrata a los benefi¬
cios de usted. —Con haber dado oídos a un libertino.
—¡Que lástima de muchacha! ¡Tan jo¬ ven y ya!...
Cada palabra de aquellas piadosas se¬ ñoras indignaba más y más a la hermo¬
sa Estrella.

Solamente el sacerdote quería, aun¬ mente debo decir a Estrella que debió

que en vano, hacer oir palabras razona¬ ser franca conmigo antes de que llegara

bles y conciliadoras, y veía con pena la .este caso, y que si no tenía vocación re¬

humillación de Estrella, y reprobaba en ligiosa, debió desde el primer momento

su conciencia de hombre honrado y mi¬ que su tia la habió sobre este particular,

nistro del Señor aquellas terribles reti¬ manifestar su resolución contraria.

cencias, aquellas implacables frases de —Tiene Yd. razón, padre mió—dijo

cruel compasión con que las seis herma¬ Estrella, contenta de ver el lenguaje

nas confundían a la pobre muchacha.

apacible y razonable del cura.

Al fio, la tia de Estrella cayó vencida

—Por lo demás—continuó el sacerdo¬

por tantas emociones, y ocultó el rostro te—nunca ha dicho Estrella que deseaba

entre sus manos, diciendo:

ser religiosa; su tia es quien se ha figu¬

--¡Esta sobrina me ha quitado la rado que el silencio de Estrella era com¬

vida!

pleto asentimiento. Dios no quiere que

Las devotas se ofrecieron todas a su abandone el mundo quien en el mundo

amiga para quedarse allí a su cuidado. quiere vivir, y viviendo en el mundo y

—Señoras—dijo Estrella—para cuidar en cualquier estado, se le puede amar y

a mi tia, aunque injusta y cruel conmi¬ servir. Vamos, señoras, dejemos a esta

go, basto yo.

joven y a su tia, y con mi autoridad de

—Sí, pero ella no querrá tus cuidados. sacerdote, encarezco a Vdes. que no sea

—Acrecentará su mal ver a su lado a esta escena que hemos presenciado mo¬

la que lo causó.

tivo o pretexto de murmuración y escán¬

—La pobre anciana merecía otro pago. dalo en la ciudad; Vdea,, como tan reli¬

Y amenazaban continuar los alfilera¬ giosas y buenas cristianas, saben que

zos, si el buen sacerdote no hubiese di¬ gran pecado es la maledicencia, y que

cho severamente:

gran falta de amor al prójimo es procu¬

—Señoras, basta; en este asunto, esta rar su desdoro y vilipendio.

joven y su señora tia se entenderán. De¬

El cura conocía bien a las seis herma¬

jémoslas solas, y ellas se explicarán y 3e nas, y sabía que tenían seis lenguas co¬

dirán lo que tengan que decirse. Unica¬ mo seis puñales.

Ocho días después de este sucoso, de¬

cíase en León que Estrella Arango, la

que iba a ser monja, había sido sorpren¬

dida cuando se iba a escapar con un

hombre, y se contaban otros horrores, y

se arrastraba por los suelos la fama de

aquella buena y noble joven, cuyas rela¬

ciones con Luís Espinosa habían sido

tan breves y tan inocentes.

Por fortuna para ella, D. Rosendo des¬

mentía la calumnia que se propalaba

tan inicuamente, pero con razón se dijo

aquello de calumnia, que algo queda. Gen¬

tes había que creían más la calumnia

que al honrado y digno sacerdote.

,A "

IV

El capitán y el asistente
Luis Espinosa era un buen mozo, lo que se llama un buen mozo, y con esto
evito hacer de él un minucioso retrato,
que para nada necesitan mis lectoras.
Ya saben ellas cómo debe ser un hom¬
bre para que se le llame buen mozo; pues
asi era Luis.
De una nobilisima familia, Luis había sido dedicado a la carrera militar, la más

[Continuará.)

m2

SOLLER

ti* DEL AGRE DE LA TERRA <#$ <x»

HORABAXAJV HIVERN
Él caminal ombregen les verdes llimoueres. Damunt la molsa fresca, pálidament daurat cau el fruit ja madur per totes les vorei’es de les ampies marjades, per damunt deis sem-
[brats.
Sura en 1’ aire una pau dedolQura infinida. S’ esblaima ja la llum, rient pels comellars; i les ombres s’ allarguen per la valí tota hn-
[mida
i ’ls fumerols se ’n munten damunt totes les

se plantava davant es Presidí, i quant veia passá es carré de ca-séua, s’ hi aficava dedins si no tropessava amb qualque sereno que ’l feia caminá un centená de passes més.
Quant no hi havia res de nou, i arribava amb salvament a n’ es portal, posava má baix de sa porta, cohia sa clau, obria, i a las fosques i de puntes anava fins a s’ estudi, per escoltá si na Catalinaina s’ havía temut d’ ell.
Si la sentía roncá o alená fort, encenia sa llumeta i se posava a apareiá ets trastos per
anar-sen a cassá.
Totduna que tenia arreplegats ets xismes,

[llars.
Un vel d’ or embolcalla 1’ olivar milenari.
El gran Puig glorifica com un vell relllcari el crepuscle sagnant, candent com un rubí.
I acallant el misteri que tempta nostres par'
pres
un penjoll de llimones, guaitant per entre ’ls [arbres
envolta d’ or lluminic la fosea del camí.
Bartomeu Barceló.

sortia a poc poc, apagava es llum, tancava, deixava sa clau abaix, i ja era partit de cap
a sa Porta Pintada.
Bauda fora es pont, trobava en Mono que
1’ esperava.
S’ animalet havia pres davant per pó de quedá tancat.
Li feia més feredat quedá totsol amb se mestressa, que no sa racció de fam qu’ havia de passá.
¡Vaja un carino d’ animal!...
***

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOQ
UNA MÉTLERA

Passaven díes, setmanas i mesos, pero ets
esclafits no s’ acabaven mai dins ca* mestre
Nicolau.

(Acabament)
De tots aqueta cuentos, qui ’n solía teñí sa xaripá era 1’ amo ’n Tomás, es taverné des carré den Camaró; perque mestre Nicolau, quant se veia estret per ses bubes que li posava sa dona, acollava a sa beguda de 1’ amo ’n Tomás, qu’ era es séu company i casi sempre anaven de conserva.
Quant es taverné el veia entrá, ja con'exía que per devés ca séua e-hi havía banderes per liare i qu’ En Lau duia for^a de set.
—¿Qué la vols de dos, Lau? (li preguntava agafant. sa botella de canya.)
—Si, Tomás, (li deia pensant en ses derreres paraules de sa dona.) Un prdbe s’ en ha de beure qualcuna de tant en tant.
Aquí comensava es texidó es vía crucis, i era sa primera estació. Quant ja tenia prou aigo a sa beurada, sortia defora a mirá es temps, preguntava quin’ hora era a n’ es bᬠrrale des costat, que sopava demunt es por¬ tal de sa botiga, i s’ en anava aixerit i falagué de cap a ca ’n Gori, es flassadó de sa Llonjeta, per veure si clourien es tracto d’ un gafarró másele, s1 ensa més alterosa qu’ e-hi havia dins Clutat, i per la qual com¬ pra estaven sois per dos reais, amb condició de qu’ havia d’ aná a próva en es sec.
Es fiassadé, que eoneixía mestre Nicolau, que veia ses ganes que tenía de s’ animal i sa¬ bia qu' es xots que com prava belaven molt de temps, li feia oreia de cónsul i posava per escusa que 1’ havia de defiá amb un verderol den Massiá es Tortillo, es gerré de sa Travessa. Mestre Nicolau posava p’ es gafarró i oferia mitj duro de caparro, i tot satisfet i

Un vespre, i per cért qu’ era es dissapte de Sant Jaume, quant volia deixá sa feina per aná a fé sa torniola de costum, li va compareixer En Llorens es fideué, gran camarada séu, per veure si li volia deixá ses teles per aná T endemá a ses Planes de Santa Ponsa,
qu’ es porqué li havía acusat un esbart de lleonets joves que n’ hi devia havó cinc-cents lo manco; i com aquets aucells no venen a s’ illa més que cada yuit o nou anys, conve¬ nía aprofitá s’ ocasió per veure si ’n faria un
parei de tirades bónes. Es texidó, qu’ era homo rumbos i amic de
fé un favo, li digué que sí; i amb aixó, En Llorens, com agrait que volia essé, li va di en secret qu’a s’hort de Son Bibiloni e-hi havia una cassadeta a fé, que la gordava per ell, pero que la hi cedía perque ’s pogués de-
vertí un día bé i honestament,
—Te devertirás, Lau, (digué); a sa fifela que veurás coranta passes lluny des cantó de sa tapia, o sa banda de s’ Heretat e-hi ha un
vessuny; pares allá, embanderas bé sa siquia
i amb una ensa de mala mort farás gros;
fins i tot agafarás metieres, tudons i tortores. Mestre Nicolau quedá tot content; i com
justament aquell dia no 1’ hevien encorralat ni havia vist corsaris que li donassen cassa, na Catalinaina, que va sentí sa conversa; el vá anima perqu’ e-hi anás.
Eli la se mirá fito fito; tal volta era sa primera vegada del mon que 1’ havia empós perque anás a cassá.
L’ homo no podía creure lo que li passava, i la veritat es qu’ entre s’ esperanza de fé
una bóna cassada i es bon humó de sa séua
dona se posa més gojós qu’ un cá amb un os. Encara no eren les onze de sa nit, quant

orgullos convidava a beure En Gori. I aixi, de ca ’n Tomás a ca ’n Rasca i de
ca ’n Totxo a n’ es Replá, mestre Lau omplia bé sa taleca, i deves les dotze, quant pensava que sa dona estava colgada i dormía fort, comensava a acostar-se a sa plassa: navegant de volta i volta p’es carré de Sant Miquel,

prengué ets filats de trente dos pams, sa sanaia amb sos claus, xapeta, destral, gatzoll, corrióla i tiradora, es sac amb ses bubes, dos gabions amb dues enses, dues senderes groses i una petita i sa taleca grossa dins la qual e hi posa un telebant de pa, quatre oli¬ ves dins una carabasseta, un tro? de format-

ge i s’ empolla de s’ aigordent; se carregá . ¡Oh, quin escándol!... Devalla, s’en va

tot aquell embalum, siulá a n’ en Mono i ja derrera sa porta, pren una barreta de filats,

va essé partit.

i amb uns crits i un avalót que varen al<¿á

Déu passes lluny de ca-séua se recordá de tot es carrer, se tirá de cap a sa dona, que

sa dona, torná arrera i li digué:

se tancá rebent dins s’ estudi, cridant:

— Bóna nit, Catalinaina.

—Aussíli!... ajuda!... aquest gato que ’m

Sa mestressa va fé sa mitja riaia i li con¬ vol matar!...

testé:

Amb tot aquest renou i bogiót, sa gent acu¬

—Bóna nit, Lau. Ja ’m durás una metiera dí, i mentres estava de gom en gom davant

polida. Ja’u va sentí En Nicolau; pero va fé es
sort.
Se metiera era, de tots ets animáis de plo¬ ma, es qui li agradava manco. Deia qu’ era

es portal, comparaguó una figura interessant, un personatge eminent.
Va venir En Xanxes.
I a n’ es seu brazo seglar los deixam re¬ legáis.

un animal brut.
I aixi fonc que quant sa dona li fé aquella

Adel Selim.

encomanda, com que li agafás un poc de

fret.
Pero es temps de di un Credo, mestre Lau

ELS CARÁCTER

ja estava calent. Com que s’ en anava mes llevent qu’un
llaut de borina.

(De Teofrast)
De 1‘ estulta vanitat

*

**

L’ estulta vanitat sembla ser una passió

E hi ha dies que pareixen malaits; i jus¬ tament aquell any, Sant Jaume queía en di-
lluns.
Quant vengué sa matinada i després que mestre Nicolau tengué embanderada casi to¬ ta sa siquia fins a sa font de Mestre Pere, comensá a clavá ets filats i a fer sa barraca, de modo que poc li falta va ja per teñir ho tot enilestit i arranjat, quant se va tema que s’ hortolá treia es cap per damunt sa tapia i el
va escometre.
—Germá! (li digué): ja podeu arrancar ets filats, perqu’ he de regar tot lo dia per aquesta fibla.
¡Oh, quin esglai prengué mestre Nicolau quant va sentí alió! Ni si li haguessen dít qu’ en Mono havia mort de la passa, no li hauria sabut més greu. No hi va haver remei: fies tomant i remugant llevá ets filats, aplegá ses banderes, i desesperat com una rata untada d’ enclitá, va fugir escapat.
Corregué fias a mitj día. i no va afinar un reconet aont pogués agafar-hi un ui de bou: tot e hu va trobar ocupat o sense aigo.
De rabiós, pren sa carretera per avall i no
s’ atura fins a ca ’n Míanos. Allá va fer el
resto. Abeurá es seu cosset i se posá a xerrar com una cotorra planyent-se de no haver pogut dur una metiera a sa séua dona.
Un veinat seu, qu’ es trobava en es rotlo de cañés, gallistes i bevedós qu’ es va formar per sentir-lo dins sa taverna, hagué de dir a un des seu costat, que dins ca séua n’ havía una de grossa; i mestre Nicolau heu sentí, s’ escarrufá, prengué rebent ets trastos, i sorti com una centella de capa n’es carré de 1’ Olivá, cosa que no havia fet mai abans de
fosca.
Entrá dins ca séua; pero com brandava més qu’ un barco sense lastre, toma un parei
de cadires i fé tant de renou com un terra-
tremol.
Amb axó pren s’ escala de s’ estudi, mentres sa dona en sortia i se posava davant ell perque no passás; pero no va esser ella tan déstra ni ell tan eurt de vista, que per sa retxillera de sa porta no vés voltá una met¬ iera grossa, que sor tí per sa flnestra i fugi per dins es corral des veinat.

inquieta de dar-se importancia per les coses mes nímies o de cercar pels motius més fútils
nom i distinció, Aixís un home va si es troba
a un diñar malavetja asseure ’s aprop del qui 1’ ha convidat; consagra a Apol-Ion la cabellera d’ un fill acabat de néixer, i quant arriba a la pubertat el porta ell mateix a Delfos, li talla ’ls cabells i els deposita al temple com un monument d’ un vot solemne que ha cumplit. Li plau fer-se seguir d’ un moro: Si fa un pagament procura que les monedes sien noves i forjadas de fa poc. Després d’ inmolar un bou davant qualque altar, se guarda la pell del front d aquest animal, 1’orna de la?os i de flors i la penja a 1’ endret de sa casa més a la vista deis qui pasen a fí de que no hi hagi cap persona que ignori que ell ha sacrificat un bou. Un altre pie tornant d’ un passeig a cavall que haurá fet amb altres ciutadans, envía a casa seva
per un servent tot son equipatge i solament es guarda un ric vestit que du posat i que passetja la resta del día per la pla<ja pública. Si li mor un ca petit, 1’ enterra, li dedica un epitafi amb aquets mots: Era de la raga de Malta. Consagra una anella a Esculapi que desgasta a for?a de penjar hi corones de flors. Es perfuma cada dia.
Passa amb gran fastuositat el temps de sa magistratura, i en acabar la tasca, dóna compte al poblé, amb ostentació, deis sacri* ficis que ha fet, com del nombre de victimes que ha inmolados.
A les hores, revestit de roba blanca i coronat de flors, apareix davant 1’ asamblea del poblé: «Podem assegurar-vos, díu, on atenesos, que durant el nostre governament havem ofert sacrificis a Cibeles i que 1’ hi hem rendits els honors que denosaltres mereixia la mare deis deus; esperau, dones, totes les benhaurances d’ aquesta deessa.» Després d’ haver parlat aixis, se retira a ca seva, ho conta llargament a sa dona dé que les coses li han sortit encara millor de com les desitjava.
B. F. trad.
0000000000000000000090000000
Solució a s’ endevinaia d1 es número 1.709.
Un balcó.

Folletf del SOLL6R -25-
GRIPAUS D’OR
comprar la roba i encarregar el dibuix. També demanaren a donya Gertrudis que, si després els quedava temps, dei-
xés aná a la Rosalía amb la cambrera a
cán Mestres per a veure cbm ho comenQava la seva amiga; i donya Gertrudis accedí igualment.
Tot aná com una seda. Compraren el tro? de roba necessari, passaren per cál dibuixant, i a la mitja hora d’haver sortit de casa ja eren a cán Mestres. I si bé s’ ocuparen un xic de la labor, a la poca
estona de trobar-se soles les dues noies
la deixaren de banda, car arribaren el senyor Gassol i en Peret. La conversa recaigué sobre’is couplets que cantava 1’ artista més a la moda, i la senyoreta Beatriu s’ assentá al piano i cantá ’ls més coneguts.
El senyor Gassol s’ assegué a la cadira del costat, i entre couplet i couplet se teníen petites conferencies particulars, deixant a la senyoreta Rosalía i en Peret asseguts costat per costat, en completa llibertat de parlar per a ells tot sois.

Llavors va saber la senyoreta Rosalía que mercés a la senyoreta Beatriu, en Peret havía entrat de dependent en la
casa Prats i C a, de la que n’ era quasi el principal soci el senyor Gassol, i que, mercés a son enginy, s’era feta la combinació de la labor per a que ella pogués
anar raoltes tardes a brodar i ’s pogues-
sin trobar i parlar lliurement.
La claror aná minvant, i ningú 's recordá de girar la clau del commutador. La senyoreta Beatriu i el senyor Gassol seguien enraonant, cada cop més baix baixet. En Peret cada cop parlava més frec a frec de la senyoreta Rosalía, i una i mil voltes li pregá que s’ escapés de casa seva i fugissin tots dos. Ella ’s resistía, i llayors en Peret jurava que, malgrat tots els miraments d’ ella i tota 1’ oposició que ’ls seus pares poguessin fer, ells dos se casarien si us plau per
for?a. Ja era de nit, i la cambrera, cansada
de parla ab la mare de la senyoreta Bea¬ triu i pensant que donya Gertrudis ja comentaría a estar inquieta, feu avisar a la senyoreta Rosalía que ja era hora d’ ésser a casa. El senyor Gassol, veientles angunioses per lo avangat de 1’ hora, s’ oferí a acompanyar-les ab el seu auto

i la senyoreta Rosalía acceptá agraída. En Peret i la senyoreta Beatriu, al que¬
dar sois, comentaren satisfets 1’ éxit de les seves combinacions i ’s prometeren una vegada més ajudar-se mutuament en aquells negocis, deis quals tots dos havíen de sortir-ne gananciosos. El senyor Gassol, mercés a les gestions d' ella, havia dominat sos esctúpols i posat bona part del seu capital en aquella casa Prats i C.a, qu’ en realitat no era altra cosa que un altre negoci del mateix senyor Mestres. També per les gestions de la propia Beatriu prop d’ en Gassol, havía entrat en Peret de dependent en la mateixa ca sa. Qu’ era dóna que tenía recursos per a tot, prou ho sabía en Peret. No en va 1’havía vista associada a algunes de les negociacions portades a cap per don Mi¬ quel. Per aixó al acudir a ella sabía, ja avan?adament, que, si ella s’ hi empenyava, era plet guanyat; per6 també sabía que, per a fer-la interessar, era qüestió d’ estar venunt a tot i per tot lo que la interessés a ella. Sia com vulla, calgueren molt poques explicacions entre abdós per arribar-se a entendre. Se coneixien lo suficient per a saber cada hu ab qui
tractava.
Els negocis retingueren a don Miquel

fóra de casa, ben a pesar seu, més temps del que havía cregut estar-hi. S’havía despedit per dos dies, peré quant creien veurel tornar, reberen un telegrama manifestant que segurament estaría fóra
més de vuit díes.
Tot semblava posar-se a fayor d’en Pe¬ ret, i el temps fou ben aprofitat per a que seguís endavant la labor comentada a cán Mestres. Tots els díes que ho con¬ sentía donya Gertrudis, sa filia hi anava a traballar; i tots els díes teníen bona companyía les dues brodadores,
X
Per a la María era un torment constant la seva situado dins de la casa, per5
aquell díes sofría més. Ja de temps pre¬ veía lo qu’esdevindria entre sa cosina i en Peret. Volia evitar el perfil, més la qüestió era massa delicada per a poder parlar-ne a la familia, ni dir-ne una paraula, sense promoure greus disgustos i pertorbacions. El dubte entre lo que creía un deure de la seva conciencia, i la por del daltabaix que produiría ab la seva revelació, la teníen cada día més conci*
rosa.
(Seguirá).

ü SOLLER *1

3 *■»

Crónica Local
Verificóse el sábado la fiesta de San
Antonio Abad en nuestro templo parro¬ quial con el acostumbrado esplendor, ha¬
biendo concurrido a la misa mayor ex¬ traordinario número de fieles. Presenta¬
ban el altar mayor y la capilla del Santo hermoso aspecto con su ilumina¬ ción mixta de cera y eléctrica, y de un modo especial lucía su bello decorado es¬ ta capilla, que realzaba todavía más una muy acertada combinación de ñores y
una artística distribución de bombillas al¬
rededor del nicho en que está colocada la venerable figura del Santo anacoreta. La luz, convenientemente dirigida a és¬ ta y reflejando en el dorado antiguo del nicho, hacía destacar la imagen como de un nimbo de gloria, y causaba admira¬ ble efecto, siendo el conjunto una prueba más del buen gusto del celoso capillero, Rdo. D. Antonio Alcover, que ya con tantas reformas para embellecer y ava¬ lorar la mencionada capilla lo había an¬
teriormente demostrado.
Interpretóse por la capilla parroquial adecuada composición, en la misa, y des¬ pués del Evangelio ocupó la sagrada cátedra el elocuente orador sagrado Re¬ verendo D. Pedro Domenge, quien, con su fácil dicción y profnndos razonamien¬ tos, ensalzó las glorias y virtudes del Santo festejado, presentándolo a sus de¬ votos como ejemplo perenne de humil¬ dad y mortificación, que deberíamos to¬
dos imitar.
***
Por la tarde verificóse, como de cos¬ tumbre, desde el ventanal del entresuelo de la Casa Consistorial, la bendición de caballerías, teniendo lugar, las tradicio¬ nales carreras allá mismo y por las de¬ más calles que desde tiempos inmemo¬
riales forman el coso. El acto estuvo
amenizado, como ya en nuestro anterior número dijimos, por la banda de la «Lira Soliéronse» que, situada en un tablado levantado al efecto en un ángulo de la plaza de la Constitución, tocó escogidas piezas de su repertorio.
Al terminarse dichas carreras salió
del templo la procesión de la reliquia de San Antonio, que recorrió las calles de Buen Año, San Bartolomé, Batach, Luna y plaza de la Constitución, y a la que
asistió la mencionada banda de música.
En el «Boletín Oficial» de esta pro¬
vincia publicó el Gobernador civil, por medio de extraordinario que vió la luz el domingo día 18 de los corrientes, la convocatoria para las próximas eleccio¬ nes municipales.
Verifiearánse éstas, según dicha con¬ vocatoria, el domingo día 8 de Febrero, debiéndose renovar los Ayuntamientos para el bienio de 1920-1922.
No se ha oído hablar en esta ciudad
ni se ha notado hasta casi puede decirse la hora presente síntoma ni preparativo alguno de lucha electoral, lo cual, cono¬ ciendo la pasividad, la indiferencia mejor dicho, de nuestros paisanos por cuanto se relaciona con la cosa pública, a nadie ha de extrañar; pero ya va cambiando, al parecer, ese aspecto glacial de los pasados días por otro más cálido, habiéndose pro¬ ducido el cambio casi repentinamente, una vez decididos los diferentes partidos po¬ líticos de la localidad a salir al palenque, lo que, por no causar molestias y dis¬ gustos al público, por medio de un arre¬ glo amistoso que permitiera la aplica¬ ción del artículo 29 de la Ley electoral
se había intentado evitar.
En efecto, se hicieron gestiones entre los partidos maurista de una parte y de¬ más coaligados por otra: pretendían éstos las minorías, o sea tres puestos en el Consistorio, uno para cada uno de ellos,

í unas pocas semanas de licencia al lado

de su esposa e hijas, se ha despedido ya

de nosotros, dispuesto a embarcarse ma¬

ñana en el rápido para Barcelona y Pa¬

rís, donde le llaman de nuevo sus obli¬

D. JAIME DEYA TRIAS
falleció en Oyonnaux (Francia), el viernes, día 9 de Enero de 1920

gaciones de médico militar. Tanto como nos alegramos con la gra¬
ta sorpresa de la inesperada venida, he¬ mos sentido ahora la separación, que de¬

A LOS 41 AÑOS DE EDAD

seamos sea por pocos meses y... ya la

:( E. P. D. >

última; es decir, que su regreso sea en breve y para quedarse entre nosotros

Sus atribulados esposa, D.a Ana Frontera; hijas, D.a Rosa y doña Ana; madre, D.a Rosa Trías Bernat; hermanos, D. Juan y D. Antonio

definitivamente.
Deseárnosle un feliz viaje.

Juan Deyá; hermanas, D.a María Magdalena y D.a Rosa; y demás pa¬

rientes, participan a sus amigos y conocidos tan sensible pérdida y les suplican tengan el alma del finado presente en sus oraciones, por lo que recibirán especial favor.

Según se nos iDforma, el domingo, día 31, en el vecino pueblo de Deyá, en la plaza del Rorxo, se representará La Ado¬

ración de los Reyes magos. El acto empe¬

zará a las 2 de la tarde.

y se negaron los primeros a concedér¬ selos, ofreciéndoles dos tan sólo, uno
para los liberales monárquicos y otro para los republicano*, excluyendo de
este modo al candidato conservador-idó¬

del todo mal aplicada la frase, que diga¬
mos.
Nada; no nos queda otro remedio más que el de esperar mejor ocasión y... pre¬ pararnos para asistir al baile.

La Comisión hace llegar al público sollerense la noticia por nuestro conduc¬ to, y le invita para que asista a la popu¬
lar función.

neo. Según se nos informa, sus razones han tenido los coaligados para pedir y los mauristas para negar; pero en estos detalles y minucias partidistas, nosotros, que somos y pretendemos ser verdade¬ ramente imparciales y neutrales, creemos no debemos entrar: ellos, si acaso, unos y otros, si tienen interés en que el pú¬
blico esas interioridades conozca, se
cuidarán de explicárselas. Nos limita¬ mos, pues, a informar a nuestros lecto¬ res de que, habiendo fracasado las ante¬ dichas gestiones, se va a la lucha que se había intentado evitar, lo que es cierta¬
mente lamentable del modo como se ha¬
cen en España las elecciones, y nosotros muy de veras lamentamos.
••!**
Concejales salientes son los señores don Juan Magraner Oiiver, D. Miguel Ripoll Magraner, D. Antonio Forteza Forteza, D. Damián Ozonas Pastor, don Juan Frontera Mayol, D. Ramón Coll Bisbal, D. Miguel Colom Mayol y don Juan Vicens Garau. Existe, además, otra vacante que también en las próximas
elecciones se ha de llenar: la que se pro¬
dujo por defunción de D. Francisco Enseííat Mayol.
De modo que han de elegirse nueve concejales, en esta forma: Distrito pri¬ mero, dos; distrito segundo, cuatro, y
distrito tercer, tres. En cuanto conozcamos los nombres de
los candidatos que presenten los diferen¬ tes partidos que se aprestan a la lucha,
los publicaremos, para conocimiento de nuestros lectores y...«efectos consiguien¬ tes*, como en los oficios se suele decir.
La recaudación de fondos con destino
a las obras de la iglesia parroquial du¬ rante el mes de Diciembre último, dió el siguiente resultado:
Bandeja, 291‘57 pesetas; donativos particulares 65; total recaudado, 356*57, que con las 3.088*71 pesetas que queda¬ ban en caja en fin de Noviembre, forman
un total de 3 445*28 pesetas. Se pagaron facturas por valor de 547
pesetas 75 céntimos; de modo que la exis¬
tencia en l.° del corriente mes era de
2.897*53 pesetas.

* **
Y en efecto hemos de agradecer a las Empresas respectivas de los salones de Ga^n Domingo y de la «Defensora So llerense» la atenta invitación que se han servido enviamos para asistir a la serie de bailes que deben celebrase en el pri¬
mero de los indicados salones en los días
25 Enero, 1, 8, 12, 15, 16 y 17 de Fe¬ brero, y 12, 14, 15, 16 y 17 de Febrero
en el de la «Defensora Sollerense».
* **
Las funciones de cine continúan vién¬
dose muy concurridas, proyectándose bonitas cintas en todas ellas, las cuales merecen los elogios de los asistentes.
* **
El jueves en el «Cinema Victoria se proyectó el último episodio de la serie Houdiniy el Tanque humano, y esta no¬
che en el teatro de la «Defensora Solle¬
rense» se estrenarán los episodios 13 y 14 de la serie Las joyas de un Imperio, los que se exhibirán el domingo en las funciones de la tarde y de la noche jun¬ to con el último de Houdini y el Tanque
humano.
El martes de esta semana se celebró
la fiesta de San Sebastián, que fué ex¬ clusivamente religiosa, costeada por la noble familia de Ga 'n Prohom, como sue¬
le hacerse desde remotísima fecha.
Consistió en completas en la vigilia y
misa solemne el día en que conmemora
la Iglesia el glorioso tránsito del invicto mártir de Jesucristo abogado contra la
peste.
La capilla, decorada con flores y pro¬ fusamente iluminada, presentaba brillan¬ te aspecto, y a los referidos actos asistió
numerosa concurrencia.de mostración evi dente, por ser día laborable, de la devo¬
ción que tienen a dicho Santo les veci-.
nos de esta ciudad.
Ocupó el púlpito, después del Evange¬ lio, tejiendo hermoso panegírico del glo¬ rioso Mártir, el elocuente orador sagra¬ do Rdo. D. José Cabrer, y cantóse por la escolanía parroquial y el público la Misa de Angelis.
Por la tarde tuvo lugar la procesión de la reliquia, y durante la misma se cantaron por la capilla y clero parro¬

Por exceso de material compuesto pa¬
ra las planas interiores y estando ya la primera y cuarta en la máquina—pues que la falta de papel nos obliga a apro¬ vechar el en que se imprime el Sóller actualmente, que es de tamaño pequeño —nos vemos precisados a retirar a últi¬
ma hora la reseña de la velada que se dió el martes último en el «Club de los
Exploradores», con el extracto de la con¬ ferencia que allí dió nuestro colaborador y amigo don Jerónimo Pons, Pbro., y algunas gacetillas que hemos considera¬ do menos interesantes que las que for¬ man la presente crónica.
Publicaremos dicho extracto el sábado
próximo; dispénsennoslo nuestros ama¬
bles lectores.
t
lección Necrológica
El próximo pasado domingo, el telégra¬ fo, con su acostumbrado laconismo, nos anunció que en Oyonnaux, de Francia, había fallecido nuestro paisano D. Jaime Deyá y Trías, sumiendo en el mayor des¬
consuelo a toda su familia.
Algunos días después llegaron cartas de los amigos del finado que expresaban el sentimiento que les había ocasionado tan inesperada pérdida, y por una de ellas, que tenemos a la vista, nos entera¬ mos que el joven Deyá falleció a las tres de la tarde del día 9, víctima de una pul¬ monía doble que en pocos días acabó con
su existencia. Murió a la edad de 41 años,
en la época mejor de su vida, habiéndose conquistado con su trabajo asiduo una
buena posición social. Al entierro, que tuvo lugar en la men¬
tada villa de Oyonnaux, asistieron mu¬ chos amigos de los que tienen su residen¬ cia en los pueblos circunvecinos, ofre¬ ciéndole coronas con expresivas dedicato¬
rias.
Sentimos la irreparable pérdida y envia¬ mos desde estas columnas a su afligida esposa, D.a Ana Frontera Bisbal, a sus dos hijas, madre, hermanos, hermanas y demás familia la expresión de nuestro más sentido pésame.

«Nuestro gozo en uu pozo» hemos de decir hoy con respecto a la compañía de comedia que la Empresa de esta ciudad tenía contratada para una serie de fun¬ ciones que, conforme ya en sil día anun¬ ciamos, debían empezar el próximo mar¬ tes, pues, según se nos comunica, la men¬ cionada compañía se disuelve y no res¬ peta su compromiso. «Cosa de cómicos» dijo el mismo que anunció a dicha Em¬ presa la disolución; y, en efecto, no está

quial los Te-Deum de costumbre, frente a las figuras de San Sebastián conteni¬ das en las hornacinas de algunas casas, situadas en las calles de Cocheras, de la Luna y plaza de la Constitución, y otra nueva en el presente año en la calle
de Isabel II.
Nuestro muy estimado amigo el Doc¬ tor D. Emiilo Conte, que vino quince
días ha a esta ciudad con el fiu de pasar

Se venden
las porciones de tierra denominadas Ca 'n Bujove, Ca ’n Carol y Ca 'n Calentó, que por estar unidas forman una magnifica fin¬ ca compuesta de huerto, olivar, algarrobos, almendros y de toda clase de árboles fruta¬ les, dos casas vivienda, porche, etc. situada en el sitio llamado Sa Font de S) Olla, a diez
minutos de esta ciudad.
Para informes, a D. Antonio Pastor Bauzá
Ca 'n Vives.

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